MELISA FALCON (2019) - Revolucion Cumple Tu Promesa Acerca Del Socialismo Feminista Un Analisis Discursivo de La Revista Vida Femenina (19 (..)

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XIII Jornadas de Sociología.

Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos


Aires, Buenos Aires, 2019.

Revolución cumple tu promesa


Acerca del socialismo
feminista: Un análisis
discursivo de la revista Vida
Femenina (1934-1943).

MELISA FALCÓN.

Cita:
MELISA FALCÓN (2019). Revolución cumple tu promesa Acerca del
socialismo feminista: Un análisis discursivo de la revista Vida Femenina
(1934-1943). XIII Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

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1

Revolución cumple tu promesa


Acerca del socialismo feminista: Un análisis discursivo de la revista Vida Femenina
(1934-1943)

Por Melisa Falcón

Filosofía, Teoría, Epistemología, Metodología.


El análisis marxista como reflexión sociológica.
La teoría marxista aplicada a la historia argentina de los siglos XIX y XX.
Facultad de Ciencias Sociales - UBA
[email protected]

Resumen

El presente trabajo se propone indagar discursiva e ideológicamente las producciones de la


revista “Vida Femenina” con el propósito de reflexionar acerca del concepto marxista de “revolución”
desde la mirada del socialismo feminista. La revista en cuestión fue editada en la Ciudad de Buenos
Aires entre los años 1934 y 1943 por las mujeres asociadas al Partido Socialista. En sus páginas, se
abocó a la defensa de la nueva identidad femenina surgida del proceso de modernización de
comienzos del Siglo XX que se identificó con la figura de la “mujer inteligente”, educada, intelectual
y en lucha por la adquisición de sus libertades civiles. Nacida del seno de una organización político-
social, Vida Femenina respondió a un producto y discurso que necesitaba legitimarse en el complejo
espacio público latinoamericano, sorteando toda clase de obstáculos, entre ellos, el del histórico
fracaso del socialismo para arraigarse en nuestras latitudes. Si la revolución implicaba para las
mujeres socialistas la promesa de la emancipación, nuestro objetivo será reflexionar, desde el análisis
centrado en los escritos publicados por Vida Femenina, en qué consistió tal lucha por la
emancipación; y así llegar a comprender si dicho término estuvo mayormente asociado a un una idea
de ruptura con el orden establecido - en el sentido socialista del término - o si, por el contrario, su
significación implicó una propuesta de profundización democrática.

Palabras clave: Vida Femenina; Socialismo Feminista; Revolución; Emancipación, Revistas;


Marxismo.
2

Introducción

La revista Vida Femenina se editó en la Ciudad de Buenos Aires entre los años 1934 y 1943
por las mujeres asociadas al Partido Socialista. Contó con la dirección de María Luisa Berrondo,
integrante del comité ejecutivo del Partido, y nominada en 1951 como candidata a diputada nacional
por la Capital Federal junto a Alicia Moreau de Justo.
Durante casi diez años, la publicación se abocó a abordar tanto temas nacionales (la pobreza
urbana y rural, el fraude político, el bienestar de la madre y el niño, etc.), como temas internacionales
del momento: las crisis económicas, el crecimiento del militarismo, el fascismo y el antisemitismo de
las derechas europeas, y la Guerra Civil Española (Montero Miranda, 2009).
Vida Femenina fue fruto del proceso de modernización acontecido en Latinoamérica desde
comienzos del siglo XX, en el que las revistas, en tanto que proyectos comunicacionales, se
constituyeron como formas específicas de sociabilidad de las mujeres y posibilitaron la consolidación
de una vida republicana vinculada a valores más igualitarios (Rey, 2011).
En sus aspectos formales, la revista representó el tránsito entre un producto de carácter
orgánico (como revista política) a uno de carácter comercial (Montero Miranda, 2009). Se trató, sin
ir más lejos, de un claro exponente de lo que Rivera (1995) define como periodismo cultural1: la
publicación se constituyó como un producto complejo y heterogéneo que abordó con propósitos
creativos, críticos, reproductivos o divulgatorios los terrenos de las letras, las bellas artes, las ciencias
sociales y humanas y la cultura popular, disolviendo las divisiones tajantes entre un producto elitista
y uno masivo.
En sus aspectos políticos, como órgano de difusión del Partido, Vida Femenina representó un
llamamiento dramático de las mujeres socialistas argentinas en defensa de la participación femenina
ante las limitaciones que le asignó a todas ellas el discurso nacionalista de la década del treinta
(Montero Miranda, 2009). La publicación fue la síntesis de un momento clave de la historia local y
mundial: en un mundo asediado por la pérdida de libertades a manos de gobiernos totalitarios, las
mujeres socialistas argentinas desplegaron la lucha antiautoritaria en el campo del decir. Ante la
agudización de los problemas sociales, que pintaron un cuadro de descomposición social, las
feministas socialistas se sintieron en el deber de intervenir por medio de un discurso que cuestionara
profundamente la estructura social argentina, catalogada de elitista y excluyente. Un discurso

