Verleugnung y La Formacion Del Analista
Verleugnung y La Formacion Del Analista
Verleugnung y La Formacion Del Analista
Freud lo empleo para describir una operación muy particular en el niño al enfrentarse al
enigma de la diferencia de los sexos. Para protegerse de la amenaza de la castración el
niño pequeño niega, repudia la ausencia de pene en la niña, en la mujer y sobre todo en
la madre.
Desde 1905 hasta 1927 la Verleunung va cobrando en los textos de Freud formas cada
vez más precisas.
El niño pequeñito cree que todos los seres están constituidos como él mismo, es decir
provistos de un pene; al observar los genitales de las niñas y percibir la diferencia, la
rechaza y se consuela diciéndose que el clítoris es pequeño todavía y que cuando la niña
crezca le crecerá. Este es el primer movimiento en la construcción del niño, pero a
medida que progresa en su investigación, su teoría se va modificando, luego se dirá que
la niña si tenía pero que le fue castrado. A lo que se agrega que " las mujeres respetables
como la madre conservan el pene " (tomo I p. 1196).
Las teorías infantiles se van construyendo por trozos y en esa construcción influye
cualquier elemento de la vida cotidiana que se asocie a ellas. Algunas de esas teorías se
olvidan o se reprimen pasando a formar parte del bagaje inconsciente. Aunque
finalmente los niños logran discernir el misterio sobre la diferencia de los sexos, el
comercio sexual y el origen de los niños, quedan huellas, residuos de las teorías
infantiles que no sólo pasan a formar parte de los rasgos de su comportamiento sexual
en la vida adulta sino que se desplazan y se metaforizan en oros órdenes de la vida.
Igualmente persiste la operación de la Verleugnung o desmentido quedando como
fuente y origen de la misma las construcciones inconscientes de ese primerísimo
desmentido de la diferencia de los sexos.
Si bien Freud en su discusión llega primero a concluir que la operación del desmentido
no era rara en la niñez pero que su persistencia llevaría a la psicosis, y luego en 1927 lo
designa como mecanismo propio a las perversiones y más específicamente al
fetichismo, con Lacan sabemos que es una operación no sólo especifica de las
perversiones sino un recurso de todo ser hablante como protesta ante la castración.
Llega incluso a decir que el desmentido " es empujado a su punto más alto de patético a
nivel del analista mismo " (Conferencia de Junio 1968, citado por P. Dupuis-Elbaz,
Grand Dictionnaire de Psychologie Larousse, 1991).
En definitiva la Verleugnung consiste en construir una idea que " retiene lo que desecha
" (Guy de Rosolato, Le désir et la perversion, p. 15). En el caso del Hombre de los lobos
tenemos un ejemplo muy significativo, al percibir los genitales de su hermana, el
hombre de los lobos concluye que es " el trasero de adelante". No es una simple
denegación, pues ésta se manifiesta sólo en el discurso, de lo que se trata aquí es de un
fantasma, que al tiempo que repudia la percepción por lo que ella evoca, la mantiene
pero transforma su representación en la que no se transa definitivamente ni por aceptar
la diferencia ni por negarla totalmente sino por un compromiso que incluya ambas
posiciones en la reducción de una tercera.
Todo este ingenio tiene un precio el de " un desgarrón del yo que nunca se cura... "
(Idem). Así queda siempre vigente el carácter bisexual del inconsciente y la represión de
los deseos incestuosos.
Quiero resaltar en el proceso de la primera Verleugnung dos reacciones, dos afectos
característicos : en el niño es el desprecio a la percepción de los genitales de la niña, que
al ser reprimidas las representaciones ligadas al temor de la castración, queda este afecto
del desprecio como una huella, el " stigma indelibile ", que si bien cobra sus formas más
extremas en el fetichista no podemos por ello ignorarlo en la reacción del neurótico
frente a los genitales de la mujer aún desplazado a sus fluidos.
