El Interés en El Relato

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EL INTERÉS EN EL RELATO

Interés significa atención, implicación. Es el movimiento de la voluntad por el cual


prestamos atención, nos dejamos enterar por algo, por lo que nos comunica alguien.

Primero hay que preguntarse en qué consiste seguir una historia. Paul Ricœur lo
explica así: “Una historia describe una serie de acciones y de experiencias llevadas a
cabo por algunos personajes reales o imaginarios. Dichos personajes son
representados en situaciones que cambian, es más, reaccionan al cambiar éstas. A su
vez, esos cambios ponen de relieve aspectos ocultos de la situación y de los
personajes, y dan lugar a una prueba o a un desafío (predicamento) que reclama un
pensamiento, una acción o ambos. La respuesta que se dé a dicha prueba supondrá la
conclusión de la historia”1.

“… Seguir una historia (interesarse por una historia) consiste en comprender las
acciones, los pensamientos y los sentimientos sucesivos que se desarrollan en una
dirección concreta. (…): el desarrollo de la historia nos impulsa a continuar, y
respondemos a dicho impulso mediante expectativas que se refieren al comienzo y al
final de todo el proceso. En este sentido, el “final” de la historia es el polo magnético
que orienta todo el proceso. Pero el final de una narración no puede ser deducido ni
predicho”2. “No puede haber una historia sin que nuestra atención esté en vilo debido
a las sorpresas, las coincidencias, los reencuentros, las revelaciones, los
reconocimientos, etc.”3.

Habría que ver qué es el interés y cuáles son las causas que lo generan. Hay aspectos
formales: icónicos y sonoros de la narración y factores psicológicos y sociológicos que
inciden en la valoración singular de las narraciones periodísticas por parte de cada
destinatario, así como exigencias sociales que pueden causarlo, por ejemplo, las
modas. Por otra parte, se pueden dar divergencias entre lo que interesa a la audiencia
y a los profesionales del periodismo.

Ortego Costales señala que el interés deriva de la conexión entre el acontecimiento y


el destinatario. Por eso, lo interesante es siempre interesante para alguien. Esta
evidencia es la que ha llevado a muchos autores a considerar el interés un fenómeno
totalmente subjetivo. Muñoz Torres señala que sin negar que el interés tiene una
componente subjetiva, existen unos fundamentos objetivos del interés de las
narraciones periodísticas.

El objeto de la narración es la representación de acciones humanas, hombres en


acción, praxis humana. Lo que distingue a unas vidas humanas de otras no es la
realización de actividades externas, sino los distintos usos de la libertad que van
ligados a unas acciones u otras. A la acción humana van habitualmente asociadas las
emociones, sentimientos y las cualidades morales estables o caracteres. La actuación
nos dice sobre los hábitos y los sentimientos de las personas.

1
Paul Ricœur, Historia y narratividad, I, p. 92.
2
Paul Ricœur, Historia y narratividad, I, p. 93.
3
Paul Ricœur, Historia y narratividad, I, p. 93.

1
Los sentimientos son uno de los temas de la vida que resultan universalmente
interesantes. Los sentimientos son indicios para el conocimiento propio y para el
ajeno, en relación con la realidad exterior. constituyen valiosos puntos de referencia
para valorar las acciones pasadas y tienen una función directiva (impulsadora o
inspiradora/ejemplarizadora) de la conducta.

El interés que despiertan los sentimientos viene dado por su carácter cognoscitivo
(quizá también por la vibración afectiva). Es un caso de conocimiento práctico y
sensible. La descripción de los sentimientos logra que el lector los reconozca y se
identifique con el personaje de que se trate, que “se ponga en su lugar”: “la
implicación vital del lector suele ser más fácil y poderosa por el camino de los
sentimientos, que si se intenta dar razón de los pensamientos y motivaciones de los
personajes”.

La representación de los sentimientos interesa porque implica al destinatario y le


“sirve” para vivir, facilitando su conocimiento de la dimensión sensitiva de la vida y su
conexión con el obrar.

El interés responde a la necesidad de “saber a qué atenerse”, de tener elementos de


juicio adecuados para decidir correctamente con vistas a aquello a lo que cada persona
se encamina como fin de su vida.

Los mundos de la narrativa están cargados de valores, y nos ofrecen una visión de la
propia situación, de tal manera que al tratar de situarlos nos vemos inmersos en la
búsqueda de nuestra propia situación.

Finalmente el hombre es un insaciable buscador de sentido. El fundamento del


interés reside en la virtualidad que proveen los enunciados narrativos para dotar de
sentido a la realidad.

