Principio de Unidad Del Ordenamiento Jurídico Nullum Crimen Sine Illicitus - Trujillo
Principio de Unidad Del Ordenamiento Jurídico Nullum Crimen Sine Illicitus - Trujillo
Principio de Unidad Del Ordenamiento Jurídico Nullum Crimen Sine Illicitus - Trujillo
El principio de unidad del ordenamiento jurídico establece que los imperativos y los
permisos forman parte de un «todo unitario[1]», luego la conducta debe ser analizada de
manera sucesiva por las dimensiones que integran esa totalidad, para después poder
determinar el carácter lícito o ilícito del hecho que producirá efectos en todo el
ordenamiento por tratarse de una «unidad jurídica».
En efecto, la tipicidad es apenas un indicio de ilicitud [ratio cognoscendi] que como tal
requiere de la antijuridicidad para confirmarla o descartarla toda vez que éste nivel
analítico constituye indicio, nexo y conclusión de ilicitud [ratio essendi]; por ese motivo
la totalidad del ordenamiento jurídico necesita inicialmente verificar la tipicidad del
comportamiento en el orden normativo y posteriormente examinar la antijuridicidad de
la conducta típica en el orden permisivo.
Una vez culminado el análisis progresivo del comportamiento en los planos sucesivos
de tipicidad y antijuridicidad recién puede establecerse en forma
categórica licitud o ilicitud del hecho. Luego, la conclusión de conformidad o
contrariedad del hecho en una rama del ordenamiento produce efectos en los demás
ámbitos del derecho positivo, ciertamente, la conducta típica justificada en materia penal
también lo estará en materia civil, administrativa, laboral, tributaria, etc. puesto que la
antijuridicidad no es una particularidad exclusiva del ámbito penal, sino una
característica general de todo el ordenamiento jurídico.
Ahora bien, al margen de las buenas razones que brinda la Teoría General del Derecho
para exigir que el principio de unidad del ordenamiento jurídico constituya una
propiedad realizable por los operadores del sistema jurídico, es legítimo contar con una
base normativa que permita configurar este principio para su aplicación práctica en el
plano de la antijuridicidad.
3
La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las normas de
inferior jerarquía, y así sucesivamente.
El mandato constitucional reconoce que la Carta Magna, la ley y las normas de inferior
rango son partes de un todo jerarquizado, significa esto que integran un orden unitario
de naturaleza jurídica que exige características esenciales como prevalencia y
armoníantre sus diversos componentes precisamente por formar parte de la unidad [4] del
ordenamiento jurídico.
A manera de casuística sobre las implicancias del principio de unidad del ordenamiento
jurídico véase la siguiente imputación: el 1 de enero del 2015 a las 06:00 horas el
agraviado ingresó al bar La Vecindad para comprar una cerveza, en eso el imputado lo
insultó, lo amenazó de muerte y le propinó golpes de puño en el ojo y la nariz causando
lesiones que requirieron 15 días de incapacidad médico legal, previstas en el artículo 122
del CP.
En juicio nunca se evidenciaron las ofensas verbales, menos que la agresión se haya
suscitado al interior del local por obra del acusado, al contrario se visualizó que al
momento de salir del bar la víctima se detuvo súbitamente en el umbral de la puerta,
volteó y lanzo un golpe desatando una gresca con el imputado, efectivamente fue en los
exteriores del bar y de manera posterior a los diversos ataques desencadenados por el
agraviado que el imputado repelió los mismos con un golpe en el rostro de la víctima
que indudablemente lesionó el ojo y la nariz, resultando racional esta forma de contener
el ataque pues físicamente el agraviado tenía mayor estatura y corpulencia que el
4
imputado quien apenas pudo contener la arremetida de la víctima sin haber provocado la
misma.
En efecto, mientras el sustrato del tipo penal brinda una aproximación inicial e
incompleta sobre la ilicitud de la conducta al realizar un juicio de normatividad [orden
imperativo] el estadio analítico de la antijuridicidad otorga una aproximación final y
completa sobre la ilicitud de la conducta típica al efectuar un juicio de juridicidad [orden
permisivo], de esta manera tipicidad y antijuridicidad analizadas en forma sucesiva e
integral permiten formular un juicio acabado[6] sobre la licitud o ilicitud del hecho.
Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que
ella no prohíbe.
Por ello mientras los tipos penales integran un sistema discontinuo de ilicitudes que
emerge y requiere que las proposiciones fácticas realicen cada uno de los elementos de
las diversas formas típicas —sometidas al tipo formal y material—, las causas de
justificación sostienen un sistema continuo de licitudes que subyace y
contextualiza[10] cada forma prohibitiva para verificar su conformidad o disconformidad
con el orden permisivo —sometida a la cláusula de licitud—.
