Procesos de Socialización Económica y para El Consumo

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UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

PROCESO DE SOCILIZACION ECONOMICA

REALIZADO POR: CÉSAR CASTRO & MARIA CAMILA FLORIAN

DOCENTE: KELLY SOFIA DORIA

EVAUACION PSICOLOGICA III

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

2015
PROCESOS DE SOCIALIZACIÓN ECONÓMICA Y PARA EL CONSUMO

Desde el momento de su nacimiento, el individuo está interactuando con otros, se ve


sometido a las regulaciones que éstos le imponen y va construyendo modelos y teorías que
le permiten explicarse este mundo. Finalmente es el propio individuo el que les da un
sentido y una organización en un modelo que le permite predecir y explicarse la realidad.
En tanto el ambiente social actúa como suministrador de experiencias y aporta los
contenidos particulares que caracterizan a la representación.

Así el niño va construyendo una representación de la organización social, su experiencia


social es distinta a la del adulto, se trata de una experiencia social más reducida y
fragmentada, relacionadas con la insuficiencia de sus instrumentos intelectuales aún en
desarrollo.

El término socialización para el consumo se refiere a la adquisición por parte de niños,


adolescentes y adultos de los conocimientos, creencias, valores, actitudes y conductas
relacionadas con el consumo.

Estado del arte del estudio de la socialización económica en la infancia y adolescencia

La socialización es definida generalmente como un proceso a través del cual los individuos
aprenden a interactuar con la sociedad y para ello aprehenden los conocimientos, destrezas
y estrategias que en esa sociedad son predominantes.

La comprensión de la economía en la infancia y adolescencia

La comprensión de los conceptos económicos en niños y adolescentes y su gran aporte ha


sido comprobar que los niños y adolescentes tempranos no están económicamente inertes,
que construyen activamente explicaciones acerca del mundo económico y que estas
explicaciones están a la base de sus conductas de consumo.

Hans Furth (1980) quien basándose en un marco constructivista piagetiano realizó una
amplia investigación sobre la comprensión infantil del funcionamiento de la sociedad en
niños con edades entre 5 a 11 años. A partir del análisis de sus resultados, concluye la
existencia de cuatro estadios para la comprensión global del fenómeno social, que van
desde lo que el autor denomina elaboraciones personalísticas y ausencia de sistemas
interpretativos hasta llegar a la existencia de un marco sistemático concreto, propio de
algunos niños mayores, que se caracteriza por la comprensión de la función del dinero
como mecanismo básico de las transacciones económicas.

Las ideas que expresan los niños acerca del mundo social son cualitativamente diferentes
de las de los adultos y que el cambio cognitivo evidenciado en el desarrollo hacia una
mayor coherencia y organización interna expresa un proceso de construcción de la
comprensión social que no puede ser atribuido sólo a la influencia de los conocimientos
transmitidos por los adultos.

Gustav Jahoda quien investigó el desarrollo de las ideas sobre intercambio monetario en la
compra y venta en la tienda y el funcionamiento del banco como institución económica
compleja, con niños de 6 a los 16 años, de distintos estratos socioeconómicos y
provenientes de países tan diversos como Escocia, Holanda y Zimbawe.

Es destacable en el trabajo de Jahoda, su énfasis en la conceptualización de lo que supone


la tarea; en ello lo importante no es el aprendizaje o la adquisición del "concepto de dinero"
en forma aislada sino la comprensión del funcionamiento económico como sistemas
interconectados donde el concepto de "ganancia" es un elemento central que articula las
relaciones de intercambio económico con las de producción.
Sik Hung NG (1983), replicó estos estudios con niños chinos de 6 a 13 años de
Hong Kong. Sus resultados indican que la comprensión completa acerca del
funcionamiento bancario se lograba más precozmente en los niños chinos. Por otra parte, el
contraste entre el préstamo entre amigos y el bancario, parecía no tener impacto en los
sujetos puesto que algunos mencionaban que los amigos también debían pagar intereses.

