CEHRI Nº2 La Caida Del Imperio Otomano

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CUADERNOS DE HISTORIA

DE LAS
RELACIONES INTERNACIONALES

La Caída del Imperio Otomano


y la fundación de la República Turca:
Una visión española
Sergio Vallejo Fernández-CeIa

La Guerra Civil Española y Chile (1936-1939)


Relaciones IntemaciOltales e imágenes políticas
Cristian Garay Vera y Cristian Medina Valverde

CEBHI
Madrid, 2001
CUADERNOS DE HISTORIA
DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
CUADERNOS DE HISTORIA
DE LAS
RELACIONES INTERNACIONALES

La Caída del Imperio Otomano


y la fundación de la República Turca:
Una visión española
Sergio Vallejo Fernández-Cela

La Guerra Civil Española y Chile (1936-1939)


Relaciones internacionales e imágenes políticas
Cristián Garay Vera y Cristián Medina Valverde

I.S.B.N.: 84-699-6683-9
Depósito Legal: M-51356-2001 Comisión Española de Historia
Imprime: Cersa de las Relaciones Internacionales
Madrid, 2001
-
Sumario

Presentación, por Juan Carlos Pereira Castañares ...................... 9


La caída del Imperio Otomano y la fundación de la República
Turca,' Una visión española, por Sergio Vallejo Femández-Cela.. 11
La Guerra Civil Española y Chile (1936-1939). Relaciones
internacionales e imágenes políticas, por Critián Garay Vera y
Cristián Medina Valverde ............................................................... 39
Introducción

En 1998, la Comisión Española de Historia de las Relaciones


Internacionales publicaba el primer número de uno de los diversos pro-
yectos que desde su creación la Junta Directiva tenía en su "agenda": los
Cuadernos de Historia de las Relaciones Internacionales. Como seña-
laba el anterior presidente en la presentación de ese primer número, el
profesor Hipó1ito de la Torre, con esta publicación se trataba de presen-
tar a los lectores españoles, y especialmente a nuestros socios, "el resul-
tado de trabajos empíricos o teóricos, cuyos únícos y definitorios avales
sean el carácter riguroso e innovador de sus aportaciones".
Por diferentes razones, la CEHRI no pudo continuar de forma seria-
da la publicación de estos Cuadernos. La nueva Junta Directiva elegida
en 1998 decidió que la continuidad de este proyecto debía ser una de sus
prioridades y aquí está el resultado de este interés compartido también
por todos los socios. Un presupuesto específico, el envío de varios tra-
bajos por parte de nuestros socios y un deseo específico por mi parte en
que durante este año 2001 tuviésemos entre nuestra manos el Cuaderno
n° 2, ha hecho posible esta nueva publicación.
Entre los diversos trabajos que nos han enviado nuestros socios, la
Junta Directiva ha seleccionado dos que se publican de forma conjunta
en este segundo número.
En primer lugar, el trabajo de Sergio Vallejo, historiador y socio
veterano de la CEHRI. Su investigación, basada en fuentes hemerográ-
ficas y una bien seleccionada literatura clásica, aborda una cuestión
raramente analizada en España: el final del gran Imperio Otomano
--que en el siglo XVI alcanzaría su mayor esp1endor-, y la fundación
de la República Turca entre 1922 y 1923, cuando se proclama la
- Introducción

República el 29 de octubre. Son muy escasas las investigaciones sobre


este "mundo oriental", como el autor remarca en varias ocasiones, que, La Caída del Imperio Otomano
sin embargo, atrajo a muchos escritores, aventureros e incluso a algunos y la fundación de la República Turca:
políticos. Creo que sus aportaciones y reflexiones debería conducir a
nuevos investigadores a profundizar sobre algunas de las cuestiones que Una visión española
Sergio Vallejo aborda con rigor y objetividad en su trabajo. Sergio VALLEJO FERNÁNDEZ-CELA
La segunda aportación nos la presenta el profesor Cristián Medina, Historiador
socio chileno de nuestra Comisión, que junto con el también profesor Archivo y Documentación Escrita
chileno Cristián Garay, abordan las relaciones hispano-chilenas durante de Radio Nacional de España
la Guerra Civil española. Su bien documentado estudio, utilizando una
amplia variedad de fuentes, algunas de ellas inéditas, y la bibliografia
especializada, nos ofrece un conjunto de imágenes, percepciones, reac-
ciones y decisiones desde el punto de vista chileno, especialmente del
embajador en Madrid, que vienen a completar los trabajos que sobre la
internacionalización de nuestro conflicto podemos hoy consultar. Consideraciones previas
En suma, confiamos en que estos dos trabajos motiven el debate y
la ampliación de las investigaciones sobre Historia de las Relaciones El Imperio Otomano -y el espacio que éste llegó a abarcar, es
Internacionales en España. Al mismo tiempo que reiteramos a nuestros decir, el Mediterráneo oriental y los Balcanes-, o la República funda-
socios el ofrecimiento que tantas veces hemos hecho para publicar en da por Kemal Atatürk en 1923, no han tenido ~emasiada ~re~encia en l~
esta colección sus trabajos e investigaciones. A vuestra disposición. Historiografia española, que presenta un conSiderable deficlt de publi-
caciones sobre esta área geográfica entre Europa y Asia. Hay que decir
también que España y Turquía, cabezas ambas de vastos im~erios que
Juan Carlos PERElRA CASTAÑARES se disputaron el dominio del Mediterráneo en el siglo XVI, se ignoraron
Presidente de la CEHRI mutuamente durante las últimas centurias. El mito de la batalla de
Lepanto -todavía presente en manuales y libros d~ ,texto de ~uestro
país-, ha distorsionado de alguna manera la percepClOn que la litera~­
ra, la publicística y la historiografia española nos ha legado del Impeno
Otomano y de Turquía.
Cierto es que los intereses de España en los territorios que com-
prendía el Imperio Otomano (desde la Europa Balcánica hasta el
Próximo Oriente, pasando por la meseta de Anatolia y el Mar Negro)
han sido más bien escasos. Esto explica que a diferencia de la biblio-
grafia francesa o anglosajona sobre el tema, la española es .casi ~exi~­
tente, aunque en los últimos tiempos parece detectarse un Cierto mteres
en los investigadores hispanos, que apenas subsanadas por algunas
publicaciones y estudios.
Por otra parte, la visión española del Imperio Otomano, sobre todo
en el período clásico de mayor esplendor, el siglo XVI, correspondien-
te al Siglo de Oro español, ha generado algunos estudios, -mencione-
mos como ejemplo las obras de M. A. Bunes o de Bartolomé Benassar

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Sergio Vallejo Femández Cela
La Caída del Imperio Otomano y lafimdación de la República Turca: ...
sobre_ la Berbería y el e~frent~miento entre los Imperios Otomano y
Espanol-. En el campo lIterano podemos señalar El viaje a Turquía, tivada en España por un gran número de p~tores, desde .Jenaro Pérez
obra de mediados
. del XVI atribuida a Pedro de Urdemalas, o La Gran Villaamil, pasando por Antonio Muñoz Degra~n, hasta Mar,tano Fortuny,
Sultana, pIeza teatral de Lope de Vega. el artista más conocido en este campo y Manano BertuccI, ya en pleno
En cuanto al período que aquí nos ocupa, el nacimiento de la siglo XX. d fi . ., d d
República en Turquía y la formación de un Estado nacional turco la his- El Orientalismo es, fundamentalmente,. la e ~mcIOn , es e
toriografia española ha sido más bien escasa sobre el tema. P~demos Occidente de la Historia y la civilización de Onente -:-leas: aqm norte
citar aquí la obra del diplomático Emilio Garrigues y Díez Cañabate, de África y Asia-, tal como desveló hace ~ás de v~mte ~nos Edward
Segundo Viaje a Turquía (1976), y más recientemente, los trabajos del Sald en su magnífico a la par que crítico lIbro Orzentalzs~o, y cuya
profesor Víctor Morales Lezcano, centrados en las relaciones entre publicación supuso un revulsivo en este campo de estudIOs. Es :una
España y el Imperio Otomano en el siglo XIX, en la visión española de recreación que sirve al imaginario occidental en un proceso de fabn~a­
la Cuestión de Oriente. Además, los trabajos del profesor Morales se ción de conocimientos y estereotipos a la vez. ~e este mo~o, las nacIO-
han ocupado también de la percepción española del Estado fundado por nes occidentales -particularmente Gran Bretana y Francla-. elabora-
~ema1 ~tatürk , .ya sea por parte de las élites culturales como de la pro- ron un corpus sistemático de erudición sobre las culturas y,nacIOnes. q~e
pI,a ~ohtICa extenor de España, tanto en el ámbito diplomático o eco- abarcaban el ámbito del Islam y del Extremo Oriente. ~SI se co~stI~Ia
n01ll1CO. el acervo académico de un número considerable de filologos, hlstona-
dores, antropólogos y arqueólogos que diseccionaron todos los aspectos
de aquellas sociedades. .
Orientalismo europeo versus Orientalismo español Figuras como Silvestre de Sacy -arabista, consIderado uno de los
padres del orientalismo científico, prof~s~r de la Ecole des Langues
. ,D.urante el siglo XIX, el declinante Imperio Osmanlí, y el mundo Vivantes Orientales ya en época napoleomca-, ~rn~~~ ~enan, experto
IslamlCo en general generó desde Occidente un tipo de literatura cono- en lenguas semíticas, Franz Bopp, fundador de l~ lmg~.l1stlca comparada
~ida como Orientalismo, en la que se mezclaban las impresiones román- alemana o Friedrich Sch1egel, estudioso del san~cnto representan el
tIcas y los apuntes etnográficos con el exotismo y pintoresquismo más orientalismo científico del siglo XIX. Pero ademas, -.y ~sto no ~eb~
s~g~rente. ~abe citar aquí obras como Las Orientales, de Víctor Hugo, escapar a cualquier análisis- pusieron su p~uma al.servlcIO d~ }a JustI-
Viaje a Onente, de A1phonse de Lamartine, la también obra homónima ficación del dominio colonial europeo, mediante la mterpretacIO?- de la
de Gustave Flaubert, Itinerario de París a Jerusalén, del vizconde de cultura, política, economía y sociedad div~rsa~ de. los países dOJ?mados.
C::hateaubri~nd. Las no~elas exóticas y los libros de viajes del francés Esta función se llevó a cabo por diversas mstItucIOnes que puslero~ l~s
Plerre LOÍl --que tuvIeron gran influencia en las evocaciones de pilares del edificio del orientalismo europeo, como la Royal A~latlc
C.ons~antinopla-, o las descripciones del aventu~ero y viajero inglés Society, fundada en 1824, o la SocietéAsiatique (fundada por el mIsmo
SIr,R.ichard Burton, que logró recorrer el norte de Africa y la peninsu1a Sacyen 1822). . , 1
AJ;ab.lga, y hacerse pasar por peregrino musulmán .. Además, el descu- En España, el OrientalIsmo no alc~nzo el auge que, tuvo en as
bnmlento de l~s r~stos de las antiguas civilizaciones de Anatolia, Egipto demás potencias europeas debido al declIve de nue~tro pa1~ ~n la esc~­
Y M~sopotamla, lillpulsó. ~~merosa~ expediciones arqueológicas que na internacional desde las postrimerías del. AntIguo Reg~en. Sm
contnbuyeron a la a?ar~CIOn de lIbros y guías sobre el Imperio embargo si existió un Orientalismo español, SIempre por detras de sus
Otomano, en cuyo temtono se encontraban dichos yacimientos. homó~os europeos durante el siglo XIX, volcado en, ~l noroeste .de
No podemos dejar de mencionar tampoco las artes plásticas donde África, donde España pudo llevar a cabo su aventura pohtIca y colo~l1al;
la pintura de temática orientalista fue capital en la obra de artist~s como es decir, Marruecos!. Como señala acertadamente el profesor VIctor
Eugtme Delacroix, Dominique Ingrés, o Eugene Formentín. Esta moda,
I Morales Lezcano, Víctor: Espmla y la Cuestión de Ori~nte. Pró~ogo de B~ard Le':l'is.
que se desarrolla a lo largo de este siglo y principios del XX, sería cul- Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores (Biblioteca DiplomátIca Espanola, SecclOn EstudIOS.
Vol. 9), 1.992.
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Morales en su monografía Africanismo y Orientalismo español ,en el Tomás García Figueras, quien realizó diversos estudios sobre los beré-
siglo XIX, a partir de 1870, intelectuales como Joaqu~ Costa o .Angel beres del Rif, es un ejemplo de la política española en Marruecos.
Ganivet, o políticos como Antonio Cánovas del CastIllo, no dejan de
reclamar el derecho de España a la ocupación del Rif o la costa occi-
dental del Sáhara. En 1884 se funda la Sociedad Española de Crisis y desintegración del Imperio Otomano
Africanistas y Colonistas, desde donde se intentó canalizar una op~~ón
pública favorable a la intervención en asuntos africanos. En definitIva, Al comenzar el siglo XIX, el Imperio Otomano era un Estado que
a lo que se conocía como los antiguos territorios de Berbería. Pero a todavía abarcaba inmensos territorios: la totalidad de la península de los
diferencia de Gran Bretaña o Francia -y de Alemania e Italia, incor- Balcanes, grandes extensiones en el norte de África, en la península ará-
poradas más tardíamente a la carrera imperialista-, España era en el biga, y en las costas del Mar Negro y Caspio. Prácticamente todo el
último tercio del siglo XIX una pequeña potencia que sólo podía espe- Oriente Próximo, desde el Mediterráneo hasta su frontera oriental, ade-
rar unas migajas del reparto colonial. más de su propio territorio central, la península de Anatolia.
Una vez solucionados los problemas de la reestructuración política Sin embargo, este vasto Estado Imperial mostraba ya síntomas de
del Estado en la Restauración, los sucesivos gobiernos hubieron de desarticulación desde el siglo XVII, yen el período que nos ocupa esta-
enfrentarse, después de la Conferencia de Berlín de 1885, al creciente ba perdiendo la cohesión interna y la gran organización que le había
interés de Francia y Gran Bretaña por el control del Imperio Xerifiano. caracterizado en siglos anteriores. El desplazamiento del Mediterráneo
Así Cánovas del Castillo hubo de buscar en el neutralismo frente a las como eje del comercio mundial, que ya se producía desde el siglo XVI,
alia~zas de las potencias continentales una política de equilibrio que y que había sido objeto del dominio por el Imperio Osmanlí en su etapa
evitara la total hegemonía de aquellas naciones en el Estrecho de de esplendor, había despojado a éste de un ámbito y de una posición de
Gibraltar y en la costa magrebí comprendida desde el Oranesado argeli- predominio en la economía mundo que había sido el Mare Nostrum
no hasta el cabo Bojador, en la costa sahariana africana. durante siglos. Por otra parte, la estructura política, económica y admi-
Por otra parte, no hay que olvidar que también existió un orienta- nistrativa del Estado Otomano había entrado en crisis ya a fma1es de la
lismo español surgido a mediados del siglo XIX, que bebía en las fuen- Edad Moderna, y su aparato burocrático manifestaba ya su incapacidad
tes del pasado islámico del Medievo español. AI-Andalus y su brillante para mantener el control político y militar de sus territorios.
legado cultural dieron origen a una escuela de arabistas, con insignes Son varios los factores que acelerarán la disgregación del Imperio
filólogos como Pascual Gayangos o Francisco Asín Palacios, en una durante su última centuria de existencia hasta su desaparición de iure
línea que llega hasta Emilio García Gómez, ya entrado el siglo XX, tras la escena internacional después de la 1 Guerra Mundial: el fracaso
hasta arqueólogos e historiadores del arte como Manuel Gómez de las reformas emprendidas desde arriba para modernizar el Estado, y
Moreno. superar así la crisis política y económica ya mencionada, las tendencias
A partir de 1912, con la creación del Protectorado en Marruecos, el centrífugas de las minorías étnicas no turcas, y la intervención de las
africanismo español se institucionaliza. España ya dispone de un terri- potencias europeas en la política y economía del Imperio, conocido
torio donde ejercer directamente un mandato colonial, y que sirve de como la Cuestión de Oriente.
laboratorio de pruebas donde aplicar una política que afecta directa- La desintegración del Imperio Otomano a 10 largo del siglo XIX está
mente a los habitantes indígenas. Este orientalismo español sui generis jalonada de varias etapas, en la que los intentos reformistas de sultanes
cristalizará en los años cuarenta con la creación delInstituto de Estudios y gobernantes van precedidos por una cada vez mayor penetración euro-
Africanos, dentro del C.S.Le. y se nutrirá de militares y funcionarios pea en todos los ámbitos.
coloniales que tratarán de describir la cultura y sociedad de los pueblos La primera etapa comprendería desde el Tratado de paz con
que habitan el Protectorado desde una visión antropológica, para conse- Rusia de Küchuk Kainarya en 1774, hasta finales de la década de
guir una mayor comprensión de dichas sociedades, y lograr una mayor 1830. Corresponde a un período de transición y preparación de las
eficacia en el control y dominio de las mismas. La figura del militar primeras reformas basadas en modelos occidentales. Los sultanes

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Selim IU (1789-1808) y Mahmud U (1808-1839), conocedores de los (1876-1918). Contempla un crecimiento económico más lento, por 10
cambios habidos en Europa tras la Revolución Francesa, impulsarán menos hasta comienzos del siglo XX, con una importante inyección de
los cambios. capitales extranjeros. Se da prioridad a la construcción de la red ferro-
Durante estos años, se asiste al progresivo crecimiento económico viaria (línea Estambul-Bagdad) y las inversiones alemanas, francesas
de las provincias balcánicas, y !ilas primeras rebeliones nacionalistas en y británicas se centran en sectores clave como el energético, desarro-
estas provincias del Imperio. Estas desembocarán en la guerra y en el llándose una modesta industria manufacturera. La economía otomana
posterior reconocimiento de Serbia como principado autónomo en 1812, depende ya casi totalmente de las potencias europeas.
y después en la guerra e independencia de Grecia en 1822. La lucha de Por otra parte, se asiste a una constante represión de las ideas libe-
Grecia contra el Imperio servirá de espoleta a las ulteriores rebeliones rales y de los movimientos nacionalistas de los pueblos no turcos, aun-
de los pueblos balcánicos contra el dominio de la Sublime Puerta. que continúan las reformas administrativas a pesar de Abdülhamit n. Al
Por otra parte, y después del Tratado de Edirne ( marzo de 1829), mismo tiempo, se produce una vuelta hacia las tradiciones y principios
que reconoce la independencia helénica, se acrecienta la penetración de islámicos, mientras que el Sultán acrecienta su poder.
Francia ---que mira al Mediterráneo oriental- y Gran Bretaña en el En cuanto a la Cuestión de Oriente, el reinado de Abdü1hamit n
Imperio. Especialmente esta última, que empieza a mirar con descon- supone una continua pérdida de territorios y la irrupción de una nueva
fianza el papel que quiere jugar la Rusia Zarista, con su intenció de potencia: Austría-Hungría, en pugna directa con Rusia en la desmem-
lograr el control de los Estrechos del Bósforo y Dardanelos en su obje- bración territorial del Imperio. En 1876, vuelven a estallar sublevacio-
tivo de llegar al Mediterráneo. Esta rivalidad anglo-rusa, se incrementa nes en las provincias balcánicas de Bosnia-Herzegovina y Bulgaria, 10
tras la firma del Tratado de Hünkar Iskelessi Gulio de 1833), en la que que provocará una nueva guerra ruso-otomana. La victoria de las tro-
el Imperio Otomano quedaba bajo protección de Rusia, llegará al con- pas zaristas desembocá en el Tratado de San Stéfano (marzo de 1878),
flicto armado en la Guerra de Crimea (1854-1856). 10 que significa para el Imperio la pérdida de casi todas las provincias
El período siguiente, que ocupa desde 1840 hasta 1876, está marca- europeas. Pero Gran Bretaña y Austría-Hungria, temerosas de la hege-
do por el inicio del proceso de reformas políticas, económicas y admi- monía de Rusia en Europa oriental, presionaron para conseguir una
nistrativas conocidas como Tanzimat i-Hariye (legislación beneficiosa). revisión del Tratado. Una Conferencia Internacional reunida en Berlín
El sultán Abdü1mecid (1839-1861), comenzaba su mandato con el Gulio de 1878) logró un nuevo acuerdo por el que se devolvían al
decreto de puesta en marcha del Tanzimat, en el que también influyeron Imperio sus provincias de Macedonia y Tracia, a cambio de la cesión
las potencias europeas. Esta reformas buscaban la recuperación y de territorios armenios a Rusia y del reconocimiento de la autonomía
modernización del Estado Otomano mediante la importación de mode- de Bulgaria. Bosnia-Herzegovina, bajo teórica soberanía otomana,
los occidentales en la administración, y la supresión de anquilosados pasaba a ser administrada por Austría-Hungría, y Gran Bretaña se ane-
modelos sociales y religiosos. También se proclamaba la unidad jurisdi- xionaba Chipre.
cicional de todas la comunidades religiosas y naciones del Imperio. Se La debilidad que mostraba el Imperio Otomano, el hombre enfer-
creaban escuelas técnicas, se reforzaba el control de la Administración mo de Europa en la sociedad internacional, en el último cuarto del
central sobre las provincias, el reclutamiento militar, y la capacidad siglo XIX, preludiaba su descomposición. Las potencias europeas, en
recaudatoria del Estado. Estas reformas contribuyeron a dotar de una plena fiebre imperialista, se lanzan sobre los territorios otomanos en la
importancia cada vez mayor a la cúpula administrativa imperial, el otra orilla del Mediterráneo. En 1881 Francia se anexiona Tunicia,
Diwán o Consejo de Estado. De aquí saldrían comisiones de expertos vasalla del sultán. En 1882, Gran Bretaña, que ya ocupaba el canal de
que pusieron en marcha los primeros ministerios y se formaría la élite Suez, convierte en Protectorado la ya teórica soberanía Otomana en
reformista que promulgaría la primera constitución otomana en 1876. Egipto.
El período siguiente transcurriría desde la segunda mitad de la El proceso se acelera al comienzo de la centuria siguiente.
década de 1876 hasta la revolución constitucional de 1908. Esta época Comienza la rebelion árabe, impulsada por el monarca wahabbita Ibn
coincide en su totalidad con el reinado del sultán Abdülhamit U Saud en la Península Arábiga, que logra el repliegue turco en el Yemen

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y Hezjaz. La mecha se prende también en Siria, Líbano y Palestina. En Imperio, dispuestas a repartirse los despojos. Así comienza la Primera
los Balcanes, la intervención de Rusia, con el paneslavismo impulsa Guerra Balcánica, que concluye con el Tratado de Londres en 1913, que
abiertamente los movimientos nacionalistas en las todavía provincias otorga al Imperio una pequeña zona alrededor de Estambul. La breve
otomanas. La crisis estalla en 1908: Bulgaria proclama su plena inde- Segunda Guerra Balcánica restableció en parte la situación anterior,
pendencia y el gobierno de Viena anexionaba Bosnia-Herzegovina al y los otomanos pudieron recuperar la Tracia por el tratado de Bucarest
Imperio Austro-Húngaro. La rivalidad austro-rusa en la zona desembo- en agosto de 1913. Pero el Imperio Otomano se hallaba al borde del
caba hacia el enfrentamiento directo, y arrastraba a los territorios balcá- colapso.
nicos aún bajo soberanía otomana. Las Guerras Balcánicas dejaron al Imperio grandes pérdidas territo-
La crisis de 1908 abre la última etapa en el proceso de desintegra- riales, económicas y humanas. Los Jóvenes Otomanos sin embargo,
ción del Imperio. Las unidades militares acantonadas en Macedonia prosiguieron su programa de reformas. Por otra parte, la desconfianza
obligan a Abdülhamit II a aceptar la Constitución de 1876. Este perío- hacia Rusia y el recelo hacia los países vecinos, consiguió que el grupo
do inaugura el régimen de los denominados Jóvenes Turcos. Los de presión germanófilo, encabezado por Enver Pasha, lograra estrechar
Jóvenes Turcos nacieron en 1907, de la fusión entre grupos de oposición aún más los lazos con la Alemania Guillermina. Y así, el Imperio
en el exterior: el Comité de Unión y Progreso, surgido en 1891 entre un Otomano entraría en la Primera Guerra Mundial como aliado de los
grupo de militares del ejército de Macedonia, y la asociación Patria y Imperios Centrales, en noviembre de 1914.
Libertad, fundada en Damasco en 1905 por otro oficial llamado Mustafá Después de enfrentarse a Rusia en Macedonia y en el Caúcaso, y a
Kemal. los aliados franco-británicos en Palestina, Siria y Mesopotamia, los ejér-
El gobierno de los Jóvenes Turcos, a través del Comité de Unión y citos otomanos hubieron de aceptar el armisticio de Mudros, en octubre
Progreso (CUP), supone el último intento de modernización de la socie- de 1918. Gran Bretaña, Francia e Italia impusieron un duro Tratado
dad y el Estado Otomano. Se iniciarion una serie de reformas políticas, de Paz en Sevres, ellO de agosto de 1920 a los envíados del sultán
sociales, económicas y administrativas. Se promulgó una nueva Mehmet V. Turquía quedaba reducida a una parte de la peninsula de
Constitución en 1908, en la que se reconocía la igualdad política de Anatolia, donde además las potencias aliadas establecían zonas de
todos los pueblos. Aunque por otra parte, la élite gobernante abandona influencia, y se reconocía un Kurdistán y una Armenia independientes.
paulatinamente la idea de un Imperio basado en la federación de los Grecia, apoyada por los británicos, se anexionaba el Asia Menor. Por
diversas comunidades nacionales que formaban el Imperio, para adop- otra parte, británicos y franceses se dividían el Próximo Oriente según
tar un nacionalismo exclusivamente turco y musulmán, defensor de la el sistema de mandatos de la Sociedad de Naciones: Francia recibía
ideología panturania (unión de todos los pueblos de lengua y cultura Siria, mientra que Gran Bretaña se quedaba con Palestina, Transjordania
turca en un mismo Estado). A partir de 1910, se acelera el proceso de e Iraq. Mientras tanto, los ejércitos aliados ocupaban Estambu1 y las
turquificación del país 10 que produjo tensiones internas en las provin- zonas adyacentes a los Estrechos del Bósforo y Dardanelos.
cias árabes de Oriente Próximo y de las provincias balcánicas. Enver Sin embargo, en mayo de 1919, en una ciudad de Anatolia, Samsún,
Pasha, ministro de la Guerra y hombre fuerte del régimen, era el princi- un grupo de oficiales y funcionarios encabezados por Mustafá Kemal,
pal impulsor de esta política. se niegan a reconocer el Tratado, y comienza la guerra de liberación e
Pero el gobieno del CUP tuvo que enfrentarse también a las agre- independencia. Muchos de estos hombres procedían de los Jóvenes
siones de las potencias europeas y a los nuevos estallidos nacionalistas Turcos y eran miembros del Comité de Unión y Progreso, y ya habían
en los Balcanes. En 1911, Italia, aspirante a potencia colonial, ocupa la sido precursores de las reformas que pondrá en marcha la nueva
costa de Tripolitania (actual Libia) y las islas del Dodecaneso, en lucha República surgida de la guerra.
contra un ejército otomano que se ocupaba de las revueltas en Albania En 1920, la Gran Asamblea Nacional declara la soberanía nacional
y Macedonia desde hacía un año, y de la sublevación árabe en el y proclama presidente del país a Mustafá Kemal, quien reoganiza el
Próximo Oriente y Yemen. En 1912, Bulgaria, Serbia, Grecia y ejército turco y conduce exitosamente las operaciones bélicas turcas
Montenegro se lanzaron sobre las últimas provincias europeas del hasta la expulsión definitiva de las fuerzas griegas de Anatolia, con la

