Unidad1 Biofísica, Juan Inzunza
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4. Recursos climáticos. Para lograr una aplicación práctica del clima para fines foresta-
les, se debe hacer un análisis de las frecuencias y amplitudes de las ocurrencias de las
condiciones meteorológicas peligrosas que causan daños a las plantas. Las fluctua-
ciones del clima afectan significativamente la utilización de la energía y del agua, y
por lo tanto la producción. Se deben hacer evaluación del ecosistema, estudio del
aprovechamiento de tierras, estudio de condiciones climáticas análogas, estadísticas
climatológicas y datos elaborados.
Conocer los efectos del tiempo sobre la producción alimenticia tiene dos ventajas:
indica como mejorar la producción y permite realizar pronósticos de rendimiento, siendo
muy valiosas las advertencias tempranas de malas cosechas.
La agrometeorología y la agroclimatología pueden además ser útiles en otras dos
categorías de problemas: táctica y estratégica de la producción. Estas consisten en los
procesos de tomas de decisiones, que implican la correcta evaluación de los factores del
tiempo. La táctica implica que el tiempo y el clima deben, por lo tanto, interpretarse co-
rrectamente en relación de temas como la elección de los cultivos, diseño de maquinaria
agrícola y su alcance, métodos de cultivo de suelo, regulación de tiempo de las opera-
ciones agrícolas, selección de animales de granja y todo lo que conlleva a una buena ga-
nadería. La estratégica incluye en particular la correcta elección del uso del suelo, plani-
ficación de la producción y planeamiento genético.
Aun cuando los pronósticos climáticos hechos durante períodos largos, durante
décadas o mas sirven indudablemente para lograr soluciones óptimas a problemas rela-
cionados con el uso de la tierra y otro recursos, actualmente se podría sacar provecho del
estudio de climas pasados, tomando en cuenta la variedad de posibilidades y particular-
mente los extremos y secuencias que puede generar la atmósfera. Al consignar las esta-
dísticas de lo que ha sucedido y de lo que podría suceder, el análisis de riesgo respecto a
futuras propuestas puede mejorarse sustancialmente.
El pronóstico del tiempo convencional desempeña un papel muy importante, si
sus predicciones son confiables, accesibles y si se comprende cuales son los efectos de
las condiciones meteorológicas futuras. Es más, se debe tener en cuenta que para que un
pronóstico tenga utilidad, debe haber algún tipo de acción que el interesado pueda reali-
zar, ya sea sacando provecho de las circunstancias favorables o minimizando los efectos
adversos. Con demasiada frecuencia, el productor agrícola no puede actuar: un avión
puede desviar su ruta para evitar una tormenta o granizada, pero un agricultor no puede
mover o cubrir sus cultivos.
La necesidad de comprender los efectos de determinadas condiciones físicas es común a
todo tipo de problemas. La comprensión total de tales efectos exige un mayor conoci-
miento de los procesos biológicos fundamentales. Por lo tanto, la investigación básica
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debe realizarse por equipos de científicos. No es de esperase que un biólogo sea un ex-
perto en meteorología o viceversa. Si bien los progresos en la ciencia interdisciplinaria
deben ser siempre lentos, una de las virtudes alentadoras de la agrometeorología es que
se pueden lograr algunos progresos valiosos para obtener un grado apreciable de preci-
sión intermedia útil, sin esperar a que se conozcan totalmente los resultados de la inves-
tigación fundamental.
