Ficha 1 - Educación, Salud y Eduacion para La Salud

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Profesorado en

Educación para
la salud
Facultad de
Humanidades y Ciencias
Sociales – 2020 -
Mag: Villagra Juana Mariela
Lic. Eps Quiroga Mendiola Belén
Prof. Gutiérrez Gisela.

Ficha de cátedra N° 1: Educación y salud: prácticas humanas y sociales, políticas,

contextualizadas, derechos humanos, construcciones colectivas.


Ficha de cátedra N° 1 : Educación y salud: prácticas humanas y sociales, políticas,

contextualizadas, derechos humanos, construcciones colectivas.

Tema 1.1: La salud y la educación como prácticas humanas y como derechos


humanos. El vínculo entre salud y educación. La educación permanente.
Diferencia entre educación y escolarización.

Propósito: introducirnos juntas/os en una aproximación al campo 1 de la


Pedagogía, para ello es necesario comenzar dialogando sobre conceptos claves,
que nos permitirán al menos en este primer momento, establecer dos aspectos:
- Ponernos de acuerdo en algunas “Nominaciones”: implica asumir, optar por
ciertos conceptos teóricos, esto permitirá que cuando dialoguemos sepamos a
qué nos estamos refiriendo grupalmente cuando hablamos por ejemplo de:
educación, escolarización, pedagogía o pedagogías, sólo por nombrar algunos.

- Explicitar posicionamientos políticos pedagógicos: asumir como educadoras/es


para la salud en formación que tanto la ‘educación’ como la ‘teorización de la
educación’ son prácticas políticas. Estas prácticas políticas contienen en sí
mismas miradas de la sociedad, del sujeto y del sentido de la educación, que dan
cuenta de que el conocimiento no es neutral, aséptico y que cada opción teórica
que hagamos implica una perspectiva ontológica y epistémica.
En este sentido, proponemos las primeras premisas para dialogar:
Cada disciplina científica tiene y/o construye un objeto de estudio, como por
ejemplo: la lógica estudia las formas y no los contenidos, las formas que se
dirigen al razonamiento o a la argumentación. La astronomía se ocupa del
estudio de los cuerpos celestes del universo. La geografía estudia las
características de la tierra en relación con la sociedad.
Así, la PEDAGOGÍA es un campo teórico, que se ocupa de investigar,
estudiar, teorizar, pensar y producir conocimiento sobre la EDUCACIÓN. Para
nosotras/os como EDUCADORAS/ES, es muy importante porque es nuestro
cuerpo teórico referencial.
Como educadoras/es vamos a optar por MARCOS Y CUERPOS
PEDAGÓGICOS que nos permitan, ayuden y guíen en el trabajo cotidiano
con PRÁCTICAS EDUCATIVAS. Es decir, mientras que la educación es un
hacer, la pedagogía es una teorización sobre ese hacer.
En esta oportunidad estamos pensando las prácticas educativas en Educación
para la Salud, por lo cual haremos un primer ejercicio de problematización: qué

1 Cuando hablamos de CAMPO, nos referiremos a un conjunto específico de conocimientos sobre un t ema particular, el
mismo constituye el objeto de estudio de la disciplina, sus referencias teóricas y sus desarrollos. Es un espacio de
construcción de la disciplina desde diferentes vertientes teóricas en tensión y conflicto.
Vamos a entender la noción de campo, no como algo cerrado, rígido, lineal, ordenado, simple, sino que, tomando los
aportes la teoría marxista de que la sociedad está definida por la lucha de clases; vamos a entender que un campo
disciplinar se constituye también en un espacio de luchas por conservar o transformar ciertas ideas. Como todo espacio
social se presentan posiciones de fuerza, alianzas, confrontación, que van cambiando con el tiempo, o sea tienen
historia y da lugar por lo tanto a la existencia de la posibilidad del caos, el desorden, la incertidumbre, la diáspora.
2
entendemos por educación, qué entendemos por salud y qué entendemos por
educación para la salud. A continuación, se desarrollan tres apartados en este
camino:
1- La Educación cómo Objeto de Estudio Complejo.
2- La salud es una utopía
3- La educación para la salud práctica continua

Comencemos...

La Educación es un Objeto de Estudio Complejo.

Juntas/os vamos a pensar la complejidad que presenta la educación como


fenómeno y práctica humana; y el campo que busca construir conocimiento
sobre educación afronta desafíos igualmente complejos.
Desde este lugar es importante que nos preguntemos: ¿cómo emerge lo
educativo en nuestro sentido común? ¿Qué prácticas y experiencias
reconocemos como educativas y cuáles desestimamos? ¿qué espacios
consideramos con un valioso potencial educativo y cuáles invisibilizamos?
A través de nuestro trayecto de formación como docentes y en la construcción
colectiva de conocimiento con alumnas/os hemos aprendido que la educación
es:
-una práctica humana y humanizante.
-permanente: lo que nos implica reconocer la educabilidad como posibilidad
y el derecho a la educación.
-una práctica que contiene una doble fuerza/tensión: una transformadora y
otra reproductora (ambas necesarias).
-un fenómeno complejo, multifacético y multideterminado política,
económica, social y culturalmente, por lo cual es necesario situarlo, o sea
anclarlo territorial e históricamente para lograr su comprensión.
-una práctica política, constructora de ciudadanías: está condicionada por
estructuras de una sociedad dada, pero no determinada (en términos
freirianos2) y por ende es formadora de subjetividades.
-ética y estética: porque involucra lo bello y bueno.
-Un proceso diferente a la escolarización.

