Arrodillados Sobre Sus Promesas. Jim Goll
Arrodillados Sobre Sus Promesas. Jim Goll
Arrodillados Sobre Sus Promesas. Jim Goll
Jim W. Goll
www.editorialpeniel.com
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la versión
Reina Valera 1960.
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
Goll, Jim
Arrodillados sobre sus promesas. – 1a ed. – Buenos Aires : Peniel, 2006
ISBN 987-557-087-7
1. Vida Cristiana-Oración. I. Handley, Karin, trad. II. Título CDD 248.34
272 p. ; 21x14 cm.
BUENOS AIRES - MIAMI - SAN JOSÉ - SANTIAGO
w w w. e d i t o r i a l p e n i e l . c o m
“¡Qué excelente recurso!” Es este un llamado a la oración que comprende lo pro-
fético; un llamado a la intercesión que entiende la importancia de Israel; un lla-
mado a la súplica que comprende al Espíritu. Jim Goll es uno de los pocos líde-
res en el Cuerpo de hoy que puede escribir un libro como este, con tal pasión,
fundamento bíblico y equilibrio. Lo recomiendo especialmente.”
DR. MICHAEL L. BROWN, PRESIDENTE, BROWNSVILLE (FLA). REVIVAL
SCHOOL OF MINISTRY.
“¡Jim Goll lo ha hecho otra vez!” Pocos pueden como Jim unir el concepto y la
aplicación. Lea este libro, y sentirá que le llega al corazón.”
JACK TAYLOR, PRESIDENTE, DIMENSION MINISTRIES.
“Jim Goll es un hombre que Dios ha usado para darle a mi vida dirección y de-
finición profética. Jim vive para Dios. Ha sido utilizado para traerme sanación y
aliento, a mí personalmente y a la iglesia que lidero en Iowa.”
FRANCIS FRANGIPANE, RIVER OF LIFE MINISTRIES.
“En este intensivo estudio de la Biblia, Jim Goll revela una cantidad de modos
en que la gente oró, recibiendo respuesta. Si un método fallaba para obtener la
respuesta deseada, Dios los guiaba hacia un nuevo nivel, utilizando otra perspec-
tiva. Aprenda de los poderosos héroes de la fe –que Goll nos presenta– tanto de
la Biblia como de la historia. Esa gente que conmovía a Dios para que obrara
grandes milagros. Este libro podrá revolucionar su vida, y de seguro lo hará, en
tanto descubra y utilice usted los medios que Dios provee para responder a sus
oraciones. Si es usted ministro, maestro, líder, padre… dé a conocer esta excitan-
te revelación de orar oraciones que funcionan. Es un libro que hacía falta y lle-
ga en el momento justo, porque Dios busca y sin duda se pregunta dónde están
los intercesores (ver Isaías 59:16). Es hora de que los transformadores del mun-
do se levanten hoy, cuando las naciones avanzan en aguas inciertas. ¡Dios tiene
la respuesta!”
FREDA LINDSAY, PRESIDENTE DE LA JUNTA EMÉRITA, CHRIST FOR THE
NATIONS, INC.
“Si el Señor eternamente llamó a su casa ‘la casa de oración’, debe haber todavía
dimensiones de la oración que no hemos descubierto. Quien pudiera mostrarnos
tal revelación profunda y profética, necesitaría ser un buscador humilde, un tra-
bajador incansable, un luchador persistente. No conozco a nadie mejor para
guiarnos en este viaje, que Jim Goll.”
DR. CHÉ AHN, PASTOR PRINCIPAL, HARVEST ROCK CHURCH, PASADENA.
“No solo tiene Jim Goll un excelente ministerio profético y de oración, sino que,
además, tiene la capacidad de enseñar y equipar con excelencia al Cuerpo de
Cristo.”
JOHN ARNOTT, PASTOR PRINCIPAL, TORONTO AIRPORT CHRISTIAN FE-
LLOWSHIP.
“Tengo una prescripción médica para cada creyente que necesite vitalidad en su
vida de oración: ¡Devore este libro! Para quienes desean interceder por su fami-
lia, sus amigos y la nación, Jim Goll ofrece un plano de acción en el reino del Es-
píritu. Pone en sus manos el plan de batalla de Dios para la victoria. Jim no so-
lo nos da entendimiento de la teología de intercesión, sino que también muestra
cómo se aplican los principios en nuestra vida cotidiana. Recuerdo bien el testi-
monio de sanación de la esterilidad que describe tan vívidamente este libro, por-
que fue usado por el Señor como herramienta de misericordia en las manos del
Maestro. Como resultado, no solo tienen los Goll cuatro hijos hoy, sino que Jim
y Michal Ann han entrado en la profundidad de la oración, y pueden impartir es-
tas verdades en las vidas de los creyentes. Aliento a todos los creyentes de todas
las iglesias a permitir que el Espíritu Santo entreteja las grandes verdades conte-
nidas en Arrodillados sobre sus promesas en la trama de sus vidas.”
MAHESH CHAVDA, FUNDADOR Y PASTOR PRINCIPAL, ALL NATIONS
CHURCH, CHARLOTTE, NORTH CAROLINA.
Cult ivemos un
corazón de oración
C A P Í T U L O 1
De rodillas
“¡E
s un varón!”, declaró el doctor cuando nació nuestro
primer hijo. Era el Día del Perdón, 4 de octubre de
1983, y estábamos en el Hospital Johnson Country
Memorial de Warrensburg, Missouri, EE.UU. Comenzaba un tiempo
de nuevos comienzos con la llegada al mundo de Justin Wayne y sus
cuatro kilos y medio.
Parecía como si mi esposa y yo hubiéramos esperado una eterni-
dad para tal evento de bendición. Sangre, sudor y lágrimas. Eso era
lo que nos había costado durante nuestros primeros años de matri-
monio. Pero luego, al séptimo año las circunstancias de esterilidad en
el reino de lo natural se convirtieron en circunstancias de lo fructífe-
ro, cuando se abrió el vientre de Michal Ann.
Verá, hizo falta un milagro. No podíamos tener hijos.
¿Qué tiene que ver nuestro testimonio personal de sanación de la
esterilidad con un libro titulado Arrodillados sobre sus promesas? ¡Ab-
solutamente todo! Porque la verdadera historia de nuestra sanación
sobrenatural pinta un cuadro gráfico de los modos de Dios, al reunir
los dones reveladores del Espíritu Santo, el reino de lo profético y la
18 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Punto de partida
¡Todos empezamos por algo! Yo inicié el camino cristiano cantan-
do las canciones de la Iglesia. Antes siquiera de entrar en la escuela
primaria ya estaba cantando himnos de mi himnario Cokesbury, a
voz en cuello.
Crecí en una comunidad rural de Midwest, donde probablemente
contaban también a los gatos y perros para llegar al total de doscien-
tos cincuenta y nueve habitantes. Me criaron en la iglesia y siento co-
mo si hubiera pasado toda mi vida allí. Ayudaba que papá era tesore-
ro de la junta, que mamá era presidente de la Sociedad Femenina de
Servicio Cristiano, y que ambos limpiaban el edificio, cortaban el cés-
ped y hacían muchas otras tareas. Pasábamos tanto tiempo allí que
yo era un ratón de iglesia, parte del decorado… casi.
En mis años de crecimiento en Missouri hice todo lo que los niños
hacen en la iglesia: aviones de papel con los boletines, intentaba es-
cuchar eso que llamaban sermones mientras veía cómo los más an-
cianos se dormían, ¡y me preguntaba cómo esa cabeza podía mante-
nerse sobre un cuello tan delgado, con lo mucho que se bamboleaba!
También me gustaba cantar los himnos de la iglesia. Hoy llevo una
sudadera que dice: los hombres de verdad cantan a voz en cuello. Así
soy yo. ¡Creo que aprendí a cantar antes que a caminar! Al mirar ha-
cia atrás, a la Iglesia Metodista de Coswill, siento gratitud. En esos
años fundamentales, se echó cemento de buen cimiento en mí.
Desde entonces he aprendido que muchos de los grandes himnos
del pasado contienen maravillosos depósitos de rica historia de la
iglesia, y de entendimiento de la doctrina. Sin embargo, hay un him-
no que yo cambiaría un poquito si pudiera hacerlo. ¡Prepárese! Es
“Parado sobre las promesas”:
DE RODILLAS 19
Parado, parado,
parado sobre las promesas de Dios mi Salvador;
parado, parado,
1
estoy parado sobre las promesas de Dios.
¡Ah! Creo que sigue allí, conmigo, ¿verdad? De hecho, espero que
para cuando haya terminado de leer el libro, esté cantando conmigo.
Ahora, le diré algunos secretos de este libro, de antemano.
La acción de adorar
¿Qué es la auténtica adoración? ¿Cómo se ve? La adoración es una
acción de entregarnos a Dios de todo corazón, con todo nuestro ser:
espíritu, alma y cuerpo. Hay doce palabras en hebreo y griego en la
Biblia, que se traducen como adoración. Las cuatro palabras hebreas,
y en especial la primaria, shachah, significan “deprimir, postrar –en
homenaje a la realeza o a Dios– hacer reverencia, inclinarse, caer –de
bruces– buscar en humildad, obedecer, dar reverencia, hacer inclinar,
3
adorar”. En griego, una de las palabras para adoración es proskuneo,
que significa besar –como el perro lame la mano de su amo– postrar-
4
se rindiendo homenaje; hacer reverencia, adorar.
La primera mención de la palabra adoración se encuentra en Gé-
nesis 22, luego de que el Señor le indica a Abraham que ofrezca en
sacrificio a su hijo Isaac ante Él en el Monte Moriah. Abraham se le-
vantó temprano a la mañana siguiente, ensilló su burro y salió en
obediencia para presentar a su hijo ante Dios. Luego de viajar duran-
te tres días los ojos de Abraham se posaron en el sitio del sacrificio.
Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí
con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y
adoraremos, y volveremos a vosotros.
Génesis 22:5 (palabra resaltada por el autor)
24 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
¡Oh, si hoy tuviéramos resultados como esos! ¿Lo notó? Vea una
vez más. La versión Reina Valera Antigua traduce el versículo 25 co-
mo sigue: “Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme”.
Sí, consiguió lo que buscaba. Pero también, primero se llegó en ado-
ración.
¿Es que Jesús merece menos que eso?
3. Construir la muralla
Ahora, seremos albañiles. No hablo de unirnos a un gremio ni a una
falsa organización que intenta sustituir a la Iglesia viva de Jesucristo.
28 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
4. ESTAR En la brecha
Hasta ahora hemos visto que nuestro llamado al sumo sacerdocio
de intercesión implica ser secretarios de Dios –para recordarle a Él su
Palabra– tomar la causa de la justicia –en audiencia con el Juez– y
construir las murallas –para que el enemigo no entre–. Pero si este es
el caso, ¿qué significa estar en la brecha? ¿No es esto lo mismo que
construir la muralla?
Echemos un vistazo a Ezequiel para encontrar la respuesta:
Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se
pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, pa-
ra que yo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto, derra-
mé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí;
hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice
Jehová el Señor (Ezequiel 22:30-31).
Vigilantes de adoración
El Espíritu Santo busca intercesores que adoren y adoradores que
intercedan. Estas dos “gracias” se fusionan en la vestidura sin costu-
ras del real sacerdocio. Debemos aprender ambos aspectos para po-
der ser victoriosos.
En enero de 1998 fui bendecido con la posibilidad de participar en
un tur de oración en Israel, junto a Don Finto y su ministerio Caleb
Company, en cuya junta sirvo. Don es ex pastor principal de la Igle-
sia Belmont, una iglesia de tres mil quinientos miembros, basada en
células, en el corazón de Nashville, donde actualmente tenemos la
base de nuestro ministerio. El equipo de liderazgo de Caleb Com-
pany fue a Israel para orar y reunirse con los líderes mesiánicos de la
iglesia local que está surgiendo allí. Como hace la mayoría, visitamos
sitios históricos y nos detuvimos para orar en diferentes lugares.
Uno de los lugares donde estuvimos con nuestro tur de oración
fue el arroyo junto al manantial de Harod, donde el Señor reunió a
los treinta y dos mil guerreros reunidos por Gedeón y eligió a solo
DE RODILLAS 31
trescientos para pelear contra los madianitas (ver Jueces 7:2-8). Sen-
tía yo gran excitación, porque la vida de Gedeón es una de mis por-
ciones favoritas en la Biblia. Siento una relación con él y con su ne-
cesidad de verse como lo veía Dios, un “valiente guerrero” (Jueces
6:12). Como Gedeón, muchas veces he sentido que mi cabeza daba
vueltas y me preguntaba a quién le hablaba el Señor cuando me lla-
maba –como lo llama a usted– a ser uno de sus valientes guerreros.
Fuimos ocho los que reconstruimos la selección de los hombres de
Gedeón. Nos arrodillamos junto al arroyo –usamos solo una rodilla–
y bebimos agua como lo hacen los perros. ¡Fue algo increíble!
¿Qué buscaba el Señor ese día cuando eligió a los trescientos sol-
dados para que pelearan contra su formidable enemigo? Buscaba cen-
tinelas, vigilantes adoradores. Instruyó a Gedeón para que aceptara
solo a aquellos que bebieran agua “como lame el perro” (Jueces 7:5).
¿Alguna vez ha observado a un perro cuando come o lame el agua pa-
ra beber? Con un ojo mira la comida, o el agua, y con el otro cuida
que nadie se acerque. Nueve mil setecientos hombres entre los que
quedaban se arrodillaron para beber. Lo único que podían ver era su
propio reflejo en el agua. Pero hubo trescientos soldados que hinca-
ron solo una rodilla, símbolo de reconocimiento y adoración a su rey.
Lamían el agua en el hueco de su mano, en tanto observaban qué su-
cedía a su alrededor: la imagen profética de vigilantes adoradores.
Hoy el Señor busca lo mismo. Busca a quienes hincan una rodilla
en tanto observan y oran, que reconozcan que Dios es la fortaleza en
sus vidas. Son vigilantes intercesores que se arrodillan sobre las pro-
mesas de protección contra el ataque enemigo.
Arrodillado, arrodillado…
En tiempos de alabanza y adoración colectiva mi esposa y yo sole-
mos avanzar cantando lo que llamamos “cántico profético del Señor”
–ver Sofonías 3:17; Hebreos 2:12–. Ambos tenemos una larga histo-
ria personal de ministerio por y para el Señor con cánticos, y siem-
pre ha sido una de las cosas que más nos deleitan como matrimonio.
Por momentos nos lanzamos sin saber hacia dónde vamos, confian-
do en que el viento de Dios y el Espíritu Santo nos dirijan en cuan-
to a las palabras, la melodía y el resultado final. A veces cantamos lo
que desborda de nuestro corazón. Y en otras ocasiones tomamos un
32 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• En sus momentos de silencio ante el Señor incorpore la adoración
antes de proceder a las oraciones de petición.
• Intente ponerse de rodillas en dependencia, humildad, quebranto
y adoración ante el Señor.