1.3.2 Meteorología.
La meteorología es la rama de la Física que estudia la atmósfera y los fenómenos físicos
que en ella tienen lugar. Deriva de las voces griegas meteoro y logos, que significan fe-
nómeno celeste y tratado. Su objetivo es estudiar los fenómenos atmosféricos y resolver
el problema fundamental de la meteorología, a saber, la predicción del tiempo. Es una
ciencia observacional, por lo que su comprensión depende fuertemente de los sistemas
de medidas y de observación. Incluye el análisis de las variaciones diarias de las condi-
ciones atmosféricas (meteorología sinóptica), el estudio de las propiedades dinámicas,
térmicas, eléctricas, ópticas y otras de la atmósfera (meteorología física); el estudio del
clima, las condiciones medias y extremas durante largos periodos de tiempo (climatolo-
gía), la variación de los elementos meteorológicos cerca del suelo en un área pequeña
(micrometeorología) y muchos otros fenómenos. El estudio de las capas más altas de la
atmósfera (superiores a los 50 km) suele implicar el uso de técnicas y disciplinas espe-
ciales, y recibe el nombre de aeronomía. El término aerología se aplica al estudio de las
condiciones atmosféricas a cualquier altura.
1.3.3 Tiempo.
El tiempo se puede considerar como una compleja combinación de movimientos hori-
zontales y verticales de las masas atmosféricas, de su temperatura y de su contenido de
agua. Es el estado de la atmósfera en un instante y lugar dado, cambia continuamente, a
veces en forma muy errática, por lo que es impredecible.
1.3.4 Clima.
Los movimientos en apariencia desordenados de la atmósfera obedecen a unas leyes; la
propia atmósfera manifiesta tendencias regulares, aunque no constantes, a adoptar esta-
dos semejantes en unos mismos lugares y en unos mismos instantes del ciclo solar anual.
De esta forma se distinguen frecuentes sucesiones de tipos de tiempo, a los que se llama
clima. Clima es el efecto a largo plazo de la radiación solar sobre la superficie y la at-
mósfera de la Tierra en rotación. La palabra clima viene del griego klima, que hace refe-
rencia a la inclinación del Sol. Aunque el tiempo cambia erráticamente, es posible en-
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contrar un comportamiento regular de esas variaciones, definiéndose el clima. El modo
más fácil de interpretarlo es en términos de la información estadística de muchos años
del tiempo, medias anuales o estaciónales de temperatura y precipitaciones, en un lugar
o región dada, que incluye variaciones extremas y la probabilidad que tales anomalías se
produzcan. La climatología como ciencia esta estrechamente relacionada con el rápido y
progresivo desarrollo de la meteorología. El objetivo de la climatología es tratar de pre-
decir como se va a comportar la atmósfera en el futuro a partir de lo que ha ocurrido con
la atmósfera en el pasado. La posibilidad de predecir el clima tiene fuertes implicancias
socioeconómicas.
El estudio del tiempo y clima se hace en términos de elementos básicos, cantidades que
se miden regularmente. Algunos de los más importantes son temperatura del aire, hume-
dad del aire, presión atmosférica, rapidez y dirección del viento, tipo y cantidad de pre-
cipitación, tipo y cantidad de nubes; estas son consideradas las variables del tiempo y
clima. Aunque cada una de ellas se estudia en forma separada, se debe tener en cuenta
que están relacionadas entre sí, ya que el cambio de una produce una variación de las
otras. La comprensión del clima puede ser obtenida con estudios de diagnóstico basados
en análisis observacionales tanto de las leyes físicas como de modelos matemáticos.
Las áreas de tierra firme y las marinas, al ser tan diversas, reaccionan de modos muy dis-
tintos ante la atmósfera, que circula constantemente en un estado de actividad dinámica.
Las variaciones día a día en un área dada definen el tiempo meteorológico, mientras que
el clima es la síntesis a largo plazo de esas variaciones. El clima se mide por medio de
termómetros, pluviómetros, barómetros y otros instrumentos, pero su estudio depende de
las estadísticas. Hoy tales estadísticas son realizadas competentemente por ordenadores.
Con todo, un resumen sencillo a largo plazo de los cambios climáticos no proporciona
una representación exacta del clima. Para obtenerla, es necesario el análisis de los patro-
nes diarios, mensuales y anuales. La investigación de los cambios climáticos en términos
de tiempo geológico es el campo de estudio de la paleoclimatología, que requiere las
herramientas y métodos de la investigación geológica.
