Producción 2 - Repertorio

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Sala de bebés

……………………………… … ….Juegos de crianza……………………………………

Saco una manito


Saco una manito
Y la hago bailar
La cierro, la abro
Y la vuelvo a guardar
Saco otra manito
Y la hago bailar
La cierro, la abro
Y la vuelvo a guardar
Saco dos manitos
Las hago bailar
Las cierro, las abro
Y las vuelvo a guardar

Hamaca
Sentada sobre el piso la docente ubica al bebé sobre sus piernas y con sus manos lo sostiene por los
costados. Realiza movimientos suaves de balanceo de sus piernas de un lado a otro. Acompaña con
la mirada y algunas palabras o canción:

Hamaquita de oro para este chiquito,


Hamaquita de oro para mi bebé.
Hamaquita de oro para esta princesa,
Hamaquita de oro para mi bebé.
Para mi bebé.

Sabanita
Con una tela o sabanita el adulto la toma y se tapa la cara. Se sigue a esta acción diciendo “¿Dónde
está (nombre del niño o niña)?” y se descubre diciendo “acá está”

……………………………… … ….Canciones………………………….……………

Cangrejito
Canción popular, Brasil
Cangrejito, cangrejito, cangrejito de coral
cangrejito pata chueca que no sabe caminar.
Siempre de costado, viene y va
siempre de costado cangrejito de coral.

Debajo del botón


Judith Akoscky
Debajo del botón ton ton ton
que encontró martín tin tin tin
había un ratón ton ton ton
hay que chiquitín tin tin tin
hay que chiquitín tin tin tin
era el ratón ton ton ton
que encontró martín tin tin tin
debajo del botón ton ton ton
debajo del botón
que encontró martín
habia un raton
hay que chiquitín
hay que chiquitín
era el ratón
que encontró martín
debajo del botón.

Un grillito
Judith Akoschky
Un grillito se mojo
con dos gotas de rocío
y cantando estornudo
achis, ay casi casi me resfrío.

Tengo un osito
Judith Akoschky
Tengo un osito
muy chiquitito
tiene bigotes, dientes grandotes
Come frambuesa, chin chi rim besa
come melón, chim chi rem bon
Tengo un osi
muy chiquiti
tiene bigo
dientes grando
come frambuesa, chim chi rim besa
ceme melón chim chi rim bon

La cigarra
Judith Akoschky
Mientras la cigarra,
toca la guitarra
La oveja más vieja, le tira de la oreja.
La oveja más vieja, le tira de la oreja.
Mientras la cigarra, toca la guitarra
El caballo bayo se come un zapallo
El caballo bayo se come un zapallo.
Mientras la cigarra toca la guitarra
el gato montés da vueltas al revés
el gato montés da vueltas al revés
Mientras la cigarra toca la guitarra.
La perdiz frunce la naríz
La perdiz frunce la naríz, achis.

……………………………… …Canciones de cuna…………………..………………

La luna
Los musiqueros
La luna, lunita clara, casi casi se cayó
por ver si el niño dormía, cuando ella se asomó.
Ay, luna, lunita clara, no te vuelvas a asomar!
que el niño ya se ha dormido, si te caes, despertará.

El coqui
Conjunto Pro música de Rosario
El coquí el coquí a mí me encanta
es tan dulce el cantar del coquí
por las noches al ir a acostarme
me adormece cantandome así:
coquí, coquí, coquí qui qui qui
coquí, coquí, coquí qui qui qui.

Nana del elefante


Edith Mabel Russo
Nana del elefante,
nana chiquita...
sueña que tiene alas
suaves...finitas...
Que juega entre las nubes
cruzando el cielo,
que juega a la escondida
con los luceros.
Nana del elefante
que está durmiendo...
como sueña que vuela
duerme sonriendo.

Arre caballito
Autor/a desconocidx
Arre caballito que viene el sueñito
arre mi caballo, llevame hasta el sol
Por un arcoíris de siete colores
vamos despacito mi caballo y yo
Y mi corazón, al galope va
sube que te sube que la noche llegará.
Llévame a la luna que la quiero ver,
para preguntarle que le gusta a ella comer
Arre caballito, llevame a mi cama
así tú descansas y vuelves mañana.
Entra por la puerta, sal por mi ventana
arre caballito, que el sueño se acaba
Y mi corazón, al galope va
sube que te sube que la noche llegará
Llévame a la luna que la quiero ver,
para preguntarle que le gusta a ella comer
Arre caballito,llévame a mi cama
Así tu descansas, chau hasta mañana.

