Rios Patio Gino P
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CORRUPCIÓN PRIVADA
Perú
RESUMEN: El artículo analiza la reciente creación en el Perú del nuevo delito de corrupción
privada y examina el flamante reglamento del Programa de Prevención Penal Empresarial,
con la finalidad de evaluar la configuración de estas dos estrenadas medidas de lucha contra
la inveterada corrupción en el país.
ABSTRACT: The article analyzes the recent creation in Peru of the new offense of private
corruption and examines the new regulation of the Criminal Business Prevention Program,
with the purpose of evaluating the configuration of these two new measures to combat
inveterate corruption in the country.
1
PALABRAS CLAVE: Corrupción; corrupción privada; programa de prevención penal
empresarial; política criminológica.
INTRODUCCIÓN
La corrupción existe en el Perú desde que surgimos a la vida independiente. Antes, por cierto,
había existido en la Colonia. Esta afirmación la compartimos todos. No es novedad, entonces,
la corrupción en el sistema judicial de la que dan cuenta los audios que al divulgarse
encendieron los reflectores sobre nuevos actores que desempeñaban el viejo libreto de la
corrupción. Todos tenemos la idea de que era un secreto a voces. De hecho, el desprestigio y
la falta de credibilidad en el Poder Judicial, los otros órganos del sistema de justicia y los
demás poderes del Estado, demuestran ello. Por eso, entre otras cosas, siempre ha existido
una sensación de injusticia en esos ámbitos, de la cual deriva su elevadísimo índice de
desconfianza ciudadana, según las encuestas públicas de opinión, en las que encontramos
también altos niveles de desconfianza en el sistema político y en el prójimo.
La corrupción más conocida involucra actores públicos y privados, pero también se da, por
separado, en cada uno de esos ámbitos, a todo nivel. Su esencia está marcada por preferir el
interés personal sacrificando el interés que debe primar en función del ámbito en el que se
produzca. El mecanismo de la corrupción siempre es el contravenir la norma vigente y violar
el valor ético comprometido, sacando provecho de ello. Cuando se trata de corrupción
pública, la nefasta consecuencia es el grave perjuicio al interés común. Si es corrupción
privada, el infausto resultado atenta contra el interés del negocio, el cual puede eventualmente
manifestarse en el público usuario o consumidor. La corrupción, en fin, ocasiona el mal en
donde se presenta.
En el ámbito nacional la corrupción es, lamentablemente, un lugar común, un vergonzoso
sambenito. Su audición pública en esta ocasión es semejante a la visualización de la
corrupción del sistema político que se dio el año 2000. Es decir, se connotaba pero esa vez,
como en esta ocasión, se denotó públicamente, de ahí la reacción tan airada de la sociedad,
la misma sociedad que convive de antiguo con la corrupción, de manera activa y deliberada
o pasiva y complaciente. De tal forma que no solo nos deben alarmar los actos de corrupción
en sí mismos, por conocidos; no solo nos debe excitar el morbo los audios, por tratarse del
medio actual de denotar un viejo problema; lo que nos debe preocupar es que esta reacción
legítimamente iracunda, no sea fruto de una manipulación por parte de grupos interesados en
recuperar la cuota de poder perdida con la que también producían corrupción; no se convierta
en una anécdota efímera inconducente; y sobretodo no se pierda el genuino interés -si en
verdad existe- de poner coto ejemplarizadoramente a esta lacra de comportamiento corrupto
por altos funcionarios públicos y privados.
La corrupción no se elimina totalmente -su existencia como la del crimen es inevitable- solo
con reformas de los sistemas operativos -en el Perú ha habido más de una docena de ellas
respecto, por ejemplo, al sistema judicial, todas infructuosas- o intercambiando hombres. La
2
lucha frontal contra la corrupción se inicia y gana transformándose uno mismo. El efecto
multiplicador de esa conversión es formidable y genera cambios estructurales y sistémicos.
Es varias veces preferible un buen operador de justicia -por tratarse de los recientes casos
descubierto- que un buen sistema, pues la persona ética actúa siempre bien aunque el sistema
sea defectuoso, en cambio, una persona corrupta actúa siempre mal aunque el sistema sea
extraordinario, pues los más exigentes controles son burlados cuando las personas que operan
en ellos carecen de ética.
