Cristologia en Juan
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Contenido
Capítulo Ocho - Las Fiestas de Israel: El contexto de las declaraciones "Yo Soy" 57
Bibliografía 101
En primer lugar, este libro no es un comentario expositivo sobre el Evangelio de Juan. Aunque
hay bastante comentario sobre muchas porciones del texto, el lector no encontrará información acerca de
cada versículo de Juan en esta obra. La asignatura no un estudio de todo el evangelio, versículo por
versículo, pues esa asignatura es parte del Plan Básico, nivel instituto bíblico. En segundo lugar, este
libro no entrega un resumen de todo el pensamiento teológico de Juan. Aunque se mencionan, la
neumatología y la soteriología de Juan no son el enfoque principal de la obra. En tercer lugar, este libro
no es un estudio comparativo profundo de los cuatro evangelios y las cristologías que en todas ellas se
expresan.
Esta obra trata específica y exclusivamente la cristología que se halla en el cuarto evangelio.
Tiene ese enfoque, porque en Juan hay tanto sobre aquel tema, que es imposible negar la necesidad y la
importancia de su estudio profundo. El tema es de gran importancia, y muchos libros afines, mucho más
extensos que este, ya se han escrito, y seguramente se escribirán en el futuro. Esperamos que este libro
servirá para los fines de la institución que lo ha comisionado - brindar una introducción comprensible y
motivante a la cristología juanina a pastores, maestros y otros ministros de la Palabra de Dios de habla
hispana.
El estudio de la cristología de Juan hoy cobra singular relevancia. Las creencias y los valores de
la postmodernidad atentan contra el conocimiento de Cristo como el Hijo de Dios, Creador del universo
y Salvador del mundo. Es imprescindible que todo ministro del evangelio conozca bien y comparta la
hermosa revelación de Jesucristo que nos brinda el Evangelio de Juan.
Para facilitar la lectura necesaria completa, se han incorporado las citas textuales bíblicas mas
importates y relevantes con su texto, en lugar de indicar solamente referencias entre paréntesis. En esta
obra se ha usado la versión La Biblia de las Américas para todas las citas textuales bíblicas. Se ha
preferido esta versión por ser una traducción literal, bien apegada al texto original, a la luz de la mejor
crítica textual (por ejemplo, Juan 1:18), y con un español contemporáneo y de fácil comprensión.
Esta obra es el resultado de un trabajo colaborativo de un padre y una hija. Todo comenzó en el
año 2016, cuando Jamie (la hija) escribió su tesis de grado para la Maestría en Literatura Bíblica en la
Universidad Saint Andrews, en Escocia, Reino Unido. Desde Chile, su padre, Jaime, le aportaba ideas y
ánimo por medio de frecuentes contactos en Internet. El tema de la tesis fue precisamente, "La declaración
de Jesús Yo soy la vid verdadera en el Evangelio de Juan". A partir de ahí, este estudio en equipo fue
creciendo y profundizándose, dando como resultado la iniciativa de crear esta nueva materia y este nuevo
libro de texto. Esperamos que la lectura de esta obra le conduzca hacia hermosos descubrimientos de la
naturaleza de Jesucristo que enriquecerán su relación con nuestro Señor.
En esta materia estudiaremos las perspectivas cristológicas tan singulares del Evangelio de Juan,
pero antes de considerar eso, es necesario repasar los elementos básicos del libro.
El Evangelio de Juan ha gozado de amplia aceptación y difusión desde su creación. Fue citado
numerosas veces por los padres apostólicos. Martin Lutero lo consideraba como el más importante entre
los cuatro evangelios, por enfatizar más a las palabras de Jesús que sus obras.
No solamente los cristianos conocían y usaban el Evangelio de Juan. Los falsos maestros también
se interesaron en usarlo para sus fines. Mani de Persia, fundador de la secta hereje manqueísta en el
segundo siglo, se denominaba “el paracletos” o “el consolador”, tomando las palabras de Cristo en Juan
cp. 14-16. Tales abusos continúan hasta hoy.
Es imprescindible que todo ministro conozca, comprenda, predique y enseñe las grandes verdades
que se revelan en este Evangelio, pero antes de estudiar en detalle algún pasaje en particular, es necesario
tener una visión amplia y general de la obra. Por ese motivo se entrega aquí una breve introducción a este
libro, tan importante para todo cristiano.
Al igual que los tres evangelios sinópticos, el evangelio de Juan no identifica a su autor por
nombre. La única mención de la identidad del escritor en el mismo Evangelio lo describe como "el
discípulo amado".
Jn. 21:20,24,25 Pedro, volviéndose, vio que les seguía el discípulo a quien Jesús
amaba, el que en la cena se había recostado sobre el pecho de Jesús y había dicho:
Señor, ¿quién es el que te va a entregar?. . . . Este es el discípulo que da testimonio de
estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay
también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si es escribieran una por una,
pienso qu eni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.
A pesar del consenso histórico que afirma que Juan, el discípulo de Jesús nombrado en los
evangelios, fue el "discípulo amado", escritor del Evangelio de Juan, hay quienes se han opuesto a esa
idea.
Algunos afirman que Lázaro, el hermano de María y Marta, fue el "discípulo amado". El amor
que Jesús sentía por Lázaro se menciona dos veces en el Evangelio (11:3,36). Sin embargo, Lázaro no
estuvo presente en la última cena. Lázaro no hubiera conocido tantos detalles sobre el ministerio de Jesús
con los doce discípulos. Tampoco existe ningún testimonio de la patrística que avale esta teoría.
Por otro lado, hay quienes piensan que Juan Marcos fue el discípulo en cuestión. En Hechos 12:12
se nombra a Juan Marcos como participante en la iglesia de Jerusalén. La iglesia se reunía para la oración
en la casa de su madre, María. Juan Marcos era sobrino de Bernabé (Col. 4:10), y por ende un Levita
(Hch. 4:36), conocedor de las costumbres judías. Pero, Juan Marcos no fue uno de los doce; tampoco
La explicación más obvia sobre la identidad del "discípulo amado" es que fue el discípulo Juan,
hijo de Zebedeo, hermano de Santiago. Así lo atestiguan los padres de la Iglesia del segundo siglo. Pero,
a pesar de aquellos testimonios, aun permanecen quienes opinan que Juan, el discípulo, no fue el autor
del evangelio que lleva ese nombre. A continuación repasaremos y refutaremos algunos de sus
argumentos, para en seguida presentar las evidencias a favor de la autoría juanina.
1. Juan, el apóstol, murió demasiado temprano para haber escrito en Efeso el Evangelio que
tenemos.
Algunos afirman que Juan murió joven, antes de tener oportunidad para escribir un evangelio.
Según el Códice Coislinianus, un manuscrito del siglo ix, Papias (60-163) habría dicho que "el apóstol
Juan y su hermano Santiago murieron como mártires". Sin embargo, Papias no indica el año de la muerte
de Juan. No existe ninguna fuente antigua que declara que Juan murió antes del reino de Trajano. Pero sí
hay documentos que afirman que su muerte tuvo lugar al final del primer siglo. El mismo códice
mencionado dice, "Después de Domiciano, Nerva reinó un año. Fue él quien llamó a Juan de la isla y le
permitió que viviera en Efeso. En aquel tiempo el era el único de los doce apóstoles que quedaba con
vida, y después de componer el Evangelio que lleva su nombre fue juzgado digno de sufrir el martirio."
(Codex Coislnianus, Paris 305).
2. La cristología de Juan es demasiado avanzada para haber sido escrita por un discípulo de
primera generación, y sin mayor educación.
Otros opinan que, aun si Juan vivió hacia la ancianidad, es difícil pensar que él escribió la obra,
siendo que Juan, el discípulo de Jesús, fue un sencillo pescador, y no tuvo una educación formal. En tal
caso el Evangelio que lleva su nombre fue probablemente escrito por miembros de la comunidad que él
lideraba en Efeso, después de su muerte. Sin embargo, hay que tomar en cuenta los años de formación y
desarrollo como un apóstol que vivió Juan - tiempo cuando perfectamente pudo pulir sus conocimientos
y capacidades de comunicación. También hay que tomar en cuenta que el griego empleado en el Evangelio
de Juan es mucho más sencillo que el de Pablo, y que emplea un número de vocablos distintos mucho
menor.
3. El contenido del evangelio sugiere que fue escrito por un cristiano de origen griego, en
respuesta a los embates del gnosticismo del segundo siglo.
Por su parte, Bultmann decía que Juan fue escrito a la mitad del segundo siglo, bajo la influencia
del Gnosticismo que se manifestaba con fuerza en aquel tiempo. Afirmaba que la teología del Logos es
una aplicación de la cosmovisión gnóstica al relato de la vida de Jesús. Los eventos en el Evangelio serían
mitos y sin valor histórico. Sin embargo, todos estos argumentos son deshechos a luz de las evidencias
de la autoricidad juanina.
La evidencia interna:
1. Sin duda el escritor era un judío. Conocía bien las costumbres e
instituciones judías en cuanto a la Ley, las bodas, los funerales, las ceremonias
de purificación, las fiestas anuales, y el Templo - antes de su destrucción en el
año 70. Un seudopígrafo, escribiendo a mediados del segundo siglo, no hubiera
podido representar todas esas cosas correctamente.
Lo mismo sucede con el Estanque de Siloé. Muchos también pensaban que era un invento, hasta
que en el año 2004, dos arqueólogos israelíes, Ronny Reich y Eli Shukron, lo descubrieron. Tiene casi
70 metros de longitud.
4. En Juan la expresión “discípulo amado” aparece cinco veces (13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20). Juan
21:24 lo identifica como el autor del Evangelio, “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y
escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.” Este versículo es mencionado varias
veces en la Patrística y en cada caso se identifica al discípulo como Juan el apóstol.
La evidencia externa:
1. El testimonio de la Patrística
Las iglesias primitivas valoraban a Juan de una manera singular y desde sus inicios reconocían a
Juan, el discípulo de Jesús, como el escritor.
Policarpo (69-155) Policarpo fue Obispo de la Iglesia en Esmirna, autor de una Carta a los
Filipenses. Según los relatos de Ireneo y Jerónimo, fue un discípulo directo de Juan. En su escrito a los
Filipenses, muestra una semejanza con las palabras de Juan, y cita directamente a I Juan 4:3. Ireneo
escribió sobre Policarpo:
"Te podría hablar del lugar donde el bendito Policarpo se sentaba para predicar la
Palabra de Dios. Sigue en mi mente, la gravedad con que él entraba
y salía, cual fue la santidad de su conducta, la majestad de su faz, y
cuales fueron sus santas exhortaciones para el pueblo. Parece que
puedo oírlo ahora mismo, relatar como conversaba con Juan, y
muchos otros que habían visto a Jesucristo, y las palabras que había
oído de sus bocas." (Carta de Ireneo a Florino)
Ahí cita a Juan 3:3,5. Es obvio que para su tiempo (año 150 aprox) en
Roma ya se conocía bien el Evangelio de Juan.
El Fragmento Muratoniano (año 170) primer listado del canon del N.T.
El canon del Nuevo Testamento (listado de libros reconocidos como Escritura inspirada por Dios)
más antiguo que se ha encontrado se llama el "Canon Muratoriano". La lista recibe su nombre de
Ludovico Antonio Muratori, la persona quien lo halló en la Biblioteca Ambrosiana en Milano, Italia, en
el año 1740. El documento que fue encontrado no estaba completo, por ende se le llama "Fragmento
Muratoriano". Es una traducción al latín de un manuscrito griego de aproximadamente el año 170 dC.,
que describe los libros del Nuevo Testamento, entonces recibidos como inspirados en las iglesias, con
comentarios sobre su canonicidad. En el fragmento se confirma la autoricidad juanina del cuarto
evangelio.
“Por lo tanto, aunque se enseñan comienzos distintos para los varios libros del
evangelio, no hace diferencia para la fe de los creyentes, ya que en cada uno de ellos
todo ha sido declarado por un solo Espíritu, referente a su natividad, pasión, y
resurrección, su asociación con sus discípulos, su doble advenimiento - su primero en
humildad, cuando fue despreciado, el cual ya pasó; su segundo en poder real, su vuelta.
No es de extrañar, por lo tanto, que Juan presentara de forma tan constante los detalles
por separado en sus cartas también, diciendo de sí mismo: "Lo que hemos visto con
nuestros ojos y oído con nuestros oídos y hemos tocado con nuestras manos, éstas cosas
hemos escrito". Porque de esta manera pretende ser no sólo un espectador sino uno que
escuchó, y también uno que escribía de forma ordenada los hechos maravillosos acerca
de nuestro Señor.”
Un gran defensor de la fe cristiana frente a los embates del gnosticismo del segundo siglo, fue
Ireneo de Lyon. El comparte su conocimiento sobre el origen del Evangelio de Juan en su obra Contra
Los Herejes, Libro III,1,1.
“Por fin Juan, el discípulo del Señor «que se había recostado sobre su pecho» (Jn 21,20;
13,23), redactó el Evangelio cuando residía en Efeso.”
Este testimonio es muy creíble e importante, ya que Ireneo fue discípulo de Policarpo, quien a su
vez, fue discípulo de Juan.
Eusebio de Cesarea fue el primer gran historiador del cristianismo. Su obra Historia Eclesiástica
es una fuente de información de valor inestimable sobre la realidad de los primeros siglos de la iglesia,
incluyendo los libros del Nuevo Testamento y sus autores. Eusebio identifica al apóstol Juan como el
autor del cuarto evangelio.
Por esta causa dicen que se rogó a Juan para que expusiera en su Evangelio el tiempo
no mencionado y los hechos del Salvador durante este período (es decir, antes del
encarcelamiento del Bautista). Esto también lo menciona cuando dice: «Este principio
de señales hizo Jesús», y cuando habla sobre el Bautista, entre los hechos de Jesús,
diciendo que todavía bautizaba en Ainón, cerca de Salem. Esto lo expone claramente
como sigue: «Porque Juan no había sido aún encarcelado».
Así pues, Juan expone en su Evangelio escrito las obras anteriores al encarcelamiento
del Bautista, pero los tres evangelistas restantes mencionan las que llevó a cabo después
de que él fuera encarcelado. Quien considere estos factores ya no podrá creer que los
Evangelios difieren entre sí, sino que el de Juan abarca los primeros hechos de Cristo y
los otros relatos el final. Del mismo modo, debe haber silenciado la genealogía según
la carne de nuestro Salvador porque Mateo y Lucas ya la habían escrito y debe haber
empezado con su divinidad como si el Espíritu divino se lo hubiera guardado por ser
más poderoso. (Libro III, Cap. 24:11-13)
Toda mención del Evangelio de Juan y su autor en la Patrística afirma lo mismo, - que Juan el
apóstol fue el autor de la obra. No existe ningún documento antiguo que afirme algo diferente.
Lugar
El testimonio unánime de la literatura patrística es que Juan escribió el cuarto evangelio mientras
vivía en Efeso y supervisaba las iglesias en Asia.
Ireneo: “Por fin Juan, el discípulo del Señor «que se había recostado sobre su pecho»
(Jn 21,20; 13,23), redactó el Evangelio cuando residía en Efeso.” (Contra Los Herejes,
Libro III,1,1).
“Finalmente la Iglesia de Efeso, que Pablo fundó y en la cual Juan permaneció hasta
el tiempo de Trajano, es también testigo de la tradición apostólica verdadera.” (Contra
los Herejes, III,3,4).
Eusebio: "Así, pues, se hallaban los judíos cuando los santos apóstoles de nuestro
Salvador y los discípulos fueron esparcidos por toda la tierra. Tomás, según sostiene la
tradición, recibió Partia; Andrés, Escitia, y Juan, Asia, y allí vivió hasta morir en Éfeso."
(Historia Eclesiástica III,1,1).
Toda la evidencia interna además de la literatura patrística afirma una fecha temprana para el
Evangelio de Juan - a fines del primer siglo. Considerando la tesis que Juan nació aproximadamente en el
año 10, vino a ser discípulo de Jesús a los veinte años de edad, y que falleció por el año 98, habría vivido
más o menos ochenta y ocho años.
Ya se mostró aquí como Ireneo afirmó que Juan escribió el Evangelio en Efeso, y que vivió hasta
el tiempo del Emperador Trajano, quien fue emperador desde el año 98 hasta el 117.
Podemos confiadamente pensar que el Evangelio de Juan fue escrito por Juan en algún momento
entre los años 80 y 90 (al tener entre 70 y 80 años de edad aprox.), probablemente antes de ser exiliado a
la isla de Patmos por el Emperador Domiciano.
Hay algunos teólogos que postulan una fecha aun más temprana para el Evangelio de Juan. El
bien conocido teólogo inglés John A.T. Robinson afirmaba que todo el Nuevo Testamento, incluyendo
del Evangelio de Juan fue escrito antes de la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70.
La ocasión de la escritura del Evangelio de Juan fue el tiempo tan difícil que vivieron las iglesias
durante las últimas décadas del primer siglo. Había dos grandes amenazas: 1) persecución por el imperio
romano como también por el judaísmo, y 2) la incipiente herejía del gnosticismo. El Evangelio de Juan
trata con ambos desafíos.
Roma tomó nota de los cristianos y comenzó la persecución de las iglesias a partir del año 49. El
Emperador Claudio, quien no distinguía entre los judíos ortodoxos y los cristianos los expulsó a todos de
la ciudad de Roma (Hechos 18:2). El historiador romano Seutonio escribió, "Como los judíos
constantemente creaban disturbios por la instigación de Crestos, el emperador Claudio los expulsó de
Roma."
Según los historiadores Seutonio y Tacito, el 18 de Julio del año 64, Nerón incendió parte de la
ciudad de Roma para así eliminar algunos edificios viejos y abrir espacio para proyectos nuevos que
deseaba edificar. Pero el incendio se descontroló, dañando severamente a diez de los catorce distritos de
la ciudad, tres de los cuales fueron totalmente consumidos por las llamas. El fuego tardó más de una
semana en ser apagado. Cuando el pueblo se rebeló, Nerón acusó falsamente a los cristianos de ser los
causantes del incendio. Tácito escribió:
"Nerón presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el
vulgo llamaba cristianos, odiados por sus ignominias. Cristo, del que recibían el
nombre, había sido ejecutado por el procurador Poncio Pilato bajo el gobierno de
Tiberio. La execrable superstición, reprimida momentáneamente, renació de nuevo no
sólo por Judea, origen del mal, sino por toda la Ciudad, lugar en el que todas confluyen
y donde se celebran toda clase de atrocidades y vergüenzas."
El caso es que se comenzó por detener a los que confesaban abiertamente su fe, y luego,
por denuncia de aquéllos, a una ingente multitud, y resultaron convictos no sólo de la
acusación del incendio sino del odio al género humano. Pero a su suplicio se unió el
escarnio, de manera que perecían desgarrados por perros tras haberles hecho cubrir
con pieles de fieras, o bien clavados en cruces, al caer el día, eran quemados de manera
que sirvieran de iluminación durante la noche.
Nerón había ofrecido sus jardines para tal espectáculo, y daba festivales circenses
mezclado con la plebe, con atuendo de auriga o subido en un carro. Por ello, aunque
fueran culpables merecieran los máximos castigos, provocaban la compasión, ante la
idea de que perecían no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad de uno
solo.”
(Tác., Anales., XV, 44).
Nerón se suicidó el 9 de junio del año 68, a los treinta años de edad. Fue el primer emperador
romano muerto por su propia mano.
En los años 80 Domiciano estableció el culto al emperador como la religión imperial. Semejante
a sus antecesores, los emperadores Calígula y Nerón, se creía un dios. Exigía que todos le ofrecieran
sacrificio y le declararan "¡Dominus et deus noster!" ("¡Señor y dios nuestro!" - en latín). El imperio
romano había reconocido durante décadas que los judíos no adoraban a los dioses grecorromanos, pero
como eran una comunidad religiosa-étnica que no practicaba el proselitismo, se les permitía ejercer su fe
en sus sinagogas privadamente y sin imposición del culto al emperador.
Sin embargo, los cristianos gentiles, y aquellos cristianos judíos expulsados del judaísmo, sí eran
objeto de gran persecución por no venerar la divinidad del emperador. Domiciano ordenó una gran
persecución de los cristianos en Asia, y el apóstol Juan fue arrestado y desterrado a la pedregosa isla de
Patmos, donde habían minas de hierro.
Hubo por lo menos cinco razones por las cuales los romanos persiguieron con tanta fuerza a los
cristianos:
A. El proselitismo. Los romanos veían a los cristianos como una mayor amenaza que los judíos,
porque activamente buscaban convertir a los no-cristianos a la fe en Cristo.
C. Supuestamente traían el enojo de los dioses grecorromanos. Cerca del año 200 aD,
Tertuliano, líder de la iglesia en Cartago, en el norte de África, escribió:
“Se culpa a los cristianos por cada desastre y mal que venga. Si el rio Tiber sube, o si
el Nilo no riega bien los campos, si no cae la lluvia, o si hay un terremoto o hambre, o
pestilencia, inmediatamente se oyen los gritos, “¡A los leones con los cristianos!”
(Apología, cap. XL).
Tales eran las mentiras y especulaciones que se inventaban para agitar a la gente en contra de los
cristianos.
Además de la persecución de los romanos, los cristianos de Asia de raza judía sufrían mucha
persecución de parte de sus compatriotas. La Primera Guerra Judeo-romana (69-73) llevó a la
completa destrucción del Templo y gran parte de la ciudad de Jerusalén en el año 70. Eso causó la
emigración de muchos judíos de Palestina a Asia Menor. Estos no sentían ningún cariño hacia judíos que
habían creído en Jesucristo. Su influencia en las sinagogas judías de Asia condujo a la expulsión de
muchos judíos cristianos. Justamente es en el Evangelio de Juan donde aparecen las únicas instancias en
el Nuevo Testamento de la palabra aposunagogos – ¨expulsado de la sinagoga” (Juan 9:22; 12:42; 16:2).
Según diferentes fuentes de los primeros siglos de la era cristiana (Ireneo de Lyon, Epifanio de
Salamis, Eusebio, y la recientemente descubierta obra Epistula Apostolorum), Cerinto (50-100dC) fue un
maestro hereje que impactó fuertemente en las iglesias de Asia del primer siglo. Pasó un tiempo en Egipto
donde formuló sus ideas bajo la influencia del Platonismo, y luego fundó una escuela filosófica en Asia
Menor desde la cual extendía su influencia. Según Epifanio, Pablo escribió su carta a los Gálatas en
respuesta a la influencia de los seguidores de Cerinto en las iglesias de aquella región.
Ireneo afirmó que el Evangelio de Juan fue escrito precisamente para contradecir las falsas
enseñanzas de Cerinto.
"Juan, el discípulo del Señor, predicó la misma fe, pues con su Evangelio quiso erradicar
el error sembrado entre muchas personas por Cerinto." (Ireneo, Contra los herejes, III.
