DÍA 15 Sanando El Alma

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

DÍA 15:

REENCARNACIÓN – VIDAS PASADAS

-Se conserva generalmente el mismo sexo de vida en vida, a lo largo de un número inmenso de
reencarnaciones. Sin embargo, cada cierto tiempo encarna en el otro sexo para pasar por experiencias que
no podría conocer de otra manera. Por ejemplo, si siempre fuera hombre no podría pasar por la experiencia
del parto.

-Cada alma determina el tiempo entre reencarnaciones. Si estás muy cansado, entonces te tomas un
descanso. Si eres sabio, tomas tiempo para digerir tu conocimiento y planear tu siguiente vida, de la misma
manera que un escritor planea su próximo libro. Si tienes demasiadas ligas con esta realidad o si eres
demasiado impaciente o si no has aprendido lo suficiente, entonces puedes regresar con demasiada
rapidez. Siempre queda esto como decisión del individuo. No existe la predestinación. Las respuestas se
encuentran detrás de ti mismo entonces, como están dentro de ti ahora.

-Los grupos de almas tienden a reencarnarse juntos una y otra vez, para elaborar el karma (deudas para
con otros y para con uno mismo, lecciones que hay que aprender) a lo largo de muchas vidas.

-En el momento en que se produce el fallecimiento el alma abandona el cuerpo; flota por encima y luego
se ve atraída hacia una luz maravillosa y energética. El alma pasaba automáticamente al más allá. El
embalsamamiento, los ritos fúnebres y cualquier otro procedimiento posterior a la muerte no tienen nada
que ver con esto: es automático, sin preparativos necesarios, como cruzar una puerta que se abre.

-Las investigaciones con pacientes que han recordado sus muertes en vidas anteriores indican que la
experiencia del fallecimiento es prácticamente la misma para todos. Repasan su vida desde el amor, sin
juzgar ni criticar. Sin embargo, sienten las emociones profundamente, tanto las suyas como las de los
demás, y así aprenden a un nivel profundo. Por ejemplo, si una persona ha ayudado de todo corazón a otra
que lo necesitaba sentirá que le hace llegar su gratitud y su amor, pero si ha hecho daño o herido a los
demás, sea emocional o físicamente, experimentará su rabia, además de su dolor. Qué oportunidad tan
maravillosa de aprender. Más adelante, la persona y su comitiva, formada por los guías, los sabios, los
ángeles y otros seres que le han ayudado con amor a lo largo de muchos años, preparan su próxima vida,
para que pueda rectificar lo que haya hecho mal.

-Siempre estamos desarrollándonos y aprendiendo. Cuando ya no nos hace falta reencarnarnos, cuando
hemos aprendido todas nuestras lecciones y pagado nuestras deudas, se nos da a elegir. Podemos
regresar de forma voluntaria para ayudar a la humanidad con un servicio de amor, o quedamos en el otro
lado y ayudar desde ese estado. En ambos casos, seguimos progresando por las dimensiones divinas.

-Existen millares de casos registrados en la bibliografía científica que confirman la Reencarnación. Sobre
todo los de niños que hablaban idiomas extranjeros sin haberlos oído nunca, que tenían marcas de
nacimiento allí donde habían recibido antes heridas mortales. Niños que saben dónde hay objetos preciosos
ocultos o enterrados, a miles de kilómetros, décadas o siglos antes.

-Las personas que regresan, después de un período de peligro de muerte, se separan del cuerpo y
contemplan los esfuerzos que se hace por resucitarlos, desde un punto situado por encima del cuerpo. A
su debido tiempo cobran conciencia de una luz brillante o de una relumbrante figura espiritual en la
distancia; a veces, al final de un túnel. No hay dolor. Cuando cobran conciencia de que aún no han
completado la tarea que tienen que cumplir en la Tierra, de que deben regresar al cuerpo, inmediatamente
vuelven a él y sienten otra vez dolor y otras sensaciones físicas.

