Sanar El Alma
Sanar El Alma
Sanar El Alma
Son muchas las personas que llegan a las consultas de atención primaria con un dolor.Con esa migraña que no nos
deja vivir. Con esa tensión elevada que acelera nuestro corazón. Con esa pena en el alma que abruma, que agota, que
nos impide levantarnos por las mañanas.
Nos duele el cuerpo. Y como tal, recibimos esas pastillas para el dolor de la vida. ¿Es lo adecuado? No podemos
atribuir toda la culpa a los médicos, es poco el tiempo que tienen para atendernos y es habitual, por ejemplo, volver a
casa con un tratamiento poco acertado. Al poco volverá esa acidez de estómago, esos mareos que nos impiden salir
de casa y esas taquicardias que se acentúan cuando volvemos al trabajo.
La vida duele. La vida tiene efectos secundarios que hiere nuestra alma y enferma nuestro cuerpo. ¿Qué podemos
hacer? ¿Cómo enfrentarnos a esta dura realidad?
No vamos a entrar aquí en discusiones filosóficas o religiosas sobre la existencia o no del alma. Pero todos
entendemos el concepto. Al alma atribuimos lo que somos, lo que sentimos, en ella están nuestros miedos y
nuestras ansiedades. Nuestros sueños.
Existen teorías que van un poco más allá, que nos hablan del concepto de la regresión y de vidas anteriores, ahí
donde seguimos “cargando” con asuntos sin solucionar. Pero no vamos a entrar en estos conceptos.
Nos quedaremos en la idea básica de que el alma es una representación de nuestra auténtica esencia. Una entidad
muy frágil, vulnerable y que diariamente se siente herida. ¿Cómo avanzar por nuestra cotidianidad si nuestro ser se
encuentra decepcionado o coaccionado?
El cuerpo se resiente y la somatización es, posiblemente, una de las realidades más comunes en casi todas las
consultas médicas.
Una depresión no diagnosticada seguirá escondida, pero patente en la persona que la sufre. De nada le sirve un
calmante para ese dolor de espalda o de estómago. La persona llega al especialista quejándose del sufrimiento, de
esos problemas gastrointestinales que apenas le permiten comer nada…
Enfrentarse al problema
¿Qué podemos hacer? En primer lugar, ser responsable. Hay que ser consciente de que el verdadero foco del
problema está en nuestra mente, no es nuestro cuerpo. Y puede que te sorprenda, pero algo así no es fácil de
admitir para muchos de nosotros.
Es más fácil asumir que padecemos migrañas que una depresión. Curioso también lo que se da en muchas familias
donde uno de los miembros es diagnosticado con esta enfermedad, con una depresión. ¿Cómo deben tratar a ese
familiar? ¿Cómo nos dirigimos a él? ¿Qué debe hacer un niño cuya madre padece una depresión?
De algún modo, nuestra sociedad no termina de aceptar o de asumir esos “dolores del alma”. Cuando en realidad,
sería precisamente el mejor instrumento de ayuda y de apoyo. La familia, los amigos… pueden ser en ocasiones el
mejor “sustrato” para ayudarnos en estas situaciones.
Sé consciente de lo que ocurre a tu alrededor y de cómo te afectan las cosas. En ocasiones cedemos más de la
cuenta. Aceptamos cosas en contra de nuestros valores. Nos vemos envueltos en relaciones tóxicas de las
que no somos conscientes hasta que es tarde. Atiéndete, analiza lo que sucede a tu alrededor y valora cómo
te afecta. El autoconocimiento es esencial como estrategia de afrontamiento.
Cuando llegues a casa con dolor de cabeza, tensado y con un profundo malestar, antes de recurrir a un
fármaco permítete un tiempo para ti. Dos horas de descanso, de estar contigo mismo. Un instante de tiempo
en “tu palacio de pensamientos”, donde desconectar y ser tú mismo.
