Daniel Samperio: Ensayo de Un Crimen (Revisado)
Daniel Samperio: Ensayo de Un Crimen (Revisado)
Daniel Samperio: Ensayo de Un Crimen (Revisado)
Resumen
transgresión con base en ciertas reflexiones de su diario y de Valéry, con las que podría
cual deriva en el eje argumental de la obra. Por medio del modelo de la trama policial y
humana.
Abstract
It’s recognized how Usigli has recreated in Ensayo de un crimen a scrutiny of the
transgression based on certain reflections from his diary and from Valéry, with which a
dialogue could take place. For this, the formulation of this type of reflection in the criminal
speculation that develops in the conscience of the protagonist during the first part of the
novel is analyzed. In this first part, an intellectualization of how to execute the crime is
conceived, which derives in the plot axis of the work. Using the model of the police and
criminal plot, the author explores delicate and disturbing aspects of human nature.
1
Palabras clave: Ensayo de un crimen, narrativa policial, especulación criminal, Valéry.
Más conocido como dramaturgo, Rodolfo Usigli también ha sido valorado como uno de los
iniciadores del género policial en México. Al igual que Antonio Helú, Rafael Bernal y
Enrique F. Gual, hacia la década de los años cuarenta Usigli publicó una de las primeras
ficciones policiales con Ensayo de un crimen (Editorial América, 1944). Ha sido discutida
su posición como parte del género en cuanto a que constituiría propiamente una novela
criminológica, como lo sugirió María Elvira Bermúdez, ya que está enfocada en el asesino
caso, esta obra sobresale en el horizonte de la narrativa mexicana de la primera mitad del
siglo XX por introducir, con gran calidad literaria, un género moderno en que el escenario
proceso de cambio. Por tal motivo, es además una ficción representativa de la narrativa de
la experiencia de la modernidad, junto con algunos relatos que publicaron los estridentistas
Ensayo de un crimen aporta a esta línea narrativa la exploración de esos “lados inquietantes
1
Benjamin, Walter. Iluminaciones II. Baudelaire. Un poeta en el esplendor del capitalismo. Trad. Jesús
Aguirre. Madrid: Taurus, 1972, p. 55.
2
la obra empezó a tener mayores aproximaciones críticas. Referentes en el estudio del
género como El cuento policial mexicano (1982) de Vicente Francisco Torres, así como
Antihéroes: México y su novela policial (1993) de Ilan Stavans, abrieron la perspectiva para
una lectura más atenta de la novela de Usigli. Desde entonces, se han discutido algunas de
especialmente, en Murder Considered as One of the Fine Arts de Thomas de Quincey; 2 así
como en la teoría del acto gratuito de André Gide en Les caves du Vatican.3 Se ha
del espacio urbano y, junto con la película de Luis Buñuel que inspiró, se ha analizado la
merecido estudios más amplios donde se detalla la subversión del modelo policial canónico
Entre esta crítica suscitada se han establecido relativamente pocas relaciones con el
resto de la obra del autor. En esta dirección, los textos aludidos de Wolfenzon y Torres
2
Cf. Stavans, Ilan. “De regreso al Ensayo de un crimen”. Revista Iberoamericana. Vol. LVI, núm. 151, 1990,
p. 520.
3
Cf. Torres, Vicente Francisco. “Dos obras maestras de la novela policial mexicana”. Literatura: Teoría,
Historia, Crítica. Núm. 4, 2002, p. 281.
4
Cf. Dávila, Roxanne. “Escribiendo la ciudad: entre el flâneur y el criminal en Ensayo de un crimen de
Rodolfo Usigli”. La Palabra y El Hombre. Núm. 121, 2002, pp. 69-81; Wolfenzon, Carolyn. “Los dos
ensayo(s) de un crimen: Buñuel y Usigli”. Chasqui. Vol. XXXV, núm. 1, 2006, pp. 35-53.
