Trabajo Trastorno Bipolar

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Instituto de Enfermería y Radiología de

Saltillo S.A de C.V

PROYECTO DE INVESTIGACIÒN

TRASTORNO BIPOLAR

Realizado por:

CRISTINA GUADALUPE TREVIÑO JIMENEZ

Tercer Semestre Turno Matutino

PROF. LIC. VERONICA RAMOS QUINTERO

Saltillo, Coahuila 30 de mayo 2021


Índice
Dedicatoria
Con todo mi cariño y mi amor para las personas que hicieron todo en la vida para
que yo pudiera lograr mis sueños, por motivarme y darme la mano cuando sentía
que el camino se terminaba, a ustedes por siempre mi corazón y mi
agradecimiento.

A mi hija, a mi papá y a mi mamá.

Introducción
El trastorno bipolar (antes llamado maníaco depresivo) consiste en cambios en el
estado de ánimo que oscilan entre dos polos opuestos, alternando entre depresión
y manía o hipomanía.

Todo el mundo tiene altibajos en su estado de ánimo y es normal sentirse a veces


animado y alegre y otras veces más triste y taciturno. En el trastorno bipolar, sin
embargo, estos cambios son exagerados o totalmente fuera de lugar en relación
con los acontecimientos que están teniendo lugar en sus vidas y afectan a la
conducta, el pensamiento, los sentimientos, la salud física y el funcionamiento
general de estas personas.

Suele comenzar entre los 20 y 30 años de edad, generalmente con un episodio


depresivo (en el 75 % de las mujeres y el 67% de los hombres)y puede haber
varios episodios depresivos antes de que aparezca un episodio maníaco.

Entre un episodio y otro suele haber periodos de normalidad, aunque existen


diferencias según cada persona: por ejemplo, a veces no hay periodos de
normalidad, sino estados depresivos y maníacos que varían en intensidad y
gravedad; otras veces predomina un estado depresivo constante cuyos síntomas
varían en intensidad, interrumpidos por algunos episodios maníacos o
hipomaníacos. Por término medio suelen tener unos 10 episodios de manía o
depresión durante toda su vida, aunque sin tratamiento la frecuencia aumenta con
la edad. Los episodios pueden durar días, semanas, meses o incluso años. Por
término medio, los episodios maníacos, sin tratamiento, duran unos pocos meses
y la depresión unos seis meses. En muchos casos es estacional: la depresión es
más frecuente en otoño e invierno y la manía en primavera o verano.

Trastorno bipolar
Planteamiento del problema

Esta investigación surge al observar que muy poca gente tiene conocimiento en
relación al trastorno bipolar y las consecuencias de este .Este proyecto pretende
dar a conocer que es el trastorno bipolar (TB), factores que intervienen para el
origen y desarrollo de este, las fases, síntomas, consecuencias o efectos dentro
del desarrollo bio-psico-social del sujeto que se encuentra dentro de esta
patología, tratamiento, de igual manera incluiremos algunas entrevistas realizadas
a expertos en el tema. Por medio de la presente se pretende dar otro panorama a
las personas sobre lo que es el trastorno bipolar.

Objetivo general
Motivar a la población a que conozcan más acerca del trastorno bipolar

Objetivo especifico

Investigar sobre el trastorno bipolar

Determinar las causas de esta enfermedad

Precisar las consecuencias sociales producidas por el trastorno bipolar

Incentivar a las personas a reforzar sus conocimientos sobre esta enfermedad

Justificación del tema


La bipolaridad ha sido un problema por mucho tiempo una de las causas de esto
es el desconocimiento, la poca información que se adquiere sobre ella y la falta de
comunicación dentro del ambiente social que rodea al paciente, aparte de
prejuicio, exclusión y asilamiento que sufren estas personas.

Antes de tener el diagnostico confirmativo del trastorno bipolar, el paciente sufre


una serie de síntomas y de cambios, en el cual el entorno específicamente el
familiar, se ve afectado, ya que a raíz de estos cambios, se producen conflictos y
confusiones, los cuales a su vez hacen que empeoren la condición del paciente.

Hipótesis
El trastorno bipolar, es una enfermedad no muy conocida, de la cual se habla muy
poco, esta falta de comunicación termina siendo unos grandes problemas para
todas las personas, ya que cualquiera puede padecer de este trastorno y no lo
sabría. Además los constantes cambios de ánimo que le ocurren a esta persona
producen conflictos dentro de su entorno social.

Marco teórico
EL TRASTORNO BIPOLAR

El Trastorno Bipolar es una condición médica de la que en los últimos años se ha


dado a conocer con mayor frecuencia, aunque la misma es un desorden
antiguamente conocido como el trastorno maniaco-depresivo o la psicosis
maniaco-depresiva.

La bipolaridad es un desorden en la que el individuo que la padece presenta unas


manifestaciones extremas de dos estados de ánimo principales, las cuales se
conocen como el polo depresivo, y el polo maníaco o de euforia. Estos estados de
ánimo fluctúan en la persona de forma cíclica e inconsistente, en la que por
momentos sufre de una depresión grave o crónica, y de repente puede
presentarse totalmente eufórico.

Uno de los indicativos principales de una persona que padece de bipolaridad es


que la misma presenta estos polos de forma extrema y exagerada. La persona
puede sufrir de episodios de depresión severa en ciclos promedio de entre una a
dos semanas, y luego pasa a un episodio de euforia extrema en ciclos de la
misma duración en promedio.

El diagnosticar esta condición en una persona no es fácil, ya que los síntomas son
similares a las de otras condiciones del estado de ánimo como lo son la depresión,
el trastorno obsesivo/compulsivo, entre otros.

Estadísticas

Algunos estudios antiguos indicaban que existía una alta relación de personas
bipolares en grupos de niveles altos de inteligencia o en personas muy talentosas
y educadas. Sin embargo, no existe una prueba certera para que este dato sea
cierto. Es muy probable que este mito se haya manifestado debido a que se han
mencionado muchas figuras conocidas en la historia y de la actualidad que
pueden haber padecido, o padecen de la condición. Figuras como Abraham
Lincoln, Beethoven, Van Gohgh y otros, pudieron haber padecido de este
trastorno. Figuras de la farándula local y políticos de la actualidad, también se han
mencionado como parte de este grupo.

Síntomas

El Trastorno Bipolar puede ser diagnosticado por un profesional de la salud


mental, como un psiquiatra. A continuación detallamos varios de los síntomas que
se manifiestan tanto en el polo depresivo como en el maníaco. Sin embargo, es
importante señalar que solamente un profesional de la salud mental puede hacer
un diagnóstico exacto y ayudarlo a recuperarse de esta condición.

Concepto de Trastorno Bipolar

y Se llama trastorno bipolar o trastorno afectivo bipolar a un trastorno depresivo de


larga evolución, en el que los episodios depresivos se ven interferidos por la
aparición de otros episodios caracterizados por un estado de ánimo elevado
(euforia excesiva), expansivo (hiperactividad anómala) o irritable. Las fases de
exaltación, alegría desenfrenada o irritabilidad y grosería, alternan con otros
episodios en que la persona está con depresiones intensas, con bajo estado de
ánimo, incapacidad para disfrutar, falta de energía, ideas negativas y, en casos
graves, ideas de suicidio.

El periodo de exaltación se llama “episodio maníaco”, de una palabra griega,


“mania”, que significa literalmente “locura”.

El nombre de afectivo se refiere a las enfermedades de los afectos, nombre


genérico que se da a los trastornos depresivos, en general, y al trastorno bipolar.
Indistintamente lo nombramos como trastorno bipolar, o como trastorno afectivo
bipolar.

Por lo tanto, un trastorno bipolar es una enfermedad en la que se alternan tres


tipos de situaciones:

Episodios depresivos, con características parecidas a un episodio depresivo


mayor. Las fases depresivas cursancon:
Sentimientos de desesperanza y pesimismo.

Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" en forma persistente

Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo

Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se


disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.

Disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar "en cámara


lenta."

Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.

Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta

Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más de la cuenta y


aumento de peso.

Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio.

Inquietud, irritabilidad.

Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento médico, como


dolores de cabeza, trastornos digestivos y otros dolores crónicos.

El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave, difícil de controlar con los
tratamientos disponibles en la actualidad y con una probable evolución a la
cronicidad. Se caracteriza por atravesar fases de depresión y de manía, siendo
destacable el riesgo de suicidio, que en el caso del bipolar tipo I llega a ser del 10
al 15%.

Como cualquier otro trastorno mental, el bipolar tampoco es uniforme, sino que
presenta diferentes tipos. Así, se habla de Bipolar I cuando el paciente ha
presentado al menos un episodio maníaco, de Bipolar II cuando sólo han tenido
episodios depresivos mayores y algún episodio hipomaniaco y de Trastorno
Bipolar no especificado cuando no se cumplen los criterios de tiempo y duración
de los episodios hipomaníacos y depresivos. Por último, los pacientes que
muestran síntomas depresivos e hipomaníacos, sin llegar a cumplir criterios para
los calificativos anteriores se diagnostican como Trastorno Ciclotímico. También
se pueden diferenciar en cuanto a la rapidez con la que se pasa de la depresión a
la manía, hablándose en este sentido de cicladores rápidos.

Causas

El origen del trastorno es del todo orgánico. No sabemos a ciencia cierta todos los
componentes biológicos del trastorno, pero parece claro que uno de los problemas
implicados es el mal aprovechamiento de los neurotransmisores cerebrales
(serotonina y dopamina). Se comprueba la organicidad por la existencia de
patrones genéticos de herencia Es un trastorno orgánico (no psicológico) que
depende de alteraciones biológicas del cerebro.

Es un trastorno crónico. La persona que haya tenido un episodio de manía o de


hipomanía, aunque haya sido solamente uno, debe tener precauciones toda su
vida para que no se repitan estos episodios.

Requiere tratamiento biológico con medicamentos que regulan el funcionamiento


de los neurotransmisores cerebrales. El tratamiento debe ser crónico, a
temporadas muy largas, o de por vida en aquellos casos con tendencia a las
recaídas constantes.