• En su grupo de oración pídale al Señor que eche los principios
fundamentales como cimiento de las cuatro tareas específicas de
un intercesor:
Recordarle a Dios su Palabra.
Tomar la causa de justicia ante Dios en representación de otro.
Construir las murallas para mantener al enemigo afuera.
Demorar la ira de Dios.
• Aliente el cántico profético espontáneo del Señor en su vida per-
sonal, en su grupo o iglesia.
34 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
• Únase a mí en pedirle al Señor que nos unja para ser sus guerre-
ros de terciopelo, los que avanzan en unidad y que quiebran, de
rodillas, con resolución en sus corazones para tomar territorio pa-
ra el Rey.
Lectura recomendada
Love on Its Knees [Amor de rodillas], por Dick Eastman (Chosen, 1989). No
disponible en español.
Prayer: Finding the Heart’s True Home, [Oración: encontrando el verdadero hogar
del corazón], por Richard J. Foster (HarperSanFrancisco, 1992). No disponible
en español.
C A P Í T U L O 2
Dando a luz a
una promesa:
nuestro viaje personal
La trama se engrosa
¿Chicas? Claro, por supuesto, mantenía los ojos abiertos. Pero mi mi-
rada se enfocaba principalmente en Aquel que había muerto por mí, que
había resucitado de entre los muertos. Jesús era la pasión de mi vida.
Por gracia de Dios me gradué de la CMSU en 1974, con un grado
en trabajo social. Fui a trabajar durante el verano en el Hospital
Johnson County Memorial, como asistente de enfermero. Allí cono-
cí a Ann Willard.
Era una muchacha bella, alegre y amable que acababa de graduar-
se de la Escuela Secundaria Warrensburg esa primavera. Las enfer-
meras intentaban juntarnos, pero yo no pensaba en eso. Después de
todo, ¡solo era una chica de dieciocho años, y yo tenía ya un título
universitario! Y, además, ella salía con un joven del seminario que
estudiaba para ser pastor. Pero sí pasábamos juntos nuestros mo-
mentos de descanso en el trabajo, estudiábamos la Biblia, orábamos
y teníamos grandes conversaciones. Mientras pasaba el verano ella
me enseñó a hacer las camas del hospital, y yo le hablaba constan-
temente sobre el poder del Espíritu Santo.
Cuando terminó el verano cada uno siguió su camino. Ella entró
en la universidad y yo entré de lleno en el ministerio del campus de
38 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Promesa en la noche
Al cumplirse el primer año de nuestro matrimonio Ann se graduó
en la CMSU, en desarrollo infantil. Yo ya trabajaba tiempo completo
DANDO A LUZ A UNA PROMESA 39
Así, con nuevo y santo coraje, y armados con nueva fe, seguimos
en nuestra batalla por creer lo imposible y pelear para que nuestro
sueño se hiciera realidad.
En el verano de 1982 parecía que habíamos logrado nuestro tan
anhelado objetivo. Había señales que parecían indicar que Ann esta-
ba encinta. Pero justamente entonces, la tragedia golpeó a su familia.
Su querida madre y mejor amiga, Dorris, enfermó gravemente, y ade-
más Ann comenzó a tener problemas. Debió pasar las siguientes cua-
tro semanas en cama o en el sofá. Nuestro especialista estaba de va-
caciones. A su regreso corrimos a verlo en su clínica, para encontrar
que quizá sí, o quizá no, había estado encinta. Había, sí, pequeña evi-
dencia en el útero, pero eso era todo, así que había que hacer una di-
latación y raspaje. La tristeza invadió nuestros corazones una vez
más, al regresar a casa con las manos vacías.
Permítame que Michal Ann –como la llamo hoy– le cuente qué
pensaba en esos días:
Agotamos todas las opciones que se presentaban, bus-
cando una respuesta para nuestra situación tan comple-
ja. Más que ninguna otra cosa, orábamos. Le pedíamos
a Dios, y volvíamos a pedir; luego reprendimos nuestra
44 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Un toque de Dios
Después de servir durante ocho años como ministro del campus de la
Central Missouri State University, asumí como pastor principal de nues-
tra pequeña congregación Harvest Fellowship Church. Una noche de
noviembre de 1982 tuvimos el place de recibir la visita del evangelista
sanador Mahesh Chavda, que ofició de ministro en nuestra iglesia. Ha-
bía conocido a Mahesh unos años antes y nos habíamos hecho amigos.
Él también había orado dos veces por Michal Ann y por mí, por la sa-
nación de la esterilidad. Era especialmente sensible al Espíritu Santo y
a menudo era utilizado en los dones de sanación y los milagros. Cada
año hacía ayuno y oración durante dos períodos de cuarenta y dos días,
y como resultado había visto a Jesús hacer cosas grandiosas e inusuales.
DANDO A LUZ A UNA PROMESA 45
De la maldición a la bendición
Quizá le haya confundido llamando a mi esposa “Ann” primero y
48 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
El espíritu de oración
Durante todo este viaje en montaña rusa, y en medio de las tribu-
laciones, se nos impartió algo a Michal Ann y a mí. El espíritu de
oración y el poder del esfuerzo –recuerde el glosario en el final de
este libro– entraron en nuestras almas. Sé con certeza que Dios es
fiel y que Él responde a nuestra oración. Tengo la maravillosa opor-
tunidad de ver milagros frente a mis ojos, todos los días. ¡Nadie pue-
de quitarme eso! Nuestro Padre Dios es fiel y responde a nuestras
oraciones.
¿Entiende usted ahora por qué quiero contagiarle esta enfermedad
santa, esperando que jamás se cure de ella? Quiero ver al ejército de
terciopelo de Dios, levantado. Recuerde que la adoración precede a la
petición. La tarea de intercesión implica ser secretario, recordarle a
Dios su Palabra, tomar el caso de la justicia en la audiencia de la cor-
te, construir las murallas para alejar al enemigo y pararse en la bre-
cha con un grito que pide misericordia, ¡misericordia, misericordia!
Nunca es tiempo de claudicar ni de ceder un centímetro ante el
diablo. El Espíritu de Dios obra en y a través de nosotros “el querer
como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). No se trata de
nosotros. Se trata de Él en este camino de aprendizaje para cultivar
un corazón de oración sacerdotal.
Aplicaciones prácticas:
¡hagámoslo realidad!
• Siga buscando que el Señor abra el camino para sanaciones sobre-
naturales, incluso en su propia esterilidad.
• Pídale al Señor que active sueños mientras usted duerme, para po-
der recibir de Él.
• Invite a la presencia del Espíritu Santo ahora, donde esté, y dis-
frútelo.
• Lea Lamentaciones 3 y Salmos como el 13, el 22, 35, 42, 43, 55,
60 y 69, para tener idea de la oscura noche del alma y de las pro-
mesas de Dios que lo llevarán adelante en este viaje.
• Vaya a una conferencia donde se realicen sanaciones, y espere a
que Dios la toque o se mueva a través de usted.
Lecturas recomendadas
Only Love Can Make a Miracle [Solo el amor puede obrar un milagro], de Ma-
hesh Chavda (Servant, 1990). No disponible en español.
La desesperada
oración del corazón
S
iguiendo en nuestro curso hacia lograr un corazón de oración,
tengo una pregunta para usted: ¿Qué es lo que mueve la mano
de Dios?
Esta pregunta tan importante ha sido formulada durante los siglos,
con diversas respuestas. Piénselo. Seguramente hay muchas respues-
tas correctas, y la fe es una de ellas. Pureza, compasión e integridad
serían también buenas respuestas a esta pregunta sencilla pero pro-
funda. Permítame, sin embargo, apuntar durante un momento a una
cualidad estratégica que busca el Señor: el deseo.
El diccionario define la palabra deseo como “anhelo, apetito, pe-
dido, lo que se busque o anhele”. La tan a menudo citada enseñanza
de Jesús sobre la fe dice: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis
orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:24, énfasis
agregado por el autor).
¿Qué es lo que anhela usted? ¿Cuál es su pasión? ¿Qué es lo que
quiere tanto que casi no puede vivir sin ello? Santiago 4:2 nos di-
ce: “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís”. Este versículo podría
52 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
3. Puede ser un don especial de Dios que nos otorga poder para
el preciso momento en que Él desea usarnos en la oración.
4. Suele surgir de una nueva visión de una necesidad, cuando se
nos abren los ojos.
5. Puede crecer en nuestra vida, de la convicción creciente de la ur-
gencia de dicha necesidad y la voluntad de Dios de satisfacerla.
6. Crece a medida que nos entregamos a la intercesión.
7. Revitaliza y refuerza nuestra fe.
Lázaro tenía una relación única con el Hijo de Dios: eran amigos.
Pintemos la escena de este encuentro.
Jesús estaba con sus discípulos, probablemente del otro lado del
río Jordán, a cierta distancia de la ciudad de Betania, donde había en-
fermado Lázaro. María y Marta, las hermanas de Lázaro, mandaron
llamar a Jesús para que se apurara a venir en su auxilio. Pero el Se-
ñor esperó dos días antes de iniciar su viaje. ¡Los discípulos no en-
tendían! Sin embargo, Jesús había buscado al Padre, y había aprendi-
do que esta enfermedad promovería el honor y la gloria de Dios y que
el Hijo de Dios sería glorificado por medio de ella (v. 4).
Para cuando el Mesías y sus discípulos llegaron, Lázaro ya había
pasado cuatro días en la tumba. Nadie entendía qué sucedía. Pero Je-
sús tenía su propia agenda cuando llegó al pueblo ese día. Había ve-
nido a cambiar la atmósfera espiritual para cumplir con la voluntad
del Padre.
La noticia de la muerte de Lázaro se había esparcido rápidamente,
desde Betania, a unos tres kilómetros de Jerusalén. Muchos judíos
habían ido a consolar a Marta y María por la muerte de su hermano.
Las emociones estaban candentes cuando llegó finalmente Jesús, y lo
recibió la angustiada Marta.
Marta clamó:
“Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (v.
21).
Luego corrió a la casa y llamó a su hermana María, que había per-
manecido allí. Ahora, en respuesta al llamado de Marta ella también
salió corriendo a encontrarse con Jesús, y los judíos que estaban allí
consolándola, la siguieron. Todos estaban consternados. La atmósfe-
ra era de descreimiento y angustia. La batalla espiritual parecía estar
en su punto álgido.
Al encontrar a Jesús María se echó a sus pies:
“Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano” (v.
32).
¿Puede oír sus desesperados sollozos?
Veamos qué sucedió entonces: Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llo-
rando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo:
66 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Invitación
¿Qué significa todo esto, entonces? Simplemente que tenemos una
invitación a entrar en la intercesión de Cristo que va más allá de nues-
tro limitado conocimiento. De ninguna manera puede compararse
68 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• La vida en desesperación enciende oraciones desesperadas. Pída-
le al Señor que le dé un corazón de desesperación, de hambre y
quebranto en su vida ante Jesús.
• ¿Qué significa estar quebrantado ante Dios? Pídale al Señor que
comience a efectuar la obra de la cruz en su vida, para que sea
usted una vasija de barro, quebrantada ante Él.
• La intimidad con el Padre es un ingrediente esencial en sus ora-
ciones de fervor. Cultive la intimidad en su desesperación. Pída-
le al Señor que ablande su corazón.
LA DESESPERADA ORACIÓN DEL CORAZÓN 69
Lecturas recomendadas
Con lágrimas en los ojos, por Stephen Hill (Peniel, 1996).
The Power of Brokenness, [El poder del quebrantamiento] por Don Nori (Destiny
Image, 1992). No disponible en español.
C A P Í T U L O 4
Labor:
la oración que resulta en nacimiento
M
ientras Michal Ann daba a luz a nuestro tercer hijo, Tyler
Hamilton, comprendí de manera gráfica lo que es la labor
real, el trabajo de parto.
¿Recuerda su conversación con el Señor en el otoño de 1981? Ella
había dicho: “No me gustará, pero te cedo mi derecho a tener hijos”.
La voz de Dios le contestó instantáneamente dentro de su ser: Apre-
cio tu actitud, pero no te estoy pidiendo esto. Te digo que debes pe-
lear por tus hijos. El Señor se refería, claro, a nuestros hijos natura-
les. Sin embargo, estas lecciones se aplican también –como hemos
aprendido– a los hijos espirituales y al nacimiento de las promesas de
Dios.
Las palabras del Señor en ese día estratégico han marcado la vida
de Michal Ann y la mía para siempre. Sí peleamos por nuestros hi-
jos naturales, y seguimos haciéndolo. El 7 de julio de 1988, en la sa-
la de partos, enfrentamos otra importante lección sobre lo que sig-
nifica pelear por nuestros hijos. No pretendo ofender a nadie, pero
¿podré ser un tanto más gráfico para explicarlo? El parto había ido
bien hasta entonces. Faltaba un centímetro de dilatación para que el
72 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Mateo 11:12 lo dice así: “…el reino de los cielos sufre violencia, y los
violentos lo arrebatan”. Intenso ¿verdad? Este tipo de entendimiento,
de experiencia, parece superado por nuestro acercamiento “tipo co-
mida rápida” a Dios en el cristianismo de hoy. Espero, sin embargo.
Porque esto, también, ha de cambiar.
Sí, Roberts peleaba por las almas. ¿No debiéramos hacer lo mismo
nosotros?
¡Atrápame!
Michael Sullivant, uno de los pastores de la Metro Christian Fe-
llowship de Kansas City, Missouri, suele relatar un sueño que el Señor
le dio con la imagen de la oración perseverante, de lucha. Vio una es-
cena en la que un padre y su hijo luchaban en el suelo. El padre podría
82 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
• Isaías 21:3: “Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angus-
tias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me
agobié oyendo, y al ver me he espantado”. Observe que el capítu-
lo entero se refiere a la labor del guardia.
• En Jeremías 30:6-7 leemos: “Inquirid ahora, y mirad si el varón
da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus
lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos
los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro
semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será li-
brado”.
• Miqueas 4:10: “Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está
de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el cam-
po, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá
Jehová de la mano de tus enemigos”.
• Miqueas 5:3: “Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que
ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se volverá con los hijos
de Israel”.
¡Oh! ¿Alguna vez ha sentido que cargaba con algo durante meses?
Muchos lo llamarían la carga del Señor. Y algunas de estas cargas pa-
recen sobrevenirnos de repente, para luego desaparecer también sú-
bitamente. Sin embargo, hay otras gracias de intercesión que van cre-
ciendo dentro de nosotros, gimiendo y retorciéndose hasta que even-
tualmente nos sentimos como mujeres en el momento de dar a luz,
o como parteras que asistimos en el alumbramiento. De una y otra
forma, surge la vida.
Que el Señor restaure en nosotros la labor nacida del Espíritu, pa-
ra que agonicemos y luchemos en oración, soportando y llevando en
oración, como herramientas para el nacimiento y nutrición de la vida.
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• ¿Qué es lo que le desespera tanto que sin ello no puede vivir?
• Debata con su grupo el significado de la labor, con fundamento
bíblico como plataforma de inicio.