5
García Muñoz, Gerardo. “Ensayo de un crimen: una lectura metafísica” y “El discurso heterocéntrico en
Ensayo de un crimen”. El enigma y la conspiración: del cuarto cerrado al laberinto neopoliciaco. Saltillo:
Universidad Autónoma de Coahuila, 2010, pp. 66-139.
6
García Delgado, Agustín. Dandismo y asesinato estético en la novela Ensayo de un crimen, de Rodolfo
Usigli. México: Ficticia, 2011.
3
novela en el diario de trabajo que Usigli publicó como Voces (1967): “párrafos que
anticipan la concepción de esa rara avis llamada Ensayo de un crimen […]. En Ensayo de
de sus proyectos”7.
Rodolfo Usigli manejó un diario de trabajo que publicaría más adelante con el título
de Voces en 1967. En él recogió, básicamente, apuntes de los años 1932 y 1933, aunque
también incorporó algunos cuantos que había escrito desde 1925. Como lo señala décadas
espacio propicio para “consignar las dudas, las interrogaciones, los destellos mentales, las
protestas, las ambiciones inconformes que hacen trotar o galopar a la imaginación cuando
ejercicio de escritura que adquiere particular interés por cuanto permite asomarse a ciertos
indicios creativos y esbozos. Por tal motivo, cabe considerar algunos de éstos a la luz de
II
En el caso de Ensayo de un crimen, hay algunos vasos comunicantes con apuntes de Voces
noviembre de 1932 sugiere un argumento al respecto en que sondea el motivo del crimen
como una actividad que genera afición: “Un cuento. Podría llamarse RSPV. —El criminal
perfecto y moderno, que anuncia sus crímenes en invitaciones grabadas y los ofrece como
7
Vicente Francisco Torres, art. cit., p. 279.
8
Usigli, Rodolfo. Voces. México: Seminario de Cultura Mexicana, 1967, p. 9.
4
espectáculo novedosísimo a un grupo de dilettanti de lo más distinguido.” 9 Pero, en febrero
de 1933, se encuentra el apunte más interesante y desarrollado en torno al tema con aristas
bastante delicadas:
Se trata de una larga reflexión en la que se tocan y revuelven varios pensamientos acerca
del crimen generado por la pérdida del control y el elemento instintivo de la personalidad.
9
Ibid., p. 101.
10
Ibid., pp. 158-159; todas las cursivas son del original.
5
La referencia al orangután de “Los asesinatos de la calle Morgue” de Edgar Allan Poe —
obra que, por cierto, representa el inicio del género policial— se dirige en este sentido. Sin
embargo, esta reflexión sólo parte de la dimensión impulsiva del individuo para derivar en
un planteamiento tan inquietante y polémico como provocador. Éste tiene que ver con lo
que hay al cabo de esta clase de pulsión agresiva en cuanto a su objetivo, exacerbación
Poe, está la conciencia de ello en cuanto aparecen los dilemas y las interrogantes. En este
sentido, presenta aristas delicadas la tesis a la que Usigli llega en esta reflexión. En la
conciencia “sensible” e “intelectual” del sujeto, la pulsión una vez manifestada no podría
Se trata de una tesis que guarda similitudes con lo que Freud había sondeado sobre
destacar el carácter tentativo de esta idea en Freud, puesto que en Usigli la tesis no deja de
ser parte de una reflexión que tiene su dosis de curiosidad, riesgo, controversia y
provocación. Por ello es significativo que, en el mismo pasaje, el autor aluda a una idea
próxima sugerida por Paul Valéry. Aunque no mencione explícitamente el texto al que se
refiere de este autor, se entiende que se trata del libro de prosas Choses Tues (1930) por una
mención anterior en el diario en enero de 1933.12 Para entonces, registra haberse propuesto
11
Freud formula el concepto de pulsión de muerte en “Más allá del principio del placer” (1920) de modo no
tan sistemático como el de la pulsión sexual y de autoconservación. Lo sostendrá con varias reservas y dudas,
incluida aquella de si deriva su formulación de la catástrofe de la Gran Guerra o bien si ya estaba desde antes
en germen dentro de su teoría.
