rb50 - 75 Pragmalinguística
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rb50 - 75 Pragmalinguística
Año 50 - 1988
Págs. 75-95
[75]
PRAGMALINGÜÍSTICA:
COMUNICACIÓN Y EXÉGESIS
Horacio Simian-Yofre
Roma
En los últimos veinte años las iglesias no europeas han sentido siempre con mayor
fuerza la necesidad de -como se dice casi proverbialmente- expropiar el mensaje bíblico a
los ilegítimos propietarios académicos y clericales y restituirlo al pueblo cristiano, de modo
comprensible.
La pregunta planteada desde los años sesenta es sin embargo más radical. Que la
Escritura sea Palabra de Dios, ¿no significa que debe serlo actualmente para el lector, y que
por tanto el "verdadero" sentido de la Escritura es aquél que adquiere leído desde una
situación concreta, vgr, en nuestra América latina, desde la pobreza y la opresión?
Los primeros esfuerzos de respuesta a esta problemática de fondo no han sido siempre
satisfactorios, y han hecho alzar las cejas, con sorpresa, preocupación, o menosprecio a los
círculos exegéticos tradicionales.
No es necesario repetir aquí una evaluación (positiva y crítica) del método histórico-
crítico, que ha sido el prevalente durante cien años de exégesis europea. El interés de este
método centrado sobre la identificación de los autores, de las fechas y lugares de
composición y de los diferentes niveles de texto dentro de la aparente unidad de un texto,
dio resultados excelentes, de muchos de los cuales continuamos a hacer uso, inclusive
pastoral.
El método histórico-crítico no se agotó allí. Por una parte se procuraba delimitar las
tradiciones culturales, no escritas, subyacentes a los textos; por otra el estudio de los textos
mismos se enriquecía con la descripción cuidadosa de las formas de los textos.
1
Véase una sumaria historia del estudio literario de la Sagrada Escritura en L. Alonso Schökel, Estudios de
poética hebrea (Barcelona, 1963) 3-54. Este libro ha animado e influenciado ulteriormente numerosos
estudios de la Biblia con un punto de vista prevalentemente estilístico.
[77] trar una observación de tal tipo dentro de los estudios históricocríticos, y sobre todo en
función de la determinación de autores, o géneros literarios.
2
El influjo se dejo sentir primeramente en el estudio de las "narraciones" bíblicas. Los autores de mayor
influjo fueron A.J. Greimas, Sémantique structurale (Paris, 1966); Roland Barthes por medio de numerosos
escritos; y Tzvetan Todorov. Entre los primeros en recoger el desafío y aporte del estructuralismo literario
aplicado al estudio de la Escritura hay que mencionar a Joseph Courtès y Louis Marin.
3
En esta línea tuvo un importante influjo el artículo de J. Muilenburg, "Form Críticism and Beyond", Journal
of Biblical Literature. 88 (1969) 1-18.
4
En la toma de conciencia de la importancia de los estudios lingüísticos para un estudio adecuado de la Biblia
fue decisivo el libro de J. Barr, The Semantics of Biblical Language (Oxford, 1961) y ulteriormente su
Comparative Philology and the Text of the Old Testament (Oxford, 1968). Una reciente evaluación de su obra
y del camino recorrido en lingüística bíblica se puede ver en A. Gibson, Biblical Semantic Logic (Oxford,
1981).
[78]
El estudio de la Sagrada Escritura, a través de estos métodos se había interesado casi
exclusivamente por el tema de los textos, por el contenido proposicional de la Escritura.
Una prueba de ello es la proliferación de "teologías bíblicas", que procuran desde diversos
puntos de vista "sistematizar" el contenido de la Biblia.
Una excepción relativa a este punto de vista ha constituido el estudio del género
literario y Sitz im Leben, que se preocupaban de las circunstancias socio-culturales de la
fijación de un determinado texto.
Pero en todo caso, las coordenadas socio-culturales del "argumento" de los textos, por
largo tiempo, han quedado casi completamente en la oscuridad en cuanto se refiere al AT.,
algo menos en cuanto se refiere al NT.