2.2.4.1)
"Un tal Cerinto, en Asia, enseñó que el mundo no fue hecho por el primer Dios, sino por
una Potestad muy separada y distante del primer Ser (Authentía) que está sobre todo, y
que no conocía al Dios que está sobre todas las cosas. También hipotizó que Jesús no
ha nacido de una Virgen (pues le parecía imposible), sino que fue hijo de José y María
de modo semejante a todos los demás hombres, y era superior a todos en justicia, poder
y sabiduría. Y después del bautismo, desde el primer Ser que está sobre todo, el Cristo
descendió sobre él en forma de paloma, y desde ese momento anunció al Padre
desconocido y realizó los milagros; y al final el Cristo de nuevo se retiró de Jesús, y
Jesús sufrió y resucitó, pero el Cristo continuó impasible, pues existía como un ser
pneumático." (Ireneo, Contra los herejes, I, 3.26.1)
Cerinto afirmaba que el mundo fue creado no por Dios, sino por otra ente espiritual, un
"demiurgo" (artesano) que no conocía al Dios verdadero. Según Cerinto, Jesús fue un ser humano normal,
hijo de José y María que fue investido de "el Cristo" un espíritu divino, en el momento de su bautismo. A
diferencia de los gnósticos que surgirían con mayor fuerza en el segundo siglo, Cerinto enseñaba que la
salvación se lograba por medio de cumplir la ley de Moisés.
"Algunos le oyeron contar que Juan, el discípulo del Señor, habiendo ido a los baños en
Efeso, divisó en el interior a Cerinto. Entonces prefirió salir sin haberse bañado,
diciendo: "Vayámonos, no se vayan a venir abajo los baños, porque está adentro Cerinto,
el enemigo de la verdad". (Ireneo, Contra los Herejes III, 1.3.2)
Es muy fácil ver como el Evangelio de Juan, con su énfasis en la auténtica encarnación de Jesús,
el eterno Hijo de Dios, fue una verdadera arma contra los embates del gnosticismo temprano.
Así vemos que la ocasión de la creación del Evangelio de Juan fue un tiempo muy complicado,
con desafíos que los evangelios sinópticos quizás no trataban de una manera suficiente para la situación.
De ahí, la necesidad de este evangelio.
Mucho se ha debatido sobre la identidad de los destinatarios del evangelio de Juan. Todo es
contingente con la concepción de la fecha de composición que se maneja. Hay básicamente dos posturas.
• Fue escrito para griegos, por un cristiano griego, a mitades del segundo siglo.
• Fue escrito por un judío, mayormente para judíos, durante la segunda mitad del primer
siglo.
Ya hemos visto que la evidencia abrumadora nos indica una fecha temprana para el Evangelio.
El estudio cuidadoso del texto revela que Juan escribió a una comunidad mezclada, mayormente de
judíos, pero también de gentiles, personas de culturas muy diferentes y a menudo hostiles, pero
transformados y unidos por la fe en Jesús. A continuación se señalan las evidencias internas que hay sobre
los destinatarios:
1. Mayormente judíos
Aunque en el tiempo de la escritura del Evangelio de Juan existía una mezcla de las culturas
judía y griega en muchos cristianos (como el caso de Pablo), el Evangelio de Juan enfatiza tanto a
cuestiones del judaísmo, que hace pensar que sus lectores originales eran mayormente personas judías.
Personas netamente griegas no hubieran comprendido tantas particularidades sobre las fiestas, creencias
y costumbres judaicas, como tampoco las particularidades geográficas de Judea y Jerusalén.
Es posible que los destinatarios previamente fueron discípulos de Juan. El Evangelio de Juan
destaca como Juan el Bautista insistía que él no era nadie de importancia, y que Jesús era el Cristo, el
Mesías.
Una característica singular del Evangelio de Juan es el empleo del vocablo griego aposunagogos
(expulsado de la sinagoga), Solamente aparece en Juan, y no en ningún otro lugar de la Biblia. Aparece
en Juan 9:42, 12:42, y 16:2. Evidentemente, Juan escribe a cristianos judíos que habían sufrido esta forma
de persecución.
4. Personas no-judías
A pesar del énfasis en cosas que los judíos comprenderían mejor que nadie, hay algunas instancias
en el Evangelio de Juan donde se hace explicación de algunos detalles para beneficio de lectores no
judíos.
• 1:41 - se explica que Cefas (nombre arameo) significa Pedro.
• 4:9 - se explica que los samaritanos no se relacionan con los judíos
• 19:31 - se explica que el Shabbat era un día sagrado para los judíos.
"Que Jesús es el Cristo" - es un concepto judío. Muestra que Juan escribe a destinatarios judíos.
Vincular al Cristo con señales era lógico, pues las esperanzas mesiánicas incluían señales. Si uno llegara
clamando ser el Mesías y no hacia señales, no sería tomado en cuenta.
Solamente en este evangelio (Juan), además de la traducción Cristo (christos) aparece el vocablo
messias (hebreo mashiah) y en ningún otro lugar del Nuevo Testamento - Jn 1:41 (Andrés) y 4:25 (la
mujer samaritana). Todo el resto del NT se limita a la palabra griega christos.
Es notable que los samaritanos invitados por la mujer para escuchar a Jesús expresaron una
esperanza mesiánica universal y no local de solamente los judíos.
Juan 4:42 "y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros
mismos le hemos oído, y sabemos que éste es en verdad el Salvador del mundo." (LBLA
- la RVR añade "el Cristo" pero la critica textual no lo admite.)
"Que Jesús es el hijo de Dios" - es un concepto atrayente a los grecorromanos además de los
judíos. Esa confesión aparece varias veces en Juan.
a) 1:18
b) 1:49
c) 6:69
d) 9:35
e) 10:36
f) 11:4
g) 11:27
h) 19:7
Como vimos, Juan escribió a una comunidad de creyentes judíos y gentiles. Enfatiza más que
cualquier otro evangelista la divinidad de Cristo, y muestra a los judíos expulsados de sus sinagogas, que
el creer en Cristo es lo que los hace hijos de Dios, pues en Cristo estaba el pleno cumplimiento de todo
lo anticipado en las fiestas e instituciones de Israel.
Un estudio breve basta para reconocer que Juan es bastante diferente a los evangelios sinópticos.
Hay una cantidad de cosas que Juan comparte con los tres, pero una muchas más cosas que le son únicas.
En este capítulo repasaremos las similitudes y las diferencias entre Juan y los demás evangelios en el
Nuevo Testamento.
A Mateo, Marcos y Lucas se les llaman los "evangelios sinópticos" por tener contenidos y
perspectivas muy similares. En algunas instancias los tres narran un mismo evento con las mismas frases.
(Por ejemplo, la sanidad del leproso que se narra en Mateo 8:1-4, Marcos 1:40-45 y Lucas 5:12-16.)
Es muy posible que Juan, al igual que Mateo y Lucas, empleó el evangelio de Marcos como
una fuente de información. A continuación se presenta una tabla que indica las narraciones que son
comunes entre Juan y los sinópticos.
Se puede apreciar que los puntos de encuentro entre Juan y los sinópticos generalmente son
narraciones de acciones de Jesús, mas que sus discursos o enseñanzas.
Las narraciones que se encuentran en los sinópticos, pero que no se hallan en Juan, incluyen a los
siguientes:
• El nacimiento de Jesús en Belén, con mención de pastores, reyes, Herodes, ángeles,
etc.
• El bautismo de Jesús
• La tentación de Jesús en el desierto
• La confesión de fe de Pedro
• Encuentros de Jesús con endemoniados
• Narración de parábolas
• La transfiguración de Cristo en el monte
• Las enseñanzas de Cristo sobre los últimos días
• El pan y la copa en la última cena
• Su oración en el Getsemaní
• La Ascensión
En cambio, el Evangelio de Juan sí tiene numerosas narraciones que no se repiten en ninguno de los
evangelios sinópticos. Entre estos están los siguientes:
Además de estas narraciones, el Evangelio de Juan se distingue de los sinópticos en varias de sus
características. Por ejemplo:
◦ En vez de comenzar con la narración del nacimiento o el bautismo de Jesús, Juan comienza
con la declaración de la existencia eterna de Jesucristo, con lenguaje similar a Génesis 1 "en
el principio".
◦ Juan enfatiza, más que los sinópticos, el atributo divino de su omnisciencia. Conocía el
pasado de la mujer samaritana (Jn. 4:16,17); sabía cuánto tiempo llevaba el paralítico en el
Estanque de Betesda (Jn. 5:6); sabía cómo alimentaría a la multitud antes de hacerlo (Jn. 6:6);
sabía que Lázaro había muerto (Jn. 11:14); sabía que Judas lo traicionaría (Jn. 13:21-26);
sabía que Pedro le negaría tres veces (Jn. 13:38); sabía lo que le pasaría después a Pedro (Jn.
21:8).
◦ Juan enfatiza el contexto religioso de las fiestas de Israel como telón de fondo para las
declaraciones más importantes de Jesús, cosa que no sucede con los sinópticos. Las fiestas
que se mencionan en Juan son:
1
Juan. Serie Fe y Accion 2018, p. 5.
◦ Juan destaca la semana de la pasión y en particular, sus palabras durante la última cena, más
que los sinópticos.
◦ En los Sinópticos se enfatizan los discursos de Jesús a las multitudes, como el Sermón del
Monte (Mateo 5) y sus instrucciones para los setenta (Lucas 10). En Juan, sin embargo, se
enfatizan las conversaciones privadas de Jesús. Por ejemplo, sus conversaciones con:
• Nicodemo (3:1-21)
• la mujer samaritana (4:1-26)
• Maria y Marta (11:17-44)
• los discípulos en la Cena (13:7-17:26)
• Pilato (18:33-37)
• Pedro (21:15-23)
◦ Juan enfatiza las confrontaciones que Jesús tuvo con los judíos. La expresión “los judíos”
(ioudaios) aparece 71 veces en el Evangelio de Juan, mucho más que en los tres sinópticos
sumados juntos. (En Mateo y Lucas solamente aparece 5 veces cada uno.) Juan destaca con
fuerza la oposición constante de los judíos a la persona y obra de Jesús.
• Jn. 9:22 “… tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado
que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.”
• Jn. 12:42 “muchos creyeron en él, pero a causa de los fariseos, no lo confesaban,
para no ser expulsados de la sinagoga.”
• Jn. 16:2 “Os expulsarán de las sinagogas, y aun viene la hora cuando cualquiera
que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.”
Aunque no todos los teólogos lo ven de la misma manera, una buena lectura del Evangelio de
Juan deja ver que el libro tiene cuatro divisiones intrínsecas, fácilmente reconocibles.
Este pasaje expresa la Cristología de Juan de manera muy poética y elegante. Se puede pensar
en el prólogo como una introducción al Evangelio, que identifica los temas principales que luego se
desarrollan de manera más profunda en las otras divisiones del libro. Entre aquellos temas encontramos:
Jesús era el logos, la expresión, el verbo de Dios, existente desde la eternidad, creador de todas las cosas;
este Cristo fue encarnado, y vino al mundo para manifestar la gloria de Dios. Los que le reciben, son
hechos hijos de Dios.
Esta división narra los eventos claves del ministerio de Jesús. Los siete milagros (smeion)
encuadran la narración del ministerio de Jesús.
Esta división narra los eventos de la última semana del ministerio terrenal de Cristo, sus discursos
con sus discípulos durante y después de la última cena, su crucifixión y resurrección.
El Evangelio concluye con la misión que ahora nos corresponde hacer – alimentar y cuidar al
rebaño de Dios, hasta que el Señor vuelva.
1. Texto de Fe y Acción
El texto Fe y Acción propone un bosquejo bastante sencillo y fácil de recordar. Reconoce a tres
grandes divisiones:
El profesor Dr. Gary Burge propone un bosquejo bastante más elaborado, reconociendo el
bosquejo comúnmente usado - Prologo - Ministerio Público - Ministerio Privado - Epílogo, con la
diferencia que usa la nomenclatura "Libro de Señales" y "Libro de la Gloria" para las dos divisiones
principales centrales. Su bosquejo es enriquecido con los sub-puntos que identifican a las diversas
instituciones del judaísmo que con las cuales Jesús tuvo interacción según el Evangelio de Juan.
Epílogo Cap. 21
El Dr. Beasley-Murray (1916-2000), profesor destacado del Seminario Bautista del Sur, repite el
bosquejo tradicional, destacando las señales de Jesús en los sub-puntos.
I. El prólogo 1:1-18
Mas adelante veremos a varias de estas herramientas teológicas de Juan en detalle, pero aquí se
presentan a modo de introducción.
A menudo en una misma narración Juan puede emplear varios de estos recursos. Por ejemplo, en
el prólogo hay elementos de la narración de la creación de Génesis y también del Templo. Eso hará que
ciertos pasajes se estudiarán más de una vez en el transcurso del estudio de estos recursos.
Uno de los recursos teológicos que Juan emplea en su cristología es reconocer el rol de Jesucristo
en narraciones claves del Antiguo Testamento, particularmente en la Creación del universo, y en la
revelación de Dios a Moisés.
Juan destaca la deidad de Jesucristo, más que cualquier otro evangelio. En contraste con los
sinópticos que comienzan con el nacimiento o el bautismo de Jesús, Juan describe a Cristo en su condición
pre-encarnada, divina. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este
era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho,
fue hecho.” (Jn. 1:1-3). Las siete declaraciones “Yo soy” de Jesús también afirmaban la verdad de su
deidad. El mismo Dios revelado a Israel, se había hecho carne.
La creación
Se aprecia le influencia de la narración de la creación en Génesis, en el prólogo de
Juan. Génesis 1:1 y Juan 1:1 ambos comienzan con "En el principio"... en griego Ἐν ἀρχῇ.
El mendigo ciego (Juan 9:6) - Jesús untó barro en sus ojos - nos recuerda como Dios formó al
hombre de la tierra
El Espíritu Santo (Juan 20:22) - Jesús sopló sobre sus discípulos - nos recuerda a cuando Dios
sopló en Adan.
El Tabernáculo
Otro recurso que Juan usa para describir a Jesús es el tabernáculo de Moisés. Esto aparece
inicialmente en el prólogo:
Juan 1:14 (LBLA) - Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos gloria,
gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan 1:14 (NA27) - Καὶ ὁ λόγος σὰρξ ἐγένετο καὶ ἐσκήνωσεν ἐν ἡµῖν, καὶ
ἐθεασάµεθα τὴν δόξαν αὐτοῦ, δόξαν ὡς µονογενοῦς παρὰ πατρός, πλήρης χάριτος
καὶ ἀληθείας.
La palabra traducida como "habitó" en Juan 1:14 es eskenosen, que literalmente significa "hizo
tabernáculo". Juan así afirma que la encarnación de Cristo es el antitipo - el cumplimiento perfecto - de
todo lo profetizado en el Tabernáculo de Moisés. A continuación dice "vimos su gloria" (doxa) - lo que
corresponde a la shekinah de Dios que llenaba el Lugar Santísimo. Juan es el único escritor
neotestamentario que emplea el verbo skenoo σκηνόω (habitar en tienda o tabernáculo). Lo usa aquí (Juan
1:14) y también en:
Apocalipsis 7:15 Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en
su templo; y el que está sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.
Apocalipsis 12:12 Por lo cual regocijaos, cielos y los que moráis en ellos. ¡Ay de la
tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran furor, sabiendo
que tiene poco tiempo.
Apocalipsis 21:3 Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el
tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su
pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.
Juan aquí compara la venida de Cristo al mundo con la instalación del Tabernáculo de Moisés,
con el lugar santísimo, el lugar de encuentro con Dios, el lugar donde se manifestaba la gloria de Dios.
A pesar del hecho que Jesús hizo muchos milagros (Jn 21:25), Juan solamente menciona a siete
durante su ministerio público, pre-crucifixión, y a estas las llama “smeion“, “señales”. Es decir, Jesús no
hizo milagros simplemente para ser bondadoso con algún necesitado. Sus milagros venían con mensajes.
Eran señales que apuntaban a grandes verdades de importancia para todos. Por ejemplo, Jesús no sanó
1) El agua convertido en vino (Jn. 2:1-11) – “Este principio de sus señales (smeión) hizo Jesús
en Caná de Galilea…” (Jn 2:11).
2) La sanación del hijo del oficial del rey (Jn. 4:46-54) – “Esta fue la segunda señal (smeión)
que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea.” (Jn. 4:54).
3) La sanidad del paralítico de Betesda (Jn. 5:1-15)
4) La alimentación de los cinco mil (Jn. 6:5-14)
5) El caminar de Jesús sobre el agua (Jn. 6:16-24)
6) La sanación del ciego (Jn. 9:1-7)
7) La resurrección de Lázaro (Jn. 11:1-45)
Algunos teólogos creen que la intención de Juan era mostrar que Cristo anunciaba la Nueva
Creación con los siete milagros como acciones paralelas a los siete días de la Creación, y que la
resurrección de Cristo, testificado por la mujeres que se encuentran con él en un huerto, como octava
señal, hablaría sobre la inauguración de la Nueva Creación.
Como ya se mencionó, en el Evangelio de Juan hay siete instancias donde Jesús afirmó su
identidad con la expresión “yo soy”. De esta manera se dio a conocer como el cumplimiento cabal de
todo lo anticipado y profetizado en las diversas fiestas y otros aspectos de la revelación de Dios a Israel.
Estas expresiones son:
Por medio de estas declaraciones, Jesús anunció y demostró que todas las fiestas y ceremonias
de Israel apuntaban a él, y alcanzaban el pleno cumplimiento de sus propósitos en él. El maná en el
desierto, las luces de la fiesta de tabernáculos, la histórica figura de la vid como símbolo de la nación de
Israel – todo tiene su cumplimiento cabal en Cristo. Estas palabras sin duda daban mucho aliento a los
judíos cristianos que había sido expulsados de sus sinagogas, haciéndoles entender que al estar en Cristo
tienen todas las mismas bendiciones que Dios prometió a Israel.
4. El Templo de Jerusalén
El Templo figura de manera predominante en el Evangelio de Juan - mucho más que en los
sinópticos. La relación de Jesús y el Templo cobra gran importancia. Juan muestra como en Jesús se
cumplen todas las funciones y realidades de la adoración de Israel.
5. La Nueva Creación
Juan presenta con gran claridad a Jesús como el eterno hijo de Dios, creador del mundo, quien
manifestó su poder creador y regenerador ampliamente. Juan presenta con claridad los temas del nuevo
Tanto el Evangelio como las tres epístolas de Juan emplean un lenguaje del griego koiné muy
sencillo, con un vocabulario reducido, pero con ciertas palabras claves e importantes que se repiten
mucho. Algunas de estas palabras claves del Evangelio de Juan, con su número de instancias de uso son
las siguientes:
1. Cree, creer (pisteuo) – 98 instancias. Esta es LA palabra clave de Juan. Se emplea ahí
más que en los tres sinópticos sumados juntos. Casi un tercio de las 292 menciones de
esta palabra en toda la Biblia, se encuentran en Juan.
2. Saber (eido) 84 instancias
3. Mundo (kosmos) – 78 instancias
4. Saber (ginosko) – 57 instancias
5. De cierto, en verdad (amen) 50 instancias
6. Verdad, verdadero (alethes, aletheia) – 49 instancias
7. Amor, amar (agape, agapao) 47 instancias
8. Vida (zoe) 47 instancias
9. Testificar, Testimonio (martureo, marturia) 47 instancias
10. Gloria, glorificar (doxa, doxazo) 40 instancias
11. Juzgar, juicio (krino, krisis) 30 instancias
12. Nombre (onoma) 25 instancias
13. Luz (fos) 22 instancias
14. Mi Padre (pater) 21 instancias
15. Morar (meno) 13 instancias
Todas estas y otras palabras ameritan mucho estudio, pues expresan las ideas claves que quiso
comunicar el escritor.
Algunos teólogos opinan que Juan 1:1-18 fue originalmente la letra de un antiguo himno
cristiano, y que la redacción original del Evangelio comenzaba en el vs. 19, con el ministerio de Juan el
Bautista, semejante al comienzo del Evangelio de Marcos. Según esta teoría, en algún momento posterior
se añadió el prólogo.
Argumentos a favor:
• Hay otras posibles instancias del uso de letras de himnos en el Nuevo Testamento (Fil. 2:6-11;
Col. 1:15-20; 1 Tim. 3:16; 1 Pedro 3:18-20).
• En el prólogo hay palabras que solo aparecen ahí y nunca más en el Evangelio de Juan -
notablemente la palabra “Verbo” logos para referirse a la persona de Jesús, como también la
palabra “gracia” charis (ambas cuatro veces)
Argumentos en contra:
• Hay una evidente e íntima conexión entre el prólogo y el resto del Evangelio. Se aprecia en las
cuantiosas palabras claves que figuran ahí y que se repiten en el resto del Evangelio.
• Las estrechas conexiones entre el prólogo y el resto de Juan son en gran medida mayores que las
distinciones. Es imposible pensar que un himno, por otro autor, existía independiente de
Evangelio, pero que coincidentemente guardaba una relación tan estrecha con su contenido.
Concluimos que la evidencia nos convence que el prólogo es producto de la misma pluma que el
resto del Evangelio de Juan, y que funciona como una hermosa introducción a los grandes temas del libro.
Independiente de su origen, sí sabemos que el prólogo ha ocupado un lugar muy especial en las
mentes y corazones de seguidores de Cristo desde tiempos tempranos. En la Iglesia Católica Romana
medieval, se hacían amuletos con el prólogo grabado, creyendo que sanarían enfermedades. Se rezaba el
Prólogo sobre los niños bautizados. Era la última oración en la misa. No cabe duda que tiene una belleza
y una profundidad que no dejan de asombrar.
Como todo escrito en formato de poesía hebrea, el prólogo de Juan contiene estrofas, y estas
incorporan diferentes formas de paralelismo. Entre importantes comentaristas hay una diversidad de
opiñiones sobre la estructura particular de este pasaje. A continuación se dan algunos ejemplos.
Richard Van Egmond ("A Study of the Prologue of John", McMaster Journal of Theology and
Ministry, McMaster Divinity College
I. El Verbo en el principio v. 1-5
II. La venida del Verbo como la luz del mundo. v. 6-13
III. La gloria del Verbo encarnado v. 14-18
Aunque todas estas maneras de bosquejar el prólogo tienen particularidades a su favor, para
nuestro estudio se empleará el siguiente análisis de Juan 1:1-18. El bosquejo se fundamenta en reconocer
los cambios de tema dentro del prólogo, manifestados por los cambios de vocabulario y la concentración
de ciertas palabras claves en cada división.
III. El Verbo, desconocido por el mundo, recibido por los hijos de Dios
(palabras claves: “conocer, recibir”) v. 10-13
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el mundo
no lo conoció.
11 A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron.
12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos
de Dios, es decir, a los que creen en su nombre,
13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad
del hombre, sino de Dios.
El pastor y profesor Dr. Brad McCoy, ha propuesto que posiblemente existe una estructura
quiástica en el prólogo de Juan. Los quiasmos son una forma de paralelismo hebreo muy hermoso que se
emplea en muchísimos pasajes bíblicos. Se caracteriza por consistir de una secuencia de ideas que
conducen hacia una idea central, y que luego es repetida en orden invertido, finalizando con una
declaración paralela a la inicial.2
Es una estructuración muy interesante, y cuenta a su favor el hecho que era muy común en
literatura bíblica emplear estructuras quiásticas en textos de singular importancia para así facilitar su
memorización.
A. EL VERBO DE DIOS CON EL PADRE 1 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el
Verbo era Dios.
