Trastornos de La Sexualidad

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OBJETIVO

 Describir la disforia de género que se presenta en adolescentes y adultos.

ABORDAJE EN ATENCIÓN PRIMARIA

Las disfunciones sexuales abarcan diferentes formas de incapacidad para participar


satisfactoriamente en una relación sexual. Una disfunción sexual puede ser definida
como la ausencia o la modificación de una o de varias fases de la respuesta sexual:
deseo, excitación, orgasmo y resolución. Según los casos, puede tratarse de una falta
de interés, una imposibilidad para sentir placer, un fracaso en la respuesta fisiológica
necesaria para la interacción sexual o una incapacidad para controlar o sentir el
orgasmo.

Guirao Sánchez J, García-Giralda L, Casas I, Alfaro JV, García-Giralda FJ, Guirao


Egea L. Disfunciones sexuales femeninas en atención primaria: una realidad oculta.
Clin Invest Gin Obst. 2007; 34: 90-4.

La sexualidad constituye un aspecto más de la salud y por esta razón el abordaje de


tales disfunciones debe constituir una de las actividades de cualquier médico de
familia. Además, en atención primaria es importante conocer cuáles son los factores
de riesgo de las disfunciones sexuales dado que se trata de trastornos muy
prevalentes en la sociedad (puede sufrirlas más del 50% de la población en algún
momento de su vida) y su ocurrencia se aumenta con la edad, tanto en hombres como
en mujeres.

Las alteraciones de la función sexual pueden aparecer como consecuencia de


enfermedades médicas (diabetes, cáncer de mama), medicamentos (antidepresivos
ISRS, antihipertensivos) o hábitos tóxicos (abuso de alcohol o tabaco). Con frecuencia,
los pacientes que presentan alguna disfunción sexual la atribuyen a cansancio físico o
a estrés psíquico, a problemas laborales y a efectos secundarios de medicamentos.

Laumann EO, Paik A, Rosen RC. Sexual dysfunction in the United States: prevalence
and predictors. JAMA. 1999; 281: 537-44.

Gran parte de las disfunciones sexuales tienen una etiología multifactorial, existiendo
en su origen factores orgánicos y psicológicos, a lo que puede añadirse la ansiedad
que genera el hecho de culminar una relación sexual, especialmente si las anteriores
han resultado insatisfactorias. Es por ello por lo que, en la valoración de estos
pacientes, se ha de investigar la presencia de factores de riesgo cardiovascular,
enfermedades orgánicas y trastornos mentales concomitantes.
Guirao L, García-Giralda L, Sandoval C, Mocciaro A. Disfunción eréctil en atención
primaria como posible marcador del estado de salud: factores asociados y respuesta al
sildenafilo. Aten Primaria. 2002; 30: 290-6.

Para los médicos es muchas veces difícil abordar las disfunciones sexuales debido a
barreras morales y culturales, por el componente emocional y por la escasa formación
pre y posgrado en sexología. Con frecuencia se cambia a un nuevo sistema de
diagnóstico, más preciso e integrado, basado en los subtipos que proporciona el DSM-
IV-TR para indicar el inicio, el contexto y los factores etiológicos asociados.

Derogatis LR, Burnett AL. The epidemiology of sexual dysfunctions. J Sex Med. 2008;
5: 289-300.

Existen 3 fuentes básicas de información, las cuales incluyen la evaluación


psicométrica, la entrevista clínica y las pruebas de laboratorio. La utilización de
cuestionarios autoadministrables puede facilitar la sinceridad en las respuestas,
preservando la intimidad del paciente y permitiendo la exploración de la salud sexual
de una forma rápida.

Derogatis LR. Clinical and research evaluations of sexual dysfunctions. Adv


Psychosom Med. 2008; 29: 7-22.

El abordaje de las Disfunciones Sexuales (DS) pasa, como en cualquier otro problema
de salud, por preguntar a los pacientes por su sexualidad, lo que permitirá una
detección activa.

