Platería Sevillana
Platería Sevillana
Platería Sevillana
12
Maria Jesús Sanz La Platería barroca y rococó en la Campiña Sevillana
Hemos intentado presentar una visión de las obras de plata ejecutadas durante los periodos Ba-
rroco y Rococó en el norte y nordeste de la provincia de Sevilla, en una zona llamada “Campiña Sevi-
llana”. En este trabajo hemos prestado atención especial a las obras más representativas que todavía
existen en las principales poblaciones de esta zona, tales como Carmona, Écija, Estepa, Marchena,
Morón, Osuna y Utrera.
Palabras clave: Barroco, Rococó, obras de platería, Campiña Sevillana
We try to present a sigh over the silverwork pieces make in the Barroc and Rococo style in the
north and northeast of the province of Seville, named “Campiña Sevillana”. In that paper we pay spe-
cial attention to the main works that yet remain in the main cities of this area, so that Carmona, Écija,
Estepa, Marchena, Morón, Osuna y Utrera.
Keywords: Barroc, Rococo, silverwork pieces, “Campiña Sevillana”
elegido. Por lo tanto, estas ciudades van a contar con un importante ajuar previo
a la formación de sus propias escuelas durante el Barroco y el Rococó.
El hecho de que estas urbes de la Campiña, antes del siglo XVIII, dependie-
sen de Sevilla se debe a varios factores, siendo los fundamentales, el que formasen
parte del Reino de Sevilla, y el que no tuviesen gremio de plateros reconocido an-
tes del siglo XVIII, ni marca propia. Los plateros que querían ejercer como tales
en la Campiña tenían que examinarse en Sevilla, y obtener allí su permiso para
abrir tienda. Así, muchos de ellos son sevillanos que se establecen en estos luga-
res, y otros son locales que han recibido su formación en la capital del Reino de
Sevilla, para luego establecerse en su ciudad, por lo que no podemos hablar de
una gran diferenciación de estilos.
En cuanto a la influencia cordobesa, el principal factor es evidente, la cerca-
nía, y el segundo es la especial situación de los plateros cordobeses para vender su
mercancía en cualquier lugar, sin ningún impedimento por parte de sus autorida-
des, privilegio éste que no se daba en las otras capitales andaluzas.
Tanto la ciudad de Sevilla como la de Córdoba tuvieron gremio de plateros ya
desde el Medievo, con obligación de marcar las piezas, que en ambas ciudades se
produjeran, conociéndose sus marcas de localidad desde fines del siglo XV, aun-
que la obligación de marcar las obras de plata es bastante anterior. En la ciudad
de Sevilla la obligación de marcar la plata data al menos de 1374, fecha en la que
las ordenanzas del gremio ya mencionan esta condición1. Para las poblaciones
de la Campiña, la constitución de un gremio como tal tardó mucho más en tener
lugar, e incluso en algunos sitios nunca llegó a haber un gremio constituido. En
el caso de la ciudad de Osuna, su condición de dependencia de los duques debió
influir en que nunca llegase a existir una asociación gremial propiamente dicha,
aunque recientes investigaciones parecen demostrar la existencia de una marca
de Osuna. Con respecto a la ciudad de Carmona, está documentado que, al me-
nos desde 1715, los plateros estaban obligados a marcar la plata, pero hasta el
momento no se ha hallado ninguna marca2. De Écija se han conservado bastan-
tes marcas, algunas del siglo XVII, y la mayoría del siglo XVIII3, mientras que de
otras localidades no se tienen noticias de la existencia de un gremio de plateros, y
en los tres casos mencionados los gremios se formaron muy tardíamente, debido
a las normativas del gobierno central.
Otro factor que hay que tener en cuenta para el conocimiento de la plate-
ría en estos centros es si existen estudios sobre la materia. En la actualidad sólo
1
SANZ, María Jesús: El gremio de plateros sevillano. 1344-1867, Sevilla, 1991, pp.
186- 187.
2
MEJÍAS ÁLVAREZ, María Jesús: Orfebrería religiosa en Carmona. Siglos XV-XIX,
Carmona, 2001, p. 33
3
GARCÍA LEÓN, Gerardo: El arte de la platería en Écija. Siglos XV- XIX, Sevilla,
2001, pp. 225-268, “Platería barroca ecijana”, Écija Barroca, Écija, 2011, p.218.
SANZ, María Jesús: Orfebrería sevillana..., op. cit., t. I, p. 386, fig. 104, t. II p. 233.
5
GARCÍA LEÓN, Gerardo: “Platería barroca ecijana”, op. cit., pp. 300, fig. 54.
