Capítulo I Presocráticos Libro Meca

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Historia de la Filosofía
Antigua y Medieval
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Capítulo I. El nacimiento de la filosofía: Los filósofos


presocraticos
1. Introducción
El comienzo de la filosofía griega. 3
Contexto mítico y social del pensamiento presocrático 3
Mito, filosofía, ciencia 3
El problema del cambio y la physis 4
2. La primera filosofía de la naturaleza
Tales de Mileto 4
Anaximandro 4
Anaxímenes 5
Jenófanes de Colofón 5
3. La escuela pitagórica
Los datos históricos 5
Pitágoras 5
La doctrina de los números 6
La música del universo 6
4. Devenir y ser: la oposición Heráclito-Parménides
Heráclito de Éfeso 7
Parménides de Elea 7
5. Los sistemas conciliadores postparmenídeos
Aspectos comunes a las distintas tentativas 8
Empédocles de Agrigento 8
Anaxágoras de Clazomene 8
Leucipo de Abdera 9
Demócrito de Abdera 9
Sobre el movimiento cósmico y la formación del mundo 10
6. Síntesis de la evolución de la filosofía presocrática.
La coherencia del recorrido 10
La personalidad de los primeros pensadores:filosofía y vida. 10
La proyección social de la reflexión filosófica. 10
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I. Introducción
1.1 El comienzo de la filosofía griega
La filosofía griega tiene su origen en los últimos años del s. VII y principios del VI aC en las
ciudades griegas de Jonia, Asia Menor, florecimiento económico, técnico, científico por contactos
con otras culturas (egipcia y persa). Escuela de Mileto (Tales, Anaximandro, Anaxímenes). En
Grecia propiamente (Atenas, Solón), en s.V aC.
La reflexión moral de los poetas configuró los conceptos fundamentales que los filósofos
usan para interpretar el mundo (Homero -ley que gobierna el mundo, justicia garantizada por los
dioses-; Hesíodo -Diké, hija de Zeus, castiga a hombres injustos, infracción a la ley es arrogancia,
hybris, se comete por ceguera causada por fuerzas irracionales-). Este concepto, Solón lo aplica
en las leyes de la ciudad.
Los primeros filósofos no distinguen entre naturaleza y sociedad, ambas constituyen el
todo orgánico y viviente -el cosmos.
Importante papel tiene la influencia de las religiones mistéricas, como el culto a Dioniso, de
Tracia, el culto a Démeter en Eleusis y el orfismo1, sobre todo este último, en el concepto de que
es necesaria la purificación del alma para liberarla del ciclo de las reencarnaciones y su
transmigración a otros cuerpos.
1.2 Contexto mítico y social del pensamiento presocrático
El pensamiento filosófico aparece como continuación racionalizada del pensamiento mítico,
entremezclando motivos antropomórficos y míticos con elementos racionales. Primera
cosmogonía griega es Teogonía de Hesíodo -el mundo nace del caos por obra del amor-. Tanto el
estado del que surgen las cosas (physis) como la fuerza que las crea (arjé) son categorías
míticas. La mitología griega es un prototipo explicativo del origen y ordenamiento del cosmos. La
primitiva filosofía toma del mito las características formales de su explicación cosmogónica
racional (origen, causas, entidades míticas -Amor, Odio, Justicia) y de la vida social categorías
como orden, lucha, inteligencia, legalidad.
La idea de un principio ordenador que rige la desmesura y multiplicidad se halla ya en el
mito. Esto se traslada también a la vida de los griegos (equilibrado es bueno y bello).
1.3 Mito, filosofía, ciencia
Los primeros filósofos intentan explicar sobre la base de principios físicos o lógicos, en
contraposición a las cosmogonías míticas. Sin embargo, su especulación va más allá de lo
observable (su physis, aunque material, ejerce como tal por el pensamiento, como abstracción de
los datos observables), y tampoco realizan pruebas científicas, sino que intuyen la unidad
universal metafísicamente. Hesíodo contesta con mito, los presocráticos con filosofía.