La tortuga
Pim pau
Duerme sobre el caparazón
La lechuza hecha de algodón.
Late como late el corazón
La tortuga lleva su canción.
Deja que se acuna el despertar
Todo día piensa que el mar danza, danza.
La tortuga sabe caminar
La lechuza sabe de volar, girará.
Lleva en su bolsillo un cascabel
Que fluctúa en este carrusel, gira.
Sueñan con el canto del crespín
la lechuza y la tortuga así, viajarán, viajarán, viajarán.
Duerme sobre el caparazón
La casita es su corazón, om.

……………………………… … ….Poesías………..…………………….……………

Paso de la tortuga
Haydeé G. de Guacci
Paso a paso
lentamente,
bajo su caparazón.
Tortuguita,
suavemente se desliza
por el sol.

Un hipopótamo
Maria elena Walsh
Un hipopótamo tan chiquitito
que parezca de lejos un mosquito,
que se pueda hacer upa
y mirarlo con lupa,
debe ser un hipopotamito.

Los cangrejos
Folklórica
Marchaban los cangrejos,
marchaban al compás,
y el paso de adelante
lo daban para atrás.

Caracol
María Alicia Dominguez
No te escondas, caracol
seguimos por la vereda
tu caminito de seda.
No te escondas, caracol,
quil, col,
saca los cuernos al sol.

Paloma
Maria elena Walsh
Paloma, palomita de la puna,
mira que no te roben tu fortuna,
esa que con descuido
olvidas en el nido:
Un rayito de sol y otro de luna.
Sala de 1 año

……………………………… … ….Juegos de crianza……………………………………

Este dedito
Éste dedito compró un huevito
Éste lo cocinó
Éste lo peló
Éste le puso la sal
Y este pícaro gordito se lo comió.

Juego de cosquillas
Sube mi mano
por la escalerita (sube con los dedos por el brazo del bebe)
Baja y se encuentra (baja con los dedos por el torso)
con la pancita.

Avioncito
El adulto invita a “volar al niño/a” sosteniéndolo/a con suavidad por debajo de las axilas. Desde el
piso lo/la levanta y luego lo baja. Puede levantarle, girar y volver a dejarle en el piso. Se acompaña
la acción con la mirada, gestos y/u onomatopeyas.

……………………………… … ….Canciones………………………….……………

El burrito Pepe
Judith Akoschky
El burrito Pepe
muy cargado va
trota que te trota
trota que te tra.
Sube la montaña
vuelve a bajar.
Y pasito a paso
llega a la ciudad.
El burrito Pepe
muy cargado va
trota que te trota
trota que te tra.
Deja su carguita
junto a un gran portal.
Vuelve muy contento
trota que te tra.
El burrito Pepe
muy contento va
trota que te trota
trota que te tra.
El burrito Pepe
trota que te tra.

Flores amarrillas
Naranja dulce
Llueven flores amarillas
y me hacen cosquillas
en el corazón.
Brisas, estrellas de soles
notas de sonrisa
gotitas de amor.
Llueven flores amarillas
y me hacen cosquillas en el corazón.
Brisas, estrellas de soles
notas de sonrisa
gotitas de amor.

Bichitos
Vuelta canela
Una arañita va subiendo
La telaraña tejerá
Si el viento le mueve su ramita
Bajará, bajará
Una hormiga va corriendo
Un caminito marcará
y adentro del hormiguero oscuro
Dormirá, dormirá
Una abejita va volando
En sus patitas llevará
El polen de todas las flores del campo
Y dulce miel regalará
Todos estos bichitos
En tus dedos jugarán
Las manos de niña chiquita bonita
Bailarán, bailarán
Las manos de niño chiquito bonito
Bailarán, bailarán.

La Hormiga Ramona
Judith Akoschky
La hormiga Ramona
se hizo la rabona
subió a una hoja
con su blusa roja
comió una manzana
se pintó una cana
Jugó en las hamacas
haciendo alharacas
Ramona la hormiga
se bañó en harina

En la laguna
Judith Akoschky
El sapo Fito toca la flauta
La rana Pancha hace la plancha.
En la laguna,
el sol se aluna
Fito y su Flauta
Pancha y su plancha
croa croa fan fan
croa croa fan fan fan fan
El pato Cueto escucha un cuento
el tero Beto trota en el viento
En la laguna
el sol se aluna
Fito y su flauta
Pancha y su plancha
Cueto y su cuento
Beto y el viento
croa croa fan fan
croa croa fan fan fan fan.

……………………………… …Canciones de cuna…………………..………………

Tejiendo con hilos de amor Con Hilos de Amor (feat. Maria de los Angeles Ledesma)
Veronica Parodi
Tejiendo con hilos de amor
te canto canciones para vos
que atrapan sueños
que espanten los miedos.
Te veo dormido
te miro y me miro
tejiendo con hilos
te quiero mi niño.
Tejiendo con hilos de amor
construyó camino para vos.
Que encuentres amores
y tejas pasiones.
Te veo dormido
te miro y me miro.
tejiendo con hilos de amor
construyó caminos
con hilos de amor.