12
“Voy a traducir —de hecho he empezado ya a traducir— Choses Tues, de Paul Valéry. Mis notas cotidianas
se sorprenderán en grande al saber que hay algunas ligas entre ellas y ese libro. Con todas las diferencias
posibles” (Ibid., p. 151). El libro contaba con dos ediciones para el momento en que Usigli se propone la
traducción: la primera de 1930 (Editions Lapina) cuyo subtítulo explicita el carácter de “cuaderno de
6
su traducción, así como también haber encontrado afinidades entre éste y sus propios
apuntes. En efecto, uno de los más interesantes que se pueden encontrar en el diario en
relación con Choses Tues es justamente el pasaje antes citado extensamente en cuanto a la
ausencia del crimen y su germinación puramente especulativa. Pero, en este libro, no sólo
puede ser útil identificar la semejanza puntual que Usigli hace explícita, sino incluso otras
bajo el atractivo tono de los cuadernos de Valéry en general, donde sobresale la aguda
atención del autor a los procesos de su mente, tan diversos como contradictorios dada su
considerar la actitud abierta, libre y curiosa con que se formulan este tipo de reflexiones. En
la última sección del libro, se agrupan varias prosas bajo el lema “Crimes” donde se
Le crime n’est pas dans l’instant du crime, ni même peu avant. —Mais dans une disposition
bien antérieure et qui s’est développée à l’aise, loin des actes, comme fantaisie sans
conséquence, comme remède à des impulsions passagères — ou à l’ennui ; —souvent par
habitude intellectuelle de considérer tous les possibles et de les former indistinctement. 13
impresiones e ideas”, la cual contiene aguafuertes y dibujos del autor; y una segunda edición en 1932
(Gallimard) sin el subtítulo y algo más rústica. Es clave el subtítulo pues alude al formato y carácter de
“cuaderno” en que Valéry habría volcado entre 1849 y 1945 la porción más considerable de toda su obra.
Choses Tues es un reflejo apenas de la rica variedad del universo humano, literario e intelectual de los
cuadernos de Valéry. Por lo mismo, es muy significativo que Usigli se haya ocupado de la traducción de este
libro. Nunca llegó a publicarlo en su totalidad, a pesar de que lo habría vertido por completo como lo llega a
mencionar en otra parte del diario. Únicamente apareció una pequeña selección relativa a las artes plásticas y
la música en la primera entrega de la revista Número (“Cosas calladas”, otoño, 1933, pp. 14-16), donde por
cierto también aparecieron unos cuantos fragmentos del diario justo bajo el título “Voces” (pp. 9-10), el cual
llevaría desde ese momento.
13
“El crimen no se realiza en el momento del crimen, o incluso un poco antes. Más bien, ocurre en una
disposición mucho anterior que se desarrolló cómodamente, lejos de los actos, como una fantasía sin
consecuencias, como remedio a impulsos pasajeros (o al aburrimiento). A menudo, sucede por hábito
intelectual de considerar todas las posibilidades y darles forma sin distinción.” (Valéry, Paul. “Choses Tues”.
