Formación de Ministro y Catequista

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FORMACIÓN DE MINISTRO Y

CATEQUISTA
TEMA 1
LA IGLESIA ENVIADA POR JESÚS A CONTINUAR SU OBRA: LA
EVANGELIZACIÓN

 La misión de la iglesia proviene de Jesús.


 La misión de la iglesia se llama evangelización.
 La evangelización trasmite la revelación de Dios.

LA MISION DE LA IGLESIA.
Marcos 16, 15
“Y les dijo << id por todo el mundo
y proclamad la Buena Nueva a
toda la creación”

LA EVANGELIZACIÓN, VOCACIÓN PROPIA DE LA IGLESIA.


La Vocación se encuentra en el servicio. Ser canal de don de la gracia
(con el testimonio de uno, con nuestros hechos)

RENOVACIÓN DE LA HUMANIDAD
Renovar a la humanidad transformándonos desde dentro, desde el interior.
La evangelización tiene que ser concreta y en lugar concretos.

CONCILIO VATICANO II
 Lumen Gentium
 Gaudium et Spes.
 Ad Gentes.

TERCERA PARTE (CIC)


LA VIDA EN CRISTO (1697 - 1698)

1697 En la catequesis es importante destacar con toda claridad el gozo y


las exigencias del camino de Cristo (cf CT 29). La catequesis de la “vida
nueva” en Él (Rm 6, 4.) será:

 Una catequesis del Espíritu Santo, Maestro interior de la vida según


Cristo, dulce huésped del alma que inspira, conduce, rectifica y
fortalece esta vida.

 Una catequesis de la gracia, pues por la gracia somos salvados, y


también por la gracia nuestras obras pueden dar fruto para la vida
eterna.

 Una catequesis de las bienaventuranzas, porque el camino de Cristo


está resumido en las bienaventuranzas, único camino hacia la dicha
eterna a la que aspira el corazón del hombre.

 Una catequesis del pecado y del perdón, porque sin reconocerse


pecador, el hombre no puede conocer la verdad sobre sí mismo,
condición del obrar justo, y sin el ofrecimiento del perdón no podría
soportar esta verdad.

 Una catequesis de las virtudes humanas que haga captar la belleza y


el atractivo de las rectas disposiciones para el bien.

 Una catequesis de las virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad


que se inspire ampliamente en el ejemplo de los santos.

 Una catequesis del doble mandamiento de la caridad desarrollado en


el Decálogo.
 Una catequesis eclesial, pues en los múltiples intercambios de los
“bienes espirituales” en la “comunión de los santos” es donde la vida
cristiana puede crecer, desplegarse y comunicarse.
1698. La referencia primera y última de esta catequesis será siempre
Jesucristo que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Contemplándole
en la fe, los fieles de Cristo pueden esperar que Él realice en ellos sus
promesas, y que amándolo con el amor con que Él nos ha amado realicen
las obras que corresponden a su dignidad:
«Te ruego que pienses [...] que Jesucristo, Nuestro Señor, es tu verdadera
Cabeza, y que tú eres uno de sus miembros [...]. Él es con relación a ti lo
que la cabeza es con relación a sus miembros; todo lo que es suyo es tuyo,
su espíritu, su corazón, su cuerpo, su alma y todas sus facultades, y debes
usar de ellos como de cosas que son tuyas, para servir, alabar, amar y
glorificar a Dios. Tú eres de Él como los miembros lo son de su cabeza. Así
desea Él ardientemente usar de todo lo que hay en ti, para el servicio y la
gloria de su Padre, como de cosas que son de Él» (San Juan Eudes, Le
Coeur admirable de la Très Sacrée Mère de Dieu, 1, 5: Oeuvres completes,
v.6).

«PARA MÍ LA VIDA ES CRISTO» (FLP 1,21).

