Monografia Kubaseck
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Desarrollo
La vida solamente parecía digna de vivirse allí donde el umbral que abre y separa
la vigilia del sueño había quedado del todo destruido por pisadas de imágenes que de
repente fluían en masa, y el lenguaje ya sólo parecía ser el mismo donde palabra e imagen
se entrelazaban tan plena y felizmente, con una exactitud tan automática, que no dejaba
resquicio ya para el «sentido». La imagen y el lenguaje como tales tienen preferencia.
[…] No sólo sobre el sentido. También sobre el yo. (p302-303)
materialismo antropológico y la de iluminación profana. Con todo, más adelante trataremos de pensar a
Benjamin bajo el concepto de surrealismo etnográfico desarrollado por James Clifford.
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Queda al margen las menciones en el párrafo a la imagen y el lenguaje. Respecto a la noción de
imagen, en el párrafo citado se adelanta lo que será su noción fundamental de “imagen dialéctica”. Por
su parte, la noción de “lenguaje” resulta fundamental en Benjamin. En efecto, no sólo le dedica el
ensayo “Sobre el lenguaje…” sino que es uno de los aspectos fundamentales en su diagrama sobre la
antropología.
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y que no accede a revelar sus secretos a quienes procuran violentarla, sino tan solo -eventualmente- a
aquel que se aproxima a ella con la perspectiva del enamorado
decir, que la verdad no implica una relación intencional, “el comportamiento conforme
a la verdad no es un pretender [Meinen] en el conocer, sino un penetrar y perderse en
ella” (p 70)”4.
Entonces, las experiencias surrealistas implican una ruptura con el sentido y el yo,
e implican una iluminación profana, verdadera superación creativa del éxtasis religioso.
Como iremos viendo, tal iluminación, de inspiración materialista y antropológica,
implica un acercamiento a las cosas, un acercamiento a lo terrenal y mundano.
Benjamin observa esta experiencia con más fuerza en Paysan de Paris de Aragon y en
Nadja de Breton, y la caracteriza del siguiente modo: el filósofo berlines pone en
relación la iluminación profana con la concepción surrealista del amor, para lo cual cita
a Erich Auerbach: “Todos los poetas del Nuevo Estilo […] tienen una concreta amada
mística; a todos les suceden, más o menos, las mismas aventuras amorosas llenas de
extrañeza por igual; a todos el amor les regala o les niega dones que se parecen mucho
más a una iluminación que a un placer sensorial” (p305) Aquí podemos ver, entonces,
un vínculo entre la concepción surrealista del amor, la mística y la extrañeza. A su vez,
Benjamin destaca de Breton estar “más cerca de las cosas que están cerca de Nadja que
de ella misma” (p305), pues el escritor surrealista fue quien dio por primera vez con las
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P348- “que en su lucha con la creatura la humanidad lleva todas las de perder
energías revolucionarias que se encuentran en lo “envejecido”. En efecto, según el
filósofo berlines, los surrealistas dieron cuenta de que “la miseria, no sólo social, sino
también miseria arquitectónica, o la miseria propia del intérieur, con las cosas
esclavizadas y esclavizantes, se transforman en nihilismo revolucionario” (p305-306).
“Breton y Nadja -afirma el filósofo berlines- hacen explotar las formidables fuerzas de
la «atmósfera» que se esconden dentro de estas cosas”5. Y, el “truco” que domina este
mundo de cosas (Dingwelt), afirma Benjamin, consiste en “cambiar la mirada histórica
al pasado por otra política”. Podríamos decir, entonces, que la iluminación profana está
en relación con la posibilidad de dar con las energías revolucionarias, de dar con la
atmósfera que hay dentro de las cosas, dentro de lo envejecido, para lo cual, el truco
consistiría en centrarse en una mirada política respecto con el pasado, con lo que ha
sido. Por eso, Breton está cerca de las cosas, pues la iluminación profana implica un
acercamiento al mundo de las cosas, implica un volver a lo terrenal, a lo mundano.
