Martín Lutero Retorno Al Evangelio Como Ejemplo Clásico de Cambio de Paradigma

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MARTÍN LUTERO RETORNO AL EVANGELIO COMO EJEMPLO CLÁSICO DE CAMBIO DE

PARADIGMA

El sonido del martillo que clavó las tesis sigue retumbando hasta hoy. El documento que se expuso en aquella puerta
propició una serie de acontecimientos que devolvieron la fe a la centralidad de las Escrituras. Ese sencillo y valiente
acto de golpear la madera y de exhortar a la Alemania del siglo XVI afectó tan profundamente al mundo, que aún
hoy podemos percibir sus efectos.

Luteranos, reformados, anglicanos, anabaptistas, presbiterianos, bautistas y prácticamente todo el movimiento


protestante jamás hubiera llegado a existir, o al menos no como lo conocemos hoy, si providencialmente Dios no
hubiera conducido el corazón, la mente y las acciones del apasionado monje que publicó este documento.

Martín Lutero, nació el 10 de noviembre de 1483 en la ciudad de Eisleben, en la provincia de Sajonia.

1. ¿POR QUÉ SE PRODUJO LA REFORMA LUTERANA?

Prácticamente todas las reformas que deseaba Lutero ya habían sido postuladas anteriormente.
¿Qué había servido de preparación, antes de la Reforma, al nuevo cambio de paradigma en la historia universal?

Destacamos lo siguiente:

—El derrumbamiento del papado como sistema de hegemonía mundial, el cisma de la Iglesia oriental, más tarde el
doble y triple pontificado de Aviñón, Roma y Pisa, así como el surgimiento de los estados nacionales de Francia,
Inglaterra y España. —El fracaso de los concilios reformadores (Constanza, Basilea, Florencia, Letrán) en su intento
de «reformar a la Iglesia en cabeza y miembros». —El paso de la economía en especie a la economía monetaria, la
invención de la imprenta, el deseo general de cultura y de Biblias.

—Finalmente, una terrible superstición en el pueblo, un nerviosismo religioso que a veces tomó forma de fanatismo
apocalíptico, una liturgia desprovista de contenido y una religiosidad popular formalista, un odio a los frailes y
clérigos por su poco apego al trabajo, un malestar entre los habitantes cultos de las ciudades.

Todo estaba preparado para un trascendental cambio de paradigma, Y ello sucedió a través de un único monje, a
través de la extraordinaria figura profética de Martín Lutero, aunque al principio Lutero, joven monje y doctor en
teología, no se tuvo en absoluto por un profeta sino por un religioso dedicado a la docencia, sin embargo, llevado de
su intuición e inspiración, supo captar los apasionados anhelos religiosos de la Baja Edad Media.

Sin Martín Lutero, la Reforma no hubiese tenido lugar.

2. LA TEOLOGÍA LUTERANA

El desarrollo de la propia teología de Lutero estuvo influenciado tanto por sus instructores ockhamistas como por
Agustín de Hipona. Continuó con sus respectivos énfasis en la omnipotencia de Dios y la soberanía de la gracia de
Dios. La Palabra de Dios, y la distinción luterana entre la ley y el evangelio, fueron también fundamentales para la
teología de Lutero sobre la iglesia y la vida cristiana. La promesa de salvación de Dios en el evangelio se basaba
totalmente en la persona de Jesucristo y en la naturaleza de la fe cristiana; para Lutero, la fe no era simplemente un
acuerdo con los hechos históricos, sino una confianza que define a la persona humana en su totalidad y recibe la
justicia gratuita de Cristo. Lutero entendió de un modo nuevo, en su angustia de conciencia, la justificación del
pecador.

En el siglo XVII, los teólogos luteranos «ortodoxos» se apartaron de la práctica de Lutero; se ajustaron a los modelos
escolásticos que permitían el intercambio teológico a través de las líneas confesionales. La piedad popular de esa
época se apropió de ciertas formas medievales, utilizando la alegoría en la predicación y adaptando otros énfasis
espirituales de Johannes Tauler y otros.

La teología de Lutero experimentó un proceso de desarrollo desde el comienzo de sus estudios teológicos
(1508/1509) hasta aproximadamente 1520/1521, anclado en su reconocimiento de que una visión bíblica de la
realidad se basa en las relaciones, en particular la relación del Creador con todas las criaturas, como algo
fundamental para entender la vida humana.

