Historia Argentina
Historia Argentina
Historia Argentina
Se inicia con los vestigios más antiguos de seres humanos en suelo argentino,
detectados en el extremo sur de la Patagonia, que datan de hace unos 13 000 años.
Las primeras civilizaciones agroalfareras se establecieron en el noroeste andino
desde el siglo xviii a. C..
Tras un prolongado período de guerras civiles, entre 1853 y 1860 se formó una
república federal con el nombre de República Argentina. Mediante guerras contra los
pueblos mapuche, tehuelche, ranquel, wichi y kom, conocidas como Conquista del
Desierto y Conquista del Chaco, la República Argentina tomó posesión de las
llanuras chaqueña y pampeana y de la Patagonia oriental, conformando su territorio
actual, el octavo más extenso del mundo.
Cerca de allí, también es posible ver las pinturas de manos y guanacos estampadas
7300 a. C. en la Cueva de las Manos (río Pinturas, provincia de Santa Cruz). Se
trata de una de las expresiones artísticas más antiguas de los pueblos
sudamericanos y ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la
Unesco.
Historia precolombina
Esta sección es un extracto de Historia prehispánica de Argentina[editar]
Cueva de las Manos, a orillas del río Pinturas, en la provincia de Santa Cruz, 7300
a. C. El arte más antiguo de Sudamérica.
La historia prehispánica de la Argentina hace referencia a los desarrollos
culturales locales del actual territorio de la República Argentina previos a la
conquista y colonización por parte de España.
Los pueblos indígenas argentinos se dividieron en dos grandes grupos: los cazadores
y recolectores, que habitaban la Patagonia, la Pampa y el Chaco; y los
agricultores, instalados en el norte, Cuyo, las Sierras de Córdoba y, más
tardíamente, en la Mesopotamia.
Imperio español de Felipe II, Felipe III y Felipe IV (de 1556 a 1665) incluyendo
los territorios cartografiados y reclamados, reclamaciones marítimas (mare clausum)
y otros aspectos.
Audiencias del Virreinato del Perú, hacia 1650: (1) Real audiencia de Panamá, (2)
Real audiencia de Santa Fe de Bogotá, (3) Real audiencia de Quito, (4) Real
audiencia de Lima, (5) Real audiencia de La Plata de los Charcas y (6) Real
audiencia de Chile.
En el período virreinal la mayor parte del actual territorio argentino no pudo ser
conquistado por el Imperio Español, debido a la resistencia opuesta por los pueblos
indígenas que habitaban esos territorios, principalmente en las llanuras chaqueña,
pampeana y la Patagonia.
En la llanura chaqueña dominaron los pueblos wichi y kom. En la región de los ríos
alto Paraná y alto Uruguay los jesuitas instalaron misiones indígenas guaraníes
organizadas como repúblicas teocráticas de tipo comunitario, con el fin de proteger
a sus miembros de las prácticas esclavistas de los encomenderos españoles y los
bandeirantes portugueses, que llevó a la Guerra Guaranítica entre 1754 y 1756.
La zona del Río de la Plata fue disputada en el período entre el Imperio Español y
el Imperio Portugués, dentro de confrontación que ambas potencias mantenían a
escala global, generando una fuerte confrontación entre brasileños y rioplatenses
que llegó al enfrentamiento bélico en la Guerra de los Siete Años y luego durante
la guerra hispano-portuguesa de 1776-1777.
En 1516 el navegante español Juan Díaz de Solís visitó lo que actualmente se conoce
como Argentina, navegando el actual Río de la Plata, al que denominó Mar Dulce por
su escasa salinidad. Llegó hasta la actual isla Martín García15 y murió tras
navegar un breve trecho del Río Uruguay. Al regresar la expedición a España una de
las carabelas naufragó en Santa Catarina, quedando abandonados allí 18 náufragos.