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toma de EsmÍma en septiembre de 1922. Por otra parte, Francia, Italia, informaciones y tópicos de la época sobre el Imperio Otoman0 2. En esta
y fmalmente Gran Bretaña, habían retirado sus fuerzas expedicionarias, misma línea, el capitán de fragata José Solano Ortiz de Rozas publicó
a causa del cansancio de la opinión pública de sus países por la partici- en 1793 Idea del Imperio Otomano, que alcanzó cierta difusión entre
pación en otro conflicto después de cuatro años de guerra en Europa .. los círculos eruditos españoles de la época.
Además la crisis económica cuestionaba el envío de tropas. Ya en el primer tercio del siglo XIX podemos citar Viajes por Africa
El triunfo de las fuerzas nacionales turcas sobre la invasión griega y y Asia, publicado por primera vez en París en 1814, y cuyo autor es el
las pretensiones de los países aliados pondría las bases del nuevo Estado espía y aventurero catalán Domingo Badía. Badía se convirtió al Islam,
turco que nacía de la desintegración del Imperio Otomano. Kemal y viajó por Marruecos (la parte más conocida de su libro en España),
Atatürk y el nuevo gobierno nacionalista se dispusieron a derribar la Egipto, Siria y Palestina. Los capítulos XII-XV del tercer volumen están
estructura del edificio político que sustentaba el Imperio. Elide dedicados a Estambul y la península de Anatolia. La obra de Badía
noviembre de 1922 se abole el Sultanato, y el 29 de octubre de 1923 se puede equipararse, en líneas generales, a las que produjo el
proclama la República. E13 de marzo de 1924, se suprime el Califato, Orientalismo europeo durante el siglo XIX. Otro libro que contempla el
decisión que conmovió al mundo islámico. Imperio Otomano desde un punto de vista político, geográfico y etno-
El reconocimiento oficial en la sociedad internacional de la nueva gráfico es Turquía, teatro de la guerra presente, de Fermín Caballero
República tuvo lugar con la firma del Tratado de Lausana, el 24 de julio y Morgay, editado en Madrid en 1828. El autor elogiaba las tibias refor-
de 1923. Turquía renunciaba a casi todos sus territorios europeos, aun- mas del sultán Mahmud II (1808-1839), y se extendía en las repercu-
que recobraba gran parte de Tracia, las islas del Egeo próximas al estre- siones que los asuntos y decisiones de la Sublime Puerta tenían en las
cho de Dardanelos (las demás islas pasaban a Grecia e Italia), y recupe- cancillerías de de Londres, París y Moscú3.
raba la soberanía total sobre la península de Anatolia, además del con- Otros autores, como los políticos liberales Andrés Borrego con La
trol de las aguas de los Estrechos. Guerra de Oriente (1855), el senador Rafael María de Labra con Un
De este modo se rubricaba de iure el certificado de defunción del aspecto de la Cuestión de Oriente (1877) y El Tratado de París de 1856
Imperio Otomano en la Historia, después de más de 600 años de exis- (1877), o el publicista Manuel Troyano y Riscos La Turquía, su pasado
tencia. La nación turca y el Estado nacido con la República de 1923, ini- y su presente: compendio de la Historia del Imperio Otomano y reseña
ciaba un profundo proceso de cambio políticos, sociales, económicos y de su estado político y social (1878), trataron de aportar una visión crí-
sociales, buscando un nuevo papel en el concierto internacional de tica y reflexiva de la Cuestión de Oriente, apartada de tópicos literarios
naCIOnes. al uso.
Además de otros viajeros que plasmaron con su pluma el Próximo
Visiones españolas de Imperio Otomano Oriente Otomano, como el cónsul Adolfo Rivadeneyra en Cartas
Etnográficas sobre la Siria (1867), o Alfredo Opisso Turquía y los
La firma del Tratado de Paz, Amistad y Comercio entre España y el Estados Danubianos. Su Historia, su Geografia, su Arte y sus costum-
Imperio Otomano de 14 de septiembre de 1782, sellado por el rey bres (1896), hubo una serie de autores que ofrecieron una visión dife-
Carlos III y el sultán Abdülhamid I (1774-1789) puso fm a más de dos rente. Se trata de la literatura castrense que fomentó el Estado Mayor del
siglos de hostilidades. Las negociaciones fueron auspiciadas directa- Ejército a partir del reinado de Isabel II4. Entre los más conocidos des-
mente por el conde de Floridablanca, Ministro de Estado, dentro de su tacan Juan Prim, que viajó a la zona danubiana como observador duran-
política de desarrollo de la Marina y el comercio exterior de España. te la Guerra de Crimea y publicó Memoria sobre el viaje militar a
Dicho Tratado hizo posible el envío de una escuadra naval desde Oriente (1855), o también Carlos Ibañez Ibero, militar, geógrafo y
Cartagena a Estambul. A la vuelta del viaje, Floridablanca encargó al
Vicesecretario de la Real Academia de San Fernando, José Moreno, que 2 Morales Lezcano, Víctor.: ob. cit. pp., 46-47.
redactara una obra con los informes y apuntes recogidos en la ciudad. El 3 Morales Lezcano, Víctor.: ob. cit. p. 48.
4 Morales Lezcano, Víctor.: "Turquía. del Imperio a la República: una percepción española",
libro, titulado Viaje a Constantinopla en el año de 1784, aporta muchas en Joumal 01Atatürk Research Center (Vol. X, nO 291994), pp. 432-434.

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Sergio Vallejo Fernández Cela La Caída del Imperio Otomano y laJundación de la República Turca: ...

diplomático, quien relató su experiencia en los escenarios de las Guerras (oo.) Mahmud, convencido de que la causa de la inferioridad de su
Balcánicas y la Primera Guerra Mundial en D 'Athenes a Constantino- Imperio con respecto a las naciones occidentales consistía en la infe-
pIe. La situation politique en Orient (1917). rioridad turca comparada con la civilización europea, quiso torcer el
Entre las percepciones literarias sobre el Imperio Otomano en su curso de las costumbres, modificar las creencias religiosas y rejuvene-
etapa de decadencia fmal, sobresalen tres autores, dos de ellos políticos cer con una nueva civilización el Estado, sin advertir que las reformas
-pero con una amplia obra ensayística a sus espaldas-, y el tercero que salvan a las sociedades infantes o viriles aceleran la muerte de las
literato, aunque también se movió en el campo de la política. Se trata de sociedades decrépitas. El Imperio Otomano había llegado a aquel
Juan Donoso Cortés, Emilio Castelar y Vicente Blasco Ibáñez. Los tres grado de vetustez en la que la vida de los pueblos consiste en la conti-
nuación de sus tradiciones históricas y de los hábitos adquiridos (oo.)
trataron de describir en sus escritos las causas que llevaban al Imperio
(oo.) De esta manera, puede afirmarse con razón de Mahmud que, sien-
Otomano a la crisis política interna, al desmembramiento territorial y a do el más grande entre los turcos, sólo ha servido para acelerar la rápi-
la dependencia internacional. Sus opiniones sirven como ilustración del da declinación de la Turquía, dando así un claro testimonio de que los
imaginario de las élites intelectuales españoles sobre al respecto. hombres son dóciles instrumentos de la Providencia y de que no hay
El primero de ellos, Juan Donoso Cortés (1809-1853), fue el repre- mano bastante poderosa para detener la mano de DIos cuando precipi-
sentante de la ideología tradicional española frente al liberalismo de la ta a los Imperios (oo.)
primera mitad del siglo XIX. Ejerció en la última et~pa de s~ vida co~o
embajador en París y Berlín, y sus puestos en la dIplomacIa le pefffil- Los artículos fmales son una llamada de atención sobre el riesgo
tieron conocer la política internacional del momento. Entre agosto y que suponía el Tratado de Hünkar Iskelessi Gulio de 1833), entre el
septiembre de 1839 publicó en El Piloto una serie de a:tículos agrupa- Imperio Otomano y el Zar Nicolás I, a partir del cual se produjo una
dos bajo el título Sobre la Cuestión de Oriente. En ellos mtenta hacer un
esbozo histórico del tema, que incluye desde la Historia del Asia Menor constante inj erencia rusa en la política otomana 7:
hasta la llegada de los turcos a Anatolia y los Balcanes. Más adelante
(oo.) Cuando el tratado de Unkiar-Skalesi fue conocido de todos, pro-
reflexiona sobre el Imperio, cuya decadencia atribuye a la pérdida de la dujo en Europa la sensación más profunda. Un solo hombre tenía en su
primitiva energía conquistadora de los primeros otomanos, y a la infe- mano la llave del Sund y la llave de los Dardanelos. El mar Negro esta-
rioridad del Islam como civilización5 : ba convertido en un lago ruso. El Mediterráneo, ese lago de la civili-
zación, iba rendir tributo al coloso del Norte, que quería bloquear a los
(oo.) El Islamismo estuvo destinado a perecer desde que se puso en pueblos occidentales despues de haberse alzado con el cetro del
contacto con las naciones civilizadas de Europa; porque, condenado a Oriente. La Francia y la Inglaterra, más interesadas que las demás
la inmovilidad por su naturaleza, era imposible que pudiera resistir a la potencias en la emancipación absoluta del Mediterráneo, única garan-
acción de esta parte del mundo en donde todas las naciones obedecen tía del equilibrio europeo, se apresuraron a protestar contra un tratado
a la ley providencial del progreso. Las ciencias, las artes, las institu- que ponía en inminente peligro su propia independencia y la indepen-
ciones militares y las instituciones políticas habían hecho en las nacio- dencia de todas las naciones (oo.)
nes del Occidente sus más notables adelantos: mientras que el
Islamismo, idéntico así mismo en todos los períodos de su Historia, Hünkar Iskelessi, además, acentuó la ruso fobia de los sucesivos
permanecía estúpidamente inmóvil en medio del torbellino del mundo. gobiernos británicos, en lo que entendían un simple expnasionismo ruso
que amenazaba sus intereses en el Mediterráneo y Asia. Para Donoso
Sin embargo, Donoso Cortés no deja de reconocer la voluntad refor- Cortés, dicho Tratado no sólo suponía la pérdida de independencia y la
madora del sultán Mahmud II ,al escribir estas líneas6 : supeditación del Imperio Otomano a Rusia, sino que significaba dejar la
puerta abierta a las ambiciones expansionistas del Imperio Zarista, el
5 Donoso Cortés, Juan.: "Sobre la Cuestión de Oriente"en Obras completas de Juan Donoso
Cortés, Marqués de Valdegamas. (Ed., pro!. y notas de Carlos Valverde). Madrid, Biblioteca de verdadero peligro para Europa, según el político extremeño.
Autores Cristianos, 1970, p. 688.
6 Donoso Cortés, Juan.: ob. cit., p. 692. 7 Donoso Cortés, Juan.: ob. cit., p. 698.

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Sergio Vallejo Femández Cela La Caída del Imperio Otomano y lajimdación de la República Turca: ...

Por estos años, la ideología de Donoso se alejaba ya del libe- No cabe duda, en definitiva, de que el eminente orador y político
ralismo conservador y doctrinario francés, en la línea de Guizot, compartía los mismos prejuicios hacia el Islam y el Imperio Otomano
para evolucionar hacia un tradicionalismo reaccionario y ultra- que los demás políticos e intelectuales conservadores de su época, ya
montano, fruto de sus contactos en Francia con De Maistre y fueran españoles o europeos. También es curioso percatarse de la con-
Bonald. La defensa de la Iglesia Católica como pilar del orden comitancia de opiniones de Donoso y Castelar acerca del peligro de una
político y social, en una Europa cristiana. Es evidente que un expansión rusa en los Balcanes y en el este de Europa. El temor a un
Estado islámico no despertaba ninguna simpatía en el pensador Imperio Ruso como potencia europea con salida al Mediterráneo orien-
y político tradicionalista español. tal fue una preocupación constante de gobiernos, políticos y publicistas
El segundo autor, Emilio Castelar (1832-1899), fue una de las figu- desde el Congreso de Viena en 1815.
ras políticas de mayor relevancia de la segunda mitad del siglo XIX en El novelista y periodista valenciano Vicente Blasco Ibañez (1867-
España. Tercer presidente de la 1 República y diputado de la izquierda 1928), es el último de los autores a los que nos hemos referido. Blasco
dinástica en las Cortes de la Restauración, dejó escrita una abundante realizó un viaje en 1907 a Estambul en el mítico Orient Expres, y publi-
obra sobre diversas cuestiones internacionales de su época, por las que có sus experiencias -llegó a entrevistarse con el Visir del Sultán
sentía un gran interés. En 1876 publica La Cuestión de Oriente en la Abdülhamid II- en un libro titulado Oriente. La obra mantiene los
Ilustración Española y Americana. A través de sus páginas, pueden tópicos al uso de la literatura orientalista, pero su visión del mundo
entreverse sus prejuicios antimusulmanes, su turcofobia y su rechazo otomano es mucho más positiva y cálida -a pesar de cierto pinto-
hacia el Imperio OtomanoS: resquismo folklórico-, que la de los autores mencionados anterior-
mente lO :
( ... ) Esto no puede durar.Este principio de fatalismo condena al
Imperio Turco a una inmovilidad asiática; y esta inmovilidad asiática ( ... ) yo soy de los que aman a Turquía, y no se indignan, por un pre-
10 condena a la vez a una corrupción gangrenosa ( ... ) juicio de raza o religión, de que este pueblo bueno y sufrido viva toda-
vía en Europa. Todo su pecado es haber sido el último en invadirla y
( ... ) Al poder solo tienen derecho los hombres que saben respetar el
estar, por tanto, más reciente el recuerdo de las violencias y barbaries
derecho de los demás. Y los turcos no saben respetar el derecho de los
que acompañan a toda guerra ( ... )
demás. Su religión se lo impide si no se 10 impidiese su complexión y
temperamento de tiranos y conquistadores. ( ... ) Yo amo al turco, como lo han amado con especial predilección
todos los escritores y artistas que le vieron de cerca. Diez y nueve razas
A pesar de sus afirmaciones sobre la decadencia del Imperio, pueblan el vasto Imperio Otomano. Mahometanos, judíos y cristanos,
Castelar atisbaba las complicaciones internacionales que provocaría su divididos en innumerables sectas, forman esta aglomeración que lleva
desmembramiento, y señalaba el peligro de que el Imperio Ruso toma- el nombre de Turquía; y sin embargo, como dice Lamartine, "el turco
ra su relevo en los Balcanes9 : es el primero y el más digno entre todos los pueblos de su vasto
Imperio"( ... )
( ... ) Por esta razón la Europa occidental no debe consentir que la eman- ( ... ) Existe una concepción imaginaria que es la que acepta el vulgo en
cipación de los pueblos oprimidos del Oriente quede a merced de la toda Europa. Según ella, el turco es un bárbaro sensual, capaz de las
iniciativa de Rusia. La cuestión de Oriente debe regu1arse de manera mayores ferocidades, que se pasa la vida entre cabezas cortadas o
que la libertad de los cristianos prospere, sin que aliente a la política esclavas que danzan desplegando sus voluptuosidades de adaliscas ( ... )
moscovita. Y para eso hay que rendirse a una verdad evidente, a la ver-
dad de que el Imperio Otomano no debe continuar en Europa ( ... ) Esta profesión de amor hacia lo turco-otomano está presente a lo
largo de todas las páginas del libro. Resulta evidente que el novelista
8 Castelar, Emilio.: Madrid, Oficinas de la Ilustración Española y Americana, 1876, pági-
nas 44-49.
9 Castelar, Emilio.: ob. cit., p. 286. 10 Blasco Ibáñez, Vicente.: Oriente. Valencia, Prometeo, 1910, pp. 112-114.

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Sergio Vallejo Femández Cela La Caída del Imperio Otomano y laJundación de la República Turca: ...

valenciano quería acabar con los estereotipos del imaginario colectivo Visión española del nacimiento del nuevo Estado:
español -y europeo en general-, acerca de los turcos. la República de Turquía (1919-1923)
Otro aspecto muy interesante de su libro es la afIrmación, frente a
los detractores europeos del Imperio Otomano, de la existencia de una Aparte de los medios culturales e intelectuales, la opinión pública y
amplia tolerancia religiosa. Estos últimos usaban frecuentemente el política española -reflejada fundamentalmente a través de la prensa-,
argumento de la intolerancia musulmana hacia las comunidades cristia- del momento es crítica con la existencia del Imperio Otomano y se
nas y judías que vivían dentro del Estado Otomano. La opinión de decanta por la irreversibilidad de su desmembramiento. Periódicos de
Blasco Ibañez al respecto no deja lugar a dudas ll : tendencia liberal como El Solo semanarios como España. Semanario de
la Vida Nacional, atacan al Gobierno de los Jóvenes Turcos por su alian-
En ninguna ciudad del mundo existe la libertad religiosa que existe en za con los Imperios Centrales en la I Guerra Mundial, pero al mismo
Constantinopla. Los que confunden a todos los mahometanos en un tiempo arremeten contra el Tratado de Sevres, que ven como un instru-
concepto común y creen que el fanático y cruel marroquí es semejante mento para repartirse los despojos del Imperio por parte de las poten-
al turco, se extrañarán de esta afirmación; y sin embargo, nada más cier- cias occidentales: Inglaterra y Francia desean los territorios otomanos
to. En Constantinopla viven todos los cultos con entera libertad y todos en el el Oriente Próximo, con una Interpretación sui generis de los 14
sus ministros gozan de igual respeto. El patriarca armenio, el gran rabi- puntos del Presidente Wilson.
no, el arzobispo armenio católico y el arzobispo católico romano, todos Los medios españoles adolecen de un inicial desconocimiento de la
son funcionarios del Imperio, iguales en respeto al gran imán y retribu-
situación en Turquía después del armisticio de Mudros y la intervención
ídos por el emperador (sic), con generosa largueza, según el número de
adeptos que cada religión cuenta en sus Estados ( ...) aliada a partir de 1919. Con un Gobierno Otomano, y el Sultán Mehmet
( ... ) Es más: el Comendador de los Creyentes, el heredero del Profeta, VI, títere de los británicos, nacía el movimiento nacionalista turco, de la
que muchísimos occidentales se imaginan como un mahomentano feroz mano del general Mustafá Kemal, que iniciaba la lucha por la indepen-
e intolerante, tiene en su Consejo de Estado y entre los altos pachás que dencia contra británicos, italianos, griegos y franceses en la península de
le rodean hombres de todas las religiones, para poder atender a los Anatolia.
diversos servicios sin lastimar las creencias de sus súbditos ( ... ) La prensa española, ya sea liberal o conservadora, se muestra con-
fusa en los primeros momentos sobre la naturaleza del movimiento
Para el escritor valenciano, la imagen que le sugería la capital del kemalista. Periódicos como ABe o El Debate hablaban de un emergen-
Imperio era la de un abigarrado mosaico de gentes y pueblos, de cultu- te movimiento panislamista liderado por Kemal. También buscaban
ras y religiones diferentes, que convivían en una ciudad alegre y cos- conexiones con los movimientos nacionalistas árabes del Próximo
mopolita. He aquí la visión que nos deja el célebre autor del Gran Oriente, como en el caso de Siria. En este sentido, es interesante men-
Puente que une los viejos barrios de la ciudad con los de Pera y Gálata, cionar como la prensa especulaba sobre las posibles repercusiones de
lugar de residencia de los europeos en Estambu1l 2 : dicho movimiento en la zona del Protectorado de España en Marruecos;
y mas concretamente, sobre la reacción de las kábilas a la autoridad
( ... ) No hay en las grandes calles de Londres ni en los bulevares de española en el Rif.
París lugar alguno tan concurrido como el Gran Puente. La plataforma Los periódicos españoles, conservadores o liberales, coinciden en
de madera tiembla bajo el rodar de los carruajes y el paso de millares denunciar la políticia británica para controlar el Mediterráneo Oriental
de transeúntes. Aturde y ensordece el vocear de este puente políglota, y los Estrechos, y la utilización de Grecia como garante de los intereses
donde el que menos habla cinco idiomas y son mayoría los que pose-
de Gran Bretaña en la zona. También hablan de las divergencia entre
en más de doce. Asombra y deslumbra la carnavalesca variedad de los
franceses y británicos en su apoyo a los griegos en su campaña militar
trajes.
para anexionarse parte de Asia Menor. En este sentido algunos diarios
11 Blasco Ibáñez, Vicente.: ob. cit., p. 249. mencionan un mayor acercamiento de Francia a los kemalistas a finales
12 Blasco Ibáñez, Vicente.: ob. cit., p. 132. de 1921.

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Sergio Vallejo Femández Cela La Caída del Imperio Otomano y lafimdación de la República Turca: ...

Tampoco escapó a la prensa española el apoyo de la nueva Rusia ( ... ) Este episodio del desastre griego a manos de los turcos parece
Soviética al movimiento nacionalista turco, sobre todo a partir del trata- como el retomo de una clásica tragedia histórica. El preludio. Otra vez
do de amistad Turco-Soviético de marzo de 1921. Los periódicos con- la ambición de Atenas más allá de todo principio de generosidad con-
servadores sugieren los peligros de un apoyo soviético a los pueblos tra el vencido y de libertad con todos. Soñaba Constantinopla con la
musulmanes y a los movimientos islámicos, mientras que los liberales creación de un Imperio en Asia Menor. Es decir, soñaba el rey
insisten en la oposición rusa a la influencia británica sobre los Estrechos Constantino, no los soldados griegos, que como buenos ciudadanos, es
del Bósforo y Dardanelos. Por último, hay que mencionar que la etapa decir, buenos liberales y demócratas, saben combatir por la libertad de
final de la guerra greco-turca de 1920-1922 es información de primera su patria cuando la intenta invadir y sojuzgar un bárbaro. Pero no con-
tra la libertad de otros pueblos.
página en los diarios españoles.
Periódicos conservadores como ABe, El Debate o Informaciones se No deja de llamar la atención esta identificación de griegos y turcos
refieren al abandono a los griegos en Esmirna y Asia Menor por parte de del siglo XX con griegos y persas de la Antigüedad, aunque Araquistain
los aliados, y publican abundantes noticias acerca de todo tiP.o de atro- es visiblemente crítico con las ambiciones del rey griego Constantino I
pellos por parte de las tropas kemalistas --con algunas a~uslOn~s ~ la y el Primer Ministro Venizelos de anexionarse la parte occidental de la
toma de Constantinopla en 1453-, en las que salen a relucrr los tOplCOS
península de Anatolia a expensas de una Turquía vencida, y amputado
sobre la crueldad turca, mientras que los diario liberales como El Solo
su territorio por el Tratado de Sevres.
El Heraldo de Madrid tienden a ser más mesurados en sus crónicas.
El triunfo del nacionalismo turco trajo otras evocaciones históricas.
La opinión sobre la guerra greco-turca por parte de los intelectuales
Xadurni Ximenez, arqueólogo y helenista mallorquin, fundador del
españoles se ve plasmada en las páginas de estos periódicos. En ellas
Instituto Arqueológico Iberoamericano de Atenas, y autor del libro
quedan reflejadas las distintas percepciones que tenían acerca del con-
L 'Asia Mineure en ruines (obra con un titulo significativo escrita a raíz
flicto, no exentas de tópicos y prejuicos, producto de visiones estereo-
del viaje que hizo con su amigo Cambó -viaje del que hablaremos más
tipadas de pueblos y culturas orientales; y siempre bajo un punto de
adelante- a Turquía por el Mediterráneo Oriental), escribió el 22 de
vista de superioridad occidental. Veamos algunos ejemplos:
octubre de 1922, en La Vanguardia, lo siguiente l4 .
Luis Araquistáin (1886-1959), político y escritor, y uno de los más La horda asiática otra vez a las puertas de Europa. No es en son de
lúcidos teóricos e intelectuales con los que contó el PSOE en la prime- vituperio que escribo la palabra "horda". El ejército de Mustafá Kemal
ra mitad del siglo XX, encontraba un interesante paralelismo, en un edi- se adjudica con orgullo este dictado. La horda -más propiamente
torial del periódico El Sol, entre las Guerras Médicas del siglo V a C. y "hordú"-, es en tártaro la asamblea, la reunión de hombres. Un cam-
la guerra de independencia turca de 1919-192213 : pamento de tropas es un "hordú". Un ejército que se mueve es un
"hordú"( ... )
( ... ) El recuerdo se agudiza aún, precisamente estos días cuando Grecia
toda por centésima vez va a ser derrotada por sus ambiciones y por los Las hordas de Atila, Gengis Khan y Timur Leng no eran avalanchas de
asiáticos, a quienes hoy apoyan los propios aliados que ayer aún cola- bárbaros sino ejércitos con su táctica, su disciplina, su organización.
boraban a vencerlos y desterrarlos de Europa. Erróneamente calificamos de hordas a las masas que carecen de aque-
Has condiciones. Nos extrañamos del contudente y rápido éxito del
Derrotaron los giegos a los persas porque eran hombres libres que ejército de Angora, cuando nada debiera extrañamos menos.
combatían por su libertad y la de todos; no aceptaban ni el yugo de
nadie, ni propio ni extraño, ni a nadie pretendían imponérselo. Su Bastaría con que nos hiciésemos cargo de que los turcos vencedores de
los griegos proceden directamente en línea recta de la horda, que era
Gobierno era una democracia; todavía no había penetrado en ellos el
virus del Imperio. una formación militar de primer orden. Los turcos son esencialmente
militares. En la paz, eH os degeneran.

