La Autonomía Universitaria

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LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA ¿AL SERVICIO DE LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES?

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La Autonomía Universitaria:
¿al servicio de las
transformaciones sociales?
University Autonomy:
at the service of social transformations?

Nathanael James Hastie Falkiner1

Resumen

La lucha por la autonomía universitaria en América Latina surge desde el


Manifiesto de Córdoba en 1918. En éste artículo analizamos el concepto y
la historia de la autonomía universitaria en Bolivia. La conquista de la Auto-
nomía en 1930, la Revolución Universitaria de 1970, la resistencia ante las
intervenciones gubernamentales, el Primer Congreso Interno de la UMSA,
los ataques del gobierno de Evo Morales al sistema universitario público y las
perspectivas actuales de la lucha universitaria. La autonomía universitaria es
una herramienta al servicio de las transformaciones sociales, cuando se liga
con las luchas sociales.

Palabras clave: Autonomía, Universidad, Co-gobierno, Educación Superior,


Estudiantes.

1 Boliviano, estudiante universitario de la Carrera de Sociología de la UMSA, ex diri-


gente de la Confederación de Estudiantes de Secundaria de Bolivia (CESB). email: na-
[email protected]
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Abstract

The struggle for university autonomy in Latin America begins with the Mani-
fest of Cordoba in 1918. In this article we analyze the concept and history
of university autonomy in Bolivia. The conquest of Autonomy in 1930, the
University Revolution of 1970, the resistance of government interventions,
the first internal Congress of the UMSA, the attacks of the Evo Morales
government’s on the public university system and the current perspectives of
university struggle. University autonomy is a tool for social transformation,
when linked to social struggles.

Keywords: Autonomy, University, Co-government, Superior Education, Students.

El Manifiesto Liminar de Córdoba

“La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a pensar


por su propia cuenta. Exige también que se le reconozca el derecho a
exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por
medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si
ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias no puede
desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su pro-
pia casa. La juventud universitaria de Córdoba por intermedio de su
Federación saluda a los compañeros de la América toda y les incita a
colaborar en la obra de libertad que inicia” (FUA 1968:24)

La Universidad en América Latina, institución fundada bajo el régimen co-


lonial español a inicios del siglo XX era una institución que mantenía rasgos
feudales, con una fuerte ligazón con la iglesia, poca o nula participación
estudiantil en la toma de decisiones y un distanciamiento abismal con las
necesidades del pueblo. Con un siglo de vida republicana, la Universidad la-
tinoamericana no había logrado responder a las profundas necesidades de sus
pueblos y se manejaba bajo los intereses de clase de los grupos dominantes en
nuestros países. Como indican los estudiantes cordobeses: “la ciencia, frente
a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al
servicio burocrático” (FUA, 1968:16). Relata Aguirre que:
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El día 15 de junio de 1918 los estudiantes de la Universidad San Carlos de Cór-


doba (Argentina) declararon huelga general, se tomaron el local Universitario y
firmaron sobre el escritorio del Rector, luego de desalojar a los profesores, que
se encontraban reunidos en una Asamblea, el “Grito de Córdoba” (1968: 30)

A partir de la toma de la Universidad San Carlos de Córdoba, la chispa auto-


nomista se expande por las Casas de Enseñanza Superior del continente. Los
estudiantes universitarios exigen “arrancar de raíz en el organismo universitario
el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en estas casas de estudio es un
baluarte de absurda tiranía y solo sirve para proteger criminalmente la falsa
dignidad y la falsa competencia” (FUA, 1968: 17-18)

En torno al Grito de Córdoba surgen como consignas la Autonomía Univer-


sitaria, el co-gobierno universitario, la cátedra libre, paralela y periódica, los
concursos de oposición, la asistencia libre y se plantea el rol de la Universidad
ante la sociedad en su conjunto, es decir, la extensión social universitaria. Se
generaliza también la concepción de la Universidad como centro de producción
intelectual, como partícipe en la renovación de la política y como motor del
desarrollo nacional independiente.

