Para los profetas Amós, Miqueas, Habacuc y Sofonías, ayudar a los más necesitados era una prioridad. Denunciaron la corrupción y el abandono de los pobres en Israel y Judá, y predijeron juicios divinos, pero también prometieron la restauración mesiánica y una era de paz y justicia para los oprimidos.
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Para los profetas Amós, Miqueas, Habacuc y Sofonías, ayudar a los más necesitados era una prioridad. Denunciaron la corrupción y el abandono de los pobres en Israel y Judá, y predijeron juicios divinos, pero también prometieron la restauración mesiánica y una era de paz y justicia para los oprimidos.
Para los profetas Amós, Miqueas, Habacuc y Sofonías, ayudar a los más necesitados era una prioridad. Denunciaron la corrupción y el abandono de los pobres en Israel y Judá, y predijeron juicios divinos, pero también prometieron la restauración mesiánica y una era de paz y justicia para los oprimidos.
Para los profetas Amós, Miqueas, Habacuc y Sofonías, ayudar a los más necesitados era una prioridad. Denunciaron la corrupción y el abandono de los pobres en Israel y Judá, y predijeron juicios divinos, pero también prometieron la restauración mesiánica y una era de paz y justicia para los oprimidos.
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UNIVERSIDAD CATOLICA DE HONDURAS
“NUESTRA SEÑORA REINA DE LA PAZ”
CAMPUS GLOBAL DE HONDURAS
Asignatura:
Trabajo Educativo Social
Sección:
1301
Catedrática:
Karla Alejandrina Paz Paguada
Contenido:
Resumen de los Profetas Menores
Presentado por:
Madyelin Mileny Oseguera Guardado 0209-2001-00699
Fecha:
Martes 21 de Septiembre del 2021
Elabore un resumen sobre como para los profetas Amos, Miqueas, Habacuc y Sofonías ayudar al mas necesitado era una tarea primordial.
-AMOS: Antes de su vocación, Amós fue pastor y labrador que
apacentaba sus ovejas y cultivaba cabrahigos en Tecoa, localidad de la montaña de Judá, situada a 20 kilómetros al sur de Jerusalén. A pesar de su pertenencia al reino de Judá, Dios lo llamó al reino de Israel, para que predicase contra la corrupción moral y religiosa de aquel país cismático que se había separado de Judá y el Templo. Alguna vez menciona también a Judá y a todo el pueblo escogido. Amós desempeñó su cargo en los días de Ocías (Azarías), rey de Judá (789-738) y Jeroboam II, rey de Israel (783-743). Desde un principio, el profeta se mostró intrépido defensor de la Ley de Dios, especialmente en su encarnizada lucha contra el culto del becerro adorado en Betel. Perseguido por Amasías, sacerdote de aquel becerro, el profeta murió mártir, según una tradición judía.Los primeros dos capítulos contienen amenazas contra los pueblos vecinos, mientras los capítulos 3-6 comprenden profecías contra el reino de Israel. Los caps. 7-9 presentan cinco visiones proféticas acerca del juicio de Dios sobre su pueblo y el reino mesiánico, a cuyas maravillas dedica los últimos versículos. Al igual que Isaías, Oseas y Miqueas, Amós profetizó durante los días de Uzías en Judá y en días de Jeroboam II, rey de Israel (versículo l). El fondo histórico de su profecía se encuentra en 2 Reyes 14:23-29; 15:1-7; II Crónicas 26:1-23. Amós fue uno de los pastores de Tecoa, en Judá, a seis millas al sur de Belén. Parece que toda esa área estaba dedicada al pastoreo de ovejas y ganado. Pero al igual que David, Amós no escapó de los ojos escrutadores del Señor, quien vio en él a un hombre de fe y valor y que sería obediente a su llamado. Amós fue convocado a profetizar en Israel (las diez tribus), pero él también tenía un mensaje para Judá. El tiempo de su llamado fue fechado dos años antes del terremoto, que ocurrió durante el reinado de Uzías (Zacarías 14:5).El sitio principal de su ministerio fue Bet-el, la ciudad que albergó el altar del becerro de oro. Este mensaje del profeta como canal directo de Dios es el del juicio que vendrá y la restauración que seguirá. Podrá notarse que hay cierta igualdad en los temas de muchos de los profetas. Esto se explica por el hecho de que había una causa predominante que producía un mensaje; es decir el pecado nacional, por lo tanto el mensaje era en la mayoría de los casos uno de condena. Pero al mismo tiempo que tenía un mensaje de reprensión para la nación en general, tenía también un mensaje de consuelo y restauración para un remanente fiel. Amós ve el pecado de Israel con relación a los grandes privilegios que le otorgaron, y demuestra que por causa de los grandes privilegios que eran suyos y no por andar de una manera digna de los favores que Jehová había derramado sobre ellos, su castigo sería mayor que el de los paganos que no habían tenido las misma ventajas que estos habían tenido (3:2). El tema de Amós puede declararse de la manera siguiente: La exposición de los pecados de un pueblo privilegiado, cuyas prerrogativas le trajeron grandes responsabilidades y sus fracasos le trajo juicios de acuerdo con la luz que había recibido. Aunque Jeroboam II era un rey que se consideraba malo, reinó por un tiempo largo. Territorios que en el siglo IX se habían perdido por Siria, fueron reconquistados otra vez (2 R. 14,25). Mientras Jeroboam gobernaba llegó a ser líder de todos los reyes de la costa oriental del Mar Mediterráneo. Tan grande era su conquista que llegó a tener aproximadamente los mismos límites que había tenido Israel en los días del imperio de David y Salomón.
