La Familia Teoría Crítica
La Familia Teoría Crítica
La Familia Teoría Crítica
C AMILO S EMBLER
Universidad Academia de Humanismo Cristiano (Santiago, Chile)
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Introducción
Esta relación entre vida familiar y autoridad volverá a emerger, ahora desde
otro ángulo de preocupación filosófica, con especial fuerza a inicios del siglo
XX. Por aquel entonces será sobre todo el ascenso de los regı́menes totali-
tarios el motivo que volverá instalar la pregunta por la relación entre familia
y autoridad, principalmente a partir del interés por indagar si el surgimiento
del autoritarismo polı́tico poseı́a también raı́ces culturales y psı́quicas en la
vida de la moderna familia nuclear. En su conocida Psicologı́a de masas del
fascismo (1933), por ejemplo, Wilhem Reich (1972, p. 44) sostendrá que la
sociedad contemporánea expresa un “inmenso interés en la familia” derivado
del hecho que ésta “se ha convertido en su fábrica de estructura e ideologı́a”.
Una obra especialmente influyente en este tipo de aproximaciones fueron
los Estudios sobre autoridad y familia (1936) realizados en el marco de la
denominada Teorı́a Crı́tica de la Escuela de Frankfurt. A través de una serie
de investigaciones teóricas y empı́ricas, este esfuerzo colectivo intentaba ex-
plorar desde distintos ángulos las dimensiones más profundas, tanto a nivel
cultural como en la vida psı́quica de los individuos, que permitirı́an ofrecer
una explicación a las tendencias subjetivas contemporáneas a una sumisión
pasiva frente a la autoridad existente, esto es, la formación de un “carácter
autoritario”.
El presente artı́culo examina las principales claves filosóficas a partir de
las cuales la Teorı́a Crı́tica pretendió descifrar el significado de la familia en
relación con el problema de la autoridad. Siguiendo la herencia de Hegel y
Marx, el estudio de la familia nuclear es abordado en esta tradición desde la
perspectiva particular de una crı́tica dialéctica de la ideologı́a. Esta orientación
implicó, como se intenta mostrar en especial a partir de las reflexiones de
Max Horkheimer que sirven como fundamento filosófico a los Estudios sobre
autoridad y familia, un interesante esfuerzo por dar cuenta de la vida familiar
tanto en su significado a propósito de la reproducción de la dominación, como
en relación con sus tendencias utópicas latentes.
vida familiar, tanto en sus formas como en sus dinámicas internas, debı́a ser
comprendida en su vı́nculo con la división del trabajo y la organización de la
propiedad que caracteriza a las distintas épocas históricas: “El orden social
en que viven los hombres en una época o en un paı́s dado, está condicionado
por esas dos especies de producción: por el grado de desarrollo del trabajo,
de una parte, y de la familia, de la otra” (Engels, 2017, p. 6). Se expresa aquı́,
en definitiva, aquella premisa central del materialismo histórico consistente
en situar “los hechos individuales de la vida social en una totalidad como
momentos del desarrollo social” (Lukács 1985, p. 82).
Este aspecto resulta crucial para comprender la forma en que la Teorı́a
Crı́tica propuso abordar el problema del autoritarismo polı́tico, esto es, a par-
tir de su relación con la reproducción cultural de la vida familiar burguesa.
Como ha advertido Martin Jay (1989, p. 200), en caso de haber elaborado
“una teorı́a de la autoridad especı́ficamente polı́tica, hacerlo hubiera implica-
do una fetichización de la polı́tica como algo distinto de la totalidad social”.
Por el contrario, si se trataba de considerar el autoritarismo en tanto fenómeno
social, su comprensión no podı́a tener lugar de manera aislada, sin dar cuen-
ta de su imbricación con otras instituciones centrales en la época histórica
moderna, entre ellas la familia nuclear patriarcal.
Este tipo de análisis, si bien heredero del materialismo histórico, venı́a al
mismo tiempo sin embargo a poner en entredicho el marcado optimismo acer-
ca de la disposición revolucionaria de la clase obrera que habı́a caracterizado
a distintas filosofı́as de la historia de inspiración marxista (por ejemplo, el
mismo Lukács en su Historia y conciencia de clase). Por el contrario, los
Estudios sobre autoridad y familia pretendı́an mostrar que la disposición au-
toritaria también era cultivada en el seno de las familias de clase obrera, ofre-
ciendo ası́ una explicación más profunda al hecho del fracaso de la revolución
en las sociedades capitalistas avanzadas y las tendencias ideológicas a la pa-
sividad o conformidad también entre los grupos de trabajadores. La familia
obrera debı́a ser considerada, en suma, como parte de la misma estructura de
dominación propia de la sociedad capitalista, no inmune por tanto al influjo de
“las potencias culturales formativas propias de la época” (Horkheimer 2011a,
p. 130).
De igual manera, esta crı́tica de inspiración materialista de la familia mo-
derna intentaba también distanciarse de toda forma de reduccionismo econo-
micismo. El recurso a la psicologı́a, en especial el psicoanálisis freudiano, será
aquı́ un elemento clave que la Teorı́a Crı́tica incorporará en su comprensión
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Según la lectura que años más tarde realizarı́a Herbert Marcuse en Razón
y Revolución, este carácter dialéctico de la crı́tica social —por una parte crı́ti-
ca de la dominación y al mismo tiempo autoconciencia de sus posibilidades
utópicas latentes— corresponderı́a precisamente a un desarrollo de la filosofı́a
moderna que va desde el idealismo de Kant y Hegel hasta Marx: la crı́tica de
la razón se comprendió en este camino progresivamente en términos de una
crı́tica socio-histórica y, con ello, asumió como objetivo central la realización
de una “sociedad racional” o una “comunidad de individuos libres” (Marx) ca-
racterizada por el hecho de su autodeterminación a través del uso de la razón.
