Universidad de San Carlos de Guatemala Escuela de Ciencia Política

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

ESCUELA DE CIENCIA POLÍTICA

VIOLENCIA JUVENIL Y COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL


Ciudad de Guatemala
2009 / 2011
Barrio Gerona, zona 01

IVÁN STUARDO LUNGO GÁLVEZ

Nueva Guatemala de la Asunción, septiembre 2012


UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
ESCUELA DE CIENCIA POLÍTICA

VIOLENCIA JUVENIL Y COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL


Ciudad de Guatemala
2009 / 2011
Barrio Gerona, zona 01

TESIS

PRESENTADA AL CONSEJO DIRECTIVO DE LA ESCUELA DE


CIENCIA POLÍTICA DE LA
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

POR

IVÁN STUARDO LUNGO GÁLVEZ

AL CONFERÍRSELE EL GRADO ACADÉMICO DE:

LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA

Y EL TÍTULO PROFESIONAL DE:

SOCIÓLOGO

Nueva Guatemala de la Asunción, Septiembre 2012


DEDICATORIA

V.J.M.J.Ch.

A Dios, porque ha estado conmigo en cada paso que doy, me ha guiado en cada
instante de mi vida, mi carrera y en todo lo que me he propuesto; de una u otra
forma siempre ha puesto en mi camino señales y gente maravillosa que me han
ayudado a superar mis tropiezos y seguir adelante, dándome la fortaleza para
continuar y llegar a este esperado momento.

A mis Padres, José Menelik y Aura Rosa, quienes a lo largo de mi vida velaron
por mi bienestar y educación, me dieron todo lo que soy como persona, mis
valores, mis principios, mi carácter, mi empeño y perseverancia para conseguir
mis objetivos, sin perder el valor humano y la solidaridad y aunque ya no están
presentes físicamente, siguen siendo mi apoyo en todo momento.

A mi Esposa, Ana Renée, por estar siempre conmigo y ser mi apoyo


incondicional… mi cómplice, mi compañera, mi amiga.

A mi Hija, María José, mi inspiración, mi todo.

A mis Hermanos, Sussy, Sibyl y Lester, por siempre darme su fuerza y apoyo
incondicional.

A mi Amigo, Compañero, Maestro y Guía Espiritual, Gustavo Lapola, gracias por


todo tu apoyo.

A mis Compañeros del Grupo Estudiantil FENIX y del Petit Comité.

Pallida mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turres.


N.S.E.
AGRADECIMIENTOS

A la Gloriosa y Tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, referente


de lucha y cambio social, porque me enseñó a creer que una Guatemala diferente,
con justicia social y solidaria es posible.

A la Escuela de Ciencia Política, por ser la instancia que permitió desarrollarme


profesionalmente, por la formación sociológica que me brindó, orgulloso de ser su
egresado.

Al Licenciado Jorge Arriaga, por su inquebrantable ánimo y por sus palabras que
fueron detonante para terminar mi carrera universitaria.

Al Msc. Juan Fernando Molina Meza, por todo su apoyo en la recta final del
presente proceso.

Al Licenciado Juan Carlos Guzmán, Licenciado Marcio Palacios, Licenciado


Dennys Mira y Licenciado Francisco Lemus, por sus observaciones en el presente
trabajo.

A todos los docentes de la Escuela de Ciencia Política que de una u otra forma
influyeron con su conocimiento y forma de pensar a lo largo de mi formación
universitaria.

A mis compañeros de clases con los que durante muchos años compartimos todo
tipo de experiencias universitarias.

A mi amigo Raúl Velásquez, porque no se me olvidan tus palabras “graduate” en


una de tantas platicas en las que cambiamos el mundo.

A mis compañeras de oficina Malú de Pira y Gloria Rojas, al Licenciado Emir Mejía
y Mejía y a la Licenciada Yamina Fong, por estar al pendiente de este proceso y
por sus palabras de ánimo y perseverancia en todo momento.

A mi madrina de graduación Jennifer Pérez y a mi Padrino Lester Lungo.

A todas las personas que contribuyeron y participaron en la realización de este


trabajo de investigación, muchas gracias.
"Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la
técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la Revolución es lo
importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean
siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra
cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un
revolucionario."

Ernesto Che Guevara, en la carta de despedida a sus hijos.


ÍNDICE
 

INTRODUCCIÓN  i

CONTEXTO HISTÓRICO  1

CAPÍTULO 1 
1. MARCO TEÓRICO 4
2. MARCO METODOLÓGICO 7
2.2 RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA 8
2.3 VISITAS A INSTITUCIONES Y ENTREVISTAS DIRECTAS 8
2.4 RECOPILACIÓN DE DATOS 9
2.5 TIPO DE INVESTIGACIÓN 10

CAPÍTULO 2 

CAUSAS Y ORÍGENES 11
2.1 LO QUE SE VE Y LO QUE NO SE QUIERE VER 17
2.2 LA VIOLENCIA 18
2.2.1 INTENCIONALIDAD 19
2.3 TIPOS DE VIOLENCIA 20
2.4 CULTURA DE VIOLENCIA 22
2.5 UNA SOCIEDAD DE VIOLENCIA 24
2.6 LA INVASIÓN DE LA VIOLENCIA AMBIENTAL
EN LOS CENTROS ESCOLARES 28

2.7 EL EFECTO SOCIAL DE LA VIOLENCIA 30


2.8 IMPLICACIONES EN EL INDIVIDUO A CAUSA DE LA VIOLENCIA 31

CAPÍTULO 3 
FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS AL COMPORTAMIENTO
ANTISOCIAL 33

3.1 FACTORES INDIVIDUALES 33


3.2 FACTORES FAMILIARES 35

3.3 FACTORES SOCIALES 39


3.4 FACTORES ESCOLARES 41
3.5 FACTORES ASOCIADOS AL GRUPO DE PARES 43
3.6 APRENDIZAJE SOCIAL COMO MODELO TEÓRICO EXPLICATIVO PARA LA ADQUISICIÓN DE
COMPORTAMIENTOS ANTISOCIALES 45
 
CAPÍTULO 4 
LA VIOLENCIA JUVENIL Y EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL 53
4.1 PAUTAS DE LA VIOLENCIA JUVENIL 56
4.2 LA VIOLENCIA JUVENIL COMO PRODUCTO SOCIAL 59
4.3 EL CONTEXTO SOCIAL 60

CAPÍTULO 5 
PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA JUVENIL Y EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL 63
5.1 ESTRATEGIAS INDIVIDUALES 66
5.2 ESTRATEGIAS RELACIONALES 68
5.3 ESTRATEGIAS COMUNITARIAS 72
5.4 ESTRATEGIAS SOCIALES 76
5.5 LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA
VIOLENCIA JUVENIL Y EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL 80

CAPÍTULO 6 
REFLEXIONES SOBRE EL INFORME NACIONAL DE DESARROLLO HUMANO 2011/2012
GUATEMALA: ¿UN PAÍS DE OPORTUNIDADES PARA LA JUVENTUD? 94
6.1 EN LOS DOS EXTREMOS DEL DESARROLLO: DOS CATEGORÍAS JUVENILES 97
6.2 TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL DE LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD 100
6.3 IDENTIDAD 103
6.4 IDENTIDAD DE GÉNERO 104
6.5 IDENTIDAD NACIONAL, IDENTIDAD ÉTNICA 105
6.6 OTRAS IDENTIDADES 107
6.7 SEXUALIDAD JUVENIL Y SALUD REPRODUCTIVA. INICIO DE LA VIDA SEXUAL 109
6.8 VIVIR CON SEGURIDAD 111
6.9 JÓVENES VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA 112
6.10 SITUACIONES DE RIESGO 117
6.11 ENCUESTA ENTRE JÓVENES ESTUDIANTES DE INSTITUTOS PÚBLICOS 120
6.12 SUEÑOS, URGENCIAS Y RIESGOS 124

6.13 LAS INCLUSIONES EN UNA SOCIEDAD CENTRÍFUGA 128

6.14 PREVENIR LA VIOLENCIA RELACIONADA CON LA JUVENTUD POR MEDIO


DE POLÍTICAS INTEGRALES 135

CONCLUSIONES 138

BIBLIOGRAFÍA 146

ANEXOS 149

 
ÍNDICE DE TABLAS
 

TABLA 1 
Orígenes, instigadores y reforzadores de la agresión
dentro de la Teoría del Aprendizaje Social 47

TABLA 2
Estrategias de prevención de la violencia utilizadas según
la etapa del desarrollo (desde la lactancia hasta mediados de la niñez) y
el contexto ecológico 64

TABLA 3
Estrategias de prevención de la violencia utilizadas según
la etapa del desarrollo (adolescencia y primeros años de la edad adulta) y
el contexto ecológico 65

TABLA 4
Algunas unidades o programas relacionados con adolescencia y juventud en los tres organismos del
Estado 102
 

ÍNDICE DE GRÁFICAS
 

GRÁFICA 1
Hechos de violencia, acoso y discriminación ocurridos en la escuela, en
porcentajes (2010) 116
 

 
INTRODUCCIÓN

Los comportamientos antisociales de los jóvenes son hoy por hoy un problema de
la sociedad en su conjunto. Especialmente preocupante es el aumento de la
delincuencia de los menores y su ingreso cada vez más anticipado en el mundo de
la delincuencia: entre los 10 a 12 años, anteriormente iniciaba entre los 15 a 17.
Esta doble tendencia no se da sólo en América Latina –región especialmente
marcada por la violencia juvenil- sino que se da también a nivel mundial. De ahí
que este tema requiera ser tratado como un problema de la sociedad y no debe
ser visto como un hecho aislado.

En los países de América del Norte, la delincuencia creció desde los años 80
hasta los años 1993-94 y en los países de América Latina el crecimiento se
verifica desde fines de la década de los ochenta. En los primeros, hay una
disminución o estabilización a partir del año 1994 hasta 1998-2000, lo que ha sido
confirmado por diversas encuestas de victimización. En los segundos, en cambio,
la tendencia general es al crecimiento de la delincuencia. Hay que notar que estos
movimientos de tasa de delincuencia son variables no sólo por países sino
también por ciudades. (Informe Violencia en Jóvenes, 2010, P. 3).

La edad de más altos comportamientos antisociales es también variable,


alcanzando los 17-18 años en EE.UU. mientras que en la Unión Europea se sitúa
a los 24-25 años, decreciendo después. Las otras regiones verifican su punto
máximo entre estos dos extremos.

Un elemento de suma relevancia que acompaña a estas cifras es que la violencia


que se relaciona con esta delincuencia está en aumento, tanto en los países de
América del Norte como en América Latina.

La delincuencia o los comportamientos antisociales de los jóvenes son un


fenómeno que refleja una crisis de sociedad, por lo tanto es necesario identificar

 

sus raíces y sus causas para definir políticas de prevención. Esto es relevante ya
que la mayor parte de los menores que persisten en la delincuencia provienen de
sectores de bajos ingresos o excluidos. La exigencia de prevención deriva, en este
caso, de una doble obligación de justicia social y solidaridad frente a adolescentes
en dificultad, por un lado y a los sectores desfavorecidos, por otro.

Es durante la adolescencia que la mayor parte de los individuos empiezan a


delinquir, en esta fase de crecimiento y con una infancia precoz se dan las
principales intervenciones con mayor probabilidad de ser eficaces para luego
estructurar un comportamiento al inicio de la edad adulta.

Si bien es cierto que la criminalidad de los adolescentes tiene causas sociales,


esto no implica un determinismo. De ahí que los factores individuales de riesgo
deben ser también identificados y lo cual es lo que se mostrara en el presente
tema. La investigación se realiza en el Barrio Gerona en la zona 01 de la Ciudad
de Guatemala, a partir del año 2,009 a 2,011, como muestra de un bloque
generacional de niñas, niños y adolecentes en los momentos de cambio y
formación como futuros adultos con sus deseos, aspiraciones y luchas personales
y de grupo, si bien la investigación parte de un período de tiempo es necesario
tomar el aspecto histórico generacional si existe, el joven como protagonista de
cambio y su vinculación a la sociedad en la que se desarrolla y los momentos
históricos de la Ciudad de Guatemala y de Guatemala que relacionen la temática.

La Violencia Juvenil y el Comportamiento Antisocial se ha convertido en los


últimos años en una de las formas de violencia más visibles de una sociedad,
cada día más enferma y deshumanizada, en todas partes los medios de
comunicación: televisión, radio, prensa, prensa en internet publican diariamente
sobre la violencia juvenil de las maras o pandilleros, en las escuelas, institutos,
colonias, buses de transporte colectivo y en las calles en general.
Son los adolescentes y los adultos jóvenes los principales perpetradores de esa
violencia y los niños, adolescentes, jóvenes y adultos, sin importar si es mujer u

 
ii 
hombre las víctimas. Los asesinatos y la violencia no mortal que involucran a
jóvenes como sus autores aumentan cada día los índices de muertes, lesiones y
discapacidad.

Estos hechos de conducta violenta que afecta a los jóvenes incrementa


enormemente los costos de los servicios de seguridad, salud y asistencia social,
reduce la productividad, disminuye el valor de la propiedad, desorganiza una serie
de servicios esenciales y en general socava la estructura de la sociedad, adicional
a que daña profundamente no solo a las víctimas, sino también a sus familias,
amigos y comunidades. Sus efectos se ven no solo en los casos de muerte,
enfermedad y discapacidad, sino también en la calidad de vida y el desarrollo
diario de la sociedad.
No se puede considerar el problema de la Violencia Juvenil y el Comportamiento
Antisocial como un hecho aislado de otros comportamientos problemáticos. Los
jóvenes violentos tienden a cometer una variedad de delitos; además, casi
siempre van de la mano con otros problemas como la deserción escolar, consumo
de alcohol y la venta y consumo de drogas, se convierten en mentirosos
compulsivos, conductas impulsivas y desafiantes, conductores imprudentes sin
miedo a nada y se sujetos prominentes a enfermedades de transmisión sexual y
embarazos no deseados.

Aunque no es norma, no todos los jóvenes violentos tienen problemas


significativos además de su violencia ni todos los jóvenes con problemas son
necesariamente violentos. Hay conexiones cercanas entre la Violencia Juvenil, el
Comportamiento Antisocial y otras formas de violencia y comportamiento.
Hay que tomar en consideración que el solo hecho de presenciar actos violentos
en el hogar, sufrir violencia y/o abuso físico o sexual puede condicionar a los niños
o adolescentes de tal modo que consideren la violencia como un medio aceptable
y natural en su forma de vida y la manera de resolver los problemas, si ha esto le
sumamos la vivencia diaria, por peleas y dominio de territorios donde el poder
predomina en la forma de violencia más fuerte para mantener el control del mismo,

 
iii 
puede llegar contribuir a crear una cultura general del terror, que aumenta la
incidencia de la violencia juvenil, ya sea como un modo de defensa y
supervivencia ó como el rechazo subliminal a esta forma de vida.

Existen varios factores para que la Violencia Juvenil y el Comportamiento


Antisocial de las y los jóvenes en la ciudad de Guatemala se manifiesten como un
problema social, en donde el Estado a través del Gobierno Central y Municipal
deben de considerar medidas no solo para ir eliminando este fenómeno sino que
también en materia de prevención como brindar asesoría y capacitaciones en
centros escolares tanto públicos como privados a las autoridades escolares así
como a los maestros que son los que tienen un trato directo día a día con las y los
jóvenes.

En términos generales se puede indicar que a nivel piramidal de la composición de


la población total del país 14,713,763 (INE 2011 est.), en el departamento de
Guatemala de 3.156,284 (INE 2011 est.) y del municipio de Guatemala 990,750
(INE 2011 est.) el área de juventud tiene una importancia capital, es por ello que
se considera la importancia de abordar este tema.

El propósito de la investigación es evaluar las relaciones de interacción entre una


serie de detonantes de comportamiento antisocial los cuales serán señalados,
sobre estos se recopilará información sobre diversas variables personales y del
contexto donde se desarrollan, específicamente en el Barrio de Gerona de la zona
01 de la Ciudad de Guatemala, realizando una evaluación de la influencia de cada
factor y la incidencia de los mismos como características de personalidad que
llegan a influir en los aspectos familiares, escolares, grupales y socio-económicos
y pueden ser determinantes en la conducta antisocial y/o violenta y/o delictiva de
los jóvenes.

La investigación pretende hacer una detección de los llamados “factores de riesgo”


que llevan a manifestar la violencia juvenil y comportamiento antisocial, como
interés científico y evidente necesidad de un cambio y ajuste de las políticas

 
iv 
sociales, cuyo propósito es poner a disposición los instrumentos socio-individuales
y socio-culturales que permitan reducir los niveles de comportamiento antisocial en
sentido amplio y de violencia juvenil en lo particular.

Desde el punto de vista académico, se justifica la investigación ya que la


sociología en términos generales tiene como una de sus observancias la
investigación de los fenómenos sociales en una sociedad determinada, en este
caso, en el área mencionada anteriormente.

Desde el punto de vista social, consideramos que el fenómeno de la violencia


juvenil y su comportamiento antisocial, no solo es un problema que afecta
directamente a los jóvenes, sino que también el medio que lo rodea, es decir, la
familia, el centro escolar, en fin, en la sociedad en general.

¿Se conocen los Comportamientos Antisociales?

La mayoría de los comportamientos antisociales o infracciones a ley son


desconocidos ya que muchos jóvenes escapan al control de las autoridades o bien
porque sus actividades delincuenciales no son denunciadas o son simplemente
tomadas como faltas y justificadas por “la crisis de la edad” en que se encuentran
tales como: robo, hurto callejo, conducir vehículos en estado de ebriedad,
consumo de bebidas alcohólicas, venta y consumo de drogas, etc.

¿Determina el área donde se vive para una conducta antisocial?

Si bien el origen social de los jóvenes en conflicto en su mayoría provienen de los


sectores populares y/o zonas rojas, que se encuentran sumidos en una profunda
crisis económica, sin acceso al sistema de educación y que han padecido muchas
veces de violencia intra-familiar, este comportamiento también se da en las clases
sociales media y alta aunque en menor escala, pero muchas veces con
comportamientos y reacciones más violentas.

 

¿Qué entendemos por Violencia Juvenil y el Comportamiento Antisocial?

La Violencia Juvenil y el Comportamiento Antisocial, sigue siendo caracterizada


por la crisis de la adolescencia y a menudo constituye un acto antisocial
“iniciático”. 1 Muchos de los comportamientos de los jóvenes son considerados
por los adultos como delitos mientras que podrían ser calificados más como un
desafío, un desafío que los jóvenes tratan de mostrar como que "han crecido" y
que son “independientes de los adultos”.

Esto podría explicar por qué muchos de los comportamientos antisociales de los
menores quedan como hechos excepcionales que no forzosamente les conducen
a la reincidencia. La reincidencia depende de muchos factores sociales y
personales pero también de la respuesta a estos actos por parte de la familia, las
instituciones y otros agentes. En muchas ocasiones los jóvenes que se han
comportado “mal” y llegan a ser reprendidos y a la vez apoyados por los diversos
agentes de su medio, tienden a adoptar un comportamiento normal, y llegar a
desarrollarse como un ciudadano común y normal, sin requerir de un seguimiento
específico, muchas veces el exceso de “cuidado a no reincidir” aunque se haga
con buenas intenciones, puede llegar a dañar la autoestima del joven, llegando a
estigmatizándolos como delincuentes y estimulándoles a comportarse como tales,
con retos mayores cada vez.

La estigmatización de los jóvenes por el área donde viven, la forma en que visten,
como lucen físicamente, los rasgos étnicos y la forma que tienen de comunicarse
entre si llega a referirlos de primera mano como inadaptados y antisociales y por
ende en jóvenes “violentos en potencia”.

                                                            
1
 El término“iniciatico” no implica necesariamente que sea el primer acto antisocial, sino que es el primero
públicamente reconocido. 

 
vi 
Mediante la presentación de las diversas causas y factores que pueden llevar a los
jóvenes a un estado de violencia y comportamiento antisocial, tales como la
violencia familiar, el no acceso educación, la carestía de recursos económicos
para tener una “vida normal” y sumado a lo anterior la falta de una familia, pérdida
valores humanos, culturales y de pertenencia más la influencia del consumismo y
la transculturación por los diferentes medios de comunicación (televisión, internet,
etc.), los amigos y familiares que han migrado a otros países y mantienen un
contacto directo y permanente con ellos, llevan a manifestar la actitud reflejada,
este comportamiento será tratado desde las diversas perspectivas de las formas
de Violencia, Teorías de la Delincuencia Juvenil y los Factores de Riesgo.

Si bien existen documentos que abordan este temática, se expondrá desde otra
perspectiva, con factores que inciden desde el origen del porque del
comportamiento de los jóvenes, manifestando las consecuencias que tendrá en la
sociedad de no ser abordado conscientemente, un joven que manifiesta Violencia
Juvenil y Comportamiento Antisocial, puede ser que al llegar a ser adulto continúe
mostrando comportamientos desadaptados, llevándolo a cometer ya no faltas
menores sino delitos violentos, lo que entre otras cosas conlleva utilización de
recursos del Estado que bien podrían utilizarse en la prevención y no en el
tratamiento, al enumerar las posibles causas y los motivos que llevan a este
comportamiento y las reacciones que tiene la sociedad al mismo permitirían
ayudar tener una guía para este tipo de situaciones, que sea un identificador de un
problema en potencia y que a su vez permita la incorporación de la sociedad en el
mismo, generando tolerancia, inclusión y solidaridad, con sentido de pertenencia y
no el rechazo y estigmatización lo cual generalmente sucede, pasando ya a un
plano de “si no es conmigo o me afecta no me importa” o simplemente a la
expectativa de quién será el próximo a quién le toque, síntoma de una sociedad
enferma y desinteresada en sus futuros adultos y condenada a ser cada vez mas
deshumanizada.

 
vii 
CONTEXTO HISTÓRICO

La firma de los Acuerdos de Paz en 1996 creó esperanzas en Guatemala de


avanzar hacia una sociedad más justa en que las personas pudieran desarrollar su
vida con tranquilidad, seguridad, respeto y tolerancia. Sin embargo y a pesar del
establecimiento formal de la paz esto no ha sido significativo para que Guatemala
pueda alcanzar niveles significativamente mayores de desarrollo humano y la
situación de inseguridad en que vive la población se ha visto agravada luego de
una leve mejoría inicial.

El país atraviesa hoy por uno de los momentos más violentos de su historia. En los
últimos años la violencia homicida ha aumentado más de 120% pasando de 2,655
homicidios en 1,999 a 5,885 en 2,006. 5 Este crecimiento equivale a un aumento
mayor al 12% por año desde 1,999 superando ampliamente al crecimiento
poblacional que es inferior al 2.6% anual. En 2006 el país presentó una tasa de
homicidios por cada cien mil habitantes de 47 y la ciudad de Guatemala llegó a
108. Estas cifras posicionan a Guatemala como uno de los países más violentos
del mundo oficialmente en paz, donde los derechos humanos de la población
continúan sin ser plenamente respetados.

En décadas anteriores la violencia estuvo principalmente asociada con las


dinámicas del conflicto armado interno produciéndose en los enfrentamientos
entre las fuerzas beligerantes y principalmente a través de las acciones de
represión llevadas a cabo en contra de la población civil, primariamente del área
rural. La violencia que sufre la sociedad guatemalteca hoy en día, sin embargo, ya
no responde a la misma configuración histórica, aunque es una secuela de la
dinámica de la guerra interna.

                                                            
5
Datos de la Policía Nacional Civil. Informe estadístico de la violencia en Guatemala, Programa de Seguridad
Ciudadana y Prevención de la Violencia del PNUD Guatemala. 2007

 

En términos generales es factible proponer que los altos índices de violencia e
inseguridad que padece Guatemala están relacionados con dos grandes líneas
causales: la exclusión social y la falta de aplicación de la ley. Estas dimensiones
se relacionan y se refuerzan entre sí. Los beneficios generados por el razonable
nivel de crecimiento de la economía guatemalteca no son distribuidos
equitativamente entre los distintos estratos sociales. Guatemala es uno de los
países más desiguales de América Latina 6 lo cual combinado con muy altos
niveles de pobreza 7 produce una grave situación de tensión social.

Decenas de miles de jóvenes se integran cada año a la población


económicamente activa, pero el mercado de trabajo no genera suficientes puestos
para absorber el aumento de la oferta. El sistema educativo no brinda a los
jóvenes adecuadas capacidades para integrarse al mundo laboral y se ven en la
necesidad de buscar medios de vida en la economía informal. Una fracción de
esta población, afectada además por condiciones sociales negativas, como
débiles mecanismos de integración social, familiares, discriminación y
victimización, puede tender a manifestar una comportamiento antisocial y
delincuencia juvenil que al final deriva en acciones transgresoras de la ley.

Si a esto se le agrega que el Estado de Guatemala se encuentra en una situación


de grave debilidad institucional se suma un mayor efecto sobre los niveles de
violencia y se manifiesta en la poca capacidad de y para hacer frente a esta
problemática. En Guatemala existen grupos clandestinos que operan
violentamente respondiendo a los intereses de redes del crimen organizado, que
se enriquecen por medio de actividades ilícitas, tales como contrabando de
bienes; secuestros; tráfico de personas, de armas y municiones; tráfico, venta y
distribución de drogas y que vienen en muchos casos a ser el punto atractivo
hacia los jóvenes, una forma de poder accesar a un mundo que en su forma de
                                                            
6
  El PNUD ha calculado un índice de desigualdad de los ingresos Gini de 0.57 para Guatemala en 2003 por encima de
Honduras y México (0.55), El Salvador (0.52) y Costa Rica (0.46). Informe sobre Desarrollo Humano 2005, La Cooperación
Internacional ante una encrucijada. New York, 2005.
7
  51% de la población viven en condiciones de pobreza con un 15.2% en pobreza extrema de acuerdo con la última
Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2006, Instituto Nacional de Estadísticas.

 

percibirlo les fue negado y que al final es la manera más fácil y rápida de obtener
recursos económicos y una especie de poder sobre los demás jóvenes.
Los riesgos y amenazas limitan las oportunidades de desarrollo de las o los
jóvenes, siendo estas situaciones como trabajos no adecuados, trabajos en los
que les explota, el desempleo, los conflictos y la violencia; el consumo de alcohol
y/o drogas, el embarazo no deseado y la propensión a enfermedades sexo-
transmisibles.

La juventud es la etapa de la vida de los seres humanos en la que se desarrollan y


definen capacidades, conductas e ideas para su desenvolvimiento futuro e
incorporación activa y positiva a la sociedad. Guatemala es un país con una
población mayoritariamente joven, con todos los retos sociales, económicos y
políticos que esto implica. Sin embargo, en una sociedad como la guatemalteca,
los jóvenes son tan heterogéneos como la sociedad misma.

Abordar el tema de la juventud permite analizar la problemática existencial de la


heterogeneidad de la juventud guatemalteca, así como sus expectativas y
anhelos, permite reflexionar sobre los desafíos de la misma sociedad y que el
Estado deben asumir, pensando en el desarrollo integral y pleno reconocimiento
de la importancia y fuerza de este sector en el corto, mediano y largo plazo.

La juventud constituye una categoría más amplia cuando es definida como el


período que se inicia con la capacidad de la persona de reproducirse y termina
cuando obtiene la capacidad de reproducir la sociedad. (Blanco, 2009, P. 48)

 

CAPÍTULO 1

1. MARCO TEÓRICO

El concepto juventud establece una categoría amplia de la cual la adolescencia


solamente es una etapa que marca el período de tránsito entre la niñez y la
adultez, es por ello que la utilización de los conceptos niños, adolescentes, y
jóvenes serán utilizados indistintamente en la investigación, nos enfocaremos en
los individuos que van de los 0 a los 24 años. Si bien el límite máximo pueda ser
visto con cierta flexibilidad, es importante incluir en un estudio sobre las causas de
la violencia juvenil y comportamiento antisocial también a las personas más
jóvenes en el país.

El término jóvenes en riesgo puede ser utilizado para referirse a personas


provenientes de familias pobres que habitan en comunidades marcadas por
condiciones desfavorables, tales como el hacinamiento y la falta de servicios
básicos, donde proliferan la violencia y las pandillas (zonas rojas), y los habitantes
pueden estar expuestos al consumo de drogas. Se trata de adolescentes que por
su condición social y económica están en riesgo de ingresar a una pandilla o mara
y conducirse de forma violenta.

En lo que se refiere a la violencia, ésta comprende no solo distintas formas de


agresión psicológica y física individual o grupal, sino que la misma pobreza
constituye una forma de violencia estructural por su impacto tremendo en la vida
humana. Si bien las violaciones a los derechos económicos y sociales de muchos
jóvenes juegan un papel prominente entre los factores que empujan a los jóvenes
a la violencia y criminalidad, en la presente investigación la violencia juvenil
refiere, en líneas generales, a la amenaza y al uso de la fuerza por jóvenes en
contra de terceros.

 

En cuanto a la violencia juvenil y el comportamiento antisocial, este estudio presta
especial atención los factores que pueden llevar a los niños y jóvenes a
manifestarse de esa manera, aunque no es una investigación sobre las maras 8 o
pandillas puede ejemplificarse la violencia ejercida por estas.