-MIQUEAS: La Sagrada Escritura conoce dos profetas que llevan el
nombre de Miqueas o Micá; uno que vivió en el reino de Israel en tiempos del rey Acab (873-854), y otro que profetizó en el reino de Judá, reinando Joatam (738-736), Acaz (736-721) y Ezequías (721-693). Este segundo nos dejó el presente libro. De su vida solamente sabemos que era oriundo de Morasti (Moréset), pequeño lugar situado cerca de Eleuterópolis (hoy Beit Dschibrin) al suroeste de Jerusalén. La Iglesia lo venera como mártir y celebra su fiesta el 15 de enero. El marco histórico en que se encuadra la actividad de Miqueas es determinado por los tres reyes mencionados en el primer capítulo: apogeo de Judá bajo Joatam; humillación e invasiones enemigas en el reinado de Acaz y Ezequías; idolatría y vicios que provocaron la restauración del culto por este santo rey. El libro se compone de tres discursos. El primero se dirige contra los reinos de Israel y Judá, a los cuales predice la ruina, pero también el regreso del cautiverio y la erección del reino mesiánico. El segundo discurso trae amenazas contra los príncipes y jueces, contra falsos profetas y malos sacerdotes, contra Sión y el Templo, el cual será destruido en castigo de las maldades, pero al mismo tiempo promete felicidad futura, gloria para Jerusalén como centro de todos los pueblos, la restauración del reino de David y la venida del Mesías que nacerá en Belén. El tercer discurso contiene exhortaciones al arrepentimiento, anuncia el perdón y muestra el camino de la salvación. Concluye el Libro con un himno rebosante de promesas y de esperanzas.Miqueas se distingue por la belleza y sublimidad de su lenguaje, que es "terrible, desnudo y audaz en las conminaciones, elevado y grandioso en las promesas, tierno y patético en sus quejas y lamentos ". Tiene mucha semejanza con su contemporáneo Isaías, junto con el cual Miqueas inaugura el siglo de oro de la literatura hebrea.Miqueas fue contemporáneo con Isaías pero empezó su ministerio poco después de éste. Miqueas profetizó en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en los días de Pekaía, Peka y Oseas, reyes de Israel. El fondo histórico de su profecía está escrito en 2 Crónicas, capítulos 26 hasta 33, y 2 Reyes, capítulos 15,16 y 17. Era oriundo de Judá, y profetizó tanto a Judá como a Israel. Sin embargo, sus profecías se referían principalmente a Israel. Hubo una marcada semejanza entre sus profecías y las de Isaías. Compare Miqueas 4:1-5 con Isaías 2:1-4. Dios, quien habló a través de sus profetas por su Espíritu, a veces daba el mensaje a más de un profeta. El respeto de Ezequías para las profecías de Miqueas se convirtió luego en un medio indirecto para salvar la vida de Jeremías (Jeremías 26:14-19). Según algunos, la profecía de Miqueas puede dividirse en dos secciones principales: Denunciatoria (Cap. 1, 2,3) y consolatoria (Cap.4-7). En la primera división el profeta presenta un cuadro de una nación pecaminosa condenada al cautiverio; en la segunda, de un pueblo redimido disfrutando de las bendiciones milenarias. En la primera división muestra a Israel como mal dirigido y destruido por los gobernantes falsos; en la segunda, presenta un pueblo restaurado por el Mesías, el verdadero gobernante. El tema puede resumirse de la manera siguiente: Israel destruido por los líderes falsos y salvado por el verdadero, el Cristo. El bosquejo se presenta de la siguiente manera: Acusación (Cap. 1-3) y Consuelo (Cap. 4-7).
