Toma de Decisiones

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Módulo: Mirada Agustiniana desde la ética social

Temática 3
Módulo: Mirada Agustiniana desde la ética social
Temática 3: Toma de decisiones

Los discursos éticos deben permear la realidad de cada sujeto y llevarlo a


que sus decisiones profesionales sean tomadas en concordancia con los
valores que inspiran su horizonte de acción.

José Carlo Bermejo (Belda, 2015, p.4) en el prólogo del texto “Tomar
decisiones: del proceso interior a la práctica ética” realiza un breve
acercamiento a lo que implica para el ser humano el proceso de toma de
decisiones:

¿Cómo tomamos decisiones las personas? ¿Cómo las


podríamos tomar para que fueran realmente decisiones libres,
responsables, del tipo de esas que nos dejarían a gusto con
nuestra conciencia, porque son realmente «nuestras» y
porque generan bien? No siempre somos conscientes de
cómo decidimos. Ni tampoco hemos reflexionado sobre
cómo decidir saludablemente.

Alguna literatura ha sido elaborada basándose en el discerni-


miento, tanto personal como comunitario. Más recientemente
también en el campo de las decisiones éticas se ha involucrado
la deliberación moral y las propuestas de metodologías que
favorezcan la toma de decisiones en medio de los conflictos
éticos que encontramos en el mundo de la salud y de la
intervención social. Quizá podamos decir, pues, que esta
temática ha estado casi reservada a expertos en acompaña-
miento espiritual y en bioética. No tanto en otros foros ni tampoco
como tema de interés universal, que obviamente lo es.
¿Cómo no reflexionar sobre el proceso saludable de toma de
decisiones personales y grupales para las innumerables
encrucijadas que encontramos en la vida?

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Elegimos cotidianamente. Para entendernos: el diseño
arquitectónico de un edificio puede ser muy audaz y futurista,
hermoso y atractivo. Pero los cálculos de los ingenieros son
los que dirán si el resultado final es viable constructivamente
o si convienen algunos cambios técnicos para que pueda
edificarse con seguridad. Nadie construye sin hacer estos
cálculos, como también otros… Generalmente, el discerni-
miento de ingenieros y arquitectos ayuda a tomar decisiones,
y suele ser acertado. Pues no sucede siempre lo mismo en
otros campos de la vida personal y grupal. Con frecuencia
son los impulsos, los intereses más narcisistas, la intensidad
emocional del momento, la atracción de la moda… lo que nos
lleva a tomar decisiones.

En efecto, la confluencia de emoción y razón, de las razones


de la inteligencia intelectiva y las «razones del corazón» (que
no siempre la razón entiende, según Pascal), el baile de los
valores y su compleja naturaleza, la diversidad de grados de
competencia para tomar decisiones (el tema de la libertad),
los influjos de la cultura, las modas, los líderes de opinión, la
capacidad de autoengañarnos y otros tantos elementos
hacen que la toma de decisiones no siempre sea un proceso
personal o grupal realizado de manera ponderada y humanizada,
conectada con el más genuino yo íntimo.

Tomar decisiones es un ejercicio que debe llevarnos a tres elementos: el


bien, la justicia y la felicidad; esta afirmación nos plantea que la toma de
decisiones es un ejercicio profundamente ético, en donde no todo es
válido, sino que dependiendo de los principios personales e institucionales
las decisiones pueden variar.

Ana Mengual et al. (2012) referencian que la toma de decisiones es una


habilidad genuina de los seres humanos, sin embargo, al momento de
tomar una decisión la tendencia es ser reactivos en vez de proactivos,
razón por la cual en la necesidad de tomar decisiones no siempre se toma
el tiempo necesario para elegir.

Afirman también que tomar decisiones implica mantener despiertas las


facultades que hay que poner en uso para la toma de decisiones inteligentes.
Estas son:

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El conocimiento de uno mismo, y el de las propias capacidades y
limitaciones.

La contrastación de la posible respuesta, frente al sistema de


valores del decisor y su priorización.

La imaginación.

La capacidad para elegir libremente.

Esquema para la resolución de problemas

Menegual et al. (2012), proponen el seguimiento de un esquema que


orientaría la manera adecuada de tomar una decisión. Es importante aclarar
que en todo momento deben mantenerse las habilidades personales que
se referenciaron antes.

1. Obtención de 2. Selección 3. Definición del


Inicio información de datos problema

7. Elegir la 6. Valorar cada 5. Enunciar 4. Estableci-


alternativa más solución soluciones miento de
adecuada alternativas objetivos

8. Comunicar la 9. Controlar el 10. Introducir


decisión resultado medidas Fin
correctoras

Esquema proceso toma de decisiones. Fuente: Menegual et al (2012).