Por otro lado ese desmentido de la falta en el Otro nos lleva a ignorar una y otra vez la
causa de nuestro deseo y el lugar que esa causa ocupa y vela en el lugar del deseo del
Otro, a saber un gran vacío, para el cual no existe un significante que lo represente, a
falta de ese significante hay un fantasma, el fantasma inconsciente de cada cual que
vehicula, que sostiene el deseo que esa falta causa, enigma sin fin porque la represión
primaria, es decir la que recae sobre la representación exacta del enigma, es insuperable.
Cuando Lacan lanza la Proposición del 9 de Octubre del 1967, " se sirve del termino
freudiano de Verleugnung para nombrar el malestar del psicoanálisis que él combate "
(Solal Rabinovich, " Les démentis du réel, p. 7).
Ese malestar es el que aqueja a todas las instituciones psicoanalíticas y dentro de ellas la
formación del analista es la que sufre las consecuencias de ese malestar
Freud tuvo desde muy temprano la intuición de que la formación del analista debía
realizarse ante todo y por sobre todo en el análisis personal del candidato a analista.
Nadie discute hoy día que la adquisición de los conocimientos de la teoría psicoanalítica
resulta nula para hacer un analista.
Los enunciados de la teoría sólo cobran valor de verdad cuando se descubre cómo se
constituye nuestro inconsciente en términos de nuestra historia particular.
El conocimiento intelectual sólo conduce a lo que Freud llamó análisis silvestre, es decir
basado en un saber " fantasmático-ideológico " (Ginette Michaud, Idéologie de la
psychologie clinique dans son rapport à la psychanalyse, texto del CFRP, p. 65-83). Hay
eso en todas las etapas del candidato a analista aunque éste esté en análisis.
Por estas razones Lacan llegó a decir que no hay formación del analista sino
formaciones del inconsciente. Es decir que es en el levantamiento de las represiones, de
las propias del candidato que se forma el analista, que se llega a la aprehensión y a la
reafirmación de esa aprehensión de la existencia del inconsciente.
Pero hay un tope a ese levantamiento, el enigma de la represión primaria, la que eleva al
infinito las formaciones del inconsciente... y eso es lo que complica todo... más aún, es
eso justamente lo que todos los avances de la teoría desmienten constantemente en el
sentido de la Verleugnung, como saber que nos precede y al que sólo teóricamente,
artificialmente nos adscribimos, al modo de las teorías infantiles sobre los enigmas de la
sexualidad.
Así nos enfrentamos a cada instante con ese saber nunca acabado en psicoanálisis,
hecho que también se desmiente en cada paso que avanzamos tanto en el propio
análisis, como en el conocimiento de la teoría.
Al meollo de esa condición de inacabado no se lo puede decir en un "esto es", es por eso
que Lacan dice que el psicoanálisis es intransmisible.
Sin embargo eso de no " hay formación del analista ", " el psicoanálisis es
intransmisible ", en el quehacer cotidiano de las instituciones, de la comunidad analítica
en general, es algo que se demiente en la existencia misma de grupos de estudio,
carteles, seminarios, controles de casos, congresos, discusiones, etc. Todos ellos
necesarios para que siga habiendo psicoanálisis en el mundo y para que la práctica del
psicoanálisis no sea una práctica empírica, sino sustentada por una teoría que de
estructura a ese saber que se descubre en el análisis personal.
Entonces no hay transmisión del psicoanálisis pero hay enseñanza. Incluso Lacan dice
que el psicoanalista está forzado a re-inventar el psicoanálisis como modo privilegiado
de transmisión.
Creo que el mejor modo de enfrentar esta pregunta, es corrigiéndola. Tal y como se
presenta la realidad del movimiento psicoanalítico, hoy en día, con cien años de
recorrido (aunque sean muy pocos) hay elementos que ayudan a relativizar la cuestión, a
no precipitarnos en el juicio de valor. Partamos por un momento de la premisa de que
esto de la Verleugnung no es ni bueno ni malo.
Si leemos atentamente la historia del psicoanálisis en el mundo, sus crisis; en los hitos,
saltos y cambios que se dan en esas crisis, observaremos que en cada uno de ellos se
desmiente en el carácter nuevo que se desea imprimir en la innovación, aquello que lo
funda y es frecuente ver cómo eso que se rechaza se manifiesta en los quehaceres.
