Dios Silencio y Palabra

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DIOS, SILENCIO Y PALABRA

Al escuchar el Evangelio de hoy, puede presentarse un extraño sentimiento: no


coincide demasiado nuestra experiencia con lo que allí leemos. Parece más frecuente
entre nosotros la experiencia de que Dios es sobre todo SILENCIO. ¡Y cómo duele ese
silencio! ¿Por qué calla Dios? ¿Por qué en medio de estos momentos oscuros no
sentimos su presencia? Le dirigimos nuestras plegarias, muy justas, muy meditadas,
desde nuestra necesidad más profunda y dolida... y no parece haber respuesta.
Llegamos a sospechar si la oración no será «estar hablando con nosotros mismos».

Hay tantos gritos humanos que se lanzan al cielo, que no parecen capaces de
atravesar las nubes. ¿Por qué aparentemente no llegan a su destino? ¿Qué dice Dios
cuando el ejército de un país, un gobierno, organiza una matanza de persones
inocentes, a veces muchísimas? ¿Qué dice Dios cuando hay unos pocos hombres que
viven muy bien, y que controlan la mayoría de las riquezas de la tierra, mientras una
inmensa mayoría se muere de hambre o de enfermedades controlables por la
Medicina desde hace ya mucho tiempo? ¿Qué dice, y qué hace Dios cuando una riada
o un mar enfurecido se lleva tantas vidas por delante? ¿Qué dice Dios cuando algunos
hombres se toman la libertad de pegar un tiro en la nuca, o poner explosivos a otros
hombres para defender supuestos derechos y reivindicaciones? Hay muchos gritos
que piden justicia, clemencia o libertad, o simplemente el derecho a vivir. ¿No podría
decir algo?

No sé: Podría mandar un portavoz, un ángel, un profeta, un santo... como


parece que hacía en otros tiempos. O podría dar un aviso, incluso un susto, a los
tiranos, criminales y explotadores, que salvara a los inocentes... Algo que todos
entendieran. Que se dejara de supuestos «mensajes marianos» a personas devotas,
incultas e irrelevantes, y se hiciera presente en los Centros de Poder, en los Medios de
Comunicación...

ESTO ES LO QUE PARECEN SENTIR EN EL CORAZÓN MUCHOS HOMBRES DE


HOY, CREYENTES Y MÁS AÚN NO CREYENTES, que quizá perdieron su fe ante el
terrible silencio de Dios. No nos llega la Palabra de Dios. Las cosas siguen como
siempre, sobre todo para los más débiles. ¡Qué mudo permanece Dios, si es que
existe!

LA PALABRA SE HIZO CARNE

Y la Biblia, en cambio, no se cansa de proclamar que Dios es PALABRA. Claro,


que su Palabra no es apabullante, terrible, estruendosa, como a veces nos
imaginamos o nos gustaría. Pero es viva y eficaz. Así comienza el libro del Génesis: «Y
dijo Dios». Un Dios que crea «hablando». Y fue la naturaleza, fue la vida, fue la luz...
Cada criatura lleva su huella: si escucháramos a la luz, a la evolución, a los planetas,
a las plantas y animales, podríamos descubrir al hermano sol, la hermana agua, el
hermano fuego, la hermane noche, y hasta la muerte sería «hermana muerte»...

Y al mismo tiempo, cada vez que los hombres extinguimos la vida, destruimos o no
respetamos la naturaleza, y ésta se revuelve, se agita... ¡Dios nos está hablando! La
tierra nos la dio para cuidarla, para mejorarla, protegerla. Y la propia Naturaleza y
muchos hombres, en su nombre, la cuidan.... o también protestan y denuncian y se
quejan: ÉSTA ES LA VOZ DE DIOS.

¡Pero nos es difícil escucharla! Porque la palabra y la Palabra sólo se perciben bien
en la escucha silenciosa y atenta. Y resulta que se nos ha olvidado el silencio y la
contemplación. Tenemos demasiados ruidos en el corazón y en la cabeza, y
alrededor. ¿Por qué prestamos atención a tantos charlatanes (periodistas, actores,
políticos, presentadores, famosillos, y cantantes... cuando opinan sobre lo que
desconocen absolutamente, la pandemia, por ejemplo....?). ¿Quién tiene interés en
ponerles delante un micrófono o una cámara para multiplicar y difundir su ruido?...
¿Cómo podremos distinguir entonces las Palabras de Vida que necesitamos?