Uno de ellos Alejo García fue el primero en conocer la leyenda del Rey Blanco,
sobre un país rico en plata, realizando una excursión hasta la región de Potosí en
donde se halla el Cerro Rico, donde se hizo de un enorme tesoro de piezas de plata.
Al volver murió en un combate con los indios payaguás.
En 1525 fray García Jofre de Loaísa dirigió una expedición que recorrió la
Patagonia e incluso se establecieron brevemente en el Puerto Santa Cruz para
reparar dos naves.
En 1526 Sebastián Gaboto (italiano) tomó contacto en Santa Catarina (Brasil) con
los guaraníes que habían pertenecido a la expedición de Alejo García y decidió ir
hacia el Imperio de Plata, navegando aguas arriba el Río de la Plata conocido
entonces como Río de Solís. El 9 de junio de 1527 Gaboto ordenó establecer dos
fuertes: uno en el actual territorio uruguayo (San Salvador) y otro, al que llamó
Sancti Spiritus, primer asentamiento europeo en el actual territorio argentino, en
la actual provincia de Santa Fe. Un expedicionario de Gaboto, Francisco César,
llegó posiblemente a Córdoba. Gaboto remontó también el río Paraná, el río Paraguay
y el río Bermejo.
Diego García de Moguer llegó a Sancti Spiritus poco después de Gaboto e intentó
imponer su autoridad. Sin embargo el hambre y las derrotas con los timbúes y
charrúas los obligaron a volver a España, donde difudieron las noticias sobre el
Rey Blanco y el Río de la Plata.
Portugueses y españoles aceleraron entonces los planes para tomar posesión de esa
región, que ambos consideraban estaba de su lado de la Línea de Tordesillas.
En 1531 Portugal envió una gran expedición al mando de Martín Alfonso de Souza para
tomar posesión del Río de la Plata y expulsar a los españoles. Llegó hasta la Isla
Martín García, que rebautizó Santa Ana. Se internó por el Río Uruguay y se enteró
de que los españoles del fuerte San Salvador habían sido derrotados. Decidió
entonces retirarse al cabo de Santa María (donde actualmente se encuentra La
Paloma, Uruguay). Allí realizó mediciones astronómicas y llegó a la conclusión de
que estaba del lado español de la Línea de Tordesillas, por lo que volvió a
Portugal sin realizar fundación alguna.
A todo esto, en Sancti Spiritus, los españoles descuidaron la defensa del fuerte, y
en septiembre de 1529, antes del amanecer, los indígenas tomaron por asalto la
fortaleza. Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer se encontraban en ese tiempo
en el asentamiento de San Salvador, preparando hombres y embarcaciones, y no sabían
nada de lo que se estaba desarrollando en Sancti Spiritus, hasta que vieron llegar
a Gregorio Caro con los supervivientes, y la terrible noticia de la destrucción del
fuerte. Inmediatamente Gaboto y García se dirigieron al fuerte intentando rescatar
a sus hombres. En los alrededores de Sancti Spiritus hallaron algunos cadáveres
completamente mutilados; los bergantines defondados y hundidos, los almacenes
saqueados e incendiados. Solo dos cañones quedaron como testigos de la primera
fortaleza que se levantó en tierra argentina.
En 1536 Pedro de Mendoza fundó el Puerto de Santa María del Buen Ayre. Sin embargo,
el asentamiento fracasó debido a las hambrunas y los enfrentamientos con las tribus
indígenas. Algunos de los habitantes de la población, privados de alimentos y
sitiados por los indígenas locales, se vieron llevados al canibalismo. La ciudad
fue abandonada, y sus pobladores se establecieron en Asunción, que se constituyó en
centro de operaciones español en la región.
En este Argentino Reyno, solo Santa Fe existió por varios años y es allí en donde
viven los primeros pobladores a quienes se llamó argentinos. Martín del Barco
Centenera da cuenta de ello en su poema histórico "La Argentina", publicado en
1602.17
En 1580, saliendo desde Santa Fe, Juan de Garay refundó la Ciudad de la Trinidad y
Puerto de Santa María de los Buenos Ayres, que con el tiempo sería conocida
simplemente como Buenos Aires. Esta ciudad formaba parte de la Gobernación de la
Nueva Andalucía, dentro del Virreinato del Perú, con sede en Lima.