La Autonomía Universitaria en Bolivia

En Cochabamba, en el año 1928, se realiza el Primer Congreso de Estudiantes


Bolivianos y se organiza la Federación Universitaria Boliviana, organización
que representa a los estudiantes universitarios del país, con una postura política
fuertemente anti-imperialista, que plantea la Reforma Universitaria en nuestro
país. La lucha desencadenada por los estudiantes y docentes autonomistas
lograría que en el año 1930, a través del decreto de la Junta de Gobierno, se
apruebe la Autonomía Universitaria. Salinas explica que:

Los términos del Estatuto de la Educación Pública, establecido el 25 de Julio


de 1930 y la Reforma Constitucional promulgada mediante el Decreto Ley
de 27 de Noviembre de 1930, determinan que las universidades: “nombrarán
sus rectores, profesores y funcionarios”, a diferencia de las designaciones
vigentes hasta entonces, hechas por el propio gobierno, a través del Ministe-
rio de Educación, del cual dependían las universidades. Asimismo, dan por
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constituidos los Consejos Universitarios formados por los decanos y por la


mitad de delegados alumnos con real número de profesores concejales. De
esta manera se instituían la Autonomía y el Cogobierno docente-estudiantil,
en la Universidad Nacional (en Mercado, 2004: s/n)

La Autonomía conquistada en 1930 comprendía al sistema universitario bo-


liviano como una totalidad, que se organizaba por distritos universitarios e
incorporaba al régimen autonómico a las Escuelas Normales y de Bellas Artes,
planteando la integralidad de la formación superior en el país.

En su IV Conferencia Nacional, realizada el 30 diciembre de 1938, la Fede-


ración Universitaria Boliviana establece que lucha por una Universidad con-
siderada como un servicio público descentralizado con suficiente autonomía
técnica, económica y administrativa, organización interna ampliamente demo-
crática (FUB, 1949: 309). De esta manera, se detalla la concepción institucional
de la autonomía universitaria. Los estudiantes universitarios bolivianos, sin
embargo, no sólo luchaban por el respeto de la autonomía universitaria sino
que comprendían que “sólo en una sociedad nueva será posibles la enseñanza
nueva y la universidad nueva” (FUB, 1949: 309). La Federación Universitaria,
en su documento, explica que la educación se halla sujeta a las condiciones
económicas y sociales, por tanto responde a los intereses de clase de quienes
gobiernan el país. Al respeto, en cuanto a las reformas hasta ese momento
conquistadas, resuelve que:

La FUB sostiene como necesarias todas las reivindicaciones obtenidas dentro


de la enseñanza y la Universidad, reconociéndoles el carácter democrático bur-
gués (eliminación de los resabios escolásticos y medioevales) históricamente
compatibles con el estado actual de nuestra evolución económico-política, pero
insuficientes para el nuevo sentido social de las generaciones universitarias
actuales, cuya aspiración sólo puede ser la educación socialista en un Estado
socialista (FUB, 1949: 309)

Los universitarios bolivianos consideran que las luchas universitarias se dan


en el contexto de la lucha de clases –que se intensifican a raíz de las crisis
capitalistas y frente a las cuales las clases dominantes ejercen posturas aún
más reaccionarias, destinadas a mantenerse en el poder– y, por tanto, las
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reivindicaciones universitarias forman parte de las reivindicaciones de las


clases explotadas y naciones oprimidas a nivel mundial en su lucha contra el
capitalismo y el imperialismo. Ante la reacción y la opresión ejercida desde
las clases dominantes a través del Estado en momentos de crisis capitalista,
los sectores intelectuales progresistas tienden a tomar posturas radicales exi-
giendo transformaciones profundas.