-Cuando el alma abandona el cuerpo se ve una luz maravillosa. Otras almas salen a su encuentro, vienen
a ayudar. Son almas maravillosas, que no tienen miedo. El ser recién desencarnado se siente muy liviano,
sólo siente paz. Empieza un tiempo de consuelo, donde el alma es reconfortada. El alma aquí encuentra
paz y se dejan todos los dolores físicos atrás. El alma está apacible y serena. Es una sensación maravillosa
como si el Sol brillara siempre sobre uno. La luz es muy intensa y tiene muchos colores. Todo viene de la
luz. De esa luz viene la energía. Nuestra alma va inmediatamente hacia allí. Es como una fuerza magnética
que nos atrae. Es como una fuente de poder que sabe curar.

-Las vidas no se miden por años, sino por las lecciones aprendidas y tareas completadas: esperanza, fe,
amor, ayudar y compartir sin expectativas de recompensa.

-Cada individuo es exactamente lo que él se ha ganado el derecho de ser. Lo rodea aquella felicidad cuyos
derechos ha adquirido en el pasado. Se enfrenta en la actualidad con las deudas contraídas en la anterior
vida y que hoy le salen al encuentro. La infelicidad es el resultado del sufrimiento infligido a otros en la vida
anterior y que antes de nacer aceptó ahora reparar. Si su cuerpo hoy es débil, es porque antes lo descuidó,
si carece de amigos es porque en la anterior vida no los hizo. El hombre es el resultado de su pasado y
será el fruto de su presente. Los dones y facultades actuales son el resultado de su sincero trabajo de ayer.
Quien trabaja de esclavo puede volver hecho un príncipe, por amable respetabilidad y méritos ganados.
Quien gobernó de rey puede volver vagando por el mundo, vestido de harapos, por cosas que hizo o dejó
de hacer. Si quieres conocer el pasado, mira tu vida presente. Si quieres conocer el futuro, mira tu vida
presente.

-Una interrupción del embarazo o un aborto natural suele estar relacionado con el pacto que se establece
entre la madre y el alma que va a entrar en el bebé. El cuerpo del bebé carecía de la salud suficiente para
llevar a cabo su tarea en la vida que le esperaba, o aquel no era el momento oportuno para sus objetivos,
o la situación externa había cambiado, en este caso debido a la desaparición del padre en el momento en
que los planes del bebé o de la madre necesitaban la figura paterna. En muchos casos la misma alma,
después de un aborto, provocado o espontáneo, regresa a los mismos padres en el siguiente bebé que
procrean.

-Cuando un alma no puede nacer por decisión de los padres, nacerá en la misma familia de los padres en
circunstancias similares.

-El alma no entra en el cuerpo enseguida. Aproximadamente durante la concepción, el alma reserva el
cuerpo. Entonces, ninguna otra alma puede disponer de ese cuerpo. El alma que ha reservado el cuerpo
de un determinado bebé puede entrar y salir de él cuando lo desee. No está confinada. Es algo parecido a
estar en coma. Durante el embarazo, el alma se va uniendo gradualmente al cuerpo del bebé, pero la unión
no es completa hasta que se acerca el nacimiento. Puede producirse un poco antes, durante el parto o
nada más nacer.

-En la regresión a vidas pasadas se reconocen a los seres queridos así, sin más. Al mirar a los ojos de el
alma gemela se sabe quién es. Sea en el Cielo o en la Tierra, se percibe una vibración o una energía
característica de los seres amados. Se vislumbran la personalidad más profunda que hay en su interior, y
surge un conocimiento interno, que proviene del corazón. Se produce una conexión. Puesto que los ojos
del corazón son los primeros que ven, las palabras no pueden transmitir por sí solas la seguridad del
reconocimiento del alma. No existe duda ni confusión. Aunque él cuerpo sea posiblemente muy diferente
del actual, el alma es la misma y se reconoce. Este reconocimiento es completo y queda fuera de toda
duda.