En el siglo xvii se establecieron las misiones jesuíticas guaraníes. Fueron pueblos
misionales fundados por la "Compañía de Jesús" entre los guaraníes y pueblos
afines, que tenían como fin evangelizar a los indios de las actuales provincias de
Misiones y Corrientes, en Argentina, y de importantes territorios actualmente en el
Paraguay. Cumplieron exitosamente su tarea hasta que en el año 1768, el rey español
Carlos III ordenó expulsar a los jesuitas.
Al año siguiente (1550) Juan Núñez de Prado y sus compañeros fundaron la ciudad de
El Barco. Esto generó una protesta por parte de Francisco de Aguirre, que reclamaba
todo el Tucumán como parte de la Capitanía de Chile: en 1553 De Aguirre logró su
cometido, y trasladó a los pobladores fundando la ciudad de Santiago del Estero del
Nuevo Maestrazgo. Según los estudios de Narciso Binayán Carmona, tres siglos más
tarde la totalidad de los criollos en el Norte de la Argentina sería descendiente
de alguno entre los 103 miembros de la expedición de Núñez de Prado.
En 1585 los jesuitas llegan a Santiago del Estero y en 1587 a Córdoba. En 1588
fundaron las primeras Misiones jesuíticas guaraníes y en el mismo año llegan al Río
Salado para evangelizar a los pampas.
En 1613 con apoyo del Obispo Trejo, fue fundada la Universidad jesuítica de
Córdoba, la más antigua del país y una de las primeras de América, que dictaba
enseñanza en arte, teología y, a fines del siglo XVIII, jurisprudencia. Ese año
también se crea la Librería Grande (hoy Biblioteca Mayor), que según registros
llegó a contar con más de cinco mil volúmenes. Ésta, como el resto de las
universidades del imperio español, participó activamente en el esplendor cultural
del Siglo de Oro, gracias al movimiento innovador liderado por la Escuela de
Salamanca.
En 1624 fue fundada la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de
Chuquisaca que aunque no exactamente en el actual territorio argentino desde su
creación tuvo una notable influencia.
Los principales productos comercializados por las misiones eran la yerba mate, el
tabaco, el cuero y las fibras textiles. Sin embargo, las misiones debieron soportar
un fuerte asedio de los bandeirantes, partidas de portugueses que se internaban en
la selva para "cazar indios" con el objeto de venderlos como esclavos en su base de
San Pablo, que irónicamente nació como reducción jesuita). Las Misiones jugaron un
papel clave en la defensa del Paraguay y el Río de la Plata de la expansión
portuguesa. Justamente, después de la batalla de Mbororé, en 1641 (que duró 10
días), en la que un ejército de guaraníes al mando de los jesuitas (muchos de los
cuales habían sido antes soldados) derrotó a una bandeira (un ejército
lusobrasileño de bandeirantes) , que se les permitió por primera vez a los
indígenas utilizar armas de fuego (si bien solo las de menor calibre). Estos
ejércitos misioneros fueron de gran utilidad durante los enfrentamientos entre
España y Portugal en el Río de la Plata.
No solo a trabajar, rezar y pelear les enseñaron los jesuitas, sino también música
y otras artes (de las que aún se pueden admirar se destacan las "barrocas"
arquitecturas exornadas con relieves barrocos resaltados en las piedras sillares o
tallados en los rojos ladrillos de tipo romano. Es así que, luego de la expulsión
de los jesuitas, muchos guaraníes se trasladaron a las ciudades coloniales, como
Corrientes, Asunción o Buenos Aires, donde se destacaron como compositores y
maestros de música, plateros y pintores.