Los ataques a la Autonomía Universitaria desde la “Revolución Nacional”

El 9 de abril de 1952, milicias de campesinos, obreros y estudiantes derrocan


al Ejército Nacional. Ante el vacío de poder, asume el gobierno Victor Paz
Estensoro, dando lugar al gobierno de la “Revolución Nacional”. El gobierno
del MNR bajo presión popular dicta medidas “progresistas” como la Reforma
Educativa, la Nacionalización de las Minas, el Voto Universal y la Reforma
Agraria. Aprovechando la amplia base social de la que gozaba, el gobierno
lanza acusaciones a la Universidad Pública en forma de amenazas de inter-
vención directa a la Universidad.

El gobierno acusaba, de manera demagógica, que la Universidad no lograba


garantizar el acceso a la educación superior a las grandes masas empobreci-
das, que se enfocaba en la formación de profesionales liberales y no así de
técnicos que el país necesitaba, que las Universidades se habían convertido
en bastiones de la reacción, que no era compatible una Universidad autónoma
con la concepción de escuela única.

Arturo Urquidi, en su texto Reflexiones sobre la Autonomía Universitaria,


responde a estas acusaciones, demostrando la vigencia de la Autonomía
Universitaria. En cuanto al acceso a la educación superior explica de manera
objetiva que esta situación no es más que el reflejo de la situación actual en
la sociedad boliviana, una sociedad de clases, en la que aún persistía un anal-
fabetismo tremendo. Explica también que la eliminación de la Autonomía
no garantizaría la mayor democratización de la educación superior sino, al
contrario, la limitará más aún, ya que se debe comprender a ésta no sólo de
manera cuantitativa sino también de manera cualitativa.
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Manteniendo un gran nivel de explicación objetiva de la realidad, Urquidi


demuestra además la relación entre la falta de industrias nacionales y las aún
pocas carreras de formación técnicas especializadas en la Universidad Bo-
liviana. Esto porque al no existir un mercado laboral para los profesionales
en ramas técnicas también existe poco interés de estudio en estas carreras.
Finalmente, señala que desde la aprobación de la Autonomía Universitaria es
que las Universidades Bolivianas se diversifican, pasando de ser centros de
formación de profesionales liberales a centros de investigación y formación
ligados a la producción.

El miedo de las autoridades estatales a propósito de la amplia libertad de


pensamiento que permite la Universidad Boliviana ha llevado a los gobier-
nos de turno a tildar a las universidades ya sea como centros de la reacción
o como criaderos de comunistas, terroristas, etc. La libertad de cátedra y el
mismo fuero universitario permiten que exista la necesaria lucha de ideas en
el contexto de la educación superior, para así aportar a partir de un análisis
profundo de las causas de nuestro atraso y los mecanismos para lograr un
desarrollo nacional independiente.

Ante los intentos de intervención del MNR (Paz Estensoro y Barrientos) las
Universidades se pronuncian. La Universidad Tomás Frías de Potosí confor-
ma, junto a docentes, estudiantes y administrativos, el Comité de Defensa de
la Autonomía Universitaria. En su manifiesto, caracteriza como el enemigo
principal de la autonomía al “imperialismo yanqui”, llama a la unidad con los
trabajadores por la defensa de la autonomía y rechaza la creación de univer-
sidades privadas (CDAU, 1968: 392-393). La Confederación Universitaria
Boliviana (CUB) lanza su manifiesto en 1968 llamando a la “defensa intran-
sigente de la autonomía universitaria, como conquista popular. Respeto a la
dignidad universitaria e inviolabilidad de los recintos universitarios” (CUB,
1968: 401). La Federación Universitaria Local de la Universidad Mayor de
San Simón señala que:

El movimiento estudiantil por la Autonomía Universitaria en toda América


Latina y en Bolivia concretaba su acción –es cierto que ya ligada al problema
social general – sobre todo en la consecución de una libertad de conducción de
las Universidades con referencias al Gobierno Central (1968: 418)
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Ante estos ataques a los movimientos populares independientes por parte del
gobierno del MNR y de Barrientos urge la necesidad de la independencia
ideológica y la libertad de cátedra dentro de la Universidad, en ese sentido,
la autonomía debe ser comprendida de manera integral: económica, adminis-
trativa y académica. “La Universidad Autónoma es víctima del imperialismo
que busca mediante créditos del Banco Inter-americano de Desarrollo imponer
programas de estudio apolíticos y, a cambio de recursos económicos, eliminar
el fuerte contenido ideológico de la Universidad” (Arnez, 1968: 173-85).

