La Estructura Externa de La Narración
La Estructura Externa de La Narración
La Estructura Externa de La Narración
La estructura narrativa
Roland Barthes2 señala que todo sistema es la combinación de unidades cuyas clases son
conocidas; por ello, es necesario ante todo segmentar el relato y determinar los segmentos
del discurso narrativo que pueden distribuirse en un pequeño número de clases; dicho en
una palabra hay que definir las unidades narrativas mínimas.
Al orden que se da a los sucesos de una historia se llama trama. Aristóteles definió la trama
como la disposición de los incidentes.
La unidad de sentido mínimo es, según Kayser, el párrafo, definido como “la parte mínima de
la estructura-forma; éste comienza en el margen y termina en un punto y aparte. La sucesión
de párrafos será para nosotros un bloque narrativo. Es necesario aclarar que en muchos
casos un bloque narrativo es, a su vez, un párrafo y sólo uno; es más, la naturaleza de la
historia que se narra a veces obliga al autor a colocar como bloque narrativo tan solo una
frase, incluso una palabra. Habrá que tener en cuenta también si se ha originado un cambio
1
BAQUERO GOYANES, M. (1995. Estructuras de la novela actual, 70.
2
BARTHES, Roland (1993). La aventura semiológica, 171.
1
o una variante del tema que se desarrolla. Se explica, pues, un nuevo bloque por el giro o
cambio que ha tomado la historia que se cuenta”.
No necesariamente la obra narrativa debe cumplir con toda esta organización formal. La
disposición de las formas constructivas externas sería así 3:
párrafo
párrafo
párrafo
párrafo
párrafo bloque narrativo
Primera parte Libro
vacío narrativo
párrafo
párrafo bloque narrativo capítulo II
párrafo
párrafo
La unidad de estas partes está encarnada en el tema del relato. Encontramos fragmentos
dotados de cierta autonomía, si bien mantienen estrechas relaciones con los demás
fragmentos del texto y con éste como globalidad. Este caso se presenta, por ejemplo, para
los capítulos. Los capítulos de un relato tienen cierta autonomía. Las unidades menores
evidentemente gozan de menor autonomía, por sí solos pueden contener una unidad de
sentido, pero necesitan de otras unidades para cobrar significado dentro del texto en su
totalidad.
La estructura llevada a una división en apartados, cada uno de ellos nos irá precisando un
aspecto del tema, o bien se irán añadiendo elementos secundarios que lo amplíen 4.
Una narración puede tratar de un tema determinado, por ejemplo, de un robo. Sin embargo,
además del hecho de que el texto posea este tema global, tiene a la vez la característica
global de que se trata de una narración. En otras palabras: después de haber escuchado o
leído una narración, sabemos que se trata de una narración y no de un anuncio o una
conferencia5.
3
José Antonio BRAVO, "Estructura en la narrativa", en Cielo Abierto, Vol. II, #11.
4
Francisco Marcos Marín, p. 42.
5
Cfr. VAN DIJK, Teun A. (1997). La ciencia del texto, 153-158.
Véase también VILARNOVO, Antonio y SÁNCHEZ, José Francisco (1994). Discurso, tipos de texto y comunicación,
95-96.
2
La primera característica fundamental de la narración consiste en que este texto se refiere
ante todo a acciones de personas, de manera que las descripciones de objetos, lugares,
circunstancias, etc. quedan claramente subordinadas.
Van Dijk asegura que esta característica semántica de un texto narrativo se junta con otra de
orden pragmático: por regla general, un hablante solo explicará unos sucesos o acciones que
en cierta medida sean interesantes. “Evidentemente este criterio hay que considerarlo
relativamente y de acuerdo a cada contexto; sin embargo presupone que únicamente se
explican el suceso o las acciones que hasta cierto punto se desvían de una norma, de
expectativas o costumbres. No se narra una historia adecuada sobre el desayuno, el
mecanografiado de una carta o el abrir una puerta si con ello no va ligado algo especial. En
otras palabras: un texto narrativo debe poseer como referentes como mínimo un suceso o
una acción que cumplan con el criterio del interés”6.
Las categorías distinguidas por Van Dijk en un texto narrativo son las siguientes 7:
1. Complicación: Es un incidente que rompe con una situación originaria (feliz o infeliz).
Este incidente puede estar provocado por personas o por el contrario, puede tratarse
de un evento natural (una tormenta, inundación, incendio, etc.).
