3el Acto de Transmicion

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226 Antonio Ferrero

El acto de transmisión
“Lo que has heredado de tus padres, para poseerlo, gánalo.”

El epígrafe es el aforismo que Goethe pone en boca de Fausto,


un personaje de la tradición alemana244 que resume la búsqueda del
saber en términos de ciencia y que a la vez muestra la paradoja de
que dicho saber no sirve de nada, (es el lleno de un vacío), en cuanto
se trata del amor y, en particular, para conquistar el amor de una
mujer: Margarita.
Goethe escribió el Fausto en dos partes: la primera terminada
en 1806 y publicada en 1808, y la segunda que la terminó en 1832,
justo en el año de su muerte, por lo que podemos pensar que es una
obra biográfica. Fue un autor célebre del romanticismo alemán e
inspirador de la escritura del joven Freud.
¿Qué nos dice en su Fausto?
Intentaré desarrollar lo que puedo leer, a través del título que
nomina este ensayo, transmutado en interrogante: ¿La transmisión
es un acto? ¿Un acontecimiento?
La verdad es un problema epistemológico. Tenemos a un hombre
de ciencia (Fausto), representante de la ciencia moderna (la moder-
nidad y sus postulados científicos), y en la escena de la narración
hay un contexto sagrado245, en donde esta ciencia es interpelada, es
interrogada desde el campo de las pasiones. Recordemos que lo sa-
grado para los románticos es la naturaleza en todas sus posibilidades
existenciales, y ella incluye el espíritu del hombre como manifesta-
ción de la “chispa divina”.

244
El Fausto histórico, Johann Georg Faust, también conocido como Fauso o Faustífero,
nació probablemente en 1480 en la ciudad de Knittlingen, situada en el actual Estado
alemán de Baden-Wurtemberg; se dice que murió en 1540 en Staufen de Brisgovia,
245
Kaës . R y otros. Trasmisión de la vida psíquica entre generaciones. Bs As. Amorrortu.
2.000. P.53 -54 “…el tabú es el código no escrito más antiguo de la humanidad, es más
antiguo que los dioses y se remonta a una época anterior a toda religión. Freud distingue
por la forma como es trasmitido: ya sea directamente, en cuyo caso es producido por una
fuerza misteriosa, el mana, atribuido a una persona o cosa…”
Epistemología y metáfora 227

En el inicio de la obra tenemos un diablo (Mefistófeles) que ob-


tiene el permiso de Dios para poner a prueba a un buen hombre
(Fausto), seguramente inspirado en la historia bíblica de Job.
Fausto se desespera ante la insuficiencia del conocimiento y re-
curre a la magia; luego piensa en el suicidio, entonces, bajo la forma
de un perro aparece Mefistófeles, el que luego se revela para ofrecer-
le un pacto, con la particularidad de que tiene que estar sellado con
una gota de su sangre.
Lo que la sangre sella.
Recortemos la frase del epígrafe para poder pensarla con el
apoyo teórico de René kaës246.

“Lo que has heredado de tus padres…”

Siguiendo la obra Fausto, tenemos dos padres en cuanto a la he-


rencia del saber: la religión y la ciencia moderna, ambas son insufi-
cientes, y no sólo que no le dan respuesta a Fausto sino que lo llevan
a la desesperación, a la posibilidad de un acto: “el suicidio”. La obra
de Goethe se encuentra en el paradigma de una teología católica.
Un padre que prohíbe y castiga, negando y excluyendo el cuerpo
de la mujer y dejando en su lugar la culpa como única posibilidad
para el deseo. En lugar del amor, el odio, una forma de “religarse”
que es política. La religión mudó a política (Fausto transmuta de
científico y mago a político); en el otro extremo, una lógica binaria
que divide, enfrenta y excluye, en donde la pasión (lo irracional) es
la vía imposible, la de la incomprensión.
Paradoja de los extremos (que ante la misma estructura binaria
son iguales) Fausto recibe ante la herencia sin herencia; un legado
que no tiene don (el don es un acto de amor en donde se entrega
algo y no se pide nada a cambio; lo contrario es la lógica del inter-
cambio) y que deviene en desesperante complicación.