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Tener presente que aquí encontramos una cercanía a lo que luego Benjamin desarrollará bajo la idea
de “aura”. En efecto, Pablo Oyarzun en su traducción de El narrador plantea que la noción Stimmung
-traducida como “halo”, “temple” o “estado de ánimo”- está en relación a la noción de aura (p127).
A su vez, la politización del surrealismo, en la mirada de Benjamin, queda
contrapuesta al optimismo diletante de la socialdemocracia. Para ganar las fuerzas de la
embriaguez, es necesario, la “organización del pesimismo”. En efecto, como afirma
Marc Berdet, el materialismo antropológico corresponde, desde un punto de vista
político, con la organización del pesimismo. Y, organizar el pesimismo implica, por un
lado, “extraer la metáfora moral justamente a partir de la política” y, por otro,
“descubrir en el espacio de lo que es la actuación política el espacio integral de las
imágenes” (p315). Tal espacio de imágenes es accesible para la iluminación profana, y
Benjamin afirma que no es susceptible de ser medido desde la mera contemplación. En
efecto, es necesario un accionar revolucionario, el cual tiene como tareas “acabar con el
predominio intelectual de la burguesía” y el “contactar con las masas proletarias”.
Tareas que el filósofo berlines reprocha a “inteligencia revolucionaria” no estar
llevando a cabo.
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Anabella plantea que aquí también se podría hablar de hipocresía; en p365 Benjamin plantea que
Kraus va atacando “las cumbres de la idiotez charlatana”;
El concepto de creatura de K. contiene una herencia teológica (sxvii), pero en su
núcleo teológico tuvo lugar “un cambio que lo ha convertido sin violencia en el credo
humano8 y profano austríaco que hace de la entera creación una iglesia en la que, ya
sólo de vez en cuando, un leve olor a incienso nos recuerda al rito. Stifter fue quizá
quien formuló con precisión este credo, y su eco se sigue percibiendo siempre que K. se
ocupa de animales, de plantas y de niños.” (p346-347)
P347-348- para K. los negros años de su vida no son historia, sino naturaleza, un
río condenado a serpentear por un paisaje infernal. Y ese paisaje en que cada día se
talan un total de 50000 árboles para producir 60 periódicos.
El segundo apartado lleva por nombre “El demonio” y podríamos considerar que
aquí se desarrolla el proceso critico realizado por Kraus. El demonio es otra de las
facetas que el filósofo berlines observa en el escritor austriáco: “el fondo oscuro del que
se destaca Kraus -afirma Benjamin- es el de lo demoníaco” (p352). La manifestación
del demonio se realiza a través de la ambigüedad, en el entrecruzamiento entre la
autoexpresión y el desenmascaramiento (p353). Aquí también plantea lo siguiente: “si
Kraus no se refleja en sí mismo, se refleja en cambio en el rival, al que tiene a sus pies.”
(p353).
Luego plantea que lo demoníaco implica que Kraus se entrega él mismo, con su
vida y con su sufrimiento, se encuentra en un estado infernal (p354). A su vez, y esto es
un punto importante respecto al procedimiento llevado a cabo por Kraus, Benjamin
destaca que Kraus vive la escritura de forma teatral, destaca la mímica realizada por el
escritor austríaco en lecturas públicas de dramas de Shakespeare y Nestroy, o de
operetas de Offenbach. Así, el filósofo berlinés plantea:
“Es como si el demonio de este hombre fuera buscando la atmósfera agitada propia
de aquellos dramas, sacudida por los rayos de la improvisación, porque tan sólo ella le
ofrece mil oportunidades para exhibirse bromeando, importunando, amenazando. La
propia voz pone ahí a prueba la riqueza daimónica de sus personajes (en latín persona
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En la traducción se pierde, pero aquí en el original dice “allmenschlichen Kredo”, es decir, “credo
humano total”. De modo que, así podemos ver la relación entre Kraus y el título de este apartado. Por
otra parte, en relación al título del apartado cabe aclarar que Benjamin plantea, a su vez, lo siguiente: Si
el alto capitalismo no solo degrada lo fines del periódico, sino también sus medios, de aquel poder que