Luna lanar MARIANA BAGGIO - Luna Lanar - (CLIP OFICIAL)


Mariana Baggio
Con la lana tejí la luna
Y fue una luna lanar
La lana tenía un nudo
Y fue en la luna un lunar
Con la lana tejí la luna
Y fue una luna lanar
La lana tenía un nudo
Y fue en la luna un lunar
Lana lunera, luna lanar
Luna redonda, te vi sobre el mar
Lana lunera, luna lanar
Luna redonda, te vi sobre el mar
En el mar se mojó la luna
Y de blanco se tiñó el mar
Y el beso que vos me diste
Fue un beso de luna y sal
Lana lunera, luna lanar
Luna redonda, me hiciste cantar
Lana lunera, luna lanar
Luna redonda, me hiciste cantar
Con la lana tejí la luna
Y fue una luna lanar
La lana tenía un nudo
Y fue en la luna un lunar
Lana lunera, luna lanar
Luna redonda, te vi sobre el mar
Lana lunera, luna lanar
Luna redonda, me hiciste cantar

Canción de luna Canción de Luna


Silvia Schujer
Canción de cuna
Para un monito nieto
Que juega con la luna,
Que no se queda quieto.
Canción pijama
Para su mono abuelo
Que ya tendió su cama
Sobre un verde pañuelo.
Que duerman y que duerman
Los nenes y los nonos
Que canten todos juntos
El sueño de los monos.
Canción de luna
Para un mono apurado
Que no llego a la cuna,
Que se durmió parado.
Canción pijama
Para un mono aburrido
Que solo va a la cama
Cuando ya se ha dormido.
Que duerman y que duerman
Dorados por la luna
Los nenes y los monos
De esta canción de cuna.

Arrorró mi niño
Tradicional
Arrorró mi niño, arrorró mi sol
arrorró pedazo de mi corazón
Este niño mío se quiere dormir
y el pícaro sueño no quiere venir.
Este niño lindo no puede dormir
cierra sus ojitos y los vuelve a abrir
Este nene lindo que nació de día
quiere que lo lleven a casa de su tía
Este nene lindo que nació de noche
quiere que lo lleven a pasear en coche.

Estrellita donde estas


Canción popular
Estrellita, ¿dónde estás?
Me pregunto quién serás
En el cielo, en el mar
Un diamante de verdad
Estrellita, ¿dónde estás?
Me pregunto quién serás

……………………………… … ….Cuentos……..…………………….……………

El auto de anastasio
Graciela Montes
Anastasio tenía un auto amarillo con las ruedas rojas.
Corría ligerito por los caminos del campo.
–¿Puedo subir? –preguntó un hipopótamo vestido de domingo.
–Sí, podés –dijo Anastasio–. Voy a hacerte un lugarcito.
Y siguieron andando.
–¿Puedo subir? –pidió un oso hormiguero con sombrero de paja y
guitarra al hombro.
–Sí, podés –dijo Anastasio–. Vamos a hacerte un lugarcito.
Y siguieron andando.
–¿Podemos subir? –preguntaron dos zorros mochileros.
–Sí, pueden. Vamos a hacerles un lugarcito.
Y siguieron andando.
–¿Podemos subir? –preguntó un gallo dorado con la cresta roja.
Anastasio le dijo que sí y subieron el gallo, cinco gallinas y quince
pollitos.
Y siguieron andando.
–¿Puedo subir? –preguntó un sapo con anteojos negros.
–Sí –dijo Anastasio, y le hizo un lugarcito.
Y siguieron andando.
–¿Puedo subir? –preguntó una gusanita tan chiquita, pero tan chiquita,
que casi no se veía en el suelo.
–Sí, podés –dijo Anastasio.
Pero en cuanto la gusanita subió, el auto hizo ¡Puf!, se paró y ya no
siguió andando.
–Vamos a tener que empujar –dijo Anastasio.
Y entonces la gusanita
y el sapo de anteojos negros
y los quince pollitos
y las cinco gallinas…
… y el gallo de cresta roja
y los zorros mochileros
y el oso hormiguero con la guitarra al hombro
y el hipopótamo vestido de domingo
empujaron el auto.
–Bueno, ya llegamos –dijo Anastasio.
–Gracias –dijeron todos–. Fue un viaje muy lindo.
Y entonces todos se dijeron adiós y se fueron por acá y por allá por los
caminos del campo.