Las perspectivas desde este punto de vista estructuralista son atrayentes, pero llevan
finalmente a la incomunicación entre autor y lector, y a la pasividad total del texto. El autor
que el lector descubre es el que quiete descubrir, y en realidad no es otro que él mismo. El
estructuralismo como modo de lectura, en su forma más cruda, condena al solipsismo
intelectual, y violenta un texto incapaz de defenderse.
Como intento de salida del conflicto planteado por una parte por la irrelevancia actual
de la lectura histórico-crítica, y por otra por el deambular solitario del lector en un texto
neutro con múltiples posibilidades, cuya actuación queda librada a su libertad, se ha
presentado la "lectura hermenéutica" de la Biblia, que parte de un concepto mucho más rico
del lenguaje y del modo de leer.5
Las premisas de esta lectura son la constatación de la muerte del autor del texto en
cuanto autor, una vez que ha fijado su texto, la desaparición del destinatario originario del
texto en un determinado momento de la historia, y la disolución del horizonte referencial
originario del texto. La realidad a la cual se refería un texto antiguo (el referente) ha
desaparecido, se ha modificado. Como consecuencia, el texto queda abierto a muchas
lecturas posibles. La pluralidad de lecturas surge de la polisemia propia del lenguaje
concreto. Un texto es capaz de decir -absolutamente- muchas cosas, bien que en el
momento concreto de la lectura por un lector, diga a ese lector precisamente una sola cosa.
5
Véase por ejemplo J.S. Croatto, Hermenéutica Bíblica. Para una teoría de la lectura como producción de
sentido (Buenos Aires, 1984). Este importante libro ha ayudado a concientizar la problemática en América
latina.
[80] se transforman en cada lectura".6 La producción de sentido es al mismo tiempo
una apropiación de sentido, y una clausura del sentido en una determinada dirección con
exclusión de otras. Como la clausura de sentido se realiza desde un determinado lugar
social y teológico, cada exégesis es eiségesis. "La lectura... es la producción de un discurso
y en consecuencia, de un sentido a partir del texto... Cada vez que se lee brota un sentido".7
Tal vez el más urgente es el problema de la relativización del texto. Las respuestas que
se ofrecen no pasan frecuentemente de tautologías: "... el sentido actual de un texto...
amplifica, profundiza, reevalúa, hace crecer el sentido original inscrito por su autor o
también por una lectura normativa previa".8
Pero este tipo de explicación no clarifica si es verdaderamente posible que este proceso
ocurra, por qué y cómo ocurre. Si existe algo así como un "sentido original inscripto por el
autor", es difícil ver cómo se puede ser fiel al texto, propiedad comunicativa del autor,
pasando más allá del sentido que él pretendía.
Una crítica detallada de la lectura hermenéutica nos llevaría demasiado lejos. A riesgo
de caricaturizar, se podría retratar en un esquema simple, paralelo a los dos anteriores, la
sustancia de la "lectura hermenéutica":
6
J.S. Croatto, "La contribución de la hermenéutica bíblica a la teología de la liberación", Estudios Teológicos
(Buenos Aires), 1985, 45-69, aquí pág. 51; "Biblical Hermeneutics in the Theology of the Oppressed", Vidya
Jyoti (Delhi), 46 (1982) 54-69.
7
Cfr. J.S. Croatto, "L'herméneutique biblique en face des méthodes critiques: défi et perspectives", en
Congress Volume, Salamanca, 1983 (Ed. J.A. Emerton), (Leiden, 1985), 73.
8
Ibid.
[81] lectura histórico-crítica: el estudioso que explica quién es el autor de un texto,
cuándo lo escribió, a qué se refiere, y qué quería decir, está también dando la interpretación
del texto a los demás. La diferencia reside en que la lectura histórico-crítica presupone un
sentido objetivo, que está como tal a la disposición de quien se pone en el trabajo de
buscarlo, mientras la lectura hermenéutica no presupone un sentido sino que "cierra un
sentido" a partir de muchos posibles. En esta libre elección de sentido frente a lectores más
débiles intelectualmente, puede agazaparse la manipulación.
