Etapas de La Conquista
Etapas de La Conquista
Etapas de La Conquista
A comienzos de 1525 se reanudó el viaje y llegaron al Fortín del Cacique de las Piedras, donde los españoles fueron recibidos con
una lluvia de piedras y lanzas, que dejaron varios heridos, entre ellos el mismo Francisco Pizarro. Dejando 5 desaparecidos, los
sobevivientes se reembarcaron y emprendieron el retorno hasta Chochama, al sudeste de Panamá.
Mientras tanto, Almagro ya estaba en camino con 50 hombres a bordo del “San Cristóbal”, y para su mala fortuna desembarcó en el
Fortín de Cacique de las Piedras. Los indígenas los atacaron con fiereza. En el combate una flecha le cayó en un ojo a Diego de
Almagro, quien por poco es capturado por los nativos. Un negro esclavo logró rescatarlo, pero el manchego quedó tuerto para
siempre. Almagro mandó incendiar el fortín rebelde, que desde entonces es recordado como Pueblo Quemado.
Almagro buscó a Pizarro hasta el río San Juan, en los manglares colombianos. Al no encontrarlo regresó hasta las islas Perlas.
Aquí se enteró que su compañero estaba en Chochama. Al reencontrarse se abrazaron y prometieron intentarlo de nuevo, pase lo
que pase.
El Secundo Viaje de Pizarro
En octubre de 1526, Pizarro y Almagro, con los dos barcos, partieron de Chochama hacia el Sur y llegaron al rio de San Juan.
Mientras Almagro volvía por refuerzos a Panamá, el piloto Bartolomé Ruiz, exploró la costa sudamericana occidental hasta Coaque,
en cuyo viaje capturó una balsa de indios tumbesinos con los cuales confirmó la existencia del Tawantinsuyo. Luego Pizarro avanzó
con su expedición hacia la bahía de San Mateo y al río Santiago, a fines de julio de 1527, y luego llevó a sus hombres que se
hallaban descontentos a la isla del Gallo, mientras enviaba los dos barcos a Panamá, con Almagro y el veedor Juan Carballo.
En una de las naves, los soldados descontentos, enviaron a la esposa del gobernador de Panamá un ovillo grande de algodón en
cuyo seno iba una denuncia escrita, que terminaba con un texto que decía:
“A Señor Gobernador miradlo bien por entero allá va el recogedor y aquí queda el carnicero”
Enterado del documento el gobernador de Panamá, Pedro de los Ríos, envió dos barcos a recoger a la fuerza a los expedicionarios,
los mismos que llegaron a la Isla del Gallo a fines de setiembre de 1527. Al mando de ellos venía el capitán Juan Tafur, a recoger a
todos los hombres. Entonces Pizarro, viendo a punto de fracasar su empresa, asumió un gesto heroico, desenvainó su espada,
trazó una raya en la arena de la playa y les dijo a sus hombres: “Por este lado se va a Panamá a ser pobres, por éste al Perú a ser
ricos, escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere”. Sólo trece hombres atravesaron la raya siguiendo a Pizarro,
los célebres “Trece del Gallo”. Los demás soldados se embarcaron con Tafur rumbo a Panamá, y éste trasladó a Pizarro y a su
pequeñísima hueste a la Isla Gorgona.
Luego de estar en ella, solos, seis meses, en marzo de 1528, volvió el piloto Ruiz a la isla para recoger a Pizarro. Pizarro convenció
a Ruiz para explorar el Sur y llegaron a la isla Santa Clara y a continuación a Tumbes, donde los españoles por primera vez
encontraron una ciudad importante y civilizada con fortalezas, templos y murallas. Varios españoles descendieron a tierra y
comprobaron la importancia de la ciudad y su elevada cultura y por lo que es más, confirmaron visualmente la existencia del Imperio
del Tawantinsuyo.
Pizarro llamó a Tumbes, Nueva Valencia y luego navegó hacia el Sur por las costas del reino vasallo de Chimor, hasta llegar a la
desembocadura del río Santa. El Tawantinsuyo había dejado de ser un sueño y un mito, había sido descubierto y Pizarro volvió en
triunfo a Panamá.
