Las Narraciones Más Antiguas

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LAS NARRACIONES

MÁS ANTIGUAS:
MITOS Y LEYENDAS
1° AÑO – CS. SOCIALES Y PRÁCTICAS DEL LENGUAJE - 2020

Bibliografía:
AA.VV. Mitos Clasificados 1 y 2. Cántaro Ediciones. Ciudad de
Buenos Aires
¿LA MANO DE DIOS?
1986. Campeonato Mundial de Fútbol en México. El equipo
argentino avanza con éxito hacia la final: Diego Armando
Maradona, el capitán del seleccionado, deja al mundo con la
boca abierta ante la habilidad y ante la inteligencia de su juego.
A medida que los rivales quedan en el camino, la fe de los
hinchas crece, y la figura del jugador adquiere la dimensión de
un héroe sagrado. De todos los partidos, el que se espera con
más es el que enfrenta a la Argentina contra Gran Bretaña, que
había vencido a aquella hacía cuatro años en la dolorosa Guerra
de las Malvinas. El primer gol ante el equipo inglés, Diego lo
ejecuta con la mano, “la mano de Dios”, dirá el futbolista
irónicamente. Al decirlo, no imaginaba que, a los ojos de sus
seguidores, no estaba lejos de la verdad. “Rey del mundo, Diego
inmortal”, rezará el título de un diario argentino después de la
victoria. Aun sus mismos rivales lo aceptan: “Vencidos por el
hombre mágico”, la primera plana del Daily Mail.
Después de la victoria final contra los alemanes, el ídolo vuelve
a Nápoles, donde lo espera la consagración definitiva:
¿Cómo va a vivir como los demás Maradona en Nápoles si
para la gente es tan patrono de la ciudad como San
Genaro? ¿Cómo si todo es devoción? […] Muchos
aficionados se ataron con cadenas a las verjas en plena calle
para que no los desalojaran del lugar donde pasaría Diego.
Maradona se había convertido en un mito.
EL MITO CLÁSICO
En el relato anterior, hemos empleado términos como “fe”, “héroe
sagrado”, “gloria”, “la mano de Dios”, “devoción”, que nos remiten al
universo de los mitos clásicos.
En su definición más simple, el mito es un relato de carácter
sagrado, que resulta siempre fruto de una creación colectiva. Como en
el caso de Maradona, hace falta el consenso de las multitudes para
que una figura, o un hecho, alcance la categoría de mito.
Todo mito encierra, tal como afirma Alonso Martín, “un núcleo de
verdades naturales que se revisten, con la imaginación y las diversas
experiencias históricas de los pueblos, de elementos y escenificaciones
más o menos fantásticas”. Tiene como fuente un hecho real (la victoria
deportiva de un país sobre su histórico rival) sobre el cual la fantasía
popular urde el relato mitológico (la colaboración de Dios con el
equipo vencedor).
Con la ayuda de lo arqueólogos, los estudiosos se esfuerzan por
comprender estos datos históricos que generaron la explicación
mítica. Un caso curioso es el de los cíclopes, gigantes con un solo ojo
que estaban relacionados con el trabajo de los metales. Sobre ellos,
afirma el mitólogo Robert Graves:
Los cíclopes parecen haber sido un gremio de los forjadores de
bronce de la Hélade primitiva. Cíclope significa “los de ojo anular” y es
probable que se tatuaran con anillos concéntricos en la frente, en
honor del Sol, la fuente del fuego de sus hornos […]. Los cíclopes
tenían también un solo ojo en el sentido de que los herreros se cubren
con frecuencia un ojo con un parche para evitar las chispas que vuelan.
Si se considera, además, cuán primitivos debían ser los métodos
para trabajar los metales, es lógico suponer que los herreros fueran
hombres sumamente fuertes, que el lenguaje del mito transformó en
gigantes.
MITOS Y LEYENDAS
Por lo general, las palabras mito y leyenda se utilizan de modo indistinto.
Sin embargo, es posible establecer entre ambos algunas diferencias,
aunque, en muchos casos, los límites entre una y otra sean imprecisos.
Buscando una definición de mito
Son mitos las narraciones más antiguas de la humanidad. Los mitos
están presentes en todas las culturas del mundo. Existen mitos de los
pueblos aborígenes de América (guaraníes, mayas, incas, aztecas,
mapuches, etc.), de los persas, de los indios, de los egipcios. También hay
mitos chinos y africanos. Y, claro está, mitos de origen griego y romano.
Para entender cabalmente qué es un mito, les proponemos que lean la
siguiente definición.
El mito es la historia sagrada de algo que ha tenido lugar en el origen
de los tiempos. Se refiere siempre a una creación, habla de los dioses, del
nacimiento del primer hombre de cómo fueron creados la Luna, el Sol, la
Tierra, etcétera.
Ahora, analicemos más detenidamente esta definición.
1. Afirmar que los mitos son historias sagradas significa que en el
pueblo donde han sido creados sus palabras expresan una verdad,
y, además, que son revelados por la divinidad. Por ejemplo, Hesíodo
comienza su Teogonía, que es un conjunto de mitos, diciendo que
todo lo que va a contar le ha sido revelado por las Musas. Entonces
no se trata de historias que se le ocurrieron a él, como fruto de su
imaginación, ni tampoco de hechos históricos que él presenció o que
sabe que sucedieron.
2. Los hechos de los mitos no pertenecen al tiempo de la historia
humana; corresponder a uno anterior, y sus consecuencias explican
una ley orgánica, fundamental, de la naturaleza de las cosas. Los mitos
ocurren, dice Pierre Grimal, “en una Tierra que aún no se ha enfriado”.
Por ejemplo, la historia de Ceres y Proserpina (Deméter y Perséfone para
los griegos) es un mito porque con ella se explica la germinación, el
crecimiento y la maduración del trigo.
LAS LEYENDAS ETIOLÓGICAS
Las leyendas etiológicas se parecen a los mitos propiamente
dichos porque brindan la explicación de un hecho, generalmente
asociado a la naturaleza o a la historia de un pueblo. Pero se
diferencian del mito porque se trata de explicaciones particulares
y limitadas, que no se refieren a los fundamentos del mundo.
Por ejemplo, al final de la narración de Dafne y Apolo se ofrece
la explicación de por qué se utiliza el laurel como distinción de
los ganadores de los concursos o competencias. Es la explicación
de una costumbre del pueblo griego que no atañe a toda la
humanidad.