Funcionamiento familiar y trastorno bipolar Carga familiar El trastorno bipolar no


sólo afecta al paciente que lo padece sino también a las personas con las que
convive, quienes no sólo sufren las consecuencias de la enfermedad sino que a
menudo acaban adoptando la función de cuidadoras. Entre la enfermedad y el
funcionamiento familiar se establece una relación bidireccional, en la que el
trastorno bipolar incide en el funcionamiento familiar y, simultáneamente, dicho
funcionamiento afecta al curso del trastorno. El concepto de carga familiar cobra
fuerza principalmente a partir de la progresiva desinstitucionalización de pacientes
con patología psiquiátrica fomentada por los avances farmacológicos, lo cual
supuso que muchas familias adoptaran el rol de cuidadoras. La convivencia con
un paciente psiquiátrico generalmente se asocia a toda una serie de alteraciones
en la vida de quienes conviven con el paciente, generando una sensación de
carga en los cuidadores. Son diversos los estudios que han estudiado la
repercusión de la enfermedad sobre el cuidador, Fadden y cols señalaron que las
actividades sociales y de ocio eran las más afectadas, así como el ámbito
económico. Perlick y cols., concluyeron que el 93 de familiares de pacientes
bipolares o esquizoafectivos referían estrés moderado o elevado asociado a los
síntomas del paciente, a las alteraciones del funcionamiento diario o a los efectos
de la enfermedad sobre la actividad laboral y de ocio del familiar. Las creencias de
los familiares explicaban parte de la carga experimentada, que era superior en
aquellos casos en que los familiares atribuían al paciente la capacidad de controlar
sus síntomas. La influencia de las atribuciones en la percepción de la carga
permite remarcar la importancia de llevar a cabo intervenciones que instruyan a
los familiares sobre la enfermedad y sus formas de afrontamiento. La carga
experimentada por los familiares adquiere un papel fundamental a partir de
estudios recientes que señalan su posible incidencia sobre el curso del trastorno.
Los hallazgos de Perlick y cols. sobre una muestra de 264 pacientes bipolares
sugieren que la carga del cuidador en el momento agudo, así como durante la fase
de estabilización, permite predecir la evolución clínica en pacientes con trastorno
bipolar. Emoción expresada Es evidente que el funcionamiento familiar y el curso
del trastorno bipolar se influyen mutuamente. Ante la aparición del trastorno se
manifiestan toda una serie de reacciones emocionales por parte de pacientes y
familiares que generalmente forman parte del proceso de aceptación de la
enfermedad, aunque si se mantienen su efecto puede resultar muy perjudicial para
el curso del trastorno. Cada nuevo episodio de la enfermedad altera el equilibrio
familiar e implica la necesidad de recurrir a diversas estrategias de afrontamiento.
La importancia de incorporar la intervención familiar al tratamiento farmacológico
se sustenta en los resultados de algunos estudios, inicialmente realizados con
pacientes esquizofrénicos, en los que se relacionaban determinadas
características del entorno familiar con el curso del trastorno. La mayoría de
estudios señalaban que la presencia de una elevada emoción expresada (EE),
constituida por comentarios críticos, hostilidad y sobre implicación emocional por
parte de los familiares hacia el paciente, se relacionaba con una mayor frecuencia
de recaídas. Progresivamente, la población de estudio se fue ampliando y se
empezaron a realizar trabajos similares con pacientes bipolares. Los autores que
han analizado las interacciones entre familiares y pacientes bipolares tras la
hospitalización han destacado la presencia de interacciones más negativas en
familias de alta EE que en las de baja EE . Entre los primeros estudios con
muestras de pacientes bipolares cabría mencionar el de Miklowitz y cols. , quienes
concluyeron que cuando la EE era alta y el estilo afectivo (interacciones
conductuales) negativo las recaídas eran superiores que en los casos en que la
EE era baja y el estilo afectivo positivo . El estilo afectivo negativo en la familia ha
sido propuesto como uno de los principales predictores de mala evolución en
pacientes bipolares. Los hallazgos de Priebe y cols. (14) y los de Honig y cols.
indicaron que aquellos pacientes que vivían con familiares de alta EE mostraban
peor evolución (episodios e ingresos hospitalarios) que los que convivían con
familiares de baja EE; lamentablemente, en los estudios de Honig no se realizó un
seguimiento prospectivo de la muestra. Más recientemente, Mino y cols. llevaron a
cabo un estudio en una muestra de pacientes unipolares y bipolares tras la fase
aguda. La frecuencia de recaídas a los 9 meses fue del 83.3 para el total de la
muestra con alta EE familiar y del 19.2 para el grupo de baja EE.

Aunque los estudios realizados parecen sustentar la relación entre una elevada
EE y el curso del trastorno bipolar, todavía resultan escasos y metodológicamente
poco rigurosos. Un aspecto fundamental a tener presente al analizar los resultados
obtenidos es que el estudio del funcionamiento familiar de los pacientes bipolares
presenta problemas similares al de los acontecimientos vitales, fundamentalmente
distinguir entre causas y consecuencias del trastorno .

Intervención familiar en el trastorno bipolar La intervención familiar pretende dotar


a las familias de una serie de conocimientos con el objetivo de mejorar su
comprensión sobre la enfermedad, así como facilitar ciertos cambios en sus
actitudes y conductas que permitan optimizar el afrontamiento del trastorno y sus
consecuencias. La información permite prevenir, en la medida de lo posible, las
recurrencias del trastorno mediante la disminución de factores de riesgo
(abandono de la medicación, irregularidad de hábitos y estrés) y la identificación y
tratamiento precoz de los síntomas prodrómicos, con lo cual se persigue evitar el
empeoramiento del episodio y consecuentemente la posible hospitalización. A su
vez, la información facilita una óptima contribución por parte de los familiares ante
un episodio agudo y ante la presencia de sintomatología subsindrómica.
Incorporar el entrenamiento en resolución de problemas y en habilidades de
comunicación puede ser una estrategia útil para la prevención y el manejo del
estrés familiar. El facilitar conocimientos y recursos a la familia no sólo contribuye
a la comprensión, aceptación y afrontamiento de la enfermedad, sino también a la
des estigmatización del trastorno y a una mejoría en la calidad de vida de todos
sus miembros. Dichos factores pueden influir positivamente en el curso de la
enfermedad disminuyendo el número de recaídas y las consecuencias negativas
que de ellas se derivan. Principales estudios de intervención familiar en el
trastorno bipolar La mayoría de estudios sobre intervención familiar en pacientes
bipolares están basados en los trabajos de Falloon y cols. con pacientes
esquizofrénicos, cuyo tratamiento estaba constituido por los siguientes módulos:
psicoeducación, entrenamiento en habilidades de comunicación y entrenamiento
en resolución de problemas. Cada vez es más unánime la idea de que la fase de
la enfermedad en que se encuentre el paciente condicionará las estrategias
terapéuticas que se utilizarán tanto con pacientes como con familiares. Son
diversos los estudios que señalan que la intervención familiar constituye un
recurso eficaz para reducir el número de recaídas.Principales estudios de
intervención familiar en el trastorno bipolar. Aunque con algunas limitaciones
metodológicas, Fitzgerald representa a uno de los primeros autores que describió
los beneficios de la intervención familiar sobre el curso del trastorno bipolar,
concretamente destacó la eficacia de la intervención sobre la reducción de la tasa
de recaídas, la mejora de la adherencia terapéutica y la optimización de la
comunicación familiar. Davenport y cols. al comparar la evolución de la
enfermedad en tres grupos de pacientes bipolares medicados, señalaron que
aquellos que recibieron con mayor frecuencia tratamiento psicoterapéutico (terapia
de pareja grupal con sesiones semanales) presentaron durante el seguimiento un
menor número de ingresos, menores rupturas matrimoniales, mejor
funcionamiento social y disminución de las tasas de suicidio. Por su parte, los
resultados de Miklowitz y Goldstein reflejaron un 11 de recaídas en los pacientes
que recibieron tratamiento farmacológico junto a intervención familiar, frente a un
61 de recaídas en el grupo que recibió exclusivamente tratamiento farmacológico.
En contraposición a estos hallazgos, Van Gent y Zwart destacaron que tras llevar
a cabo una intervención psicoeducativa en parejas de pacientes bipolares, el
grupo experimental presentó un incremento de los conocimientos sobre la
enfermedad y su tratamiento y un aumento de la comprensión mutua con respecto
al grupo control; sin embargo, no se observaron diferencias significativas en el
cumplimiento de la medicación y el número de reingresos. Partiendo de la
hipótesis de que la EE condicionaría el curso del trastorno bipolar, Honig y cols.
llevaron a cabo una intervención psicoeducativa tras la cual el 21 de los familiares
de pacientes bipolares redujo su EE, a diferencia del grupo control en el que no se
registraron cambios. No obstante, las diferencias no alcanzaron significación
estadística. Posteriormente, Honig y cols. obtuvieron resultados similares, pero
con diferencias significativas, al incrementar el tamaño de la muestra.
Retrospectivamente, los pacientes de familias con alta EE habían presentado más
recaídas que los de familias de baja EE. Dado que tras la intervención no se llevó
a cabo un seguimiento de los pacientes, no es posible establecer si el cambio en
la EE de los familiares afectaría al posterior curso de la enfermedad. Otros autores
han destacado la mejoría clínica y socio laboral que presentaron aquellos
pacientes bipolares, concretamente de sexo femenino, con los que se realizó una
intervención familiar de tipo psicoeducativo concomitante al tratamiento
farmacológico, con respecto a aquellos que fueron tratados únicamente con
fármacos También se puso en evidencia que la actitud de los familiares hacia el
paciente y su tratamiento mejoraba tras la intervención familiar. Un dato
interesante a remarcar es la relación que se estableció entre la actitud familiar
hacia la farmacoterapia durante la intervención y la subsiguiente adherencia
terapéutica por parte de los pacientes. En un estudio posterior, Clarkin y cols.
Señalaron que a los 11 meses de tratamiento, los pacientes que recibieron
sesiones de abordaje de pareja de tipo psicoeducativo junto a tratamiento
farmacológico presentaban mejor adherencia terapéutica y una mejoría global con
respecto a quienes recibieron exclusivamente tratamiento farmacológico. Más
recientemente, Miklowitz y cols. llevaron a cabo un estudio randomizado con una
amplia muestra de pacientes bipolares en el que concluyeron que la intervención
familiar permitía reducir el número de recaídas y mejorar la sintomatología
depresiva, no la maníaca. Los cambios más sustanciales se obtuvieron en familias
de alta EE. La medicación y el cumplimiento terapéutico no explicaban las
consecuencias obtenidas

Los Trastornos Bipolares se clasifican en:

Trastorno Bipolar I (o maníaco-depresivo): presencia de uno o más Episodios


Maníacos y Episodios Depresivos Mayores

Trastorno Bipolar II: presencia de uno o más Episodios Hipomaníacos y Episodios


Depresivos Mayores

Trastorno Ciclotímico: presencia, durante al menos 2 años, de períodos de


síntomas hipomaníacos y de períodos de síntomas depresivos

Episodio Maníaco o Manía

Se caracteriza por la presencia de un período diferenciado de un estado de ánimo


anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable, que dura al menos una
semana (o cualquier duración si es necesaria una hospitalización).