6
«bien jurídico penal» reconocido por el derecho, la causa de permisión debe consagrar
un «interés jurídico» digno de auto protección; de manera tal que debe examinarse las
circunstancias particulares en las que el bien jurídico penal sacrificado pierda
reconocimiento jurídico penal sea por conducta humana o hecho natural y el interés
jurídico protegido goce de mayor relevancia para el derecho.
A manera de casuística se atribuyó que el 23 de junio del 2013 a las 15:00 horas el
agraviado junto a su enamorada transitaban por la calle Perú a la altura de los puestos de
los zapateros, de pronto el imputado que estaba ebrio salió de su puesto, discutió con el
perjudicado, lo golpeó en el rostro, saco un fierro con punta con el que cortó la ceja de
la víctima, para después meterse a una casa próxima donde continuo la pelea, el agente
causó lesiones con el propósito de matar a la víctima puesto que tenía una herida punzo
penetrante en el cuello que generó insuficiencia respiratoria, sin embargo, por la atención
médica inmediata el agraviado no falleció. Los hechos fueron calificados como
homicidio en grado de tentativa, previsto en el artículo 106 del CP concordado con el
dispositivo 16 del CP.
En juicio se evidenció que la víctima atacó primero al imputado con un cable de celular,
esto generó una discusión verbal entre ambos, en seguida el agraviado se retiró del puesto
del zapatero y retornó a los minutos con dos estacas con las que atacó al acusado;
efectivamente, el procesado tenía cortes en las palmas de la mano, en los dedos, en el
dorso del cuerpo que resultaban compatibles con actos de defensa y cortes en las nalgas
asimilables a conducta de escape, el charco de sangre derramado era tipo «O», la sangre
de la víctima era tipo «A» lo que termino por revelar que el imputado en todo momento
huyó de los ataques de la víctima; en consecuencia, había una agresión ilegítima contra
la vida del imputado que obligó al acusado a huir hacia el interior de una vivienda, lugar
8
donde fue perseguido por el sujeto pasivo quien se logró detener a causa de los actos
defensivos que produjeron la lesión en su cuello; por lo que, se absolvió al mismo y se
rechazó la reparación civil[11].
Es claro que en el caso no existió antijuridicidad formal pues si bien la conducta del
imputado violó la norma prohibitiva contenida en los artículos 16 y 106 del CP [orden
imperativo] el contexto en el que se produjo revela que estuvo amparada plenamente
amparada por el tipo facultativo consagrado en el artículo 20.3 del CP [orden permisivo],
a esto se suma que tampoco se presentaba antijuridicidad material dado que el conflicto
entre los bienes jurídicos de la víctima y del autor mostraban que los interés del agraviado
salud y vida habían perdido reconocimiento jurídico penal por haber promovido
injustamente una situación no amparada por el derecho, por el contrario el ordenamiento
jurídico reconoció plenamente la facultad al imputado de autotutelar su vida y salud a
través de actos defensivos que incluso pongan en riesgo la vida de la víctima; por lo que,
al inexistir antijuridicidad formal y material el comportamiento típico del procesado se
encontrada ajustado a derecho.
3. Causas de justificación
Las normas permisivas no emergen sólo del derecho positivo penal pues precisamente
por mandato del principio de unidad del ordenamiento jurídico las causas de justificación
provienen de todo el orden permisivo piénsese además de la legitima defensa, el estado
de necesidad justificante y la defensa propia o causa de pública previstos en los artículos
20.3.4 y 134.3 del CP, en los tipos permisivos de la defensa posesoria extrajudicial
normada en el dispositivo 920 del CC, el derecho de retención regulado en el enunciado
1123 del CC, el derecho del colindante a cortar ramas y raíces invasoras pautado en el
9
precepto 967 del CC, el derecho de retención anticrética establecido en el artículo 1095
del CC, etc.
Sin embargo, ¿qué hacer si la conducta proscrita jurídicamente no tiene una causa de
justificación expresamente consagrada en el orden permisivo? o peor aún ¿qué hacer si
la causa de justificación que preexistía ha sido explícitamente derogada del orden
permisivo?, ante tales situaciones ¿cabría pretender la justificación del comportamiento
vedado?
La derogación del derecho a corregir significa que no pueda configurarse esta causa
de justificación desde los artículos 423.3 del CC y 74.d del CNA, no obstante bien
puede invocarse su materialización desde el artículo 1971 del CC que ampara el
10
Por consiguiente, esta causa de justificación al ser una facultad legítima puede ser
reconducida desde la norma permisiva general constituida por el ejercicio legítimo de un
derecho previsto en el artículo 1971 del CC y en el artículo 103 de la Constitución.