-HABACUC: El libro de Habacuc no da detalles sobre la vida del
profeta. Nada sabemos de su vida salvo el retrato psicológico que él mismo nos pinta en los tres capítulos de su Libro. Habacuc se muestra dominado por ciertas dudas respecto al porvenir de su pueblo y al reino de Dios, mas su confianza y su fe son mayores aún.Habacuc profetizó antes de la invasión de Judá por los caldeos (605) puesto que tal calamidad es objeto de su vaticinio, después de la cual Habacuc predice la ruina de Babilonia, como predijo Nahún la de Nínive, ambos crueles enemigos del pueblo y del reino de Dios. El Libro comienza con un diálogo entre Dios y el profeta sobre el castigo de Judá, se dirige luego contra los babilonios y termina con un magnífico y célebre cántico, que ha sido recogido en varias partes por la Liturgia. En él, Habacuc, que es el profeta de la fe, expresa la segura esperanza en la salvación que viene de Dios y la destrucción de los enemigos de su pueblo.La escritura no dice nada en relación a Habacuc, excepto que fue un profeta. Sin embargo, podemos conocer mucho de su fe y carácter personal, así como de los problemas de su tiempo, por sus escritos. Por los problemas a los que se enfrentó, juzgamos que probablemente era contemporáneo con Jeremías, y parece que profetizó poco antes de la caída de Jerusalén por Nabucodonosor, probablemente durante los reinados de Joaquín y Sedequías. Se refirió al alzamiento de Dios de los caldeos para castigar a su pueblo por sus pecados. Así que, 2 Reyes 23, 24 y 25, y 2 Crónicas 36 pueden ser el fondo histórico de su profecía.El profeta está rodeado por todas partes de la iniquidad triunfante que no recibe castigo. Al parecer al principio Dios no escucha su clamor por el juicio cuando al fin su oración es contestada y se pronuncia el juicio, quedan aún más perplejos, porque los agentes de los juicios de Dios, Los caldeos, son más impíos y más dignos de castigos que las víctimas. Habacuc está lleno de dudas y de preguntas. Pero afortunadamente lleva sus perplejidades al Señor, que pronto los disipa, y que se presenta una solución a sus problemas resumida en una declaración que es el corazón del libro: "El justo por su fe vivirá". Es decir, no importa cuán oscuro se vea el porvenir y cuan triunfante parezca el mal, el hombre justo no debe juzgar por las apariencias, sino más bien por la palabra de Dios; aunque los impíos vivan y prosperen en sus impiedades y los justos sufran, estos últimos deben vivir una vida de fidelidad y confianza. El profeta aprendió bien esta lección, pues aunque su profecía empieza con misterio, preguntas y dudas, termina con certidumbre, afirmación y fe. Resumiendo el tema queda de la siguiente manera: El conflicto de la fe (Cap. 1y2) y el triunfo final de la fe (Capítulo 3). -SOFONIAS: Sofonías, contemporáneo de Habacuc, descendiente directo, según parece decirlo él mismo, del santo rey Ezequías, profetizó durante el reinado de Josías (638-608), probablemente antes o en el curso de la reforma del culto que llevó a cabo este rey. El profeta se dirige contra la idolatría y la injusticia reinantes en Judá, no obstante el aparente despertar de la piedad traída por aquella reforma, y anuncia, como Habacuc, la próxima desolación del país por los enemigos. Luego vaticina contra los pueblos paganos, en primer lugar los filisteos y asirios, y termina, como casi todos los profetas, prediciendo la salud mesiánica con palabras que denotan un asombroso amor de Dios por Israel.Sofonías puede haber sido un descendiente de Ezequías (versículo 1). Fue contemporáneo de Jeremías. Profetizó en los días de Josías, rey de Judá, y poco antes de Habacuc. Sus profecías se relacionaron principalmente con el castigo de Dios a varias naciones que habían maltratado al pueblo de Israel, y particularmente con su castigo a Judá por sus pecados, y la caída de Jerusalén. Retrató esos hechos en los términos más fríos. El fondo histórico de su profecía se encuentra en 2 Reyes 22 y 23, y 2 Crónicas 34 y 35. La frecuente repetición de la frase "El día del Señor" sugiere de inmediato que Sofonías tiene un mensaje de juicio. Pero al igual que todos los demás profetas también tienen un mensaje de restauración. Se ha dicho que esta profecía de Sofonías es peculiarmente árida. No hay vida, ni flor, ni fruto; ninguna de las hermosuras de la naturaleza. No hay otra cosa que un mundo barrido por un torbellino. Una ciudad que no obedeció su voz, no recibió corrección, no confió en el Señor, no se acercó a Dios. Los hombres y la ciudad materializada, interesada en sí mismos, y muchos lujos; los gobernantes, príncipes, jueces y sacerdotes, igualmente corrompidos. La condición puede expresarse en una palabra: Caos. ¿Cuál es entonces la historia del día del señor? Una de caos consumado, desorden y desorganización hasta el punto que la ciudad aparece ante los ojos del profeta asombrado, como un panorama barrido por un ciclón. El último cuadro es el de Jehová entronizado, el cuadro de un nuevo orden; cánticos en vez de tristezas, servicios en vez de egoísmo, solidaridad en lugar de esparcimiento, el contraste de este demuestra la unidad del autor. Se resume el tema de la siguiente manera: La noche del juicio sobre Israel y las naciones, seguido por la mañana por la restauración del primero y la conversión de los últimos. Bosquejo: Una advertencia del juicio (Cap. 1), Un llamamiento al arrepentimiento (Cap. 2 – 3:7) y una promesa de restauración (Cap. 3-8:20).