2
Referido a los aportes teóricos de P. Freire. Pedagogo brasilero referente latinoamericano y de reconocimiento
mundial.
3
No es posible pensar sin experiencia personal, pensamos porque algo nos
ocurre; pensamos como producto de las cosas que nos pasan, a partir de lo
que vivimos, como consecuencia del mundo que nos rodea y que
experimentamos como propio.
Entendemos que la vida como proceso formativo se ancla en forma de
experiencia social e individual, la experiencia es un pasado que está presente
o es el presente como condensación del pasado. La posibilidad de reflexionar
desde el presente está dada por la razón que permite reestructurar y vigilar la
experiencia, así como confrontar temporalidades con miras a formaciones
potenciales y deseables (Lizárraga Bernal, 1998).
Lo educativo forma parte de nuestra cotidianeidad, sin embargo, no siempre
se constituye en experiencia. Tomada como eso vivido que conmueve, que
afecta, que no es indiferente, que nos provoca en términos de reflexión, que
desestabiliza nuestras certezas y nos invita a la búsqueda de otro tipo de
interpretaciones, justificaciones, y argumentaciones, o sea nuevos saberes
para ampliar nuestra comprensión de lo vivido en el presente.
Contreras y Pérez de Lara (2011, p.36), señalan que “la producción de saberes
desde la experiencia requiere un gesto de interrupción, requiere pararse a
pensar, pararse a mirar, pararse a escuchar, pensar más despacio, mirar más
despacio y escuchar más despacio (…), suspender la opinión, suspender el juicio
(…) suspender el automatismo de la acción, (…), abrir los ojos y los oídos,
charlar sobre lo que nos pasa.”

ATENDIENDO LA NECESIDAD DE CONTEXTUALIZAR E


HISTORIZAR PARA COMPRENDER LOS FENÓMENOS HUMANOS.

Tanto LA EDUCACIÓN como la SALUD como PRÁCTICAS HUMANAS, son


construcciones sociales, por lo cual para comprenderlas necesitamos hacer el
ejercicio de contextualizar3 e historizar 4.
“Si bien la educación es un fenómeno universal e inherente a toda la
humanidad, las formas de educar y los saberes que se enseñan varían de
una sociedad a otra y de una época histórica a otra”. (…) “La educación es un
fenómeno muy amplio que transmite diferentes saberes y adopta distintos
formatos en cada época y en cada sociedad. (GVIRTZ.2011:7)

A) LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO COMPLEJO

3
Entenderemos ‘contextualizar’ como la acción de reconstruir un determinado contexto, ubicarnos en territorio,
reconocer los actores sociales involucrados, identificar las situaciones y los condicionantes de ese presente.
4
Entenderemos ‘historizar’ como acción de zambullirse en el pasado, mirarlo como un espectador, puntuar, reconstruir
y recortar hechos, sujetos, acontecimientos que nos permitan re ubicarnos críticamente, conmovernos, asombrarnos y
abrir la posibilidad para que emerjan nuevas preguntas y algunas certezas provisorias .
4
Es una práctica interesante buscar la etimología de las palabras, nos dice
mucho sobre su origen y sentidos, cuando buscamos sobre educación se
presenta una doble etimología, que da cuenta de una doble fuerza presente.
Entonces, EDUCACIÓN proviene:
- Del verbo en latín educere: significa hacer salir, extraer, dar a luz, conducir
desde dentro hacia fuera. Desde esta perspectiva, la educación implica el
proceso educativo de convertir en acto lo que existe sólo en potencia. Es
decir, la educación, a través de mecanismos específicos, desarrolla las
potencialidades humanas para que la persona se desenvuelva en toda su
plenitud. El/la educador/a favorecería así el desarrollo de algo que ya está en
germen. Pero lo que no existe en germen sería imposible de ser desarrollado.
- Vincula con el verbo latino educare: que significa conducir, guiar, alimentar.
Desde esta perspectiva, la educación está abierta a mayores posibilidades.
Con una guía adecuada, las posibilidades del hombre serían casi ilimitadas.
Se consideraría que, con una buena educación, todo era posible. Desde esta
perspectiva, el sujeto, al momento de nacer, es como una tabla rasa. Sobre
ella, el medio donde ese sujeto vive y la educación que su medio le brinda
van inscribiendo y determinando su existencia.

El trabajo con estudiantes en estos años nos fue exigiendo conceptualizar,


caracterizar y ejemplificar, en ese camino construimos algunos “mojones” que
orientan la reflexión, la educación la pensamos al menos como:

Es un fenómeno
ético y estético

Es un proceso Es político y
diferente a la constructor de
escolarización ciudadanías

Una práctica Es un fenómeno


humana y complejo,
humanizante multifacético y
multideterminado

Que es Tiene una doble


permanente fuerza/tensión

Vamos a ir compartiendo cada uno de estos mojones:

5
La Educación como una práctica humana y humanizante

La educación es una práctica inherentemente humana, cuando pensamos en


los animales no hablamos estrictamente de educación, sino de procesos de
adiestramiento/instrucción.
Aquellas prácticas educativas que no buscan el
pleno desarrollo creativo y autónomo del sujeto, o
sea que tienden a su domesticación -educación
bancaria desde Freire- pueden criticarse como
prácticas que tienden a adiestrar a las personas,
es necesario focalizar.
Educar es un proceso a través del cual una
persona puede por sí misma, auto gestionando su vida, o en interacción con
otra/o educador/a y educanda//o, poner en juego su condición para la
apropiación y construcción de saberes, y lograr procesualmente un
aprendizaje en relación a su esencia humana.
Adiestrar en cambio, es una actividad que busca la obtención de una respuesta
de alguien en función de un estímulo otorgado, su finalidad es un automatismo de
conductas que ocurren en tanto aparecen los estímulos adecuados.
Se podría resumir el adiestramiento a la noción de estímulo-respuesta donde
un estímulo que convoca a una determinada respuesta, se repite una
cantidad de veces logra el “entrenamiento”; luego la respuesta al estímulo se
dará casi automáticamente.
Entonces Freire (1970) nos diría que, si una práctica es “bancaria” que toma a
la persona que aprende como si fuera un ‘objeto’, como un depósito a llenar,
como una ‘cosa’ y no le reconoce como sujeto, entonces -dice- no es
educación, sino que es adiestramiento o instrucción.
La educación, además de ser una práctica humana, es humanizante. O sea,
no es solamente una práctica que sólo los hombres podemos tener, sino que
en esa práctica nos humanizamos, o sea a través de ese proceso educativo,
el/la ser humano/a se constituye como tal.
A diferencia de los animales que traen desde su herencia genética toda la
información que necesitan para constituirse como tales, el ser humano
necesita de otras personas que a través de procesos educativos le introducen
en el mundo de la cultura.
Pero también porque sólo a través de la educación el/la sujeto/a logra su
desarrollo plenamente humano/a, en términos de autorrealización y capacidad
de autodeterminación (Maslow).
Anclándonos en el campo de la Educación para la Salud podemos identificar
desde el origen mismo del hombre prácticas educativas para la salud: no
consumir frutos venenosos o tóxicos, aplicar las manos y/o cataplasmas para
aliviar el padecimiento, seleccionar alimentos a la descendencia, usar y
enseñar la utilizacion de condones en las relaciones sexuales, lavarse las
manos o usar tapabocas en un contexto de pandemia por COVID-19, etc.

6
La educación es permanente: se basa en el reconocimiento de la
educabilidad y el derecho a la educación.

La educación es una práctica humana. Es atributo


de seres humanos/as, presente a lo largo de toda su
vida, desde el momento de su nacimiento hasta su
muerte. Es una construcción continua de la persona,
de su saber y de sus aptitudes, de su capacidad de
crítica, decisión y autodeterminación. Se construye a
través de experiencias únicas e intransferibles
individuales y colectivas donde las personas se
apropian de conocimientos, construyen saberes y
una determinada manera de “estar siendo” en el
mundo.
La educación existió antes de la conformación de la escuela, por ende, nos
requiere asumir que la educación como fenómeno humano es muy antiguo y
complejo. Sin embargo, la construcción de un concepto que dé cuenta de
estas prácticas educativas “no escolares”, es relativamente reciente.
El concepto de Educación Permanente (EP) nace a fines de la década del 60
y principios de los ’70, asociado al concepto de Educación de Jóvenes y
Adultos (EDJA) en un contexto de grandes transformaciones socio políticas,
científico tecnológicas, y de una abierta crítica al sistema educativo en su
capacidad para reducir las crecientes desigualdades sociales, políticas y
económicas en América Latina. Este contexto demandaba una ampliación de
la mirada acerca del fenómeno educativo.
Aquí, al abrazar la noción de educación permanente, reconocemos que el/la ser
humano/a se educa desde el momento del nacimiento hasta su muerte y esto nos
exige clarificar dos nociones: la educabilidad y el derecho a la educación.
a) La Educabilidad: implica el reconocimiento de que cualquier sujeto/a
humano/a, independientemente de sus características de clase, etnia, género,
condición física y/o mental tiene capacidad de aprender y educarse.
A través de la historia de la humanidad y de las prácticas que vivimos en la
actualidad corroboramos que con frecuencia se pone en tela de juicio, o duda
la condición de ciertas/os humanas/os a educarse.
Se cuestiona por ejemplo si una persona con discapacidad puede o no
aprender, si la pertenencia a una etnia limita o anula el aprendizaje, si el
sufrimiento de determinadas condiciones de pobreza inhabilita a un/a sujeta/o
a educarse, si es pertinente invertir en educación para personas adultas
mayores o si adquiere sentido brindar educación a una persona privada de su
libertad. Todos estos presupuestos tienen como base la negación a la
educabilidad como condición inherente al/a ser humano/a.
La experiencia vital es el punto de partida para procesos de aprendizaje continuo,
si todas las personas tenemos la condición - capacidad de educarnos desde que
nacemos hasta que morimos y que esa práctica hace en sí misma a su proceso
de humanización, entonces portamos el derecho a la educación.

7
b) El derecho de individuos/as y grupos sociales a la educación: implica el
reconocimiento de que el/la sujeto/a humano/a desde la condición de
educabilidad tiene el derecho a recibir educación y esto lo convierte en
SUJETO DE DERECHO A EDUCACIÓN.
El Estado debe garantizar ese derecho y en la medida que la persona
reconoce ese derecho, es capaz de demandar, de manera individual o
colectiva, acciones, políticas educativas, que no se reduzcan a reconocer
solamente el derecho a la escolarización, sino que amplíen el derecho a la
educación ligándose a la importancia y la necesidad de la participación social
en la educación y la democratización del conocimiento.
Ahora es necesario que nos reconozcamos sujetos con derecho, a recibir y a
generar prácticas educativas. Toda área de la vida cotidiana se puede tornar un
espacio educativo (salud, trabajo, familia, política, sindicalismo, asociacionismo,
tiempo libre, etc.) por lo cual la escuela no tiene el monopolio de lo educativo,
existen otros sujetos colectivos que demandan su partición activa en el desarrollo
de propuestas educativas para la sociedad en la cual están insertas.
Anclándonos en el campo de la Educación para la Salud: podemos citar por
ejemplo que en la antigüedad a las personas con discapacidad se las aislaba
o encerraba, o se les impedía el derecho a la libre circulación; en la actualidad
la negación de los adultos a la educación sexual integral de los niños/as; en el
caso de las personas con privación de libertad, el derecho a la ‘visita sanitaria’
constituyó un hito; la desmanicomialización representa en la actualidad una
tendencia al reconocimiento de los derechos en el campo de la salud mental.

