Aceites Escenciales y Aromaterapia
Aceites Escenciales y Aromaterapia
Aceites Escenciales y Aromaterapia
¿Qué es la aromaterapia?
La palabra “aromaterapia” significa terapia a través de los aromas, sin que
se especifique el origen de éstos. Habitualmente, los aromas se emplean
en forma de inciensos de esencias florales y aceites esenciales. Otros mé-
todos de aromaterapia incluyen velas aromáticas, jabones y almohadillas
perfumadas.
Comúnmente llamados esencias, los aceites esenciales son sustancias de
consistencia grasosa más o menos fluidas, a veces resinosas, muy perfu-
madas, volátiles, casi siempre de color y más livianas que el agua. Se dis-
tinguen de los otros aceites porque se volatilizan por la acción del aire y del
calor. La mayoría de las plantas contiene esencias, según los casos, los
aceites esenciales se extraen de las flores, de las hojas, de las semillas, de
las raíces, de los frutos, de las cortezas o de la madera.
Contrariamente a lo que se piensa, la aromaterapia no es sólo una terapia
basada en olores, puesto que hay numerosas maneras de aplicar estos acei-
tes; es decir, no curan únicamente los olores, sino también la carga ener-
gética y la gran cantidad de componentes químicos que forman la
estructura molecular de los aceites. Diluidos, estos aceites pueden apli-
carse en forma de cremas, lociones, linimentos, emulsiones, cataplasmas,
ungüentos, etc.
Los aceites esenciales han sido utilizados desde tiempos ancestrales para
beneficiarse de sus propiedades terapéuticas para el cuerpo y la mente.
Cada aceite esencial posee propiedades particulares y la aromaterapia en-
seña el modo como cada una de estas propiedades particulares debe uti-
lizarse para incrementar nuestro bienestar.
Un poco de historia
Los inicios de esta terapia se remontan a los orígenes del hombre, aunque
el concepto de aromaterapia sea relativamente moderno.
Las plantas constituyen el modo de alimento más natural y fácil de obte-
ner que hay. Nuestros antepasados no tardaron en advertir que las raíces,
los frutos y las hojas comestibles de determinadas plantas poseían otras
propiedades además de servir para calmar el hambre. Los pueblos primiti-
vos sabían que el humo procedente de algunas maderas poseía distintos
efectos sobre el organismo. Según la planta o árbol que quemaran, los
miembros de la tribu se sentían somnolientos, felices, irritables e, incluso,
vivían una experiencia espiritual. Posteriormente, el procedimiento de arro-
jar humo aromático sobre los enfermos se convirtió en un método de cura-
ción. La inhalación del humo mágico o especial inspiró las primitivas
creencias religiosas, aún hoy día se utiliza el incienso como un intrumento
espiritual que favorece la meditación.
Por ejemplo, el uso de aceites esenciales en Egipto se remonta a la época
de los faraones. Se han encontrado en tumbas egipcias vasijas de albastro
que datan de 2000 y 3000 años antes de Cristo, algunas de ellas conte-
nían ungüentos aromáticos en perfecto estado de conservación. En la
tumba de Tutankamon (en 1922) se hallaron vasijas y potes que contenían
un ungüento hecho con incienso y una base de grasa animal. Asimismo, se
han hallado documentos escritos en tablas de arcilla que demuestran que
Egipto importaba madera de cedro y de ciprés, lo cual confirma que desde
la antigüedad ya existía un comercio internacional de aceites esenciales.
Durante las investigaciones arqueológicas modernas se descubrió el uso
de la mirra, el cedro y otros productos aromáticos en el proceso de momi-
ficación, lo cual evidencia ampliamente sus poderes antisépticos. Actual-
mente se sustenta la teoría de que los egipcios fueron los primeros que
utilizaron una primitiva forma de destilación, precediendo en 2000 años a
los árabes, pueblo al que habitualmente se atribuye este descubrimiento.