1
Rivera (1980) sostiene que en la Argentina aparece, en el campo de la prensa gráfica argentina, un periodismo técnicamente diferente,
- consolidado entre 1900 y 1930 - en el que ya pesan con mayor vigor las agencias de noticias (Havas, Reuter, Saporiti, Stefani, etc.),
las agencias de publicidad, los procedimientos gráficos (el fotograbado, el linotipo), las radiocomunicaciones, en el que la figura
trasnochada del periodista “romántico” es reemplazada por la del “periodista profesional” que cobra un sueldo con cierta regularidad
y los productos magazinescos ya se habían consolidado en los mercados internacionales. En RIVERA, Jorge (1980) El escritor y la
industria cultural. [Fragmentos. pp 71-86, 90-93] Buenos Aires: Editorial Atuel.
3

netamente político que solo logró ser representativo de ese contexto particular, gracias a que en él, se
conjugaron dos elementos centrales: la constitución del público femenino como nuevo mercado
consumidor, y el consecuente desarrollo de la prensa de mujeres: mujeres que se lanzaban a crear sus
propios proyectos editoriales colectivos o individuales (Rey, 2011).

En las revistas y diarios femeninos del siglo XX, - y, también en el caso de Vida Femenina-
podemos encontrar las huellas materiales de la incipiente participación de las mujeres en la vida
política, participación que muchas veces resultó antagónica a las de los varones políticos de la época.
Y muchas otras, incluso, puede decirse que esas iniciativas feministas ni siquiera giraron en torno a
la reivindicación de la llamada “cuestión femenina”, sino que fueron mucho más allá con los temas
abordados. Dora Barrancos (2014) sostiene que, por momentos, “en el interregno hasta mediados de
la década del ´40, existió cierta declinación de las demandas feministas en aras de una dominante
preocupación por los avances autoritarios europeos y sus amenazantes repercusiones locales”.(p. 9)
Y las revistas, por supuesto, se hicieron eco de ese desplazamiento en múltiples ocasiones: salieron a
buscar la noticia y generaron coberturas que reflejaban la actualidad, satisfaciendo las necesidades
del público lector que buscaba estar informado de los últimos acontecimientos mundiales.

En vistas de todo lo mencionado anteriormente, conformaremos nuestro corpus a analizar


realizando una selección de más de cuarenta artículos de la revista, eligiendo entre cuatro y cinco
notas publicadas por cada año en que la misma estuvo en circulación, es decir, desde 1934 a 1943. A
los fines de categorizar nuestros materiales de estudio y facilitarnos el acceso analítico a ellos,
decidimos centrarnos principalmente en dos tipos de artículos: a. aquellos que giran específicamente
en torno a la "cuestión femenina" (situación de la mujer en la Argentina, derecho políticos, etc.); b.
aquellos que analizan el contexto socio-económico nacional e internacional de esos años (el 1ro de
Mayo, la Guerra Civil Española, Roosevelt, etc.) Dicha categorización nos permitirá entender en
profundidad qué tipo de feminismo proponía la revista, a quiénes interpelaba discursivamente y qué
lugar implicaba dentro de dicho movimiento la idea de “revolución”.

El problema de la paz, el crimen de la guerra

En la imagen que acompaña a un artículo publicado en 1937 bajo el título “Cartas a mujeres
sobre los derechos políticos”, observamos a una mujer sosteniendo una pancarta que dice:
“Revolución cumple tu promesa: Emancipa a la mujer” 2. Vemos articularse aquí, la que será una

2
En Vida Femenina Nro 44 , 1937, p18.
4

demanda central y específica de las feministas socialistas: para ellas, no habría revolución socialista
sin emancipación de la mujer.
Lo curioso, sin embargo, es que al adentrarnos en el análisis de los discursos de la revista,
vemos que su estrategia enunciativa no giró en torno al concepto de “revolución”, como era de
esperarse, sino que, por el contrario, su aparición en el cuerpo de documentos seleccionados es
relativamente escasa. La enunciación política de Vida Femenina se organizó primordialmente en
torno al par oposicional “Paz vs Guerra”.

Entendiendo que todo discurso - y quizás con mayor énfasis los discursos políticos - nace
siempre necesariamente asociado a condiciones sociales de producción 3, resulta interesante observar
que la constitución de dicha estructura oposicional se condice, en cierta medida, con el contexto de
circulación de la publicación. Vida Femenina fue la síntesis de un momento clave de la historia: a
nivel local, surgía el nacionalismo de la llamada “Década Infame” 4, no como un arma ideológica de
lucha antiimperialista sino como reacción antidemocrática frente a las masas trabajadoras que
buscaban su organización sindical después de la Gran Guerra (Arregui, 1960); a nivel mundial, los
totalitarismos ascendían al poder, estallaba la Guerra Civil Española, caía la Bolsa de Wall Street en
1930 desatando una crisis económica internacional con repercusiones en toda Latinoamérica y el
mundo se preparaba para el advenimiento del conflicto bélico de 1939-1945.

El conjunto de documentos que integran nuestro corpus conforman un campo discursivo. Al


interior de él, podemos identificar la presencia de dos formaciones discursivas. En términos de
Pêcheux (1981), una formación discursiva está integrada por todas aquellas expresiones, palabras o
proposiciones que no poseen nunca un sentido propio sino que lo reciben siempre del lugar particular
que ocupan dentro de la estructura en la que son producidas. Estas formaciones discursivas son
siempre a la vez, sostenidas por formaciones ideológicas - en este caso, la formación ideológica
socialista - que determinan, en una coyuntura dada (1934-1943), lo que puede o no puede ser dicho.
Nuestro objetivo se centrará, entonces, en entender cómo opera el proceso discursivo, cuál es
y cómo funciona el sistema de relaciones de sustitución, paráfrasis, sinonimia, etc. entre los elementos
lingüísticos o significantes en cada una de las formaciones discursivas dadas.