La palabra mara fue utilizada originalmente en El Salvador para designar a un


grupo de amigos con algún punto de referencia, como el barrio, la escuela, la
iglesia etc. En los últimos años, esta palabra ha adquirido un significado
peyorativo, utilizada ya comúnmente en cualquier país de Centro América en
cuanto que se usa, casi exclusivamente, para hacer referencia a grupos de
jóvenes organizados y vinculados generalmente con actos violentos y/o delictivos.

En este sentido, mara se ha convertido en la palabra utilizada para designar a las


pandillas juveniles. En este estudio, las palabras pandilla y mara serán utilizadas
indistintamente para designar a un grupo organizado, compuesto
mayoritariamente por adolescentes y jóvenes, que suele reunirse tanto en
espacios públicos o en lugares privados para estar fuera del alcance de los
operativos policiales, y cuyos miembros están vinculados generalmente con actos
violentos y delictivos, aunque actividades de tal carácter no son necesariamente el
objetivo principal para quienes se integran a estos grupos.

En el contexto de la violencia ejercida por grupos juveniles organizados, varios


analistas, funcionarios de gobierno, y oficiales de la policía han, en su momento,
clasificado a las pandillas como grupos del crimen organizado. Si bien las
pandillas juveniles en Guatemala y Centro América forman parte, hasta cierto
punto, de la violencia organizada armada dado que poseen cierto nivel de
organización y estructuración y el uso de la violencia armada ha alcanzado niveles
cada vez mayores, no hay que identificar de manera generalizada a las pandillas
con el crimen organizado o grupos exclusivamente criminales.
                                                            
8
La palabra mara es del argot salvadoreño, según se cree, proviene de “marabunta”. Éste es originalmente el
nombre de las migraciones masivas de hormigas legionarias que devoran a su paso todo lo comestible que
encuentran y que son peligrosas por el carácter imprevisible de aparición y de su itinerario. También es
atribuido a un conjunto de gente alborotada y tumultuosa. Real Academia Española, -RAE-.

 

Hay que distinguir entre mara, pandilla y banda. Este último término se refiere a un
grupo armado organizado cuyo único objetivo es el ejercicio de la violencia
criminal. Aunque últimamente el discurso oficial en Guatemala ha vinculado a las
pandillas con el crimen organizado, cabe señalar que el hecho de que algunos
miembros de pandillas se dedican a acciones delictivas de mayor rango no implica
que la criminalidad sea la razón de ser de todas las pandillas. Es decir, la mayor
parte de jóvenes que se integran a las pandillas no lo hacen con la intención de
convertirse en un criminal profesional, sino buscando la satisfacción de sus
necesidades individuales que el Estado les ha negado. Aunque el crimen
organizado existe en Guatemala, se trata de una red con mayor grado de
profesionalización y sofisticación y cuyo funcionamiento está ligado a otras
actividades y esferas de poder.

Es necesario contar con un breve marco de referencia que oriente el análisis de


las distintas acciones en el área de la prevención. En la tipología clásica más
general 9 , la prevención primaria es la prevención social por excelencia. Se trata de
una estrategia de apoyo a segmentos relativamente amplios de la población, cuyo
entorno social presenta diversos factores de riesgo y escasos factores de
protección, en especial para niños, adolescentes y jóvenes. La prevención estaría
constituida por las acciones dirigidas a prevenir la violencia juvenil antes de que
esta ocurriera. Los programas de prevención secundaria están dirigidos a
individuos o grupos sociales específicos, claramente identificados como proclives
a incurrir en conductas habituales de violencia y delincuencia. La prevención de
carácter secundaria con frecuencia se orienta a neutralizar o a evitar situaciones
pre-delictivas.

En el tema de la violencia juvenil y el comportamiento antisocial, por ejemplo, se


definen como acciones de prevención secundaria aquellas que se focalizan en
grupos de riesgo, desertores escolares, víctimas de violencia intrafamiliar, con
acceso a drogas y alcohol, entre otros. La prevención terciaria es propiamente la
                                                            
9
Samayoa, Salvador. “La prevención social de la delincuencia como eje central de la seguridad pública.” En
PNUD. Aportes para la convivencia y la seguridad ciudadana. San Salvador, El Salvador: PNUD, 2004.

 

rehabilitación y está orientada a atender los grupos que se encuentran
involucrados de manera directa en situaciones de violencia o delincuencia, como,
por ejemplo, en el caso de los jóvenes integrantes de pandillas.

Se debe aclarar que, aunque pueda existir una definición abstracta de un concepto
determinado, en la práctica cada actor suele trabajar en base de su propia
interpretación de tal concepto. Las opiniones divergentes rodean, por ejemplo, los
términos Violencia Juvenil y Comportamiento Antisocial.

2. MARCO METODOLÓGICO

La investigación ha tenido como propósito general estudiar los programas e


iniciativas de prevención si las hay en el marco de la violencia juvenil y
comportamiento antisocial, específicamente los programas dirigidos a: niños y
jóvenes que por su situación social y económica están en riesgo de desarrollar
dicha conducta.

Los programas e iniciativas pueden ser ejecutados tanto por el Estado, cuya
responsabilidad es velar por los derechos de la niñez y de la adolescencia en
todos los ámbitos, como por la sociedad civil organizada. Parte del propósito
general también ha sido dar a conocer el diagnóstico empírico de ese estudio, así
como formular e impulsar una propuesta para la prevención de la violencia juvenil
y comportamiento antisocial.

La investigación se realiza en el Barrio Gerona en la zona 01 de la Ciudad de


Guatemala, a partir del año 2,009 a 2,011, como muestra de un bloque
generacional de niñas, niños y adolecentes en los momentos de cambio y
formación como futuros adultos con sus deseos, aspiraciones y luchas personales
y de grupo. No son reflejados en esta investigación los cambios en las acciones

 

institucionales que puedan haber ocurrido después de dicho período. Para realizar
este estudio se usó un conjunto de herramientas que son las siguientes:

2.2 RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA

La recopilación de información bibliográfica permitió compilar datos sobre los


principales factores de riesgo los cuales fueron sustentados teóricamente de
acuerdo a las investigaciones realizadas por diversos autores, los cuales coinciden
en que esta conducta se encuentra influida por cuatro aspectos importantes como
lo son: la familia, la escuela, el medio y el propio individuo, las respuestas a estas
problemáticas, la violencia generalizada y el desarrollo de la situación
socioeconómica en Guatemala luego del Conflicto Armado Interno, información
que se encuentra en memorias de labores, evaluaciones, ensayos y libros. La
recopilación también permitió la consulta tanto de la legislación nacional vigente
como de los acuerdos y convenciones internacionales en el tema de la niñez y la
adolescencia. En la sección de la bibliografía se indican los autores y títulos de los
textos consultados.

2.3 VISITAS A INSTITUCIONES Y ENTREVISTAS DIRECTAS

Se visitaron dos centros escolares, uno público y uno privado, realizando


entrevistas, a manera de platicas con los docentes y directores de los centros de
estudio, los cuales platearon sus experiencias vividas en los mismos y las
soluciones que le darían al problema como forma de prevención y como
tratamiento del mismo. De la misma forma comentaron algunos casos en
particular donde habían tenido contacto con los padres de los jóvenes. Dado los
tiempos disponibles, no fue posible obtener acceso a una gama más amplia de
instituciones. Todas las entrevistas y cuestionarios fueron de forma anónima
como parte de las condiciones planteadas por los centros de estudios (directores,
docentes y alumnos).

 

Adicional se realizaron entrevistas con trabajadores de algunos medios de
comunicación social, reporteros, camarógrafos y fotógrafos, los cuales contaron
sus experiencias, su forma de ver los actos de violencia y comportamiento
antisocial de los jóvenes y su opinión desde ellos como generadores de noticias y
comunicadores sociales de este problema. En las entrevistas se omiten los
nombres y la fuente noticiosa que cubren para proteger su trabajo, solo se
mencionan los medios a los cuales pertenecen. Para esta plática se tomaron
muestras de las noticias de los últimos meses, en los medios de Televisión y
Prensa, las mismas fueron en la páginas web de los medios, se busco corroborar
lo expresado por los comunicadores sociales.

2.4 RECOPILACIÓN DE DATOS

Se recopilaron las cifras más relevantes sobre la violencia juvenil y el


comportamiento antisocial, así como datos sobre la situación socioeconómica para
facilitar el análisis de las acciones relacionadas con la prevención de la violencia
juvenil. Es digna de mención la falta de colaboración por parte de varias
instituciones públicas, lo que en cierta manera ha impedido la realización de un
estudio más completo en cuanto al análisis de la situación actual.

Se utilizo un Cuestionario para el diagnóstico de conductas antisociales y una


Forma para medir Actitudes, los datos proporcionados sirvieron para formar
patrones de comportamiento, análisis de datos con la información bibliográfica.

Se registro la información existente en materia de diagnósticos que pueden llevar


a la manifestación de la Violencia Juvenil y el Comportamiento Antisocial. Se ha
tomado nota de las exposiciones de autores del tema más significativas, lo que no
quiere decir que no existan algunas otras que no ha registrado esta investigación,
por limitaciones propias de trabajos de esta naturaleza. Sin embargo no solo se
ofrece un listado de estas, sino que se realiza una descripción de las mismas, a la

 

vez que se formulan una serie de criterios con el fin de determinar la información y
que puede ser particularmente exitosa con el fin de plantear una estrategia para
constituirlas, de manera conjunta y estructuradas, en un sistema como un intento
de respuesta coordinada y orgánica, al problema de la Violencia Juvenil y el
Comportamiento Antisocial.

2.5 TIPO DE INVESTIGACIÓN

La presente investigación es exploratoria de tipo transversal cuantitativo-


cualitativo. Con características descriptivas y en algunos de los temas de forma
correccional. Por el carácter exploratorio de la misma el propósito es perfilar una
guía de prevención sobre de la Violencia Juvenil y el Comportamiento Antisocial

Cuantitativo, utilizando la técnica de la entrevista personal y directa a determinado


personal docente y directivo de los planteles educativos elegidos y a los
reporteros, camarógrafos y fotógrafos de distintos medios de comunicación de
acuerdo con los objetivos planteados y con un Cuestionario para el diagnóstico de
conductas antisociales y una Forma para medir Actitudes a los estudiantes.

No obstante, la investigación fue complementada con técnicas cualitativas para la


obtención de datos como las entrevistas a profundidad y los análisis de
documentación y textos.

 
10 
CAPÍTULO 2

CAUSAS Y ORÍGENES

Las grandes desigualdades socioeconómicas a lo largo de la historia de


Guatemala, el enfrentamiento armado que se vivió en el país y la ausencia de
orientación y comunicación entre las familias, así como el individualismo cada vez
más latente, el consumismo y la deshumanización han sido las principales causas
que han dado origen a que nuestra sociedad viva en la actualidad una cultura de
violencia en todas sus instituciones.

La familia que tradicionalmente se ha visto como la generadora de valores morales


y humanos se enfrenta a una serie de cuestionamientos sobre las forma de
educar, formas que se reproducen en su núcleo, han salido a la luz las
desigualdades de género, las prácticas autoritarias, violencia y extrema violencia
que se viven en su interior.

Causas como lo anteriormente descrito, generan en los jóvenes un rechazo hacia


el sistema social y sus instituciones en general, este comportamiento es visto por
la sociedad como una descomposición de la misma, pero por parte de los jóvenes,
sin analizar cuáles son las causas que llevan a este comportamiento, pretendiendo
que las autoridades encargadas del orden público ataquen este mal llamado “mal”
sin ver las causas que lo generan y como contrarrestar y reincorporar a los
jóvenes a la sociedad, se prefiere tomar la ruta más corta que es castigar en vez
de educar, cortar lo llamado malo sin ver la raíz de lo que lo genera.

De esta manera para poder conocer el porqué de la Violencia Juvenil y el


Comportamiento Antisocial, se hace necesario conocer aspectos los históricos,
factores sociales y formas de violencia que mostrarán los niveles de confrontación,
autoritarismo y desigualdad que dan origen y conllevan el problema a desarrollar.

 
11 
Si bien la investigación se delimita en un barrio de la Ciudad de Guatemala, se
debe tener en cuenta que este no es un problema local, ni de la zona, municipio o
Departamento de Guatemala, es un problema de carácter nacional, de acuerdo
con las proyecciones de población realizadas por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), para el 2010 los jóvenes sumarán 4.041,232 personas; es decir,
constituirá el 25.89% de la población total del país. (Referencia etaria de la
juventud a las personas que se encuentran entre los 15 y los 30 años de edad).

Aunque la edad es un dato importante, es insuficiente, ya que no refleja la


complejidad de las realidades juveniles. Es necesario reconocer que las edades
tienen valores distintos en sociedades, estratos socioeconómicos, culturas, zonas
rurales o urbanas. La condición de género también influye en la vida de hombres y
mujeres jóvenes.

Se hace necesario conocer la realidad y expectativas de las y los jóvenes


guatemaltecos, el reconocimiento de que la juventud no es homogénea, es
imposible hablar de una sola juventud, hay que hablar de “las juventudes”, ya que
en Guatemala conviven jóvenes heterogéneos, tanto por su ubicación geográfica,
rural o urbana, como por su situación socioeconómica o por su grado de inclusión
en la sociedad a través del estudio, el empleo y el medio donde se desarrollan.
Estas juventudes, unas visibles y otras no tanto y en algunos casos lagunas
totalmente invisibilizadas, confrontan situaciones y retos diferentes.

Es importante evidenciar que más de la mitad de la población joven en el país vive


en condiciones de pobreza, de exclusión social y económica, y enfrenta la
premura por la subsistencia en lugar de encontrar canales para su inclusión. Esta
situación es el resultado de un modelo de crecimiento que conlleva serios
problemas en la distribución de la riqueza, lo que conduce a la reproducción inter-
generacional de la pobreza y de la exclusión. La gran mayoría de jóvenes de
familias pobres tienen escasas oportunidades de romper el círculo de la exclusión.
Por consiguiente, los valores de la juventud actual también son diversos y se

 
12 
forjan en medio de nuevos esquemas familiares, educación de baja calidad, el
entorno en el que viven y en el que se desarrollan, la influencia de los medios de
comunicación y ahora del internet, se hace necesario enfrentar la percepción
sobre la juventud: simples, estereotipadas o negativas, que provienen
frecuentemente de los medios de comunicación como en muchos casos como
fuente primaria de información son considerados por muchos como portadores de
una verdad absoluta.

En el ámbito social no puede dejar de abordarse el tema de la violencia y sus


implicaciones para la juventud. La violencia en Guatemala tiene causas
estructurales que incorporan elementos como la pobreza y la exclusión política y
social. El tratamiento del fenómeno de la violencia, asociado a la carencia de
oportunidades de educación y empleo digno, tiene repercusiones importantes para
la juventud.

El problema de la violencia juvenil y comportamiento antisocial no es exclusivo de


las pandillas o maras, se trata de un asunto más complejo que comporta la
imposibilidad de los jóvenes de desarrollarse en los contextos en los que
transcurre su vida, disminuyendo las posibilidades que tienen para independizarse
con seguridad y garantía de un futuro prometedor, por lo tanto, la prevención de la
violencia implica y va de la mano con la generación de oportunidades y de
programas sociales que posibiliten el desarrollo individual y colectivo de los seres
humanos y conlleve a una calidad de vida, El Estado, la escuela y la familia, los
sectores empresariales, entre otros, son entornos que tienen una incidencia
directa en la prevención y en el rompimiento del ciclo de la violencia.

La solución del problema debe de ser una prioridad de la agenda de Estado,


diversos estudios y ejemplos de países vecinos han demostrado que la vía
represiva no es eficaz para solucionar el problema, y que las políticas de
“tolerancia cero” y “mano dura” han fracasado. Es clave lograr la desarticulación
de los grupos violentos al tiempo que se impulsan políticas de prevención y

 
13 
reinserción. Esto implica mejorar los sistemas judiciales y fortalecer la formación
de la policía para que participen de estos enfoques de prevención y reinserción.

El Comportamiento Antisocial, es definido como la manifestación de actos que


violan o transgreden las normas sociales y los derechos de los demás; estos actos
no se encuentran determinados por una tipología específica de conductas, sino
que ésta se determina “antisocial” dependiendo de la valoración social que se le
dé. El punto de referencia para el comportamiento antisocial siempre es el
contexto sociocultural en que surge (Kazdin, 1988). Para Garaigordobil (2005), la
conducta o comportamiento antisocial se define como: “cualquier conducta que
refleje infringir reglas sociales y/o sea una acción contra los demás (Garaigordobil,
2005, p.198)”.

Mobilli y Rojas (2006) refieren en su estudio que los trastornos disociales, como
también se le denomina al comportamiento antisocial, son definidos por la
Organización Mundial de la Salud como un patrón de comportamiento persistente
y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los otros o importantes
normas sociales no adecuadas a la edad del sujeto, provocando un deterioro
significativo de la actividad social, académica o laboral, pudiendo presentarse en
el hogar, en la escuela y/o en la comunidad.

Álvarez-Cienfuegos y Egea (2003), proponen: “… el comportamiento antisocial es


un término amplio que engloba rasgos que en mayor o menor medida se pueden
dar en muchos jóvenes en algún momento de la vida. El trastorno de carácter
antisocial es sin embargo una determinada expresión del comportamiento
antisocial que se establece ya como una forma patológica de personalidad y que
no debe ser diagnosticada como tal antes de los 18 años (p.41)”

Cabe mencionar que la conducta antisocial no es específica de un grupo étnico,


pero si es necesario tener en consideración la continuidad que el comportamiento

 
14 
antisocial tiene desde la infancia hasta la adolescencia y posteriormente, en edad
adulta. (Justicia y cols. 2006).

Tomando en cuenta las anteriores definiciones cabe mencionar que en ocasiones


el comportamiento antisocial puede ser tomado dentro de la categoría de violencia
juvenil, delincuencia juvenil o trastorno disocial. La diferencia entre estos
conceptos radica en que la delincuencia juvenil y/o o violencia juvenil son
conductas tipificadas por la ley como faltas y delitos y son castigadas por esta, de
acuerdo a la clasificación que realizan Frías y Corral (2003). En lo que se refiere a
la diferencia entre comportamiento antisocial y trastorno disocial, esta radica en
que el trastorno disocial alude a un término clínico definido como un patrón
repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos
básicos de otras personas o normas sociales importantes propias de la edad, lo
anterior según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales,
DSM-IV, de la American Psychiatric Association.

Por lo anterior y en base a la diferenciación entre los términos se entiende y para


efectos del desarrollo del tema a tratar, el comportamiento antisocial hace
referencia a una diversidad de actos que violan las normas sociales y los derechos
de los demás (Kazdin, 1988), además para que un comportamiento se consideré
antisocial o no deberá atender a la valoración del contexto sociocultural en el que
se desarrolla.

Aunque el comportamiento antisocial sea definido de acuerdo al contexto


sociocultural, algunos autores mencionan cierto tipo de indicadores de conducta
relacionadas con el misma, Moreno (2006) propone los siguientes indicadores:
disrupción en las aulas, problemas de disciplina (conflictos entre profesores y
estudiantes), maltrato y/o intimidación entre compañeros (bullying 10 ), vandalismo y
                                                            
10
Bullying: Término en idioma inglés, con significado en idioma español como: acoso escolar, hostigamiento
escolar, matonaje escolar, es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre
escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia
dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros educativos.

 
15 
daños materiales, violencia física (agresiones, extorsiones, etc) y acoso sexual.
Por otra parte, Garaigordobil (2005) maneja como indicadores del comportamiento
antisocial el: romper objetos de otras personas o romper objetos y destruir
mobiliario de lugares públicos en la calle, buses públicos, baños públicos; golpear,
pelearse o agredir a personas, fumar, beber, falsificar notas, no asistir a clases o
llegar tarde intencionalmente, copiar en un examen, robar, colarse cuando hay que
esperar un turno, ensuciar las calles y las banquetas rompiendo botellas o tirando
y volteando los basureros, tirar piedras a la gente, a las casas, motos, carros o
cualquier transporte.

Otra clasificación es la de Justicia y cols. (2006), quienes se basan en los


indicadores propuestos por Farrington (2005: en Justicia y cols. 2006), los cuales
son: trastornos de conducta, impulsividad, robo, vandalismo, resistencia a la
autoridad, agresiones físicas y/o psicológicas, maltrato entre iguales, huída de
casa, absentismo escolar, crueldad hacia los animales, etc. Para Frías, López,
Díaz (2003) las acciones antisociales reflejan el número de veces que los menores
reportaron haber golpeado a alguien, robado cosas, o hecho daños en propiedad
ajena en el último año.

De acuerdo a las clasificaciones que proporcionan los autores estas coinciden en


que el comportamiento antisocial transgrede las normas sociales y sus principales
demostraciones son la agresión física o verbal hacia otras personas, maltrato de
bienes públicos, disrupción dentro del aula, robo, inasistencias a clases, pero en
general un distanciamiento de las pautas normativas dentro de los centros
escolares, la familia o en lugares públicos.

En base a lo anterior se plantean las siguientes interrogantes:

¿Cuáles son los principales factores de riesgo de la Violencia Juvenil y el


Comportamiento Antisocial?

¿Es la violencia en cualquiera de sus manifestaciones un factor determinante en la


Violencia Juvenil y el Comportamiento Antisocial?

 
16 
¿Qué grupo de personas significativas para el joven son los personajes principales
como factor de riesgo para el desarrollo de la Violencia Juvenil y el
Comportamiento Antisocial?

¿Los adolescentes se inclinan por default a la transgresión de las normas y


reglas?

¿Existes diferencias de género en la Violencia Juvenil y el Comportamiento


Antisocial?

2.1 LO QUE SE VE Y LO QUE NO SE QUIERE VER

Es imposible calcular el costo humano en aflicción y dolor. En realidad, ambos son


casi invisibles en gran parte. Aunque la tecnología satelital e informática permiten
en la actualidad que ciertos tipos de violencia como el terrorismo, las guerras, los
motines y disturbios callejeros aparezcan a los ojos del público televidente todos
los días, es mucha más la violencia que ocurre fuera de la vista del público, esta
se da en los hogares, los lugares de trabajo e incluso en las instituciones médicas
y sociales encargadas de atender a las personas. Muchas de las víctimas son
demasiado jóvenes o están muy débiles o enfermas para protegerse, algunas se
ven obligadas por las presiones sociales a guardar silencio sobre las experiencias
vividas. Al igual que los efectos, algunas causas de la violencia se pueden ver con
facilidad. Otras se arraigan profundamente en el entramado social, cultural y
económico de la vida humana. Investigaciones recientes indican que aunque
determinados factores biológicos y otros elementos individuales explican parte de
la predisposición a la agresión, más a menudo interactúan con factores familiares,
comunitarios, culturales y otros agentes externos para crear una situación que
favorece el surgimiento del comportamiento antisocial y la violencia juvenil.

La violencia siempre ha estado presente, sin embargo no por figurar en la historia


la sociedad tiene que aceptarla como una parte inevitable de la condición humana.
Siempre ha habido violencia, pero también siempre han surgido sistemas como los
religiosos, filosóficos, jurídicos y comunales para prevenirla o limitar su aparición.

 
17 
Ninguno ha sido completamente exitoso, pero todos han efectuado un aporte a la
disminución de este rasgo distintivo de la civilización.

Si es posible prevenir la violencia y disminuir sus efectos, como también es posible


cambiar los factores que contribuyen a producir respuestas violentas, ya sea los
dependientes de la actitud y el comportamiento o los relacionados con situaciones
sociales, económicas, políticas y culturales más amplias. La violencia se puede
prevenir, no es una cuestión de fe, sino una afirmación fundamentada en datos
fidedignos, los ejemplos de resultados exitosos en este sentido pueden
encontrarse en todo el mundo, desde las acciones individuales y comunitarias en
pequeña escala hasta las iniciativas nacionales de política y legislativas.

2.2 LA VIOLENCIA

Todo análisis integral de la violencia debe empezar por definir las diversas formas
que esta adopta con el fin de facilitar su medición científica. Hay muchas maneras
posibles de definir la violencia. La Organización Mundial de la Salud 11 la define
como: El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza,
contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga
muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos
del desarrollo o privaciones.

La definición usada por la Organización Mundial de la Salud vincula la intención


con la comisión del acto mismo, independientemente de las consecuencias que se
producen. Se excluyen de la definición los incidentes no intencionales, como son
la mayor parte de los accidentes de tráfico y las quemaduras. La inclusión de la
palabra “poder”, además de la frase “uso intencional de la fuerza física”, amplía la
naturaleza de un acto de violencia así como la comprensión convencional de la
violencia para dar cabida a los actos que son el resultado de una relación de
poder, incluidas las amenazas y la intimidación. Decir “uso del poder” también
                                                            
11
Conferencia mundial sobre Violencia y Salud. La violencia: una prioridad de salud pública. Ginebra,
Organización Mundial de la Salud, 1996 (Documento WHO/EHA/SPI.POA.2).

 
18 
sirve para incluir el descuido o los actos por omisión, además de los actos de
violencia por acción, más evidentes. Por lo tanto, debe entenderse que “el uso
intencional de la fuerza o el poder físico” incluye el descuido y todos los tipos de
maltrato físico, sexual y psíquico, así como el suicidio y otros actos de
autoagresión. Esta definición cubre una gama amplia de consecuencias, entre
ellas los daños psíquicos, las privaciones y las deficiencias del desarrollo. Esto
refleja el reconocimiento cada vez mayor, por parte de los investigadores y los
profesionales, de la necesidad de incluir los actos de violencia que no causan por
fuerza lesiones o la muerte, pero que a pesar de todo imponen una carga
sustancial a los individuos, las familias, las comunidades y los sistemas de salud
en todo el mundo. Numerosas formas de violencia contra las mujeres, los niños y
los ancianos, por ejemplo, pueden dar lugar a problemas físicos, psíquicos y
sociales que no necesariamente desembocan en lesión, invalidez o muerte. Estas
consecuencias pueden ser inmediatas, o bien latentes, y durar muchos años
después del maltrato inicial. Por lo tanto, definir los resultados atendiendo en
forma exclusiva a la lesión o la muerte limita la comprensión del efecto global de la
violencia en las personas, las comunidades y la sociedad en general.

2.2.1 INTENCIONALIDAD

Que entendemos por intencionalidad, su definición puede ser de los más


complejo, por lo que cabe resaltar dos puntos importantes. Primero, aunque la
violencia se distingue de los hechos no intencionales que ocasionan lesiones, la
presencia de la intención de usar la fuerza no significa necesariamente que haya
habido la intención de causar daño. Puede haber una diferencia considerable
entre la intención del comportamiento y las consecuencias intentadas. Una
persona puede cometer intencionalmente un acto que, a juzgar por normas
objetivas, se considera peligroso y con toda probabilidad causará efectos adversos
sobre la integridad física de un individuo, pero puede ser que la persona no lo
perciba como tal, por ejemplo, un joven puede participar en una pelea con otros
jóvenes, los golpes en la cara, la cabeza o el uso de un objeto contundente

 
19 
aumentan sin duda el riesgo de sufrir traumatismo grave o muerte, aunque esa no
haya sido la intención. El empleo de la fuerza es evidente, pero no existió la
intención de lastimar.

El segundo punto relacionado con la intencionalidad radica en la distinción entre la


intención de lesionar y la intención de “usar la violencia”. La violencia, según
Walters y Parke 12 , está determinada por la cultura. Algunas personas tienen la
intención de dañar a otros pero, por sus antecedentes culturales y sus creencias,
no consideran que sus actos sean violentos. Ciertos comportamientos, como
golpear al cónyuge pueden ser considerados por algunas personas como
prácticas culturales admisibles, pero se consideran actos de violencia con efectos
importantes para integridad física y moral de la persona. La definición lleva
implícitos otros aspectos de la violencia que no se enuncian en forma explícita, la
definición incluye implícitamente todos los actos de violencia, sean públicos o
privados, sean reactivos (en respuesta a acontecimientos anteriores, por ejemplo,
una provocación) o activos (que son decisivos para lograr resultados más
favorables para el agresor o para anticiparse a ellos) y tanto si tienen carácter
delictivo como si no lo tienen. Cada uno de estos aspectos es importante para
comprender las causas de la violencia y elaborar programas de prevención.

2.3 TIPOS DE VIOLENCIA

La clasificación que se propone aquí divide la violencia en tres categorías


generales, según las características de los que cometen el acto de violencia:
• la violencia autoinfligida
• la violencia interpersonal
• la violencia colectiva
Esta categorización inicial distingue entre la violencia que una persona se inflige a
sí misma, la violencia impuesta por otro individuo o un número pequeño de
                                                            
12
Walters HR, Parke RD. Motivación social, la dependencia, y la susceptibilidad a la influencia social. En:
Berkowitz L, ed. Los avances en la psicología social experimental. Vol. 1. Nueva York, NY, Academic Press,
1964: 231-276.

 
20 
individuos y la violencia infligida por grupos más grandes, como el Estado,
contingentes políticos organizados, tropas irregulares y organizaciones terroristas.
Estas tres categorías generales se subdividen a su vez para reflejar tipos de
violencia más específicos.