Esta fórmula evita los riesgos de manipulación que presentaba la lectura hermenéutica.
Quedan en pie sin embargo los problemas que tocan la relación entre el sentido relevante
descubierto, y el sentido "inscripto" en el texto.
9
Cfr. G.M. Soarez-Prabhu, "Commitment and Conversion. A Biblical Hermeneutic for India Today. A
Proposal for Discussion" (Delhi 1983, ad inst. manuscripti). No tengo información de que este interesante
texto de discusión haya sido publicado oficialmente.
[82] Estados Unidos, Alemania, Francia y después en otros países, a un desarrollo cada
vez más sistemático de la pragmalingüística.10
Cada texto (y ello vale también del texto bíblico) no es sino el elemento lingüístico
constitutivo del acto de comunicación en un proceso comunicativo, orientado
temáticamente, que llena una función comunicativa reconocible.11 "El tema de la actividad
comunicativa no es la finalidad, sino el medio para una finalidad".12
Esto implica dos aspectos: primero, que el lenguaje, y ello vale tanto para el lenguaje
oral como para el lenguaje escrito, no "acontece solo", sino junto con otros factores en el
marco complejo de una situación comunicativa. Segundo, que la realidad primaria (objeto
de experiencia) del lenguaje no son sonidos, palabras, o frases (dichas o escritas), sino una
realidad compleja, múltiple, que llena una función comunicativa. A esta realidad llamamos
"texto". El estudio lingüístico (en nuestro caso se podría decir, la interpretación de la
Sagrada Escritura) debe por tanto investigar el lenguaje (bíblico) en su contexto socio-
comunicativo, y en su realización textual.13
10
Como introducción a la pragmalingüística, véase: B. Schlieben-Lange, Lingüistische Pragmatik (Stuttgart
1975), trad. it. Linguistica Pragmatica (Bologna 1980); S.C. Levinson, Pragmatics (Cambridge, 1983), trad.
it. La pragmatica (Bologna, 1985); F. Armengaud, La pragmatique ("Que sais-je", 2230; Paris, 1985). Una de
las primeras elaboraciones sistemáticas de los problemas pragmáticos en relación a la exégesis es el estudio
de E. Arena, Komunikative Handlungen. Die paradigmatische Bedeutung der Gleichnisse Jesu fiir eine
Handlungstheorie (Düsseldorf, 1982) 173-322 en particular.
11
J. Schmidt, Texttheorie. Probleme einer Linguistik der sprachlichen Kommunikation (München, 1973) 150.
12
U. Steinmüller, Kommunikationstheoríe Einführung fürLiterotur- und Sprachwissenschaftler (Stuttgart,
1977) 49.
13
Schmidt, Texttheorie, 150.
[83] efecto: trasmitir concepciones, inducir reacciones emocionales o motrices. Más
precisamente se puede afirmar que el emitente de la comunicación (el productor in actu del
texto) procura atraer al destinatario a sus propias concepciones, intenciones y finalidades.14
El receptor de la comunicación (el destinatario del texto), por su parte, procura recibir,
comprender y responder en la medida que se espera de él, o por el contrario rehúsa la
cooperación. En el primer caso el destinatario/receptor se convierte a su vez en
emitente/productor, que procura influir sobre el primer emitente. En el segundo caso, se
interrumpe completamente la comunicación.
Este proceso, obvio para cualquiera que reflexiona sobre las relaciones humanas,
manifiesta la imposibilidad -en un verdadero proceso comunicativo- de asignar roles
exclusivos y absolutamente determinados a los participantes de la comunicación. Cada uno
de ellos actúa alternativamente como emitente y receptor. "La actividad comunicativa es
cooperativa... los participantes producen y reciben más o menos simultánea y
limitadamente".16
Esta sumaría descripción del acto comunicativo deja entrever que la comunicación es
por su naturaleza ilimitada. El proceso de aproximación de concepción, emociones, y
realizaciones puede continuar siempre debido a la ilimitada perfeccionabilidad que ese
proceso tiene. Si a un proceso comunicativo se le pusiera un término, a priori, el proceso no
habría existido nunca.