2. Resolución: Es una reacción llevada siempre a cabo por personas ante la complicación;
esta reacción puede tener éxito o fracasar, mejorar la situación producida o
empeorarla; puede presentarse como actuación positiva o como no actuación.
3. La complicación y la resolución, tomadas conjuntamente, constituyen la categoría de
suceso, y son el núcleo de una narración cotidiana.
4. Cada suceso se da en un marco determinado, es decir, en unas circunstancias espacio
temporales.
5. El marco y el suceso juntos constituyen el episodio. Naturalmente, lo ordinario de una
narración de cierta extensión es que ésta conste de varios sucesos; el marco puede ser
común a todos los sucesos o haber cambios de marco.
6. El conjunto de los episodios de una narración forman la trama (también pueden darse
tramas constituidas por un único episodio).
7. La evaluación aporta los juicios y reacciones internas del narrador ante los
acontecimientos (deseos, temores, etc.).
8. La historia está constituida por la trama y la evaluación.
9. Junto con la historia puede darse también de manera implícita o explícita una moraleja
con carácter pragmático, que exponga algún principio o consecuencia práctica o que
intente mover a otros a una determinada acción. Con este mismo fin cabe la
posibilidad de un anuncio o de un epílogo.
6
Loc. Cit.
7
Cfr. VAN DIJK, Teun A. (1997). Op. Cit., 155-156.
3
La estructura narrativa que acabamos de esbozar puede apreciarse mediante el siguiente
esquema arbolado:
NARRACIÓN
HISTORIA MORALEJA
TRAMA EVALUACIÓN
EPISODIO
MARCO SUCESO
COMPLICACIÓN RESOLUCIÓN
Adam, que se sirve de este esquema de Van Dijk en Le récit (1984), propone posteriormente
otro, aprovechando las propuestas de Labov (1972) y de Isenberg. Este segundo esquema es
el que conservará para explicar la “secuencia narrativa”, y se configura de la siguiente
manera8:
SECUENCIA NARRATIVA
Orientación Evaluación
Pn1 Pn2 Pn3 Pn4 Pn5 Pn
Pn1: Una situación inicial u orientación, donde se caracterizan los actores, las propiedades
del tiempo, lugar y otras circunstancias.
Pn2: Una complicación que modifica el estado precedente y desencadena el relato.
Pn3: Una reacción o evaluación mental o accional de los que de una u otra forma han sido
afectados por Pn2.
Pn4: Una resolución o nuevo elemento modificador, aparecido en la situación creada a
partir de la reacción a Pn2.
Pn5: Una situación final donde se establece un estado nuevo y diferente del primero.
Pn: Una moralidad o evaluación final, que da -explícita o implícitamente- el sentido
configuracional de la secuencia.
8
Citado por BASSOLS, Margarida y Anna TORRENT (1997). Modelos textuales. Teoría y Práctica, 175.
Véase también: ADAM, Jean Michel (1984). Le récit. París: PUF; ADAM, Jean Michel (1985). Le texte narratif.
París: Nathan, 52; ADAM, Jean Michel (1992). Les textes: types et prototypes. París: Nathan, 57.
4
Si nos adentramos un poco más en la estructura del relato podemos llegar a nociones que
describen el tipo de orden que dispone las partes del conjunto. Podríamos tener una
tipología de estructuras, pero solo vamos a abordar unas pocas, habituales y fáciles de
reconocer:
El efecto no es el de una historia que se repite, que va a empezar de nuevo, como tal
vez de algo que según se ha ido haciendo se deshace. Tras la mano que ha ido
9
BAQUERO GOYANES, M. (1995). Estructuras de la novela actual, 32-33, 39.
10
Ibidem., p. 195.
11
Ibidem., p. 197.
12
Ibidem., p. 199.
5
trazando la circunferencia, otra ha ido borrándola casi al mismo tiempo 13.
6. El desorden cronológico: "En la estructura tradicional los sucesos se cuentan uno tras
otro. El narrador estructura la situación del héroe, prepara el conflicto, conduce la
acción hacia una conclusión feliz o desgraciada, pero resuelta. Este narrar cronológico
no excluye ocasionales informaciones complementarias sobre la infancia del héroe,
añadiduras de la vida familiar.
Para sintetizar podemos enumerar una serie de elementos que son los que guían la
estructura del relato: el tiempo, el clímax, la perspectiva del narrador 17.