Los sacerdotes de la Compañía de Jesús, se instalaron al sur del Río Salado entre
1740 y 1753, con el fin de establecer una población permanente en la frontera del
estado colonial. Su intención fue la de hacer sedentarios e instruir a los
indígenas en la doctrina cristiana. La primera reducción, fue la "Reducción de
Nuestra Señora en el Misterio de su Concepción de los Pampas", fundada en 1740 en
la margen sur del Río Salado, por los padres Manuel Quevedo y Matías Strobel. La
segunda fue la "Reducción de Nuestra Señora del Pilar de Puelches", fundada en 1746
cercana a la margen de la actual Laguna de los Padres, por los misioneros Joseph
Cardiel y Tomás Falkner. Finalmente, la "Misión de los Desamparados de Tehuelches o
de Patagones", fue fundada en 1749 a cuatro leguas al sur de la anterior, por el
padre Lorenzo Balda. Allí lograron evangelizar a un gran número de indios pampas.
Strobel medió entre las autoridades de Buenos Aires y los pampas para establecer la
paz entre ellos. Falkner y su colega jesuita Florián Paucke recogieron una gran
información acerca de las costumbres y usos de los indios pampas y guaraníes que
plasmaron en libros y exquisitos dibujos que dieron origen a la etnografía en el
actual territorio argentino.
El primer libro publicado fue el Martirologio Romano en 1700; más adelante el Flos
Sactorum del padre Pedro de Ribadeneyra en edición guaraní, y De la diferencia
entre lo temporal y lo eterno del padre Juan Eusebio Nieremberg. Fue muy rica y
variada la producción bibliográfica, conservándose todavía la mayoría.
La Expulsión de los jesuitas del Imperio Español de 1767 hizo que 2630 jesuitas
tuvieran que dejar Iberoamérica, lo que significó un terrible golpe a nivel
educativo, ya que la inmensa mayoría de las instituciones educativas del territorio
estaban a cargo de ellos como profesores.25
Consolidación española (1600-1776)
En 1663, por orden del capitán general de las provincias del Río de La Plata y
presidente de la Real Audiencia de Buenos Aires José Martínez de Salazar27 fue
instituido el El Camino Real de Buenos Aires a Lima con dos vías principales: el
Camino Real del Perú que seguía en líneas generales el itinerario de la actual Ruta
Nacional 9 de la Argentina desde Buenos Aires, pasando por Córdoba, Santiago del
Estero, San Miguel de Tucumán, Salta, San Salvador de Jujuy, Potosí, llegando hasta
el Perú y el Camino Real del Oeste que continuaba hacia San Luis, Mendoza y
Santiago en Chile y que recorría un trazado similar a la Ruta Nacional 7. 28
En Cuyo, llegando al siglo xviii la mayor parte de los huarpes se había convertido
al cristianismo, adoptando el idioma castellano. Esa fue la zona donde más rápido
se dio la criollización de los pueblos originarios. Un resto de los huarpes al sur
del río Diamante fue conquistado por los mapuches durante la araucanización.
En 1776, los españoles separaron el Virreinato del Perú, estableciendo entre otras
nuevas zonas administrativas al Virreinato del Río de la Plata. La enorme
superficie que abarcaba el virreinato del Perú dificultaba las tareas de gobierno,
lo cual fue un poderoso motivo para su división. Buenos Aires se estableció como
capital, por su creciente importancia como centro comercial y el valor del estuario
del río de la Plata como entrada hacia el interior del continente.
