Factores de Cambio Social

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Factores de Cambio Social

Desde una perspectiva general, sintetizadora, que en cierta manera constituye una síntesis
de los planteamientos de esta joven ciencia, el cambio social está sujeto a una serie de
influencias o factores entre los que destacan:

• Cambios ecológicos y biológicos y su repercusión en la sociedad. Así, un cambio de


clima puede producir cambios trascendentales en las formas de vida y en la estructura
social de un pueblo. Un pueblo agricultor puede verse obligado a convertirse en nómada o
emigrar a otras zonas con las consiguientes consecuencias de largo alcance para otros
pueblos.

• Cambios tecnológicos de largo alcance, producidos por revoluciones científicas de


hondo contenido. Piénsese en las consecuencias de la primera revolución industrial en
Europa, o bien, situándonos en el presente, las gigantescas transformaciones no sólo
técnicas, sino culturales y socio profesionales (y que, por tanto, afectarán a las formas de
vida) de la actual revolución tecnológica (informática, robotización).

Este tipo de cambios tecnológicos produce simultáneamente cambios económicos de


gran trascendencia, que a su vez influyen en la evolución de las estructuras sociopolíticas
y culturales. Una mejora sustancial en las técnicas agrícolas, por ejemplo, produce a
medio plazo un considerable aumento demográfico con todas las consecuencias que ello
comporta. Un aumento del nivel de prestaciones sanitarias y de la higiene conduce a
resultados semejantes; basta considerar las consecuencias futuras que la actual
disminución de la mortalidad infantil producirá en países superpoblados, muchos de ellos
incapaces (por razones muy diversas) de proporcionar alimentación a su población actual.
Si la disminución de la mortalidad infantil no es acompañada de un control de la natalidad,
inevitablemente se producirán explosiones demográficas y situaciones de desbordamiento
político (revoluciones).

• Cambios producidos por el conflicto social más o menos permanente (latente en


todas las sociedades). Aunque el conflicto social está parcialmente contrarrestado por el
control social, como ya se ha dicho, es el origen de numerosos conflictos. En esta
categoría se encuadran los cambios explícitamente queridos por la voluntad de los
hombres, o más especialmente por unos grupos sociales determinados.

Excepto en las rebeliones de tipo primitivo (revueltas de esclavos, milenaristas y de


campesinos desesperados), en todas las demás revoluciones existe siempre, por parte de
sus protagonistas, una voluntad por alcanzar ciertos logros, determinadas mejoras, cuando
no de alcanzar un cambio radical en las estructuras socioeconómicas de la sociedad.

Cambios de menor trascendencia, como la promulgación de una ley importante para un


grupo social o para la sociedad global, un golpe de estado que transforme la estructura
política de un país y la persecución de una minoría étnica, pueden ser encuadrados dentro
de este tipo de cambios, que son promovidos conscientemente por sus protagonistas.

• Cambios motivados por ideologías. En general producen modificaciones


trascendentales de largo alcance y se hallan muy relacionados con temas del tipo anterior,
dado que detrás de la mayoría de conflictos sociales subyace una ideología. En este
contexto se tienen que encuadrar los cambios provocados por motivaciones religiosas que,
en general, a la larga trascienden el elemento puramente religioso para influir en aspectos
clave de la vida social (normas de valores que orientan la sociedad, la moral, etcétera).

La aceptación del protestantismo en su vertiente calvinista por amplios sectores de la


población del centro y norte de Europa en el siglo XVI se tradujo en un notable aumento de
la mentalidad individualista que. a su vez, se convirtió en un soporte inestimable para la
nueva moral y mentalidad del naciente capitalismo.

• Cambios funcionales. Es el tipo de cambio que los evolucionistas clásicos consideraban


como consustancial a la sociedad: adaptación de los grupos sociales a las nuevas
necesidades de la sociedad global. Muchos de estos cambios son inconscientes, o sea,
son el resultado de la propia dinámica social.

Por el mero hecho de existir culturalmente y de estar sometida a un permanente proceso


de interacción social, cualquier sociedad está sujeta a un permanente cambio. La
búsqueda permanente de nuevos horizontes sociales, aunque sea a nivel individual,
produce cambios, lentos, paulatinos, en muchos casos imperceptibles a sus propios
protagonistas. Sólo las sociedades animales no cambian, o sólo cambian si se produce
una mutación biológica, precisamente porque no están sujetas a la dinámica cultural,
característica de la especie humana.

Se ha acusado a la sociología funcionalista de obviar la temática del cambio social. La


preocupación primordial del funcionalismo se sitúa en la búsqueda del equilibrio social; se
argumenta que antes de saber qué es el cambio, hay que conocer aquello que cambia, es
decir las estructuras sociales.
Al subestimar las teorías del cambio, el funcionalismo se interesa especialmente por los
procesos internos de la sociedad, por los mecanismos de ajuste social. De ahí su
preocupación (en este sentido se orientan gran parte de sus investigaciones concretas) por
los elementos o fenómenos disfuncionales de la sociedad, aquellos que. como se ha dicho,
«se desvían » de las normas de funcionamiento. El objetivo del funcionalismo es estudiar
los desajustes sociales en la perspectiva de integrarlos.

En parte, el funcionalismo ha sustituido el tema del cambio social por el de la


modernización. Se entiende ésta como la transformación total de una sociedad tradicional
o premoderna hasta alcanzar la organización social y la tecnología que caracterizan a las
sociedades industriales avanzadas. Desde esta perspectiva, la modernización va
especialmente dirigida a los países tercermundistas, en los cuales perduran sistemas
económicos, estructuras sociales y políticas y formas de vida característicos de
sociedades «atrasadas».

Legiones de sociólogos han viajado por los países de África, Asia y América latina para
realizar estudios sobre los problemas que plantea la modernización en esas regiones y. en
muchos casos, han emitido informes a sus gobiernos, va sea directamente, o bien a través
de numerosos organismos internacionales especializados, sobre cómo conducir estos
procesos de modernización y adaptarlos a las características de cada país concreto.

Se contempla la modernización como un fenómeno universal único, que se tiene que


producir en todas las sociedades y que tiene que desarrollarse por una vía unidimensional.
Los teóricos de la modernización conceden singular importancia al tema del desarrollo
económico a partir de un determinado modelo que tiene, en último término, a la sociedad
norteamericana como referencia.

Pero la realidad histórica enseña que los modelos sociales son entidades históricas
relativas y que las sociedades se hallan sujetas a unos procesos de cambio social, los
cuales en muchos casos obedecen a unas razones complejas que no siempre son
manipulables por sus actores. Enseña también, en último término, que los resultados
finales de un proceso de cambio social escapan a los objetivos propuestos por los grupos
inicialmente propulsores.

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