Mei-Ha Wong (1989) replicó los resultados del estudio de Ng, comparando niños chinos
de Hong Kong con niños norteamericanos de 6 a 15 años. Sus resultados son concordantes
con los obtenidos por Ng y esto le lleva a considerar el alto valor emocional que posee el
dinero en Hong Kong lo que es transmitido tempranamente a los niños y reforzado por el
sistema educacional, lo que ratifica la importancia del factor de transmisión social y
específicamente de la socialización económica.

Las investigadoras italianas Anna Emilia Berti y Anna Silvia Bombi y sus colaboradores
(Berti y Bombi, 1988; Berti y Grivet, 1990) han realizado con niños italianos, una serie de
estudios relativos al desarrollo del pensamiento económico desde una perspectiva teórica
fundamentalmente piagetiana, abordando la comprensión del origen y uso del dinero, las
funciones del banco, la retribución por el trabajo y la desigualdad social, con niños cuyas
edades han ido de los 4 a los 14 años.

También analizan los problemas que enfrenta el niño para comprender las características
particulares delas relaciones económicas, concluyendo que a la base de ello estaría la
dificultad para diferenciar el dominio moral del dominio económico, por lo que los niños
juzgarían la conducta económica con criterios morales desde los cuales sería rechazada la
búsqueda de beneficios más allá de las necesidades de supervivencia. Encuentran a su vez,
que estas ideas están más fuertemente arraigadas en los sujetos provenientes de clases
económicas desfavorecidas, lo que relacionan con las características culturales de dichos
sectores, como por ejemplo, la solidaridad.
Las conclusiones generales son elaboradas por Leiser, Sevón y Lévy (1990) indicando que
la edad de los sujetos es un factor que ejerce una influencia importante en el nivel de
comprensión de los diferentes conceptos económicos implicados.

Observan además que los sujetos más jóvenes tienden a conceptualizar la economía desde
la perspectiva del "hombre social", mientras que en los mayores se desarrolla una
conceptualización de "hombre económico".

Nuestros resultados señalan la existencia de una secuencia evolutiva que muestra un patrón
de cambio conceptual propio de una construcción progresiva y que permite identificar la
existencia de tres niveles de desarrollo en la conceptualización del fenómeno monetario:
Nivel 1: Pensamiento extraeconómico y económico primitivo (correspondientes a los niños
de 6 a 9 años), Nivel II Pensamiento económico subordinado (que corresponde a los niños
mayores de 10 años, adolescentes e incluso algunos adultos) y Nivel III pensamiento
Económico Independiente o inferencial (correspondientes a adolescentes mayores y
adultos).

NIVEL 1: Pensamiento extraeconómico y Económico Primitivo


a) SUB NIVEL IA: Pensamiento Extraeconómico
• El dinero es un medio ritual que acompaña a la acción de obtener bienes, explicado con
argumentos tautológicos o morales heterónomos
• Para los preescolares, el dinero proviene de fuentes míticas (Dios), procedimientos
azarosos (la lotería, encontrar una mina) o irreales (el vuelto recibido en la tienda).
• Para los escolares, el dinero se fabrica en un acto libre que puede ser realizado por
cualquiera que posea la máquina necesaria para ello.
• No perciben restricciones para la emisión monetaria y si las hay, son de tipo material o
anecdótico.
El dinero puede comprarse directamente en la Fábrica de dinero y sacarse del Banco sólo
solicitándolo en el cajero automático sin restricción de cantidad
• La determinación del valor del dinero es explicada con argumentos anecdóticos y como
una decisión autónoma y arbitraria de los fabricantes
• No existe idea de ciclo de circulación. El dinero es repartido directamente por la fábrica
de la Moneda o basta con ir a buscarlo a la fábrica o al banco.
• No se comprende la conexión entre trabajo y remuneración
• El banco es una fuente inagotable de dinero, libremente disponible o una especie de tienda
donde este puede comprarse.