1 Buscan éxtasis por ascetismo no por orgías de los cultos dionisíacos. Reinterpretación del mito de Dioniso-Zagreo. De las cenizas
de los Titanes que comen a Dioniso, hijo de Zeus, surge la especie humana. Alma, de origen divino, prisionera del cuerpo. La
vida es preparación para otra más alta. Zeus come el corazón de Dioniso para devolverle la vida.
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1.4 El problema del cambio y la physis.


Los filósofos presocráticos buscan una explicación del orden del devenir. Si las cosas
cambian, ¿qué son de verdad, siempre, por detrás de sus múltiples apariencias -multiplicidad-?
Buscan la raíz permanente e inmutable, superior a esa multitud y capaz de dar razón de ella, la
naturaleza o principio de donde emerge todo, la physis:
-el elemento básico de las cosas que permanece bajo el devenir aparente (physis).
-la fuerza engendrante que ese elemento posee para empezar por sí mismo el devenir
(arjé).
-el principio o nacimiento mismo del devenir (génesis).
No se cuestionan sobre la causa del cambio, que para ellos es una esencia vital,
espontánea, que posee la sustancia cósmica. Su supuesto básico. será, pues, la idea de una
materia cósmica a la base de la naturaleza entera.

II. La primera filosofía de la naturaleza


2.1 Tales de Mileto (624-546 aC)
Fundador de la escuela jónica. Para él el principio de todas las cosas es el agua, y la tierra
se sostiene sobre el agua. El alimento de todas las cosas es húmedo, lo cálido se engendra y vive
en la humedad. Las semillas son de naturaleza húmeda y el agua es para lo húmedo el principio
de la naturaleza (Aristóteles).
La escuela de Mileto, tratará de buscar la physis en el mundo inmediato de la experiencia.
2.2 Anaximandro (610-547 aC)
Según él, las características del arjé no son cumplidas por ninguna materia perceptible, por
lo que habla de una sustancia primordial que escapa a toda experiencia. Existe una causa
originaria, dotada de todas las propiedades necesarias para hacer posible los cambios del mundo,
pero ajena al devenir y a la experiencia. Lo llamó “lo indeterminado” (ápeiron) y le adscribió los
atributos tradicionales de la physis: increada, imperecedera, inagotable e indestructible. Según
Aristóteles, es una representación del caos mítico, reconociendo que la materia cósmica es una
masa corporal infinita en la que las diversas sustancias están mezcladas de tal forma que es
imposible atribuirles en su conjunto ninguna propiedad determinada. Del ápeiron se separan los
elementos opuestos según la necesidad. La separación es justa, pero en el mundo se mezclan los
elementos contrarios injustamente (conlleva lucha). El devenir y el cambio son una injusticia, una
lucha entre contrarios. Por otro lado, identifica el ápeiron con lo divino, al ser el más alto concepto
explicativo del mundo.
2.3 Anaxímenes (585-524 aC)
Discípulo de Anaximandro. Indica concretamente el principio de la naturaleza: el aire,
asociado con la respiración o el aliento, y del que salen todas las cosas y al que vuelven cuando
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se corrompen. Es la fuerza que anima el mundo, visto como un gigantesco animal que respira. El
modo en que se forman las cosas es por condensación (frío) y rarefacción (calor). A la sustancia
primera, soporte de la variedad cambiante de las cosas, se añade el principio del movimiento.
Como en el ápeiron de Anaximandro, también en el aire esta el fundamento de la igualdad de
todas las cosas, de su justicia, contra la injusticia de su individuación. Admite el devenir cíclico del
mundo, lo que explica su disolución periódica en el principio originario y su periódica regeneración
a partir del mismo.
2.4 Jenófanes de Colofón
Fue quien formuló explícitamente el primer monismo filosófico. Todo se concentra en una
única esencia. Su doctrina, por tanto, se mostró contraria a las creencias populares, al
antropomorfismo de la mitología. Para él Dios ni corporal ni espiritualmente es comparable al
hombre. Por un lado, identifica a la divinidad con el universo y atribuye a este Dios universal las
cualidades de la arjé milésica, y, por otro, le confiere características espaciales (forma esférica) y
funciones psíquicas (ubicuidad, sabiduría, dirección racional de las cosas).
Frente al punto de vista de científico natural y metafísico de Anaximandro, Jenófanes aplica
uno religioso, un giro teológico de la filosofía, sin interés por comprender la naturaleza. Mientras
los milesios conciben el fundamento de las cosas como lo que se mueve eternamente por sí y se
transforma en una viviente multiplicidad, Jenófanes pasa por alto la explicación de la naturaleza y
piensa que Dios es inmóvil y homogéneo en todas sus partes.