Si esto alivia tu malestar físico, tal vez sea hora de hacer pequeños cambios en tu vida. Sabemos que no siempre es
fácil encontrar este tiempo para nosotros mismos, pero ten en cuenta que poco a poco, te irás “perdiendo” si no
asumes nuevas medidas. Difuminando en obligaciones que te alejan de tu equilibrio, de tu bienestar.
No tengas miedo a expresar en voz alta aquello que te duele. Aquello que te molesta y que te afecta. Si
guardas silencio y lo escondes, día a día esa inquietud acabará transformándose en un dolor físico. Acepta,
expresa, busca ayuda, y emprende el proceso del cambio en busca de ese ansiado bienestar. Esa tranquilidad
en el “alma”, a la que todos tenemos derecho.
En ocasiones, las prisas también son una excusa para ignorar el dolor que nace de nuestras heridas. Pasamos de
ellas, no les hacemos caso, pero ellas no dejan de estar presentes y de limitarnos. Creemos que ignorarlas hará que
desaparezcan. En muchos casos quizás, pero en otros las heridas necesitarán otro tipo de cuidados, como la
desinfección o algún punto. Distinguir unas de otras no deja de ser una expresión de inteligencia emocional.
Por mucho que ignoremos nuestras heridas emocionales, esta actitud no impide que dejen su impronta en nuestro
cerebro. De hecho, sabemos que todo trauma vivido o aquello que nos ha causado un impacto emocional importante
en nuestra infancia lo arrastramos hasta la edad adulta. Si no lo vemos, si no nos paramos a reflexionar sobre lo que
nos ocurre para así poder solucionarlo, las heridas no cicatrizarán, seguirán abiertas.
Todas las experiencias negativas que vivimos dejan una huella profunda a nivel neurológico y seguirán sangrando
por mucho que nos esforcemos en ignorarlas. Las fortaleza en muchos casos no tiene nada que ver con apretar los
puños y seguir adelante, sino con estudiar el precipicio y encontrar la manera de construir un puente que nos permita
salvarlo.
Hablamos de mirar a los ojos a la tristeza para saber qué nos quiere decir, de encontrar una forma de gastar la
energía que emana de las emociones negativas sin dañar a nadie o de darle un momento de respiro a
la ansiedad para que recupere su latir normal: esa frecuencia en la que nos ayuda y nos da aliento, en vez de
consumirlo.
¿Qué ocurre a nuestra alma cuando no nos detenemos e intentamos seguir como si no hubiera pasado nada? Pues
que, si el precipicio es muy grande, nuestra zancada normal no será suficiente para sortearlo y terminaremos
precipitándonos al vacío. Así, trasformamos dificultades que antes hubiéramos podido resolver solos y en no mucho
tiempo en dificultades muy serias para las que vamos a necesitar ayuda y todavía más tiempo.
Las situaciones que más nos llevan al límites son las que más aprendizajes encierran, pero para salir fortalecidos de
ellas tenemos que mirar dentro de nosotros y aprender de todo lo que hemos experimentado.
Evaluemos con inteligencia nuestras emociones. Todas ellas tienen un mensaje para nosotros, la inteligencia está en
descifrarlo y para ello nuestra actitud nos tiene que dar la oportunidad de hacerlo. De otro modo terminaremos
rodeados de emociones que nos harán sentir muy extraños en nuestro propio yo.
Nos perdemos en ese mar de responsabilidades, que muchas veces se dibuja como esa alfombra sin fondo bajo la que
esconder nuestros problemas. Avanzar es importante, pero todavía lo es más no perdernos lo que pasa mientras. La
moneda con la que pagamos mirar al frente, ignorando el dolor de nuestra alma, es el tiempo. El mismo que escapa
por las heridas que no cerramos y que más que ignorancia necesitan cariño.
o Encuentra un asiento cómodo y coloca tus manos sobre tus rodillas o tus muslos.
o Trabaja en relajar tu cuerpo, de a partes, hasta que todo tu cuerpo se encuentre relajado.
