Actividad 1. Foro. El Niño y El Primer Año de Vida

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Nombre de la universidad: Universidad Abierta y a Distancia de Mexico.

Carrera: Nutrición Aplicada.

UNIDAD 2: Nutrición y alimentación en el primer año de vida y el lactante

Grupo: NA-NBME-2102-B1-008

Matricula: ES1822026667

Actividad 1. Foro: El niño y el primer año de vida

ESTUDIANTE: Karen Ruiz Flores

DOCENTE EN LÍNEA: JAIRO NOÉ HERRERA AGUILERA

MATERIA: Nutrición en el ciclo de la vida I.

Fecha:02/8/2021
Introducción.

La alimentación es el factor extrínseco más importante que determina el crecimiento y


desarrollo del individuo durante la infancia. Ésta constituye una etapa de la vida en la
que una correcta alimentación puede tener repercusión importante en el estado de
salud a corto y largo plazo de la persona. A nivel mundial, menos del 40% de los niños
menores de 6 meses son exclusivamente amamantados contribuyendo cada año a
800.000 muertes entre los niños menores de 5 años.

El periodo neonatal es, desde el punto de vista nutricional, crítico: el crecimiento y


desarrollo son más rápidos que nunca, los niños tienen que doblar el peso del
nacimiento a los 4 meses y triplicarlo al año) y los requerimientos nutritivos deben ir de
acuerdo con este crecimiento.

A nivel mundial, menos del 40% de los niños menores de 6 meses son exclusivamente
amamantados contribuyendo cada año a 800.000 muertes entre los niños menores de
5 años.

Aunque la malnutrición debida a la desnutrición ha mejorado en algunas áreas, el


aumento de las tasas de niños y adolescentes que presentan sobrepeso y obesidad en
varios países representan serios riesgos para su salud actual y futura.

Las recomendaciones de la organización mundial de la salud (OMS) y UNICEF para


una alimentación infantil óptima son: lactancia materna exclusiva durante los primeros
6 meses de vida (nivel de evidencia III); iniciar la alimentación complementaria,
adecuada y segura, a partir de los 6 meses, manteniendo la lactancia materna hasta
los 2 años o más (nivel de evidencia III). Para que las recomendaciones de la OMS se
lleven a cabo, los enfermeros deberán: apoyar la lactancia materna exclusiva a
demanda durante los 6 primeros meses de vida seguida de la lactancia y la
alimentación complementaria hasta los 2 años; enseñar a las mujeres que deseen o
que tengan, por razones médicas, que alimentar a sus bebés con leche de fórmula;
proporcionar educación y apoyo para ayudar a los padres a promover hábitos
alimenticios saludables en los niños; proporcionar información sobre alimentación
complementaria y preparación de los alimentos a partir de los 6 meses.

Aunque en los últimos años, varias asociaciones científicas basadas en los datos
publicados han señalado que la introducción de la alimentación complementaria en
lactantes sanos entre los 4 y 6 meses es segura y no se asocia a riesgos a corto ni
largo plazo. Esto no contradice la recomendación de mantener lactancia materna
exclusiva hasta los 6 meses.

