Cultivando El Corazon Parte 5
Cultivando El Corazon Parte 5
Cultivando El Corazon Parte 5
Pasaje bíblico Mateo 13:3-9 [3] Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el
sembrador salió a sembrar. [4] Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y
vinieron las aves y la comieron.[5] Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y
brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;[6] pero salido el sol, se quemó; y porque no
tenía raíz, se secó.[7] Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
[8] Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por
uno.[9] El que tiene oídos para oír, oiga.
[Conclusión]
Amados hermanos y hermanas en Cristo, Existe una manera fácil de sacar los espinos. Es por medio de la
comprensión de cuánto dolor pueden causar los espinos a nuestro corazón. Por ejemplo, quizás haya cosas de
este mundo que le causen preocupación continua. Dios nos dice que debemos regocijarnos siempre. Pero si
nosotros tenemos preocupaciones, nos va a ser muy difícil regocijarnos. Además, existen cosas que usted
desea tener, y se desanima si no las obtiene. Para algunas personas estas cosas pueden ser el dinero, para
otros puede ser la fama o la posición social. Pero no importa cuánto de estas cosas usted tenga ya que estas
no podrán satisfacer su corazón. El intentar tener estas cosas es lo mismo que intentar atrapar el viento.
Entonces ustedes quizás crean en Dios, pero tendrán muchas preocupaciones e insatisfacción en el corazón. Y
ni siquiera reciben bendiciones significativas. ¡Cuán agonizante es esta situación! Si ustedes siempre meditan
en la Palabra de Dios y oran pensando en la razón por la cual guardan los espinos que les causan dolor,
entonces el Espíritu Santo les ayudará a comprenderlo. Si lo entienden de manera profunda, podrán sacar los
espinos de inmediato. Entonces, el retoño de la Palabra crecerá rápidamente y producirá fruto, y ¡la felicidad
será de ustedes! Lo que ustedes deben anhelar y desear en verdad es el Cielo, en especial, las mejores
moradas celestiales en la Nueva Jerusalén. Yo anhelo que ustedes nunca regresen a ver atrás sino que se
mantengan siempre caminando hacia delante hacia las puertas de perla. Yo ruego en el nombre del Señor que
ustedes disfruten de la mayor felicidad ahí.