3 Lee más. Leer es una excelente forma de mejorar tu concentración. Intenta leer sin detenerte durante 30
minutos, y lentamente tu capacidad de lectura por una hora y dos horas será desarrollada, tomándote unos
breves descansos. Tener la capacidad de concentrarte en lo que haya frente a ti, sea una historia romántica
o una biografía, te ayudará a concentrarte luego en tu trabajo.
o Cuando lees, pregúntate qué has leído a cada final de capítulo para asegurarte de que estás
prestando atención y dedicando energía a leer.
o Leer en la mañana es una forma maravillosa de despertar tu mente, y leer en la cama es una
forma muy útil de relajarte antes de dormir.
o Ponte la meta de leer 30 minutos más al día, y mirar 30 minutos menos de televisión. La
concentración que desarrollas al leer puede dañarse por la concentración que pierdes
mirando televisión y los comerciales.
4 Evita hacer varias cosas al mismo tiempo. Aunque muchas personas creen que hacer muchas cosas a la
vez es la mejor forma de terminar con dos o tres cosas al mismo tiempo, en realidad daña tu concentración.
Cuando estás con múltiples tareas, puedes creer que estás haciendo más, pero no estás poniendo toda tu
energía en una tarea, lo que en realidad afecta tu concentración.
o Procura hacer solamente una cosa a la vez y verás que completas las tres/cuatro cosas más
rápidamente que en simultáneo.
o Chatear con tus amigos en Internet mientras haces otras cosas es una de las peores formas
de hacer múltiples tareas. Chatear con un amigo puede reducir tu productividad a la mitad.
o Si estás trabajando desde tu casa, evita la tentación de hacer cosas de la casa mientras estás
trabajando o estudiando. Puede ser que tengas que lavar los platos, pero harás que la tarea
que espera por ti quede postergada.
Método2
Estar preparado
2.1 Reflexiona. ¿Alguna vez te preguntaste cómo fue posible que pese a haber estado “trabajando” todo el
día, al final del día no has terminado nada? Si esto te ha sucedido, entonces debes reflexionar acerca de la
experiencia antes de comenzar otro día improductivo. Antes de comenzar a trabajar, debes escribir todas
las cosas que funcionaron y las que no la última vez para asegurarte de aprender de esa experiencia
anterior.
o ¿Se suponía que estudiarías, pero pasaste toda la tarde conversando con tu compañero de
estudio? Entonces la próxima quizás debes estudiar solo.
o ¿Estuviste trabajando en la oficina, o en verdad te pasaste el día ayudando a otros
compañeros en vez de ocuparte de tus responsabilidades? La próxima vez, debes prestar un
poco más de atención a tus pendientes.
o ¿Perdiste todo el día leyendo lo que otras personas postearon en Facebook, chateando con
tus amigos o enviándote mensajes de texto sobre los planes para la noche? Es mejor hacer
esas cosas una vez que has acabado con el trabajo.
o Antes de comenzar tu día de trabajo, escribe lo que sea que está impidiendo que cumplas los
objetivos, para que existan menos chances de cometer el mismo error.
2.2 Ten una sólida rutina previa. Sea que estés yendo a una biblioteca o a la oficina para tu día típico, es
importante tener una rutina sólida antes de comenzar a trabajar para que tu día comience de la mejor
manera y te sientas más motivado para hacer todo lo que debes.
o Duerme lo suficiente. Despiértate y ve a dormir a la misma hora todos los días, para que tu
cuerpo se sienta fresco y alerta cuando te despiertas, y no cansado.
o Desayuna bien. El desayuno es la comida más importante del día, por lo tanto debes comer
lo suficiente para tener energía durante el día, pero sin comer tanto que luego te sientas bajo
de energías. Come carbohidratos saludables, como avena o cereales de trigo, proteínas como
huevo o pavo y algunas frutas o vegetales.