-Algunas veces el reconocimiento del alma puede tener lugar en la mente antes que en el corazón. Este
tipo de reconocimiento suele producirse con bebés o niños pequeños que muestran unas peculiaridades
físicas o comportamientos muy concretos; pronuncian una palabra o una frase e instantáneamente se
reconoce en ellos a un padre, una madre o un abuelo queridos. Pueden tener una cicatriz o marca de
nacimiento idéntica a la de nuestro ser querido, o quizá nos cogen de la mano o nos miran de la misma
manera. El caso es que nosotros los reconocemos.
-En el cielo, un lugar que no requiere del cuerpo físico, el reconocimiento del alma puede producirse a
través de un conocimiento interior: una percepción de la energía, la luz o la vibración específica del ser
amado. Las sientes en el corazón. Se trata de una sabiduría intuitiva y profunda, y entonces reconocemos
a nuestros seres queridos de un modo completo e inmediato. Incluso pueden ayudamos adoptando el
cuerpo que tenían en la última encarnación que compartieron con nosotros. Los vemos tal como se nos
aparecieron en la Tierra, a menudo con un aspecto más joven y saludable.

-Si en verdad nunca morimos, entonces no llegamos realmente a nacer. Somos inmortales, divinos e
indestructibles. La muerte no es nada más que cambiar de habitación atravesando el umbral de una puerta.

-En el transcurso de nuestras existencias cambiamos de sexo, religión y raza con el objetivo de aprender
desde todas estas perspectivas. Es como si fuéramos siempre a la escuela. Regresamos repetidas veces
para aprender determinadas lecciones o cualidades como el amor, el perdón, la comprensión, la paciencia,
la conciencia o la no violencia. Debemos olvidar otros sentimientos que son producto de viejas
imposiciones, como el miedo, la ira, la codicia, el odio, el orgullo o el ego. Sólo entonces obtendremos la
licenciatura y abandonaremos esta escuela. Tenemos todo el tiempo del mundo para aprender y
desaprender. Somos inmortales; somos infinitos; somos de la misma naturaleza que Dios.

-Las almas se relacionan como los millares de hojas de un viejo árbol. Las que penden de nuestro propio
tallo están estrechamente relacionadas con nosotros e incluso llegamos a compartir diferentes experiencias
con ellas, vivencias del alma. También nos sentimos estrechamente unidos a las hojas de nuestras ramas.
Tenemos algo en común con ellas. Están cerca de nosotros, pero no tanto como lo están las hojas de
nuestro tallo. De igual modo, conforme nos vamos alejando por las ramas del árbol, nuestra relación con
las otras hojas o almas sigue existiendo pero no es tan íntima como la que tenemos con las hojas más
cercanas. Todos formamos parte de un árbol y un tronco. Podemos compartir experiencias. Nos
conocemos. Pero los que pertenecen a nuestro tallo son los más íntimos. En este bello bosque hay muchos
otros árboles. Cada uno de ellos está conectado con los demás a través del sistema de raíces subterráneo.
De este modo, aunque una hoja se encuentre en un árbol muy lejano y diferente del nuestro, seguiremos
conectados a ella. Estamos conectados a todas las hojas, pero tenemos una relación más estrecha con las
de nuestro árbol, todavía más íntima con las de nuestra rama y un vínculo que es casi una fusión con las
de nuestro tallo. Es posible que nos hayamos reunido en vidas pasadas con otras almas que pertenecen al
mismo árbol pero que se encuentran lejos de nosotros. Podemos haber tenido muchas relaciones diferentes
con esas almas, relaciones que quizás hayan sido muy breves. Tal vez hayamos aprendido algo nuevo,
incluso de un encuentro de media hora. Una de estas almas tal vez haya sido un mendigo que se ha cruzado
en nuestro camino y que nos ha conmovido. Con ello ha crecido nuestra capacidad de sentir compasión
por otro ser humano y hemos contribuido a que esa persona aprenda a recibir amor y ayuda. Seguramente
nunca más nos volvimos a encontrar con el mendigo en esa vida, pero formamos parte de la misma historia.
La duración de nuestros encuentros varía: cinco minutos, una hora, un día, un mes, una década o más; así
es como se relacionan las almas. Las relaciones no se miden en tiempo, sino en lecciones aprendidas.