Œuvres. Paris: Gallimard, 1960, p. 383; en adelante, la traducción es propia)
7
Como se puede observar, se trata de una prosa que, aunque aparentemente incidental,
especulativa del crimen ausente, sino también su carácter ocioso e imaginativo que quizá
solamente lejos de los hechos pueda sostenerse así. Por lo tanto, es una conciencia del acto
no es la única prosa de esa sección número IX de Choses Tues que atrae interés en relación
con aspectos que se pueden ver reflejados en Ensayo de un crimen. Otras prosas son
también llamativas al formular, por ejemplo, la particularidad del crimen para delatar la
identidad verdadera del sujeto: “Un désir abominable, quoi que ce soit qui le condamne,
rien ne peut faire qu’il n’ait été un besoin, un cri de ce qu’on est, tel qu’on est, à tel
instant”14; igualmente, en cuanto al crimen como un acto que no es ajeno al común de las
personas en lo relativo no sólo a su especulación antes señalada, sino aun con respecto a
mouvement secret, un réflexe qui assassine —efface intimement, abolit celui qui vous dit
une chose dont on ne veut pas”15; por último, también con respecto a la realización efectiva
de algo que de otra manera tan sólo sería una posibilidad más: “Le crime consiste dans le
passage de l’interne à l’externe, dans une mise au jour — et même, une mise au net. Car il
était jusque-là une combinaison entre mille, et en somme — un rêve. Les criminels sont
ceux qui ne tiennent compte que des faits et tiennent ce qui n’est pas pour néant.”16
14
“Nada puede evitar que un deseo abominable, lo que sea que lo condena, haya sido una necesidad, un grito
de lo que somos, como realmente somos, en un momento dado.” (Loc. cit.; en adelante, todas las cursivas son
del original)
15
“Todos son asesinos. Hay un pequeño movimiento secreto, un reflejo que mata; borra íntimamente, elimina
al que te dice una cosa que no nos gusta.” (Loc. cit.)
16
“El crimen consiste en pasar de lo interno a lo externo, una actualización, e incluso un esclarecimiento de
la situación. Porque hasta entonces era una combinación entre mil y, en suma, un sueño. Los criminales son
aquellos que sólo toman en cuenta los hechos y no consideran lo que es nulo.” (Loc. cit.)
8
En conjunto, estos textos proporcionan un material valioso por el diálogo que se
puede establecer con el pasaje de Voces y, además, porque se puede discutir bajo una
especulación criminal. Además de la pulsión agresiva que subyace en la tesis del apunte
referido, está la intelectualización del delito y sus implicaciones. Se puede seguir un hilo de
pensamiento en tales prosas que pasa por problemáticas en torno al ocio intelectual, la
identidad del sujeto, la extensión del crimen aun en los actos instantáneos y hasta su
verdadera ejecución por encima de las meras posibilidades. Tal como se desenvuelven,
ejercicio imaginativo. Por lo mismo, son inevitables las adiciones de Usigli en 1966 al
diario en referencia a Poe y Eugene O’Neill, como incluso el lector Voces no puede eludir
diálogo con Valéry, constituyen una línea sugerente que se puede ver ricamente
III
puntualmente registrados por un narrador que en todo momento lo focaliza. Cada uno de
los asesinatos que ocurren en la historia son marcados por la pauta de tal especulación. Por
ello se distinguen claramente tres ciclos relacionados con las partes en que está dividida la
novela, las cuales se centran en una víctima: especulación sobre el asesinato de Patricia
9
Terrazas, el conde Schwartzemberg y Carlota Cervantes. Ello genera una serie de
asesinato, así como también conduce a una experiencia que se halla más cercana cada vez
al acto criminal. Se entiende que, conforme se desarrolla la historia, los pasajes en que
Además, los tres ciclos durante los cuales Roberto de la Cruz especula sobre el
crimen aparecen marcados por otro compás decisivo representado por la pesquisa de
“objeto y destino”. El narrador sondea esto en la vida íntima del protagonista al seguir sus
pensamientos y recuerdos. Desde el primer capítulo, se traen a cuento dos evocaciones que
corresponden a una época provinciana y que definirán el desarrollo de la acción. Por una
parte, el personaje rememora a “la única muchacha que le había interesado en su vida y con
la que nunca se casó, a la que nunca había vuelto a ver sino a través de un poema” 17. En el
asentados hace largo tiempo: “Después del beso había hecho literatura. Él no era un hombre
como todos, él tenía un destino. Él sería un gran criminal o un gran santo.” (18) A partir de
este planteamiento inicial, la pesquisa de “objeto y destino” por parte del personaje tiene un
de su destino, así como para la realidad o irrealidad de su vida. Por otra parte, el
príncipe rojo, que hace sonar en una cajita de música que recién adquirió. Este incidente,
17
Usigli, Rodolfo. Ensayo de un crimen. México: Debolsillo, 2018, p. 18; en adelante, todas las referencias
irán entre paréntesis.