"Comienza haciendo lo que es


necesario, después lo posible y
de repente estarás haciendo lo
imposible." San Francisco de
Asís.
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA
DEI VERBUM
SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN
CAPITULO II

TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA

Los Apóstoles y sus sucesores, heraldos del Evangelio.


7. Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la
salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera
transmitiendo a todas las generaciones. Por ello Cristo Señor, en quien se
consuma la revelación total del Dios sumo, mandó a los Apóstoles que
predicaran a todos los hombres el Evangelio, comunicándoles los dones
divinos. Este Evangelio, prometido antes por los Profetas, lo completó El y
lo promulgó con su propia boca, como fuente de toda la verdad salvadora y
de la ordenación de las costumbres. Lo cual fue realizado fielmente, tanto
por los Apóstoles, que en la predicación oral comunicaron con ejemplos e
instituciones lo que habían recibido por la palabra, por la convivencia y por
las obras de Cristo, o habían aprendido por la inspiración del Espíritu Santo,
como por aquellos Apóstoles y varones apostólicos que, bajo la inspiración
del mismo Espíritu, escribieron el mensaje de la salvación.
Mas para que el Evangelio se conservara constantemente íntegro y vivo en
la Iglesia, los Apóstoles dejaron como sucesores suyos a los Obispos,
"entregándoles su propio cargo del magisterio". Por consiguiente, esta
sagrada tradición y la Sagrada Escritura de ambos Testamentos son como
un espejo en que la Iglesia peregrina en la tierra contempla a Dios, de quien
todo lo recibe, hasta que le sea concedido el verbo cara a cara, tal como es
(cf. 1 Jn., 3,2).

La Sagrada Tradición.
8. Así, pues, la predicación apostólica, que está expuesta de un modo
especial en los libros inspirados, debía conservarse hasta el fin de los
tiempos por una sucesión continua. De ahí que los Apóstoles, comunicando
lo que de ellos mismos han recibido, amonestan a los fieles que conserven
las tradiciones que han aprendido o de palabra o por escrito, y que sigan
combatiendo por la fe que se les ha dado una vez para siempre. Ahora bien,
lo que enseñaron los Apóstoles encierra todo lo necesario para que el
Pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe, y de esta forma la Iglesia,
en su doctrina, en su vida y en su culto perpetúa y transmite a todas las
generaciones todo lo que ella es, todo lo que cree.
Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con la
asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de
las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la contemplación y el
estudio de los creyentes, que las meditan en su corazón y, ya por la
percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el
anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el
carisma cierto de la verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos,
tiende constantemente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se
cumplan las palabras de Dios.
Las enseñanzas de los Santos Padres testifican la presencia viva de esta
tradición, cuyos tesoros se comunican a la práctica y a la vida de la Iglesia
creyente y orante. Por esta Tradición conoce la Iglesia el Canon íntegro de
los libros sagrados, y la misma Sagrada Escritura se va conociendo en ella
más a fondo y se hace incesantemente operativa, y de esta forma, Dios,
que habló en otro tiempo, habla sin intermisión con la Esposa de su amado
Hijo; y el Espíritu Santo, por quien la voz del Evangelio resuena viva en la
Iglesia, y por ella en el mundo, va induciendo a los creyentes en la verdad
entera, y hace que la palabra de Cristo habite en ellos abundantemente (cf.
Col., 3,16).

Mutua relación entre la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura.


9. Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente
unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina
fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la
Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito
bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite
íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios, a ellos
confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del
Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su
predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la
Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por
eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad.

CONCLUSIÓN CONCILIO VATICANO II DE LA CONSTITUCIÓN


DOGMÁTICA DEL VERBUM
CAPITULO II
 Por sucesión apostólica es la iglesia desde Jesucristo…
 Los 3 pilares fundamentales de la iglesia católica son:
1. La Sagrada Escritura.
2. La Sagrada Tradición.
3. Magisterio de la Iglesia.
 Todos somos discípulos enviados.

¿QUÉ ES LA CATEQUESIS?