Este virreinato abarcó lo que hoy es la Argentina, Uruguay y Paraguay, así como
también la mayor parte de la actual Bolivia. Según el censo ordenado por Carlos
III, en 1778 el virreinato tenía una población de 186 526 habitantes. Córdoba tenía
44 506, La ciudad de Buenos Aires 37 679, mientras que Mendoza tenía un cuarto
8765. Era importante la población afroargentina, que superaba el 50 % en Santiago
del Estero y Catamarca.33
España impuso en sus colonias americanas un sistema de castas con tres grupos
principales, blancos, indios y negros, así como también los grupos derivados del
mestizaje de los demás: mulato, mestizo, zambo. Los híbridos se consideraban
«manchados» o de «sangre impura», pero existían diferencias entre ellos ya que,
mientras la «sangre india» «manchaba» por tres generaciones, la «sangre negra»
«manchaba» para toda la eternidad. En la cima del sistema de castas se encontraban
los españoles peninsulares, considerados de «sangre pura» a los que se reconocía la
mayor cantidad de privilegios, seguidos de los españoles americanos, conocidos como
«criollos», descendientes legítimos de padre y madre españoles. Si bien existía una
diferencia conceptual entre peninsulares y criollos, ellos no tenían ninguna
diferencia de derechos: hubo varios criollos que fueron virreyes, en el Plata
Vértiz. En el lugar más bajo de la escala social se encontraban los «negros»
ocupando el último lugar aquellos nacidos en África.3435
Sin embargo, dicha separación no era tan estricta, y sus convenciones solían ser
postergadas si las necesidades prácticas así lo requerían.36 Así, durante las
Invasiones Inglesas se dieron armas y rangos militares a varios grupos que en
circunstancias normales no podrían acceder a tales puestos, y la escasez de mujeres
españolas promovió el mestizaje. Del mismo, y teniendo como una de sus bases
económicas la ganadería extensiva o el acarreo y faena de grandes rebaños,
surgieron los mancebos de la tierra ya en el siglo XVII y luego los gauchos, los
cuales tendrían un rol decisivo en la gesta emancipatoria del siglo XIX.
Mapamundi de Diego Ribero (1529), en el que se incluye a las Islas de San Antón en
sorprendente concordancia geográfica con las islas Malvinas. Biblioteca Apostólica
Vaticana, Ciudad del Vaticano.
Las bulas Inter Caetera y Dudum si Quidem de 1493 le adjudicaban al Reino de España
«todas aquellas islas y tierras firmes, encontradas y que se encuentren,
descubiertas y que se descubran hacia el mediodía», fijada en una línea a cien
leguas de las islas Azores. Las Islas Malvinas, incluidas en las zonas aludidas por
las bulas, fueron avistadas por primera vez en 1520 por Esteban Gómez con la nave
San Antonio de la expedición española de Fernando de Magallanes. Las islas
comienzan a aparecer en los mapas Pedro Reinel (1522-1523), Diego Rivero (1526-1527
y 1529), Islario de Santa Cruz (1541), Sebastián Gaboto (1544), Diego Gutiérrez
(1561), Bartolomé de Olivos (1562), entre otros. Gran Bretaña afirma que las islas
fueron descubiertas por John Davis en 15923738
A partir de 1608 las incursiones esclavistas en territorio del pueblo Cunco (sur
actual chileno), perteneciente a la nación mapuche, comenzó a impulsar una
migración a través del paso Pehuenche desde el lado occidental al lado oriental de
la cordillera de los Andes, instalándose en la región y dando comienzo a lo que
será conocido como el proceso de mapuchización de las culturas tehuelche.48
La expansión de los pueblos indígenas por las llanuras pampeanas y patagónicas fue
promovida por la adopción del caballo introducido por los españoles,
transformándose en hábiles jinetes. A medida que el territorio pampeano se fue
poblando de animales vacunos salvajes, reorientaron su economía hacia la caza de
vacunos, manzanas en el valle del actual río Negro o Curu Leuvu y también a la
extracción de sal obtenida en las grandes salinas de la región, a la vez que
establecieron nuevas rutas comerciales con el valle central de Chile.48 Uno de los
asentamientos más importantes fue el de los ragkülche o ranqueles, que instalaron
sus aillarehues a lo largo del río Chadileuvú, Salado o Desaguadero y el sector del
Salinas Grandes, controlando la pampa.48
El malón fue una táctica militar ofensiva empleada por araucanos, que consistía en
el ataque rápido y sorpresivo de una nutrida partida de guerreros a caballo contra
un grupo enemigo, ya fueran otros pueblos o parcialidades indígenas, o poblaciones,
fortificaciones y estancias de los criollos, con el objetivo de matar adversarios y
saquear para hacerse con ganado, provisiones y prisioneros, sobre todo mujeres
jóvenes y niños.495051
En 1790 el Imperio Español celebró el primero de tres tratados con los mapuches
relativos al Puel Mapu (Tratado de Paz con el Cacique Callfilqui de 1790, Tratado
de Paz con los Indios Ranqueles de 1796 y el Tratado entre los Pehuenches y la
provincia de Mendoza 1799), que complementaban los que venían celebrando con el
sector mapuche del otro lado de la cordillera.52
Campaña libertadora
José de San Martín, Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes fueron algunos de los
principales comandantes patriotas en la guerra de independencia. A Belgrano se le
encargó la dirección del Ejército del Norte y, aunque fue derrotado por los
realistas, sentó las bases para que el Paraguay formase un gobierno propio, en
1811. En 1812 creó la bandera de la Argentina y dirigió el Éxodo Jujeño, tras lo
cual se impuso a los españoles en las batallas de Tucumán y Salta.