Una alimentación correcta durante la infancia es necesaria para: permitir un


crecimiento y desarrollo adecuados, conseguir un rendimiento físico y psíquico óptimo,
mantener y mejorar la salud y recuperarse más fácilmente en los procesos de
enfermedad.
Los primeros meses de vida (la etapa de lactante) son una etapa en la que tienen
lugar muchos cambios rápidos (antropométricos, de composición corporal, de
maduración de órganos y sistemas...), que suponen una demanda exigente desde el
punto de vista nutricional, en el aspecto cuantitativo y sobre todo cualitativo.
a) Describe el desarrollo fisiológico de un lactante.
La nutrición en el primer año de la vida es de gran importancia, tanto porque debe
satisfacer las necesidades del crecimiento y maduración de tejidos y órganos, como
por las posibles implicaciones que pueda tener en la morbilidad y en la mortalidad del
adulto (prevención de enfermedades crónicas). Para permitir un crecimiento y un
desarrollo óptimos del lactante, es fundamental aportar todos los elementos nutritivos
necesarios por medio de una alimentación equilibrada y adaptada a sus funciones
digestivas, metabólicas y renales. Una alimentación inadecuada puede afectar al
desarrollo de órganos y aparatos y, por tanto, incidir gravemente sobre la salud del
lactante. Las necesidades alimentarias deben considerarse desde dos aspectos, uno
cualitativo y otro cuantitativo. Las necesidades cualitativas exigen aportar,
prioritariamente, los elementos que permitirán la síntesis y estructuración de nuevos
tejidos y el crecimiento. Las necesidades cuantitativas requieren aportar las calorías y
los diferentes elementos necesarios para la vida, el desarrollo y la actividad del
lactante.
La mayoría de los padres primerizos se sorprenden del rápido desarrollo y crecimiento
del bebé. Es importante una buena nutrición en el primer año, ya que los órganos y el
sistema nervioso del bebé siguen desarrollándose, y que el bebé crece y adquiere
nuevas habilidades. Los médicos utilizan las mediciones de longitud y peso como
principales herramientas para evaluar el estado nutricional del bebé.
Durante el primer año de vida, la leche materna continúa siendo la elección
alimentaria; sin embargo, la leche enriquecida con hierro es el sustituto perfecto para
las familias que opinan que la leche materna no es una opción. Después de unos seis
meses, la mayoría de los bebés pueden consumir alimentos complementarios, lo que
proporciona los principales nutrientes y nuevos sabores y texturas al bebé. Un bebé
adecuadamente alimentado cuando tiene hambre se sentirá seguro y bien cuidado.
Una relación de alimentación relajada y consistente entre los padres y el bebé fomenta
una actitud positiva y saludable hacia la comida. En muchos aspectos, la dieta del
bebé durante su primer año de vida “sienta las bases” de la salud y el desarrollo
futuros.
b) Según la OMS, que es la Alimentación complementaria.
Para la ingestión diaria de energía en niños menores de un año, las recomendaciones
más utilizadas por la comunidad pediátrica son las que publicaron de manera conjunta
en 1985 la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación,
la Organización Mundial de la Salud y la Universidad de Naciones Unidas
(FAO/OMS/UNU).
Estas se basan en el consumo de energía observada en series publicadas entre 1940
y 1980. De acuerdo con un buen número de expertos, estas recomendaciones están
sobre calculadas; en apoyo de este argumento aducen las siguientes dos razones: a)
varias de las poblaciones que se estudiaron fueron alimentadas con sucedáneos de
leche humana y las prácticas de alimentación estaban lejanas de las aconsejadas en
la actualidad por los organismos internacionales de salud, y b) se agregó 5% a los
consumos que se observaron, a fin de compensar una posible subestimación de la
ingestión de leche. Debido a que mediciones posteriores más precisas resultaron
mucho menores a los
cálculos anteriores, en 1994 se formó un grupo de expertos: el International Dietary
Energy Consultative Group (IDECG), que examinó los datos disponibles de gasto total
de energía
medido por isótopos estables, así como los cálculos del contenido de energía de la
grasa y las proteínas depositadas durante el crecimiento de niños menores de dos
años originarios
de países industrializados y no industrializados. A partir de este análisis, el IDECG
propuso una nueva recomendación de energía, que nunca ha sido publicada de forma
oficial por alguna autoridad internacional; en general, las recomendaciones de este
grupo resultaron menores (de 9 a 39%) a las de FAO/OMS/UNU. Finalmente, en 2001
la FAO publicó nuevas recomendaciones, tras encomendar a un grupo de expertos
otra revisión formal de la información disponible. Tales recomendaciones se basan
sobre todo en los requerimientos derivados de mediciones longitudinales del gasto
total de energía, masa y composición corporales, medidas por isótopos estables,
obtenidas en niños estadounidenses bien nutridos, a los tres, seis, nueve, 12, 18 y 24
meses de edad.
Los cálculos que empleó la FAO para sus recomendaciones tienen algunas diferencias
con los datos publicados en primera instancia por los autores de los estudios.

c) Cuál es el significado de la Ablactación según la OMS-UNICEF

La OMS y el UNICEF han preparado conjuntamente la estrategia mundial


para la alimentación del lactante y el niño pequeño a fin de reavivar la atención que el
mundo presta a las repercusiones de las prácticas de alimentación en el estado de
nutrición, el crecimiento y el desarrollo, la salud, y en suma, en la propia supervivencia
de los lactantes y los niños pequeños.
La estrategia mundial se basa en pruebas científicas de la importancia de la
nutrición en los primeros meses y años de vida y del papel fundamental que
juegan las prácticas de alimentación correctas para lograr un estado de salud
óptimo. No practicar la lactancia natural, y especialmente la lactancia natural
exclusiva durante el primer medio año de vida, representa un factor de riesgo
importante a efectos de morbilidad y mortalidad del lactante y del niño peque-
ño, que se agrava aún más por la alimentación complementaria inadecuada.
Las repercusiones duran toda la vida y son, entre otras, los malos resultados
escolares, una productividad reducida y las dificultades de desarrollo intelectual y
social.