La educación es un proceso diferente a la escolarización

Es necesario diferenciar la Educación de la


Escolarización y caracterizar ambas como
prácticas que son objeto del campo
pedagógico, pero que no sólo implican
distintas prácticas educativas, sino que
además podemos reconocer distintos
momentos históricos en su origen.
Mientras que la educación como proceso
humano y humanizante está presente desde el
mismo momento de hominización de la humanidad, donde los hombres a
través de su construcción cultural desarrollan diferentes prácticas educativas
en torno al desarrollo del lenguaje, el vínculo con el ambiente, la
conformación de clanes, etc. La escolarización está vinculada fuertemente a
la edad moderna, donde a partir de la constitución de los estados nacionales
capitalistas se construye la escuela como forma de sistematización de la
transmisión de saberes ligados prioritariamente al avance de la ciencia.
Anclándonos en el campo de la Educación para la Salud: las prácticas de
educación para la salud pueden desarrollarse en instituciones altamente
8
formalizadas como la escuela, los hospitales o centros de salud como por
ejemplo: la incorporación de espacios en la currícula formal, o la incorporación de
educación sexual integral (ESI) en la escolaridad obligatoria, y también se
desarrollan en espacios educativos diversos en barrios, comunidades,
organizaciones sociales o bien de manera personalizada por ejemplo: encuentros
con adolescentes en educación para la participación ciudadana en las esquinas
barriales, la educación nutricional saludable y/o soberanía alimentaria con
vecinas/os de comedores populares, el abordaje en las condiciones y medio
ambiente de trabajo con obreras/os en una fábrica. etc.

La educación tiene una doble fuerza/tensión: reproducción y


transformación

Recuperado las palabras de Gvirtz (2011:2) podemos decir que


“La educación es un fenómeno necesario e inherente a toda sociedad humana
para la supervivencia de todo orden social. Sin educación, cada individuo, cada
familia o cada grupo social tendría que reconstruir por sí solo el patrimonio de
toda la humanidad: volver a descubrir el fuego, inventar signos para la escritura,
reconstruir la fórmula para elaborar el papel, reconquistar los saberes para
edificar una casa o para curar ciertas enfermedades…”
O sea, la educación tiene la capacidad de recuperar conocimientos que se
produjeron en el pasado y conservarlos por su transmisión. Esta capacidad en
sí misma no es negativa. El componente reproductor de la educación se
critica sólo cuando en la práctica educativa prevalece la reproducción, o
emerge como la única opción posible. Esta crítica argumenta que como la
educación está condicionada por intereses de clases, si sólo reproduce,
entonces tiende a conservar un orden social establecido (conocido como statu
quo). Ese statu quo, en la mayoría de los casos se presenta como natural y
de esa forma oculta los intereses de un sector y a quiénes beneficia.
Por otra parte, Gvirtz señala: “cuando las prácticas educacionales tienden a
transformar el orden establecido y a crear un nuevo orden, estamos ante
prácticas educativas productivas” (Gvirtz; 2011:4).
Para profundizar un poco más podemos recuperar la palabra de Freire quien nos
dice que la educación tiene una enorme la potencialidad emancipatoria,
liberadora, creadora, tiene la capacidad de cambiar, trasformar, reinventar el
mundo que supere las injusticias y las desigualdades. En un presente adverso,
donde son muchas e históricas las condiciones de opresión hacia los sectores
más vulnerables, la educación emerge con la potencialidad de contribuir al
cambio. Los contextos adversos condicionan, pero no determinan; las personas
tenemos la posibilidad de construir resistencias y alternativas colectivas para la
transformación de esas situaciones a través de la educación como componente
donde se asienta la posibilidad del optimismo, de la utopía y de la esperanza.
Anclándonos en el campo de la Educación para la Salud: podemos identificar
prácticas tendientes a recuperar saberes ancestrales: el acompañamiento
afectivo en el momento de dar a luz, el consumo de hierbas para aliviar
9
padecimientos, las mingas cómo espacios de encuentros y trabajo colectivo-
comunitario, cómo así también podemos identificar prácticas que necesitamos
transformar para caminar hacia el buen vivir: el parto en cuclillas, la crítica al
consumo de manufacturados/industrializados -enlatados/envasados- de la
recuperación de la comida artesanal o doméstica, la incorporación de huertas
familiares, comunitarias orgánicas, el aislamiento y la cuarentena cómo
estrategia de prevención de la enfermedad.

La educación es un fenómeno complejo, multifacético y


multicondicionado política, económica, social, culturalmente.