III. La escuela pitagórica


3.1 Los datos históricos
Por la invasión persa de Asia Menor, grupos de jonios se trasladaron a finales del s. VI aC
hacia la Magna Grecia, al sur de Italia y Sicilia. Aristóteles los denomina la Escuela itálica Secta
pitagórica con diversas reglas. Constituyen propiamente una escuela filosófica, la primera de la
que se tiene noticia. Se identifican a sí mismos como los que llevan una vida teorética o
contemplativa.
3.2 Pitágoras (571-497 aC)
Es el nombre con el que se designa al fundador de esta escuela. Su actividad debió ser
principalmente religiosa, relacionada con los misterios órficos. No se conoce ningún escrito suyo.
Sólo una doctrina se le puede atribuir con certidumbre: la supervivencia del alma tras la muerte y
su transmigración a otros cuerpos. El cuerpo es una cárcel para el alma que la divinidad ha
encerrado ahí como castigo. Fuera del cuerpo, el alma vive una vida incorpórea en un mundo
superior. El alma vuelve a esa vida si se purifica durante la vida corpórea, para ello es necesario
un estado del alma que es el entusiasmo, el endiosamiento. Conexión pitagóricos-órficos da lugar
a un modelo de vida contemplativa no ligada a las necesidades del cuerpo sino queriéndose
aproximar más bien a un modo de vivir divino. El que llega a esto es el sabio, que es a la vez, el
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perfecto ciudadano (conexión política).


El orfismo influye sobre los pitagóricos, Heráclito, Empédocles, la concepción platónica del
alma (mito de la caverna).
3.3 La doctrina de los números
La doctrina fundamental de los pitagóricos es que la sustancia de las cosas es el número.
Los principios de la matemática son los principios de todas las cosas. En vez del fuego, la tierra o
el aire, elementos corpóreos, consideran que el orden matemático es la sustancia del mundo.
En su desarrollo de la matemática, los pitagóricos toman los conocimientos egipcios y de
Asia Menor, y ellos convierten la matemática en una ciencia autónoma y rigurosa (sagrada).
Descubren los números y figuras geométricas como entes incorpóreos pero con una clara realidad
que puede ser aprehendida y dominada por el pensamiento, identificando el ser con algo más que
lo corpóreo, por lo que obligan a una ampliación de la noción de ente. Si los números y las figuras
son la esencia de las cosas, éstas adquieren su ser por imitación de los entes matemáticos. Su
importancia en la historia de la ciencia occidental es la importancia que conceden a la medida
matemática para entender el orden y la unidad del mundo.
Todas las oposiciones de las cosas se reducen a oposiciones entre números, la lucha entre
los opuestos, que se concilian gracias un principio de armonía, que constituye el significado último
de las cosas. La oposición fundamental de las cosas respecto a este orden mensurable es la de
limitado e ilimitado (impares y pares).
3.4 La música del universo
Los pitagóricos crearon una teoría matemática de la música puesta en relación con su
concepción cosmológica. Conciben el mundo como una esfera con fuego en el centro y alrededor
diez esferas que se mueven de O a E, el cielo de las estrellas fijas (rotan dentro de esferas
transparentes y, a distancias cada vez menores, los cinco planetas, el sol (refleja como gran lente
el fuego central), la luna, la tierra y la antitierra. El límite externo es una esfera de fuego. En
cuanto a la teoría matemática, asocia la relación entre la longitud de las cuerdas y las notas
correspondientes, a las distancias de los planetas, pensando que cada astro da una nota, y que
todas juntas (forman una octava) componen la armonía de las esferas o música celestial.
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IV. Devenir y ser: la oposición Heráclito-Parménides