Ahora bien, es importante que la acción narrativa, a pesar de su posible complicación, tenga
unidad, es decir, los hechos, personajes y ambientes han de concurrir en una estructura más
o menos lógica, en un esqueleto central que ha de presentar un comienzo o arranque, un
desarrollo, un clímax y un final:
13
Ibidem., p. 210.
14
Ibidem., p. 213.
15
Ibidem., p. 223.
16
Ibidem., p. 225.
17
Ibidem., p. 147-140.
6
EL ARRANQUE O COMIENZO
El arranque, por tanto, deberá ser original con el fin de despertar el interés del lector.
Cautivaremos al lector con una anécdota; un hecho de la vida práctica; un ejemplo; una
situación general –universal- en la que el lector se vea involucrado; un hecho intrigante, que
induce al lector a la curiosidad; un hecho insólito, poco común; la descripción de un
personaje, que luego formará parte del motivo principal de la acción, o de un ambiente o
lugar.
DESARROLLO
7
En el desarrollo se despliega el argumento, se observan luchas sucesivas de las polaridades,
encuentros y reencuentros, choques y desapegos de las fuerzas opuestas, tensión y
distensión, el desarrollo y desdoblamiento de los personajes, ampliación de la problemática,
concatenación in crescendo de la lucha, señalando a un clímax que va precedida de un
anticlímax.
El clímax es la gradación retórica ascendente, es decir, el punto más alto que marca el
momento culminante de un proceso. El clímax señala el triunfo de una fuerza y la derrota de
otra, es el momento de máxima tensión.
FINAL
Si al inicio nos interesa capturar la atención del lector para que nos acompañe durante el
desarrollo del texto, en el final nos preocupa dejarle una sensación definida y precisa, con el
mayor peso posible, para que, cerrado ya el libro, abandonadas las páginas escritas por
nosotros, la imagen de la historia narrada quede redonda, precisa en su recuerdo.
Las relaciones existentes entre el desenlace y el resto del relato son indicadores de la
importancia y el grado de integración de aquel con respecto a este. De acuerdo a ello
podemos considerar al menos dos clasificaciones:
Final acabado: redondea lo dicho en el resto del relato. Tiene por objeto acabar la historia
de manera que se perciba un final definitivo, anulando la sensación de que se pueda
continuar un nuevo episodio. La misma realidad impone este tipo de final. Este final aparece
explícitamente completo.
Final inacabado: se deja al lector el regusto de continuar viviendo con su imaginación lo que
pudiera ser el principio de un nuevo episodio. El desenlace abierto proporciona una
auténtica impresión de vitalidad, al sugerir que la historia narrada no se agota en el relato,
sino que se constituye un proceso que en la realidad sigue su curso. El acontecimiento, los
personajes, los lugares, sobreviven al relato y perduran en la mente de los lectores, que
siguen pensando en ellos, en lo que sucederá en adelante, de allí que los desenlaces abiertos
sean más sugerentes e impresionantes que los cerrados.
Final esperado: no entendemos por ello la certeza del modo en que se rematar el relato,
sino que el desenlace esperado mantiene una relación lógica con el resto del relato,
formando un sistema uniforme al margen de rupturas originadoras de sorpresas. Al finalizar
la historia el lector percibe este sistema uniforme bajo el efecto de una situación normal y,
por tanto, esperada. El desenlace esperado se puede clasificar de acuerdo al tipo de sistema
que forma con el resto del relato: de resumen, cíclica, cronológica.
El final inesperado es sorpresivo.
8
El desenlace también encierra sus dificultades:
El redondeo excesivo que lo hace afectado. Es preferible terminar con una frase sencilla.
No hay que buscar ese acabamiento que parece buscar el aplauso. El final redondeado
deja todos los cabos atados, a diferencia del final abierto que permite el libre juego de la
imaginación del lector para que dé su veredicto final.
Tampoco hay que caer en el otro extremo: por el miedo a la "frase redonda" no se puede
llegar al desenlace dejando inacabada la proposición, hasta tal punto que instintivamente
el lector vuelva la página para seguir leyendo. El desenlace debe sorprender, pero en la
sorpresa no puede haber falta de lógica.
El final es tan variado como el inicio, que no podemos hablar de un final único: algunas veces
se llegará a él gradualmente en forma de resumen; otras veces, será sorpresivo e
inesperado, o también redondo o inconcluso siempre y cuando el lector reconozca que la
historia ha terminado efectivamente.
LA TRANSICIÓN
La composición debe ser fluida y sus partes tan interrelacionadas que no se noten los cortes.