Los antiguos griegos adquirieron de los egipcios buena parte de sus cono-
cimientos acerca de los aceites esenciales, pero también sabían que el
aroma de ciertas flores servía para levantar el ánimo o relajar. De hecho, el
primer aromaterapeuta de la historia fue el griego Teofrasto, que escribió
un tratado "Relativo a los olores", en el que analizaba los efectos que cau-
saban los distintos aromas en el pensamiento, los sentimientos y la salud
corporal.
A través de muchos médicos griegos que fueron empleados por los roma-
nos, poco a poco, se difundió el uso de las plantas medicinales por el
mundo antiguo. La caída del Imperio Romano propició que muchos de
estos médicos huyeran a Constantinopla, llevándose consigo sus conoci-
mientos. De este modo, las obras de los grandes médicos grecorromanos,
como Galeno e Hipócrates, fueron cuidadosamente traducidas al árabe y su
ciencia se difundió por Oriente.
Durante la época de la cruzadas, los cirujanos barberos europeos trabaja-
ban junto con los médicos árabes, de quienes aprendieron la importancia
de la higiene y la utilidad de los aceites. Los caballeros que regresaban de
las cruzadas trajeron a Europa las plantas y los aceites, junto con los co-
nocimientos del proceso de destilación por corriente de vapor (método de
extracción descubierto por Avicena, el médico árabe más importante de la
antigüedad). Posteriormente, los perfumistas europeos comenzaron a ex-
perimentar con plantas locales.
Según relatan los historiadores, en 1665, el año de la gran peste en Gran
Bretaña, los londinenses quemaban en las calles lavanda, madera de cedro
y de ciprés para prevenir el contagio. En la actualidad, esta práctica popular
ha sido validada científicamente, ya que se ha constatado que los aceites
esenciales utilizados en la aromaterapia, la mayoría de ellos, también po-
seen capacidad antibiótica. Evidentemente, la capacidad antibiótica varía
según el tipo aceite. De los resultados obtenidos, se deduce que el tomi-
llo es la esencia con más poder de inhibición; en menor medida, el árbol
de té y el limón también demostraron poseer un notable espectro de inhi-
bición.
Retomemos la historia. En el año 1928, el químico francés René Maurice
Gattefossé acuñó el término aromatherapie. Sus trabajos de investigación
fueron el resultado de un accidente: mientras trabajaba en el laboratorio de
una perfumería se quemó gravemente la mano y la sumergió en un reci-
piente que contenía aceite de lavanda. El resultado fue que su mano se
curó rápidamente y no le quedaron cicatrices. Gattefossé se percató de que
las propiedades curativas del aceite de lavanda eran superiores a las de
los preparados sintéticos con los había trabajado anteriormente. Desde en-
tonces comenzó a investigar las propiedades curativas de otros aceites
esenciales, basándose en sus propiedades químicas y sus aromas.
8 GUÍA DE AROMATERAPIA. La salud a través de los aceites esenciales
Por lo tanto, debemos buscar las fragancias que tengan más afinidad con
la persona a tratar.
Investigaciones recientes realizadas en la universidad de Warwick (Ingla-
terra) y la universidad de Toho (Japón), encontraron dos tipos de reaccio-
nes respecto a los olores, que denominaron respuesta de alta conexión y
respuesta de baja conexión. La respuesta de alta conexión está arraigada
desde antes del nacimiento y es instintiva; la respuesta de baja conexión
se aprende o adquiere a lo largo de la vida.
Cuando se huele alguna sustancia se evoca la memoria emocional. En el
sistema límbico está situado el centro de las emociones relacionado con el
hipotálamo, que es la parte del cerebro que comunica con las glándulas se-
xuales. La memoria asociativa de aromas y de situaciones que evoca nues-
tro pensamiento hacen de los aceites esenciales un método terapéutico,
puesto que la conciencia registra el aroma con la ambientación.