Recordemos que la ética en la vida privada debe proyectarse en la vida pública, como
expresión de lo positivo en el vivir y en el convivir, respectivamente. Nunca la corrupción
nace en el pueblo, sino en los dirigentes y líderes, que terminan siendo imitados en su
comportamiento por la población.
La criminología nos enseña que la corrupción, como todo crimen, es una conducta egoísta
que se expresa con violencia para ejercer dominio y lograr imponer su voluntad; y que por
ello no resulta útil para enfrentar la corrupción la exigencia de mantener una conducta heroica
en un mundo de lobos, sino más bien es indispensable el peso de la sociedad en su decisión
de separar al corrupto, pero para eso es menester, como lo hemos dicho, que la persona
misma, individualmente considerada, cambie y se transforme.
El bicentenario de nuestra independencia no nos debe encontrar sumergidos en la ciénaga de
la corrupción.
I. CORRUPCIÓN
1
Disponible en http://dle.rae.es/?id=B0dY4l3
3
En buena cuenta, el acto de corromper altera y trastoca algo esencial, echándolo a perder,
depravándolo, pudriéndolo, dañándolo y pervirtiéndolo; de ahí que la corrupción sea una
actividad gravemente perjudicial y nociva.
Partiendo del concepto antes indicado, se puede deducir que el dinero no es un requisito
indispensable para calificar un acto como corrupto, pero sí la promesa u obtención de alguna
ventaja indebida. El medio por el cual se logra dicho objetivo puede variar. Interesa,
entonces, el fin a lograrse merced a procedimientos irregulares, contrarios a la ley y la ética.
Cualquier persona -pública o privada, natural o jurídica- puede cometer un acto de
corrupción. El factor criminógeno de la corrupción es la codicia y la ambición, así como la
ausencia de valores éticos, tales como, la honestidad, el compromiso y el sentido de
pertenencia y de comunidad. Las consecuencias de la corrupción son demoledoras para la
sociedad y sus instituciones, desde el punto de vista económico como espiritual, por la
pérdida de confianza generalizada que se asienta en una comunidad, la cual tiene un efecto
paralizante en todos los órdenes de la vida y, consecuentemente, afectan el respeto y vigencia
de los derechos humanos.
Al respecto, la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (2004:1)2 señala en
el primer y segundo párrafos de su Prefacio lo siguiente:
La corrupción es una plaga insidiosa que tiene un amplio espectro de
consecuencias corrosivas para la sociedad. Socava la democracia y el
estado de derecho, da pie a violaciones de los derechos humanos,
distorsiona los mercados, menoscaba la calidad de vida y permite el
florecimiento de la delincuencia organizada, el terrorismo y otras
amenazas a la seguridad humana.
Este fenómeno maligno se da en todos los países —grandes y pequeños,
ricos y pobres— pero sus efectos son especialmente devastadores en el
mundo en desarrollo. La corrupción afecta infinitamente más a los pobres
porque desvía los fondos destinados al desarrollo, socava la capacidad de
los gobiernos de ofrecer servicios básicos, alimenta la desigualdad y la
injusticia y desalienta la inversión y las ayudas extranjeras. La corrupción
es un factor clave del bajo rendimiento y un obstáculo muy importante para
el alivio de la pobreza y el desarrollo.
Sin duda alguna, la corrupción es un flagelo contra la Humanidad, proveniente de
cualquier ámbito, público o privado; de cualquier país, rico o pobre; y de cualquier
persona.
2
Disponible en https://www.unodc.org/pdf/corruption/publications_unodc_convention-s.pdf
4
De acuerdo con Quiroz, A. (2017) la corrupción en el Perú no es algo esporádico sino más
bien sistémico, enraizado en estructuras centrales de la sociedad, que ha influido en nuestra
evolución histórica como país subdesarrollado. Las prácticas corruptas en las esferas pública
y privada son un problema crítico, manifestado en una gran variedad de casos y formas de
corrupción, siempre relacionado a un abuso de poder o de recursos y a un beneficio exclusivo
o promesa, en perjuicio del progreso general. Frente a la cruda y pasmosa realidad de la
corrupción, las Constituciones políticas y el imperio de la ley son una caricatura.