• Cree una atmósfera en la que como grupo estén abiertos y vul-
nerables al Señor, y pídanle al Espíritu Santo que venga y libere
al espíritu de la labor de parto en la oración.
• Pídale a un cristiano mayor que usted que le diga qué secretos
ha aprendido respecto de cultivar un corazón para la oración.
• Escuche mi álbum de dos cintas, llamado “El Espíritu de la la-
bor” (ver página 272).
Lecturas recomendadas
Mighty, Prevailing Prayer, [Oración poderosa que prevalece] por Wesley Duewel
(Francis Asbury/Zondervan, 1990). No disponible en español.
Cult
ivemos un corazón
para lo profét
ico
C A P Í T U L O 5
Se busca
una generación de profetas
Un pueblo profético
Los dones de revelación de Dios, estoy convencido, son para mu-
chos y no para pocos. El Señor busca una generación entera de per-
sonas apasionadas –¡la Iglesia!– que desee caminar en el espíritu de
sabiduría y revelación en conocimiento del Señor Jesucristo.
¿Qué significa ser profético, o parte de una compañía de personas
proféticas? Dios quiere que cada uno de nosotros permanezca tan
cerca de su corazón, como para poder hablar palabra relevante de Él
de manera contemporánea, en diferentes escalones de la sociedad.
Somos llamados no solo a hablar en las reuniones de la iglesia, con
palabra de profecía, sino a ser cambiadores del mundo, hacedores de
la historia, constructores del Reino, tomando los dones de relevación
–la presencia profética del Espíritu Santo– y llevándolos a las esferas
de influencia que el Señor nos presenta.
Así que, no reciba solo la palabra, ¡sino conviértase en la palabra de
Dios, para su gloria! Sea una señal contemporánea de Dios que haga
que las personas se pregunten qué es lo que sucede. Haga que vean su
vida y digan: “¡Dios debe estar vivo y coleando en el planeta Tierra!”
Michal Ann y yo usamos una afirmación de misión sencilla para
nuestro ministerio, Ministry to the Nations: “Equipar a la Iglesia y
expandir el Reino”. Es porque hay tres esferas principales en las que
hemos de liberar la vida de revelación que nos da el Espíritu Santo.
Una es el área de las reuniones de iglesia –grandes o pequeñas– las
reuniones hogareñas y de congregación, a nivel personal y colectivo.
Así equipamos a la Iglesia.
96 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Así que Moisés fue y le dijo a la gente lo que el Señor había dicho.
Reunió a los setenta ancianos y los puso alrededor del tabernáculo.
Luego el Señor bajó en la nube, tomó al Espíritu que estaba sobre
Moisés y lo puso sobre los setenta ancianos.
Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a pro-
fetizar. Pero esto no volvió a repetirse (v. 25, NVI).
SE BUSCA UNA GENERACIÓN DE PROFETAS 97
toda carne (ver Joel 2:28). El Día de Pentecostés Pedro tomó la pos-
ta de Joel y proclamó: “Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños”
(Hechos 2:17).
La promesa de la presencia de Dios ya derramada, exclamaba Pe-
dro, era para la generación de su tiempo y para todos lo que creyeran
en las generaciones por venir (v. 39). De hecho, se nos da clara indi-
cación aquí y en otros lugares, que cuanto más pase del tiempo bíbli-
co llamado “los últimos días”, tanto más se derramará la unción pro-
fética de Dios.
Esta promesa se cumplirá, creo, en nuestros días. ¡Que se levante
una generación de guerreros desesperados por el santo nombre del
Señor! Sí, sueños, visiones y profecías fluirán entre los miembros del
Cuerpo de Cristo. Veremos “prodigios arriba en el cielo, y señales aba-
jo en la tierra” (Hechos 2:19-20).
¿Puede ver usted que el espíritu profético es para muchos, y no pa-
ra unos pocos? Que el hambre de su corazón le haga clamar a Dios
diciendo: “¡Más, Señor!”
Estoy totalmente convencido de que la explosión de evangelismo
en muchas naciones hoy –la demostración del poder de Dios que ha-
ce que la gente se acerque a Jesucristo– debe fluir en Norteamérica y
en todas las naciones. En la década de 1990 hubo un resurgimiento
de poder profético. Es para muchos, para los miembros “comunes”
del Cuerpo de Cristo, y no solo para las pocas superestrellas proféti-
cas o evangelizadoras que llaman nuestra atención en los medios. El
Señor se guardará para sí a los que lo alaban y le oran con pasión,
enamorados de Él. El Salmo 110:3 los describe: “Tu pueblo se te ofre-
cerá voluntariamente en el día de tu poder”. El Salmo 102:18 declara
proféticamente que “Se escribirá esto para la generación venidera; y el
pueblo que está por nacer alabará a JAH”.
Estoy convencido de que habrá olas consecutivas del Espíritu de
Dios que seguirán bañando a la Iglesia de Cristo, para saturarla con
“espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” (Efesios
1:17). Nuestro Dios Padre no claudicará hasta que su pueblo esté lle-
no de la revelación del amor de su querido Hijo. ¿Le suena atractivo
esto? ¡Claro que lo es! Y es para usted. Únase a los miles y miles de
personas en todo el mundo que hoy claman: “¡Más, Señor!”
100 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Oh, Tyler, no los podrás ver ahora –dije– solo se abren cuando ha-
ce falta.
Los creyentes necesitamos que los ojos de nuestros corazones se
abran ¡en todo momento! Oremos, entonces, en el nombre del Señor,
para que estén abiertos. Llamemos al Espíritu de la revelación del
glorioso Señor Jesucristo en nuestra vida, como lo he hecho durante
años. Que cada uno de nosotros sea un niño y crea simplemente en
que tenemos un par de ojos más.
¡Estas palabras están llenas de vida! Vea aquí las tres llaves: escu-
char, observar, esperar. Para los cristianos contemporáneos estas pala-
bras representan formas de arte casi perdidas desde los tiempos de la
primera Iglesia. Pero vea las promesas para los que se comprometan
en estas actividades aparentemente pasivas. Son acciones, parece, que
Dios utiliza para dirigirnos hacia la vida de Él. Y las promesas son:
1. Bendición sobrenatural.
2. Encontrar la vida.
3. Obtener favor del Señor.
104 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• Como indica 1 Corintios 14:1, busque el don profético en nom-
bre de Jesús.
• Investigue las Escrituras en cuanto a las visiones. Pídale al Señor
que se las muestre.
SE BUSCA UNA GENERACIÓN DE PROFETAS 107
Lecturas recomendadas
User-Friendly Prophecy, de Larry Randolph (Destiny Image, 1998). No
disponible en español.
Developing Your Prophetic Gifting, por Graham Cooke (Sovereign World, 1994).
No disponible en español.
C A P Í T U L O 6
La t area de la
intercesión profética
“L
a gran serpiente está enroscada alrededor del globo.
25
¿Quién nos librará de ella?” Este mensaje pertenece al
“príncipe de los predicadores”, Charles Spurgeon.
Si la serpiente tenía poder en la época de Spurgeon ¿qué hemos de
decir de nuestros días? ¿Es la fuerza del enemigo la razón por la que
ha de surgir una nueva raza de intercesores humildes y quebrantados,
pero feroces y radicales? Recuerde el Salmo 24:1: “De Jehová es la tie-
rra y su plenitud”. Estamos viendo la fusión entre la tarea del sacer-
dote y el profeta. Después de años de observar la destrucción causa-
da por la serpiente, es hora de que avance una compañía de interce-
sores proféticos ungidos, aferrados a las promesas de Dios para nues-
tra generación.
único que se nos dice es que esta mujer, viuda desde hacía 84 años,
dedicó el resto de su vida extravagantemente al ministerio de la ora-
ción y el ayuno; esperaba en el Templo a que llegara el Mesías:
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la
tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido
con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda
hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo,
sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones (Lucas
2:36-37).
Un ejemplo
Un amigo mío, Norm Stone, era pastor de las Asambleas de
Dios en Appleton City, Wisconsin. El 7 de noviembre de 1983
asistía a una conferencia en la que se emitía un llamado a quienes
tenían corazones fríos y mayor necesidad del Señor. Norm se en-
contraba al frente, le pedía a Dios misericordia y un cambio en su
corazón.
Y entonces sucedió. En su corazón oyó la voz del Espíritu Santo.
El efecto fue impactante. Las palabras retaron y cambiaron al corazón
de Norm y, como resultado, su vida y ministerio cambiaron de mane-
ra espectacular.
LA TAREA DE LA INTERCESIÓN PROFÉTICA 115
“Respirar juntos”
Tenemos el privilegio de entrar en la intercesión de Cristo entre-
gándonos a él para que pueda obrar en su ministerio sacerdotal ante
el Padre. En oración somos obreros con Cristo ¡e integramos una so-
ciedad con el Creador del universo!
La carga de la intercesión profética comienza como una llama y
crece hasta ser un fuego que nos consume a medida que aumenta la
revelación de los propósitos de Dios para nuestra generación. Puede
iniciarse como convicción interna de su voluntad, un repentino des-
pertar a su cercanía, la revelación de una situación dispara una res-
puesta en el espíritu profético.
Toda intercesión profética acarrea el sentimiento de que algo lu-
cha por nacer. El corazón del intercesor es el vientre en el que pu-
jan por salir los propósitos proféticos de Dios. En este lugar se da la
lucha entre las tradiciones antiguas y las nuevas creencias. Al com-
prometernos en la actividad reveladora de oír la voz de Dios, nos
convencemos de que se acerca una revolución en la fe cristiana. El
intercesor profético conspira con Dios por la liberación de su gloria
en la Tierra.
La palabra conspirar significa, literalmente “respirar juntos”. Ex-
presa la máxima expresión de la unión íntima de dos vidas. Cuando
Dios creó al hombre usando polvo de la tierra, “sopló en su nariz
aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7). La pa-
labra hebrea traducida aquí como soplar, puede significar “respirar
con fuerza”. Con lo cual sugiere la intensidad del costo y el esfuer-
zo de dar a luz. Fue esta la ocasión en que se oyó el sonido de un
fuerte viento en el Aposento Alto cuando Dios envió su Espíritu pa-
ra que descendiera y entrara en su Iglesia recientemente creada.
LA TAREA DE LA INTERCESIÓN PROFÉTICA 117
La batalla profética
Estábamos intercediendo en comunión en la Iglesia Pentecostal
Ucraniana de Manhattan, donde mi amigo y compañero intercesor
profético Richard Glickstein era pastor. Se trataba de una reunión
congregacional del domingo por la noche, llamada “Un mismo
acuerdo”. Bajo el mandato de nuestro líder principal, Dick Sim-
mons, este grupo de intercesores proféticos clamaba a Dios una
mañana del otoño de 1987, pidiendo misericordia para nuestra
nación.
Nos habíamos reunido, provenientes de distintos puntos del país:
Richard desde Nueva York; Dick de Bellingham, Washington; el ami-
go de Richard, David Fitzpatrick, apasionado pastor de Michigan; un
querido amigo profético que me había acompañado, Kevin Nolker,
de la iglesia de Warrensburg, Missouri, donde yo había sido pastor y,
por supuesto, estaba yo también.
118 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• El señor busca una “Compañía de Anas”, que ore las promesas
proféticas del Mesías que vendrá, hasta que Él venga. ¿Cuáles
son las promesas de su venida que puede orar usted?
LA TAREA DE LA INTERCESIÓN PROFÉTICA 123
Lecturas recomendadas
Oración intercesora, por Dutch Sheets (Editorial Unilit, 1997).
Conquistemos las puertas del enemigo, por Cindy Jacobs (Caribe Betania, 1993).
C A P Í T U L O 7
Llamado a t
odos
los cent
inelas
U
n fin de semana de junio de 1991 lideraba un pequeño reti-
ro de oración en un bello lugar casi oculto del Estado de
Kansas. Nuestro programa era simple: no había horas plani-
ficadas para enseñar, sino tiempos de esperar a Dios. Todas esas pre-
ciosas horas se apartaron para la adoración, la intercesión y la refle-
xión. Había decidido que en todo este tiempo tendríamos dos o tres
personas “de guardia”. El Señor nos bendijo, derramó su dulce pre-
sencia sobre los que estábamos reunidos en su nombre.
Como el Señor me ha despertado muchas veces a las dos de la ma-
ñana para que monte guardia con Él durante una o dos horas, yo me
hice cargo de mi hora habitual durante el retiro: de 02:00 a 03:00.
Durante mi breve horario de guardia el Espíritu Santo me dio una
visión corta aunque clara de un arado, que estaba entre otros anti-
guos implementos de agricultura.
Le pregunté al Señor:
¿Qué es esto?
La voz interior del Espíritu Santo respondió:
Son herramientas antiguas.
126 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Pregunté, obviamente:
¿Qué son estas herramientas antiguas?
Otra frase me llegó inmediatamente:
La guardia del Señor. Restauraré las antiguas herramientas de la
“guardia del Señor”. Se ha usado una y otra vez, y volverá a usarse
para cambiar la expresión del cristianismo sobre la faz de la Tierra.
Estas palabras resonaron dentro de mí, dejando un depósito de fe
en mi interior. Supe que Dios restauraría la antigua “guardia del Se-
ñor” a la Iglesia de nuestros días. “Ha sido usada y volverá a usarse.”
Estas palabras resonaban dentro de mí.
Sí, la guardia del Señor es un modelo de oración básicamente ol-
vidado. Es una herramienta perdida que necesita que se limpie su
óxido y se aguce su filo. Tenemos necesidad de esta excelente herra-
mienta –¡y de todas las que podamos conseguir!– en cada congrega-
ción, en cada ciudad.
Debido a la gran falta de enseñanza en este tema, comencé a apren-
der todo lo que podía respecto de este patrón de oración. Mi fasci-
nante búsqueda me llevó a un valioso cofre del tesoro de conoci-
miento en Escrituras e historia de la iglesia. Eventualmente, la aven-
tura me llevó a los cristianos de Moravia del siglo XVIII, que funda-
ron una aldea en Sajonia –hoy una región en el este de Alemania– lla-
mada Herrnhut, que significa “guardia del Señor”. En febrero de
1993 mi esposa y yo lideramos una expedición de oración a la comu-
nidad de Herrnhut, donde tuvimos un dramático encuentro, al
llamar al espíritu de oración que había descansado sobre esos dedi-
cados cristianos de antaño.
Esos sencillos hermanos y hermanas evangélicos dedicaban a “ga-
nar para el Cordero la recompensa de su sufrimiento”, y casaban las
verdades de las misiones y la oración. Los creyentes perseguidos for-
maban guardias de oración que duraron más de cien años. Durante
la visita a un museo en Herrnhut leí lo siguiente en una carta de John
Wesley a Nicolaus Ludwig, conde de Zinzendorf, el joven noble que
les daba tierras a estos refugiados protestantes perseguidos: “¿Cuán-
do cubrirá el cristianismo la Tierra, como las aguas cubren el mar?”