1. Obtención de información

Primero, el decisor debe recabar toda la información necesaria para conocer


exactamente cuál es el problema y sus causas, a fin de poder realizar una
exacta definición del problema.

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Para recabar información es posible:

- Preguntar a personas relacionadas directamente con el problema.


- Ir a la zona o sección donde se está produciendo o se ha producido el
problema para ver qué sucede.
- Solicitar información a expertos en el área competente.

Al respecto, hay que tener en cuenta que no siempre la información obtenida


es fidedigna ni completa al 100%, puesto que en ocasiones la gente
proporciona su interpretación de la información, u omite parte de la
misma.

Por ello, es importante preguntar a distintas personas y, al hacerlo, cruzar


la información recibida, filtrarla, comprobar y finalmente juzgar.

2. Selección de datos

De entre la información recabada, se debe realizar una criba para asegu-


rarse de que está toda la información necesaria. Para facilitar este proce-
so, es conveniente formular preguntas como las siguientes, relativas a la
relevancia, pertinencia, veracidad y suficiencia de la información con la
que se cuenta:

- ¿Los datos seleccionados son realmente importantes?


- ¿Todos los datos están realmente relacionados con el problema?
- ¿Es posible confiar en la veracidad de los datos seleccionados, como
base para resolver el problema?
- ¿Está disponible toda la información necesaria?

3. Definir el problema

Identificar y definir el problema no es tan sencillo en muchas ocasiones,


porque a veces el problema es muy difícil de escrutar y es complicado
detectar sus partes.
Finalmente se ha de poder expresar el problema de manera tan clara y
concisa, que pueda quedar resumido en una o dos frases.

4. Establecimiento de objetivos

La definición del problema es el punto de partida y sirve para indicar


dónde está el decisor. Estableciendo unos objetivos, se marca dónde
quiere estar.

A la hora de formular los objetivos, aparte de que estos sean claros, concretos,
concisos y consistentes con el resto de políticas y objetivos de la empresa,
se debe tener en cuenta que también estén estrechamente ligados con

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con los valores que se promueven a nivel personal e institucional.

5. Enunciar soluciones alternativas

Una vez definido el problema y establecidas las causas del mismo, el


decisor debe establecer una relación entre las distintas causas y obtener
una conclusión sobre la causa que provoca el efecto, el problema en este
caso.

Es en este momento cuando busca soluciones alternativas al problema,


las plantea y las escribe, para pasar a continuación a estudiarlas y clasifi-
carlas.

6. Valorar cada solución

Para poder valorar las diferentes alternativas, debe tener en cuenta los
siguientes criterios:

- Valoración económica de la solución.


- Plazo de implantación de la misma.
- Eficacia de la solución a la hora de resolver el problema total o parcialmente.
- Popularidad de la medida.
- Legalidad de la misma.
- Coherencia de la solución con el horizonte institucional.

7. Elegir la alternativa más adecuada

Una vez calibradas las alternativas, el decisor debe elegir aquella que sea
más adecuada, aunque la elección de una alternativa no es suficiente y se debe
elaborar un plan de acción para la correcta implantación y seguimiento de
la alternativa elegida. En este plan de acción debe contemplar, como
mínimo, la lista de tareas/acciones a realizar, los responsables de llevar a
cabo cada acción, así como los plazos de ejecución de cada una.

8. Comunicar la decisión

La decisión tomada ha de ser comunicada a las personas implicadas en la


misma, bien directamente, por ser responsables de la ejecución de las
acciones que hay que implantar, o bien indirectamente, puesto que les va
a afectar de una manera u otra.

Lo normal es que las personas que han de participar en el cambio, hayan


sido previamente informadas, si no han participado en las reuniones de
toma de decisiones. Cuando sea necesario, el decisor debe contemplar la
formación de estas personas, como una tarea más a incluir en el plan de
acción de implantación de la solución elegida.

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9. Comunicar la decisión

El control de los resultados conseguidos con la solución implementada se


hace necesario a fin de verificar tanto que la implantación y su funciona-
miento son los adecuados, como la idoneidad de la solución elegida.

Este control supone haber establecido una medida de los estándares,


antes, durante y después de la introducción de las medidas decididas.

10. Introducir medidas correctoras

En caso de desviaciones respecto a los resultados esperados, el decisor


debe de introducir medidas para corregir los aspectos que no están
funcionando, y continuar supervisando el proceso hasta su correcta
implantación.

Para reflexionar

- ¿Qué tan coherentes son mis decisiones y las decisiones


institucionales con los valores que se profesan?
- En las decisiones que tomo, ¿qué lugar ocupa la persona?
- ¿Qué valores Uniagustinianos he incorporado a mi escala
de valores para la toma de decisiones?

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