La violencia autoinfligida
La violencia autoinfligida comprende el comportamiento suicida y las autolesiones.
El primero incluye pensamientos suicidas, intentos de suicidio también llamados
“parasuicidio” o “intento deliberado de matarse” en algunos países y suicidio
consumado. Por contraposición, el automaltrato incluye actos como la
automutilación.

La violencia interpersonal

La violencia interpersonal se divide en dos sub-categorías:

• Violencia familiar o de pareja: esto es, la violencia que se produce sobre


todo entre los miembros de la familia o de la pareja, y que por lo general,
aunque no siempre, sucede en el hogar.

• Violencia comunitaria: es la que se produce entre personas que no guardan


parentesco y que pueden conocerse o no, y sucede por lo general fuera del
hogar.

En el primer grupo se incluyen formas de violencia, como el maltrato de los


menores, la violencia contra la pareja y el maltrato de las personas mayores. El
segundo abarca la violencia juvenil, los actos fortuitos de violencia, la violación o
ataque sexual por parte de extraños y la violencia en establecimientos como
escuelas, lugares de trabajo, prisiones y hogares de ancianos.

La violencia colectiva
La violencia colectiva se subdivide en violencia social, violencia política y violencia
económica. A diferencia de las otras dos categorías generales, las sub-categorías
de la violencia colectiva indican los posibles motivos de la violencia cometida por
grupos más grandes de individuos o por el Estado. La violencia colectiva infligida

 
21 
para promover intereses sociales sectoriales incluye, por ejemplo, los actos
delictivos de odio cometidos por grupos organizados, las acciones terroristas y la
violencia de masas. La violencia política incluye la guerra y otros conflictos
violentos afines, la violencia del Estado y actos similares llevados a cabo por
grupos más grandes. La violencia económica comprende los ataques por parte de
grupos más grandes motivados por el afán de lucro económico, tales como los
llevados a cabo con la finalidad de trastornar las actividades económicas, negar el
acceso a servicios esenciales o crear división económica y fragmentación.
Evidentemente, los actos cometidos por grupos más grandes pueden tener
motivos múltiples.

2.4 CULTURA DE VIOLENCIA

Para Johan Galtung, la cultura de violencia consiste en amenazas evitables contra


la satisfacción de las necesidades humanas básicas, además del bienestar,
identidad y libertad que disminuyen su nivel real por debajo de lo que sería
potencialmente posible. Galtung distingue tres tipos de violencia: directa: física y/o
verbal; estructural: explotación, discriminación y marginación y cultural,
destrucción de la identidad colectiva y justificación del racismo. (Galtung,
1998:15).

Por irónico que parezca la violencia juega un papel importante dentro de la


dinámica social, ésta es un instrumento para mantener o modificar el orden social
y las contradicciones existentes en su interior. La violencia es un recurso que
puede ser utilizado por los actores que interactúan y tiene una vinculación con el
orden social existente y los conflictos presentes en la sociedad o grupo social
donde se suceden.

El uso constante de la violencia en las relaciones sociales para mantener el orden


social y el no tomar en cuenta las demandas de los otros, terminan por
institucionalizarse en las prácticas sociales y finalmente en la organización,

 
22 
constituyendo una cultura de violencia, una violencia institucionalizada
socialmente. La cultura de violencia se manifiesta en los diferentes entornos
sociales como la familia, la escuela, el trabajo, los medios de transporte, etc., se
llega a utilizar la violencia como mecanismo para enfrentar cualquier conflicto o la
mayoría de estos, dentro de la cultura de violencia la percepción del otro se
degrada a tal punto que se señala a la persona o grupo de personas como el
problema en sí y no se analizan las causas objetivas. Si bien existen relaciones
antagónicas en la sociedad, es en una cultura de violencia donde se desarrolla un
menosprecio del otro como persona, el conflicto solo puede ser visto como un
juego de suma cero donde solo puede ganar una de las partes y nunca ambas.

La violencia como cultura se encuentra de la mano con el autoritarismo como


ideología 13 , teniendo como resultado el autoritarismo en la práctica política dentro
de la sociedad. El autoritarismo, como ideología, se expresa en la relación vertical
donde la autoridad debe ejercerse mediante la fuerza y la coacción. En este
espacio afloran prácticas como el etnocentrismo, el machismo, el racismo, la
xenofobia, etc., donde el desarrollo de estereotipos negativos de los otros y la
concepción del “yo bueno y los otros malos” se instalan, desacreditando otras
opciones y aceptando como válidas únicamente las propias, en esta práctica los
valores que predominan son la exclusión, la intolerancia, el “respeto a lo que se
debe respetar”, la obediencia y el castigo. El autoritarismo, como ejercicio político,
se expresa por la tendencia a no modificar el orden establecido, sino a fortalecerlo
y consolidarlo en función de los intereses de quienes ostentan el poder. Y para ello
se valen de la violencia institucionalizada. La cultura de violencia, no es pues, un
fenómeno aislado, es una construcción compleja que nace y se fortalece dentro
de las relaciones sociales autoritarias, la intensidad que adopta el conflicto, así
como la forma de su resolución va a depender de la incompatibilidad de visiones y
de las diferentes perspectivas respecto a los intereses en juego, de las
                                                            
13
En cuanto a las ideologías autoritarias, son aquellas que niegan de manera decidida la igualdad entre los
hombres, hacen énfasis en el principio jerárquico y exaltan a menudo algunos elementos de la personalidad
autoritaria como si fueran virtudes. Desde el punto de vista de los valores democráticos, el autoritarismo es
una manifestación degenerativa de la autoridad, mientras que desde el punto de vista de una orientación
autoritaria, el igualitarismo democrático es el que no es capaz de producir la “verdadera” autoridad.
Stoppino, M.: “Autoritarismo” en Bobbio N., et al., Diccionario de Política, México, Siglo XXI, 1997. P 125. 

 
23 
características de la interacción social, los valores y principios que fundamentan al
individuo y a los grupos, como de la legitimidad que las autoridades tengan.

Los conflictos sociales son producto de la convivencia social y una necesidad para
que la sociedad avance hacia mejores condiciones de vida. La convivencia y el
conflicto entre los grupos sociales, así como lo puntos de inflexión y las
mediaciones sociales, conforman las prácticas cotidianas de la sociedad, la cual
se encuentra determinada por la cultura, es decir por el sistema de valores,
principios, tradiciones y costumbres dominantes. Estos a su vez son
condicionados por elementos de carácter económico, político, jurídico y cultural.
Es precisamente de esta práctica social cotidiana, de donde se establece la
certeza de que los conflictos pueden desembocar hacia formas de cooperación o
hacia la confrontación, de acuerdo a la cultura dominante dentro de la sociedad. El
conflicto social debidamente orientado hacia las instancias de solución
democrática y participativa contribuye a que la sociedad se desarrolle y se
transforme, a partir de que se introducen nuevas ideas, nuevos hábitos, nuevos
valores y principios. El conflicto orientado incorrectamente hacia las instancias
represivas y violentas afecta al desarrollo social.

2.5 UNA SOCIEDAD DE VIOLENCIA

Para Johan Galtung, la cultura de violencia consiste en amenazas evitables contra


la satisfacción de las necesidades humanas básicas, además del bienestar,
identidad y libertad que disminuyen su nivel real por debajo de lo que sería
potencialmente posible. Galtung distingue tres tipos de violencia: directa: Física
y/o Verbal; Estructural: explotación, discriminación, marginación y Cultural,
destrucción de la identidad colectiva y justificación del racismo. (Galtung,
1998:15). A la paz que se opone a la violencia física, se la llama paz negativa o
paz consistente en eliminar la guerra. Consiste en no matar, en no vivir en guerra,
en no acosar físicamente, en no hacer daño corporal a nadie, un total de muchos
no.

 
24 
La segunda clase de violencia es la violencia estructural. No son sólo las personas
físicas quienes producen daño al prójimo; sino también las instituciones, las leyes,
las normas económicas de los bancos, la hipócrita sonrisa de los grupos
multinacionales o transnacionales que ofrecen con la derecha lo que roban con la
izquierda. Es una violencia apenas perceptible, muchos no son conscientes de su
existencia. Incluso, algunos la justifican como algo necesario y útil, unos terceros
se aferran a esas leyes más que a la ética de fondo que debería presidir cualquier
normativa, los que sobreponen el cumplimiento estricto de la letra de la ley al
espíritu de la misma. Para ellos, el hombre tiene que vivir para la ley y no la ley
para el hombre, la ley que ellos mismos han promulgado, de ninguna manera
opuesta a sus intereses. Se trata de leyes relativas al campo de las finanzas, al
ámbito de la agricultura o de la industria, donde estos grandes magnates de cuello
blanco son los accionistas mayoritarios. La violencia estructural se desenvuelve a
través de hechos positivos. No niega, apenas prohíbe, más bien ordena y manda,
señala metas y objetivos, propone con mano suave proyectos creíbles, pero
engañosos en el fondo de sus intenciones.

A la paz opuesta a esta violencia estructural, Galtung la denomina paz positiva.


Ésta no se conforma con ser sólo negativa, con decir no a la guerra, sino que se
empeña en luchar por la justicia. La paz positiva abre un campo inagotable de
trabajo. Hay que repensar el mundo, hay que mejorar los análisis y la reflexión,
hay que interpretar la sociedad a la luz de los Derechos Humanos. En una
palabra, la paz positiva no tiene límites en la eliminación de la violencia. Se opone
al hambre de las tres cuartas partes de la humanidad, a la corrupción de los
políticos y de cualquier ciudadano, a la falta de vivienda, a los salarios basura, al
paro degradante, a los inmigrantes que mueren por soñar y a las embarcaciones
que trafican con carne humana, al Norte que cierra sus puertas a los que no
comen en sus países de origen, a los señores que sólo han aprendido en las
universidades europeas o norteamericanas las técnicas del engaño y de la usura,
el despilfarro y el lujo lujurioso.

 
25 
De una tercera violencia, en referencia a la violencia cultural, esta consiste en
tapar la clara transparencia del pensamiento. Una cultura violenta inunda las
pantallas diurna y nocturnamente. La violencia cultural se aferra a la mentira, a la
desinformación, al fragmentarismo informativo, a la presentación de los hechos
descontextualizados, a conservar lo corrupto y corrompible. Violencia cultural es
legitimar al poder, cuando éste no es democrático o se inclina por favorecer a un
grupo social por encima de otro.
 

En nombre de la cultura del “pensamiento único” se justifica la venganza y la


destrucción. ¿Es nuestra cultura superior a la cultura del terror? ¿Por qué se
responde al terror con más terror? ¿No sería más propio de la cultura democrática,
la del diálogo con todos, establecer un debate serio y universal en la era de la
globalización? ¿No es propio de una cultura científica analizar la complejidad y el
contexto, sin reducirse a planteamientos lineales, causa-efecto, y acordes con una
simple mirada inmediatista, simplista y superficial?
 

Edgar Morin 14 , sujeto de una cultura francesa y en línea con la UNESCO,


reflexiona sobre la incertidumbre y sobre las distorsiones del conocimiento. Éste
nos puede engañar, concluye. Por eso, es necesario confrontar a Oriente y
Occidente, a las diversas culturas existentes en el mundo y aprender de la
intersubjetividad, más bien que confiar en la errónea decisión de un solo experto,
por muy sabio que éste sea.
 
Es el militarismo como filosofía, dice Vicent Fisas (1987), ya que un mundo
colonizado por el poder, el dinero y la inmoralidad no tiene razón de ser, si
queremos llamar humano a ese mundo, la única sin razón que intenta racionalizar
                                                            
14
(París, 1921) Sociólogo y antropólogo francés. Estudioso de la crisis interna del individuo, ha abordado la
comprensión del «individuo sociológico» a través de lo que él llama una «investigación multidimensional», es
decir, utilizando los recursos de la sociología empírica y de la observación comprensiva. Fuertemente crítico
con los mass-media (medios de comunicación masiva o de masas), ha analizado asimismo los fenómenos de
propagación de la opinión.

 
26 
el “statu quo” es la razón de la fuerza, la violencia institucionalizada, el
endiosamiento de la guerra universal, la tercera guerra mundial en la que nos
encontramos inmersos. Una violencia bien pagada que tiene sus manifestaciones
en las esferas económica, social, militar, cultural y religiosa.

Cuando se esconden las palabras, tampoco aparecen las cosas en su verdadera


entidad. Son el hombre y la mujer quienes construyen la racionalidad con la
palabra. Racionalidad comunicativa, llena de apertura y esperanza.

¿Por qué se da esta violencia cultural?

Las palabras de un experto de la UNESCO pueden abrir uno de los caminos que
acerquen a encontrar alguna explicación: “Entramos en una época en las que las
certidumbres se desfondan. El mundo está en una fase particularmente incierta,
porque las grandes bifurcaciones históricas no se han tomado aún. No se sabe
hacia dónde se va. No se sabe si habrá grandes regresiones o se van a
desarrollar guerras en cadena. No se sabe si un proceso civilizador conducirá a
una situación planetaria más o menos cooperativa. El porvenir es muy incierto”.
(Entrevista a Edgar Morin, 1993).
 

¿La sensación de incertidumbre e inseguridad vuelve violentas a las personas?

Carlos Taibo 15 (2002, 282) propone otra razón para entender la muerte de la
cultura, cuando alude al rapto de la libertad del pensamiento por el colorido y la
unidimensionalidad de los intereses materiales. Se expresa así: “Cuando la esfera
comercial comienza a devorar a la cultural, amenaza con destruir los mismos
fundamentos sociales que dieron lugar a las relaciones comerciales”.
                                                            

15
(Madrid, 12 de mayo de 1956) es un escritor, editor y profesor Titular de Ciencia Política y de la
Administración en la Universidad Autónoma de Madrid. Firme partidario del movimiento antiglobalización, así
como del decrecimiento y de la democracia directa. Suya es la frase «La globalización avanza hacia un caos
que escapa a todo control». Ha criticado duramente la lógica del crecimiento económico, desligándolo del
progreso y bienestar.

 
27 
2.6 LA INVASIÓN DE LA VIOLENCIA AMBIENTAL EN LOS CENTROS ESCOLARES

Así como el autoritarismo social imperante en la ciudadanía, también este


encuentra su espacio en los centros escolares, en una metodología didáctica que
trata al estudiante como un pequeño ser, sin entidad propia, simplemente como un
futuro personaje que será tal cual siempre y cuando imite los valores de los
adultos, a cuya imagen y semejanza debe tender, sin dejar paso a la creatividad
personal de todo ser racional. El desinterés y la indiferencia del ciudadano ante la
política y el compromiso adquiere replica escolar en los docentes, esto ante
algunos alumnos que manifiestan una especial dificultad para el aprendizaje y que
requieren de mayor atención e interés.

El inmediatismo social consistente en llegar pronto a conseguir rendimientos


económicos, por los medios que fueran aún obviando la forma correcta de hacer
las cosas, se retrata en la escuela cuando los padres exigen a los maestros que
sus hijos aprendan el programa antes que desarrollar las necesarias actitudes de
la convivencia. Para ciertos padres es preferible que sus hijos lleguen cuanto
antes al bachillerato, a la Universidad y al puesto de trabajo, aún a fuerza de pasar
por la vida sin el conocimiento educativo que hace de un joven, un ciudadano
civilizado. Es suficiente para estos progenitores una escuela sin narrativa, sin
proyecto y sin ideales. Basta con una academia que enseñe los contenidos
cognoscitivos útiles para triunfar en el futuro, un saber que sea capaz de superar
los exámenes y ganar los cursos para obtener un título.

La concepción de la historia, tal y como la entiende Fukuyama, genera la escuela


de la fatalidad. Nada se puede cambiar. Todo está conseguido. Siempre sucedió
lo que sucede. Será, pues, inútil y de ingenuos superar todo pragmatismo, se
sostiene por el común sentir engañado y sin reflexión. Este fatalismo cultural
violenta la evolución de las cosas y tiñe a la educación y a sus instituciones de

 
28 
negativismo y pesimismo. Crea jóvenes sin ilusión que sucumben ante la
necesidad de un compromiso social.

Postman (1999) en su libro “El fin de la educación” critica la escuela pública sin
proyecto, una escuela sin rostro, fruto de una sociedad sin valores y reivindica la
urgencia de “crear un público” más que “servir a un público”. La escuela, dice
dicho autor, debería ofrecer y defender un ideario democrático que hiciera surgir
un público convencido de unos valores universales. Todo lo contrario de una
escuela orientada a la moda y de los caprichos de la audiencia. Pero es difícil
crear ese pensamiento democrático si no hay una propuesta clara y convincente.
Ésta sería la obligación de un Estado convencido y representante de una
sociedad con miras claras en la legitimación de la no violencia, y por ende de la
paz. Detalle que cada día está más alejado del modelo social propuesto por los
defensores de la sociedad del mercado sin trabas.

De la misma forma que el militarismo empedernido del siglo XX y del actual siglo
XXI penetra en el espacio escolar a través del cansancio y la falta de imaginación
para solucionar los conflictos por vía del diálogo. En su lugar, resulta más decidido
y más contundente acudir al castigo o a la separación de los dotados de los
menos dotados. Separar a los listos de los otros e imponer el establecimiento de
itinerarios a una temprana edad implica forzar la naturaleza de los alumnos menos
maduros y usar las armas de una decisión unilateral y poco consensuada.

La actitud de indiferencia o desinterés frente a la política que se respira, como


regla general, en las conversaciones de la calle, en las reuniones, en las tiendas,
las paradas de bus, en las plazas y parques también encuentra su sede en una
escuela que se confiesa a sí misma apolítica. El profesor que se considera
neutral, a quien no le interesa la política, el que se limita a los contenidos del libro
de texto, el que no mezcla los saberes culturales con los problemas vitales, es
como el trasluz de esa mentalidad imperante en las sociedades primitivas que
aún no han llegado al desarrollo del pensamiento crítico. Una escuela de este
calibre deriva en una escuela con una actitud de indiferencia o desinterés frente a

 
29 
la política donde sus actores se autoengañan sin ser conscientes del error y de
que otros dirigen sus pasos sin expresar así sus ideas, que permanecen ocultas.

Por último, la violencia cultural, vivida en los grupos sociales, a las aulas escolares
consiste en la implantación de un currículo homogéneo que no contempla el
multiculturalismo y, menos aún, el interculturalismo se está propiciando el ataque
de la cultura mayoritaria a las minorías étnicas, a través del diseño y su
implantación de los planes de estudio, repletos de la historia de los vencedores y
los vencidos.

2.7 EL EFECTO SOCIAL DE LA VIOLENCIA

La situación de violencia e inseguridad en que está sumido el país es un serio


obstáculo para el afianzamiento y desarrollo de la democracia y está llegando a
poner en entredicho la capacidad de gobernar el país por medio de las
instituciones democráticas. La violencia no sólo plantea graves obstáculos al
afianzamiento de la democracia sino también impone altos costos al desarrollo del
país. El principal, es el costo humano producido por la muerte, las heridas,
mutilaciones e invalidez de las personas que son víctimas de la violencia, adicional
al inmedible dolor humano que estos hechos implican, imponen también, un lastre
económico al país que coarta sus prospectos de desarrollo.

La violencia disminuye la actividad económica aumentando los costos directos en


cuanto a seguridad que las empresas y los individuos deben incurrir para trabajar.
En un ambiente inseguro los negocios y los hogares se ven necesitados de
contratar empresas privadas de seguridad, instalar alarmas, cámaras de vigilancia
y utilizar otros medios de prevención situacional como candados, perros, y
protecciones físicas (muros altos circulados por alambre con cuchillas y
electrificado). Los recursos del presupuesto nacional son desviados desde la
inversión social o productiva hacia el financiamiento de las instituciones
encargadas de la seguridad pública que se ven sobrecargadas en las exigencias

 
30 
que el contexto les impone, de la mano se ve afectada la salud pública por cuanto
preciosos recursos que podrían destinarse a programas de salud preventiva o a
mejorar la calidad de la atención brindada a los enfermos deben ser reorientados
hacia la atención urgente de víctimas de heridas por arma de fuego u otras
lesiones producidas por la violencia.

El país sufre una desviación de la inversión directa internacional y una pérdida de


ingresos por turismo cuando cierta proporción de los inversionistas y vacacionistas
extranjeros prefiere invertir o viajar a un destino con mayores niveles de
seguridad. La violencia produce pérdidas en años de vida saludable (AVISAS) de
su población económicamente activa. Este tiene el costo económico equivalente al
valor presente de los salarios e ingresos promedio que una víctima de homicidio
dejará de percibir (y generar) para la economía. Los recursos que se están
perdiendo cada año por causa de la violencia, pudieran utilizarse para dinamizar la
economía e invertir en la generación de mayor desarrollo social.

2.8 IMPLICACIONES EN EL INDIVIDUO A CAUSA DE LA VIOLENCIA

La situación de inseguridad y violencia que afecta la vida de las personas día a


día, la gravedad y alta incidencia de crímenes como los homicidios, secuestros y
violaciones hace que estos hechos tomen gran notoriedad en los medios de
comunicación y afecten la tranquilidad con que viven las personas.

Aunque existe una alta incidencia de otro tipo de hechos delictivos más comunes a
los cuales un mayor porcentaje de la población está expuesto todos los días como
los robos, hurtos, amenazas, estafas, y lesiones, el sentirse expuesto a una alta
probabilidad de ser víctima de un hecho ilícito que puede implicar violencia física
genera en la población una sensación de temor que no le permite desarrollar sus
actividades diarias con tranquilidad. Esta situación genera tensión nerviosa que
tiene efectos sobre la salud mental y física de la población. La violencia
experimentada por la sociedad guatemalteca durante la época del conflicto

 
31 
armado y la situación de inseguridad imperante han favorecido la presencia de
sospecha, miedo, y falta de confianza en las relaciones sociales. Esta situación
afecta las estructuras sociales y la construcción o mantenimiento del capital social
productivo así como el tejido social. Las personas no se sienten seguras de
transitar las calles, utilizar el transporte público, ni hacerse dueña de los espacios
urbanos. Esto incide sobre el distanciamiento entre las personas y afecta su
capacidad de llevar a cabo una vida social activa y enriquecedora. Estos factores
inhiben la posibilidad de desarrollar una vida digna y plena.

 
32 
CAPÍTULO 3

FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS AL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL

Una vez determinado el concepto de comportamiento antisocial y las posibles


manifestaciones de este, es necesario analizar cuáles son los factores que
propician esta conducta.
Para algunos autores como Muñoz (2004), “… hablar de factores de riesgo en las
conductas antisociales se hace referencia a aquellas características individuales
y/o ambientales que aumentan la probabilidad de la aparición de dicho
comportamiento o un mantenimiento del mismo. Por el contrario, un factor de
protección será una característica individual que inhibe, reduce o atenúa la
probabilidad del ejercicio y mantenimiento de las conductas antisociales. Los
factores de riesgo y protección no son más que los extremos de un continuo, y que
un mismo factor será protector o de riesgo según el extremo de la escala en que
esté situado (p. 21)”
Aunque son múltiples los autores que han realizado aportaciones hacia los
factores de riesgo, la mayoría coincide en referirlos en torno a cinco principales
grupos; como son: individual, familiar, social, escolar y del grupo de pares; de
estos ámbitos se desarrollan características específicas que cada autor propone
de diferente forma y le dan sentido de acuerdo a sus investigaciones.

3.1 FACTORES INDIVIDUALES

De acuerdo a la propuesta de Muñoz (2004) se identifican como factores


individuales los mediadores biológicos y genéticos, en los últimos tiempos ha
habido un cambio importante en cuanto al papel de las características individuales
como moduladores de la posibilidad de desarrollar conductas antisociales. Citando
a Raine, Brennan y Farrington (1997), Muñoz (2004) determina que los factores
neuropsicológicos y la delincuencia tienen importancia en el riesgo de desarrollar
comportamientos antisociales. Dentro de este factor también se encuentran los
factores biológico-evolutivos como son el sexo y la edad; de acuerdo al primero,

 
33 
se refiere a las estadísticas oficiales de todos los países muestran como los
hombres son arrestados y hallados culpables de delitos en más ocasiones que las
mujeres. Se ha debatido principalmente sobre el papel que podrían tener en la
agresividad distintos componentes biológicos asociados al género de lo cual se ha
concluido que los hombres son más agresivos físicamente que las mujeres en la
mayoría de los escenarios naturales. La agresividad de los hombres es un
mecanismo para afianzar su dominio y poder, mientras que en las mujeres serviría
para expresar sentimientos negativos. Con lo anterior deja claro la diferencia entre
género de la conducta antisocial. Por otro lado, en cuanto a la edad como factor
de riesgo dentro de los factores individuales, el autor menciona que se han
registrado muchos comportamientos en etapas preescolares que podrían predecir
adecuadamente conductas antisociales en el futuro, aunque es evidente que no
todos los niños conflictivos en edad preescolar llegan a ser delincuentes, así como
que no todos los delincuentes han sido conflictivos en sus etapas preescolares. El
hecho de presentar conductas antisociales en la niñez puede ser un factor de
predisposición para una mayor inadaptación social en la adultez.

Por otro lado, existen, dentro de los factores individuales, los factores psicológicos,
tomados en cuenta como la hiperactividad, los déficits de atención o concentración
e impulsividad asociados a la probabilidad incrementada de ejercer violencia en el
futuro. Dentro de estos factores se incluyen las actitudes y creencias consideradas
como las normas y creencias personales que podrían servir de control interno para
no ejercer conductas contra la ley. De acuerdo a estos factores, se determinan
patrones de repuesta como la deshonestidad, las actitudes y creencias
antisociales, actitudes favorables a la violencia y hostilidad contra la policía en
relación con la violencia futura en varones. Los jóvenes presentan deficiencias en
la atribución (con un factor de control típicamente externo), en la solución de
problemas, en la evaluación de conductas que favorecen la agresión así como una
baja valoración de las características típicas de los jóvenes agresivos. La
presencia de estas variables estaría directamente relacionada con la severidad de
los comportamientos agresivos. Otro factor determinado por Muñoz (2004) dentro

 
34 
de los factores individuales es el de socialización, el cual está determinado por
una interacción entre características intrínsecas a los individuos así como
influencias provenientes de diversos grupos sociales. Las variables de
socialización constituyen factores de riesgo debido a que pueden modular la
conducta del individuo por simple imitación de una figura prestigiosa” y en pos de
crear lazos afectivos con el modelo, o mediante el refuerzo de aquellas conductas
concordantes y supuestamente adecuadas con respecto a las de los compañeros.

De acuerdo a Ayala, Pedroza, Morales, Chaparro y Barragán (2002); los factores


de riesgo se clasifican de la siguiente manera: características de los niños: los
estudios revisados por estos autores señalan que los niños más irritables, con
poco autocontrol, muy activos y con problemas de atención e impulsividad,
presentan más probabilidades de mostrar problemas de conducta antisocial que
los niños que no presentan tales características.
De la misma forma, Frías y cols. (2003), proponen que los jóvenes, por su
naturaleza, no están muy dispuestos a la integración social, y más bien buscan
independencia y su propia identidad. Los jóvenes son críticos de la sociedad y
señalan sus problemas; sin embargo, por lo general ellos siguen las reglas
impuestas. La integración de los jóvenes en la sociedad depende de las normas a
las que ellos personalmente se adhieren. Las actitudes sociales favorables a la
agresión constituyen uno de los factores señalados como antecedentes de la
delincuencia juvenil.

3.2 FACTORES FAMILIARES

En lo que respecta a los factores familiares, Muñoz (2004), menciona: la


criminalidad de los padres como factor de riesgo para el ejercicio de conductas
antisociales en sus hijos. La conducta criminal y el alcoholismo del padre, en
particular, han sido algunos de los factores más potentes en el aumento del riesgo
del comportamiento criminal. El maltrato infantil es otro factor de riesgo familiar,
cuando se comparan sujetos que no tenían historia de abuso previo con aquellos

 
35 
adultos que habían sufrido abusos en la infancia, estos últimos tenían una
tendencia ligeramente mayor a cometer delitos violentos. Igual pasaba con los que
habían sufrido abusos físicos, mientras que aquellos que habían sido objeto de
negligencias eran los más proclives a cometer delitos violentos en la adolescencia.