6
7
SANZ, María Jesús: Juan Laureano de Pina, Sevilla, 1980, pp. 61-64, 109,110, 129-
131 y 165-171.
8
SANZ, María Jesús: “El altar de plata de la catedral de Sevilla”, Archivos de la Igle-
sia de Sevilla. Homenaje al archivero Don Pedro Rubio Merino, Sevilla, 2006, pp.623-640.
9
SANZ, María Jesús: Juan Laureano..., op. cit., pp. 65-95, láms. 6, 7 y 8.
10
SANZ, María Jesús:.: “El altar de plata…”, op. cit., pp. 57-59 y 157-159.
11
El fulgor de la plata. Andalucía Barroca, Córdoba, 2007-2008.
12
SANZ, María Jesús: “El altar de plata...”, op. cit. pp. 57-59 y 157-159.
13
MEJÍAS ÁLVAREZ, María Jesús: Orfebrería religiosa…, op. cit, pp. 225-229,
SANZ, María Jesús y SANTOS MÁRQUEZ, Antonio J.: Francisco de Alfaro y la reno-
vación de la platería sevillana en la segunda mitad del siglo XVI, Sevilla, 2013, pp.103-104.
14
MEJÍAS ÁLVAREZ, María Jesús: Orfebrería religiosa…, op. cit, pp. 330-333, y “La
custodia procesional de San Pedro de Carmona. Una obra del siglo XVIII”, Laboratorio
de Arte, nº4, 1991, pp. 169-180.
15
MEJÍAS ÁLVAREZ, María Jesús: Orfebrería religiosa…, op. cit., pp. 401-438.
16
RAVÉ PRIETO, José Luis: Arte religioso en Marchena. Siglos XV al XIX, Mar-
chena, 1986, págs. 29-37, SANZ, María Jesús y SANTOS MÁRQUEZ, Antonio J.: Fran-
cisco de Alfaro..., op.cit., pp. 101-103 y 111-114.
17
CRUZ, José Manuel: Cinco siglos de platería sevillana, Sevilla, 1992, p. 242.
tad del siglo XVIII”, El fulgor de la plata, Andalucía barroca, Córdoba, 2007-2008, pp.
112-115.
19
GARCÍA LEÓN, Gerardo: Le arte de la platería..., op. cit., pp. 229-249.
20
SANZ, María Jesús: “Vicisitudes del ajuar de plata de la capilla de la Antigua de la
catedral de Sevilla”, Laboratorio de Arte, nº 22, 2010, pp.185-215.
21
ORTIZ JUÁREZ, Dionisio: “Una destacada obra de platería cordobesa en la
catedral de Caracas”, Boletín de la Academia de Córdoba, 1980, pp. 396-404.
22
SANZ, María Jesús: “La orfebrería en el monasterio ...”, op. cit., pp.110, fig. 9.
En la segunda mitad del siglo, con el cambio de estilo, los elementos decora-
tivos mencionados desaparecerán para ser sustituidos por la rocalla, que en sus
distintas formas ocupará todas las superficies posibles, y ocultará la estructura de
las piezas. Entre los ejemplares más destacados podemos citar el de la catedral de
Sevilla, obra de Damián de Castro, en oro, cabeza de toda una serie, en las que el
nudo calado aloja algún elemento eucarístico. Son destacables también los mag-
níficos relieves del basamento (figura 5). Algunos años después, repitió el modelo
en Priego (Córdoba), aunque realizado en plata. Más tardío aún es el del santua-
rio de Consolación de Utrera, o bien el de la iglesia del Carmen de Estepa, que
muestra una cierta influencia cortesana por la estilización de su astil (figura 5b).
El estilo plenamente rococó tiene otros bellísimos y originales ejemplos en
Écija, obras de Damián de Castro, como el de la parroquia de Santa Cruz, que si
lo comparamos con uno propiamente barroco veremos cómo se ha trasformado,
no sólo en la decoración sino también en la estructura.
Este diseño de movido perfil aparece también en casi todas sus obras, y espe-
cialmente en las superficies planas que convierte en unas bellas placas decoradas,
como por ejemplo en los portapaces, que de estar diseñados como pequeños re-
tablitos durante los estilos anteriores ahora se convierten en placas de recortados
perfiles, como podemos ver en el portapaz de la parroquia de Santa Cruz, de Écija
(figura 6). Si lo comparamos con cualquiera de los varios portapaces barrocos
que se conservan, como por ejemplo el de la parroquia de Santa María de Car-
mona (figura 6b), estructurado como un auténtico retablito barroco con sus tres
calles enmarcadas por cuatro columnas salomónicas, y con la imagen de la Inma-
culada en la calle central23, veremos la gran trasformación efectuada.