3
En VERÓN, Eliseo (1996) La Palabra Adversativa, Observaciones sobre la enunciación política, en Eliseo Verón et al, El discurso
político. Lenguajes y acontecimientos. Buenos Aires: Hachette.
4
En la Argentina, la Década Infame implicó mucho más que la infamia de la dominación oligárquica y el fraude electoral. “Fue el
período en el cual se sientan las bases de lo que será la Argentina de la segunda mitad del siglo XX: se pone en marcha el proyecto de
industrialización sustitutiva, se crean las primeras instituciones regulatorias de la economía, el Estado comienza a asumir un rol de
mediador en los conflictos entre sectores sociales contrapuestos y la estructura social se ve transformada a partir del desarrollo de la
industria y las migraciones internas a ella asociadas”. (Luzzi, 2009, p. 3)
5

La primera formación discursiva 5 a analizar sostiene que a la paz se llega por medio de la
lucha política y la educación democrática.
En primera instancia, siguiendo los postulados de Žižek (1992), podemos observar como una
serie de significantes flotantes6 que aparecen en la superficie textual, como ser “cooperación” 7,
“unión”8, “organización”9, “solidaridad”10 y “colaboración”11 se vinculan entre sí y para con el punto
nodal “lucha” (“luchas políticas argentinas” 12) que “acolcha su sentido”, es decir, detiene el
deslizamiento y fija el sentido de todo ese cúmulo de elementos de identidad abierta que
mencionamos. La “lucha” es siempre ya “lucha política” 13 (como veremos a continuación) y, según
su significación al interior de esta formación ideológica, permitiría alcanzar la “justa distribución” 14,
la “justicia social”15; la “estabilidad”16, el “progreso”17, “la libertad”18 y la “salida del aislamiento”19.
Todos estos significantes abiertos fijan su sentido en vinculación al punto nodal “civilización” (“¿Qué
es la civilización?”20) y establecen para con este una relación de equivalencia y/o sustitución: la
civilización es estabilidad, progreso y libertad; la estabilidad, el progreso y la libertad son sinónimo
de civilización.
Por su parte, encontramos un conjunto de elementos que estructuran el campo de la “política”
(“nueva era política”21) entendida como aquello que permite “un nuevo estado de las cosas”, “la
transformación de viejos hábitos”, “el bienestar de la sociedad argentina” y que los “pueblos sean
amos de sus destinos”, “pueblos libres” 22 pero, así mismo, “conlleva preparación” o “tareas

5
Todos los términos que introduciremos a continuación, en itálica y entrecomillados, corresponden a elementos significantes textuales
que recuperamos de las publicaciones de la revista. Cada uno se encontrará citado con nota al pie de página referenciando la publicación
de la cual se lo extrajo.
6
Elementos sin ligar, de identidad abierta, protoideológicos que se estructuran en un campo unificado mediante la intervención de un
“punto nodal” o “point de caption” lacaniano. En ŽIŽEK, S. (1992) “Che vuoi?”. En: El sublime objeto de la ideología, Siglo XXI,
México.
7
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
8
En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 24-25.
9
En Vida Femenina. Año 5, Nro 51, p. 6-7.
10
En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 24-25.
11
En Vida Femenina. Año 6, Nro 68, p. 10-11.
12
En Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.6-7.y también aparece el significante “lucha” en: Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.25-26;
Vida femenina Nro 44 , 1937, p18; Vida Femenina. Año 3, Nro 33, p.20-21; Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 35-36,46; Vida
Femenina. Año 6, Nro 65, p. 16-18; Vida Femenina. Año 5, Nro 57, p. 4-5; etc.
13
En Vida Femenina. Año 11, Nro 111-112, p. 8-11.
14
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
15
En Vida femenina. Año 10, Nro 107-108, p. 23,26.
16
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
17
En Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.6-7.
18
En Vida Femenina. Año 9, Nro 95-96, p. 10, 35; Vida Femenina. Año 9, Nro 95-96, p. 14-17.
19
En Vida Femenina. Año 5, Nro 51, p. 4-5.
20
En Vida Femenina. Año 11, Nro 111-112, p. 8-11.
21
En Vida Femenina. Año 3, Nro 26, p.3.
22
Anteriores en: Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.14,19. y Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.25-26.
6

