El Canto de La Guabina Veleña

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El canto de la guabina veleña

Por: Serrano Giraldo, Orlando

TRAJES TÍPICOS DE VÉLEZ, SANTANDER.  Dibujos de Juan Carlos Gómez Navarro.


Centro de Documentación Musical, Bogotá.

 En el contexto de la configuración folclórica veleña, se denomina guabina el canto a capella de


coplas con preludio e interludios de música instrumental de torbellino. Bajo esta denominación,
en diferentes regiones colombianas se dan múltiples manifestaciones que responden a
características disímiles. En este caso, nos referimos exclusivamente a la guabina en su
manifestación ubicada en la región oriental de la provincia veleña, que comprende
fundamentalmente los municipios de Vélez, Bolívar, Chipatá, Guavatá, Puente Nacional, Jesús
María, La Paz, La Aguada, Güepsa y Barbosa.

  A través de múltiples referencias, especialmente de carácter literario, se puede establecer que


la guabina tuvo ámbitos de manifestación en los que posteriormente desapareció, sobre todo
en el departamento de Antioquia, donde hoy subsiste lo que se conoce como trova, que guarda
radicales diferencias con la expresión santandereana actual.

  Múltiples manifestaciones de poesía popular española vigentes en el periodo de la conquista


recibieron la denominación de copla. siendo la más difundida la estructura de cuarteta
octosílaba con diferentes tipos de rima. Un enorme repertorio de este patrimonio poético
español llegó a América a través del proceso de colonización, arraigando en casi todos los
países de ascendencia hispánica. La copla cumple en América complejos procesos de
mestización a través de los cuales se generó la creación coplera como forma de expresión del
pensar y sentir populares, así como múltiples formas musicales se pudieron cantar con textos
copleros, por ejemplo, la pirecua mexicana y el gatoargentino, entre otros.
TORBELLINO.   Dibujo de Ramón Torres Méndez.
Museo Nacional de Colombia, Bogotá.
 Desde principios del siglo XIX se pueden dar referencias del canto de guabina, con rasgos
similares a los que hoy subsisten en la región santandereana, boyacense y cundinamarquesa,
vinculado particularmente a las labores de molienda, arriería, romerías, cocina, jornadas de
lavada de ropa en las quebradas y celebración de fiestas reales y patronales, esquemas
lúdicos sobrevivientes de la colonia.
  La forma de ejecución más generalizada del canto de guabina es el dueto femenino, sin que
se pueda excluir dueto mixto o el dueto masculino. Aunque excepcionalmente se puede dar el
canto de guabina interpretado por tres cantores, sólo podrá ejecutarse, en este caso, una
primera voz y dos segundas voces.
  La estructura de la guabina puede sintetizarse de la siguiente manera:
1. Interludio de música de torbellino
2. Canto a capella de los dos primeros versos de la copla.
3. Interludio de música de torbellino, durante el cual los ejecutantes de la guabina se recuerdan
al oído los dos versos siguientes.
4. Canto a capella de los dos últimos versos de la copla
5. Este ciclo se repite hasta cantar un promedio de cinco coplas.

PASEO CAMPESTRE. Acuarela de Ramón Torres Méndez, litografía de Victor Sperling.


Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá.

El canto de guabina es en esencia un lamento cantado, en el que la música de torbellino se


hace más lenta, según el querer de los intérpretes vocales. Sin embargo, esto no excluye el
canto de coplas jocosas, llenas de malicia popular. El repertorio coplero cantado en guabina no
suele ser repentista. El patrimonio de esta forma poética es tan extenso y variado, que en la
memoria popular existen las coplas necesarias para aludir a cualquier situación, tema o estado
de ánimo. El acuerdo que realizan los cantores de guabina en los interludios de música de
torbellino no es para componer la copla, sino para recordarla, o darle las variaciones
necesarias a cada caso particular.

GUABINA SANTANDEREANA. Autógrafo de Leilo Olarte Pardo (1885-1940).


Centro de Documentación Musical, Bogotá.

a línea melódica (o tonada) es anónima y su desarrollo corre a cargo exclusivamente de la


primera voz; la segunda voz debe permanecer atenta a seguir los «dejos o revueltas» que la
primera voz maneja a capricho. Este manejo caprichoso (aleatorio) de la primera voz, hace
imposible la existencia de dos ejecutantes en una primera voz, ya que se daría una confusión
melódica, absolutamente caótica. Para poder seguir adecuadamente el manejo que la primera
voz hace de la tonada, las dos cantoras de guabina ejecutan la tonada acercándose y
ayudándose con una mano a producir concavidad en la oreja, que ayuda a recoger de mejor
manera la voz de su compañera.
ESTANCIEROS DE LA CERCANÍA DE VÉLEZ.  Acuarela de Carmelo Fernández, 1850.
Albúm de la Comisión Corográfica.

Otra forma frecuente de ejecución de la guabina es el duelo de coplas entre dos parejas de
guabineras, cuando coinciden generalmente en el ámbito de la reunión familiar o de la
parranda. Sobre estos duelos se ha logrado ubicar en la memoria de los más ancianos el
enfrentamiento coplero entre dos hombres, en el ámbito de las guaraperias, que solía terminar
en refriega a bala, machete o bordón. Este tipo de enfrentamiento no subsiste.

  Es de anotar que el esquema que hemos presentado del canto guabinero responde a las
formas de presentación en el ámbito público, pero en el ámbito privado pueden darse múltiples
variaciones.