o Hazte tiempo para un poco de ejercicio. Solamente 15 o 20 minutos de aeróbico, o
abdominales dispararán tu sangre y renovando energías sin hacerte sentir cansado.
o Cuida la cantidad de cafeína en tu cuerpo. Aunque la cafeína puede ayudarte a despertar,
intenta no beber más que una taza al día, o al anochecer estarás sin fuerzas. En cambio,
cambia por un te con baja concentración de cafeína, o incluso deja por completo la cafeína, si
realmente quieres tener un día productivo.
2.3 Elige el momento y el lugar adecuados. Aunque quizás no puedas darte el lujo de decidir cuándo
comienza y cuándo acaba el día si trabajas en una oficina, si tienes algo de flexibilidad, entonces debes
comenzar a trabajar en el momento que te sientes más alerta, y elegir un ambiente que te ayude a hacer
bien tu trabajo.
o Recuerda que el momento más productivo del día es diferente para cada quien. Algunas
personas son más productivas al despertarse, mientras que otras necesitan un poco de
tiempo antes de sentirse alertas. Elige el momento en que tu cuerpo está más preparado
para decir que sí.
o Es importante encontrar el ambiente de trabajo adecuado para ti. Algunas personas trabajan
mejor desde su casa porque allí se sienten más cómodos, mientras que otros se sienten más
motivados cuando están en un bar o una biblioteca donde hay otras personas
trabajando/estudiando.
2.4 Anticípate a tus necesidades. Si quieres estar tan concentrado y productivo durante el día, entonces
debes anticiparte a tus necesidades antes de comenzar a estudiar, o tu mente comenzará a divagar.
Empezarás a pensar en todo lo que te gustaría hacer en vez de trabajar.
o Prepárate con algunas comidas como nueces, manzanas, bananas y zanahorias para
mantenerte activado en vez de tener que levantarte a comprar.
o Hidrátate siempre. Sin importar a donde vayas, lleva siempre una botella de agua para
mantener tu cuerpo hidratado.
o Vístete en capas. Si el cuarto en el que estarás es demasiado frío o caluroso, entonces debes
estar preparado para quitarte algunas capas o tener una bufanda o un sweater. No debes
perder la concentración por estar transpirando o temblando sin poder hacer nada al
respecto.
Método3
Organizándote
3.1 Haz una lista de pendientes. Si quieres concentrarte mejor, debes hacer una lista de pendientes para el
día así tienes a la vista concretamente las tareas a completar. Las irás marcando a medida que las termines.
En vez de sentarte sin un propósito, tendrás una lista de las cosas por hacer frente a ti, y te sentirás bien
cada vez que acabes con ellas.
o Escribe por lo menos tres cosas que necesitas hacer durante el día, tres cosas que debes
hacer para el día siguiente y tres cosas que necesitas hacer esa semana. Comienza por las
cosas que tienes que hacer ese día, y si las completas puedes seguir con las siguientes.
o Recompénsate con descansos. Date pequeños descansos cada vez que completas uno de los
pendientes.
3.2 Asigna prioridades a las tareas. Recuerde que hacer las tareas más exigentes a la mañana es más
conveniente porque estás lleno de energía y motivación. Deja las cosas más sencillas, como agendar
reuniones, ordenar, o contestar correos por la tarde, cuando estás más cansado.
o No postergues las tareas más difíciles hasta el final del día, o puedes descubrir que te pasará
al día siguiente.