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acerca de la familia nuclear moderna, a pesar de someter a crı́tica a la autoridad paterna, descansan a
su vez en un supuesto tradicional acerca de una división naturalizada de roles que permite una suerte
de complementariedad moral entre géneros en la familia. Este problema, entre otros, es abordado por
Jessica Benjamin (1982) a partir de su idea de las “antinomias del pensamiento patriarcal” en la obra
de Adorno y Horkheimer.
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fuerza fı́sica y, por ende, las posibilidades del uso de la violencia: “El padre
tiene derecho moral a que el niño se subordine a su fuerza y no porque se
manifieste como digno; antes bien, se manifiesta como digno porque es el
más fuerte” (Horkheimer 2011a, p. 178). Y por otra, su autoridad descansa
en su posición de poder en la esfera económica, esto es, por ser el principal
proveedor del sustento material del hogar: “Es el señor de la casa porque gana
el dinero o, al menos, lo posee” (Horkheimer 2011a, p. 182).
Ambas cualidades —fuerza fı́sica y poder económico— corresponden de
esta manera a atributos basados exclusivamente en la posición fáctica del pa-
dre, sin mayor sustento racional. La eficacia sugestiva de la familia burguesa
consiste, sin embargo, en producir la profunda impresión que dichos atributos
encarnan cualidades naturales o consustanciales del padre. De esta manera,
a pesar de las aspiraciones de autonomı́a individual y crı́tica de la autoridad
irracional que legitiman la vida familiar burguesa, sus relaciones internas con-
tribuyen a generar una disposición subjetiva a obedecer de manera pasiva ante
la existencia fáctica del poder, esto es, la tendencia —profundamente arrai-
gada en la estructura psı́quica de los individuos a partir de su socialización
familiar— a un “ciego reconocimiento” de la autoridad (Horkheimer 2011a,
p. 182).
Ahora bien, las consecuencias de estos procesos formativos exceden con
creces el contexto de la vida familiar. En efecto, la tendencia generada por
la moderna familia patriarcal a afirmar sin más las diferencias fácticas de
poder, constituye un rasgo que caracteriza a la individualidad moderna hasta
en sus formas más básicas de percepción y clasificación del mundo social.
De manera interesante, Horkheimer destaca esta consecuencia mediante una
referencia a la categorı́a kantiana de “entendimiento”:
El mundo espiritual en que el niño crece a causa de esta dependencia, ası́ como
también la fantası́a por cuyo intermedio anima la realidad, sus sueños y deseos, sus
representaciones y juicios, todo esto está dominado por la idea del poder ejercido
por unos hombres sobre otros, por la idea del arriba y el abajo, del mandar y
obedecer. Este esquema es una de las formas que adopta el entendimiento en esta
época, es una función trascendental (Horkheimer 2011a, p. 183).
posible crı́tica—y, con ello, a largo plazo, la autoridad en general— los in-
dividuos aprenden a buscar las causas de sus frustraciones o fracasos ya no
en condiciones externas, sino en la propia individualidad: “El resultado de
la educación paterna son individuos que de antemano buscan el error en sı́
mismos”. (Horkheimer 2011a, p. 186).
En suma, como se puede apreciar, en su aproximación al estudio de la
familia desde una perspectiva de crı́tica de la ideologı́a, Horkheimer asume la
importancia de traer a consideración tanto su significado para la reproducción
de la dominación como sus tendencias utópicas latentes. Ahora bien, este
carácter ambivalente de la familia moderna no solo debe ser entendido en
el sentido que sus aspiraciones progresivas o utópicas entran en contradicción
con la realidad de la dominación. Más allá de esto, la crı́tica de la ideologı́a
asume no solo el objetivo de identificar tensiones en la cultura moderna, sino
más bien pretende dar cuenta de una profunda contradicción existente entre lo
que una época histórica afirma de sı́ misma y su efectiva realidad social. En
tal sentido, la época liberal o burguesa se muestra en general como ideologı́a.
La moderna familia nuclear es vista de esta manera como un lugar privile-
giado para una crı́tica de la forma en que la ideologı́a de la época burguesa se
relaciona con el problema de la autoridad. La vida familiar burguesa surge, en
efecto, encarnando la promesa de una ruptura con las formas tradicionales de
subordinación doméstica en nombre de la libertad de los individuos; su reali-
dad efectiva es, sin embargo, la subordinación de la autonomı́a sus miembros
a la ciega afirmación de la autoridad existente. El destino de la familia burgue-
sa se muestra de esta manera, concluirá Horkheimer, indisociable del destino
de la época histórica que la vio nacer:
El pensamiento burgués se inicia como lucha contra la autoridad de la tradición,
contraponiendo a ella la razón de cada individuo como legı́tima fuente del derecho
y la verdad. Termina con la exaltación de la mera autoridad como tal, tan vacı́a de
contenido determinado como el concepto de razón. (Horkheimer 2011a, p. 149)
3. Consideraciones finales
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