Leyendo el Evangelio de hoy, nos enteramos que desde que la Palabra se


hizo carne, hombre... el HOMBRE ES LA VOZ DE DIOS. Que podemos y debemos
buscar a Dios en la carne, en la fragilidad, en el ser humano.

- Cuando algo se nos revuelve dentro al tener noticia de que un recién nacido o un
niño, o un mujer han sido maltratados o abandonados: ÉSA ES LA VOZ DE DIOS.

- Cuando nos aterrorizamos ante las matanzas de campesinos, de indígenas, de


periodistas, de científicos, o los cientos de asesinatos en Argelia, Palestina o Bagdad,
o Egipto, o Siria: ÉSA ES LA VOZ DE DIOS, QUE PROTESTA en nosotros.

- Cuando nos enteramos de la violencia que ocurre dentro de algunas familias, las
mujeres maltratadas, los abuelos no atendidos o descartados por la clasificación de
los pacientes basándose en las prioridades de atención por los criterios de los
políticos, los niños que son manipulados, explotados, prostituidos, ignorados... y algo
se nos revuelve por dentro... ESTAMOS OYENDO LA VOZ DE DIOS

- Cuando vemos los carteles de Manos Unidas, cuando la prensa nos trae noticies de
lo que están haciendo muchos voluntarios de ONGs en tantos rincones del mundo...
ÉSTA ES LA VOZ DE DIOS que nos llama a la acción y al compromiso

- Cuando notamos dentro un impulso fuerte para que prestemos atención a los
pobres, a los oprimidos, a los que no tienen ciertos derechos, pedimos justicia e
igualdad en la distribución de vacunas, de recursos... TODOS ELLOS SON LA VOZ DE
DIOS esperando de nosotros una respuesta.

¡Pero tal vez no las oigamos, o no queramos oírlas, o pensamos que no va con
nosotros, que no podemos hacer nada...!

+ Si el hombre siente dentro que su vida es muy superficial, que necesita otras cosas,
que hay un vacío dentro, que a base de tener, poder, ser admirado y reconocido... no
se siente feliz... Es Dios que le advierte.

+ Si tú mismo escuchas dentro una voz que te dice que tienes que crecer, que tienes
que perdonar, compartir, servir, ser generoso, ayudar a alguien... TU CONCIENCIA
QUE TE INVITA A SER MEJOR, A CRECER, A MADURAR... ES LA VOZ DE DIOS, que
quiere la felicidad del hombre, de todo hombre, de cada hombre. Ya lo han dicho
muchos santos y teólogos: Dios habla desde lo más profundo de mi ser (conciencia).

PARA QUE QUEDE MÁS CLARO: Si la Palabra de Dios se hizo hombre en un


establo,... Cada pobre que nace en las afueras de la sociedad, en la marginación: ahí
está Dios reclamando nuestra atención. Si Jesús de Nazareth tuvo que huir de su
tierra e Egipto para salvar su vida.. LA VOZ DE CADA EMIGRANTE necesitado es la voz
de Dios. Si al poco de nacer Jesús, un Herodes organiza una matanza de niños
inocentes: SON LAS VOCES QUE QUIEREN AHOGAR LA VOZ DE DIOS, y consecuencia
de las cuales el propio HIJO DE DIOS caerá víctima en una cruz.

• Dios habla desde la profundidad del alma: Él es la Vida que quiere que crezca
• Habla desde el hambre de justicia: quiere que todos sus hijos sean tratados con
equidad

• Habla desde la Libertad: nos quiere libres de toda cadena

• Habla en los momentos duros y difíciles, sosteniendo: es el Dios de la Esperanza y la


fortaleza

• Habla desde el mal superado: es santidad

• Habla desde la belleza que estremece y enamora: es Creador

• Habla desde el equilibrio y la serenidad: es Paz y busca nuestra paz.

• Habla desde el corazón que se entrega porque Dios es Amor.

No, no es que Dios no responda a nuestras oraciones, no es que sea un Dios mudo:
es que Dios mismo clama (¡a veces a gritos!) con nosotros y dentro de nosotros. Dios
suplicante en nuestra carne herida. Y Él mismo espera y necesita que le escuchemos.
Desde aquella noche de Navidad, somos hermanos del Dios Palabra que se encarnó
entre nosotros. Aprendamos a escucharle y seamos su Voz y la de los que no tienen
voz HOY.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

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