Durante el período de alteración del estado de ánimo han persistido 3 (o más) de


los siguientes síntomas (4 si el estado de ánimo es sólo irritable), y ha habido en
un grado significativo:
Autoestima exagerada o grandiosidad (por ej. la persona siente que "todo lo
puede").

Disminución de la necesidad de dormir (por ej. la persona se siente descansada


tras sólo 3 horas de sueño).

Más hablador de lo habitual o verborreico.

Fuga de ideas ("se olvida de lo que estaba hablando") o experiencia subjetiva que
el pensamiento está acelerado.

Distraibilidad (por ej. la atención se desvía demasiado fácilmente hacia estímulos


externos banales o irrelevantes).

Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo, estudios


o sexualmente) o agitación psicomotora.

Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial para


producir consecuencias graves (por ej. compras irrefrenables, indiscreciones
sexuales o inversiones económicas alocadas).

La alteración del estado de ánimo es suficientemente grave como para provocar


deterioro laboral o de las actividades sociales habituales o de las relaciones con
los demás, o como para necesitar hospitalización con el fin de prevenir daños a sí
mismo o a terceros, o hay conjuntamente síntomas psicóticos.

Los síntomas no son debidos a los efectos directos de una sustancia (por ej.
cocaína, anfetaminas, ciertos antidepresivos) o a una enfermedad médica (por ej.
hipertiroidismo).

Episodio Hipomaniaco o Hipomanía

Los síntomas son similares a los de la Manía (Episodio Maníaco) difiriendo en el


grado de severidad y duración del episodio. Siendo en la Hipomanía más leves y
no lo suficientemente graves como para provocar un deterioro laboral o social
importante o como para necesitar hospitalización, ni hay síntomas psicóticos
acompañantes. Con respecto a la duración del episodio esta debe ser de por lo
menos 4 días (y no 7 días como en la Manía)

Tratamiento

Las Etapas de Tratamiento

La fase aguda del tratamiento: El tratamiento está dirigido a terminar con el


presente episodio maníaco, hipomaníaco, depresivo, o mixto.

El tratamiento preventivo: El medicamento es continuado a largo plazo para evitar


futuros episodios.

Los Componentes del Tratamiento

La medicación: Prescrita para casi todos los pacientes durante las fases agudas y
en forma preventiva para evitar recaídas (psicoprofilaxis).

La educación: Cruciales en la ayuda a los pacientes y familiares para aprender


cómo manejar mejor el disturbio bipolar y prevenir sus complicaciones.

La psicoterapia: Individual, Grupal y Familiar. No debería ser utilizada a solas, sino


más bien debería estar combinada con medicación (excepto en situaciones
especiales tales como el embarazo).

MEDICAMENTOS

Se los conoce como "estabilizadores del estado de ánimo" (anticíclicos o


antirecurrenciales) son usados para mejorar los síntomas durante los episodios
agudos maníacos, hipomaníacos, y mixtos. Pueden a veces también reducir
síntomas de depresión. Son el apoyo del tratamiento preventivo a largo plazo tanto
para la manía como para la depresión. Los más utilizados son los siguientes:

Litio (Plenur, Eskalith, Lithobid, Lithonate, Ceglution, Lithiun)

Divalproato de Sodio (Valcote, Depakote, Depamide)

Carbamazepina (Tegretol, Carbatrol, Epital, Atretol)


Lamotrigina (Lamictal)

Gabapentin (Neurontin)

Topiramato (Topamax)

Olanzapina (Zyprexa)

Oxacarbamazepina (Trileptal)

En investigación se encuentran:

ABS-103: Actualmente, este fármaco se está sometiendo a estudios preclínicos


para evaluar su potencial como tratamiento para epilepsia, migrañas y manía. La
evidencia sugiere que puede ser tan eficaz como el Divalproato, pero sin
ocasionar tantos efectos secundarios. De hecho, podría ser que ABS-103 fuera
seguro para las mujeres en edad de concebir.

Los bloqueadores de la sustancia P son otro tipo de medicamentos recién creados


que también podrían ser eficaces para ayudar a regular el humor. Esta clase de
fármacos toma su nombre de la forma en que funcionan: a diferencia de los SSRI
(inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), estos medicamentos
bloquean una substancia química cerebral llamada sustancia P. Esta sustancia se
descubrió en 1931 y los medicamentos diseñados para funcionar contra dicha
sustancia a menudo se han usado en forma experimental, pero nunca con éxito,
en intentos de tratar padecimientos como neuralgia crónica, migrañas, ansiedad y
asma. En un estudio reciente de un bloqueador de sustancia P denominado MK-
869 se determinó que el fármaco funciona tan eficazmente como el SSRI Paxil y
ocasiona menos de los efectos secundarios que afectan la función sexual.

Afortunadamente, cada uno de los estabilizadores del estado de ánimo posee


diferentes acciones químicas en el cuerpo. Si con uno no consigue una respuesta
terapéutica satisfactoria, o usted tiene efectos secundarios persistentes, su médico
puede sugerirle otro, o dos medicamentos combinados en dosis que usted puede
manejar. Para los estabilizadores del estado de ánimo se hacen pruebas en
sangre para determinar la dosis correcta y para monitorear la seguridad del efecto
terapéutico deseado.

Seleccionando un estabilizador de ánimo durante un episodio maníaco agudo

Las drogas de primera línea para el tratamiento de una fase de un episodio


maníaco agudo son el litio y el divalproato de sodio. Al elegir entre ellos, su
médico tendrá en cuenta si ya estas medicinas han resultado eficaces para usted
en el pasado o si hay efectos secundarios particulares que podrían afectar su
preferencia. Cuando todo ya es igualmente considerado, la decisión inicial puede
ser que dependa del subtipo de trastorno bipolar que usted padezca. Los expertos
recomiendan carbonato de litio para pacientes con ánimos eufóricos
(extremadamente alegres, "manía eufórica") y divalproato de sodio para pacientes
con manifestaciones mixtas (episodios maníacos con un ánimo muy infelíz o
irritable, "manía disfórica") o para pacientes que tienen ciclos de cambios rápidos
(4 o más episodios por año, "cicladores rápidos").

Acerca de la hospitalización

El tratamiento en el hospital es necesario a veces pero es generalmente breve (12


semanas). La hospitalización puede ser esencial para evitar el comportamiento
destructivo propio, impulsivo, o agresivo que la persona va a lamentar después.
Los pacientes maníacos frecuentemente carecen de conciencia que están
enfermos y requieren hospitalización. La investigación ha mostrado que después
de la recuperación, la mayoría de pacientes maníacos están agradecidos por la
ayuda que recibieron, aunque fuera dada contra su voluntad en el momento.

Durante la depresión, la hospitalización puede ser necesaria si una persona


presenta alta ideación suicida o haya cometido algún intento de suicidio. La
hospitalización está también indicada para personas que tienen complicaciones
médicas que hacen más difícil monitorear los medicamentos y para la gente que
no puede dejar de usar drogas de adicción o alcohol. Recuerde, el temprano
reconocimiento y tratamiento de episodios maníacos y depresivos pueden
disminuir la necesidad de hospitalización.
El medicamento para la prevención de toda una vida.

El exitoso manejo del trastorno bipolar requiere mucho de los pacientes y las
familias. Habrán ciertamente muchas veces cuando usted estará tentado
urgentemente de detener su medicamento porque 1) usted se siente bien y cree
"estar curado/a", 2) usted extraña la excitación/euforia, o 3) usted se siente
molesto por los efectos secundarios. Si usted suspende su medicación,
probablemente no tendrá un episodio agudo inmediatamente durante los días o
semanas que siguen, pero con el tiempo seguramente tendrá una recaída.

A veces el diagnóstico es incierto después de un sólo episodio y es posible reducir


lentamente el medicamento después de casi un año. Sin embargo, si usted ha
tenido solamente un episodio de manía pero tiene una historia familiar muy fuerte
(sugiriendo que puede haber heredado este trastorno), o si el episodio fue tan
severo que casi le arruinó su vida, usted debería considerar seriamente tomar
medicación durante varios años, si no de por vida. Si ha tenido dos o más
episodios maníacos o depresivos, los expertos recomiendan fuertemente que
tome medicamento de prevención indefinidamente.

¿Cuán frecuente funciona el medicamento de prevención?

Los estabilizadores del estado de ánimo son el núcleo de la prevención, es decir,


para evitar recaídas. Cerca de una de cada tres personas con trastorno bipolar
estará completamente libre de síntomas tomando medicamentos estabilizadores
del estado de ánimo de por vida. La mayoría de la gente experimenta una gran
reducción en la frecuencia de los episodios o en la severidad de los mismos. No
se desaliente si usted ocasionalmente siente que pudiera estar en camino a un
episodio maníaco o depresivo. Siempre reporte inmediatamente cambios a su
médico, debido a que ajustes en su medicina cuando tiene los primero síntomas
pueden generalmente restaurarle el ánimo normal. A veces basta con un ligero
aumento en la dosis del estabilizador del estado de ánimo, u otras medicinas
pueden necesitar ser añadidas. Los ajustes del medicamento prescripto son
generalmente una parte rutinaria del tratamiento (lo mismo que la dosis de insulina
es cambiada de vez en cuando en la diabetes). Nunca tema informar los cambios
de síntomas ya que generalmente no requieren ningún cambio dramático en el
tratamiento y su médico estará ansioso por ayudar

¿Qué es el trastorno bipolar?

Criterios diagnósticos

Los diagnósticos de Trastorno Bipolar I, II y Trastorno Ciclotímico dependen de


que los pacientes atraviesen episodios depresivos mayores, maníacos, mixtos o
hipomaníacos (Tablas 1 a 4). En la tabla 5 figuran los síntomas que ayudan a
diferenciar los distintos trastornos del estado de animo.

A. Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un período de 2


semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los
síntomas debe ser (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de la
capacidad para el placer.

(1) Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo
indica el propio sujeto (p. Ej. se siente triste o vacío) o la observación realizada por
otros (p. Ej. llanto). En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser
irritable.

(2) Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o


casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según refiere el
propio sujeto u observan los demás)

(3) Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. Ej. un
cambio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida o aumento del
apetito casi cada día.

(4) Insomnio o hipersomnia casi cada día.

(5) Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los
demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido) (6) Fatiga o
pérdida de energía casi cada día
(7) Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden
ser delirantes) casi cada día (no los simples autor reproches o culpabilidad por el
hecho de estar enfermo)

(8) Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi


cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena)

(9) Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación


suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan
específico para suicidarse.

B. Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto.

C. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social,


laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

D. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (p. Ej. una droga, un medicamento) o una enfermedad médica (p. Ej.
hipotiroidismo).

E. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (p. Ej. después
de la pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante más de 2 meses o
se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas
de inutilidad, ideación suicida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.

Criterios DSM-IV-TR para el Episodio Maníaco

A. Un período diferenciado de un estado de ánimo anormal y persistentemente


elevado, expansivo o irritable, que dura al menos 1 semana (o cualquier duración
si es necesaria la hospitalización).

B. Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un período de 2


semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los
síntomas debe ser (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de la
capacidad para el placer.
(1) Autoestima exagerada o grandiosidad.

(2) Disminución de la necesidad de dormir (p. Ej. se siente descansado tras sólo 3
horas de sueño)

(3) Más hablador de lo habitual o verborreico.

(4) Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que el pensamiento está acelerado

(5) Distraibilidad (p. Ej. la atención se desvía demasiado fácilmente hacia


estímulos externos banales o irrelevantes)

(6) Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo o los


estudios, o sexualmente) o agitación psicomotora.

(7) Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial


para producir consecuencias graves (p. Ej. enzarzarse en compras irrefrenables,
indiscreciones sexuales o inversiones económicas alocadas).

C. Los síntomas no cumplen los criterios para el episodio mixto.

D. La alteración del estado de ánimo es suficientemente grave como para


provocar deterioro laboral o de las actividades sociales habituales o de las
relaciones con los demás, o para necesitar hospitalización con el fin de prevenir
los daños a uno mismo o a los demás, o hay síntomas psicóticos.

E. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (p. Ej. una droga, un medicamento u otro tratamiento) ni a una
enfermedad médica (p. Ej. hipertiroidismo).

Criterios DSM-IV-TR para el Episodio Mixto

A. Se cumplen los criterios tanto para un episodio maníaco, como para un episodio
depresivo mayor (excepto en la duración) casi cada día durante al menos un
período de 1 semana.
B. La alteración del estado de ánimo es suficientemente grave para provocar un
importante deterioro laboral, social o de las relaciones con los demás, o para
necesitar hospitalización con el fin de prevenir los daños a uno mismo o a los
demás, o hay síntomas psicóticos.

C. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (p. Ej. una droga, un medicamento u otro tratamiento) ni a enfermedad
médica (p. Ej. hipertiroidismo).

Criterios DSM-IV-TR para el Episodio Hipomaníaco

A. Un período diferenciado durante el que el estado de ánimo es persistentemente


elevado, expansivo o irritable durante al menos 4 días y que es claramente
diferente del estado de ánimo habitual.

B. Durante el período de alteración del estado de ánimo, han persistido tres (o


más) de los siguientes síntomas (cuatro si el estado de ánimo es sólo irritable) y
ha habido en un grado significativo:

(1) Autoestima exagerada o grandiosidad.

(2) Disminución de la necesidad de dormir (p. Ej. se siente descansado tras sólo 3
horas de sueño).

(3) Más hablador de lo habitual o verborreico.

(4) Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que el pensamiento está acelerado.

(5) Distraibilidad (p. Ej. la atención se desvía demasiado fácilmente hacia


estímulos externos banales o irrelevantes).

(6) Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo o los


estudios o sexualmente) o agitación psicomotora.
(7) Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial
para producir consecuencias graves (p. Ej. enzarzarse en compras irrefrenables,
indiscreciones sexuales o inversiones económicas alocadas).

C. El episodio está asociado a un cambio inequívoco de la actividad que no es


característico del sujeto cuando está asintomático.

D. La alteración del estado de ánimo y el cambio de la actividad son observables


por los demás.

E. El episodio no es suficientemente grave como para provocar un deterioro


laboral o social importante o para necesitar hospitalización, ni hay síntomas
psicóticos.

F. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (p. Ej. una droga, un medicamento u otro tratamiento) ni a una
enfermedad médica (p. Ej. hipertiroidismo).

Resumen de los criterios para los síntomas maníacos y depresivos de los


trastornos del estado de ánimo en el DSM-IV-TR

Trastorno

Criterios para los síntomas maníacos

Criterios para los síntomas depresivos

Trastorno depresivo mayor

Sin historia de manía e hipomanía

Historia de episodios depresivos

Trastorno distímico

Sin historia de manía e hipomanía


Estado de ánimo depresivo la mayoría de los días durante al menos dos años (sin
cumplir criterios de episodio depresivo mayor)

Trastorno Bipolar I

Historia de episodios maníacos o mixtos

Frecuente presencia de episodios depresivos mayores pero no necesarios para el


diagnóstico

Trastorno Bipolar II

Uno o más episodios hipomaníacos, sin episodios maníacos o mixtos

Historia de episodios depresivos mayores

Trastorno Ciclotímico

Durante al menos dos años, presencia de numerosos períodos con síntomas


hipomaníacos

Numerosos períodos con síntomas depresivos, pero que no cumplen los criterios
para episodio depresivo mayor

Trastorno Bipolar no especificado

Presencia de síntomas maníacos pero no cumple los criterios para los trastorno
Bipolar I y II ni para la ciclotimia

No se requieren para el diagnóstico

Trastorno bipolar I

Para poder diagnosticar a una persona como Trastorno Bipolar I (Tabla 6) es


necesario que se haya manifestado en algún momento, al menos un episodio
maníaco o mixto (Tablas 2 y 3).En el Trastorno Bipolar I hay que especificar si el
episodio más reciente es de tipo maníaco, hipomaniaco, mixto, depresivo o no
especificado (cuando no cumple criterios temporales para clasificarlo como uno de
los cuatro anteriores). También puede distinguirse un Trastorno Bipolar I, con un
único episodio maníaco, para lo cual es necesario que no se haya diagnosticado
ningún episodio depresivo mayor.

Criterios DSM-IV-TR para el Diagnóstico de Trastorno Bipolar I

A. Presencia de un episodio maníaco, hipomaníaco, mixto o depresivo mayor.

B. Historia de un episodio depresivo mayor, mixto, hipomaníaco o maníaco, según


cuál sea el episodio más reciente que se haya tipificado en el criterio A.

C. Los síntomas afectivos provocan un malestar clínicamente significativo o un


deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

D. Los episodios afectivos en los Criterios A y B no se explican mejor por la


presencia de un trastorno esquizoafectivo y no están superpuestos a una
esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un trastorno
psicótico no especificado.

E. Los síntomas afectivos de los Criterios A y B no son debidos a los efectos


fisiológicos de una sustancia (p. Ej. una droga, un medicamento u otro tratamiento)
ni a una enfermedad médica (p. Ej. hipertiroidismo).

Trastorno bipolar II

El Trastorno Bipolar II (Tabla 7) se caracteriza por uno o más episodios depresivos


mayores, intercalándose, al menos, un episodio hipomaniaco, es decir, en este
trastorno ningún episodio cumplen criterios de maníaco o mixto (Tablas 2 y 3).

Criterios DSM-IV-TR para el Diagnóstico de Trastorno Bipolar II

A. Presencia (o historia) de uno o más episodios depresivos mayores.

B. Presencia (o historia) de al menos un episodio hipomaníaco.

C. No ha habido ningún episodio maníaco, ni un episodio mixto.


D. Los síntomas afectivos en los Criterios A y B no se explican mejor por la
presencia de un trastorno esquizoafectivo y no están superpuestos a una
esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un trastorno
psicótico no especificado.

E. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro


social/laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Trastorno Ciclotímico

Se caracteriza por numerosas alteraciones del estado de ánimo de tipo depresivo


e hipomaniaco, cuyos síntomas son insuficientes en cuanto al número, duración o
gravedad, para cumplir criterios de episodio maníaco y depresivo.

Criterios DSM-IV-TR para el Diagnóstico de Trastorno Ciclotímico

A. Presencia, durante al menos 2 años, de numerosos períodos de síntomas


hipomaníacos y numerosos períodos de síntomas depresivos que no cumplen los
criterios para un episodio depresivo mayor.

B. Durante el período de más de 2 años la persona no ha dejado de presentar los


síntomas del Criterio A durante un tiempo superior a los 2 meses.

C. Durante los primeros 2 años de la alteración no se ha presentado ningún


episodio depresivo mayor, episodio maníaco o episodio mixto.

D. Los síntomas del Criterio A no se explican mejor por la presencia de un


trastorno esquizoafectivo y no están superpuestos a una esquizofrenia, un
trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un trastorno psicótico no
especificado.

E. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (p. Ej. una droga, un medicamento) o a una enfermedad médica (p. Ej.
hipertiroidismo).
F. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Etiología

Los resultados de investigaciones informan que los familiares en primer grado


presentan tasas de trastornos del estado de ánimo, significativamente superiores a
las que se dan en la población general 2. No se conoce el modo de transmisión
del trastorno bipolar. Igualmente se desconoce el papel que juegan los factores
estresantes ambientales en el inicio y curso del trastorno bipolar.

Diagnóstico diferencial

El principal diagnóstico diferencial ha de hacerse respecto de la enfermedad


orgánica (Tabla 9). Para descartar estas causas en la consulta de Atención
Primaria, es preciso pedir las pruebas complementarias básicas, en función de la
prevalencia asociada a cada una de las patologías a descartar, de la exploración
física y de la entrevista clínica con el paciente y su familia.

Asimismo, se ha de descartar que los síntomas sospechosos de encajar con el


diagnóstico de Trastorno Bipolar, no estén siendo provocados por el efecto de
algún fármaco como, por ejemplo, los corticoides.

También es necesario diferenciarlo de otros trastornos mentales (Tabla 9). En


particular, la depresión y la esquizofrenia. Respecto de la primera, es fácil
confundirla con las fases depresivas del Trastorno Bipolar y el tratamiento
farmacológico de una y otro son diferentes. En la depresión mayor suelen
indicarse los antidepresivos y en el trastorno bipolar los antidepresivos pueden
facilitar que el paciente cicle hacia la manía o la hipomanía 2. Por ello, es
importante preguntar cuando se hace la anamnesis a un paciente deprimido, por la
presencia de síntomas de manía o hipomanía, antes de llegar a un juicio
diagnóstico que condicione un tratamiento. Cuando un trastorno bipolar debuta
con una fase depresiva, no puede diagnosticarse éste hasta que haga una crisis
maníaca, hipomaníaca o mixta (ver Tablas 2 a 4), que es, precisamente, lo que le
diferencia de un trastorno depresivo. Lo importante es que el nuevo diagnóstico,
tiene que ir seguido de un cambio en la estrategia de tratamiento tal y como se
describe más adelante. Y en lo que se refiere a la segunda, algunos episodios
psicóticos pueden confundirse con crisis maníacas y determinados estados de
inhibición, propios de ciertas formas de esquizofrenia, pueden tener algún
parecido con la sintomatología depresiva.