B. EL ROL DEL VERBO EN LA CREACION 2 El estaba en el principio con Dios. 3 Todas las cosas
fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
C. LA GRACIA DE DIOS PARA LOS HOMBRES 4 En El estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres. 5 Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.
D. EL TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA 6 Vino al mundo un hombre enviado por Dios,
cuyo nombre era Juan. 7 Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos
creyeran por medio de él. 8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.
E. LA ENCARNACION DEL VERBO 9 Existía la luz verdadera que, al venir al mundo,
alumbra a todo hombre. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el
mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
F. SALVACION POR LA FE EN EL VERBO ENCARNADO 12 Pero a todos los que
recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su
nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad
del hombre, sino de Dios.
E. LA ENCARNACION DEL VERBO 14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y
vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
D. EL TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA 15 Juan dio testimonio de El y clamó, diciendo:
Este era del que yo decía: “El que viene después de mí, es antes de mi, porque era primero que
yo.”
C. LA GRACIA DE DIOS PARA LOS HOMBRES 16Pues de su plenitud todos hemos recibido, y
gracia sobre gracia.
B. EL ROL DEL VERBO EN LA NUEVA CREACION 17Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la
gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo.
A. EL VERBO DE DIOS CON EL PADRE 18 Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el
seno del Padre, El le ha dado a conocer.
2
Brad McCoy. "Is the Gospel of John arranged as chiasm?" Biblical Hermeneutics. En Internet.
https://hermeneutics.stackexchange.com/questions/4978/is-the-gospel-of-john-arranged-as-a-chiasm (20-3-
19).
A. Su estructura
En los versículos 1 y 2 se aprecia una hermosa estructura quiástica:
B. Su contenido
La frase "En el principio" (en arche) hace eco de Génesis 1:1 "En el principio, creó Dios..." Se
ve que Juan comienza destacando no simplemente la divinidad de Jesucristo, sino que es el mismo Dios
de Israel. Jesús no es una criatura, sino el Creador.
Sin duda la particularidad más importante y discutida de esta estrofa del prólogo es el uso que
Juan hace de la palabra griega logos. La pregunta fundamental es, ¿por qué empleó Juan ese vocablo?
¿Para lograr una comunicacion efectiva con los griegos? ¿Para lograr una comunicación efectiva con
personas judías? Ambas ideas tienen merito.
La intencionalidad de Juan al usar la palabra logos es un tema que sin duda se debatirá hasta la
venida del Señor. Los destinatarios del Evangelio de Juan evidentemente eran personas que conocían al
judaísmo muy bien, es decir, eran judíos. Pero también eran personas que vivían lejos de Israel, y que
estaban inmersos en un contexto de cultura grecorromana. La palabra logos bien puede haber tenido un
significado de máxima cobertura en sus mentes, una comunicación sobre la naturaleza de Cristo,
coherente para la cosmovisión judía, como también para la griega.
Barclay opina de manera igual sobre el uso del vocablo logos: "Aquí había algo que se podía
elaborar para salir al encuentro del doble mundo griego y judío. Aquí había algo que pertenecía a la
herencia de ambas razas y que ambas podían entender."3
"y el verbo era Dios" (v.1) (καὶ Θεὸς ἦ ὁ Λόγ ο ς ) Es necesario señalar algo muy
importante sobre esta frase. Los Testigos de Jehová y otros que niegan la plena divinidad de Cristo
argumentan que en esta frase, no habiendo un artículo definido (jo) antes de theos, habría que ver a la
palabra theos como adjetivo y no sustantivo - rindiendo una traducción "y el Verbo era divino".
Pero eso no puede ser el caso. En griego había otra palabra para expresar el adjetivo "divino", la
palabra theios, palabra que no aparece aquí, pero que sí aparece en 2 Pedro 1:4 "...a fin de que por ellas
lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina...", refiriéndose a los creyentes. Además, en otros pasajes
Juan también omite el artículo definido y nadie reclama por eso (ejemplos: Juan 1:49; 8:39; 17:17; Apoc.
14:17)4
Esta expresión es clave para entender el enfoque del Evangelio de Juan. Como dice Burge, "La
intención de Juan es que todo su evangelio sea leído a la luz de este versículo. Las obras y las palabras
de Jesús son las obras y las palabras de Dios."5
". . . todas las cosas por El fueron hechas. . ." Juan es muy cuidadoso al dejar en claro que el
Verbo no era una criatura, sino el Creador. No es que Dios primeramente creó al Verbo, y que después
el Verbo creó al universo. El Verbo jamás fue creado. "Todas las cosas fueron hechas por medio de El,
y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho".
3
William Barclay. Juan: Comentario al Nuevo Testamento, Vol. 5. Barcelona: CLIE, 1995, pag. 39.
4
Burge, op cit.
5
Idem.
A. Su estructura
En los vs. 4 y 5 se aprecia un paralelismo escalonado (cada frase toma como sujeto el predicado
de la frase anterior)
A-------B
B-------C
C------D
En El estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la comprendieron.
B. Su contenido
"En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres". En esta estrofa la palabra clave
obviamente es "luz" (fos). Aparece seis veces en los seis versículos. Se hace hincapié en la eternidad de
la luz - que estuvo en el principio en el Verbo y que ahora ha venido al mundo. Beasley-Murray comenta
sobre la voz presente del verbo fotizei ("alumbra" v.9).
Juan describe a la encarnación del Verbo como la entrada de una gran luz a un lugar
absolutamente oscuro. Inmediatamente se introduce la idea del conflicto entre las tinieblas y la luz -
conflicto que luego será ilustrado de muchas maneras en la narraciones de Juan.
". . . y las tinieblas no la comprendieron" - Esta expresión se presta para dos interpretaciones.
El verbo traducido "comprendieron" en LBLA es katelaben. Este es un vocablo muy interesante.
Etimológicamente significa "asaltar" "atrapar" "tomar por la fuerza". Es un compuesto de "kata" que es
una acción de arriba hacia abajo (como leer una lista era "catálogo") y lambano, que significa tomar con
la mano.
Pablo usa katalambano para describir su conversión, cuando Cristo "se asió" de él (Filipenses
3:12 RVR60), "alcanzó" en LBLA. Y luego dice que él también necesita "asir" o "alcanzar" aquello por
lo cual Cristo le alcanzó primero. Pablo ahí emplea katalambano en un sentido positivo - de alcanzar una
meta, de lograr un objetivo, comprender y cumplir la voluntad de Dios para él. Si Juan usó katelaban en
este sentido, entonces el mensaje sería, "y las tinieblas no la tomaron para sí", "no la tomaron", "no la
abrazaron", "no la entendieron" o algo por el estilo.
El comentarista Beasley-Murray opina que la intención de Juan era comunicar precisamente eso..
καταλαµβάνειν puede significar "tomar" en el sentido de hacer que algo sea suyo (Fil.
3:12), comprensible (Efe, 3:18), sorprendido o asaltado (Juan 12:35, 1 Tes. 5:4). El
contexto (Jn. 1:10–12) sugiere que lo que se tiene en mente aquí es reconocer y recibir
la verdad de la revelación7
6
Beasley-Murray, G. R. John. Dallas: Word, 2002, p. 11.
7
Ibid.
La Cristología del Evangelio de Juan, 1.1
35
Es decir, opina que Jn. 1:5 expresa ". . . y las tinieblas no la quisieron reconocer y recibir".
Pero katelaben es una palabra que implica violencia. Es un asalto desde arriba hacia abajo. Esta
es la forma preferida para entender el vocablo según las mejores versiones castellanas de hoy.
NVI - Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.
Esta interpretación del lenguaje del prólogo nos hace anticipar que más adelante en el Evangelio
veremos como los representantes de la tinieblas atacaron con violencia al Verbo encarnado pero sin poder
derrotarlo. Su resistencia a Jesús no fue pasiva sino activa. Con esta expresión, Juan anticipa la pasión y
crucifixión de Jesús, pero la cruz no es su derrota sino su gloria.
Juan 12:31 Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será
echado fuera.
Juan 14:30 No hablaré mucho más con vosotros, porque viene el príncipe de este
mundo, y él no tiene nada en mí;
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis
tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.
"Este vino como testigo, para testificar de la luz" - En este punto del prólogo, Juan esclarece
que Juan el Bautista no era el Mesías, sino uno enviado por Dios para dar testimonio acerca de Jesús, el
Verbo. Puede ser que en la ocasión del escrito, aun quedaban discípulos de Juan el Bautista, que
equivocadamente pensaban que Juan fue el Mesías. El rol de Juan el Bautista como testigo de Cristo, y
no como el Mesías, se reitera en el resto del Evangelio.
Juan 3:28-30 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: "Yo no soy el Cristo, sino
que he sido enviado delante de El." El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del
novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso,
este gozo mío se ha completado. Es necesario que El crezca, y que yo disminuya.
Juan 10:41, 42 Y muchos vinieron a El y decían: Aunque Juan no hizo ninguna señal,
sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad. Y muchos creyeron en El allí.
"la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre." - Ya en el prólogo se
aprecia la dimensión universal de la misión de Jesús - revelar el amor de Dios a toda la humanidad,
Juan 7:7 El mundo no puede odiaros a vosotros, pero a mí me odia, porque yo doy
testimonio de él, que sus acciones son malas.
Juan 14:17 es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni
le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en
vosotros.
Juan 15:18 Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Juan 16:20 En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo
se alegrará; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
Sin embargo, el mensaje de Juan es que a pesar de su maldad, a ese mundo vino Jesús. No vino
solamente para traer su luz a Israel, sino al mundo entero, a todo hombre en ese mundo caído.
III. El Verbo, desconocido por el mundo, recibido por los hijos de Dios
(palabras claves: “conocer, recibir”) v. 10-13
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el mundo
no lo conoció.
11 A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron.
12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos
de Dios, es decir, a los que creen en su nombre,
13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad
del hombre, sino de Dios.
A. Su estructura
En los versículos 11 y 12 hay otro paralelismo en cadena:
A lo suyo vino,
y los suyos no lo recibieron.
Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir
a los que creen en su nombre,
Se aprecia un anticipo a la estructura del Evangelio. Los vs. 10,11 anticipan los capítulos 1-12 -
el “libro de señales” o “el ministerio público”, la relación de Cristo con los que no creyeron. Los vs. 12,
13 anticipan los capítulos 13-21 - el “libro de la gloria” o “el ministerio privado” de Jesús - la relación de
Cristo con sus discípulos.
B. Su contenido
En los versículos 10 y 11 hay un paralelismo sinónimo, "mundo" - "suyo". "En el mundo estaba",
"a lo suyo vino - "y el mundo no lo conoció", "los suyos no le recibieron". Es quizás un simple decir la
misma cosa dos veces pero con vocablos diferentes, pero puede ser que la intención de Juan es mostrar
ambas dimensiones de la misión de Jesús - de revelar el amor de Dios al mundo caído en general, y de
manera particular al pueblo del pacto, Israel (lo suyo).
"A lo suyo vino" - ¿A quienes se refiere Juan con la expresión "lo suyo"? Sin duda se refiere a
Israel, el pueblo del pacto. Pero no es solamente eso, Juan afirma que por derecho de ser el Creador, que
"pero los suyos no le recibieron... pero a todos los que le recibieron..." - Juan introduce un
vocablo que usamos mucho en las iglesias evangélicas - "recibir". Decimos, "Hay que recibir a Cristo."
Y eso está muy bien. El verbo griego es parelabon, del infinitivo paralambano -que es un compuesto de
dos palabras - para - "al lado" o "cercano", y lambano "tomar". Significa entonces, "tomar de manera
ìntima" "recibir y estrechar". Juan explica su significado, - "los que creen en su nombre". "Recibir a Jesús"
es entonces una metáfora, es otra manera de decir "creer en Jesús". Juan es el único escritor bíblico que
la emplea de esa manera.
"Paralambano" es usado en otros textos para fines diferentes. En 1 Cor. 15:1 Pablo les habla de
"el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis (parelabete)"; en Hechos 21:26 Lucas dice
"entonces Pablo tomó consigo (paralabon) a los hombres". Solamente Juan lo emplea para describir el
acto de creer en Jesús para la salvación.
"les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios" - Juan afirma que se llega a ser hijo de Dios,
no por tener naturaleza humana o cierto nivel conocimiento místico (como decían lo gnósticos), sino por
un acto de nuevo nacimiento realizado por Dios, en respuesta a la fe de aquel que cree en el nombre del
Verbo de Dios. Es interesante observar que Juan no emplea la expresión υἱοὶ θεοῦ (juioi theou) "hijos de
Dios" como Pablo, sino τέκνα θεοῦ (tekna theou) "niños de Dios" (también en I Juan 3:2, 10). Solamente
a Jesús lo llama juios theou - "el Hijo de Dios".
Spurgeon dijo, "No todos los hombres son hijos de Dios. La doctrina de la paternidad universal
de Dios es absolutamente falsa. Los únicos que llegan a ser hijos de Dios son quienes reciben a Cristo y
creen en su nombre, de otro modo son hijos de ira.”8
Estas expresiones, "hijo de Dios", "nacido de Dios" aparecen también en I Juan 3:2, 9 ". . . ahora
somos hijos de Dios. . . ninguno que es nacido de Dios. . . "
IV. El Verbo, lleno de gloria, gracia y verdad (palabras claves: "gloria, gracia, verdad") v. 14-17
14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan dio testimonio de El y clamó, diciendo: Este era del que yo decía: “El que viene
después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo.”
16 Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia.
17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron
hechas realidad por medio de Jesucristo.
8
Spurgeon, Charles H.. Spurgeon's Verse Exposition Of John: The Expansive Commentary
Collection, p. 13.
La Cristología del Evangelio de Juan, 1.1
38
A. Su estructura
La estrofa muestra paralelismo quiástico al comenzar y concluir hablando sobre "gracia y
verdad".
B. Su contenido
Juan desafía a todos los lectores, tanto judíos como griegos.
" Y el Verbo se hizo carne" esta expresión ataca frontalmente a la herejía gnóstica propuesta por
Cerinto y los docetas. La idea de la unión de el logos con humanidad chocaba directamente con la
cosmovisión griega platónica. El docetismo, una variante temprana del gnosticismo, enseñaba que Jesús
jamás existió como un ser humano de carne y huesto, sino que era meramente un espectro o fantasma.
"y habitó entre nosotros, vimos su gloria" Juan emplea el verbo skenoo (hizo tabernáculo). Es
una afirmación que desafiaba la mente judía. Cristo es ahora la presencia de Dios entre su pueblo, tal
como antes el Tabernáculo fue el punto focal de su presencia. La gloria shekinah que antes moraba en el
Lugar Santísimo ahora se manifiesta en Jesús.
Esta estrofa también menciona a dos personajes importantes que Juan luego enfatizará en el
evangelio: Juan el Bautista y Moisés. Repite enfáticamente que Juan el Bautista no era el Mesías, sino el
que dio testimonio de El. Es un tema repetido en el Evangelio.
"la ley fue dada por medio de Moisés" Es la primera de trece menciones de Moisés en el
Evangelio de Juan. El contraste Moisés-Jesús es un tema muy desarrollado en el Evangelio que en verdad
merece un estudio mucho mas profundo que lo presentado en esta obra. Beasley-Murray aclara: "Las
asociaciones con el Exodo son intencionales, y son parte del tema de la revelación y la redención del
Logos-Cristo como cumplimiento de la esperanza de un segundo éxodo".9
"la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo" - Esta es la primera de
tantas comparaciones que Juan hace de Jesús con Moisés. En Juan, Jesús deliberadamente se muestra
como superior a Moisés, haciendo milagros semejantes a los realizados por mano de Moisés pero de
mayor poder y trascendencia. Aquí la comparación es la ley dada por Moisés, vs. la gracia y la verdad
hechas realidades por Jesucristo. La revelación dada por Moisés fue la ley, pero ahora, Juan afirma, ese
tiempo, esa dispensación ha concluido con la nueva revelación traída por el Verbo divino, la revelación
de la gracia y la verdad para todo el mundo.
A. Su estructura
Es fácil apreciar como este versículo cierra un paralelismo quiástico iniciado en el vs.
1, hablando sobre la relación entre Dios y el Verbo, y la absoluta divinidad del Verbo.
B. Su contenido
9
Beasley-Murray, G. R. John (Vol. 36). Dallas: Word, Incorporated, 2002, pg. 14.
La Cristología del Evangelio de Juan, 1.1
39
“A Dios nadie le vio jamás" - Con esta frase Juan hace recordar que el mismo Moisés quisó ver
el rostro de Dios pero no eso le fue permitido (Exo. 33:23). En contraste, Jesús sí ha visto al Padre (Jn.
6:46) porque El es "el unigénito Dios que está en el seno del Padre".
Hay un asunto de traducción importante en este vs. La version RVR 60 dice, "el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” La expresión “unigénito Hijo” es, en verdad,
paralela a la expresión en Jn 3:16 “su hijo unigénito”. Sin embargo, los manuscritos más antiguos no
dicen “monogenes juios”, sino “monogenes theos” (unigénito Dios). (Vease LBLA, NIV, NTV, etc.)
Aunque es la rendición más oscura, se ha de preferir por su mayor antiguedad. Aparece así en
P66 (175dC), P75 (225dC), el Códice Sinaítico (300-325dC), el Códice Vaticano (300-325dC) y otros
manuscritos tempranos. “Monogenes juios” aparece en el Códice Alejandrino (año 400-450 dC) y otros
posteriores. Es decir, Juan comienza y concluye su prólogo con afirmaciones fuertes, paralelas, de la
plena divinidad de Jesucristo.
NTV “Nadie ha visto jamás a Dios; pero el Único, que es Dios, está íntimamente ligado
al Padre. Él nos ha revelado a Dios.”
DHH “Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima
comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer."
RVA2015 “A Dios nadie lo ha visto jamás; el Dios único que está en el seno del Padre,
él lo ha dado a conocer.”
El prólogo de Juan no es una simple introducción, como el que Lucas hace en su evangelio.
Prepara a sus lectores para lo que viene - la historia de Jesús. Lo hace de una manera atractiva tanto para
judíos como gentiles - sean cristianos o paganos.
Hay una gran cantidad de particularidades en el prólogo que se repiten y se amplían luego en el
texto del Evangelio. Son demasiados para pensar que el prólogo era un escrito ajeno al Evangelio, hecho
por otro autor, que luego se agregó al libro. De ser así, no existirían estas conexiones. Indudablemente el
mismo Juan escribió el prólogo como una hermosa introducción a su Evangelio.
A continuación se presentan algunos ejemplos de esto, pero la lista no es para nada exhaustiva:
2. "la vida…" v.3 “En El estaba la vida,” (“Vida” aparece 43 veces en el Evangelio de Juan)
3. La luz divina que viene al mundo - “Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra
a todo hombre.”
4. El conflicto entre la luz y las tinieblas - “Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
comprendieron.”
5. Juan el bautista - Jn. 1:15 Juan dio testimonio de El y clamó, diciendo: Este era del
que yo decía: "El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo."
6. Testimonio - Jn. 1:8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz; Jn. 1:15 Juan
dio testimonio de El (“Testimonio” aparece 42 veces en el Evangelio de Juan.)
9. Jesús, el único Hijo de Dios - 1:14 y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno
de gracia y de verdad; 1:18 Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre,
El le ha dado a conocer.
10. La ley por medio de Moisés - 1:17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés (“Moisés” se
menciona 13 veces en el Evangelio de Juan)
12. "los que creen en su nombre" - 1:12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de
llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, (Creer - en sus varias formas, aparece
106 veces en Juan.)
Al ver la cuantiosas conexiones entre el prólogo y el resto del Evangelio de Juan, es imposible
pensar que el prólogo fue escrito por alguien que no fuese el mismo Juan. Son demasiadas las expresiones
e ideas comunes entre el prólogo y el resto del Evangelio, tal como sucede con las cartas a las siete iglesias
y las visiones previas y posteriores del Apocalipsis.
Se puede ver al prólogo entonces como una introducción (por no decir, un resumen) a todo lo
que hay en el Evangelio de Juan, presentado de una manera poética, memorable, que servía para la
instrucción de los que llegaban a creer en Cristo.
Otro recurso que empleó Juan al describir el ministerio de Jesús es la palabra ¨señal¨ (semeion),
para designar un milagro u obra especial. Esta palabra ocupa un lugar sobresaliente en su cristología.
Mucha literatura existe sobre el tema "las siete señales" de Juan. Pero no todos concuerdan con la
identificación de estas.
El concepto de "señal"
En contraste con los evangelistas sinópticos que generalmente llamaban a los milagros de Jesús
dunamis, obras de gran poder (Mat 11:30; Mar 6:5; Luc 9:1), Juan tomó un concepto del judaísmo antiguo
y los llamó semeion, "señales", obras de Dios que comunican un mensaje.
Todos sabemos para qué sirve una señal. Es un medio de comunicación. Usamos señales en las
rutas para indicar el limite de velocidad permitido, la identidad de la ruta, la distancia hasta la próxima
ciudad, etc. En las señales, la cosa verdaderamente importante no es la señal en si, sino el mensaje que
comunica. Una señal de caminos, "ALTO", es solo un pedazo de lata de forma octagonal con pintura roja
y blanca. No vale mucho. Pero, si uno hace caso a esa señal, puede bien salvar su vida y propiedad de un
accidente desastroso. Juan llama a los milagros de Jesús "señales", porque además de beneficiar a la
persona sanada, traían un mensaje importante para todo el mundo.
El uso juanino de "señal" tiene sus raíces en la versión Septuaginta del Antiguo Testamento,
donde se traduce el vocablo hebreo môpet (maravilla, señal, portento) con la palabra griega semeion. Esta
se usa mayormente para describir los milagros realizados por mano de Moisés y de los profetas. Por
ejemplo:
ἐὰν δὲ µὴ πιστεύσωσίν σοι µηδὲ εἰσακούσωσιν τῆς φωνῆς τοῦ σηµείου τοῦ πρώτου
πιστεύσουσίν σοι τῆς φωνῆς τοῦ σηµείου τοῦ ἐσχάτου (Exo 4:8 LXX)
Isa. 38:7 "Esta será para ti la señal del SEÑOR, de que el SEÑOR hará lo que ha
dicho:"
τοῦτο δέ σοι τὸ σηµεῖον παρὰ κυρίου ὅτι ὁ θεὸς ποιήσει τὸ ῥῆµα τοῦτο (Isa. 38:7 LXX)
Las señales en el Antiguo Testamento eran milagros y acciones de Dios que, además de mostrar
su poder, cumplían las funciones de avalar el ministerio del profeta y dar gloria a Jehová. En su calidad
de ser "señales" los testigos comprendían que había algo más, algo trascendental, a lo cual el milagro
apuntaba. Esto nos hace mirar a los milagros de Jesús en Juan de manera similar a las parábolas,
entendiendo que habrá puntos de analogía entre el milagro y otras realidades.
Juan empleó la palabra semeion doce veces en su Evangelio. A menudo lo usó en conjunto con
el verbo "creer". La relación entre los dos vocablos es muy aparente.
• 2:11 Este principio de sus señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su
gloria, y sus discípulos creyeron en El.
• 6:1 Y le seguía una gran multitud, pues veían las señales que realizaba en los
enfermos.
• 6:26 Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque
hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado.