La Revolución Universitaria de 1970

Al estallar los focos guerrilleros en Ñancahuazú y Teoponte, el movimiento


universitario boliviano no quedó indiferente, pues decenas de dirigentes uni-
versitarios provenientes de las filas de la Juventud Comunista de Bolivia y la
Juventud Democrática Cristiana Revolucionaria (que habría de convertirse
después en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria) fueron a integrarse
a las filas de los combatientes. Los debates que surgen en aulas y asambleas
universitarias, cargadas de contenido ideológico y convicción revolucionaria,
identifican una vez más el papel protagónico que debe jugar la Universidad
bajo la dirección política de la clase obrera. Al respeto, Aguirre opina que “no
se trata de disputar la hegemonía a la clase obrera, sino de reconocer que el
estudiantado es capaz de integrarse como elemento de vanguardia del combate
a una lucha orientada por los intereses de los trabajadores” (1968: 34). En ese
contexto, en 1970 estalla la llamada Revolución Universitaria:

El movimiento de reforma universitaria de 1970 planteó con toda claridad el


valor de la autonomía universitaria, no como una categoría de validez universal
y permanente, por encima del tiempo y las transformaciones... La autonomía
es tal frente al Estado burgués pero no frente a la clase revolucionaria: la clase
obrera. La autonomía no podrá sobrevivir bajo la dictadura del proletariado…
Se instituyó el veto estudiantil como veto político contra quienes participaron
activamente en la política anti-obrera y fascista de Barrientos, se implantó el
co-gobierno paritario a todo nivel conformándose direcciones colegiadas do-
cente-estudiantiles … el Consejo Universitario estaba supeditado a la Asamblea
General que podía desconocer y enmendar los actos de éste, lo mismo ocurría con
la estructura administrativa de la universidad, se descentralizó administrativa y
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académicamente la universidad... se instituyó el voto universal para la elección


de las autoridades en forma directa (Velarde, 1986: 15-18)

Durante el gobierno del General Juan José Torres, en los ambientes de la


Universidad Mayor de San Andrés, empieza a sesionar la Asamblea Popular,
expresión de las organizaciones sindicales y políticas del país que pretende
asumir la dirección del proceso democrático. Urquidi señala que “a partir de
la Autonomía, las Universidades se han convertido en los focos inductores
más activos de las ideas que han revolucionado la conciencia pública y han
creado condiciones para las transformaciones que hoy se operan en el país”
(1968: 14). En ese sentido, la Universidad Boliviana trasciende la función
de sólo formar profesionales sin asumir alguna postura respecto del devenir
histórico del país y encara un rol de orientación y aglutinación de las fuerzas
sociales de avanzada en torno a un proyecto de desarrollo nacional indepen-
diente. La Universidad logra este papel protagónico al hacer un análisis de
los orígenes del atraso y la dependencia en nuestro país, tomando una postura
anti-imperialista y democrática. La investigación y producción intelectual de
la Universidad es comprendida, a diferencia de instituciones de enseñanza
superior en otros países, como un aporte al desarrollo nacional, no así para
intereses personales o empresariales. Por lo que, en 1971, frente al Golpe
de Estado dirigido por Hugo Banzer, los estudiantes universitarios desde la
Universidad se alzan luchando en defensa de la democracia.

Durante las dictaduras militares las casas superiores de estudios fueron objetos
de la represión estatal, siendo cerradas en muchas ocasiones durante varios
meses para así apaciguar los ánimos por lucha democrática que florecían
entre estudiantes y docentes, quienes luego re-tomarían las casas de estudio
expulsando a los interventores militares. Las organizaciones de tendencias
ideológicas de izquierda, sobre todo marxistas, generaban debates intensos
acerca de qué hacer en ese momento histórico, y defendían fervientemente la
autonomía frente a las autoridades interventoras.