preparatorias”23, “un esfuerzo”24, “trabajo para”25 lograr superar las “condiciones desfavorables para
la lucha”26.
Así mismo, se presenta una última cadena significante en torno al punto nodal “educación”
(“los métodos y la esencia de la educación” 27). Se afirma que el “alfabetismo” 28, la “enseñanza
democrática”29, “el cultivo de la inteligencia” mediante la “labor cultural” 30 son condición necesaria
para lograr la “adecuada dirección vocacional” que permita la “convivencia social” 31, la
“emancipación civil” y la “conciencia de derechos”32 así como también, la “elevación de cultura
política”33.
Si, según Žižek, “lo que está en juego en la lucha ideológica es cuál de los “puntos nodales”
o point de capition, “totalizará” o incluirá en una serie de equivalencias a esos elementos flotantes”
(1992, p. 126), es “paz” (“¿Cómo llegar a la paz?”34), la palabra que “en tanto que palabra, en el nivel
del significante, unifica un campo determinado, constituye su identidad” (1992, p.136)
La formación discursiva analizada, en el marco de la formación ideológica socialista, logró
“materializar”35 en el discurso, que son la lucha política y la enseñanza democrática los pilares claves
para alcanzar la civilización, entendida como sinónimo de estabilidad, cooperación, justicia social y
unión. Es el Partido Socialista quien se asume como expresión de esa democracia, y adhiere como
“programa de acción” propio y “responsabilidad del estado”36 a la tarea de preparar, enseñar o educar
en democracia al pueblo argentino. Garantizar la civilización (o, por la negativa, “evitar la
perpetuación de la barbarie”, como veremos a continuación), es el paso previo fundamental para
generar el necesario triunfo de la “paz” (“el problema de la paz” 37) sobre la “guerra fascista”.

La segunda formación discursiva configura su identificación en antagonismo a la primera, y


entiende que la guerra es un crimen que sólo perpetúa viejos hábitos.

23
En Vida Femenina. Año 6, Nro 72, p. 7,17 y Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
24
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
25
En Vida Femenina. Año 6, Nro 65, p. 16-18.
26
En Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.14,19.
27
En Vida femenina. Año 10, Nro 107-108, p. 23,26.
28
En Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.14,19.
29
En Vida Femenina. Año 9, Nro 95-96, p. 14-17.
30
En Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.14,19.
31
En Vida femenina. Año 10, Nro 107-108, p. 23,26.
32
En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 24-25.
33
En Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.6-7.
34
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
35
En PÊCHEUX, M. Cap. III “Discurso e ideología(s)” En: Las verdades evidentes. Lingüística, semántica,filosofía. Ediciones del
CCC, Buenos Aires. 1981.
36
En Vida Femenina. Año 9, Nro 96-97, p. 4-6.
37
En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 24-25.
7

Estructurando el campo del “crimen”, nos encontramos en primera instancia con una serie de
elementos equivalentes a él, como ser: “peligro”, “conmoción social violenta”, “irracional”,
“innecesario”, “regresión”, “fatalidad”, “exterminio y dolor”, “matanza”, “crueldad”, masacre”,
“catástrofe”, “atropello”, “calamidad”, “tragedia” 38, entre otros. Estos elementos abiertos
entrelazados por medio de su vínculo al punto nodal “crimen” (“el crimen de la guerra”39), entran a
su vez en conexión con una nueva cadena significante que convoca elementos en torno al punto nodal
“barbarie”. El crimen de la guerra produce “barbarie” (“barbarismo como sistema” 40), que se presenta
en la superficie discursiva como sinónimo de “ignorancia” y “servidumbre”, ignorancia que, a su vez,
sólo genera un “pueblo de esclavos”, una “patria desierta”, una “humanidad mansa”, “hombres que
se despedazan entre sí” y son meros “juguetes de fuerzas inconscientes y poderosas” ya que
permanecen “desunidos e inermes”, “sin fe en el porvenir” 41.
Finalmente, el significante “tradición” (“una mera cáscara vacía a la que la tradición resta
espectabilidad”42) se encuentra articulado a un cúmulo de otros elementos flotantes, como ser
“marchar hacia atrás”43, “retroceso”44, “mundo de sistema”45, “colonialismo”46, “imperio”47 ,
“intromisión extranjera”48 y “armamentismo”49.
La constitución de este campo de significado estructurado en torno a los puntos nodales
“crimen”, “barbarie” y “tradición”, nos permite conjeturar que el efecto de sentido que se explicita
en esta formación, sostiene que es el fascismo/totalitarismo y los nacionalismos, aquellos “déspotas”,
“caudillos personalistas”, “grupos imperialistas insatisfechos”, “esclavizantes colonizadores”,
“opositores a la civilización”, “ambiciosos sin méritos” y “traficantes de la política que fomentan la
confusión y la desidia”50, en otras palabras, que fomentan la perpetuación de la barbarie mediante la
incitación a la guerra y pujan, así mismo, por la vuelta de los valores tradicionales: el colonialismo,

38
Todos los anteriores pueden encontrarse en los siguientes artículos: Vida Femenina. Año 9, Nro 96-97, p. 4-6; Vida Femenina. Año
7, Nro 78, p. 24-25; Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 24-25; Vida Femenina. Año 9, Nro 95-96, p. 10, 35; Vida Femenina. Año 8,
Nro 89-90, p.18-22,41; Vida Femenina. Año 6, Nro 72, p. 7,17; En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 35-36,46.
39
En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 35-36,46.
40
En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 35-36,46.
41
Todos los anteriores pueden encontrarse en los siguientes artículos: Vida Femenina. Año 5, Nro 57, p. 4-5; Vida Femenina. Año 6,
Nro 65, p. 34-35,44; Vida Femenina. Año 7, Nro 78, p. 24-25; Vida Femenina. Año 3, Nro 36, p. 4-5, 11; Vida Femenina. Año 9, Nro
95-96, p. 10, 35; Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
42
En Vida Femenina. Año 3, Nro 26, p.3.
43
En Vida Femenina. Año 9, Nro 95-96, p. 14-17.
44
En Vida Femenina. Año 11, Nro 111-112, p. 8-11.
45
En En Vida Femenina. Año 4, Nro 40, p. 35-36,46.
46
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12.
47
En Vida Femenina. Año 8, Nro 89-90, p. 4-5, 31.
48
En Vida Femenina. Año 5, Nro 57, p. 4-5.
49
En Vida Femenina. Año 5, Nro 51, p. 4-5.
50
Todos los anteriores pueden encontrarse en los siguientes artículos: Vida Femenina. Año 7, Nro 78, p. 24-25; En Vida Femenina.
Año 9, Nro 95-96, p. 14-17; Vida Femenina. Año 6, Nro 72, p. 7,17; Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.4-5,12; Vida Femenina. Año
5, Nro 51, p. 4-5.
8