Al volver a Panamá con la noticia del descubrimiento del Tawantinsuyo, Pizarro tropezó con las dificultades que le puso y la casi
oposición del gobernador, Pedro de lo Ríos, que quería impedir una nueva expedición, por lo que los tres socios decidieron negociar
la conquista del Perú con el propio rey. Pizarro fue designado por sus socios como Procurador, es decir apoderado en el lenguaje
de la época, y viajó a España con ese carácter, en octubre de 1528, acompañado del griego Pedro de Candia, llevando oro, plata,
piedras preciosas, llamas y tejidos del Perú. En Sevilla, Pizarro fue apresado por antiguas deudas con el bachiller Enciso, todavía
de la época de su estancia en el Darién. Logró salir libre gracias a la influencia de su pariente, Hernán Cortés, conquistador de
México y éste lo ayudó para que fuera recibido en la corte. Allí se entrevistó en Toledo, con el propio rey, Carlos V, a quien expuso
sus planes y pretensiones y negoció con el Consejo de Indias.
El resultado fue la firma de la Capitulación de Toledo, realizada el 26 de julio de 1529, que le autorizaba para la conquista del Perú.
Por la corona firmó la reina Juana la Loca, madre de Carlos V.
Por esta Capitulación, Pizarro obtuvo la autorización para conquistar el Perú, fundar ciudades, dentro de los límites de su
gobernación que abarcaría una longitud de 200 leguas a lo largo de la costa sudamericana del Pacífico, a partir del río de
Temumpalla (Santiago) en el norte del Ecuador hasta Chincha, en la costa central del Perú. Se le dio el título de Adelantado,
alguacil mayor, gobernador y capitán general del territorio adjudicado y un sueldo de 725.000 maravedíes por año.
Por la misma capitulación Diego de Almagro ganó la jerarquía de hidalgo, fue nombrado gobernador de la fortaleza de tumbes y se
le concedió una renta de 300.000 maravedíes al año.
Hernando de Luque, en virtud del Real Patronato, fue propuesto al Papa como Obispo de Tumbes y protector de los indios. A
Bartolomé Ruiz se le nombró Piloto Mayor del Mar del Sur y a los trece valientes españoles de la Isla del Gallo se les dio el status
de hidalgos y se les designó Caballeros de la Escuela Dorada.
La Corona por su parte tendría derecho al quinto real, el 20% de las riquezas que obtuvieran los españoles, con el despojo de los
indios.
Esta Capitulación, como vemos, privilegió a Pizarro y postergó a Almagro y a Luque y fue el origen de las futuras desavenencias
entre los tres socios.
3. SITUACIÓN DEL INCANATO TERCER VIAJE DE PIZARRO
El Tercer Viaje de Pizarro
De Panamá a Piura
Partieron de Panamá en enero de 1531, tocando como primer punto la bahía de San Mateo, de donde continuarán su viaje por
tierras a través de la región de Coaque. En esta zona fueron atacados por el mal de las verrugas y aún se encontraban en este
camino cuando el cacique Tumbalá los invitó a visitar su isla Puná, isla en la cual Pizarro terminará cerciorándose de que el Imperio
de los Incas se debatía en guerra civil.
Llegaron a Tumbes en enero de 1532. Al llegar a esta ciudad, Pizarro le ordenó a Hernando de Soto que tomara preso al cacique
Chilimasa en represalia porque los tumbesinos lo habían atacado. De Tumbes se trasladaron a Poechos donde su cacique
Maizavilca le obsequió a don Francisco Pizarro a uno de sus sobrinos, al que le llamaron Martinillo.
Estando ya en el valle de Chira, en el lugar llamado por los indios Tangarara, Pizarro funda la primera ciudad española en nuestro
país, con el nombre de San Miguel (15 de mayo o julio de 1532). También en este lugar construyeron un fuerte donde se quedaron
60 hombres a las órdenes de Sebastián de Benalcázar.
Marcha de Piura a Cajamarca
Partieron en setiembre de 1532. Acompañaban a Pizarro 110 hombres de infantería y 67 de caballería. Después de avanzar por la
costa hacia el sur y por Saña levantar a Cajamarca, entrarán a esta ciudad el 15 de noviembre de 1532 e inmediatamente Pizarro le
ordenó a Hernando de Soto y luego a su hermano Hernando Pizarro que fuesen a los baños del Inca (Pultamarca) a invitar a
Atahualpa a cenar esa noche en Cajamarca, pues Pizarro tenía pensado tomar preso al Inca en plena ceremonia.
Atahualpa no aceptó la invitación para esa noche, sino para el día siguiente, Atahualpa ya estaba en la plaza de Cajamarca y los
únicos que se le presentaron por parte de los españoles fueron: Hernando de Aldana, el traductor Martinillo y el dominico Valverde.