13 Araquistáin, Luis.: "El reflujo", en El Sol, 10 de septiembre de 1922. 14 Ximénez, Xadumí.: "La revuelta del Islam", en La Vanguardia, 22 de octubre de 1922.

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Sergio Vallejo Fernández Cela La Caída del Imperio Otomano y lafundación de la República Turca: ...

El comentario de Xadurní Ximenez, si exceptuamos sus elogios serán sus pacifistas y sus descreídos los que lo contengan. En el Islam
hacia las virtudes militares otomanas, no está exento de la visión del no hay pacifistas ni descreídos. La cimitarra de Mahoma se encarga de
turco guerrero y nómada procedente de las estepas de Asia Central. acabar con ellos. Cada musulmán es, al mismo tiempo, un sacerdote y
Otra percepción del triunfo de los kemalistas nos la ofrece Ramiro un guerrero del Islam. Nuestro pacifismo y nuestro escepticismo no
de Maeztu (1876-1936). Para el pensador y ensayista, antiguo regenera- nos servirán para nada en la defensa de la civilización occidental con-
cionista del 98, que llegaría a ser posteriormente uno de los principales tra los mahometanos. El hecho de que se levanten centenares de millo-
pensadores del tradicionalismo católico español, el triunfo del naciona- nes de hombres en las fronteras mismas de nuestra civilización tiene
lismo turco en Anatolia frente a los griegos suponía un desastre para que transformar profundamente la vida de Europa.
Europa y para la civilización cristiana. El ideólogo español opinaba 10
Este artículo no tiene desperdicio a la hora de mostramos la imagen
siguiente, en El Sol, el 12 de septiembre de 1922 15 :
que tenía el pensador tradicionalista español del mundo musulmán. En
Ya se que pensarán del desastre sufrido por los griegos los blandos esta época, Maeztu, que había publicado artículos de marcado carácter
pacifistas que están tratando de emponzoñar Europa con su propia anglófilo mientras ejercía como periodista y corresponsal de guerra en
corrupción espiritual. Dirán que les está bien empleado a los griegos Europa, se deslizaba ya hacia posiciones conservadoras, después de
su desastre por haberse metido donde no les llamaban. Pero el español abandonar bruscamente su ideología liberal tras el conflicto.
con sentido histórico llorará casi como propia la derrota sufrida por los No es aventurado afirmar que subyace en el autor una especie de
griegos en el Asia Menor porque verá en la victoria de los turcos un idea de cruzada contra el Islam. No hay lugar a dudas sobre 10 que opina
episodio de la general revuelta contra la Cristiandad (oo.) Maeztu acerca de un movimiento de liberación nacional de un país
musulmán frente al dominio imperialista occidental: Europa --es decir,
(oo.) La intervención de los cristianos en países musulmanes es necesa- la Europa cristiana- debe dominar al Islam, siempre dispuesto a levan-
ria desde un punto de vista humanitario. No hay manera de incorporar-
tarse contra el orden internacional y comenzar una guerra de expansión.
los a la humanidad. El Islam es un orden social en el que los no maho-
metanos están virtualmente excluí dos del amparo del derecho, por que
No deja de llamar la atención su invocación a una '~ntervención huma-
en él no hay más ley que el Corán. Mientras los cristianos juzgamos de nitaria de los países cristianos en países musulmanei'. Pero además de
las gentes y de las propiedades con arreglo a Códigos civiles, neutrales la abundancia de tópicos y de su absoluto desconocimiento de la cultu-
en punta a religión, la jurisprudencia del Islam es religiosa (oo.) ra islámica y el Imperio Otomano, el texto del pensador español deja
traslucir también la ignorancia del autor en cuanto a los acontecimien-
(oo.) Cuando la Cristiandad interviene en países cristianos coloca al tos se desarrollaban en aquellos momentos en Anatolia. Más concreta-
musulmán al amparo de leyes que no se han promulgado en contra mente, Maeztu desconocía en absoluto el nacimiento del nacionalismo
suya, pero cuando el Islam interviene en países cristianos es para colo- turco y la lucha que llevaba a cabo el movimiento kemalista -y tam-
car al cristiano bajo el yugo de leyes expresamente en contra suya (oo.) bién cabe suponer, al propio Mustafá Kemal- para fundar un nuevo
(oo.) Pero el Islam no se ha contenido nunca en determinados territo- Estado de las cenizas del Imperio.
rios. El Asia Menor, lo mismo que el África del Norte, fué cristiana
antes de ser mahometana, y no fué la elocuencia de los sectarios de
Mahoma ni su fervor religioso lo que la convirtió al Islam, sino las
cimitarras de los musulmanes (oo.) Francesc Cambó y el nacimiento de la República Turca
(oo.) La superioridad científica de los pueblos cristianos ha permitido a Francesc Cambó (1867-1944), fue uno de los políticos más influ-
éstos, en el curso del siglo XIX, imponer un régimen de protectorado
yentes durante el primer tercio del siglo XX, no sólo en Cataluña, sino
y de capitulaciones a los mahometanos. Pero el Islam se levanta, y no
también en la política española. Fundador, junto con Prat de la Riba de
la Lliga Regionalista, impulsora a su vez de la confederación política
15 Maeztu, Ramiro. : "La revuelta del Islam" en El Sol, 12 de septiembre de 19922. Solidaridad Catalana en 1907, ocupó diversos cargos en los gobiernos

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Sergio Vallejo Femández Cela La Caída del Imperio Otomano y laJundación de la República Turca: ...

de concentración de Maura, García Prieto y Sánchez Guerra en el pe- tidad nacional en el repliegue hacia el corazón de Anatolia de las insti-
ríodo entre 1918-1923. tuciones del nuevo Estado, con el abandono de Estambul como capital.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera ---cuya instauración en y sobre esto puso un énfasis especial: el viejo y auténtico mundo turco
1923 coincide con el asentamiento del régimen Kemalista-, Cambó es el de las ásperas mesetas de Anatolia, lleno de virtudes campesinas
escribió dos obras que le caracterizaron como un fino analista de los y guerreras, frente a la ciudad de Estambul (que encamaba al espíritu
acontecimientos que sacudieron al Mediterráno durante los años veinte, de la antigua Constantinopla), urbe cosmopolita y decadente a la vez,
y de los procesos políticos que se desarrollaron en las sociedades ribe- cabeza de un Imperio multinacional. Para el político catalán, Turquía
reñas, desde su propia visión liberal conservadora. era fundamentalmente una potencia asiática, y su error fue haber queri-
La primera de ellas, sobre el nacimiento del fascismo italiano, do ser un Estado Europeo l7 :
Meditaciones y comentarios sobre problemas de política contemporá-
nea se publicó en 1925. En ella, el político catalán critica el movimien- ( ... )Turquía es esencialmente una potencia asiática, y por haber queri-
to y el supuesto regeracionismo que representaba para algunos. La do ser una potencia europea le han ocurrido todas sus desgracias, 10
segunda obra, titulada Visions d'Orient, además de en libro, apareció en mismo que el descubrimiento de América y las grandes gestas guerre-
forma de artículos en La Veu de Catalunya y El debate, a partir de enero ras de los Austrias iniciaron la decadencia de España.
de 1924, y es la que nos interesa aquí. El pueblo turco, pueblo de soldados, pastores y labriegos, salido del
A mediados de 1923, Cambó emprendió con algunos amigos un cru- interior de Asia, era entre el conjunto de razas asiáticas la más pura
cero en su yate Catalonia que le llevó de Triestre a Estambul (Cambó y sencilla, y por 10 tanto, lo más vigorosa. Por eso impuso su hege-
era un hombre muy rico gracias a sus acciones en diversas empresas), y monía sobre todos los pueblos musulmanes de aquel continente. La
cuyas impresiones quedaron reflejadas mas adelante en sus Memories. conquista de Bizancio, ciudad hechicera, corrompida y fatal, fué su
En el crucero le acompañaba su amigo y arqueólogo de prestigio por desgracia ( ... )
entonces, Xadurní Ximenez. del que ya hemos hablado anteriormente y Más la raza turca y Constantinopla eran entonces, y han sido siem-
que publicó un libro sobre el mismo viaje L 'Asie Mineure en ruines pre, las dos cosas más incompatibles que podían existir en el mundo.
(París, 1925)16. La raza es de un espíritu simplísimo: Constantinopla es, ha sido y
En Visions d'Orient Cambó explicó las transformaciones que se será siempre la ciudad más complicada del mundo. El turco, por raza
estaban produciendo en el Mediterráneo oriental como consecuencia de y por religión, desprecia el comercio y es incapaz de sentir la función
la 1 Guerra Mundial y de los posteriores tratados de paz. La obra del comercial, y Constantinopla es sobre todo la gran metrópoli comer-
cial de Oriente. El turco es radicalmente nacionalista, sus caracterís-
dirigente de la Lliga gira en tomo a dos ejes: el fracaso de las aspira-
ticas sociales rechazan toda influencia de raza ajena, y Constan-
ciones griegas de convertirse en un Estado hegemónico en aquella zona tinopla es, y será siempre (su situación geográfica le obliga), una ciu-
del Mare Nostrum, por un lado, y por el otro, el triunfo del movimiento dad esencialmente cosmopolita.
nacionalista liderado pro Mustafá Kemal.
Lo más destacable de Visions d'Orient es la percepción sobre el Para Cambó, las potencias europeas, a excepcion de Alemania, no
Gazi y el nuevo régimen político que despuntaba en Turquía. El políti- supieron apreciar el componente económico y humano del viejo
co catalán no veía en Atatürk a un mero caudillo militar metido en una Imperio Osmanlí. Tras la Primera Guerra Mundial, buscaban exclusiva-
aventura política, o con el objetivo de restaurar simplemente el orden de mente la liquidación y la desmembración de éste para establecer su
anteguerra, sino un estadista de envergadura cuyo objetivo era la rege- poder e influencia en sus antiguos territorios. Más aún, Gran Bretaña
neración y la modernización de la nación. pretendía la desaparición del Estado Otomano para lograr la subordina-
Cambó vislumbró la vuelta hacia las esencias de la nación turca ción del mundo musulmán. Consecuentemente, el juicio del político
como la única solución para el país, y la búsqueda de una renovada iden-

16 Morales Lezcano, Víctor.: "Turquía: del Imperio a la República ... ob. cit. p. 437. 17 Cambó, Francesc.: Visions d'Orient. Barcelona, Editorial Catalana, 1924, p. 116.

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Sergio Vallejo Femández Cela La Caída del Imperio Otomano y lafundacióll de la República Turca: ...

catalán sobre el Tratado de Sévres es categórico: no solamente fue de la política expansionista helena en Asia Menor, y sus consecuencias
una extrema dureza y profundamente injusto, sino que también provocó en la política interna, con la dimisión de Venizelos al frente del
la reacción turca en contra, favoreciendo la causa del nacionalismo18 . Gobierno griego y la abdicación del Rey Constantino 1, Cambó traza
En cambio, para el dirigente de la Lliga, el Tratado de Lausana sig- el desarrollo del movimiento nacionalista turco y de la aparición en
nificó el restablecimiento de la verdadera paz y la rectificación de la escena de Mustafá Kemal. El político catalán confiesa que tardó algún
injusticia del tratado de Sevres, además de la consecución la estabilidad tiempo en darse cuenta de la trascendencia de la empresa del futuro
y el equilibrio en el Mediterráno oriental en la posguerra19 : Atatürk. Fue un periodista holandés, procedente de Ankara, quien le
comentó lo que ocurría en el corazón de Anatolia, frente a las informa-
( ... ) Las negociaciones que precedieron al Tratado de Sevres -en las
ciones de gran parte de la prensa europea, que hablaban de bandas aven-
cuales todas las voces eran escuchadas para decidir la suerte de
tureras acaudilladas por un tal Mustafá Kemal, y cuyo objetivo era
Turquía, menos la de los representantes del Sultán-, marcan el últi-
mo momento de una decadencia secular. El armisticio de Mudania y el fomentar la anarquía en el Imperio Turc0 2o •
Tratado de Lausana -en cuyas negociacion los plenipotenciarios tur- Cambó se refiere a Kemal no sólo como un excelente estratega mili-
cos han hablado de igual a igual a los representantes de las grandes tar, sino también como un político inteligente, diplomático hábil y ver-
potencias-, son para Turquía el principio de una nueva era ( ... ) dadero guía espiritual de la conciencia de nacional. La trascendencia de
Atatürk estriba en su obra como político y estadista regenerador de la
En el orden materal Turquía obtiene la reintegración de la Tracia, lo
que da un magnífico ''hinterland''a Constantinopla, quedando total- nación turca y fundador de un nuevo Estado-Nación, y no en sus virtu-
mente suprimidas las desmembraciones territoriales y todas las limita- des como general organizador de un ejército que obtuvo un decisivo
ciones de soberanía que establecía y preparaba sobre Anatolia. En los triunfo sobre las fuerzas griegas, expulsándolas de Asia Menor.
Estrechos y el Mármara, formalidades defensivas que la naturaleza dió Para el político, la creación de la Gran Asamblea Nacional--en la
a Constantinopla, la victoria de Turquía sobre las grandes potencias que encuentra grandes semejanzas con la Convención Nacional de la
fué decisiva ... Turquía consiguió la realidad de su plena soberanía en Revolución Francesa- es también fruto de la talla política de Kemal.
los Dardanelos obligando a Inglaterra a retirarse de la formidable for- En aquella están representados todos los sectores del país y se ponen los
taleza de Chanak que los domina, después de desmantelar las fortifi- cimientos de la futura nación.
caciones que debían hacer de Chanak un nuevo Gibraltar ( ... ) Además, su visión del nacionalismo turco es totalmente positiva.
( ... ) Es verdad que a cambio de estas ventajas, Turquía acepta las Afirma que este nacionalismo tiene como objetivo no un simple cambio
desmembraciones arriba indicadas. Más si se observa que los repre- político, sino la transformación del viejo Estado Otomano en una nación
sentantes de Angora en Lausana no hicieron ninguna insistencia en nueva. En este sentido, Cambó difiere de la opinión conservadora del
reclamar la reintegración de la soberanía turca sobre Armenia, momento, que juzgaba negativamente el establecimiento de un Estado
Mesopo-tamia, Siria y Arabia, se comprende que estas amputaciones turco fuerte en Anatolia, con un territorio en suelo europeo, Tracia. Para
de territorio nacional no han sido nada dolorosas a los hombres de la el periódico Informaciones o El Debate, en su línea turcófoba de siem-
nueva Turquía. Y es que más que amputaciones de territorio nacional
pre, el Tratado de Lausana es un error que será origen de conflictos,
que debiliten, han sido extirpaciones de elementos extraños que han
facilitado la operación de una conciencia nacional turca. Puedo asegu-
frente al de Sevres, en donde se había perdido la oportunidad de echar a
rar que para los turcos de la nueva Turquía nacionalista, la separación los turcos del sureste de Europa para siempre.
de aquellos territorios habitados íntegramente por poblaciones no tur- Aunque los cambios que experimentaba Turquía eran incipientes en
cas no les ha dejado ningún rencor. el momento en el que el estadista catalán escribió Visions d'Orient, si
captó la profundidad de algunos de éstos. Cambó consideraba demasia-
Después de dedicar los primeros capítulos de su obra al fracaso de do radicales los intentos de separar la religión de la estructura del

18 Cambó, Francesc.: "El Tratado de Lausana", en El Debate, 5 de marzo de 1924.


19 Cambó, Francesc.: ob. cit. 3. 20 Cambó, Francesc.: ob. cit., pp. 135-136 ..

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Sergio Vallejo Femández Cela La Caída del Imperio Otomano y lafillldación de la República Turca: ...

Estado, y afinnaba que el nuevo régimen kemalista estaba practic~nd~, similar a las producidas por el orientalismo contemporáneo europeo.
si se aplicaba un esquema occidental, una política ne~amente antrrrel1- No obstante, sí puede hablarse de un afticanismo casi exclusivamente
giosa. Aunque atribuía la aplicaci~n de esta polítIca por part~ del centrado en Marruecos, que fue objeto de la mirada de escritores, polí-
Gobierno y la Gran Asamblea NaCIOnal, al deseo de romper radIcal- ticos, historiadores y publicistas desde mediados del siglo XIX hasta el
mente con el antiguo régimen Otomano. final del Protectorado en 1956.
En este sentido, el dirigente de la Lliga coincidía con la prensa con- Sin embargo, una investigación más exhaustiva podría ofrecemos
servadora, que también calificaba estas medidas de antirreligosas y alguna grata sorpresa, en el sentido de que sí hay una élite política e
jacobinas, aunque Cambó no compartía la opinión de periódicos como intelectual interesada por lo que ocurría en el Mediterráneo oriental y
El Debate o ABC, que objetaban imposible las tranfonnaciones del la Europa balcánica; esto es, los territorios que fonnaron parte del
nuevo régimen, e ironizaban sobre la capacidad de los turcos para vivir Imperio Otomano. Ese mismo interés puede vislumbrarse por el nuevo
bajo una democracia. Mientras que para diarios liberales como El Solo Estado que nace de las cenizas del Imperio, la República de Turquía. Por
El Heraldo de Madrid, el carácter laico de muchas de las refonnas con tanto, nos aventuramos a decir que este espacio geográfico y cultural
las que inciaba su andadura la República proclamada el 29 de octubre todavía ofrece terrenos sin explorar para la investigación tanto para his-
de 1923, significaba que el lacismo podría consolidarse en un país toriadores, filólogos, politólogos o islamólogos españoles. Las fuentes
musulmán. La abolición del Califato por la Asamblea Nacional el 8 de archivísticas, hemerográficas y bibliográficas están ahí.
marzo de 1924, tuvo también un eco en la prensa española, y tanto la
liberal como la conservadora, señalaban que este simbólico hecho
suponía la ruptura definitiva con el pasado Otomano, y representaba una BffiLIOGRAFÍA
nueva época, que abría las puertas a a la transfonnación política, social
y cultural de la nación turca. BLASCO IBAÑEZ, Vicente.: Oriente. Valencia, Editorial Prometeo, 1919.
El político catalán también vislumbró en su viaje los cambios que CAMBÓ, Francesc.: Visions d'Orient. Barcelona, Editorial Catalana,
se avecinaban y que transfonnarían el viejo Estado imperial en una 1924.
nueva nación. Aunque Cambó fué también crítico con la incipiente
República Kemalista en otro punto. Y es que pensaba que la ruptura CASTELAR, Emilio.: La Cuestión de Oriente. Madrid, La Ilustración
radical con el Imperio Otomano significaba también la desaparición de española y Americana, 1876.
algunas tradiciones del pueblo turco. Éste, según él, aún no estaba pre- DONOSO CORTÉS, Juan.: "Sobre la Cuestión de Oriente" en Obras com-
parado para asimilar tan rápidamente la democracia y las refonnas. pletas de Juan Donoso Cortés, Marqués de Valdegamas (Ed., prol.
Para Cambó -yen esto coincidía con los conservadores-, los pue- y notas de Carlos Valverde). Madrid, Biblioteca de Autores
blos no podían evolucionar al mismo tiempo que las minorías dirigen- Cristianos, 1970.
tes. Y éstas eran las únicas capaces de llevar a cabo las refonnas nece- GRUNEBAUM, Edmund Gustave Von.: El Islam. JI: Desde la caída de
sarias para la modernización de cualquier Estado. Constantinopla a nuestros días. Madrid, Siglo XXI (9 a ed.), 1990.
MANTRAN, Robert: Histoire de la Turquie. París, Preses Universitaires
de France (5 a ed.), 1975.
Conclusiones MORALES LEZCANO, Víctor.: Africanismo y Orientalismo Español.
Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1988.
Al comienzo de este trabajo nos planteábamos la hipótesis de que la - - - : España y la Cuestión de Oriente. (Prologo de Bernard Lewis).
ausencia de intereses directos de España en el Mediterráneo oriental y Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores (Biblioteca Diplomática
en los territorios del Imperio Otomano, no sólo se traducía en una esca- Española; 9), 1992.
sa investigación historiográfica en nuestro país sobre el tema, sino que - - - : "Turquía: del Imperio a la República. Una percepción españo-
no existía tampoco un corpus de obras tanto literarias o científicas la" en Journal ofAtatürk Research Center, (Vol. X, n° 29), 1994.

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Sergio Vallejo Femández Cela

SAlD, Edward.: Orientalismo Madrid, Ediciones Libertarias, 1990.


ZURCHER, Erik J.: Turkey: A Modern History. London, LB. Tauris & Co.
La Guerra Civil Española y Chile
Ud., 1993. (1936-1939)
Relaciones internacionales e imágenes políticas 1
FUENTES HEMEROGRÁFICAS Cristián GARAY VERA
Historiador
Profesor del Instituto de Estudios Avanzados
Diarios: de la Universidad de Santiago de Chile
ABe
El Debate Cristián MEDINA V ALVERDE
Heraldo de Madrid Historiador
Informaciones Profesor de la Universidad Católica
de la Santísima Concepción de Chile
El Socialista
El Sol
La Vanguardia
Revistas:
España. Semanario de la Vida Nacional
Los primeros aspectos de este trabajo fueron expuestos por los auto-
res en las "IX Jornadas de Historia de Chile" realizadas en La Serena,
Chile, entre e125 al 27 de noviembre de 1991. Desde entonces dicho tra-
bajo ha ido madurando y una primera versión, especialmente escrita
para la Fundación Mario Góngora donde ganó el Concurso de ese año
de "Avances de Investigación", fue impresa bajo el título Chile y la
Guerra Civil Española 1936-1939. Relaciones diplomáticas y paradig-
mas políticos (Santiago de Chile, 1994). Ese texto excluía la revisión
exhaustiva de la bibliografia, que apareció a su vez en el número 13 de
la Revista Chilena de Humanidades de la Universidad de Chile en 1992,
como también las correcciones y adiciones que el tiempo exige al texto
entonces escrito.
Por lo mismo se han reestructurado varias partes incluyendo la
modificación de su subtítulo, cambiado por "Relaciones internacionales
e imágenes políticas", que pensamos es más ilustrativo de su actual
contenido. Ello porque este trabajo tiene más en mente las visiones de
la historia de las relaciones internacionales y las aproximaciones más
clásicas de la historia política y de las ideas. Por cierto, que si algo

1 Desde 1991 se han publicado diferentes avances de investigación. Parte del trabajo de
investigación en archivos chilenos ha sido realizado por la historiadora Isabel Margarita González
Morandé. Se agradece la colaboración en la transcripción de este texto de las alumnas Ema Luz
Ulloa Castillo y Jeanette Ortíz Mellado de Charlin, ambas de Periodismo de la Universidad
Católica de la Santísima Concepción.

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Cristián Garay Vera y Critián Medina Valverde La Guerra Civil espaiíola y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...

hubiera que añadir en su universo interpretativo, se debería reconocer de los horrores cometidos por las milicias republicanas impulsaron a la
que su enfoque internacional obedece a la tesis que las rel~ci~nes de los izquierda chilena a tratar de diferenciar su Frente Popular del español.
Estados son inteligibles primero que nada por sus proplOS mtereses y Entonces parece discutible el prestigio interno del modelo que inspira-
solo subordinadamente, y más bien referido al discurso público hacia el ba la coalición. De haber sido tan irreprochable como pretendían, no se
interior, a nociones más abstractas de "comunidad internacional" que hubiesen molestado en dar explicaciones, ni garantías.
emergen de la tradición idealista 2 . De este modo se puede decir que las Esto pone de relieve la dificultad de la tarea historiográfica cuan-
relaciones del período son de práctica realista e intención idealista, con do tiene que optar en la interpretación de los actos sociales por expli-
toda la contradicción que ello pueda suponer. caciones que parezcan ciertas, pero que conservan su eventual carácter
Asimismo, hemos pensado que este carácter mixto se explica por- hipotético. Como la dificultad es mayor en el pensamiento que en el
que el objeto de nuestro interés: la retroalimentación entre el hecho hecho puro, en la medida que la historiografia se interna en las zonas
externo y el interno, entre la realidad o escenario internacional y el con- de la conciencia, pierde en seguridad, crece en sutileza y pierde en
flicto doméstico. Una situación que se repite no solo en la óptica chile- verosimilitud.
na, donde 10 español es revisitado como excusa o causa hondamente Sin embargo, ello no basta para caracterizar nuestro trabajo. Al
sentida para volverse un tema interno de gran repercusión. fin y al cabo el tema ha sido objeto de tratamientos monográficos
Los hechos son vistos entonces no sólo en cuánto "políticas de para otros países: así Beatriz Figallo en su excepcional trabajo "La
Estado Internacionales" sino también como lecturas ideológicas o cul- Argentina ante la Guerra Civil Española" (Instituto de Historia,
turales internas. Por ello, no basta efectuar la prosopografia de los Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Católica de
adherentes a los bandos, sino que es preciso evaluar las líneas de con- Rosario, Rosario, Argentina, 1996) se une a los de Consuelo Naranjo
tinuidad o ruptura que subyacen bajo el discurso ideológico. Orovio, Mónica Quijada y tantos otros que integran esclarecer el
El caso de Chile y España constituyó un caso singular, puesto que el impacto bilateral del conflict0 3. Esto quiere decir que historiadores
conflicto se extendió por una insólita combinación de discontinuidad de y expertos en Relaciones Internacionales conocen mucho más hoy
los signos políticos de los interlocutores chilenos y españoles. Este día, gracias a tales trabajos así como de otros elaborados desde ángu,-
hecho añadió otro elemento más de dramatismo a un proceso de por si los como el equilibrio del poder, el escenario internacional, las soh-
complejo. Para algunos observadores extranjeros, en el conflicto más daridades ideológicas o las acciones humanitarias, aspecto este últi-
que la definición de problemas autóctonos, se libró una lucha entre las mo en el que el trabajo pionero por excelencia ha sido el de Javier
ideas del Eje y las de la libertad e igualdad del pueblo, contra las fuer- Rubio.
zas de la Iglesia, la Banca y los poderes extranjeros. Para otros, el carác-
Por otra parte, no se ignora que la Guerra Civil Española fue un estí-
ter de la lucha fue de una liberación contra el marxismo, y más especí-
mulo intelectual para las élites políticas, diplomáticas e intelectuales
ficamente de una lucha contra fuerzas ateas y anticristianas, que se iden-
chilenas. Bajo su invocación se desarrollaron tesis y escuelas tales como
tificó con la Masonería y el Comunismo.
el Hispanismo, las ideas demócrata cristianas, el frente antifascista
Los estudios existentes han sugerido la hipótesis que los intelectua-
(Frente Popular) o la consolidación de la teoría jurídica de asilo.
les chilenos y la opinión pública se pronunciaron a favor de la
República, movidos por la magnitud de pronunciamientos de intelec- En el caso de la actividad diplomática aquélla se sometió al fragor
tuales que hubo. Aproximación que nos parece discutible; por ejemplo, de la discusión ideológica, y se reinterpretó en función a las necesida-
en el aspecto político partidista, diplomático y periodístico, las noticias des argumentales de los actores de la sociedad. Por ello la identificación

2 Se han tenido en cuenta el carácter estatocéntrico de las relaciones en esa época para 3 La tarea de esclarecimiento de este impacto sobrepasa incluso los límites de la lengua y la
ceñimos a los postulados de Aron y Morgenthau en este diagnóstico. Sin peljuicio de ello recien- civilización como lo comprueba Uriarte, C., "Las relaciones hispano-turcas durante la Guerra Civil
tes análisis de las relaciones internacionales para los años treinta apuntan más bien a un sello ide- Española 1936-1939", Madrid, 1995. Véase además Yraola, Aitor, "La repercusión de la Guerra
alista en la perspectiva de la construcción de una comunidad internacional que se frustró con el Civil española en los países nórdicos con especial referencia a Islandia, 1936-39", Cuadernos de
ascenso de los fascismos. Historia Contemporánea, Universidad Complutense de Madrid, N° 16, 1994, pp. 131-150.

