Texto Argumentativo

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Buenas compañeras y tutor

Dejo por aquí un poco de mi ensayo para que me den retroalimentación o su punto de vista

Bendiciones

Los niños como sujetos sociales: El aporte de los Nuevos Estudios Sociales de la infancia y el
Análisis Crítico de Discursos

La participación de las niñas y los niños en la investigación

Panorama de la etnografía con niños.

Resumen

En términos conceptuales, esta investigación muestra que la infancia puede ser entendida desde
perspectivas distintas a los modelos psicoevolutivos, develando al niño(a) como un sujeto
complejo que se muestra como efecto, pero también agente de las sociedades actuales. Para ello,
se analizan diversos campos teóricos que han influido en la investigación social al respecto como
los nuevos estudios sociales de la infancia y su breve desarrollo en Latinoamérica, así como el
lugar subjetivo del niño en estos campos.

El campo de los nuevos estudios sociales de la infancia

Los nuevos estudios sociales conciben a los niños como actores (o agentes) sociales y destacan,
tanto su tendencia a reproducir las relaciones sociales dominantes, como también su capacidad de
agencia en la modificación del mundo de la infancia y las concepciones sociales que existen al
respecto. En tal sentido, los niños se constituyen tempranamente como sujetos plenamente
sociales y políticos. Esta perspectiva tiene consecuencias en la forma en que se enfrenta la
investigación con niños, ya que desde el punto de vista epistemológico y metodológico los nuevos
estudios sociales de la infancia conciben a los niños como intérpretes sutiles de su entorno. De
esta manera, esta perspectiva busca transformar la condición habitual de los niños de objetos de
estudio para pensarlos como sujetos y como partícipes en la producción, planificación y circulación
del conocimiento.

Para los nuevos estudios sociales de la infancia, el problema de la atingencia metodológica de los
diseños investigativos que incorporan a niños no se basa en distinciones de carácter
psicoevolutivo; se trata, más bien, de idear formas que disminuyan la desigualdad de poder entre
niños e investigadores adultos.
Se busca generar formas de investigación no directivas, flexibles y abiertas, que restrinjan lo
menos posible la expresión de los universos de significación de los niños, como ocurre con los
estudios experimentales, las encuestas y los cuestionarios extensivos. Se piensa que las
dificultades metodológicas de la investigación con niños obedecen más a la rigidez de los diseños
investigativos y las concepciones de infancia que portan los investigadores que a dificultades
intrínsecas de los mismos niños. En ese marco, la etnografía hasta ahora ha sido una herramienta
a privilegiada por el campo para aproximarse a los mundos de vida de los niños, en los cuales el
investigador adulto es entendido como un aprendiz de estos mundos (Shabel, 2014). La etnografía
ha sido fundamental, al destacar la perspectiva generacional y etaria de los niños y como forma de
apertura a su competencia social, moral y lingüística, a generado importantes investigaciones
respecto a temas de infancias, sociales, medios de comunicación etc.

Ahora bien, a pesar de la riqueza y el interés de los resultados mencionados, observamos que los
nuevos estudios sociales, a través de las metodologías etnográficas no han incorporado –
necesariamente- una noción de discursos para conceptualizar y analizar la palabra de los niño es
asi que la línea de investigación utilizada, con aportes provenientes del Análisis Crítico de
Discursos (ACD). Nuestro trabajo presenta entonces los avances conceptuales de los nuevos
estudios de la infancia, enfocándolos hacia el contexto latinoamericano a través de autores y
problemáticas atingentes al área, profundizando estos aportes a través del posicionamiento de la
perspectiva de análisis discursivo crítico como una forma válida de análisis en infancia, recordar
que la infancia es un concepto que se inscribe en trabajos de diverso tipo, que oscilan entre la
omisión del relato de las transformaciones que le afectan, desde perspectivas sustancialistas, y la
prescripción absoluta del estatuto de la infancia a partir de intervenciones profesionales y
disciplinarias” (2002, p.13).

En el marco de los nuevos estudios sociales, la infancia se ha perfilado como un tema específico de
estudio. Lo que se ha denominado como la autonomía conceptual de la infancia implica pensar
ésta como un objeto de estudio por derecho propio y no como un componente secundario de
otros ámbitos, como el familiar, educacional, la política pública u otro (Prout & James, 1997;
Prout, 2001). Ello no significa estudiarla en forma aislada, sino, por el contrario, su autonomía
conceptual es la que hace posible impulsar, en mayor medida, la inserción de la infancia en
contextos institucionales clarificando su permanente relación con las transformaciones
sociohistóricas y con los ámbitos de género, clases sociales, etnia y otros.