El pozo de los deseos


Arnold Lobel
Una ratita se encontró un día con un pozo de los deseos.
–¡Ahora, todos mis deseos podrán cumplirse! –exclamó.
Tiró una moneda dentro del pozo y pidió un deseo:
–¡Ay! –gritó el pozo.
Al día siguiente, la ratita volvió al pozo.
Tiró una moneda dentro del pozo y pidió otro deseo.
–¡Ay! –gritó el pozo.
Al día siguiente, la ratita volvió de nuevo.
Tiró otra moneda al pozo y dijo:
–Quiero que este pozo no diga nunca más ay.
–¡Ay, cómo me duele! –gritó el pozo.
–¿Qué podría hacer? Así, mis deseos nunca se cumplirán –se lamentó la ratita.
La ratita corrió a casa y tomó la almohada de su cama.
–¡Esto podría servirme! –dijo. Y regresó corriendo al pozo.
La ratita tiró la almohada al pozo. Después, tiró una moneda al pozo y
formuló un deseo.
–¡Ah, esto está mucho mejor! –dijo el pozo.
–¡Bien! Ahora puedo empezar a pedir deseos –dijo la ratita.
Y desde aquel día, la ratita pidió muchos deseos al pozo. Y todos se cumplieron.

Cuando el elefante camina Cuando-el-elefante-camina.pdf


Keiko Kasza
Cuando el elefante camina…
asusta al oso.
Cuando el oso sale corriendo…
asusta al cocodrilo.
Cuando el cocodrilo se tira al agua …
asusta al jabalí.
Cuando el jabalí se asusta …
asusta al mapache.
Cuando la señora mapache sale corriendo con su bebe…
asusta al ratón.
Cuando el ratón corre…
¡¡¡El elefante se asusta!!!

……………………………… … ….Poesías………..…………………….……………

Los ratones en los cajones


Anónimo
Te contaré el cuento
de los tres ratones
que duermen felices
en los tres cajones.
se lavan la ropa,
se cantan la nana,
dicen buenas noches,
hasta mañana.

Gatito y luna
Alicia Zaina
En la media luna blanca
hay un gatito sentado.
Sorprendidas las estrellas,
preguntan cómo ha llegado.
La luna no dice nada.
Tampoco el gatito gris.
¿Por qué guardan el secreto
y no lo quieren decir?
Me parece que los sueños
de gatos enamorados
en noches de media luna,
pueden verse realizados.
a la luna se ha trepado un pequeño gato gris.
Acurrucado se acuna,
bosteza y duerme feliz.

Cuna para un elefante


Maria Luisa Silva
Este elefante no tiene cuna,
por eso duerme sobre la luna.
Con sus orejas se balancea,
la luna siente que se marea.
En un abrazo muy apretado,
¡sus dos colmillos le ha clavado!
Pobre elefante, no tiene cuna,
pero no importa, duerme en la luna.
Si tiene frío por las mañanas,
varios cometas cubren su cama.
Y las estrellas, ¿tienen flojera?
¡No! Cantan nanas, dan mamaderas.
Este elefante ya tiene cuna.
Su trompa ronca sobre la luna.

La rata planchadora
Verónica Uribe
Una rata vieja,
que era planchadora,
por planchar su falda
se quemó la cola.
Se puso pomada,
se amarró un pañito,
y en lugar de cola
le quedó un rabito.

La mariposa
Diana Briones
Revolotea, inventa rulos.
Traza en el aire
cien mil dibujos.
Buscando
flores.
La mariposa,
bella,
liviana,
de mil colores.
Sala de 2 años

……………………………… … ….Juegos de crianza……………………………………

Que te agarro

El escondite “¿En qué mano está?”

Caballito gris
Con el/la niño/a sentado sobre las piernas del adulto y tomándole de las manos se mueve las piernas a
diferentes intensidades:
En un caballito gris
(Nombre del/la niñx) se fue a París.
Al paso...
Al trote…
Al galope, galope, galope.

……………………………… … ….Canciones………………………….……………

El grillito don Joaquín


Litto Nebbia
El grillito Don Joaquín
salta muy despreocupado
por las plantas del jardín,
de frente y costado.
Un canguro apareció,
vestidito en camiseta
y se puso a saltar,
como un gran atleta.
El sapito en el charquito
y un conejo dormilón.
Todos saltan a la vez,
como lo hago yo.