En 1816, San Martín organizó el Ejército de los Andes conformado por 4000 hombres
y, desde 1817 hasta 1822, encabezó las campañas libertadoras que llevarían a la
independencia de Chile y Perú. Al mismo tiempo, Simón Bolívar independizaba a la
Gran Colombia, completaba la independencia de Perú y liberaba a Bolivia (1824), el
último bastión del dominio español en Sudamérica.
Campañas en el extranjero
El franco-argentino Hippolyte Bouchard luego llevó su flota para hacer la guerra
contra España en el extranjero y atacó la California española, la Chile española,
la española Perú y la española Filipinas. Consiguió la lealtad de los filipinos
fugitivos en San Blas que desertaron de los españoles para unirse a la armada
argentina, debido a los conflictos entre argentinos y filipinos contra la
colonización española.5455 En una fecha posterior, el Sol de mayo de los argentinos
fue adoptado como un símbolo por los filipinos en la Revolución filipina contra
España. También obtuvo el reconocimiento diplomático de Argentina por parte del Rey
Kamehameha I del Reino de Hawái. El historiador Pacho O'Donnell afirma que Hawái
fue el primer estado que reconoció la independencia de Argentina. 56
Guerra civil
Desde antes de 1820, unitarios y federales se disputaron el gobierno y la economía
del país a través de una serie de guerras civiles. Con la Batalla de Cepeda, un
triunfo federal, comenzó el Período de las Autonomías Provinciales; la unión entre
las provincias solo se mantuvo gracias a los «tratados interprovinciales». Las
luchas internas —en general, las del interior contra Buenos Aires— se mantuvieron
por más de 60 años. Los caudillos dominaron el mapa político a mediados del siglo
XIX, dirigiendo grandes ejércitos propios, y en muchos casos gobernando sus
provincias.
Entre 1820 y 1824 gobernó Buenos Aires Martín Rodríguez, cuyo ministro Bernardino
Rivadavia realizó reformas —como la primera ley electoral en 1821, aplicada solo a
la provincia de Buenos Aires— y con el fin de incrementar las arcas del Estado
firmó un empréstito con la Baring Brothers y se apoderó de todos los bienes que
pertenecían a las órdenes religiosas, incautó los bienes del Santuario de Luján, de
los de la Hermandad de Caridad, del Hospital de Santa Catalina y otros.57 En
defensa de los bienes de la Iglesia católica en Argentina y el anticatolicismo de
Rivadavia, el 19 de marzo de 1823 estalló la "Revolución de los Apostólicos"
encabezada por Gregorio García de Tagle pero fracasó después de horas de lucha.
En 1824, Juan Gregorio de Las Heras sucedió a Rodríguez como gobernador de Buenos
Aires, que reunió el Congreso, por el cual se pretendió unificar el país.