Artículo Original
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Richard Adrián Riveros-Cardozo1
Silvio Eduardo Becker1
1
Universidad Autónoma de Asunción, Facultad de Ciencias Económicas y
Empresariales. Asunción, Paraguay
RESUMEN
Este artículo de revisión pretende abordar aspectos relevantes de las finanzas personales y
familiares atendiendo que, a causa de la crisis pandémica, resulta necesario realizar un
cambio de perspectiva personal y de actitudes con relación a la gestión del dinero; tomar
medidas que ayuden a elegir acciones para diseñar un plan de administración de las
finanzas personales. El contenido está basado en la recopilación de información en
bibliografías existentes respecto a las finanzas a nivel empresarial adaptadas al nivel
personal; por tanto, obedece al análisis de documentos. Las conclusiones hacen referencia
a la relación personal con la estabilidad financiera, la educación financiera, el presupuesto
y la paz financiera.
ABSTRACT
This review article aims to address relevant aspects of personal and family finances, taking
into account that, due to the pandemic crisis, it is necessary to make a change in personal
perspective and attitudes regarding money management; take steps to help choose
actions to design a personal finance management plan. The content is based on the
compilation of information in existing bibliographies regarding finances at the business
level adapted to the personal level; therefore, it obeys document analysis. The conclusions
refer to the personal relationship with financial stability, financial education, the budget
and financial peace.
Keywords: Personal finance; investment; savings; budget; financial education
INTRODUCCIÓN
Normalmente atribuimos las finanzas como un tema de vital importancia para las
organizaciones; sin embargo, para las personas es igual o incluso de mayor
importancia considerando los escasos recursos con los que generalmente se cuentan.
Hasta hace poco tiempo, las finanzas personales que se podrían definir como el
estudio y aplicación de herramientas de gestión financiera hacia la perspectiva de una
persona física, eran claramente la “Cenicienta” de las finanzas. Se pensaba que, a
diferencia de las finanzas corporativas, las finanzas personales carecían de modelos
conceptuales propios, y que simplemente había que adaptar a la escala de una
persona o inversor individual los grandes esquemas teóricos de las finanzas
empresariales. De tal modo, que las finanzas personales eran consideradas como una
disciplina menor, ni siquiera era digna de ser incluida en una currícula académica y en
consecuencia rara vez era mencionada en las incumbencias de las profesiones
universitarias. (Zicari, 2008)
La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (EIF) indica que un 58% de los adultos
en Paraguay utiliza algún tipo de producto financiero formal o comercial para
gestionar sus finanzas del día a día. Este número se debe principalmente a la fuerte
presencia de cooperativas y proveedores de dinero móvil en Paraguay, que en
conjunto llegan a 40% de la población. Sin embargo, 42% de los adultos permanecen
casi totalmente excluidos del sistema financiero. Estos adultos no tienen una cuenta,
ni piden prestado a una institución financiera formal, no utilizan un cajero automático
o tarjeta de crédito, no usan dinero móvil, no tienen seguro, y reciben salarios y
remesas sólo en efectivo. Estos adultos, los "totalmente excluidos", son
desproporcionadamente pobres, tienen educación primaria o menos, y están
desempleados o fuera de la fuerza laboral. (Financiera, 2018)
METODOLOGÍA
Según (Amat, 2012) las finanzas son una parte de la economía que se encarga de la gestión
y optimización de los flujos de dinero relacionados con las inversiones, la financiación,
y los demás cobros y pagos.
En los últimos años, se produjeron cambios radicales en esta visión de las finanzas
personales: pues cada vez es más común ver que se organizan seminarios, cursos,
talleres sobre la temática (incluso en ámbitos universitarios), van surgiendo
publicaciones especializadas en todo el mundo.
El principal problema de las finanzas personales es la distribución del ingreso que una
persona obtiene durante su vida productiva, a lo largo de toda su vida. Dado que se
está considerando un rango extenso (toda la vida de una persona), la incertidumbre y
los riesgos son mayores. Por tanto, no se trata solamente de la mayor incertidumbre
de inversiones a más largo plazo, sino también del desconocimiento de sucesos que
pueden acaecer durante la vida del inversor. Así, se podría indagar, por ejemplo:
¿Cuántos años vive la persona?, ¿Cómo será su salud?, ¿Cuál es la situación familiar:
cantidad de hijos, la salud de los mismos, potenciales crisis familiares? ¿Cuál es la
situación laboral: mayor o menor nivel de ingresos, volatilidad de los mismos? ¿Cuál
es su riesgo de desocupación?
Como se puede apreciar, cada una de las situaciones implica distintas necesidades
financieras de la persona, cambios en la capacidad de ahorro, alteraciones en la
tolerancia al riesgo, entre otras consecuencias; todo lo cual repercute en necesarias
reconsideraciones (rediseños) de la estrategia financiera personal.
A estos riesgos “micro”, se deben agregar los riesgos “macro”, entre ellos el más
relevante en nuestro caso es la inflación, con su potencial de erosión del capital
monetario a lo largo del tiempo. (Zicari, 2008)
En mayor parte las clases media y pobre enfrentan tantas dificultades a pesar de lo
mucho que trabajan. Mientras el ingreso de la clase media se estanca, el costo de sus
bienes y servicios sigue subiendo de manera significativa. Si estas compras fueran
lujos, entonces el aumento no sería preocupante; sin embargo, el gas, los cuidados
de salud, la educación universitaria y la posesión de una casa, no son ningún lujo.