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Cristián Garay Vera y Critián Medina Valverde La Guerra Civil espaííola y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...

de las simpatías no tiene mayor alcance si no se le fija de modo claro y España: una en la UNED de la cual no se han podido recabar mayores
comprensivo el valor de los acontecimientos. Fue evidente que los noticias desde hace años y tres más en ChileS.
hechos de la Guerra Civil española fueron manipulados en la vida En lo que respecta a las tesis toda lista debe comenzarse con la de
política chilena para una targiversación que hizo fortuna, pero que Francisco Riveaux Correa y otros, titulada La opinión pública chilena y
era inapropiada. En 1938 --en plena Guerra Civil- no se jugó en las la Guerra Civil Española (Santiago de Chile, 1985), realizada en la
elecciones presidenciales el destino de la democracia chilena. Universidad de Santiago de Chile bajo la dirección de Carmen
Menos aún la posibilidad de un régimen "totalitario" ni una tesis de Norambuena. Esta, utilizando prensa, reconstituye el perfil de la opinión
revolución marxista o anarquista. pública frente al conflicto tomando como indices diversos "sujetos
Por ello el vocabulario de la época, con sus menciones al fascismo tipos" como el hombre diplomático, el hombre religioso, etc., que entre-
y al marxismo hay que situarlo en este contexto. Ni avalancha azul, ni gan la visión dada por la prensa en boca de los respectivos actores. Es
parda, ni roja. Sí, pasión a raudales y una inveterada costumbre en la un trabajo importante por el anexo documental que contiene el índice de
política chilena para asumir y vibrar con los hechos externos y tradu- los artículos de prensa aparecidos en Chile en ese período.
cirlos a la situación interna. Por otro lado, entre los trabajos modernos impresos, la obra funda-
Finalmente, nunca está demás agradecer la gentil disposición de mental es la compilación colectiva de los profesores de la Pontificia
la Comisión Española de Historia de las Relaciones Internacionales Universidad Católica de Chile Juan Eduardo Vargas, Juan Ricardo
(CEHRI) para publicar este trabajo, especialmente el interés del Couyoumdjian y Carmen Gloria Duhart, España a través de los infor-
Profesor Dr. Don Juan Carlos Pereira que influyó decisivamente en mes diplomáticos chilenos, 1929-1939 (Santiago de Chile, 1994) que
actualizar su contenido, rectificar e incluso extenderse en aspectos no recoge las notas e informes del personal de la Embajada en el período.
abordados antes. Se trata de un libro capital, con una exégesis preliminar de los textos
muy coincidente con las apreciaciones contenidas aquí y fruto de una
investigación en paralelo.
Un estado de la cuestión Hechas estas precisiones podemos seguir con las tesis. Al menos
hay dos rescatables: el trabajo de Paulina Soto, Los intelectuales chile-
Las relaciones entre Chile y España durante la Guerra Civil tuvieron nos frente a la Guerra Civil Española (Valparaíso, Chile, 1986) y el de
un carácter excepcional en cuanto a su intensidad y dramatismo. En ella Verónica Leiva, Una aproximación a la visión de los intelectuales y
se debatieron temas como el asilo, la solidaridad internacional, la per- políticos chilenos frente a la Guerra Civil Española (Santiago de Chile,
secución religiosa, la inmigración republicana que configuran un con- 1989). Ambos centran su interés en la posición de los intelectuales com-
junto de interés al historiador. El tema por su parte ha gozado de buena prometidos respecto de la Guerra Civil y muestran el grado de compro-
salud, dadas las implicaciones de la pequeña pero cualitativamente miso de la intelectualidad progresista con la República.
importante migración republicana del Winnipeg y del más desconocido Referencias al tema en general se encuentran en el clásico de Mario
vapor Formosa. Películas como La Frontera (1991) de Ricardo Larraín Barros van Büren, Historia Diplomática de Chile (1541-1938) (Bar-
o la reciente acusación de Jorge Edwards, en Adiós poeta, al diplomáti- celona, 1970), que proporciona información de conjunto sobre la época
co chileno Carlos Morla Lynch sobre supuesta parcialidad en el asilo a y la actitud de la Cancillería. Aproximaciones específicas son efectua-
españoles, han mantenido el interés sobre el asunt0 4 . Este aspecto expli- das, a su vez, por uno de los autores de este texto, Cristián Garay Vera,
ca porque el tema no es del todo inexplorado. Existen cuatro tesis de en varias contribuciones que recoge la bibliografia, especialmente sus
grado que la han abordado, de un modo u otro, tanto en Chile como en trabajos --complementarios a este texto-- Chile, los vascos y la Guerra
Civil Española (Santiago de Chile, 1993), La inmigración del Winnipeg
4 En la actualidad un equipo del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de
Santiago de Chile (USACH) dirigido por la Dra. Cannen Norambuena y del que participan Cristián
Garay Vera y Alex Cornejo está concluyendo un libro sobre el aporte republicano a través de sus 5 Información del profesor Juan Eduardo Vargas Cariola, del Instituto de Historia de la
figuras más conocidas.
Pontificia Universidad Católica de Chile.

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Cristián Garay Vera y Critián Medina Valverde La Guerra Civil espa/iola y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...

(Santiago de Chile, 1993) y El conflictivo año 40 (Concepción, Chile, Raczynski, titulado Miguel Hernández y Carlos Morla Lynch del 4 de
1996) que ilustran distintos episodios no tratados aquí in extenso. Garay agosto del mismo año 7.
Vera sostiene tanto en éstos como en otros trabajos que hubo líneas de Las menciones de Neruda adolecen de numerosos errores u omisio-
continuidad en los conflictos que trascendieron las posiciones políticas nes, tales como el origen de la empresa del Winnipeg (que presenta
específicas de cada gobierno español y chileno, y que se entendían por como idea personal y no del Partido Comunista), el papel del diplomá-
10 que se consideraban la razón de Estado, su dignidad, presencia y tico Arellano Marín y las menciones llenas de inquina dirigidas a Morla
jerarquía internacional. Lynch, tratado de "Embajador" en el libro, cuando lo era en verdad
Para el estudio de las relaciones se cuenta con inestimable material Germán Vergara Donoso. Acusaciones que se emparentan con las que
chileno. De partida, las memorias de los dos diplomáticos más destaca- hizo en el Senado chileno en 1953, ocasión en que trató de impedir la
dos de la época. Aurelio Núñez Morgado, autor de Los sucesos de promoción de Morla Lynch a otro cargo. Polémica que ha originado su
España vistos por un diplomático (Buenos Aires, 1941), fuente obliga- propio raudal de libros, entre los cuales el más reciente es el de Juan
da en las cuestiones que nos ocupan y los extensos informes anuales a Guerrero Zamora, Proceso a Miguel Hernández. El sumario 2011
la Cancillería chilena de Carlos Morla Lynch titulados Memoria pre- (Madrid, 1990).
sentada al Gobierno de Chile correspondiente a mi labor al frente de Para el período posterior a la Guerra Civil, pero relacionada con
nuestra Embajada en Madrid durante la Guerra Civil (1937-1938- ella, tiene gran interés el libro de Jaime Ferrer Mir, Los españoles del
1939) (Berlín, 1939)6, utilizadas profusamente por el diplomático espa- Winnipeg. El barco de la esperanza (Santiago de Chile, 1989) que des-
ñol Javier Rubio en su libro Asilos y canjes durante la Guerra Civil cribe esa empresa con amplio uso de fuentes chilenas. Aunque omita
Española. Aspectos humanitarios de una contienda fratricida (1979) y fuentes diplomáticas y se muestre omnibulado por la versión de
vueltas a editar íntegramente en Juan Eduardo Vargas et al. (1994). Neruda, el texto es indispensable para el estudio de los republicanos en
Un valor más discutible como fuentes tienen las evocaciones de Chile.
Pablo Neruda, sobre todo las que se refieren propiamente a su rol en la Dentro de temáticas nuevas sobre el impacto de la guerra civil y pró-
migración del Winnipeg, tanto Confieso que he vivido. Memorias ximo a la perspectiva que nos anima, el Anuario de Estudios
(Barcelona, 1976) como Para nacer he nacido (Barcelona, 1978). De Americanos publicó un articulo de José Antonio González Pizarro
todas maneras Neruda es fuente insoslayable en toda revisión del papel (1989) que trata del impacto de la Guerra Civil Española en el
de los intelectuales comprometidos, en su obra España en el corazón: Catolicismo chileno, centrado en el uso de la prensa confesional y regio-
Himno a las glorias del pueblo en la guerra (1936-1937) (1937) que se nal, muy particularmente de El Debate de Antofagasta sobre el que pre-
puede situar en un contexto en la compilación de Hernán Soto Antología paraba un estudi0 8 . Paralelamente hemos conocido de los avances de
de la Solidaridad Chilena. España: 1936 (1996). una tesis de doctorado de José Díaz Nieva, cuyo resumen apareció en
Con respecto a los recuerdos del yate, el primero de estos libros ha Razón Española y que reporta la influencia falangista española en la
contribuido a oscurecer la actitud de la Embajada chilena. Es útil revi- política chilena9 .
sar en esta polémica dos artículos del "Suplemento Artes y Letras" de Entre tanto, la contraparte española registra pocos pero significati-
El Mercurio de Santiago de Chile relativos al asunto. El primero una vos títulos de interés amén de una vocación más clara para visiones
entrevista de Daniel Swinburn, Rafael Alberti: un juglar del siglo .xx,
del 5 de mayo de 1991 y el segundo, un artículo debido a Christiance
7 "El escribió (Neruda) excesivamente mal de Morla, que al fm y al cabo se portó bastante
bien con los republicanos hacia el fmal de la guerra. Mucha gente se salvó gracias a él", El
6 Estas tienen su origen en el infonne anual del Encargado de Negocios en diciembre. El Mercurio, "Suplemento Artes y Letras", p. E 15.
original se encuentra en Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores (AMRE) y se elaboró del 8 González Pizarro, José Antonio, "El Catolicismo chileno y la Guerra Civil española 1936-
resumen de los despachos a Santiago. Sobre su recepción en Chile ver Archivo de Referencias 1939. Notas y materiales para su estudio", Anuario de Estudios Americanos, T. LXVll, Sevilla,
Críticas de la Biblioteca Nacional, Expediente "Carlos Morla Lynch", en especial el artículo de 1990., pp. 541-580.
Joaquin Edwards Bello, "Un libro sobre refugiados españoles en la Embajada de Chile en Madrid", 9 Días Nieva, José, "Origen falangista de la democracia cristiana chilena", Razón Española,
La Nación, Santiago de Chile, 29-1-1941. N" 54, julio-agosto, 1992, Madrid, pp. 80-84.

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Cristián Garay Vera y Critián Medina Valverde La Guerra Civil espmiola y Chile (1936-1939). Relaciones intemacionales e...

generales que para el específico tratamiento bilateral. Esto se puede Estos trabajos permiten, en fin, situar los objetivos e inspiraciones de
explicar por dos motivos. La primera es el relativo poco peso de la rela- la diplomacia franquista desde el primer y reducido Despacho
ción entre Chile y España y el mayor interés por los países europeos y Diplomático en Salamanca.
otros Estados iberoamericanos como México, Cuba o Argentina. Lo Pero el principal trabajo que nos sirve se escapa a estas dos orienta-
segundo, es la inmersión creciente del tema dentro de aspectos más ciones. Es el del diplomático Javier Rubio, autor de Asilos y canjes
amplios de política internacional como la cuestión de una sociedad durante la Guerra Civil Española. Aspectos humanitarios de una con-
internacional o de un esquema de seguridad colectiva fracasada en tiendafratricida (Barcelona, 1979) sólidamente documentado y con una
manos de la Sociedad de las Naciones. perspectiva global del tema del asilo. Por cierto Rubio se refiere exten-
La moderna historiografia española ha situado el tema de las rela- samente en dicho libro a la labor de Núñez Morgado y la Embajada chi-
ciones diplomáticas con Iberoamérica dentro dos tesis principales. El lena aunque tiende a minusvalorar la obra de Morla Lynch. Debido a
idealismo de la II República y su participación en proyectos de una que el asilo, a pesar de la importancia que tuvo, no ha sido tratado por
sociedad internacional. Y la crítica del proyecto franquista como expe- la historiografia chilena especialmente, resalta con mayor fuerza la
rimento neoimperial. valoración del accionar chileno por Rubio:
Son varios los estudios sobre la política exterior republicana y su
énfasis en la construcción de un nuevo modelo de comunidad interna- Chile, por su tesón en la defensa del asilo, y su amplitud e impar-
cional. Una buena introducción es el artículo de Juan Carlos Pereira y cialidad a la hora de su concesión, merece, en verdad, uno de los pri-
José Luis Neila, "Las Relaciones Internacionales de la II República", meros puestos de honor dentro de la geografía de acciones humanita-
dentro del libro editado por Juan Bautista Vi1ar, Las relaciones inter- rias que produjo nuestra última, larga y sangrienta contienda civil 10.
nacionales en la España Contemporánea (Madrid, 1989). Por su parte,
María de los Angeles Egido León ha establecido las ideas sobre rela- La obra pone el asunto dentro del esfuerzo hispanoamericano por
ciones exteriores previas a la Guerra Civil enLa concepción de la polí- consagrar el asilo en suelo europeo, tentativa que muchos países occi-
tica exterior española durante la II República (Madrid, 1987). Por dentales rechazaban, entre ellos Estados Unidos y Gran Bretaña.
cierto hay varios trabajos más específicos, y dentro de estos destaca- Menos extenso y más situado en el ámbito político que humanita-
mos dos tesis realizadas en España y que atañen al tema de investiga- rio es el artículo de Jean Bruge1 y Mónica Quijada, "Chile, Spain and
ción. La de Francisco Quintana, La política exterior de la 11 República Latin America: The right of Asy1um at the Onset ofthe Second World
española: Salvador de Madariaga y la Sociedad de las Naciones War", en Journal of Latin America Studies (Cambridge, 1990) que
(SDN) (1931-1936) (Madrid, 1986), y la de Nuria Tabanera García,La aborda la política exterior de Chile en el breve lapso de abril de 1939
política hispanoamericana de la 11 República Española. 1931-1936 y enero de 1940. Aunque no compartimos sus enfoques incorpora de
(Madrid, 1984) que dió lugar a su libro Ilusiones y desencuentros: la manera relevante la bibliografia anglosajona, especialmente el trabajo
acción diplomática republicana en Hispanoamérica (1931-1939), de los compiladores Max Fa1coff y Frederic Pike en The Spanish Civil
(Madrid, 1986). War: American hemispheric perspective, (Nebraska, Estados Unidos,
Al segundo enfoque corresponden los textos de Eduardo 1982) cuyo capítulo sobre Chile se debe al conocido historiador Pau1
Gonzá1ez Calleja y Fredes Limón Nevado, La hispanidad como ins- Drake.
trumento de combate. Raza y imperio en la prensa franquista duran- Más conectados con los enfoques de Rubio es el trabajo publicado
te la Guerra Civil Española (Madrid, 1988), el de Lorenzo Gómez- en la revista Historia y Vida de José Luis Rodríguez Jiménez, "La
Esca10nilla, Diplomacia franquista y política cultural hacia Iberoa- 'Quinta Columna' en la Guerra Civil" (Barcelona, 1987), con uso de
mérica 1939-1953 (Madrid, 1988), el de Florentino Portero, Franco documentos del Servicio Histórico Militar provenientes de la antigua
aislado. La cuestión española 1945-1950 (Madrid, 1989) y posterior-
mente el de Rosa Pardo, Con Franco hacia el Imperio. La política
10 Rubio, Javier, Asilos y canjes durante la Guerra Civil Española. Aspectos humanitarios de
exterior española en América Latina, 1939-1945 (Madrid, 1995). una contienda fratricida, Planeta, Barcelona, 1979, p. 354.

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Cristián Garay Vera y Critián Medina Valverde La Guerra Civil espa/iola y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...

Dirección de Seguridad republicana que se ocupaba de las embajadas. Gaete, Julio Molina, Enrique Gómez, Eduardo Anguita, Juvencio Valle,
El otro artículo interesante, en la misma revista, concordante con Rubio, Helio Rodríguez, Eduardo Molina y Pablo Neruda l2 . Por su parte el
es el de Beatriz y Carlos Engel titulado El cuerpo diplomático extranje- opúsculo, La Revolución Española de Octubre incluyó testimonios de
ro en el Madrid de la Guerra Civil (Barcelona, 1985) que ilustra muy prohombres de izquierda y el prólogo del escritor Henri Barbuisse. Más
bien los sinsabores del mismo. tarde, en 1937, la editorial Panorama contribuyó con otro título,
La Guerra dejó dos obras artísticas del lado nacional. La obra teatral Romancero de la Guerra Española.
de Joaquín Calvo Sotelo titulada La vida inmóvil (Valladolid, 1939), Los partidos de derecha también contribuyeron a la serie de publi-
y el relato de Samuel Ros, Meses de esperanza y lentejas. (La embaja- caciones sobre el tema. En 1937 la Biblioteca del Partido Liberal editó,
da de Chile en Madrid) (Madrid, 1939). con prólogo de un discreto "O.VV.", el folleto de Francisco Cambó Los
Para explicar la profusión de estudios hay que manifestar que no fal- Frentes Populares que denunciaba el carácter totalitario del socialismo
tan los documentos.Tanto el Archivo del Ministerio de Asuntos y de los Frentes Populares y cuestionaba la legitimidad del Gobierno
Exteriores de España, admirablemente organizado, como el fondo del de republicano l3 . El editor justificaba la edición diciendo:
Relaciones Exteriores de Chile tienen decenas de volúmenes concer-
nientes a diversos aspectos de las relaciones bilaterales, en las cuales Son muchos los aspectos comunes entre la vida política española y
por cierto el económico es el de menor importancia. chilena para que el criterio menos pesimista no advierta la gravedad
que extraña esta semejanza para el porvenir de nuestro país l4 .

La Guerra de Las Publicaciones El material proporcionado permitió a El Diario Ilustrado comentar


extensamente el punto de vista de Cambó en un artículo denominado
Naturalmente al hablar de fuentes es necesario destacar los escritos "Aquí como allá", sin firma, que denunciaba la naturaleza de la alianza
de propaganda. Como en otros países, la Guerra exaltó las pasiones y "aparentemente" burguesa que amparaba al Frente Popular 15. Otro tanto
ello dio pábulo para que muchos escribieran sus puntos de vista. haría El Mercurio con la firma, esta vez, de José Miguel Echeñique
Amigos y enemigos de cada bando fueron generosamente difundidos y Gandarillas, un asiduo colaborador l6 .
fmanciados por los chilenos, que así tomaban partido. La actividad principal de la filial de la Falange Española Tradicio-
Por 10 pronto el sector republicano concedió gran importancia a la nalista (la FET) fue propagandística. Con apoyo e infraestructura de la
labor propagandística, tanto gráfica, como filmica y escrita. Por ello no representación la FET se imprimieron las Memorias íntimas y secretas
extrañó que al articulado apoyo desde España se sumaran una serie de de Azaña, que denunciaban a aquel político republicano. También tuvo
partidos políticos para defender la República. La Editorial Panorama fue injerencia por medio del representante de la FET en Chile, el escritor
de estas entidades creadas ex profeso la más importante en la impresión Samuel Ros, que era el editor de El Boletín de Información Española
de libros durante 1937. Así por ejemplo los libros de Luis Enrique (1938) que aparecía los miércoles, así como la revista mensual, Azul
Délano, Cuatro meses de Guerra Civil en Madrid (1937), destinado a
contrarrestar la visión de la prensa chilena 11, o el colectivo Madre
12 El texto fue rescatado del pasado por Hernán Soto quien hizo una reedición del mismo
España. Homenaje de los poetas chilenos, donde escribían nada menos
bajo el título de Antología de la solidaridad chilena: España 1936, Editorial Lom, Santiago, 1996,
que Vicente Huidobro, Carlos Prendez, Pablo de Rokha, Gerardo Segue1, el que añade textos de Neruda y Gabriela Mistral (premio Nobel de Literatura) sobre el mismo
Julio Berrenechea, Winett de Rokha, Blanca Luz Brum, Volodia tema.
13 Cambó, Francisco, Los Frentes Populares, Talleres Grafs. Cóndor, Santiago de Chile,
Teiltemboin, Rosame1 de Valle, Braulio Arenas, Hemán Cañas, Robinson
1937.
14 Ibidem, p. 4, prólogo.
15 Diario ilustrado, 7 -1- 1937, "Aquí corno allá". El periódico reprodujo luego parte de su
11 Délano decía: " ( ... ) puedo afinnar categóricamente que un buen porcentaje de las infor- articulo en su suplemento dominical con el título de "Causas de la Revolución española", 17 - l -
maciones aparecidas en ellos peca de exageración, de ingenuidad o de falsedad,", en Délano, Luis 1937.
Enrique, Cuatro meses de Guerra Civil en Madrid, Editorial Panorama, Santiago, 1937, p. 6. 16 El Mercurio, 9 -1- 1937, "Juicio sobre la GuelTa de España".

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(1939) Y el semanario informativo, La Voz de España (1938-39). remecido cada cierto tiempo por las visitas españolas: Ossorio y
Formalmente estos eran distribuidos por la División de Prensa y Gallardo, Montes, Ros o Prieto por ejemplo, que venían a difundir sus
Propaganda de la Embajada nacional y posteriormente desaparecieron visiones. Eso, sin olvidar el cariz político de asistir a las presentaciones
por falta de fondos. También por obra de la delegación oficiosa de artísticas de un Segovia (nacional), Xirgú o Alberti (republicanos). Sin
Burgos en Santiago de Chile se tradujo de la revista The Nineteen esas pasiones es imposible reconstruir el impacto de la guerra.
Century and after, en su volumen de abril de 1937, el artículo del britá-
nico Douglas Jerro1d (el gestor del viaje de Franco en el Dragón Rapide
al norte Africa) que defendía la postura nacionalista ante los lectores El juicio de los protagonistas
británicos. Anteriormente a estas publicaciones se imprimía también en
Santiago de Chile España Brava (1937-39). También publicó folletos de Entre los factores más gravitantes de la posición de ambos Estados
Gregorio Marañón (La Revolución Española) y de Doug1as Jerro1d se encontraban las simpatías políticas de los Embajadores y cuerpo
(Impresiones y reflejos de España). La traducción de Marañón era la pri- acreditado. Respecto del caso chileno la posición expresada por el
mera en castellano del artículo publicado en la Revue de París el 15 de Embajador Núñez Morgado, verificable en sus memorias, fue de pro-
diciembre de 1937 y recibió en 1938 una extensa nota firmada por gresiva hostilidad al régimen republicano, una vez iniciada la Guerra, de
Manuel Vega en El Diario Ilustrado. En ella se hizo notar el pasado irre- marcada afinidad al bando nacional, y dentro del mismo al falangista.
prochable del escritor, y sobre todo su impronta testimonial, como hom- Ello, pese a su origen político izquierdista, como senador radical-socia-
bre de ciencias, patriota y desapasionado observador político. Vega des- lista. Incluso la Guerra Civil modificó sus posiciones religiosas, pues se
tacó del opúsculo su idea del conflicto como el choque entre el comu- convirtió al catolicismo. Explicando luego su postura diría:
nismo oriental, antidemocrático, y el régimen anticomunista, europeo y
españolista. Lucha que, en la zona republicana, significaba pura y sim- Para el Embajador de Chile -dice- no había distingos de clase ni
plemente la resistencia contra la sustitución de la identidad española por de sangre: todos eran hermanos en el dolor de ver a su patria pisotea-
la soviética17 . da por el marxismo extranjero (oo.) y el Jefe de Misión compartió con
Tratamiento adverso recibió por cierto, en el mismo medio, el libro ellos su pan y su abrigo 19.
de Délano. La crítica, firmada por R.B. insistió en la falta de ecuanimi-
dad del libro, y en su pretensión de mostrar un Madrid normal bajo la Similar juicio condenatorio de la experiencia republicana y sobre
República. El tema de los bombardeos fue señalado como un ejemplo todo de 10 que se denominó la "Revolución Española" se encuentra en
del desequilibrio del autor l8 . la Memoria presentada al Gobierno de Chile correspondiente a mi
Todo lo anterior dio al ambiente editorial una significativa activi- labor frente de nuestra Embajada en Madrid durante la Guerra Civil
dad. La que repercutió en los comentarios de libros, conferencias y (1937-1938-1939) de Carlos MorIa Lynch, el funcionario más antiguo y
publicaciones. Es dificil pues asentir a la idea que toda ella fue mono- permanente de la delegación en Madrid. Quizás en un tono más ponde-
polizada por los republicanos, y más bien hay que asentir a que pese la rado más equilibrado, incluso inquisidor respecto de su antiguo jefe,
"mayoría" se inclinaba por la República, la conflictiva adscripción a la Núñez Morgado, pero contrario al fm y al cabo de la República post
realidad chilena hacía que las opiniones sobre todo de la prensa estu- 1936. La posición, a su vez, del representante oficioso ante Burgos,
vieran más equilibradas. Un escenario criollo de por sí complicado, Enrique Gajardo Villarroe1 era favorable al bando nacional, como 10 fue
igualmente el de su sucesor oficial ante Franco, Germán Vergara
Donoso quien era amigo personal de connotados falangistas como
17 El comentario fue publicado en Diario Ilustrado, 7 - 11- 1938, "Los libros": La revolu-
Rafael Sánchez-Mazas o Víctor de la Serna. Por 10 demás, Gajardo tenía
ción espmiola, por Gregorio Marañon.
18 "Aparece a primera vista que los únicos que lanzan bombas son los nacionalistas ( ... ) En
cambio, si se observa el caso de las bombas gobiemistas, estas si que actúan con equidad. Ven a un
niño y le hacen el quite. Vana caer sobre una mujer y se detienen", Diario Ilustrado, 28 -IV -1937, 19 Nuñez Morgado, Aurelio, Los sucesos de España vistos por un diplomático, Talleres José
"Un chileno ante la Revolución Española". Luis Rosso, Buenos Aires, 1941, p. 271.