-La Reencarnación es un puente hacia un mayor conocimiento, la sabiduría y la comprensión. Nos recuerda
lo que debemos tomar y lo que debemos desechar; por qué estamos aquí y qué instrumentos necesitamos
para seguir adelante; la increíble orientación y ayuda que recibimos a lo largo del camino, y que nuestros
seres queridos vuelven a nosotros para compartir nuestros logros y aliviar nuestras cargas.

-No existe una relación directa entre los poderes psíquicos y el nivel de evolución espiritual. Los poderes
psíquicos y el desarrollo espiritual no están necesariamente conectados. Los poderes psíquicos de algunas
personas aumentan a medida que evolucionan espiritualmente, conforme van adquiriendo mayor
conciencia. Esto, en vez de ser un paso esencial, es más bien una adquisición incidental. El ego de una
persona no debería envanecerse simplemente porque sus poderes psíquicos aumenten. El objetivo es
aprender algo sobre el amor y la compasión, la bondad y la caridad, y no cómo convertirse en un vidente
famoso.
-La facilidad para un idioma en especial o la afinidad con cierta cultura pueden ser otra clave de orígenes
pasados. Aunque algunas personas sienten afinidad con determinada cultura, a otros le repugnan ciertas
zonas del mundo. Otros descubren claves sobre vidas pasadas a través de sensaciones de deja-vu.

-Es conveniente que reconsidere sus vicios. En caso contrario, se los llevará consigo a otra vida. Sólo
nosotros podemos deshacemos de los malos hábitos que acumulamos cuando estamos en un estado físico.
Si elige luchar y no quitárselos de encima, se los llevará a otra vida. Y sólo cuando decida que es lo bastante
fuerte como para solucionar los problemas externos dejará de tenerlos en su próxima vida.

-El cuerpo y la mente son las máscaras que nuestra alma lleva en el mundo físico. La vida física es como
una obra de teatro donde todo el rato hay cambios de guión imprevistos y en el escenario reina el caos.
Cuando los actores desaparecen tras el telón, se acaba el lío. Los actores se quitan la máscara. Recuperan
su vida e identidad permanente, dejan de ser los personajes que encarnan de manera temporal. El cuerpo
actual es el personaje de la obra, el alma es el actor imperecedero. En el escenario los personajes pueden
sufrir desgracias atroces, incluso la muerte. Sin embargo los actores jamás padecen daño alguno. En el
contexto de nuestra propia inmortalidad, en la eternidad que trasciende el tiempo, todo es exactamente
como tiene que ser. Al morir nos quitamos las máscaras y descansamos en nuestro estado natural. No hay
desaparición ni olvido, simplemente nos quitamos las máscaras, ropas y otras coberturas externas y
regresamos a los reinos espirituales donde nos renovamos y restablecemos. Aquí nos reencontramos con
los compañeros del alma de todos los siglos y planificamos nuestra próxima vida en la Tierra. Cuando existe
el tiempo y las circunstancias propicias, nos oponemos nuevas máscaras (con cuerpo y cerebro de bebé)
y volvemos al estado físico. Es importante recordar que somos el alma, no la máscara.

-Las vidas más difíciles suelen procurar la oportunidad de un crecimiento espiritual acelerado. Estas vidas
no suponen automáticamente un karma negativo procedente del pasado. Quizás escogimos la vida difícil
para poder hacer más progresos.

-Vivimos en un mundo en el que la alternativa del dolor y la probabilidad del sufrimiento sean posibilidades
de experiencia siempre presentes. Las tribulaciones son la mejor fuente de sabiduría para los mortales. No
se puede percibir la realidad espiritual si antes no se ha sentido por la experiencia. Muchas de esas
verdades solo se intuyen y comprenden en mitad de la adversidad.

-Creemos que esta vida es lo único que tenemos. Esa es la única forma de que el ser humano viva la vida
con intensidad. Si tuviéramos la certeza de que hay otra realidad, otra vida, no viviríamos con el mismo
interés. Estamos aquí, en el mundo, en la materia, en la imperfección, para vivir lo que no podemos vivir en
esa otra realidad, la del universo invisible del "no tiempo". Estamos aquí para saborear el tiempo y la
limitación.