3.3 Mantén tu espacio de trabajo organizado. Mantener organizado tu espacio es la clave para mantenerte
concentrado. Concentrarte te resultará mucho más sencillo si sabes dónde está cada cosa en tu oficina,
biblioteca o mochila. Tener un espacio organizado te ahorrará valioso tiempo cuando debes encontrar algo
y te mantendrá más motivado para terminar tu trabajo.
o Quita del medio todo lo que no tenga que ver con tu tarea. Fuera de algunas fotos sobre tu
escritorio en la oficina, todo lo que haya frente a ti debe estar relacionado con el trabajo,
desde papeles hasta lapiceras.
o Quita del medio tu teléfono celular a menos que lo necesites para trabajar. Puedes
chequearlo a cada hora o cada dos horas, pero no debes tenerlo encima de tu escritorio, o te
tentará mirarlo a cada instante.
o Ten tu computadora organizada. Saber exactamente dónde están tus documentos te
ahorrará tiempo en cantidades asombrosas constantemente.
3.4 Administra tu tiempo. Manejar tu tiempo es una parte importante de mantenerte concentrado. Cuando
comienzas un nuevo día de trabajo y haces tu lista de pendientes, escribe el tiempo que estimas dedicar a
cada tarea para completarla, para tener una idea de cómo será el día que tienes por delante. intenta hacer
las que demanden más tiempo al principio para sacarlas del medio pronto.
o Establece un tiempo razonable para cada tarea. No debes darte 20 minutos para hacer algo
que te llevará una hora. De otra forma, te sentirás mal por no haber cumplido tus metas.
o Si terminas una tarea temprano, utiliza ese tiempo para un breve descanso. Esto te motivará
para terminar tu trabajo.
3.5 Incluye los descansos dentro de tu agenda. Tomarte descansos es tan importante como completar la
tarea. Si planeas tu día con descansos intercalados entre una y otra tarea, estarás mucho más concentrado
que si pasas todo el día “como si” estuvieras trabajando.
o Date por lo menos 10-20 minutos para descansar después de cada hora de trabajo. Puedes
utilizar este tiempo para hacer una llamada, responder el correo de un amigo, o salir y tomar
una gaseosa.
o Recompénsate con descansos. Utiliza los descansos como motivaciones para terminar con tu
trabajo. Si piensas “Puede tomarme un delicioso té con leche en cuanto termine con esto”
entonces estarás mucho más motivado que si no hubiera nada positivo en el horizonte.
o Utiliza los descansos para hacer un poco de ejercicio leve. Hacer una caminata de quince
minutos o bajar las escaleras y subirlas pueden activar la circulación de sangre en tu cuerpo y
te hará sentir más alerta y energizado.
o Toma un descanso para tomar aire. No pases todo el día encerrado en tu oficina o en tu casa.
Sal a respirar un poco de aire fresco, aspirar la brisa de la mañana o dejar que la luz del sol
pegue en tu rostro para sentirte más concentrado al volver a tus tareas.
Método4
Evitar las distracciones
4.1 Evita distraerte online. Internet puede estar llena de cosas interesantes e información valiosa, pero
cuando se trata de hacer un trabajo, puede ser una forma lamentable de perder tiempo. Si realmente
quieres hacer el trabajo que tengas pendiente, debes evitar Facebook y evitar hablar con tus amigos
durante el día, y chequear tu correo electrónico unas pocas veces al día.
o Si encuentras un artículo interesante, dite que podrás leerlo durante tu descanso, no antes.
o Evita enviar correos electrónicos privados mientras estás trabajando. Esto te distraerá y
además te llevará más tiempo del que esperabas.
o Si no necesitas Internet para trabajar, desconecta el wi-fi. Puedes reconectarlo una vez a
cada hora para revisar tus cuentas.
o Evitar las distracciones online lleva tiempo. Si revisas tu Facebook cada quince minutos,
comienza a hacerlo cada 30 minutos, y fíjate si puedes pasar a revisarlo dos o tres veces al
día, o directamente ignorarlo.
o Si necesitas Internet para trabajar, intenta no tener más de cinco pestañas abiertas a la vez.
Concéntrate en lo que necesitas leer y continúa con lo siguiente. Si tienes demasiadas
páginas abiertas a la vez, tu mente estará en muchas cosas al mismo tiempo.