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una visión más pragmática, menos comprometida con el asilo, y más (oo.) hasta hoy Dios mediante ha sabido mantener integralmente la
fijada en la idea que Chile había conseguido un sitial en la España de dignidad de cargo 24 .
Franco y había que traducirlo en ventajas económicas y políticas, para
la cual los escrúpulos de imparcialidad de Morla Lynch perjudicaban los Por 10 demás, los representantes chilenos defendieron sus posicio-
intereses del Estado chileno 20. nes en condiciones muy desfavorables. Núñez Morgado pagó de su
De la documentación chilena se desprende que Núñez Morgado eje- propio peculio las camas y enseres para la masa de refugiados. Morla
cutó una política de hechos consumados, que la Cancillería no trascen- Lynch vivía con 53 personas en su departamento, y en su época más
dió a Valencia, consiguiendo el efecto de hacerle creer a esta última de relajada estuvo con 25. Con los teléfonos intervenidos y con un espio-
una colusión completa de perspectivas entre el Embajador, la naje persistente, rojo y blanco, pues todas sus acciones eran conocidas
Cancillería y el representante en Londres (Edwards)21. Pero habría que en Burgos y Valencia antes que en Santiago de Chile, sobrevivían al
decir que su inspiración fue más humanitaria que política, ya que sus chismorreo interior y exterior. Pero ninguno de los dos quiso abandonar
declaraciones de rechazo a la ideología frentepopulista fueron posterio- a los asilados ni trasladarse a otro lugar más seguro, en busca de una
res a estos actos. De hecho, mantuvo la preocupación humanitaria con seguridad o estatus que no les llamaba la atención.
los vascos y los civiles del Alcázar de Toledo, como parte de lo que el Por su parte, en el caso español hubo similar proceso de radicali-
mismo consideraba su acción como "censor moral" de la República 22. zación, pero enmarcado en la afinidad con el naciente Frente Popular.
Núñez Morgado hizo más odiosa su posición porque entendió como un El actor único aquí fue Rodrigo Soriano, Embajador hasta 1939 de la
deber, en cuanto decano del Cuerpo Diplomático que restaba en Madrid, República, funcionario que llegó a estar estrechamente ligado a la
trasmitir todas las quejas de los demás diplomáticos con la misma ener- izquierda local y especialmente al Partido Socialista, el que calificó en
gía que si fueran sus propios intereses y argumentaciones2 3. cierta ocasión del más confiable, y por 10 cual una vez cesado en el
Dadas las pasiones no era dificil en ese momento personalizar los puesto continuó residiendo en Chile y luego Argentina. Al igual que
conflictos. Alvarez del Vayo confesó que un elemento determinante en Núñez Morgado, iniciaba su misión premunido de un formidable ante-
la expulsión de hecho de Núñez Morgado fue la antipatía que desperta- cedente: su amistad con Alessandri Palma en su exilio en París. Sin
ba aquél y Miaja. Por otro lado Núñez Morgado respondía con la mone- embargo, a poco andar esta percepción fue cambiando. Soriano se sin-
da yen su telegrama dell0-III-1937 describe la actitud de Miaja como tió contrariado con la posición crítica del Gobierno y de su antiguo
un intento por librarse de él, censor de la República ante sus abusos, que amigo que se hacían a su juicio eco de la prensa derechista. Segundo
según su propia descripción: no supo manejar bien los casos en que la intervención de Alessandri
se debía a motivos personales o familiares, como el fusilamiento
del Capitán Mata y Contreras o el de los descendientes de Cristóbal
Colón.
20 Para esto basta verificar la polémica entre ambos, Archivo del Ministerio de RR.EE. Con sus informes contribuyó a caracterizar en Valencia a la
(AMRE), Vol. 1.666 y V. 1.967. Por ejemplo, en los telegramas N° 13 (6 - VI- 1938) y W 18 (24
- IV - 1938) de Gajardo, así como del W 71 (13 -IV - 1938) YW 89 (9 - V - 1938) de MarIa Lynch. Cancillería chilena como falaz respecto de sus sentimientos. Todos los
21 Vargas, Juan Eduardo; Couyoumdjian, Juan Ricardo; Duhart, Carmen Gloria, España a incidentes los explicó merced a una supuesta conspiración sudamerica-
través de los informes diplomáticos chilenos 1929 - 1939, Biblioteca de Historia de América, na anticomunista. De acuerdo a sus impresiones ese pacto ya estaba for-
CSIClEditorial Antártica, Santiago de Chile, 1994, pp. XXIX Y XX.
22 Núñez Margado, Aurelio, Op. Cit., p. 135. Esta expresión se encuentra también en su malizado con motivo de unas reuniones acerca del peligro comunista en
correspondencia, por ejemplo en AMRE, V. 1.616, telegrama de Núñez Morgado a Cancillería, Río de Janeiro, Brasil, en septiembre de 1936. E incluiría a Perú,
Madrid, 10-111-1937, cuando habla que la República quiere "librarse del censor que tiene autoridad
moral incontestable".
23 Núñez Margado es, desde este punto de vista, una especie de antecesor avant la lettre del
moderno analista de Derechos Humanos, con sus mismos sesgos parcializantes y menos un diplo- 24 AMRE, V. 1.616, telegrama de Núñez Margado a Cancillería, Madrid, 10-111-1937.
mático tradicional. Esto se entiende dentro del contexto mayor, ya que efectivamente no era un fun- Respecto de este punto de vista en su libro ya citado, se produce una radicalización que a juicio de
cionario diplomático sino un político activo de izquierda al momento de ser nombrado por estudiosos como Rubio se acrecentó por lo que Núñez Margado consideró ofensa de la República
Alessandri Palma. hacia él.

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Bolivia, Argentina, Uruguay, Colombia y Brasil. Según su análisis la les, impidiendo el reconocimiento de Franco. Sensación que se confIr-
actitud de Chile era importante porque sería la señal de un rompimien- ma, como se desprende de su documentación, numerosas veces respal-
to colectivo: a un hecho como este -aseveraba en carta de Rafael Ureña dando su afmnación que Santiago de Chile cambiaría de actitud una
fechada en octubre de 1936: vez liberados sus asilados2 7 .
La convicción que la Cancillería chilena era falaz y que se esperaba
( ... ) seguiría seguramente el de Brasil, Perú, Argentina, etc., pues
de ella sólo la resolución del asunto de los refugiados para romper con
así está convenido y lo, que es aún más grave, el reconocimiento casi
inmediato del gobiemillo faccioso de Burgos 25 .
España se debió en gran medida a la percepción de la Embajada repu-
blicana en Santiago de Chile. Puede ser ilustrativo al respecto las decla-
De acuerdo a sus informes su existencia le habría sido confmnada raciones que, a su retorno, expresó el segundo secretario de la misma,
verbalmente por Cruchaga Tocornal. Pero como los hechos posteriores Aldave, afmnando que Chile sólo esperaba el desenlace positivo del
le fueron adversos a su tesis hubo de conformarse con la reiteración de asunto de los asilados para romper.
la amenaza de ruptura. Chile, quizás por cálculo o por confmnar su Soriano intervino activamente en la vida política chilena y conside-
posición humanitaria, resolvió no apoyar la ruptura de Uruguay como sí ró el Frente Popular local como la reedición del modelo español. Por
hicieron Guatemala y El Salvador. Argentina, por su parte, entró en ello se emocionó con el triunfo de Aguirre Cerda, esperando que ello
negociaciones aparte de las del Cuerpo Diplomático (es decir de Núñez significara una activa solidaridad internacional con la República. Pero,
Margado) y obtuvo su propia evacuación. Chile, más tarde, rechazó para su decepción, la primera declaración del nuevo mandatario fue rei-
considerar -y se lo comunicó a Valencia- la petición uruguaya de vindicar el asilo, lo que para el constituía un agravio. Peor aún, Soriano
dar beligerancia a Burgos. fue absolutamente sorprendido por el reconocimiento de Franco, ya que
Pero incluso esta lista de países conspiradores fue reducida por según sus relatos se le habría prometido la mantención de las relaciones
Soriano posteriormente, el cual la reiteró demasiado a sus superiores del con la República. La pasión que colocaba Soriano en sus informes se
Ministerio de Estado, para no sospechar en un cuestionamiento de sus puede ilustrar con el hecho que con ocasión de la matanza del Seguro
informes. En efecto enjulio de 1937 le escribía a José Giral: Obrero, de fecha 9 de septiembre de 1938 al Ministerio de Estado, sugi-
rió que el inspirador de la revuelta nazi era el propio Alessandri al que
Chile por sí sólo, aún siendo su amistad tan interesante para tachaba de pro fascista y admirador de Mussolini28 . Sus descripciones de
España, y aún pesando mucho en nuestras relaciones, supondría poco Chile y su situación chilena llegaron con el tiempo a ser francamente
sino estuviera ligado al Brasil, Perú, Argentina, Uruguay, Bolivia, inverosímiles, como por ejemplo cuando comparó a Alessandri y al
Paraguay, etc., por el pacto llamado Anticomunista del que ya di varias Chile de 1938 con Calígula y la Roma de la decadencia.
veces detallada noticia al Ministerio ... Este pacto sudamericano no es El sucesor de Soriano, esta vez de Franco, el Encargado de
fantástico sino real y efectivo y lo tengo confirmado por los propios Negocios Tomás Súñer y Ferrer, se puede considerar por el contrario
Ministros de Relaciones y el presidente (Alessandri)26 . como un hombre bien informado y ponderado. Sin embargo estaba las-
trado por el nivel equívoco de la información dada por el antiguo
Como los hechos no caminaban por el sendero de sus predicciones, Despacho Diplomático dirigido por José Antonio Sangroniz, hijo de una
Soriano se explicó el no reconocimiento de Franco debido a la influen- chilena. Este, por ejemplo, consideraba poco confiable a Maria Lynch
cia estadounidense, la que -en su interpretación- dominaba el conti- por haber representado a Chile ante la República. El nivel de informa-
nente. El asilo se convirtió hacía 1937 en una auténtica arma para ción tampoco era mejor en otros niveles de Asuntos Exteriores, pues el
Valencia, que impidió la evacuación masiva -salvo cuando lo juzgó Conde de los Andes informaban en nota desde Biarritz el 3 de marzo
favorable (México y Argentina)- para mantener las relaciones oficia-

27 Por ejemplo, ver AMAE, R. 998, Exp. 14.


25 Archivo del Ministerio de AS\llltos Exteriores (AMAE), Legajo R. 1.060, Expediente 194.
. .28 AMAE, R. 1.071, Exp. ~. Es Alessandri quien aplicando \llla legislación sobre seguridad
26 AMAE, R. 997, Exp. 38, Carpeta 1.
mtenor, pensada para los comurustas, sofoca el motin nacional-socialista sangrientamente.

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de 1939, al Conde de Jordana, Ministro de Asuntos Exteriores, que El 14 de julio Oliván procedía de acuerdo al visto bueno de sus
Gajardo: superiores, y presentaba una segunda nota de protesta sobre el anterior
incidente acusando a Santiago de Chile de apoyar la campaña de pren-
( ... ) según sus relaciones en Ginebra es muy rojo de simpatías 29 .
sas y sobre todo atacando al Frente Popular. En agosto de 1940, el
El reemplazo de Súñer por Federico Oliván y Bago fue una de las Marqués de los Arcos, en carta desde Montevideo,juzgando los antece-
causas de los desentendimiento s con la representación franquista. dentes en el propio Ministerio, consideraba que los informes de Oliván
Oliván, con anterioridad, había sido consejero cercano a Sangróniz. Al habían sido exagerados 33 . Por lo demás, el Gobierno franquista estaba
llegar a Santiago de Chile reprodujo automáticamente las mismas cate- dispuesto a ceder en cuánto el asilo, entre otras cosa porque conforma-
gorías que había conocido en España. Su comprensión de las peculia- ba una dimensión importante de sus relaciones con Hispanoamérica
ridades de la política local era escasa. Se veía ofendido constantemen- concordar un entendimiento permanente y logra también salir del aisla-
te por las expresiones de la prensa políticas oficialistas, en las que miento diplomático. Indicativo de esta disposición fue que Ramundo
creía ver una política de gobierno, con las que Súñer había tratado sin Fernández-Cuesta, embajador en Brasil, no se pronunció abiertamente
darles rango oficial y sin perturbar su misión. Oliván representaba la por desautorizar el asilo al diario O'Globo, ya que era objeto de la nego-
política de la dignidad que propiciaba el franquismo y que trataba de ciación y el apoyo de Getulio Vargas a Franco en este punto pasaba por
el reconocimiento del mismo.
inducir a aceptar la legitimidad del Régimen Nacional, y a obtener un
respeto correlativ030 . De allí su insistencia en exigir el control de la
prensa.
La ruptura de 1940 puede considerarse un efecto de los juicios de Las complejas relaciones
Oliván. La intervención de un representante de la Confederación de
Trabajadores de Chile, desde La Moneda, en términos agraviantes para El estallido del conflicto español encontró al Cuerpo Diplomático en
Franco el 17 de junio, detonó un incidente que solo empañó la propia una situación especial: dadas las vacaciones, la mayoría de éste junto
convicción de llegar a un acuerdo con respecto a los asilados. Oliván con las autoridades se trasladó al norte de España cerca de la frontera,
despachó su apreciación el día 20. Consideró la actitud de Súñer débil en Zarauz (GuipÚzcoa). De modo que en Madrid quedaron los menos, y
ante las ofensas. Exigió un gesto a 10 "Mendez Núñez" que salvara el circunstancialmente el Embajador chileno Aurelio Núñez Morgado, que
honor de España, para lo cual exigía a Madrid instrucciones y respues- fue uno de los protagonistas más importantes de las páginas que
tas concretas31 . La viva descripción impresionó en Madrid cuando llegó siguen34.
el 12 de julio. Así un funcionario anotó 10 siguiente al documento: Por ello la intensidad del conflicto tomó de sorpresa a los diplomá-
ticos. Estos comprobaron la magnitud de la represión. Por ejemplo tras
Leído este Despacho con le demás diarios incidentes por los insul-
la sublevación del Cuartel de la Montaña, los militares rendidos fueron
tos de toda clase al Caudillo y Gobierno, sin que a pesar de las protes-
tas hagan nada por evitarlo, y dado el carácter oficial de ésta voy
inmediatamente asesinados. De este modo, en principio, los asilados son
entendiendo, que procedería, salvo el parecer de Vuestra Excelencia, personajes afectos a las ideas políticas del Movimiento del 18 de julio,
retirar nuestra representación allí (encargando a Portugal nuestros inte- de cierta figuración, especialmente eclesiásticos, miembros de asocia-
reses) y dar pasaportes al Encargado de Negocios de Chile en Madrid.- ciones católicas, parientes de personajes públicos de oposición, simpa-
V[uestra ].E[xcelencia]. resolverá 32 . tizantes de ideas de derecha o militares. Más tarde la clientela sube por

29 AMAE, R. 1.050, Exp. 12. 33 Ibidem.


30 Portero, Florentino, Franco aislado. La cuestión española 1945-1950, Aguilar, Madrid, 34 Núñez Morgado fue senador radical-socialista, siendo opositor a Alessandri Palma, éste le
1989, p. 134 propuso para Embajador en Madrid, cargo que aceptó en 1936. No era, por consiguiente, hombre
31 AMAE, R. 1.652, Exp. 66. de derechas ni conservador, aunque su experiencia durante la Guerra transfonnó radicalmente sus
32 Ibidem. puntos de vista, volviéndose antimarxista y creyente.

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los que temen ser asesinados por su origen burgués o aristócr~ta, por realmente a 3.000. La verdad es que dada la aparición de "listas auxi-
sus creencias religiosas o porque sentían que no estaba garantIzado el liares", y la doble o triple contabilidad que llevaba la Embajada, no se
orden público con la formación de los Tribunales Populares de Guerra, puede llegar a una cifra exacta del número de asilados. Además, fruto
que funcionaban en cada barrio. de las condiciones de vida del Madrid asediado, algunos refugiados
Lo que en principio pareció una situación de rápida solu~ión se ~e podían salir y entrar por la noche. Ello y no otros deben ser los miste-
convirtiendo en el curso de los días en una prolongada pesadll1a. NadIe riosos "agentes" de Burgos y de Valencia que informaban cuánto
estaba preparado para una situación así y es claro que la documentación ocurría al interior de la Embajada. De pronto la misma era cercada
chilena va improvisando en la medida que los hechos van escalando a amenazadoramente, pero de pronto las líneas de contención se alivia-
una mayor gravedad y persistencia. Madrid se volvió un escenario de ban por encanto. A veces, la salida era fluida, y otras, los guardias dis-
sangrientos ajustes de cuentas, las milicias desbordaban las promesas paraban a matar -y acertaban- a los audaces que intentaban ganar
de las autoridades, y los "paseos" eran con frecuencia mortales. Los su libertad.
diplomáticos se convencieron con el tiempo de una connivencia de No fue dificil que en este ambiente surgieran muchas leyendas. Por
estos hechos con las autoridades, especialmente con la Brigada del ejemplo, que los autos diplomáticos recorrían en las noches las calles de
Servicio Especial, a la que se culpó de agresiones contra las misiones. la ciudad para disparar en contra de los milicianos, o que los asilados
A veces, las Embajadas conocían, aún con 10 precario de su situa~ión, estaban armados, o 10 más pintoresco aún, que formaciones de marinos
mejor el funcionamiento de las redes de terror, y podían proporCIOnar chilenos se encontraban al interior de la misma. Todo ello alimentaba el
datos concretos sobre prisiones o paredones. Fue Schlayer el que odio visceral contra las legaciones. Los servicios de seguridad intenta-
denunció las matanzas de presos en Paracuellos. Núñez Morgado ron muchas veces convencer a sus jefes de la necesidad de asaltar la
siguió la pista del asesinato del anciano Duque de Veragua, don legación y consta en documentos las fotografias trucadas que exhibie-
Cristóbal Colón. ron de un supuesto armamento en la Embajada de Chile con objeto de
Todo ello impulsó al Embajador a promover resueltamente el asilo, proceder a su asalto 36 .
aún cuando se excediera en sus atribuciones y se pusiera a enarbolar la La violencia de la situación provocó rechazo en muchos diplomáti-
enseña chilena en cuanto edificio viese é11a posibilidad de albergar nue- cos. Edgardo Pérez Quesada, Encargado de negocios de Argentina, dijo
vos huéspedes. El mismo explicó sus intenciones en una reunión del en un informe presentado a sus colegas:
Cuerpo Diplomático en Madrid, que presidía ad inferim desde el 24 de
julio de 1936: Se trataba de impedir ejecuciones clandestinas y de obtener la
libertad de las personas contra las que no existiese ninguna acusación
En estas circunstancias (oo.) cabe preguntarse si es posible no ayu- y, además, de ejercitar el derecho de asilo en las embajadas en una
dar al afligido, al que escapa de las garras asesinas y viene a cobijarse medida tan amplia como nunca hubiera podido soñar que un día se
bajo nuestras banderas. En caso de que no se acepte el derecho de hiciera necesario entre los pueblos civilizadosoo.Se trataba, por lo tanto,
"refugio", ni siquiera de "asilo", no habría otra que hacer que ausen- de arrebatar de las garras de la bestia bolchevique a multitud de vícti-
tarse de Madridoo.y, en tales circunstancias, permanecer impasibles, mas desgraciadas 37 .
limitándose a enviar notas tras notas, sin resultado práctico alguno,
[ello] nos coloca en el triste papel de espectadores de la más tremenda Similar conclusión derivó Núñez Morgado 38 . Se solidarizó con sus
tragedia o de cómplices por silencio de aquellos crímenes35 .
36 Rubio, Javier: Op. Cit., p. 189. Hemos revisado las fotos y documentación, llegando a la
La Embajada recibió alrededor de unos 1.800 asilados, cifra con- misma conclusión. Por lo demás de los informes de Núñez Morgado no se desprende la existencia
servadora manejada por Rubio, si bien hay quien sugiere que llegó de armas en el interior de la representación más que en forma muy restrictiva. Según sus cálculos
resistirían 48 horas.
37 Véase ''Testimonio noruego sobre el terror republicano en España", Razón Española,
N° 50, Madrid, noviembre-diciembre, 1991, pp. 342-343.
35 Núñez Morgado, Aurelio, Op. Cit., p. 202. 38 Núñez Morgado, Aurelio: Op. Cit., p. 271.

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huéspedes y sus ideas 39 . Moda Lynch, en su Memoria confi~ó la exis- do de sus colegas residentes la presidencia del Cuerpo diplomático que
tencia de una verdadera "corte" nobiliaria, lo que fue una contmua fuen- subsistía en Madrid. Todo ello, más una serie de pequeños edificios,
te de chismografia y un elemento determinante para las sospechas repu- el departamento de MarIa Lynch y las casas particulares de otros fun-
blicanas. Estas se acrecentaron con el ejercicio excepcional del asilo, cionarios.
basado en la extraterritorialidad de las representaciones. Era una prácti- Enérgico, Núñez Margado también intentó mediar en la salida de
ca de hecho, puesto que había sido considerado siempre un algo propio mujeres y niños del Alcázar de Toledo, asumió la defensa de los intere-
de Hispanoamérica. Y aunque la España republicana había dado en ses y personas de otras nacionalidades, intercedió por la población civil
1931 asilo a Arturo Alessandri Palma, ahora consideraba la protección de Madrid a causa de los bombardeos y por los intereses vascos ante
chilena a ciudadanos españoles como un acto hostil, sedicioso e intere- Franc0 4o . Por si fuese poco logró que Agustín Edwards presentara el
sado. Chile además era un ejemplo clásico del asilo, con casos tan tema del asilo a la Sociedad de Naciones, de la cual era su presidente, y
notables como el refugio del Presidente Balmaceda en la Legación exigiera en la medida de 10 posible garantías. Cuando Alemania e Italia
transandina. reconocieron el derecho de beligerancia a Franco, nuevamente Núñez
Si bien la práctica del asilo no fue reconocida como de pleno dere- Margado tuvo un papel sobresaliente. Rubio 10 describe así:
cho, se la toleró en el primer momento gracias al humanitarismo del
ministro Augusto Barcia. Por 10 demás varios prohombres republicanos Núñez Morgado organiza rápidamente el plan de rescate de estos
--cuando las jornadas en Madrid y Barcelona no les eran tan claramen- asilados [75, de los cuales 20, alemanes]; por una parte solicita del
te favorables- habían enviado discretamente a sus familias a las general Miaja ( ... ) el envío de fuerzas militares para proteger la eva-
Embajadas y buques extranjeros, en busca de protección. Todo ello per- cuación de los refugiados ( ... ) y, por otro lado, encomienda a varios de
mitió que Núñez Margado, aún sin contar con instrucciones desde sus colegas del cuerpo diplomático ir a buscar a los asilados para
Santiago de Chile, desarrollara por su propia cuenta una intensa labor. repartirlos en diversas representaciones diplomáticas, incluida desde
luego la de Chile que habría de recibir el máximo cupo: seis refugia-
No faltó a quién buscó en su propia casa, y así no fue de extrañar que el
dos 41 .
número de sus huéspedes subiera de centena en centena cada día que
pasaba. Barcia, asimismo, le encargó la protección de los hijos de los
Lógicamente su actuación habría caído en el vacío de no haber teni-
Duques de Veragua y admitió la extensión de la extraterritorialidad a do una tradición que le avalara. Esta además fue reforzada por la feliz
lugares no habilitados, y que de la noche a la mañana enarbolaron ban- circunstancia que el Canciller era el destacado conservador don
dera chilena: el Hogar Chileno, el Hospital Alemán. No está demás Miguel Cruchaga Tocornal, un gran tratadista en derecho internacional.
referirse a la representación que se erguía en la Calle del Prado, 26. Esta Cruchaga poseía una ejemplar preparación, sólo comparable a la de su
ya contaba con varios otros edificios; un Consulado de 7 pisos, un colega argentino, Saavedra Lamas y justamente cuando la hora de los
Hospital, un edificio para el "Decanato Diplomático" (que enarbolaba Embajadores pasó y el diálogo se canalizó por los Cancilleres, ambos
igualmente bandera chilena) porque Núñez Margado ejercía por acuer- personajes tuvieron un protagonismo adecuado a sus saberes y méri-
tos 42• La línea de Cruchaga Tocornal fue seguida por José Ramón
39 Por cierto, en la Embajada todos eran afmes a las ideas que movían a los partidarios del
18 de julio: no sólo los funcionarios menores y los agregados militares, también Carlos MorIa
Lynch, Enrique Gajardo VilIaroel, o su sucesor Germán Vergara Donoso, quien contaba entre sus 40 La República de Chile asumió la protección y representación en 1937 de los intereses ciu-
amigos a Rafael Sánchez-Mazas o Víctor de la Serna. El Agregado Comercial arriesgó su vida dadanos alemanes y austriacos, una vez que el Reich reconoció al Gobierno de Franco. Hizo lo
para cumplir con la cuota asignada de ciudadanos alemanes, sacando a los refugiados de una llu- mismo con los de El Salvador y Guatemala, con los que sumó a sus propios asilados los que cada
via de balas de las milicias de izquierda. Fausto Soto, secretario de la Embajada, y el Teniente una de estas legaciones aportó. En 1938 asumió la de Perú, que rompió relaciones con la República
Coronel Humberto Luco fueron expulsados por su apoyo a estas tareas. Distinto era el caso del por la invasión de su sede.
Consulado, donde estaban Pablo Neruda y Luis Enrique Délano, que debieron dejar sus puestos 41 Rubio, Javier: Op. Cit., p. 78.
por el activismo que practicaban a favor de los republicanos y que obstruyeron todo 10 que pudie- 42 Sin embargo, Argentina era uno de los pocos países hispanoamericanos que no firmó el
ron los certificados de doble nacionalidad que habrían servido para salvar la vida de algunos de Tratado de Montevideo sobre el asilo en 1929, que fue uno de los antecedentes jurídicos que se
los peticionarios. esgrimió.