10
que devendrá traumático, consistió en haber presenciado el asesinato de un inocente por
esta música ocasionará estados de trance hacia impulsos agresivos en Roberto de la Cruz a
lo largo de la historia.
protagonista empieza por acariciar la idea del asesinato, por un lado, de encontrarse en la
escena del crimen, por otro, e incluso formar parte del ambiente penitenciario, aunque al
final se trate de una experiencia criminal aparente, como se verá. Ésta puede reconocerse en
del hecho criminal como de una concepción bastante peculiar en torno de éste. Esto se da
exagerada lleva al protagonista a jugar con la idea de decidirse por la criminalidad: “Esta
familia se prestaba para ser asesinada, bromeó para sí, y con uno de estos saltos peculiares
los diarios: ‘Nuevo Romero Carrasco Asesina a Toda una Familia en Elegante
Restaurante’.” (20)18 Toma con humor esta idea muy en el tono de Swift, De Quincey o
18
El imaginario de la nota roja será un punto importante a lo largo de la constitución del perfil criminal de
José de la Cruz. La nota roja como fenómeno se reflejará bastante en la novela por medio de la expectación de
este tipo de titulares. Por otro lado, ciertos personajes y situaciones de la novela de Usigli se inspiran en
algunos acontecimientos que se registraron en la nota roja entre 1920 y 1940. Cf. Monsiváis, Carlos. Los mil y
un velorios. Crónica de la nota roja en México. México: Grijalbo, 2013, pp. 36-37.
11
Julio Torri, pero ya pasando de inmediato a una especulación sobre el tipo de crimen que se
atrevería a cometer. En este momento, se asoma una faceta del protagonista que dejaría de
jugar sólo irónicamente con esa idea o bien incluso llevaría más lejos ese juego hacia un
terreno inquietante. Esta especulación confiesa una convicción criminal que será definitoria
en la novela:
El motivo sería muy diferente: él mataría por estética, para acabar con los papás gordos, con las
niñas malcriadas y con las esposas irascibles. Aunque en realidad, pensó borrando ya su sonrisa
mental y con una actitud interior seria, lo interesante sería cometer el crimen insondable,
inexplicable para el mundo. No por dinero, ni por amor, ni por celos, ni por venganza, ni por
locura. Lo interesante sería el crimen gratuito, si es que eso existe. (20-21)
No sin considerar la estética del crimen que representa un elemento al que se ha recurrido
Además de que esto ha sido relacionado con el acto gratuito de André Gide, constituye un
aspecto significativo de la narrativa policial desde sus inicios con “Los crímenes de la calle
Morgue”. Con ello se abre una reflexión en torno a la gratuidad del crimen que adquiere
para Roberto de la Cruz la forma de una incógnita para entonces. Resultará decisivo hasta
qué punto tal concepción del crimen sería acaso similar al acto gratuito de Gide o guardaría
algo inmotivado.