• 6:30 Le dijeron entonces: ¿Qué, pues, haces tú como señal para que veamos y te
creamos? ¿Qué obra haces?
• 7:31 Pero muchos de la multitud creyeron en El, y decían: Cuando el Cristo venga,
¿acaso hará más señales que las que éste ha hecho?
• 9:16 Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque
no guarda el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer
tales señales? Y había división entre ellos.
• 12:37 Pero aunque había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en El
• 20:30, 31 Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos,
que no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús
es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre.
Comúnmente se dice que hay siete señales narrados en el Evangelio de Juan, siete acciones
milagrosas de Jesús - aunque la palabra semeion no se usa en cada caso. A continuación veremos las
señales de Jesús en Juan. En cada instancia se trata de un milagro hecho en público, ante espectadores
creyente y no creyentes. Junto a la narración del milagro, hay una declaración o un diálogo de Jesús con
los testigos del evento en el cual se revela el significado de la señal. Algunos creen y otros no. El milagro-
señal produce una confrontación de la luz con las tinieblas.
Juan usa el recurso de las señales para el mismo fin por al cual escribió el evangelio - producir fe
en Jesús, como el Cristo esperado, y como el Hijo de Dios. Al estudiar las señales, hay que ver en que
manera aportan hacia este fin.
Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús;
y también Jesús fue invitado, con sus discípulos, a la boda. Cuando se acabó el vino,
Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación
de los judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad de agua
las tinajas. Y las llenaron hasta el borde.
Este principio de sus señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y
sus discípulos creyeron en El.
La primera señal de Jesús fue el milagro de la conversión de agua en vino. El mensaje de esta
señal es simplemente, ¡viene un cambio! En esta señal se anticipa la gran transformación del mundo que
viene con el reino de Cristo.
Las tinajas de piedra que se usaban eran bastante grandes, usualmente de capacidad 80 a 90 litros
cada una. Juan informa a sus lectores que el agua en las tinajas era la que se usaba en las ceremonias de
purificación judías, los lavamientos ceremoniales mandados por la ley de Moisés. Su conversión en vino
(el mejor vino) habla de algo mejor que traería Jesús. Las ceremonias de lavamientos serían reemplazados
por su gracia. Esto hace eco con lo anticipado en el prólogo, "Porque la ley fue dada por medio de Moisés;
la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo" (1:7).
Esta noticia del cambio por venir se enfatiza en las narraciones posteriores - la limpieza del
Templo (Jn. 2:13-22), la conversación con Nicodemo (Jn. 3:1-21) y la conversación con la mujer
samaritana (Jn. 4:1-42). En todos estos casos, Jesús anuncia que vienen cosas nuevas - un nuevo Templo,
un nuevo nacimiento, una nueva adoración. La Nueva Creación ya comienza.
Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y
había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó
que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicaba que bajara
y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte.
Jesús entonces le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis.
El oficial del rey le dijo: Señor, baja antes de que mi hijo muera.
Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue.
Y mientras bajaba, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía.
Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a
la hora séptima se le quitó la fiebre. El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora
en que Jesús le dijo: Tu hijo vive. Y creyó él y toda su casa.
Esta fue la segunda señal que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea.
La segunda señal en Juan fue cuando sanó al hijo del oficial del Rey Herodes. Jesús había
regresado a Caná. El oficial vino desde Capernaúm para suplicar a Jesús que fuera a sanar a su hijito
Cuando Jesús cuestionó sus motivaciones - "Si no veis señales y prodigios, no creeréis", el
hombre, sin duda uno acostumbrado a que le diera todo lo que pedía, se molestó y ordenó a Jesús con un
imperativo, "Baja, antes que mi hijo muera."
Pero Jesús respondió también dando una orden en voz imperativo - "Vete. Tu hijo vive."
Impresionado por la autoridad de Jesús, el hombre no insistió más, sino creyó, y partió hacia su casa,
dejando a Jesús atrás. Caná quedaba a aproximadamente 30 kilómetros distancia de Capernaúm; el
camino era difícil y montañoso. Le tomó todo un día recorrer la distancia. En un punto en el camino se
encontró con sus siervos quienes le dieron la buena noticia que su hijo se había recuperado, y que fue a
la misma hora cuando Jesús le había dicho que su hijo estaba bien.
¿Cuál es el mensaje que comunica esta señal? Sin duda esta señal mostró a todos los testigos que
Cristo tiene poder sanador absoluto, que trasciende tiempo y espacio. No necesitaba ir al lugar donde se
encontraba el niño para sanarlo. Sus acciones y palabras son incomprensibles para los que no creen en
El, pero para los que creen, vida y esperanza.
En este milagro Jesús trata la relación entre las señales y la fe. La razón por la cual Dios ha hecho
sus señales es para confirmar y fortalecer la fe en la gente. Los que permanecen en tinieblas solamente
ven y desean el efecto inmediato de la señal - en este caso la sanidad de niño - pero no desean ver más
allá de eso. "Si no veis señales y prodigios, no creeréis." La implicancia es lo opuesto - "si no crees, no
verás señales y prodigios". Uno debe creer en Jesús, haya o no haya milagros.
En este caso, el oficial reconoció la autoridad de Cristo, y se volvió a su casa, sin El a su lado,
creyendo la palabra que Jesús le había dicho. Antes de ver el milagro, creyó en Jesús y en su palabra. El
encuentro con los siervos solamente confirmó su fe. "Y creyó él y toda su casa."
Juan 5:5-9 Y estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella
condición, le dijo: ¿Quieres ser sano?
El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el
agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.
Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y anda.
Y al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y echó a andar. Y aquel día era
día de reposo.
Juan 5:21-29 - Porque así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo
el Hijo también da vida a los que El quiere. Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino
que todo juicio se lo ha confiado al Hijo, para que todos honren al Hijo así como honran
al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. En verdad, en verdad
En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la
voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán. Porque así como el Padre tiene vida en sí
mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo; y le dio autoridad para
ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre. No os admiréis de esto, porque viene la
hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán: los que hicieron
lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.
Los judíos no habían visto nada, pues lo que viene será aun más impresionante. El hijo:
• da vida a los que quiere
• ha sido confiado con el poder de juzgar
• debe ser honrado de la misma manera que se honra al Padre
• da vida eterna al que oye y cree su palabra
• levantará a los muertos con el poder de su voz
• tiene vida en si mismo
• tiene autoridad para ejercer juicio
• con el poder de su voz resucitará a los justos y a los injustos.
El milagro de sanar al paralítico fue solo la punta del iceberg, de todo lo que Cristo puede hacer
y hará.
Juan 6:11-15 Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a
los que estaban recostados; y lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que
querían. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobran,
para que no se pierda nada. Los recogieron, pues, y llenaron doce cestas con los pedazos
de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces,
al ver la señal que Jesús había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que
había de venir al mundo. Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y
llevárselo por la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez al monte El solo.
La cuarta señal registrada en Juan es el milagro de los panes y los peces. En la discusión posterior
Jesús hace la primera de sus grandes declaraciones "Yo soy", al decir, "Yo soy el pan de vida" (Jn. 6:35,
48). Aunque eso tiene mucho que ver con el significado de esta señal, más adelante en esta obra hay dos
capítulos sobre las declaraciones "Yo soy" de Jesús, y ahí se tratará a esta instancia en profundidad.
El significado de esta señal radica en que Jesús se muestra como uno infinitamente mayor que
Moisés. Hizo este milagro en vísperas de la Pascua, cuando el pueblo recordaba e instruía a sus hijos en
la historia del éxodo de Egipto, y el sostén de Dios en su viaje hasta el Monte Sinaí. El pan era un elemento
muy importante tanto en las narraciones como en la misma fiesta. Se enseñaba como Dios hizo caer maná
del cielo diariamente para alimentar a su pueblo, y se recordaba la importancia de la santidad al pasar
toda una semana comiendo pan sin levadura alguna. Con solo tocar los cinco panes del muchacho, Jesús
los había multiplicado de manera suficiente para alimentar miles de personas y también hacer que
hubiesen muchas sobras.
La esencia del significado de esta señal se encuentra en las palabras de Jesús, "En verdad, en
verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el
La quinta señal sucedió apenas algunas horas después de la señal de la multiplicación del pan, y
también comunica el mensaje que Jesús es superior a Moisés. Al llegar a la costa del Mar Rojo, Moisés
tocó las aguas con su vara y estas se abrieron para dejar pasar al pueblo de Israel en tierra seca. Sin
embargo, el texto de Éxodo es enfático en que fue Dios quien abrió las aguas, y no Moisés.
Éxodo 14:21 Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el SEÑOR, por medio de un
fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el
mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas.
En cambio, en la narración de Juan, queda muy evidente que Jesús atravesó el Mar de Galilea
caminando sobre las aguas como acto de su propio poder. Su majestad y gloria solo aumenta con sus
palabras dirigidas a los discípulos en la barca, "Yo soy. No temáis." Cristo, caminando sobre el agua, se
identifica con el nombre más sagrado de Jehová, el Dios de Israel. Todo esto sobrepasa con creces los
actos de Moisés.
Juan 9:1-5 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le
preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús respondió: Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de
Dios se manifiesten en él. Nosotros debemos hacer las obras del que me envió mientras
es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, yo
soy la luz del mundo.
Jesús sanó al hombre ciego que mendigaba al lado del camino al final de la Fiesta de
Tabernáculos, cuando Jesús había anunciado "Yo soy la luz del mundo" (Jn. 8:12). Esta señal se dió para
ilustrar esa misma verdad (Jn. 9:5, 39-41).
En el prólogo Juan describe al Verbo como "la verdadera luz que alumbra a todo hombre". Jesús
sanó al hombre ciego no solamente para bendecir a ese varón, sino para demostrar la realidad de quienes
andan en luz y quienes andan en tinieblas.
En esta narración aparece por primera vez en el texto la palabra aposunagogos (expulsado de la
sinagoga - Juan 9:22). El temor a tal expulsión hizo que los propios padres del hombre lo abandonasen a
sus suerte con los fariseos (9:20-23). Ser expulsado de la sinagoga era el castigo más fuerte que se le
podía dar a un judío, pues era echado de la comunidad. No podía relacionarse con otros judíos, ni asistir
a cualquier sinagoga. Peor aun, el concepto tras aposunagogos era que uno también perdía su relación
personal con Dios, quedaba en una condición de perdición. Con tales intenciones, los fariseos expulsaron
al hombre que Jesús había sanado.
Sin embargo, la señal de este milagro es que Jesús es el Hijo de Dios (Jn. 9:35-38), y creer en El
es estar en la luz, es perder la ceguera de las tinieblas para poder ver a Dios. Sin duda, esta narración
brindó un consuelo y ánimo tremendo a los cristianos judíos de Asia que también fueron expulsados de
sus comunidades judías por causa de su fe en Jesucristo.
A veces, algunos ministros predican y enseñan mensajes de este texto haciendo una interpretación
incorrecta. Afirman que esta historia nos habla sobre cómo es la conversión de hombres y mujeres cuando
creen en Cristo, como se despojan del viejo hombre y son revestidos con Cristo. Aunque todo eso está
teológicamente muy correcto, no es el tema de este texto. Tal mensaje tendría más fundamento en la
narración de la mujer samaritana (Jn.4), que efectivamente presenta un caso de una persona que deja su
vieja vida atrás y entra a una nueva vida de fe en Cristo.
Sin duda alguna, esta narración es la culminación de las señales de Jesús antes de ser crucificado.
El mensaje claro y fuerte es que Jesús tiene poder sobre la muerte. Tal como había anunciado en la ocasión
de la sanidad del paralítico de Betesda, "En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es,
cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán" (Jn. 5:25).
El poder de Jesús para dar vida es un tema que Juan introduce en el prólogo y desarrolla a través
del Evangelio. Usa la palabra "vida" cuarenta y cuatro veces en la obra. Jesús es el creador que da la vida.
La muerte no es una contraparte de igual fuerza. Jesús es vencedor sobre la muerte. No solo es vida, sino
que es la resurrección y la vida, con poder para volver a dar vida que había sido quitada.
El mensaje fuerte de esta señal era que Jesús también resucitaría. Ya lo había anunciado al inicio
de su ministerio cuando limpió el Templo de los vendedores y cambistas. "Destruid este Templo, y en
tres días lo levantaré" (Jn. 2:19). En esa ocasión los judíos le habían preguntado que señal podría hacer
para demostrar su autoridad para intervenir en los asuntos del Templo. Jesús les respondió que les daría
la señal de su propia resurrección - mensaje que ellos no entendieron, pero que sus discípulos si
recordaron y comprendieron después de su resurrección (Jn. 2:16-22).
El drama de la narración de estos eventos solo aumenta con lo que Juan relata después - la
conspiración de los fariseos con el sumo sacerdote para matar a Jesús (Jn. 11:45-57). Jesús hacía tantas
señales, y eran tantas las personas que creían en El, que los líderes judíos entraron en pánico (Jn. 11:48).
Sin embargo, aun en medio de eso, la voluntad de Dios fue expresado en las palabra de Caifás, el sumo
sacerdote.
Juan 11:50-52 Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les dijo:
Vosotros no sabéis nada, ni tenéis en cuenta que os es más conveniente que un hombre
muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Ahora bien, no dijo esto de su
propia iniciativa, sino que siendo el sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús iba a
morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos
de Dios que están esparcidos.
Así vemos que hay un crescendo, un aumento progresivo en la revelación de Jesús por medio de
las señales narradas en Juan. Comienza cambiando agua en vino, y termina resucitando a un hombre que
8) ¿Otras señales?
El mismo Evangelio de Juan nos dice que Jesús hizo muchas señales, además de las narradas en
el libro (Jn. 20:30,31). Sabemos acerca de muchos de estos milagros por medio de los evangelios
sinópticos. Algunos ejemplos son:
• la sanidad del leproso (Mat. 8:2-4)
• la sanidad del siervo del centurión (Mat. 8:5-13)
• la sanidad de la suegra de Pedro (Mat. 8:14-17)
• la liberación del endemoniado de Capernaúm (Mar. 1:21-28)
• la sanidad de paralítico (Mar. 2:1-12)
• la sanidad del hombre con la mano seca (Mar. 3:1-5)
• la liberación del endemoniado gadareno (Mar. 5:1-20)
• la liberación del muchacho endemoniado (Mar. 9:14-29)
• la sanidad del ciego Bartimeo (Mar. 10:46-52)
• la pesca milagrosa (Luc. 5:1-7)
• el calmar la tempestad (Luc. 8:22-25)
Y hay más que esos. Pero vemos que Juan, a pesar de tener recuerdos y registros de tantos
milagros, se limitó a siete durante el ministerio terrenal de Cristo.
Algunos comentaristas no están de acuerdo con la idea que Juan precisó siete señales en su
Evangelio para mostrar la gloria de Jesús, sino que menciona a varias más. Puede ser, pero vemos en la
literatura juanina un uso muy evidente del número siete. A continuación se mencionan algunas instancias
que algunos toman también como señales.
La purificación del Templo (Jn. 2:13-22) - No hay duda que con aquella acción vino un mensaje
- "Destruid este templo y en tres días lo levantaré". Pero en aquella instancia Jesús no hizo un milagro,
sino que echó a los comerciantes y cambistas con sus propias fuerzas normales. Podemos ver que en todos
los actos de Jesús hay un mensaje, una gran verdad, pero el concepto de "señales" que maneja Juan
siempre va a lo milagroso.
La resurrección de Jesús (Jn. 20:1-10) - Sin duda, la resurrección de Jesús fue un milagro, y
que revela la gran verdad de su poder. Sin embargo, en este caso podemos decir que la resurrección de
Jesús fue precisamente la verdad señalada por la resurrección de Lázaro. Era el objeto de la señal, más
que la misma señal.
El reconocimiento de las siete señales evidentes en el texto de Juan es, a nuestro juicio, la mejor
manera de discernir la intención y el diseño de Juan para su Evangelio.
La semana judía - En la cultura hebrea se estableció la semana de siete días, cosa que aun
observamos en el mundo actual. La semana de siete días se fijó en virtud de la narración de Génesis sobre
la creación del mundo en siete días.
Los nombres hebreos de los días de la semana vienen directamente de Génesis capítulo uno,
"primer día", "segundo día", "tercer día", etcétera. Aquellos nombres son:
Yom Rishon - "primer día" (domingo)
Yom Sheni - "segundo día" (lunes)
Yom Shlishi - "tercer día" (martes)
Yom Revi - "cuarto día" (miércoles)
Yom Chamishi - "quinto día" (jueves)
Yom Shishi - "sexto dia" (viernes)
Yom Shabbat - "séptimo día" (sábado)
Cada día comienza con la previa puesta del Sol. Es decir, el inicio del Shabbat (sábado) es la
puesta del sol de nuestro día viernes.
Flavio Josefo narra que en Jerusalén se anunciaba la llegada del Shabbat por medio de tres toques
de shofar desde un muro alto del Templo con cierto tiempo de intervalo entre los toques. El primero
avisaba a la gente trabajando en el campo, para que regresaren a sus casas. El segundo anunciaba el fin
de toda actividad comercial en la ciudad. El tercer toque del shofar (al poder verse tres estrellas)
anunciaba el cese de trabajos en las casas.
Cerca del año 200 a.C. los judíos crearon la Mishnah, un comentario sobre la Ley, con
instrucciones específicas sobre lo que se podía y no se podía hacer en Shabbat en 39 areas de la vida.
Sin embargo, la Mishnah también indica una cantidad de interesantes excepciones a estas reglas.
• Se podía calentar comida sobrante de ayer en un horno de barro si aun quedaba calor
residual de su uso el día previo.
• Se podía limpiar las migas de la mesa, si su volumen total era menor al tamaño de
una aceituna.
• Se podía atar un nudo en una cuerda siempre y cuando dicho nudo se podía deshacer
con una sola mano.
• Una mujer podía llevar aretes puestos, siempre que se las había puesto antes del
inicio del Shabbat.
• Se permitía hacer la guerra, si era una acción defensiva.
• Uno podía dejar objetos suyos a 900 mts. de su casa, y declararlo una extensión de
su domicilio, para así caminar 900 mts. más desde ahí.
Fue precisamente por causa de estos legalismos y contradicciones hipócritas que Jesús tuvo varias
confrontaciones con los judíos por causa de su conducta en el Shabbat. Sin embargo, El iba más allá que
simplemente señalar su hipocresía. Las enseñanzas de Jesús sobre el Shabbat tienen un sentido y una
importancia muy especial.
En los evangelios sinópticos hay cuatro narraciones sobre los conflictos de Jesús con los líderes
judíos por sus acciones en Shabbat, y uno en Juan.
El paralítico de Betesda - En Juan 5:1-47 tenemos la narración del conflicto de Jesús con los
judíos por su conducta en Shabbat, cuando sanó al paralítico que esperaba el movimiento del agua en el
estanque de Betesda. En Juan capítulo 7, Jesús volvió a defender su acción de sanar al paralítico en el
Shabbat, citando el precedente de las circuncisiones que se hacían en Shabbat para cumplir con la ley de
circuncidar a un niño en su octavo día de vida. (Gen. 17:12; Juan 7:21-23).
Sin embargo, en el registro de Juan 5, durante el intenso diálogo que sucedió inmediatamente
después de la sanación del paralítico, Jesús citó un argumento como ninguno de esos precedentes de
acciones humanas.
Juan 5:16-19 A causa de esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas
en el día de reposo. Pero El les respondió: Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también
trabajo.
Por eso Jesús, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no
puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace
el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera.
El precedente que Jesús citó, según Juan, no era que los mismos judíos o que David habían hecho
buenas obras en un día Shabbat, sino que Dios mismo las hace. Nadie podía negar que Dios obra en
Shabbat. Si nacía un bebé un día sábado, era una obra de Dios. Si alguien fallecía un día sábado, también
era una obra de Dios.
Jesús exclamó, "Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo." El texto en griego dice,
" ̔πατήρ μου ἕως ἄρτι ἐργάζεται, κἀγὼ ἐργάζομαι" Se puede traducir, "Mi padre está trabajando en
este mismo momento... por eso, yo también trabajo." Y no solo eso, Jesús declaró que nada hacía por
cuenta suya, sino que todas sus acciones eran las mismas acciones del Padre. Es decir, el Padre quiso que
Jesús sanara al paralítico, precisamente en ese día. La sanidad del paralítico era una obra de la voluntad
de Dios. ¿Cómo podían los judíos oponerse a eso?
Jesús tomó la ocasión como una oportunidad más para afirmar su plena divinidad. Los judíos
querían matarle ahí mismo, porque, a su manera de pensar, no solo trabajaba en Shabbat, sino también
blasfemaba al hacerse igual a Dios. Esto es un ejemplo más de la cristología de Juan, en que muestra
cómo Jesús aprovechaba cada oportunidad para afirmar su identidad como Dios mismo, el Gran Yo Soy
de Israel.
Antes de estudiar las declaraciones "Yo soy" de Jesús registradas en el Evangelio de Juan, es
importante repasar el tema de las fiestas de Israel, pues casi todas estas declaraciones fueron hechas en
contexto y en relación con algo tocante a una u otra de las fiestas.
En la antigua Israel, las fiestas nacionales eran el centro y corazón de la cultura, tanto civil como
religiosa. Su celebración era causa de gozo, pues recordaban y celebraban la historia sagrada y la
singularidad del Pueblo del Pacto.
El Calendario Hebreo
Para entender cuándo se celebran las fiestas judías, es necesario conocer bien el calendario
hebreo. Los judíos utilizan un sistema de contar meses y años basado en los meses lunares y los años
solares - cosa que es diferente al calendario gregoriano que generalmente usamos en casi todo el mundo
hoy desde su proclamación por el Papa Gregorio III en el año 1582. Este se elaboró como un reemplazo
del calendario juliano establecido por Julio Cesar en el año 45 aC., sin embargo los judíos hasta hoy
emplean el calendario establecido en la ley de Moisés y la Mishnah.
Es interesante observar cuantas cosas del culto judío se hacen el día 1 (luna nueva) y el día14
(luna llena) del mes - por ejemplo, Trompetas (día 1 de Tisri) y Pascua (día 14 de Nisan). Un salmista
escribió: "Tocad la trompeta en la luna nueva, en la luna llena, en el día de nuestra fiesta" (Salmo 81:3).
Los judíos siempre marcan el comienzo de un nuevo año con la observación de la primera luna
nueva que ocurre después del equinoccio de Primavera. El equinoccio ahora sucede aproximadamente
cada 21 de marzo, por ende, la Pascua (que se celebra el 14 del primer mes) puede darse entre los últimos
días de marzo, hasta los últimos días de abril.
En Israel se celebraba año nuevo dos veces por año. El mes de Nisan (o Abib) marcaba el nuevo
año agrícola y religioso. Siete meses más tarde, el mes de Tisri marcaba el nuevo año civil y político.
Cada año nuevo era celebrado con grandes fiestas.
Deuteronomio 16:16,17 Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante
del SEÑOR tu Dios en el lugar que El escoja: en la fiesta de los panes sin levadura, en
la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos; y no se presentarán con las
manos vacías delante del SEÑOR. Cada hombre dará lo que pueda, de acuerdo con la
bendición que el SEÑOR tu Dios te haya dado.
A continuación se presenta más información sobre estas fiestas y las menciones de ellas en el
Evangelio de Juan.