Ante este panorama de corrupción permanente, el estado se ha limitado hasta finales del siglo
XX a dar una respuesta meramente penal, consistente en tipificar algunas conductas corruptas
como delito y esperar a que el sistema penal, conformado por policías, fiscales, jueces y
agentes penitenciarios, haga su labor selectiva y discriminadora, en perjuicio de funcionarios
públicos de nivel medio, servidores públicos y ciudadanos vulnerables, manteniéndose en la
impunidad a los altos funcionarios del estado, influyentes políticos y grandes empresarios.
Recién entrado el siglo XXI se amplió el espectro a ciertas personas que habiendo tenido
poder económico, político y social, lo habían perdido, por lo que fueron denunciados,
procesados y sancionados. Sin embargo, la corrupción de quienes detentan poder, aún está
incólume.
En ese orden de ideas, los delitos que aparecen en el Código Penal de 19913, vinculados a
conductas corruptas eran algunos de los perpetrados contra la Administración Pública,
cometidos por funcionarios públicos, tales como, concusión, cobro indebido, colusión,
patrocinio ilegal, peculado doloso y de uso, cohecho, soborno, negociación incompatible o
aprovechamiento indebido del cargo, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. Luego
se tipificaría el lavado de activos, como delito que puede provenir de la corrupción, entre
otros crímenes. En todos estos casos, podían intervenir funcionarios públicos y ciudadanos
particulares. Sin embargo, la corrupción entre personas privadas no estaba tipificada.
III. LA CRIMINALIZACIÓN DE LA CORRUPCIÓN PRIVADA Y LA
RESPONSABILIDAD PENAL EMPRESARIAL
Mediante el Decreto Legislativo N° 1385, publicado en el diario oficial El Peruano4 del 4 de
setiembre de 2018, el Gobierno del Perú modificó el Código Penal incorporando los artículos
241-A y 241-B, a fin de sancionar penalmente los actos de corrupción perpetrados entre
personas privadas que perturban el normal desarrollo de las relaciones comerciales y la
competencia honesta, proba y leal entre ellas.
3
Disponible en http://spij.minjus.gob.pe/content/publicaciones_oficiales/img/CODIGOPENAL.pdf
4
Disponible en https://busquedas.elperuano.pe/download/url/decreto-legislativo-que-sanciona-la-corrupcion-
en-el-ambito-decreto-legislativo-n-1385-1687393-3
5
El socio, accionista, gerente, director, administrador, representante
legal, apoderado, empleado o asesor de una persona jurídica de derecho
privado, organización no gubernamental, asociación, fundación, comité,
incluidos los entes no inscritos o sociedades irregulares, que directa o
indirectamente acepta, reciba o solicita5 donativo, promesa o cualquier
otra ventaja o beneficio indebido de cualquier naturaleza, para sí o para
un tercero para realizar u omitir un acto que permita favorecer a otro
en la adquisición o comercialización de bienes o mercancías, en la
contratación de servicios comerciales o en las relaciones
comerciales6, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor
de cuatro años e inhabilitación conforme al inciso 4 del artículo 36 del
Código Penal y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-
multa.
5
Corrupción privada pasiva.
6
No se exige perjuicio sino únicamente favorecimiento.
7
Corrupción privada activa.
8
Ver nota 6.
9
Requisito de consumación.
6
Será reprimido con las mismas penas previstas en el párrafo anterior
quien, directa o indirectamente, promete, ofrece o concede a accionistas,
gerentes, directores, administradores, representantes legales,
apoderados, empleados o asesores de una persona jurídica de derecho
privado, organización no gubernamental, asociación, fundación, comité,
incluidos los entes no inscritos o sociedades irregulares, una ventaja o
beneficio indebido de cualquier naturaleza, para ellos o para un tercero,
como contraprestación para realizar u omitir un acto en perjuicio de la
persona jurídica.10
Ambos artículos adicionados al Código Penal se encuentran ubicados dentro del Capítulo IV,
denominado De otros delitos económicos, que a su vez pertenece al Título IX, denominado
Delitos contra el orden económico, correspondiente al Libro Segundo, Parte Especial-
Delitos. Evidentemente, se tendrá que evaluar el grado de lesividad de la conducta para que
teóricamente prospere o no la denuncia, recordemos que el derecho penal debe ser de última
ratio y mínima intervención.