Freire nos dice: “me gusta ser persona


porque sé que soy un ser condicionado,
pero consciente del inacabamiento, sé
que puedo ir más allá de él. Esta es la
diferencia profunda entre el ser
condicionado y el ser determinado. La
diferencia entre el inacabamiento que no
se sabe como tal y el inacabamiento que
histórica y socialmente alcanzó la
posibilidad de saberse inacabado.”
(Freire, 1997, p. 59).
Entonces, es necesario reconocer que la educación está condicionada por su
contexto histórico, social y cultural, cuando analizamos cualquier práctica es
necesario situarla, y según el grado de profundidad en el análisis que queramos
hacer tendremos que hacernos preguntas sobre esa realidad concreta:
¿Cómo es la sociedad? ¿quiénes son las personas involucradas en la
misma? ¿son jóvenes, adultas/os, adultas/os mayores? ¿de qué clase social
son? ¿de qué viven las personas? ¿a qué se dedican? ¿estudian? ¿tienen
trabajo? ¿qué tipo/s de trabajo/s tienen? ¿qué creencias prevalecen? ¿cuáles
son sus prácticas culturales? ¿qué festividades mantienen? ¿qué idioma es el
más común? ¿cómo se organizan? ¿quiénes ocupan o detentan los espacios
de poder? ¿qué espacios y prácticas de participación sostienen?
Estas preguntas entre otras muchas nos van
a permitir aproximarnos a las condiciones
presentes en esa práctica educativa. Según
nuestro deseo o necesidad de conocer,
podemos aumentar otras: ¿de qué mueren
las personas? ¿de qué se enferman? ¿cómo
se curan? ¿qué tecnologías manejan?
La educación, entonces, es una práctica
porque es algo que las personas
efectivamente hacen, no es algo sólo deseado
o imaginado. Es una acción que tiene una
direccionalidad y un significado histórico; es social a la vez individual, es colectiva
10
y cultural. “No existe ninguna sociedad o cultura que no desarrolle prácticas
educativas. La educación se encarga de la transmisión de saberes”. (Gvirtz;
2011:8)
Anclándonos en el campo de la Educación para la Salud: en el campo de la
educación para la salud un ejercicio interesante es pensar las condiciones de
salud de comunidades mineras, las familias campesinas que actualmente
luchan contra el uso de pesticidas en el mono cultivo extensivo, la presencia
de sarcocystis en la carne de llama en la puna jujeña y la práctica de la
‘rameada’ en algunas zonas de nuestra provincia es abuso sexual a mujeres,
la resquemores a la vasectomía como forma de anticoncepción.

La educación es política y constructora de ciudadanías.

Para explicar por qué decimos que la educación


es una práctica política, es necesario en un
primer momento de-construir qué, y cómo
entendemos “lo político”. En el sentido común
frecuentemente asociamos lo político a lo
político partidario y si bien no es incorrecto, es
incompleto. Es incompleto en tanto que lo
partidario está ligado a tomar partido, a asumir
una postura, a militar una causa y esto en sí
mismo es un posicionamiento de toma de
poder. Frecuentemente asociamos lo partidario
a los partidos políticos y ellos son sólo una de
las formas en que la sociedad organiza, construye y disputa el poder.
Hablar de educación es hablar de poder. Frecuentemente se valora de
manera negativa tanto a la política, como al poder. Sin embargo, es necesario
revisar el carácter dialéctico que tiene el poder.
Según Gvirtz, el poder es la capacidad de incidir en la conducta de otra u otro
para modelarla. Desde esta perspectiva, la educación no sólo se relaciona con el
poder, sino que la educación es poder, en la medida en que incide y -en muchos
casos- determina el hacer de otra persona a alguien social e individual. Educar es
“incidir en los pensamientos y en las conductas, de distintos modos
(…) en la educación, el poder siempre se ejerce”. (Gvirtz; 2011:2). En este
sentido la autora se refiere a:
En el nivel macro ejercen el poder las/los personas que se dedican a la
política, a grandes empresas, los medios de comunicación o la gente en una
manifestación.
El nivel micro es, por ejemplo, el de una madre al establecer un límite a sus
hijas/os, el de quien supervisa frente a quien está a cargo de la dirección de
una escuela, quien dirige la escuela frente al/a maestro/a, el de un/a docente
frente a su alumna/o, médicos/as frente a enfermeros/as o a educadores/as
para la salud, educadores/as para la salud frente a sus educandas/os.
11
Freire nos dice que la educación es política desde un sentido mucho más
amplio, nos remarca con insistencia que LA EDUCACIÓN NO ES NEUTRA.
Las personas siempre tomamos posición. Para quienes piensan que la
persona es ser de adaptación al mundo (tomándose el mundo no sólo en
sentido natural sino estructural, histórico, cultural) su acción educativa, sus
métodos, sus objetivos estarán adecuados a esta concepción. Para quienes,
la persona es ser de la transformación del mundo, su quehacer educativo
tiene un camino diferente. Si miramos a la/el sujeto/a como una “cosa”
nuestra acción educativa se traduce en términos mecanicistas, incidiendo
cada vez en una mayor domesticación. Si la miramos como una persona,
nuestro quehacer educativo será cada vez más liberador” (Freire).
Para Freire, el poder trabaja sobre y a través de las personas. La dominación
nunca resulta completa, nos condiciona, pero no nos determina. Siempre
existen quiebres, tensiones y contradicciones donde el poder a menudo se
ejercita como una fuerza positiva en nombre de la resistencia.
El poder no se agota en aquellas esferas públicas y privadas en que operan
los gobiernos, las clases regentes y otras dominaciones. Es más ubicuo y se
expresa en una serie de espacios y esferas públicas opuestas que
tradicionalmente se han caracterizado por la ausencia de poder y por ende,
de toda forma de resistencia.
En el sentido más extendido, el término ciudadanía implica el conjunto de
condiciones que reconocen a las personas, una serie de derechos políticos y
sociales que les permiten intervenir en la política de un país determinado, o
sea ejercer una cuota del poder que ejerce. La educación implica una
construcción ciudadanía, ya que implica el reconocimiento y aprendizaje de
derechos y deberes de las/os ciudadanas/os; y la tendencia o no hacia la
valoración y transmisión de ciertos valores como democráticos, la
contribución a una sociedad de justicia, igualdad, solidaridad, tolerancia,
colaboración y participación.
En estos términos la educación contribuye a la formación de ciudadanías pasivas
o críticas. Una ciudadanía pasiva, estaría marcada por una actitud indiferente o
descom-prometida se apoya en la idea de que "las cosas son como son" y "es lo
que hay': Por lo tanto, muy poco o nada se puede hacer para cambiarlo; mientras
que una ciudadanía crítica estaría marcada fundamentalmente por la capacidad
de los sujetos individualmente y colectivamente por participar, a involucrarse, a
tomar posición. Requiere aventurarse en la práctica de entrar en debate con otras
posiciones, estar dispuestos a dialogar e intercambiar puntos de vista,
argumentar, buscar alternativas y trabajar colectivamente para soñar, construir y
transformar la realidad ya sea integrándose a partidos políticos o a
organizaciones que la sociedad civil.
Para ampliar ver: https://www.youtube.com/watch?v=qdJWt3khvJ0