cuando el protagonista convive por algunos días con Patricia Terrazas. Se le va tornando
irritable este personaje al punto de que vuelve a bromear para sí sobre el asesinato; sin
embargo, lleva más lejos la especulación de nuevo por una especie de inercia. Es justo el
instante en que lo pensado se pone a efecto: planea meticulosamente la hora y los pasos que
12
deberá seguir para asesinar a la mujer. Derivado de ello se aprecia una actitud más animada
especulación que nutre la tentativa criminal del protagonista, en la medida en que hay una
retroalimentación mutua que configura el perfil del personaje. Desde el inicio de la novela,
la pesquisa de “objeto y destino” igualmente marcha en paralelo. A partir del pasaje aludido
sobre la evocación de una época anterior, una serie de reflexiones de dimensión existencial
se hilvanan en la narración entre la vida holgada y ociosa del personaje. Se trata de una
Por consiguiente, tal pesquisa parece culminar sin mayor demora con el asesinato de
Patricia Terrazas. Hay por ello un efecto de paz interior en Roberto de la Cruz cuando
observarse en ese pasaje, así como en el momento en que el protagonista no puede ejecutar
su plan dado un gran imprevisto o cuando se entrega como autor del delito. Ambos
corresponden a las siguientes dos series especulativas en torno al crimen en que se centra la
se le ha adelantado para matar a Patricia Terrazas. Situado en la escena del crimen (que no
concretos una realidad que antes solamente imaginaba. A tal punto, una “demoniaca
curiosidad” (65) lo colma y empuja a dejar sus huellas en la escena. Una nueva realidad se
va imponiendo cuando a partir de entonces especula acerca de todo aquello que rodea al
13
crimen: las investigaciones policiales, las conjeturas y la celebridad de la nota roja. Espera
con ansias que cobren realidad estos aspectos externos y aún imaginarios del crimen,
aunque en vano. Hasta que sucede un nuevo episodio de trance producto de El príncipe
rojo, vuelve a la especulación en torno al delito para decidirse borrar sus huellas de la
escena sabiendo que no puede apropiarse de éste, a pesar de que lo haya deseado y
planeado encarecidamente:
Ahora podía pensar con absoluta frialdad en la cosa. Era inútil acalorarse o tratar de engañarse
con sofismas psicológicos. Lugar común o no, él debía volver a la casa. Había iniciado aquello
y ahora tenía que terminarlo; pero no podía seguir así, entregado al azar, destrozado por el
tiempo, Se daba cuenta de que, mientras no volviera, no estaría tranquilo. Las cosas no se hacen
solas, hay que ayudarlas. No había por qué alterarse ni atormentarse, era tan sencillo volver.
(82)
Roberto de la Cruz pasa del impulso asesino detonado por la música al razonamiento sobre
la necesidad de volver a la escena del crimen. Son sugerentes los motivos y los elementos
que entrecruzan por su pensamiento. En el fondo, hay una lógica de reivindicar su papel
como autor del delito; sin embargo, al tratarse de uno ejecutado por otra persona, es como
que ha iniciado y tiene que terminar, pareciera que diera igual que el otro sujeto y no él
asesinó a Patricia Terrazas en los hechos, puesto que ya lo había ejecutado en una
idea de terminar el trabajo, sino quizá como una reivindicación de su destino criminal,
se ha propuesto carecería de sentido, tal como se sugiere en un sueño que tiene más
adelante donde se enfrenta a ese temor de fracasar,19 así como también la espera de la nota
19
Este y otros sueños que suceden en la novela merecerían un análisis aparte.
14
La última serie especulativa en torno al crimen de la primera parte corresponde al
momento en que el protagonista es requerido por las autoridades policiales, debido a las
huellas que ha dejado en la escena y, sobre todo, en el objeto con que la víctima fue
golpeada de muerte. Hay una curiosidad en Roberto de la Cruz por vivir la experiencia del
criminal a tal punto de temer que se delate su inocencia frente al subprocurador. Una vez en
la penitenciaria, siente encontrarse en su hábitat natural como uno más entre los reclusos.
Le atrae la idea de pertenecer a una sociedad sin máscaras, alimentarse de sus relatos
criminales y hasta mostrar sangre fría en un medio tan hostil. Sin embargo, cuando pasa ese
violencia como del sufrimiento, empieza a tener reacciones de repugnancia a ese ambiente.
De manera que es notorio cómo el protagonista ha vivido desde una dimensión especulativa
hasta ese momento: la idea de ser un criminal, conocer algo de su medio e integrarse a él.
Él pensaba que el crimen es una parte de la vida, y que sin él la vida no es completa. Todos los
hombres cometen crímenes, deformando naturalezas humanas, destruyendo moralmente a una
esposa, a un subalterno, a un rival —pero no todos se atreven a hacerlo derramando sangre—.