Durante los siete días después de Pascua se celebra la Fiesta de Panes sin Levadura (Hag-Ha-
Matzah), los días 15-21 del mes. Marcaba el inicio de la cosecha de la cebada. Es una celebración de la
santidad, la vida sin pecado, simbolizado por el consumo de pan sin levadura.
Deuteronomio 16:3, 4 No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con
ella pan sin levadura, pan de aflicción (porque aprisa saliste de la tierra de Egipto),
para que recuerdes todos los días de tu vida el día que saliste de la tierra de Egipto.
Durante siete días no se verá contigo levadura en todo tu territorio; y de la carne que
sacrifiques en la tarde del primer día, no quedará nada para la mañana siguiente.
El día después del Shabbat celebrado durante Panes sin Levadura se celebraba la Fiesta de las
Primicias (Omer Reshit). Era la ocasión cuando el Sumo Sacerdote levantaba una gavilla de la cosecha
para presentarlo en gratitud al Señor.
Levítico 23:11 Y él mecerá la gavilla delante del SEÑOR, a fin de que seáis aceptados;
el día siguiente al día de reposo el sacerdote la mecerá.
Es muy hermoso observar como el apóstol Pablo reconoció a la resurección de Jesús, el día
después del día de reposo, como la primicia de todos los creyentes.
I Corintios 15:20, 23 Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias
de los que durmieron. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego
los que son de Cristo en su venida.
A partir del período pos-exílico, los judíos llamaban al conjunto de estas tres fiestas (Pascua,
Panes sin Levadura y Primicias), simplemente "la fiesta de la Pascua", aunque abarcaba en total ocho
días.
Durante esos días de fiesta las familias enseñaban a sus hijos acerca de la esclavitud que Israel
sufrió en Egipto, su liberación bajo Moisés, como cruzaron el Mar Rojo, y la provisión de Dios hasta que
llegaron al Monte Horeb.
Así como en el primer mes del año agrícola-religiosa (Nisan) se celebran tres fiestas: (Pascua,
Panes sin Levadura y Primicias), durante el séptimo mes (Tisri), primer mes del año civil-político,
también se celebran tres fiestas: Trompetas (Shofarim o Rosh Hashanah), el Día de Expiación (Yom
Kippur), y Tabernáculos (Sukkot).
La Fiesta de Trompetas (Rosh Hashanah "cabeza del año") marcaba el año nuevo civil. Era
un día para la reflexión solemne, en anticipación del Día de Expiación que vendría nueve días después.
La idea era comenzar el año nuevo con una renovada relación con Dios.
Levítico 23:23-25 Otra vez el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de
Israel y diles: "En el séptimo mes, el primer día del mes, tendréis día de reposo, un
memorial al son de trompetas, una santa convocación. "No haréis ningún trabajo servil,
pero presentaréis una ofrenda encendida al SEÑOR."
Tristemente, Israel dejó de celebrar esta fiesta como también la de Tabernáculos durante sus años
de idolatría. Solamente después del exilio en Babilonia, cuando Nehemías leyó el libro de la Ley en Rosh
Hashanah, el primer día del mes séptimo, el pueblo se entristeció y lloró mucho al darse cuenta de cuánto
habían dejado de cumplir sus obligaciones del pacto.
Nehemías 8:1-3, 8-10 Se reunió todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que
estaba delante de la puerta de las Aguas, y pidieron al escriba Esdras que trajera el
libro de la ley de Moisés que el SEÑOR había dado a Israel. Entonces el sacerdote
Esdras trajo la ley delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que
podían entender lo que oían. Era el primer día del mes séptimo. . . .Y leyó en el libro
frente a la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas, desde el amanecer hasta
el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos
de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. Y leyeron en el libro de la ley de
Dios, traduciéndolo y dándole ell sentido para que entendieran la lectura.
El Día de Expiación (Yom Kippur) era el día más sagrado del calendario hebreo, el día diez del
mes Tisri. Era la culminación de los diez días de reflexión personal iniciados en Rosh Hoshanah. de
confesión de pecado. Era el día cuando el sumo sacerdote hacía ofrenda por el pecado de toda la nación,
el único día cuando entraba al Lugar Santísimo.
Levítico 16:29-31 Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez días
del mes, humillaréis vuestras almas y no haréis obra alguna, ni el nativo ni el forastero
que reside entre vosotros; porque en este día se hará expiación por vosotros para que
seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros pecados delante del SEÑOR. Os será día
de reposo, de descanso solemne, para que humilléis vuestras almas; es estatuto perpetuo.
La Fiesta de Tabernáculos (Sukkot) era una fiesta de ocho días duración, que se realizaba los
dias 15 al 22 del séptimo mes (Tisri), despues de Trompetas y Expiación. Era una fiesta que conmemoraba
y celebraba el cuidado de Dios sobre Israel durante los cuarenta años de peregrinación en el desierto.
Levítico 23:23-36, 39-43 Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de
Israel, y diles: "El día quince de este mes séptimo es la fiesta de los tabernáculos; se
celebrará al SEÑOR por siete días. El primer día es santa convocación; no haréis
ninguna clase de trabajo servil. Durante siete días presentaréis al SEÑOR una ofrenda
encendida. El octavo día tendréis una santa convocación, y presentaréis al SEÑOR una
ofrenda encendida; es asamblea solemne. No haréis trabajo servil.
El día quince del séptimo mes, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, celebraréis
la fiesta del SEÑOR por siete días, con reposo en el primer día y reposo en el octavo
día. Y el primer día tomaréis para vosotros frutos de árboles hermosos, hojas de
palmera y ramas de árboles frondosos, y sauces de río; y os alegraréis delante del
SEÑOR vuestro Dios por siete días.
Así la celebraréis como fiesta al SEÑOR por siete días en el año. Será estatuto perpetuo
para todas vuestras generaciones; la celebraréis en el séptimo mes. Habitaréis en
tabernáculos por siete días; todo nativo de Israel vivirá en tabernáculos, para que
vuestras generaciones sepan que yo hice habitar en tabernáculos a los hijos de Israel
cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios."
Además de las tres grandes jornadas de fiesta requeridas en la Ley de Moisés (Pascua, Pentecostés
y Tabernáculos), se crearon dos otras fiestas importantes durante el período intertestamentario, Janukáh
y Purim.
La Fiesta de Janukah o "de Luces" o "Dedicación", se celebra durante ocho días, comenzando
el día 25 del noveno mes, Kislev, a fines del otoño. Esta fiesta tuvo su origen en el año 165 aC.
Conmemora la ocasión cuando Jerusalén fue liberada de la opresión de Antíoco Epífanes, y el Templo
fue re-dedicado a la gloria de Dios. Al ser una fiesta de duración ocho días, es como un gemelo a la Fiesta
de Tabernáculos, que también celebra la protección el cuidado de Dios.
Esta fiesta se menciona en Juan 10:22. "En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la
Dedicación". Esa fue la ocasión cuando Jesús afirmó ser el Buen Pastor.
La Fiesta de Purim es la última de las grandes fiestas anuales de Israel. Como Janukah, es una
fiesta que cuya celebración se inició después la vida de Moisés, en consecuencia de la vida y obra de la
Reina Ester durante el tiempo pos-exílico, cuatro siglos antes de Cristo. En el libro de Ester se narra cómo
Amán conspiró para matar a todos los judíos el día 14 del mes Adar (el décimo segundo mes), y cómo
por la intercesión de Ester ante el rey Asuero los judíos fueron salvados y triunfaron sobre sus enemigos.
Es una fiesta de mucha alegría y gozo, con intercambio de regalos de comida.
Ester 9:20-22 Entonces Mardoqueo escribió estos hechos, y envió cartas a todos los
judíos que se hallaban en todas las provincias del rey Asuero, tanto cercanas como
lejanas, ordenándoles que celebraran anualmente el día catorce del mes de Adar, y el
día quince del mismo mes, porque en esos días los judíos se libraron de sus enemigos, y
fue para ellos un mes que se convirtió de tristeza en alegría y de duelo en día festivo.
Los harían días de banquete y de regocijo, para que se enviaran porciones de comida
unos a otros e hicieran donativos a los pobres.
Juan dedica un gran espacio en su evangelio al tema del ministerio de Jesús en Jerusalén, durante
las fiestas judías anuales.
Lo importante para nuestro estudio es ver cómo Jesús hizo uso de elementos de estas
fiestas para identificarse como el cumplimiento perfecto de todo lo que la fiesta celebraba y
señalaba, con sus grandes declaraciones "Yo soy". Ese será el tema de nuestro siguiente capítulo.
Un recurso teológico que Juan emplea en su evangelio que lo distingue significativamente de los
sinópticos es la serie de declaraciones “Yo Soy” de Jesús, - en griego "ego eimi". La gran importancia
de esto radica en que “Yo Soy” es el nombre de Dios más sagrado del judaísmo. Al identificarse de esta
manera, Jesús declaraba de manera inconfundible que El es Dios, el Dios de Israel. El origen de este
nombre divino se encuentra en la narración sobre el momento cuando Dios llamó a Moisés a regresar a
Egipto para liberar a la nación de Israel de la esclavitud.
Éxodo 3:13-14 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les
digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren:
¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL
QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Ese nombre de Dios en la lengua hebrea es conocido hoy como la "tetragrammaton" (una palabra
de cuatro letras). En el hebreo, este nombre divino se escribía con solo cuatro consonantes - YOD, HE,
WAW, HE. Aunque no hay certidumbre sobre el particular, se cree que la pronunciación antigua del
nombre divino era "Yehovah" o "Yahvé". Por la gran santidad que poseía el nombre, los judíos preferían
pronunciar otro en su lugar mientras leían o oraban como "Adonai" o "Elohim".
El nombre "Yo soy" fue revelado por Dios en diferentes ocasiones en combinación con otras
palabras, haciendo que el nombre expresara una idea más específica, como "Yo soy tu sanador" o "Yo
soy tu paz". Véase la lista a continuación:
En la Versión Septuaginta (el Antiguo Testamento traducido al griego) la expresión "yo soy" de
Éxodo 3 se traduce, ἐγώ εἰµι (ego eimi), las mismas palabras griegas que encontramos en todas las
instancias en el Evangelio de Juan cuando Cristo se identificó de la misma manera.
En tres ocasiones Jesús se identificó simplemente con el nombre divino “ego eimi” “YO SOY”,
así como Dios hizo con Moisés en Exodo 3.
La Cristología del Evangelio de Juan, 1.1
63
En siete ocasiones, Jesús añadió un sustantivo descriptivo, como "Yo soy la luz del mundo", tal
como vemos tantas veces en el Antiguo Testamento. En cada caso, Jesús hizo la declaración durante o en
un momento cercano a una de las fiestas nacionales de Israel, y cada declaración "Yo soy" guardaba
relación con algún aspecto de la fiesta.
Con estas afirmaciones Jesús declaraba su divinidad. Pero más que eso, Jesús no solo se declaraba
Dios, sino, específicamente se identificaba como Jehová, el Dios de Israel, y el cumplimiento perfecto de
todo lo revelado por Dios en su pacto, sus instituciones y obras.
Juan nos presenta una teología de restauración de Israel y su identificación como pueblo de
Dios, pero ahora a la luz de Jesús. Esta restauración no sería una de tipo física y nacional, sino mas bien
una continuación del concepto del "pueblo de Dios" (en contraste con el judaísmo del primer siglo).
Con este antecedente en mente, un estudio cuidadoso de los siete "Yo soy" de Juan nos lleva a verlos
como un conjunto progresivo de declaraciones que construye el argumento de que Jesús no es sólo el
mesías divino, el Dios del Éxodo encarnado, sino también la representación del Israel perfecto por
medio de quién se cumplen las promesas de Dios a su pueblo del pacto y las naciones del mundo.
Al atribuirse el nombre "Yo soy", Jesús daba una revelación que animaría a los creyentes judíos
que luego serían expulsados de sus sinagogas. No importaba que a uno lo echaban de la sinagoga, si
estaba en íntima unión con el "Yo soy". Aún si perdieran su comunión con la comunidad judía, ellos
realmente podían decir que pertenecían al Israel verdadero al encontrar salvación por medio del Israelita
perfecto, Jesús.
La primera instancia que Juan registra donde Jesús emplea las palabras "Yo soy", se encuentra
en la narración de la noche cuando El caminó sobre el agua.
Juan 6:16-21 (Mt. 14.22-27; Mr. 6.45-52) Al anochecer, descendieron sus discípulos
al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya
oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que
soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que
andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy;
no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a
la tierra adonde iban.
En esta instancia, Jesús no estaba simplemente identificándose como Jesús, su líder, para que
dejaran de pensar que era un fantasma. La ocasión del evento era el tiempo de Fiesta de la Pascua, cuando
los judíos celebraban y recordaban la historia de Israel en su liberación de esclavitud de Egipto, su cruce
del Mar Rojo y su marcha hasta el Monte de Sinaí. Al declararse el "Yo soy" mientras caminaba sobre el
agua, mostraba no solo que era superior a Moisés, sino que era Dios mismo.
La segunda instancia cuando Jesús se declara "Yo soy" sin otro adjetivo descriptivo, fue cuando
discutía con los judíos sobre la naturaleza de su ministerio.
Juan 8:48-59 Contestaron los judíos, y le dijeron: ¿No decimos con razón que tú eres
samaritano y que tienes un demonio? Jesús respondió: Yo no tengo ningún demonio,
sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí. Pero yo no busco mi gloria;
hay Uno que la busca, y juzga. En verdad, en verdad os digo que si alguno guarda mi
palabra, no verá jamás la muerte. Los judíos le dijeron: Ahora sí sabemos que tienes un
demonio. Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: “Si alguno guarda mi
Al decir, "antes que Abraham naciera, yo soy", Jesús se identificaba como el Dios de Israel de
una manera inconfundible. Se puede observar eso directamente en las palabras que empleó, como también
en la reacción de quienes le oyeron, pues consideraron que había blasfemado. Era tan grande su enojo
que decidieron tomar piedras y apedrear a Jesús sin ningún juicio previo ante ninguna autoridad judía o
romana.
Esta narración sobre este enfrentamiento entre Jesús y los judíos solamente aparece en Juan. Los
sinópticos no lo mencionan. Así vemos como la expresión "Yo soy" ocupa un lugar de suma importancia
en la cristologia juanina.
Juan 18:1-9: Después de haber dicho esto, Jesús salió con sus discípulos al otro lado del
torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró El con sus discípulos. También
Judas, el que le iba a entregar, conocía el lugar, porque Jesús se había reunido allí a
menudo con sus discípulos. Entonces Judas, tomando la cohorte romana, y a varios
alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allá con linternas,
antorchas y armas. Jesús, pues, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo:
¿A quién buscáis? Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. El les dijo: Yo soy. Y
Judas, el que le entregaba, estaba con ellos. Y cuando El les dijo: Yo soy, retrocedieron
y cayeron a tierra. Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos
dijeron: A Jesús el Nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; por tanto, si me
buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los
que me diste, no perdí ninguno.
Vemos en esta narración que Judas no tiene que identificar a Jesús, porque es Jesús
mismo quién se revela voluntariamente ante los soldados. Aquí ego eimi tiene dos funciones:
primeramente, cómo una simple forma de auto identificación, pero también como una auto
revelación divina. La reacción física, y hasta sobrenatural, de los soldados de caer al escuchar la
declaración, no significa necesariamente un acto de adoración (los soldados romanos no habrían
entendido tal connotación de la expresión). Más bien, la escena presenta la impotencia de los
soldados ante la presencia divina de Jesús.
Podemos ver que Juan intencionalmente nos presenta la idea de Jesús como Yahvé, el
Yo Soy, impactando hasta a gentiles con su identidad.
Juan hace mención de siete instancias cuando Jesús empleó la expresión "Yo soy" con
un complemento para precisar la naturaleza de lo que revelaba. Las siete expresiones son:
Una debilidad que se aprecia a menudo en los sermones y estudios sobre estas expresiones que
se realizan en muchas iglesias es que estos alegorizan el estudio sin tomar bien en cuenta el contexto.
Para entender bien estas declaraciones de Jesús es imprescindible estudiar bien sus trasfondos, pues cada
elemento al cual Jesús se compara guarda relación con algo pertinente de las fiestas e instituciones judías.
Cuando Jesús dijo estas cosas, en los lugares dónde los dijo, y en los momentos cuando los dijo, no hubo
duda en sus oyentes de lo que estaba afirmando. Es importante que nosotros también tengamos mucha
claridad sobre estos mensajes del Señor.
La primera de las siete declaraciones "Yo soy" con un complemento descriptivo que aparece en
el Evangelio de Juan es "Yo soy el pan de vida". Para entender la importancia y el significado de estas
palabras hay que ver bien el contexto en que se dijeron.
En Juan capítulo cinco se narra como Jesús sanó al paralítico en el estanque de Betesda en un día
de reposo. Al ser confrontado por los judíos, Jesús afirmó que así como el Padre obra en el Shabbat, El
también lo hacía, pues nada hacía por su propia iniciativa, sino solamente las obras del Padre. Y entonces
introdujo el tema de Moisés en la conversación.
Juan 5:39, 45-47 “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis
vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; . . . No penséis que yo os acusaré
delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien vosotros habéis puesto vuestra
esperanza. Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.
Pero si no creéis sus escritos, ¿cómo creeréis mis palabras?
Al pasar al capítulo 6 vemos que estaba cerca la Pascua (6:4). Era un tiempo cuando cada familia
pasaría tiempo con sus hijos, recordando cómo Dios liberó a Israel de Egipto por mano de Moisés, el
cruce del Mar Rojo y la peregrinación hasta el Monte Sinaí. Jesús ya no se encontraba en Jerusalén, sino
en Galilea, donde se encontró con una enorme multitud de personas que habían ido donde El, a la orilla
oriental del Mar de Galilea, e hizo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces (6:5-15).
Al otro día, en Capernaúm, Jesús se encontró con un número de personas que había
comido el pan multiplicado. Conociendo sus intenciones y anhelo por más pan como el del día
anterior, Jesús los desafió a buscar el alimento que no perece, es decir, a creer en El.
Juan 6:25-29 Cuando le hallaron al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo
llegaste acá? Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no
porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado.
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida
eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha
marcado con su sello. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica
las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el
que El ha enviado.
Juan 6:30-35 Le dijeron entonces: ¿Qué, pues, haces tú como señal para que veamos
y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como
está escrito: "LES DIO A COMER PAN DEL CIELO."
Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado
el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el
pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo.
Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de la
vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.
Jesús les mostró que en verdad no fue Moisés quien dio el pan que cayó del cielo, sino
el Padre, y que ese mismo Padre ahora había enviado el verdadero pan del cielo, Jesús mismo.
Al declarar, "Yo soy el pan de vida", Jesús afirmó su origen celestial, su accionar conforme a
la voluntad del Padre, y la vida eterna que vino a dar.
Juan 6:37-39 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún
modo lo echaré fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino
la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que
El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.
Al declarar "Yo soy el pan de vida" Jesús también revelaba que El era la Palabra de
Dios, la Torah de Dios. Todo el que cree en Jesús es enseñado por Dios. "Todo el que ha
aprendido del Padre, viene a mí", dice.
Las palabras de Jesús seguramente hallaron confirmación en las mentes de sus oyentes, por otras
cosas que conocían. En el libro deuterocanónico Sabiduría, una obra bien conocida por los judíos de
primer siglo, se encuentra la expresión “Esta es la suerte del que teme al Señor; el que se da a la Ley
obtendrá la sabiduría…Lo alimentará con el pan de la inteligencia.” La obra 2 Baruc también declaraba
de manera similar que la señal de la inauguración del reino mesiánico sería maná volviendo a caer del
cielo.
Al decir "Yo soy el pan de vida" Jesús declaró ser superior a Moisés, pues todos los que
comieron el pan en el desierto eventualmente murieron. En cambio, el que cree en Jesús vivirá para
siempre.
Finalmente, al declarar "Yo soy el pan de vida", Jesús anticipó su pasión y muerte. El pan que
daba al mundo era su cuerpo y su sangre. En ese tiempo, justo antes de la celebración de la Pascua de los
judíos, Jesús anunciaba la nueva Pascua que se celebraría bajo el nuevo pacto sellado con su sangre. "El
que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mi y yo en él."
La segunda declaración "Yo soy" de Jesús fue "Yo soy la luz del mundo". Exclamó esta gran
verdad durante la Fiesta de Tabernáculos, mostrando así que El era en verdad el tema central de aquella
fiesta, el cumplimiento perfecto de todo lo que la fiesta celebraba y anticipaba.
Seis meses habían pasado desde los eventos del capítulo 6, que fue en tiempo de Pascua. Ahora
la narración nos lleva al séptimo més, cuando se celebraban Trompetas, Dia de Expiación y Tabernáculos.
El capítulo 7 comienza mostrando cómo Jesús corría peligro en Jerusalén, y como aun muchas
personas no creían en El, particularmente sus propios hermanos, quienes se burlaban de El, tildándole de
cobarde.
Juan 7:1-13 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, pues no quería andar por
Judea porque los judíos procuraban matarle. Y la fiesta de los judíos, la de los
Tabernáculos, estaba cerca. Por eso sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea
para que también tus discípulos vean las obras que tú haces. Porque nadie hace nada
en secreto cuando procura ser conocido en público. Si haces estas cosas, muéstrate al
mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en El.
Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, pero vuestro tiempo es siempre
oportuno. El mundo no puede odiaros a vosotros, pero a mí me odia, porque yo doy
testimonio de él, que sus acciones son malas. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a
esta fiesta porque aún mi tiempo no se ha cumplido. Y habiéndoles dicho esto, se quedó
en Galilea.
Sin embargo, y consciente de las amenazas que recibió durante su ultima visita a Jerusalén (5:16)
Jesús subió a Jerusalén "en secreto" (7:10). Según la narración de Juan, este sería su último viaje a
Jerusalén. A partir del capítulo 7 Juan solamente narra actos de Jesús en Jerusalén y sus alrededores. En
seis meses más, vendría otra vez la Pascua, y con ello, su pasión, muerte y resurrección.
Era también tiempo de cosecha de otoño, y los habitantes de Jerusalén salían de la ciudad para
vivir en pequeñas chozas y carpas para así proteger la cosecha, como también para recordar la vida en
carpas de sus ancestros.
En tercer lugar, la Fiesta de Tabernáculos caía justo después del equinoccio de otoño. A partir de
ahí los días se iban achicando y las noches se alargaban. El pueblo recordaba también como Dios dio
luz a los ancestros, con la columna de fuego por las noches.
Estas realidades son conmemoradas en las escrituras hebreas cuantiosas veces. Por ejemplo, el
Salmo 78.
Además de eso, de maneras muy especiales y participativas estos hitos de la historia de Israel
eran celebrados en las ceremonias que se realizaban durante Tabernáculos.
1. La vida en tiendas - Durante los ochos días de fiesta, el pueblo salía de Jerusalén para vivir
en pequeñas y humildes chozas o tiendas en los campos listos para la cosecha. Durante ese tiempo leían
las escrituras y enseñaban a sus hijos sobre la historia de Israel en el desierto. Varias veces durante la
semana, cortaban ramas de palmera u otro árbol y subían hacia Jerusalén con sus ofrendas. Mientras iban,
cantaban el Hallel - los salmos 113-118 - salmos de gozo y celebración de la salvación de Dios y la
esperanza mesiánica.