-Cuando terminamos con nuestras vidas aquí, en la Tierra, estamos verdaderamente ansiosos por
abandonar esta existencia. Cuando el cuerpo ya está agotado, realmente ya queremos deshacernos de él.
El instinto de supervivencia se satisface perfectamente, porque el yo interior sabe a ciencia cierta que vivirá
después de la muerte.

-Cuando estás en esta dimensión en la Tierra es como si los acontecimientos recordados fueran como
piezas de muebles, todas arregladas en un salón en determinado orden. Al vivir en el cuarto puedes
encontrar tu camino entre los diversos muebles con toda facilidad. Cuando se "muere" y se cambia de
dimensión es como si te mudaras a una habitación más grande y de tipo diferente y aquí los muebles quizás
estén distribuidos de otra manera, retirados y vueltos a colocar, para satisfacción de tu alma. Puedes formar
diferentes combinaciones con ellos y usarlos para diferentes propósitos.

-Cuando mueres vas por los caminos que ya estuviste preparando cuando dormías y viajabas a otras
dimensiones en tus sueños. Existen varios períodos de adiestramiento que varían de acuerdo a cada
individuo.
-Cuando desencarnas, si estás muy cansado de la vida que ha terminado, te tomas un descanso. Si eres
sabio tomas tiempo para digerir tu conocimiento y planear tu siguiente vida, de la misma manera que un
escritor planea su próximo libro. Si tienes demasiadas ligas con esta realidad, o si eres demasiado
impaciente, o si no has aprendido lo suficiente, entonces puedes regresar con mucha rapidez. Esto queda
siempre a decisión de cada alma. No existe la predestinación. Las respuestas están en ti mismo.

Las vidas pasadas y su relación con la memoria genética

¿Proceden esos recuerdos de nuestros genes y cromosomas, del material genético o reproductor que
heredamos de nuestros padres, que a su vez lo heredaron de los suyos, etcétera, etcétera, hasta llegar a
nuestros antepasados más remotos?

Aunque es cierto que algunos recuerdos generales podrían heredarse genéticamente, la mayor parte de
los recuerdos de vidas anteriores no tiene ese origen. Existen varias razones en tal sentido:

1. Muchos pacientes han recordado existencias anteriores en las que morían siendo niños o sin hijos, sin
haber transferido ningún material genético. Los recuerdos de esas vidas sin hijos son bastante detallados
y vívidos.

2. La concreción de los recuerdos puede ser extraordinaria. Un paciente puede recordar una escena de
una batalla de la Edad Media y descubrir exactamente qué soldado era de entre los 10,000 que había en
el campo. Las heridas de ese soldado concreto suelen coincidir con un mal que le aqueja en esta vida y
que por lo general empieza a resolverse tras el recuerdo de la escena. No parece lógico esperar tal grado
de concreción de recuerdos genéticos. Ni siquiera los conceptos de inconsciente colectivo o de memoria
racial pueden explicar los recuerdos extraordinariamente detallados que suelen aportar los pacientes. Los
recuerdos evocados no son de arquetipos o categorías amplias, sino de los detalles más nimios, a menudo
acompañados de fuertes sentimientos o emociones.

3. Muchos recuerdos ocurren fuera del cuerpo físico, y allí no hay material genético. En muchos casos parte
del recuerdo sucede tras la muerte física, cuando la persona flotaba encima de su cuerpo y observaba la
escena que tenía debajo. Puede contemplar el cuerpo que acababa de abandonar, su estado y sus heridas,
así como todo el campo de batalla y lo que seguía sucediendo mientras la lucha progresaba y llegaba a su
fin. Durante esos momentos en que estuvo por encima de su cuerpo también tuvo emociones y
pensamientos.

Imagina que el cuerpo humano es un aparato de televisión. Tú eres la imagen que aparece en la pantalla.
Tu identidad es una emisión ambiental que se recibe mediante una antena. Un día, enciendes la televisión
y el tubo del televisor se estropea. Tu primera reacción sería: "¡Vaya, la televisión se ha averiado!". Pero,
¿acaso la emisión se interrumpe cuando se estropea el aparato de televisión?