Pocas personas usan hoy la expresión “la guardia del Señor”. Es co-
mo si a lo largo de las generaciones el tema se hubiera enfriado. Los
libros no suelen hablar de esta forma de oración. Y, sin embargo, la
LLAMADO A TODOS LOS CENTINELAS 127
Movimiento continuo
Hay otra razón por la que debemos estar atentos o vigilantes. En
el reino de las tinieblas y en el Reino de la luz hay movimiento con-
tinuo.
La primera mención del Espíritu Santo en la Biblia revela su natu-
raleza: “Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Géne-
sis 1:2). Dios el Espíritu Santo se ha movido desde el principio, y
nunca ha dejado de hacerlo.
Sin embargo, el diablo y sus demonios también están en continuo
movimiento. Recuerde: Jesús nos dijo que una vez que un espíritu ha
sido echado de su lugar de residencia, buscará descanso sin encon-
trarlo. Si las fuerzas demoníacas no encuentran otro lugar donde ha-
bitar, entonces intentan volver con donde hay otros de sus compañe-
ros (ver Mateo 12:43-45).
Encontramos en el Antiguo Testamento más sobre esto, en el libro
de Daniel. El emisario celestial le dijo al profeta: “¿Sabes por qué he
venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe
de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá” (Daniel
10:20). El príncipe de Persia, un poder demoníaco, ya había enfren-
tado a este mensajero angelical –ver versículo 13– y ahora el prínci-
pe de Grecia estaba por entrar a escena como principal poder del
mundo. El libro de Daniel nos abre el telón de la historia, y recibimos
una visión más amplia de la verdad sobre este movimiento entre las
LLAMADO A TODOS LOS CENTINELAS 129
Perspectiva militar
Histórica y bíblicamente, la “imaginaria”, o la “nocturna” es un
término militar utilizado para definir segmentos de tiempo durante
los cuales los centinelas vigilan para proteger a sus ciudades del pe-
ligro, alertar a los ciudadanos sobre la cercanía de enemigos, o aún
dar la bienvenida a embajadores de buena voluntad. Estos guardias
permanecían en sus lugares hasta completar su turno, para luego ser
reemplazados por otros.
Isaías nos da una visión histórica de la tarea de estos centinelas:
Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga sa-
ber lo que vea. Y vio hombres montados, jinetes de dos en
dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos; y mi-
ró más atentamente, y gritó como un león: Señor, sobre la
atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches ente-
ras sobre mi guarda; y he aquí vienen hombres montados,
130 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Esperar la luz
Es bellísima la descripción del Salmo 130:5 de otro aspecto de las
vigilias: “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he espera-
do. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más
que los vigilantes a la mañana”. Me duele el corazón cada vez que leo
este versículo; surge en mí un grito: “Sí, esperaré al Señor”.
Aquí se nos llama a una tarea más importante que solo mirar el
campamento enemigo. Se nos da una motivación divina que va más
allá de solo contar las horas que pasan. Veamos el cuadro completo;
vemos el campamento de Dios y vemos qué es lo que Él quiere hacer.
¿No es asombroso? Esperamos que aparezca el Señor y llamamos a
su presencia manifiesta. ¡Oh, la gloria de su brillante presencia!
Lecciones de Habacuc
Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el
pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de res-
ponder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió, y dijo:
Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el
que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un
tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque
tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará (Ha-
bacuc 2:1-3).
Disfrute del viaje. No tiene por qué ser algo que le pese. Es solo
una herramienta simple, que ha de agregar a su caja de herramientas.
Evitar la tentación
Jesús volvió donde estaban dormidos sus discípulos y reprendió a
Pedro y a los demás:
Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a
Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu
a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil (Mateo
26:40-41).
¡Qué bendita promesa nos es dada! Cada uno de nosotros tiene de-
bilidades, pero se nos muestra la vía de escape. Jesús exhortó a sus
discípulos a unirse en vigilia y oración para que el hombre espíritu
pudiera ser más fuerte que la debilidad de la carne. Si nosotros tam-
bién hacemos lo que Jesús aconsejó a sus discípulos, entonces ten-
dremos éxito. ¡La Palabra de Dios nos dice que no venceremos a la
tentación, pero que sí evitaremos ser tentados!
“Para que no entréis en tentación” es una gran promesa a tener en
cuenta. Que la vía de escape se haga evidente a cada uno de nosotros
en tanto hacemos lo que Jesús nos indicó: “Velad y orad”.
Pensemos también en el valor de alzar un escudo de oración en
representación de nuestros líderes espirituales y seculares. Los
140 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Vestiduras limpias
Otra promesa proviene de Apocalipsis 16:15: “He aquí, yo vengo
como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que
no ande desnudo, y vean su vergüenza”. ¡Qué ilustración tan gráfica, la
de estar desnudos y avergonzados ante nuestros pares! Por otra par-
te, prestemos atención a las promesas positivas enumeradas: libera-
ción de la vergüenza y sentimientos de culpa, y pararnos ante el Se-
ñor con vestiduras limpias. ¡Maravilloso!
¿Ve usted la correlación? La vigilia en oración puede utilizarse co-
mo el jabón del cielo para lavar nuestras vestiduras. También se liga
con la promesa de evitar la tentación. Recuerde que Jesús viene por
una esposa “que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante” (Efe-
sios 5:27). La forma intercesora de vigilia es un agente antiguo utili-
zado para limpiar al Cuerpo de Cristo de toda suciedad.
El objetivo
Anhelo el día en que el diablo esté atado y ya no sea libre de reco-
rrer esta Tierra a su antojo. Apocalipsis 20:1-2 nos describe este glo-
rioso evento:
Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abis-
mo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la
serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por
mil años.
Tengo una pregunta para usted. ¿Cuál es la cadena que usa el án-
gel para atar a la serpiente, y de dónde la obtuvo el ángel? Creo que
esta poderosa cadena es una de las armas en la guerra espiritual.
¿Será que cuando nuestras intercesiones y vigilias lleguen al Señor
Más Supremo, Él a su vez encargue a uno de sus ángeles que avance?
El ángel entonces toma la gran cadena de oración de toda la historia
de la Iglesia y con ella ata al diablo. ¡Me gusta pensar que la cadena
en la mano del ángel es la gran cadena de oración!
Como dijo Rick Joyner: “El Señor quiere que su pueblo sepa cuán-
do Él va a moverse, cuándo vendrá el juicio, y cuándo vendrá el ene-
30
migo”. ¡Oh! que sepamos pasarnos la posta en cada momento. Que
las formas sinceras, simples y poderosas de la intercesión y la vigilia
tomen su lugar. Que los centinelas aparezcan y tomen sus puestos so-
bre las murallas, que clamen a Dios día y noche. Que la antigua he-
rramienta de la vigilia del Señor, que ha sido utilizada en las genera-
ciones pasadas, sea restaurada en nuestros tiempos para ayudar a
cambiar la expresión del cristianismo.
Con una trompeta que suena fuerte, entonces, llamo a los centine-
las guardianes. Escuchemos, vigilemos y esperemos para ver qué es
lo que dice el Señor. Caminemos con otros y reconstruyamos las mu-
rallas de la salvación alrededor de nuestras ciudades. Arrodillémonos
sobre las promesas, en vigilia.
142 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• Haga un retiro de oración de fin de semana.
• Ore en el Espíritu y pídale que le muestre qué es lo que el Padre
hace ahora mismo.
• Pastores y líderes, los aliento a ustedes y a sus intercesores a po-
ner centinelas del Señor en sus ciudades o iglesias.
• Determinen horas de oración colectiva en sus iglesias.
• Oren en el lugar, con visión de otros en ubicaciones estratégicas,
para abrir paso al Rey de gloria.
• Como centinela, lleve un diario de lo que oye, siente, ve, sueña
y vive.
Lecturas recomendadas
El arte perdido de la intercesión, de Jim W. Goll (Editorial Peniel, 2005).
Recordémosle a
Dios su Palabra
S
i está usted listo para las municiones con las que cargará su
escopeta de oración, encontrará cantidad de balas en este ca-
pítulo que podrá utilizar para destruir la artillería del enemi-
go. Aunque, antes de cargar y disparar, quiero limpiar el arma pa-
ra asegurarnos de que conocemos y creemos en lo que estamos ha-
ciendo.
A lo largo de las generaciones ha surgido un pueblo que cree que
La Palabra de Dios, las Escrituras, es la verdad. Así debiera ser. Han
declarado: “Dios lo dijo. Yo lo creo. Con eso basta”.
Las Santas Escrituras son de hecho La Palabra inspirada, infalible,
de Dios. Pelearé por ello hasta lo último. La Biblia es nuestro pará-
metro de doctrina, salvación y conducta moral. Aunque hay algunos
problemas en esta afirmación simplificada.
Primero, me parece que quienes más insisten en La Biblia –al me-
nos parte del tiempo– son quienes menos viven la vida de Dios. Y lo
pienso porque falta al menos un ingrediente en su receta. Estoy con-
vencido de que hay más que “Lo dijo Dios. Lo creo. Con eso basta”.
144 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
La tarea de recordar
Vimos en el capítulo anterior que los centinelas sobre las murallas
son totalmente necesarios en la Iglesia de hoy. Pero ¿cuál es su tarea,
una vez que están sobre la muralla? Sí, son llamados a oír lo que el
Señor dice, pero ¿y después, qué? ¿Hay otras tareas para estos centi-
nelas intercesores?
¡Claro que sí! Somos llamados a la gloriosa, laboriosa –y aún mun-
dana, a veces– tarea de recordar.
Tocar madera
La cláusula de “hasta…” me recuerda una historia que leí y
también oí de quienes estaban detrás de la escena, con referencia
a la actividad que llevó a un poderoso reavivamiento en la Argen-
tina a comienzos de la década de 1950, una generación previa a la
del reavivamiento actual en ese mismo país. La historia se centra
en la vida de oración del misionero R. E. Miller. Le contaré una
33
parte.
Edward Miller, misionero de los Estados Unidos a principios de la
década de 1950, durante años había trabajado incansablemente en la
Argentina como pastor de iglesias, realizando reuniones en carpas y
evangelizando, pero con pobres resultados. Le parecía que ya lo ha-
bía intentado todo. Así que, después de probar todos los métodos,
decidió intentar con la oración.
150 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Comenzó con este nuevo curso de acción orando ocho horas al día
por el reavivamiento en su propia vida y en su comunidad de Mar del
Plata. Seguía liderando los servicios del domingo en su pequeña igle-
sia, pero pasaba la mayor parte de la semana en intercesión ante su
Dios.
Luego de seis meses de espera en Dios, estudiando las Escrituras,
ayunando y orando, el Señor finalmente le habló. Fue un mensaje
simple: “¡Continúa!”
Y eso hizo, persistentemente, como si su vida dependiera de ello.
Pasaron los meses y Miller seguía con la vigilia de ocho horas. Has-
ta que Dios volvió a hablar. Esta vez el Señor le dijo que anunciara
para esa semana continuas reuniones públicas de oración, que co-
menzarían el siguiente lunes por la noche a las 20:00, y seguirían
hasta la medianoche.
Miller discutió con el Señor, le dijo que si realizaba estas reunio-
nes de oración las únicas que asistirían serían las ancianitas, que se
sentarían a observar cómo oraba él.
Esto no pareció molestar al Señor. Parecía responder: “Lo sé”.
Así que Miller anunció que se realizaría la reunión. Y de seguro,
las únicas que asistieron fueron tres ancianas. Miller tenía razón con
respecto a su siguiente objeción también, porque las tres se sentaron
y lo observaron orar durante cuatro horas. Sin embargo, él oró.
Al terminar la reunión les preguntó si alguna de ellas había recibi-
do algo de Dios. Una de las señoras, la esposa de un cristiano rene-
gado, levantó la mano. Describió un extraño deseo de acercarse al
santuario y tocar la mesa de madera que había allí. Pero como pensó
que era una cosa sin sentido, no lo hizo.
El pastor Miller saludó a las asistentes, y cada cual fue a su casa.
La noche siguiente siguieron con la reunión de oración. Volvieron
las mismas tres ancianas, que se sentaron y miraron cómo oraba Ed-
ward Millar… sí, durante cuatro horas otra vez. Al cierre MIller pre-
guntó lo mismo y recibió idéntica respuesta. La reunión terminó y
cada cual fue a su casa.
Las siguientes dos noches también se reunieron con los mismos
resultados. La mujer del cristiano renegado decía que sentía el impul-
so de ir a golpear la mesa de madera, pero se negaba a hacerlo.
RECORDÉMOSLE A DIOS SU PALABRA 151
2. Promesas reveladoras
La segunda munición que se nos da para presentar nuestro caso
ante nuestro justo Juez, es ensayar ante el trono las promesas reve-
ladoras de nuestros días que el Espíritu Santo nos ha dicho como
personas, familias, grupos, congregaciones, ciudades, regiones o
naciones.
Anteriormente mencioné a los cesacionistas. Estos cristianos sin-
ceros no creen que Dios haya dado nuevas revelaciones desde que se
completara el canon de Las Escrituras. Aprecio este punto de vista,
pero he vivido algo totalmente distinto. Aunque estoy de acuerdo
con que ninguna de las nuevas “revelaciones” tenga parangón con las
santas e inspiradas Escrituras, sí creo que Dios sigue hablando hoy a
quienes están dispuestos a escuchar y obedecer.
Estas promesas reveladoras, oír la voz del Señor en la comunión
personal; el logos –palabra escrita– que se inspira y convierte en rhe-
ma –palabra hablada– en nuestro corazón, las visitaciones de Dios, el
lenguaje de los sueños y visiones y otros medios bíblicos, provienen
del corazón de nuestro Padre celestial, a través de la operación actual
de los dones del Espíritu Santo.
Valorar la promesa
Un pasaje de lo escrito por Pablo a Timoteo nos ayuda a entender
nuestra respuesta como creyentes ante estas promesas reveladoras:
Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que con-
forme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti,
milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y bue-
na conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a
la fe algunos (1 Timoteo 1:18-19).
El ejemplo de Daniel
Cuando Daniel entró en intercesión por la restauración de Israel
de la cautividad babilónica, no recibió esa palabra directamente.
Leía la profecía de alguien de una generación anterior, la promesa
del Señor a través de Jeremías. Encontramos esta promesa en Da-
niel 9:2:
“En el año primero de su reinado [el de Darío], yo Daniel
miré atentamente en los libros el número de los años de que
habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse
las desolaciones de Jerusalén en setenta años”.
Intervención asombrosa
¿Qué resultó del ruego tenaz y santo de Daniel? Cuando aún esta-
ba confesando los pecados, hablando y orando, el Señor envió al ar-
cángel Gabriel para otorgarle entendimiento de los caminos de Dios
(ver vv. 20-23).
La cortina entre lo temporal y lo eterno se abre en los siguientes
capítulos y echamos un vistazo a la guerra espiritual de verdad, y a
cómo la oración libera el arsenal del cielo en representación del hom-
bre (ver Daniel 9:23; 10:12-21).