Causas orgánicas que pueden cursar con síntomas de manía o depresión

Enfermedades neurológicas

Sustancias de abuso

Corea de Huntington

Alcohol

Enfermedad de Wilson

Alucinógenos

Neoplasias cerebrales

Anfetaminas

Talamotomia

Metilfenidato

Esclerosis múltiple

Cocaína

Traumatismo cerebral
Accidentes cerebrovasculares

Epilepsia del lóbulo temporal

Otros procesos médicos

Fármacos

Enfermedad de Addison

Anfetaminas

Opiáceos

Enfermedad de Cushing

Metilfenidato

Salicilatos

Hipertiroidismo

Antidepresivos

Digital

Síndrome de Klinefelter

Anticolinérgicos

Teofilina

Uremia y hemodiálisis

Beta estimulantes

Levodopa

Demencia dialítica

Baclofeno
Isoniacida

Síndrome Carcinoide

Bromocriptina

Hidralacina

Manía postparto

Cimetidina

Disulfiram

Pelagra

Deficiencia de vitamina B12

Lupus eritematoso sistémico

En los casos limítrofes, en los que la sintomatología resulta confusa, las


habilidades relacionales del profesional ayudan a inclinarse por uno u otro
diagnóstico, en función del contacto emocional con el paciente y a la espera de su
evolución. Así, en la entrevista clínica el contacto psicótico suele describirse como
frío y distante, mientras que los sentimientos del paciente bipolar son captados
más fácilmente por el profesional.

Estrategias terapéuticas ante el trastorno bipolar

Tratamiento psicofarmacológico

Se han realizado muchos estudios controlados para comprobar la eficacia de los


tratamientos farmacológicos , en particular para la fase de manía aguda, pero la
interpretación de los resultados de algunos de estos estudios resulta difícil, debido
a los efectos de confusión que ocasionan las demás medicaciones administradas
como parte de los protocolos 2.

Litio
Después de 50 años de uso, el Litio continúa siendo un tratamiento de primera
línea en el trastorno bipolar. Tras la revisión de distintos estudios, se plantea una
respuesta de un 80% para las manías clásicas, mientras que las manías mixtas
solo responden en una proporción de un 30-40% y los cicladores rápidos en
menos de un 20%. El Litio es efectivo en el tratamiento de la manía pura 7-9,
como profilaxis de mantenimiento en trastornos bipolares y en trastornos
depresivos recurrentes; pero lo es menos en el tratamiento de las formas mixtas y
para los cicladores rápidos.En las tablas 10, 11 y 12, se comenta cómo introducir
el tratamiento con Litio, las pruebas previas a realizar, así como dosis y
monitorización de los pacientes a quienes se ha prescrito este tratamiento.Se
recomienda iniciar el tratamiento con dosis bajas fraccionadas (carbonato de litio
200 mg/ 3 veces al día) que se van aumentando a lo largo de 7 a 10 días, hasta
alcanzar un nivel sérico de 0.5 a 1.2 mEq/l. (rango terapéutico). Para una óptima
monitorización del Litio se evalúa la función renal y tiroidea cada 2-3 meses los 6
primeros meses de tratamiento y, posteriormente, cada 6 meses. Para tener
ajustada la dosis de Litio, se tienen en cuenta las actividades cotidianas, como el
ejercicio o una dieta pobre en sal, que aumenta los niveles de Litio y las
interacciones farmacológicas. Así se evita la interacción con AINES, IECAS y con
la mayoría de los diuréticos. Cuando se trata de pacientes ancianos (mayores de
65 años), las dosis de inicio no han de ser superiores a 400 mg/día, con un
incremento cada cinco días de 100 mg. Las litemias han de mantenerse en límites
ligeramente inferiores a la de los adultos (0,5-0,8 mEq/l) 10.

Tratamiento farmacológico del trastorno bipolar

Indicaciones

Dosis

Monitorización

Litio

Manía pura.
Profilaxis en el Trastorno Bipolar

Trastornos depresivos recurrentes

Inicio con carbonato de litio 400mg/día en 3 tomas. Ajustar dosis a litemias entre
0.5 y 1.5 mEq/ l (rango terapéutico). Dosis media de 800-1.200 mg/ día

Inicio: Urea, creatinina, iones, TSH y T4, sedimento orina, test de embarazo y
ECG.Mantenimiento: Función renal y tiroidea cada 2 meses, los 6 primeros meses
de tratamiento y cada 6 meses después. Litemias cada 3-6 meses y con cada
cambio de dosis.

Ácido valproico

De segunda elección después del litio, en el tratamiento agudo de los episodios de


manía y en cicladores rápidos.

Como tratamiento de mantenimiento en pacientes refractarios al Litio, en


combinación con éste, especialmente en episodios mixtos o en cicladores rápidos.

Ambulatoriamente iniciar con 250 mg/ 8 horas, aumentando 250 a 500 mg/día
cada pocos días, hasta alcanzar un nivel sérico de 50-125 μg/ ml La dosis máxima
(en una o dos veces), es de 60 mg/ Kg. /día.

Realizar niveles de fármaco en sangre de forma periódica (rango terapéutico: 50-


125 μg/ ml).

Vigilancia sistemática de la función hepática y pruebas hematológicas, cada seis


meses.

Olanzapina

Tratamiento de los síntomas psicóticos del trastorno bipolar.

Tratamiento agudo en episodio maníaco, asociado al Litio o al Ácido valproico.

En cicladores rápidos que no se controlan con Litio y/o Ácido valproico, se puede
combinar uno de ellos con un antipsicótico.
En los pacientes ambulatorios comenzar con dosis bajas: 5 a 10 mg/ día. La dosis
máxima es de 25 mg/ día y la media es de 15 mg/ día.

Carbamacepina

En episodios maníacos o mixtos añadida al tratamiento de elección, cuando este


no logre controlar los síntomas.

Como alternativa al Litio y Ácido valproico, en la fase de mantenimiento.

Rango: 200-1600 mg/ día en 3-4 tomas. En hospitalizados: Aumentar 200 mg/ día
hasta 800-1000 mg/ día según tolerancia y respuesta. En ambulatorios hacer
aumentos más lentos. Mantenimiento: 1000 mg/ día de media.

Historia clínica, exploración física, hemograma, leucocitos y plaquetas, pruebas


hepáticas y renales con electrolitos, inicialmente, cada 2 semanas los 2 primeros
meses y cada 3 meses luego. Niveles plasmáticos (4-12 μg/ ml) 5 días después de
cada cambio de dosis.

Lamotrigina

Prevención de los episodios depresivos en pacientes con trastorno bipolar

Inicio: 25 mg./día las dos primeras semanas. Continuar con 50 mg./día las dos
semanas siguientes. Luego aumentar 50 mg./semana según la respuesta clínica.
Dosis habitual: entre 100 y 400 mg./día.

No son necesarios niveles plasmáticos.

Ácido valproico

El Ácido valproico está indicado en los episodios maníacos agudos del trastorno
bipolar como fármaco de segunda elección después del Litio, tanto en
monoterapia, como en combinación con el mismo, cuando éste no es suficiente
para controlar las crisis; bien porque ya se han empleado las dosis máximas, bien
por intolerancia al mismo. Incluso hay algunos indicios de que puede ser superior
al Litio en los episodios mixtos y la A.P.A. lo recomienda, junto al Litio, como uno
de los fármacos iniciales para el tratamiento de la ciclación rápida (2003). Como
terapia de mantenimiento la A.P.A. lo considera eficaz 2. Sin embargo, otros
autores 11,12 informan que sólo se dispone de un estudio controlado y aleatorio
13 que evalúa la eficacia del mismo como tratamiento en esta fase del trastorno
bipolar. Para la fase depresiva todas las fuentes consultadas coinciden en que no
hay ningún estudio publicado hasta la fecha que demuestre tal indicación.

Antes de iniciar un tratamiento con Ácido valproico se presta especial atención a


las posibles anomalías hematológicas, hemorrágicas y hepáticas, realizando una
determinación basal de estos parámetros. Debido a que el Ácido valproico tiene un
rango terapéutico amplio, la sobredosis inadvertida es infrecuente, a diferencia del
Litio.

Se comenta cómo introducir el tratamiento con Ácido valproico, la evaluación


inicial, dosis y monitorización de los pacientes.

Tratamiento farmacológico del trastorno bipolar

Efectos secundarios

Tratamiento de los efectos secundarios

Litio

Poliuria y polidipsia

Diabetes insípida nefrogénica

Administrar el Litio en una sola dosis nocturna. Hidratación, amilorida 5mg/ 12


horas y disminuir dosis de Litio.

Temblor

Disminuir dosis de Litio y atenolol 25mg/ 12 horas.


Trastornos digestivos (nauseas, vómitos, diarrea)

Administrar el Litio con las comidas o cambiar a citrato de litio

Problemas cognitivos (falta de concentración, deterioro memoria...)

Disminuir dosis de Litio

Hipotiroidismo

Levotiroxina

Raramente hiperparatiroidismo.

Lesiones cutáneas (psoriasis, acné pustuloso grave)

Tratamiento dermatológico. Puede ser necesario suspender el Litio.

Ácido valproico

Frecuentes: Gastro intestinales (náusea, vómitos…). Temblor, sedación,


osteoporosis, aumento transaminasas. Menos frecuentes: Caída del pelo.
Aumento de apetito y peso. Alteraciones sanguíneas (leucopenia y trombopenia).
Raros e Idiosincrásicos: Pancreatitis. Agranulocitosis. Insuficiencia hepática.

Disminuir la dosis o cambio de preparado a diÁcido valproico sódico. Incluso


suspenderlo.

Molestias gastrointestinales: administrar famotidina o cimetidina. Temblor:


administrar betabloqueantes

Olanzapina

Frecuentes: Somnolencia. Mareos por hipotensión ortostática.Aumento de apetito


y peso. Anticolinérgicos (sequedad de boca, estreñimiento).

Menos frecuentes: Extrapiramidales (acatisia, discinesias, parkinsonismo).


Convulsiones. Aumento de prolactina, glucosa y transaminasas.

Graves: Síndrome neuroléptico maligno.


Aumento progresivo de dosis y disminución si es necesario.

Normalmente no es necesario el tratamiento porque se desarrolla tolerancia, salvo


en los graves

Carbamacepina

Frecuentes: Diplopía, visión borrosa, fatiga. Nauseas, vómitos, aumento de peso.

Menos frecuentes: Erupciones cutáneas, leucopenia y trombocitopenia leves,


hiponatremia, elevación leve de las enzimas hepáticas, disminución de tiroxina y
aumento cortisol.