Las pautas educativas inadecuadas son otro factor de riesgo correspondiente a la


socialización, se llegado a interpretar el maltrato infantil como una forma extrema
de las pobres pautas educativas, en líneas generales, los padres de los
adolescentes problemáticos emplean la fuerza, aplican o amenazan con el castigo
físico, su disciplina es drástica y se caracteriza por la pérdida del control
emocional, y exhiben irracionalmente la fuerza y las golpizas repentinas, el castigo
se aplica de forma inconsistente, con una manifestación errática que combina
restricciones excesivas y tolerancia inadecuada. La interacción padres-hijos es
otro factor, el cual se encuentra en tres dimensiones separadas de la relación
entre padres e hijos como predictores del crimen tanto en la teoría como en la
investigación: 1. Las pautas familiares educativas inadecuadas, 2. La interacción
de los padres con los hijos y 3. El apego familiar. De acuerdo con la teoría del
control social el apego a la familia inhibe el crimen y la delincuencia, la inexistencia
de una relación adecuada entre el padre y la madre ha sido relacionada con la
manifestación de actividades antisociales por parte de los hijos, siendo esto un
factor de riesgo al que llama conflictos maritales. Adicional a lo anterior, los
eventos familiares estresantes han sido relacionados con un amplio rango de
trastornos psiquiátricos, estudios como el de Conger y cols. (1994) citado por el
autor, vendrían a confirmar estos resultados hallando un aumento de los
comportamientos antisociales “durante” y no “después” de un evento estresante.
Así, la relación entre la presión económica y el comportamiento antisocial sería
indirecta y estaría mediatizada por factores como la depresión de algún progenitor,
el conflicto matrimonial y la hostilidad de los progenitores. Dentro los factores de
riesgo familiares interviene la separación de los padres, ya que se ha relacionado
con el comportamiento violento de los hijos, aunque como ha sido comentado
anteriormente, parece que la relación con la violencia es durante el evento

 
36 
estresante y no es tan determinante en el futuro de dicho comportamiento. Los
padres adolescentes fungen como factor de riesgo ya que el ser hijo de madre
soltera está asociado a más del doble de riesgo de llegar a ser un infractor
crónico, mientras que haber nacido de una madre menor de 18 años iba asociado
a un aumento de más del triple en el riesgo de llegar a ser un infractor crónico. Sin
embargo, el grupo más alto de riesgo concentraba varones nacidos de madres
que tenían menos de 18 años cuando se produjo el nacimiento, siendo su
probabilidad de acabar siendo un infractor crónico once veces mayor que el del
grupo de más bajo riesgo (Conseur, Rivara, Barnoski y Emanuel, 1997). Un último
factor familiar está relacionado con el gran tamaño de la familia, ante esto, el
tamaño de la familia se ha relacionado con el aumento de la probabilidad de
ejercer conductas antisociales, parece que habría una asociación más directa con
la delincuencia familiar que con el tamaño de la familia, por tanto, podría
considerarse más correcto el papel de la familia numerosa como factor asociado
casualmente al riesgo de conducta antisocial.

Dentro de los factores de riesgo familiares intervienen la percepción de éstos


hacia el comportamiento de sus hijos, ya que se ha encontrado que los niños a los
que se percibe como distraídos, hiperactivos, poco adaptables, demandantes,
irritables, poco aceptados y no gratificantes, presentan problemas en su ajuste
social. Además, estas características contribuyen a la interacción que los padres
pueden tener con sus hijos, la inmadurez, la inexperiencia, la impulsividad, la
depresión, la hostilidad, el rechazo, el temperamento negativo, la incompetencia,
el sentirse agobiado por su papel como padres, y la falta de apego hacia sus hijos
se relacionan con el comportamiento agresivo. El aislamiento social de los
padres, los problemas de la pareja y los problemas en sus relaciones sociales son
factores representativos de este grupo. Estas situaciones estresantes actúan
sobre la conducta de los niños, provocando irritabilidad e incongruencia en los
padres cuando intentan manejar la conducta de sus hijos. Además la interacción
padre-hijo se le considera como una interacción funcional entre las características
del niño, las características del padre y las variables contextuales, de esta

 
37 
combinación resulta un estilo de interacción padre e hijo que se asocia
fuertemente con el comportamiento antisocial en los niños, así como con su
persistencia a través de los años.

Los siguientes factores familiares: conflictos familiares, la pérdida de los padres y


la falta de habilidades de crianza son los factores que pudieran intervenir en el
desarrollo de la antisocial y de la delincuencia. McCord (2001: en Frías y cols.
2003) plantea que los padres o cuidadores forjan criminales a través de las
prácticas de crianza en tres formas: 1) por la trasmisión de valores a través de sus
propias acciones y las acciones que ellos aprueban, 2) en el desarrollo, por la falta
de ligas con y entre los miembros de la familia, y 3) estableciendo la legitimidad de
las acciones antisociales, a través de los métodos que ellos utilizan para lograr sus
deseos en sus hijos. Los niños aprenden lo que es valorado dentro del ambiente
familiar, sea esto bueno o malo para el resto de la sociedad, la violencia en el
hogar, tanto el maltrato dirigido hacia los niños como el maltrato hacia las madres
de éstos, resulta en un empobrecimiento del ambiente familiar. Dicho
empobrecimiento causa que los niños presenten problemas en su desarrollo,
manifestándose en la escuela cuando éstos ingresan a ella. Por otro lado, la
violencia puede tener consecuencias devastadoras en los menores, las que
pueden manifestarse como comportamiento antisocial o conducta autodestructiva
en los niños. Los niños que son castigados físicamente están en más riesgo de
mostrar un comportamiento antisocial. Así mismo, se ha encontrado en la familia
disfuncional una de las bases para el desarrollo de la delincuencia.
Con base en la propuesta por Correa, Manjarrés, Montes y Polo (2003); se
encuentra que los factores familiares son aquellos elementos presentes en el seno
familiar que están asociados con la violencia en jóvenes. Es el punto desde donde
el joven empieza socialmente su experiencia vital, su clase social y sus
probabilidades educativas, tiene mucho que ver con su sistema de valores y
buena parte del capital cultural y la visión del mundo.

 
38 
3.3 FACTORES SOCIALES

Las nuevas tecnologías y, más concretamente, el uso excesivo de videojuegos e


Internet, fungen como principal factor de riesgo. Los juegos para computadora, las
consolas de video-juegos y, en menor grado, ciertos usos de Internet implican la
posibilidad de acceder más fácilmente para determinados individuos a material
violento y pornográfico, constituyendo formas peculiares de la conducta de juego,
además las investigaciones centradas en entornos naturalistas suelen evaluar la
conducta de los jóvenes antes y después de ser expuestos a películas violentas,
pro-sociales y neutrales (Berkowitz, Parke, Levens, West y Sebastian, 1978). Los
datos revisados avalan la influencia de las películas violentas en el incremento de
la conducta agresiva de forma significativa aunque con efectos pequeños.
Otra característica que se encuentra dentro de los factores sociales son las
diferencias entre zonas. Esta característica resulta un hecho evidente ya que en
los núcleos urbanos hay determinadas zonas en las que es más probable
encontrar niveles altos de delincuencia. Por ejemplo, en el estudio de Hope y
Hough (1988), se relacionan los índices de delincuencia con tres clases de zonas:
1. Zonas no familiares de alto nivel en las zonas céntricas deprimidas de las
ciudades (incluiría las casas de los ricos y las zonas de edificios de propiedad
privada en ocupación múltiple), 2. Zonas multiétnicas que se corresponden con
viviendas privadas en alquiler, y 3. Complejos urbanísticos de subvención
municipal en alquileres más reducidos/pobres, ubicados, ya sea en zonas
céntricas deprimidas o en el anillo exterior.
Además, el desempleo y por ende, la falta de recursos económicos se relacionan
con la delincuencia y este es una característica de los factores de riesgo
ambientales contextuales. Farrington, Gallagher, Morley, Ledger y West (1986)
realizaron un estudio longitudinal con jóvenes procedentes de zonas deprimidas
de Londres encontrando resultados interesantes con respecto a la variable
desempleo. Se obtuvieron tres conclusiones importantes: 1. Los jóvenes que
llevaban al menos tres meses sin empleo cometieron casi tres veces tantos delitos

 
39 
mientras estuvieron empleados como el muestreo en su conjunto, 2. El índice de
delitos se incrementó cuando estaban sin trabajo y, 3. el efecto del desempleo en
la delincuencia sólo era evidente en aquellos jóvenes con un alto índice anterior de
delincuencia. Puede suponerse que la experiencia del desempleo hace más
probable el que los individuos antisociales cometan actos delictivos con más
frecuencia, siendo este efecto relativamente inmediato.
La pobreza y/o situación social desfavorecida como factor de riesgo ambiental
contextual es retomada por Rutter y Giller (1983) para referirla como factor de
riesgo de acuerdo a que la mayoría de las teorías sobre los factores determinantes
de la delincuencia tenían como punto de arranque el que casi todos los
delincuentes procedían de un medio socialmente desfavorecido.
Las variaciones étnicas como factor de riesgo ambiental contextual son explicadas
bajo el aporte de la investigación que realizan Rutter, Giller y Hagell (2000),
quienes encontraron diferencias en los índices de conducta antisocial entre
personas de diferentes etnias (preferiblemente en las minoritarias), diferencias
probablemente acentuadas por parcialidades en el sistema. Subyacentes a estas
diferencias están factores como el desempleo, los factores familiares o alguna
combinación interfactorial.

Los vecindarios juegan un rol importante en la asimilación de los grupos a las


instituciones sociales, los menores que viven en barrios violentos manifiestan más
comportamiento antisocial o una conducta agresiva, la delincuencia juvenil se
agrupa en algunos sectores de las ciudades, regiones o áreas, en las áreas en
donde hay delincuencia también existen otras formas de conducta desviada o
antisocial y otros problemas sociales y en las ciudades la delincuencia se
concentra en ciertas áreas. Por otro lado, la violencia juvenil y el comportamiento
antisocial se manifiesta en lugares en donde existe oportunidad para cometer
delitos: en áreas comerciales, lugares de entretenimiento y en vecindarios
socialmente problemáticos, estos vecindarios problemáticos por lo general
presentan condiciones de mucha pobreza en los hogares, poco mantenimiento de
las casas, y poca gente que vive en éstas es propietaria de las mismas. Existen

 
40 
espacios abiertos, casas y edificios abandonados y pocos lugares de recreo y
áreas comunes como parques o plazas. Es probable que las condiciones de
pobreza no sean directamente las que ocasionen la delincuencia, sino la carencia
de servicios y/o de instituciones para el desarrollo de los menores.

Otro aspecto a destacar son los factores políticos, los cuales se entienden como el
conjunto de acciones que ejecuta un individuo para apoyar el desarrollo de la
sociedad a la que pertenece. Este factor está constituido por la participación del
joven en decisiones que promueven su desarrollo personal y que a la vez inciden
en los asuntos de la ciudadanía; además de los intereses, los cuales se refieren a
las tendencias y posiciones de los jóvenes hacia diferentes actividades u oficios
que propician su desarrollo personal y social.

3.4 FACTORES ESCOLARES

De acuerdo a los factores escolares se encuentra el fracaso académico, el cual se


ha mostrado como una variable relevante para la explicación del comportamiento
antisocial juvenil, se puede determinar que tener un rendimiento bajo en la escuela
predecía estar propenso a un delito violento, el 20% de los jóvenes con informes
de los profesores acerca de un bajo rendimiento en la escuela a la edad de 11
años fueron condenados por delitos violentos en su etapa adulta, comparados con
un porcentaje inferior al 10% en el grupo con rendimiento normal. La escuela tiene
abundantes elementos positivos, como institución social y pedagógica, tales como
los buenos modelos de comportamiento del profesorado, las expectativas de los
alumnos adecuadamente altas con una respuesta eficaz, una enseñanza
interesante y bien organizada, un buen uso de las tareas para casa y seguimiento
del progreso, buenas ocasiones para que los alumnos asuman responsabilidad, la
atmósfera ordenada y un estilo de liderazgo que proporcione dirección pero sea
receptivo a las ideas de los demás y promueva una elevada moral en el personal y
en los alumnos. Para el autor es indudable que la presencia de estos factores
incrementa el apego y el vínculo del joven con la escuela, reduciendo la

 
41 
posibilidad de aparición de conductas antisociales. En este mismo ámbito, la
elevada delincuencia y vandalismo en la escuela es un factor de riesgo según
Muñoz (2004). Farrington (1989) menciona que los jóvenes que tenían altos
índices de delincuencia a la edad de 11 años tendían levemente, aunque
significativamente, más comportamiento violento que otros jóvenes al llegar a la
adolescencia y etapa adulta. Por otro lado, el vandalismo escolar puede consistir
en agresiones físicas por parte de los alumnos contra profesores o contra sus
compañeros; violencia contra objetos y cosas de la escuela; amenazas, insultos,
intimidación, aislamiento o acoso, entre los propios escolares.

La escuela es el lugar en donde los jóvenes adquieren conocimientos, pero


también es el escenario en donde se forman para las relaciones sociales y en
donde se exponen a las variadas normas sociales, reglas y costumbres de su
comunidad. La forma en la que la escuela ejerce influencia en los estudiantes es a
través de sus políticas, las cuales se ven reflejadas en el establecimiento de reglas
y las maneras con las que se hacen cumplir las mismas. Un ambiente escolar
positivo permite relaciones pro-sociales entre estudiantes y profesores y entre los
estudiantes. Es probable que en la escuela ocurra también un patrón de
aprendizaje de acciones antisociales y delictivas y que algunos estímulos del
contexto escolar promuevan más que otros la aparición y el mantenimiento de
esas acciones negativas. El ambiente escolar es uno de los contextos más
importantes de convivencia de los adolescentes con sus compañeros y es también
el escenario en el que reciben más influencia de ellos.

Los factores educativos son aquellos aspectos que se desarrollan al interior del
sistema educativo y que proporcionan al joven herramientas que le sirvan de base
para su desarrollo personal y social. Este factor aborda aspectos como la
cobertura o capacidad del sistema educativo para satisfacer las necesidades
educacionales de la población y la infraestructura tomando en cuenta las
condiciones físicas y humanas que ofrece el sistema educativo para facilitar el
proceso de aprendizaje.

 
42 
3.5 FACTORES ASOCIADOS AL GRUPO DE PARES

El grupo de pares es un "agente de socialización" para el individuo. El “grupo de


pares”, es el grupo de amigos y de iguales con que un niño o joven comparte
cotidianamente, el que no sólo le permite poner en práctica los aprendido con los
otros agentes socializadores sobre cómo mantenerse en interrelación o
intercomunicación con otros, sino que también le comunica normas, valores y
formas de actuar en el mundo.
Un grupo de pares comprende a personas que tienen aproximadamente la misma
edad, que a diferencia de la familia, que mantiene objetivos de largo alcance para
el niño o joven, el interés en el grupo de pares son inmediatos y temporarios. El
grupo de pares, aunque no es una institución establecida, tiene costumbres y una
organización. Los roles de los miembros están poco rígidamente definidos y
pueden cambiar frecuentemente. En algunos casos incluso puede no estar claro
quién es un miembro y quién no lo es. Los niños o los jóvenes van cambiando su
participación en grupos de pares a medida que recorren diferentes etapas de su
desarrollo. Con frecuencia pertenecen a un número de grupos simultáneamente.

Los individuos que cometen actos delictivos tienden a tener amigos delincuentes
y muchas actividades consideradas antisociales se emprenden junto con otras
personas. En diversos estudios revisados, se encontró que aquellos adolescentes
que tenían compañeros con actitudes desfavorables hacia el comportamiento
delictivo tenían menos posibilidades de cometer delitos violentos, es decir, sus
actitudes actuaban de factor protector. Los estudios indican que, aunque las
influencias son operativas a todas las edades, son más intensas durante la etapa
adolescente. Muñoz (2004) refiere que las bandas representan la reunión de
individuos agresivos y dominantes que tienen un papel de control de las redes
sociales en las que operan, muchos individuos que ingresan en maras son jóvenes
desarraigados que se escapan de casa y se convierten en personas sin techo y
algunas maras operan como prósperos negocios que están edificados sobre el
tráfico de drogas ilegales o al menos participan intensamente en el. En relación a

 
43 
la diferencia de las maras con los “simples” grupos de adolescentes antisociales,
las primeras tendrían una identidad y un liderazgo claros. Asimismo, las maras se
diferencian de los grupos de coetáneos delincuentes en que tienen una asociación
mucho más fuerte con el delito.

Partiendo de la revisión de diversos factores de riesgo se encuentra que existen


diferencias y similitudes entre las propuestas. Todas las propuestas abordan
factores familiares, de contexto o ambientales, educativos y personales,
probablemente no todas le otorguen el mismo nombre, pero si comparten las
características principales; además en estas categorías se analizan las conductas
de otros, ya sea de los padres o hermanos, dentro del factor familiar; los amigos o
compañeros de escuela, así como los docentes, dentro del factor escolar; la
conducta de otros dentro del vecindario y la conducta del propio individuo.

A diferencia de todos los factores mencionados anteriormente, solo el factor


político es único, si se analiza puede estar enfocado a las actitudes y creencias de
los jóvenes, ya que atiende a su participación e interés dentro de su comunidad.

Con base en lo anterior, resulta evidente la evaluación de factores de riesgo


relacionado con la conducta antisocial atendiendo a elementos como la familia, la
escuela, el contexto social y personal del joven adolescente.
Tanto los factores de riesgo como los factores protectores se encuentran en los
extremos de un continuo, ya que un mismo factor será protector o de riesgo según
el extremo de la escala en la que este situado; por ejemplo, siguiendo los factores
de riesgo mencionados, se puede decir que una situación social favorecedora
puede fungir como factor protector, así como un adecuado manejo del autocontrol
por parte del adolescente. En cuanto a las características de los padres, una
buena comunicación entre éstos y los hijos, habilidades de crianza y apego
familiar, entre otros, ayuda a la no emisión de conductas antisociales en los
adolescentes. Por otra parte, una buena condición del ambiente, así como
socializar con un grupo de pares que no transgreda las reglas, favorece a una

 
44 
conducta socialmente aceptable. Tomando en cuenta lo anterior, cada factor de
riesgo, puede a su vez, resultar de protección de acuerdo a las características del
mismo.

3.6 APRENDIZAJE SOCIAL COMO MODELO TEÓRICO EXPLICATIVO PARA LA


ADQUISICIÓN DE COMPORTAMIENTOS ANTISOCIALES

Adicional a conocer qué factores intervienen en la conducta antisocial es


importante identificar cómo participan en la interacción entre el adolescente y los
factores de riesgo. Tomando a Bandura con la propuesta de la Teoría del
Aprendizaje Social, se analiza conjuntamente la propuesta interconductista
realizada por Rodríguez (2006) llamada Análisis Contingencial. Esta última aborda
los elementos que deben analizarse en las interacciones de los individuos para
establecer si la conducta individual es de orden microcontingencial (del propio
individuo) o de orden macrocontingencial (de los otros significativos), cabe señalar
que si bien la propuesta de Rodríguez propone un análisis individual, sólo se
utilizará para identificar qué elementos intervienen en la interacción de los
adolescentes frente a situaciones, personas y él mismo; lo anterior servirá para
explicar el cómo se da o se hace más probable que el adolecente adquiera este
tipo de conductas, es decir, de qué modo intervienen los factores de riesgo antes
mencionados en la propia conducta del individuo, para ello se retoma el contexto
en el que ocurre la conducta y la valoración de esta con respecto a lo socialmente
establecido y la influencia que cada persona significativa puede ejercer en el
adolescente, esto dentro del Análisis Contingencial. El Aprendizaje Social brinda
una teoría general que pretende ser lo bastante amplia como para abarcar las
condiciones que regulan todas las facetas de la agresión, sea individual o colectiva
y sancionada personal o institucionalmente (Ribes y Bandura, 1978). Para Ribes y
Bandura (1978) las personas no nacen con repertorios prefabricados de conducta
agresiva; deben aprenderlos de una u otra manera. Las personas pueden adquirir
estilos agresivos de conducta, ya sea por observación de modelos agresivos o por
la experiencia directa.

 
45 
Las conductas que las personas muestran son aprendidas por observación, sea
deliberada o inadvertidamente, a través de la influencia del ejemplo, observando
las acciones de otros, se forma en uno la idea de la manera cómo puede
ejecutarse la conducta y, en ocasiones posteriores, la representación sirve de guía
para la acción. Observando la conducta de los demás, puede uno aprender
estrategias generales que proporcionen guías para acciones que trasciendan los
ejemplos concretos modelados (Bandura, 1973: en Bandura y Ribes, 1987). En
esta teoría se considera al proceso de socialización como una adquisición de
conductas y valores determinada, en su mayor parte, por un conglomerado de
relaciones sociales en las que el individuo está inmerso. Las variables de
socialización constituyen factores de riesgo debido a que pueden modular la
conducta del individuo por simple imitación de una figura “prestigiosa” y en por
crear lazos afectivos con el modelo, o mediante el refuerzo de aquellas conductas
concordantes y supuestamente adecuadas con respecto a las de los compañeros
(Bandura y Ribes, 1987).

Aún cuando se establece que la conducta se adquiere con base en el ejemplo de


modelos, estos refieren que por varias razones la exposición de estos modelos no
asegura automáticamente el aprendizaje por observación. En primer lugar,
establecen que algunas personas no sacan provecho del ejemplo porque no
observan los rasgos esenciales de la conducta modelo. Por otra parte, la
observación de la conducta de un modelo no influirá mucho en las personas si
éstas se olvidan de lo observado. Por lo tanto, las influencias del modelo pasado
alcanzarán algún grado de permanencia cuando puedan representarse a manera
de imágenes, palabras o cualquier otra forma simbólica.

En la Teoría del Aprendizaje Social se distingue entre adquisición de conductas


con potenciales destructivo y lesivo y los factores que determinan si una persona
ejecutará o no lo que ha aprendido. Esta distinción es muy importante porque no
todo lo que se aprende se realiza. Las personas pueden adquirir, retener y poseer
la capacidad para actuar agresivamente, pero tal aprendizaje rara vez se

 
46 
expresará si la conducta no tiene valor funcional para ellas o si está sancionada de
manera negativa. Si en el futuro llegan a presentarse los móviles adecuados, los
individuos pondrán en práctica lo que han aprendido (Bandura y Ribes, 1987). En
caso de que se hayan aprendido modos de conducta agresiva, las circunstancias
sociales determinarán en gran parte si se pondrán en práctica o no.
Esta primera etapa de la Teoría del Aprendizaje Social puede verse representada
en la Tabla 1, la cual explica los orígenes de la agresión como son el aprendizaje
por observación y la práctica reforzada de dicho aprendizaje; además se puede
observar los instigadores de ésta, los cuales describe la forma activan o canalizan
los patrones de conducta agresiva y atienden a conductas como insultos, desafíos
verbales, amenazas en contra del estatus, el tratamiento injusto y las acciones
provocadoras, las cuales tienen capacidad de activación o detonante a través de
experiencias de aprendizaje. El tercer rasgo del modelo de aprendizaje social es el
relativo a las condiciones que mantiene el responder agresivo; los modos
agresivos pueden ser inducidos, eliminados y restablecidos con sólo alterar los
efectos que producen.

Tabla 1. Orígenes, instigadores y reforzadores de la agresión dentro de la Teoría del


Aprendizaje Social.

Orígen de la agresión Instigadores de la agresión Reforzadores de la agresión


Aprendizaje por Influencias del modelamiento Reforzamiento externo
observación Desinhibitoria Recompensas tangibles
Ejecución reforzada Facilitadora Recompensas sociales y de
Determinantes Activadora estatus
estructurales Acrecentamiento del estímulo Expresión de las heridas
Tratamiento aversivo Alivio del tratamiento aversivo
Asaltos físicos Reforzamiento vicario
Amenazas e insultos Recompensa observada
Reducción adversa del Castigo observado
reforzamiento frustración Autorreforzamiento
Móviles de incentivo Autocastigo
Control por instrucciones Autorrecompensa
Control simbólico y grotesco Neutralización del autocastigo
Justificación moral
Comparación ventajosa
Difusión de la responsabilidad
Deshumanización de la victima
Atribución de culpa a las
víctimas

 
47 
En síntesis, la Teoría del Aprendizaje Social determina que una conducta
agresiva, en este caso el comportamiento antisocial, es de acuerdo a los modelos
de los cuales se aprenden este tipo de conductas y que no sólo es la simple
imitación, sino que además este comportamiento tendrá que ser funcional para la
persona que lo realiza, así como también será reforzado por el medio de
socialización en el que ocurre. Con base en la propuesta de Bandura y Ribes
(1987) se analiza, por otra parte, la propuesta de Rodríguez (2006) para así
encontrar similitudes entre ambos modelos y ver el comportamiento antisocial
desde la perspectiva interconductista.
Rodríguez (2006) señala que la conducta se valora, se califica de diversos modos
según el contexto cultural en el que ocurre. Los criterios con los que una conducta
se valora, cambian de época a época, de cultura a cultura, e incluso de grupo a
grupo, de acuerdo a condiciones socioeconómicas, culturales o geográficas.

Aunque no existen criterios universales para valorar el comportamiento, los grupos


sociales crean sus propias normas o ejemplos de comportamiento que cuando
éstas no son respetadas por el individuo o no cumple con el “deber ser” impuesto
por el grupo al que pertenece, se genera un problema de comportamiento; en este
caso se identifica el comportamiento antisocial como esa no correspondencia
entre lo que se espera “debe ser” el estudiante y su comportamiento dentro del
contexto escolar cuyas normas o ejemplos de comportamiento son impuestas por
los maestros y autoridades de un centro educativo.
Para que un comportamiento sea antisocial o no, dependerá de la valoración que
se le dé de acuerdo a las normas que existan en un grupo y el motivo o el porqué
un individuo no se comporta de acuerdo a lo socialmente esperado puede
depender de factores determinantes. De acuerdo a lo anterior tanto Bandura y
Ribes (1987), y Rodríguez (2006) determinan que una conducta se valora de
acuerdo a un conglomerado de relaciones, teniendo, de acuerdo a los primero
autores, el proceso de socialización, mientras que para Rodríguez (2006) es el
contexto cultural quien define esta valoración. Esta distinción es sólo de
conceptos, ya que la definición de ambos alude a la misma función. Rodríguez

 
48 
(2006), propone que los individuos pueden tener diversas funciones dentro de una
interacción y una de ellas es ser mediadores, esto es cuando el comportamiento
de un sujeto es el que establece o prescribe las contingencias de la interacción.
En este sentido, este comportamiento estructura la relación entre los individuos
significativos de un modo particular. El mediador es el que impone sanciones a
aquellos que no cumplen, o por el contrario, felicita a los que sobresalen, por ello
se considera que tiene una función mediadora. El mediador estructura una
interacción particular. Dentro del ambiente escolar los lideres o los individuos con
mayor prestigio otorgado por los compañeros de grupo, pueden ser los
mediadores que establecen pautas de comportamiento antisocial y en este caso
aquellos que han iniciado comportamientos antisociales son los mediados, ya que
son estos los que se ajustan o están regulados por las contingencias que
prescribe el comportamiento mediador, esto según la propuesta de Rodríguez
(2006) que apoya la teoría del aprendizaje social con respecto a los modelos y el
modelado de conductas de estos.

Una serie de factores disposicionales conforman el contexto en que se da una


interacción, estos factores se encuentran dentro de lo que son las situaciones las
cuales corresponden a un conjunto de características físicas y sociales, tanto del
usuario como del ambiente, que poseen funciones como las de facilitar,
entorpecer, o hacer más o menos probable una interacción particular, en este
caso, dependiendo de ciertas características del ambiente el individuo puede o no
comportarse agresivamente. Existen ciertas circunstancias sociales que enmarcan
la interacción las cuales están más o menos delimitadas convencionalmente como
circunstancias familiar, de noviazgo, de amistad, laboral o de recreación, así este
factor puede ser probable que cierto tipo de interacciones como por ejemplo, el
hecho de estar con el grupo de amigos puede facilitar que una persona
determinada se comporte de manera violenta y rebelde, y que en otras
circunstancias se comporte de manera distinta. Otro factor disposicional es el
ambiente físico ya que puede existir la probabilidad de darse cierto tipo de
interacciones, por ejemplo una biblioteca puede favorecer el comportamiento de

 
49 
estudiar, mientras que un lugar oscuro y solitario puede inducir a que un
adolescente cometa un acto delictivo. Como ya se mencionó anteriormente las
conductas socialmente esperadas generan la probabilidad de cierto de tipo de
conductas, ya que el hecho de que los individuos se desarrollen en un medio
social implica, por un lado, que todo comportamiento humano es siempre
comportamiento valorado, y por otro, que existen prácticas convencionales que
son las que determinan dicha valoración. De acuerdo al momento histórico, a la
cultura, a circunstancias y grupos de personas concretos, existen demandas para
el comportamiento de los individuos; en el caso del comportamiento antisocial, si
un individuo se encuentra dentro de un grupo de iguales en el que una conducta
agresiva es socialmente esperada, la probabilidad de que sus miembros se
comporten agresivamente aumenta porque de lo contrario dicho individuo sería
probablemente excluido de tal grupo. Así como las conductas socialmente
esperadas las competencias que un individuo ha ido adquiriendo a lo largo de la
historia (aprendizaje) pueden en el presente facilitar o generar la probabilidad de
cierto tipo de comportamientos, además de ello es necesario evaluar las
inclinaciones, como sus gustos, preferencias y propensiones, que aluden a
estados temporales de corta duración, en particular estados de ánimo, situaciones
emocionales y condiciones biológicas; por ejemplo, un individuo que experimente
un estado de furia o coraje es probable que su comportamiento sea violento. Un
último factor que puede predisponer son las tendencias, las cuales aluden a
costumbres, hábitos y formas de conducta, que en el pasado han estado
vinculados a efectos específicos y que por ello, en ciertas circunstancias, tienen
alta probabilidad de darse. Los individuos no se comportan dejando a un lado sus
experiencias pasadas, muchas de las interacciones presentes se ven influidas por
la historia en forma de tendencias, propensiones, inclinaciones, competencias e
incompetencias; todos estos factores pueden ser condiciones importantes para
que una interacción se lleve a cabo de un modo particular. Se puede decir que
existen ciertos factores que predisponen una conducta, como el hecho de que las
personas pueden adquirir, retener y poseer la capacidad para actuar
agresivamente, pero tal aprendizaje rara vez se expresará si la conducta no tiene

 
50 
valor funcional para ellas o si está sancionada de manera negativa. Si en el futuro
llegan a presentarse los móviles adecuados, los individuos pondrán en práctica lo
que han aprendido, en caso de que se hayan aprendido modos de conducta
agresiva, las circunstancias sociales determinarán en gran parte si se pondrán en
práctica o no.