El proceso comunicativo del cual hablamos implica obviamente más que el pedido y
satisfacción de, por ejemplo, una información factual ("¿qué hora es?"), que llega a su
término obvio con el proporcionar o rehusar la información.
14
Ibid., 41.
15
Ibid., 47.
16
Ibid., 39.
[84] esta "Palabra" sea una comunicación atemporal, un "oráculo" pronunciado
independientemente del carácter concreto del "receptor", y de la situación concreta en la
cual se encuentra. No es una Palabra presentada "allí", objetivamente, que el receptor toma
o deja, cargando con su responsabilidad.
Lo que es allí evidente es más difícil de ver en otros textos. Pero el principio
permanece, que no es imposible que vgr, el mensaje profético consista, en determinados
momentos, en la interacción de profeta y auditores.
Cada texto, incluyendo las narraciones infantiles, las tiras cómicas de los periódicos,
los ejemplos de un método para aprender un idioma, la poesía, incluye una preconcepción
del mundo y pretende un efecto persuasivo (la confirmación o modificación de un
comportamiento o posición tomada). En otras palabras, cada texto-en-acción (en la
situación comunicativa) tiene una determinada intención.
Los actos aparentemente más gratuitos, como decir simplemente "te quiero" tienen sin
embargo una intención, que es, por ejemplo, por una parte comprometerse con esa
afirmación, y por otra (eventualmente) excitar una reacción afectiva del partner de la
comunicación.
El objeto del estudio pragmalingüístico se precisa por tanto al descubrir qué es lo que
un determinado emitente (productor-in-actu del texto) desea obtener (intención del texto)
por medio de un texto (sistema de signos lingüísticos en un contexto de signos
paralingüísticos) de determinados o menos determinados destinatarios (oyentes, lectores).17
La intención que un autor puede haber tenido respecto de su obra -y que de hecho
tiene- se nos escapa habitualmente, y en todo caso no es interesante. Valorizar esta "intentio
auctoris" por encima de la intención del texto como tal, conduciría en último término a
ignorar el texto, y a procurar buscar por caminos laterales (vgr, el diario personal del autor)
cual ha sido su intención.
La intención del texto como tal está dada, como veremos a continuación, por un
conjunto de elementos, que en su mayor parte no están sometidos al autor.
17
D. Breuer, Einführung in die pragmatische Texttheorie (München, 1974) 35.
[86] ción del autor es solamente un posible elemento en la determinación de la
intención del texto.
1. Intención y prolación
acto referencial
acto acto predicacional
proposicional
acto de lenguaje
[texto] acto
prolacional
Un ejemplo del lenguaje cotidiano nos puede mostrar cómo el aspecto locucional
o proposicional de un texto (hablado o escrito) no nos proporciona sino una información
parcial sobre su verdadero mensaje.
18
Véase sobre todo J.L. Austin, How to Do Things with Words (Oxford, 1962); y las precisiones de J.R.
Searle, Speech Acts (Cambridge, 1969).
[87]
- una orden, dicha por un maestro de gimnasia en la escuela,
- un deseo, una súplica o una exhortación, según el tono con el cual
sea expresado el texto, dicho por un niño delante de sus
compañeros de juego,
- una pregunta.
Solamente la información completa sobre el acto referencial (de quién o qué cosa se
habla), del acto predicacional (qué se dice) y del acto prolacional (cómo se dice) nos
permite llegar a la intención del texto, y con ello a su verdadero "sentido" o "mensaje".