Otra muestra evidente de la ligazón de la Universidad Boliviana con las luchas


populares se expresó en las alianzas obrero-estudiantiles, que se manifiestaron
a través del siglo XX en los momentos decisivos de nuestro país, donde los
universitarios acuden al llamado de las organizaciones obreras y populares
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para defender la democracia, luchar contra las dictaduras y los gobiernos de


orientación neo-liberal. En ese sentido, las páginas más álgidas de la historia
boliviana la escriben los universitarios, junto a los trabajadores de la ciudad
y el campo.

La autonomía y el modelo neoliberal

Tras la derrota del movimiento popular boliviano en la Marcha por la Vida,


en 1985, son aplicados los lineamientos económicos neo-liberales. La relo-
calización (masacre blanca) y el desmembramiento del aparato productivo
en el país son recibidos con una resistencia férrea por parte de trabajadores y
universitarios. Para los grupos gobernante era necesario someter a sus inte-
reses de clase al movimiento universitario. Muchos años antes, la Federación
Universitaria Local de la UMSS ya adviertía que “hay otra manera sutil de
dividir a los universitarios y de anularlos después, propagando constantemente
que su papel esta sólo en estudiar y prepararse en una profesión” (1968: 442).
En esa dirección, grupos de docentes reaccionarios plantean abiertamente que
la Universidad no es un lugar para hacer política sino para formarse como
profesionales, y que los debates de carácter ideológico no tenían lugar dentro
de una institución de formación académica. Entonces, se hacía necesaria una
modificación de los documentos fundamentales de la Universidad para insti-
tucionalizar la des-politización e imponer una visión tecnocrática proyectada
desde los organismos de financiamiento internacional.

La Universidad Mayor de San Andrés, bajo la rectoría de Guido Capra, convoca


al Primer Congreso Interno para cumplir con este objetivo en el año 1988.
Este Congreso, que fue recibido con una amplia resistencia por los sectores
democráticos, progresistas y revolucionarios,

arremetió contra todas las conquistas fundamentales de la universidad autóno-


ma. Sus planteamientos fueron un anticipo de la Reforma Educativa del Banco
Mundial que plantea la elitización de la educación superior. Para destruir la
universidad pública gratuita tenían que anular al movimiento estudiantil que,
cuando actuó bajo la influencia de la lucha política de los explotados, pudo ali-
near a la universidad en la trinchera de la lucha revolucionaria del proletariado
(URUS, 2015: 2)
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Las autoridades nacionales y universitarias, al servicio del Banco Mundial y


sus programas de reformas estructurales, buscaban provocar un divorcio entre
el movimiento universitario y el movimiento popular en el país, alejando la
Universidad de las reivindicaciones históricas de la clase obrera.

La autonomía no puede seguir siendo garantía de aislamiento de los problemas de


la realidad nacional y del quehacer académico de las otras universidades del sis-
tema, así como tampoco puede continuar siendo patente de la indiferencia frente
a la lucha del pueblo boliviano por la justicia social. La autonomía universitaria,
en el presente periodo histórico, es principio democrático e instrumento de lucha
en el empeño de adecuar las estructuras académicas a los objetivos históricos de
la liberación nacional y el socialismo (TUPA-FUT, 1988: 16)

Las Reformas a la institucionalidad posibilitaron la transformación de las ma-


llas curriculares, eliminando materias con contenido crítico, planteadas sobre
todo desde la teoría marxista. Al derrumbarse el bloque soviético, entre 1989
y 1991, se acelera el proceso de censurar materias como Formación Social
Boliviana, Economía Política, Materialismo Histórico y otros con contenidos
marxistas, bajo el argumento posmoderno del fin de la historia y del fin de las
ideologías. De esta manera, se elimina sistemáticamente la cientificidad, sobre
todo en carreras sociales, imponiendo visiones posmodernas en la academia.
Las acreditaciones posteriores (MERCOSUR, CEUB) promovidas desde el
gobierno central, al obligar a una revisión de los contenidos curriculares como
parte de la auto-evaluación, tienen como objetivo eliminar los pocos rasgos
marxistas y materialistas que quedan en las carreras sociales.