la penetración extranjera y, como veremos más adelante, los roles femeninos asociados
exclusivamente al hogar.

En resumidas cuentas, las dos formaciones discursivas mencionadas anteriormente


constituyen el discurso de la revista Vida Femenina y se presentan en antagonismo una de otra. Del
par oposicional cetral “Paz vs Guerra”, que organiza la enunciación política, se desprenden, así
mismo, pares oposicionales secundarios como ser: “Socialismo vs. Nacionalismo”, “Democracia vs.
Fascismo” y “mujer moderna vs mujer tradicional”.
Vemos que Vida femenina se posiciona discursivamente a lo largo de sus páginas del lado de
una mirada pacifista de la coyuntura, coincidente con la propia postura del Partido Socialista.
Hablamos aquí de lo que Asunción Lavrin (1996) definió como una postura antibélica pero pro
revolucionaria: a la revista le “atraían las revoluciones que se hacían en favor de lo que se percibía
como una mejora en la condición humana, pero aborrecía la guerra de corte imperialista”(Lavrin,
1996; p 183). Se trataba de una postura, cuanto menos, ambigua frente a la llamada “revolución”. En
sí mismo, el término “revolución” sólo aparece solo dos veces en el recorte de textos que conforman
nuestro corpus. La primera, se manifiesta como un “deseo” de “crear un mundo nuevo” para “los
hombres”, “los perseguidos” y los “humillados”. La segunda vez, el concepto vehiculiza un sentido
otro: se utiliza para acusar a aquellos que se arrogan el mote de revolucionarios pero prefieren a la
mujer encerrada y dócil. Fue el término “lucha”, en cambio, el que predominó en los textos. Su
significación se asoció a la idea de “cooperación”, “unión”, “solidaridad” y “organización” del
“pueblo altivo y laborioso”51 en pos alcanzar “un nuevo estado de las cosas”, un “mundo nuevo”52,
de dar solución al “problema de la paz”, sobre todo preocupante en vistas del inminente estallido de
la Guerra Civil Española.
Sin embargo, solo en un principio fue ese nuevo estado de las cosas, ese cambio social, fue
percibido como posible por medio de una real ruptura revolucionaria en el sentido marxista del
término. Con el correr de los años, adquirió un mayor peso discursivo la noción de democracia en
tanto que “campo de realización de las voluntades individuales que genera el bien común” (Valobra,
2012;154)
“Nuestra democracia tiene que ser un algo orgánico y vivo, que trascienda
en sacrificio”
“¡Democracia en la que no caben tránsfugas, ni imperialistas, ni
succionadores de pueblos, ni expoliadores de razas!”53

51
En Vida Femenina. Año 9, Nro 95-96, p. 14-17.
52
En Vida Femenina. Año 3, Nro 36, p. 4-5, 11.
53
En Vida Femenina Nro 65, 1939, p18.
9

La democracia se presentó como un estilo de vida que permitía a los ciudadanos ejercer su
compromiso con el sistema de gobierno. Dicho estilo de vida solamente se lograría construir por
medio de la educación. Así lo afirma un artículo del año 1941:
“Es urgente que la escuela recoja la advertencia y comience su enseñanza
democrática. Que deje la cáscara y vaya a la médula. La escuela debe mostrar a los
niños la diferencia que hay entre vivir al amparo de leyes o expuestos a los caprichos
de un desota”54

Tal y como afirma Manzoni (2016) en aquel rol de “enseñar la democracia”, en aquella “tarea
internacionalista del socialismo”, Vida Femenina albergó una especial misión para las mujeres” (p
6).

La revista de la mujer inteligente

El surgimiento del movimiento feminista formó parte del pasaje de época hacia una Argentina
moderna desde fines del siglo XIX hacia los inicios del XX. Durante ese tiempo las mujeres
comenzaron a opinar e influenciar paulatinamente la vida política, aunque lejos estuvieran del
derecho a la ciudadanía (Barrancos, 2014). Tal y como afirma Anahí Mallol (1997), - siguiendo a
Francine Masiello - “cada vez que el Estado se encuentra en transición de una forma de gobierno a
otra, o de un periodo tradicionalista a un programa modernizante, se produce una alteración en el
sistema de representación de géneros”.(p. 1)
Durante la década del ´20, bajo esa nueva configuración genérica, la figura femenina perdió
sus rasgos más tradicionales y las mujeres comenzaron a identificarse con las representaciones de la
mujer moderna, que anda sola por la calle y consume productos que mejoran su condición de ama de
casa y su belleza. (Rey, 2011)
Ahora bien, ¿cómo pensaba, y sobre todo como presentaba discursivamente Vida Femenina a
las mujeres modernas? ¿Qué lugar les asignaba al interior de estas dos formaciones discursivas en
puja? ¿Cuál era su rol, dentro del partido y de un órgano de comunicación como era la revista, a la
hora de garantizar la tan buscada paz?