Así, con estas dos aportaciones se puede identificar que el contexto funge como
principal mediador para el comportamiento antisocial, ya sea por la influencia de
personas significativas hacia un individuo o el ambiente en el que se desarrolla
dicho comportamiento, siendo también las propias características del individuo
como lo son sus competencias, tendencias e inclinaciones y propensiones, o las
actitudes que señalan los autores antes mencionados.

Otro aspecto retomado por la Teoría del Aprendizaje Social es que se distinguen
procesos mediante los cuales las influencias activan la conducta agresiva. Un
modo de operación se da en razón de la función discriminativa de las acciones
adquiridas. En muchos casos, ser como los demás es satisfactorio porque los
modos prevalecientes han dado pruebas de ser más funcionales, al paso que
otros cursos de acción son menos eficaces e incluso podrían ser desaprobados.
Por consiguiente, a través de la asociación con reforzamientos pasados, los actos
adquiridos terminan por servir de indicios informativos para que otros se
conduzcan de modo similar. La gente observa repetidamente las acciones de los
demás y las ocasiones en que son recompensados, pasados por alto o
castigados. Los resultados observados influyen en la conducta casi de la misma
manera que las consecuencias experimentadas directamente, la gente se
beneficia con lo éxitos y los errores de los demás lo mismo que con sus propias
experiencias. En general, el observar que la agresión es acto recompensado en
otros incrementa la tendencia a conducirse de maneras igualmente agresivas, de
la misma forma que observar que aquellos son castigados atenúa dicha tendencia.
Cuanto más consistentes sean las consecuencias de las respuestas observadas,
tanto mayores serán los efectos facilitadores e inhibitorios de los observadores.

 
51 
En su análisis Rodríguez (2006) menciona que las conductas tienen diversos
efectos, los cuales nos hablan, en principio, de la relación de consecuencia entre
morfología (conducta) de un individuo y otros, refiriéndose a correspondencias
funcionales entre las conductas de los individuos en situaciones recíprocas,
basándose en la dimensión de comportamientos: comportamiento efectivo,
comportamiento inefectivo y comportamiento afectivo. El primero se refiere a aquél
que afecta el comportamiento de otros; el segundo es el que no altera
comportamiento de otros; y el tercero alude a aquél comportamiento que afecta
exclusivamente al individuo que lo emite. Por lo anterior, una conducta puede
tener diversos efectos que el individuo a lo largo de la historia puede identificar y
es entonces cuando éste puede realizar una conducta para que tenga un efecto
deseado, por ejemplo si en el pasado un comportamiento antisocial como el de
agredir verbalmente hizo que el insulto a un compañero complaciera al individuo,
es muy probable que en el futuro se repita esta conducta si es que el individuo
quisiera que alguien lo complaciera; así un individuo puede discriminar que tipo de
conductas tienen qué efectos en qué personas y lograr sus objetivos.

 
52 
CAPÍTULO 4

LA VIOLENCIA JUVENIL Y EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL

La violencia es producto de la sociedad y no una causa endémica por sí misma,


en esta interviene un conjunto de factores que conforman un fenómeno
multidimensional que debe ser atendido desde una perspectiva sistémica. Por el
contrario, cualquier intento por entender este fenómeno en forma unilateral y como
un simple proceso lineal no permite apreciar sus reales dimensiones, y en
consecuencia genera desarticuladas y débiles políticas públicas de prevención y
rehabilitación de la violencia. Es casi de manera común el asociar a la juventud
con situaciones y comportamientos que implican violencia. En la etapa de la
adolescencia, según se plantea, el individuo tiene una mayor disposición y/o un
mayor contacto con la violencia. En virtud de este tipo de consideración
metodológica asociativa, la violencia ha pasado a formar parte de “lo joven”,
implícitamente a esta etapa de la vida y el desarrollo del ser.

Hoy por hoy ya no es posible referirse al vínculo pernicioso de los jóvenes con la
violencia enfocando a esta última exclusivamente como consecuencia de riesgos
que corresponden a una fase de la vida humana por la que todos atravesamos. La
violencia se manifiesta en todos los espacios de la sociedad en que se desarrolla y
expande, es presencial, física, psicológica, pero también simbólica, televisiva y,
ahora, virtual. En sus manifestaciones concretas, son violencia el maltrato, la
corrupción, la ostentación de riqueza, ciertos usos de la palabra, la adulación al
poderoso y la mentira. La dependencia y la exclusión son violencia. La economía
no incluyente es violencia. La cultura que genera violencia, crea violencia y
procrea violencia. En cuanto a los jóvenes, viven en el presente, no sólo a los
típicos ecos de agresividad adolescente, matriz de rupturas y de creación de
espacios y voz propios, sino a un tipo de violencia que requiere de una lectura
contextual y posicionada. En esta escena, los jóvenes suelen ser cotidianas
víctimas y victimarios de hechos violentos. Y en un sitial privilegiado, en la
consideración de su especificidad vital, se agencian la imposibilidad de

 
53 
proyectarse, la falta de horizontes, la ausencia de referencias públicas claras y de
canales participativos no ficcionales. Se vive en una época de revolución
tecnológica de grandes avances en la técnica y de logros antes solo posibles en
sueños; ir a la luna quedo atrás, ya existe el turismo espacial y es posible la
clonación, pero todo este crecimiento a nivel científico y tecnológico se contrasta
con el pobre crecimiento humano a nivel espiritual y moral. Una de las
manifestaciones de esta indigencia es la violencia, la cual se presenta con más
fuerza en la actualidad en los jóvenes, por lo cual se hace válido preguntarse el
por qué de la violencia juvenil. Buscar una respuesta a esta interrogante es
indagar en una gran serie de posibles respuestas; las cuales pueden resumirse en
que los delitos violentos realizados por jóvenes y especialmente por adolescentes
se debe a la con fluencia de factores psicológicos, familiares, económicos y
socioculturales de esta época.

La violencia juvenil es una de las formas de violencia más visibles en la sociedad.


En todo el mundo, los periódicos, los noticieros en radio, televisión y ahora por
internet informan diariamente sobre casos de violencia juvenil y comportamiento
antisocial de jóvenes ya agrupados en pandillas o maras cuyo escenario son las
escuelas y las calles. En casi todos los países, los adolescentes y los adultos
jóvenes son tanto las principales víctimas como los principales perpetradores de
esa violencia. Los homicidios y las agresiones no mortales que involucran a
jóvenes aumentan enormemente la carga mundial de muertes prematuras,
lesiones y discapacidad. La violencia juvenil daña profundamente no solo a las
víctimas, sino también a sus familias, amigos y comunidades. Sus efectos se ven
no solo en los casos de muerte, enfermedad y discapacidad, sino también en la
calidad de vida. La violencia que afecta a los jóvenes incrementa enormemente los
costos de los servicios de salud y asistencia social, reduce la productividad,
disminuye el valor de la propiedad, desorganiza una serie de servicios esenciales
y en general socava la estructura de la sociedad.

 
54 
No se puede considerar el problema de la violencia juvenil y/o el comportamiento
antisocial como un hecho aislado de otros comportamientos problemáticos. Los
jóvenes violentos tienden a cometer una variedad de delitos; además, a casi
siempre presentan también otros problemas, tales como el ausentismo escolar, el
abandono de los estudios y el abuso de alcohol, tabaco y de sustancias prohibidas
en la mayoría de los cosas suelen ser mentirosos compulsivos y cuando cuentan
con acceso a motocicletas o vehículos se convierten en conductores imprudentes,
adicional a lo anterior tienden a tener mayor propensión contraer enfermedades de
transmisión sexual y embarazos no planificados.

Sin embargo, no todos los jóvenes violentos tienen problemas significativos


además de su violencia ni todos los jóvenes con problemas son necesariamente
violentos. Hay conexiones cercanas entre la violencia juvenil, comportamiento
antisocial y otras formas de violencia. Por ejemplo, presenciar actos violentos en
el hogar o sufrir abuso físico o sexual puede condicionar a los niños o
adolescentes de tal modo que consideren la violencia como parte de su vida y un
medio aceptable para resolver los problemas.

La exposición prolongada a conflictos armados puede contribuir a crear una


cultura general del terror, que aumenta la incidencia de la violencia juvenil. La
comprensión de los factores que incrementan el riesgo de que los jóvenes se
conviertan en víctimas o perpetradores de actos violentos es esencial para
formular políticas y programas eficaces de prevención de la violencia. En esta
investigación, se define a los jóvenes como las personas de edades comprendidas
entre los 10 y los 29 años. No obstante, las tasas altas de agresión y victimización
a menudo se extienden hasta el grupo de 30 a 35 años de edad y este grupo de
jóvenes adultos de más edad también debe ser tenido en cuenta al tratar de
comprender y evitar la violencia juvenil y el comportamiento antisocial.

 
55 
4.1 PAUTAS DE LA VIOLENCIA JUVENIL

Las dinámicas de comportamiento, incluida la violencia, cambian en el curso de la


vida de las personas, los adolescentes no son la excepción. En este período y en
los primeros años de la edad adulta se presentan períodos de violencia, así como
otro tipo de comportamientos, a menudo unos más que otros se expresan con
mayor intensidad. Conocer cuándo y en qué condiciones se presenta de manera
característica el comportamiento violento conforme se desarrolla la persona puede
ayudar a planificar intervenciones y políticas de prevención orientadas a los
grupos en edad más crítica y con mayor propensión a adquirir estos
comportamientos.

¿Cómo empieza la violencia juvenil?

La violencia juvenil puede desarrollarse de diferentes maneras. Algunos niños


presentan comportamientos problemáticos en la primera infancia que
gradualmente se van agravando hasta llegar a formas más graves de agresión
antes de la adolescencia y durante ella. Entre 20% y 45% de los hombres y entre
47% y 69% de las mujeres que son delincuentes juveniles violentos a la edad de
16 a 17 años han tomado lo que se denomina un “camino de desarrollo que
16
persistirá toda la vida” . Los jóvenes que encajan en esta categoría cometen los
actos de violencia más graves y a menudo siguen teniendo un comportamiento
violento hasta la edad adulta. La agresión puede proseguir desde la niñez hasta la
adolescencia y desde la adolescencia hasta la edad adulta para crear una pauta
de delito persistente durante toda la vida. La agresividad en la niñez es un buen
factor predictivo de la violencia en la adolescencia y los primeros años de la edad
adulta. Una forma de observar la continuidad del comportamiento agresivo desde
la adolescencia hasta la edad adulta es la serie de detenciones por delitos
violentos antes de la edad mayoría de edad (18 años) y que son nuevamente
                                                            
16
Stattin H, M. Magnusson Desarrollo antisocial: un enfoque holístico. Desarrollo y Psicopatología,
1996, 8:617-645.

 
56 
detenidos cuando ya son adultos repitiendo al menos un delito violento grave,
como homicidio, asalto con agravantes o violación. La proporción de los detenidos
cuando eran más jóvenes por delitos que implicaban violencia grave que fueron
arrestados nuevamente ya adultos fue mayor que entre los jóvenes detenidos por
delitos que entrañaban violencia menor.

La existencia de un camino de desarrollo que persistirá toda la vida ayuda a


explicar la continuidad del comportamiento agresivo y violento en el transcurso del
tiempo. Hay ciertos individuos en los que persiste una mayor tendencia
subyacente hacia el comportamiento agresivo y violento. En otras palabras,
quienes son relativamente más agresivos a cierta edad también tienden a ser
relativamente más agresivos más adelante, aunque los grados absolutos de su
violencia pueden variar, puede que con el transcurso del tiempo también haya
progresiones de un tipo de agresión a otro.

La agresión en la niñez tiende a convertirse en peleas de pandillas o maras y


posteriormente en violencia juvenil. Los delincuentes que a lo largo de toda su vida
exhiben un comportamiento agresivo sin cambios representan solo una proporción
pequeña de quienes cometen actos de violencia. La mayor parte de los jóvenes
violentos cometen actos de violencia durante períodos mucho más cortos, a estos
jóvenes se los llama “delincuentes circunscritos a la adolescencia”. Los resultados
de la Encuesta Nacional de la Juventud realizada en los Estados Unidos, basada
en una muestra nacional de jóvenes de 11 a 17 años en 1976, cuyo seguimiento
se efectuó hasta que alcanzaron edades comprendidas entre los 27 y los 33 años,
muestran que si bien una proporción pequeña de los jóvenes siguieron
cometiendo actos de violencia hasta llegar a la edad adulta y más adelante, unas
tres cuartas partes de los jóvenes que habían incurrido en violencia grave
abandonaron su comportamiento violento alrededor de uno a tres años después 17 .
La mayoría de los jóvenes que se tornan violentos son delincuentes circunscritos a

                                                            
17
La violencia juvenil: Un Diagnóstico General. Washington, D.C., Estados Unidos Departamento de Salud y
Servicios Humanos, 2001 

 
57 
la adolescencia que, en realidad, han dado pocas o ninguna muestra de grados
altos de agresividad u otros comportamientos problemáticos durante la niñez.

Factores situacionales

Entre los jóvenes que solo delinquen durante la adolescencia, se dan ciertos
factores situacionales pueden tener una influencia importante en el origen del
comportamiento violento. Analizando la situación que explica las interacciones
entre el eventual perpetrador y la víctima en una situación nos lleva a cómo el
potencial de violencia quizá se convierta en violencia real.
Los factores situacionales son:
o Las causas del comportamiento violento;
o El entorno donde se manifiesta el comportamiento;
o La intervención de alcohol, drogas o armas;
o La presencia de otras personas además de la víctima y el agresor;
o Si hay otras acciones (como el robo) que podrían inducir a la violencia.
Las causas de la violencia juvenil varían según la edad de los participantes y el
hecho de que estén o no presentes otras personas.

Un estudio de la delincuencia en Montreal, Canadá, reveló que, cuando los


autores eran adolescentes o veinteañeros, cerca de la mitad de los ataques
personales violentos fueron motivados por la búsqueda de emociones
estimulantes, a menudo en compañía de otros delincuentes, y la otra mitad
obedeció a objetivos racionales o utilitarios 18 .
Sin embargo, en todos los delitos la motivación principal de los autores cambió de
la búsqueda de emociones en la adolescencia a propósitos utilitarios, estos
incluían una planificación previa, la intimidación psicológica y el empleo de arma,
después de los 20 años. Algunos de estos actos de violencia se cometieron en
general en represalia por un ataque anterior, por venganza o debido a una
                                                            
18
Agnew R. Los orígenes de los eventos delictivos: Un Análisis de los hechos delincuenciales.
Revista de Investigación en Crimen y Delincuencia. 1190, 27 267-294
 

 
58 
provocación o a la ira, los motivos de las peleas dependieron de que el joven se
peleara solo o en grupo, en las peleas individuales, generalmente el joven es
provocado, se enoja y golpea para lastimar a su adversario al mismo tiempo que
liberara las tensiones internas. En las peleas en grupo, los jóvenes a menudo
tomaron parte para ayudar a amigos o porque fueron atacados, rara vez estas
inician porque estaban enojados. Sin embargo, las peleas en grupo fueron en
general más graves y con mayores consecuencias, a menudo comenzaron como
incidentes menores que luego se intensificaron, teniendo regularmente como
escenario la calle y con mayor probabilidad de uso armas que provocan
traumatismos y la intervención de los bomberos y la policía.
La probabilidad de que los jóvenes se vean envueltos en situaciones que
conducen a la violencia, es su tendencia a involucrarse en una amplia gama de
delitos, así como el hecho de que suelen exhibir diversos comportamientos
problemáticos. Por lo general, dichos jóvenes son versátiles y no se especializan
en los tipos de delitos que cometen, los jóvenes violentos suelen cometer más
delitos no violentos que violentos.

4.2 LA VIOLENCIA JUVENIL COMO PRODUCTO SOCIAL

La violencia social, en sus diversas manifestaciones, es uno de los datos más


preocupantes de la realidad latinoamericana. La magnitud y reiteración de sus
expresiones indican que se trata de un fenómeno extendido, que amenaza
objetivamente la seguridad de las personas, la confianza en los estándares de
protección policial y jurídica, las perspectivas de desarrollo en la mayor parte de
los países de América Latina y el Caribe e, inclusive, la credibilidad y
funcionamiento de los gobiernos democráticos de la región. En este universo, la
violencia expresada en los sectores jóvenes es aún más preocupante. La violencia
en América Latina es más bien un problema de tipo estructural, que explica el
crecimiento de la tendencia y cómo ella puede reproducirse ilimitadamente, si no
se actúa correctivamente sobre los factores causales, como primer paso el aceptar

 
59 
que esta violencia social tiene características estructurales acumuladas
históricamente y que se expresan en formas y grados que se entrecruzan y
alimentan recíprocamente, es un riesgo sumamente grave mantener invariable un
sistema social fragmentario, poco institucionalizado, en el que convergen
subculturas que no se comunican entre sí y donde los símbolos de identificación,
de respeto recíproco y de solidaridad, no están suficientemente internalizados
entre los grupos portadores. A este grave cuadro se ha agregado el proceso de
modernización desigual, cuya principal característica, especialmente en el caso de
los jóvenes, es la exclusión en todas sus modalidades. El incremento de la
violencia en América Latina surge y se expresa en un contexto de crisis valorativa
y social con características en algunos aspectos de anomia, que afecta
principalmente las normas morales y legales que regulan la conducta humana,
ocasionando su desviación de aquellos patrones socialmente válidos para la
convivencia pacífica. Una de las manifestaciones genéricas de la crisis se expresa
como un decrecimiento de las condiciones de vida de la población, lo cual facilita
los comportamientos violentos, otra, más precisa, indica que la crisis normativa
valorativa ha afectado también a instituciones básicas como la familia, la escuela,
los partidos políticos, los sindicatos e, inclusive la policía, (esta en vez de generar
un ejemplo a seguir con respeto y autoridad es el enemigo natural y todo lo que no
se debe ser adicional del miedo y desconfianza).

4.3 EL CONTEXTO SOCIAL

La violencia juvenil y el comportamiento antisocial tienen su punto de expresión


más alto en las áreas urbanas, especialmente en aquellas ciudades con una gran
concentración de habitantes. Sólo basta constatar una realidad de niños y
adolescentes abandonados, la degradación de las costumbres si es que las
llegaron a adquirir y la exclusión social. Actualmente la idea de los jóvenes
antisociales agrupados en pandillas o maras, es ya aceptado como otra realidad
social sin mayor cuestionamiento y pareciera ser inevitable, tanto que es ya otra
figura más de la cotidiano. Sin embargo, esta percepción no debe ser como es en
lo absoluto y no está determinada por la naturaleza de las cosas; es decir, no es

 
60 
inevitable porque la idea de joven antisocial no está fundamentada por un
conocimiento profundo de la violencia juvenil y el comportamiento antisocial sino
un acercamiento inicial y muchas veces superficial a este contexto, que en la
mayoría de los casos viene a ser propiciado por los medios de comunicación y por
el mismo gobierno. En otras palabras, podemos diseccionar la idea de los jóvenes
antisociales agrupados en pandillas o maras observándola como un organismo
compuesto de diferentes tejidos y circunstancias como por ejemplo, la pobreza, la
violencia, la discriminación, la exclusión y la juventud, pero debemos considerarla
como un todo conceptual cuando discutimos su naturaleza e influencia en accionar
de la realidad nacional. El concepto de jóvenes antisociales está ligado a ser de
una pandilla o mara y a adquirido una personalidad, en su existencia marginal, su
composición de partes terribles, injertos temáticos que intimidan y se relacionan a
ideas sobre el nuevo crimen organizado y hasta del terrorismo que actua y
proviene de las áreas rojas y/o marginales. Ideas sobre por qué tanta violencia y
los efectos que puede tener la pobreza en niños y adolescentes y el que
significado de ver muertos y heridos de gravedad en los enfrentamientos entre las
mismas por las diferentes disputas de territorios a controlar y los beneficios que
les representan es ya algo común del entorno donde se habita. Este es el espacio
donde los adolescentes y jóvenes (violentos y no violentos) construyen su
identidad, reclaman protagonismo y ejercen relaciones actuales y futuras con la
sociedad.

La influencia de los medios de comunicación y la crisis valorativa condicionan a los


adolescentes y jóvenes a asumir como principios los contravalores de una cultura
de violencia, orientando su comportamiento a la reproducción del estilo de vida
del antihéroe, debido a la escasez de modelos de referencia e identificación.
.
Descartar la violencia como algo simplemente inaceptable es actuar al margen de
la raíz de esta violencia que hoy en se ignora o se asume en la normalidad del
acontecer diario. Se concentran esfuerzos en discutir la efectividad de las
estrategias que las organizaciones utilizan cuando abordan el tema de la violencia

 
61 
juvenil, sin identificar primero hasta qué punto las ideas y conceptos actuales
sobre la violencia juvenil y comportamiento antisocial han sido construidas, sería
algo contraproducente.

Como se puede apreciar, la suma y combinación de los elementos antes descritos


configura enormes cargas subjetivas de insatisfacción juvenil, que pueden
traducirse en escenarios de violencia frente a la ausencia de una estructura social
de incorporación y de canales de comunicación en primera instancia con los seres
más allegados a su entorno, sus centros de estudio y desenvolvimiento y
finalizando con las instituciones de gobierno. Lo anterior lleva a un desarrollo de
conductas violentas puede manifestarse en las siguientes modalidades: violencia
individual autodestructiva; consumo de drogas y/o prostitución; violencia individual
delincuencial (robos y asaltos acompañados de lesiones); violencia sexual
individual y grupal, cuya característica principal es formar una pandilla o mara que
combina actitudes amenazantes con acciones de violencia cada vez más
deshumanizada.

 
62 
CAPÍTULO 5

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA JUVENIL Y EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL

Al diseñar programas nacionales para prevenir la violencia juvenil y el


comportamiento antisocial es importante abordar no solo los factores individuales
cognoscitivos, sociales y del comportamiento, sino también los sistemas sociales
que configuran esos factores.

Las tablas que a continuación se presentan: 4.1 y 4.2 ilustran los ejemplos de las
estrategias de prevención de la violencia juvenil como matrices, relacionando los
sistemas ecológicos 19 mediante los cuales se puede prevenir la violencia con las
etapas del desarrollo, desde la lactancia hasta los primeros años de la edad
adulta, cuando es probable que surjan comportamientos violentos o el riesgo de
que estos se produzcan.

Las estrategias de prevención presentadas en las tablas 4.1 y 4.2 no son


exhaustivas ni constituyen necesariamente estrategias de eficacia comprobada. 20

En realidad, se ha comprobado que algunas son ineficaces. Más bien, las matrices
sirven para ilustrar el amplio abanico de soluciones posibles al problema de la
violencia juvenil, y para recalcar la necesidad de aplicar una variedad de
estrategias diferentes en las diversas etapas de desarrollo.

                                                            
19
Sistema: es un conjunto de elementos interrelacionados e interactuantes entre sí, seleccionado para
estudiarlo y aislarlo (mentalmente) de todo lo demás, lo cual se convierte entonces en el entorno del sistema
Sistema Ecológico: es el conjunto de las relaciones e interacciones existentes entre los seres humanos y los
demás seres vivos con su ambiente en determinadas condiciones.
20
  Conferencia mundial sobre Violencia y Salud. La violencia: una prioridad de salud pública. Ginebra,
Organización Mundial de la Salud, 1996 (Documento WHO/EHA/SPI.POA.2).

 
63 
Tabla 2
Estrategias de prevención de la violencia utilizadas según la etapa del desarrollo (desde la lactancia
hasta mediados de la niñez) y el contexto ecológico

 
64 
Tabla 3
Estrategias de prevención de la violencia utilizadas según la etapa del desarrollo (adolescencia y
primeros años de la edad adulta) y el contexto ecológico

 
65 
5.1 ESTRATEGIAS INDIVIDUALES

Las intervenciones más comunes contra la violencia juvenil procuran aumentar la


influencia de los factores protectores asociados con las aptitudes, las actitudes y
las creencias individuales. Una estrategia de prevención de la violencia,
apropiada para los niños en etapa escolar, que no se piensa en ella como tal y con
información de los mismos docentes sería la inclusión de programas de refuerzo
escolar. Estos programas fomentarían desde el principio en los niños pequeños el
desarrollo de las aptitudes necesarias para mejorar el éxito escolar y por
consiguiente aumentarían la probabilidad de obtener resultados académicos
exitosos en el futuro. Dichos programas podrían fortalecer los lazos del niño con la
escuela y aumentar el aprovechamiento y la autoestima. Adicional traerían
beneficios para los niños, tales como una menor participación en hechos violentos
y otros comportamientos delictivos.
Los programas de desarrollo social para reducir el comportamiento antisocial y
agresivo en los niños y la violencia en los adolescentes adoptarían diversas
estrategias, tales como mejorar la competencia y las aptitudes sociales con los
compañeros lo que promovería comportamientos positivos, amistosos y
cooperativos. Estos programas se podrían dirigir a todo el universo de estudiantes
o solo a grupos de alto riesgo a llevarse a cabo en ámbitos escolares,
concentrándose en uno o más de los siguientes aspectos:
• Controlar la ira
• Modificar el comportamiento
• Adoptar una perspectiva social
• Promover el desarrollo moral
• Desarrollar aptitudes sociales
• Resolver problemas sociales
• Solucionar los conflictos

Si bien existen y hay programas de desarrollo social estos podrían ser mas
eficaces con otro enfoque para reducir la violencia juvenil y mejorar las aptitudes

 
66 
sociales. Los programas que se centran en las aptitudes sociales y de
competencia parecen estar entre las estrategias más eficaces de prevención de la
violencia juvenil y resultan más eficaces cuando se aplican a los niños de las
escuelas primarias, en lugar de a los estudiantes de nivel secundario, esto no
significa que dejen de aplicarse, sin embargo se considera más beneficioso y con
mejores resultados en la etapa escolar primaria.

Un ejemplo de programa de desarrollo social que utiliza técnicas conductuales en


el aula es un programa para prevenir la intimidación (Bullying), introducido en
escuelas primarias e intermedias de Bergen, Noruega. Gracias a esta
intervención, los incidentes de intimidación (Bullying) se redujeron a la mitad en
dos años 21 . Se ha repetido el programa en Alemania, Estados Unidos e Inglaterra
con resultados similares.

Otras estrategias orientadas a los jóvenes que podrían resultar eficaces se


muestran a continuación, si bien se necesitan más datos para confirmar su efecto
sobre el comportamiento violento y agresivo:

• Programas para prevenir los embarazos no deseados, con el fin de reducir


el maltrato de los niños y el riesgo que este supone en cuanto a la
participación posterior en comportamientos violentos.
• Por razones similares, programas para aumentar el acceso a la atención
prenatal y posnatal.
• Programas de refuerzo académico.
• Incentivos para los jóvenes en alto riesgo de violencia para que completen
la escolaridad secundaria y prosigan estudios de educación superior, ya
sea técnica y/o universitaria.
• Orientación vocacional para los jóvenes y los adultos jóvenes menos
privilegiados.

                                                            
21
Olweus D, S Limber, Mihalic S. Prevención de la Intimidación (Bullying Prevention Program)
Boulder, CO, de la Universidad de Colorado, Centro de para el Estudio y la Prevención de la Violencia. 1998

 
67 
Los programas que no parecen eficaces para reducir la violencia juvenil son:.

o La orientación individual.
o El adiestramiento en el manejo seguro de las armas de fuego.
o Los programas de períodos de prueba y de libertad condicional que
incluyen reuniones con presidiarios que describen la brutalidad de la vida
de prisión.
o El procesamiento de los delincuentes juveniles en los tribunales para
adultos.
o Los programas de internación en instituciones psiquiátricas o
correccionales.
o Los programas que proporcionan información acerca del abuso de drogas.

En algunos estudios, se ha encontrado que los programas para jóvenes


delincuentes que siguen el modelo del adiestramiento militar básico
(campamentos de reclutas) aumentan la reincidencia en los delitos. 22

5.2 ESTRATEGIAS RELACIONALES

Otro conjunto común de estrategias de prevención de la violencia juvenil y el


comportamiento antisocial y que intenta influir en el tipo de relaciones que los
jóvenes tienen con otras personas con quienes interactúan habitualmente. Estos
programas pretenden abordar los problemas tales como la falta de relaciones
afectivas entre padres e hijos, las fuertes presiones que ejercen los compañeros
para lograr la participación del joven en actos de violencia y la ausencia de un
vínculo fuerte con un adulto que se preocupe por él.