LA FUNCIÓN DE LOS POETAS


Las religiones llamadas “orientales” (la hebrea, la mahometana,
incluso, la budista y la persa) tienen profetas, hombres elegidos
por la divinidad para guiar a sus fieles y revelarles sus designios.
Son ellos quienes escriben las escrituras sagradas (la Biblia, el
Corán) en las que se exponen los preceptos religiosos.
En la civilización helénica, en cambio, son los poetas los
encargados de divulgar los mitos de los dioses. La obra de
Homero (quien se supone que vivió en el siglo IX a.C.) es la
fuente principal de los mitos helénicos. Las musas, divinidades
protectoras de las artes, eran quienes inspiraban a los creadores
sus producciones artísticas.
LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE
Muchas religiones actuales consideran que el hombre puede
acceder, después de la muerte, a un premio o a un castigo
eternos, según su comportamientos en la vida terrenal.
Esta idea hubiera sonado muy extraña a los oídos de los griegos
pues, para ellos, solo la vida tenía valor. Cuando el hombre moría,
se transformaba en una sombra que debía vagar eternamente por
el reino de Hades. Salvo unas pocas excepciones, ni recibía el
hombre un premio o un castigo.
Por eso, la religión olímpica no exigía que se conservasen los
cadáveres por medios artificiales, como hacían los egipcios a
través de la momificación. Los griegos cremaban a los difuntos,
porque el muerto pertenecía a otro reino, y su alma deseaba
romper los lazos que lo unían al mundo de los vivos. La cremación
apresuraba esta ruptura y lo liberaba. Ni siquiera los dioses, salvo
los subterráneos, tenían poder sobre los muertos.
LOS HÉROES
Al unirse los dioses con diversos mortales, originaron a los héroes, también
llamados “semidioses”. El caudal más importante de los relatos míticos de la
civilización griega gira en torno a estos hombres excepcionales.
Cada grupo social tiene sus propios héroes, que van cambiando de acuerdo
con los diferentes ideales que ese pueblo persigue en su proceso histórico.
Por eso, no existe un único tipi de héroe.
¿Cómo identificarlos? A pesar de su diversidad, los héroes tienen rasgos que
permiten diferenciarlos. En primer lugar, su figura destaca porque tiene una
marca, al igual que sucede con los superhéroes actuales, como Superman,
Batman o el Hombre Araña.
En algunos casos, la marca es un rasgo físico: el guerrero Aquiles sobresalía
por la velocidad y por la fuerza, y Edipo tenía los tobillos marcados.
La señal distintiva puede ser también un objeto que se relacione con el héroe:
Heracles cargaba sobre sus espaldas la piel del león de Nemea, que ninguna
arma podía atravesar. En otros casos, la individualización está dada por un
rasgo interno, como en el caso de Odiseo (a quien los romanos llamaron
Ulises), que sobresalía por su astucia.
Además, el héroe debe encarnar los ideales morales de su época. Si
comparamos, por ejemplo, a los protagonistas de las epopeyas atribuidas a
Homero, La Ilíada y La Odisea, notamos que, mientras que en Aquiles se
valoran las cualidades del guerrero —como la fuerza y la destreza en el
campo de batalla—, en Odiseo, se destaca la inteligencia por encima de la
fuerza física. Esto se comprende porque Aquiles representa el ideal de una
Grecia que se consolida como nación; en tanto que La Odisea, obra posterior,
retrata de una sociedad ya afianzada, que valora en mayor medida lo
intelectual.
Otra característica de los héroes griegos es que se hallan ligados a una
determinada región geográfica, y sus lazos familiares aparecen con todo
detalle en los mitos. Esto se debe a que los habitantes de cada ciudad se
enorgullecían de los héroes que le habían dado prestigio y se ufanaban de ser
sus descendientes, o pretendían estar relacionados con ellos. Los héroes
establecían un importante lazo entre la comunidad y los dioses, porque eran
figuras emparentadas tanto con una como con los otros.

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