246
Kaës. R. y otros. Trasmisión de la vida psíquica entre generaciones. Bs As. Amorrortu,
2000.
228 Antonio Ferrero

“Lo que has heredado de tus padres, para poseerlo, gánalo”: el


sujeto de la herencia está dividido, como el sujeto del inconsciente,
entre la doble necesidad “de ser para sí mismo su propio fin” y de
ser “el eslabón de una cadena a la que está sujeto sin la participación
de su voluntad.”247
Fausto podría seguir el camino de la religión o de la ciencia mo-
derna, “de ser para sí mismo su propio fin” (ambas tienen en sí el
autismo de la autosuficiencia), pero el problema surge cuando quiere
usar algo de eso para hacer cadena (lazo, ligarse) uniéndose al esla-
bón Margarita.
Fausto se halla ante una encrucijada y ésta lo lleva a Mefistófe-
les, un nuevo padre, uno que dice saber acerca del deseo, uno que
dice saber qué hacer para conquistar a Margarita y, de esta manera,
adquiere valor una herencia olvidada.
Otra paradoja, Mefistófeles carece de amor, por lo tanto, tampo-
co puede donar (el pacto es entregar el alma a cambio de poseer lo
que desea; un pacto actual y vigente en muchos de los que nos ro-
dean), sólo destruye y la religión vuelve a mostrar su lado de poder
y dominio.
La religión se le mostraba con dos rostros: el amor (Dios) sin
el deseo, o el deseo (diablo) sin amor, escisión del objeto erótico
Margarita.
Y la ciencia moderna surge como la ciencia de la razón; lógica
de los varones, ajena a la lógica inconsciente y a la lógica de las
pasiones; esa sutil inteligencia inconsciente que late en el cuerpo de
la mujer.
Es tan horroroso lo que engendra Fausto en Margarita mediado
por Mefistófeles, que ella decide asesinarlo y sobre ella cae el peso
de la ley (pasaje de acto, del suicidio al asesinato).
Metáfora de la cópula entre la religión mudada en política engen-
drando con la ciencia moderna (representado en la novela moderna
de Mary Shelley: Frankenstein248).

247
Ídem. P.15
248
Siguiendo esta línea de exposición un texto interesante para ver es el de Meirieu Philippe:
Epistemología y metáfora 229

La posmodernidad es la manifestación de que no hay padres, no


hay herencia, no hay transmisión249, ni acto de transmisión y, quizás,
la academia sea la afirmación de ello.
Llegamos, finalmente, a un punto de nihilismo ya anunciado por
el filósofo del martillo.

“…para poseerlo, gánalo”

Comienzo con el reverso del nihilismo, final del desarrollo ante-


rior, diciendo que la herencia es un “presente” y el acto de transmi-
sión es posible.
Quizás el error es buscarlo en la religión - institución250, poder
político o en la ciencia moderna. Por estos dos históricos fracasos
surge el psicoanálisis, el que siempre corrió el peligro de transfor-
marse en alguna de las dos cosas (quizás ya sea una de las dos cosas)
y es porque los que lo poseen, no se lo ganan, es decir, no lo recrean,
no lo re-inventan.
Morir para renacer y ser padre en la herencia.
“Una transmisión no se funda en un contenido, sino ante todo en
el acto de trasmitir.”251
El deseo de favorecer un pasaje, es una posición e implica una re-
lación con la verdad y el saber, es decir, una posición epistemológica.
Y la primera claridad es la del no saber y la de lo inaccesible de
la verdad, conocer su rostro medusino sin negarlo y sin arrojar al