Desde los inicios de la formación de los primeros analistas hasta 1924, no se exigía el
análisis personal a los candidatos a la formación, pero ésta posición muy analítica y que
Lacan vuelve a poner en vigencia al fundar la Escuela Freudiana de Paris, llevaba de
antemano una expectativa: la de que en algún momento el que entraba en el estudio del
psicoanálisis, se decidiera por llevar a cabo un análisis personal (cf. Safouan, J.L. y la
cuestión de la formación del psicoanalista, p. 17). Lo que yo formularia parodiando la
famosa frase de O. Manonni : " no se exige pero hay que hacerlo. "
Eso dio por un lado a imprimir cierta consistencia a la formación con los principios del
psicoanálisis, pero por otro lado propició que algunos sabiendo lo imperativo del
análisis personal lo desmintieran y nunca se sometieron a él y sin embargo ocuparon
lugares de importancia en el grupo de la época.
Hay dos hechos que resaltar aquí. Por un lado la difusión del psicoanálisis en el mundo
hizo temer a esos primeros analistas que el control se les fuera de las manos y por otro
lado la amenaza de la muerte cercana de Freud (ya se le había diagnosticado el cáncer))
provocó un gran revuelo en el seno de la sociedad el revoloteo de fantasmas!
Safouan nos dice que " el vació que dejaría Freud se había convertido en un "sitio" falsa
y neuróticamente prohibitivo (ibid, p. 22)... se ponía en escena el mito que Freud
promovió en Tótem y Tabú, un arreglo "fraternal" dictado por el asesinato no tanto
consumado como inconfesado, o confesable aunque no consumado; era la culminación
de una convergencia en la represión " (ibid, p. 21).
Considero que lo que Safouan califica de represión era un desmentido, era recusar la
existencia misma del inconsciente dado por la insuficiencia de los análisis de los
analistas de la época. La prueba de ello son las características de la formación reducida
a un " pensum" que incluía al análisis ya no personal sino "didáctico" como si fuera una
materia más.
La virulencia, la condenación con que se critica episodios como éstos, muchas veces
deja de lado una condición ineludible: la madera de los analistas de esos momentos no
daba para otra cosa, tanto así que el mismo Freud, consciente de lo que sucedía, no pudo
corregirlo, fueron necesarios 40 años para su corrección con Lacan.
Los ejemplos como éstos, hasta hoy en día, son múltiples. Aquí en el Ecuador
conocemos varios.
E, una conferencia en Martinica, R. Suvélor, decía, " lo trágico de estos países, es que
su historia corta, no deja tiempo al tiempo " (citado por J. Wiltord en " En savoir plus ",
Bulletin de l'AFI, n° 50, p. 19).
Esto me hace pensar en una cuestión muy particular nuestra.
La historia del psicoanálisis en el mundo, no da tiempo a que los problemas que se nos
presentan se resuelvan en la premura de recuperar el tiempo de los demás lugares. Esto
nos revuelve en un torbellino, en el que muchas veces perdemos las referencias de
nuestro tiempo y otras veces nos sume en el desconcierto de esas referencias (las
nuestras) como la de un 'ya mismo' que nos entretiene en la opacidad de la repetición de
un saber importado.
La formación de los analistas en el Ecuador lleva la marca del legado que los
desmentidos de otros lugares nos han dejado, pero éstos se complican y entrelazan a los
propios de nuestra historia como grupo y como pueblo.
En nuestra América Latina mestiza de raza, cultura, lengua y religión, ese mestizaje se
vive mal.
Lo que tenemos de indio o de negro, siéndonos tan familiar lo rechazamos como algo
extrañamente inquietante y nuestra cultura mestiza proporciona los medios para
mantener esa inquietud bajo un cierto control.
Lo del 'trasero de adelante' del hombre de los lobos queda como un poroto frente a ésta
respuesta!
La lengua ecuatoriana es bastante rica en vocablos para designar las diferencias y las
mezclas raciales: longo, cholo, zambo, montubio, chaso... pero esos vocablos tan
reconocedores de la diferencia son empleados como insultos... a menos que se
introduzca el diminutivo que los vuelve cariñosos: " mi longuito ", " cholito querido... "
Qué tiene que ver esto con la formación de los analista, en el Ecuador?