En tanto que discurso político - siguiendo a Eliseo Verón (1995) -, la revista supuso un
desdoblamiento de la enunciación en tres destinatarios55.

54
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.25-26.
55
En VERÓN, Eliseo (1996) La Palabra Adversativa, Observaciones sobre la enunciación política, en Eliseo Verón et al, El discurso
político. Lenguajes y acontecimientos. Buenos Aires: Hachette.
10

En primer lugar, encontramos como prodestinatario (el convencido, el partidario) a la mujer


moderna, a quien la publicación dirige principalmente su discurso. La revista interpeló a las mujeres
en tanto que modernos sujetos de derecho y se refirió a todas ellas como “mujeres inteligentes”, a las
que “también les interesan los problemas sociales, políticos y económicos, porque ella también es
una fuerza que gravita en la historia” 56. Se trataba de un “nuevo despertar de la mujer”, de un
momento de transición: “La mujer ha madurado su espíritu, ha ensanchado sus horizontes, despertado
con la fe del que conoce su propio valor” 57.
A estas mujeres modernas, la revista les asignó la importante tarea de afianzar la democracia
por medio de la educación y la elevación cultural del pueblo.
Tanto para el Partido Socialista como para Vida Femenina, la democracia no sería verdadera
sin la plena participación de las mujeres en la esfera pública, sin el pleno ejercicio de sus derechos
civiles (como el derecho a sufragar).

“Nosotras debemos pugnar porque la República Argentina evolucione hacia


la democracia integral que no podrá realizarse jamás sin el reconocimiento pleno de
nuestros derechos a participar de la vida política de la Nación” 58.

La revista entendía que la igualdad intelectual de los géneros era imprescindible para todos
aquellos países que aspiraran al progreso. Asunción Lavrin (1996) señala que fue el que ella definió
como “feminismo suramericano”, el que estableció para las mujeres una multiplicidad de funciones
privadas y públicas, funciones a las que “esta primera generación feminista acometió como un acto
deliberado para probar su capacidad como seres pensantes y responder así a quienes opinaban que el
intelectualismo amenazaba a la mujer, la familia y a la sociedad”. (p. 179)
Como prototipo de “mujer moderna”, Vida Femenina interpeló con recurrencia a cuatro tipos
mujer: la maestra, la obrera, la escritora y a todas aquellas que “participan en la vida pública” - estas
últimas definidas de manera más vaga. Como maestras, las mujeres eran las educadoras de los
hombres libres del futuro. Como obreras, como mujeres que trabajaban, debían focalizarse en lograr
la unidad y sindicalización para dignificar su condición en las fábricas. Participando en la vida civil,
las argentinas eran interpeladas a trabajar para dar asistencia ante los horrores de la Guerra Civil
Española. Como escritoras, “debían aventurarse a desarrollar sus facultades, y a escribir su opinión
porque “no hay fuerza como la del papel impreso”59

56
Vida Femenina Nro 12, 1941, p 19.
57
Vida Femenina Nro 26, 1936, p 20.
58
En Vida Femenina. Año 9, Nro 95-96, p. 10, 35.
59
En Vida Femenina Nro 68,1939, p 10.
11

Ahora bien, la publicación utilizó como estrategia la construcción de un discurso que


enfatizará la idea de que “la lucha política” y las labores del hogar - históricamente asociadas al rol
de mujer “tradicional”- no tenían porqué ser necesariamente prácticas contrapuestas. Entonces, el
reconocimiento del rol democrático de todas ellas se realizaba siempre sin antagonizar su función
como madres. Las maestras eran las “madres espirituales de la sociedad” 60; las obreras que unían para
defenderse de la explotación de sus patrones lo hacen siempre porque no podía seguir tolerando
sueldos bajos siendo que ellas “debían sostener sus hogares”61; las que ayudan en la guerra, lo hacen
porque la guerra les “destruyo el hogar, le asesinó al compañero, a su hijo” 62. Las únicas que
parecieran estar discursivamente exentas de tener aquella doble función en la sociedad, - al menos en
el corpus de documentos analizados - son las escritoras.

Se trató, sin ir más lejos, de lo que la propia revista definió como “feminismo no
beligerante”63: una forma de feminismo que reconocía que “la mujer necesitaba y debía superarse” y
jugar un papel en la “organización de la vida colectiva”, un feminismo que no se excusase en la vieja
fórmula del “volver al hogar” para censurar derechos civiles a las mujeres como promulgaban los
gobiernos antidemocráticos pero que los promoviera sin “confrontar” del todo con los roles más
tradicionales e históricos que desempeñaron las argentinas en la sociedad.