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Gutiérrez. Por otro lado la acción de Núñez Morgado fue auxiliada en diplomático chileno, Julio Prado, un hombre muy cercano a Alessandri
todo momento por Agustín Edwards, quien ocupó divers~s puestos de Palma. Por ello el Presidente sintió la negativa como un desaire perso-
importancia, entre ellos Embajador en Londres y Presldent.e de la nal. Similares sentimientos se vivieron en tomo al fusilamiento del
Sociedad de Naciones, hasta que fue cesado por el nuevo Goblerno de médico chileno Juan Francisco Jiménez, que fue acusado de conniven-
Aguirre Cerda. cia con Franco y que participaba en la Falange clandestina. Soriano, en
A pesar que en esta situación de hecho ha~ía colaborado mucho la otra actitud equivocada, juzgó la petición como una cuestión de patrio-
disposición del ministro Barcia, su suces?;, Jul~o Alvarez .del yayo fue tería. Alessandri, -según Soriano--le habría manífestado varias veces
extremadamente duro con la representaclOn chilena: consldero que sus que rompería con gusto con los "rojos" si no fuese por los asilados.
actos estaban inspirados en la connivencia con los alzados y que carecí- Soriano atribuía las tensiones a una conspiración continental contra la
an de legitimidad. Por 10 demás, a ojos de numero~o.s funcionarios .repu- República, a la que concedió mucho espacio en su correspondencia,
blicanos la acción de Núñez Morgado estaba ongmada en la ammad- pero nunca vió refrendada con hechos. Ya a fines de 1936 propugnaba
versión política de Santiago de Chile, 10 que no era cierto, pues Núñez la tesis de considerar a los asilados como rehenes e impedir de esa
Morgado procedió por iniciativa propia y solo c?ando presentó hechos fonna el reconocimiento de Franco:
consumados infonnó de sus motlvos y su magrutud.
El deterioro de la imagen de la Embajada chilena en Valencia se Chile trata de librarse del peso de los asilados a su embajada para
acrecentó con un elemento adicional: los infonnes del Embajador quedar libre de mano y romper con España cuando lo crea convenien-
te arrastrando a las demás naciones sudamericanas ( ... ) Esto mismo se
Rodrigo Soriano desde Santiago de Chi~e. Aunq~e éste, 10 mi~mo que lo oí al Presidente de la República en mi última entrevista, aquella en
Núñez Morgado, parecía tener los mejores atrlbutos para eJer~~r su que me habló de la necesidad de evacuar la Embajada Chilena ( ... )
representación, pues había conocido a Arturo Ale~s~~drl en su eXl~lO. en Mientras los trescientos, o más, asilados permanezcan en la Embajada
París, 10 cierto es que fue colocándose ~n una poslclOn muy. antago~ca de Chile éste no romperá con España ni le seguirán otros países (oo.) Si
y crítica que le llevó a un fuerte cuestlOnamlento del Goblerno chlle- Chile se viera libre de ellos ( ... ) no sería extraño que rompiera con
no y en [onna muy personali~ada d~ su Presi~ente, al que acusó ~e to~a cualquier pretexto con España43 .
clase de infundios, reproduclendo mcluso chismografia de la m~s baja
calaña acerca del dueño de El Mercurio y representante en Gmebra, Todo esto llevó a un punto muerto. Y grave, porque el asilo no era
Agustín Edwards y el Presidente Alessandri Pa~ma. " . concedido, y las condiciones de vida se volvían intolerables para los
Soriano demostró indirectamente la ausenCla de garantlas clvlles en asilados y los funcionarios chilenos. Ello mientras Valencia esperaba la
la zona republicana. A causa de un proceso seguido a un capitán espa- ruptura de relaciones y la Cancillería chilena por dar garantías amisto-
ñol Sancho Mata y Contreras, hennano de los Condes de Montalvo de sas que le permitieran evacuar a sus asilados, pese a la presencia en la
Ar~gón, que era esposo de una pariente del Presidente c~ileno, se ~ol,i­ Embajada de Núñez Morgado. Cuando Uruguay rompió con Valencia,
citó su indulto. La petición fue tramitada con poco entuSIasmo (qmzas Chile no se sumó a Guatemala y El Salvador que cerraron sus represen-
por pedirla Núñez Morgado), y cuando tras una larga campaña se logró taciones. Más tarde, cuando Uruguay sondeó dar la categoría de belige-
el perdón, ésta fue frustrada por el ~silamiento anticipado del condena- rante a Burgos, Chile comunicó el anticipadamente el hecho a Valencia.
do. No mejor impresión dio el asesmato por una ~heka ~el Duque d~ Pero, por otra parte, tras convocar a Enrique Gajardo Villarroel a ges-
Veragua, que fue detenido ilegalmente. La E~?aJada chilena. ~ntrego tionar con el Ministerio de Estado la salida de los asilados en Valencia,
direcciones de dónde estaba para dar la protecclOn que no se dlO. Pero, 10 envió seguidamente a Burgos. Esto que era motivado por la necesi-
10 grave del caso era que se existía una garantía fonnal de la Repúbl~ca, dad de llegar a compensaciones en la evacuación de los varones en
en virtud que la petición venía fonnulada por una decena de palses edad militar, pero provocó malestar en Valencia. Por 10 demás eran
hispanoamericanos. Como d~scen?iente de C~stóbal ~~ló,n un país cen-
troamericano ofreció una resldencla, y Argentma movlllzo un buque de 43 AMAE, R. 997, Exp. 38, Carpeta 1, Carta de Soriano a Rafael Ureña, Santiago de Chile,
su annada para llevarlo rumbo a América. El Duque, era suegro del l1-XII-1936.

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contactos que se ejercían desde el 18 de julio pues existía una repre- La posición de Núñez Morgado se agravó frente a Alvarez del Vayo
sentación oficiosa de Burgos, desprendida de exfuncionarios de la y el jefe militar de Madrid, General Miaja. Ello se evidenció en el "inci-
Embajada española, Joaquín Pérez de Rada y Miguel María de Lojendio dente de Manises" (abril de 1937), que debe contemplarse dentro de la
de la Embajada renunciaron en solidaridad con el18 de julio y se cons- escalada de represalias a los diplomáticos que ejercieron el asil047 .
tituyeron poco después en representantes de Franco. Ellos, obviamente, Schlayer fue apresado en un buque francés y luego expulsado por la
mantuvieron su nivel anterior de amistad con funcionarios y políticos seguridad republicana, El Barón de Borchgrave, belga, fue asesinado;
locales. la embajada fmesa fue asaltada y sus ocupantes arrestados o muertos e
Todo ello llevó a Valencia a obstaculizar todo 10 que pudo el asilo ya igual panorama se vivió en la peruana. De los sucesos se acusó a la
a principios de 1937. Las varias interpelaciones del Embajador Agustín policía secreta de estar detrás de las masas aparentemente incontroladas.
Edwards en la Sociedad de Naciones, especialmente en la sesión del 12 Así, de pronto, el refugio de la Embajadas se volvió algo tan aleatorio
de diciembre de 1936 y del 10 de enero de 1937, sólo pudieron compro- y frágil como el ambiente que les rodeaba y del cual se había escapado.
meter de mala manera a la República para la evacuación, y siempre en Todos se percataron que la seguridad de las Embajadas se parecía a una
una atmósfera dubitativa. Llevar el problema a la Sociedad de Naciones pompa de jabón, pronta a estallar con el más leve estado de intempe-
aumentó la hostilidad, y se dijo abiertamente que la Embajada era el ner- rancia de los milicianos que las rodeaban.
vio de la mítica Quinta Columna. Alvarez del Vayo cuando comparó Todo 10 anterior persuadió a Santiago de Chile de la necesidad de
favorablemente la legación argentina con la chilena (cuya motivación era actuar con prudencia. La ofensa de Manises no podía ser respondida.
idéntica a la chilena), y dijo que ésta última era "un fortín lleno de cons- Primero, porque la seguridad de los asilados corría evidente peligro.
piradores contra la seguridad de la República" 44. A MorIa Lynch, el Segundo, porque se entendió que aún cuando contaba con apoyo y
Director General de Seguridad, con tono solemne, le manifestó que los respaldo oficial, Núñez Morgado había tensado la cuerda más allá de
"asilados ejecutan espionaje de gran alcance"45. lo permisible, al aceptar un número excesivo de asilados, y que su
Se apuntaba a un término abrupto del asilo por el asalto a la repre- presencia hacía imposible solucionar con decoro la situación al
sentación. Ese fue el argumento que expuso Soriano a la Cancillería Gobierno republicano 48 . El Presidente Alessandri destacó su labor,
chilena, a propósito del caso finlandés, que anticipadamente justificaba pero le aconsejó no regresar a la zona republicana como él quería en
teniendo en cuenta, decía, refiriéndose al asilo y la "conducta del acto casi suicida. Por lo demás se produjo la sensación que pese a las
Embajador de Chile". A su juicio ello: promesas la situación del asilo no sería resuelta, y ello imponía el
deber de llegar al final de la Guerra con los asilados vivos, al costo
( ... ) iría acumulando el descontento popular en Madrid contra el que fuese necesario.
Embajador y su gobierno que sería al fin el único responsable de la situa- La salida obligada del Embajador fue suplida con la permanencia de
ción dificil en que podría hallarse la Embajada de Chile en Madrict46.

47 En realidad este fue un incidente premeditado para vengarse de sus actos a favor de los
44 Quijada, Mónica: Aires de República, aires de cruzada. La Guerra Civil Española en la asilados, pues se había convenido su salida "temprana" e indefmida, pero cuando estaba en
Argentina, Ediciones Sendai, L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1991, nota 74, p. 55. A propó- Valencia esperando el avión para París se intentó violar su correspondencia. La resistencia casi le
sito de esta frase habían algunos prominentes entre los asilados: un hijo del Coronel Moscardó, llevó al arresto, y solo la presión británica y argentina logró embarcarlo en la torpedera Tucmnán
Samuel Ros, Eugenio Montes (un falangista "histórico"), algunos militares, pero sobretodo aristó- y sacarlo sano y salvo. Valencia comunicó tras su salida que había sido expulsado del país.
cratas, que Morla Lynchjuzga muy negativamente. Los más activos fo=aron parte del grupo de 48 La situación de Núñez Morgado era vista con preocupación. En marzo un info=e de
55 que viajaron a Chile y que no pudieron hacer nada por la causa milita=ente. No parece que Enrique Gajardo, desde Valencia, donde fue enviado para apoyar al embajador, advirtió que apenas
Franco sintiese que la lista de asilados fuese muy importante para la causa, al menos esa fue la se hiciese la evacuación se le declararía persona non grata, en parte porque éste siguió recibiendo
impresión de los diplomáticos chilenos. Ello nos lleva a creer, tal como adelanta Rubio, que la asilados a pesar de las listas que había entregado y violó el acuerdo obtenido entre Agustin
importancia política del grupo era escasa, y que eran mucha gente común, al fm y al cabo eran casi Edwards y Pablo de Azcárate. Por ello sugirió que "nuestro Embajador se ausentase temporalmente
dos mil. de Madrid por razón de salud". Gustavo Ross, a la sazón Canciller, encontró acertado el consejo y
45 AMRE, V. 1.616, telegrama de Morla Lynch a Cancillería, Madrid, 10-V-1937. comnÍnó por enésima vez a Núñez Morgado para no seguir aceptando nuevos asilados y dar listas
46 AMAE, R. 997, Exp. 38, Carpeta 1, Carta de Soriano a Ministro de Estado, Santiago de totales. AMRE, V. 1.616, telegrama confidencial de Gajardo a Ross, Valencia, 8-ill-1937 y telflo
Chile, 11-XlI-1936. grama N.O 24 de Ross a Gajardo, Santiago de Chile, 10-IlI-1937.

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Carlos Morla Lynch, el Encargado de Negocios, en la Embajada. A él era disminuir su defensa del asil0 52 . Solo se pudo obtener una evacua-
correspondió entre 1937 y 1939 mantenerse en ese puesto, c0J?- una ción parcial que redujo el número de asilados a unos 800. La situación
población ligeramente disminuida gracias a unas pocas evacuaclOnes. de los asilados se arrastró por el resto del tiempo, con continuas amena-
Por otro lado al paralizarse las evacuaciones, los asilados pasaron ~ ser zas armadas, algunas pocas evacuaciones, pero vino a resolverse con el
rehenes de la República, 10 que además era postulado y aconsejado triunfo de Franco.
por diversas autoridades republicanas, entre ellas por S?riano y Alvarez Para su sorpresa Morla Lynch no accedió al rango de Embajador.
del Vayo. La convicción que el asilo no sería reconocldo, hasta que la Gajardo Villarroel, en Burgos, pasó a Madrid. Ambos estaban, además,
victoria militar de Franco reestableciese las cosas en su lugar, más las engarzados en una discusión acerca de si dar asilo a los republicanos
dificiles condiciones de vida (higiene, saturación, alimento, seguridad) que ahora 10 pedíanS 3 . Morla Lynch presionó por legitimar las peticio-
y las zozobras que sufrieron los dipl?máticos chilenos. les indujeron a nes de asilo, pues a su juicio provenían del temor fundado a represalias,
tratar de abreviar la estadía de los asilados por un cammo nuevo. Este y en este sentido actuó del mismo modo que Núñez Morgado sobre
fue el canje. . . . hechos consumados. Con el telón de fondo de admitir la evacuación de
Por 10 demás esto refrendaba el desconoclilllento del asilo por los 18 asilados, la divergencia resucitó con otros nombres, pero los mis-
Valencia, que solo solucionaba aquello en 10 que veía beneficio mos argumentos54 . El nuevo gobierno consideraba la concesión de asilo
(Argentina y Méjico)49. Por eso se indagó.;:a bajo Núñez .Morgado la a los "rojos" como un acto provocativo y exigía su entrega. Se sospe-
posibilidad de un canje de asilados por pnslOneros repubhcanos en la chaba de Morla Lynch como simpatizante de los republicanos, cuando
zona nacional: no había hecho otra cosa que pelear contra ellos durante la Guerra. En
una visita al Cuartel General en Burgos, fue atendido de manera poco
Embajador Chile infórmanos que con objeto de hacer posible eva- deferente. Por otro lado, el desconocimiento del asilo por los republica-
cuación de refugiados de su Embajada en Madrid desea saber si el nos condicionó la postura del nuevo gobierno chileno ante Franco:
General Franco estaría dispuesto a permitir el cambio de 500 de ellos ahora que la fortuna sonreía a los nacionales, la política humanitaria ten-
en edad militar por 500 rojos que están en nuestro poder, pudiendo los
dría que ser prudente y equilibrada, debidamente justificada, de modo
primeros incorporarse en nuestro Ejército ( ... ) Si este cambio de 500 en
de no reproducir los conflictos anteriores. Esta preocupación trascendió
edad militar tiene lugar, habrá de ser hecho a través de la Cruz Roja
Internacional. El Embajador de Chile dice haber comunicado lo que a las nuevas autoridades, las que --conociendo el trasfondo de los ins-
precede a nuestra Embajada en Berlín. Ruego urgente respuesta. tructivos chilenos- actuaban en una posición de superioridad55 .
[Duque de] ALBA SO.
52 Una buena exposición de la situación, que fue reconocida después, en El Mercurio,
La idea fracasó por varios motivos. Para los republicanos no se Valparaíso, 22-VI-1939. En las Memorias del Ministerios de Relaciones Exteriores de Chile se
podía autorizar la evacuación total porque. ello abrir~a la Ruerta. al reco- sostuvo que la idea de canje, provenía exclusivamente de los republicanos e intentaba sustituir la
idea del asilo.
nocimiento de FrancoS l . Para los franqmstas, la sltuaclOn chilena no 53 "Compredí y aprecio razones de humanidad, de equidad y de oportunidad que aduce
apuraba buscar un reconocimiento a costa. de la vida, de los asil~d?~. Morla y que puede tener repercusión en nuestra política interna pero temo que remedio sea peor
Para empeorar las cosas, Santiago de Chile presento su propos1~lOn que en-fermedad y que eternicemos Wl prob lema que ya ha dado tantos dolores de cabeza" AMRE,
V. 1.667, telegrama n.o 13 de Gajardo a Canciller, Burgos, 6-IV-1938. Gajardo no creía que los
como si fuese de Valencia, porque estimaba que reconocer su patern1dad nacionales respetarían el asilo ni que otras Embajadas los apoyarían, pero en todo caso recomendó
que era necesarío reconocer a Franco apenas las tropas entraran a Madrid para precaver a los refu-
giados de cualquier percance.
49 En el caso mexicano era un favor a Wl estrecho aliado político y militar; en el argentino, 54 Germán Vergara Donoso explica que "Eran diecisiete, más uno 'escondido' (de nombre
Wla muestra de específica buena volWltad a la inmensa colonia española residente y a Wl país Antonio Gil) que llegó con posterioridad a la entrega de la nómina oficial a las autoridades fran-
demográfica y económicamente entonces importante. quistas". Valdivieso Ariztía, Rafael: Testigos de la Historia, Andrés Bello, Santiago de Chile, 1985,
50 AMAE, R. 1.060, Exp. 194, telegrama oficial, W 515, Londres, 24-VI-1937. p. 43. Todos -incluso Rubio--- han seguido la involuntaria omisión de la lista oficial.
51 Esta idea en la correspondencia diplomática republicana en -por ejemplo--- AMAE, R. 55 Tomás Suñer y Ferrer envió al Ministerio de ASWltOS Exteriores el 17-11-1 937 la siguein-
998, Exp. 14. En la chilena en AMRE, V. 1.616, por :jem~lo, en tele~ama W 17 de Morla Lynch te nota "Morla consultó sobre asilados rojos Embajada en Madrid. Gobierno aceptó en principio
a Cancillería, Madrid, 20-VI-1937, o en telegrama N 46, Id., ValenCia, 9-IlI-1937. recomendando gran restricción según informes confidenciales", AMAE, R. 1.050, Exp. 12.

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Santiago de Chile demoró el reconocimiento de Franco hasta el 5 de leña durante la Guerra tuvo poca o ninguna relevancia en el tema del
abril y acreditó a Germán Vergara Do~oso como .Encarga.~o de Neg~: asilo, ahora si su opinión pesó ante Franco (quizás por eso mismo). El
cios. Menos dramáticamente, en SantIago de Chile tamblen se abno día de la reconciliación fue el 12 de octubre, y con el restablecimiento
otra etapa, con el desalojo de Soriano de la sede que entonces ocupaba, de relaciones, y el nombramiento del Marqués Luca de Tena, España
y la designación mutua de diplomáticos ..Pero este panora~a, que hu- reconocía por fm el derecho de asilo como tal. Lo que no se consiguió
biese sido miel sobre hojuelas para el Gobiemo de Alessandri Palma era con una República que se proclamaba progresista y humanitaria,
todo 10 contrario para Aguirre Cerda: que prohibió la Guerra por disposición constitucional, se obtuvo del
Ninguna reunión pública que celebraban los partidos del gobierno Generalísimo y su régimen, que inspirado en seculares tradiciones his-
en Santiago de Chile -dice Vergara Donoso--- terminaba sin que se pánicas, resaltaba el valor de la religión, de la lengua y de la cultura
dispararan verdaderas andanadas verbales contra el Caudillo 56 . comunes, a los cuales no podía serie indiferente la voz de los Estados
hispanoamericanos. Ya fuese por convicción o por necesidad estratégi-
Es que en 1938 había triunfado. en ~as elec~i~nes el Frente Popular ca o por una combinación de ambas que es 10 más probable, el escena-
chileno que representaba, en apanencla, ~l reglm~~ que acab~ba de rio hispanoamericano era el único que podía conducirse con relativa
colapsar en la Península. A esto se le sumo la cuestlOn d~ ,los asllado~. autonomía y que necesitaba, condición previa, despejar el episodio del
A pesar que Franco accedió a cuentagotas con la evacuaClOn de los aSI- asilo.
lados, parecía querer su entrega lisa y llana. Asimismo, había un El incordio con Franco impulsó al Presidente Aguirre Cerda a exi-
notorio problema de conducción en Asuntos Exteriores, d?~de la cues- gir a sus partidarios un trato más deferente con el nuevo régimen
tión se jugaba entre sectores ~uros y .blandos. La hostIhda~ de. l~s español. Ello sin renunciar a sus nuevas empresas humanitarias: la ges-
medios políticos gobiernistas chllenos hizo el resto y se genero el mCI- tión del Winnipeg, y una discreta emigración judía desde París en
dente Cespedes, que provocó la ruptura diplomática en 194()57 . previsión de las medidas antisemitas alemanas. Todo ello se compaginó
Para España las cuestiones involucradas en el incidente eran d?s: de con medidas disciplinarias. En abril de 1941 el Gobierno chileno expul-
un lado el asilo, siempre enojoso, y del otro el respeto d.ebldo al só a tres ciudadanos españoles por activismo político. Entre ellos Pablo
Gobierno y a su líder, Francisco Franco. Afortunadamente los mtereses de la Fuente, uno de los beneficiados con el asilo diplomático poco
de Chile fueron asumidos por Brasil, que tenía óptimas relaciones con antes59 . La decisión reflejaba que se había impuesto un criterio más
el nuevo régimen y además ---o justamente por eso mi~mo-- no habí~ pragmático, destinado a aprovechar las presumibles ventajas obtenidas
practicado el asilo. Getulio Vargas, a la ca.beza del gO?lernO sud~~n­ en el periodo precedente. Para el Gobierno de Aguirre Cerda quedaba
cano, no solo tomó la salvaguardia de los mtereses chilenos (Itaha hizo claro que la época de la solidaridad ideológica había pasado. Ahora
10 propio con los de los españoles), sino que además presionó todo 10 existía un gobierno que tenía el poder y 10 ejercía. Por 10 demás, se llegó
que pudo para restablecer las relaciones diplomáticas sobre la.base de l~ al convencimiento que con Franco se habían restablecido las garantías
salida de los últimos cinco que quedaban 58 . Aunque la embajada brasI- individuales, había tribunales constituidos y responsables del orden
públic060 . En consecuencia, la época de la anarquía había pasado. Por
56 Valdivieso Ariztía, Rafael: Op. Cit., p. 43. ello se imponían ahora relaciones nada estrechas, pero formales y res-
57 El representante de la Confederación de Trabajadores de C~lil~, Carlos Cespedes, en ~
acto desde La Moneda, se refIrió en duros télminos a Franco el17 de Juruo de 1940. Consecuencia
petuosas. Por ello el diario La Nación, portavoz del oficiaHsmo, expre-
de ello, la Embajada española presentó una primera rec.la~ación, que al ~o tener res?uesta en .Ios só en un editorial:
términos que exigía, generó una segunda nota el 14 de Juho, donde ademas de repudiar al gobier-
no chlleno le comurucó la ruptura de relaciones.
58 "Úegó el momento en que no podía retardarse más mi p~.ida, lo que hlc.e ,el 20 de julio
de 1940. Ese mismo día la sede chllena fue rodeada por fuerzas militares o de pohcla que preten-
dieron ingresar a ella. Los refugiados no ab~ieron, y ,aprovechando que. ~sa fecha era la ?el ~~ver­ 59 El Mercurio, 18-IV-1941.
sario patrio de Colombia y que en su embajada habla una gran rece~clOn, P?IDaro~ alla so.liclta;; 60 Este no es un aspecto accidental, como dice Rubio, la ausencia de un orden jurídico esta-
do ayuda. A los pocos minutos tenían a su lado a todo el cuerpo diplomatrco latmoamencano . ble había precipitado a los diplomáticos extranjeros a extender el asilo más allá de lo que era enton-
Valdivieso Ariztía, Rafael, Op. Cit., p. 43. ces razonable. Rubio, Javier: Op. Cit., p. 123 Y ss.

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Cristián Garay Vera y Critián Medina Valverde La Guerra Civil española y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...