Por ejemplo, que el bebé reconozca a su madre por el olor demuestra la
gran importancia del olfato en la vida del ser humano. Desde su infancia,
aprende a distinguir los diferentes aromas y los clasifica como olores bue-
nos u olores malos.
El método práctico para trabajar en este campo es crear una batería de
olores de los aceites esenciales y que, inicialmente, el paciente los clasi-
fique en:
• Olores buenos o agradables.
• Olores malos o desagradables.
Componentes químicos
Los principales componentes químicos de los aceites esenciales son:
I TERPENOS
Los terpenos se componen de un variado número de unidades de iso-
preno. Se clasifican en monoterpenos, sesquiterpenos y diterpenos. Por
lo general tienen unos efectos débiles pero proporcionan usos secunda-
rios que complementan los componentes del aceite.
- Monoterpenos
Dos unidades combinadas de isopreno forman un monoterpeno. Tie-
nen propiedades antisépticas, bactericidas, estimulantes, expectoran-
tes y ligeramente analgésicas, aunque sus efectos no son muy potentes.
Algunos son antivirales y otros destruyen los cálculos.
- Sesquiterpenos
Muchos aceites esenciales contienen sesquiterpenos que se componen
de tres unidades de isoprenos. Los sesquiterpenos tienen propiedades
antisépticas, bactericidas, hipotensoras, calmantes y antiinflamatorias;
algunos de ellos también poseen propiedades analgésicas y espasmo-
líticas. Recientemente, los investigadores científicos han mostrado un
gran interés por este tipo de terpenos, ya que se ha comprobado que
tienen propiedades antiinflamatorias y bactericidas.
- Diterpenos
Los diterpenos se componen de cuatro unidades de isoprenos que rara
vez sobreviven al proceso de destilación por corriente de vapor porque
sus moléculas son poco volátiles. Tienen acción bactericida, expecto-
rante y purgativa. Algunos diterpenos también poseen propiedades an-
tifúngicas y antivirales, además tienen efectos positivos en el sistema
endocrino.
I ALCOHOLES
Los miembros de este grupo se forman cuando unidades con un átomo
de hidrógeno y otro de oxígeno (hidroxilos) se enlazan con átomos de
carbono (otros componentes que también se forman de esta misma ma-
nera son los fenoles, los ácidos, los aldehídos, los fenoles, las cetonas y
los ésteres); un ejemplo típico es el alcohol etílico, presente en cerve-
zas, vinos y licores. Los alcoholes suelen poseer eficaces propiedades an-
tisépticas y antivirales, además de producir una sensación de euforia.
Por lo general no son tóxicos. Se clasifican en monoterpenoles, sesqui-
terpenoles y diterpenoles.
- Monoterpenoles
Cuando una unidad hidroxilo se enlaza con un terpeno, el alcohol re-
sultante se denomina monoterpenol. Los monoterpenoles presentes en
los aceites esenciales son el mentol y el linalol, dos potentes bacteri-
cidas que combaten las infecciones. Son antivirales, estimulantes, ca-
lientan, refuerzan y no irritan la piel. Los aceites esenciales que
contienen una elevada cantidad de monoterpenoles pueden utilizarse
sin ningún riesgo en las terapias para niños y personas ancianas.
- Sesquiterpenoles
Cuando una unidad hidroxilo se enlaza con un sesquiterpeno crea un
sesquiterpenol. Los aceites que poseen una elevada cantidad de ses-
quiterpenoles se utilizan para purificar la sangre y como tónicos. No
irritan. Algunos de ellos poseen unos efectos específicos para el cora-
zón y el hígado.
- Diterpenoles
Se crean cuando una unidad hidroxilo se enlaza con un diterpeno.
Estas moléculas son pesadas y no muy volátiles, por tanto, sólo pocas
sobreviven al proceso de destilación. Una vez destiladas tienen una es-
tructura semejante a una hormona humana. Los diterpenoles tienen
efectos beneficiosos para el sistema endocrino.