b) SUB NIVEL IB. Pensamiento Económico Primitivo


• Mayor grado de organización de las respuestas
• Desaparece la alusión a fuentes míticas o fantásticas para explicar el origen del dinero
• Continúan las dificultades para comprender la función del dinero en el intercambio
económico
• No logra diferenciar las relaciones estrictamente personales de las relaciones
institucionales a las que sigue aplicando reglas de estricta reciprocidad.
• La idea que el dinero se fabrica es compartida por la totalidad de los sujetos: A la vez hay
una idea muy rudimentaria, que se trata de un proceso que requiere ser institucionalizado.
• Institucionalización primitiva es representada en la idea que es necesario lograr ciertos
permisos especiales para instalar una fábrica de dinero, cumpliendo a la vez con ciertos
requisitos morales y de calidad del producto.
• Las figuras institucionales como el Presidente o Alcalde, actúan como padre protector que
fija el valor del dinero, cuida que se haga lo suficiente para todos y se reparta
equitativamente.
• El ejercicio de funciones de gobierno es altruístico y no requiere de remuneración.
• Primeras relaciones estables entre trabajo y remuneración, pero sin incluir a los procesos
productivos Los sueldos provienen directamente de la fábrica de dinero hacia los
trabajadores, por lo que son pagados por orden del Presidente u otros personajes similares.
• Criterios muy concretos para explicar la relación entre trabajo remuneración: a mayor
cantidad de trabajo, mayor remuneración, sin importar la calidad o jerarquía ocupacional
• Ciclo muy rudimentario de circulación del dinero, en el que este sale de las Fábricas de
Moneda hacia el banco y de allí a los lugares donde trabaja la gente.
• El banco, posee la función de ser una caja fuerte donde se guarda el dinero para
mantenerlo a salvo y ocuparse de la distribución del dinero desde las fábricas de Moneda
hacia los lugares de trabajo de la gente.
• Desaparece la idea que el banco es una fuente de dinero libremente disponible y se
establece una nueva regla: para sacar dinero del banco debe haber un depósito previo

NIVEL II: Pensamiento económico subordinado


• Esfuerzo por superar las contradicciones y reflexionar acerca de la realidad social y
reelaboración de conceptos en una estructura más integrada
• Reflexión unida a referentes concretos y accesibles con dificultad para realizar inferencias
• Construcción de una primera conceptualización económica de la sociedad con la
comprensión del concepto de ganancia como eje central del que hacer económico.
• Comprensión de la existencia de restricciones y resistencias en la realidad social y
abandono progresivo del voluntarismo como mecanismo explicativo.
• Primera separación entre el ámbito de las relaciones personales y las que atañen a lo
institucional-económico.
• Comprensión inicial del carácter fiduciario del dinero.
• Fuerte incorporación de preceptos morales en una conceptualización global de la sociedad
como regida por leyes necesarias para su funcionamiento y supeditadas al bien común las
que deben ser aplicadas rígidamente por el Estado.
• Dificultades para comprender las relaciones entre emisión y circulación monetaria y
procesos productivos complejos que incorporen intermediarios.
• El Banco es conceptualizado como una institución encargada de la circulación del dinero,
de otorgar préstamos y de recibir depósitos. Se incorpora el concepto de interés a préstamos
y al ahorro como parte del funcionamiento bancario pero sin establecer relaciones entre
ellos ni comprender su aplicación real.
• Inclusión de la circulación del dinero en un ciclo que comprende las relaciones
productivas, laborales y la influencia del mercado.
• Escaso nivel de comprensión de los medios y mecanismos para el financiamiento del
Estado, coexistencia de la imposición como forma de financiamiento del Estado con la
emisión directa de dinero.
• Conceptualización del Estado como un ente paternal y asimilación de los conceptos de
Estado y gobierno en uno sólo personalizado en la figura del Presidente. Sobre adscripción
de funciones al gobierno como un ente institucional encargado de toda la organización,
regulación, distribución de recursos y control del funcionamiento social y económico con
escasa comprensión de su rol subsidiario.
• Baja valoración de la iniciativa individual y social para el logro de cambios sociales,
ausencia de interpretación ideológica de los cambios o ciclos económicos