Eventualmente la palabra de revelación a Jeremías se cumplió y los
hijos de Israel fueron liberados para volver a su tierra, justamente co-
mo lo había anunciado la promesa profética. ¿Ve usted los pasos que
se utilizaron para el cumplimiento de la promesa? Sí, el destino pro-
fético de la generación de Daniel se cumplió, pero no fue sino hasta
que un intercesor se parara en la brecha, cumpliera con las condicio-
nes, se arrodillara sobre la promesa y le recordara a Dios su Palabra.
Encargo personal
En julio de 1977 asistí a la Conferencia de Kansas City, en Missou-
ri, una de las primeras reuniones ecuménicas de pentecostales y ca-
rismáticos de las principales denominaciones de los Estados Unidos.
Se reunieron unos cincuenta mil creyentes en diferentes lugares de la
ciudad, durante las mañanas y las tardes, y en el Estadio Arrowhead
por las noches. Recuerdo bien como, al final de los anuncios una no-
che, un sacerdote se acercó al micrófono y proclamó, hablando la
promesa de Dios inspirada por el Espíritu: “¡Ciudad de Kansas, te da-
ré un nuevo corazón!”
La proclamación sobre la ciudad donde vivía yo sonó verdadera a
mis oídos, y también a muchos otros entre los presentes. El problema
era que había disenso y división entre las iglesias de Kansas –como así
160 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Fluyen muchos nuevos ríos de agua clara desde el corazón de los Es-
tados Unidos hacia el resto del Cuerpo de Cristo en nuestra nación y
en el mundo. ¡Qué gozo y alivio sintió mi corazón cuando la ciudad
de Kansas comenzó a recibir un nuevo corazón!
¿Y yo? Oh, recibí del Espíritu Santo un nuevo encargo, para mu-
darme a otra ciudad. He recibido de Dios la carga y el deseo proféti-
co para Nashville. Ahora me encuentra con un anhelo porque se lim-
pie la “Ciudad Música de los Estados Unidos”, de su idolatría, y que
verdaderamente sea una “ciudad sobre la colina”, que quizá se llame
luego “Ciudad Adoración de los Estados Unidos”.
Que se cumpla esta palabra y que cada promesa profética en su vi-
da, su iglesia y su ciudad se cumpla para honrar el gran nombre de
Jesús en toda la Tierra.
El objetivo
¿Percibió usted el objetivo de recordar sin tregua, como dice tam-
bién Isaías 62:7? “Ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén y la
ponga por alabanza en la tierra”. ¿Le suena intenso, estratégico y un
tanto “fin del mundo”? Así es. Somos invitados a trabajar para que los
propósitos de Dios se establezcan en nuestra generación. Hemos de lle-
gar en acuerdo con nuestro Mesías Jesús, como eco de su oración: “Há-
gase tu voluntad en la tierra como se manifiesta en el cielo”.
Dios no solo nos ofrece un lugar de petición personal. Llama a los
centinelas guerreros para que le recuerden sin tregua su propósito
profético predeterminado para el derramamiento de su Espíritu sobre
toda carne en los últimos días, tanto para la Iglesia como para Israel.
Quiere hacer de Jerusalén una gloriosa representación de su presen-
cia en la Tierra.
Hay algo tan maravilloso en los propósitos de Dios para Israel y la
Iglesia, que una vez que uno le echa un vistazo, se siente desarmado
ante la multifacética sabiduría de Dios. Como sucedió en tiempos de
Daniel y de Isaías, así sucederá otra vez. Los centinelas están aparecien-
do sobre las murallas, y no le dan tregua a Dios, hasta que “restablezca
a Jerusalén y la ponga por alabanza en la tierra” (veremos esto en más
detalle en el próximo capítulo: “Israel: calendario profético de Dios”).
Hay muchos aspectos diferentes en nuestro llamado santo y alto
a arrodillarnos sobre las promesas. Estamos arrodillados sobre las
162 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• El Espíritu Santo busca personas que vengan en acuerdo con La
Palabra de Dios, luego que le pidan –que le recuerden– hacer lo
que Él quiere hacer por nosotros. Utilice el Apéndice 1 en la pá-
gina 246 para recordarle a Dios sus promesas proféticas aún no
cumplidas.
• Ore las promesas de vuelta a Dios, tráigalas ante Él. Entonces, si
es necesario, utilice las promesas como espada del Espíritu y de-
clare a los poderes de las tinieblas que deben retroceder ante la
Palabra de Dios. Luego tome su posición y espere.
• Aparte un tiempo especial para orar las oraciones apostólicas.
Vea el Apéndice 1 para encontrar la lista.
• Traiga todas las promesas que el Espíritu Santo dio en revela-
ción, y preséntelas ante el Padre como pedido y recordatorio del
destino profético aún no cumplido.
• Tome una promesa de las Escrituras como devocional, memorí-
cela y luego órela en su corazón durante la próxima semana.
Lecturas recomendadas
Praying the Scriptures, [Orando las Escrituras], por Judson Cornwall (Creation
House, 1990). No disponible en español.
Israel:
calendario profético de Dios
E
l tablero está sobre la mesa y las piezas han sido colocadas en
su lugar. Pareciera que Dios ha llevado a cabo un monumental
juego de ajedrez a lo largo de las eras, aguardando el momento
estratégico en la historia cuando hará su movida. Es la posición estra-
tégica de sus caballeros intercesores y alfiles proféticos, todo movién-
dose en conjunto, barriendo el mundo, mientras todos observan con
atención. No habrá ojo que pierda de vista el misterioso y fascinante
momento en el calendario profético de Dios, cuando Él baje del cielo
una vez más, hacia el mundo del espacio y el tiempo. Es hora de qui-
tar el velo al misterio de Israel, la niña de los ojos de Dios (ver Zaca-
rías 2:8), centro de atención en su tablero de ajedrez.
Aunque Israel como la conocemos hoy tiene solo poco más de cin-
cuenta años de edad, la nación judía es de hecho una de las más an-
tiguas del planeta. Este pueblo y su tierra datan de los tiempos del
peregrinaje profético de Abraham y la promesa de alianza de Dios a
él y sus descendientes (ver Génesis 17:4-8). Pero después de lo que
muchos tomaron como silencio durante dos mil años, esta tierra ha
166 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
nacido de nuevo. Israel es una vez más el centro de atención ante los
ojos del mundo.
Hace unos años, mientras actuaba como anfitrión en una reunión
del área de Atlanta conocida como “Clamor al Señor”, me preparaba
para hablar por primera vez sobre “El misterio de la Iglesia e Israel”.
Durante el servicio de adoración tuve una visión de un ángel parado
en un rincón de la sala. El ángel llevaba vestiduras blancas, como de
boda, y oí las palabras: “He venido a dar el mensaje de la boda de la
Iglesia con Israel”. Con nueva energía y coraje comencé a dar un
mensaje sobre el éxodo de los judíos desde la tierra bíblica del norte
a su tierra natal en Israel.
Ningún libro que combine los temas de intercesión y el reino pro-
fético estaría completo si no incluyera este tema bíblico central de Is-
rael. En este capítulo, entonces, quiero desenvolver esta valiosa gema
ante sus ojos, desde un punto de referencia bíblico e histórico.
Predicciones proféticas
La historia de la protección divina de Dios para Israel desde su rena-
cimiento como nación en 1948, es un excelente estudio en sí misma. La
168 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Declaración de Jeremías
Jeremías, el profeta de las lamentaciones, vio a través del lente del
tiempo que el Dios fiel de Israel, cumplidor de su alianza, ofrecería
sus alas desplegadas como lugar de divina protección para su pueblo
durante su regreso a la Tierra Prometida:
Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las
costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reu-
nirá y guardará, como el pastor a su rebaño (Jeremías 31:10).
Pronunciamiento de Oseas
Oseas 1:10 dice:
Con todo, será el número de los hijos de Israel como la are-
na del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar
ISRAEL: CALENDARIO PROFÉTICO DE DIOS 169
en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les se-
rá dicho: Sois hijos del Dios viviente.
Primera reunión
Entiendo que las Escrituras hablan proféticamente de antemano,
anunciando que los judíos sufrirían dos grandes dispersiones, que
abandonarían su tierra y se esparcirían, y que luego serían “re uni-
dos” dos veces.
La primera vez fue en los años en que los profetas Daniel y Ezequiel
estaban exiliados en Babilonia, el período en que los judíos del reino
de Judea habían sido desarraigados de su país luego de la destrucción
del templo, de Jerusalén y sus alrededores, a manos de Nabucodono-
sor (ver Daniel 1:1-6). Fue cerca del año 605 aC que Daniel y sus
compañeros fueron llevados a Babilonia. Su restauración de la tierra
que les pertenecía comenzó en el año 538 aC (ver 2 Crónicas 36:22-
170 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Segunda reunión
No fue esta la única dispersión y reunión profetizada por los cen-
tinelas de Dios. Isaías 11:11-12 declara que el Señor pondría su ma-
no por segunda vez, para recuperar lo que quedaba de su pueblo:
Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará
otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo
que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Si-
nar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón
a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reuni-
rá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra
(Isaías 11:11-12, frase destacada por el autor).
Pescadores y cazadores
Lo llevé a Jeremías 16:14-16, que dice:
No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se
dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel
de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los
hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras
adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual
di a sus padres. He aquí que yo envío muchos pescadores,
dice Jehová, y los pescarán, y después enviaré muchos ca-
zadores, y los cazarán por todo monte y por todo collado,
y por las cavernas de los peñascos.
Cumplimiento contemporáneo
En el capítulo 4 mencioné a mi querido amigo de la República Che-
ca, el pastor moravo Evald Rucky. A comienzos de la primavera de
1991, recordará usted, sufrió un ataque al corazón mientras ministra-
ba en Suecia y debió ser hospitalizado. Los médicos dijeron que había
entrado en estado de coma. Pero según lo entiende Evald, el Señor le
permitió escapar al cielo durante unos momentos para disfrutar de la
presencia del Señor, antes de que las lágrimas de su mejor amigo lo tra-
jeran de vuelta.
Mientras se hallaba envuelto en la presencia del Señor, Evald vivió
diversas experiencias y recuerda que se le mostraron algunos eventos
que más tarde ocurrieron. En un momento vio un puente blanco que
se elevaba desde Etiopía, subía a las nubes y luego bajaba a Israel.
ISRAEL: CALENDARIO PROFÉTICO DE DIOS 177
La re-unión
No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu ge-
neración, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá;
y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de
los confines de la tierra (Isaías 43:5-6).
Jesús responde en un susurro: “Oh, esto también sucede por las ora-
ciones de los santos”.
Así que, haga una pausa ahora. Aquiete su alma para poder escu-
char. Deje que el Espíritu Santo sintonice su corazón para que oiga el
canto de los ángeles del cielo ahora mismo. Que Elohim, el Creador
y Ser supremo le dé a usted el Espíritu de sabiduría y revelación res-
pecto de su calendario profético para Israel, y que el corazón de Dios
para Israel pueda latir dentro de su pecho, en tanto ayudamos a cum-
plir los propósitos de Dios por medio de la intercesión profética.
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• Tome varias Escrituras de Isaías y Jeremías en cuanto al futuro
de Israel, y órelas de vuelta al Padre; ruéguele que cumpla su Pa-
labra.
• Espere en el Señor y pídale que su luz brille en su corazón, para
exponer las áreas de antisemitismo o falsas enseñanzas respecto
de Israel y los judíos. En confesión y arrepentimiento, presénte-
las ante el Señor.
• Medite la lista de promesas y citas en el calendario profético de
Dios para Israel, haga que entren en su corazón. Luego sumérja-
se en la intercesión profética por el pueblo de Dios.
• Ahorre dinero y planifique integrar alguno de los muchos viajes
de oración a Israel, orando las promesas en el mismo lugar en
que se cumplirán.
Lecturas recomendadas
When Day and Night Cease [Cuando cesen el día y la noche], por Ramón Bennett
(Arm of Salvation, 1992). No disponible en español.
The Last Word on the Middle East [La última palabra sobre el Medio Oriente] por
Derek Prince, (Chosen, 1982). No disponible en español.
P A R T E 3
Aplicaciones para
sacerdotes profét
icos
C A P Í T U L O 1 0
Intervención en la
crisispor medio
de la intercesión
Cada fibra de mi ser está convencida de que para vivir con éxito
las horas venideras hemos de tener la unción de la intercesión en las
crisis, así como lo hicieron los personajes bíblicos a lo largo de la his-
toria. ¿Dónde están los Hydes de la oración en nuestros días, que ga-
nan almas en oración y luego las ganan una a una en la rutina coti-
diana?
Nos esperan tiempos peligrosos a medida que pasan los días pos-
treros (ver 2 Timoteo 3:1). Necesitamos una nueva generación de
quienes caminen en unción, como el intercesor Rees Howells, cuyas
oraciones evitaron que Gran Bretaña fuera invadida por los nazis du-
rante la Segunda Guerra Mundial.
En octubre de 1998 tuve el honor de visitar la escuela bíblica que
fundó Rees Howells en Swansea, Gales. Me acompañó su hijo mayor,
Samuel Howells, aún activo a los 86 años, en su papel de intercesor
ante el trono. ¡Qué gozo fue estar en la misma habitación donde la
intercesión en tiempos de crisis buscaba proteger al pueblo judío!
Doris M. Ruscoe, estudiante en la escuela bíblica del Sr. Howells,
nos dice algo sobre estas reuniones de oración ungidas, en su libro
The Intercession of Rees Howells [La intercesión de Rees Howells].
A medida que surgían las crisis durante la guerra, el Es-
píritu Santo guiaba nuestras oraciones, y cada vez sabía-
mos que la victoria había sido obtenida en el Espíritu
antes de que llegara la noticia por la radio o los periódi-
cos, anunciando la victoria en el campo de batalla.
Tan grande fue la carga, que hubo momentos en que
Rees Howells pasaba el tiempo a solas con Dios en su
habitación, en tanto los miembros de su personal conti-
nuaban con las reuniones. Durante la Batalla de Breta-
ña, en el otoño del año 1940, cuando Gran Bretaña en-
frentaba sola al enemigo y nuestros aviadores peleaban
desesperadamente para defendernos del ataque enemi-
go, en especial sobre Londres, Rees Howells dijo: “La
Inglaterra cristiana nunca será invadida”.
La ofensiva enemiga, un preámbulo a la invasión, llegó
a su punto más álgido el 15 de septiembre, día que re-
cordamos como la seguridad de la victoria. El ataque fa-
40
lló, y la invasión nunca sucedió.
INTERVENCIÓN EN LA CRISIS POR MEDIO DE LA INTERCESIÓN 189
La lluvia de langostas
Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí, él criaba
langostas cuando comenzaba a crecer el heno tardío; y he
aquí era el heno tardío después de las siegas del rey. Y
190 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
La plomada
Si pudiéramos leer las condiciones atmosféricas espirituales de los
tiempos de Amós, notaríamos algo: aires de cambio. Sí, Dios había
evitado enviar un par de juicios, pero la idolatría seguía floreciendo.
Había llegado el momento de los resultados. Veamos entonces qué si-
gue en la historia de Amós:
Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro he-
cho a plomo, y en su mano una plomada de albañil. Jeho-
vá entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una ploma-
da de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada
de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más.