La visita a la vivienda
Un tipo de enfoque para prevenir la violencia juvenil basado en la familia es la
visita a la vivienda, esta es una intervención efectuada durante el período de la
lactancia (0 a 3 años de edad), que incluye visitas periódicas de un profesional en
                                                            
22
 La violencia juvenil: Un Diagnóstico General. Washington, D.C., Estados Unidos Departamento de Salud y
Servicios Humanos, 2001 

 
68 
trabajo social al hogar del niño. El objetivo es brindar capacitación, apoyo y
orientación, efectuar un monitoreo y referir casos a las instituciones del estado ó
instituciones de apoyo social no estatales para la asistencia a las madres de bajos
ingresos, a las familias que están esperando su primer hijo o que han tenido
recientemente uno, y a las familias en las que los niños corren mayor riesgo de
maltrato o tienen otros problemas de salud 23 . Según la información recopilada
sobre esta estrategia se ha encontrado que los programas de visitas a la vivienda
producen considerables efectos a largo plazo para reducir la violencia y la
delincuencia. Cuanto más tempranamente se introducen en la vida del niño estos
programas y más larga es la duración de estos, mayores parecen ser los
beneficios.

Capacitación para el cuidado y desarrollo del niño


Los programas de capacitación en materia de cuidado y desarrollo de los niños
procuran mejorar las relaciones familiares y las técnicas de cuidado y educación,
de ese modo reducir la violencia juvenil. Los objetivos son mejorar los lazos
afectivos entre padres e hijos, alentar a los padres a que utilicen métodos de
educación y cuidado coherentes y ayudarlos a desarrollar el autocontrol en el
desarrollo de los niños.
Un ejemplo de programa de capacitación integral es el programa Triple-P de
Australia (Programa Positivo para Padres) 24 . Este programa incluye una campaña
en los medios de comunicación basada en la población para llegar a todos los
padres, y un componente de atención de salud que aprovecha las consultas con
médicos de atención primaria para mejorar las prácticas de educación y desarrollo.
También se les ofrecen intervenciones intensivas a los padres y las familias con
niños en riesgo de sufrir problemas graves de comportamiento.

                                                            
23
 Thornton TN y col. Las mejores prácticas de prevención de la violencia juvenil:
un libro de referencia para la acción comunitaria. Atlanta, GA, Centros para el Control y Prevención de
Enfermedades, 2000. 
24
 Sanders MR. Triple P Programa Positivo para Padres: Educación y Desarrollo de los hijos hacia una
validación empírica de varios niveles y la familia estrategia de apoyo para la prevención problemas de
conducta y emocionales en los niños. Clínica Infantil y Revisión de la Familia Psicología, 1999, 2:71-90. 

 
69 
Varios estudios de evaluación han encontrado que la capacitación para la
educación y desarrollo tiene éxito y hay algunos indicios de un efecto a largo plazo
de reducción del comportamiento antisocial.
La eficacia en función de los costos de las intervenciones tempranas para prevenir
formas graves de criminalidad en California, Estados Unidos, se calculó que la
capacitación de los padres de los niños en edad escolar que presentaban
comportamientos agresivos, había prevenido 157 delitos graves (tales como
homicidio, violación, incendio intencional y robo) por cada millón de dólares
gastados 25 . Se estimó que la capacitación para la educación y desarrollo era
cerca de tres veces más eficaz en función de los costos que la denominada ley de
los “tres arrestos” en California, una ley que decreta sentencias severas para los
que delinquen reiteradamente.

Programas con Educadores


Una relación cordial y de apoyo con un adulto que actúa como modelo positivo a
imitar es un factor protector contra la violencia juvenil y el comportamiento
antisocial. Los programas con educadores basados en esta teoría asignan una
persona joven: en particular una en alto riesgo de comportamiento antisocial o que
haya crecido en una familia con un solo progenitor, a un adulto que se preocupe
por él: el mentor, ajeno a la familia del menor26 .
Los educadores pueden ser compañeros de clase de más edad, docentes,
consejeros, oficiales de policía u otros miembros de la comunidad. Los objetivos
de estos programas son ayudar a los jóvenes a que desarrollen aptitudes y
proporcionarles una relación sostenida con alguien que les sirva como modelo a
imitar y como guía. Si bien no han sido tan ampliamente evaluadas como algunas
de las otras estrategias para reducir la violencia juvenil, hay indicios de que la
relación positiva con un mentor puede mejorar en forma significativa la asistencia
a la escuela y el desempeño escolar, disminuir las probabilidades del consumo de

                                                            
25
 Greenwood PW et al. Prevención en los niños de una vida de la delincuencia: Medición de costos y
beneficios. Santa Mónica, CA,Rand, 1996. 
26
  Mihalic SF, Grotpeter JK. Big Brothers / Big Sisters of America. Boulder, CO. Universidad de Colorado,
Centro de para el Estudio y la Prevención de la Violencia, 1997 

 
70 
drogas, mejorar las relaciones con los padres y reducir las formas de
comportamiento antisocial admitidas espontáneamente.

Estrategias terapéuticas y de otro tipo


Los enfoques terapéuticos también se han usado en las familias para prevenir la
violencia juvenil. Hay muchas formas de esta terapia, pero sus objetivos comunes
son mejorar la comunicación y la interacción entre padres e hijos y resolver los
problemas que se plantean. Algunos programas también procuran ayudar a las
familias a controlar los factores ambientales que contribuyen al comportamiento
antisocial y a utilizar mejor los recursos en la comunidad. Los programas de
terapia familiar a menudo son costosos, pero hay pruebas sustanciales de que
pueden ser eficaces para mejorar el funcionamiento familiar y reducir los
problemas de comportamiento de los hijos.
La Terapia Familiar Funcional 27 y la Terapia Multisistémica 28 son dos estrategias
particulares usadas en los Estados Unidos, que han demostrado tener efectos
positivos a largo plazo al reducir el comportamiento violento y delictivo de los
delincuentes juveniles a un costo más bajo que el de otros programas de
tratamiento.

Otras intervenciones orientadas a las relaciones de los jóvenes que quizá resulten
eficaces son:
- Los programas de asociación del hogar y la escuela para promover la
participación de los progenitores;
- La educación compensatoria, como la asignación de tutores adultos.

                                                            
27
 La Terapia Familiar Funcional es un programa de tratamiento que se ofrecen a la comunidad y que pueden
servir a las poblaciones jóvenes en riesgo. Es especialmente diseñado para ser de uso a los menores que se
encuentran en el sistema judicial debido a crímenes cometidos. Se desarrollo en la década de 1960, es una
técnica de terapia a corto plazo que hace hincapié en la participación de toda la familia. El objetivo es mejorar
la comunicación de la familia para disuadir a los jóvenes de la reincidencia a cometer más crímenes. 
28
  La Terapia Multisistémica (TMS) es una intervención multifactorial, a corto plazo, basada en el ámbito
domiciliario y comunitario para las familias de jóvenes con trastornos psicosociales y conductuales graves.
Fundamentada en la teoría de los sistemas sociales, ecológicos y familiares, y en investigaciones sobre las
causas y las relaciones del comportamiento antisocial grave en los jóvenes, (Henggeler 1998, Henggeler
2002a), la TMS está diseñada para abordar trastornos psicosociales complejos y proporcionar alternativas a la
disposición en residencias fuera del hogar de niños y jóvenes.

 
71 
Entre los programas que abordan las relaciones de los jóvenes y que al parecer no
han resultado ser eficaces para reducir la violencia de los adolescentes están:
ƒ La mediación de los compañeros, es decir, la participación de los
estudiantes para ayudar a otros estudiantes a resolver controversias.
ƒ El asesoramiento de los compañeros.
ƒ La reorientación del comportamiento de los jóvenes y la modificación de las
normas del grupo de compañeros, que pretenden encaminar a los jóvenes
en alto riesgo de violencia hacia actividades ordinarias, pero que en
realidad se ha comprobado que tienen efectos negativos sobre las
actitudes, el logro y el comportamiento.

5.3 ESTRATEGIAS COMUNITARIAS

Las intervenciones que abordan los factores de la comunidad son las que
pretenden modificar el medio o el ambiente en el que los jóvenes interactúan. Un
ejemplo sencillo es el mejoramiento del alumbrado callejero, cuando las zonas mal
iluminadas pueden aumentar el riesgo de que ocurran agresiones físicas violentas.
Hay menos información acerca de la eficacia de las estrategias comunitarias para
evitar la violencia juvenil y el comportamiento antisocial que sobre las estrategias
que se concentran en los factores individuales o en las relaciones que los jóvenes
tienen con otras personas.

Policía comunitaria
La vigilancia policial con participación de la comunidad, orientada a evitar
problemas, se ha convertido en una estrategia importante de aplicación de la ley
para combatir la violencia juvenil y otros problemas delictivos en diversas partes
del mundo, Guatemala no es excepción, Se puede adoptar de muchas formas,
pero sus partes esenciales son la creación de asociaciones comunitarias y la
solución de los problemas de la comunidad. Una Policía Comunitaria que se
encargue de la preservación del orden en su jurisdicción territorial, esta Policía,
surgida en las comunidades e integrada por personas que pertenecen a la misma,
tendría como gran ventaja el conocimiento que es preciso para el éxito de sus

 
72 
funciones: Conocer a cabalidad el lugar en que se desempeña, conocer a sus
habitantes, cualidades y defectos y como contrapartida el que sus integrantes
sean conocidos por la comunidad en que prestan sus servicios lo que se traduciría
en fácil prevención, cooperación vecinal si necesaria y sobre todo confianza.

Disponibilidad de bebidas alcohólicas


Otra estrategia de la comunidad para abordar la criminalidad y la violencia es
reducir la disponibilidad de alcohol. Como ya se ha mencionado, el alcohol es un
factor coyuntural importante que puede precipitar la violencia. Aunque esta
medida se a tomado en varias comunidades, no existe un resultado real sobre si la
medida de intervención afectó al comportamiento violento entre los jóvenes o si la
intervención en otros ámbitos fueron los causales y estos fueron los que tuvieron
su efecto sobre el comportamiento de los jóvenes.

Actividades extracurriculares
Las actividades extracurriculares, tales como los deportes y la recreación, el arte,
la música, el teatro, etc., pueden proporcionar a los adolescentes las
oportunidades de participar en actividades de grupo constructivas y recibir un
reconocimiento por ellas. Sin embargo, en muchas comunidades no existen este
tipo de actividades o no hay ningún lugar donde los niños puedan practicarlas con
seguridad fuera de las horas de clase. Los programas de actividades después de
las horas de clase proporcionan esas instalaciones para los niños y los jóvenes.
En condiciones ideales, los programas deben ser:
- Integrales, es decir, abordar la amplia gama de factores de riesgo de
violencia y delincuencia juveniles.
- Apropiados desde la perspectiva del desarrollo.
- De larga duración.

Un ejemplo de estos programas es el de Escuelas Abiertas en Guatemala, una


nueva forma para el fomento de la educación y la cultura en el país. Crece el

 
73 
número de niños y jóvenes que se benefician del plan educativo del Gobierno de
Guatemala, porque “la cultura progresa cuando se educa” 29 .
Este programa fue lanzado a todo el territorio nacional por el Gobierno del
Presidente Álvaro Colom (2008 - 2012) como un esfuerzo por incrementar la paz y
la solidaridad en Guatemala, con el cual ya son más de 100 mil personas las que
se han beneficiado, comprendidas entre las edades de 5 a 18 años.
Éste plan de escuelas abiertas es considerado no solo como un método educativo
sino también como promotor de valores culturales y sociales, aunque por ser un
plan que se lleva a cabo en fines de semana ha recibido algunas críticas, tales
como: “la convivencia familiar se ve afectada, tanto social como religiosamente”,
segun lo expresaron algunas personas. Contrariando lo anterior en la Escuela
Rural Mixta 25 de julio de 1524, de Tecpán Guatemala, municipio del
departamento de Chimaltenango, el presidente exhortó a padres de familia a
buscar la unidad familiar, base para que la sociedad cambie. “Guatemala va a
cambiar si todos cambiamos un poquito, hacia el mismo sentido. Lo que falta es
que los chapines nos pongamos de acuerdo”, afirmó. Además, enfatizó, que el
proceso se dará cuando los principios se antepongan a los intereses particulares,
pues el objetivo es el bien común. Puntualizando que la familia es la primera
escuela que se recibe.
Lo cierto es que a muchas personas esta iniciativa de gobierno a gustado mucho,
sobre todo a las del área rural del país, debido a que cuentan con diversos cursos,
sobre todo prácticos, que les permite desarrollar su inteligencia, tales como:
talleres de música, deportes, karate, baile, computación, inglés e Internet. Hay
jóvenes y niños que no se quejan por estar en un salón de clases en día domingo;
al contrario, llegaron allí por iniciativa propia. El programa “Escuelas abiertas” está
convirtiendo los centros educativos en sitios donde los chicos se divierten y pasan
el fin de semana lejos de las drogas, las maras o la violencia intrafamiliar.
En la escuela del sábado y el domingo hay talleres de música, teatro, dibujo, baile
de salsa, break dance, ajedrez, deportes, computación o manualidades. El
programa, además de alejarlos de problemas, les ayuda a desarrollar su
                                                            
29
  Palabras del Ingeniero Álvaro Colom, Presidente de la República de Guatemala 2008-2012 en la
Inauguración de la primera fase de escuelas Abiertas. 

 
74 
creatividad, a sentirse parte de la comunidad, a valorar sus espacios públicos y “a
fortalecer su autoestima”, agrega Bienvenido Argueta, de UNESCO, y uno de los
gestores del proyecto. Cada día, cuando a las 5 de la tarde cierran las escuelas,
Argueta llama a cada coordinador: “¿Hubo algún hecho de violencia hoy?”. La
respuesta hasta ahora siempre ha sido la misma: “Todo tranquilo”.
Las “Escuelas Abiertas” han tenido más éxito del esperado. Además de jóvenes y
niños, también llegan adultos a aprender. Algunos otros están entusiasmados con
el inglés; no quitan la vista del pizarrón y anotan con una mano, mientras con la
otra sostienen a un bebé que se ha quedado dormido. El programa lo pueden
aprovechar todos, y tantos son los que quieren, que los centros no se dan a
basto. En la escuela John F. Kennedy hay 750 solicitudes para el taller de
computación y sólo 236 plazas. Mientras que los asistentes al centro Alameda
deben compartir una máquina entre tres. En 2009 el proyecto, que comenzó con 4
escuelas piloto, esta ahora en todos los departamentos de Guatemala.

Otras estrategias
Otras intervenciones orientadas a las comunidades que pueden resultar eficaces
son:
- El aumento de la disponibilidad y la calidad de los centros educativos y el
refuerzo pre-escolar para promover el desarrollo y facilitar el éxito en la
escuela.
- Mejorar el ambiente escolares, con acciones como cambiar las prácticas de
enseñanza, las normas, los reglamentos escolares y aumentar la seguridad
en los centros educativos, por ejemplo, el programa Escuelas Seguras, este
programa estará coordinado por los ministerios de Gobernación y
Educación, es de forma preventivo y funcionará en su primera fase en 43
centros educativos que contarán con cámaras de seguridad, presencia
perimetral de la Policía Nacional Civil y una Unidad de Investigación y
Monitoreo. También se habilitará el teléfono de cuatro dígitos 1510 para
denuncias escolares.

 
75 
- El establecimiento de rutas seguras para los niños en su camino a la
escuela y de regreso de esta u otras actividades de la comunidad.

5.4 ESTRATEGIAS SOCIALES

Los cambios del medio social y cultural orientados a reducir la violencia son la
estrategia que se emplea con menos frecuencia para prevenir la violencia juvenil.
Ese enfoque procura reducir las barreras económicas o sociales para el desarrollo
pudiendo ser estar la creación programas de empleo, fortalecer el sistema de
justicia penal y/o modificar las normas y los valores culturales arraigados que
estimulan la violencia. Las políticas que intentan reducir la concentración de la
pobreza en las zonas urbanas pueden sean eficaces para combatir la violencia
juvenil.

Medidas para reducir la pobreza y la desigualdad


El bienestar social debe basarse en el logro de dos objetivos: crecimiento e
igualdad.
Las políticas económica y social deben aplicarse conjuntamente con objeto de
crear una sociedad igualitaria;
Los formuladores de política deben pensar no solamente en políticas y programas
sociales para los sectores más pobres, sino también (lo que es aún más
importante) en políticas y programas sociales elaborados con la participación y el
aporte de los más pobres.
Es más económico promover programas sociales dirigidos hacia cierta área
geográfica que hacia un grupo poblacional específico.
Las prácticas éticas y de anticorrupción son críticas para construir un gobierno
sólido y transparente.
La lucha contra la pobreza debe incluir la lucha contra la asignación incorrecta de
los escasos recursos públicos.

 
76 
Las inversiones sociales deben tener como objetivo satisfacer las demandas
sociales, es decir, el conjunto de necesidades básicas definidas según los criterios
de los más pobres.
Se necesita una mejor coordinación institucional entre los organismos públicos y
privados que luchan contra la pobreza. El Estado debe estimular las inversiones
privadas para generar puestos de trabajo en las áreas más pobres, con el fin de
crear bienestar para todos y la falta de información significa que no todos los más
pobres tienen acceso a los programas sociales, por lo que los gobiernos y las
organizaciones sin fines lucrativos deben invertir en la difusión de oportunidades
de bienestar.

Violencia con armas de fuego


Las armas de fuego han acompañado la vida de los guatemaltecos desde hace
más de cinco décadas, sea de forma directa o indirecta. Durante el conflicto
armado interno, las armas las utilizaban las fuerzas de seguridad del Estado,
como ejército y policía, la guerrilla y partidos políticos de oposición, así como,
grupos paralelos que actuaban en contra de líderes de las organizaciones políticas
y sociales. Para unos representaba una forma de defensa y para otros, una
manera de atacar a los que consideraban enemigos. Durante el conflicto, la mayor
parte de víctimas fueron personas desarmadas y no involucradas directamente en
el mismo. El resultado es que varias generaciones hemos vivido bajo el temor de
las armas 30 .

Sin embargo, a pesar de haber firmado la paz, hoy siguen muriendo más
guatemaltecos por efecto de las armas de fuego, que durante el conflicto armado
interno. Todos los días por lo los medios de comunicación se conocen hechos
violentos cometidos con armas de fuego, estamos rodeados de violencia a través
del cine y la televisión, que transmite no sólo programas y series centradas en las
armas y sus efectos letales, sino que también influyen en la creación de imágenes

                                                            
30
 Control de Armas: Manual para la Construcción de la Paz por la Sociedad Civil. Instituto de Enseñanza para
el Desarrollo Sostenible, IEPADES. Diciembre 2006

 
77 
idealizadas del poder que da la posibilidad de matar o herir a otra persona. Las
armas se han convertido en parte de nuestro entorno y ya no somos sensibles al
efecto que producen. Basta con salir a la calle o transitar por lugares comerciales,
se puede observar a los agentes de seguridad privada armados con pistolas y
escopetas, a imagen de película del viejo oeste. Adicional a lo anterior la
situación de violencia en el país ha hecho que prolifere el mercado y comercio de
armas por medio de armerías que publicitan como cualquier producto de consumo
las armas, municiones y accesorios para estas y de seguridad en general.
Estamos tan acostumbrados a ver armas por todas partes que no nos damos
cuenta cuán relacionados estamos con las mismas. Los medios escritos, radiales
y televisivos nos presentan diariamente las tragedias que se viven por las familias
guatemaltecas, desde niños alcanzados por balas perdidas; maestros cuya vida
segó una bala; padres que no regresaron a casa porque una bala les arrebató la
vida, hijos que se quedan sin madre, mujeres y hombres atacados brutalmente.
Las estadísticas reflejan la incidencia cada vez mayor de las armas de fuego en
hechos violentos y cada vez más, el sistema de salud se ve copado por personas
que requieren cuidados médicos urgentes por haber sido alcanzadas por las balas
desviando la atención que pudiera darse en medicina general a estas.

A nivel nacional e internacional han existido esfuerzos por poner fin al dolor y
sufrimiento provocados por las armas de fuego, por detener el tráfico ilícito de
armas de fuego, por establecer mecanismos de coordinación cada vez más
eficientes entre los Estados, y lo que ha resultado evidente, es que el tema cada
vez más, está presente en las agendas políticas, jurídicas y sociales de los
Estados, tanto a nivel regional como internacional.
Según la Organización Mundial de la Salud 31 , hay tres factores que influyen en la
utilización de las armas por parte de una sociedad:
• Disponibilidad
• Variedad
• Normas culturales para su uso
                                                            
31
 Informe mundial sobre la violencia y la salud, publicado en español por la Organización Panamericana de la
Salud para la Organización Mundial de la Salud, Washington, D.C., 2002.

 
78 
Disponibilidad de armas se refiere a la facilidad que existe en un territorio de tener
acceso a las armas y municiones para su uso por parte de particulares, sean estas
armas legales u obtenidas de forma ilícita. Esta facilidad puede ser por la ausencia
de normas reguladoras, por la existencia de un mercado negro, por la presencia
de grandes cantidades de armas, así como, un ambiente violento que genera la
adquisición de armas en función de defensa personal o para utilizarlas contra otras
personas. La variedad se determina por los distintos tipos de armas y municiones
que circulan (por ejemplo: pistolas, armas hechizas, revólveres, fusiles, explosivos;
municiones expansivas, punta hueca, perforante). La disponibilidad y la variedad
tienen que ver con lo que podemos llamar “oferta” de armas de fuego y
municiones, mientras que las normas culturales vienen determinadas por el
ambiente social y la cultura local. En este sentido, la presencia de patrones
culturales asociados por ejemplo, al uso de armas con la masculinidad, o a la
tendencia a enfrentar los problemas con respuestas violentas están más
relacionados a una población que demanda armas, por una percepción de uso de
las mismas como elemento clave para su sobrevivencia o existencia.

Los jóvenes son los más afectados por la violencia armada, como víctimas y como
victimarios, pero la solución debe buscarse desde una perspectiva integral que
una la visión de desarrollo, educación y generación de empleo con acciones
orientadas a establecer la seguridad para todos.
La seguridad es base para la libertad, el fortalecimiento de la justicia no puede
darse sin fortalecer el desarrollo económico y social y sin fortalecer las
instituciones.

Otras estrategias
Los factores socioeconómicos y culturales que podrían resultar eficaces para la
prevención de la violencia juvenil y el comportamiento antisocial son:
- Las campañas de información al público para cambiar las pautas
comunitarias prevalecientes y promover el buen comportamiento social.

 
79 
- Las medidas para reducir la exhibición de la violencia en los medios de
comunicación
- Los programas para reducir la desigualdad de ingresos
- Las actividades y las políticas para mitigar los efectos de los cambios
sociales rápidos, (transformaciones de las condiciones de vida de los
grupos humanos, de su estructura y de su sistema de valores).
- El fortalecimiento y mejorara de los sistemas policiales y judiciales.
- Las reformas institucionales de los sistemas educativos.

Resulta evidente al analizar los factores de riesgo y las estrategias de prevención,


la violencia juvenil se origina en una interacción compleja entre múltiples factores,
y las medidas adoptadas para reducir este problema de manera sustancial
deberán ser polifacéticas. Hay varios factores, algunos presentes en el individuo,
otros en la familia y el medio social que aumentan las probabilidades de agresión
y violencia durante la niñez, la adolescencia y los primeros años de la edad adulta.
En condiciones ideales, los programas deben acercarse a los jóvenes a través de
múltiples sistemas de influencia (del individuo, la familia, la comunidad y la
sociedad) y proporcionar un proceso continuo de intervenciones y actividades que
abarquen las etapas del desarrollo. Esos programas pueden abordar factores de
riesgo coincidentes, tales como el bajo rendimiento escolar, el embarazo en las
adolescentes, las relaciones sexuales arriesgadas y/o antes de tiempo y el uso de
drogas, y de ese modo abordar las necesidades de los jóvenes en distintas
situaciones de su vida.

5.5 LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA VIOLENCIA


JUVENIL Y EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL

Los medios de comunicación indudablemente se han vuelto parte de nuestra vida


cotidiana, parte de nuestra cultura audio-visual y más cotidiano ha sido el
contenido de tipo violento que se presenta en los medios y eso hace que pocas
veces se reflexione entorno a él y además se deje de lado los efectos que pueda
tener.

 
80 
Hace algunos años la televisión no ocupaba el centro de la vida, una de las
razones podría ser el que no había un acceso tan fácil a la misma, si bien los
niños y jóvenes se entretenían en otras actividades que no significa que estas no
fueran violentas era menor el impacto de la exposición de la televisión y otros
medios de comunicación, algunos comentan que la influencia de la televisión es tal
que hasta se siente que la violencia salpica, no de un modo físico, porque la
sangre y las balas no atraviesan la pantalla o ensucian la sala, sino porque
salpican psíquica y moralmente.
Existen numerosas investigaciones realizadas en los últimos años que
correlacionan, en que en los hogares donde se abusa de la televisión, se suele
respirar un ambiente de violencia, desorden, egoísmo, insolencia, malos modales,
falta de creatividad y de valores que, lógicamente fomentan la intolerancia, la
violencia, el nerviosismo y hasta el stress.

Hay que hacer referencia a un trinomio que son: la violencia, los medios de
comunicación y juventud y relacionarlo fundamentalmente a la televisión, entre
otros motivos por ser el medio básico de comunicación social en nuestra sociedad,
en un futuro no muy alejado este espacio lo ocupara Internet.

La sociedad actual es una sociedad violenta, sin saber si es si más o menos que
la de antes, sin embargo nos muestra en cualquier medio de los acontecimientos
violentos: guerras, mujeres violadas, o de los niños prostituidos. La violencia
desgraciadamente ha sido algo que ha ido arraigado en la evolución y la tecno-
cultura humana. Los medios de comunicación reflejan de forma general el modelo
cultural en el que se desenvuelve nuestra sociedad y los valores que imperan en
la misma, lamentablemente de la violencia se habla bastante, pero la realidad es
que sabemos más bien poco, y se ha estudiado menos. Y ello se amplifica cuando
hablamos de la relación con los medios de comunicación, donde la superficialidad
de los comentarios es una constante, y los argumento se mueven alrededor de lo
mítico. En esta sociedad, de la información, los medios de comunicación social

 
81 
cumplen una función transcendental como instrumentos socializadores con un
fuerte impacto en la configuración de los valores, creencias y actitudes de las
personas que se desenvuelven en ella.

La Televisión
Existen dos posiciones, que se muestran de forma irreconciliables: una, la
violencia en los medios de comunicación es la causa directa de la violencia en la
sociedad, causando graves perjuicios en los espectadores, especialmente en los
niños y los adolescentes que les lleva a la realización de conductas violentas y la
otra, que los medios de comunicación lo único que hacen es reflejar la violencia de
la sociedad. En cierta medida, estas posturas son restricciones de las tradicionales
posturas que Umberto Eco 32 planteó respecto a los medios de comunicación: los
apocalípticos y los integrados.

Un fuerte argumento para una de las posiciones lo encontramos en los trabajos


realizados por el psicólogo social Bandura, que demostró a través de diferentes
estudios experimentales, que el aprendizaje vicario, es una de las formas a través
de las cuales el ser humano aprende el comportamiento, y ello ocurre no sólo
mediante la observación de modelos reales, como podrían ser los padres, sino
también a través de modelos vicarios, como serían las películas o los programas
de televisión. Los resultados de estos trabajos apuntaron una serie de hechos
significativos, que podrían sintetizarse en el asumir que la exposición de los niños
y adolescentes a la observación de acontecimientos violentos, aumenta la
probabilidad de que lleguen a actuar de forma más violenta.
Aunque los trabajos de Bandura aportaron una coherencia explicativa para
comprender como se aprendían las conductas violentas. Hoy sabemos que la
exposición a escenas violentas no afecta a todos por igual, ni siempre afecta en el

                                                            
32
  Umberto Eco: Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de Turín. Trabajó como profesor en las
universidades de Turín y Florencia antes de ejercer durante dos años en la de Milán. Profesor de
Comunicación visual en Florencia, publicó importantes estudios de semiótica. En la Universidad de Bolonia,
creó la Escuela Superior de Estudios Humanísticos, iniciativa académica solo para licenciados de alto nivel
destinada a difundir la cultura universal. Cofundador de la Asociación Internacional de Semiótica, de la que es
secretario. Distinguido crítico literario, semiólogo y comunicólogo.

 
82 
mismo sentido y dirección. Bajo esta perspectiva el número de actos violentos que
se muestran en los programas de televisión son tan numerosos que perfectamente
pueden ir creando un comportamiento agresivo en los receptores.

En el análisis de los contenidos violentos realizado por Federman en 1997


"National Televison Violence Study", y del que se desprende que en la televisión
en los EE.UU. entre 1994 y 1996 entre el 58 por ciento y el 61 por 761 de la
programación televisiva contenía escenas violentas en las que se usaba la fuerza
física o se amenazaba con utilizarla, en un informe de la "Secretaría de Estado
de Seguridad de Ministerio del Interior" de España, un televidente español en 1996
estaba expuesto semanalmente en la televisión a: 887 homicidios, 155 asesinatos,
70 parricidios y 1,308 violaciones. Por lo anterior se puede decir que la violencia
invade la programación, más todavía cuando los actos violentos aparecen también
de forma subliminal (embellecida y sanamente).

Cabe preguntarse ¿influye la violencia presentada por los medios de


comunicación en la violencia real mostrada por los niños y adolescentes?