El enlace debe ser sutil, pasar inadvertido.
Para el relato importan las formas de transición entre las unidades de sentido a partir del
párrafo. Como sabemos, la función primordial del párrafo es colaborar en la organización del
mensaje que se comunica. La ordenación de los párrafos comunica el esquema del
contenido del texto. La ordenación de los párrafos en el texto se expresa lingüísticamente
mediante dos procesos principales:
A) Elementos lingüísticos que al encabezar los párrafos señalan las relaciones de los mismos
en el conjunto del texto (ordenación extrínseca).
B) Elementos lingüísticos que al encabezar los párrafos señalan las relaciones de los mismo
con el texto (ordenación intrínseca).
Hay que recordar que es más fácil interrelacionar hechos que ideas. Porque los hechos
forman una sucesión en cadena, con un encadenamiento causal vivido.
9
un argumento, que es el guía y el que conserva la unidad del relato. El tema de la transición
nos lleva al problema de la cohesión del relato que lo veremos en la estructuración interna.
Los medios de cohesión son los que determinan la coherencia global de un discurso. Hatzfeld
señala que se usan como medios de composición unificante.
2. Las expresiones gramaticales, que vienen dadas por repetición de morfemas verbales
de persona y número, de morfemas nominales de género y numero, la identidad
fónica, esto es el ritmo, la rima, la aliteración.
4. Cohesión semántica: Las relaciones que en el discurso se establecen hacia atrás y hacia
delante producen coherencia al quedar así relacionados distintos elementos. Las
partículas relacionadas que miran hacia atrás se llaman anafóricos. Así tenemos los
pronombres y los que anticipan se llaman catafóricos.
Onieva Morales18 afirma que no existe un único orden para presentar los sucesos en la
narración. Podemos escribir una historia que sigue el hilo exacto de los acontecimientos;
otra que se interrumpe para dar cabida al recuerdo e ir así reconstruyendo los
acontecimientos; otra que empieza por el final para ir desde allí desenvolviendo el ovillo de
los hechos pasados; otra que nos lanza violentamente al escenario de los hechos en el
momento del mayor clímax, o, aquella que exige la máxima participación del lector
obligándolo a moverse en escenarios y tiempos diversos, en un entretejido de aconteceres,
que solo al hilo de la lectura irán formando la trama perfecta: todo es posible 19.
Sin embargo, todo será posible, siempre y cuando exista un plan, un esqueleto que sustente
la sucesión de hechos y consiga llevar al lector hasta el final de la historia. La presencia de
esta estructura resulta importante para cualquier narración que emprendamos, sea breve o
larga.
18
Cfr. ONIEVA MORALES, Juan Luis (1995). Curso superior de redacción, 117.
19
Cfr.LAFUENTE, Alma Flor Ada (1972). Oír y narrar, 122-123.
10
Por ello, antes de narrar una historia debemos planificar cómo deseas contarla. Para ello,
hay que tener en cuenta algunos aspectos, tales como:
- Definir cuál será la acción que vas a narrar y decidir qué personajes intervendrán.
Deberás elegir unos personajes que tengan personalidad, una forma de ser y obrar,
asimismo, pensarás en la relación que habrá entre los personajes: compañeros, rivales,
muy amigos, etc.
- Organizar la historia en partes: acontecimiento inicial o planteamiento, reacción, acción
o nudo, solución o desenlace.
- Situar la acción en el espacio y en el tiempo. Es importante dar detalles concretos para
que la historia parezca real o interesante.
- Precisar cómo se narrará la historia; cuál será tu posición como narrador/a (primera,
segunda o tercera persona) y qué tiempo verbal predominará en la narración
(presente o pasado).
BIBLIOGRAFÍA
ADAM, Jean Michel (1992). Les textes: types et prototypes. París: Nathan.
BASSOLS, Margarida y Anna TORRENT (1997). Modelos textuales. Teoría y Práctica. Barcelona:
Eumo-Octaedro.
BRAVO, José Antonio, "Estructura en la narrativa", en Cielo Abierto, Vol. II, #11.
ONIEVA MORALES, Juan Luis (1995). Curso superior de redacción. Madrid: Verbum.
VAN DIJK, Teun A. (1997): La ciencia del texto. Barcelona: Paidós Comunicación. 5ª ed.
VILARNOVO, Antonio y José Francisco SÁNCHEZ (1994). Discurso, tipos de texto y comunicación.
Navarra: EUNSA. 2ª ed.
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