En efecto, el ejercicio legítimo del derecho [genero] de corrección de los padres [especie]
no ha sido derogado en su totalidad del orden permisivo al existir normatividad
constitucional, correlativa, vigente y analógica que reconoce la validez de la causa de
justificación desde otras vertientes del orden permisivo; por lo que, vía interpretación
jurídica también puede ser invocado en la resolución de casos concretos.
Sobre esa base cabe recordar que si el tipo penal se caracteriza por ser parte de un sistema
discontinuo de ilicitudes que consagra al mismo como excepción y la causa de
justificación se caracteriza por integrar un sistema continuo de licitudes que consagra a
la misma como regla entonces las prohibiciones o mandatos se interpretan
restrictivamente sin posibilidad de integración analógica [principios de legalidad,
11
Las causas de justificación expresamente reguladas y las causas de licitud obtenidas vía
interpretación o integración analógica en buena cuenta constituyen el ejercicio legítimo
de derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico, ciertamente, el enunciado 103 de
la Constitución —en sentido contrario— consagra el principio constitucional del uso
legítimo del derecho, desarrollado legalmente por el artículo 20.8 del CP y por el
dispositivo 1971 del CC.
Así los elementos que configuran cualquier tipo permisivo son esencialmente dos de
naturaleza objetiva y uno de naturaleza subjetiva, al respecto véase:
Situación ilegitima o injusta, dado que nadie está obligado a soportar lo injusto el
primer requisito objetivo para configurar un tipo permisivo es verificar la
preexistencia de una conducta humana ilícita o un hecho de la naturaleza que generen
un contexto de peligro actual o inminente pero real, o constituyan un entorno lesivo
para el bien jurídico del agente o de terceros no determinado por estos.
debe ser amparada por el derecho sino sólo aquella que además resulte racional, es
decir, adecuada a las circunstancias concretas del suceso.
A manera de casuística sobre los componentes de toda causa permisiva véase la siguiente
imputación: el 6 de mayo del 2012 a las 13:05 horas llegaron a la casa del imputado el
agraviado y su tío con el fin de buscar al hijo del procesado a raíz de una agresión
suscitada el día anterior entre los jóvenes; el acusado salió a atenderlos, increpó la
presencia de ambos, negó el encuentro con su hijo, se suscitó una discusión y una
agresión con golpes de puño, saliendo en defensa del imputado su yerno y familiares
provistos de botellas y objetos contundentes, es así que el procesado al salir de la casa
advirtió la presencia de varias personas que acompañaban al agraviado y su tío, ante lo
cual procedió a sacar el revolver que portaba y realizó un disparo al aire, provocando la
reacción airada del grupo de personas; ante el inminente peligro que generaba el arma el
tío de la víctima comienza a forcejear con el acusado a fin de que deje el arma, exigiendo
a su sobrino que huyera del lugar, éste corre por la calle donde inicia la agresión con otro
grupo del hijo del imputado, quien salió desde el interior del inmueble corriendo en
dirección a la calle. A los pocos minutos el acusado logra desprenderse de las personas
que lo disuadían para que dejará el arma, corre hasta por inmediaciones de la calle donde
lo intercepta un grupo de sujetos tratando de evitar que usará el arma, no obstante
procede a efectuar varios disparos impactando dos de ellos en el cuerpo del perjudicado
produciendo el primero una herida por roce en su brazo izquierdo y el segundo su muerte.
13
El hecho principal fue calificado por el Ministerio Público como homicidio previsto en
el artículo 106 del CP, por su parte la defensa postuló la concurrencia de la causa de
justificación de la legítima defensa, prevista en el artículo 20.3 del CP, en juicio se logró
establecer que:
Ante esta situación ilegítima la reacción defensiva del imputado fue realizar un
primer disparo al aire que no ahuyentó a los agresores, después un segundo disparo
contra la pared que tampoco generó efecto disuasivo, en eso la víctima decidió
enfrentar al procesado con el palo que portaba, ciertamente, golpeo el brazo del
acusado siendo que éste realizo un tercer disparo que rozó una zona no vital del
agraviado su brazo, a pesar de esto la víctima no abandonó el ataque por el contrario
empuñó el palo para seguir atacando al imputado quien tuvo que defenderse con un
cuarto disparo en zona vital que causo la muerte del agraviado; el contexto de
agresión ilegítima por sí mismo genera necesidad abstracta de defensa, luego la
progresividad de los ataques del agraviado, la secuencia de los disparos del imputado
que empiezan con un disparo al aire, avanzan hacia un disparo contra la pared, se
extienden a un disparo hacia zona no vital y terminan con un disparo en zona vital
revelan la estricta naturaleza defensiva e idoneidad de protección ante la persistencia
14
5. Conclusiones
Actualmente debe requerirse que esa ofensa o peligro del interés jurídico penal
permita optimizar el bien jurídico del autor o de un tercero, toda vez que la
justificación del hacer típico debe hallarse no sólo formalmente habilitada por una
norma permisiva sino sobre todo materialmente amparada por un bien jurídico
justificante, esto supone recomponer del contenido de la antijuridicidad material.
