Ensayo TIBURON
Ensayo TIBURON
Ensayo TIBURON
Este animal prehistórico que surcaba los mares doscientos millones de años
antes que los dinosaurios, era un depredador invencible hasta que se le
empezó a rodear de una aureola siniestra que se acrecentó desde 1975 con la
primera película que presentaba a un enorme tiburón blanco atacando a los
bañistas y embistiendo las embarcación de quienes lo perseguían, tras
presentarlo como un monstruo de pesadilla.
El codiciado cartílago
Este tejido suave y flexible ha convertido al tiburón en una pieza codiciada por
la industria pesquera, empresarial y artesanal, que actúa en forma
indiscriminada, aprovechando la selacofobia que ha llevado a muchos bañistas,
especialmente en México y Centroamérica, demandar su exterminio con el
pretexto de “proteger las playas”.
Pese a que los estudios en este campo no han llegado todavía a conclusiones
sobre sus efectos curativos, en algunas tiendas de alimentos naturales en los
Estados Unidos, se ofrece su venta, tal como ha empezado a difundirse en
Latinoamérica en los últimos años.
Los gourmets de la llamada “alta cocina” han difundido las exquisiteces de las
aletas de tiburón, a las que atribuyen, además de sus propiedades nutritivas y
revitalizantes , presuntas virtudes afrodisíacas y contra los achaques de la
vejez.
En la mayoría de los países asiáticos, los chefs empezaron a utilizar las aletas
de tiburón para preparar sopas sabrosas y “energéticas” a precios exorbitantes.
Por ejemplo, en China un tazón puede costar hasta cien dólares.
Esta “fiebre gastronómica” provocó una de las pescas más salvajes de los
últimos tiempos. Los escualos eran sacrificados en alta mar para extraerle solo
las aletas y, de esa manera, matar el mayor número de escualos para atiborrar
las bodegas de las embarcaciones.
Primeras medidas
Otras medidas
Piel de tiburón
Son estos dentículos los que le dan a la piel del tiburón la apariencia de un
papel de lija, por lo que antiguamente era utilizada con ese fin.
Sin embargo ahora la propaganda informal le atribuye virtudes para “borrar las
cicatrices”.
Especies en peligro
Por esa razón es de suma urgencia que se intensifiquen los programas que
protegen a los tiburones y su hábitat para asegurar que estas especies
magníficas sobrevivan aunque algunas variedades, probablemente se
encuentren en un proceso irreversible hacia su desaparición.
Los estudios señalan que el porcentaje de las especies clasificadas como "bajo
amenaza" o "vulnerables" en el Atlántico nororiental es significativamente más
alto que a nivel global: un 26% y un 18% por ciento, respectivamente.
Es decir, un 7% de las especies en esa parte del Atlántico se clasifica como "en
peligro crítico", un 7% como "en peligro" y un 12% como "vulnerable", todo ello
a causa de la sobrepesca.
"Desde los tiburones ángel hasta las rayas diablo, las poblaciones de esas
especies atraviesan graves dificultades en el Atlántico nororiental, mucho más
que en otras partes del mundo", afirma la autora del informe, Claude Gibson.
Con un lento desplazamiento, nada con la boca abierta de par en par para
devorar anchoas, sardinas y especialmente el nutritivo y microscópico
plancton.
El tiburón sierra tiene un hocico que parece una hoja de serrucho, con la que
barre la arena con su hocico hasta encontrar su comida.
La fama siniestra rodea al gran tiburón blanco que tiene casi 5.000 dientes
afilados en su boca que le ayudan a atrapar y despedazar en un instante a sus
presas. Cuando uno de ellos se le cae, otro lo reemplaza. Es la especie más
difundida por el cine se le responsabiliza de todos los ataques.
No obstante los tiburones de las variedades tigre y toro, pueden ser peligrosos
pero por su tamaño y propaganda, el tiburón blanco se lleva las palmas y, por
lo tanto, presa codiciada de los “deportistas”.
Los científicos consideran que los seres humanos no figuran en las presas de
los tiburones que con frecuencia se retiran después de dar solamente una
mordida que, debido a su tamaño, puede ser mortal.
El turismo es un problema aún más grande. Mucha gente quiere ver a los
tiburones de cerca y les arrojan carnada, o pedazos de pescado, en el mar. Los
tiburones hambrientos nadan hacia los barcos de turistas y aprenden a
regresar repetidas veces a los mismos lugares para encontrar comida.