La foca loca
María Elena Walsh
Si un día vemos una foca
que junta margaritas con la boca
que fuma y habla sola
que escribe con la cola
llamemos al doctor, la foca es loca

Cuando la rana no se queda quita


el sapo enojadisimo la reta
La rana está llorando,
porque no sabe cuando
la dejarán andar en bicicleta.
Lila la polilla
Anonimo/a
Lila, la polilla, quiere cocinar
y no encuentra nada, dentro del placard
cuatro polillitos vienen a comer
sopa de pelusas, les tendrá que hacer
Lila, la polilla, quiere cocinar
y no encuentra nada, dentro del placard
se acabó la lana, ¡qué barbaridad!
y ya son las doce, hora de almorzar

El pintor
Judith Akoschky
El gallo pinto, no pinta
el que pinta es el pintor.
Que el gallo pinta, las pintas
pinta por pinta pintor.
El gallo pinto, no pinta
el que pinta es el pintor.
Que el gallo pinta, las pintas
pinta por pinta pintor.

Hormiguitas
Naranja Dulce
Tres hormiguitas van
palito cantando
ramita bailando
y van.
Caminan
y por su andar
escriben poemas
perfuman la tierra
y van.
Tres hormiguitas van
palito cantando
ramita bailando
y van.Tres hormiguitas van
palito cantando
ramita bailando
y van, se van.

……………………………… …Canciones de cuna…………………..………………

La luna de candela La Luna de Candela - MAGDALENA FLEITAS


Magdalena Fleitas
La luna dio la vuelta al mundo
Tardó doce horas en volver
Fue apareciendo despacito
Y la noche
En los sueños empezó a nacer
El sol que dio luz durante el día
Se fue
A iluminar a otro lugar
Y la luna quedó reina
De la noche
En los sueños empezó a cantar
Alirajuuu alirajuuu
Tu nombre lo soñé, tu canción yo la sé
Así estoy, ya me voy, no me ves pero estoy
Alirajuuu alirajuuu
Tú nombre lo soñé, tu canción yo lo sé
Así so, ya me voy, no me ves pero estoy
La luna dio la vuelta al mundo
Tardó
Doce horas en volver
Fue apareciendo despacito
Y la noche
En los sueños empezó a nacer
El sol que dio luz durante el día
Se fue
A iluminar a otro lugar
Y la luna quedó reina
De la noche
En los sueños empezó a cantar
Alirajuuu alirajuuu
Tu nombre lo soñé, tu canción yo la sé
Así estoy, ya me voy, no me ves pero estoy
Alirajuuu alirajuuu
Tu nombre lo soñé, tu canción yo la sé
Así estoy, ya me voy, no me ves pero estoy
La luna (la luna)
La luna
La luna (la luna)
La luna (ah)
La luna

Arrorró elefante Arrorró Elefante


Silvia Schujer
Arrorró elefante
Grande como el mar
Un colchón de oleaje
Te ayuda a soñar.
Arrorró elefante
Que con tanto espacio
Los mejores sueños
Llegaran despacio
Cerrá tus ojitos
En cunas saladas
Que la noche inmensa
Parece agotada.
Cerrá tus orejas
Y por un instante
Que el viento te acune
Con mano gigante
Arrorró elefante
Grande como el mar
Un colchón de espuma
Te ayuda a soñar.

Sueño de cocodrilo Sueño de Cocodrilo


Silvia Schujer
Duermen ya los cocodrilos
Sueños que vienen de lejos,
Duermen búhos, lagartijas
Ranas, sapos y conejos.
Duerme el sol tranquilamente
Sobre una estrella amarilla;
Duermen peces y lechuzas
Y los sauces de la orilla.
Duermen pájaros y grillos
Caracoles, mariposas;
Sueñan patos y zorrinos
Comadrejas y babosas.
Todos duermen en la tierra
Tibia noche los acuna;
Solo el cielo esta despierto
Por mirarse en la laguna.

Cuando tu canto, tucán Cuando Tu Canto, Tucán


Silvia Schujer
Cuando tu canto, tucán,
Suena despacio
Te acuna suave, tucán,
Un viento lacio,
Te acuna suave, tucán,
Un viento lacio.
Cuando tu canto, tucán,
Suena en concierto
Ya todos saben, tucán,
Que esta despierto,
Ya todos saben, tucán,
Que esta despierto,
Cuando tu canto, tucán,
Suena amarillo
También lo cantan, tucán,
Sapos y grillos
También lo cantan, tucán,
Sapos y grillos
Cuando tu canto, tucán,
Suena pequeño
Es porque trae, tucán,
Un lindo sueño,
Es porque trae, tucán,
Un lindo sueño.