NIVEL III: Pensamiento económico inferencial


• Cambio en la forma global de conceptualizar los procesos sociales con el surgimiento de
las herramientas conceptuales propias de la lógica formal.
• Capacidad de hipotetizar acerca del mundo económico y establecer relaciones entre
procesos, sistemas y ciclos en una conceptualización sistémica.
• Comprensión de la multideterminación de los procesos económicos y sociales y reflexión
avanzada acerca de la realidad social y las variables que operan en los cambios sociales y
económicos
• Valoración ideológica de los cambios, ciclos y políticas económicas.
• Conceptualización amplia y despersonalizada del rol del Estado incluyendo la
comprensión de su función subsidiaria
• Comprensión del rol de los impuestos en el financiamiento del Estado.
• Alta valoración de la iniciativa individual y social para el logro del cambio social y como
factor de influencia ciudadana en las políticas económicas.

Tanto en el estudio chileno como en el realizado en Colombia, se observan diferencias


significativas en la distribución de los sujetos por edad, apreciándose que los niños de 6 a
10 años tienden a ubicarse mayoritariamente en un nivel de pensamiento económico
primitivo, mientras que los sujetos entre 11 a 14 años se ubican en el nivel de pensamiento
económico subordinado. Esperable de acuerdo a su manejo de informaciones económicas y
a las herramientas cognitivas de que disponen. Sin embargo, llama la atención el alto
porcentaje de sujetos adolescentes entre 15 a 18 años (75% en la muestra chilena y 78% en
la colombiana) que permanece en un nivel de pensamiento económico subordinado y el
escaso porcentaje que alcanza el nivel de pensamiento económico inferencial, que sería el
esperable teóricamente para su edad.
Señalando que los adolescentes de nivel socioeconómico bajo tienden a permanecer
mayoritariamente en el nivel de pensamiento económico subordinado en comparación con
los individuos del nivel socioeconómico alto que en un 46% (Chile) y un 45%
(Colombiana) alcanzan el nivel inferencial y por lo tanto logran una comprensión más
eficiente del sistema económico y del origen y circulación del dinero.
Es posible concluir que los resultados de los estudios concernientes al desarrollo de
conceptos económicos parecen señalar en su conjunto que el niño está comprometido
activamente en un proceso constructivo que pareciera estar estrechamente relacionado con
el desarrollo de instrumentos cognitivos pero mediado fuertemente por la influencia del
nivel socioeconómico y el entorno cultural y experiencia económica a que se ha visto
sometido.

Socialización económica en la adultez


Los comportamientos económicos, tales como: gasto, compra, ahorro, inversión,
endeudamiento, entre otros, constituyen parte importante de todos los comportamientos
sociales que las personas realizan en la vida cotidiana. Tradicionalmente, el análisis de
estos comportamientos se realizó desde una aproximación que consideraba
fundamentalmente variables económicas tales como el nivel de ingresos, la inflación; y
variables demográficas tales como nivel socioeconómico, edad, sexo. Como un intento de
explicación se relacionaban estas variables con determinados comportamientos o decisiones
económicas. Contradictorios y lineales, estableciendo relaciones causa-efecto, sin
considerar la naturaleza sistémica y psicológica del fenómeno.
Análisis económico tradicional que parte del supuesto de la “racionalidad” en el
comportamiento económico, no ha podido dar cuenta de conductas como el
sobreendeudamiento, el consumo impulsivo y compulsivo y las dificultades que presentan
la mayoría de las personas para comprender un sistema económico cada vez más complejo.

La comprensión del mundo económico requiere que el individuo construya una visión
sistémica del modelo económico social en el que está inserto y al mismo tiempo sea capaz
de manejar una serie de informaciones específicas que le posibiliten un accionar eficaz en
él.

El individuo debe desarrollar una serie de habilidades concretas para la vida cotidiana,
orientadas a un uso adecuado de sus recursos mediante hábitos y conductas de consumo
racionales y actitudes hacia el endeudamiento y el uso del dinero que faciliten una conducta
económica eficiente y mejoren su calidad de vida.