Para responder a esa pregunta, compra otra televisión, instálala, enciéndela y sintoniza la emisora que
estabas viendo antes de que el tubo se estropeara. Esto demostrará que la emisión aún está en el aire,
aun cuando tu primera televisión "muriera". La muerte de la televisión como receptor no mató en absoluto
la identidad de la emisión que procede del entorno.

En esta analogía, la televisión física es el equivalente a la célula. La antena del televisor, que se encarga
de recibir la señal, representa nuestro grupo de receptores de identidad y la señal de la emisión, una señal
del entorno. Debido a nuestra obsesión con el mundo material newtoniano, podríamos asumir en un
principio que las proteínas receptoras de la célula son el "yo". Eso sería igual que creer que la antena de la
televisión es la que emite la señal. Los receptores celulares no son la fuente de nuestra identidad, sino el
vehículo a través del cual el "yo" se descarga del entorno.
Cuando comprendí por fin esta relación, me di cuenta de que mi identidad, mi "yo", existe en el entorno
tanto si mi cuerpo está presente como si no. Al igual que en la analogía con la televisión, si mi cuerpo muere
y en el futuro un nuevo individuo (un nuevo aparato de televisión) nace con el mismo grupo de receptores
de identidad, ese nuevo individuo sintonizará con mi "yo". Estaré una vez más presente en el mundo.
Cuando mi cuerpo físico muera, la emisión continuará. Mi identidad es un sello complejo contenido en la
vasta información que forma en su conjunto el entorno.

La prueba que sustenta mi creencia de que la emisión de un individuo sigue presente tras su muerte viene
de los pacientes de trasplante que afirman que, junto con sus nuevos órganos, también perciben cambios
conductuales y psicológicos.

Una mujer consciente de los problemas de salud, la conservadora de Nueva Inglaterra Claire Sylvia, se
quedó atónita cuando comenzaron a gustarle la cerveza, los nuggets de pollo y las motocicletas después
de su trasplante de corazón. Sylvia habló con la familia del donante y descubrió que había recibido el
corazón de un entusiasta de las motos de dieciocho años a quien le encantaban los nuggets y la cerveza.
En su libro titulado: "Baile de corazones", Sylvia resume su transformación personal y las experiencias
similares de otros pacientes de su grupo de apoyo de trasplantes (Sylvia y Novak, 1997).

Paul P. Pearsall cuenta también un buen número de historias parecidas en su libro: "El código del corazón"
(Pearsall, 1998). La precisión de los recuerdos que acompañan a estos trasplantes va más allá de la
casualidad o de la coincidencia.

Una niña comenzó a tener pesadillas sobre un asesinato después de su trasplante cardíaco. Tenía unos
sueños tan vívidos que sirvieron para capturar al asesino que había matado a su donante.

Las células y los órganos trasplantados son un ejemplo no sólo de inmortalidad, sino también de
Reencarnación. Imagina que es posible que en el futuro un embrión tenga el mismo grupo de receptores
de identidad que yo tengo ahora. Ese embrión se convertirá en mi "yo". Mi identidad regresará, pero utilizará
un cuerpo diferente.

El sexismo y el racismo se vuelven absurdos a la vez que inmorales cuando uno se da cuenta de que sus
receptores de identidad pueden acabar en una persona blanca, negra o asiática, ya sea hombre o mujer.
Puesto que el entorno representa "todo lo que existe" (Dios) y nuestros autoceptores no son más que
antenas que se sintonizan con un pequeño ancho de banda de entre todo el espectro posible, todos
nosotros no representamos más que una pequeña parte del todo... una pequeña parte de Dios.

Tú y yo somos como los vehículos exploradores, que reciben información de un controlador ambiental, el
espíritu. A lo largo de nuestras vidas, las experiencias de nuestro mundo le son transmitidas a ese
controlador, nuestro espíritu. Así pues, el modo en que vivas tu vida también influye en el carácter de tu
"yo". Esta interacción se corresponde con el concepto del karma. Una vez que lo entendemos, debemos
poner cuidado en cómo vivimos la vida en este planeta, ya que las consecuencias de nuestros actos duran
más que nuestros cuerpos.

