El Tercer Lenguaje-El Esquema

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El nuevo lenguaje de los esquemas

Joan Costa. Comunicólogo consultor

La Esquemática es la parte de la nueva ciencia de la comunicación visual que

estudia los esquemas como lenguaje gráfico y la esquematización como


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proceso creativo de diseño.

En tanto que lenguaje, el mundo de los esquemas se incorpora a los dos

grandes soportes histórico—culturales de la comunicación gráfica: la Imagen y

el Signo (el texto).

Porque el esquema no es una imagen ni un texto.

Desde ahora tendremos que hablar de la Imagen, el Texto y el Esquema. Y

esto lo legitima como el “tercer lenguaje”.

Los esquemas en la era del conocimiento

La Esquemática irrumpe con fuerza en nuestra era tecnológica de la

información. Porque la función de los esquemas es producir y transmitir

información que será transformada por el observador en conocimiento.

Los modos de aprehensión de la realidad son de dos clases: a), la percepción

y registro de datos por medio de la sensibilidad, los sentidos o el sistema

sensorial entero, y b), la reflexión, la comprensión o el trabajo mental que la

actitud autodidáctica elabora con estos datos de percepción, intuición,

recuerdo y experiencia.

(*)
Joan Costa La esquemática. Visualizar la información, Paidós Ibérica, 1998.
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Los lenguajes gráficos nos ayudan a percibir más allá de la inmediatez y el

alcance de la visión, y a conocer en otros niveles distintos del visual. Estos

lenguajes gráficos constituyen tres grandes grupos:

− los lenguajes que re—presentan o “vuelven a hacer presentes a los ojos y

a la memoria cosas ausentes que están en otro lugar o en otro tiempo”

(Valèry). En síntesis, el lenguaje de las imágenes;

− los lenguajes conceptuales que relatan, explican, designan, y proceden de

la lingüística, del habla, y son transformados en signos alfabéticos, es decir, la

escritura lineal;

− los lenguajes que no provienen de la percepción (imágenes) ni del

discurso (textos), sino que visualizan o “hacen visibles” cosas invisibles, ya sea

de la realidad o de la imaginación. Cosas demasiado abstractas y complejas

que no son por esto mismo, asequibles directamente al conocimiento. Es el

lenguaje de los esquemas.

¿Qué es un esquema?

Un esquema es una visualización gráfica, una trasposición lógica de datos y

fenómenos abstractos de la realidad, que no son visibles directamente, ni

siquiera muchos de ellos tienen existencia visual.

Los esquemas configuran el nuevo campo de producción de información para

la transmisión de conocimientos, que no pueden ser formulados en palabras ni

representados en imágenes. He aquí la especificidad del lenguaje

esquemático.
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Producir esquemas implica la doble acción mental y gráfica de simplificar,

sintetizar, abstraer. “Pensar es esquematizar”, dijo Goblot. Pero el diseñador

puede esquematizar a partir de elementos figurativos de base, y obtener así un

corte anatómico, el plano de la ciudad, un mapa temático, una gráfica industrial

o la ilustración didáctica del corte de un volcán o de la metamorfosis de una

crisálida. Es lo que llamaremos esquematismo expresivo, que siempre es

especialmente didáctico y concierne al trabajo del ilustrador, el delineante, el

dibujante técnico.

Por otra parte, se pueden obtener visualizaciones esquemáticas en

investigación científica, por medio de ilustradores especializados, o

directamente, con la mediación de aparatos: sensores, resonancias

magnéticas, escáners, termografías, rayos ultravioleta, microscopía electrónica,

láser, detectores por satélite, etc., etc.; visualizaciones que son, en general, de

carácter figurativo o icónico.

Y también se pueden producir esquemas propiamente dichos, que proceden

de bases conceptuales abstractas: datos, estadística, fenómenos espaciales y

temporales, estados, estructuras, procesos, modelos, algoritmos, etc., ya sea a

partir de datos relativos a cosas reales o imaginarias. Son éstos los verdaderos

esquemas, porque son totalmente ajenos a experiencias visuales, es decir, al

reconocimiento —empírico o intuitivo— de las formas de la realidad. Lo cual es

propio del esquematismo didáctico y de la visualización esquemática, que son

tareas del diseñador de información, el visualista y el estratega.

¿Es el esquema un modo de lenguaje, y por qué?


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Después que el término “lenguaje” ha desertado de su territorio específico, que

es el de la ciencia de los lingüistas, y se ha generalizado tanto, incluso hasta

poetizarse (el lenguaje de las flores, de las miradas, de las estrellas, de los

sueños, de los perfumes, etc., etc.), ya no es posible hablar de un “lenguaje”

sin definirlo. Y no hay buena definición que no incluya el mínimo número de

propiedades capaz, en primer lugar, de justificar su legitimidad como

“lenguaje”, y en segundo lugar, de distinguirlo de todos aquellos otros cuyas

propias características los excluyen. En el campo de la Esquemática, los

lenguajes excluidos son la imagen y el texto —aunque éstos intervienen en la

explicación, con palabras, signos, cotas y cifras.