Es necesario recuperar las materias científicas como Economía Política (reem-


plazada por contenidos tecnocráticos), Lógica Dialéctica (eliminada para educar
en el pragmatismo y el sentido común), Materialismo Histórico (reemplazada
por “introducción a la sociología”) y así en todos los ámbitos académicos. Es
necesario imponer un control estudiantil colectivo en la dirección Administrativa
Financiera (DAF) (LORCI & Pan y Rosas, 2015)

Desde la gestión 1998 existe un acuerdo (Resolución HCU 102/1998) en la


UMSA entre la Policía Nacional y la Universidad, que señala que se contrata a
efectivos policiales para tareas de “seguridad”, violando el principio de auto-
nomía universitaria. Acuerdo refrendado por posteriores gestiones rectorales.
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Los ataques del Gobierno del MAS a la Autonomía Universitaria

El actual gobierno ha dejado muy en claro su postura frente a la Autonomía


Universitaria. En sus discursos e intervenciones, el Presidente Morales ha
indicado que la autonomía no sirve, que hay que “relanzar la autonomía,
para el bien del pueblo”, que existen quienes abusan de la autonomía y que
él es feliz de no haber ido a la Universidad. El abierto desprecio del primer
mandatario por la autonomía universitaria se complementa con una actuación
muy favorable a los intereses de las Universidades Privadas, brindándoles
facilidades en la titulación en provisión nacional y realizando un sinfín de
eventos, cumbres y actos públicos en predios de éstas. Claro que esta relación
es recíproca, ya que el gobierno actual recibe de sus aliados privados cientos
de becas anuales para repartir en las organizaciones sociales oficialistas.

El gobierno, a través de los Decretos 1321, 1322 y 1323, aprobados el 12 de


agosto de 2012, asigna recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos
(IDH) para las Universidades Autónomas. Del IDH se distribuye el 5% para
extensión universitaria, deporte y cultura; el 2% para inversión o gasto co-
rriente y el 8% para gastos de operación y funcionamiento de desconcentra-
ción académica. El mismo hecho de que desde el gobierno central los fondos
entregados a la Universidad sean condicionados y pre-destinados atenta contra
el principio de la autonomía económica y administrativa.

El gobierno actual ha vuelto a demostrar su hostilidad con la Autonomía


Universitaria en el Encuentro Plurinacional de Juventudes afines al gobierno,
convocado el 21 de septiembre de 2013 en El Alto. En ese evento, los mili-
tantes de la Juventud masista expresaron públicamente sus deseos de eliminar
la autonomía universitaria.

Por otro lado, las violaciones flagrantes a la autonomía de los predios uni-
versitarios se han convertido en un rasgo característico del gobierno masista.
Son incontables las veces en las que las fuerzas policiales han pisoteado la
autonomía universitaria para defender los intereses del oficialismo dentro de
la Universidad. Un ejemplo manifiesto de esta situacion se presentó en las
elecciones fracasadas de la Federación Universitaria Local de la UMSA, en
94 TEMAS SOCIALES Nº 37

las que tras una rebeldía estudiantil en la que se procedió a destrozar ánforas
los efectivos de la Policía Boliviana ingresaron a predios universitarios gasi-
ficando y desalojando a los estudiantes.

En Cochabamba suceió lo mismo a raíz de la Resolución HCU 01/2015, que


aprobaba la vergonzosa titularización de docentes sin exámenes. Esta situación
desató una amplia lucha por la defensa de la calidad académica y por el respeto
a las normativas universitaria. En este conflicto fueron varias las ocasiones
en las que la Policía violó la autonomía universitaria, como los intentos de
entrar violentamente a la Facultad de Agronomía, que fueron detenidos por
los vecinos. Al igual que esos, se produjeron otros intentos de ingresar a la
fuerza, donde siempre quedaban universitarios heridos. Por ejemplo, en la
madrugada del 30 de julio de 2015, cuando los uniformados intervinieron el
campus central de la Universidad Mayor de San Simón, un dirigente univer-
sitario resultó seriamente herido por el impacto de una granada de gas.