Habilidades de comunicación:

La creación de un clima terapéutico favorable y fiable para el paciente sexológico es


un elemento muchas veces determinante para el diagnóstico y tratamiento de las DS.
Debemos ser conscientes del impacto emocional que el problema está provocando
tanto en el paciente como en su pareja y de que podemos estar ante una oportunidad
«única» para que nos relate lo que le ocurre, por lo que resulta fundamental tener en
cuenta los siguientes elementos en la comunicación:

 Naturalidad y objetividad: el paciente debe percibir que no nos está planteando


algo desconocido o extraño, sino que lo que le ocurre es algo conocido por
nosotros, frecuente y con solución en muchos casos. Es importante no
transmitirle nuestras propias opiniones al respecto sino mantener la
imparcialidad.
 Empatía: nuestra capacidad para ponernos en el lugar del paciente y que éste
se sienta comprendido, refuerza la relación asistencial y tiene incluso un primer
efecto terapéutico.
 Lenguaje adecuado: debemos emplear un lenguaje sencillo y comprensible, sin
utilizar términos demasiado técnicos, pero tampoco vulgarismos que pueden
molestarle y afectar la relación terapeútica.
 Escucha activa: el que el paciente se sienta acogido depende además de que
nos perciba interesados por su relato sin desentendernos, moralizar o
interrumpirlo, evitando además la toma de decisiones rápidas.
 Saber informar: la forma de transmitir la información al paciente sexológico es
fundamental para el abordaje de las DS y para la adherencia posterior al
tratamiento. Debemos ofrecer una información ordenada y comprensible,
favoreciendo que nos plantee sus dudas y cuidando especialmente el lenguaje
verbal y no verbal (tono y volumen de voz adecuados, contacto ocular, gestos).

Instrumentos de evaluación

 Entrevista inicial: generalmente será en el transcurso de esta entrevista cuando


el paciente nos relate sus problemas sexuales o el médico detecte el mismo a
través de preguntas abiertas. El objetivo básico de esta primera entrevista será
favorecer que se sienta escuchado y obtenga una primera información sobre lo
que le ocurre. Puede hacerse de forma individual o con la pareja, por lo que un
primer objetivo será además conocer el grado de deterioro que la DS ha podido
provocar en la relación.

 Elaboración de la historia clínica sexual: Como en otros ámbitos clínicos, la


historia sexual es fundamental para el establecimiento de un diagnóstico
adecuado que nos permita la toma de las decisiones clínicas oportunas.
 Datos de filiación: con especial referencia a situación familiar, de pareja,
laboral y social.
 Motivo de consulta: aunque es posible que el paciente ya nos haya
manifestado lo que le ocurre, es importante conocer la historia del
problema: si ha habido mejorías, si ocurre siempre en todas sus relaciones,
por qué cree que le ocurre, cómo es su vivencia emocional del problema, si
ha afectado a otros aspectos de su sexualidad y cuál es la actitud de su
pareja ante el problema.
 Evaluación médica: conocer sus antecedentes personales y familiares,
hábitos tóxicos, toma de medicamentos y otros factores de riesgo.
 Evaluación psicológica: existencia de antecedentes de psicopatologías, de
abuso sexual, ofensas sexuales, rupturas traumáticas de parejas previas,
de malos tratos o de alteración de la autoestima y de la capacidad para
hacer frente al problema.
 Historia psicosexual: prestando especial atención a sus actitudes hacia la
sexualidad, la educación sexual que ha recibido, sus mitos y expectativas
sexuales, sus anteriores relaciones sexuales y de pareja y la vivencia que
tuvo de ellas.
 Evaluación social y del estilo de vida: debemos conocer los hábitos de vida
del paciente sexológico, ya que una relación sexual de calidad requiere un
mínimo de tiempo, tranquilidad e intimidad con la pareja.

Toquero F, Zarco J. (Internet) Guía de Buena Práctica Clínica en Disfunciones


sexuales. Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid (citado 17 may 2021). Disponible
en: https://www.cgcom.es/sites/default/files/guia_sexo.pdf

DISFORIA DE GÉNERO EN ADOLESCENTES Y ADULTOS

La disforia de género es la sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir las


personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o de las
características físicas relacionadas con el sexo. Las personas transgéneros y no
conformes con su género pueden experimentar disforia de género en algún momento
de sus vidas. Pero no todas las personas se sienten afectadas. Algunas personas
transgéneros y no conformes con su género se sienten a gusto con sus cuerpos, ya
sea con intervención médica o sin ella.