Engendrar un hijo, sembrar un árbol, escribir un libro, y cometer un crimen. Ésos eran para él
los actos fundamentales de la vida. Pero un crimen limpio, elevado, gratuito. (104)
Al final de esta reflexión confirma la gratuidad del crimen, cuya existencia efectiva ya se
había cuestionado en una especulación inicial. Sólo que ahora se insinúa su carácter vital e
incluso común a todos los seres humanos. Esto lleva a pensar a qué concepción del crimen
de la persona, además al sugerir la correlación entre este tipo de actos y la violencia física.
Hay en el fondo una identificación entre las acciones que dejan heridas internas o externas
15
como parte de lo mismo. Con ello adquiere especial relieve qué puede reconocer como un
crimen limpio, elevado, gratuito: acaso un crimen sin deformación o destrucción moral, sin
odio. Por lo mismo, este carácter del crimen tiene aristas propias en Ensayo de un crimen
realidad o irrealidad de su vida. Empieza como un juego irónico y terrible frente a ciertos
personajes y situaciones ligeramente irritables, en el tono del ocio intelectual con que se
podría entender el crimen aun en los actos más espontáneos y fugaces. Hay, por ello, un
paso decisivo hacia la conciencia criminal que, más allá de la mera pulsión agresiva, se
Hasta que ocurre sorpresivamente éste a manos de alguien más, pareciera que se dan las
condiciones para que Roberto de la Cruz traspase ese nivel puramente especulativo. Sin
que vive como supuesto asesino de Terrazas desde su detención hasta sus días en la
penitenciaría (él mismo teme que la visita del verdadero asesino a ésta deshaga su ficción).
que le interesa sino en tanto ocio intelectual, el cual prefiere seguir elaborando bajo la
16
Por consiguiente, la idea de un acto criminal aparentemente libre de odio,
ensaya sin éxito no sólo porque no lo cometió realmente —aunque al principio haya
disfrutado del reconocimiento—, sino dado que en el fondo ha sido un asesinato originado
alrededor de los asesinatos del conde Schwartzemberg y Carlota Cervantes, los cuales en
parte por cierta irritación y además no fue jamás reconocido; mientras el otro si bien se
crimen movido por los celos. Por diversos factores que no se cumplen, el protagonista se
crimen y un destino incumplidos adquiere la amarga sensación de que más vale quedar
IV
incluso un diálogo con algunas reflexiones de Valéry que el autor tradujo en su momento.
puesto que al inicio representa un descubrimiento de su ser delictivo. Además, con base en
ello, el protagonista formula el ideal de crimen limpio y elevado que constituye el eje
entiende que ese ideal no tendría el mismo carácter del acto gratuito de Gide en tanto que,
nada inmotivado, posee hondas causas en la pesquisa de objeto y destino del protagonista.
17
La articulación de la especulación criminal con esa pesquisa constituye un punto
con que éste empieza por bromear sobre la idea del asesinato se sostiene y transforma en la
medida en que hay un interés vital en desarrollar tal especulación criminal. Roberto de la
Cruz lleva a su vida este ocio intelectual que progresivamente adquiere hondas
repercusiones existenciales. El “juego” entonces toma otras aristas en cuanto está de por
destino que sólo tiene cabida en la intelectualización, así como el exclusivo carácter secreto
de ésta. Por lo mismo, resulta sugerente hasta dónde deriva la especulación criminal en una
ficción como Ensayo de un crimen y es agudamente expresada en esta obra que forma parte
Bibliografía
18
García Muñoz, Gerardo. “Ensayo de un crimen: una lectura metafísica” y “El discurso
2010.
Monsiváis, Carlos. Los mil y un velorios. Crónica de la nota roja en México. México:
Grijalbo, 2013.
Stavans, Ilan. “De regreso al Ensayo de un crimen”. Revista Iberoamericana. Vol. LVI,
Wolfenzon, Carolyn. “Los Dos Ensayo(s) de un Crimen: Buñuel y Usigli”. Chasqui. Vol.
19