Los lugares altos de Isaac serán destruidos, y los santua-
rios de Israel serán asolados, y me levantaré con espada
sobre la casa de Jeroboam (Amós 7:7-9).
Primero Dios juzga a su hogar; y solo luego pasa a la fase dos, a juz-
gar a una sociedad alejada de Él. Juzgará al mundo en la Iglesia, y lue-
go al mundo junto a la Iglesia. Como sucedió en tiempos de Amós, así
será ahora también. La influencia de la Iglesia del siglo XX tiene poca
estima en el mundo, en la santidad personal y en la sincera demostra-
ción del poder del Espíritu Santo. Nos hemos hecho rengos y mancos
porque oramos poco, creemos poco, somos sectarios, inactivos, egoís-
tas, tenemos peleas internas, intimidamos y asfixiamos a la presencia
y el poder del Espíritu con tanto ceremonial. En este nuevo milenio
encontraremos que Dios ya no pasa por alto la brecha entre su recti-
tud y nuestra moralidad nacional. Su esposa lleva un vestido mancha-
do, y Él ha decidido que llegó el momento de limpiarla para hacerla
nuevamente pura y santa, sin mancha ni arruga.
De la misma manera en que Dios escuchó el ruego de Amós, y
cambió de parecer con respecto a las langostas y el fuego, creo que ha
aplazado un gran juicio contra los Estados Unidos y muchas otras
naciones en los últimos años, y no a causa de que hayamos cambia-
do, sino por las oraciones de sus santos. Si estos grandes juicios se
hubieran cumplido a comienzos de los 90, la Iglesia habría termina-
do aplastada. Pero Dios quiere que seamos fuertes en la hora del jui-
cio, un lugar de refugio para quienes buscan guarecerse en medio de
la tormenta.
¿Estaremos listos? El reloj del juicio sigue andando. De hecho,
creo que nos esperan tiempos difíciles, a menos que una vez más la
intercesión haga que Dios cambie de parecer.
En la última década hemos observado que el liderazgo de la Iglesia
en el mundo entero se ha visto sacudido, particularmente en los Esta-
dos Unidos. Se revelarán todos los secretos. Estoy convencido de que
esta limpieza profunda continuará en tanto el Espíritu Santo trate con
194 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Una noche Jeff recibió un sueño en el que vio a tres cazadores con
arco y flechas, listos para disparar. El último dio en el blanco. Y des-
pués, había nieve en el suelo.
Jeff me relató su sueño y quiso saber mi opinión.
Tiene que estar relacionado con la conferencia de oración a la que
asistiremos –dije– pero no tengo tiempo de procesarlo ahora. Tengo
que prepararme para la reunión. De algún modo, lo sabremos.
Y casi no volví a pensar en el sueño.
Unos días después fuimos al norte de Praga para participar en la
conferencia de oración de reconciliación. El propósito de esta reu-
nión era el de traer delegados de toda Europa para buscar el rostro de
Dios por medio de acciones de reconciliación e intercesión, para que
interviniera en la horrenda guerra de la antigua Yugoslavia. Los dele-
gados intercesores y pastorales provenían de diversos países, como
Hungría y Gran Bretaña, Croacia y Bélgica, Alemania y Bulgaria, y
muchas otras naciones. Jeff y yo éramos los únicos delegados del He-
misferio Occidental. La cumbre estaba presidida por Johannes Fa-
cius, coordinador de la Comunidad Internacional de Intercesores, y
Dan Drapal, líder de equipo de la Comunidad Cristiana de Praga, en
la República Checa.
Encuentro estratégico
Entonces sucedió. En mi habitación pude oír que había aviones
sobrevolando el área. Zumbaban. No podía saber de dónde venían
porque el aeropuerto estaba lejos. Pero parecían aviones de guerra.
¿Qué sucedía?
Luego oí una voz que resonaba en la habitación del hotel. No era
la voz calma y quieta de Dios en mi corazón, sino la voz externa del
Señor que hablaba en la habitación: “Si no oras, vendrán los avio-
nes”. Luego, en una visión de lo que parecían letras sobre la pared,
leí el nombre Klaus.
Mis antenas espirituales intentaron detectar los “conocimientos” o
razonamientos divinos que me llegaban. De algún modo, además de mi
conocimiento de lo que sucedía, no sabía bien qué pasaba. Sabía que las
armas de Serbia apuntaban desde las montañas que rodeaban a Saraje-
vo, listas para disparar. Sabía internamente que la OTAN les daba a los
serbios cuarenta y ocho horas para retirar sus armas de las montañas,
porque en caso contrario bombardearían sus puestos. También sentía
INTERVENCIÓN EN LA CRISIS POR MEDIO DE LA INTERCESIÓN 199
Uno tras otro, los tres dábamos las oraciones de intervención que
el Señor nos daba. Fui el último llamado a disparar sus municiones.
Mientras oraba, algo descendió sobre mí, y durante unos segundos
me vi vestido de confianza sobrenatural y con la autoridad de Dios.
Quizá fuera el don de la fe en operación en una dimensión de inter-
cesión. En todo caso, era como si proféticamente se me hubiera da-
do un arco y una flecha. Me recordó a mi encuentro de oración en la
ciudad de Nueva York, en 1987, cuando oré con una explosión de au-
toridad sobre una acción militar iraní contra la presencia estadouni-
dense en Bahrain.
Al sentirme un tanto apartado de lo que sucedía alrededor de mí,
tensé mi arco y disparé una poderosa flecha de oración: ordené a los
poderes de las tinieblas que retrocedieran de las montañas, y le pedí
a Dios que interviniera.
“En el nombre de Jesús –me oí declarar– ordeno a los poderes de
las tinieblas a ser atados sobre las montañas de Sarajevo, y que no
vengan los aviones.”
La autoridad que había descendido sobre mí, se fue.
La reunión terminó y una vez más sentí esa sensación familiar de
“¿qué fue todo esto?”
Cuando volví a mi asiento Jeff sonaba excitado:
¿Recuerdas el sueño del que te hablé hace poco? –preguntó– . ¿Re-
cuerdas los tres cazadores, y el que dio en el blanco? Bueno, acaba de
suceder. ¡Tú fuiste ese tercer cazador!
Entonces Jeff me recordó que al final del sueño había nieve en el
suelo. A ambos nos pareció interesante. Porque la temperatura era
cálida, aún siendo febrero.
Archivamos la anécdota y la reunión terminó. Estábamos
cansados, nos fuimos a dormir.
Esa noche la temperatura bajó dramáticamente y a la mañana si-
guiente el suelo estaba cubierto de nieve. ¿Una señal de Dios? Qui-
zá. Habíamos confesado nuestros pecados –personales, eclesiásticos
y nacionales– e intercedido por la lucha étnica. Isaías 1:18 nos dice:
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fue-
ren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos
como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
INTERVENCIÓN EN LA CRISIS POR MEDIO DE LA INTERCESIÓN 201
El resultado
Si bien todo esto es subjetivo, no podrá negarse la exactitud y lo
intrincado de los eventos de 1994. ¿Qué trascendió entonces? Que la
bendición y los problemas de la oración son que uno no puede me-
dir los efectos científicamente, por peso y medida. Permítame contar-
le lo que pienso que sé.
Primero, los serbios retiraron sus armas de las montañas. Segun-
do, no hubo aviones bombarderos en represalia. Y finalmente, el con-
flicto regional en lugar de convertirse en una guerra, comenzó a cal-
marse desde ese momento. La intervención divina ocurrió por medio
del poder de la intercesión y la misericordia triunfó sobre el juicio.
Esto no fue el resultado de una conferencia de oración y reconci-
liación, claro. Fue resultado de que el pueblo de Dios en todo el mun-
do clamó por intervención en la crisis, y luego, posiblemente –solo
posiblemente– la autoridad de Dios fue liberada en un lugar especí-
fico, para que fuera representada.
No digo que el conflicto en la ex Yugoslavia haya terminado. No.
Porque es como una burbuja en una pared empapelada; se mueve, se
corre de lugar. La oración, la vigilia, el ayuno y la intercesión debe-
rán continuar por el bien de ese histórico campo de batalla. Tomemos
coraje a partir de este encuentro, sin embargo, y sigamos en nuestra
lucha de intercesión humilde, santa y valiente.
Asegúrese de perdonar
El perdón que damos y recibimos es una de nuestras más podero-
sas armas en la guerra espiritual. Porque desarma al enemigo y le
anula el derechazo. Es verdad esto en todos los niveles, el personal y
el colectivo. Si vamos a pelear hasta el final, el perdón no es un lujo,
sino una necesidad. (Tocaré este tema en mayor profundidad en el
próximo capítulo, “Sabiduría para intercesores”.)
Muchos podemos contar historias de guerra, sobre personas, igle-
sias y ministerios que entraron a la lucha para ganar, y terminaron
vencidos. En lugar de sacudir el campo del enemigo, terminamos sa-
cudidos. La llave del perdón abre muchos tesoros que, de otro modo,
permanecen en la oscuridad.
Busque la sabiduría
¿Recuerda una de las tres oraciones que el Señor me dio cuando era
pequeño? “Señor, dame sabiduría más allá de mis años”. Hay muchas
historias horribles sobre personas bien intencionadas que terminan co-
mo perros, atropellados junto a la ruta. Ha de haber protección para
quienes son llamados al campo de la intervención en tiempos de crisis.
Para ser un intercesor de crisis se requiere sabiduría. Así que, Pro-
verbios 4:7 nos recuerda: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y
sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”.
204 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Sigamos construyendo
Al acercarnos al capítulo que sigue, confío en que está usted ya in-
centivado para la acción. Dios examina a su Iglesia, con la plomada
de su Palabra, de su verdad y de sus parámetros, tanto a la Iglesia co-
mo a las naciones de hoy. No retroceda. Tome su lugar sobre su mu-
ro y espere, escuche, apunte y dispare.
Recuerde que Dios busca Danieles, Esteres, Déboras, Josés, en
nuestra generación, en tiempos como estos. Él lo busca a usted. Es
hora de que la gracia de la intercesión en tiempos de crisis sea derra-
mada una vez más. ¡Únase a mí para la aventura de su vida! Y uná-
monos con quienes nos han precedido sobre las murallas de la inter-
cesión en tiempos de crisis, cuando la misericordia vence al juicio.
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• Pídale al Señor que lo ayude a ver su corazón por la intervención
en tiempos de crisis, a través de la intercesión. Busque al Señor
para que le revele su autoridad en la oración.
• Tome una tragedia del mundo de hoy y comience a clamar por
misericordia por los afectados.
• Luego tome la promesa de las Escrituras en Jeremías 29:11, y
medite en ella. Ahora, recuérdele al Señor su Palabra sobre esta
situación actual y ore la promesa de vuelta a Él.
• Pídale al Señor un espíritu de fe, y reprenda al enemigo y su obra
devoradora en el nombre de Jesús, en cuanto a esta situación de
crisis.
Lecturas recomendadas
Intercesor, Rees Howells, Norman Grubb (CLC). No disponible en español.
Shaping History Through Prayer and Fasting [Dando forma a la historia, por me-
dio de la oración y el ayuno], por Derek Prince (Spire, 1973). No disponible en
español.
C A P Í T U L O 1 1
Sabiduría para
intercesores
H
ace poco, sentado a la mesa de la cena con Michal Ann y
nuestras cuatro pequeñas flechas, les pregunté algo impor-
tante:
Si el Señor les permitiera pedir una sola cosa, y supieran que Él se
las otorgaría, ¿qué pedirían?
¡Sí que logré captar su atención! Los niños se iluminaron como ar-
bolitos de Navidad, con brillo en los ojos.
¿En serio lo preguntas, papá? –preguntó Rachel, la más pequeña,
con los ojitos echando luces.
Sí. Quisiera saber qué hay en lo profundo de sus corazones. Si Dios
te concediera un pedido ¿qué sería?
Grace Ann, la segunda de nuestros hijos, fue la primera en responder:
Un caballo, claro.
Rachel entonces dijo:
¡Seguro! Un caballo.
Tyler entonces dijo que quería un auto de carrera. Creo que
206 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Honrar al veterano
Cuando era niño se nos enseñaba a honrar a los veteranos de gue-
rra. Cada día de la Memoria y el Armisticio mi padre y muchos otros
hombres y mujeres que habían peleado por nuestra nación, eran
honrados en nuestra pequeña Iglesia Metodista del campo. Se apar-
taba una sección especial para que tomaran asiento. Estaban orgu-
llosos de haber ayudado a su país en tiempos de necesidad. Lleva-
ban sus uniformes y entraban marchando. No importa en qué rama
hubieran servido, todos formaban ahora un mismo cuerpo: los vete-
ranos de guerra y conflictos.
SABIDURÍA PARA INTERCESORES 211
1. ¡Viva su vida!
A menudo pareciera que las personas comprometidas en la guerra
espiritual y la intercesión profética están tan ocupadas con lo serio de
su tarea, que se pierden las alegrías de la vida, de lo de cada día. Al-
gunos nos esforzamos tanto por discernir cada brisa que sopla, por
interpretar el significado de cada pájaro que vuela junto a nuestra
ventana, de cada serpiente que hay en el suelo, que nos volvemos
cristianos de latón: vacíos, ruidosos, pero sin contenido.
Mi consejo básico es: viva su vida. Salga a caminar, le hará bien al
alma. Encuentre un hobby: le hará bien. Haga ejercicio, libere tensio-
nes. Su cuerpo natural se lo agradecerá, y es posible que les agrade
más a las personas que lo rodean. ¿Quién sabe? Quizá hasta conozca
amigos nuevos. No olvide lo básico en el cuidado de sí mismo: des-
canse, haga ejercicio, coma bien y no abandone sus amistades ni la
diversión. Uno de mis amigos dijo: “Aprende a reírte de la vida, de ti
mismo y del enemigo. Levanta los pies y diviértete durante el viaje”.
Hay más en la vida, mucho más que conferencias, cumbres y con-
venciones. Tómese un recreo. Ordene una banana split. Salga con los
niños. Vaya al cine, al teatro, a un partido de fútbol. No se remita a
ver cómo pasa la vida: ¡vívala! Por amor de Dios, de su familia y de
usted mismo, viva.
¡Oh! El punto uno sí es algo grande, ¿verdad?
sensibilidad, The Authority to Heal [La autoridad para sanar] dice: “El ti-
po de compasión que Jesús decía sentir por las personas no era una
simple expresión de su voluntad, sino la erupción de su ser interior. De
41
esta compasión Jesús obró su poderoso rescate, salvación y liberación”.
Todo lo que hizo y hace Jesús se relaciona con quién es Él. Todo
lo que hacemos se conecta con quién es Él en nosotros y a través de
nosotros. Para ser efectivos –sea para la evangelización puerta a puer-
ta, las misiones pastorales o el ministerio en que trabajemos– debe-
mos tener la revelación presente de la naturaleza de Dios en y hacia
nosotros. Debemos conocer el amor del Padre para poder movernos
en su amor. De otro modo, lo único que estaríamos cumpliendo es
un conjunto de obras obligatorias, estériles, religiosas.
