El Rey Altivo de Rostro
El Rey Altivo de Rostro
El Rey Altivo de Rostro
A través de la historia, se han venido desarrollando diversas batallas entre Dios y Satanás que
son los 2 contendientes en EL GRAN CONFLICTO entre el bien y el mal; la verdad y el error; la
justicia y la injusticia. Estas batallas se han concretado en el “ESPÍRITU DE INTOLERANCIA Y
PERSECUCIÓN” que caracterizaron a las naciones paganas de la cadena profética de los libros
de Daniel y Apocalipsis; así como en la INSTITUCIÓN PAGANO-RELIGIOSA llamada PAPADO.
Las naciones paganas en cuyo seno se desarrolló y expresó este espíritu de intolerancia y
persecución contra el PUEBLO DE DIOS son las mencionadas en los libros proféticos de Daniel y
Apocalipsis; a saber:
“El apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía
que daría como resultado el establecimiento del poder papal. Declaró que el día de
Cristo no vendría, "sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de
pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama
Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios,
haciéndose pasar por Dios". Y más adelante advirtió a sus hermanos acerca de que "ya
está en acción el misterio de la iniquidad" (2 Tes. 2: 3, 4, 7). Ya en aquella época vio
cómo se introducían subrepticiamente en la iglesia los errores que harían de preparar
el camino para el desarrollo del papado” (HR 342:1)
“La línea de separación entre los que profesan ser cristianos y los impíos es
actualmente apenas perceptible. Los miembros de las iglesias aman lo que el mundo
ama y están listos para unirse con ellos; Satanás tiene resuelto unirlos en un solo
cuerpo y de este modo robustecer su causa atrayéndolos a todos a las filas del
espiritismo. Los papistas, que se jactan de sus milagros como signo cierto de que su
iglesia es la verdadera, serán fácilmente engañados por este poder maravilloso, y los
protestantes, que han arrojado de sí el escudo de la verdad, serán igualmente
seducidos. Los católicos, los protestantes y los mundanos aceptarán igualmente la
forma de la piedad sin el poder de ella, y verán en esta unión un gran movimiento para
la conversión del mundo y el comienzo del milenio tan largamente esperado” (GC
646:1)
Mario P. Villarruel F.
2021/05/13