Lo que hacemos a lo largo de nuestra vida puede volver para torturamos o a una futura versión de nosotros
mismos. Al final, estas nociones celulares sirven para realzar la sabiduría de los maestros espirituales que
han aparecido a lo largo de la historia. Todos nosotros somos espíritus en un cuerpo material.
¿Quieres saber cómo fuiste o que te falto trabajar e tus vidas pasadas?
Suma tu fecha de nacimiento dígito por dígito hasta llegar a un solo número (solo uno), por ejemplo:
03/05/1988= 0+3+0+5+1+9+8+8=34 3+4=(7)
Esta persona número es 7(Si tú número es maestro no importa, reduce hasta un solo dígito)
 Si tu número es 1
En sus vidas pasadas han carecido de: iniciativa, ambición, originalidad e independencia de criterio. A la
persona que tiene este karma puede advertirse que carecía de la suficiente confianza en sí mismo, tal vez
era una persona miedosa o con un bajo nivel de confianza. En esta vida lo aconsejable para esta persona
es que tome sus propias iniciativas, confiando en sus propias capacidades.
 Si tu número es 2
En sus pasadas vidas han carecido de: tacto diplomacia cooperación. Hoy en su vida laboral y afectiva se
encuentran con todo tipo de personas, algunas que ponen a prueba su paciencia. Hoy deben tratar con
tacto y diplomacia a todas las personas, les sean agradables o no, en todos los sentidos, ser cooperador
con todos sin eludir ninguna solicitud de ayuda, siendo atentos y solícitos.
 Si tu número es 3
En sus vidas pasadas poseían: un carácter huraño un genio vivo y explosivo incapacidad de expresar
sentimientos agradables. Tal vez nuestras almas malgastaban sus dotes en cosas sin importancia, ha
llegado el momento de expresarnos, de volcar al mundo el ser interior a través del arte, o de las ciencias
sociales.
 Si tu número es 4
En sus vidas pasadas: evitaban con desagrado el trabajo duro les gustaban más holgazanear no prestaban
suficiente atención a las cosas que debían hacer. Ahora ha llegado el momento de cimentar nuestras tareas,
trabajando paciente y concentradamente, sin aceptar ninguna clase de limitación, poniendo atención en los
detalles por mínimos que estos seas, y cuidar el orden en todos los aspectos.
 Si tu número es 5
En vidas pasadas: tenían un constante temor al cambio sufrieron de falta de comprensión, curiosidad e
interés por sus semejantes. Ha llegado el momento de enfrentar con valor todo tipo de cambios en la vida
intentando aprender de esos cambios, cómo comprender y ayudar a nuestros semejantes en todos los
sentidos.
 Si tu número es 6
En sus vidas pasadas: evitaban asumir responsabilidades no quisieron formar un hogar no asumían sus
responsabilidades. En esta vida ha llegado el momento de aprender a compensar en las relaciones
familiares, siendo un buen padre, un buen hijo, etc. Hoy debemos apartar nuestras actitudes egoístas y
volcarnos a los demás desinteresadamente.
 Si tu número es 7
En vidas pasadas: carecían de comprensión espiritual no tuvieron fe preferían volcarse a lo material tuvieron
miedo de volcar su yo espiritual. Hoy debemos aprender lo que la espiritualidad significa y todo lo que ella
implica en nuestra vida diaria.
 Si tu número es 8
En sus vidas pasadas: no fueron eficientes para manejar negocios y otras cuestiones materiales fueron
torpes a la hora de manejar aspectos materiales. Ahora debemos aprender el valor del dinero, a dirigir
nuestro trabajo y nuestra propia empresa.
 Si tu número es 9
En vidas pasadas: fueron pocos caritativos sus sentimientos fueron egoístas y empobrecidos en ocasiones
han sido crueles pensaron que eran los que más derechos tenían. En esta vida corresponde ser generoso,
compasivo, sentimental, cooperador con los demás y sobre todo sentir afecto y simpatía por todos los seres
humanos.

También podría gustarte