Además de los efectos de la radiación solar y sus variaciones, el clima siempre está bajo
la influencia de la compleja estructura y composición de la atmósfera y de los mecanis-
mos por los que ésta y los océanos transportan el calor. Así pues, para cualquier área da-
da de la Tierra, debe considerarse no sólo su latitud (que determina la inclinación del
Sol), sino también su altitud, el tipo de suelo, la distancia del océano, su relación con
sistemas montañosos y lacustres, y otras influencias similares. Otra consideración a te-
ner en cuenta es la escala: el término macroclima hace referencia a una región extensa;
mesoclima, a una más pequeña; y microclima, a un área diminuta. Por ejemplo, puede
especificarse que un buen microclima para cultivar plantas es el que hay al abrigo de
grandes árboles y de su sombra.
El clima tiene una gran influencia en la vegetación y la vida animal, incluyendo a los
humanos. Desempeña un papel significativo en muchos procesos fisiológicos, desde la
concepción y el crecimiento de los seres vivos hasta la salud y la enfermedad. El ser
humano, por su parte, puede influir en el clima al cambiar su medio ambiente, tanto a
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través de la alteración de la superficie de la Tierra como por la emisión de contaminan-
tes y productos químicos, como el dióxido de carbono, a la atmósfera.
¿QUÉ ES LA CLIMATOLOGÍA?
La climatología es la ciencia que estudia los climas de la Tierra y las relaciones entre
ellos. En otras palabras, se puede decir que es una parte de la Física que estudia los fe-
nómenos que se producen en la atmósfera terrestre. La mayor parte de nosotros, cuando
hablamos de la climatología, nos referimos a ella como “el tiempo”. Sin embargo, la
climatología nos proporciona respuestas de mucho mayor alcance. No sólo abarca el es-
tudio predictivo del tiempo, sino que trata de averiguar cuáles son las causas que desen-
cadenan estos fenómenos, tratando de establecer modelos que permitan predecirlo y pre-
venir sus posibles consecuencias adversas para la humanidad.
El clima es algo que nos ha preocupado desde la antigüedad. Del clima dependían las
migraciones de los animales, el crecimiento de los frutos y más tarde, la buena marcha
de las cosechas. Por ello, desde la época de las cavernas el hombre se ha preocupado por
el medio que le rodeaba y los cambios que éste sufría. Sin embargo, en aquellos prime-
ros tiempos, el conocimiento del medio era más práctico e instintivo que sistemático. No
es hasta la época de Aristóteles (384 – 322 AC) en que encontramos referencias explíci-
tas a algún estudio sobre la atmósfera y sus fenómenos, un primer paso para comenzar a
sistematizar el estudio del clima del planeta. A partir de entonces, los estudios sobre el
clima y sus fenómenos comienzan a hacerse más regulares: en el año 230 AC ya se co-
nocía la existencia de los tres estados del agua -hielo, líquido y vapor- y se había co-
menzado a establecer una relación entre ellos.
Sin embargo, la atmósfera en su conjunto no se comenzó a estudiar realmente hasta el
siglo XVII. No fue hasta ese siglo cuando se estableció una primera clasificación de las
nubes, y desde hace relativamente muy poco tiempo que se puede responder preguntas,
como por ejemplo, por qué llueve. Por lo tanto, la climatología, como la meteorología,
es una ciencia relativamente joven.
El avance de la climatología tiene una estrecha relación con el desarrollo de la tecnolo-
gía. La posibilidad de disponer de instrumentos de medida para el clima facilitó el desa-
rrollo de las investigaciones en este sentido. El primer “instrumento” desarrollado fue el
método experimental, que Galileo Galilei (1564 – 1642) utilizó como base para los ex-
perimentos que sobre el medio natural estaba realizando. Sin este método científico,
prácticamente ninguna de las ciencias que hoy día conocemos se habría desarrollado
hasta este punto. En el método científico se basan prácticamente todas las investigacio-
nes llevadas a cabo desde entonces.
Climogramas.