Más allá de estas salvedades, la novedosa intervención de las mujeres en la esfera pública
pronto comenzó a ser percibida como un atentado contra su rol tradicional como depositarias y
transmisoras privilegiadas de los valores familiares. La nueva imagen de la mujer argentina,
resignificada en los proyectos editoriales de la época, pasó rápidamente a ser vista como símbolo de
súbita inestabilidad por parte de los sectores reaccionarios conservadores.
Estos sectores serán el contradestinatario (el adversario, el opositor a sus creencias) en la
enunciación de Vida Femenina. En el frente internacional, los fascismos/totalitarismos europeos y en
el ámbito local, el nacionalismo económico, son los “enemigos” discursivos, caracterizados como
pertenecientes al mundo del capital, vinculados al pasado colonialista de la Argentina bajo control
Imperial, “traficantes de la política que fomentan la confusión y la desidia”, promotores de la guerra
sin sentido, criminal y sangrienta que “enardecen a los pueblos para luchar contra el comunismo”.
El discurso de la revista surge, en parte, como respuesta a las limitaciones que le asignó a
todas ellas el discurso nacionalista de la década del treinta. La visión de estos sectores conservadores,

60
En Vida Femenina. Año 1, Nro 12, p.25-26.
61
En Vida Femenina. Año 5, Nro 51, p. 6-7.
62
En Vida Femenina. Año 6, Nro 65, p. 16-18.
63
En Vida Femenina Año 3, Nro 26, p.6-7.
12

se anclaba en la visión de la mujer como “buenas reproductoras”64, cuyo único rol es echar hijos al
mundo.

Finalmente, como paradestinatario (los llamados “indecisos”, los que se mantienen “fuera de
juego”) están todas aquellas mujeres que a pesar de querer luchar por sus derechos, no se muestran
del todo convencidas con dejar el hogar. O bien, creen que la política y el hogar son prácticas
contrapuestas y de allí, el principal interés de la revista en construir una estrategia discursiva que
demuestre lo contrario, como veíamos. Será a través de la sección de “Cartas a las Lectoras sobre
derechos políticos.”, que la publicación instruirá y persuadirá a esas mujeres poco convencidas de la
propuesta socialista para sumar su contribución al afianzamiento de la democracia argentina.
Así mismo, pueden identificarse como para paradestinatarios a ciertas figuras públicas
masculinas, hombres de política, en cuyas manos recaía la decisión de conceder a las mujeres el
derecho al sufragio. A todos ellos, la revista intenta convencer de la importancia de legislar en favor
de la ley del sufragio femenino. Reproducimos algunos fragmentos que aluden a tal situación:
“Se presenta la oportunidad magnífica para que los hombres que gobiernan la
Nación demuestren hasta dónde veneran y respetan a la mujer” 65
“Yo considero que la intervención de la mujer en política va a adecentarla, a
mejorarla, a propulsarla por el camino del progreso en mucho de sus aspectos. Tengo la
íntima convicción de que todos los señores diputados la tienen conmigo” 66

¿Promesas incumplidas?

La verdadera emancipación de la mujer sólo se alcanzaría cuando ésta pudiera hacer ejercicio
pleno de sus derechos. Sin sufragio femenino, la democracia argentina permanecería débil e
incompleta a los ojos del socialismo argentino. Vida Femenina, en tanto que órgano de comunicación
de aquel socialismo, recogió la exigencia del partido y expresó dicha demanda en el campo del decir.
Ahora bien, en el orden de lo discursivo, la revista propuso un interesante desplazamiento
terminológico: la idea de “revolución” fue reemplazada por el significante “lucha”, entendida como
la intervención de las mujeres en los terrenos de la política en pos de su unión, organización y/o
sindicalización. Unidas lograrían trabajar mejor en la consolidación de la democracia, permitiendo el
triunfo de la paz y el fin de la guerra imperialista. Al interior del campo discursivo de la revista, el
significante “lucha” se presentaba más como sinónimo de profundización de la democracia, mediante

64
En Vida Femenina. Año 6, Nro 66, p. 18-19 y Vida Femenina. Año 4, Nro 44, p. 18-19.
65
En Vida Femenina Año 1, Nro 12, p.22, 27.
66
En Vida Femenina. Año 3, Nro 26, p.4.
13

su enseñanza y ejercicio ciudadano, que como paso previo - o bien, complemento - para alcanzar la
ruptura con el orden establecido, es decir, la revolución.

Herbert Marcuse (1976) afirmaba que el movimiento feminista actúa en dos niveles:
“primeramente, en el plano de una lucha por conseguir la igualdad completa en lo económico, en lo
social y lo cultural. [... ] En un segundo grado, “más allá de la igualdad”, la liberación tiene como
contenido la construcción de una sociedad [...] en la que quede superada la dicotomía existente
hombre-mujer, en medio de relaciones sociales y personales de un nuevo tipo. (p.12). En eso último
residía justamente el potencial radical y subversivo del movimiento feminista: en no confesarse
simplemente socialista (en tanto que la igualdad completa de las mujeres siempre había sido siempre
una exigencia socialista), sino en abrazar una forma especial de socialismo, un “socialismo
feminista”, cuya especificidad radicara en no quedarse en la mera instancia de búsqueda de la igualdad
sino que avanzara hacia la persecución de una real ruptura y consecuente construcción de una nueva
sociedad.