“Frankenstein educador” de Editorial Laertes. Barcelona. 2007


249
Kaës. R y otros. Trasmisión de la vida psíquica entre generaciones. Bs As. Amorrortu.
2.000. P.55 “Freud supone dos vías de trasmisión: una pasa por la cultura y por la tradi-
ción, y su soporte es el aparato cultural y social que asegura la continuidad de generación
en generación; la otra está constituida por “esa parte orgánica” de la vida psíquica de las
generaciones ulteriores: las prohibiciones llegaron a ser una parte integrante de su incons-
ciente.”
250
Es importante diferenciar la religión que se torna sistema político de poder a los espacios
sagrados en los que los sujetos profesan su creencia, entendiendo la importancia de res-
pectar lo que cada sujeto cree y profesa.
251
Kaës. R y otros. Trasmisión de la vida psíquica entre generaciones. Bs As. Amorrortu.
2.000. P.21
230 Antonio Ferrero

otro a la atroz desesperación de la nada, sin abandonar al sujeto a la


abominación de la desolación de un saber que no sabe nada, un saber
de academia (lugar donde el saber debe despojarse de la verdad para
ingresar).
De esta manera, el primer acto de trasmisión es saber no decir.
“No solamente a partir de lo que es falla y falta se organiza la
trasmisión, sino a partir de lo que no ha advenido, lo que es au-
sencia de inscripción y de representación, o de lo que en la forma
del encriptado, está en estasis sin ser inscrito…resulta que quizás
es en lo que escapa a nuestra voluntad y a nuestra actividad de
representación donde se efectúa lo esencial de la trasmisión, en
todo caso también la ausencia de la prohibición hace imposible
la representación, el juego de la fantasía, el placer y el trabajo del
pensamiento.”252
A mi modesto parecer, la herencia está en las huellas dejadas en
los mitos, en la formulación encriptada de sus metáforas que aún
laten a través de la literatura universal en sus diferentes formatos
simbólicos. Metáforas que sin ser explicadas se deslizan (trasmiten);
verdad que se hace palabra en cada generación.253
Ritual que actúa y resignifica el acto; es una acción sin tiempo
que evoca la circularidad del eterno retorno, porque tiempo y espa-
cio se hacen uno en la palabra que muda a la acción.254
Es el acto de la danza y lo que se juega en el danzar, entonces el
cuerpo recuerda su inscripción de los tiempos antiguos y lo que le
deviene, para proyectar un futuro posible.
“Si no existe nada importante que una generación esté en condi-
ciones de ocultar a otra” como escribe Freud, sigue habiendo sujetos
sobre quienes pesa lo negativo de la transmisión…el tiempo, la me-

252
Ídem.P.24 -25
253
Ídem P. 59 . “Si los procesos psíquicos de una generación no se trasmitieran a otra, no se
continuaran en otra, cada una estaría obligada a recomenzar su aprendizaje de la vida…
Para llegar a ser eficaces, las disposiciones psíquicas heredadas deber ser estimuladas por
ciertos sucesos de la vida individual…”
254
Ídem. P. 61 .”La carta llega siempre a su destinatario aun si él no ha sido instituido como
tal por el emisor: la huella sigue su camino a través de los otros hasta que un destinatario
se reconoce como tal…”
Epistemología y metáfora 231

moria, y la relación del sujeto con su propia historia psíquica se ven


así modificados…”255
Hay un no futuro de las nuevas generaciones, si éstas abandonan
el buscar de las huellas; ese resto que quedó de un originario por
siempre perdido, el mito.
La religión, institución política, y la ciencia moderna en sus ca-
tegorías, perdieron al sujeto al alejarlo de sus huellas y Fausto da
cuenta de ello.
Legado en la sangre (bien puede ser la letra que se encarna) y por
sucesión jurídica (la Ley del padre en piedra, mandamientos mosai-
cos).
De esta manera, “lo que se trasmite es el afecto y el representan-
te de la pulsión.”256
Paradoja: ¿Y cómo trasmitir en la academia, espacio de no ver-
dad? ¿Cómo trasmitir lo intrasmisible de la experiencia singular?
Espacio donde Fausto sigue presente recurriendo a su pacto de
intercambio, ajeno por siempre al don.
Nuestra respuesta es sencilla, retornar a las huellas, y a éstas las
encontramos en la literatura a través de sus clásicos y, en particular,
en los mitos de todas las culturas, ofreciéndonos el don de aventu-
rarnos al bien y a la belleza de la metáfora.

255
Ídem, P.27.
256
Ídem, P.45.

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