La estrategia es el fruto de un amplio proceso participativo de dos años de


duración. Desde el principio, se tuvo el propósito de avanzar hacia la formulación de
un planteamiento coherente para aliviar la trágica carga que soportan los niños del
mundo (del 50% al 70% de la carga de las enfermedades diarreicas, el sarampión, el
paludismo y las infecciones de las vías respiratorias inferiores durante la infancia son
debidas a la subnutrición) y de contribuir a reducir durablemente la pobreza y las
privaciones.
Conclusión.

Una alimentación correcta durante la infancia es necesaria para: permitir un


crecimiento y desarrollo adecuados, conseguir un rendimiento físico y psíquico óptimo,
mantener y mejorar la salud y recuperarse más fácilmente en los procesos de
enfermedad.
Los primeros meses de la vida son una etapa crítica, ya que el organismo está
inmaduro, en crecimiento y formación, y los efectos de los desequilibrios y los errores
pueden ser más graves y tener repercusiones en el futuro. Se ha publicado mucho
recientemente sobre la importancia de la alimentación en los 1.000 primeros días de
vida (1) o la programación metabólica que tiene lugar ya desde la etapa perinatal
incluso.
Pasada la etapa de lactante, la introducción de nuevos alimentos supone una
oportunidad en la adquisición de hábitos saludables, hábitos que en muchas ocasiones
permanecen para el resto de la vida.
El orden da igual, pero conviene empezar poco a poco, para comprobar que los
alimentos le sientan bien. Uno o dos alimentos nuevos cada semana.
En cada cultura o región suele haber costumbres diferentes a la hora de comer. En
ello influyen el clima, los alimentos que más se cultivan, las tradiciones, etc. También
suele haber unas creencias sobre cuáles son los alimentos más adecuados para los
niños pequeños.
Se puede empezar ofreciendo con la punta de la cuchara un poquito de la comida que
toman los padres ese día. Así el bebé se va acostumbrando.
De forma progresiva se aumenta la variedad de los alimentos: más verduras,
legumbres y frutas; las carnes, los cereales, el pescado, los huevos.
Estos nuevos alimentos “complementan” a la leche materna (o al preparado para
lactantes) que durante todo el primer año son esenciales.
La nutrición es un proceso que se inicia con la alimentación y se vincula con otros
procesos fisiológicos como la absorción, metabolismo e incorporación de nutrimentos
a los tejidos, que determina que los individuos crezcan, se desarrollen y expresen las
funciones de todos sus órganos y sistemas. En este sentido, es importante destacar
que la condición nutricia, en este caso de los niños, es una resultante de la
alimentación y condición nutricia previas, y al mismo tiempo es un factor determinante
del estado de nutrición subsiguiente, limitando o favoreciendo el crecimiento físico, el
desarrollo intelectual y aun el desarrollo humano. Pero, además, en el lapso que va de
recién nacido a la edad preescolar, la alimentación y nutrición de los niños dependen
absolutamente de los cuidados que ofrezcan los adultos, lo cual pone de manifiesto la
gran vulnerabilidad de los niños y la gran responsabilidad de los adultos y las
instituciones que se encargan de su cuidado para preservar un buen estado de salud.
Actualmente, muchas de las enfermedades que padecen los adultos están
relacionadas con los hábitos adquiridos en edades muy tempranas de la vida, por lo
que, además de satisfacer las necesidades de alimentación, hay que dirigirlas hacia la
preservación de la salud a lo largo del ciclo de la vida.
Fuentes.
Bowman Barbara A, Russell Robert M. (2010). Conocimientos actuales sobre
nutrición. Washington, DC EUA: ILSI. Organización Panamericana de la Salud.
Ascencio Marcos (2011). Inmunonutrición. En la salud y la enfermedad. México:
Editorial Panamericana.
Esther Casanueva (2015), Nutriología Médica, México: Panamericana.
Maldonado L. J. & M. Gil Campos (2010), Tratado de Nutrición Tomo III, México:
Panamericana.
Janice L. T, Melinda M. Manore, & Linda A. Vaughan (2010). Nutrición. Madrid
Pearson.
Kathleen Mahan L., Sylvia Escott-Stump y Janice L. Raymond (2013), Krause
Dietoterapia. Barcelona: Elsevier

Mahan, I. K., Escott-Stump, S., Raymond, J. L., (2013) Krause


Dietoterapia. 13ª ed. Editorial Elsevier. España, Barcelona

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