El tiempo, y el clima tienen lugar en la atmósfera del planeta. El estudio de esta atmósfe-
ra es por tanto fundamental como base para definir el clima. Las observaciones de tem-
peratura, precipitaciones, humedad y tipo de tiempo atmosférico se recogen en las esta-
ciones meteorológicas. Con estos datos se elaboran tablas cuyos resultados se represen-
tan en gráficos, llamados climogramas, que tratan de reflejar como esas variables han
cambiado a lo largo del año, o a lo largo de varios años, como se muestra en la figura 2
de temperaturas máximas y mínimas y de precipitación para Valdivia.
La variabilidad del clima tiene su origen, en las especiales condiciones de la Tierra res-
pecto al Sol. El clima es el resultado de un sistema circulatorio a escala planetaria: la
radiación que llega desde el Sol a la Tierra, produce el calentamiento de la masa de aire
que rodea al planeta. Este calor está intercambiándose continuamente con el calor de las
masas de agua y de tierra, enfriándose y calentándose en un equilibrio dinámico. Puesto
que la radiación del Sol no llega por igual a toda la superficie del planeta, el calenta-
miento que estas masas sufren no es igual en todo el globo. Las masas de aire frío des-
plazan a las calientes, y viceversa, creando un continuo flujo de calor y de movimiento
en el aire, el agua y sobre la tierra.
Los factores que influyen en este equilibrio no son sin embargo tan simples: además de
la radiación solar, la propia vida en la Tierra también genera su propio calor, y muchas
otras fuerzas actúan sobre éstas masas de aire, agua y tierra, que además interactúan en-
tre sí y con los seres vivos, creando un sistema muy complejo, que la climatología trata
de entender y predecir. La climatología es por tanto una ciencia en la que los resultados
nunca serán estables y pueden y deben variar a lo largo del tiempo. Los mapas climáti-
cos establecidos hace 50 años no tienen por qué seguir siendo idénticos a los que se ela-
boran en la actualidad.
a. Latitud.
Como la radiación solar controla los regímenes térmicos de un lugar, dependiendo de a
que distancia esté una zona geográfica del ecuador por un lado y de los polos por otro,
esto es de la latitud, recibirá mayor o menor radiación del Sol, y esta radiación variará en
mayor o menor medida con el paso de las estaciones del año.
b. Altura.
La altura sobre el nivel del mar es otro de los factores influyentes en el clima. La altitud
va a influir en el menor o mayor calentamiento de las masas de aire. A nivel del mar, el
aire esta caliente, pero a medida que se asciende en altitud en la atmósfera libre, la tem-
peratura va disminuyendo. Pero la variación de temperatura en las zonas terrestres de
altura es diferente a la de la atmósfera libre.
c. Ubicación.
La ubicación geográfica de la zona es también importante, entre estas, la mas significa-
tiva es la proximidad o lejanía al mar. Las aguas del mar se enfrían y calientan más len-
tamente que las masas de tierra, de forma que el mar contribuye a mantener estable la
temperatura a su alrededor, haciendo que las oscilaciones térmicas en las zonas costeras
sean menores que en el interior del los continentes. Además, dependiendo de los vientos
y la geografía de la zona, el mar puede proporcionar humedad al área que lo rodea.
Factores ambientales.
Además de los factores que dependen de la geografía de cada zona, existen los factores
ambientales, más variables, que van a contribuir a determinar el tipo de clima de la zona.
Estos factores deben ser medidos cuidadosamente a lo largo de los años, para determinar
cual es la tendencia general del clima, evitando variaciones puntuales que pudieran
hacer que los datos obtenidos fueran engañosos. Por ello, se recogen a lo largo de no
menos de 30 años en las estaciones meteorológicas, los datos de los diferentes factores
climáticos: temperatura, humedad, presión atmosférica, vientos y precipitaciones.
a. Temperatura.