Graves y raros: agranulocitosis, anemia aplásica, insuficiencia hepática, dermatitis


exfoliativa y pancreatitis.

En los efectos secundarios leves: Reducción de dosis.

En los graves: suspensión del tratamiento.

Lamotrigina

Frecuentes: cefalea, náuseas, erupción cutánea leve, somnolencia, agitación,


vértigo, artralgias y dolor espalda.

Menos frecuentes: infección y xerostomía

Graves y raros: síndrome de Stevens-Johson, necrolisis epidérmica tóxica.

El aumento progresivo de las dosis en varias semanas, minimizan los efectos


secundarios. En caso de aparición de erupción cutánea es necesaria la evaluación
urgente por un médico.

Carbamacepina

En los episodios agudos maníacos y mixtos, la Carbamacepina ha demostrado


una eficacia similar a la clorpromazina y al Litio y superior al placebo 2. En dos
estudios realizados para el tratamiento de la depresión bipolar se encontró mejoría
en la sintomatología depresiva con el uso de Carbamacepina 15,16. Los pacientes
con episodios mixtos presentaron, significativamente, menor grado de remisión,
respecto a los pacientes con episodios depresivos.

La ciclación rápida, es relativamente resistente al tratamiento con Carbamacepina


No está clara la efectividad de la Carbamacepina en el tratamiento de
mantenimiento del trastorno bipolar 2 y diferentes estudios han encontrado una
menor efectividad que el Litio en esta fase 18.

En las tablas 10, 11 y 12, se comentan las dosis de Carbamacepina, la evaluación


inicial, las interacciones y la monitorización de los pacientes.

La dosis diaria varía entre 200 y 1600 mg. En pacientes adultos se inicia con 200 a
600 mg/ día repartidos en 3 ó 4 tomas. En pacientes ambulatorios los ajustes de
las dosis se hacen más lentamente que en los hospitalizados, para evitar los
efectos secundarios. Si estos se producen, puede reducirse la dosis
temporalmente para luego aumentarla de manera más lenta. Los niveles séricos
recomendados son los mismos que para los trastornos convulsivos (4-12 mg/ ml).
Se determinan antes de la toma matutina y 5 días después de un cambio de
posología. La dosis de mantenimiento es de unos 1000 mg/ día de media y no se
recomiendan dosis superiores a 1600 mg/ día.

Durante los dos primeros meses se determina el hemograma, las plaquetas y la


función hepática cada dos semanas. Después, si estas pruebas son normales y no
hay síntomas de supresión medular, ni de hepatitis, se hacen cada 3 meses y, en
caso de anomalías, es necesaria una vigilancia más frecuente. Sin embargo, las
reacciones graves, no siempre se detectan con una vigilancia sistemática. Es
necesario explicar a los pacientes los signos y síntomas de las reacciones
hepáticas, hematológicas o dermatológicas y pedirles que las notifiquen, si tienen
cualquier sospecha en este sentido. Los ancianos presentan mayor riesgo de
hiponatremia.

La Carbamacepina es capaz de producir inducción enzimática a través del


citocromo P-450. Esto tiene especial interés para las interacciones (Tabla 12)
Tratamiento farmacológico del trastorno bipolar

Interacciones

Toxicidad

Litio

Aumentan los niveles de Litio: Ejercicio, dieta pobre en sal, AINES, IECAS y
diuréticos

Signos iniciales (litemia superior a 1.5 mEq/ l): Temblor intenso, nauseas, diarrea,
visión borrosa, vértigo, aumento de reflejos. Con litemia superior a 2.5 mEq/nl:
convulsiones, arritmias y deterioro neurológico permanente. Tratamiento: equilibrio
hidroelectrolítico, lavado gástrico o inducción de vómito si conciencia.
Hemodiálisis.

Ácido valproico

Desplaza a los fármacos altamente unidos a proteínas plasmáticas. Inhibe el


metabolismo de la Lamotrigina, por lo que al asociarla hay que disminuir la dosis
inicial de esta a la mitad.

Rango terapéutico amplio, por lo que la sobredosis inadvertida es infrecuente.


Signos de sobredosis son: bloqueo cardíaco, somnolencia y coma. Tratamiento de
la sobredosis: hemodiálisis.

Olanzapina

Su metabolismo puede inducirse por la Carbamacepina. El carbón activado reduce


su biodisponibilidad hasta en un 50 a 60%.

Carbamacepina

Disminuye los niveles de: Ácido valproico, Lamotrigina, anticonceptivos,


benzodiacepinas, anti-psicóticos y antidepresivos.
Aumenta de los niveles de Carbamacepina con: Fluoxetina, fluvoxamina,
cimetidina, algunos antibióticos y antagonistas del calcio.

Signos inminentes: mareo, ataxia, sedación y diplopía.

Sobredosis: nistagmo, oftalmoplejía, signos cerebelosos y extrapiramidales,


disminuye nivel de conciencia, convulsiones, disfunción respiratoria e incluso
muerte. El tratamiento: medidas sintomáticas, lavado gástrico y hemoperfusión
según la gravedad.

Lamotrigina

Con Ácido valproico los niveles plasmáticos de Lamotrigina pueden aumentar


hasta el doble por lo que se ha de disminuir las dosis de esta a la mitad.

Con Carbamacepina las dosis de Lamotrigina deberán doblarse, por el incremento


de metabolización inducida por la Carbamacepina.

En sobredosificación: nistagmo, ataxia, alteración de la conciencia y coma. El


tratamiento será el ingreso hospitalario, lavado gástrico y las medidas de soporte
vital adecuadas.

Lamotrigina

En la manía bipolar tres estudios, todos con limitaciones metodológicas, evaluaron


la Lamotrigina, no hallando diferencias significativas con el placebo en dos de ellos
y en el tercero la reducción de síntomas maníacos fue similar al Litio 2. En la
ciclación rápida, los datos disponibles son aún limitados. En el tratamiento de
mantenimiento, la Lamotrigina fue superior a placebo en cuanto a prolongar el
tiempo hasta la aparición de un nuevo episodio depresivo y hasta el requerimiento
de medicación adicional 19. En España, desde el año 2004, está aprobada su
indicación para la prevención de los episodios depresivos en pacientes con
trastorno bipolar.

Se comentan la dosificación, los efectos secundarios, las interacciones y la


toxicidad de la Lamotrigina.
Hay que resaltar que, para la adecuada dosificación, se precisa un aumento
progresivo de la Lamotrigina en períodos de dos semanas, iniciando por 25 mg al
día las dos primeras semanas, duplicándola a 50 mg. al día en las dos semanas
siguientes, para posteriormente aumentar 50 mg por semana, hasta conseguir
respuesta clínica. La dosis habitual oscila entre 100 y 400 mg/ día, como máximo
20. A partir de 300 mg/ día se recomienda administrarla en dos veces.

Olanzapina

Durante mucho tiempo los neurolépticos clásicos, como el Haloperidol y la


levomepromacina, desempeñaron un papel importante en el tratamiento de la
agitación y las psicosis maníacas. Mas recientemente los antipsicóticos atípicos,
como la risperidona y la Olanzapina, están reemplazando a los antiguos
neurolépticos y asumiendo un papel complementario en el tratamiento de los
trastornos bipolares.

En general, la Olanzapina puede ser eficaz en la reducción de los síntomas


psicóticos del trastorno bipolar y se recomienda retirarla en la fase de
mantenimiento, a menos que sea necesaria para el control de estos síntomas. De
ser necesario mantener el tratamiento con Olanzapina, se hace en asociación con
el Litio o con el Ácido valproico 2, 21.

En episodios maníacos o mixtos graves, existen estudios que sugieren una mayor
eficacia o un inicio de acción más rápida de la Olanzapina y la risperidona
combinada con el Litio o el Ácido valproico 2. En los episodios maníacos leves, la
Olanzapina puede ser una alternativa al Litio o al Ácido valproico, como
monoterapia.

Para los cicladores rápidos que no se controlan con Litio o Ácido valproico o con la
asociación de ambos, existe la posibilidad de la combinación de uno de ellos con
un antipsicótico.

En las tablas 10, 11 y 12, se comentan la dosificación, los efectos secundarios, las
interacciones y la toxicidad de la Olanzapina. En cuanto a su dosificación: En los
episodios de manía aguda en pacientes hospitalizados la dosis que consigue una
respuesta más rápida es la de 15 mg./día. Para los pacientes ambulatorios esta
indicado comenzar con dosis más bajas (5 a 10 mg/ día). La dosis media es de 15
mg/ día y la máxima de 25 mg/ día.

Terapia electroconvulsiva (TEC)

La TEC ha demostrado eficacia para pacientes graves o resistentes al tratamiento


y cuando sea preferida por el paciente de acuerdo con el psiquiatra. También se
puede considerar su indicación para pacientes con episodios mixtos y, durante el
embarazo, en fases maníacas graves. Asimismo, para pacientes con depresión
grave o resistente a otros tratamientos y para episodios con características
catatónicas.

Tratamientos psicoterapéuticos

El abordaje básico del Trastorno Bipolar es farmacológico, no obstante, casi todas


las fuentes consultadas recomiendan apoyo psicoterapéutico complementario
2,22,23. Tal recomendación se fundamenta en su curso crónico y en que, aunque
el tratamiento farmacológico disminuye la severidad del trastorno y mejora la
calidad de vida de los pacientes, no satisface todas las necesidades del paciente.

A pesar del amplio consenso en cuanto a la recomendación de psicoterapia


complementaria, hay muy pocos estudios de calidad que la avalen. Atendiendo
exclusivamente a la mejoría en los síntomas y a las recaídas, ningún tratamiento
psicológico cumple criterios para ser considerado eficaz 24. Los tratamientos
psicosociales se proponen con metas diferentes a la curación del paciente bipolar:

Incrementar la adherencia a la medicación.

Enseñar a los pacientes a reconocer los síntomas prodrómicos de las crisis.

Retrasar las recaídas.

Disminuir las hospitalizaciones.


Mejorar el funcionamiento familiar, social y laboral.

Aumentar la calidad de vida.

Entre los procedimientos psicoterapéuticos que se han utilizado, el que cuenta con
más y mejores pruebas a su favor es la psicoeducación , con buenos resultados
para aumentar la adherencia a la medicación e identificar los síntomas
prodrómicos de la manía, para que acudan antes en demanda de tratamiento .
Ambos efectos tienen como consecuencia inmediata la prevención, el retraso o,
incluso, la evitación de la recaída, disminuyendo el número de crisis y alargando el
periodo entre ellas lo que, a su vez, mejora el funcionamiento sociolaboral.