I FENOLES
Cuando una unidad hidroxilo se enlaza con un anillo de átomos de car-
bono se obtiene un fenol. Como aceites esenciales, los fenoles son más
potentes que los alcoholes. Son poderosos antisépticos y bactericidas
que a menudo ejercen una acción estimulante sobre los sistemas ner-
vioso e inmunológico. El uso prolongado puede causar irritación cutánea.
I ALDEHÍDOS
Los aldehídos se forman por la oxidación de los alcoholes. A menudo
emiten un aroma penetrante. En aromaterapia suelen manifestar pro-
piedades similares a los fenoles y las cetonas. En las personas sensi-
bles pueden causar irritación cutánea, aunque otros componentes del
aceite o la combinación con otro aldehído puede impedir que se pro-
duzca esta reacción. El citral, la citronela y el neroli son los aldehídos
más importantes, se encuentran en aceites con aroma de limón tales
como la melisa o el toronjil, el lemongras y la verbena. Los aldehídos son
antiinflamatorios, antiinfecciosos, tónicos, hipotensores y calmantes.
Suelen reducir la temperatura corporal.
I CETONAS
Una cetona se forma a partir de un átomo de oxígeno que se enlaza con
un átomo de carbono que seguidamente se une a un compuesto de car-
bono. Una cetona común, aunque no es un componente de los aceites
esenciales, es la acetona (es un disolvente de laca de uñas). Sólo unas
pocas cetonas están presentes en ciertos aceites esenciales. Utilizadas
con moderación tienen un efecto calmante y sedante, también reduce la
grasa, facilita la expectoración y favorece la cicatrización de los tejidos.
Los cetonas son digestivas, analgésicas, estimulantes y expectorantes.
I ÁCIDOS Y ÉSTERES
Los ácidos orgánicos son muy distintos de los ácidos inorgánicos. Tanto
los ácidos como los ésteres están constituidos por complejas combina-
ciones de carbono, hidrógeno y oxígeno. Los ésteres tienen un aroma
afrutado, poseen propiedades antinflamatorias y contribuyen a curar
ciertos transtornos cutáneos; además poseen propiedades fungicidas de-
bido a sus propiedades fungicidas. Por sus propiedades estimulantes o
calmantes ejercen un efecto benéfico en el sistema nervioso; asimismo,
los ácidos de los aceites esenciales poseen propiedades antiinflamato-
rias.
I LACTONAS
Las moléculas de lactona suelen ser demasiado grandes para poder des-
tilarlas; por lo tanto, sólo se hallan en aceites preparados mediante pre-
sión o en concretos como el aceite de jazmín. Las lactonas reducen la
temperatura corporal y alivian el catarro. Según parece, están presentes
en los aceites frutales que causan la fotosensibilidad cutánea.
Métodos de obtención
Los aceites esenciales se pueden obtener con varios métodos. El más fre-
cuente es la extracción en corriente de vapor (destilación). En casos con-
cretos, otros métodos de obtención son: exprimiendo en frío el pericarpio
de los cítricos, el enflorado con grasas a temperatura ambiente para ex-
traer algunos aromas florales delicados (jazmín, azahar, rosa), y la extrac-
ción con disolventes orgánicos a temperatura ambiente.
Destilación al vapor
Avicena, un médico árabe del siglo XI, es a quien se atribuye el proceso de
la destilación como método para extraer los aceites esenciales de las plan-
tas. Probablemente, fue el español Arnaldo de Vilanova quien escribió la
primera descripción auténtica del proceso de destilación en el siglo XIII e
introdujo este arte en Europa.