LUTERO SOBRE LAS ESCRITURAS


Dios se dirige a los pecadores por medio de su Palabra, ya que revela quién es Él y cuál es su voluntad para la
humanidad en la Sagrada Escritura. Lutero creía que el Espíritu Santo estaba presente con los autores proféticos y
apostólicos de la Biblia cuando escribieron la Palabra de Dios y que está presente con los cristianos cuando leen y
utilizan las Escrituras en todas las épocas posteriores. Dios habla a su pueblo de dos maneras distintas: mandato y
promesa, o ley y evangelio. La distinción de estos dos modos —el primero, establece la voluntad de Dios sobre lo
que los seres humanos deben hacer, su diseño para la vida humana; el segundo, que establece las acciones de Dios en
Jesucristo a favor de los pecadores— sirvió a Lutero, a su colega Felipe Melanchthon (quien enfatizó
particularmente el uso de la distinción en la predicación y la enseñanza) y a sus seguidores, como una clave
hermenéutica para la correcta comprensión y aplicación de la Palabra de Dios.
LUTERO Y LA SALVACIÓN
El punto de partida de la empresa reformadora de Lutero no fue, por tanto, determinados abusos dentro de la Iglesia,
ni fue en absoluto el tema de la Iglesia, sino el tema de la salvación: ¿Cómo es la relación del hombre con Dios? ¿Y
la de Dios con el hombre? ¿Cómo puede estar el hombre seguro de salvarse por obra de Dios? ¿Cómo puede el
hombre pecador enderezar su relación con el Dios justo? ¿Cuándo está justificado ante Dios? Lutero había
encontrado la respuesta sobre todo en la epístola a los Romanos del apóstol Pablo: el hombre no puede en absoluto
por sí mismo, por muy piadoso que sea, aparecer como justo ante Dios, estar justificado ante él. Dios es quien, con la
libertad de su gracia, en su calidad de Dios misericordioso, justifica al pecador, sin que éste lo merezca. Y esa gracia,
el hombre sólo puede acogerla si confía lleno de fe.
Pero a ello se añadió un segundo factor: a partir de su nuevo modo de entender el proceso de la justificación, Lutero
vino a dar con una nueva manera de entender la Iglesia. O sea: con una crítica radical de la doctrina y la práctica de
una Iglesia apartada del evangelio, corrupta y formalista, y de sus sacramentos, ministerios y tradiciones.

Muchos se preguntan: ¿Cuál era su verdadero pensamiento doctrinal en ese momento? ¿Sus dudas sobre la iglesia
romana ya estaban planteadas y las tesis fueron su primera manifestación, o las tesis fueron el inicio de su proceso de
conversión y de ruptura con Roma? La posición más aceptada es que Lutero comprendió el evangelio luego de todo
esto y que su entendimiento evangélico llegó a su cúspide en 1518. Es decir, es probable que su conversión a Cristo
haya iniciado con la controversia de las 95 tesis.

EL IMPULSO BÁSICO DE LA REFORMA

—A todas las tradiciones, leyes y autoridades que se han ido añadiendo en el transcurso de los siglos, Lutero opone
el primado de la Escritura: sola scriptura.

—A los miles de santos y a los miles y miles de mediadores oficiales entre Dios y el hombre, Lutero opone el
primado de Cristo: solus Christus.

—A los méritos, a los esfuerzos de piedad religiosa prescritos por la Iglesia («obras») para conseguir la salvación del
alma, Lutero opone el primado de la gracia y de la fe: sola gratia del Dios misericordioso que se mostró como tal en
la cruz y la resurrección de Jesucristo, y la fe absoluta del hombre en ese Dios, su confianza absoluta en él (sola
fide).
Finalmente el 18 de febrero de 1546, la muerte llegó a Lutero en la misma ciudad en la que nació.

El legado más grande que Lutero dejó a los cristianos fue su énfasis en la centralidad de la gracia divina y su
insistencia en la Biblia como la Palabra de Dios y como la única fuente de autoridad para los creyentes. Su
comprensión de la naturaleza de la iglesia como una comunidad de fieles regidos por el sacerdocio de todos los
creyentes, y no como una organización dividida entre clérigos y laicos, también fue esencial.

Hoy, 500 años después de su muerte, el legado de Lutero se siente cada vez con mayor intensidad. Dios empleó a
este hombre lleno de desaciertos para provocar un movimiento bíblico de amor por la Palabra de Dios que se sigue
predicando a personas de toda tribu, lengua y nación en los cinco continentes.

¿Y dónde empezó este influyente, poderoso e imparable movimiento? En la puerta de una iglesia, en una pequeña
ciudad en el centro de Europa, y de ahí se ha extendido por todo el mundo, por la gracia del Señor.
Seamos una iglesia activa y combativa que proclama la salvación gratuita SOLO POR GRACIA, SOLO POR FE, SOLO
POR CRISTO Y SOLO PARA LA GLORIA DE DIOS.
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