¿Por qué luchamos por la Autonomía Universitaria?

El actual Estatuto Orgánico del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana


(CEUB) establece entre sus principios: la autonomía e igualdad jerárquica
de las universidades públicas, la autonomía económica, fuero universitario
(independencia ideológica, libre confrontación de ideas), libertad académica,
libertad de cátedra, libertad de investigación, libertad de estudio, co-gobierno
paritario docente-estudiantil, inviolabilidad de los recintos y predios. De esta
manera, la actual institucionalidad comprende la autonomía universitaria,
incorporando los aspectos administrativos, ideológicos, académicos y de la
inviolabilidad de los predios.

La Constitución Política del Estado, en cuanto a la Autonomía Universitaria,


establece lo siguiente:

Artículo 92
I. Las universidades públicas son autónomas e iguales en jerarquía. La autono-
mía consiste en la libre administración de sus recursos; el nombramiento de sus
autoridades, su personal docente y administrativo; la elaboración y aprobación
de sus estatutos, planes de estudio y presupuestos anuales; y la aceptación de
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legados y donaciones, así como la celebración de contratos, para realizar sus


fines y sostener y perfeccionar sus institutos y facultades. Las universidades
públicas podrán negociar empréstitos con garantía de sus bienes y recursos,
previa aprobación legislativa.
II. Las universidades públicas constituirán, en ejercicio de su autonomía, la
Universidad Boliviana, que coordinará y programará sus fines y funciones me-
diante un organismo central, de acuerdo con un plan de desarrollo universitario.
III. Las universidades públicas estarán autorizadas para extender diplomas aca-
démicos y títulos profesionales con validez en todo el Estado.

Artículo 93
I. Las universidades públicas serán obligatoria y suficientemente subvencionadas
por el Estado, independientemente de sus recursos departamentales, municipales
y propios, creados o por crearse.
II. Las universidades públicas, en el marco de sus estatutos, establecerán los
mecanismos de participación social de carácter consultivo, de coordinación y
asesoramiento.
III. Las universidades públicas establecerán mecanismos de rendición de cuentas
y transparencia en el uso de sus recursos, a través de la presentación de estados
financieros a la Asamblea Plurinacional Legislativa, a la Contraloría General y
al Órgano Ejecutivo.
IV. Las universidades públicas, en el marco de sus estatutos, establecerán progra-
mas de desconcentración académica y de interculturalidad, de acuerdo a las ne-
cesidades del Estado y de las naciones y pueblos indígena originario campesinos.
V. El Estado, en coordinación con las universidades públicas, promoverá en áreas
rurales la creación y el funcionamiento de universidades e institutos comunitarios
pluriculturales, asegurando la participación social. La apertura y funcionamiento
de dichas universidades responderá a las necesidades del fortalecimiento pro-
ductivo de la región, en función de sus potencialidades.

En la concepción constitucional de la Autonomía Universitaria existen claras


definiciones en cuanto a la administración económica, la emisión de títulos
académicos y los mecanismos de participación. Sin embargo, estos artículos
no hacen referencia alguna a los conceptos de co-gobierno paritario docen-
te-estudiantil, la libertad de cátedra, cátedra paralela y concursos de oposición,
asistencia libre, extensión social e inviolabilidad de los predios, elementos
fundamentales de la autonomía universitaria boliviana. Es más, el texto cons-
titucional somete la rendición de cuentas al órgano ejecutivo y legislativo
96 TEMAS SOCIALES Nº 37

del Estado, obliga a establecer programas de descentralización académica


“de acuerdo a las necesidades del Estado” y a coadyuvar en la creación de
Universidades e Institutos Comunitarios Pluriculturales.

