4.1 Diseño de Disp en Clave de hibGrandal-Altobelli
4.1 Diseño de Disp en Clave de hibGrandal-Altobelli
4.1 Diseño de Disp en Clave de hibGrandal-Altobelli
Montaje en Bricolage
Quizá de dónde más nos tomamos, porque él en sí mismo fue un gran bricoleur,
fue de D. Winnicott.El modelo de la Consulta Terapéutica winnicottiana, puesto
a trabajar en el entre de esas instituciones, fue dando a luz formas de
intervención y de abordaje que vamos creando en un concatenamiento de
espacios intermedios, transicionales, intermediarios entre jóvenes y terapeutas,
entre terapeutas y formadores, entre instituciones, entre padres y docentes,
entre diversos agentes de salud. En la Consultoría se intenta crear formas de
intervenir,en el caso de la Escuela, con los jóvenes y sus familias multiplicando
en red los apuntalamientos en perspectiva multicultural.
Una expansión fuera del simismo, expresión que aplica al barroco y que no
parece ser impropia para de alguna manera dar cuenta de aquello que
podríamos definir como labor clínica. La clínica exige un estado de indefinición e
inconclusión, una disposición al pliegue, un pliegue que va al infinito
despedazando la unidad del sujeto.
Medina (2016) nos narra sobre como “Nancy en una evocación levistraussiana
diría que en el origen solo hay fragmentos en tensión, residuos de
acontecimientos que los hombres juntan, reúnen,ordenan, para contar historias
al tiempo que pasan de lo crudo a lo cocido alrededor de un fuego para
finalmente olvidar y comenzar a actuar. Quizás sea ésta una imagen que nos
permitimos hacer del caos y el orden. Quizás sea esto lo que más se nos parezca
a la escenade un mito y su relato”.
Ahora bien, la construcción mítica participa entonces del interjuego narrativo
dondese tensionan –y ahora utilizamos el lenguaje de Raymond Williams, lo
hegemónico, loresidual y lo arcaico bajo el modo que tiene el bricoleur de “saber
hacer” con los fragmentos y las versiones. Raymond Williams en Marxismo y
Literatura(1980)toma la ideamarxista de las formaciones históricas producidas a
partir de las ruinas de las formacionesanteriores en un movimiento que resitúa el
juego de las huellas en una composición quedenomina cultura residual para
diferenciarla de una cultura arcaica, pieza de museo políticamente neutralizada.
Así lo define Williams: “Lo residual por definición, hasido formado efectivamente
en el pasado, pero todavía se halla en actividad dentro delproceso cultural; no
sólo y a menudo ni eso,como un elemento del pasado, sino como unefectivo
elemento del presente”.
Deleuze (2008) en sus seminarios sobre Spinoza de los años 80, conocidos
como “En medio de Spinoza”, refiere a la relación entre el abuso de poder y la
tristeza. “….es una especie de fabricación de tristeza. Y hay instituciones para
engendrar la tristeza. Y aparatos. La tele, todo eso… Es inevitable que haya
aparatos de tristeza. No hay poder alegre.”
Sí, es posible un poder alegre; cuando se produce como “poder hacer con otro
en la diferencia”, parafraseando nuevamente a Berenstein (2011).Un poder
alegre es un poder hacer que nos permita ir en búsqueda de encuentros
compatibles, que aumenten nuestras potencias, nos den “alegría” y huir de
aquellos espacios-encuentros que nos des-componen, que disminuyen nuestra
potencia de actuar, que nos generen tristeza.
Los espacios potenciales creados y pensados por Winnicott contienen una ética.
Consideramos que son insitu reproductores de condiciones de humanización del
otro, de producción vincular, donde se juega el juego de la antijerarquía. Deleuze
(2008) comenta de Spinoza, que ha producido la filosofía más anti-jerárquica que
jamás se haya hecho. “….De una manera o de otra los filósofos explícitamente
dicen o al menos sugieren-pero en general explícitamente dicen-que el alma vale
más que el cuerpo, que el pensamiento vale más que la extensión. Y todo esto
forma parte de los niveles del ser a partir de lo Uno. La diferencia jerárquica es
inseparable de las teorías o concepciones de la emanación, de la causa
emanativa. Debo recordarles: los efectos salen de la causa, hay un orden
jerárquico de la causa al efecto. Lo Uno es superior al ser; el ser-a su turno-es
superior al alma; el alma es superior al cuerpo. Es un descenso.”
En Spinoza todo esto se cae. Para él, el ser es un ser igualado, sin jerarquías.
No somos sustancias sino modos, modos de ser pero además a pura
inmanencia. Modos de ir siendo, haciendo en movimiento continuo.
De los primeros, dice que gracias a ellos vivimos, nos estimulan y vivimos y de
los últimos ubica comentarios como “esos negros de mierda”, o de psicólogos
que dicen, “eso no es psicoanálisis”, o “necesita más análisis”.Establecer
jerarquías para inferiorizar, o sea, inferiorizar para superiorizar.
Esto nos resuena al concepto que trabaja Puget (2002), sobre las concepciones
racistas (pre-juicios) para constituir conjuntos. Plantea, “…superior-inferior,
aceptado-rechazado, incluido-expulsado (expulsado ya tiene una connotación
discriminatoria), como una manera de confirmar la propia identidad apoyándose
en la denigración”.
Poner el cuerpo es ponerse en riesgo, sin riesgos no hay cuerpo ni grupo. Pero
sobre todo, sin cuerpo ni riesgo lo que hay es impunidad. Impunidad que
favorece la dimensión sustantiva y abusiva del poder. Le quita acción, le quita su
dimensión de verbo en tanto poder hacer (con otros)
Pienso en todas aquellas prácticas terapéuticas que empujan cada vez con más
violencia hacia un ideal de objetivación que anula la “personificación”. Una suerte
de desubjetivación del síntoma y del trabajo clínico que va en vías de cumplir
con los ideales occidentales modernos del conocimiento. Una terapéutica que
tiende hacia lo psico-educativo, hacia la evolución ¿De lo animal a lo humano?
¿Es posible hacer del psicoanálisis una práctica chamánica? Dice Viveiros de
Castro que la epistemología chamánica es una epistemología estético-política
en la medida en que ella procede por atribución de subjetividad o “agencia” a las
llamadas cosas.