Piense en los siguientes versículos, presentados en dos versiones,
para alimentar su fuego de compasión:
Salmo 78:38-39 (RVR) Pero él, misericordioso, perdonaba
la maldad, y no los destruía; y apartó muchas veces su ira,
y no despertó todo su enojo. Se acordó de que eran carne,
soplo que va y no vuelve.
9. Rompamos la penalidad
Con esto quiero decir “cerremos la puerta a los coletazos de la gue-
rra espiritual”.
Tomé esta gema del cofre de tesoros de la vida de Gedeón:
222 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• Ore del libro de Proverbios, pídale al Padre que le dé sabiduría
más allá de sus años.
226 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Lecturas recomendadas
The Spiritual Fight, [La pelea espiritual] Pat Gastineau (Word of Love, 1997). No
disponible en español.
¡Abramos
camino!
la senda del espíritu que abren el camino para que el Señor pueda
“pasar la puerta”.
Cielos abiertos
Al leer literatura de reavivamiento, encuentro un término peculiar
que se relaciona con el tema de la apertura: cielos abiertos. En estos
últimos días y meses me he encontrado meditando el tema de los cie-
los abiertos. Una vez más, he buscado en mi Biblia. Permítame darle
algunos pasajes de las Escrituras relacionados con este tema.
Ezequiel 1:1 dice: “Los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios”.
Cuando se abren los cielos Ezequiel describe una gran nube enviada
por Dios para protegerlo de su brillo. ¿Puede usted imaginar la esce-
na? Entonces Ezequiel ve: “un fuego envolvente”, luz brillante, relám-
pagos, ángeles y otros detalles gloriosos y fascinantes.
Diversos pasajes del Antiguo Testamento describen situaciones y
experiencias similares en las que el cielo se abre y baja a la Tierra, o
donde una persona es envuelta en cielo. Piense en la experiencia vi-
sionaria transformadora de Isaías, en la que vio la gloria de Dios, la
trascendente majestad de su presencia, el fuego de purificación y el
mensaje: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8). Del
mismo modo Daniel, al recibir visiones en la noche, vio al Señor “co-
mo hijo de hombre”, viniendo entre “nubes del cielo” tomando su tro-
no ante el Anciano de días (Daniel 7:13). ¡Asombroso!
Avancemos al Nuevo Testamento. En el mismo bautismo de Jesús,
según lo registra Mateo 3:16-17: “Los cielos le fueron abiertos” y el Es-
píritu Santo descendió sobre el Hijo de Dios con la forma de una pa-
loma. Luego el Padre dice de manera audible: “Este es mi Hijo amado,
en quien tengo complacencia” (v. 17).
En Hechos encontramos a Esteban, el fogoso diácono, apedreado
hasta morir por predicar el Evangelio. Mientras ocurre esto, ve “los
cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (He-
chos 7:56). El cielo se abre, las nubes se corren y Jesús está allí, listo
para recibirlo. ¡Qué imagen! ¡Qué costo! ¡Y qué privilegio!
Juan, el discípulo que apoya la cabeza en el corazón de Jesús, tie-
ne una profunda experiencia que se registra en el Apocalipsis. Juan
está preso y tiene ochenta años ya, y está: “En el Espíritu en el día del
¡ABRAMOS CAMINO! 231
Encuentro en el lago
Era una noche tranquila de miércoles, en mayo de 1989. Michal
Ann yo ya acabábamos de volver de una reunión en la ciudad de
¡ABRAMOS CAMINO! 235
Así que, parado sobre esa tabla, comencé a cantar una canción de
amor al Espíritu Santo, invité a su presencia para que regresara.
Luego lo oí otra vez: “Golpea el agua”.
Otra vez, bajé la rama y entonces, inmediatamente ante mí se for-
maron líneas oscuras que desde el medio del lago formaban olas.
Crecían en intensidad, fuerza y potencia. Las olas golpeaban la orilla
y mis pies. Esta vez la atmósfera a mi alrededor estaba cargada de go-
zo, fe y excitación. Allí estaba yo, alabando al Señor en voz alta, ce-
lebrando y disfrutando de su presencia.
Cuando las olas se calmaron y la presencia manifiesta de Dios ce-
só, decidí volver a casa por el camino de piedritas.
Entonces Él me habló por última vez esa noche: “Todo lo que le
he pedido a mi pueblo son dos cosas: que crean en mí y que hagan
hasta la cosa más pequeña que yo les ordene hacer”.
Entonces lo personalizó, imprimió su mensaje en mi conciencia.
“Todo lo que te pido son dos cosas: que me creas para el comienzo
de esta gran visitación y que obedezcas hasta la cosa más pequeña
que te ordene hacer”.
Seguí por el sendero, subí al auto y volví a casa. Era tarde ya y Mi-
chal Ann ya dormía cuando llegué. Al entrar en la cama la unción de
la presencia manifiesta de Dios comenzó a esfumarse.
“¿Qué fue todo eso?” me pregunté.
Elevé una oración del tipo: “¡Señor ayúdame!” y me dormí.
Un último tiro
En este libro he intentado establecer un fundamento bíblico para
la intercesión profética, sacerdotal, y he buscado relacionarlo con la
historia de la Iglesia; le he ofrecido detalles de mi propio viaje perso-
nal, todo esto con la intención de cultivar en usted un corazón para
la oración y el alumbramiento profético de los propósitos de Dios en
nuestra generación. He pensado mucho en este material durante más
de dos décadas. Y durante años he querido escribir este libro.
Y ahora que lo hice, siento que es bueno, pero al mismo tiempo
parece inadecuado. Todo lo que acabo de presentar, me parece solo el
primer capítulo en el libro de una vida entera llena del tesoro de la
oración.
¿Con qué, entonces, puedo dejarlo? ¿Qué más puedo darle, mi
nuevo amigo y camarada en este poco transitado camino? ¿Cuál se-
rá mi último tiro?
Tengo todavía una última bala en mi arsenal. Si hay algo que qui-
siera contagiarle es un corazón que sienta hambre de Dios. Deseo pa-
ra usted un corazón siempre hambriento de su Creador. Confío en
¡ABRAMOS CAMINO! 243
Aplicaciones prácticas,
¡hagámoslo realidad!
• Dios busca intercesores proféticos pioneros que avancen delante
de otros para abrir camino para sus familias, iglesias, regiones y
naciones. ¿Se levantará usted para unirse a las filas? Aparte un
tiempo para acercarse ante el Señor y pedirle que encienda el
fuego de este llamado.
• Lea libros sobre la historia de la Iglesia y el reavivamiento. Visi-
te un lugar histórico donde Dios haya derramado su presencia
en el pasado, y llame a la reexcavación de ese antiguo pozo.
• Visite un lugar donde hoy haya reavivamiento, donde parezca
que el cielo se abrió, o donde haya una puerta en el Espíritu por
la cual la presencia de Dios se esté manifestando.
• Medite y pregunte qué es lo pequeño que el Señor le ha ordena-
do hacer últimamente. Venga ante Él con nueva pasión para
cumplir lo que Él le ha llamado a hacer.
Lecturas recomendadas
Revival Fire [Fuego de reavivamiento] (Zondervan, 1995). No disponible en
español.
Digging the Wells of Revival [Excavando los pozos del reavivamiento] (Destiny
Image, 1998). No disponible en español.
A P É N D I C E 1
7. Isaías 32:12-20: Oren y golpeen sus pechos en duelo hasta que llegue el rea-
vivamiento.
8. Isaías 33:13-14: La convicción de la Palabra aumentará grandemente.
9. Isaías 33:21-24: La sanación para todos fluirá como un río.
10. Isaías 34:16-17: Dios declara que sucederá según su Palabra.
11. Isaías 35:1-10: El reavivamiento vendrá con poder y milagros, y con gracia
para hacer santa a la Iglesia.
12. Isaías 37:14-20: Ejemplo de oración por la liberación de la oposición –asi-
rios = enemigo de Dios–.
13. Isaías 40:30-31: Dios ungirá a los que oren y esperen en Dios.
14. Isaías 41:8-20: Dios nos ha elegido para destruir al diablo y para traer ríos
de unción para los afligidos.
15. Isaías 42:6-9: Dios dijo que veremos sanación y que surgirá cosa nueva.
16. Isaías 43:5-7: Habrá un reavivamiento mundial con protección del mal –ver
vv. 1-2–.
17. Isaías 43:18-21: Esta nueva movida de Dios vendrá con ríos de unción.
18. Isaías 44:1-5: Los ríos de unción fluirán sobre una Iglesia sedienta.
19. Isaías 45:8: Dios intercede por la Iglesia y la nación de Israel.
20. Isaías 45:22-25: Dios elevará el nombre de Jesús y salvará muchas almas
(ver v. 14).
21. Isaías 46: 8-11: Dios lo hará.
22. Isaías 46:13: La gloria y la salvación de Dios vendrá al Israel físico y espiritual.
23. Isaías 49:4: Dios mostrará justicia por la muerte y resurrección de Jesús.
24. Isaías 49:6: La luz y salvación de Jesús a través de la Iglesia cubrirán el
mundo.
25. Isaías 49:7-13: Los reyes se inclinarán ante Jesús cuando su pueblo restau-
re la Tierra por el Espíritu.
26. Isaías 49:14-26: Dios no nos olvidará, habrá muchos nuevos conversos y
nuestro enemigo será derrotado.
27. Isaías 51:3-6: El poder de Dios será demostrado.
28. Isaías 51:9-11: Isaías le pide a Dios que despierte y que haga ahora lo que
Él hizo a través de Moisés.
29. Isaías 51:14-16: Los que están en pecado y enfermedad serán salvados por
la unción de la Iglesia.
30. Isaías 52:13-15: el nombre de Jesús será exaltado en esta ciudad.
31. Isaías 53:10-12: La Iglesia de Jesús prosperará y dividirá los despojos.
32. Isaías 54:4-17: El reavivamiento vendrá a través del amor de Dios.
33. Isaías 58:6-12: La luz y gloria de Dios vendrán en reavivamiento si damos
a los pobres.
34. Isaías 59:19-21: Dios será como un arroyo correntoso, a través de nosotros.
35. Isaías 60:1; 62-12: Aquí hay una imagen de reavivamiento –pídale a Dios
versículos específicos para orar de vuelta a Él–.
36. Isaías 63:7-14: Isaías le recuerda al pueblo y a Dios sus gloriosas acciones
vistas en Éxodo a través de Moisés. Para nosotros se refiere a las acciones
de Pedro y Pablo, según lo registrado en el libro de los Hechos.
PROMESAS DE LAS ESCRITURAS PARA RECORDARLE A DIOS 249
37. Isaías 63:15; 64:12: Isaías lidera la oración de intercesión por el reavivamiento.
38. Isaías 65:1-7: Dios responde a 64:12, en efecto, con “No me resistiré ante
los que oran porque yo he respondido aún a quienes no me buscaron”.
B. Jeremías
1. En el libro de Jeremías
a. Jeremías 1:12: Dios dice que Él vigilará sobre su Palabra –promesas de
restauración– para cumplirla.
b. Las cargas de intercesión de Jeremías.
I. Jeremías 8:18
II. Jeremías 10:19
III. Jeremías 13:17
IV. Jeremías 14:17
V. Jeremías 23:9
c. Jeremías 14:7-9, 19-22: Jeremías ofrece oración de intercesión por el
reavivamiento.
d. Jeremías 17:12-18: Jeremías expresa adoración y oración personales.
e. Jeremías 23:29: La Palabra de Dios bajo unción es como fuego y martillo.
f. Jeremías 24:6-7: El reavivamiento sucede cuando el pueblo de Dios re-
gresa a Él.
g. Jeremías 29:10-14: El reavivamiento vendrá a través de la oración.
h. Jeremías 30:3, 9-11, 16-22: El pecado será conquistado y fluirán las
bendiciones.
i. Jeremías 30:24: La sabiduría de Dios será derramada en los últimos
tiempos.
j. Jeremías 31:1-4, 17, 20-26, 31-40: Las promesas de reavivamiento son
dadas tanto para el Israel físico como el espiritual.
k. Jeremías 32:17-25: Jeremías ofrece oración de intercesión por el reavi-
vamiento.
l. Jeremías 33:3: La oración es la llave al reavivamiento.
m. Jeremías 33:6-26: Las bendiciones y el poder vendrán cuando Dios res-
taure a su pueblo.
n. Jeremías 50:4-7, 17-20, 33-34: Seremos perdonados y restaurados a
donde estaban los santos en el libro de los Hechos.
ñ. Jeremías 51:20-23: Dios nos hará su arma.
2. En el libro de Lamentaciones. Aquí la Iglesia de Jesús sin reavivamiento ha-
ce duelo por la plenitud de Dios. El enemigo es el retrato del diablo. El due-
lo es por más poder y gracia. Sion es la Iglesia. Los versículos clave son: La-
mentaciones 2:18-20.
a. Lamentaciones 1:9, 11, 16.
b. Lamentaciones 2:12-13.
c. Lamentaciones 2:18-20.
d. Lamentaciones 3:20-26
e. Lamentaciones 3:31-33
f. Lamentaciones 5:1-22.
250 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
C. Ezequiel
1. Ezequiel 11:14-21: Dios reunirá a los de todo el mundo para redimirlos.
2. Ezequiel 16:60-63: Dios restaurará y nunca más volveremos a la vergüen-
za.
3. Ezequiel 33:1-9: Tenemos la responsabilidad de decir lo que dice Dios, a
pesar de la oposición.
4. Ezequiel 34:11-16: El reavivamiento afectará al plano espiritual y al físico.
5. Ezequiel 34:25-31: La restauración viene; Dios lidera a su pueblo.
6. Ezequiel 36:8-15: Los nuevos conversos se acercan y todos encuentran éxi-
to por sobre los enemigos, en el Espíritu Santo.
7. Ezequiel 36:22-32: Dios exaltará el nombre de Jesús ante nuestros ojos.
8. Ezequiel 36:33-38: los impíos verán la bendición de Dios sobre nosotros.
9. Ezequiel 37:24-28: La alianza y bendiciones de Dios se manifestarán en
unidad y poder.
10. Ezequiel 39:25-29: Sabremos que Dios está en medio de nosotros en poder.
11. Ezequiel 47:1-9: Fluirán ríos desde el Templo celestial sobre nosotros.
D. Daniel
1. Daniel 7:18-27: Los santos prevalecerá sobre el diablo por gracia de Dios.
2. Daniel 9:1-19: Daniel, el gran intercesor, registra su oración que liberó a Is-
rael del cautiverio al reavivamiento.
E. Oseas
1. Oseas 1:7, 10: La gracia nos liberará y seremos llamados Hijos de Dios.
2. Oseas 2:19-23: Seremos unidos íntimamente a la gracia de Dios; fluirá la
lluvia y el vino nuevo.
3. Oseas 3:5: Los judíos serán salvados en el reavivamiento de los últimos
tiempos.
4. Oseas 5:15, 6:3. Al buscar a Dios Él no se reservará, sino que vendrá como
la lluvia.