Las aproximaciones teóricas a la socialización económica son variadas y no todas están


igualmente desarrolladas. Mientras las materias teóricas están presentadas explícitamente
en algunas publicaciones, en otras son presentadas incidental o implícitamente relacionadas
más bien con otros temas, por ejemplo, la legitimación del Estado y del orden social, la
contribución de la hegemonía de las clases gobernantes a la mantención del sistema político
y el sistema económico, el desarrollo de la conciencia de clases o la socialización cognitiva.

Son muy escasos los estudios que dan cuenta sistemática de las formas de comprensión del
mundo económico en la edad adulta, a pesar que, como señalan Burgoyne y cols. (1997),
esta es la fase de vida en que nos volvemos agentes independientes dentro de la economía,
avanzamos posiciones en el mercado laboral e iniciamos nuestro manejo. Financiero
personal, en el cual podemos desarrollarnos bien o mal por el resto de nuestras vidas
económicamente activas.
A su vez, las opciones que hacemos en este tiempo de nuestra vida son importantes para
otros agentes económicos, que están ansiosos por afianzarnos como potenciales
trabajadores o clientes.

Con la entrada al mundo adulto, el sujeto se enfrenta a más experiencia directa en el


funcionamiento del mercado, los impuestos, seguros, instituciones financieras, rentas,
hipotecas, mayor poder de consumo y compra, gastos familiares y otras formas de la vida
económica. La transición a la madurez económica de hecho envuelve varias transiciones
distintas. Típicamente no ocurren todas enseguida; puede que para algunos individuos estos
cambios nunca sucedan.

Algunas de las escasas investigaciones acerca de la socialización económica en la edad


juvenil y adulta, han sugerido que hay “brotes” de desarrollo del pensamiento económico
durante el período de educación superior, en la entrada al mundo del trabajo, al
independizarse y constituir una familia propia y con los ajustes económicos posteriores a la
llegada de los hijos. Una desconocida minoría de la población podría alcanzar altos niveles
de funcionamiento económico y aplicar sus habilidades a los asuntos económicos
personales, de la comunidad y nacionales. Una alta proporción de la población adulta no
tiene más que un bagaje rudimentario de conceptos económicos. Y que esas personas están
obstaculizadas en su capacidad para tratar con un amplio rango de asuntos económicos
personales y públicos además del manejo del dinero (Stacey, 1987, Denegri, 1998, Webley,
1999).

Denegri, Palavecinos, Ripoll y Yañez (1999) realizaron una investigación exploratoria


centrada en caracterizar psicológicamente al consumidor de la IX Región de Chile,
utilizando una muestra intencionada de 240 sujetos de 15 a 50 años, a los cuales se le aplicó
una encuesta sobre sus conductas de consumo compuesta por 5 secciones, algunas de ellas
compuestas por preguntas abiertas, dicotómicas y un par de escalas tipo Likert sobre
Hábitos de Consumo y Actitudes hacia el endeudamiento. Los resultados indican una clara
tendencia hacia un consumo poco reflexivo, que por lo mismo obtiene resultados poco
eficientes, ilustrados en el reconocimiento de varios de los encuestados que creen gastar
más de lo que deberían, lo que aumenta su percepción subjetiva de vivir en una difícil
situación financiera. Además esta investigación demostró algunas diferencias respecto al
género en el sentido que las mujeres aparecen más eficientes en la organización de compra
doméstica, haciendo listas de compras y priorizando en la compra de ciertos productos
jerarquizando las necesidades, en cambio los hombres aparecen como más eficientes frente
al uso de créditos para compras mayores. En los sujetos de entre 15 a 19 años se apreció la
coexistencia de fuentes formales de endeudamiento como el comercio y las tarjetas de
crédito, con fuentes informales como los amigos y las familias. Los demás grupos etáreos
que iban desde los 20 a 54 años presentaron como las principales fuentes de endeudamiento
el comercio, bancos y financieras y finalmente tarjetas de crédito. Así también se observó
que el endeudamiento por crédito hipotecario aparecía sólo a partir de los 30 años y se
mantenía hasta los 49 años.