¿Era necesario crear estos nuevos tipos penales? ¿Las conductas tipificadas no estaban
previstas en otros delitos? ¿Es una correcta medida de política criminológica para frenar la
corrupción? De la lectura del presente artículo cada lector extraerá sus propias conclusiones
personales.
10
Ver nota precedente.
11
El consentimiento de la persona jurídica con la conducta corrupta es determinante para efectos del ejercicio
de la acción privada, pero no exime al sujeto activo de la responsabilidad penal.
12
Disponible en https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/reglamento-de-la-ley-n-30424-ley-que-regula-
la-responsabil-decreto-supremo-n-002-2019-jus-1729768-3/
13
Disponible en https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/ley-que-regula-la-responsabilidad-
administrativa-de-las-pers-ley-n-30424-1370638-1/
14
Ver artículo “El criminólogo en la empresa. A propósito del nuevo modelo de prevención criminal
introducido por la Ley N° 30424 modificada por el Decreto Legislativo N° 1352” en
http://www.repositorioacademico.usmp.edu.pe/bitstream/usmp/2675/1/rios_pg16
15
Disponible en https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/decreto-legislativo-que-amplia-la-
responsabilidad-administra-decreto-legislativo-n-1352-1471551-4/
7
¿El reglamento regula adecuadamente los aspectos de la mencionada ley que requieren de
reglamentación o los trasgrede o desnaturaliza? ¿Es de capital importancia para las personas
jurídicas tener un programa de prevención penal empresarial o pueden prescindir de él?
Igualmente, de la lectura de este artículo el lector sacará sus propias conclusiones personales.
No está demás recordar que la política criminológica es la respuesta estatal para enfrentar la
criminalidad, instrumentalizada a través de recursos, conocimientos, técnicas, medidas,
disposiciones y toda clase de acciones destinadas a prevenir mediante políticas sociales,
económicas, políticas, culturales, las causas generadoras de los crímenes (prevención
primaria); y encaminadas a desarrollar una aserie de actuaciones con grupos determinados,
para prevenir el delito y reforzar la seguridad ciudadana, de índole legislativa, administrativa
o policial, no en actuaciones de política social general (prevención secundaria); y con
posterioridad a la comisión del delito, las medidas dirigidas a los penados con el objetivo
específico de lograr la resocialización y evitar la reincidencia.
Por cierto que la información científica de base para elaborar y diseñar la política
criminológica la proporciona la criminología, ciencia social inter y multidisciplinaria que
estudia las causas criminógenas del crimen que inciden en los factores sociales y personales
y en las condiciones socio económico político culturales; la cual no se aplica en nuestro
medio, limitándose a trabajar únicamente medidas de seguridad ciudadana con base en
estadísticas, pero sin auxilio criminológico, lo que equivale a atacar los síntomas dejando
intactas las causas..
De ahí que el Estado tan solo reaccione con una respuesta penal, punitiva, cada vez más
violenta, frente al crimen, lo cual reproduce el ciclo de la violencia y crea más crímenes y
criminales.
IV. PRINCIPALES NORMAS CONTRA LA CORRUPCIÓN
4.1 La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción16
La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción no define el fenómeno, pero sí
establece obligaciones para los Estados Parte para que adopten sistemas, medidas,
procedimientos, ordenamientos y demás instrucciones para la función pública, en el campo
16
Ver nota 2
8
legislativo y administrativo, desde la convocatoria, contratación, retención, selección,
formación, capacitación, rotación, promoción, remuneración, sancionadoras y jubilación de
empleados públicos, basados en principios de eficiencia y transparencia y en criterios
objetivos como el mérito, la equidad y la aptitud; y para el sector privado, destinadas a
prevenir la corrupción y mejorar las normas contables y de auditoría, así como, cuando
proceda, prever sanciones civiles, administrativas o penales eficaces, proporcionadas y
disuasivas en caso de incumplimiento de esas medidas.