La disforia de género puede comenzar en la infancia y continuar hasta la adolescencia


y la edad adulta (inicio temprano) o bien, es posible que atravieses períodos en los
que ya no experimentas disforia de género, seguidos de una recurrencia de la disforia
de género. También podrías experimentar disforia de género en la época de la
pubertad o mucho más tarde en la vida (inicio tardío).

Mayoclinic.org (Internet) Disforia de género. Mayo Clinic. 2021 (citado 17 may 2021)
Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/gender-
dysphoria/symptoms-causes/syc-20475255#:~:text=La%20disforia%20de%20g
%C3%A9nero%20es,f%C3%ADsicas%20relacionadas%20con%20el%20sexo.

Criterios DSM-5 específicos

Diagnóstico en todos los grupos etarios

La disforia de género se manifiesta de diversas maneras en los diferentes grupos


etarios. Pero para el diagnóstico de la disforia de género en todos los grupos etarios,
los criterios del DSM-5 requieren la presencia de:

 Incongruencia marcada entre el sexo de nacimiento y la identidad de género


que uno siente (identificación con el sexo opuesto) que ha estado presente
durante ≥ 6 meses
 Malestar clínicamente significativo o deterioro funcional que resulta de esta
incongruencia

Diagnóstico en los niños

Además de las características requeridas para todos los grupos etarios, los niños
deben presentar ≥ 6 de los siguientes:

 Un marcado deseo de ser o la insistencia de que son del género opuesto (o


algún otro género)
 Una fuerte preferencia por vestirse con ropa típica del sexo opuesto y, en las
niñas, resistencia a usar ropa típicamente femenina
 Una marcada preferencia por los roles del sexo opuesto en los juegos
 Una marcada preferencia por juguetes, juegos y actividades típicas del otro
sexo
 Una fuerte preferencia por compañeros de juego del otro sexo
 Un fuerte rechazo a juguetes, juegos y actividades típicas del sexo que
coincide con su sexo de nacimiento
 Una fuerte aversión de su anatomía
 Un fuerte deseo de los rasgos sexuales primarios y/o secundarios que
concuerdan con la identidad de género que se siente
La identificación con el sexo opuesto no debe ser simplemente un deseo de ventajas
culturales percibidas propias del sexo opuesto. Por ejemplo, un niño que dice que
quiere ser niña sólo porque así recibirá el mismo trato especial que su hermana
pequeña es poco probable que tenga disforia de género.

Diagnóstico en adolescentes y adultos

Además de las características requeridas para todos los grupos etarios, los
adolescentes y los adultos deben presentar ≥ 1 de los siguientes:

 Un fuerte deseo de no poseer sus rasgos sexuales primarios y/o secundarios


(o en el caso de los adolescentes, prevenir su desarrollo)
 Un fuerte deseo de las características sexuales primarias y/o secundarias que
corresponden al género con que se identifican
 Un fuerte deseo de pertenecer al sexo opuesto (o a algún otro género)
 Un fuerte deseo de ser tratado como de otro género
 Una fuerte convicción de que tienen sentimientos y reacciones típicas de otro
género

El diagnóstico de disforia de género en los adultos se enfoca en determinar si existe


una angustia significativa o un deterioro evidente de las áreas sociales, laborales u
otras áreas importantes de funcionalidad. La disconformidad de género no es
suficiente para el diagnóstico.

Msdmanuals.com (Internet) Disforia de género y transexualidad. Manual MSD. Brown


G. 2019 (citado 17 may 2021) Disponible en: https://www.msdmanuals.com/es-
pe/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/sexualidad-disforia-de-g
%C3%A9nero-y-parafilias/disforia-de-g%C3%A9nero-y-transexualidad

CONCLUSIÓN

La disforia de género es la sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir las


personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o de las
características físicas relacionadas con el sexo. Puede comenzar en la infancia y
continuar hasta la adolescencia y la edad adulta (inicio temprano) o bien, es posible
que atravieses períodos en los que ya no experimentas disforia de género, seguidos
de una recurrencia de la disforia de género. También podrías experimentar disforia de
género en la época de la pubertad o mucho más tarde en la vida (inicio tardío).

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