Caballito Ico Caballito Ico


Silvia Schujer
El sueño viene llegando
Paso a pasito,
Anda en busca de una cuna
De caballito.
Caballito ico
Se entretiene el sueño
Mientras va a la cuna
Dónde está su dueño.
La noche apura la marcha
Sin que se note,
La luna como un jinete
Se viene al trote
Caballito ico
Que se viene el sueño
Trotando en la cuna
Dónde está su dueño
A lomo de de una baguala
Ya el sueño vino,
Galopando en un bostezo
Hallo el camino.
Caballito ico
Le susurra el sueño
Porque en esta cuna
se durmió el dueño

……………………………… … ….Cuentos……..…………………….……………

¿A qué sabe la luna? A-qué-sabe-la-luna.pdf


Michael Grejniec
Hacía mucho tiempo que los animales
deseaban averiguar a qué sabía la luna.
¿Sería dulce o salada?
Tan solo querían probar un pedacito.
Por las noches, miraban ansiosos hacia el cielo.
Se estiraban e intentaban cogerla,
alargando el cuello, las piernas y los brazos.
Pero todo fue en vano,
y ni el animal más grande
pudo alcanzarla.
Un buen día, la pequeña tortuga
decidió subir a la montaña más alta
para poder tocar la luna.
Desde allí arriba, la luna estaba más cerca;
pero la tortuga no podía tocarla.
Entonces, llamó al elefante.

― Si te subes a mi espalda,
tal vez lleguemos a la luna.
Esta pensó que se trataba de un juego
y, a medida que el elefante se acercaba,
ella se alejaba un poco.
Como el elefante no pudo tocar la luna,
llamó a la jirafa.
― Si te subes a mi espalda,
a lo mejor la alcanzamos.
Pero al ver a la jirafa, la luna se distanció un poco más.
La jirafa estiró y estiró el cuello cuanto pudo,
pero no sirvió de nada.
Y llamó a la cebra.
― Si te subes a mi espalda,
es probable que nos acerquemos más a ella.
La luna empezaba a divertirse con aquel juego,
y se alejó otro poquito.
La cebra se esforzó mucho, mucho,
pero tampoco pudo tocar la luna.
Y llamó al león.
― Si te subes a mi espalda,
quizá podamos alcanzarla.
Pero cuando la luna vio al león,
volvió a subir algo más.
Tampoco esta vez lograron tocar la luna,
y llamaron al zorro.
― Verás cómo lo conseguimos
si te subes a mi espalda ― dijo el león.

Al avistar al zorro,
la luna se alejó de nuevo.
Ahora solo faltaba un poquito de nada para tocar la luna,
pero esta se desvanecía más y más.
Y el zorro llamó al mono.
― Seguro que esta vez lo logramos.
¡Anda, súbete a mi espalda!
La luna vio al mono y retrocedió.
El mono ya podría oler la luna,
pero de tocarla, ¡ni hablar!
Y llamó al ratón.
― Súbete a mi espalda y tocaremos la luna.
Esta vio al ratón y pensó:
― Seguro que un animal tan pequeño
no podrá cogerme.
Y como empezaba a aburrirse con aquel juego,
la luna se quedó justo donde estaba.
Entonces, el ratón subió por encima
de la tortuga,
del elefante,
de la jirafa,
de la cebra,
del león,
del zorro,
del mono
y...
...de un mordisco,
arrancó un trozo pequeño de luna.

Lo saboreó complacido
y después fue dando un pedacito
al mono, al zorro, al león, a la cebra,
a la jirafa, al elefante y a la tortuga.
Y la luna les supo exactamente a aquello
que más le gustaba a cada uno.
Aquella noche, los animales durmieron muy muy juntos.
El pez, que lo había visto todo y
no entendía nada, dijo:
― ¡Vaya, vaya! Tanto esfuerzo para llegar
a esa luna que está en el cielo.
¿Acaso no verán que aquí, en el agua, hay otra más cerca?