4.2 Que otras personas no te distraigan. Las otras personas son una distracción, sea que estés trabajando
en una oficina o una biblioteca. No les permitas apartarte de tus metas. Aunque puede parecerte muy
interesante socializar mientras deberías trabajar, esto enlentecerá tus tareas y hará que debas trabajar más
tiempo.
o Hazle saber a todas las personas alrededor tuyo que es importante para ti terminar eso que
estás haciendo. Así será más probable que respeten tu necesidad de estar concentrado sin
interrumpirte.
o No atiendas llamadas personales o mensajes de textos a menos que no puedas evitarlo. Diles
a tus amigos y familiares que solamente intenten comunicarse contigo mientras trabajas si es
por algo importante. Así reducirás los mensajes que recibes.
o Si tienes un compañero de estudio, cuida de que cada uno se mantenga concentrado en su
tarea. Pueden controlarse mutuamente para no perder el foco de su reunión de estudio.
4.3 No te distraigas con los alrededores. Cualquier entorno de trabajo puede distraerte si lo permites. Pero
si tienes la mente preparada, entonces podrás trabajar en casi cualquier lugar. Aquí tienes lo que hacer:
o Si estás trabajando en un lugar público con mucho barullo, puedes conseguir unos
auriculares que bloqueen el sonido escuchar música sin letra.
o Si estás sentado junto a alguien que está hablando por teléfono, o junto a dos amigos que
están conversando, aléjate de ellos, incluso si están donde tú estabas primero.
o Si estás trabajando en un lugar donde hay un televisor prendido, no levantes la vista de tu
tarea, o te absorberá.
4.4 Mantente motivado. Si quieres evitar distracciones y estar más concentrado, la mejor manera de
mantenerte motivado es terminando la tarea emprendida. debes escribir las razones por las que terminar
ese trabajo te motiva, y prestar atención a estas, para recordarte por qué es importante mantenerte
concentrado y no distraerte.
o Considera la importancia de tu trabajo. Si estás corrigiendo exámenes, es importante que
luego puedas darles a tus alumnos un retorno. Si estás terminando un proyecto, es
importante para que reconozcan tu buen trabajo.
o Piensa en ti. ¿Qué ventaja personal puedes obtener de terminar ese trabajo? Si estudias para
un examen, entonces podrás conseguir una buena nota para tu promedio. Si cierras un trato
importante con un cliente, puedes ser promocionado.
o Piensa en las cosas divertidas que te esperan al terminar. Recuérdate las cosas divertidas que
podrás hacer cuando todo acabe, sea esto ir a tu clase de yoga, hablar con un amigo que
hace tiempo no vez, comer un helado o compartir una rica comida con esa persona especial
en tu vida.
Consejos
Intenta relajar tu mente para no estar pensando en otra cosa mientras realizas tus tareas.
Advertencias
1. Detente unos minutos y disfruta de un momento a solas antes de continuar con tus tareas.
Tómate al menos cinco minutos diarios para adentrarte en tu propio universo interior. Busca un lugar
tranquilo dentro de tu hogar, en el jardín o en el parque para simplemente escuchar los sonidos de la
naturaleza y cuestionarte: “¿Qué me estimula en esta existencia? ¿Qué es lo que en realidad nutre mi
esencia?”
2. Presta atención a las señales de tu cuerpo.
Respira profundamente, trata de aliviar las tensiones del día y pregúntate cómo te sientes físicamente. Tal
vez el cuerpo te esté pidiendo a gritos estirar algunos músculos, recostarte unos minutos o comer
determinado alimento. Agradece a tu cuerpo por permitirte cumplir con tantas obligaciones diarias y piensa
en qué necesitarías para sentirte mejor.
