MARINA ABRAMOVIC Arte Conceptual, Artivismo y Performance de Los 70's

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

JUABLO

MARINA ABRAMOVIC
Arte conceptual, artivismo y performance de los 70’s

Eran los 70’s donde el capitalismo se extiende por todo el globo llevando su influencia
consumista en todos los aspectos de la vida cotidiana. Las artes en décadas recientes
habían abandonado las formas clásicas por un surgimiento de formas nuevas: la
pintura y escultura rivalizaban con collages y composiciones de imágenes cualesquiera
y objetos encontrados o de desecho. La historiadora Kathy O’Dell caracteriza al artista
de los 70’s por su d”eseo de cosificar su cuerpo de una forma tan concreta que sus
acciones ilustren la alienación del cuerpo/yo experimentado en el contexto de la guerra
de Vietnam” y de la sociedad pancapitalista de posguerra. La angustia provocada por la
guerra provocó una “hiperpercepción de la vulnerabilidad del cuerpo” del artista. Exhibir
el ser en toda su encarnación como una forma de reivindicación del sujeto. Hablar
desde el cuerpo sin poner como intermediario un lienzo. Ser brutalmente directo con lo
que se quiere comunicar desde la empatía. El cuerpo como soporte y medio artístico
donde tiene lugar el trauma social, como objeto de protesta. El cuerpo cotidiano,
deseoso, carnal, necesitado, sucio, limpio, lleno de materia: sangre, mocos, saliva,
órganos,.. Para ser artista de performance se tiene la obligación de exhibirse. El cuerpo
es el medio por el que nos materializamos seres sociales y producimos espacio social.
El cuerpo es “una entidad histórica y colectiva”. Bajo la óptica del performance, como
dice Martin Heidegger, “Cada individuo se convierte en un objeto susceptible de ser
observado en un escenario enmarcado de placer visual”.

Pero el performance es más que una imagen. Schneemann dice “No soy una mera
creadora de imágenes, sino que exploro los valores carnales de la imagen como el
material que he elegido para trabajar”. La performance como un rito místico y
trascendente. ¿Qué tan lejos se puede llevar los límites del ser en un cuerpo? ¿Qué
tan lejos se puede llevar ser un cuerpo, incluso sin manipular al cuerpo? Marina
Abramovic con sus piezas icónicas y fundacionales del performance investiga estas
respuestas. Su metodología se basa en acciones duracionales que son performances
donde una acción se desarrolla continuamente en un periodo largo de tiempo de
manera que la acción que se hace se vuelve otra cosa mediante la repetición y
transcurrir del tiempo.

En Ritmo 0, Marina invita a participar a un happening en la galería Studio Morra en


Nápoles, Italia. Una provocación a los espectadores para que dejen de serlo y se
vuelvan partícipes de una acción o práctica artística diluyendo las fronteras entre arte y
vida. Marina pretende hacer una investigación y se juega la vida en ello. La audiencia
estaba invitada a hacer lo que quisieran, usando uno de los 72 objetos que había

Dr Juan Pablo Díaz González


JUABLO

colocado Marina sobre una mesa entre los que había una navaja, un látigo, clavos,
martillo, cuchillo, sierra, bisturí, una pistola y una bala. El performance fue entonces
titulado como “Yo soy el objeto” y se anuncia que durante las 6 horas, desde las 20:00
hasta las 2:00, Marina se hace plenamente responsable de todo lo que ocurra.
Una experiencia desconcertante del cuerpo (femenino) como posesión susceptible de
convertirse en mercancía, en fetiche. Un masoquismo que está vinculado al sufrimiento
exhibicionista asociado al martirio cristiano. Marina se martirizó por su investigación
respecto a qué tan dispuesto está el espectador a agredir, desnudar y hacer daño a la
modelo, a la artista, a la obra de arte, a la mujer. “Lo personal es político”. La sociedad
es motivada en este happening a objetualizar a Marina haciendo de esta experiencia
personal para Marina y las personas que allí acudieron una investigación sobre los
impulsos del ser humano. No podríamos hacer este experimento en el aula universitaria
pero en la galería sí.

El yo existencialista de los artistas del performance de los 70’s colapsa “como resultado
de su propia excesividad histriónica”. El arte corporal o body art se vuelve violento,
excesivo, enloquecido. En los 80’s se divide entre el performance y el autorretratismo
fotográfico. El cuerpo se reconoce como un vestuario, como soporte. La identidad es
una idea fluida, un concepto líquido autoproducido. La simulación y la máscara. Soy
multitud: somos, una producción simulada de un yo superficial. Ni siquiera me
(re)conozco debajo de las capas de maquillaje.

Abramovic ha vivido en el museo por temporadas, exhibiéndose más allá de como


objeto, como sujeto generador de experiencias artísticas en instalaciones-performance.
Por ejemplo, en “el artista está presente” Marina Abramovic estuvo durante 200 días del
2010 en la sala principal del MOMA recibiendo a los visitantes que tenían la
oportunidad de sentarse frente a ella por un minuto.

Las filas eran largas, formarse desde antes del amanecer, el cansancio en las rodillas y
los pies, las largas horas. Entrar al museo, ser enumerado y esperar su lugar. Los
números avanzan y de pronto te toca pasar al frente y contemplar por un minuto frente
a frente la mirada fija en ti de Marina Abramovic: la sonrisa, las lágrimas, el milagro, la
mirada frente a ti, por un minuto tuya para que la veas. Por un momento le perteneces
para que te admire. Allí no cabe duda de que te has vuelto parte de la obra y parte del
artista. Por un instante esta pareja de observadores crean una imagen visual en el
museo y es vista por cientos, miles de personas. El artista presente es múltiple: no se
es espectador de la mirada, se es parte, se es mirada: ojo, espacio-tiempo e idea.

Dr Juan Pablo Díaz González


JUABLO

La Monalisa es verde, es pálida, sin cejas, detrás de un cristal y protecciones visibles y


casi siempre está atestada de gente. Es la representación de la idea de una mujer. En
caso de existir la modelo “monalisa”, esta mujer ahora será polvo y huesos. Marina
Abramovic lucía rojo vestido de diseñador y estaba allí presente recién bañada,
masajeada y perfumada cada mañana para ser la obra. Aún el mármol de Fideas, aún
el mármol de Bernini, a su lado es demasiado pálido. Marina allí para que su mirada y
la tuya fueran la obra presente, para que ustedes mirándose sean la obra, para que la
gente que mira a la pareja mirándose sea la obra, para que la gente que mira a la gente
que mira a la pareja mirándose sea la obra. Basta con que el artista esté presente.
¡Marina! ¿Quién es el artista? El que pasa al frente y ocupa el lugar en la silla, el
observador que lo ve. El que lo sabe y lo interpreta como arte. ¨Los artistas han
impulsado a través de sus cuerpos al resto de individuos a ser más conscientes de sí
mismos, a pensar en sí mismos como la carne del mundo, como una parte absoluta del
ámbito social que podríamos imaginar como la esfera pública. ¨Reivindicar que la
persona del artista es en realidad el arte. Reivindicar de que para percibir algo como
arte es necesario ser un poco artista: creador de significados (estéticos). Estas son las
promesas cumplidas del arte conceptual. Allí donde hay arte el artista está presente.
Donde el artista está presente hay arte.

Dr Juan Pablo Díaz González

También podría gustarte