4.1 Heráclito de Éfeso (535-485 aC)
Para Heráclito no existe nada estable, ni en las cosas particulares ni en el universo en
general. No hay ningún elemento determinado del que estén formadas todas las cosas, sino que
lo que existe es más bien un flujo continuo, un proceso constante de cambio y transformación. Las
cosas o elementos sólo son aspectos o momentos de este flujo fundamental. Una cosa es lo que
es pero también está en proceso de devenir en lo que no es. La oposición entre lo que es y lo
que no es es una lucha entre contrarios, pero al contrario de Anaximandro, esta lucha es justa, el
devenir es el modo en que las cosas son por naturaleza. Lo que parece detenerse es producto de
las fuerzas contrarias que lo mantienen en equilibrio. De este modo, el universo es una unidad
que en cada instante se disgrega y se reconstruye en un devenir incesante. Este cambio se
realiza según determinadas leyes y en una sucesión cuyas fases siempre se repiten. Este ritmo es
denominado por Heráclito destino, orden cósmico, razón del mundo o logos. Esta ley no es
accesible a los sentidos. Lo que aparece a los sentidos no es erróneo, pero precisa ser
comprendido como revelación del logos universal (del que doy cuenta al razonar).
4.2 Parménides de Elea (530 aC-?)
Platón establece una antítesis entre él y Heráclito. En Parménides se halla el concepto del
ser: Sólo el ser es, en cambio el no-ser no es. El ser de Parménides, al igual que el dios-todo de
Jenófanes:
– es eterno e inmutable: siempre idéntico a sí mismo, es la única realidad. El devenir es no-
ser. Si algo empieza a ser, o procede del ser (entonces ya es) o procede del no-ser
(imposible, del no-ser no puede provenir nada). El ser no empezó nunca, simplemente es.
Y como el ser es todo uno, nada empieza a ser ni existe el devenir.
– Es uno e indivisible: lo que surgiera de la división del ser sería otra cosa, y esto es
imposible, pues fuera del ser no hay nada.
El ser es algo infinito, acabado y semejante a una esfera perfecta y homogénea. Para
Aristóteles, Parménides sólo admite como ser las sustancias sensibles. El no ser es el vacío, lo
incorpóreo, lo inmaterial. Las cosas aparecen como pluralidad y diversidad gracias a este vacío
donde acontece todo movimiento como cambio de lugar de los lleno a lo vacío. La diversidad y el
cambio de las cosas no existen realmente, son ilusión de las cosas (vía de la opinión).
Para Parménides, todo pensar se refiere a lo que existe: no hay pensamiento cuyo
contenido no sea el ser, no hay ser que no pueda pensarse. Pensar es captar la realidad misma,
descubrir el ser en su existencia extramental. El pensar es el descubrimiento o presencia del ser, y
el ser es la verdad de pensar.
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V. Los sistemas conciliadores postparmenídeos.