El mismo aspecto de superficies completamente decoradas presentan las lám-
paras de plato de estilo rococó entre las que podría destacarse una de las existen-
tes en Écija, como la de iglesia del Carmen, fechada en 1775, obra asimismo de
Castro, que muestra como originalidad un perfil triangular, cuando lo habitual
es que sea circular.
Otro de los campos donde la orfebrería barroca y rococó ha producido más
obras ha sido en el exorno de las imágenes, tanto en las piezas para la capilla,
como en las de procesión. Coronas, ráfagas, medias lunas, puñales, etc. Se hacen
de plata para embellecer a las imágenes de la Virgen especialmente.
Como modelo de las primeras coronas barrocas puede considerarse una co-
rona de la Virgen de la parroquia de San Pedro de Carmona, pieza fechada en
1640, decorada con la vegetación barroca propia del inicio del estilo, pero pre-
sentando aún cabujones de esmalte propios del manierismo (figura7). Pero, desde
mediados del siglo XVIII, veremos que la trasformación decorativa alcanza a to-
das las piezas de plata y por supuesto a la ornamentación de las imágenes. Con
MEJÍAS ÁLVAREZ, María Jesús: Orfebrería religiosa…, op. cit. pp. 618, 631 y 642.
23
todo rigor podemos decir que el más suntuoso conjunto de toda Andalucía es el
que luce la Virgen de la Soledad del templo de Nuestra Señora del Carmen de
Écija, obra de Damián de Castro, realizado entre 1768 y 1769, que se compone de
corona, ráfaga y media luna24.
Aunque la corona (figura 7b), la ráfaga y la media luna de la Soledad sean las
piezas más suntuosas del rococó andaluz (figura 8), hay que mencionar otras co-
ronas y ráfagas de diseño más tradicional, pero también de gran riqueza, como
por ejemplo la ráfaga de la Virgen del Carmen en el convento del mismo nom-
bre de Estepa. La de la Virgen de los Dolores de la Iglesia del Servitas en Osuna,
que es una obra cordobesa elegante y equilibrada del más puro barroco, aunque
la ráfaga corresponde ya al estilo rococó (figura 8b). Algo más avanzada es la de
la Virgen de la Merced, en el mencionado convento de la Encarnación de Osuna,
con original diseño de ráfaga de perfil trilobular y rayos que se forman por módu-
los rosáceos de tres puntas, y que se adornan con piedras verdes.
Y, siguiendo el aspecto procesional, tenemos que mencionar otras piezas fun-
damentales en el desfile, como las cruces procesionales y las custodias. Estas úl-
timas pueden ser de mano, las más abundantes, utilizadas durante el culto, pero
también para la procesión del Corpus, en los casos en que la iglesia de la locali-
dad no disponga de custodias de torre o asiento. Las custodias de mano u osten-
sorios se hallan en la misma línea estructural que los cálices, aunque en general
son de mayor envergadura y permiten una mayor introducción de elementos. Son
abundadísimas y a través de ellas puede verse también el cambio de estilo desde
el manierismo al barroco y del barroco al rococó. Entre las de estilo rococó po-
demos destacar alguna realizada en Sevilla para el convento de La Paz de Frege-
nal, (Badajoz) o la de El Rubio, en plena Campiña, pero sobre todo destacan las
de Damián de Castro, repartidas por distintas localidades de toda la provincia de
Córdoba, y también fuera de ella, en otras localidades de la Península y de Cana-
rias. Entre ellas, podría destacarse la custodia de la catedral de La Orotava por la
originalidad del modelo. La obra presenta un astil ondulante por la introducción
de cuatro ensanchamientos que se unen mediante línea continua. El sol se forma
por una serie de rayos biselados entre los que intercalan módulos calados con re-
mate de estrellas. Se fecha en 1768.
Entre las obras de mayor envergadura, hay que citar las custodias de torre o de
asiento, que habitualmente se construían de plata, siempre que las poblaciones, que
no las habían mandado realizar durante los siglos anteriores, dispusieran de los me-
dios adecuados. Cuando las ciudades no disponían de dinero suficiente o de un pla-
tero hábil, entonces podían hacerse de madera plateada como en el caso de la de la
ciudad de Mairena del Alcor, pero este hecho es muy poco habitual.
GARCÍA LEÓN, Gerardo: El arte…, op. cit., p.235, y El fulgor de la plata, pp. 386-
24
387.
Las custodias de asiento, cuyo modelo creó Enrique de Arfe en la primera mi-
tad del siglo XVI, tuvieron una gran repercusión en todo el territorio español a
lo largo de este siglo, constituyendo verdaderos ejemplos de la arquitectura y la
iconografía vigentes en el siglo XVI, y siendo casi todos los ejemplares realiza-
dos en plata.