Generalmente interesan el promedio y sus oscilaciones, es decir, por un lado se determi-
na cual es la temperatura media de una zona durante un margen de tiempo determinado
(semanal, mensual, estacional, anual, etc) y por otro, el margen de temperaturas entre las
que oscila, esto es, la diferencia entre las temperaturas máximas y mínimas, llamada
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amplitud térmica. Un promedio de 20 grados Celcius, puede deberse a un clima prima-
veral eterno o a que la mitad del año estamos a 5 grados y el resto del año a 35. De ahí
que la oscilación o amplitud de temperaturas sea casi más importante a la hora de deter-
minar un tipo de clima, que la temperatura media de la zona.
b. Humedad.
Otro parámetro para determinar un clima es la humedad. Depende, por supuesto, de la
evaporación que a su vez es función de la temperatura (y esta última dependiente de la
radiación solar), de la abundancia y frecuencia de las lluvias, pero también de los vientos
existentes y la dirección de las masas de aire en movimiento.
c. Presión atmosférica.
Aunque sus variaciones son imperceptibles en superficie, es una variable fundamental.
El aire de la atmósfera no es totalmente homogéneo, existen las masas de aire, generadas
por las distintas condiciones de humedad, temperatura y vientos. Cada masa de aire ten-
drá unas condiciones especiales (masas de aire frío, de aire caliente, con mayor o menor
humedad). Dependiendo de la densidad de esas masas, ejercerán una presión distinta so-
bre la atmósfera que las rodea, generando las diferencias de presión.
d. Viento.
Se llama viento al movimiento del aire producido por las variaciones de presión, es otra
variable climática básica. Para fines climáticos interesa fundamentalmente describir las
direcciones predominantes en la región de estudio, como así también su variabilidad
temporal.
e. Precipitaciones.
Otro parámetro que se mide en las estaciones meteorológicas son las precipitaciones.
Cada cuánto llueve, durante cuánto tiempo y con qué intensidad son aspectos importan-
tes. Que caigan mil litros de agua por metro cuadrado cada año en una zona no quiere
decir necesariamente que esta sea húmeda, si esos mil litros caen durante unas semanas
y el resto del año no cae ni una gota. La forma en que se distribuyen estas precipitacio-
nes a lo largo del año es también un parámetro fundamental.
a) Cuando el Sol está directamente en la vertical, el rayo solar es más concentrado sobre
la superficie. Para un ángulo menor el rayo está más disperso y la radiación solar es
menos intensa en la superficie incidente. Por lo tanto llega mayor cantidad de radia-
ción solar a las zonas tropicales, donde los rayos solares caen mas perpendicular y
disminuye hacia las zonas polares, donde los rayos caen mas inclinados sobre la
superficie terrestre. Esta situación se ilustra en la figura 2.3 para un día determinado
en diferentes zonas sobre la Tierra, u representa la energía solar sobre una unidad de
área (en forma similar se puede ver cuando se enfoca con una linterna sobre el piso).
El mismo esquema se produce con las variaciones diarias y estacionales de la posi-
ción del Sol en un lugar dado.
1u
1u
1u
1.4 u
2u
45º 30º
Trópicos Latitudes medias Zonas polares
Figura 2.3 Inclinación de los rayos solares en diferentes latitudes.
b) El ángulo de los rayos del Sol sobre el horizonte determina el espesor de atmósfera
que el rayo puede penetrar, como se ve en la figura 2.4. Cuando el Sol de mediodía
está justo en la vertical cruza un espesor de una atmósfera. Pero si el rayo solar llega
al tope de la atmósfera inclinado en un ángulo de 30º respecto a la tangente a la at-
mósfera, cruza un espesor de dos atmósferas, y si llega a 5º, cruza un espesor de
aproximadamente once atmósferas. Si la trayectoria del rayo solar es más larga, ma-
yor es el cambio por absorción, reflexión y dispersión de la atmósfera, lo que reduce
la intensidad de la radiación. La forma esférica de la tierra hace que sólo en días da-
dos y lugares determinados el Sol se encuentre al mediodía en la vertical, recibiendo
la mayor cantidad de energía solar.
Figura 2.4 Espesor de atmósfera que cruzan los Figura 2.7 Principales zonas climáticas de la Tie-
rayos solares. rra.