5.1 Aspectos comunes a las distintas tentativas
Los milesios preguntaban por un fundamento permanente y común del que la multiplicidad
de las cosas son transformaciones de éste. El ser de Parménides, es la máxima abstracción de
este fundamento, se desposee a las cosas singulares de toda realidad -son apariencias- en
beneficio del ser unitario.
Los pensadores del siglo V van a aceptar de Parménides el ser pensado como algo eterno,
increado e imperecedero, invariable y en sí homogéneo. Se niegan los cambios cualitativos de la
materia que aceptaban los milesios. Sin embargo, negaran que el ser sea uno, sino varios, cada
uno de ellos con las características parmenídeas. De Heráclito, aceptan la realidad innegable del
devenir y del acontecer, por tanto, de la diversidad de las cosas, aunque se afirma que existen
elementos sustanciales. Los cambios se explicarán no por cambios cualitativos, sino por
combinaciones de los elementos. Combinaciones que, al no poder variar la naturaleza del ser,
consisten en cambios de lugar, movimiento, que explicará el cambio y la pluralidad de las cosas.
5.2 Empédocles de Agrigento (495-435 aC)
Defiende la existencia de dos soles, uno auténtico, el fuego y otro reflejado. Noche
interposición tierra entre los dos. Movimiento rápido de la luz.
En cuanto al ser de las cosas y su multiplicidad, defiende la existencia de cuatro elementos
-aire, fuego, agua y tierra- raíces de todas las cosas, y que son opuestos -seco-húmedo, frío-
caliente-. Las cosas se engendran a partir de estas 4 raíces por el amor, que tiende a unirlos, y el
odio, que tiende a separarlos (movimiento), aunque el odio también ayuda a unir pues la unión se
produce cuando los elementos han quedado libres. Así se dan ciclos de cuatro fases: 1, La esfera
del ser con los cuatro elementos, 2, el odio comienza a separar, 3, domina la separación de los
elementos y 4, el amor comienza a unirlos de nuevo. En cada ciclo, los elementos se unen de
manera diferente, perdurando sólo las que tienen logos, una estructura interna que les permite
seguir siendo.
Los elementos de Empédocles son increados e indestructibles, homogéneos en sí e
invariables, pero son divisibles en partes. Por mezcla se originan cosas singulares, por disociación
desaparecen. El movimiento de los milesios, Empédocles lo sitúa en fuerzas externas a los
elementos, el amor y el odio.
5.3 Anaxágoras de Clazomene (500-428 aC)
Partiendo del principio de Parménides de que el verdadero ser no puede extinguirse ni
crearse, sacó la conclusión de que es preciso admitir tantos elementos como materias simples
(spermata) contienen las cosas de la experiencia. Las substancias simples son, al fraccionarse,
cualitativamente idénticas -homeomerías. Similar al concepto de la química hoy. Los elementos
deambulan por el universo reuniéndose para engendrar las cosas singulares y extinguiéndolas por
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separación. En cada cosa hay algo de cada elemento, pero nuestra percepción aprecia las
propiedades de aquellos elementos contenidos en mayor medida. Para Anaxágoras, los
elementos son susceptibles de movimiento pero incapaces por sí mismos de producirlo. La fuerza
que es causa del movimiento, al existir, debe ser una materia particular, la más ligera, fina, ágil, la
homeoría que se mueve sin cesar y es capaz de poner en movimiento a las demás. Ha de ser una
materia anímica y se puede determinar por su obra de desintegración y combinación de los
elementos inertes. Al dar la impresión el universo de obedecer a un orden bello dirigido a un fin
-sobre todo en la rotación rítmica de los astros-, piensa que ha de ser obra de un espíritu que
prescribiera con arreglo a fines estos movimientos. Identifica esta materia matriz con la razón
-nous- o sustancia pensante. La diferencia con las otras sustancias no es de grado, sino
esencialmente diversa, gracias a su automovimiento, que regula armónicamente el acontecer
universal.
5.4 Leucipo de Abdera
Si Empédocles acepta la existencia de algunas cualidades, y Anaxágoras la de todas,
Leucipo, como Parménides, cree que la multiplicidad de determinaciones cualitativas dadas en la
experiencia no existe, y que la única propiedad del ser la constituye la corporeidad. Para
comprender la pluralidad, hay que admitir, en lugar del cuerpo universal e indiferenciado de
Parménides, una diversidad de corpúsculos no separados por ser, sino por el vacío, el no-ser, al
que hay que conceder, por tanto alguna especie de existencia, y al que considera ilimitado, en
oposición a lo limitado. Pulveriza el cuerpo universal de Parménides en partículas esparcidas por