Lo constataré con otras preguntas: Cual es el tejido, la urdimbre que el mestizaje
nuestro entreteje como formaciones del inconsciente? Cómo hace eso estructura? Qué
de esa estructura condiciona nuestro modo particular de abordar los textos freudianos y
lacanianos? Nos conducirá al dogmatismo en el que nos borramos del sujeto de la
enunciación para convertirnos en meros intérpretes del texto? (cf Safouan, ibid, p. 25).
Hay una marcada tendencia entre nosotros a sobrevalorar las más complicadas
elaboraciones teóricas, llenas de conceptos complicados (hablamos en difícil nos dicen
muchos). En nombre del rigor y la pureza del psicoanálisis existe un apego a los
enunciados que hace más repetitivo y menos inventivo nuestro trabajo. Se sobrevalora
la teoría lacaniana del significante en detrimento de una articulación con los textos
freudianos.
Podemos nuevamente aludir que todavía no ha habido tiempo para posibilitar una
transposición más entendible y más fluida de nuestras oscuridades que la lengua del
psicoanálisis inquieta. Tampoco es sólo la cuestión de las dificultades que plantea el
aprendizaje de una nueva lengua.
Por otro lado Marcel Czermak al referirse en el mismo seminario, a la caída del Inca
Atahualpa, y con ello a la caída de su función simbólica que organizaba todo el mundo
precolombino, destaca el efecto de este traumatismo que se transmite de generación a
generación: un real que vuelve en todas las manifestaciones de nuestros pueblos (cf.
Memorias del Seminario Psicoanálisis y Cultura, p. 32).
Qué lugar ocupa en nuestra formación ese real? Qué elaboración se da en nuestros
análisis al mestizaje de cada cual?
Cual y cómo es la relación imaginaria que significantes como indio, cholo, longo, etc.
entretiene con la problemática de la sexualidad?
Una joven relata que su madre al sorprender la en un intercambio de caricias con su
enamorado le dijo enojada: " Te revuelcas como india". Un amigo cuando quiere
referirse al origen sexual de las molestias que causan las histéricas a su alrededor dice: "
hay que buscarle un negro esmeraldeño".
Es cierto que la critica constante en nuestro quehacer es el mejor modo de enfrentar este
malestar... pero aún ahí nos encontramos en problemas, pues qué ocurrirá con esa critica
cuando en la lengua ecuatoriana 'hablar' es sinónimo de reprimenda, de regañar ? Se
desmiente eso también? Cómo retorna?
Es por efecto de ella que el psicoanalista puede crear e inventar soluciones a los
problemas e impasses que se plantean. Pero eso es al mismo tiempo un talón de Aquiles,
porque si bien en determinados momentos se encuentran soluciones, en otros momentos
y bajo determinadas circunstancias esas soluciones se conviertan en impasses, porque a
lo largo del tiempo lo desmentido retorna como un bumerang.
Solal Rabinovich nos dice que el real desmentido retorna en el imaginario (cf. Les
démentis du réel, p. 9). Y. Sabemos que lo que revolotea en el imaginario es el fantasma
inconsciente, como tela, madera de real, simbólico e imaginario.
No puedo ignorar la crítica, muy pertinente por cierto, que se me podrá hacer en esta
exposición, como sería la reducción a la problemática de la Verleugnung, los fenómenos
e impasses de la formación del analista. Es cierto que no todo se reduce a ello, pero en
vista de las dificultades que se enfrentan en el final del análisis, de donde resulta el
analista, y que muchas veces termina en interrupciones prematuras, que dejan cubiertas
esas zonas obscuras de la construcción del fantasma inconsciente y donde precisamente
es la Verleugnung lo que está en juego, no puedo sino considerar esta exposición como
un llamado de atención.
Recordemos lo que Lacan nos dice del fantasma : " Un fantasma es en efecto bien
molestoso, puesto que no sabemos donde colocarlo, por lo que está ahí, entero en su
naturaleza de fantasma que no tiene realidad sino de discurso y no espera nada de
nuestros poderes, sino que nos demanda, él, ponernos en regla con nuestros deseos. "
(Écrits, Fr. p. 779)