Es la etapa o periodo del proceso


evangelizador en la que se capacita
básicamente a los cristianos para
entender, celebrar y vivir el
Evangelio del Reino, al que han
dado su adhesión y para participar
actualmente de la realización de la
comunidad eclesial y en el anuncio
y difusión del Evangelio.

1) LA CATEQUESIS, PARTE
DEL PROCESOS EVANGELIZADOS
Necesita articularse adecuadamente con los otros elementos del proceso
evangelizador, de ahí que en la Diócesis y en cada una de las comunidades
que la integran, deba existir un plazo orgánico que favorezca la
coordinación de la acción catequética con todas las demás acciones
evangelizadoras.
 Anunciar la Buena Nueva del Señor.
 Cautivar en el otro la curiosidad del conocer de Dios.

2) LA CATEQUESIS PARTE DEL MINISTERIO PREFECTICO.


Porque su esencia es proclamar la palabra salvadora de Dios, anunciar a
Jesucristo. Palabra viva del Padre, comunicando el mensaje cristiano. Al
comunicar la Palabra de Dios, la catequesis ayuda a los catequizando a
fundamentar y a profundizar la fe recibida por el Primer Anuncio. Al mismo
tiempo, la catequesis en cuanto reflexión vital, orgánica y bien ordenada
sobre el misterio de Cristo, se distingue, por estas características, de las
demás formas de presentar la Palabra de Dios.

3) LA CATEQUESIS, ACCIÓN ECLESIAL:


La catequesis se vive en el ámbito de la comunidad en donde los hermanos
se ayudan por la palabrada, por el ejemplo, para encontrarse más
estrechamente con el Señor y para estrechar entre si los vínculos de
caridad.

4) LA CATEQUESIS, ACCIÓN EDUCATIVA.


 Es una orgánica: ofrece una síntesis coherente del mensaje cristiano
en la que Jesucristo es, centro del mensaje y principio que da unidad
a los demás elementos de la fe cristiana.
 Es una educación sistemática: con un programa articulado, y
sesiones periódicas. No se reduce a lo meramente circunstancial u
ocasional.
 Es una educación integral: promueve en todas las dimensiones de la
fe cristiana. La acción catequizadora educa en el conocimiento de la
fe y educa también en la celebración litúrgica, en la oración, en las
actitudes evangélicas en la vida comunitaria, en el compromiso social
y el apostolado.
 Una predicación cristo céntrica para dar un mensaje contundente
y claro

FINALIDAD
El fin definitivo de la catequesis es poner a las personas no solo en la
relación sino en comunión, en intimidad con Jesucristo.
Hacer creer, a nivel de concomimiento y de vida, el germen de la fe
sembradora por el Espíritu Santo con el primer anuncio y trasmitido
eficazmente a través de bautismo.
La finalidad de la catequesis es la maduración de la fe, que implica la
iniciación y el crecimiento de la vida cristiana.
La catequesis, por tanto, propone que el discípulo desarrolle una
personalidad equilibrada y armónica, que viva en encuentro personal con
el Señor, un profundo sentido de iglesia y una sincera actitud de
solidaridad con los hermanos.

TAREAS DEL CATEQUISTA

Ya que las catequesis es formación


cristiana integral sus taras
corresponde a la educación de las
diferentes dimensiones de la fe que
en virtud de sus dinámicas internas
pide ser conocida, celebrada, vivida
hecha oración, vida en comunidad y
anunciada en la misión
 Propiciar el conocimiento integral de la fe.
 La educación litúrgica.
 La formación moral.
 Enseñar a orar.
 Iniciar y educar a la vida comunitaria y a la misión.

Promover a la persona en su plenitud human, es decir, ayudar a cada


hombre y a cada mujer a crecer en humanidad, a ser más persona: esto es
valorar la dignidad humana, desarrollar armónicamente todas las facultades
humanas. Educar en los valores humanos, entre otros aspectos.

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