Según Muñoz Torres la relación entre representación narrativa de vida e interés radica
en la experiencia que nos participa el relato. "El conocimiento de la experiencia ajena,
de lo que hace o de lo que les sucede a los demás, nos sirve como punto de
referencia"4.

"Son formas coloquiales de presentar ejemplos de acciones humanas que nos


ayudan en la difícil tarea de tomar decisiones, de obrar. Y esto por un doble motivo:
primero, porque los hombres tenemos en común, a pesar de las diferencias culturales,
profesionales, sociales o de otro tipo, una misma naturaleza; y segundo, por el grado
de semejanza que pueden tener las distintas situaciones vitales, que -aunque nunca
son idénticas- guardan similitudes"5.

4
Juan Ramón Muñoz Torres, “El interés como factor configurador de la narración”, en La información
como relato, Carlos Barrera, Miguel Ángel Jimeno (Eds.), Actas de las V jornadas de Ciencias de la
Información, Servicio de publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona 1991, p. 203.
5
Muñoz Torres, p. 203.

2
Muñoz Torres define el interés como un deseo de saber práctico, que suscita la
implicación personal del que lo experimenta: estar interesado es involucrarse –en
mayor o menor grado– en el conocimiento de acciones relativas al obrar libre del
hombre6: el interés puede ser descrito como la implicación práctica que ciertas
representaciones narrativas de casos del vivir humano suscitan en quienes las leen o
contemplan...

Según este enfoque... el interés potencial o grado de implicación práctica estará en


función de varios factores... Por una parte, de la mayor o menor incidencia "directa" o
"útil" que pueda tener lo narrado en la vida del destinatario del mensaje. Por otra
parte, dependerá también de dos aspectos indisociablemente unidos: primero, del
carácter ejemplar7 de las acciones representadas; y en segundo lugar, de la
cosmovisión implícita en ellas, que se constituye en una respuesta de sentir, acerca de
ese "fluir" indeterminado y proteico que es la vida humana8".

Las narraciones periodísticas potencialmente más interesantes son las que tienen
mayor peso vital, es decir, cuanto más afectan al núcleo de la vida. Lo que importa es
que el escritor haya conseguido fijar realidades profundas y vitalmente humanas. En
segundo lugar ese interés también es generado por el "valor añadido" que aporta el
informador, su criterio para mostrar de una determinada manera las acciones, es el
informador quien da el sentido a las acciones representadas. A este criterio se le llama
ethos.

De este concepto, Fernando LOPEZ PAN nos explica que el ethos como noción
aristotélica está íntimamente unida al carácter moral, manifestado a través de los
valores, preferencias, intenciones y finalidades; a esta explicación le da el carácter de
ethos nuclear que podemos encontrar implícito o explícito. La dimensión nuclear viene
a completarse con el componente estilístico, es decir, el revestimiento formal de la
narración, la manera o el modo de relatar las cosas, que revela una actitud frente a
ellas y frente al mundo.

Tenemos que considerar como parte de ese ethos el temperamento del escritor que
se manifiesta en la manera de hablar o de escribir y que también actúa como
imantador de talantes similares o parecidos. La personalidad del escritor puede
determinar desde la elección de los temas hasta la perspectiva desde la que se
presentan. La aceptación del ethos del periodista es lo que llamamos la empatía, el
encaje entre escritor y lector.

Podemos pues para resumir las causas del interés enumerar los factores que lo
producen:

1. En cuanto nos afectan las acciones, y en este sentido, todo lo humano nos puede
afectar: la mayor o menor incidencia "directa" o "útil" que pueda tener lo narrado
6
Muñoz Torres, p. 205.
7
No diría yo como ejemplo a seguir, pero sí ejemplaridad en el sentido de situación representativas
donde se revela la condición humana, la complejidad de la vida.
8
Juan Ramón Muñoz Torres “Por qué interesan las noticias: una aproximación a los fundamentos del
interés informativo”, en Rev. Comunicación y sociedad. Vol. II "2, 1989, p.79.

3
en la vida del destinatario del mensaje.

2. El conocimiento de las acciones relativas al obrar libre del hombre (el mundo
afectivo), de la cosmovisión implícita en ellas,
2.1. El ethos del escritor:
a. Sus valores, principios, motivación
b. Su temperamento que influye en la selección de los hechos y como los
presenta.
c. El componente estilístico que de alguna forma materializa dicho
temperamento, es el soporte evidente, llamémosle lingüístico que responde
a la particular manera de concebir el mundo, a la actitud ante la realidad.
Este componente estilístico se puede sofisticar en el deseo de darle énfasis,
con más o menos resultado en la producción del interés. Se puede describir
el componente estilístico de una obra interesante pero no es lo que nos sirve
de guía para predicar el interés. Dentro del componente estilístico tenemos
a la técnica, que “es la manera de organizar y ejecutar un relato, de modo
que éste alcance su máximo de eficacia”9.