Anclándonos en el campo de la Educación para la Salud: la actual lucha por


el derecho al aborto legal, gratuito y seguro vivenciado en nuestro país; la
prohibición de consumo de cigarrillos en los espacios de uso público, la
luchas por políticas de erradicación de la violencia de género, la preferencia al
otorgamiento de empleo a los varones antes qué a las mujeres ante igualdad
de condiciones de formación , la ley de inclusión de trabajadoras/es con
12
discapacidades, el planeamiento urbano con accesibilidad arquitectónica, el
lugar en el aula que se le asigna a un/a niño/a con discapacidad, servirle un
plato de comida más abundante al varon que a la mujer, la reproducción de
estereotipos de género, clase y etnia.

La educación es un fenómeno ético y estético.

Freire nos menciona


que la educación tiene
que ver con lo ético y lo
estético, y esto a veces
presenta dificultades
para comprenderse ¿a
qué nos referimos
cuando hablamos de lo
ético y lo estético?
El término ética proviene
de la palabra griega ethos, que originariamente significaba «morada», «lugar
donde se vive» y que terminó por señalar el «carácter» o el «modo de ser»
peculiar y adquirido de alguien. La ética es una rama de la filosofía que
estudia la conducta humana, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo y
aunque es diferente a la moral, la asociamos a ella como si fueran sinónimos.
La moral se basa en la obediencia a las normas, las costumbres y preceptos
o mandamientos culturales, jerárquicos o religiosos.
La palabra estética deriva del latín moderno aestheticus, y éste del griego
aisthētikó que significa “percepción o sensibilidad” a través de los sentidos,
posee diferentes acepciones, pero siempre está vinculado a lo bello.
El campo de la ética, junto con la estética, se refieren a cuestiones de valor, lo
axiológico y busca definir conceptos como el bien y el mal, la virtud y el vicio,
la justicia y el crimen.
Para Freire la educación como parte de la cultura es profundamente
axiológica, es el instrumento por excelencia tanto para la opresión como para
la liberación de los hombres. Plantea la educación como praxis, reflexión y
acción del hombre sobre el mundo para intervenirlo, y el acto educativo como
la búsqueda permanente de la libertad de pensar, de ser, y de hacer; es decir,
se trata de una formación para concienciar, para emancipar, para humanizar,
para liberarnos de todo aquello que impide la presencia humana en el mundo
como un acto original y singular.
Para este autor si la educación no tiende a la liberación, no es educación,
podría ser instrucción, información, adiestramiento, pero no educación.
Considera que la educación tiene como fin la hominización/humanización
del/a ser humano/a y ésta implica la “tensión radical y profunda entre el bien y
el mal, entre la dignidad y la indignidad, entre la decencia y la indecencia,
entre lo bonito y lo feo del mundo” (Freire).
13
Par ampliar ver: https://www.youtube.com/watch?v=-TmBRbSuUao

Anclándonos en el campo de la Educación para la Salud: la educación sexual


a todas las personas de todas las edades; la educación para la ciudadanía y
participación social, la urbanización de condiciones dignas (accesos,
servicios, equipamiento comunitario, etc.), la promoción de la igualdad y el
respeto a la diversidad.

LA EDUCACIÓN
A modo de síntesis entonces podemos ir acordando que son muchas las
personas que construyen teoría que podemos citar para conceptualizar la
educación, y que la manera de entender la educación implica un
posicionamiento pedagógico, entonces en esta primera aproximación
podemos encontrar distintas acepciones:
Desde las conceptualizaciones más funcionalistas del campo de la sociología
de la educación, desde una mirada que hoy denominaríamos adultocéntrica 5
Durkheim dice:
“La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las
que todavía no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y
desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y
morales, que exigen de él la sociedad política en su conjunto y el medio
especial, al que está particularmente destinado. (…)
“La educación debe ser cosa de autoridad: Para aprender a reprimir su
egoísmo natural a subordinarse a fines más altos, a someter sus deseos al
imperio de su voluntad, a encerrarlos en los debidos límites, es preciso que el
niño ejerza sobre sí mismo una fuerte represión.” (Durkheim, 1991:94).
El surgimiento de conceptualizaciones más amplias:
“La educación es el conjunto de fenómenos a través de los cuales una
determinada sociedad produce y distribuye saberes, de los que se apropian
sus miembros, y que permiten la producción y la reproducción de esa
sociedad” (Gvirtz; 2011:6).
“Una práctica social de reproducción de los estados culturales conseguidos
por una sociedad en un momento determinado y, a la vez, supone un proceso
de producción e innovación cultural, tanto desde el plano individual como
desde el social”. (Gvirtz; 2011:7)
O conceptualizaciones radicalmente críticas, que plantean que la educación no
es sólo prácticas, sino que implica en sí misma un acto de reflexión, por ello la
denomina PRAXIS, y que aquello que no es liberador del sujeto, no es educativo.
En palabras de Freire:

5 Mirada donde el adulto siempre ha ocupado el lugar del saber; y el niño, el de la ignorancia o el del no-
saber.
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“La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el
mundo para transformarlo” (Freire; 1971:1).
La educación es un arma vital para la liberación del pueblo y la
transformación de la sociedad y por ello adquiere una connotación ideológica
y política claramente definida. Es el instrumento por excelencia tanto para la
opresión como para la liberación.