Este método se basa en que una corriente de vapor a alta presión pase a tra-
vés del material de la planta empleado, liberando de este modo los glóbulos
del aceite esencial en el vapor de agua. Este proceso únicamente aísla las
partes volátiles, quedando las partes de la planta no solubles en agua ex-
cluidas del aceite esencial. Como subproducto del proceso aparece el hi-
drolato o agua floral, también conocida como agua destilada aromática. A
veces, el aceite resultante se destila o rectifica de nuevo para liberarlo de
cualquier sustancia remanente no volátil; otros aceites se redestilan a dife-
rentes temperaturas para obtener unos constituyentes y excluir otros. Esta
técnica es la que se utiliza para extraer la mayoría de los aceites esenciales.
Expresión
Consiste en la presión directa del aceite fuera de la piel del cítrico. Anti-
guamente se apretaban literalmente a mano las pieles/cáscaras de los cí-
tricos. Se recogía el aceite en una esponja que se estrujaba en un
recipiente cuando llegaba a saturarse. Todavía se emplea este método, pero
se utilizan máquinas en vez de manos.
I Aceite de aguacate
El aceite de aguacate sin refinar alimenta y restaura la piel seca, deshi-
dratada y madura; ayuda a la regeneración dérmica y es sumamente
nutritivo. Es muy recomendable para pieles secas, macilentas, deshi-
dratadas, envejecidas y para pieles con eczemas. También es
recomendable para las personas alérgicas que no pueden utilizar aceites
de trigo. Se recomienda mezclarlo y combinarlo con un aceite base más
ligero, como el aceite de almendras dulces.
I Aceite de avellana
Este aceite es de color amarillo pálido, de textura fina y con un profundo
aroma a nuez. Contiene minerales, vitaminas, proteínas y ácidos grasos
esenciales, incluyendo el ácido linoleico. De fácil absorción y ligera-
mente astringente, es excelente para todos los tipos de piel, especial-
mente si está inflamada, ya que alimenta y penetra profundamente en
la piel. Se suele utilizar disuelto en otros tipos de aceites base.
I Aceite de germen de trigo
Es un aceite espeso, de color rojo anaranjado oscuro y algo pegajoso,
con un fuerte olor a tierra. Rico en proteínas, minerales y vitaminas, es
muy abundante en vitamina E. Estimula la regeneración de los tejidos,
por sus propiedades antioxidantes es una excelente elección para pieles
maduras. También es muy útil para pieles secas, ajadas y con arrugas,
para usarlo en áreas afectadas por estrías o cicatrices. Debido a sus pro-
piedades antioxidantes (añadir un 10%), prolonga la vida de otros acei-
tes base menos estables. Puede causar sensibilización, las personas
alérgicas al trigo no deben utilizar el aceite de germen de trigo.
I Aceite de jojoba
En realidad, este aceite amarillo es una cera líquida ligera y muy pene-
trante. Procede de una planta del desierto llamada Simmondsia chinen-
sis. Es muy similar en su composición al sebo humano, es decir, a las
propias secreciones grasas de la piel, lo que le proporciona excelentes
cualidades hidratantes y emulsionantes, siendo de fácil absorción. Con-
tiene proteínas, minerales y ácido mirístico, que es antiinflamatorio.
Es uno de los aceites base más versátiles, tanto para el masaje como pro-
ducto de belleza. Es el aceite base preferido para mezclar aceites esen-
ciales más caros, tales como el jazmín, el azahar y la rosa.
Es muy adecuado para todo tipo de piel, incluyendo la piel grasa y con
manchas. Ayuda a limpiar los poros, también está indicado para pieles
inflamadas o irritadas. Resulta útil para aliviar un eccema seco, el ec-
cema infantil y otras dermatosis. Posee unas propiedades calmantes ex-
celentes que lo hacen muy adecuado para su empleo en todo el cuerpo
y para añadirlo a preparados faciales o capilares. También se puede uti-
lizar como acondicionador del cabello y protector solar natural.
I Aceite de melocotón
Este aceite es de color dorado claro, de textura fina, con un aroma dulce
y delicado. Contiene minerales y vitaminas, especialmente vitamina E.