Asimismo, para el sector privado, la Convención (2004:22,23) obliga a cada Estado Parte a
considerar:
La posibilidad de adoptar las medidas legislativas y de otra índole que sean
necesarias para tipificar como delito, cuando se cometan intencionalmente
en el curso de actividades económicas, financieras o comerciales: a) La
promesa, el ofrecimiento o la concesión, en forma directa o indirecta, a una
persona que dirija una entidad del sector privado o cumpla cualquier
función en ella, de un beneficio indebido que redunde en su propio
provecho o en el de otra persona, con el fin de que, faltando al deber
inherente a sus funciones, actúe o se abstenga de actuar; b) La solicitud o
aceptación, en forma directa o indirecta, por una persona que dirija una
entidad del sector privado o cumpla cualquier función en ella, de un
beneficio indebido que redunde en su propio provecho o en el de otra
persona, con el fin de que, faltando al deber inherente a sus funciones,
actúe o se abstenga de actuar.
(…) y obliga también a cada Estado Parte a adoptar las medidas que sean
necesarias, en consonancia con sus principios jurídicos, a fin de establecer
la responsabilidad penal, civil o administrativa de personas jurídicas por
su participación en delitos tipificados con arreglo a la presente
Convención, sin perjuicio de la responsabilidad penal que incumba a las
personas naturales que hayan cometido los delitos.
9
La Convención Interamericana Contra la Corrupción (1996)17 tampoco define la
corrupción, pero sí describe los actos en los que ella resulta aplicable, los cuales son los
siguientes:
a. El requerimiento o la aceptación, directa o indirectamente, por un
funcionario público o una persona que ejerza funciones públicas, de
cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas,
favores, promesas o ventajas para sí mismo o para otra persona o entidad
a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en el ejercicio de
sus funciones públicas;
b. El ofrecimiento o el otorgamiento, directa o indirectamente, a un
funcionario público o a una persona que ejerza funciones públicas, de
cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas,
favores, promesas o ventajas para ese funcionario público o para otra
persona o entidad a cambio de la realización u omisión de cualquier acto
en el ejercicio de sus funciones públicas;
c. La realización por parte de un funcionario público o una persona que
ejerza funciones públicas de cualquier acto u omisión en el ejercicio de sus
funciones, con el fin de obtener ilícitamente beneficios para sí mismo o
para un tercero;
d. El aprovechamiento doloso u ocultación de bienes provenientes de
cualesquiera de los actos a los que se refiere el presente artículo; y
e. La participación como autor, co-autor, instigador, cómplice, encubridor
o en cualquier otra forma en la comisión, tentativa de comisión, asociación
o confabulación para la comisión de cualquiera de los actos a los que se
refiere el presente artículo.
f. También será aplicable, de mutuo acuerdo entre dos o más Estados
Partes, en relación con cualquier otro acto de corrupción no contemplado
en la Convención.
17
Disponible en http://www.oas.org/es/sla/ddi/tratados_multilaterales_interamericanos_B-
58_contra_Corrupcion_firmas.asp
10
El Compromiso de Santiago para luchar contra la corrupción y asegurar la
transparencia.
La Ley N° 29622, que modifica la Ley N° 27785, Ley Orgánica del Sistema Nacional
de Control y de la Contraloría General de la República, y amplía las facultades en el
proceso para sancionar en materia de responsabilidad administrativa funcional.
La Ley N° 29574: Ley que dispone la aplicación inmediata del Código Procesal Penal
para delitos cometidos por funcionarios públicos.
La Ley Nº 27380 que faculta al Fiscal de la Nación a designar equipo de fiscales para
casos complejos fiscales para determinados delitos.
11
La Ley N° 26771 que establece prohibición de ejercer la facultad de nombramiento y
contratación de personal en el sector público, en casos de parentesco.
Sin embargo, el furor punitivo hace que la tendencia contemporánea sea la de gobernar a
través del crimen, a fin de ejercer a través del sistema penal un control y dominación más
estrictos contra la ciudadanía, generando más populismo punitivo y expansionismo penal,
por la facilidad y celeridad con la que se expiden los decretos legislativos, sin discusión ni
debate legítimos, que solo se pueden dar en el Parlamento Nacional, lo cual desnaturaliza el
derecho penal, originalmente concebido como límite y freno del poder y garantía del
ciudadano frente al estado, aspecto que es nocivo para un estado democrático y de derecho.