2. La ceremonia del agua - Cada día de la semana de fiesta, un grupo de sacerdotes salía del
Templo y descendían a la Fuente de Gihón, la que llevaba aguas hasta el Estanque de Siloé. Uno de ellos
llevaba un cántaro. Les seguía un coro que cantaba "¡Con gozo sacarás agua de los manantiales de la
salvación!" (Isaías 12:3). El sacerdote llenaba de agua su cántaro y regresaba con sus compañeros al
Templo, donde derramaba el agua sobre el altar como una ofrenda a Dios.
El último y gran día de la fiesta, iban siete sacerdotes con cántaros a la fuente. El pueblo les
seguía batiendo ramas que simbolizaban las chozas en el desierto, cantando el Hallel. Miraban
maravillados como el agua de los siete cántaros derramados sobre el altar formaba un pequeño riachuelo
que parecía brotar desde el altar y descender hacia la gente. Era más que un recuerdo de cómo Dios hizo
saltar agua de la roca. Era una recreación de las gloriosas visiones de los profetas Ezequiel y Zacarías -
el agua de Dios que brota desde su Templo
Ezequiel 47:1 "Después me hizo volver a la entrada del templo; y he aquí, brotaban
aguas de debajo del umbral del templo hacia el oriente, porque la fachada del templo
daba hacia el oriente. Y las aguas descendían de debajo, del lado derecho del templo,
al sur del altar."
Zacarías 14:8 "En aquel día sucederá que brotarán aguas vivas de Jerusalén, una
mitad hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, será lo mismo en
verano que en invierno."
Fue precisamente en ese momento, en "el último día, el gran día de la fiesta" que Jesús irrumpió
en escena, e hizo otra gran declaración:
Jesús se apropió del significado del agua como se usaba en la Fiesta de Tabernáculos. Así como
en Pascua se identificó como el pan de vida que desciende del cielo, la verdad prefigurada por el maná
que cayo desde el cielo, Jesús en esta instancia se identificó con el agua que Dios dio a Israel en el desierto.
El apóstol Pablo afirmó esa misma verdad al decir, "y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque
bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo (I Cor. 10:4)".
Así como había declarado que los que comieron el pan en el desierto, igualmente murieron, pero
que el que comiere del pan que es Cristo, vivirá para siempre, del mismo modo afirmó que el agua que el
da quitará la sed para siempre (Juan 4:14), y que El es la fuente de agua viva que llenará a los que creen
en El.
Tomando en cuenta que en esta ceremonia del agua se leían los textos de Ezequiel y Zacarías
acerca de la visión del agua de Dios que brota desde el Templo hacia el pueblo, vemos que Jesús entonces
volvió a asociar a su persona con el Templo. Este es un tema que se tratará de manera específica en otro
capítulo de este libro, pero vale la pena mencionarlo aquí.
Para concluir estas observaciones sobre como Juan narra el episodio de Jesús durante la
ceremonia del agua en la Fiesta de Tabernáculos, es interesante ver que, de semejante manera a la
discusión que hubo después de la multiplicación del pan, se habla de la muerte venidera de Jesús. En Juan
6:51, Jesús dijo que el pan que daría al mundo era su carne. En Juan 7:39 se nos aclara que el Espíritu aun
no había sido dado, porque Jesús aun no había sido glorificado - es decir, muerto y resucitado. Así vemos
como Juan conecta los elementos de las fiestas con la persona de Jesús, con su divinidad, y su pasión,
temas que Jesús luego explicaría en mayor detalle en los capítulos 13 a 16 de Juan.
La Mishnah da los detalles de cómo se hacía esta ceremonia. En el Patio de las Mujeres, al este
del Templo y frente a la entrada al Lugar Santo, había cuatro grandes columnas. Encima de cada columna
había cuatro grandes fuentes o vasos. Durante la fiesta de Tabernáculos, cada día al atardecer, sacerdotes
trepaban hasta aquellas fuentes, las llenaban con aceite y trapos hechos de sus propias ropas viejas, y les
prendían fuego. De esta manera cada noche de la semana de Fiesta de Tabernáculos brillaban estas
dieciséis grandes antorchas elevadas. Durante toda la noche, todas las noches de la fiesta menos en
Shabbat, los sacerdotes danzaban, alzando antorchas encendidas en sus manos, alabando a Dios. Para las
personas viviendo en los tabernáculos rústicos en los campos, esa gran cantidad de luz iluminando el
Templo les recordaba como la columna de fuego brillaba sobre el Tabernáculo todas las noches durante
los años de peregrinación en el desierto.
El rabino del segundo siglo, uno de los editores de la Mishna, Rabí Jehuda decía que al salir el
sol, los sacerdotes le daban la espalda al sol, miraban hacia el Templo, y clamaban, "Nuestros padres le
dieron la espalda al templo de Dios, pusieron sus rostros hacia el este y se postraron ante el Sol; pero
nosotros fijamos nuestros ojos en Yahvé. ¡Somos de Yahvé, nuestros ojos miran hacia Yahvé!
Fue en tal ocasión, al caer la noche del último gran día de la fiesta, después de haber interrumpido
la ceremonia del agua, que Jesús volvió a aparecer en escena, de pie debajo de aquellas grandes luces, y
De esta manera, así como Jesús se había revelado como el cumplimiento perfecto y verdadero de
todo lo anticipado en el maná y en el agua que brotaba de la roca, ahí se manifiestó como la verdadera luz
de Dios. Era el mismo mensaje que se encuentra en el prólogo del evangelio,
Juan 1:4,5,9 En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en
las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron. . . Existía la luz verdadera que, al
venir al mundo, alumbra a todo hombre.
La luz era una metáfora usada frecuentemente en las Escrituras para representar a la presencia y
la gloria de Dios. David salmista exlamó, "El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El
SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?" (Salmo 27:1). La luz era un símbolo de la
Palabra de Dios. "Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino". (Salmo 119:105) El profeta
Isaías dijo, "Casa de Jacob, venid y caminemos a la luz del SEÑOR" (Isaías 2:5).
Profetizando sobre la venida del Mesías, Isaías también proclamó, "El pueblo que andaba en
tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido
sobre ellos" (Isaías 9:2).
Singular importancia tiene el hecho que en esta declaración "Yo soy" (ego eimi), Jesús no dijo,
"Yo soy la luz de Jerusalén" o "Yo soy la luz de Israel", sino "Yo soy la luz del mundo". Esto fue para
mostrar con claridad que El era el Mesías prometido por los profetas, que la salvación que traería no sería
únicamente para Israel sino para todas las naciones de la tierra. En los "Cánticos del Siervo" del profeta
Isaías (Isa.42:1-4; 49:1-6; 50:4-7; y 52:13-53:12) se resalta esta verdad.
Así dice Dios el SEÑOR, que crea los cielos y los extiende, que afirma la tierra y lo que
de ella brota, que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella
andan: Yo soy el SEÑOR, en justicia te he llamado; te sostendré por la mano y por ti
velaré, y te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para que
abras los ojos a los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a
los que moran en tinieblas.Yo soy el SEÑOR, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré,
ni mi alabanza a imágenes talladas. He aquí, las cosas anteriores se han cumplido, y yo
anuncio cosas nuevas; antes que sucedan, os las anuncio.
Isaías 49:5-7 Y ahora dice el SEÑOR (el que me formó desde el seno materno para ser
su siervo, para hacer que Jacob vuelva a El y que Israel se reúna con El, porque honrado
soy a los ojos del SEÑOR y mi Dios ha sido mi fortaleza), dice El: Poca cosa es que tú
seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los que quedaron de
Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los
confines de la tierra. Así dice el SEÑOR, el Redentor de Israel, el Santo suyo, al
despreciado, al aborrecido de la nación, al siervo de gobernantes: Lo verán reyes y se
levantarán, príncipes, y se postrarán, a causa del SEÑOR que es fiel, del Santo de Israel
que te ha escogido.
Es muy hermoso observar cómo Jesús cumplió perfectamente la profecía de Isaías, que era "luz
para las naciones, para que abras los ojos a los ciegos..." pues en el siguiente capítulo, el 9, Jesús hizo
precisamente eso, al sanar al mendigo ciego. Al responder a las interrogantes de los discípulos sobre la
causa de la ceguera del hombre, Jesús respondió, " Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para
que las obras de Dios se manifiesten en él. Nosotros debemos hacer las obras del que me envió mientras
es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del
mundo. (Juan 9:3-5).
Luego, al enterarse que los judíos habían castigado al hombre por dar testimonio de Cristo,
expulsándolo (aposunagogos) de la sinagoga, Jesús lo buscó, y el hombre le adoró. Juan concluye esta
narración con las palabras de Jesús, Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean, y
para que los que ven se vuelvan ciegos. (Juan 9:39). Jesús así vuelve a afirmar su condición de ser la luz
del mundo, la verdadera luz. Los que le miran, y no reconocen que El es la luz, están en verdad ciegos; y
los que creen en él, aunque sean humanamente invidentes, tienen visión perfecta, porque ven su luz.
La culminación de la revelación divina sobre Jesús, la Luz del Mundo se encuentra en otra obra
de Juan, el Apocalipsis.
Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol,
porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.
Al registrar estas narraciones sobre las acciones y las palabras de Jesús durante la Fiesta de
Tabernáculos, Juan nos muestra que en Jesús está el cumplimiento cabal y perfecto de todo lo que aquella
fiesta celebraba y conmemoraba. El es el nuevo Templo, la fuente de agua de vida, El es la luz del mundo
que brillará por toda la eternidad. ¡Aleluya!
Las siguientes dos declaraciones "Yo soy" de Jesús ("Yo soy la puerta", "Yo soy el buen pastor")
fueron dadas en una misma ocasión, en un mismo discurso de Jesús dirigirdo a los judíos que tuvo lugar
en Jerusalén, probablemente dos meses después de la Fiesta de Tabernáculos (Sukkot), en vísperas de la
Fiesta de Dedicación (Janukah) en el tiempo de invierno.
En Juan 10:21, después del discurso sobre el Buen Pastor y las ovejas, los judíos aun recordaban
el milagro de la sanidad del ciego, "¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?"; y en Juan
10:22 se nos dice que se aproximaba la Fiesta de Dedicación, pero en el 10:27, Jesús seguía hablando
La ocasión de estos dichos, la Fiesta de Dedicación o Janukah, es la fiesta judía que conmemora
la victoria de los Macabeos sobre Antíoco Epifanes y su reino de terror durante el período
intertestamentario.
A partir de las conquistas de Alejandro Magno en el año 332 aC, la influencia griega se fue
sintiendo cada vez más fuerte en el Medio Oriente. En el año 175 aC, el rey griego Antíoco Epifanes,
invadió la tierra de Judea y tomó control de Jerusalén. En el año 168, mientras él se encontraba en Egipto,
los judíos se sublevaron, retomando la ciudad. Según el libro de II Macabeos, Antíoco contraatacó, mató
a 40 mil judíos, envió 40 mil a la esclavitud e impuso un reino de terror en Jerusalén.
II Macabeos 5 (Dios Habla Hoy) Cuando el rey supo estas cosas, llegó a la conclusión
de que Judea quería rebelarse. Entonces, enfurecido como una fiera, se puso en marcha
desde Egipto, tomó con su ejército a Jerusalén, y ordenó a sus soldados golpear sin
compasión a los que encontraran y degollar a los que buscaran refugio en las casas.
Fue una matanza de jóvenes y ancianos, una carnicería de mujeres y niños, y un degüello
de muchachas y niños de pecho. En sólo tres días, el total de víctimas fue de ochenta
mil: cuarenta mil murieron asesinados, y otros tantos fueron vendidos como esclavos.
No contento con esto, el rey se atrevió a penetrar en el templo más sagrado de toda la
tierra; y Menelao, traicionando las leyes y la patria, le sirvió de guía. Con sus manos
impuras tomó el rey los vasos sagrados, y robó las cosas que otros reyes habían ofrecido
para el engrandecimiento, la gloria y la dignidad del templo….
….Era tal el odio que el rey sentía por los judíos, que envió a Apolonio, jefe de los
mercenarios de Misia, al frente de un ejército de veintidós mil hombres, con la orden de
degollar a todos los hombres adultos y de vender a las mujeres y los niños. Al llegar a
Jerusalén, Apolonio fingió tener intenciones pacíficas y esperó hasta el sagrado día
sábado; y aprovechándose de que los judíos estaban descansando, ordenó a sus tropas
hacer un desfile militar; a todos los que salieron a ver el espectáculo los hizo matar allí
mismo, y recorriendo con sus tropas la ciudad, dio muerte a gran cantidad de gente.
Pero Judas Macabeo se reunió con unos diez hombres más y se retiró al desierto; en
aquellas montañas vivió con sus compañeros como los animales salvajes, y para
mantenerse ritualmente puros comían sólo hierbas.
En resumen, el rey Antióco impuso la religión y cultura griega a los judíos, con violencia y terror.
Prohibió la circuncisión y la celebración del Shabbat y todas las fiestas hebreas. Levantó una imagen y
altar a Zeus en el Templo de Jerusalén y obligó a los judíos a brindarles ofrendas y culto. Manchó los
rollos del Torah con grasa de cerdo. Impuso la celebración de juegos olímpicos públicos con todos los
atletas participando desnudos. Obligó también a las naciones vecinas a perseguir, torturar y matar a judíos,
donde y cuando les fuera posible.
10
Gary Burge. John: NIV Application Commentary.
Es fascinante ver cuán acertada fue la profecía de Daniel sobre estos eventos, dada más de
doscientos años antes de su acontecimiento.
Daniel 11:25-30 Incitará su fuerza y su corazón contra el rey del sur con un gran
ejército; y el rey del sur movilizará para la guerra un ejército muy grande y muy
poderoso, pero no podrá resistir, porque urdirán intrigas contra él. Y los que comen de
sus manjares lo destruirán; su ejército será barrido y muchos caerán muertos.
En cuanto a los dos reyes, en sus corazones maquinarán el mal, y en la misma mesa se
hablarán mentiras; pero esto no tendrá éxito, porque el fin aún ha de venir en el tiempo
señalado.
Entonces volverá a su tierra con grandes riquezas, pero pondrá su corazón contra el
pacto santo; actuará contra éste, y volverá a su tierra. En el tiempo señalado volverá y
entrará en el sur, pero esta última vez no resultará como la primera. Porque vendrán
contra él naves de Quitim, y se desanimará; volverá y se enfurecerá contra el pacto santo
y actuará contra él; volverá, pues, y favorecerá a los que abandonen el pacto santo.
Al cabo de la limpieza total del lugar, Judas Macabeo decretó ocho días de celebración, pero al
momento de encender la menorah (el candelabro de siete velas) en el Templo limpio, encontraron aceite
para un solo día. Sin embargo, según Macabeos, sin más aceite que esa pequeña porción, la menorah
brilló durante los ocho días milagrosamente. Por eso se llama La Fiesta de Luces.
La Fiesta de Dedicación (Janukah) era un evento de ocho días en la cuales en cada hogar se
encendía una menorah de ocho velas. A los hijos se le enseñaba sobre la historia de los Macabeos y su
revuelta contra la opresión de los griegos. Se recordaban los actos traicioneros de Menelao y otros que
tranzaron sus principios y colaboraron con los invasores. Era un tiempo para pensar y conversar sobre
cómo deben ser los líderes; cómo sería un líder ideal. Fue en tal ocasión que Jesús se identificó como la
puerta y el buen pastor.
La tierra de Judea en los alrededores de Jerusalén siempre fue un lugar más apropiado para la
crianza de ovejas que la agricultura, por su terreno escarpado y pedregoso. El rol del pastor siempre fue
de gran importancia. Moisés, al momento de ser llamado por Dios, se encontraba trabajando como pastor,
cuidando el rebaño de su suegro (Exo. 3:1). El gran rey David fue ungido para su ministerio siendo pastor.
Numerosas veces Dios usó la figura del pastor como una analogía de su relación con su pueblo.
El Salmo 23 es solo una de muchas expresiones afines:
Salmo 78:52 - Mas a su pueblo lo sacó como a ovejas, como a rebaño los condujo en el
desierto
Isaias 40:10,11 He aquí, el Señor DIOS vendrá con poder, y su brazo gobernará por El.
He aquí, con El está su galardón, y delante de El su recompensa. Como pastor
apacentará su rebaño, en su brazo recogerá los corderos, y en su seno los llevará; guiará
con cuidado a las recién paridas.
1 Reyes 22:17 Y él respondió: Vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas
sin pastor; y el SEÑOR dijo:"Estos no tienen señor, que cada uno vuelva a su casa en
paz."
Jer. 10:21 Porque los pastores se han entorpecido y no han buscado al SEÑOR; por
tanto, no prosperaron, y todo su rebaño se ha dispersado.
Vemos entonces que la Fiesta de Dedicación era un contexto idóneo para las siguientes
declaraciones "Yo soy" de Jesús.
Juan 10:1-9 En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de
las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Pero el que entra por
la puerta, es el pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz;
llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va
delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. Pero a un desconocido
no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les habló por medio de esta alegoría, pero ellos no entendieron qué era lo que les
decía. Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta
de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí son ladrones y salteadores, pero las
ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y
entrará y saldrá y hallará pasto.
El discurso de Jesús sobre el Buen Pastor consiste de 18 versículos. Los primeros 9 conciernen
el tema de la puerta, y como Jesús se identifica como la puerta de las ovejas. En los siguientes 9 versículos
del discurso enfatiza su rol como el Buen Pastor.
La palabra puerta (thyros) se emplea de varias maneras en las Escrituras, a veces en forma literal
y a veces de forma metafórica. En su sentido literal, puede ser la puerta de una casa (Mar. 1:33; Luc.
11:7), del Templo (Hch. 3:2), de una tumba (Mat. 27:60), o como en este caso, de un redíl o corral (Jn.
10:1). En sentido metafórico puede representar cercarnía - "estar a la puerta" (Mar. 13:29), una
oportunidad - "que Dios nos abra una puerta" (Co. 4:3), o fe - "si alguno oye mi voz y abre la puerta"
(Apo. 3:20).
El texto de Juan acusa el hecho que en los tiempos bíblicos había dos tipos de corrales o rediles
donde se guardaban las ovejas de noche. La primera era un redil comunitario, grande, cerca de la ciudad
donde todos los pastores guardaban sus rebaños juntamente. Había una puerta eficiente y un portero que
controlaba las entradas y salidas. Un pastor legítimo, entraba al redil y llamaba a sus ovejas, y como estas
conocían su voz, le seguían. Las otras ovejas no lo hacían.
En segundo lugar, había un tipo de redil mas pequeño y distante que usualmente consistía de un
muro de piedras acumuladas de aproximadamente de un metro a un metro y medio de altura, cubierto de
espinos. A menudo se hacían estos pequeños rediles pegados contra una roca grande. Se dejaba una sola
y angosta entrada al corral. Una vez guardados los animales, el pastor cerraba aquella apertura con un
montón de espinos, o con su propia persona, haciendo guardia. El mismo pastor era entonces la puerta.11
En Juan 10: 7 y 9 Jesús declara "Yo soy la puerta de las ovejas" Habla en un sentido metafórico,
tomando el rol del pastor que se colocaba a sí mismo en la entrada al redíl. El mensaje de esta afirmación
es que Jesús es quien controla el acceso al reino de Dios. Membresía en el Pueblo de Dios ahora es posible
solamente por la mediación de Cristo, no por las leyes mosáicas u otros medios.
Puede ser que con estas palabras Jesús reflejaba lo escrito en el Salmo 118:19,20 "Abridme las
puertas de la justicia; entraré por ellas y daré gracias al SEÑOR. Esta es la puerta del SEÑOR; los justos
entrarán por ella."
"Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto". La
vida de las ovejas y sus pastores en Israel no era facil. Las condiciones eran desérticas y peligrosas. Las
ovejas podían padecer hambre y sed, sufrir ataques de hyenas, y otros predadores. Jesús asegura que las
ovejas que estén en su redil no tendrán que temer esas cosas, porque El los cuidará y protegerá
"Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen." (Jn. 10:14)
"Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas." (Jn. 10:11)
Jesús repite su declaración "Yo soy el buen pastor" dos veces. En el vs. 14 habla sobre su relación
personal con sus ovejas, y como estas le conocen a El y a su voz. Para explicar esto emplea la imagen
del pastor que entra al redil comunitario y llama a sus ovejas, como también la imagen del pastor que hace
de puerta en el redil campestre.
Juan 10:1-10 En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de
las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Pero el que entra por
la puerta, es el pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz;
llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va
delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. Pero a un desconocido
no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les habló por medio de esta alegoría, pero ellos no entendieron qué era lo que les
decía.
Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las
ovejas. Todos los que vinieron antes de mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas
no les hicieron caso. Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y
saldrá y hallará pasto. El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Jesús marca el gran contraste que hay entre El y las demás personas que han pretendido ser los
pastores de las ovejas, pero no lo son. Menciona al ladrón, al desconocido, el extraño. Previamente había
advertido de la preferencia de muchos por los falsos mesias, "Yo he venido en nombre de mi Padre y no
me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése recibiréis. (Jn. 5:43). Aquí enumera los terribles
males que cometen estas personas:
11
William Barclay, Juan II: Comentario al Nuevo Testamento. Volumen 5. Barcelona: CLIE. pg. 74.
Jesús es todo lo contrario de eso, porque El es el buen pastor a quien las ovejas conocen y en
quien confían, pues les da una vida segura, bien alimentada y cuidada.
Las conexiones entre estas palabras y los eventos previos en el caso del ciego y la Fiesta de
Dedicación son obvias. Los fariseos de Jerusalén no tenían cuidado de su oveja, el hombre sanado de
ceguera, sino que lo expulsaron del redil. Jesús en cambio, fue y lo buscó (Jn. 9:35), para mostrarle su
cuidado y amor, para mostrar que era el Buen Pastor. Durante la Fiesta de Dedicación se hacía memoria
del tiempo de los Macabeos y del contraste entre los líderes traidores y los libertadores. Se leían las
Escrituras proféticas de denuncia de los falsos pastores de Israel.
Jeremías 12:10 Muchos pastores han arruinado mi viña, han hollado mi heredad; han
hecho de mi hermosa heredad un desierto desolado. Fue hecha una desolación, llora
sobre mí desolada; todo el país ha sido desolado, porque no hubo nadie a quien le
importara.
El texto profético más relevante que se leía en Janukah era el capítulo 34 de Ezequiel. En ese
oráculo Dios denuncia los abusos de los pastores de Israel y promete levantar al Mesías, el verdadero
pastor de Israel. A continuación analizamos el capítulo:
Ezequiel 34:11-17, 23-31 - la intervención de Dios por medio del Mesías, el siervo David
. . . Entonces pondré sobre ellas un solo pastor que las apacentará, mi siervo David; él
las apacentará y será su pastor. Y yo, el SEÑOR, seré su Dios, y mi siervo David será
príncipe en medio de ellas. Yo, el SEÑOR, he hablado. Haré un pacto de paz con ellos y
eliminaré de la tierra las bestias feroces, para que habiten seguros en el desierto y
duerman en los bosques. Y haré de ellos y de los alrededores de mi collado una
bendición. Haré descender lluvias a su tiempo; serán lluvias de bendición.