Se emplea en tratamientos de belleza porque se absorbe fácilmente. De-
bido a su rica textura y fácil penetración, este aceite es excelente para
su empleo facial. Especialmente recomendado para pieles envejecidas,
secas, sensibles y para las venillas. Puede mezclarse con otros aceites
base.
I Aceite de sésamo
Este aceite se obtiene exprimiendo las semillas de las variedades Sesa-
mum indicum L. Es un aceite oscuro que es mejor combinarlo con otros
aceites base. Rico y nutritivo para pieles aceitosas o con problemas, se
utiliza como mascarilla para el cabello muy seco y para las costras del
cuero cabelludo. Favorece el bronceado natural e hidrata la piel. Es ideal
para las grietas en manos y pies, y para aliviar las molestias musculares.
También se utiliza para el masaje ayurvédico.
Masaje
El modo más popular de utilizar los aceites esenciales es el masaje, pre-
viamente se escogen los aceites que se adapten mejor a la condición y
temperatura de la persona. Para aplicarlos roce los aceites mezclados en
la palma de su mano para asegurarse de que están uniformemente distri-
buídos y aplíquelos en el cuerpo utilizando una técnica de masaje. De este
modo los aceites esenciales serán absorbidos con efectividad por el to-
rrente sanguíneo a través de la piel.
En todas las preparaciones aceitosas para masaje se emplea una disolución
del 2’5% de aceite esencial (o una combinación de aceites esenciales de-
nominada “mezcla básica”) que equivale a una gota de aceite esencial por
cada 2 ml de aceite base.
Baño aromático
Es una manera muy fácil y agradable para recuperarnos de un día estre-
sante, para vigorizarnos o aliviar diversas dolencias. Al agregar los aceites
al baño caliente, éstos entran en contacto con toda la piel al tiempo que
usted los inhala y penetran en el sistema respiratorio. Basta emplear entre
cuatro y seis gotas para llenar el cuarto de baño de un vapor perfumado.
Si utiliza aceites puros en el baño es muy importante que los distribuya
sobre la superficie del agua para evitar que le provoquen escozor en la piel
y agitar el agua antes de sumergirse para extender uniformemente los acei-
tes. Empápese durante al menos diez minutos.
En general, para los adultos, hay que añadir siete gotas de aceite esencial
o mezcla básica una vez que el baño ha sido preparado; para los niños y
las personas que tengan la piel sensible, añadir dos o tres gotas en quince
ml de aceite.
Lavado de pies
Los aceites esenciales son muy útiles para el tratamiento de pedicura, para
suavizar la piel y para disminuir la hinchazón que se acumula a lo largo del
día en las piernas y los pies. En general, añada seis gotas de aceite esen-
cial en un barreño de agua y agite el agua antes de introducir los pies para
que se extiendan los aceites uniformemente. Ponga los pies en remojo du-
rante diez o quince minutos moviéndolos de vez en cuando. Después del
remojo envuélvalos en una toalla durante otros quince minutos. Termine el
tratamiento con un masaje en los pies y pantorrillas con un poco de aceite
para masajes que contenga algunos aceites esenciales.
Agua de flores
Se puede preparar en casa un agua de flores añadiendo de veinte a treinta
gotas de aceite esencial en un recipiente que contenga de 100 a 200 ml
de agua mineral o agua osmotizada. Deje reposar el compuesto durante
unos cuantos días en la oscuridad y fíltrelo luego con un filtro de papel
como los de café. Aunque los aceites esenciales no se disuelven en el agua,
le transmiten su aroma y propiedades.
Inhalación
Los aceites esenciales pueden inhalarse para limpiar las vías aereas, para
hacer la respiración más fácil y para dar alivio al dolor de cabeza. Las téc-
nicas de inhalación también pueden aplicarse para aliviar y mejorar cier-
tas condiciones de la piel cuando se aplican en la zona facial.