Si alguna enseñanza puede desprenderse de este incidente, tan acción de los diplomáticos chilenos 63. Por 10 demás, cuando 10 del
felizmente solucionado, es la que puede advertirse en la inconveniencia Winnipeg amenazó con escapar de control, Aguirre Cerda recalcó de
de que se haga uso constante e inmoderado de una tribuna oficial, para
emitir conceptos que están reñidos con la más elemental cordura61 .
nuevo que sólo deseaba personas trabajadoras y bien intencionadas, no
sometidas a juicio en España, ni sospechosas de actos de arbitrariedad
Del mismo modo, cuando se aceptó la renuncia del Canciller política.
Cristóbal Sáenz, se promovió en su reemplazo al también radical Cuando Aguirre Cerda asumió, Soriano esperó una observancia
Marcial Mora, quien era descrito por los funcionarios de Franco como completa a las exigencias del Frente Popular. Pero en vez de eso recal-
hijo de españoles, simpatizante y benefactor económico del Alza- có su continuidad en la política seguida. Más tarde reconoció a Franco.
mient0 62 . Se trataba de un candidato que, era obvio, buscaba ser un Cuando hubo de considerar el asilo, se inclinó por él, pero instruyó en
interlocutor válido ante el nuevo estado de cosas en España. Todo esto el sentido que este fuese dado a personas dignas de él (existían muchas
hace notar que Aguirre Cerda estuvo lejos de buscar la confrontación, reclamaciones respecto del comportamiento de algunos asilados fran-
del mismo modo que su realismo le llevó a desechar el desconocimien- quistas), no sometidas a proceso, gente de paz, en fm, que prestigiase el
to del régimen de Franco. Fue el quien insistió en la necesidad de no mecanismo diplomático, de modo de impedir toda polémica dañina,
perturbar los intereses del país con declaraciones inoficiosas. más con Franco, con quien se juzgaba se habían obtenido ventajas para
el futuro. El caso del poeta Miguel Hernández, por otra parte, más que
negativa de asilo, fue producto del exceso de precaución, ya que se que-
ría acoger solo casos muy evidentes y justificados y se consideraba que
Las continuidades: una tradición humanitaria su situación no era de extremo peligro, ya que en una primera ocasión
había sido liberado 64 .
El carácter de confrontación de los hechos narrados, sin embargo, Otro punto importante fue el fin de las objeciones a la política
no impide observar elementos de continuidad. Por ejemplo, mas allá de humanitaria. Aunque la izquierda socialista atacó sin tregua ni medida a
sus discrepancias políticas, profundas, la República y Franco se moví- Núñez Morgado y sus sucesores, y obstaculizaron la práctica del asilo,
an sobre la tesis del desconocimiento del asilo, que juzgaban moral- a la larga se reconoció la legitimidad del instrumento, y obviamente fue-
mente fundado. De hecho Alvarez del Vayo era un experto en la mate- ron "celosos" defensores de la misma cuando los afectados eran de los
ria, y entre sus estudios precedentes estaba la asesoría a la resolución suyos 65. El asilo se impuso por la intensa propaganda que del mismo
de la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia. Ahora bien, similar hicieron los políticos y medios de derecha, aún cuando en Chile exis-
cosa se puede decir de la política chilena. Aunque sometida a gobier- tían hondas reticencias a nivel partidista sobre aquél, como se puede
nos de signos distinto, se mantuvo el respaldo al asilo. Si bien los 18 deducir de las crónicas que entonces se escribieron en los diarios
refugiados republicanos no se comparan a los 1.800 aproximadamen- La Opinión, La Hora y Frente Popular, de las reuniones partidarias o
te que acogió la Embajada chilena, ésto se compensa con la inmigra- las sesiones del Parlamento chileno. Carlos Labarca, aseveraba en el
ción republicana, que tenía igual motivación y similar magnitud: unos X Congreso del Partido Comunista, que el Gobierno chileno estaba sir-
2.000 refugiados. Este hecho no fue producto aislado del genio de
Neruda como aquél dice en sus Memorias, sino una proposición den-
tro de otras muchas iniciativas humanitarias que se hicieron y que su 63 La prensa izquierdista sugirió que Núñez Morgado profitaba del asilo cobrando por su
ingreso, algo que no era cierto para la Embajada chilena pero si para la fmlandesa, cuyo encarga-
partido, el Comunista, adoptó cuando le convino, luego de denigrar la do no era diplomático ni finlandés. Véase Garay Vera, Cristián: "Neruda y la Guerra de España",
Razón Española, n.o 52, abril-mayo, Madrid, 1992.
64 En efecto, MorIa Lynch manifestaba en uno de sus oficios que si Hemández quería asi-
61 La Nación, 23-X-1940. larse que lo hiciera.
62 En verdad Sénz distaba de ser un "hombre de izquierdas", pero había quedado malparado 65 Julio Barrenechea, diputado socialista y uno de los más enconados críticos, cuando fue
con la ruptura. Era radical y se le consideraba el hombre más rico de la zona, con sus extensos fun- designado Embajador, con posterioridad, ejerció el derecho de asilo en ciertos disturbios en
dos trigueros. Colombia.

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Cristián Garay Vera y Critián Medina Valverde
La Guerra Civil española y Chile (1936-1939). Relaciones illternacionales e...

viendo a los intereses del Eje con "las teorías propias y antiespañolas pues gracias a la sensación y efecto que produjo la noticia, se levantó
del derecho de asilo" 66 . la censura de los diarios, y los Radicales sellaron un pacto con los
Agustín Edwards Mac Clure salió de nuevo en su defensa cuan~o Liberales y Conservadores, en el que se convino el alejamiento del
ya no era embajador para reclamar justamente contra Franc~. NadIe Gobierno de los extremistas izquierdistas, a cambio de algunas conce-
podía dudar de la solidaridad política del dueño de El Merc~no con el siones de la oposición 69.
nuevo régimen, pero él pensaba que había que cautelar el asIlo en to~a
circunstancia, más si no se les acreditaba delito alguno 67 . El Mercuno En una carta que escribió a su ministro afmnaba, a propósito de los
dio un argumento adicional: era la ocasión para que. el. nuevo incidentes, que los chilenos:
Gobierno, cuyos ideales apoyó, diera muestras de ag~adecl~:rl1entos a
los esfuerzos de la derecha chilena por proteger a sus slmpat1za~tes en Abusan al presente porque saben que nos tienen maniatados con la
el Madrid de las chekas. Su actitud se hizo más notoria con ocaSIón de desproporción entre sus intereses en España y los nuestros aquí y están
la segunda nota sobre el incidente Céspedes (lueg~ ~e haber ap~yado convencidos de que no nos atrevemos a tiramos a fondo de verdad 70.
a la representación en su pedido de ma?,or moder,acIOn, p.a~a refer~r~e a
Franco y su gobierno), cuando el medIO rechazo los JUlCIOS P?ht1cos El Encargado de Negocios, Tomás Súñer y Ferrer, tan moderado
contenidos en la nota. Por ello los representantes de la Embajada no en otros aspectos, escribiría que la reacción de la derecha en defensa
acertaban a cuadrar las piezas del rompec~bezas, ~iguiendo. el ~riterio del asilo a los izquierdistas, sólo se inspiraba en consideraciones de
imagen71 .
estrecho que debían prevalecer a cualqUIer precIO las sohdandades
ideológicas. . Ahora bien, todo esto condicionó mucho la situación del asilo en
Por todo esto parece necesario pr~guntarse a.cerca ~~l llivel de.cono- España. Como se ha precisado, éste no era considerado un derecho. Pero
cimiento -o prejuicios- que manejaban los dIplomatlcos acredItados el hecho es que se ejerció, de manera muy precaria, y con inmensas difi-
en Chile. Como se ha descrito extensamente, éste no era muy adecuado. cultades. Los diplomáticos chilenos sufrieron en todos los sentidos los
No solo en cuánto a Soriano y Álvarez del Vayo. El principal asesor del rigores de la situación. Núñez Morgado enviaba largas cartas de defen-
"Despacho Diplomático" de Franco, José Ant?ni~ de. Sangroniz, .era sa a la Cancillería, herido por las imputaciones periodísticas que se le
uno de los más duros respecto de las supuestas mclmacIOnes repubhca- hacían en Chile, entre ellas que cobraba por el asilo y otras lindezas que
nas de Morla Lynch una vez reconocido a Franco68 . Diversos altos ~­ trasmitía la prensa socialista o comunista. Núñez Morgado respondió
cionarios españoles manifestaban su molestia con mucha vehemencia ofendido que no había beneficio personal que sacar y que ellos mismos
por el asunto de los asilados, pero lu~go as~~raban. que deseaban lle- (lo mismo que Morla Lynch) podrían haber seguido el ejemplo del
embajador brasileño que, teniendo las mismas ideas políticas, llevaba
gar a arreglo. En realidad, para los dIplomat~cos c~lenos, q~e~aba la una "vida muelle".
impresión que no había política y que todo se lillprovIsaba. Ohvan, tras
haber provocar la ruptura se pennitía hacer una descripción edulcorada Frente a ello, los diplomáticos de Franco alegaban en la cuestión del
de los hechos: asilo, un propósito político o de imagen. Por esa similitud del diagnós-
tico, al fmal Oliván coincidía con Soriano y Álvárez del Vayo con el
Se me olvidaba explicar a V.E., que la ruptura hizo tambalear al General Beigbeder. Ahora bien, los diplomáticos chilenos no defendían
Gobierno, ya en situación precaria, y [el Gab.inete] estuvo a p~~to de
caer aquella misma tarde. Las derechas salIeron muy benefICIadas,
69 AMAE, R. 1.652, Exp. 66, Carta de F. Oliván a Ministro de AA.EE., Buenos Aires, 26-
Vll- 1940. Poco antes, en el mismo texto, hablaba de la desesperación de Cristóbal Sáenz por la
ruptura "Su actitud era de franca desesperación y casi me dio pena en aquel momento".
66 Frellte Populm; l2-IV-1938, "Chile debe ser en América una trinchera an~fascist.a': .. 70 AMAE, Leg. R. 1.652, Exp. 66, Carta de Oliván al Ministro de AA.EE., Santiago de
67 Era amigo del Embajador de Franco en Londres, el Duque. de Alba, tamblen ~artlclpo .en Chile,20-VI-1940.
diversos actos culturales ligados al franquismo: dentro de ellos una Jornada de homenaje a RamIrO 71 Una idea similar está también en Brugel, Jean y Quijada, Mónica, "Chile, Spain and Latín
de Maeztu que fue publicada en la revist~ falangi~ta AZIII. _ America: The right of asylum at the onset of the Second World War", Joumal 01 Latin America
68 Curiosamente era hijo de una chilena afilIada a Falange Espanola. Stlldies, vol. 22, Part, 2, Cambridge, Gran Bretaña, 1990, pp. 356-357.

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La Guerra Civil española y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...
el asilo abstraídos de toda consideración política. Su humanitarismo El asilo -decía el Embajador Abelardo R09as al Generalísimo-
tenía relación con las ideas políticas generales, entre ellas la de la defen- es un derecho público americano, consagrado por la América Ibérica
sa en el terreno internacional de ciertas prácticas calificadas de cristia- e?", el perí~do revolucionario de sus países, durante la época de forma-
nas y civilizadoras como el asilo. Por ello hemos recalcado el antico- ClOno Inspir~se en un sentimiento liberal de humanidad y de justicia, y
munismo de Núñez Morgado, común por lo demás a los otros miembros fue estableCido como un correctivo a las pasiones políticas que enton-
de la Cancillería como base del diagnóstico de por qué se veían obliga- ces campeaban desenfrenadas en el Nuevo Mund073 .
dos a intervenir en la situación española. Ellos consideraban que la
República estaba teñida de un espíritu totalitario y persecutorio. Muchos Tiempo antes, ~ucho tiempo en realidad, el Canciller argentino
se espantaban por los crímenes contra la Iglesia o los asesinatos de pri- Saavedra Lamas ammaba a su Embajador García Mansilla diciéndole:
sioneros. ¿Qué diferencia había entre Paracuellos y las matanzas de
Stalin? Para los observadores, ninguno y aún más varios apuntaban a . (oo.) lo estimulo y felicito por su patriotismo para continuar mante-
denunciar que existía un "estilo soviético" en las ejecuciones consisten- mendo con altura y energía nuestra representación especialmente en lo
te en el tiro en la nuca. que ~onci~rn~ al asilo prestado a sus refugiados, que este gobierno
conSidera lllvlOlable y esta dispuesto a no permitir que sea burlado"
Pero todo esto no solo se reflejaba en una evaluación externa. Para (oo.) "no debe abandonarlos en ninguna circunstancia por estar en juego
Núñez Morgado o Moda Lynch esta visión les impulsaba a un sacrificio el honor nacional en el asilo otorgado y que responde a un derecho
personal: eran no sólo sus puntos de vistas en el terreno del derecho consagrado especialmente en América74 .
internacional sino principalmente sus actos los que les conferían atribu-
ciones o potestades en semejantes circunstancias. Es cierto que situa-
dos en Madrid, les tocó ver los excesos de la zona republicana, pero en El caso vasco
razón de ese panorama se movilizaron y los denunciaron.
Excepcionalmente tuvieron gestos similares con defensores de la Sería inexacto afirmar que las relaciones entre Chile y España en el
República, especialmente con los civiles madrileños (cuando se busca el grueso de la Guerra se compusieron únicamente de un elemento con-
fin de los bombardeos aéreos) o para inquirir el destino de sus "buenos frontacionaL Inexacto porque, como hemos probado en "Chile los vas-
amigos", los !rujo. Sin tener en cuenta el contexto de las ideas morales c?~ y la ~uerra Civil Española" (Santiago de Chile, 1993) hubo' una rela-
de los diplomáticos chilenos se pierde la explicación de su desmedido clOno armstosa et;ttre el Gobierno chileno y un elemento específico del
papel, pues ellos mismos se veían como reparadores de la injusticia, ins- GobIerno republicano: a saber el Gobierno Vasco. Esta relación se ini-
trumentos de unos principios intransab1es que no admitían razones polí- ció en tiempos de Núñez Morgado y consistió en una relación preferen-
ticas o de Estado para violarse. te y mutua para prote~ción de sus intereses ante Valencia y Burgos. Por
El Gobierno español, bajo Franco, accedió al asilo --que consistía ell~ ~a defensa del aSIlo tuvo su contraparte en la representación de las
en la concesión del mismo y el permiso para la salida-, una vez que pebclOnes vascas ante Franco. Que esta relación no pasó inadvertida
este se convirtió en un hecho que obstaculizó su relación con Chile y los queda claro cuando el Embajador chileno en Berlín gestionó la liberación
demás países de la zona. Por ello fue un éxito de los países hispanoa- de los pilotos de 1~ L~~ón Cóndor, apresados en las provincias vascas 75.
mericanos frente a los contendientes, buena parte de Europa, EE.UU. y Desde un pnncIplO, para la representación chilena contrastó el
la URSS, que emergía por lo demás del respeto que conservaban estos ambiente en las provincias vascas con el del resto. BuscÓ en los nacio-
países por viejas prácticas de raíz hispánica, y que entonces eran des- nalistas vascos un apoyo y encontró puntos de coincidencia en el tema
echados en otros países 72 . del culto católico, duramente reprimido en la zona republicana. Ese con-

73 AMAE, R. 1.652, Exp. 66, Madrid, 2-IV-1940.


72 En su origen el derecho de asilo practicado en Hispanoamerica viene de al autonomía judi- 74 De~pacho _del 5-V~1l-1~36, Bue~~s Aires. Cit. Por Figallo, Beatriz, La Argentina ante la
cial que poseían las iglesias, y que se antecede a la Edad Media. Guerra CIVIl Espanola, Umversldad Catohca Argentina, Rosario, 1996, p. 23.
75 El Mercurio, Valparaíso, 23 - V - 1937.

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La Guerra Civil espaíiola y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...
tacto nunca se perdió y se trasluce nítido en la documentación. En sep-
tiembre de 1937, Edwards se vio investido ante la Sociedad de
e~ las revist.as francesas y de ahí pasaba a las chilenas, y si en Buenos
Alfes la reVIsta Criterio actuaba de referencia obligada para Estudios
Naciones de poderes por el Gobierno vasco para gestionar la libertad de
y la Revista Católica del Episcopado. El asunto se radicalizó en fun-
3.000 prisioneros en manos de Franco. Las múltiples gestiones por solu-
ción de las percepciones del catolicismo francés. El sector conserva-
cionar el asunto de los asilados también pasaron por la idea, apoyada por
dor había quedado dañado a causa de la desautorización eclesiástica
los británícos, de cambiar asilados por presos vascos 76 .
de .L 'Action Franc;aise, dirigida por Charles Maurras, y que apoyaba
Los dos gobiernos chilenos mantuvieron esa posición de ante el ele-
actIvamente a Franco. Por otro lado no parecía adecuado para el sec-
mento vasco, y en consecuencia en este punto hubo una colusión de
tor más modernista pronunciarse por la República77. ¿Existía un fondo
intereses que perduró en todo el conflicto y aún después de él
cristiano en las peticiones revolucionarias? El asunto llevaría a
(Winnipeg, 1940), con participación del llamado ?obiern? Vasc? en el
Jacques Maritain -que emigra de sus posiciones tradicionalistas- a
Exilio. Todo ello legitimó también, a ojos de los dIplomátIcos chIlenos,
formular su idea de la Nueva Cristiandad, y a afirmar que reconocía
la raíz humanitaria e imparcial del asilo, añadiendo un matiz al tema de
en el mundo moderno un soplo de valores cristianos que estaban disi-
las relaciones entre Chile y España durante la Guerra Civil. mulados tras su fachada anticristiana. Separar o disociar los valores
Las razones de la preferencia por los vascos se debe encontrar en un democráticos del mundo moderno con los del cristianismo era solo
conjunto de motivos. Uno de ellos en la tradicional recepción que a los una cuestión de aparente contradicción. La cuestión, teológica y filo-
vascos se les dio en Chile. Segundo, a que el Gobierno Vasco presenta- sófica se aplicó al conflicto.
ba un perfil demócrata cristiano y por ello era m~s asequible a las s~­ ~ara ese sector, liderado por Maritain, la Guerra Civil no podía ser
patías de los católicos y de los conservadores chilenos, que no temlan consld~rada una ~ruzada aún en contra de la opinión del Papa y la
expresar alguna preocupación sobre su situación. mayona ~e sus ObISpOS. Ambos bandos les parecían poco cristianos78 •
Pero además de esta arista hay una de mayor importancia. El "caso El fra~qU1sta porque ha~ía un uso político de la religión, y buscaba
vasco" precipitó la preocupación de los católicos chilenos y de -de CIan- defender sus mtereses de clase en la invocación de la Cruz.
Occidente frente al tema de la 1egimitidad del conflicto. Se trataba de Además porque sus valores, si se creía la denuncia de Georges
un debate muy complejo que involucraba por un lado la denuncia y Bernanos en Los grandes cementerios bajo la Luna, no se distanciaban
explicación de la persecución religiosa y por el otro la idea de sepa~ar en la práctica política de sus adversarios.
el conflicto temporal de la profesión de fe. Pero, ciertamente, era dIfi- Pero tampoco los republicanos parecían recomendables, porque a
cil verificar la distinción. El catolicismo español había resistido la pesar de sus justas reivindicaciones sociales, se habían inficionado de
persecución, restauraba el culto prohibido por los :epub1ic,anos, .borda- un espíritu anticristiano, y adherían a ideologías intolerables para la
ba la Cruz de San Andrés en sus guerreras, agradecIa y pedIa a DlOS por persona humana. Para Maritain se imponía entonces una nueva posi-
la victoria y contaba con un apoyo del clero evidente. Sin embargo, este ción: la neutralidad, "ni Burgos, ni Valencia". Esto podía ser aplicado
mismo catolicismo no presentaba una línea homogénea entre los vas- al caso vasco. Se sugirió que el separatismo vasco era democrático _
cos. Aquí la República se asociaba a fueros, a regionalismo, a un ? a1g~ ,más democrático-- que el resto del Frente Popular, y que su
Gobierno autónomo que no era marxista y contra el cua11a dicotomía mcluslOn en aquel era por imperio de las circunstancias y no de las con-
marxismo/catolicismo ya no era funcional.
Todo ello replanteaba el tema. ¿Cómo justificar una Cruzada
en contra de la República si ella incluía a los vascos? El asunto fue • 77 Empleamo~ es~.expresi~n en sentido de definirse por las tesis del Modernismo que había
especialmente polémico para las revistas europeas y especialmente SI~O. ~onden~do a pnnCl?IOS del sl.glo por San Pío X y antes por Pío IX. Y que en lo político sus-
francesas, y no pasaba desapercibida porque era la mayor fuente de cnblo las tesIs de adheslOn repubhcana (ralliement) y del "Catolicismo Liberal".
• .78 En eseyredicamento entraban Georges Bemanos y Francois Mauric, todos trasfugas de
inspiración para el movimiento católico chileno. Menos si se debatía l Acn0.n Fran9alse. V<;r. Serant, Paul, Les dissidents de rAetion Franf,'aise, Copernics, París, 1978.
En Itaha una fuerte cnnca al conservadurismo de la jerarquía eclesiástica española realizaron -sin
dar un paso más adelante-Giovanni Papini y don Luigi Sturzo, este último uno de los maestros de
76 AMRE, v. 1.667, Enrique Gajardo al Ministro de Relaciones Exteriores, 6 -lll- 1938. la Democracia Cristiana italiana.

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La Guerra Civil espmiola y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...
vicciones. Esto hizo que el caso vasco fue conve~ido. en el centro de
otra discusión. ¿Si los valores cristianos estaban IdentIficados con los El objeto de estos era legitimar la lucha popular u obrera contra el
nacionales, de qué manera se insertaba su lucha contra los vascos? El Fascismo. Asimismo, se trataba de poner en evidencia el peligro del Eje,
resultado de esta discusión es parte del siguiente capítulo. y de jugar el destino de la democracia en función del credo marxista. La
adhesión de un grupo importante de intelectuales extranjeros y chilenos
supuso en los medios periodísticos una aparente identidad entre la cul-
tura y la República81 .
Las rupturas
Todo ello se efectuaba desde una visión que bajo inspiración masi-
vamente marxista se pretendía democrática y legalista. De allí el acento
La posición de los actores políticos chilenos al 18 ~e julio ~o fue
original ni autónoma, estuvo condicionada por una polemlCa umversal puesto por su prensa en la distinción de "leales" y "rebeldes", y por la
exaltación del elemento obrero o de clases que revelaba la lucha.
y por sus propias simpatías e impresiones. Además el ~roceso.er~ lar?o,
Incluso en el discurso de la prensa izquierdista hubo un cierto matiz
y parece poco creíble que ~n pocos meses t?dos supIesen dlStl?gul: y
manejar cada una de las vanables del caso, SI poco antes no sablan dIS- racista (simétrico al antijudaísmo de cierta derecha) que denostaba la
tinguir Madrid de Málaga. Hasta hubo algún poeta desinfonnado que sumisión de España al "elemento moro". Se presentaba a los republica-
"apoyó" a Marañón y Ortega y Gasset por lo que supuso respaldo de nos como los nuevos patriotas españoles que luchaban para liberar a
aquellos a la causa frentepopulista. . ., . España de los poderes extranjeros -el Islam, Alemania e Italia-.
Pero es un hecho que hubo exceso de rnfonnaClOn. ~pha, desta- Neruda, maestro en el improperio, dice en su poema España en el
Corazón (1937):
cada y tendenciosa. Lo último era endémico, pues l?~ dlanos estaban
para expresar esas tendencias. Por otra part~ las notlc?as de la Guerra y una mañana todo estaba ardiendo
vinieron a poner en evidencia las discrepancIas en ChIle sobre asuntos y una mañana las hogueras
de esta índole. Las fuerzas de "derecha" y de "izquierda" estaban prác- salían de la tierra
ticamente empatadas para 1938, y la abanderizaci?n de ambos fue .obvia devorando seres,
y perceptible. Lo que no fue equiva~ente fue el tipO ~e sus adheslOnes. y desde entonces fuego,
Para la izquierda, se trataba de mamfestar su s~hd~;ldad. A su regreso pólvora desde entonces
de España Neruda y Délano fundan la ASOClaClOn de Intelectuales y desde entonces sangre.
, que fue el cOilllenzo
Antifascistas, . de una reded ' , 79 .
comltes Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
( ... ) fue en España -reseñaba Soriano-, viviendo la guerra d~sde bandidos con frailes negros bendiciendo
Madrid donde Neruda comprendió el fondo del problema SOCIal y venían por el cielo a matar niños,
político' chileno que tantas similitudes tiene con el españ~l de 1936 y y por las calles la sangre de los niños
de donde trajo la idea de reunir en un apretado haz a los l.ntelectu~l~s corría simplemente, como sangre de niños.
antifascistas chilenos, haciendo de ellos una fuerza de efiCiente aCClOn No se trataba de imágenes únicas. En otro poema titulado Llegada
democrática. Idea que subrayó en su discurso el Secretario General del a Madrid de la Brigada Internacional se emociona al ver los contin-
Partido Comunista chileno 80. gentes comunistas:

81 Se hablaba del esfuerzo por alfabetizar a los milicianos, por la posición revolucionaria de
79 Además de la nombrada, el Comité Chileno de Ayuda a la España Leal, dirigid? por Luis
la poesía, por la participación de grandes artistas o intelectuales en las obras de aliento a la
Galdames e integrado, entre otros, por Julio Alemparte, Anselmo ~amrner e I~mael Valdes ~l?nso,
República. Afmes a esa tendencia fueron Pablo Neruda, Pablo de Rokha, Luis Enrique Délano,
y el Centro Republicano Español, als Organizaciones Repubhcanas espanolas, el Corrute .Pro
Vícitmas de España, etc .. Esta red era, sin embargo, pequeña si se compara con la de Argentina. Alberto Romero, Ricardo Donoso, Mariano Latorre, Marta Brunet, Juvenal Hemández, Pedro
Ver Quijada, Mónica, Op. Cit., 132 Y ss. . Godoy, Amanda Labarca, Volodia Teitelboim, Rosamel del Valle, Braulio Arenas y Eduardo
80 AMAE, R. 997, Exp. 38, Carpeta 1, Carta de Soriano al Ministro de Estado, Santiago,
Anguita, entre otros. Gabriela Mistral y Joaquín Edwards Bello adhirieron de modo más restricti-
2-XIl-1938. vo, la prim,er~ a los vascos, ~ el segundo con mucha independencia de criterio, que le llevó a apo-
yar la Repubhca, pero, por ejemplo, a exaltar la labor de la Emb.uada.