El árbol del campo dará su fruto y la tierra dará sus productos, y ellos estarán seguros
en su tierra. Y sabrán que yo soy el SEÑOR cuando yo quiebre las varas de su yugo y
los libre de la mano de los que los han esclavizado. No serán más presa de las naciones,
y las fieras de la tierra no los devorarán; sino que habitarán seguros y nadie los
atemorizará. Y estableceré para ellos un plantío de renombre, y no serán más víctimas
del hambre en la tierra, ni sufrirán más los insultos de las naciones.
Entonces sabrán que yo, el SEÑOR su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de
Israel, son mi pueblo—declara el Señor DIOS. Vosotras, ovejas mías, sois el rebaño de
mi prado, hombres sois, y yo soy vuestro Dios—declara el Señor DIOS.
Jesús se identifica plenamente como el Mesías anunciado por Ezequiel con sus palabras en el vs.
11 - "Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas." Provoca una imagen
impresionante. Un pastor dedicado, que ama a sus ovejas, que se para en la entrada y lucha con el lobo,
a pesar de lo fuerte y terrible que sea. No abandona sus ovejas, sino que lucha aunque significa perder la
vida en el esfuerzo. Con estas palabras Jesús anuncia su pasión y muerte.
Juan 10:17,18 Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo.
Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla,
y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi Padre.
Vemos, entonces, con este conjunto de declaraciones Yo Soy que Jesús se identifica como la
única entrada para pertenecer al pueblo de Dios ya que él es el verdadero pastor y rey de éste.
La quinta expresión "Yo soy" de Jesús sucedió durante su séptima señal, la resurrección de
Lázaro. Este milagro tuvo lugar entre la Fiesta de Dedicación y la Fiesta de la Pascua, cuando Jesús sería
crucificado.
Ya se presentó en esta obra la naturaleza de este milagro como señal del poder de Jesucristo.
Aquí lo veremos como anunció de su rol en el cumplimiento de las profecías sobre el reino venidero.
El tema de la resurrección no se originó en el Nuevo Testamento, sino que era una esperanza ya
profetizada mucho tiempo antes de la encarnación de Cristo. Ya en el tiempo de los patriarcas, Job
declaró, “Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. Y después de deshecha mi
piel, aun en mi carne veré a Dios” (Job 19:25,26).
En su predicación del Día de Pentecostés, Pedró reconoció las palabras de Rey David como
profecía de la resurrección de Cristo.
El concepto de los judíos tocante a la resurrección era que cuando viniera el Mesías, y El hiciese
la restauración de todas las cosas, que eso incluiría la resurrección de los israelitas muertos, para tomar
sus lugares en la Israel restaurada. Así también entendían las palabras de Daniel y Ezequiel:
Daniel 12:1-3 …Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos
para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el desprecio eterno. Los entendidos
brillarán como el resplandor del firmamento, y los que guiaron a muchos a la justicia,
como las estrellas, por siempre jamás.
Ezequiel 37 – La visión de los huesos secos - Así dice el Señor Dios a estos huesos:
‘He aquí, haré entrar en vosotros espíritu, y viviréis. ‘Y pondré tendones sobre vosotros,
haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y
viviréis; y sabréis que yo soy el Señor’” (vv. 5-6).
Y sabréis que yo soy el Señor, cuando abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros
sepulcros, pueblo mío. ‘Pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os pondré en vuestra
tierra (vv. 13-14).
Los judíos no esperaban que la resurrección vendría en una persona - sino que sería simplemente
parte de la restauración de todas las cosas. La resurrección era una esperanza para el futuro muy lejano.
Este fue el concepto que expresó María. “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final…”
Con esta expresión "Yo soy la resurrección y la vida", dada en este contexto, Jesús afirmaba dos
grandes verdades: 1) que El era el Mesías que traería la resurrección del día final, profetizada desde
tiempos antiguos, y 2) que la era del Reino ya estaba iniciado, que su poder resucitador ya comenzaba a
ser manifestado en el mundo.
Este "YO SOY" hace real en Jesús el evento de Nueva Creación. En él, la resurrección ya
comenzó. No es un evento nacionalista sólo para Israel, ni tampoco es simplemente un evento futuro que
todos los cristianos ahelamos. Si el poder de la resurrección es Jesús, y su Espíritu ahora habita en sus
seguidores, la resurrección ya fue inaugurada. Esto se entiende por las palabras de Pablo:
Romanos 6:1-11 Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia
abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos
aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte? Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del
bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
Porque si hemos sido unidos a El en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos
también en la semejanza de su resurrección, sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya
no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado.
Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El, sabiendo que
Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no
tiene dominio sobre El. Porque en cuanto El murió, murió al pecado de una vez para
siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios. Así también vosotros, consideraos muertos
para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.
Al decir "Yo soy la resurrección y la vida" Jesús nos anuncia su gran poder
transformador para toda nuestra vida - ahora y siempre.
La sexta declaración "Yo soy" de Jesús ocurrió al final de la semana de la pasión, después de la
entrada triunfal de Cristo a Jerusalén, durante la última cena. Los eventos previos conducen hacia el
contexto de la declaración.
En Juan 12:1-8 se narra como María ungió a Jesús. La tensión en la narración aumenta cuando
los judíos conspiran para matar a Lázaro también (Jn. 12:9-11). En seguida Juan escribe sobre la entrada
triunfal de Jesús en Jerusalén. Se recalca como el pueblo improvisó una Fiesta de Tabernáculos aunque
era tiempo de Pascua, batiendo palmas y cantando el Salmo 118. Juan también menciona que los testigos
de la resurrección de Lázaron estaban ahí, dando testimonio del poder de Jesús (Jn. 12:17,18). En seguida
Juan presenta como Jesús empezó a hablar claramente sobre su muerte.
Juan 12:23-25 ...Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. En
verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él
solo; pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la pierde; y el que
aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.
Juan 12:27 Ahora mi alma se ha angustiado; y ¿qué diré: "Padre, sálvame de esta
hora"? Pero para esto he llegado a esta hora.
Juan 13:31-33 Entonces, cuando salió, Jesús dijo: Ahora es glorificado el Hijo del
Hombre, y Dios es glorificado en El. Si Dios es glorificado en El, Dios también le
glorificará en sí mismo, y le glorificará enseguida. Hijitos, estaré con vosotros un poco
más de tiempo. Me buscaréis, y como dije a los judíos, ahora también os digo a vosotros:
adonde yo voy, vosotros no podéis ir.
Juan 14:1-6 No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la
casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy
a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré
otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros. Y
conocéis el camino adonde voy. Tomás le dijo: Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo
vamos a conocer el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre sino por mí.
Jesús les dice, "No se turbe vuestro corazón." Los discípulos tenían muchos motivos para sentir
temor (tarasso - agitación, miedo, turbación, angustia, aguas turbulentas en el mar) - las conspiraciones
para matar a Jesús y también a Lázaro, el hecho que uno de ellos ya los había abandonado para traicionar
a Jesús, la duda si más de ellos también abandonarían al Maestro, y la confusión de qué hacer si mataban
a Jesús, todo les provocaba sin duda, una tensión y miedo palpables. Jesús les anima y manda, "Creed en
Dios, creed también en mi". Se puede traducir, "Sigan creyendo en Dios. Sigan creyendo en mi". Pase lo
que pase, sigan creyendo en mi.
Al hablar de su muerte y resurrección, les anuncia que donde El va, ellos aun no pueden ir. Pero
a pesar de eso, El volverá por ellos, para llevarles el lugar que El les va a preparar en la casa de su Padre.
Y entonces les planta el desafío, "Y conocéis el camino adonde voy."
Jesús le respondió, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mi."
Es una manera de resumir todo lo que Jesús ya les había revelado en las expresiones "Yo soy" previas.
El es el "Yo soy", Yahve, el mismo Dios de Israel. Toda la revelación de Dios en el Antiguo Testamento,
en las leyes, instituciones y fiestas tienen su cumplimiento en Jesús. Ahora les desafía a sacar la única
conclusión posible. Que El vino al mundo para mostrar y para ser, el camino al Padre.
Hay diversidad de opinión entre los comentaristas sobre la relación sintáctica de los vocablos
"camino", "verdad" y "vida". ¿Son conceptos paralelos, coordinados? ¿Estaba Jesús formulando tres
diferentes declaraciones "Yo soy"? ¿Acaso decía, "Yo soy el camino; Yo soy la verdad; y Yo soy la
vida"? O ¿había una relación de subordinación de los vocablos "verdad" y "vida" como descriptivos de
la verdad central "Yo soy el camino."? ¿Estaba Jesús diciendo, "Yo soy el camino verdadero y vivo."?
Es probable que ambas perspectivas tengan algo de razon. Gramaticalmente, las expresiones
tienen una relación de coordinación, pues cada sustantivo lleva artículo definido. "ἐγώ εἰμ ι ἡ ὁδὸς
καὶ ἡ ἀλήθ ε ι α καὶ ἡ ζωή Las palabras todas son sustantivos y no adjetivos. De eso no hay duda.
Sin embargo, el contexto sugiere que el sustantivo "camino" es el principal de la oración, pues la
pregunta que le hizo Tomás no fue por cosas de "verdad" o "vida", sino "¿cómo vamos a conocer el
camino?" Hendrikson comenta:
El comentarista Beasley-Murray afirma que los tres vocablos "explican como es que Jesús es el
camino. El es el camino porque El es la verdad, la revelación de Dios, y porque la vida de Dios mora en
El".13
Sigueme tú, Yo soy el camino y la verdad y la vida. Sin el camino no hay movimiento,
sino la verdad no hay conocimiento, sin la vida no hay vivir. Yo soy el camino que debes
seguir, la verdad que debes creer, la vida que debes anhelar. Yo soy el camino inviolable,
la verdad infalible, la vida eterna. Soy el camino recto, la verdad soberana, la vida
bendita.14
La séptima y última declaración "Yo soy" de Jesús en el evangelio de Juan se produjo después
de la última cena, poco antes del arresto del Señor. En Juan 14:31, al concluir sus palabras sobre la
promesa de enviar el Consolador, el Espíritu Santo, Jesús dice, "Levantaos, vamos de aquí". Sus
siguientes palabras son su alegoría sobre la vid y los pámpanos.
Es muy posible que al salir del lugar de la cena, y al estar caminando por Jerusalén en dirección
hacia el Huerto del Getsemaní, que Jesús y sus discípulos hubieran pasado cerca del recinto del Templo,
y puede ser que algo que vieron ahí ocasionó esta séptima declaración "Yo soy".
Desde tiempos antiguos se hacía comparación de Israel con una viña. Así como el árbol cedro
vino a ser un símbolo del Líbano (y hasta hoy figura así en su bandera nacional), la vid siempre fue y aun
es, un símbolo de la nación de Israel.
Entre todas las cosas que mandó hacer el Rey Herodes al Grande para embellecer al Templo de
Jerusalén, hubo una serie de hermosos adornos enormes alrededor del edificio de vides talladas. Flavio
Josefo escribió acerca de aquellos adornos:
El templo tenía puertas en la entrada y dinteles sobre estas, de la misma altura que el
mismo templo. Estas estaban adornadas con velos bordados, con sus flores de púrpura,
entretejidos sobre los pilares. Y sobre estas, debajo de la corona, se extendía una viña
dorada, con sus ramas colgando desde gran altura, la grandeza y artesanía de lo cual
producía asombro en sus espectadores, al ver que vastos materiales se habían usado y
la gran calidad del trabajo. También envolvió al Templo entero con enormes racimos;
diseñándolos para ser de las proporciones adecuadas. Gastó una gran suma de dinero,
12
Hendrikson, p. 540.
13
Beasley-Murray, G. R. (2002). John (Vol. 36, p. 252). Dallas: Word, Incorporated.
14
Bruce, p. 299.
Según Josefo, el Templo entero estaba envuelto en enormes racimos dorados, algo sin duda muy
impresionante y fácil de notar. Puede ser que esa imágen dio el impulso para las próximas palabras de
Jesús.
En el Antiguo Testamento, la comparación de Israel con una vid es bastante frecuente. Algunos
de estos pasajes son:
En este oráculo Dios describe todas las medidas de cuidado, sustento y protección que brindó a
su viña; y como ésta produjo solamente uvas silvestres. Anuncia su juicio sobre la viña - el retiro de sus
protecciones, abandono y sequía. Y entonces afirma "la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel
y los hombres de Judá su plantío." La viña representa a la nación de Israel sin lugar a dudas.
Otro ejemplos se aprecian en las palabras del profeta Oseas y el Salmo 80.
Salmo 80:8-17
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y
seremos salvos.
Tú removiste una vid de Egipto; expulsaste las naciones y la plantaste.
15
Flavio Josefo, Antiguedades de los Judíos, Libro xv, cap. 11.
Este hermoso y emotivo salmo, probablemente escrito por uno de los descendientes de Asaf por
motivo de la caída de Samaria o la invasión babilónica, repite la misma analogía de Isaías, comparando
a Israel con una viña que inicialmente fue fuerte y fructífera pero que ha caído bajo la desgracia. Algo
muy hermoso de este salmo es la oración por el Mesías, "el hombre de tu diestra", "el hijo de hombre que
para ti fortaleciste". La analogía de la viña con Israel queda evidente con el clamor del salmista,
"Restáuranos; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos."
Estos y otros pasajes del Antiguo Testamente hacen uso de aquella parábola o analogía, de la vid
como representación del pueblo de Dios, la nación de Israel. Todo esto ilumina intensamente el
significado de las palabras de Jesús esa noche, rumbo al Getsemaní y al arresto, "Yo soy la vid verdadera,
y mi Padre es el viñador" (Juan 15:1).
Cometemos un error al leer e interpretar esta declaración sin tomar en cuenta su contexto histórico
y religioso. Jesús ha llegado al punto culmine de sus declaraciones "Yo soy". Todas las previas
declaraciones “Yo Soy” son una progresión de revelaciones acerca de la persona de Jesús que nos llevan
a esta última declaración. Hasta aquí se ha revelado como el cumplimiento perfecto de todo los señalado
en las fiestas e instituciones de Israel - el Shabbat, la Pascua, Tabernáculos y Dedicación. El maná en el
desierto, el cordero pascual, el agua de la roca, la columna de fuego, los libertadores - Moisés y los
Macabeos, la puerta y el camino hacia el Padre - todos son tipos que apuntan hacia Cristo.
Pero ahora Jesús dice, "Yo soy la vid verdadera." En otras palabras, El está declarando ser el
“Israel verdadero." En El se cumplen todos los propósitos de Dios para Israel. Estar en Cristo es estar en
el verdadero Pueblo de Dios.
Para los lectores de este evangelio, cristianos judíos que sufrían los terribles efectos de
aposunagogos - ser expulsados de sus sinagogas y comunidades, el saber que al estar en Cristo estaban
en la verdadera vid, el verdadero pueblo de Dios, tiene que haber sido un consuelo y una bendición
extraordinarios.
Otro de los recursos cristológicos del evangelista Juan es el Templo de Jerusalén. Más que en
ningún otro evangelio, en Juan vemos múltiples puntos de conexión entre el Templo, con sus ritos y
ofrendas, y la persona de Jesús.
El Templo de Jerusalén en el tiempo de Cristo, era el mismo templo que fue erigido por Zorobabel
después del cautiverio babilónico, entre los años 536-516 AC, pero que luego fue embellecido y ampliado
por el Rey Herodes el Grande, en un esfuerzo para ganar el cariño y la admiración de la población judía.
El diseño del Templo era esencialmente el mismo que se había usado en el Tabernáculo de
Moisés, según las instrucciones que él recibió de Dios (Exo. 25-30), pero mucho más grande y con otras
añadiduras.
En Juan se mencionan los componentes esenciales del culto a Dios en el Templo, destacando que
cada una de estas cosas apunta hacia Jesucristo.
Juan nos enseña que todas estas cosas apuntan hacia Jesucristo. A continuación se presentan
algunas de la conexiones entre Jesús y el Templo que Juan presenta.
1. "Levantó tabernáculo"
Jn. 1:14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
El mensaje es que "así como Dios anteriormente manifestó su presencia entre su pueblo en el
Tabernáculo que levantó Moisés, ahora en un sentido más pleno ha tomado residencia en la Tierra en el
Verbo hecho carne."16
Jn. 1:14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan enfatiza que con la encarnación del Verbo se ha vuelto a manifestar la gloria (shekinah) de
Dios, tal como acontecía en el Tabernáculo de Moisés y el Templo de Salomón.
Éxodo 40:34, 35 Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del SEÑOR
llenó el tabernáculo. Y Moisés no podía entrar en la tienda de reunión porque la nube
estaba sobre ella y la gloria del SEÑOR llenaba el tabernáculo.
2 Crónicas 7:1,2 Y cuando Salomón terminó de orar, descendió fuego desde el cielo y
consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria del SEÑOR llenó la casa. Los
sacerdotes no podían entrar en la casa del SEÑOR, porque la gloria del SEÑOR llenaba
la casa del SEÑOR.
Isaías 4:2 Aquel día el Renuevo del SEÑOR será hermoso y lleno de gloria, y el fruto
de la tierra será el orgullo y adorno de los sobrevivientes de Israel.
16
F. F. Bruce. The Gospel of John: A verse-by-verse Exposition. Bath, England: Kingsley Books, s.f.
Juan 17:5 Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo
antes que el mundo existiera.
La forma verbal, "glorificar" significa reconocer, atribuir, obedecer, alabar y dar testimonio de la
gloria de Jesús. Glorificamos a Cristo cuando le confesamos como Señor, cuando le adoramos, cuando
nos sometemos a su Señorío y cuando testificamos de El. No es un reconocimiento parcial o a medias,
sino absoluto y exclusivo de su majestad, poder y deidad.
El verbo "glorificar" ocupa un lugar muy especial en la oración sacerdotal de Jesús en Juan 17.
Juan 17:1-4 Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora
ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti, por cuanto le diste
autoridad sobre todo ser humano para que dé vida eterna a todos los que tú le has
dado.Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado. Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la
obra que me diste que hiciera.
Juan, entonces, nos enseña con claridad que Jesucristo vino al mundo manifestando y mostrando
la gloria de Dios, como la que antes se veía en el Tabernáculo, a pesar de la ceguera y desobediencia de
todos los que amaban más a las tinieblas.
El Templo de Jerusalén era el centro religioso, cultural y judicial de Judea. Desde su restauración
por los Macabeos los judíos habían tomado medidas extremas para asegurar su funcionamiento y
seguridad. Los romanos comprendieron esto, y dejaron que el Gran Sanedrín funcionara ahí sin
impedimento. El rey Herodes el Grande se dio cuenta de la importancia del lugar y para ganarse el favor
del pueblo, comenzó una serie de ampliaciones y embellecimientos de verdad extraordinarios. Hubo
18,000 sacerdotes trabajadores en la obra. Se usaron bloques de piedra de hasta setenta toneladas de peso
en los cimientos. El proceso de reconstrucción comenzó en el año 20 aC y no se acabó hasta el año 64 dC
- ¡ochenta y cuatro años!17
Apenas seis años después del final de las obras de reconstrucción, los romanos lo destruyeron
todo. El general Tito, al ver la extraordinaria belleza de lugar, lo quiso conservar, pero sus tropas, tan
cansados y furiosos por la gran resistencia judía, y creyendo leyendas sobre supuesto oro escondido entre
las piedras, lo incendiaron y desmantelaron completamente.
Como ya se ha señalado en esta obra, había tres grandes tiempos de fiesta cada año, que requerían
que cada varón judío viajará a Jerusalén para hacer ofrendas en el Templo y participar de las fiestas -
Pascua, Pentecostés y Tabernáculos. Para dichas ocasiones las personas debían traer animales para ser
sacrificados en el Templo. Si uno viajaba desde muy lejos, podía traer dinero y comprar en Jerusalén sus
animales y aves para dichas ofrendas y sacrificios (Deut. 14:22-28). Esto produjo un creciente comercio
de venta de animales y aves que eventualmente se llegó a realizar dentro de los mismos atrios del Templo.
Juan relata que era tiempo de Pascua (2:13), y que los comerciantes tenían bueyes y ovejas adentro del
lugar. Sin duda había ruido, mal olor, suciedad y un alboroto tremendo que poco conducía hacia la
oración.
17
Burge, John, pg 46.
¡Qué vergüenza! Habiendo tantos lugares donde se podrían haber hecho aquellas transacciones,
prefirieron hacerlas dentro del mismo recinto del Templo. Los negocios tenían prioridad sobre la oración
y la adoración de Jehová. La gente que iba al Templo para orar tenía que lidiar con la bulla, el olor, la
suciedad y todo el alboroto de feria que se hacía ahí. Ya no era un lugar conducente a la reflexión y a la
oración.
En Juan 2:13-22 se narra la ocasión cuando Jesús purificó el Templo de Jerusalén, echando fuera
a los comerciantes y cambistas.
Jn. 2:15-17 Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las
ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; y
dijo a los que vendían palomas: Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre
una casa de comercio. Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: EL CELO
POR TU CASA ME CONSUMIRA.“
Algunos opinan que la ira de Jesús provino del abuso, del fin de lucro extremo de los
comerciantes, pero eso no parece haber sido el caso. No hay indicación de usura o precios injustos. La ira
de Jesús fue despertada por el mero acto de hacer comercio dentro de lo que debía ser una casa de oración.
La adoración pura se había perdido irremisiblemente ante la secularización de lo sagrado.
Jesús cita al Salmo 69:9. "Porque el celo por tu casa me ha consumido", pero en sentido futuro,
"me consumirá" tal como aparece en la versión Septuaginta. En ese Salmo, el rey David comparte una
elegía, un salmo de lamento que declara los grandes problemas que enfrenta y que luego culmina en
esperanza, fe y alabanza. Jesús cita aquella frase del salmo, aplicándolo como motivación para su acción
de limpiar el Templo, y como profecía de su muerte venidera. Afirma que su celo por el Templo será la
causa de su muerte. (Según Juan 11:48-50 - precisamente los líderes del Templo fueron quienes
conspiraron para su muerte) Las acciones de Jesús anticipaban el reino mesiánico profetizado por
Zacarías:
"Y toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada al SEÑOR de los ejércitos; todos
los que ofrezcan sacrificios vendrán y tomarán de ellas y en ellas cocerán; y no habrá
más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel día." (Zac. 14:21).
En Malaquías 3:1 y 3 hay otro mensaje profético similar:
"He aquí, yo envío a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá de
repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el mensajero del pacto en quien
vosotros os complacéis, he aquí, viene—dice el SEÑOR de los ejércitos. . . Y El se
sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los
acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al
SEÑOR."
Los evangelios sinópticos ubican a este relato hacia el final del ministerio de Jesús, justo después
de su entrada triunfal a Jerusalén (Mat. 21:12-17; Mar. 11:15-19; Luc. 19:45-48). Juan sin embargo lo
ubica al inicio de su ministerio, y lo relata inmediatamente después de la narración de la primera señal -
la transformación de agua en vino en Caná de Galilea. Entendiendo que cada evangelista tomó libertad
para ordenar las narraciones sobre Jesús en el orden más conveniente para su método evangelizador, esto
no es un problema. Lo que esto nos revela es la intención de Juan de mostrar como Jesús, en Galilea y en
Juan 2:18-22 Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que haces estas cosas,
¿qué señal nos muestras? Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días
lo levantaré. Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este
templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? Pero El hablaba del templo de su cuerpo. Por
eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho
esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.