Los actos prolacionales se pueden dividir en cinco19 grandes grupos que queremos
caracterizar aquí brevemente.
a) Actos asertivos son aquellos en los cuales el productor del texto manifiesta su
compromiso con su afirmación delante del destinatario. El proceso comunicativo que se
establece entre el productor del texto (P) y el destinatario (D) es de tipo cognoscitivo. Al
afirmar una proposición haciéndola propia, (P) propicia en (D) una función cognoscitiva,
que puede inducir a una modificación de conciencia, y últimamente manifestarse en una
planificación del actuar.
b) Actos directivos son aquéllos en los cuales (P) quiere obtener que (D) ejecute una
determinada acción o interiorice un comportamiento. (P) por tanto prepara, dirige,
eventualmente acompaña, esa acción. Los participantes de la comunicación pueden ser tam-
19
Esta taxinomia sigue fundamentalmente J.R. Searle (cfr. F. Armengaud, La pragmatique, 86-91). Las
discusiones sobre los diversos tipos de actos prolacionales o ilocucionarios son amplias. Se vea como ejemplo
de una categorización más genérica de los actos comunicativos U. Steinmüller, Kommunikationstheorie, 50-
65.
[88] bién, pero no necesariamente, partners en la acción. Órdenes y sugerencias,
exhortaciones, reprensiones, críticas, pertenecen a este grupo.
c) Actos commisivos son aquéllos en los cuales (P) comunica a (D) su intención de hacer
algo: la promesa, la amenaza, el juramento, la declaración de intención pertenecen a este
grupo de actos.
d) Actos expresivos son aquéllos en los cuales (P) manifiesta a (D) su verdadero estado
sicológico en relación con un acontecimiento. Este tipo de acto prolacional está centrado
sobre el productor del texto, que procura objetivar sus sentimientos y clarificar su proceso
interior. El destinatario del texto no es simplemente un telón sobre el cual se proyectan los
propios sentimientos, ni solamente un testigo de la expresión del productor del texto, paro
tampoco se espera de él que interiorice los sentimientos del productor del texto.
e) Actos declarativos, finalmente, son aquéllos por medio de los cuales (P) produce un
efecto sobre (D) en relación con un sistema extralingüístico. Se trata de los llamados "actos
performativos", donde "se hacen cosas con palabras". "Lo declaro inocente" dicho por un
juez en la corte establece una inocencia jurídica, de modo tal, que según las leyes de
algunos países, el individuo no podrá ser condenado nunca más por el hecho del cual ha
sido declarado inocente. A este tipo pertenecen actos como "te absuelvo" dicho por el
sacerdote, "te bautizo" dicho por la madrina de un barco, "declaro abierto el congreso"
dicho por el presidente, pero probablemente también la atribución de roles dentro de un
juego de ladrones y policías dicho por el niño que hace de "maestro de juego".
Desde esta caracterización habría que preguntarse si los actos lingúísticos por medio de
los cuales se mantiene el contacto entre los partners (la conversación sobre el tiempo, el
saludo general) pueden ser caracterizados como un tipo particular de acto lingüístico, o
constituyen más bien una situación particular, en la cual se actúan sucesivamente diferentes
actos lingüísticos (vgr. actos expresivos y directivos) en orden a obtener un determinado
comportamiento (corrección social) del partner.
[89]
3. La determinación de la intención del texto: el contexto
20
Véase la interesante elaboración de J. Henning-L. Huth, Kommunikation als Problem der Linguistik
(Gottingen 1975) 65-111.
21
Cfr. F. Armengaud, "Eléments pour une approche pragmatique de la pertinence", Philosophica (Gand) n.
29, 1982, retomado en Ídem, La pragmatique, 60-62.
[90]
b) Por ello se debe hablar también de un contexto presuposicional de los actuantes en la
comunicación, es decir el conjunto de "creencias", o asunciones culturales comunes a los
interlocutores, la "enciclopedia" cultural que ambos comparten y que crece en el proceso de
la comunicación.
22
Esta atribución de roles debe ser tenida en cuenta por ejemplo cuando un profeta como Oseas se dirige al
pueblo, llamándolo una vez Efraim, otra Israel, Casa de Jacob, "este pueblo", o "mi pueblo".