La Salud

Para poder pensar la educación para la salud, tenemos que hacer el esfuerzo
de conceptualizar educación y salud. Respecto de Educación en los párrafos
anteriores venimos comenzando esta problematización, con respecto a salud,
realizaremos a continuación un brevísimo comentario.
Entendemos que como estudiantes ya han transitado una instancia de formación
que les permite saber que existen múltiples conceptualizaciones de salud, que las
mismas han ido cambiando en el tiempo y responden a diferentes ideologías; que
van desde pensar la salud individual, colectiva; como derechos o como
mercancía; como un estado acabado o como un proceso en permanente
búsqueda de equilibrio y construcción; ligado a la calidad de vida en términos
capitalistas o ligado al buen vivir como construcción latinoamericana de búsqueda
de una mirada holística de la relación sujeto-mundo.
Retomando la estrategia de sumergirnos en la etimología para comprender
los conceptos veamos qué significa el término salud:
Salud proviene de latín salus, -utis y se define como “un estado de bienestar o
de equilibrio que puede ser visto a nivel subjetivo (un ser humano asume
como aceptable el estado general en el que se encuentra) o a nivel objetivo
(se constata la ausencia de enfermedades o de factores dañinos en el sujeto
en cuestión)”. (Wikipedia; 2020)
Conocer la etimología nos permite comprender desde qué lugar se pudo haber
confeccionado la definición de salud como “ausencia de enfermedad”. Los
aportes teóricos de las ciencias sociales y la permeabilización de las fronteras
disciplinares han problematizado este concepto y promovido la revisión de dicha
definición y una reconceptualización hacia “el completo estado de bienestar
físico, psíquico y social y no sólo la ausencia de enfermedades” (OMS; 1948).
Esta nueva manera de definir la salud, si bien dió un paso trascendental en
términos cualitativos, actualmente son muchas/os las/os autoras/es que
discuten esa definición entendiendo que la salud no es un ‘estado’, que no es
posible alcanzar el ‘completo bienestar’, que es multifacética, etc.
Recordemos que en todos los casos las definiciones tienen trasfondos
políticos, culturales, ideológicos, etc. Siempre debemos contextualizarlas.
Sin detallar aquí la evolución histórica de la conceptualización de salud
presentamos este cuadro que sintetiza la mirada que se ha tenido al respecto:
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CONCEPTO DE SALUD PERÍODO

Como mantenimiento de la vida Prehistoria y Edad Antigua

Como valor religioso Cristianismo – Edad Media –


Edad Moderna

Como lucha contra las Mundo contemporáneo


enfermedades
Equilibrio hombre – ambiente Mundo Actual

Entonces, ya a fines de siglo pasado el concepto de salud estaba fuertemente


ligado a concepciones integradoras de la sociedad y los/as seres
humanos/as, configurando el sentido actual de la salud en el mundo
occidental, de tal forma que podríamos también tomar la conceptualización de
Perea Quesada: “Conjunto de condiciones físicas, psíquicas y sociales que
permitan a la persona desarrollar y ejercer todas sus facultades en armonía y
relación con su propio entorno.”
Por último recordemos que la salud (tanto como la educación) es un derecho
humano y que está íntimamente relacionada a una diversidad de otros
derechos que se conjugan en las garantías que deben proporcionar los
Estados. Los derechos humanos son aquellos “inherentes a todos los seres
humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico,
lengua, religión o cualquier otra condición” (ONU).
La salud como derecho humano se problematizó en 2017 como «El goce del
grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos
fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología
política o condición económica o social» (Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus,
Director General de la OMS.

La Educación para la Salud es una práctica continua

En este apartado es muy importante que hagamos nuevamente el esfuerzo de


diferenciar lo que es una práctica de educación para la salud y lo que es la
conceptualización de esa práctica. Si nos referimos a las prácticas de educación
para la salud, hemos presentado que las/os seres humanas/os desde el origen
mismo de los procesos de humanización han desarrollado prácticas diversas
ligadas a ‘estar saludable’: desde aprender y enseñar modos de recolección de

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alimentos, frutos que enferman y otros que promueven alivio, rituales de
curación, cuidado de la prole, etc.
Sin embargo, cuando nos ponemos en la tarea de identificar cuándo surgen
las primeras conceptualizaciones, vemos que son numerosas las definiciones
que se han formulado acerca de la expresión de Educación para la Salud
(EpS) y que necesariamente tenemos que ubicarnos en la modernidad.
Una de las conceptualizaciones más debatidas ha sido la que formuló la OMS,
como “acción ejercida sobre el educando para un cambio de comportamiento”; la
crítica fundamental se centra en la expresión «acción ejercida», entendida ésta
como limitación del nivel de autonomía del/a alumno/a y en consecuencia,
carente de eficacia. Esta crítica responde a la noción de que cualquier objetivo de
enseñanza-aprendizaje que se alcance sin respetar la autonomía debida -al no
integrarse en la personalidad del/a alumno/a- será repetitiva, poco duradera e
ineficaz. En consecuencia, esta primera definición ha ido evolucionando y se ha
integrado en la actualidad al concepto de ‘escuela nueva’ y obteniendo
progresivamente un mayor consenso. (Perea Quesada; )
Luego muchas/os autoras/es e instituciones (entre ellas la OMS) han
construido diferentes definiciones e intenciones respecto de la acción
educativa con el fin de mantener o alcanzar una vida saludable. Recordemos
que se trata de conceptualizaciones que siempre están mediadas por
ideologías y procesos sociohistóricos. Esto último es de vital importancia para
comprender la orientación que tienen las prácticas educativas para la salud y
que responden a determinadas políticas públicas.
Los objetivos de la estrategia de ‘Salud para todos en el año 2000’: “Que todos
los habitantes de todos los países del mundo tengan el nivel de salud suficiente
para que puedan trabajar productivamente y participar activamente en la vida
social de la comunidad donde viven.” (OMS 1978)
Esta concepción permite comprender que la EpS en sus orígenes sólo estaba
al servicio de la prevención6 de enfermedades. Esta modalidad de
intervención se ha centrado en la perspectiva de la salud como “ausencia de
enfermedad”, concepto descartado desde hace mucho tiempo por
comprender que la salud es un concepto utópico que nos plantea un objetivo
al cual debemos aproximarnos en la mayor medida de lo posible.
Perea Quesada (1992) nos dice que si se entiende a la educación “como un
proceso optimizador y de integración, y la salud como bienestar físico
psíquico y social, podemos definir de forma provisional la EpS como «un
proceso de educación permanente que se inicia en los primeros años de la
infancia orientado hacia el conocimiento de sí mismo en todas sus
dimensiones tanto individuales como sociales, y también del ambiente que le
rodea en su doble dimensión, ecológica y social, con objeto de poder tener
una vida sana y participar en la salud colectiva.