5 COMPORTAMIENTOS QUE INDICAN QUE ESTÁS BAJO LOS EFECTOS DE LA INTOXICACIÓN EMOCIONAL
Raquel Aldana 4 mayo, 2015 en Emociones7313 compartidos
La intoxicación emocional se origina por conflictos personales y emocionales, que afectan directamente a
nuestro bienestar psicológico y físico, haciéndonos vulnerables y ocasionando sintomatología
como irritabilidad, depresión, inestabilidad emocional, fatiga…
Las causas son diversas, ya que somos seres emocionales en nuestra totalidad pero, en cualquier caso, la
intoxicación emocional es la consecuencia de no otorgarnos un tiempo diario para cultivar nuestro
interior.
¿Qué comportamientos dan la pista de que sufro intoxicación emocional?
Es probable que te encuentres bajo los efectos de la intoxicación emocional y aún no te hayas dado cuenta.
Por ello, lo que hay que hacer es prestar especial atención a los comportamientos que nos resultan
displacenteros y que, a pesar de ello, llevamos a cabo.
Con frecuencia mantenemos actitudes que nublan nuestra percepción y nos deterioran
significativamente. Hay 5 comportamientos distintos que una persona mantiene cuando está intoxicada,
veámoslos a continuación:
1. Estar de forma constante a la defensiva
Una persona que sufre intoxicación emocional está en modo autoprotección y malinterpreta de forma
constante las acciones o palabras de los demás como ataques. De hecho, solo presta atención a ciertas
palabras.
Si sientes que estás intoxicado, probablemente te hayas dado cuenta de que tus inseguridades han aflorado
y dirigen tu vida. Te vuelves más reactivo y te pones a la defensiva con frecuencia. Tu autoestima está
completamente mermada y te sientes vulnerable ante cualquier acontecimiento.
Tus emociones hacen que te bloquees y atiendas selectivamente a lo negativo o lo que crees que te afecta
directamente. Esto ocasiona que con frecuencia tuerzas las palabras o los actos de los demás hacia ti,
reaccionando de forma agresiva para protegerte de un posible daño que tus emociones te hacen creer
probable pero que seguramente solo estará en tu mente.
2. Ser excesivamente críticos
Es difícil tratar con una persona cuando se encuentra intoxicada sobre todo porque se autoimponen la
barrera de la intransigencia. No pasan ni una, ni siquiera a sí mismos.
Si sientes que estás intoxicado, es probablemente que, en tu afán por tenerlo controlado, seas demasiado
exigente contigo mismo y no te concedas ni un mínimo margen de actuación. Intenta ser más benevolente
contigo y con los demás.
3. Sentirnos apagados o poner ante nosotros un muro de piedra
Hay veces que las personas nos damos cuenta de que estamos llenas de emoción y optamos por cerrar las
cortinas y protegernos de nuestros propios sentimientos. Por esto es que, cuando a una persona le
abruman sus emociones, de alguna forma su vitalidad se desmaya y se encuentra apagada.
Estar apagado significa no tener fuerzas y no sentirte capaz de reactivar tu vida de ninguna forma.
Esta es la consecuencia de tener el cerebro inundado por nuestras emociones, que no nos deja pensar con
claridad y nos bloquea.
4. Condenar a los demás de forma constante, insultando o menospreciando
Las personas intoxicadas pueden resultar agresivas y peligrosas, en el sentido de que al estar a la
defensiva pueden luchar con uñas y dientes por una causa que creen de vida o muerte.
Debido al bloqueo emocional, no responden con claridad ni son capaces de valorar con sensatez a quienes
le rodean. Además, les resulta complicado sentir empatía por los demás, dado que están invadidos por
emociones que condenan sus sentimientos.