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La Guerra Civil española y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...
cuándo a través de los cristales mojados de mi casa se oían los I
chacales africanosl aullar con los rifles y los dientes llenos de sangre España un "frente popular" que reuniera las fuerzas antifascistas. Claro
entonces l. que ello exigía un adversario equivalente y de pronto liberales y
conservadores se convirtieron en el anhelado enemigo (más que nacio-
Pero los marxistas no eran el único apoyo de la República. Existía nalsocialistas y falangistas 10cales)84. Por ello, se advertía:
intelectuales y políticos de raigambre radical o social cristiana clara-
¡No pasaréis!. ¡No pasásteis en Madrid! La Unidad Popular,
mente democráticos representados por personeros como Gabriel solemnemente sellada, os lo impedirá 85,
González Videla, Juan Antonio Ríos o intelectuales de posiciones más
matizadas como Gabriela Mistral que, cercana a Maritain, escribe en De todo esto emergía, por lógica una serie de juicios que pretendían
Tala que deja sus ingresos para la causa de los niños vascos huérfanos ser el recetario para Chile. En un acto del Frente Popular, Grove sinte-
de la guerra. tizó sus puntos de vista:

Dijo que en 1932 el pueblo al conquistar el Poder, había cometido


El ejemplo de España un profundo error: había tratado caballerosamente a las derechas
cuando en realidad es menester aplastarlas violentamente. '
La izquierda Añadió que la única manera de conservar el Poder, una vez que
fuera conquistado por la revolución social o por medio de las eleccio-
Para los actores chilenos los sucesos de España tenían un valor nes generales, era armar al pueblo para que defendiera en las calles y
ejemplar82 . Quienes más recurrieron a esto fueron los políticos en los campos sus legítimas reivindicaciones"86.
de izquierda 83. Para ellos el caso de España era prototípico de otras
sociedades y por supuesto de la chilena, donde un modo de vida prein- Neruda, más directo, agrega para el caso español un verso en su
dustrial generaba las situaciones para una justa rebelión de las masas, y España en el corazón esta idea:
donde se quería advertir el germen de un estallido anti revolucionario.
Al igual que en España, se denunciaba la situación de privilegio de la Frente a vosotros he visto la sangre
clase alta, y se hablaba de la "Revolución Española" dentro de una con- de España levantarse
tinuidad que abarcaba desde la Revolución Francesa, pasando por la para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!
Rusa y Mexicana. Por último la lucha era vista como parte de una con-
tienda entre la democracia y el totalitarismo nacionalista del Eje.
Visto así se entiende el entusiasmo local por recrear tras Francia y
La derecha

82 Para una descripción más acabada del escenario intelectual pro república se véase Soto, Para este sector hay dos grandes cuestiones a la vista. La primera
Paulina, Los intelectuales chilenos frente a la Guerra Civil Española, Tesis de grado en Historia, es partidista. La otra, cultural. En 10 político, la derecha denunció con
Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 1986. Soto, Hemán, (compilador), Antología de la
Solidaridad Chilena. España: 1936, Ediciones Lom, Santiago de Chile, 1996. Leiva, Verónica,
Una aproximación a la visión de los intelectuales y políticos chilenos frente a la Guerra Civil 84 En el caso de los nacional socialistas habían sido victimas de la represión derechista por el
Espai'íola, Tesis de Grado en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, alzamiento del Seguro Obrero y votaron a favor de Aguirre Cerda. En el caso de los falangistas,
1989.
estos se divorciaron del candidato de la derecha, Gustavo Ross, y llamaron a la abstención, dado el
83 Esto no significa que la derecha no haya hecho lo mismo: la idea que España había sido
estrecho margen de voto a favor del Frente Popular se puede considerar que este último llamado
el primer país que rechazó el comunismo --que no era verídica pues Rumania lo hizo antes contra fue determinante. Los falangistas accedieron luego a un Ministerio que se entregó a Eduardo Frei
Bela Kun- fue moneda corriente en el debate político. Entre los políticos izquierdistas más con- Montalva.
notados que participan en las discusiones están el diplomático Julio Barrenechea, Salvador 85 Frente Popular, 23-V-1938, Editorial "La obra de la reacción".
Allende, Marmaduque Grave y Ricardo Latcham.
86 Frente Popular, 27-Vll-1936, "La revolución de España y su lección".

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La Guerra Civil espaiíola y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e...
vehemencia el peligro de un Frente Popular para Chile87 . Hizo hincapié
Segovia, en gira por el ~ontinente en 1943, se convirtió en una expresión
en los desbordes del poder popular, y en la ideología totalitaria de fuerza acerca de las snnpatías políticas de los intelectuales y creadores90.
marxista. Además hizo mención de un elemento que la sociedad chile-
na no podía ignorar, cuál era la persecución antirreligiosa.
Aquí el grueso 10 compuso la dirigencia política liberal y conserva- Lo que cambió tras la Guerra Civil española
dora, tales como Arturo Marín Balmaceda, Sergio Fernández Larraín,
Horacio Walker, Maximiano Errázuriz Eguiguren, Alejo Lira Infante. La Gue~a Ci~p con~t~tuyó.un telón de fondo para una parte impor-
También escritores, publicistas y jóvenes políticos de grupos minorita- tante de la dIscuslOn pohtIca e ~~elec~al. del país. Es evidente que dejó
rios de la política chilena, entre los primeros Pedro Prado, Jaime su huella, sobre todo en la creaClOn artIstIca prorrepublicana, que vertió
Eyzaguirre,entre los segundos Manuel Vega, y entre los últimos Mario su apoyo en o~ras sobradamente conocidas. Pero la repetida afirmación
Góngora y Manuel Antonio Garretón. Su acción consistió en el apoyo a que ~l ~undo mtelectual y la opinión pública chilena se volcaron por la
la representación oficiosa que mantenía Burgos en Chile, y en una serie ~epubhca, ?ado los nombres que convocó, es una afirmación que nece-
de actos sociales de apoyo al 18 de julio, como "platos únicos", confe- sIta s~r matIzada. En efecto ello se contrapone con la impresión en este
rencias o ceremonias en teatros 88. estudIO que la guerra ~?municacio~al fue perdida por la República. Eso
La ejemplaridad de España para los grupos políticos terminó en 1938 era, en parte la .expresl~n ~e la actItud negativa que hacia la experiencia
cuando perdieron las elecciones. A partir del reacomodo de la política teman l~ Igl~sla, el EJercIto, la Cancillería, la derecha y la cadena. El
nacional, el caso de España perdió vigencia porque el gobierno del Mercu~lO aSI c.omo la prensa católica y libera191 . La España republicana
Frente Popular fue infinitamente más moderado de 10 que se prometió y aparecIa descnta como una "zona roja", donde imperaban el desgobier-
de 10 qué se previó y además el nuevo gobierno ofreció garantías a la no y los excesos, y el poder era ejercido por las milicias o los comités
Iglesia de su actuación que fueron aceptadas por el Cardenal don José ?b~er?s y la refutación de esto eran los escritos de Délano o Neruda
María Caro Rodríguez. mSIstIendo en lo contrario. Indicios de ello hay muchos. Enrique Soria-
Para el grupo de intelectuales la Guerra Civil es importante. Porque no comentaba a Rafael Ureña, que los medios periodísticos chilenos:
a partir de ella se potencia el fermento hispanista que venía de antes.
Especialmente a través de la revista Estudios y un conjunto de publica- (...) llen~ sus col~as con las más monstruosas calumnias que no
ciones políticas y académicas, que expone una visión del mundo que reparan en pmtar a Madrid, y a Barcelona y Valencia especialmente como
reivindica 10 auténtico español y 10 identifica con el Movimiento acau- centros dominados por el comunismo ruso y la más desordenada anarquía92.
dillado por Franc089 . Entre sus nombres más conocidos se puede citar a
90 El " ,
Jaime Eyzaguirre, el P. Osvaldo Lira SS.Ce., Armando Roa, Julio . pronu~clamlento mas destacado a favor de Franco hecho por intelectuales fue el
Manifiesto de ~os mtelectuales por la defensa de occidente (reproducido por la prensa en Chile)
Philippi Izquierdo y Pedro Lira Urquieta. firmado e~ P~s por Cha:les Ma~as, Henri Massis, Paul Claudel, y al que adhirieron otros com¿
La defensa de los valores de la "España eterna" se puede medir princi- Igor StrawmsJ? En Espana es~vJeron con el 18 de julio Pío Baroja, Azorin, Miguel de Unamuno,
palmente en la adhesión a las actividades de la representación española pos Manuel Garcla Morent~, JacI~to Benavente, Eugenio D'Ors y un grupo de artistas ligados a
1939. Un hecho tan poco político como alabar la calidad de Andrés Manuel de Falla, Joaqull~ ,ROdrigo, E~~sto Halfter y Andrés Segovia. Ortega y Gasset fue obli-
g~do a fmnar ~a adheslOn a la Repubhca, tras 10 cual huyó a Francia, mientras sus dos hijos se
ahstban voluntanamente en los nacionales. De Falla en carta del l8-IX-1936 a José María Pemán
destaca enn;e !as causas del Alzamiento los "tantos y horrendos crímenes que determinaron el
87 El Diario ilustrado afmnó que Aguirre Cerda estaba condenado a repetir a Azaña "bajo actu~l M~vlmlento salvador de España", Ver Alted, Alicia: Política del Nuevo Estado sobre el
el cual prepararon los elementos extremistas de España, la revuelta comunista que provocó la gue- Patrlmonzo Cultural y la Educación durante la Guerra Civil Espaiíola Dirección General de
Bellas Artes y Archivos, Madrid, 1984, pp. 387 y 131 y ss. '
rra civil actual. "No tiene -proseguía- más talento ni mejor educación que el español", citado en 91 L . . d .
Barros Infante, Marta, Testigos del 38, Andrés Bello, Santiago, 1972, p. 49. a a~l.stencla e un ofiCIal a una obra sobre el asedio de Toledo o la actitud de los
Agregados Mlhtares.
88 Hubo cierto número de delegaciones itinerantes de este corte. A Chile vinieron por ejem- 92 "T 1 d . d'ISt¡~OS
.
plo Maria de Maeztu, Gregorio Marañon. Los republicanos enviaron una célebre embajada por el " a es es.a fu eros peno -proseguía- han creado, como es lógico, en las altu-
continente. r~s poht¡c~s d~~echistas desde el PreSIdente de la República abajo una equivocada visión de la rea-
89 Lircay, Política y Espíritu, Estanquero, Tizona, etc.
hdad espanola , AMAE, R. 1.060, Exp. 194, Carta de R. Soriano a R Ureña Santiago de Chile
23-X-1936. " ,

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Por su parte Luis Enrique Délano, afIrmaba algo ~~y parecido ~n buscó disminuir la importancia de los elementos marxistas en el seno
las páginas de su libro Cuatro meses de .Gu,erra Czvzl en Ma~nd. del Gobierno del Frente Popular. El Gabinete en vez de distribuirse pro-
Enrique Berstein, figura moderada, que se SltuO en un punto mediO en porcionalmente, se dirimió entre los "amigos del Presidente".
varios aspectos, rememoró que: Significativo fue el juicio del senador radical Osvaldo Señoret, el
que explicó hablando sobre el asunto, que "no deseaba para Chile lo
Los asesinatos, saqueos, incendios de iglesias y conventos, los que ocurre con España"96. Ello contrastaba con la tesis de los socialis-
horrores de que se acusaba a los 'rojos', me indujeron a inclinarme por tas de encontrar similitudes entre Chile y España y extraer, seguida-
la causa de Franc0 93 . mente, lecciones para constituir un Estado marxista con la hoz y el mar-
tillo en la bandera, como lo pidió el senador Grove 97.
Aunque los diarios de izquierda hayan ejercido una activa propa- No fue extraño, por tanto, que en vísperas de la elección de 1938 el
ganda en favor de la República, lo c~erto es que el g;ueso de l~ "prensa radicalismo diera señales de no aceptar posturas extremas en su proyec-
seria" era adversa: los dos MercurlOS [de Valparalso y Santmgo], El to político. De hecho el Partido Radical eligió como abanderado al más
Diario flustrado, y por un período hast~ 1~38, L,a Nación. ~~ ~ono antifrentista de los radicales: a Pedro Aguirre Cerda que venció a Juan
menos mesurado en sus críticas a la Repubhca teman otros penodicos Antonio Ríos. Aguirre Cerda, a pesar de ser masón, era un hombre tole-
de derecha como El Chileno, El Imparcial de Santiago de Chile, La rante, anticomunista, y con una esposa de reconocida piedad, que sería
Patria de Concepción y El Debate de Antofagasta. Contra ellos la pren- puente luego con la Iglesia y la oposición98 .
sa de izquierda era menguada en medio~ y formato. , El triunfo de Aguirre Cerda fue recibido con expectativas de un
El tono del mensaje quedaba ilustrado por un artlculo de El cambio revolucionario en el país. La realidad fue más modesta. El ejem-
Diario Ilustrado: plo del "Frente Popular" solo se podía considerar un mecanismo electo-
ral de acceso al poder, pero no una transformación profunda del país, ni
Teníamos razón. Hemos tenido siempre la razón. Sabíamos que
había comunismo en España, y que aquel gobierno del Frente Popular
mucho menos violenta. El rasgo dominante de la gestión del Partido
era una agencia soviética, destinada a intensificar la penetración [mar-
Radical fue una consciente identificación con las "clases medias", lo
que era incompatible con la tesis de una revolución99 . Incluso en lo eco-
xista] en América 94 .
nómico el Frente Popular fue continuista de la línea estatista del propio
Otro de sus ejemplares concluía un reportaje diciendo: Alessandri Palma y de los experimentos de la primera época de Carlos
Ibáñez del Campo, pero no introductor de una experiencia económica
La guerra civil fue la consecuencia lógica e inevitable del ~ocialis.­ socialista.
mo marxista en el gobierno español. El Frente Popular no habla surgl- Donde si hubo una profunda transformación del panorama fue en el
do por arte de encantamiento. No era una combinación política afortu- catolicismo y la derecha chilena. En efecto, la Guerra Civil española
nada ( ... ) Era el camino trazado por la consigna internacional para lle- potenció un enfrentamiento que subterráneo venía dándose entre las
var los elementos socialrevolucionarios al poder95 . corrientes conservadores y las social cristianas. La ocasión para dar a
Todas esas impresiones, fueron asumidas con cierto grado de vere:
similitud por la izquierda más democrática. No.de otro modo se ~xph­ 96 El Imparcial, 29 - VIl 1936.
can las prevenciones que tomó el ~~ido Radical para no repetrr, ~os 97 La Hora, 27 - V11-1936.
excesos de España. En materia rehgiOsa fue prudente y en 10 pOhtiCO 98 En lo que se refiere al Ejército el único cambio fundamental fue la supresión de la invo-
cación a Dios en el juramento militar, que fue repuesta por el Presidente -también radical-
Gabriel González Videla.
99 El Partido Radical trató de apropiarse del centrismo político mediante la identificación
93 Berstein Caravantes, Enrique, Recuerdos de un diplomático, Ed. Andrés Bello, Santiago
-incluso en el estilo-- con las capas medias. Ver sobre el tema García Covarrubias, Jaime, El
de Chile, 1984, 2da. Edición, T. 1, p. 44.
Partido Radical y la clase media. La relación de il/tereses entre 1888 y 1938, Ed. Andrés Bello,
94 El Diario Ilustrado, 27 -lll- 1937.
Santiago de Chile, 1990, pp. 110 Y ss.
95 El Diario Ilustrado, 17 11- 1939.

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conocer sus discrepancias fue la elección de 1938, que la derecha per- decía, por ejemplo, que el Partido Conservador era un partido sin un
dió con Gustavo Ross Santa María. alma auténticamente evangélica, que sus actitudes eran liberales y su
Especialmente toda la discusión afectó al sector socialcristiano que proyecto económico individualista y lejano al cristianismo.
pronto disgregaría la influencia conservadora, especialmente l~ 9-~e Es ilustrativo a este punto el juicio de Eduardo Frei Montalva. En
militaba en la Juventud Conservadora o Falange. Ello porque su JUiCIO carta a Maritain efectuó un paralelo entre Chile y España donde recalca
adverso sobre el catolicismo conservador en el origen de la Guerra Civil la falsedad de la "religión de los poseedores de la tierra, de la gente
española, se aplicó a su crítica del conservantismo local. Se empezó a bien" 103. El fue influido por el artículo publicado en Lircay acerca del
hablar del fracaso del "catolicismo oficial" o "ritualista" de las clases conflicto por Maritain en enero de 1938. En aquel se explayó en su su
altas, cuyo fermento evangélico estaba mediatizado por el peso de sus posición de "Ni Burgos, ni Valencia". El análisis efectuado le llevaba a
intereses económicos. rechazar el comunismo, pero también el fascismo afirmando que el anti-
Este discurso chocaba con los orígenes de muchos dirigentes social comunismo per se carecía de fundamento moral 104 .
cristianos y de la propia Falange. No hay discusión respecto del carác- Por cierto que Maritain estaba más a la izquierda de los que estaban
ter autoritario y parafascista de la Falange chilena loo . Por ende existía los falangistas chilenos, que además tenían una conducta extraña, pues
atracción por el autoritarismo "hispánico", que difusamente se percibía eran neutrales a título público, y partidarios (del 18 de julio) a título pri-
desde Gil-Robles a Primo de Rivera, pasando por los carlistas hasta vado. Para no ejemplificar con algún político demasiado prominente es
Calvo Sotelo. Todos conocidos en la época, lo mismo que la revista posible referirse al caso de Berstein. Diplomático notable, se había
Acción Española que llegaba a la Biblioteca de los Padres Franceses y puesto a favor de los nacionales por amistad y convicción. Sin embargo
a la Biblioteca del Congreso de Chile lOI . Falange sufría de un dilema se molestó con un artículo de El Diario Ilustrado donde se atacó a
existencial, ya que cobijaba dos alas en su crítica del liberalismo. Una Maritain a propósito de proclamar la Guerra Civil como la Guerra más
de carácter contrarrevolucionaria o nacionalista, otra de carácter moder- santa de la historia. Al responderle supo que el autor era un dominico y
nista. La primera la representaban por ejemplo Góngora o Garretón, y la que tendría que pelear con todo el convento:
segunda Frei 102. Para ambas corrientes la definición tomada por
Maritain en la Guerra Civil, sobre todo considerando el apoyo del Duró una semana. Los días impares, el padre Palma publicaba sus
Episcopado español a la causa de los "nacionales", fue iluminadora. artículos, Los pares le respondía yo. Fue una discusión muy elevada
Porque ésta envolvía una crítica a la posición de los nacionales, al no ver ( ... ) todo fue compensado cuando recibí uno de los documentos más
en ellos consecuencia de principios. La influencia que tuvo fue decisiva valiosos que he podido conservar: una carta manuscrita de Maritain,
fechada ellO de diciembre de 1937, agradeciendo mi intervenciónlO5 .
para permitir hacer una crítica que estaba latente en la Falange chilena
acerca del catolicismo "conservador" y que coincidía curiosamente con
La polémica es muy ilustrativa por cuanto no fue la única. Una muy
el diagnóstico del grupo hispanista liderado por Jaime Eyzaguirre. Se
parecida se prolongó por números y números de Estudios, llevando
posiblemente al aburrimiento a los lectores. En todo caso no deja de ser
100 Entendemos por parafascistas aquellos movimientos que denotan una imitación estilística
significativo el respetuoso debate llevado en un medio identificado con
pero no una ideología propiamente fascista. En este caso la imitación obsesiva por los uniformes, el franquismo. Por otro lado, y ello es importante, el cuestionamiento de
la organización paramilitar, un lenguaje agresivo, etc. Al decir parafascista aludimos a la fascina- Berstein se refería al problema de la santidad de la guerra, de su carác-
ción no solo por la Falange sino también por Mussolini y el movimiento Rex Belga. ter sagrado, no de su justicia o legitimidad. Aún más, sostenía que era
101 Sobre esta publicación ver Garay Vera, Cristián, El Tradicionalismo y los orígenes de la
Guerra Civil Española. 1927-1937, Eds. Hemández Blanco, Santiago de Chile, 1987. Otro punto una guerra enteramente justa. Quizás eso explica la dicotomía de los
de vista en Morodo, Raúl, Los orígenes ideológicos del franquismo: Acción Espmiola, Alianza
Universidad, Madrid, (1 a. Edición, 1980), 1985. También instructivo, de Luis Martín, Francisco, El
grupo monárquico de 'ABC' en la II República Espaiiola. 1931-1933, Eds. Universidad de 103 Frei Montalva, Eduardo: Memorias 1911-1934. Y correspondencia con GabrielaMistral y
SalamancalUniversidad de Extremadura, Salamanca, 1987. Jacques Maritain, p. 166.
102 Ultimamente se ha comprobado que Góngora se volcó en un momento con posiciones 104 Lircay, N° 95, 1-1-1938, "Maritain escribe a un dirigente de la Falange".
comunistas pero luego se separó violentamente de ellas. 105 Berstein, Emique,Op. Cit., T. L, p. 46.

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falangistas. Aunque algunos como Ricardo Boizard presumieron que los critica del conservantismo local. A la inversa, los sectores más conse-
falangistas chilenos habían sido críticos del nuevo régimen español, 10 cuentes del Partido Conservador interpretaron la impronta modernista
cierto es que su posición en el conflicto fue discretamente funcional a y mariteniana como una traición a la posición de la Iglesia frente al
los actos de la representación franquista. Así, por ejemplo, participaron conflicto. En este plano, el desencuentro falangista-conservador no se
de todas las iniciativas para constituir el Instituto Chileno de Cultura daba por una cuestión circunstancial como era la simpatía o la imagen
Hispánica, que venían con otros nombres desde la Guerra misma. Esto del vilipendiado Gustavo Ross, sino que era la excusa para poner en el
era importante, porque ensayos de grupos de estudio hispanistas se habí- tapete dos maneras de ver la acción política del Catolicismo. Los que
an disuelto por las discrepancias de sus miembros acerca de la Guerra. escogieron el camino señalado por Maritain sabían que estaban criti-
Luego participar en esas iniciativas implicaba haber decidido previa- cando al Partido Conservador local y viceversa.
mente la legitimidad de participar en ellas. Sin duda, el ejemplo negativo de España fue decisivo en la mode-
Por 10 demás, y como resalta Díaz-Nieva, los falangistas chilenos ración del Frente Popular local. Por ello -sostenemos- no hubo
tuvieron una actitud más decidida en tomo al 18 de Julio que la recono- auténtica ruptura en 1938. Además, el debate realizado al interior del
cieron con posterioridad. Lircay editorializó diciendo que la República catolicismo chileno fue decisivo para el alumbramiento intelectual de
se había convertido en "un régimen faccioso de tiranía" en manos de la tendencia demócratacristiana. En 10 que respecta a las relaciones
turbas, a pesar de su origen legítimo 106 . Frei dijo en el homenaje al poeta diplomáticas, la Guerra determinó una ejemplar consecuencia de la
falangista Samuel Ros, que España resucitaría de un largo sueño a la Cancillería chilena que se jugó por el asilo. Una tarea cuyas dimensio-
civilización, en medio de esa obra que es la Guerra como nueva nes son enormes al lograr que el derecho pudiera ser consagrado en
Reconquista l 07. Europa desde los países hispanoamericanos. Con respecto a la creación
Esta polémica que pudo aparecer "escriturística" tuvo gran reper- artística y conceptual de signo militante ella fue la más fugaz. La fas-
cusión a largo plazo. En efecto, el falangismo chileno se alejó de sus cinación de un grupo importante de intelectuales chilenos por el totali-
fuentes originales, y aunque conservó rasgos hispanistas y quizás auto- tarismo y los extremismos hace que se inserte dentro de la atmósfera de
ritarios en su visión, tuvo en la discusión de Maritain respecto de los los 30. Sus odas al Ejército Popular quedaron como testigos de la atrac-
vascos, el elemento catalizador para una nueva etapa que le distanció ción por opciones militarizadas que décadas más tarde se derrumbaron
de los conservadores 108. De hecho Frei empieza a alejarse de su inicial estrepitosamente 109.
admiración por los modelos españoles y se defme resueltamente por
Maritain, arrastrando al resto del grupo. El porqué ocurrió ésto se
puede explicar así: la perspectiva de los falangistas chilenos pasó a ser
modernista, en sentido teológico, y por ende asoció la neutralidad a una

106 Lircay, N° 26, 25-VlI-1936, "España y Chile". Todo esto se puede consultar en Días
Nieva, José, Op. Cit., p. 274 Y ss. Conocíamos de esta perspectiva que en las IX Jornadas soslaya-
mos, pero que nos parece irrefutable al ir intercambiando datos, y especialmente luego de la con-
sulta de Azul y La voz de Espaila, inencontrables en Chile, en las que figuran los personeros falan-
gistas -léase Frei, Leighton---- alabando el Movimiento.
107 La voz de Espaila (publicación nacionalista de la Embajada y la Delegación de la FET en
Chile), N" 68, Santiago, 13-VIII-1938, p. 9.
108 Entre otros Fariña, Carmen, "Notas sobre el pensamiento corporativo de la Juventud
Conservadora a través del períodico Lircay", Revista de Ciencia Política, Pontificia Universidad 109 Como siempre el paradigma es Neruda. En la Llegada a Madrid de la Brigada
Católica de Chile (PUC), Vol. LX, N" 1, Santiago de Chile, 1987, pp. 27 - 46. De la misma auto- Internacional dice: "cuando ya creíamos / que el mundo estaba lleno sólo de monstruos devorado-
ra, "El pensamiento corporativo en las revistas Estanquero (1946-1955) y Política y Espiritu (1945- res y de furias / entonces quebrando la escarcha del mes de frío de Madrid, en / la niebla / del alba
1975)", Revista de Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), Vol. Xli, N" / he visto con estos ojos que tengo, con este corazón que mira, / he visto llegar a los claros, a los
2, Santiago de Chile, 1990, pp. 119-142. dominadores combatientes / de la delgada y dura y madura y ardiente brigada de piedra".

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