En general, añada de seis a doce gotas de aceite esencial en un barreño de
agua caliente, o añada hasta doce gotas de aceite esencial en un pañuelo,
e inhale. Cúbrase la cabeza con una toalla e inhale.
Perfume
También puede crear su propio perfume añadiendo el aceite esencial que
elija a la base de aceite que previamente haya seleccionado.
Vaporización
Una manera muy agradable de perfumar una habitación consiste en utili-
zar un quemador de aceite o difusor aromático. También se pueden verter
unas gotas de aceite a un anillo aromático que se adapte a una bombilla o
a un cuenco de agua sobre el radiador. Los diferentes aceites crearán at-
mósferas distintas y le ayudarán a limpiar el ambiente de gérmenes.
Puede quemar el aceite esencial de su elección para perfumar el aire con
su aceite esencial favorito. Estos quemadores de cerámica o metal tienen
un compartimento inferior para poner una vela y un pequeño platillo arriba
lleno de agua donde se pueden añadir varias gotas de aceite esencial.
Cuando el aceite se calienta, se evapora. También puede conectarse a la
electricidad de tal forma que cuando la luz está conectada el anillo se ca-
lienta, y el aceite se dispersa en el aire.
El difusor aromárico con mecha vaporiza el aceite y dispersa su olor por
toda la habitación.
En general, añada de dos a cuatro gotas de aceite esencial en el agua del
pequeño platillo del quemador, o añada de dos a cuatro gotas de aceite
esencial en el surco del anillo aromático.
Es importante estar atento al quemador porque puede ocasionar fuego.
El humidificador es otro procedimiento que puede utilizarse. Tiene la ven-
taja de que no necesita llama para generar calor, por lo que es más ade-
cuado para el uso nocturno.
Advertencias:
• No deje nunca una vela encendida sin vigilancia.
• Coloque siempre el quemador sobre una superficie
incombustible.
• No aplique aceites esenciales directamente sobre una
bombilla.
Aplicación directa
En general, los aceites esenciales no deben aplicarse directamente sin di-
luirlos previamente. Hay algunas excepciones, por ejemplo, el aceite de la-
vanda, el aceite del árbol del té y el de limón. Otros, como el sándalo, el
jazmín o la rosa, constituyen excelentes perfumes si se extienden sobre la
piel.
Uso interno
La Federación Internacional de Aromaterapia no recomienda su ingesta,
debido a la elevada concentración que tienen los aceites esenciales y a la
potencial toxicidad de muchas esencias.
Guía de aceites esenciales
ALBAHACA (Ocimun basilicum)
Basil
- Descripción: El aceite esencial se obtiene mediante destilación al vapor de la
planta en flor.
- Características: Líquido incoloro o amarillo pálido.
- Composición: Principalmente linalol (40-45%), metil chavicol (23,8%) y
pequeñas cantidades de eugenol, limoneno y citronelol, entre sus principales
principios activos.
- Aroma: Ligero aroma fresco dulce y una nota baja balsámica.
- Combinaciones: Combina bien con los aceites de bergamota, salvia romana,
lima, caña de limón (citronela), geranio e hisopo.
- Efectos tradicionalmente atribuidos: Analgésico, antiséptico, antiespasmódico,
digestivo, expectorante, tónico nervioso, reconstituyente, estimulante estomacal
y tónico, entre otros efectos.
- Precauciones: Relativamente tóxico, no irritante y posible sensibilización. Evitar
durante el embarazo.
- Usos: Masaje y baño.
SISTEMA OSTEO-MUSCULAR
SISTEMA RENAL
SISTEMA NERVIOSO
SISTEMA DIGESTIVO*
*Aplicar los aceites esenciales masajeando sobre el abdomen en el sentido de las agujas del reloj
PIEL
CABELLOS Y UÑAS
Estos tres doshas están relacionados entre sí, de tal manera que cuando
uno de los doshas se desequilibra con los otros dos ocurre lo mismo según
la constitución de cada uno de ellos. De esta manera, observando los sín-
tomas y el estado mental, se puede identificar qué dosha está desequili-
brado y buscar la combinación adecuada de aceites esenciales para
restablecer el equilibrio. Por ejemplo, las personas con mucho VATA se
mueven deprisa, piensan con rapidez y son de temperamento nervioso; las
personas del tipo PITTA son mudables como el viento; y las del tipo KAPHA
suelen ser de temperamento tranquilo y realista. Sin embargo, una per-
sona con los tres doshas predominantes puede inclinarse hacia cualquiera
de los doshas.