En tercer lugar, se tiene que con la criminalización de la corrupción en el ámbito privado (art.
241-A) se debe castigar la conducta corrupta en toda relación entre las personas jurídicas de
derecho privado que se dedican a comprar y/o vender bienes o servicios como medio de vida,
para obtener un beneficio o ganancia que es el lucro. De tal modo que el sujeto, sea que
acepte, reciba o solicite, o sea que prometa, ofrezca o conceda, tiene que ser una persona
13
particular perteneciente a una persona jurídica comerciante. Son, pues, delitos cualificados,
como son los delitos contra la administración pública cometidos por funcionarios o
servidores públicos.
No se comprende, sin embargo, las razones que hayan podido existir para que la pena de
estos nuevos delitos de corrupción privada difiera de las penas de los delitos de corrupción
pública y, en general, de los delitos consistentes en conductas corruptas, como son,
concusión, cobro indebido, colusión, patrocinio ilegal, peculado doloso y de uso, cohecho,
soborno, negociación incompatible o aprovechamiento indebido del cargo, tráfico de
influencias y enriquecimiento ilícito.
Luego, se tiene que con la criminalización de la corrupción al interior de los entes privados
(art. 241-B), se debe castigar la conducta corrupta que se perpetra dentro de la entidad
particular. Se establecen las mismas penas y no se comprende aquí tampoco la razón, pues
hay un perjuicio para la persona jurídica, mientras que en la corrupción inter instituciones
particulares no necesariamente.
5.4 Acción penal privada para la corrupción privada intra entidades privadas
Asimismo, se dispone que los delitos de corrupción privada al interior de la persona jurídica
no son perseguibles de oficio, sino dependen de un ejercicio privado de la acción penal18,
siguiéndose el mismo criterio que para la difamación, calumnia e injuria, respecto de las
cuales algunos magistrados se resisten a prestar tutela jurisdiccional efectiva por considerarlo
propio de una acción civil y demoran el proceso; lo cual podría devenir en un factor de
desinterés porque primarían los criterios comerciales, siendo que esta figura resultaría un
fuego fatuo propio de un acto legislativo para las graderías ¿se desea realmente acabar con
la corrupción privada?
5.5 Cumplimiento de la normatividad internacional de la materia
No obstante lo anterior, reconocemos que la criminalización de la corrupción privada, pese a
los defectos anotados, cumple y se pone al día con el compromiso contraído por el Perú en
la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y en la Convención
Interamericana contra la Corrupción.
Más aún, al considerar que existe un vínculo indisoluble entre ambos tipos de corrupción,
privada y pública, por la existencia notoria de numerosas condiciones de atracción, motivo
por el cual se consideran igualmente nocivas económicamente y éticamente destructivas; no
se entiende por qué estas modificatorias penales que criminalizan la corrupción privada no
prevén penas similares a las de los delitos cometidos por funcionarios públicos que se
relacionan con comportamientos corruptos. Evidentemente se afecta el principio de
18
Hay un procedimiento especial en el Código Procesal penal. No interviene el Ministerio Público ni la
policía Nacional.
14
proporcionalidad de penas. Entonces nos preguntamos ¿se lucha por igual contra la
corrupción pública y privada?
5.6 Delitos especiales propios y delitos comunes de tendencia interna trascendente
Por otro lado, es preciso destacar que los primeros párrafos de los artículos 241-A y 241-B
constituyen delitos especiales propios (solo los sujetos taxativamente especificados en la
norma lo pueden cometer); mientras que en los segundos párrafos de los mismos artículos se
trata de delitos comunes (cualquiera puede cometerlos). Ambos delitos creados, sin embargo,
son crímenes que se conocen en la doctrina como de tendencia interna trascendente, esto es,
su comisión revela un dolo especial, que ataca el bien jurídico tutelado que viene a ser el
normal y correcto desarrollo de las relaciones comerciales entre privados (competencia leal)
y el deber de lealtad con la entidad particular a la que se pertenece, respectivamente.