[91]
Las intenciones posibles por parte del productor del texto se ven así delimitadas por las
mutuas asignaciones de roles y mutuas expectativas. Quien ha asignado al partner el rol de
"enemigo" entrará en la comunicación con una intención "defensiva".
En otras palabras, no hay mensaje profético si no hay quien lo reciba como tal; no hay
Sagrada Escritura si nadie la acepta como tal.
Después del largo recorrido hecho, parece que otra vez estamos en la aporía que debía
afrontar la "lectura hermenéutica" de la Biblia: ¿cómo producir un sentido relevante y ser
fiel al sentido/intención "inscripto" en el texto?
La discusión no tiene sentido, ciertamente, acerca de todo texto. A lo más podría tener
sentido como problema de historia de la cultura. Cuando vemos una representación de
Macbeth nos preocupa que tenga un sentido para nosotros, no cuál era el sentido que pudo
pretender Shakespeare cuando lo escribió y cuando lo representaba.
Debería descubrirle por tanto una continuidad de la intención inscripta en el texto que
Isaías dirige al rey Acaz, con la intención que mueve a un editor a recoger los oráculos de
Isaías tal vez 200 años después, con el editor que incluye Isaías con los otros profetas en el
Antiguo Testamento, con la comunidad hebrea que reconoce esos escritos como normativos
de su vida y fe, con Jesús y la comunidad cristiana que recogen esos escritos también como
normativos de la propia comunidad, hasta llegar a la última producción del texto que realiza
el predicador en la misa del domingo.
Esa continuidad es posible, y de hecho existe si cada nuevo "productor" del texto (y
eventualmente el receptor) se reconocen como lo que son, no individuos aislados, sino parte
constitutiva de una comunidad de fe, que comparte extensamente una visión del mundo.
Por otra parte la conciencia del productor (que cuando se trata de un texto escrito es
también receptor) de "constituir" el texto como texto vivo en cada acto de prolación, otorga
a cada comunidad, y al individuo dentro de ella la posibilidad y el derecho de "constituir" el
texto desde sus propias diferencias culturales y necesidad históricamente determinadas.
Por su atención a todos los contextos y por su conciencia de las diferentes prolaciones
que un texto necesariamente sufre antes y después de haber sido escrito, la
pragmalingüística respeta por una parte la intención del texto, tal como ha sido "inscripta"
por el autor en el texto, y las sucesivas actualizaciones de esa intención en cada acto
prolacional. La sensibilidad que la pragmalingüística desarrolla respecto a ese proceso le
permite descubrir ese momento sutil, cuando una determinada prolación ha modificado
sustancialmente un texto, que ya no es el mismo sino en la materialidad de las palabras.
Esta tarea pragmalingüística por lo demás no comienza de cero. Mucho de los trabajos
exegéticos realizados desde el punto de vista histórico crítico basta el hermenéutico pueden
ser asumidos por la pragmalingüística. Ella no se presenta como un método más, alternativo
y de elección libre, sino como una concepción total ante, que procura integrar resultados ya
adquiridos, potenciándolos a la luz de la concepción del texto como elemento del proceso
comunicacional.23
23
Así, por ejemplo, la concepción pragmalingüística de un texto justifica y precisa conceptos que la lectura
hermenéutica había puesto de relieve, como polisemia, reserva de sentido, eisegesis. Desde el primer
momento, y no solamente en lecturas posteriores y sucesivas (cuanto menos en lecturas "actualizantes"), el
texto se presenta como una realidad abierta. La clausura de sentido no se realiza periódicamente, o según
grupos culturales, o necesidades socio-económicas, sino permanentemente y en cada contacto entre un nuevo
productor y destinatario/receptor de un texto. En tal sentido sería tan esclavizante decidir una interpretación
"liberadora" de un texto, como aferrarse a la más estricta lectura "historicista". Es el destinatario de cada
prolación quien debe terminar de "constituir" el texto en cada situación, a partir de la base escrita. Cada
situación es estrictamente ayer y hoy, éste o aquél. El texto es la partitura musical que se ejecuta de modos
diferentes, cada vez.