Livingston y Lunt (1992) describen como características diferenciales de los sujetos que
incurren en deudas: el ser más joven, utilizar el crédito para obtener status o para sentirse
mejor ellos mismos, ejercer un menor control de su situación financiera y manejar
pobremente los mecanismos e informaciones que subyacen al uso del crédito y las tasas de
interés (en Lea, Webley y Bellamy, 1995).

En Inglaterra, Tokunaga (1993) desarrolló un perfil integrado de personas con problemas


relacionados al crédito. Los resultados de su estudio señalan que los usuarios no exitosos
(deudores) de crédito exhiben un marcado locus de control externo, baja autoeficacia, ven
el dinero como una fuente de poder y prestigio, expresan gran ansiedad y desconocimiento
respecto a materias financieras, sin embargo expresan poca preocupación por retener su
dinero (en Descouvieres, 1998).

Según Lea Webley y Bellamy (1995), son varias las variables que pueden explicar la
relación entre factores psicológicos y sociales en el endeudamiento, destacando las
siguientes el apoyo social a la deuda, la socialización económica y el nivel de conocimiento
de los mecanismos de endeudamiento y los instrumentos financieros asociados a ellos, la
comparación social, las actitudes hacia el dinero y los estilos de manejo de dinero, el grado
de pobreza, la perspectiva temporal (el fracaso del retraso de la gratificación) y el locus de
control.

Altschwager y col. (1998) en un estudio sobre percepción del dinero en adultos endeudados
y no endeudados de la ciudad de Santiago, encuentran que en los primeros prima el sentido
del dinero en términos de impulsividad y de aspectos que parecen ejercer un control externo
de sus conductas económicas.
Otro aspecto que parece intensificar la falta de control que manifiestan en la distribución
del dinero, es la invisibilidad y falta de concretitud que éste adquiere a través de formas
como las tarjetas de crédito, las chequeras o las líneas de crédito (en Descouvieres, 1998).
Finalmente, Wärneryd, (1999) demuestra que los diferentes grupos sociales tienen
diferentes metas al ahorrar, gastar o endeudarse y que estas metas se relacionan con su
comprensión global de la lógica económica.

Como puede desprenderse del análisis precedente, una variable clave que aparece en la
mayoría de los estudios se relaciona con el nivel de conocimientos o información sobre
aspectos económicos que poseen los individuos y las destrezas concretas de manejo
financiero que han desarrollado, observándose que la carencia de cualquiera de estos
elementos redundan en un manejo financiero más pobre y en problemas como el sobre
endeudamiento.

Cabe por ello preguntarse sobre las características que debería tener una adecuada
formación económica y sobre los agentes responsables de proporcionarla. En estudios
realizados por nuestro equipo, en estudiantes universitarios de la IX Región (Ayllon,
Vallejos y Yañez, 1999; Medina, Méndez y Pérez, 1999) encontramos que los hábitos de
consumo, actitudes hacia el endeudamiento y, en general, la conducta económica eficiente,
no aparece sustantivamente asociada al nivel de formación económica formal. Es así, como
estudiantes que cursaron asignaturas avanzadas en economía, mostraron un desempeño
económico tan ineficiente como aquellos sin educación económica sistemática. Estos
resultados vienen a sugerir que la educación económica adquirida en la adolescencia tardía
sería insuficiente, por sí misma, para modelar hábitos y actitudes hacia el consumo,
surgiendo así la imagen de la familia como una importante instancia vinculada al logro de
niveles eficientes de alfabetización económica en sus miembros.

La familia como agente de socialización económica en la infancia y adolescencia


La mayoría de los estudios en el ámbito de la socialización económica en la familia, se han
enfocado en las concepciones de los padres sobre los montos de dinero que deben manejar
los niños para sus gastos (pocket money) y específicamente acerca de su regularidad
(mesada o entrega no programada); y las reglas y responsabilidades que los padres
necesitan negociar con sus hijos (Kerr y Cheadle, 1997; Lunt y Furnham, 1996; Furnham y
Thomas, 1984a, 1984b; Godfrey, 1995, Sonuga-Barke y Webley, 1993).