Los tratamientos centrados en la familia también cuentan con algún ensayo clínico
aleatorizado que avala su eficacia, lo que permite afirmar que es el único tipo de
tratamiento psicológico que parece cumplir criterios de eficacia, proporcionando
una buena prevención de recaídas para la fase depresiva, no tanto para la fase
maníaca. Este tipo de tratamientos se muestran eficaces y efectivos, pero su
eficiencia es discutida, por su larga duración.

Los tratamientos cognitivo-conductuales disponen de resultados prometedores. Un


ensayo clínico presentó resultados beneficiosos durante el periodo de 12 meses
de tratamiento; sin embargo, estos mismos autores informan recientemente de
que los resultados no se mantienen durante el posterior seguimiento de año y
medio.

Se han desarrollado multitud de programas y técnicas para el abordaje


psicoterapéutico de los pacientes bipolares. Los aspectos en los que confluyen los
diversos tratamientos psicosociales con mejor apoyo empírico son:

Informar a pacientes y familiares sobre los síntomas y el curso de la enfermedad,


para conseguir mejor adherencia al tratamiento farmacológico y anticipar los
pródromos de las crisis maníacas.
Incluir a los familiares en el tratamiento psicoterapéutico, para aumentar su
comprensión del trastorno y conseguir un funcionamiento más eficaz en su rol de
cuidadores.

Ampliar los recursos y competencias de los pacientes, para que consigan un mejor
manejo de las tensiones ambientales.

Todo ello dentro de una situación clínica basada en una fuerte alianza terapéutica,
que permita un clima de confianza en el que desarrollar un trabajo para prevenir
los aspectos más destructivos de las crisis y, en particular, el suicidio.

Estrategias terapéuticas para las diversas fases del trastorno bipolar

Abordaje terapéutico específico de la fase depresiva

El tratamiento farmacológico de la fase depresiva del Trastorno Bipolar es uno de


los temas más controvertidos de la psiquiatría actual. El objetivo clave, igual que
en la depresión unipolar, es el control de los síntomas y una vuelta a la normalidad
psicosocial, así como evitar la precipitación de un episodio maníaco.

El Litio es el tratamiento de primera elección en la depresión bipolar 7-9, siendo el


fármaco con más pruebas contrastadas de su eficacia. También se muestra eficaz
en la prevención o recurrencia de nuevos episodios depresivos. Esta mayor
eficacia parece asociarse a niveles plasmáticos más elevados de Litio (0.8-1mEq/
l.); por ello, estados depresivos leves y moderados pueden responder a un
incremento de la dosis de Litio en pacientes ya tratados. La Carbamacepina y el
Ácido valproico no parecen tener eficacia superior al placebo en el tratamiento
agudo de la fase depresiva del Trastorno Bipolar, que responde favorablemente a
los antidepresivos, aunque su eficacia se ha estudiado generalmente como
tratamiento complementario al Litio o al Ácido valproico. Prácticamente todos los
antidepresivos se han relacionado con el fenómeno de switch (desarrollo de un
episodio maníaco, hipomaniaco o mixto durante el tratamiento agudo de la fase de
depresión bipolar). Las tasas estimadas parecen superiores para los
antidepresivos tricíclicos, por lo que son preferibles los inhibidores de la
recaptación de la serotonina. No obstante, siempre con precaución y
habitualmente en asociación a Litio. No se recomienda usar los antidepresivos en
monoterapia a causa del riesgo de precipitar un viraje hacia la manía.

Como alternativas al Litio, para el abordaje de esta fase del Trastorno Bipolar, está
la Lamotrigina, que tiene efectos antidepresivos y puede ser útil para Trastornos
Bipolares tipo II.

El tratamiento farmacológico de esta fase también está en función de la gravedad


del episodio. Así, episodios depresivos leves, se tratan con Litio; en depresiones
graves no delirantes se asocia Lamotrigina o un inhibidor de la recaptación de la
serotonina y cuando la situación vital se vuelve crítica, por el riesgo de suicidio o
por síntomas psicóticos graves, la terapia electroconvulsiva es una alternativa
razonable.

Abordaje terapéutico de los episodios maníacos y mixtos

En episodios agudos graves es de primera elección el Litio más un antipsicótico, o


Ácido valproico más un antipsicótico. Para episodios de menor intensidad puede
ser suficiente la monoterapia con Litio, Ácido valproico o un antipsicótico, como la
Olanzapina. Para los episodios mixtos puede ser preferible el Ácido valproico al
Litio. Las alternativas a estos dos fármacos son la Carbamacepina y la
oxcarbazepina.

Los episodios con síntomas psicóticos suelen requerir tratamiento antipsicótico y,


preferiblemente, se utilizan los atípicos por su mejor perfil de tolerancia. De ellos,
los que cuentan con más pruebas son la Olanzapina y la risperidona.

Se reduce o suprime la dosis de antidepresivos en la medida de lo posible, por el


riesgo de exacerbar el episodio maníaco o mixto.

En caso de recurrencia, en pacientes correctamente tratados, inicialmente se


optimizan las dosis de la medicación. Además, se puede reintroducir algún
antipsicótico y en los pacientes agitados o más graves, puede ser necesario
utilizar benzodiacepinas durante un corto período de tiempo.
Si con el tratamiento de elección a dosis correctas no se controlan los síntomas,
se recomienda añadir otro fármaco de primera línea y, como alternativas, se
puede añadir Carbamacepina u oxcarbazepina o, un antipsicótico si no lo está
tomando. Se considera que la Clozapina es especialmente efectiva en pacientes
refractarios.

Se reconoce la TEC como una buena alternativa, en pacientes con manía grave o
resistente al tratamiento y en los episodios mixtos o de manía grave en el
embarazo.

Abordaje terapéutico de la ciclación rápida

En los cicladores rápidos es especialmente importante identificar los factores que


pueden contribuir a la ciclación, como el consumo de alcohol, el de otras
sustancias tóxicas o incluso los propios antidepresivos. Hay que suspender o
evitar el consumo de tales sustancias cuando contribuyen a la ciclación. Algunas
enfermedades, como el hipotiroidismo, también pueden justificar la ciclación.

La ciclación rápida es una de las circunstancias del trastorno bipolar de más difícil
solución y que cuenta con menos pruebas. El tratamiento farmacológico se hace
inicialmente con Litio o Ácido valproico. Una alternativa es la Lamotrigina. Cuando
los pacientes no mejoran, se pueden combinar estos fármacos o pautar uno de
ellos en asociación con un antipsicótico.

Tratamiento de mantenimiento

Dos condiciones son necesarias para que el tratamiento farmacológico sea eficaz
en esta fase: por un lado, tiene que ser bien tolerado, es decir, los efectos
terapéuticos, tienen que compensar los secundarios y, por otro, el paciente tiene
que comprometerse para tener un buen grado de cumplimiento terapéutico.

Después de la remisión de un proceso agudo, los pacientes siguen en riesgo de


recaída durante, al menos seis meses. Con el fin de reducir los síntomas
residuales, disminuir la inestabilidad del estado de ánimo, prevenir las recaídas,
reducir el riesgo de suicidio, la frecuencia de ciclación y, en definitiva, mejorar el
funcionamiento global del paciente, se instaura un tratamiento farmacológico de
mantenimiento, en particular tras un episodio maníaco.

Los fármacos que tienen pruebas que justifican su utilización en esta fase son el
Litio y, en menor medida, el Ácido valproico. La Lamotrigina, la Carbamacepina y
la oxcarbazepina son alternativas con un menor grado de seguridad. La idea
general es mantener el mismo fármaco que ha contribuido a sacar al paciente del
episodio agudo más reciente, ya sea depresivo o maníaco. También puede
considerarse la TEC en el mantenimiento para pacientes que respondieron a ella
en la fase aguda. Hay que retirar los antipsicóticos, a menos que sean necesarios
para el control de síntomas psicóticos persistentes.

Hay que reseñar que una intervención psicosocial, que incluya psicoterapia, puede
beneficiar al paciente durante la fase de mantenimiento.

Estrategias terapéuticas para aumentar la adhesión a la medicación.

Las intervenciones para aumentar el cumplimiento consumen recursos y pueden


generar efectos adversos (pérdida de privacidad y de autonomía, efectos
secundarios si se ingieren dosis mayores…) por lo que deben llevarse a cabo solo
aquellas que han mostrado beneficios clínicos 33.

La tasa de cumplimiento para los medicamentos prescritos se sitúa alrededor del


50%, con un rango que va del 0% al 100% . En una reciente revisión Cochrane 35,
se han resumido los resultados de los ensayos clínicos realizados para valorar las
estrategias para mejorar el cumplimiento terapéutico de las prescripciones
farmacológicas. Los autores concluyen que:

Se dispone de muy pocos ensayos rigurosos para evaluar estrategias que ayudan
a los pacientes a cumplir mejor las prescripciones farmacológicas y no puede
asumirse que las medidas para aumentarlo resulten más beneficiosas que
perjudiciales en términos de beneficio clínico.

Las medidas más sencillas pueden a veces mejorar el cumplimiento y los


resultados del tratamiento a corto y largo plazo. Sin embargo, estrategias
complejas, que incluyen combinaciones de instrucciones, asesoramiento detallado
dirigido al paciente, recordatorios, seguimiento cercano, autovigilancia supervisada
y recompensas por el éxito, no son demasiado efectivas a largo plazo y sí muy
costosas. Entre las estrategias que han demostrado alguna eficacia, está
contactar con los pacientes que no asisten a las citas, esforzándose en
mantenerlos en tratamiento. También facilita el cumplimiento usar dosificaciones
de una o dos veces al día, frente a tres o cuatro dosis.

En definitiva, “no hay evidencia que indique que el bajo cumplimiento pueda
‘curarse’. De esta manera, los esfuerzos destinados para mejorar el cumplimiento
deben mantenerse mientras el tratamiento sea necesario” .Se requieren, por otra
parte, abordajes innovadores para ayudar a que los pacientes mejoren su
cumplimiento terapéutico.
Marco metodológico

La presente investigación de lo que es el trastorno bipolar tiene como contexto que


este trastorno crónico e incapacitante para muchas personas. Se analizan los
estudios existentes con los distintos tratamientos psicológicos que se han
utilizado: psicoeducacion y programas para mejorar la adherencia a la medicación,
terapia marital y familiar, terapia cognitiva conductual, terapia interpersonal y del
ritmo social y los tratamientos de los pacientes bipolares que tienen asociado un
trastorno de abuso de sustancias.
Instrumento de recolección de datos

Como instrumentos se utilizo un cuestionario con preguntas cerradas, construidas


a partir de los ejes temáticos que surgieron durante el proceso investigativo. Estas
estaban conformadas por preguntas que guiaban el proceso de entrevista, sin
embargo, cambiaron y se modificaron con forme avanzaba la misma.