En realidad, si estás intoxicado, puede que te condenes y culpabilices en tu interior, proyectando
tus miedos y tus frustraciones en los demás como una vía de escape y liberación.
quien soy de donde vengo a donde voy que me hace sentir bien. que quiero hacer y no puedo
todos formamos parte de ese campo de energía gigante . Todos estamos conectados.
tomar concienca como base para la transformación. saber que son los pensamientos y el poder que tienen
sobre ti. Identificar la diferencia entre su sentimientos y tus emocione para conocerte. Como identificar
las creencias que determinan tu identidad. El enfoque de la intención para materializar tu sueño
Ana llama a su amiga Marta para decirle que tiene ganas de verla ese dia porque necesita contarle un
problema. Marta en ese momento está atendiendo cualquier asunto y le dice que no puede escucharla y
que la llamará mas tarde para hablar con ella.
Al decirle esto a su amiga Marta, Ana experimenta unos sentimientos de rechazado y abandonado y mas
tarde cuando Marta la llama, le reprocha por sus sentimientos de rechazo y abandono.
La razón por la que Ana identifica la actitud de Marta como de rechazo y abandono es porque Ana se
siente una persona rechazada y abandonada debido a sus experiencias pasadas y entonces proyecta esas
creencias sobre si misma y su realidad. El hecho presente lo asocia a un suceso del pasado.
Ser capaz del reconocimiento, sin necesidad del elogio de los demás.
Evidentemente hay maneras más amables de adaptarnos a nuestros escenarios, pero a veces nos
resulta “más sencillo” enfermar que afrontar algo en particular que nos perturba, pero no encontramos
recursos suficientes para darle la cara.
Las heridas que no llegamos a sanar, nos hacen vulnerables a diversas dolencias físicas y
enfermedades. Todo aquello que al pensar nos duele es un factor potencial de riesgo de padecimiento
físico. Aquello que no nos atrevemos a decir, ese “no” que no llegamos a pronunciar, esa sensación de
abandono que arrastramos desde la infancia o la poca disposición que tenemos de perdonar algún
agravio, son factores que hacen estragos en nuestro organismo.
Tenemos una mente muy poderosa, que se encarga de manejar toda la información que entra a
nuestro sistema y a veces resulta tan arbitrario su comportamiento, que podríamos pensar que pasa a
ser nuestra enemiga al momento de procesar la información.
Podemos enfermar por sentir que es la única manera en la que podemos ser merecedores de
descanso o de afecto, podemos enfermar para evadir alguna realidad. Las dolencias pueden ser
ligeras, un sencillo dolor de garganta, que lo podemos asociar a cosas que no podemos decir, hasta
enfermedades capaces de arrebatarnos la vida, donde hemos canalizado heridas que no podemos
sanar.
No importa lo que nos ocurra a nivel físico, tenemos la posibilidad de sanarnos a nosotros mismos,
yendo adentro, trabajando en nuestro interior, limpiando cargas negativas que vengamos asumiendo,
desechando los pensamientos que no nos aportan algo positivo.
La simple calma nos permite idear una solución, el sentir nuestro cuerpo flotar sin mayor esfuerzo nos
permite descansar y nos resulta viable salir o permanecer más tiempo sin ahogarnos. Lo mismo ocurre
cuando aceptamos y fluimos a través de cada uno de nuestros procesos.
El perdonar lo podemos comparar con soltar el grillete que nos mantiene sin que el avanzar resulte en
un problema, el tener esa carga allí no nos aventaja en absolutamente nada. Si se trata de alguien más
a quien nos cuesta perdonar, esa persona ni se entera de nuestro sufrimiento y si hablamos de
nosotros mismos, la culpa nos puede consumir. No podemos hacer algo para cambiar el pasado, pero
sí podemos decidir cómo reaccionar ante lo que hoy sentimos.
El dejar ir todo lo que duela y pese, el aligerarnos de todo el equipaje que no nos aporta nada positivo,
es sin duda el cierre para nuestra liberación.
Todo lo que necesitas está dentro de ti, el mejor antídoto, la mejor medicina, el mayor alimento.
Comienza a dosificarte con mucho amor, aceptación, perdón y respeto y comienza a ver los cambios
poderosos en tu vida.