el espacio infinito, aunque cada una de ellas conserva las propiedades del original. Estos
fragmentos los llamó átomos, incontables y de forma infinitamente variada. Las diferencias
cualitativas dadas en la percepción se deben a diferencias cuantitativas. Las múltiples
propiedades que percibimos son meras apariencias, sólo existen las determinaciones objetivas de
forma, tamaño, disposición y situación de los átomos singulares. El vacío permite su estructura y
aislamiento, así como la combinación y desintegración. El acontecer es movimiento de átomos en
el espacio. La causa del movimiento está intrínseco en los propios átomos, ya que el espacio es
inmaterial e inactivo. Los átomos, además de por sus formas, se diferencian por sus movimientos
intrínsecos. Deambulan hasta chocar formando las cosas. Anulan la separación de Empédocles y
Anaxágoras entre materia y fuerza y despojan a las partículas de variaciones cualitativas.
5.5 Demócrito de Abdera
Sus ideas son principalmente las mismas que las de Leucipo. La ciencia, para él, ha de
explicar el mundo de las apariencias de la percepción a partir de un riguroso conocimiento de la
verdadera realidad, constituida por los átomos y su movimiento en el espacio. Lo que aparece
bajo la forma de variaciones cualitativas no es más que variaciones cuantitativas de átomos. La
ciencia ha de hacer ver esta relación.
Distingue también entre las verdaderas cualidades de las cosas (forma, dimensión, inercia,
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densidad y solidez) y las cualidades aparentes (color, sabor, olor, sonido), que dependen de la
situación del sujeto que las percibe, el alma, que es también un complejo de átomos, pero de
naturaleza ígnea, los más finos, ligeros y resbaladizos. Están en los seres animados, pero su
máxima proporción se halla en el cuerpo humano, donde se conservan por la respiración en vida.
Las emanaciones de las cosas -los ídolos- actúan sobre los átomos ígneos para crear la
percepción, por lo que la realidad aparente es un producto necesario de la verdadera.
5.6. Sobre el movimiento cósmico y la formación del mundo
Para Empédocles, Anaxágoras y Leucipo el movimiento cósmico se da en forma de
torbellino, por la energía del amor y el odio, por una materia racional con arreglo a fines o por el
choque de múltiples átomos. En la explicación de Leucipo y Demócrito, sin embargo, no aparecen
consideraciones éticas y religiosas.
En cuanto al cómo de la formación y disolución del mundo, se diferencian en que para
Empédocles es un proceso incesante y periódico de nacimiento (amor une) y muerte (odio separa)
por el que las cosas singulares no existen en la mezcla perfecta ni en la completa separación, sino
sólo en la pugna entre amor y odio; para Anaxágoras la formación del mundo es única e
irrepetible, realizada por el espíritu ordenador -nous-; y para Leucipo es un proceso incesante de
formación y disolución en el que se forman una pluralidad incontable de universos, originándose
torbellinos por el choque de los átomos móviles que atraen a los contiguos, y cada uno de esos
sistemas atómicos en movimiento se estructura por sí mismo (más ligeros en periferia, más
pesados en el centro), y sigue girando hasta que se destruye chocando con otro mundo o
arrastrado a la órbita de uno mayor.
VI. Síntesis de la evolución de la filosofía presocrática.
6.1 La coherencia del recorrido.
El pensamiento presocrático es la conquista progresiva de una comprensión filosófica de la
naturaleza, creando un pensamiento lógico-racional más allá del mito. Tales, con sus
transformaciones de una única sustancia originaria; Anaximandro con alternancia frío calor.
Heráclito -niega leyes en devenir- y Anaxímenes -alternancia condensación y rarefacción- para
explicar cambios evolutivos de materia primordial. Anaxágoras explica por movimiento circular
mecánico producido por un principio de naturaleza espiritual, nous. Empédocles hace que fuerza
sea amor y odio. Concluye con sistema atomista Leucipo-Demócrito, que elimina restos mito
sustituyendo amor-odio por movimiento intrínseco de átomos, sin intervención sobrenatural.
6.2 La personalidad de los primeros pensadores: filosofía y vida. (no importante)
6.3 La proyección social de la reflexión filosófica
Los filósofos no fueron moralistas, sino reformadores. Los mitos fundadores de las
ciudades griegas resaltaban espíritu feroz, guerrero, conquistador. Estas imágenes modelaban la
sociedad. Los filósofos intentan reforma política deshaciendo mitos con espíritu logicizador.

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