Análisis de Resultados: A lo largo de las entrevistas sobresalieron ciertos temas


que se presentaron de forma recurrente tanto en los pacientes y sus familiares
como en los expertos, puntos que todos destacaron como cruciales y decisivos
para abordar el Trastorno Afectivo Bipolar.

Análisis de Información Recopilada: Se transcribieron las entrevistas con el fin de


sistematizar los datos proporcionados por los sujetos de análisis. Se codificaron
los datos en categorías o ejes temáticos que se utilizaron para observar un mismo
tema desde diferentes ángulos o perspectivas.

El suicidio y el uso de drogas, los cuales representan una problemática destacable


ya que los pacientes no miden las consecuencias ni los riesgos de sus actos y
persiguen un único objetivo: acabar conel sufrimiento que se está experimentando.

Las relaciones interpersonales, se ven afectadas. La familia, es la que está más


cerca y la que resulta más lastimada. A pesar de esto deben aceptar al paciente,
apoyarlo y comprenderlo.

La reacción de cada uno de los pacientes ante su diagnóstico fue distinta y variaba
dependiendo de la fase en la que se encontraba en el momento del mismo. Ni
ellos, ni sus familiares recibieron información escrita o material acerca de la
enfermedad y las explicaciones recibidas giraron en torno al tratamiento
farmacológico únicamente. Cada uno de los pacientes coincide en que el
medicamento es de suma importancia para mantener su ánimo estable. Los
pacientes que llevan un proceso psicoterapéutico consideran que este les ha
ayudado en el manejo de su enfermedad, en el conocimiento de sí mismos y en la
resolución de sus problemas.
Durante la crisis, veían el suicidio como una forma de acabar con su dolor y
sufrimiento. El consumo de drogas se observa también como una forma más de
manejar el trastorno y de controlar los cambios en el estado del ánimo. En lo que
respecta a los factores psicosociales, afirman lo siguiente: Su sexualidad, ya que
puede convertirse en un factor de riesgo. Los pacientes deben conocer, los
riesgos o peligros que corren y que hacen correr a los demás en momentos de
hipersexualidad. El estilo de vida (definido como la manera en que vive una
persona) va a influir en el pronóstico de la enfermedad. Esto debido a que así
como hay cambios en su estado de ánimo, también los hay en su rutina diaria. Los
expertos rescataron las siguientes alteraciones en el estilo de vida del paciente:
malos hábitos de sueño, descuido en su alimentación, altos niveles de estrés y
ansiedad, consumo de alguna droga, etc. El área laboral puede tener dificultades
debido a las crisis y hospitalizaciones, sin embargo en fases de remisión, son
personas activas y productivas. Todos los expertos recalcan la importancia de
rescatar el deporte, el arte, la creatividad y la música; como recursos que están a
disposición de la persona para sentirse mejor. Incluso se perciben como factores
positivos que el paciente debe aprovechar durante las crisis y durante los períodos
de remisión. Dentro de las técnicas o herramientas, recomiendan llevar un estilo
de vida saludable; un proceso psicológico acompañado de la medicación. En todo
momento proponen el deporte, el arte, la música y la meditación como medios
para canalizar las emociones del paciente

En cuanto a las causas, todos coinciden en que a pesar de que exista una carga
genética real, el factor ambiental ejerce gran influencia sobre la estabilidad
anímica del paciente.

En el área sexual, algunos coinciden en que sus deseos aumentaban durante las
crisis de manía por la hipersexualidad. Sin embargo, en la mayoría de los
pacientes, durante las crisis de depresión, este deseo disminuía, según ellos, por
los sentimientos de desesperanza y abandono que caracterizan esta fase. Su
estilo de vida se modificaba dependiendo de su estado de ánimo. Así, muchos de
ellos necesitan medicamento para controlar el sueño. Tienden a comer mucho, o a
no comer nada. Realizan algún tipo de deporte para sentirse mejor. Actualmente,
buscan tiempo en su rutina para relajarse, descansar y hacer actividades
placenteras. El cambio en el estilo de vida, implica tiempo, y aceptación de la
enfermedad por parte del paciente. La mayoría tuvo retrasos en el nivel académico
ocasionados por las crisis y los períodos de hospitalización. Sin embargo, todos
observan el estudio y el trabajo como una fuente de motivación personal. De esta
forma se mantienen interesados en lo que realizan y con deseos de alcanzar sus
metas. Debe mantenerse ese deseo de superación para que el paciente pueda
alcanzar sus objetivos y salir adelante. Que tenga un motivo o una razón para
estar bien.
Análisis de resultados graficas
Ley o teoría
Conclusiones

El tomar en cuenta los puntos de vista tanto de pacientes y familiares como de los
profesionales, permitió abordar la enfermedad desde diferentes perspectivas y
alcanzar una comprensión global de la misma. Cada uno, desde su realidad,
desde su experiencia y desde sus conocimientos, aportó información crucial para
lograr el objetivo de la investigación. Se realizó un acercamiento a la realidad de
muchas personas, abordando desde distintos puntos sus cogniciones, conductas y
emociones. Se logró realizar un acercamiento a la vivencia y a la experiencia de
los pacientes y familiares, comprendiéndolos como seres humanos que sienten,
piensan y actúan, y que tienen necesidades que deben ser escuchadas desde su
realidad para ser satisfechas. Uno de los aspectos que se señalaron
continuamente fue la carencia de información a nivel nacional que estuviera a
disposición del paciente y su familia. Esto limita en gran medida a las personas
que desean conocer acerca del trastorno, lo que genera un desconocimiento
general por parte de la población. Aunado a esto, recalcaron que el país no cuenta
con instituciones que se especialicen en el tema y que brinden un tratamiento
integral tanto al paciente como a la familia. Instituciones que brinden información,
educación y un proceso de contención como ellos quisieran; acorde con sus
necesidades e intereses. Por parte de los familiares existe una gran demanda con
respecto a la necesidad de ser incorporados en el tratamiento del paciente. Los
profesionales pasan por alto el hecho de que son precisamente ellos quienes
viven con el paciente todo este proceso que se vuelve tan difícil y doloroso para
todos. La familia debe ser integrada al proceso terapéutico, ya que es esta la
principal fuente de apoyo con la que cuenta el paciente. Por medio de la
información recopilada se pudo visualizar cómo el Trastorno Bipolar es una
condición que va en aumento, cada vez hay más personas que están siendo
diagnosticadas, en la adultez joven Por esta razón es que se necesitan fuentes
confiables de información que les permitan conocer no sólo los conceptos teóricos
de lo que les sucede, sino también las herramientas que están a su disposición y
que les pueden servir como medio para hacerle frente a la situación. El Trastorno
Bipolar es una de las enfermedades mentales que mejor pronóstico tiene, de ahí
que los pacientes con un tratamiento farmacológico y psicológico adecuado,
pueden llevar una “vida normal y estable”. Sin embargo, para alcanzar esto, todos
coinciden con la importancia de un estilo de vida saludable que les permita
desenvolverse adecuadamente. La aceptación de la enfermedad, es un proceso
para quienes directa e indirectamente la viven. Es un tiempo de aceptación y
acomodo por el que debe pasar el paciente y su familia, un tiempo cargado de
experiencias difíciles y traumáticas para todos los que viven de cerca esta
enfermedad. Sin embargo, con una guía adecuada y una buena adherencia al
tratamiento, se puede mejorar el pronóstico y el curso de la misma. Se resaltó, en
todo momento, la importancia del abordaje interdisciplinario de una enfermedad
tan compleja como el Trastorno Afectivo Bipolar, ya que existe una fuerte
necesidad de comprenderla y tratar-la desde distintas aristas, donde el tratamiento
primordial viene a ser el farmacológico acompañado de un proceso
psicoterapéutico. Se logró un mayor acercamiento a la realidad que muchos
jóvenes con Trastorno Bipolar están viviendo y de lo que eso significa para sus
familias. Fue un acercamiento vivencial, ya que para poder identificar sus
necesidades e intereses fue necesario adentrarse en su historia de vida y ver el
problema de investigación desde su perspectiva.
Glosario
Referencias bibliográficas
Anexos

Este cuestionario es una herramienta para ayudar a reconocer los síntomas de un trastorno bipolar.
Puede ser usado como punto de partida, pero en ningún caso es un sustituto de una
evaluación médica.

1 ¿Ha pasado alguna vez por un período en el cual su personalidad o comportamiento no


han sido los habituales y…

 ... se sentía tan bien o tan exaltado que la gente pensó que su comportamiento no era el
habitual, o estaba tan exaltado que se metió en problemas?

Sí  No

 ... estaba tan irritable que le gritó a la gente o inició peleas físicas o verbales?

Sí  No

 ... se sintió con mucha más seguridad en sí mismo que lo habitual?

Sí  No

 ... dormía mucho menos que lo habitual, y se dio cuenta de que, a pesar de ello, no
necesitaba más horas de sueño?

Sí  No

 ... hablaba más o más rápido que lo habitual?

Sí  No

 ... sentía que los pensamientos se agolpaban en su cabeza, o que no podía detenerlos?

Sí  No

 ... se distraía tan fácilmente con lo que sucedía a su alrededor que tenía dificultad para
mantener la concentración?

Sí  No
 ... tenía mucha más energía que lo habitual?

Sí  No

 ... estaba mucho más activo o hacía muchas más cosas que lo habitual?

Sí  No

 ... estaba mucho más social o extrovertido de lo habitual (por ejemplo, llamaba a sus
amigos por teléfono a altas horas de la noche)?

Sí  No

 ... tenía mucho más apetito sexual que lo habitual?

Sí  No

 ... hacía cosas que no eran comunes en usted, o que a la gente le podrían haber parecido
exageradas, estúpidas, o arriesgadas?

Sí  No

 ... gastó dinero que le causó problemas a usted o a su familia?

Sí  No

2 En caso de que haya respondido “SÍ” a dos o más de las preguntas anteriores, ¿algunas
de las situaciones descritas ocurrieron durante el mismo período de tiempo?

Sí  No

3 ¿Cuántos problemas le causaron algunas de estas situaciones? Por ejemplo, problemas


en el trabajo, problemas familiares, financieros o legales, peleas físicas o verbales.

Ningún problema  Problemas menores  Problemas moderados  Problemas serios

4 ¿Alguno de sus familiares directos (es decir, hijos, hermanos, padres, abuelos, tíos)
padeció alguna vez psicosis maniacodepresiva o trastorno bipolar?

Sí  No

5 ¿Alguna vez algún médico le ha dicho que usted padece trastorno depresivo o bipolar?

Sí  No

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