En sus múltiples variantes y usos, los esquemas constituyen por derecho

propio, un nuevo lenguaje visual. Lo que les otorga legítimamente este derecho

es el hecho de que poseen todas sus características: unos signos propios: los

“grafos” (que proceden de la sociometría), un vocabulario, una sintaxis, una

lógica, una inteligibilidad. Esto en tanto que sistema. Pero los esquemas

poseen asimismo sus condiciones propias como lenguaje de comunicación: la

capacidad de transmitir conocimientos.

Al igual que las imágenes —pero al contrario de los textos—, el suyo es un

lenguaje universal. Posee una gramática relativamente desarrollada en la que

el mensaje es infinitamente más importante que el alfabeto de los elementos

simples. Los esquemas participan de las condiciones propias de las imágenes,

por su carácter gestáltico; son percibidos instantáneamente de un vistazo y en

su totalidad como conjunto. Por esto son también diferentes de los textos, que
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no funcionan por una percepción gestáltica intuitiva, sino por un desciframiento

lineal cultural: la lectura.

Lo que define un lenguaje gráfico es, de una parte, el sistema sensorial de

percepción. La visión es el canal común de recepción para la imagen, el texto y

el esquema. En este sentido, el esquema comparte su condición de lenguaje

con los otros dos modos de comunicación gráfica. Pero en el nivel funcional, lo

que define ese lenguaje es su especificidad en tanto que sistema de

comunicación. Lo que él es capaz de expresar, es lo que lo hace único y

especializado, porque no puede hacerlo ningún otro modo de lenguaje. Lo que

hace la especificidad de un sistema de lenguaje es su “especialización”; pero

ella define al mismo tiempo sus propios límites.

Las dimensiones de los esquemas

El hecho de que el esquema sea un mensaje constituido por elementos

ensamblados en un cierto orden, conduce de manera natural a una noción

general, directamente derivada de la teoría de la información. Es la noción de

complejidad, o de tasa de información del esquema, que está de algún modo

relacionada a la complejidad real del fenómeno visualizado. Este punto a

menudo ha sido desarrollado en el estudio de la complejidad de los

organismos, y sobre todo, de los sociogramas (que son intrínsecamente

esquemas).

Las dimensiones fundamentales del universo de los esquemas son:

a) el grado de abstracción, o recíprocamente, de iconicidad

b) el grado de información, o recíprocamente, de redundancia


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c) el grado de inteligibilidad, o recíprocamente, de complejidad

d) el grado de semanticidad, o recíprocamente, de estética.

Estas dimensiones se pueden representar por medio de cuatro ejes, cuyos

extremos corresponden a distancias polares entre ellos:

Abstracción

Estética Información

Complejidad Inteligibilidad

Redundancia Semanticidad

Iconicidad

Las parejas de polos de cada eje: inteligibilidad y complejidad, etc., de un

esquema, varían en sentido inverso, pero son valores coextensivos,

correlacionados negativamente; de hecho son antinómicos.

Los valores propios y específicos de un esquema eficaz son los cuatro

primeros (leídos en el sentido de las agujas del reloj). Los cuatro polos

siguientes tienen valores secundarios, incluso a veces, dudosos. La iconicidad

corresponde al mundo de las imágenes más que al de los esquemas. La

redundancia (por ejemplo, explicar con palabras lo que el esquema ya explica

por sí mismo) introduce ruido. La tendencia a la complejidad es contraria a la


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economía de signos y hace las estructuras gráficas más confusas. La inclusión

de la estética no añade en general más información, sino que lo hace más

agradable; pero un esquema poco legible —aunque sea muy estético— no es

un buen esquema.

Visualizar la información

He aquí muy sumariamente, algunas coordenadas que caracterizan el trabajo

del nuevo visualista, el esquematista y en general el diseñador, en nuestra era

de la comunicación y la información por medio de esquemas. El nuevo

lenguaje que es preciso dominar y que ya forma parte del ejercicio del diseño

gráfico y de la ciencia de la comunicación visual.

En el libro que ha dado lugar a este artículo, el lector interesado encontrará los

conceptos fundamentales, el conocimiento práctico y el proceso creativo para

el diseño de la información visual. Asimismo he incluido una exposición

exhaustiva del mundo de la esquematización, el lenguaje de los esquemas, las

seis grandes familias de esquemas y sus aplicaciones prácticas, la creatividad

y las etapas de la visualización, así como la explicación de los métodos de

“traducción analógica” de datos abstractos, estadísticos, fenoménicos, por

medio de una serie de ejercicios creativos y de reflexión.

La esquemática, visualizar la información ha sido considerado como una

contribución innovadora al desarrollo de la ciencia de la comunicación visual y

a la disciplina gráfica, y un instrumento de nuevas realizaciones y

conocimientos para todos aquellos que trabajan, razonan, aprenden y actúan

por medio de imágenes y esquemas.

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