¿Qué puedo decir del interés? Es verdad que la acción humana en su singularidad es
sugestiva, pero más que nada está en la selección de datos que selecciona el autor y en
la maestría para presentarlos. Esa selección puede desnudar la causalidad de la acción,
hurgar en la condición humana y servirnos para darnos cuenta, para revelarnos sobre
esa condición.

La maestría para presentar los hechos, descubre las condiciones artísticas del autor,
en el manejo del suspenso, de la expectativa, en la dosificación adecuada para ganar la
atención del lector. El arte de narrar requiere varias condiciones: conocimiento de
técnicas narrativa, que puede ser variado, desde el plano básico hasta el más
sofisticado. El manejo de la técnica puede deslumbrar porque logra el resultado
querido por el autor, pues nos conduce al resultado o desenlace para entender el
sentido mediante la composición del relato.

Conocimiento de lo humano: sensibilidad para acercarse a las honduras de esta


condición que permite seleccionar lo adecuado para mostrarlo.

Dominio de la lengua para saber decir: y decirlo de manera luminosa. Tener el trato
familiar con la lengua para plasmar el mundo que percibimos por los sentidos y las
ideas que germinan en la conciencia y se concretan en la mente. Resulta indesligable la
incidencia del genio sobre el manejo de la lengua, el virtuosismo idiomático poco tiene
que ver con el conocimiento especializado y extenso de la lengua, sí más bien con la
manera de conocer que tenemos mediante el lenguaje, lo que Coseriu llama la
creación metafórica del lenguaje.
Hay que recordar que “el lenguaje es modalidad específica del hombre de tomar
contacto con el mundo, o sea de conocer la realidad, su realidad, a la que el ser
humano “traduce”, esto es, clasifica y aclara, designa y expresa mediante símbolos: los

9
Ribeyro, J. R., “Las alternativas del novelista”, en Ismael P. Márquez, César Ferreira (eds.), Asedios a
Julio Ramón Ribeyro, Fondo editorial Universidad Católica, Lima, 1996, 46.

4
símbolos son, por lo tanto, formas cuyo contenido es un conocimiento” 10.

El lenguaje es esencialmente actividad cognoscitiva. Es forma de conocimiento, no solo


en su momento originario cuando nombra y designa, sino en todos sus momentos 11.

Como actividad cognoscitiva, el lenguaje no queda dentro de lo receptivo o


contemplativo, “no es simple toma de contacto pasiva o aceptación inerte de la
realidad, sino que es creación continua de sí mismo, de las formas de conocimiento
(símbolos) en las que se manifiesta” 12. Todo acto lingüístico nuevo corresponde a
intuiciones y situaciones cada vez inéditas y, por lo tanto, es él mismo inédito: es un
acto de creación”13.

Coseriu lo dice: la capacidad creadora no depende del conocimiento de un idioma sino


de las disposiciones naturales y de la formación cultural14.

BIBLIOGRAFÍA

COSERIU, Eugenio (1977). El hombre y su lenguaje. Estudios de teoría y metodología


lingüística. Madrid: Gredos.

MÁRQUEZ, Ismael P. y César FERREIRA (eds.) (1996). Asedios a Julio Ramón Ribeyro. Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.

MUÑOZ TORRES, Juan Ramón (1989). “Por qué interesan las noticias: una aproximación a
los fundamentos del interés informativo”. Comunicación y sociedad (1989). Vol. II "2.

MUÑOZ TORRES, Juan Ramón (1991). “El interés como factor configurador de la
narración”. En La información como relato, Carlos BARRERA, Miguel Ángel JIMENO (Eds.)
(1991). Actas de las V jornadas de Ciencias de la Información. Pamplona: Servicio de
publicaciones de la Universidad de Navarra.

RIBEYRO, J. R., (1996). “Las alternativas del novelista”. En Ismael P. MÁRQUEZ, César
FERREIRA (eds.) (1996). Asedios a Julio Ramón Ribeyro. Lima: Fondo editorial
Universidad Católica.

RICOEUR, Paul (1999). Historia y narratividad. Barcelona: Paidós.

10
E. Coseriu, El hombre y su lenguaje, p. 72.
11
E. Coseriu, El hombre y su lenguaje, p. 73.
12
E. Coseriu, El hombre y su lenguaje, p. 74-75.
13
E. Coseriu, El hombre y su lenguaje, p. 75.
14
E. Coseriu, El hombre y su lenguaje, p. 76.

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