Los judíos no entendieron lo que Jesús decía. Se preguntaban, - "Si llevamos tantos años
construyendo este complejo de edificios, ¿cómo cree que lo puede volver a construir todo en solo tres
días?" Pero Jesús no hablaba sobre el Templo de piedra, sino el Templo representado - su propio cuerpo.
Profetizaba sobre su propia muerte y resurrección.
En conversación de Jesús con la mujer samaritana, Jesús habló del agua del Espíritu (paralelo con
sus dichos en la ceremonia del agua en Tabernáculos), y como vendrá el día cuando la verdadera adoración
será enteramente bajo la dirección e impulso del Espíritu, independiente de localidades o edificios.
Juan 4:13 Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed,
pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo
le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.
Juan 4:21-24 Jesús le dijo: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en
Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos
lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora
es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran
deben adorarle en espíritu y en verdad.
En los vs. 20-24 las palabras “adoración”, "adorar" (proskuneo) aparecen diez veces en el texto
griego. Eso nos indica el tema principal del argumento. Jesús le da la tremenda noticia que vendrá un
tiempo cuando la adoración no se limitará a un lugar específico, ni consistirá en sacrificios materiales,
sino que será una adoración netamente espiritual, verdadero y universal. Es la clase de adoración que el
apostól Pablo solicito: "Por consiguiente, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos
santas, sin ira ni discusiones" (1 Tim. 2:8).
Una de las frases mejor conocidas del Evangelio de Juan consiste de las palabras de Juan el
Bautista, "He ahí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29). A pesar de dar muchos
detalles sobre el bautismo de Jesús por Juan, ninguno de los sinópticos registra aquellas palabras. De esta
manera, Juan describe a Jesús como otro componente esencial del culto a Dios en el Templo - el sacrificio.
Sin duda, cuando el Bautista proclamó esta identificación de Jesucristo, debe haber sonado como
algo sorprendente, extraño e inesperado en los oídos de sus seguidores. Quizás algunos se acordaron de
las palabras del profeta Isaías, cuando describe al siervo sufriente, al Mesías como un cordero destinado
a la muerte.
Indudablemente el Evangelio de Juan presenta a Jesús como el antitipo del cordero pascual. Entre
las instrucciones dadas por Dios a Moisés sobre los preparativos para salir de Egipto, figuraba lo siguiente
en cuanto al cordero cuya sangre sería untada sobre el marco y dintel de la puerta: "Se ha de comer en
una misma casa; no sacaréis nada de la carne fuera de la casa, ni quebraréis ninguno de sus huesos.
(Exo. 12:46).
Al narrar los eventos tocantes a la crucifixión de Jesús, Juan incluye los siguientes detalles:
Jn. 19:31-37 Los judíos entonces, como era el día de preparación para la Pascua, a fin
de que los cuerpos no se quedaran en la cruz el día de reposo (porque ese día de reposo
era muy solemne), pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y se los llevaran.
Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y también las del otro
que había sido crucificado con Jesús; pero cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya
estaba muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los soldados le traspasó el
costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua. Y el que lo ha visto ha dado
testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros
también creáis. Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: NO SERA
QUEBRADO HUESO SUYO. Y también otra Escritura dice: MIRARAN AL QUE
TRASPASARON.
Juan es el único entre los cuatro evangelistas que menciona ese detalle de ningún hueso roto. Para
él era un detalle sumamente importante pues era una señal más de como Jesús fue el cumplimiento de
tantos tipos y figuras proféticas que Dios dio a Israel para anunciar al Mesías y al reino venidero.
6. el sacerdote intercesor
Juan destaca un aspecto más de Jesús que lo asocia con el Templo - el de sacerdote. Vemos en
Juan que Jesús es el nuevo tabernáculo-templo, es la gloria, es el sacrificio, y también es el sacerdote
intercesor. Tal es la imagen de Cristo que encontramos en varios puntos del evangelio, y particularmente
en su oración sacerdotal del capítulo 17.
La ley de Moisés dice mucho sobre el rol y la función de los sacerdotes. Entre esto recalcamos:
El profeta Malaquías hizo un hermoso resumen de los deberes del sacerdote al confrontar a los
sacerdotes ociosos del período post-exílico.
Malaquias 2:4-7 Entonces sabréis que os he enviado este mandamiento para que mi
pacto siga con Leví—dice el SEÑOR de los ejércitos. Mi pacto con él era de vida y paz,
las cuales le di para que me reverenciara; y él me reverenció, y estaba lleno de temor
ante mi nombre. La verdadera instrucción estaba en su boca, y no se hallaba iniquidad
en sus labios; en paz y rectitud caminaba conmigo, y apartaba a muchos de la iniquidad.
La Cristología del Evangelio de Juan, 1.1
90
Pues los labios del sacerdote deben guardar la sabiduría, y los hombres deben buscar
la instrucción de su boca, porque él es el mensajero del SEÑOR de los ejércitos.
1. La limpieza del Templo - al limpiar el Templo de los comerciantes y cambistas, Jesús mostró
mayor pasión por la consagración de ese lugar que cualquiera de los sacerdotes que ahí ministrabana
diario.
2. Abriendo camino - al decir, "Yo soy el camino, la verdad y la vida" Jesús manifiesta su rol
de intercesor y guía hacia la presencia de Dios.
3. Su túnica - Juan narra detalles sobre la túnica de Jesús que los sinópticos no mencionan - que
era una pieza única, sin costura, y que las acciones de los soldados fueron el cumplimiento de una profecía.
Juan 19:23,24 Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos
e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y
la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. Por tanto, se dijeron unos a otros: No
la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será; para que se
cumpliera la Escritura: REPARTIERON ENTRE SI MIS VESTIDOS, Y SOBRE MI ROPA
ECHARON SUERTES.
Aunque el Pentateuco no lo menciona, el historiador judío, Flavio Josefo comentó sobre la túnica
del sumo sacerdote, "Esta túnica no consiste de dos piezas, que pudiesen ser cosidas alrededor de los
hombres y en el costado, sino que es tejido de una sola longitud de hilo." (Antiguedades de los Judíos,
18
III. 161). Bien puede ser que esa fue la razón por que Juan incluyó ese detalle sobre la túnica de Jesús,
para identificarlo como verdadero sumo sacerdote de Israel.
4. Su oración (Juan 17) - En la oración de Jesús por sus discípulos encontramos varias muestras
del ejercicio sacerdotal de Jesús.
Juan 17:5 Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo
antes que el mundo existiera.
Juan 17:19 Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la
verdad.
• Su ministerio de palabra
Juan 17:6-8 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; eran
tuyos y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me
has dado viene de ti; porque yo les he dado las palabras que me diste; y las recibieron,
y entendieron que en verdad salí de ti, y creyeron que tú me enviaste.
• Su ministerio revelacional
18
Beasley-Murray, G. R. (2002). John (Vol. 36, p. 347). Dallas: Word, Incorporated.
La Cristología del Evangelio de Juan, 1.1
91
Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.
Juan 17:4 Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que
hiciera.
Juan 17:6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; eran tuyos
y me los diste, y han guardado tu palabra.
Juan 17:9-10 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado;
porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo, mío; y he sido glorificado en ellos.
Joh 17:11-15 Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti.
Padre santo, guárdalos en tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno,
así como nosotros. Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el nombre que
me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la
Escritura se cumpliera. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo para que tengan
mi gozo completo en sí mismos. Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado,
porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te ruego que los saques
del mundo, sino que los guardes del maligno.
Juan 17:20-23 Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en
mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y
yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo
en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa
que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.
Heb. 4:14-16 Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús,
el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como
nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia
para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.
Vemos entonces, que a partir del prólogo Juan presenta un cuadro de Jesús como el cumplimiento
absoluto y perfecto de el Templo y todo lo que ahí se hacía. Aunque los judíos del tiempo de la escritura
de este evangelio lloraban por la destrucción del Templo de Jerusalén, los que creían en el nombre de
Jesús sabían que en El tenían todo lo necesario para la expresión de su fe y adoración.
Para finalizar, uno de los grandes temas del Antiguo Testamento que Juan reconoce en el
ministerio de Jesús es la Nueva Creación, es decir, lo que relata sobre el proyecto de Dios para traer
salvación y restauración al mundo. Más que ninguno de los evangelios sinópticos, el Evangelio de Juan
habla sobre nuevo nacimiento, resurrección, y nueva creación.
Hay dos perspectivas del mundo y del futuro que debemos evitar:
1. La visión del materialismo ateo - Es la visión nihilista de quienes ven al mundo como un
accidente cosmológico, sin razón de ser, sin futuro, salvo por lo que la humanidad hace. Se vive para el
logro personal, pero el mundo seguirá sin propósito o rumbo, y será posiblemente destruido por guerra o
un cataclismo cósmico o ecológico. Pero Juan nos dice, "NO. NO SERA ASI."
2. La visión escapista de algunos cristianos que solamente esperan que venga el Señor y los
saque de este mundo para ir a vivir por la eternidad flotando en una nube, tocando arpa en el Cielo. Estos
piensan que van a estar de vacaciones por la eternidad, pero TAMPOCO SERA ASI.
El libro de Apocalipsis, también escrito por Juan, no concluye con una visión de todos los
creyentes viviendo para siempre en el Cielo, y mucho menos tocando arpas. No. Concluye mostrándonos
la Nueva Creación de Dios - Cielos Nuevos y Tierra Nueva - es decir este mundo que El creó, y que hoy
está bajo maldición - restaurado a sus propósitos originales, libre de la maldición y la influencia del
pecado, reconstruido, renovado, infinitamente mejor. Concluye con una visión de la Nueva Jerusalén que
desciende, y de todos los santos, con el Señor, gobernando y reinando sobre la Tierra.
Apoc. 5:9,10 Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de
abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente
de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para
nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.
En el Evangelio de Juan, repetidas veces vemos a Jesús mostrando su poder para restaurar y crear.
Le vemos haciendo acciones que nos recuerdan al relato de la creación original en Génesis. ¡El es quien
restaurará todas las cosas! (Hechos 3:21).
Juan nos enseña que efectivamente, en la segunda venida de Cristo habrá una restauración de
todas las cosas - Cielos nuevos y Tierra Nueva. Pero hasta entonces, la obra de restauración y nueva
creación ya ha sido comenzada por Jesús en nosotros, sus discípulos. Dispongámonos a conocer su poder
y a prepararnos para una eternidad reinando con El.
Esta visión del mundo redimido y transformado fue el tema de mucha de la predicación de
los profetas del Antiguo Testamento
Joel 3:18-20 Y sucederá que en aquel día los montes destilarán vino dulce, las colinas
manarán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; brotará un
manantial de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim. Egipto será una desolación,
y Edom será un desierto desolado, por la violencia hecha a los hijos de Judá, en cuya
tierra han derramado sangre inocente. Pero Judá será habitada para siempre, y
Jerusalén por todas las generaciones.
Zacarías 14:8,9 En aquel día sucederá que brotarán aguas vivas de Jerusalén, una
mitad hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, será lo mismo en
verano que en invierno. Y el SEÑOR será rey sobre toda la tierra; aquel día el SEÑOR
será uno, y uno su nombre.
Isaías 9:6-7 Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía
reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios
Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. El aumento de su soberanía y de la paz no
tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afianzarlo y sostenerlo con el
derecho y la justicia desde entonces y para siempre. El celo del SEÑOR de los ejércitos
hará esto.
Isaías 11:6-9 El lobo morará con el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito; el
becerro, el leoncillo y el animal doméstico andarán juntos, y un niño los conducirá. La
vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja.
El niño de pecho jugará junto a la cueva de la cobra, y el niño destetado extenderá su
mano sobre la guarida de la víbora. No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte,
porque la tierra estará llena del conocimiento del SEÑOR como las aguas cubren el mar.
En resumidas cuentas, los profetas anunciaban que el Reino de Dios en la tierra será caracterizado
por abundancia, paz, y la santa presencia de Dios en todo lugar. Esta esperanza anunciada por los profetas,
del Reino de Dios en la Tierra, por la intervención del Mesías en el siglo presente, latía en el corazón de
todos los judíos. Jesús, al venir a este mundo, y al mostrarse como el Mesías, el Cristo divino, dio las
evidencias necesarias que El tenía poder para hacer la restauración de todas las cosas, para traer la Nueva
Creación - poder para sanar, restaurar, resucitar y hacer renacer.
La intención de Dios, por su eterno plan de salvación, de destruir las obras de Satanás, levantar
la maldición y restaurar al mundo a sus fines originales es un tema muy claramente revelado en el Nuevo
Testamento como también en el Antiguo. El apóstol Pablo escribió, "De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas." (2 Cor. 5:17). Ese tema
del re-crear es uno muy desarrollado en el Evangelio de Juan.
Se aprecia que en varias ocasiones, Juan emplea lenguaje para describir a Jesús que hace eco con
la narración de Génesis sobre la creación del mundo y del hombre. El mensaje es que Jesús, como el
creador original del mundo, tiene poder para hacer una nueva creación.
2. Juan 1:5 "Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron" refleja a
Génesis 1:4.
3. Juan 9:6 "hizo lodo... y untó con el lodo los ojos" refleja a Génesis 2:7.
4. Juan 20:22 "Sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo." refleja a Génesis 2:7.
1. Abundancia - Los profetas de Israel anunciaron que en el Reino de Dios habría abundancia: "Los
montes destilarán vino dulce, las colinas manarán leche" (Joel 3:18); "el arador alcanzará al segador, y
el que pisa la uva al que siembra la semilla" (Amos 3:13).
La esperanza mesiánica era que con el Mesías se reabrirían los cielos y el maná volvería a caer.
"El tesoro del maná volverá a descender del cielo, y comerán de el en aquellos años" (2 Baruc 29:8). La
Midrash Rabbah Ecclesiástico, un antiguo comentario judío sobre Éxodo 16 dice. "Así como el primer
redentor hizo descender el maná, un redentor por venir hará que vuelva a caer."19
Con el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús se demostró como el
cumplimiento de aquellas esperanzas. Su reino será marcado por bendición y abundancia.
2. Restauración - Otro tema enfatizado por los profetas y manifestado claramente en el Evangelio
de Juan es la restauración - el poder para anular los efectos de lo destructivo y hacer que algo vuelva a su
estado original y sano. La esperanza profética era que el mundo fuese restaurado de los efectos de la
maldición edénica; ver el día cuando "el lobo morará con el cordero, y el leopardo se echará con el
cabrito; el becerro, el leoncillo y el animal doméstico andarán juntos, y un niño los conducirá" (Isa.
11:6).
Jesús mostró su poder restaurador al sanar al paralítico de Betesda, a pesar de llevar treinta y
ocho años inmóvil. El hombre fue sanado "al instante" (eutheos - "inmediatamente").
Lo mismo pasó con el mendigo, ciego de nacimiento. Jesús restauró los ojos del hombre a su
condición idónea, anulando los efectos del desorden que hubo durante su gestación, relativo a su vista.
3. Renacimiento - Sin duda uno de los versículos favoritos de todo evangélico es Juan 3:16. El
capítulo tres es quizás el mejor conocido de todos los capítulos del evangelio. En aquella conversación
entre Jesús y Nicodemo, el Señor revela la gran verdad que efectivamente, el reino de Dios viene, donde
todo será nuevo, pero el requisito para entrar en ese reino es que uno también haya nacido de nuevo,
nacido desde arriba, nacido del Espíritu.
Juan 3:1-8 Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los
judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como
maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él.
Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no
puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar
por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu
no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es
nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: "Os es necesario
nacer de nuevo." El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde
viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
19
Burge, pg. 147.
Una palabra muy importante en este texto es anothen, que es traducido "de nuevo" en Juan 3:3
(LBLA) - "el que no nace anothen (de nuevo)" Es un vocablo con un sentido complejo que puede expresar
varias cosas - "arriba", "encima", "de nuevo", "comienzo" o "primero". Se emplea de una variedad de
maneras en el Nuevo Testamento . El contexto de cada uso determina su sentido. A continuación algunos
ejemplos:
Juan 3:31 - El que procede de arriba (anothen) está por encima (anothen) de todos
Gálatas 4:9 - ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y
elementales, a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo (anothen)?
Juan 19:23 (RVR95) - Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos
e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual
era sin costura, de un solo tejido de arriba (anothen) abajo .
Hechos 26:5 - los cuales también saben que yo desde el principio (anothen), si
quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión viví
como fariseo.
Muchos comentaristas hoy opinan que cuando Jesús dijo a Nicodemo "el que no nace de nuevo
no puede ver el reino de Dios" estaría mejor traducido, "a menos que se renazca de arriba no se puede
ver el Reino de Dios".20 Otros prefieren afirmar que lo correcto es aplicar ambos sentidos (de nuevo,
desde arriba) a la interpretación de la palabra para apreciar lo que el Señor decía.21
Es obvio que Nicodemo - en serio o irónicamente - tomó esas palabras como un simple "nacer de
nuevo" en un sentido temporal y carnal, y sin ningún elemento de espiritualidad. "¿Cómo puede un
hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?"
(3:4). Jesús le aclara que no habla en un sentido carnal, sino espiritual. "Lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es." (3:6). De ahí "nacer de arriba" es quizás la mejor traducción.
Jesús aclara aun más su sentido al decir, "el que no naciere del agua y del Espíritu no puede
entrar en el reino de Dios." Es una repetición de lo dicho en el vs. 3, pero en lugar de decir "nacer de
nuevo", dice "nacer del agua y del Espíritu". Son dos maneras de decir lo mismo.
Hay una variedad de opiniones sobre el significado de "nacer del agua y del espíritu". Muchos
lo entienden como dos cosas distintas. Algunos dicen que "nacer del agua" tiene que ver con el nacimiento
natural, humano - cuando uno nace como bebé. Otros dicen que "nacer del agua" tiene que ver con el
bautismo en agua.
Sin embargo, no hay necesidad de separar estas dos cosas (agua y espíritu), ya que tanto en Juan,
como en los profetas, consistentemente van juntos para describir una sola realidad. El agua
frecuentemente se emplea en las Escrituras, y enfáticamente en Juan, como símbolo del Espíritu Santo.
20
William Barclay, Juan I, pag. 143. Esta también es la opinión de William Hendriksen, John Burge y Robert
Gundry.
21
Entre estos están F.F. Bruce y D. A. Carson.
En su diálogo con la mujer samaritana, Jesús declara "Todo el que beba de esta agua volverá a
tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré
se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna. (Jn. 4:13,14). El agua es una
metáfora que representa al Espíritu Santo.
Juan 4:23,24 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre
busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y
en verdad.
En la ceremonia del agua, durante la Fiesta de Tabernáculos, Jesús proclamó, "Si alguno tiene
sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: "De lo más profundo de su
ser brotarán ríos de agua viva." (Jn. 7:37,38). Y en seguida, Juan aclara, "Pero El decía esto del Espíritu,
que los que habían creído en El habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues
Jesús aún no había sido glorificado" (Jn. 7:39).
Esta asociación de agua y Espíritu no era una innovación de parte de Jesús, sino una aplicación
de las palabras de los profetas. La imagen del agua fluyendo desde el altar del Templo en Jerusalén
durante la Fiesta de Tabernáculos recordaba las palabras de Ezequiel 47, donde el profeta vio un rio de
agua que fluía desde la puerta del Templo y que se iba agrandando hasta tener una gran anchura y
profundidad. Las aguas del rio daban vida a todo lo que las tocaba. Jesús aclara que aquella visión se trata
de El, el dador del agua de la vida, es decir, del Espíritu.
El profeta Isaías también hizo la asociación de agua y el Espíritu de Dios. "Porque derramaré
agua sobre la tierra sedienta, y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi Espíritu sobre tu posteridad,
y mi bendición sobre tus descendientes (Isaías 44:3).
A la luz de esto, entendemos que cuando Jesús habla sobre "nacer de agua y del Espíritu" se
refiere al nuevo nacimiento que es de arriba, del Espíritu de Dios, la transformación necesaria para entrar
en el Reino de Dios y gozar de vida eterna en los cielos nuevos y la nueva tierra. Este nacer de arriba
sucede en la persona que cree en Jesús y lo reconoce como el Mesías, el Verbo de Dios. Es un mensaje
infinitamente más poderoso y glorioso que los mensajes de "cómo elevar su autoestima" o "dar para
recibir" que comúnmente se oyen en muchas iglesias.
Como ya vimos, el tema de la resurrección de los muertos era la esperanza de los profetas. Pasajes
como Daniel 12 y Ezequiel 37 lo comprueban.
Daniel 12:1-3 …Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos
para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el desprecio eterno. Los entendidos
brillarán como el resplandor del firmamento, y los que guiaron a muchos a la justicia,
como las estrellas, por siempre jamás.
Ezequiel 37 – La visión de los huesos secos - Así dice el Señor Dios a estos huesos:
‘He aquí, haré entrar en vosotros espíritu, y viviréis. ‘Y pondré tendones sobre vosotros,
haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y
viviréis; y sabréis que yo soy el Señor’” (vv. 5-6).
La esperanza predicada por los profetas era que cuando viniera el Mesías mostraría poder para
efectuar la resurrección. En Juan vemos que Jesús tiene poder para resucitar a los ya muertos, y dar vida
eterna a todos los que creen en El. Hay una impresionante cantidad de reiteradas expresiones acerca del
poder del Señor Jesús sobre la vida y la muerte. En cada situación y lugar, hablaba de eso.
En el prólogo
Juan 1:4 "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres"
Juan 3:15 "...para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna"
Juan 3:16 "...para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna"
Juan 3:36 "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no
verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.
Juan 5:21 "Porque así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo el
Hijo también da vida a los que El quiere."
Juan 5:24-29 En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me
envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán
la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán. Porque así como el Padre tiene vida en
sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo; y le dio autoridad para
ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre. No os admiréis de esto, porque viene la
hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán: los que hicieron
lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida
eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha
marcado con su sello.
Juan 6:39-40 Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado
yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final. Porque esta es la voluntad de mi
Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo
resucitaré en el día final.
Juan 6:47-51 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan
de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan
que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera. Yo soy el pan vivo que
descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo
también daré por la vida del mundo es mi carne.
Juan 6:53-58 Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la
carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come
mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque
mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne
y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió, y yo
vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que
descendió del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; el que come
este pan vivirá para siempre.
Juan 10:17-18 Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de
nuevo.Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad
para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi
Padre.
Juan 10:27-28 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida
eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.
Al resucitar a Lázaro
Juan 11:25, 26 Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá,
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. El que ama su vida la pierde; y el que
aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna. Si alguno me sirve, que
me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre
lo honrará.
Juan 14:2,3 En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera
dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar
para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis
también vosotros.
Juan 17:1,2 Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha
llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti, por cuanto le diste
autoridad sobre todo ser humano para que dé vida eterna a todos los que tú le has dado.
Podemos apreciar que el tema de el poder de Cristo para resucitar, para dar vida eterna, es un
asunto central del Evangelio. Jesús preparó extensamente a sus discípulos para anticipar la gloria de la
Nueva Creación, y para ya experimentar ese poder transformador en sus vidas.
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