La infancia debe ser pensada como una institución social e histórica, configurada en base a la
sedimentación de significados y procesos materiales como las relaciones de poder, corporalidad,
temporalidad, espacialidad, etc., en torno a los niños (James & James, 2004; 2008a; 2008b). Como
institución social, la infancia tiene una dimensión pública expresada en lógicas y prácticas
científicas, presencia en los medios de comunicación, en los discursos políticos, en la legislación y
en las políticas públicas, entre otras; además de una dimensión más privada y cotidiana
manifestada en las relaciones cara a cara que se dan al interior de la familia, en las relaciones
entre pares, en la conformación de identidades infantiles y en otros espacios del mundo de la vida.
Desde esta perspectiva, la infancia es más bien una noción abstracta, diferente de los niños, que
corresponden a los sujetos históricos que habitan el espacio social de la infancia de manera
particular, reproduciéndolo, pero también contribuyendo a su trasformación estructural.

Recientemente la historiografía ha demostrado que la actual concepción de infancia está


estrechamente vinculada a la racionalidad y a las formas de vida modernas y, en particular, a la
escuela y a la familia. Para ambas instituciones uno de sus principales propósitos era asegurar la
supervivencia, formación e higiene física y moral de los niños. El cultivo de la infancia comenzó a
ser concebido como una tarea llena de matices y desafíos, a partir de los principios de la
Puericultura, la Pedagogía, la Pediatría y la Psicología modernas. La escuela y la familia, con el
apoyo de estas disciplinas, debían resguardar y corregir a los niños, ya que a estos los caracteriza
una racionalidad incompleta. Además, los riesgos de contagio entre ellos son altos, sobre todo si
se trata de un entorno familiar o social visto como poco higiénico en términos materiales y
morales (García Méndez, 1991; Gutiérrez & Acosta, 2014)

La actual centralidad de la infancia en las sociedades modernas se caracteriza por una dinámica
dual: son objetos preferentes de protección, control y estudio, situándose en ellos la potencialidad
máxima del progreso o la decadencia de la sociedad, pero a la vez niños y adolescentes suelen
resultar invisibles u opacos, en cuanto a sus interpretaciones de la realidad y a su capacidad de
influir en sus entornos. Esta paradoja se aprecia también en las políticas sociales, en ámbitos tales
como la salud y la educación, los cuales han tenido a los niños y adolescentes como sus principales
destinatarios. No obstante, su vinculación con la infancia es más bien indirecta y
compartimentalizada, siendo los niños fragmentados e invisibilizados por las categorías de
beneficiarios con que operan estos sectores.

Resulta interesante también el actual debilitamiento de la condición de supuesta inocencia


infantil, que estaba sostenida por un filtro o control que los adultos ejercían respecto a las
informaciones y mensajes que circulaban socialmente y que no resulta sostenible en el contexto
comunicacional actual (Steinberg & Kincheloe, 1997, Duarte, 2013).

Al mismo tiempo, la presencia de los medios de comunicación y de las imágenes resulta muy
significativa en la forma en que las generaciones constituyen su subjetividad. Los niños parecen
estar desarrollando, al mismo tiempo, nuevos valores. Debido, en parte, a la influencia de los
medios de comunicación y a los fenómenos de globalización cultural, tales como los relativos al
respeto a la naturaleza y a los derechos de las personas y la no discriminación.

En Chile, por ejemplo, la noción de derechos de la infancia está siendo incorporada en su lenguaje
y convirtiéndose, en algunos casos, en una herramienta reivindicativa. Ello ocurre con los niños
que, por sus propios medios, o recurriendo al apoyo de otros adultos, están denunciando a sus
padres por maltrato físico o a sus colegios por discriminación, cuando estos no les permiten
mantener su estética personal o sus preferencias sexuales. Giberti (1997), quien ha analizado
situaciones similares en Argentina, considera que estos casos ponen en evidencia ciertas fracturas
existentes en un mundo adulto que parecía ser mucho más consistente y que, actualmente, se
muestra ante los niños con toda su diversidad ideológica, cuestión que estos últimos suelen ser
capaces de percibir con nitidez y de actuar en consecuencia. En esta línea, autores como Garretón
(2000) y Mayall (2002) mencionan la aparición de una ética intersubjetiva o de compromiso moral,
en la cual los niños enfatizan el bienestar interpersonal de niños y adultos por sobre principios
rígidos
Conclusión

En este contexto, la comprensión de los actuales modos de vida de los niños y adolescentes no
parece verse facilitada por una lectura de carácter exclusivamente psicológico-individual. Por el
contrario, es imprescindible relevar su dimensión socio-simbólica, destacando la complejidad de
procesos identitarios y de significación respecto a la infancia. Ellos parecen articular aspectos
clásicos con otros novedosos y fluir en conjunto con los cambios a nivel de la escuela, los roles de
género y los medios de comunicación, entre otros.

Ser sujeto niño o niña, al mismo tiempo que ser investigadores, en definitiva, es ser parte de una
sociedad, reproduciendo modelos hegemónicos, respondiendo críticamente a las imposiciones
arbitrarias, contradiciéndose frente a los aspectos altamente complejos que las sociedades
contemporáneas nos imponen.
Bibliografía

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https://webdelmaestrocmf.com/portal/estrellas-en-la-tierra-una-pelicula-que-todo-educador-y-
estudiante-de-educacion-tendria-que-ver/

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