02 Sacramento Confirmacion
02 Sacramento Confirmacion
02 Sacramento Confirmacion
Bautismo
Confirmación
Eucaristía
Penitencia y Reconciliación
Orden Sacerdotal
Matrimonio.
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Los sacramentos son acciones instituidas por Cristo y confia-
das a la Iglesia, a través de las cuales se nos comunica la gra-
cia del Espíritu Santo. Tradicionalmente, los sacramentos se
han definido como “signos sensibles y eficaces de la gracia, a
través de los cuales recibimos la vida divina”. Con el término
“signos sensibles” se indica que son acciones, palabras o ges-
tos, es decir, que pueden ser captados por los sentidos, para
saber cuando se realiza y reciben las gracias sacramentales.
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LOS SACRAMENTOS
SE DIVIDEN EN TRES GRUPOS:
1. SACRAMENTOS
DE INICIACIÓN CRISTIANA
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2. SACRAMENTOS DE SANACIÓN
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3. SACRAMENTOS AL SERVICIO DE LA
COMUNIDAD
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EL SACRAMENTO
DE LA CONFIRMACIÓN
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Como toda vida, también la vida cristiana basada en el Bautismo
tiene que crecer y madurar. Este proceso de crecimiento es fruto
de la gracia de Dios, que se fortalece y perfecciona por medio del
Sacramento de la Confirmación (cf. CEC 1285).
Hoy existen muchos cristianos que han sido bautizados y han re-
cibido la Eucaristía, pero que no han sido confirmados. Por eso,
el Catecismo comienza a referirse a la Confirmación afirmando la
unidad de la iniciación cristiana y la necesidad de la Confirmación
para completarla. Es preciso explicar que la recepción de este Sa-
cramento es necesaria para lograr la plenitud de la gracia bautis-
mal (cf. CEC1285).
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LA CONFIRMACIÓN EN LA HISTORIA
DE LA SALVACIÓN
E
n el Antiguo Testamento, los profetas anuncian que el Espíritu
Santo “reposaría” sobre el Mesías para llevar a cabo su misión
de Salvación. Ese era el signo que identificaba al que había de
venir: el Mesías, el Hijo de Dios (cf. CEC 1286).
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LOS SIGNOS DE LA CONFIRMACIÓN
L
os signos que se destacan en la Confirmación son la imposición
de manos unida a la invocación al Espíritu Santo y la unción
con el santo Crisma (cf. CEC1293). La imposición de manos ex-
presa el gesto bíblico de invocar el don del Espíritu los Apóstoles
(cf. CEC 1299).
Al ser signado por la mano del obispo con óleo perfumado, el con-
firmado recibe la marca, el sello del Espíritu Santo. Cristo mismo
se declara marcado con un sello: “Y es Dios quien ( ... ) nos ungió,
y el que nos marcó con su sello...” (Co 1, 22). El sello del Espíritu
Santo es indeleble y marca la pertenencia total a Cristo, el ponerse
a su servicio para siempre; pero indica también la promesa de la
protección divina en esta vida y en la gran prueba escatológica, es
decir, en los últimos acontecimientos de la historia personal y de
la humanidad: por ese sello seremos reconocidos como ungidos por
Dios, como servidores de Cristo (cf. CEC 1296).
C
onviene que el Sacramento de la Confirmación se celebre
dentro de una iglesia y durante la Eucaristía; sin embargo,
por causa justa y razonable, puede celebrarse sin Misa y en
cualquier lugar digno (cf. CIC can 881). Esta ceremonia se desarrolla de
la siguiente manera:
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El Sacramento de la Confirmación
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EFECTOS DEL SACRAMENTO DE LA
CONFIRMACIÓN
Aumenta y fortalece los dones del Espíritu Santo (cf. CEC 1303; CCEC 268).
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¿QUIÉN PUEDE RECIBIR EL SACRAMENTO
DE LA CONFIRMACIÓN?
E
l Sacramento de la Confirmación puede y debe ser recibido
por las personas que hayan sido bautizadas. Para que dé todos
sus frutos, hay que estar en gracia de Dios (cf. CCEC 269).
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EL MINISTRO DEL SACRAMENTO DE LA
CONFIRMACIÓN
E
l ministro del Sacramento de la Confirmación es el obispo. Los
obispos son los sucesores de los Apóstoles y han recibido la
plenitud del Sacramento del Orden. Ello pone en relieve que
la Confirmación tiene como efecto unir más estrechamente a la
Iglesia con sus origenes apostólicos y con su misión de dar testimo-
nio de Cristo en la Iglesia y con la Iglesia en medio del mundo (cf.
CEC 1312-1313; CCEC 270).
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LA PREPARACIÓN PARA LA
CONFIRMACIÓN
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ANEXO
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