Furnham y Thomas (1984) investigaron los correlatos demográficos de la percepción de las


necesidad de dar dinero a los niños en forma de mesada o circunstancialmente, en una
muestra de 200 adultos británicos. Observaron que en las familias con padres jóvenes había
una mayor tendencia a instituir una mesada regular desde edades más tempranas de sus
hijos en comparación con los padres de mayor edad, quienes pensaban que era preferible
entregar según las necesidades y especialmente a los adolescentes, y no así a los niños más
pequeños. En cuanto al nivel socioeconómico, encontraron que la tendencia a entregar
dinero en forma regular (mesada) y asociado al rendimiento escolar o a los trabajos de casa
era una práctica más común en la clase media que en los niveles socioeconómicos bajos,
donde se entregaba dinero de manera irregular y en pequeñas cantidades pero con mayor
frecuencia.
Un aspecto interesante en este estudio, fue el hallazgo en la clase trabajadora de la entrega
diferencial de dinero según el sexo de sus hijos, siendo los niños quienes recibían más
dinero para el bolsillo que las niñas.

Similares conclusiones alcanzan Lassarre, (1996) en una muestra de 246 niños y jóvenes
franceses de clase media y clase baja y Furnham y Argyle (1998) en Inglaterra. En ambos
estudios se destaca que los adultos de clase trabajadora introducen más tardíamente la
práctica de entrega de dinero a sus hijos y que esta es más errática que en las familias de
clase media. Anteriormente, Feather (1991) en Australia, había encontrado que la entrega o
no de dinero en forma regular a los niños, se relacionaba con los valores y ética de cada
familia, observando que aquellos padres que valoraban el logro de la autonomía como un
aspecto importante para sus hijos, tendían a entregar en forma más regular y temprana una
mesada para ser auto administrada por los niños.
Otro aspecto que se ha investigado, se relaciona con las prácticas utilizadas por los padres
para entregar alfabetización económica a sus hijos. En un estudio clásico al respecto,
Ward, Popper y Wackman (1977) encontraron cinco métodos que las madres usaban para
enseñar a sus hijos estrategias de manejo del dinero y de consumo: 1) prohibir ciertas
compras, 2) entregar lecturas informativas, 3) discutir con los niños acerca del uso del
dinero, 4) proporcionar ejemplos y 5) guiar al niño para aprender de sus propias
experiencias.
Sin embargo, a pesar de la dependencia económica de los jóvenes, el mercado
constantemente promueve productos de consumo juvenil. Stewart (1992) postula que uno
de los más llamativos cambios sociales que se observó al final de la Segunda Guerra
Mundial es la emergencia de un mercado distintivo orientado a los consumidores
adolescentes y adultos jóvenes, los cuales, sin embargo, como un resultado de la expansión
de la educación y los requerimientos de un mercado de empleo especializado, se mantienen
durante más tiempo dependientes económicamente de sus familia. Tenemos así la paradoja
de un importante segmento de la población que es “persuadido publicitariamente” para
comprar bienes y servicios.

La publicidad tiene en sí misma una peculiaridad: su finalidad es persuadir en el mínimo


plazo posible. Se constituye así en un auténtico laboratorio de comprensión del tiempo
escénico, en un campo de ensayo social acelerado, dónde con mínimas imágenes y
mensajes debe conseguir los máximos efectos que debe traducirse en ventas, como
consecuencia, la publicidad presenta gran capacidad para generar necesidades o modificar
actitudes (Rodrigo, 1994).

La fuerza que genera la publicidad, en cualquiera de sus formas, seguirá influyendo en la


elección final del producto, a pesar de que se desarrollen mecanismos de deseabilidad
social o se produzca un distanciamiento crítico del fenómeno. En síntesis, los resultados
precedentes muestran la importancia de una adecuada socialización económica para el
logro de una mejor actuación en un mundo económico cada vez más cambiante y complejo,
permitiendo ello que los individuos logren una administración eficiente de recursos
económicos escasos. Sin embargo, también señalan que los individuos no están siendo
preparados para ello.

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