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Prevención primaria: disminución de factores de riesgo o aumento de factores de protección; prevención secundaria:
detección temprana de problemas de salud y facilitar cambios de conducta; prevención terciaria: recuperación de la
salud y evitar recaídas y prevención cuaternaria: rehabilitación y reincorporación a la vida cotidiana.
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Estos atributos de la EpS se hallan muy en sintonía con algunos conceptos
que se han presentado, tales como: la educación es un proceso continuo y
persigue lograr una condiciones y oportunidades de vida saludables.
Según Costa y López, los objetivos de la EpS se orientan a que los/as
individuos/as se capaciten para: a) definir sus propios problemas y necesidades;
b) comprender lo que pueden hacer sobre esos problemas con sus propios
recursos y apoyos externos, y c) promover las acciones adecuadas para
fomentar una vida sana y el bienestar de la comunidad (Costa M y López E.;
en Merchán Felipe, M.N.). Sin pretender que los objetivos de estos autores
sean los definitivos, podemos tomarlos como orientadores de las discusiones
que esperamos llevar adelante en este cursado.
Si tenemos presentes los objetivos de estas/os y múltiples autores/as sobre la
acción de la EpS que centra su propósito en la salud ¿será posible afirmar
que la educación siempre es para la salud? Veamos qué nos dicen algunas
personas que están problematizando esto:
“(…) su principal finalidad no está en evitar la enfermedad, sino en promover
estilos de vida saludables; tiene un sentido positivo de ayuda y potencia a la
persona para la participación y gestión de su propia salud y poder
desarrollarse en un proceso de salud integral”.
Podríamos tensionar los aportes de esta autora con las palabras de Freire
cuando nos dice: “La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del
hombre sobre el mundo para transformarlo” (Freire; 1971:1).
Una vez más nos hallamos en el campo de la educación en sí misma
contribuye al camino de aproximación a la salud, o sea que es
inherentemente a la salud (o viceversa).
Hasta aquí las primeras aproximaciones conceptuales de Educación - Salud -
Educación para la salud. Recordemos que todas son construcciones que
tomamos de manera provisoria para propiciar espacios de discusión con
ustedes. Aquí nada es definitivo. Les invitamos a discutir, disentir, enriquecer
estas ideas de manera libre y creativa.

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Es muy importante tensionar los marcos teóricos con nuestras realidades
concretas, por lo cual los invitamos a dialogar en grupo y justificar
1- ¿Puede existir una práctica educativa sin una concepción de hombre, de
educación y de sociedad?
2- ¿Por qué la educación nunca es neutral? ¿qué pasa cuando decidimos no
tomar posición, no expresarnos, allí estamos siendo neutrales? ¿es posible
no tomar posición?
3- ¿Cómo sería una educación y una escolarización que busca formar ciudadanos
críticos? ¿qué ejemplos concretos tendrían esas prácticas educativas?
4- ¿Por qué intentan presentar a la educación como un saber aséptico, neutral?
¿Por qué se instaura que la ideología y la política son “cosas malas” y
“pérdida de tiempo”?
5- ¿Qué saberes y conocimientos que aprendimos en nuestros barrios, son
descalificados y cuestionados como inapropiados por la escuela? ¿por qué
les parece esto?
6- Si dijéramos: “La educación es siempre para la salud” ¿qué opinión tienen
acerca de la afirmación? ¿qué aprendizajes -no prevencionistas- podrían
mencionar como aportes a la salud?

Bibliografía
-GVIRTZ, S. y otros. (2007) La educación ayer, hoy y mañana- El ABC de la
Pedagogía. (capítulo 1) Buenos Aires, Aique. Disponible en:
http://www.diversidadinclusiva.com/wp-content/uploads/2017/02/Libro-La-
educacion-ayer-Hoy-y-Ma%C3%B1ana-varios-autores-1.pdf
-FREIRE, P.: El grito manso. Cap. 5 Elementos de la Situación Educativa
https://drive.google.com/file/d/11GeyhUvint7-NPLVi5Fu0AJErCHjw_KF/view
- PEREA QUESADA, R. “La educación para la salud, reto de nuestro tiempo”.
Revista de la Universidad Nacional de Educación a Distancia Vol. 4 2001
http://revistas.uned.es/index.php/educacionXX1/article/view/361
- MERCHÁN FELIPE, M. N. y otros/as: “¿Qué es y qué no es la Educación para la
Salud?”; en “LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD EN EXTREMADURA Perspectivas
de Futuro y Memoria de las II Jornadas Extremeñas de Educación para la Salud. Ed.
Junta de Extremadura / Consejería de sanidad y consumo – Mérida 2004.
- Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, Alma-Atá,. Ginebra,
Organización Mundial de la Salud, 1978.

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