En cierto modo si, el comportamiento que los niños y adolescentes muestran es la


respuesta a lo observado en las películas o los programas de televisión, una
noticia que conmociono al mundo fue el caso de un niño de 15 años en Lake City
que disparó a su hermano de 10 años y contra su madrastra para imitar la película
"Asesinos natos" de Oliver Stone; o el caso de los menores de Liverpool que en
1993 secuestraron y asesinaron a un niño de dos años reproduciendo escenas de
la película "Muñeco diabólico III". Estos ejemplos, y otros que nos vienen a la
mente, nos llevan a la conclusión que existen comportamientos del mundo real
que pueden haber encontrado una fuerte inspiración en los medios de
comunicación social, sobre todo en los audiovisuales y los juegos de video.

 
83 
Existen casos donde los adolescentes considerados problemáticos y que han
manifestado violencia juvenil y comportamiento antisocial han manifestado que no
han sido grandes televidentes o aficionados al cine.

Ambas posiciones pueden una parte de verdad y una parte de contradicción. Los
efectos de cualquier medio no son unidireccionales, sino que el resultado que
obtengamos con ellos depende de una serie de variables, que van desde entorno
social y cultural cercano donde se desenvuelve el individuo, su formación,
compañeros, medios culturales con los que interacciona y otros más.

No solo es cuestión de la exposición a un determinado medio con contenidos


violentos, sino que también influye el tratamiento de los contenidos y la
escenografía que se utiliza, y en este sentido parece ser que es influyente: el
atractivo del agresor, la naturaleza de la víctima, la justificación de la acción
violenta, el que el agresor sea recompensado por sus actos, la utilización de
armas convencionales, las consecuencias de la violencia desde la perspectiva que
aparezca o no las consecuencias de la violencia.
La observación de actos violentos de los medios de comunicación pueden influir
en la creación de actitudes y comportamientos antisociales en los observadores.
Esta no sólo tenemos que percibirla desde una posición directa, sino también
indirecta, es decir, el hecho de crear insensibilidad ante los actos violentos, y
asumir que ellos son actos usuales en nuestra sociedad.
El hecho de que dos variables se den: actos violentos y observación de programas
de televisión y que puedan ir en forma pareja no significa que una sea la causa de
la otra. Cabe señalar, que la influencia de los medios de comunicación interviene
la maduración del receptor, de forma que todo apunta a la influencia mucho mayor
en los niños y adolescentes que en los adultos.

Cual sería entonces la respuesta y para donde dirigir la atención: a las medidas
sociales o a las medidas educativas o medidas dirigidas a las instituciones
educativas. En cuanto a las medidas sociales, estas medidas son simples ya que

 
84 
las cadenas de televisión deben de adquirir una serie de compromisos internos
para regular la emisión de programas (horarios y advertencias) que incorporen
acciones violentas y que asuman como principio de acción el respeto al género,
las etnias sociales y las diferencias culturales. Esto no quiere decir que se aplique
una censura, la sociedad es violenta y los medios deben de reflejar la realidad. Sin
embargo, algunos elementos existentes en los medios repercuten en el refuerzo
de la acción violenta, pues al mismo tiempo otras acciones pueden contrarrestar
estas acciones, como el ejemplo de que el agresor no quede sin castigo, el que no
llegue a transcurrir mucho tiempo entre la ejecución de la acción violenta y su
castigo, el que el grado de violencia sea notablemente diferente entre el bueno y el
malo, presentar las consecuencias negativas de las acciones negativas, y por
supuesto, no engrandecer la violencia.

En cuanto a la familia, además de evitar la exposición, o sobreexposición, a los


contenidos violentos, las medidas no deben de ir por la censura, sino más bien por
la observación, la discusión y el análisis de los programas.

La escuela debe de introducir como material transversal el análisis de los medios


de comunicación, y por tanto de los contenidos que por ellos se transmiten. Como
medios transversales a trabajar es simplemente los valores que subyacen en la
Declaración de los Derechos Humanos. Valores que debemos educar en cada
nueva generación si queremos lograr que una sociedad moderna, basada en la
justicia, la libertad, el pluralismo, la cooperación entre los pueblos y la tolerancia.

La Música y su mensaje oculto


La música es un medio de expresión, que permite identificarnos en la sociedad y
con los individuos, este arte no distingue edades, desde la infancia hasta nuestros
últimos días vivimos a lado de la música. Sin embargo los jóvenes son los que
están más apegados a la música. A través de ella buscan identificar su
personalidad, la cual reflejaran ante la sociedad y permanecerá en la etapa adulta.

 
85 
La manera en que los distintos medios influyen en los jóvenes es principalmente
en el modo en como es percibido y organizado el ambiente en la mente de los
jóvenes. Siguiendo la lógica de este argumento, la temática de la música
escuchada por los jóvenes influye en su posición ante su realidad. Sin embargo
hay que pensar que si para muchas personas conservadoras, varios géneros del
rock pueden parecer ofensivos para el oído así como para la moral y las buenas
costumbres, esto no es más que la postura u opinión de los autores respecto a la
realidad que ellos perciben, lo cual convierte a este tipo de música en un punto
válido dentro del gran debate que es la vida en el siglo XXI. Sin embargo en este
hecho de libertad de expresión y opinión es donde se anida las posibilidades de
pesimismo, protesta, violencia juvenil y comportamiento antisocial. Por más que un
autor parezca una eminencia, no comparte sus condiciones de vida y pensamiento
con su audiencia (al menos no del todo), pero los jóvenes en la etapa de buscar su
identidad tienden a adquirir posturas e ideas que le parecen atractivas aunque no
sean totalmente aplicables a sus respectivas situaciones. Tal parece que aún no
nos hemos percatado del poder que tiene la democracia y apertura de ideas en el
ambiente musical, que si bien no se debe prohibir, si se puede restringir según las
edades, como sucede con las películas o los video-juegos.

Existe otra postura interesante, secundada sobre todo por los más jóvenes que se
refiere a la presencia de ira y violencia dentro de toda la gama de sensaciones y
acciones humanas. El hecho de oír música “violenta”, lejos de intensificar estas
sensaciones negativas, las descargan en dosis manejables por cada uno, como si
fuera un modo terapéutico. Es otra opción de ver la presencia de la violencia en la
música que podría cambiar muchas opiniones sobre el tema.

Internet, ¿arma de dos filos?


Internet ha sido una herramienta que ha llegado para facilitarnos muchas cosas,
como la búsqueda de información, la comunicación, etc. Pero también, como todo
en este mundo, cuando se le da un mal uso puede llegar a ser violento. Podemos
encontrar esta clase de actos en muchas partes en la red.

 
86 
Por ejemplo cuando navegamos por blogs, artículos, etc. Muchos puntos de vista
se salen de contexto y llegan a insultar al autor o a los lectores, no decimos que
está mal expresar su punto de vista, pero siempre y cuando se respete a los
demás. Hemos notado que estas actividades son muy frecuentes en nuestro país,
pero no ajeno a otros. Ya que últimamente en la radio, TV, etc. Escuchamos
noticias de alguien que antes de matar a “x” número de personas dejo un mensaje
por internet. Este es otro punto importante en cómo se da la violencia en internet,
muchos adolescentes encuentran divertido el ser bullying de alguien y grabarlo
para que todos los cibernautas se enteren, al igual que el ejemplo pasado también
se escucha hablar de la detención de jóvenes gracias a sus propios videos.

Un riesgo del cual se habla desde los inicios del internet es el chat, en el cual se
recomienda no entrar a chats públicos ya que están llenos de personas que
buscan algo más que una “amistad”, al no saber quien está al otro lado de la
pantalla puedes ser víctima de algún acosador, psicópata, etc. También la
violencia sexual o violencia de contenido sexual, se hace más frecuente en
internet y al no existir algo que le prohíba la entrada a menores de edad, esto
puede causar serios problemas en los niños, basta entrar a una página totalmente
ajena al contenido mencionado para tener una imagen o sonidito que hace voltear
sin que realmente se desee.

Últimamente se considera que el internet también es un riesgo por el uso de las


redes sociales, se aconseja tomar toda clase de seguridad en los perfiles como
Facebook, Myspace, hi5, etc. Ya que muchas personas son víctimas de acoso,
robo de identidad, secuestros, etc.
Por estos ejemplos dados, nos preguntamos ¿Cuál es el punto de ser agresivo por
internet? ¿El internet nos hace ser menos consientes de lo que hacemos ya que
nadie…de alguna forma sabrá que fuimos nosotros? ¿Prohibir las páginas
inapropiadas? Creemos que la web es uno de los mundos más fascinantes que
construyó el hombre, ya que es un medio que nos ayuda a encontrar infinidad de
información, en donde podemos expresarnos libremente, que acorta distancias y

 
87 
que de cierto modo todos estamos conectados con todos, por lo tanto tenemos la
obligación de cuidar este espacio y no desperdiciarlo en el ocio y la mediocridad
que no nos llevan a nada, y sin darnos cuenta estamos afectando a terceros.

Medios de Comunicación Social


La selección de los medios de comunicación obedece a las características que les
son inherentes, a su perfil informativo mismos que a continuación se describen:

- La televisión es el medio de mayor impacto entre la población. De la


diversidad de canales existentes, se da prioridad a aquellos que tienen
espacios noticiosos dedicados a la nota roja.

- La prensa escrita es el medio noticioso por excelencia, además de contar


con la particularidad de su permanencia. Se afirma que la prensa escrita
ejerce un liderazgo entre los demás medios, en razón de su capacidad
noticiosa. En los últimos años la prensa escrita ha sido donde mayormente
se plasman informaciones concernientes a la niñez y a la violencia.

- La radio destaca entre los medios de comunicación porque es el medio de


información y entretenimiento predominante y de mayor preferencia entre la
población, sobre todo de las zonas rurales, así como el de mayor alcance y
penetración. Si bien las emisoras también incluyen notas rojas, en su
mayoría su abordaje es menos brutal que la televisión en lo que respecta a
la niñez y a la violencia.

La nota roja busca la locuacidad en su mejor expresión, aún cuando se borre el


episodio real que da origen a la nota, pero consiguiendo que la narración devenga
en sentimiento colectivo y fábula mediática. En este género periodístico la calidad
de testigo impregna al discurso, construido con un estilo impersonal. No obstante,
en términos estrictos, este tipo de relatos suele “engañar” sobre la persona de la
narración: todo transcurre como si en un mismo sujeto hubiera una conciencia de

 
88 
testigo, inmanente al discurso, y una conciencia de criminal, inmanente a lo
referido. La nota roja no distingue entre lo público y lo privado. Ubica sus relatos
en el momento en que estallan las pasiones, pero también las guerras; aparece en
una trágica riña familiar, pero también en la trifulca de una manifestación callejera;
en un arranque de lujuria o en el tráfico de drogas. Las agendas temáticas
conforman un amplio abanico: se relatan sucesos de gran escala, pero también
“pequeños” dramas que tienden a la espectacularización del suceso.
Escudriñar aspectos de la vida privada de los seres que protagonizan hechos de
escándalo puede restar valor informativo para la colectividad, pero no rebasa los
sistemas protocolarios a que debe rendir tributo el género de nota roja, pues se
halla dentro de los límites convenidos con las audiencias. Así pues, ya se trate de
un bombardeo o de los maltratos de un padrastro al bebé que lloraba mucho, el
público recibirá en los relatos un recuento pormenorizado de cuánta sangre corrió
y por qué. A la nota roja se le atribuye que se regodea en el morbo y se solaza en
el escándalo y la muerte.

En América Latina, se han abierto definitivamente las puertas de


reestructuraciones muy amplias, entre ellas la del campo sociocultural. Bajo esta
óptica, el ciudadano es cada vez menos el representante de una opinión pública y
cada vez más el consumidor que se interesa en disfrutar espectáculos mediáticos.
La nota roja se mantiene y se adapta en este nuevo medio a través de relatos
basados en la exhibición fugaz de los acontecimientos, con todas las
características emotivas y sensacionalistas. La inclusión-exclusión en el actual
espacio público es parte de un proceso de opinión pública. Las instituciones
mediadoras representan una realidad sobre la clase vulnerable. A diario pueden
verse historias muy semejantes entre sí en las que sólo cambian los nombres,
pero la característica principal de los protagonistas es la pobreza. De esta manera,
con la nota roja se nutren los estereotipos y prejuicios.

 
89 
Comunicación antisocial
Los medios de comunicación re-fundan la ideología patriarcal al proyectar
representaciones estereotipadas de lo femenino, mayoritariamente como objeto
sexual, lo que despoja a las mujeres de su categoría humana. En el caso de niños
y adolescentes, las dos imágenes negativas que prevalecen en los medios son la
del “pandillero” y la del “vago”, la discriminación genérica y generacional se refleja
no sólo en las imágenes y roles en que se muestra a mujeres y niños, sino
también en los temas y en el lenguaje utilizado, que proyecta un fuerte modelo
androcéntrico y de “comunicación antisocial”. Esta puede entenderse como una
comunicación que va en contra de los auténticos intereses de la sociedad, y que
provoca marginalidad, violencia, temor y terror, convirtiendo en normales fines
destructores de lo social; actúa por vía de sugestión y de mitificación de la vida
privada. Esto se ve reflejado en las notas rojas de algunos medios que organizan
su política informativa alrededor de la violencia social, la violencia genérica y la
violencia intrafamiliar, en razón de lo insólito o lo espectacular. Se expresan como
información irresponsable y superficial. El modelo de comunicación antisocial
rinde réditos comerciales porque juega con la proyección que víctimas y
victimarios hacen de sus miedos y deseos ocultos.

Algunos periodistas que trabajan en los noticieros de nota roja admiten que se
están contribuyendo a “naturalizar” la violencia. “Se está cayendo en que ellos los
niños y los jóvenes vean como algo normal un pleito en el barrio, en la cuadra, con
el vecino; ya ven normal la agresión. Eso va poco a poco entrando en la formación
del niño, esto lo va a ir familiarizando, a lo mejor puedan hacerlo hasta inmune a la
violencia, a la falta de respeto”.
Esto ha comenzado a repercutir en los mismos profesionales de la comunicación,
quienes en algunos casos justifican su actuación por la escasez de oportunidades
que hay en el mercado laboral profesional. “Ya lo estamos viendo de una manera
normal, y eso es muy peligroso porque te volvés insensible” 33 .

                                                            
33
  Entrevistas a reporteros y camarógrafos de televisión local, se omite sus nombres y los medios de
comunicación donde trabajan a solicitud de los mismos para evitarse problemas laborales. 

 
90 
A diario se da prioridad a disputas callejeras o riñas vecinales. Si bien estos
hechos ocurren, su repetición varias veces en un mismo día va en detrimento del
relieve que debieran tener las noticias que son de interés para toda la sociedad,
de los problemas de carácter nacional o de los sucesos positivos de las
comunidades, de sus experiencias exitosas, mismas que podrían destacarse y
reiterarse y de ese modo cumplir una labor educativa desde el medio, como
corresponde a sus atribuciones.

El impacto de las noticias sobre violencia en los niños y jóvenes


En cuanto al impacto de este tipo de tratamiento informativo en la prensa televisiva
se valora que lo más dañino es la manera indiscriminada en que se presentan los
hechos de violencia, exponiendo a niños y adolescentes como televidentes y
consumidores de esos hechos. Eso es lo más grave, porque es una intromisión
completa de la violencia, sin edición, sin recato y sin ética, y que se transmite
desde las seis de la mañana, al medio día, en la tarde, la noche y a toda hora vía
internet. Ese es el primer gran impacto, tienen un efecto extremadamente dañino
en jóvenes y adolescentes. Se valora que lo más riesgoso en cuanto al impacto de
las noticias de sucesos en televisión es que se puede llegar a convertir en realidad
el dicho que “la costumbre se hace ley”. Se afirma que los noticieros de nota roja
ya están produciendo efectos negativos en la niñez y admiten que pueden estar
contribuyendo a que la violencia se considere normal. Para los niños, salir en
televisión es lo máximo. Miran que un tipo le pegó a otro y salen en la televisión; el
niño dice: Por agarrarse salieron en televisión, yo le voy a pegar a este niño para
que vengan las cámaras, hay un efecto negativo. Cuando se va a cubrir un hecho
noticioso a un barrio, los primeros que salen son los niños, miran que siendo
violentos se puede salir en TV y se puede ser famoso por un día.

Sin embargo hay algunos periodistas que justifican el tratamiento informativo de


sus medios y señalan que no hay ninguna daño alguno, “Al noticiero se le pone
hasta una advertencia al comienzo para que los padres de familia aparten a los
niños para que no vean el programa cuando se presentan algunas imágenes

 
91 
bastante fuertes que puedan afectar de alguna manera y tener algún impacto
psicológico en los niños. Hay quienes relativizan el impacto de los espacios
informativos. “Hay niños que han muerto imitando películas, en cambio, no me he
dado cuenta que un niño haya herido a otro porque vio en la televisión que los
niños de tal barrio se agredían entre sí. Hay pandillas y hay crímenes entre
menores y de menores contra adultos desde antes de los noticieros rojos.

El sensacionalismo y la espectacularidad se han transferido de la prensa escrita a


la televisión. La tendencia a este tipo de abordajes, que hace algunos años se
observaba en los periódicos sensacionalistas, se ha instalado ahora en los
canales de televisión de mayor consumo por parte de la población más pobre del
país. La población más pobre es la que aparece casi invariablemente proyectada
en los noticieros televisivos de nota roja y en algunos diarios y emisoras, como
actores de hechos de violencia; en esos hechos suelen estar presentes niños y
adolescentes de uno y otro sexo, como víctimas o como espectadores.
Esto incide en la representación social según la cual la violencia ocurre entre las
personas pobres, y los barrios son un peligro porque sus habitantes son violentos
por naturaleza. La corrupción y los delitos de la clase política y de quienes tienen
recursos no ocupan los espacios de la nota roja, salvo que tengan un grado de
violencia. Este sensacionalismo puede estar contribuyendo a naturalizar la
violencia, en la medida en que los niños y adolescentes se acostumbran a verla
como algo que forma parte del entorno cotidiano. Así como, puede estar
generando entre las personas adultas una actitud de insensibilidad ante la
violencia que presencian las los niños y adolescentes.

Lejos de cumplir una función social, el enfoque de algunos medios está dirigido
por la espectacularidad, por la falta de ética y, en el caso de los propietarios, por
un afán mercantilista. Estos medios carecen de iniciativa para dar seguimiento a
las informaciones de violencia relacionadas con la niñez y la juventud, salvo en
casos de “impacto”, por lo cual no se va más allá de lo coyuntural.

 
92 
Como son los niños y adolescentes los grandes consumidores de televisión estos
ubican entre sus preferencias a los noticieros de la radio y de la televisión. Esta
última es un insumo en el condicionamiento social de las personas, y si bien no es
el único ni es el determinante, sí es una influencia que puede ser positiva o
negativa. La influencia de los noticieros de nota roja de la televisión puede estar
siendo más bien negativa para la niñez y la adolescencia

Aunque existen diversas opiniones en cuanto al impacto que pueden estar


produciendo en la niñez y la adolescencia los noticieros de televisión, por un lado,
por las propias capacidades del medio de contribuir a modelar conductas y pautas
de comportamiento; y por otro lado, porque la televisión en el país se ha
convertido en el principal mecanismo de socialización de las familias, sobre todo
en las de menor nivel socioeconómico, que son las mayores consumidoras de ese
tipo de noticieros.

Dentro del todo, quizás exista un resultado positivo en la labor de los medios con
respecto a la violencia y es la difusión masiva de la violencia contra la niñez y la
adolescencia por parte de los medios, ya que contribuye a su visibilidad y a su
denuncia como una problemática social.

Afortunadamente la mente humana aprende rápidamente a distinguir entre aquello


real y ficticio, correcto e incorrecto, “ningún medio de comunicación, por sí solo,
tiene la fuerza para alterar esta capacidad innata y adaptativa”. (Rojas Marcos 34 )

                                                            
34
 Luis Rojas Marcos (Sevilla en 1943), Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Bilbao (1975) y en
Ciencias Médicas por la Universidad del Estado de Nueva York (1977), se especializó en psiquiatría en el
Hospital Bellevue y la Universidad de Nueva York (1969-1972). Finalizada la especialidad trabajó
principalmente en el campo académico. En 1981, fue nombrado por el alcalde de Nueva York, Edward Koch,
Director de los Servicios Psiquiátricos de la red de hospitales públicos de la ciudad. La contribución más
reconocida en este cargo fue la creación de Project HELP (Homeless Emergency Liaison Project). 

 
93 
CAPÍTULO 6
REFLEXIONES SOBRE EL INFORME NACIONAL DE DESARROLLO HUMANO 2011/2012
GUATEMALA: ¿UN PAÍS DE OPORTUNIDADES PARA LA JUVENTUD?

Dentro de la investigación se hace referencia y reflexión acerca del Informe


Nacional de Desarrollo Humano 2011/2012 tomando en consideración que el
mismo proporciona información actualizada, sobre todo en el área de datos y
estadísticas y afirma la información presentada en los capítulos anteriores acerca
del tema de la Violencia Juvenil y el Comportamiento Antisocial.

El informe se enfoca en la juventud guatemalteca por el interés que despiertan las


oportunidades, los retos y las limitaciones a que se enfrenta este amplio segmento
de la población, que representa un tercio del total. Esta alta proporción evidencia
que Guatemala es un país de jóvenes, por lo que cualquier decisión en relación
con su futuro incidirá en temas sensibles como la salud reproductiva, el nivel
educativo, el acceso al empleo, la participación ciudadana, la violencia, entre
otros. Este interés coincide con la declaración del Año Internacional de la Juventud
(agosto 2010 - agosto 2011) bajo el tema «Diálogo y comprensión mutua» por
parte de las Naciones Unidas, que nos invita a mirar con mucho más cuidado a la
juventud y a promover los ideales de paz, respeto de los derechos humanos y
solidaridad entre las generaciones y las culturas.

Entre la gente joven se encuentran los rostros de la exclusión: la malnutrición, el


analfabetismo y la baja escolaridad, el desempleo y la informalidad, la falta de
empadronamiento y capacidades para ejercer ciudadanía, la ausencia de tiempo
para disfrutar. A pesar de más de una década de esfuerzos de las organizaciones
de jóvenes que se han movilizado para incidir en el desarrollo integral de la
juventud, el marco institucional en este tema está rezagado en comparación con
los avances en el ámbito regional e internacional. En la óptica del desarrollo
humano, los asuntos de la juventud obligan a un reconocimiento inmediato: las
oportunidades y el desarrollo de sus capacidades no son lo que se espera; no se

 
94 
está construyendo el camino para que las personas jóvenes decidan libremente el
sentido que quieren darle a su destino. 35

En una sociedad que busca abatir la pobreza y reducir las múltiples


desigualdades, las nuevas generaciones necesitan estilos de vida saludables y
condiciones de seguridad en el hogar, la escuela y la comunidad; también
requieren condiciones adecuadas para desarrollar su identidad; acceder a
educación media y superior de calidad, a las ciencias y las tecnologías; contar con
formación para el ejercicio pleno de sus capacidades en el trabajo, en la vida
política, social y cultural; y tiempo libre para el deporte, la recreación y el
esparcimiento. Es decir, precisan derechos y oportunidades que les permitan
definir el curso de sus vidas y, con ello, contribuir al desarrollo humano de sus
comunidades, pueblos y nación. 36

En las sociedades modernas, la juventud empieza a delimitarse a partir de la


prolongación de la escolarización, la cual, a través de la reglamentación de las
edades para iniciar niveles, ciclos y grados, contribuye a homogenizar etapas
etarias sociales entre diferentes grupos. Son las necesidades del clima de la
revolución industrial las que empujan al sistema escolar a producir individuos con
una cierta calificación y formación, con el propósito de lograr su inserción exitosa
en las nuevas estructuras y sistemas productivos. Por lo tanto, la escuela va a ser
el foco de nacimiento de la juventud que hoy conocemos.

En la adolescencia/juventud como etapa del ciclo (curso) de vida y a partir de las


condiciones iniciales de la niñez, las personas construyen y consolidan
capacidades básicas que repercutirán en los resultados de desarrollo humano que
alcancen en la adultez. Para su desarrollo humano, las personas jóvenes
necesitan contar con oportunidades básicas para participar en el disfrute de los
bienes que la sociedad, el mercado o el Estado les ofrecen. El acceso a estas
                                                            
35
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. xii
36
Ibid., p. xii 

 
95 
oportunidades generalmente se amplía en función de los niveles de desarrollo
político-económico- social. La oportunidad de vivir engloba los derechos a la
identidad, la salud, la vida y la seguridad; la oportunidad de aprender, los derechos
a la educación y al acceso a los bienes culturales como las tecnologías de
información y comunicación. La oportunidad de participar tiene una doble
significación: poder participar libremente en la vida política y social, el derecho a
ser ciudadano con todo lo que ello conlleva, y el derecho al trabajo, cuyo ejercicio
contribuye a la autonomía. La oportunidad de disfrutar afirma el derecho al uso del
tiempo libre para el descanso, la sociabilidad y la apropiación de bienes culturales.
El conjunto de las cuatro oportunidades básicas conlleva la inclusión en la
sociedad, mientras que la falta de las mismas deviene en exclusión; las personas
jóvenes, como las de otras edades, están situadas en diferentes posiciones dentro
de un continuum de exclusión/ inclusión que es dinámico. Las situaciones de
exclusión y falta de oportunidades generan riesgos que facilitan la incorporación a
la delincuencia juvenil y la migración internacional en condiciones precarias. 37

Las condiciones múltiples que en Guatemala hacen riesgosa y difícil la vida para
muchos jóvenes, mujeres y hombres, las fuerzas que mueven la vida social lo
hacen de manera contradictoria, en el sentido de que incluyen a pocos y excluyen
a las mayorías. Las situaciones y los factores de riesgo social operan en un medio
calificado por la pobreza múltiple, las desigualdades sociales, una vida social
degradada por la violencia y un Estado débil. 38

«[…] las formas en que se aborden los problemas y las posibilidades de los
jóvenes influirán en las condiciones sociales y económicas actuales y en el
bienestar y los medios de subsistencia de las generaciones futuras» 39

                                                            
37
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. xii
38
Ibid., p. xii 
39
Asamblea General de Naciones Unidas. 5 de febrero de 2010.

 
96 
6.1 EN LOS DOS EXTREMOS DEL DESARROLLO: DOS CATEGORÍAS JUVENILES

En Guatemala, coexisten dos conjuntos de jóvenes cuya existencia social es


radicalmente distinta en el interior de los parámetros que definen oportunidades
básicas. Las distancias socioculturales que separan la existencia social de ambos
grupos en relación con lo que llamaríamos patrones normales de vida revelan
tanto la naturaleza profundamente desigual de la sociedad guatemalteca, como las
dificultades para incluir a las personas. La joven generación que se define por su
incorporación nerviosa a la revolución digital, en el seno de una renovación de los
parámetros de la modernidad y los jóvenes que se incorporan a la vida social
mediante los canales negativos de la criminalidad y las drogas y contribuyen,
igualmente, a definir la sociedad actual. 40

Jóvenes Tecnológicos
Hay un creciente número de jóvenes de distintos estratos sociales aunque, en su
mayoría, pertenecientes a las clases medias urbanas y que constituyen, de forma
paradigmática, el núcleo consumidor de esta oferta tecnológica que ha renovado
el mundo de las relaciones personales, culturales e informativas. De hecho, la
atracción por el mundo digital abarca también a los adultos, pero no produce el
tipo de adhesión emocional entre el joven y sus diversos adminículos tecnológicos.
Se genera una alienación por el consumo tecnológico que les permite construir y
tener la sensación de vivir mundos propios donde obtienen satisfacciones
culturales y emocionales de nuevo tipo. El salto tecnológico, experimentado como
una renovación permanente, no solo se ha producido en los montos de la
información disponible, cada vez mayores, sino también en la velocidad creciente
del cambio y la disponibilidad de información, de manera que hoy día una sola
persona comienza pronto a ser incapaz de manejar. Se reducen las concepciones
tradicionales acerca de estos dos parámetros que han definido la vida: los retos de
la distancia y el tiempo.