5. Oseas 6:11: Dios restaurará plenamente a la Iglesia.
6. Oseas 10:12. Lloverá la rectitud sobre nuestros corazones.
7. Oseas 11:1, 3-4, 8-11: Hemos de recordarle a Dios estos hechos, de su amor
por Israel.
8. Oseas 12:10. Recordarle a Dios. Él da numerosas visiones, bajo la vieja
alianza.
9. Oseas 14:4-7: Dios sanará libremente y su Iglesia florecerá.
F. Joel
1. Joel 2:17: aquí está el llamado de Joel a la oración de intercesión.
2. Joel 2:18-20: Dios será celoso.
3. Joel 2:23-29: Dios hará que suceda un reavivamiento de poder de alcance
mundial.
4. Joel 3:1: Dios restaurará.
5. Joel 3:17-20: La Iglesia será santa y establecida por Dios.
PROMESAS DE LAS ESCRITURAS PARA RECORDARLE A DIOS 251
G. Amós.
Amós 9:11-15: Dios reconstruirá el Tabernáculo de David y restaurará la
adoración en el Espíritu.
H. Abdías.
Abdías 1:17-21: La Iglesia vivirá el poder y prevalecerá contra todo pecado
(Esaú).
I. Miqueas
1. Miqueas 2:12: Israel y la Iglesia serán restaurados.
2. Miqueas 2:13: La unción del abre caminos abrirá los caminos.
3. Miqueas 4:12-13: Dios derribará y pulverizará a la oposición a través de la
Iglesia.
4. Miqueas 5:3-4: Dios retornará a su pueblo en poder, para guiarlos.
5. Miqueas 5:7-9: Lloverán las bendiciones del cielo.
6. Miqueas 7:7-20: Aquí está la oración de intercesión de Miqueas, por el rea-
vivamiento.
J. Habacuc
1. Habacuc 2:14: La Tierra será llena de la gloria de Dios; reavivamiento mun-
dial.
2. Habacuc 3:2: Oración de intercesión de Habacuc.
K. Sofonías
1. Sofonías 3:9: Vendrán la santidad y la unidad.
2. Sofonías 3:12-20: La Iglesia purificada y próspera se regocijará.
L. Hageo.
Hageo 2:4,9: Dios estará con nosotros para que su Iglesia de los últimos
tiempos sea más gloriosa que la Iglesia del siglo primero –ver también
Isaías 61:7; Zacarías 9:12–. Tendremos porción doble.
M. Zacarías.
1. Zacarías 1:3: Dios retornará a nosotros con poder y gracia cuando nos vol-
vamos a Él.
2. Zacarías 1:12: El ángel del Señor ofrece una oración por el reavivamiento.
3. Zacarías 1:12-17: Dios está celoso y retornará a su pueblo.
4. Zacarías 2:4-5: La gloria protegerá a la Iglesia.
5. Zacarías 2:9-13: El reavivamiento viene a través de la presencia de Dios en-
tre nosotros.
6. Zacarías 6:12-15: Jesús construirá su Iglesia con gran autoridad.
7. Zacarías 8:2-3: Dios buscará con celo el reavivamiento en la Iglesia.
8. Zacarías 8:7-13: Dios tratará a su pueblo con favor.
9. Zacarías 8:20-23: El reavivamiento será mundial.
10. Zacarías 9:11-17: imagen del reavivamiento.
11. Zacarías 10:1: Pide a Dios por lluvia –es decir, unción–.
252 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
N. Malaquías
1. Malaquías 1:11: El nombre de Jesús será grande en toda la Tierra.
2. Malaquías 3:1: Jesús visitará repentinamente a su pueblo.
3. Malaquías 3:7, 10-12: Proveerá hasta que no haya más necesidad.
4. Malaquías 4:2-3: Jesús será exaltado con sanación.
5. Malaquías 4:5-6: Elías viene con gran poder.
Escrit
uras para orar
por Israel
F. La aceptación del pueblo judío del Mesías Jesús llevará de la muerte a la vi-
da, un reavivamiento mundial de magnitud sin precedentes.
1. Isaías 27:6: “Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará re-
nuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto”.
2. Romanos 11:15: “Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué
será su admisión, sino vida de entre los muertos?”
B. Salomón.
1 Reyes 8:46-53: Salomón ofrece una oración a Dios para perdonar, como lo
ha hecho antes.
C. Nehemías.
Nehemías 1:4-11: Nehemías hace un ruego de compasión por el perdón de su
pueblo.
E. Isaías
1. Isaías 58:1: “Clama a voz en cuello” dice Dios a través del profeta, “no te de-
tengas”.
2. Isaías 62:1, 6: Los que interceden han de orar día y noche por Jerusalén.
3. Isaías 63:15-19; 64: Isaías ofrece una desesperada oración pidiendo miseri-
cordia y ayuda.
F. Jeremías.
1. Jeremías 9:1: Su corazón de intercesor anhela llorar día y noche.
2. Jeremías 14:7-9, 17:22: Jeremías reconoce los muchos pecados de su pue-
blo e implora al Señor para que actúe por el bien de su nombre.
3. Jeremías 15:5: Ruego en medio del juicio.
4. Lamentaciones 3:43-51: Jeremías dice que sus ojos lloran lágrimas incesan-
temente, hasta que el Señor mire hacia abajo y vea desde el cielo.
5. Lamentaciones 5:19-22 Jeremías ofrece una oración por misericordia, para
que su pueblo pueda ser restaurado.
260 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
H. Joel
1. Joel 1:8, 13-14: Joel llama al pueblo a solemne asamblea.
2. Joel 2:12-17: Joel llama al pueblo a reunirse y a dar un grito de intercesión
a Dios para perdonar a su pueblo.
B. Escritura por el Aliyah, el retorno a la tierra. Obsérvese que entre 1989 y 1991
unos 400.000 realizaron el aliyah desde la tierra del norte. Y desde 1991 a
1998 aproximadamente, otros 300.000 han llegado a Israel. El ruso es hoy el
segundo idioma más hablado en Israel.
1. Isaías 11:11-12: “Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará
otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en
Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y
levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá
los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra”.
2. Isaías 43:5-6: “No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu gene-
ración, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No deten-
gas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra”.
3. Jeremías 16:14-15: “No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no
se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egip-
to; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte,
y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la
cual di a sus padres”.
4. Jeremías 23:7-8: “Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no di-
rán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto,
sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de
tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán
en su tierra”.
ESCRITURAS PARA ORAR POR ISRAEL 261
C. Nuestra respuesta bíblica. Las tres llaves bíblicas que pondremos en la puer-
ta como intercesores proféticos con: la proclamación, la alabanza y la oración.
Entonces las promesas de Dios serán liberadas y cumplidas.
1. Jeremías 30:3: “Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré vol-
ver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la
tierra que di a sus padres, y la disfrutarán”.
2. Jeremías 31:7: “Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y
dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Je-
hová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel”.
Glosario de términos
E
spero que este simple glosario de términos ayude a aclarar el significado
de algunas palabras utilizadas en este libro. No es un diccionario profesio-
nal, detallado ni definitorio. En cambio, defino sencillamente estas pala-
bras, con las mías propias. Confío que le será de ayuda.
Abre caminos: Los llamados a abrir camino para que venga el Señor (ver Miqueas
2:13). Son precursores como Juan el Bautista, que preparó el camino para la ve-
nida del Rey.
Adoración: Posición del corazón de una persona en temor y reverencia ante Dios;
hincar la rodilla ante Él.
Apóstol: Aquel llamado y enviado por Cristo a tener la autoridad espiritual, el ca-
rácter, los dones y capacidades de llegar y establecer a las personas en la verdad
y el orden del Reino, especialmente mediante la fundación y supervisión de igle-
sias locales.
Brujería: Todo espíritu que no sea el Espíritu Santo en el que operan las perso-
nas para manipular y controlar a otras personas.
Canto profético del Señor: Canto revelador inspirado, cantado por una persona o
grupo, declarando el corazón del Señor para una situación específica. Es oír la
voz de Dios y cantar su corazón.
Centinelas: Los que sirven en posición de vigilia. Ver Vigilia del Señor.
Cesacionismo: Sistema teológico de creencias que dice que los dones del Espíri-
tu Santo cesaron cuando se cerró el canon de las Escrituras al completarse el
Nuevo Testamento. Los cesacionistas no aceptan que los dones del Espíritu sean
válidos o necesarios en nuestros días.
Cielo abierto o portal: Un agujero, apertura o portal entre el cielo y la Tierra a tra-
vés del cual la presencia manifiesta de Dios se derrama sobre los que están debajo.
Destino profético: Promesa reveladora de Dios, que define sus propósitos, planes
y objetivos para una persona, grupo, ciudad o nación.
Día del Perdón: El día más santo para los judíos, un día al año, de ayuno, peni-
tencia y sacrificio por los pecados. Antes de la destrucción del Templo, el Sumo
Sacerdote entraba al lugar Santo de los Santos, el décimo día del séptimo mes del
calendario hebreo, y ofrecía sacrificios por el santuario, los sacerdotes y el pue-
blo. Esto preparó la entrada de Jesús, el gran Sumo Sacerdote, que se ofreció co-
mo nuestro eterno sacrificio de una vez por todas, habiendo comprado para no-
sotros la salvación eterna. Este día, también conocido como Yom Kippur, se ob-
serva hoy con ayuno y confesión de pecados.
Don de discernimiento de espíritus: Percepción sobrenatural dada por Dios para que
los creyentes puedan distinguir el espíritu que motiva palabras o acciones, y para
discernir la fuente de operación entre humana, demoníaca o del Espíritu Santo.
GLOSARIO DE TÉRMINOS 265
Dones del Espíritu: La expresión del poder de Dios que obra, dada por el Espíri-
tu Santo, para utilizarse en momentos y ocasiones especiales. Estos dones apare-
cen en 1 Corintios 12:4-11, y son la manifestación del poder del Espíritu Santo,
esenciales en el ministerio de “señales y milagros”.
Evangélicos: Los cristianos que creen en la infalibilidad de las Escrituras y las clá-
sicas doctrinas de la Iglesia, incluyendo la deidad de Jesucristo, su muerte como
acto de perdón, y su ascensión y regreso físicos; tienen celo evangelizador.
Evangelista sanador: Quien anuncia las Buenas Nuevas con señales, milagros y
sanaciones.
Guardianes de las puertas: Los ancianos de una ciudad o iglesia que tiene la au-
toridad de abrir o cerrar las puertas, según lo alerten los centinelas.
Guerra espiritual: Confrontación del reino de las tinieblas con el poder del Rei-
no de Dios para deshacer las obras de las tinieblas y elevar a su Hijo, Jesús.
Intercesión profética: Acción de esperar ante Dios para oír o recibir su carga, su
palabra, preocupación, advertencia, condición, visión o promesa, y de respon-
derle a Él y a las personas con acciones adecuadas.
Liberación: Encuentro con el Espíritu Santo mediante el cual una persona se li-
bera en nombre de Jesús de la opresión de los espíritus malos, y también de las
circunstancias externas que la oprimen.
Maldición: Palabra dicha con alguna forma de poder y autoridad espiritual para
el mal. Esto hace que se libere un poder que probablemente se extienda de ge-
neración en generación.
Noche oscura del alma: Un estado en que una persona se ve abandonada a la te-
rrible oscuridad y esterilidad del alma, situación en la que encuentra poco gozo
o dulzura. En esta temporada Dios purifica, prepara y somete la naturaleza de la
persona para que se una a su Espíritu. Al faltar la luz de Dios la persona deja de
operar con sus propias fuerzas, y se prepara para unirse a Dios.
Profeta/profetisa: Hombre o mujer que representa los intereses de Dios ante las
personas. Habiendo estado ante Dios el profeta hace un llamado de clarín al pue-
blo: indica lo que hay en el corazón de Dios en ese momento. Algunos se refie-
ren a esto como uno de los cinco dones de ministerio enumerados en Efesios
4:11.
Revelación visionaria: Gracia del Espíritu Santo que permite a un cristiano vivir
manifestaciones como visiones, sueños y trances.
Sacerdote: Quien ruega por las necesidades del pueblo ante Dios. En el Antiguo
Testamento una tribu especial, los levitas, fue apartada para este propósito.
En el Nuevo Testamento cada creyente en Cristo es un sacerdote ante el Señor.
Sacerdotes proféticos: Personas en las que se unen los oficios de profeta y sacer-
dote del Antiguo Testamento, con las aplicaciones del Nuevo Testamento para
nuestros días. Oyen del Señor los pronunciamientos desde su trono y también
oran de vuelta al Padre sus promesas.
Sanación de poder: Demostraciones del Espíritu Santo en las que uno es sanado
y liberado física, emocional o espiritualmente de las cadenas del cautiverio.
Sin terreno común: Todo guerrero espiritual debe permitir que el Espíritu Santo
lo prepare antes de la batalla por medio de la purificación. La razón por la que
Jesús podía tener tal poder y autoridad, y derrotar tan efectivamente al malvado
opresor, fue que Él no tenía terreno común con su adversario.
Unción profética: Cuando uno recibe impresión del Espíritu Santo para decir,
cantar o actuar lo que le ha sido revelado mediante una gracia especial.
268 ARRODILLADOS SOBRE SUS PROMESAS
Vidente: Persona dotada como “receptor” de Dios que opera en visiones y dones
reveladores para “ver” y describir lo que recibe del Señor.
Vigilia del Señor: Reunión en nombre de Jesús (ver Mateo 24; Marcos 13; Lucas
21) para vigilar, orar y estar atentos por la vida de una iglesia, ciudad o nación.
También posición sobre la muralla del Señor para ver fuera de la ciudad y aler-
tar a los guardias de las puertas cuando se acercan enemigos o enviados del Rey,
y dentro de la ciudad para reconocer y enfrentar actividad impía del enemigo que
está adentro.
Visión abierta: Un tipo de visión en el que se abren los ojos naturales y el creyen-
te ve y percibe realidades en el mundo espiritual.
Capítulo 1: De rodillas
1 R. Kelso Carter, “Standing on the Promises,” The Methodist Hymnal (Nash-
ville: Methodist Publishing House, 1964), pp. 221-222.
2 Dick Eastman, No Easy Road (Grand Rapids: Baker, 1971), p. 123.
3 Joseph L. Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippens-
burg, Pa: Destiny Image, 1997), p. 5.
4 W. E. Vine, An Expository Dictionary of New Testament Words (Old Tappan,
N.J. L Fleming H. Revell, 1966), p. 235.
15 Idem, p. 222.
16 Idem, p. 222.
17 W. E. Vine, An Expository Dictionary of New Testament Words (Old Tap-
pen, N.J.: Fleming H. Revell, 1966), p. 182.
36 Ramon Bennet, When Day and Night Cease (Jerusalem: Arm of Salvation,
1992), pp. 122-123.
37 Idem, p. 123.
38 Louis Rapoport, The Jerusalem Post, junio 1, 1991, p. 1
39 Associated Press, News Messenger (Marshall, Tex.), mayo 26, 1991, p.1