Cuello duro Cuello duro - Elsa Bornemann.pdf


Elsa Bornemann - Libro: “Lisa de los paraguas”
— ¡Aaay! ¡No puedo mover el cuello! -gritó de repente la jirafa Caledonia.
Y era cierto: no podía moverlo ni para un costado ni para el otro; ni hacia adelante ni hacia atrás… Su
larguísimo cuello parecía almidonado.
Caledonia se puso a llorar. Sus lágrimas cayeron sobre una flor. Sobre la flor estaba sentada una
abejita.
— ¡Llueve! -exclamó la abejita. Y miró hacia arriba.
Entonces vio a la jirafa.
— ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás llorando?
— ¡Buaaa! ¡No puedo mover el cuello!
— Quédate tranquila. Iré a buscar a la doctora doña vaca.
Y la abejita salió volando hacia el consultorio de la vaca.
Justo en ese momento, la vaca estaba durmiendo sobre la camilla. Al llegar a su consultorio, la abejita
se le paró en la oreja y -Bsss… Bsss… Bsss… —le contó lo que le pasaba a la jirafa.
— ¡Por fin una que se enferma! -dijo la vaca, desperezándose-. Enseguida voy a curarla.
Entonces se puso su delantal y su gorrito blanco y fue a la casa de la jirafa, caminando como
sonámbula sobre sus tacos altos.
— Hay que darle masajes —aseguró más tarde, cuando vio a la jirafa—. Pero yo sola no puedo.
Necesito ayuda. Su cuello es muy largo.
— Entonces bostezó: -¡Muuuuuuaaa!— y llamó al burrito.
Justo en ese momento, el burrito estaba lavándose los dientes. Sin tragar el agua del buche debido al
apuro, se subió en dos patas arriba de la vaca.
— ¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
— Nosotros dos solos no podemos -dijo la vaca.
Entonces, el burrito hizo gárgaras y así llamó al cordero.
Justo en ese momento, el cordero estaba mascando un chicle de pastito.
Casi ahogado por salir corriendo, se subió en dos patas arriba del burrito.
¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
— Nosotros tres solos no podemos -dijo la vaca.
Entonces, el cordero tosió y así llamó al perro.
Justo en ese momento, el perro estaba saboreando su cuarta copa de sidra.
Bebiéndola rapidito, se subió en dos patas arriba del cordero.
¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
— Nosotros cuatro solos no podemos -dijo la vaca.
Entonces, al perro le dio hipo y así llamó a la gata.
Justo en ese momento, la gata estaba oliendo un perfume de pimienta. Con la nariz llena de cosquillas,
se subió en dos patas arriba del perro.
— ¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
— Nosotros cinco solos no podemos -dijo la vaca.
Entonces, la gata estornudó y así llamó a don Conejo.
Justo en ese momento, don conejo estaba jugando a los dados con su coneja y sus conejitos.
Por eso se apareció con la familia entera: su esposa y los veinticuatro hijitos en fila. Y todos ellos se
treparon ligerito, saltando de la vaca al burrito, del burrito al cordero, del cordero al perro y del perro
a la gata. Después, don Conejo se acomodó en dos patas arriba de la gata.
Y sobre don conejo se acomodó su señora, y más arriba también -uno encima del otro- los
veinticuatro conejitos.
— ¡Ahora sí que podemos empezar con los masajes! -gritó la vaca-. ¿Están listos muchachos?
— ¡Sí, doctora! -contestaron los treinta animalitos al mismo tiempo.
— ¡A la una… a las dos… y a las tres!
Y todos juntos comenzaron a masajear el cuello de la jirafa Caledonia al compás de una zamba,
porque la vaca dijo que la música también era un buen remedio para curar dolores.
Y así fue como -al rato- la jirafa pudo mover su larguísimo cuello otra vez.
— ¡Gracias, amigos! -les dijo contenta-. Ya pueden bajarse todos.
Pero, no señor. Ninguno se movió de su lugar. Les gustaba mucho ser equilibristas. Y entonces -tal
como estaban, uno encima del otro- la vaca los fue llevando a cada uno a su casa.
Claro que los primeros que tuvieron que bajarse fueron los conejitos, para que los demás no perdieran
el equilibrio…
Después se bajó la gata; más adelante el perro; luego el cordero y por último el burro.
Y la doctora vaca volvió a su consultorio, caminando muy oronda sobre sus tacos altos. Pero ni bien
llegó, se quitó los zapatos, el delantal y el gorrito blanco y se echó a dormir sobre la camilla. ¡Estaba
cansadísima!

Elmer y el arcoíris Elmer y el arcoíris - David Mckee.pdf


David Mckee
Elmer, el elefante multicolor, se había metido en una cueva para protegerse de una tormenta. Estaban
con él otros elefantes y algunos pájaros.
—¡Qué emocionantes son los rayos y los truenos! -dijl Elmer-. Y después de la tormenta, a lo mejor
vemos un arcoíris.
Cuando la tormenta paró, Elmer y los pájaros salieron de la cueva. Elmer notó que le caían gotas en la
cabeza.
—¡Oh! - exclamó-, ¡Todavía llueve!
—Quizá sea el arcoíris, llorando -dijo un pájaro-. Salió demasiado pronto y ha perdido sus colores
¡Mira!
Había una figura blanquecina en el cielo.
—¡Un arcoíris sin colores! -gritó Elmer—. ¡Qué horror! Tenemos que hacer algo. Le daré mis
colores.
— Para hacer eso primero tendrás que llegar al lugar donde el arcoíris toca el suelo -dijo un pájaro—
Y nadie sabe dónde está.
—Bueno… ¿qué esperamos? -dijo Elmer-. ¡Vamos a encontrarlo! Tú irás por ese camino y yo iré por
este.