En vistas de esto, nos aventuramos a conjeturar que Vida Femenina apuntó a consolidar desde
lo discursivo aquella que Marcuse reconoce como primera instancia del movimiento feminista: la
liberación de la mujer, que implicaba su “despertar” ante las injusticias del mundo patriarcal y su
consecuente organización para conseguir la igualdad con los hombres en los terrenos de lo
económico, lo social y lo cultural. Esa primera fase, entiende el autor, podía realizarse dentro del
marco del capitalismo, aunque dentro de un capitalismo considerablemente modificado (Marcuse,
1976). Así, la publicación no pretendió la verdadera negación de los valores del capitalismo y
consecuente construcción de una nueva sociedad superadora de los valores patriarcales. Su
concepción de la categoría marxista de “revolución” resultó cuanto menos ambigua y se vio superada
frecuentemente por otros significantes, como ser “lucha política”, “civilización” y “ democracia”, que
consolidaron la postura pacifista antibélica que la revista defendió durante sus casi 11 años de vida.
La revolución de las relaciones sociales establecidas y las formas de dominación no se hallaba
realmente en el horizonte de la discursividad política de la publicación. En primer lugar, porque la
revista no se propuso una superación de la dicotomía hombre-mujer. A pesar de las enormes
conquistas a la hora de resignificar la manera de pensar a la mujer, como “mujer moderna e
inteligente”, la revista no podía desconocer el hecho de que los avances en materia de sufragio estaban
necesariamente en manos de quienes tomaban las decisiones: los hombres. De allí, que los distintos
artículos apuntaran a interpelar a los funcionarios poco convencidos de votar en favor del progreso
de las mujeres argentinas. En segundo lugar, porque la publicación jamás se planteó el llamado
14

“problema de la clase”, que se desprende del hecho que las mujeres no constituyen, en el sentido
marxista del término, una “clase”, sino que, por el contrario, atraviesan todas las clases. Podríamos
conjeturar que el feminismo expuesto por la revista fue, en términos de Dora Barrancos (2014), un
“feminismo relacional”, es decir, un feminismo preocupado por procurar prerrogativas iguales para
las mujeres, alargando preocupaciones y solidaridades con otros sectores subalternos de la sociedad.
Entonces, si bien existió una carencia de reflexiones teóricas sobre el asunto de la clase y el problema
que esto supone para los movimientos feministas en función de su organización, tampoco puede
decirse que Vida Femenina se haya focalizado exclusivamente en la acción sobre las propias mujeres.
Pero, sin embargo, las dificultades persisten: ¿cómo pensar en la posibilidad de desechar la sociedad
de clases, sin una adecuada elaboración del problema de que las mujeres no constituyen una clase en
sí?

Sin ir más lejos, diremos que el discurso socialista de la revista puede ser contemplado dentro
de aquello que Laclau (1985) llamó la “redefinición del proyecto socialista”. Muy tempranamente,
Vida Femenina redefinió en su discurso algunas cuestiones tomadas por clásicas: la centralidad de la
clase obrera (el sujeto político fue la mujer de todos los estratos sociales), la afirmación de la
Revolución como momento fundacional en el tipo de transición de una sociedad a otra (la palabra
“revolución” aparece de forma ambigua, sobrepasada por la dicotomía “paz vs guerra”, que no
implicaba la superación del capitalismo por la suma de contradicciones), y en la ilusión de la
existencia de una voluntad colectiva perfectamente una y homogénea que tornaría inútil el momento
de la política (la lucha de las mujeres socialistas en la revista fue plural y permanentemente apeló a
convencer a aquellas mujeres “indecisas” que no se animaban a dejar atrás los moldes sociales y
asumir su nuevo rol como mujeres modernas) (Laclau-Mouffe, 1987).

Conclusiones
En tanto que publicación nacida del seno de una organización político-social, Vida Femenina
respondió a un discurso que necesitaba legitimarse en el complejo espacio público latinoamericano.
La publicación se constituyó como un producto heterogéneo que representó un llamamiento
dramático de las mujeres argentinas en defensa de la participación femenina ante las limitaciones que
les asignó a todas ellas el discurso nacionalista de la década del treinta.

A lo largo de sus páginas, Vida Femenina adoptó una mirada pacifista de la coyuntura
caracterizada, en el orden discursivo, por un interesante desplazamiento terminológico, en el que la
idea de “revolución” fue reemplazada por el significante “lucha política ”. Se trató de un feminismo
15

más sindicalista que revolucionario puesto que apuntó a centrar sus estrategias políticas en dotar de
herramientas y acompañar a las mujeres en su organización en miras de alcanzar el afianzamiento de
la democracia argentina, como paso previo para conseguir la igualdad con los hombres. En el
horizonte de la revista, no se encontraron rastros materiales de una verdadera negación de los valores
del capitalismo y consecuente construcción de una una nueva sociedad superadora de los valores
patriarcales.

El carácter verdaderamente “revolucionario” de la publicación estuvo dado por la


interpelación a las mujeres como “modernas e inteligentes”, interpelación que se caracterizó por ser
una respuesta contundente a aquellos sectores conservadores que opinaban que el intelectualismo
amenazaba a la mujer, la familia y a la sociedad. El verdadero carácter “revolucionario” de la revista
consistió, sin ir más lejos, en acompañar a las mujeres argentinas en sus procesos de organización,
permitiéndoles ser partícipes de un movimiento político que las representara y les permitiera
intervenir activamente en la esfera pública, reconociendo su capacidad para contribuir y enriquecer
la vida democrática.
16

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