El Cisma de La Iglesia Católica en Europa

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El cisma de la Iglesia Católica en Europa

El 30 de octubre de 1517 tuvo lugar el acontecimiento que se toma como punto de partida
de lo que hoy conocemos como “Reforma Protestante”, que desencadenaría una serie de
sucesos bastante importantes. No solo fue un movimiento eclesiástico, sino también
cultural y político. Una de las grandes consecuencias de dicho movimiento fue el cisma o
separación de la Iglesia en Europa.

Los antecedentes
Para entender el proceso de la Reforma Protestante no basta con partir desde la publicación
de las 95 tesis de Lutero, debemos ir más allá para comprender todos los factores que
hicieron que el movimiento encabezado por Lutero tuviera tanto éxito en la Europa del
siglo XVI.
En primer lugar nos encontramos el deterioro de la Iglesia Católica, tanto a nivel
institucional como espiritual. Desde la Baja Edad Media ya había críticos que ponían sobre
la mesa el debate de una reforma de la Iglesia, con la intención de volver a los fundamentos
del cristianismo primitivo a fin de terminar con la corrupción que envolvía a la Iglesia.
Desde los estamentos más bajos de la jerarquía católica se podían encontrar abusos, fallas y
corrupción, por ejemplo, el clero rural no estaba lo suficientemente preparado y no lograba
transmitir el mensaje religioso a los fieles y congregantes. En los monasterios cada vez se
tomaba menos importancia a las normas de pobreza y austeridad que regían a las órdenes
religiosas de la época. A los obispos les importaba más la riqueza y el poder político y el
Papa veía caer su prestigio y autoridad moral.
Además, los creyentes, quienes conformaban la comunidad cristiana, estaban en la
búsqueda de una religiosidad auténtica, cosa que no encontraban en la decadente institución
de la Iglesia Católica Romana. Entre los creyentes estaba el miedo a la muerte y al castigo
divino, por lo que reinaba una atmósfera de incertidumbre a lo que se encontraría más allá
de la muerte.
La respuesta a tales cuestionamientos e incertidumbre por parte de la Iglesia Católica
fueron la venta de indulgencias, es decir, se pagaba a la Iglesia para recibir menos años en
el purgatorio y poder ascender al cielo. Estas medidas fueron no solo ineficaces, sino
también lucrativos, lo cual desencadenaría en una serie de críticas del personaje que
encendió la mecha de la Reforma: Martín Lutero.
El dinero obtenido de la venta de indulgencias se destinaba, en gran medida a la
construcción de la Basílica de San Pedro.
Por último, nos encontramos los factores políticos que ayudaron al avance de la Reforma,
tales como el creciente sentimiento anti romano y la idea de ruptura que la nobleza alemana
buscaba. De igual manera la Reforma, o más concretamente, la ruptura de ciertos territorios
con la Iglesia Católica y su adherencia a la fe Protestante significarían el paso de las
propiedades y riquezas de las órdenes religiosas a jurisdicción de los príncipes gobernantes
de tal territorio, lo que atraería el interés de varios príncipes hacia el protestantismo.
Martín Lutero
Lutero nació en una familia campesina acomodada de Turingia, su familia quería que fuera
jurista, pero después de sobrevivir a una tormenta en la que un rayo impactó a un lado de él
hizo una promesa y se hizo monje de la orden de los agustinos. Tuvo la oportunidad de
viajar a Roma por un asunto de su orden, pero en dicho viaje quedó decepcionado por la
corrupción que vio en la Iglesia.
Lutero estudió lenguas clásicas y fue profesor de Sagrada Escritura, esto sería un factor
muy importante, ya que le permitió establecer contacto con el cristianismo primitivo y
formar su doctrina.

Las 95 tesis y la doctrina Luterana


En la década de 1510 Lutero se sumió en una crisis de fe y comenzó a estudiar
profundamente la Biblia, tratando de encontrar respuestas a lo que más me angustiaba: La
salvación del hombre. La respuesta a esta cuestión la encontró en un pasaje de la carta del
apóstol Pablo a los Romanos:
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito:
Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:17. Reina Valera 1960)
En torno a esto formó toda su doctrina, la cual se basaba en la salvación del hombre a
través de la gracia divina (y no por obras, sacramentos o por indulgencias, como predicaba
la Iglesia Católica). Algunos de los aspectos fundamentales de la doctrina luterana son:
La predestinación del hombre: Su condena o salvación solo dependen de Dios
La Palabra de Dios: La Biblia es el centro del mensaje religioso y establece una relación
directa y personal con Dios. Los santos y la virgen no son objetos de devoción, sino meros
modelos a seguir. Solo hay dos sacramentos, el bautismo y la eucaristía
La organización de la Iglesia: La única diferencia entre los pastores y el resto de creyentes
es el servicio que prestan los primeros como predicadores de la palabra y administradores
de los sacramentos. Esto lleva a la ruptura del celibato del sacerdocio.
Participación: Las misas deberían ser impartidas en el idioma de los congregantes y no en
latín, lo que llevaría a una mayor participación de los fieles en el culto.
El 31 de octubre de 1517 Lutero publicó sus 95 tesis, en donde señala los planteamientos de
su doctrina y critica abiertamente a la Iglesia Católica por la venta de indulgencias, entre
otras cuestiones.
La respuesta católica
El Papa exigió a Lutero a retractarse de lo que exponía en sus 95 tesis, pero éste se mantuvo
firme en su doctrina. En 1520 se publicó una bula donde el Papa condenaba por heréticas
las propuestas de Lutero y luego, en la Dieta de Worms, donde estuvo presente el
emperador Carlos v se intensificó el rechazo a su doctrina y se le condenó al exilio. Pero
Lutero contaba con la protección de Federico el Sabio, príncipe de Sajonia y la bula papal
se quemó en la iglesia de Wittenberg.
Los príncipes protestantes
Al movimiento de Reforma Protestante se unieron varios príncipes del Sacro Imperios,
debido a motivos políticos antes mencionados, los cuales trataron a toda costa de defender
el luteranismo en sus territorios, llegando a crear la Liga de Esmalcalda en 1539, una orden
militar compuesta por 15 príncipes y más de 29 ciudades. También se convocaron debates y
Dietas en Marburgo, Augsburgo y Ratisbona para tratar de conciliar a protestantes y
católicos, pero esto no tuvo éxito.
En 155 se firmó la paz de Augsburgo, en donde se reconocía el credo luterano, pero
ninguno más, además de que se imponía el principio de “cuius regio, eius religio” en donde
cada príncipe podía elegir su religión e imponerla a sus ciudadanos, pero esto con
concordaba con el principio luterano de libertad de culto a nivel individual.
A pesar de este acuerdo firmado, la paz religiosa dentro del Imperio no fue lograda, hubo
varios movimientos de reforma además del encabezado por Lutero, sin mencionar la
contrarreforma de la Iglesia Católica iniciada con el Concilio de Trento, pero eso ya es otro
tema.

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