lo derrote no habrá que esperar un nuevo florecer de humanidad total (paradiesischer
Allmenschlichkeit), paradisíaca, de la misma forma que no es esperable un renacimiento del lenguaje de
Goethe o de M. Claudius. Del poder dominante se distinguirá en que ponga fuera de circulación los
ideales mismos que aquel degradó (p351-352). este guardián del lenguaje de Goethe reconvertido así en
polemista, este intachable caballero transformado en guerrero sanguinario (p374)
significa: eso a cuyo través pasa el sonido); mientras, en las puntas de los dedos, van
creciendo los gestos de aquellas figuras que viven y residen en su voz; imita a su objeto
para insertar con ello la palanca del odio.” (p354)
Benjamin destaca que para Kraus “No se entiende nada de este hombre mientras
no se haya visto que para él todo (sin excepciones, el lenguaje y la cosa) se desarrolla
por necesidad en la esfera misma del derecho. Su circense filología de diario va
siguiendo las huellas del lenguaje tanto como las huellas del derecho. Y es que no se
comprende lo que es la «teoría del lenguaje» de Kraus mientras no se ve en ella una
aportación al orden del proceso lingüístico, mientras se viene a entender la palabra del
otro en su boca tan sólo como corpus delicti y la propia palabra de Kraus, a su vez, en
tanto que palabra juzgadora.” (p356-357)
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Previamente Benjamin citó un fragmento del artículo de Kraus “En esta gran época” escrito cuando se
declaró la primera guerra mundial: “En esta gran época que yo conocí cuando aún era pequeña; que
volverá a ser pequeña si le queda tiempo […] en esta época en la cual sucede lo que uno no podía
imaginar y en la que tendrá que suceder lo que uno ya no puede imaginar” (p344-345).
Benjamin relaciona “la verdadera máscara del satírico” con la misantropía. En
efecto, retoma a uno de los personajes de Shakespeare (quien dibuja “figuras
inhumanas/ unmenschliche Gestalten”), retoma a Timón (de la obra Timón de Atenas),
el misántropo, la figura “más inhumana de todas”. Pues, tanto Timón como Kraus
“Ninguno de ellos quiere en adelante tener jamás nada que ver con los seres humanos”
(p366). A su vez, el filósofo berlinés, marca un límite aquí para lo demoníaco. En
efecto, plantea lo siguiente: “La fuerza del demonio termina en este reino, y lo
interhumano o infrahumano (zwischen oder untermenschliches) que hay en él es
superado por algo en verdad inhumano (wahrhaft Unmenschlichen)” (p366). Pues,
como veremos, la figura del antropófago está relacionado con lo no-humano, y es con la
aparición de lo no-humano donde Benjamin ve un límite a lo demoníaco.
Luego, Benjamin plantea sobre el niño lo siguiente: “el niño no toma forma en el
espacio natural, sino en el espacio de la humanidad, en la lucha por la liberación, que se
conoce al niño por aquella actitud que la lucha le impone con la explotación y la
necesidad; que no hay liberación idealista del mito, sino sólo liberación materialista; y
que en el origen de la creatura no se halla la pureza, sino, al contrario, la purificación”
(p374). Todo esto, es algo que tardíamente le llegó al real humanismo de Kraus.
En p375 Benjamin retoma una cita de Kraus para dar cuenta su posicionamiento
respecto del comunismo. Allí plantea que el escritor austríaco estaba en desacuerdo con
la praxis del comunismo, pero que deseaba su conservación “como amenaza constante
sobre las cabezas de quienes tienen bienes, que, para preservarlos, envían a los otros a
los frentes del hombre y del honor patrio, mientras los consuelan diciendo que los
bienes no son lo importante en esta vida.” (p375).
Importante distinguir la mirada de benjamin del gusto por lo oriental que puede
tener la existencia estuche, el hombre privado.
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Anabella: “Als ein Geschöpf aus Kind und Menschenfresser”. B. se refiere a lo Unmensch como
Geschöpf, es decir, como creatura en el sentido de creación humana, para cuyo acabamiento hace falta
una tarea política, pero tambien en el sentido de creación divina, inmersa en el reino común de todo lo
creado -desde lo viviente hasta lo inanimado: piedras, astros, cosas.