—¿Qué estás buscando, Elmer? -le preguntó León.


— El final del arcoíris - respondió él- ¿Lo viste?
— ¿Cuál de los dos finales? - preguntó León
— Cualquiera de los dos - respondió Elmer-. El arcoíris ha perdido sus colores. Le puedo dar los míos
si encontramos el final.
— ¿Un arcoíris sin colores? Eso es muy grave -dijo Tigre.
— Vamos, León. Será mejor que lo busquemos. Ustedes también conejos.
— Rugiremos para avisarte cuando lo encontremos-dijo León.

Un poco más tarde, Elmer se encontró con Jirafa.


—Elmer -dijo ella-, hay algo raro en el cielo.
—Es el arcoíris -le explico él y le contó de los colores perdidos-. ¿Puedes ver el lugar donde toca el
suelo?
Jirafa se estiró mucho hacia arriba.
—No, no puedo - respondió-. ¿Qué te pasará a ti, Elmer, si le das tus colores? -le preguntó. Pero
Elmer ya se había ido a buscar a los elefantes.

Los elefantes estaban todavía en la cueva.


—No queremos salir con esa cosa en el cielo -dijeron.
Pero cuando Elmer les explicó cuál era el problema, los elefantes tuvieron muchas ganas de ayudar.
— ¿Qué le pasará a Elmer si le regala sus colores? - preguntó uno de ellos.
— Supongo que será igual que nosotros - respondió un amigo suyo.
— ¡Mejor eso que un arcoíris sin colores!

Elmer estaba con los monos cuando volvieron los pájaros.


— Hasta ahora no tuvimos suerte- dijeron-, seguiremos buscando.
—Nadie puede encontrar el final del arcoíris - dijo un mono-. Pero será divertido intentarlo.

Cuando Elmer llegó al río, todos estaban ya buscando el arcoíris.


—¡Hola, peces! Supongo que no saben dónde empieza el arcoíris, ¿verdad?
—Normalmente empieza en la catarata -respondió uno—, pero hay una cosa blanquecina hoy allí.
—¡Es el arcoíris! -exclamó Elmer-, ¡Vamos! ¡A la catarata!
Así era. Un arcoíris sin colores salía de la catarata.
¡Habían terminado de buscar! Elmer, los peces y los cocodrilos gritaron con fuerza para avisar a los
otros animales. Entonces, sin esperar, Elmer se fue detrás de la catarata.
Cuando llegaron los demás animales no se veía a Elmer por ninguna parte. Poco a poco, empezaron a
aparecer colores en el arcoíris.
—¡Viva! -gritaron los animales.
—Pero ¿qué le habrá pasado a Elmer? -susurró un elefante.
Como en respuesta, Elmer salió por detrás de las cataratas. ¡Todavía tenía sus colores! Los animales
gritaron de alegría otra vez.
—Pero Elmer -dijo un elefante-, le diste tus colores al arcoíris. ¿Cómo puedes tenerlos todavía?
Elmer soltó una risita.
— Hay algunas cosas que las puedes dar una y otra vez y nunca las pierdes. Cosas como la alegría, el
amor o mis colores.

Más tarde, al volver a casa, Tigre dijo:


—No sabía si le iban a salir cuadros al arcoíris.
Elmer sonrió.
—Ni se te ocurra pensarlo -dijo León- Con un elefante a cuadros… ¡Ya tenemos bastante!
Está vez, Elmer se rió a carcajadas.

……………………………… … ….Poesías………..…………………….……………

La naranja y el limón
Horacio Guillén
Iban juntos de la mano
la naranja y el limón.
Se bajaron de la planta
y cruzaron el portón.
Recorrieron todo el pueblo
entonando una canción
y volvieron muy cansados
la naranja y el limón.

Equilibrio
Nelvy Bustamante
Una araña
chiquita
como un
suspiro
hacía
equilibrio
en el sol
del membrillo.

Una hormiga
María Elena Walsh
Una Hormiga podrá tener barriga
que a nadie desconcierta ni fatiga.
Lo que a toda la gente
le parece indecente
es tener una hormiga en la barriga.

De sol
María Cristina Ramos
Lavó y enjuagó la alfombra
la abuela hormiga;
agua y espuma en el pelo
y en la barriga.
La puso a que se secara
en el cordel;
goterones de agua mansa
caían de él.
Bien seca y asoleada
cuando la entró,
como pétalos caían
gotas de sol.

El humo
Elsa Bornemann
El humo
de las chimeneas
se va de viaje
y por eso
se pone
su mejor traje.
Para
no perderse,
deja sus huellas
por todo la escalera
de las estrellas.

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