En el 17° Congreso Latinoamericano de Estudiantes (CLAE), realizado en


agosto 2014 en Managua, Nicaragua, se resolvió que:

Entendemos por autonomía no solamente aquella que se refiere a la gestión finan-


ciera y administrativa. La verdadera autonomía universitaria es la que garantiza
que los actores de la comunidad universitaria definan los rumbos de la universi-
dad. En este sentido, entendemos por autónoma aquella universidad donde sus
estudiantes, profesores y trabajadores son los que definen su funcionamiento in-
terno, su malla curricular, su gobierno, libres de injerencias estatales, partidarias,
religiosas, etc. Defendemos una universidad autónoma donde se manifiesten las
distintas formas de pensar, con libertad de cátedra y de manifestación política,
social y cultural. De esta manera, no es posible pensar una universidad autónoma
desvinculada de su carácter democrático (OCLAE, 2015).

De este modo, los movimientos estudiantiles del continente explican que la


comprensión de la autonomía universitaria debe ser de manera íntegral.

En nuestra coyuntura actual se plantea que la autonomía universitaria no está


cumpliendo con su función:

La autonomía, hoy mal-utilizada, debemos recuperarla como herramienta de


lucha contra los enemigos internos (camarillas) y de articulación con la lucha
de la clase obrera por instaurar el comunismo. En ese camino es determinante
imponer la independencia sindical del movimiento universitario frente al estado
y a la burguesía. Sólo de esta forma la Universidad podrá cumplir su función de
aliado estratégico del proletariado y las masas oprimidas que buscan aplastar a
la putrefacta sociedad capitalista (ROJOS, 2015: 1)

Desde los programas de organizaciones de izquierda dentro de la Universidad


existe una diversidad de posturas y propuestas, tanto sobre el co-gobierno como
para la recuperación de la autonomía al servicio de las luchas populares. Entre
las propuestas para profundizar la autonomía se encuentran: el co-gobierno
con una mayoría estudiantil o veto estudiantil (como existía en la Revolución
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Universitaria de 1970); la participación obrera en el co-gobierno (como en la


Universidad Nacional de Siglo XX, en la que la Federación Sindical de Traba-
jadores Mineros de Bolivia participa); el voto universal igualitario (como en la
Universidad Pública de El Alto); la Asamblea General como máxima autoridad.

La actual gestión rectoral en la UMSA ha convocado a una reciente Asamblea


de Delegados Docente-Estudiantil para convocar al Segundo Congreso Interno
de la UMSA, instancia que podría, al igual que el anterior Congreso realizado
en 1988, cambiar las normas internas de nuestra casa superior de estudios.
Sin embargo, en nuestra universidad no existe una Federación Universitaria
Local y para la Asamblea de Delegados sólo fueron acreditados Centros de
Estudiantes Facultativos de 8 de las 13 facultades y Centros de Estudiantes
de 44 de las 55 Carreras. Además, ante las denuncias de la no realización de
Asambleas para elegir los delegados docentes y estudiantiles y una serie de
atropellos a las normativas vigentes, en Asamblea General Docente-Estudian-
til, la Facultad de Ciencias Sociales resolvió no participar de la Asamblea de
Delegados ni del Congreso Interno.

Ante una nueva coyuntura en la que se debatirá el rumbo que ha de tomar la


Universidad, es necesario rescatar la autonomía universitaria al servicio de
las transformaciones sociales, bajo la dirección política de la clase obrera.
Asimismo, la autonomía universitaria como garantía de la pluralidad ideoló-
gica, la libertad y periodicidad de cátedra y la asistencia libre asegura el rol
de la Universidad en la lucha contra el gobierno entreguista en defensa de la
soberanía nacional y los derechos humanos. Con una verdadera autonomía que
comprenda lo administrativo, académico, ideológico y asuma la inviolabilidad
de los predios y sobre todo el compromiso histórico de la Universidad con los
explotados y oprimidos, podemos empezar a construir un sistema universitario
que aporte al desarrollo nacional independiente.

Bibliografía

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