Estas modificaciones apuntan a introducir un poco más de control -se espera que sea
disuasorio- en situaciones y relaciones comerciales privadas no controladas, que es de
suponer corresponden a las de entidades no tan grandes, en las que se pueden haber adoptado
ya, en cumplimiento de la ley, un programa de prevención criminal empresarial. Lo cierto es
que toda entidad comercial privada, de acuerdo a su praxis, tendrá también que configurar
una política de dádivas, ofrendas, obsequios, agasajos y cortesías en general, para no incurrir
en el tipo penal. No obstante, consideramos que el delito de corrupción entre privados debería
estar comprendido en la relación de delitos contenida en la Ley Nº 30424, que regula la
responsabilidad administrativa de las personas jurídicas, para que ineludiblemente sean
previstas las acciones internas de control correspondientes para mitigar los riesgos.
15
En principio, como la Ley N° 30424 es de contenido penal, su reglamento no puede
desarrollar aspectos penales, como los elementos del tipo o las sanciones, pues el principio
de legalidad no permite que una norma de categoría infra legal lo haga.
El inciso 2 del pre citado artículo dispone que el modelo de prevención a que se hace
referencia en el inciso 1 debe contener como mínimo los siguientes elementos:
En este marco ¿el reglamento satisface plenamente las expectativas de cara a la seguridad
jurídica que le encarga la ley? Es debatible el tema, pues el modelo reglamentario no es
flexible sino sumamente exigente, lo cual no se condice con el hecho de que el programa de
cumplimiento o de prevención penal empresarial, en general, excepto para determinadas
entidades, no sea obligatorio sino voluntario. Por ejemplo, en el artículo 48 establece
numerosos ítems para que un programa de cumplimiento sea validado por la
Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), sin considerar los distintos grados de
exigencia de cada tipo de persona jurídica, su nivel de ingresos, su número de trabajadores
ni su nivel de riesgo. Es decir, se deja a una lista de chequeo (verificación del cumplimiento
de cada uno de los numerosos ítems) la validez del programa de prevención, cuando lo que
consideramos se requiere es una evaluación ponderada, no aritmética, proporcional y
razonable para evaluar la idoneidad del programa de cara a su efectividad.
En esta misma línea, cabe advertir que pese a que la ley en el artículo 17 inciso 2 última parte
señala que para la micro, pequeña y mediana empresa, el modelo de prevención será acotado
a su naturaleza y características y solo debe contar con alguno de los elementos mínimos
antes señalados, el reglamento en su artículo 44 indica soslayadamente que para dichas
empresas el programa de cumplimiento debe implementarse conforme al principio de
adaptabilidad, siendo que en el artículo 4 inciso 2 la definición y alcance del principio es
gaseoso por decir lo menos.
Peor aún, cuando el artículo 45 y la Cuarta Disposición Complementaria Final del reglamento
encargan al Ministerio de la Producción aprobar mediante Resolución Ministerial los
formatos del modelo de prevención aplicables a las micro, pequeña y medianas empresas,
con lo cual redujo la categoría normativa de este instrumento tan importante legalmente para
la responsabilidad penal empresarial.
VII. CONCLUSIONES
17
La conducta corrupta está presente en muchos delitos previstos y penados en el Código Penal,
los cuales se referían, hasta antes de la expedición del Decreto Legislativo N° 1385, a la
corrupción pública, la cual no ha podido ser enfrentada eficazmente con la respuesta penal.
Estos nuevos tipos penales exigen de las entidades privadas el establecimiento de una política
de dádivas para delimitar con precisión las conductas permitidas de los comportamientos
corruptos proscritos.
18
Quiroz Norris, Alfonso (2017) Historia de la corrupción en el Perú. Sexta reimpresión.
Instituto de Estudios Peruanos. Lima.
Zaffaroni, Eugenio Raúl (1998) En busca de las penas perdidas. Deslegitimación y
dogmática jurídico penal. Segunda reimpresión. EDIAR. Buenos Aires.
Código Penal de 1991. Disponible en
http://spij.minjus.gob.pe/content/publicaciones_oficiales/img/CODIGOPENAL.pdf
*****************
19
Disponible en https://busquedas.elperuano.pe/download/url/decreto-legislativo-que-sanciona-la-corrupcion-
en-el-ambito-decreto-legislativo-n-1385-1687393-3
20
Disponible en https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/reglamento-de-la-ley-n-30424-ley-que-regula-
la-responsabil-decreto-supremo-n-002-2019-jus-1729768-3/
19