(Kiyosaki, 2015)
Así, nos permitimos indicar que la sociedad de consumo cuenta con herramientas
poderosas para lograr convencer, persuadir y lograr un consumismo desenfrenado. La
realidad de la sociedad es que se refleja muy poca educación financiera en términos
generales, y eso es consecuencia de que nadie es enseñado, ni en la infancia, ni en la
adolescencia, ni en la madurez, a cómo producir, gestionar o hacer crecer el dinero de
forma responsable.
En lugar de reivindicar las quejas, de buscar culpables, etc. se recomienda una mirada
optimista a la crisis y así gestionar las finanzas. Se percibe además que la mayoría de
las decisiones no son racionales; por el contrario, en el proceso de toma de decisiones
de compra influyen factores emocionales, de estrés u otras variables. Existe una
estrecha relación entre las finanzas personales y las emociones, cuando se considera
que quien maneja el dinero es la persona misma; por lo tanto, el manejo del dinero
delata comportamientos como orden, método, ansiedad, diseño de metas,
perseverancia, etc.
Lo interesante aquí es que tanto las personas, como las finanzas son dinámicas;
pueden cambiar, por lo que está en las propias manos hacer lo que haga falta para
tener los resultados esperados, estar alertas para atender desviaciones si las hubiere
y, a largo plazo, planear el futuro.
Cada persona o cada familia, sin importar que pertenezcan a un mismo barrio, ciudad
o país, tienen sus consideraciones especiales, estilos de vida y costumbres; por lo que
no existe un modelo único para manejar las finanzas personales. Teniendo en cuenta
lo indicado, se pueden sugerir como líneas de actuar:
Cuantificar y clasificar los ingresos: tener en cuenta que existen ingresos fijos como
los sueldos o salarios y variables como las comisiones, subsidios o premios.
Ingresos pasivos: son aquellos que se reciben a fin de mes sin hacer ningún tipo de
esfuerzo; es decir no es necesario trabajar para obtenerlos. Ejemplo: ingresos por
renta de propiedad, distribución de dividendos, etc.
Ingresos activos: son aquellos que se reciben como fruto del trabajo, del esfuerzo, y
en el que se invierte tiempo.
Gastos fijos: son aquellos que no se pueden dejar de cubrir. De alguna forma, son
aquellos gastos de carácter obligatorio como seguros, cuotas de préstamos, etc.
Gastos variables: son aquellos que pueden cambiar en cada período y varían de
acuerdo al consumo como el supermercado, el agua, la luz y el teléfono.
Gastos superfluos: son aquellos que no se necesitan para vivir como los regalos, las
salidas por diversión, etc.
Deudas malas: pueden mejorar la calidad de vida en la urgencia del momento, pero la
utilidad de la adquisición suele desvanecerse con rapidez. Ejemplo: tarjetas de
créditos, artículos de lujos.
Gastar menos: Una vez identificados los gastos es necesario reducir aquellos gastos
superfluos, realizando una evaluación constante de lo que se compra. Conviene hacer
plantearse la siguiente pregunta: ¿El producto satisfará una necesidad o un deseo?
Ahorrar más: Los montos de dinero que se pensaban destinar a los gastos
innecesarios, se pueden destinar al ahorro.
Se aconseja destinar, por lo menos, el 10% de todos los ingresos para este fin,
aunque pareciera una utopía en estos tiempos de crisis; sin embargo, se puede
empezar con ese porcentaje hasta que se convierta en un hábito. Los expertos indican
que se podrá empezar, con por lo menos el 1% de los ingresos, y aumentarlo de
forma gradual hasta alcanzar el porcentaje ideal.
Una vez definidos los ingresos y gastos, el siguiente paso consiste en elaborar un
presupuesto familiar o personal, se trata de un plan financiero que asigna los ingresos
personales a gastos, ahorros y pago de deudas.
El presupuesto personal o familiar
CONSIDERACIONES FINALES
Las finanzas personales están en las propias manos de cada individuo, por lo que con
un poco de esfuerzo se pueden crear ciertos hábitos que se volverán costumbre y van
a formar parte del día a día; es tiempo de asumir la responsabilidad, de gastar
menos, de hacer previsiones para planes de contingencia, hacer una revisión
periódica de las cuentas de ingresos y gastos y diversificar las fuentes de ingresos; es
decir, no depender de un solo ingreso.
Así como las finanzas personales, la estabilidad financiera depende cada persona,
cada uno es responsable de su propia planeación financiera y esto dependerá del nivel
de vida, de las prioridades de los gastos, de la capacidad de generar fuentes de
ingresos, así como de realizar inversiones que generen ingresos pasivos.
REFERENCIAS
Cué Brugueras, M., Díaz Alonso, G., Díaz Martínez, A. G., Abreu, V., & C., M. d.
(2008). Revista Cubana de Salud Pública, 1-11. [ Links ]