Durante los siglos siguientes se siguieron construyendo custodias, verdade-
ras arquitecturas que se adaptaron al estilo de cada momento. Entre las obras
puramente barrocas podemos citar, entre otras, la de la parroquia de la Magda-
lena de Sevilla, o la de la parroquia de Santa María de la Mesa de Utrera, en la
misma línea arquitectónica y escultórica, aunque de distintos autores (figura 9).
Ambas presentan las típicas columnas salomónicas, la división en cuerpos decre-
cientes, una iconografía correspondiente a las devociones del Barroco, y una abi-
garrada ornamentación vegetal. En cuanto a la custodia de Utrera hay que decir
que se realizó a lo largo de varios años pues se empezó a finales del siglo XVII y
no se acabó hasta bien entrado el siglo XVIII, y hubo distintos autores que in-
tervinieron en su ejecución. El primero es un platero sevillano llamado Blas Ruíz,
que firmó el contrato de la custodia en 1678, pero que no pudo terminar la obra
porque murió en 1684. Años más tarde, en 1701, intervino Felipe Ponce, tam-
bién platero sevillano, que conjuntamente con Diego Holgado, platero de la igle-
sia utrerana, finalizó la obra en 170825. Felipe Ponce era algo más conocido por
sus obras en Sevilla que los otros dos autores. Con este mismo apellido hallamos
dos plateros examinados en Sevilla de maestros, uno es Manuel José Ponce, exa-
minado de maestro platero en 1722, y ya en la segunda mitad del siglo XVIII, en
una obra claramente rococó, como es la puerta del sagrario de la parroquia de
Santa Catalina de Sevilla, hallamos la marca de Pedro Ponce, ambos sin duda
miembros de la misma familia26.
Muy diferente es la custodia de la iglesia de San Pedro en Carmona, obra do-
cumentada de la primera mitad del siglo XVIII, pero que en realidad reproduce
el modelo que Francisco de Alfaro hizo para la parroquia de Santa María de la
misma población, en 158427. Hecho que resulta sorprendente, reproducir en el si-
glo XVIII una obra del último tercio del siglo XVI, que sólo resulta explicable por
gran influencia de la obra de Alfaro en la ciudad.
Muy interesante es la custodia de la parroquia de Santa María en Fuentes de
Andalucía (figura 10). Aunque no es de gran tamaño, y su estructura es de un sen-
cillo templete, muestra los dos estilos a los que nos estamos refiriendo, así como
el intercambio de obras y estilos entre Córdoba y Sevilla. El templete, barroco,
25
QUILES, Fernando: “La custodia de la parroquia de Santa María de la Mesa de
Utrera”, Archivo Hispalense, nº222, Sevilla 1990, pp.155-171, Utrera, un enclave artístico en
la Sevilla de 1650 a 1750, Sevilla, 1999.
26
SANZ, María Jesús: Orfebrería sevillana…, op. cit., tomo II, pp. 29 y 64.
27
GARCÍA LEÓN, Gerardo: El arte de la platería ..., op.cit., pp. 230-233, y 368.
28
MORALES, Alfredo, SANZ, María Jesús, SERRERA, Juan Miguel y VALDI-
VIESO, Enrique: Guía artística…, op. cit., tomo II, p. 229.
29
SANZ, María Jesús: “Cruces ricas de nazarenos andaluces”, IX Simposio sobre her-
mandades de Sevilla y su provincia, Sevilla, 2008, pp. 195-221.
30
SANZ, María Jesús: “Piezas inéditas del platero Juan de Orea”, Iberjoya, nº 20, Ma-
drid, 1980, pp.47-50..
31
SANZ, María Jesús: “La orfebrería en el Monasterio…” op. cit., SANTOS MÁR-
QUEZ, Antonio J.: “La orfebrería en la parroquia de Nuestra Señora de Consolación de
Osuna”, Archivo Hispalense, nº258, Sevilla, 2002, pp. 175-185, “Una aproximación al arte
de la platería en Osuna”, op. cit., pp. 560-562,
32
SANZ, María Jesús: “La orfebrería en el monasterio ...”, op. cit., pp. 105-116.
33
SANZ, María Jesús: Catálogo de orfebrería de la Colegiata..., op. cit., pp. 18-19,
32-33 y 38-40.
Figura 7a. Imagen de Nuestra de la Sole- Figura 7b. Imagen de Nuestra Señora de
dad, convento de los Descalzos, Écija. los Dolores, iglesia de los Servitas, Osuna.