El masaje sobre los chakras aplicado con aceites esenciales actúa en los
constituyentes físicos del cuerpo y promueve la asimilación de estas sus-
tancias a través de los vórtices energéticos de acceso. También impulsa su
trayecto a lo largo de los nadis o canales energéticos que desembocan en
los distintos órganos correspondientes. A lo anterior se añade un efecto di-
namizador de las energías sutiles.
Una de las maneras más efectivas de aplicación consiste en masajear sua-
vemente las zonas con el dedo pulgar derecho, en el sentido de las agujas
del reloj, haciendo un número de giros en ciclos de siete o múltiplos de
siete.
Precauciones y conservación
En general, los aceites esenciales son inocuos para el uso en aromaterapia
y en el hogar. Dicho esto, debido a su elevada concentración y potencia, es
recomendable tomar las siguientes precauciones:
Los aceites esenciales son altamente concentrados e inflamables. Evite el
contacto con los ojos y las membranas mucosas. En concordancia con las
Normas de Seguridad de la Federación Internacional de Aromaterapia, se
recomienda que no se ingieran los aceites esenciales. Éstos no se diluyen
en agua y en su forma pura (no diluída) pueden dañar la mucosa del tracto
digestivo. Asimismo, hay determinados aceites esenciales que son tóxicos
si se ingieren.
Fotosensibilidad
Algunos aceites tienen efectos fotosensibles, es decir, producen manchas
en la piel si se exponen a la luz directa del sol. Se recomienda no admi-
nistrarlos entre dos a tres horas antes de que la persona se exponga direc-
tamente a la luz solar. No utilice los siguientes aceites (ni puros, ni
diluidos) si después se va a exponer la zona de aplicación al sol: Berga-
mota, jengibre, lima, limón, mandarina y naranja.
Embarazo y lactancia
Durante el embarazo utilice los aceites a la mitad de las dosis recomen-
dadas (sólo mediante un vaporizador) y no los aplique sobre la piel a menos
que los utilece por indicación expresa de un terapeuta cualificado. Los
aceites potencialmente tóxicos y los que tienen propiedades emenagogas,
es decir, que estimulan el flujo y la actividad menstrual, están contraindi-
cados. Por este motivo, no deben utilizarse durante el embarazo los si-
guientes aceites: Albahaca, alcanfor, anís estrellado, apio, aquilea,
bergamota, canela, caña de limón (citronela), cedro rojo, ciprés, enebro, ge-
ranio, hinojo, hisopo, jazmín, laurel, manzanilla, mejorana, melisa, mirra,
naranja, petitgrain, pomelo, pimienta negra, romero, salvia, salvia romana,
sándalo, tomillo, zanahoria. En general, se extremarán las precauciones
durante el embarazo y la lactancia, o bien se renunciará a su empleo.
Hipertensión
Hay que evitar los siguientes aceites esenciales en caso de padecer hiper-
tensión: Hisopo, romero, salvia, tomillo y eucalipto.
Epilepsia
Se evitarán los siguientes aceites esenciales en caso de sufrir crisis epi-
lépticas: Hinojo, hisopo, romero, salvia (de todos los tipos) y eucalipto.
Homeopatía
En caso de estar recibiendo un tratamiento homeopático, evitará los si-
guientes aceites esenciales porque no son compatibles con dicho trata-
miento: Alcanfor, eucalipto, menta pipérita y pimienta negra.