Las normas permisivas no emergen sólo del derecho positivo penal pues
precisamente por mandato del principio de unidad del ordenamiento jurídico las
16
[1]
(*) Abogado por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.
En ese sentido anota el profesor Eduardo Cordero Quinzacara: «La primera regla que
encontramos es el denominado principio de unidad, en cuya virtud las diversas normas
que integran el ordenamiento jurídico deben formar un todo unitario. Dicho en otros
términos, un conjunto de normas jurídicas no constituye un ordenamiento sino en la
medida que cada una de ellas forma parte de un todo mayor al cual se integran.». Los
principios y reglas que estructuran el ordenamiento jurídico chileno. Revista Ius et
Praxis v.15 n.2 Talca – 2009. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-00122009000200002
[2]
A propósito del principio de autotulea el jurista argentino Alberto M. Binder enseña:
«Todo individuo tienen derecho a defender sus bienes y su persona cuando las
autoridades públicas o el Estado en general no están en condiciones de prestar el auxilio
para que esa defensa sea efectiva. Introducción al derecho penal. Ad Hoc. Buenos Aires
2004. p. 201.
[3]
Enseña el maestro argentino Eugenio Raúl Zaffaroni: «De allí que de la legislación no
sólo se deduzcan normas prohibitivas sino también preceptos permisivos: La
interpretación no contradictoria de las primeras, a que deben responder las decisiones
jurisdiccionales, es el orden normativo; la del orden normativo con el juego armónico
de los preceptos permisivos, es el orden jurídico». Derecho Penal Parte General. EDIAR.
Buenos Aires – 2000. Tomo II. p. 561.
[4]
La Sentencia del Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional del 24 de abril del
2006 Exp. N.º 047-2004-AI/TC anota: “(…) Esta normatividad sistémica se rige bajo el
criterio de la unidad, ya que se encuentra constituida sobre la base de un escalonamiento
jerárquico, tanto en la producción como en la aplicación de sus determinaciones
coactivas…De lo dicho se concluye que la normatividad sistémica descansa en la
17
Estado, que por el contrario h sido a su vez establecido por el pueblo y está limitado a
ala función de asegurar la libertad, paz y bienestar (…)». Derecho penal parte general.
Tomo I Editorial Civitas S.A. 1997 Traducción de la segunda edición alemana. p. 567.
[14]
Promulgada el 29 de diciembre del 2015.
[15]
Aprobada el 02 de junio del 2018.
[16]
BOLDOVA PASAMAR, Miguel Ángel ¿Queda algo del derecho de corrección de los
padres a los hijos en el ámbito penal? Revista de derecho penal y criminología. Tercera
época, número 5 (2011). p. 63
[17]
ESCOBAR ROSAS, Fredy. Algunas cuestiones fundamentales sobre el deber
jurídico. Revista de derecho PUCP (52), 285-308. p. 296.
[18]
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal Parte General. Grijley
Editores. Lima – 2006. p. 533. Maurach Zipf. Ob. Cit. p. 432. DONNA. p. 89.
Al respecto el profesor Claus Roxin cita al autor Bockelmann Hirsch: «(…) Pero dicha
hipótesis no es correcta, pues según el modelo conceptual de la democracia
parlamentaria la libertad del individuo es originaria, y no concedida por el poder del
Estado, que por el contrario h sido a su vez establecido por el pueblo y está limitado a
ala función de asegurar la libertad, paz y bienestar (…)». Derecho penal parte general.
Tomo I Editorial Civitas S.A. 1997 Traducción de la segunda edición alemana. p. 567.
[19]
Expediente judicial 1453-2012-41 sobre homicidio y peligro común, condenado a
través de sentencia del 15 de febrero del 2020 por legítima defensa imperfecta y con
obligación de pagar s/ 25, 000 soles por reparación civil, y revocada por Sentencia de
Vista del 24 de julio del 2015 que dispone absolver al imputado por legítima defensa
perfecta y declarar improcedente la reparación civil, sentencia que fue objeto de recurso
de casación tanto por el ministerio público como por el actor civil finalmente declarada
inadmisible por la sala penal permanente de la corte suprema mediante auto de
calificación de casación 683-2015-Arequipa del 05 de febrero del 2016.