                                                            
40
  Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 14 

 
97 
Gracias a los prodigiosos adelantos en las técnicas de la miniaturización de los
componentes, se ha podido reunir en el teléfono portátil el acceso a los más
dispares servicios como la música, la radio, el video, la fotografía, el Internet, el
correo oral y escrito, las alertas, la grabación del sonido y su copia, así como otras
diversas funciones. El secreto de esa atracción es casi mágico: cada vez más
pequeño, con más funciones que van en aumento y a menor precio. 41

Para la persona joven que se despliega con los años y empieza a ampliar los
límites estrechos de su vida infantil, el acceso súbito a la oferta informática
constituye un mundo de extraordinarias oportunidades en la dimensión personal,
familiar y grupal. La juventud de la revolución digital es distinta por algo de lo que
no tiene plena conciencia: el acceder al difícil mundo de la posmodernidad, que es
la reducción del tiempo/espacio; la construcción de realidades que pueden ser
ficción; la creencia insensata en las posibilidades infinitas de la técnica; la
sustitución de la vida social grupal por el egoísmo personalizado de la pertenencia
a las redes sociales; la superación del aislamiento real con una sociedad ajena y
llena de desconocidos; el consumo uniforme como meta. 42

Todo esto está produciendo cambios sustantivos en la definición de la vida del


joven por el tiempo que le dedica a estas actividades y por los efectos de
alienación que conlleva. Produce una nueva forma de disfrute personal y de
encuentro con satisfacciones de grupo que redefinen toda la dimensión de la
cultura familiar y social. En síntesis, produce nuevas identidades de las que
emergen nuevas juventudes. De la utilización acertada de esta oferta dependerán
los resultados positivos o negativos que tengan para la formación de su
personalidad. 43

                                                            
41
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 14
42
Ibid., p. 14
43
Ibid., p. 14 

 
98 
Jóvenes en conflicto con la ley
Por otro lado, han surgido nuevas situaciones en la sociedad, donde no existen o
están limitadas las oportunidades básicas. Nos referimos, por un lado, a un
conjunto de condiciones materiales, morales y emocionales que empujan a la
persona joven a llevar una vida en el terreno de la ilegalidad, cometiendo actos
punibles, siendo en consecuencia un excluido gradual de las posibilidades
productivas que ofrecen el Estado y la sociedad. Se trata de las y los jóvenes
pandilleros y su entorno, que los excluye y los arroja a conductas de violencia y
criminalidad. Por otro lado, el uso y consumo de drogas ilegales que afectan su
salud y terminan por condicionar formas de vida improductiva.
La existencia de grupos o pandillas juveniles en los barrios citadinos y otras
comunidades no es un fenómeno nuevo ni infrecuente. Es el resultado de vivir en
condiciones de estrechez material, del hacinamiento que convierte «la esquina»
en un espacio propio donde transcurre una parte de la vida juvenil, el uso del
tiempo libre: no hay trabajo suficiente y remunerado, o simplemente no lo hay.
Existen dificultades para el estudio y, especialmente, para completarlo; se crea
una subcultura donde se premia la violencia y el acceso al dinero fácil; hay
espacios para experimentarlo y oportunidades para intentarlo, así como una
enorme capacidad de influencia o imitación cuando los padres no socializan a sus
hijos en los valores esenciales de la vida en comunidad, con respeto y
solidaridad. 44

La sociedad guatemalteca experimentó una mutación no suficientemente


explicada, en virtud de la cual la violencia política que practicaba el Estado, en lo
que se llamó conflicto armado interno, se prolongó por la violencia privada,
criminal, asociada directamente con el narcotráfico. 45

Actualmente, la existencia de la delincuencia juvenil en Guatemala constituye un


fenómeno grave para el conjunto social y para los mismos jóvenes. Su
                                                            
44
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 14
45
Ibid., p. 14 

 
99 
contribución al desborde criminal y a la generalización de la inseguridad es
importante, aunque no se conoce con precisión. El punto de partida es un hecho
cierto: este complejo problema tiene sus orígenes en el fracaso de la familia y de
los roles parentales como parte de la descomposición social asociada con las
desigualdades y la pobreza, con una extrema debilidad del Estado y de la
sociedad. El Estado no tiene políticas sociales extensas, no crea condiciones
adecuadas para el estudio, tampoco oportunidades sostenidas para el trabajo
digno. 46

6.2 TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL DE LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD

Para llegar a la juventud es necesario sobrevivir la niñez. No obstante, la


esperanza de vida de las y los niños guatemaltecos se ve reducida por altas tasas
de mortalidad: de cada mil nacidos vivos, 30 mueren antes de cumplir un año y 42
ha muerto antes de vivir cinco años, además, se constata el dramático hecho de
que la mitad de los niños y niñas padece desnutrición crónica. Estas cifras no
resultan sorprendentes al considerar la extensión de la pobreza, la alta
precariedad de las condiciones habitacionales, en términos de falta de agua y
saneamiento, hacinamiento y persistencia de viviendas con piso de tierra,
constituyen un caldo de cultivo perfecto para una alta morbilidad. Además, la
insuficiencia de ingresos familiares de un gran sector de la población reduce las
posibilidades de una dieta nutricionalmente mínima. 47

Las y los jóvenes guatemaltecos están inmersos en un contexto potencialmente


violento. Además de limitar su bienestar y sus oportunidades de disfrutar de su
vitalidad, las y los menores de edad ven reducidas sus expectativas de vida. En
promedio, en Guatemala existe una probabilidad de 9% de no sobrevivir a los 30
años de edad. Más inmersos en el contexto violento, los jóvenes varones tienen,
                                                            
46
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 14
47
Ibid., p. 46 

 
100 
en promedio, una probabilidad de 12% de no sobrevivir. Las jóvenes mujeres
guatemaltecas muestran una tendencia similar a la de América Latina. Mejorar la
cobertura y la calidad de la educación constituye uno de los principales
mecanismos que generan círculos virtuosos en el combate a la pobreza y la
desigualdad. En las últimas décadas ha habido avances sustantivos en materia
educativa. A pesar de ello, las y los menores de edad abandonan progresivamente
la escuela a partir de los 12 años de edad. La tercera parte de las y los
adolescentes guatemaltecos ya ha dejado de estudiar antes de los 15 años,
reduciendo sus posibilidades de una inserción laboral adecuada y de una
participación activa en la construcción del desarrollo. Con su capacidad de
agencia limitada, estos jóvenes son altamente vulnerables a los riesgos que
genera una sociedad con escasas oportunidades. 48

Por otro lado, estudios recientes indican que las y los niños de familias pobres y
de padres con poca educación afrontan una alta probabilidad de alcanzar niveles
educativos bajos, de obtener menos retornos derivados de su educación y de
seguir siendo pobres. En Guatemala existe una relación directa entre el nivel
educativo alcanzado por los padres y las madres y la esperanza educativa de sus
hijos. Educar a la niñez y juventud puede tener un efecto multiplicador, elevando
las oportunidades de las futuras generaciones.
Pero la cobertura no es suficiente. La mejora de la calidad de los servicios
educativos es un tema pendiente en el país, como muestran los resultados de
evaluaciones estandarizadas a graduandos. Sin una buena educación primaria, el
rendimiento escolar en los niveles secundario y superior es poco probable. 49

Haciendo referencia a otra dimensión de exclusión de la niñez como lo es el


trabajo infantil. Una de las características que define a la juventud es la de ser
portadores de un crédito vital, una moratoria que permite la ampliación de
capacidades en ese período de transición hacia la adultez. Cuando las y los niños

                                                            
48
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 46
49
Ibid., p. 47 

 
101 
se ven obligados a trabajar para subsistir desde pequeños se les veda el derecho
a ese crédito vital, dejando limitadas gravemente sus oportunidades de desarrollo
y cerrando el círculo vicioso de la exclusión. El 18% de los niños menores de 13
años ya está trabajando, en condiciones extremas de precariedad y
50
vulnerabilidad.
 
Tabla 4
Algunas unidades o programas relacionados con adolescencia y juventud en los tres organismos del
Estado 51
 
 

                                                            
50
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 46-47
51
Ibid., p. 18 

 
102 
6.3 IDENTIDAD

La dinámica identitaria es múltiple, cambiante, fuente de conflictos y


reconocimientos. La identidad se forma en el tiempo: día tras día, como un
proyecto inacabado, desde su nacimiento hasta la edad adulta. Se trata de un
proceso lleno de variaciones cuyo ritmo se acelera o desacelera y cambia con
mayor rapidez, o más lentamente, de una edad a otra. La identidad se va
configurando durante la vida del individuo y se va haciendo múltiple, en tanto son
múltiples los elementos del orden social de la comunidad en que se vive y que se
incorporan como puntos de referencia para el desarrollo de la persona. Desde esta
perspectiva, la identidad es una categoría de carácter relacional, no es una
esencia, supone simultáneamente procesos de identificación y diferenciación,
aceptación y conflictos. (Reyes, A. 2009). 52

Desde la perspectiva juvenil, la identidad constituye una fuente de tensión entre


imperativos de integración y pulsiones de individuación; paradójicamente «[…] la
modernidad les coloca el doble signo de prepararse para la inserción social
productiva y definir sus propios proyectos con plena autonomía.» (Cepal/OIJ
2004: 16). 53

Existen las llamadas identidades primarias, como la nacionalidad, la pertenencia a


un grupo étnico, la identidad de género; estas identidades (o rasgos identitarios)
son caracteres adscritos, pues se adquieren al margen de la voluntad personal;
por ejemplo, al nacer se es guatemalteco o argentino; hombre o mujer. Las
identidades primarias están acompañadas por otras, llamadas secundarias, como
la profesión o el oficio que se ejerce, o el estado civil, la identificación religiosa.
Estos rasgos identitarios son adquisibles, pues dependen de decisiones

                                                            
52
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 52
53
Ibid., p. 52 

 
103 
personales, por ejemplo, se decide ser ingeniero y luego o al mismo tiempo ser
novelista; se puede ser soltero y luego casado, ser católico y luego evangélico. 54

La identidad juvenil aparece como resultado de un proceso en que el joven gana


autonomía paulatina en relación con todos los determinantes que lo van formando,
condicionándolo: edad, familia, educación, trabajo. Se trata de un proceso, pero no
de un proceso regular, sino lleno de variaciones cuyo ritmo se acelera o no y
cambia más o menos rápidamente como resultado de diversas experiencias
culturales. 55

En términos muy generales, la identidad es la manera, no siempre unívoca, de dar


respuesta a cuestiones del tipo «¿cómo nos vemos, cómo nos sentimos?».
Además, también se refiere a preguntas relacionadas con la opinión de los otros:
«¿cómo nos califican?, ¿cómo se relacionan con nosotros?». La vida en sociedad
determina y, a su vez, necesita que los grupos humanos se identifiquen para su
mejor desarrollo y entendimiento, y que cada individuo lo haga, ya que la identidad
es parte de la personalidad del sujeto.

6.4 IDENTIDAD DE GÉNERO

Según la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la


Salud (OPS/OMS), el género es una construcción sociocultural e histórica referida
a los rasgos psicológicos, sociales y culturales que cada sociedad atribuye a las
personas según el sexo asignado 56 . Lagarde (2001: 32) enfatiza que esta
construcción social, histórica y cultural, tomando en consideración las diferencias
biológicas sexuales, determina las maneras de ser hombre y ser mujer. Se
reconocen dos tipos de cuerpos diferenciados, el de la mujer y el del hombre, y
                                                            
54
La distinción funcional entre lo adscrito y lo adquisible se refiere a lo que es originalmente así y a lo que no
lo es y es siempre resultado de una decisión. Sin embargo, ambas identidades, primarias y secundarias,
pueden cambiar. Se nace ruso, pero más tarde la nacionalidad puede cambiar. Lo importante de la distinción
es que las identidades básicas son siempre primarias.
55
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 52
56
Entendiéndose por ‘sexo asignado’ el adjudicado por un profesional de la salud al recién nacido según las
características de sus genitales externos. OPS, OMS y la WAS (2000). 

 
104 
sobre ellos se construyen dos modos de vida, dos tipos de sujetos, dos modos de
existir, así como una relación de poder jerárquica y asimétrica en la que el hombre
domina y oprime a la mujer. (Lagarde, M. 2001: 32).  Niños, niñas y jóvenes van
construyendo su identidad de género sobre la base del modelo dominante,
expuesto desde la infancia y fortalecido en distintos ámbitos: institucional
(escuelas, leyes, medios de comunicación, etc.), interpersonal e individualizado (lo
que cada individuo piensa, siente y hace). Provocar una ruptura con el modelo de
ser hombre y ser mujer implica tener la posibilidad de construir un nuevo
paradigma para las relaciones de género, cuestionar el carácter asimétrico y
excluyente de la sociedad y configurar una nueva manera de ser masculino y ser
femenino. 57

Las masculinidades refieren «[…] el proceso subjetivo a través del que se


internalizan las formas, significados y símbolos de ser hombres, resultado del
proceso de socialización y desde allí se ocupa un lugar en el mundo; se existe».
(Luna, J.R. 2011). Lo masculino está definido por la fuerza física, la capacidad
sexual, la valentía, la competitividad, la agresividad, la capacidad de decisión y,
desde luego, la inteligencia que es expresión directa de la razón. Vivir este modelo
de masculinidad mina la manera auténtica de ser de la persona, produce
frustraciones y, muchas veces, la negación de su dimensión afectiva. (Montesinos,
R. 2002: 347). 58

6.5 IDENTIDAD NACIONAL, IDENTIDAD ÉTNICA

En un grupo focal sobre la identidad nacional y la étnica realizado con jóvenes


ladinos, indígenas y garífunas en el oriente del país, región predominantemente
ladina, afloraron varias aristas sobre el tema que se pueden resumir así: a) La
                                                            
57
Según la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW), la discriminación contra la mujer denota «toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo
que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igual del hombre, la mujer, de los derechos
humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en
cualquier otra esfera».
58
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 53-54 

 
105 
negociación de la identidad étnica. Jóvenes que primero se auto identificaron
como ladinos/mestizos reconocieron ser indígenas o mayas, pero indicaron que lo
declaraban dependiendo de las circunstancias. Es decir, cuando percibían que
valía la pena que los otros los reconocieran como mayas. b) Los referentes de la
identidad nacional. Los referentes discutidos se pueden agrupar en dos
dimensiones. La simbólica: los símbolos patrios, el amor a Guatemala, la riqueza
de su diversidad cultural y paisaje. La de la vivencia cotidiana: ser guatemalteco(a)
es ser trabajador, alguien que se sacrifica y sobrepone a las numerosas
dificultades del país y, aún así, vive, crea y trabaja. Ser buen guatemalteco(a) es
trabajar y participar para aportar. c) El reclamo por el abandono de las
instituciones nacionales. A veces es difícil sentir la identidad nacional, sobre todo
cuando se vive y atestigua la desatención en que se encuentran las comunidades
del entorno. En esas situaciones se enfatiza la identidad comunitaria o la étnica
como refugio. d) La discriminación. «La discriminación con nosotros ha sido tan
fuerte, pero tan fuerte, lo digo porque yo estudié en un internado, yo estuve tres
años encerrado y el primer año éramos 101 estudiantes, yo era el único garífuna.
Imagínense cien personas encima de mí dándome duro, duro, diciéndome “negro”
aquí y “negro” allá».

Por su parte, en el grupo focal realizado en occidente con jóvenes indígenas y


ladinos, se destaca lo siguiente: a) Los referentes de la identidad nacional.
Además de la dimensión simbólica vinculada con símbolos patrios (el himno, la
bandera, los colores azul y blanco, etc.) y con la forma de hablar, en la dimensión
práctica o de vivencia cotidiana, ser guatemalteco es ser trabajador y esforzado,
ingenioso. Además, se enfatizó compartir tradiciones como la Semana Santa, la
comida (pepián, pulique, «quesito», etc.), el gusto por la marimba. b) Reafirmación
étnica indígena/maya basada en reconocimiento de línea de descendencia. Esto
se ilustra con el siguiente testimonio: «En mi caso yo puse “indígena” porque en
cualquier ámbito yo me identifico así porque conozco quiénes fueron mis abuelos,
mis bisabuelos, el idioma que se habla en la comunidad… Ser indígena tiene sus
desventajas por la discriminación… los indígenas somos los de abajo y los otros

 
106 
son los de arriba». c) Afirmación del ser maya como distintivo entre lo indígena.
Esta distinción surge de planteamientos como este, de una joven: «Nosotros
somos mayas porque indígenas es en todo el mundo. Si hablamos de ser mayas
es una cultura diferente. Es identificarnos, conocernos y saber de dónde
venimos». d) ¿Complementariedad de las identidades nacional y étnica? En la
discusión sobre la articulación de la identidad nacional y la étnica surgieron dos
experiencias. La mayoría de jóvenes coincidió en que hay una relación de
complementariedad: «Guatemala es un país integrado por varias culturas,
seguimos siendo guatemaltecos, independientemente de las culturas que
tenemos». Otra, opuesta, es la ilustrada por una joven que dijo que es maya
primero y guatemalteca después. Afirmó que vive como una imposición aquellas
cuestiones que se vinculan con la idea de nación: «[…] lo hacemos porque nos lo
han impuesto y finalmente así es». 59

6.6 OTRAS IDENTIDADES

Otra dimensión importante es la religión, la cual proporciona una visión del mundo
y contribuye a configurar el comportamiento humano. En Guatemala, entre finales
del siglo XIX y principios del XXI, se ha pasado de un sistema de hegemonía de la
Iglesia católica, a una gran oferta proveniente de diversas iglesias, de nuevas
espiritualidades, movimientos y grupos religiosos. Aunado a lo anterior, el lugar de
lo religioso en el mundo actual ha sido modificado en relación con lo que
representaba en décadas pasadas. Hay algunos cambios, por ejemplo, la forma
en que las personas expresan públicamente el fervor religioso, el nivel de las
prácticas, las formas de adscripción, las aperturas a la mezcla de tradiciones.
Estos cambios son más evidentes entre las juventudes. 60

                                                            
59
Reflexiones de hombres y mujeres jóvenes sobre la identidad nacional y la identidad étnica. Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo humano 2011/2012.
Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 57
60
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 58 

 
107 
En relación con las creencias religiosas de la juventud, Encuesta nacional de
juventud (Enju 2011), revela que un 88% de las y los jóvenes profesa una religión,
frente a un 9.5% que no profesa ninguna religión. Casi la mitad está conformada
por católicos (47.9%), un tercio (32.5%) por evangélicos y un 7.5% se define como
cristiano. Entre los indígenas la adscripción religiosa es mayor que entre los
ladinos y es, sobre todo, católica y evangélica. La espiritualidad maya y la garífuna
representan un 0.2%. Los datos evidencian el peso de la religión entre las y los
jóvenes. Desde esta perspectiva, resulta innegable el impacto de la religión en la
construcción de las identidades juveniles, especialmente las de género. 61

La identidad juvenil requiere procesos de sociabilización entre jóvenes. Por eso,


ser joven en edad no es sinónimo de compartir una cultura (subcultura) juvenil.
(Abaunza, H. 2009). Por ejemplo, entre jóvenes universitarios se comparten
estilos de vestir, peinados, actividades (deportivas, recreativas, de consumo
cultural), gustos musicales (géneros, artistas, canciones), autores y temas, afición
por películas y videos, conexión a instrumentos de tecnología de información y
comunicación (TIC) e interés por su actualización constante. 62

En las sociedades capitalistas desarrolladas —particularmente en el ámbito


urbano—, han surgido en el mundo joven diversas formas de asociación que
producen, transitoriamente, identidades muy fuertes, que atraen y rechazan, que
son fuentes de adhesión total y, en algunos casos, de violencia hacia las y los
otros. En las grandes ciudades se han formado tribus urbanas. Si bien el
fenómeno ha sido más visible en los últimos años, sus orígenes remontan a la
década de los sesenta del siglo XX. Comprenden bandas o agrupaciones de
jóvenes que comparten la misma estética y comportamientos. Poseen códigos
comunes, jergas y, especialmente, gustos musicales. Sus actividades generan
fuertes sentimientos de pertenencia, de los que pueden carecer en su entorno
cotidiano. La Enju 2011 consideró a grupos como los hip hoperos, los break

                                                            
61
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 58
62
Ibid., Grupo focal con estudiantes universitarios. p. 58 

 
108 
dancers, los punk, los metaleros y los góticos. Los agrupó en dos categorías (los
dos primeros y los tres restantes) y midió la actitud discriminatoria de jóvenes de
15 a 29 años hacia ellos. Se encontró rechazo hacia la primera categoría con los
siguientes valores: 13.18% de los hombres, 11.65% de las mujeres, 16.29% de
juventud indígena, 10.58% de juventud no indígena. En el caso de la segunda
categoría, los valores respectivos fueron 16.32, 15.81, 19.42 y 14.56%. En total, el
rechazo para la primera categoría de grupos es de 12.3% y, para la segunda, de
16%. 63

6.7 SEXUALIDAD JUVENIL Y SALUD REPRODUCTIVA. INICIO DE LA VIDA SEXUAL

Buena parte de los cambios que ocurren durante la transición de la niñez a la


adolescencia tiene relación con la sexualidad, tanto en sus expresiones biológicas
y fisiológicas, como en la conformación de la identidad y las relaciones sociales
que se construyen alrededor de la experiencia sexual. Estos procesos tienden a
consolidarse en los primeros años de la adultez, cuando el componente
reproductivo cobra un sentido particularmente relevante. El creciente
reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de la población,
particularmente a partir de la Conferencia Internacional sobre la Población y el
Desarrollo (El Cairo, 1994), hizo visibles las dificultades que experimenta la
población adolescente y joven para ejercer y disfrutar su sexualidad, sobre todo en
los países en desarrollo donde, paradójicamente, la sexualidad y la reproducción
tienden a concentrarse en estas etapas de la vida. (Luna, J. R. y Hurtado, M. O.
2009). 64

La primera relación sexual marca un momento importante en la vida de las y los


individuos e inaugura procesos fundamentales en lo afectivo y sexual. Aunque con
algunas variaciones en el tiempo, el inicio de la vida sexual se encuentra
                                                            
63
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 58-59
64
Ibid., p. 63 

 
109 
estrechamente vinculado con el inicio de la vida reproductiva. El arranque
prematuro de la vida sexual, especialmente cuando se encuentra aunado a la falta
de educación integral en sexualidad, desde las escuelas y las familias, puede
tener consecuencias negativas, tales como mayores probabilidades de infecciones
transmitidas sexualmente (ITS), embarazos no deseados, complicaciones
obstétricas y perinatales, deserción escolar, menores posibilidades laborales y
menores ingresos. (MSPAS 2011). 65

Guatemala es un país donde el acceso a información sobre métodos


anticonceptivos ha aumentado entre adolescentes y jóvenes, pero todavía hay
altos riesgos derivados de la falta de uso de dichos métodos con propósitos de
planificación familiar o prevención de ITS. La ruralidad, la pobreza y el nivel
educativo bajo son condiciones que colocan a hombres y mujeres jóvenes en una
mayor vulnerabilidad frente a embarazos no deseados y frente a la adquisición de
ITS y VIH. 66

El país tiene altas tasas de fecundidad adolescente y de mortalidad materna entre


adolescentes y jóvenes. Según la Encuesta nacional de salud materna e infantil
2008-2009 (Ensmi 2008-2009), del total de mujeres entre los 15 y los 19 años, el
28% ya había tenido su primera relación sexual y, de las mujeres entre 20 y 24, el
70.6%. Por su parte, de las y los jóvenes hombres entre 15 y 19 años, el 38.2% ya
ha tenido relaciones sexuales y, de los hombres entre 20 y 24, el porcentaje
asciende a 82.4. De la mano con la primera relación sexual se encuentra el inicio
de la trayectoria reproductiva y de la primera unión o matrimonio. En relación con
la edad de la madre al momento del nacimiento del primer hijo, del total de
mujeres adolescentes entre 15 y 19 años (Ensmi 2008- 2009), el 17% ya tuvo su
primer hijo, mientras que entre las mujeres jóvenes de 20 a 24 años, 6 de cada 10
ya son madres. En el caso de los jóvenes hombres, la paternidad inicia más

                                                            
65
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 64
66
Ibid., p. 64 

 
110 
tardíamente: de los jóvenes entre 15 y 19 años solamente el 4.5% ya tuvo su
primer hijo, mientras que el 35.5% de los jóvenes entre 20 y 24 ya son padres. 67

En los últimos años (2008-2009), para las mujeres de 20 a 49 años la edad


mediana de la primera relación sexual ocurre a los 18 años, mientras que para los
hombres ocurre a los 17 años. Es importante resaltar que la edad mediana de la
primera relación sexual y del nacimiento del primer hijo tiende a ser más baja en
las mujeres de las áreas rurales, las de menor educación y las de los menores
quintiles de ingresos. 68

El estudio Salud de la población joven indígena en América Latina (OPS/Cepal


2011) informa que el inicio de la vida sexual es más temprano entre los pueblos
indígenas, en el marco de los patrones propios de sexualidad y reproducción. En
este contexto, el porcentaje de mujeres indígenas que tuvo su primera relación
sexual antes de cumplir los 15 años es notoriamente superior al de las mujeres no
indígenas. 69

El inicio de la vida sexual y primer embarazo a edad muy temprana está asociado,
entre otras causas, con violaciones sexuales, en muchos casos, dentro de las
mismas familias. De las mujeres de 15 a 49 años, el 7.1% tuvo su primera relación
sexual antes de los 15 años. De las mujeres de este rango etario que sufrieron
sexo forzado, el 23.6% tenía 12 o menos años la primera vez y un 14% ,13 a 14
años. Esto constituye una transgresión a los derechos de niñas y adolescentes. 70
 

6.8 VIVIR CON SEGURIDAD

El derecho a la vida implica también el derecho a la seguridad, entendida como la


protección que toda persona tiene de su vida, su integridad y patrimonio frente a

                                                            
67
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 64
68
Ibid., p. 65
69
Ibid., p. 65
70
Ibid., p. 65 

 
111 
toda clase de riesgo (delito) que pueda afectar en forma súbita y dolorosa su vida
cotidiana. 71 En la vida diaria de todos existe una serie de experiencias de
inseguridad causadas por la múltiple cantidad de relaciones que no son objeto del
control de las personas. Es importante distinguir entre inseguridad objetiva y
subjetiva. La primera es la que se produce como resultado de procesos o
situaciones propias de la vida misma; por ejemplo, los individuos se pueden
enfermar o morir, ser atropellados por un descuido personal o de otros. Pero hay
también una inseguridad subjetiva «[…] que es la estimación que cada quien hace
sobre el grado de riesgo al que se está expuesto», dependiendo del tipo de
sociedad en la que se vive. (PNUD 2009a) El derecho a la seguridad es el
derecho a vivir sin temores como aquellos que se originan en la acción delictiva de
otros. Una persona que es agredida física, verbal, o emocionalmente no cuenta
con las condiciones para ejercer su libertad. El hecho de vivir en tensión
permanente y sin posibilidades de resolver esas tensiones inhibe la capacidad de
reacción y defensa de quienes experimentan esa situación. 72

6.9 JÓVENES VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA

La violencia desde y hacia los jóvenes tiene múltiples formas de expresión, que
incluyen la violencia autoinfligida, la violencia interpersonal y la violencia colectiva.
Tal violencia se nutre de diversas formas de exclusión social y simbólica en la
juventud, como la desigualdad de oportunidades, la falta de acceso al empleo, la
desafiliación institucional, las brechas entre el consumo simbólico y el consumo
material, la segregación territorial, la ausencia de espacios públicos de
participación social y política y el aumento de la informalidad. Las tasas de
mortalidad juvenil por causas violentas constituyen un indicador claro y
comparable entre países. 73

                                                            
71
El derecho a la seguridad está consignado en diversos instrumentos nacionales e internacionales de
derechos humanos, entre ellos la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (y su Protocolo Facultativo) y la Convención sobre los Derechos del Niño.
72
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 75
73
Ibid., p. 75 

 
112 
Los jóvenes son particularmente sujetos y objetos de violencia, víctimas o
victimarios del crimen. Ambas situaciones son el resultado de las condiciones
individuales y sociales que acompañan su edad, es decir su vida y la manera de
relacionarse con los otros, con el mundo en el que se mueven. En Guatemala esto
es particularmente cierto. La mayoría de personas que participan en acciones de
violencia contra jóvenes son personas del mismo grupo de edad que las víctimas.
En el capítulo correspondiente se aborda el fenómeno de las pandillas juveniles,
cuya capacidad de matar ha ido en aumento. La mitad de los homicidios en
Centroamérica afecta a hombres jóvenes entre los 15 y los 29 años de edad. Ello
representa un número de valiosas pérdidas humanas en la fase productiva y
reproductiva. Existen dos factores que determinan la cultura de violencia que se
vive actualmente; el primero son las exclusiones sociales y, el segundo, la
dificultad para alcanzar todos los referentes que forman la identidad personal, la
autoestima. 74

Tanto la probabilidad de delinquir como la de ser víctima de delitos están ahora


asociadas con la edad. Existen diferencias sustanciales en la tasa de homicidios
juveniles en la región en comparación con otros países, pues la probabilidad de
que un joven en América Latina muera como víctima de homicidio es treinta veces
mayor que la de un joven en Europa, y setenta veces superior a la de los jóvenes
de países como Grecia, Hungría, Inglaterra, Austria, Japón o Irlanda. En
Guatemala, la tasa de homicidio de jóvenes de 15 a 24 años, es la cuarta más alta
en un conjunto de 83 países del mundo. 75

Se sabe que los jóvenes de 18 a 24 años representan un tercio de las víctimas de


homicidios y lesiones. Al desagregar los datos por edad se evidencia que los
adultos jóvenes (de 18 a 35 años) son los más vulnerables. Los efectos de esta
situación se observan no solo en los casos de muerte, enfermedad y
discapacidad, sino también en la calidad de vida. La violencia que afecta a los

                                                            
74
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 76
75
Ibid., p. 76 

 
113 
jóvenes incrementa enormemente los costos de los servicios de salud y asistencia
social, reduce la productividad, disminuye el valor de la propiedad, desorganiza
una serie de servicios esenciales y, en general, socava la estructura de la
sociedad. 76

La mayoría de víctimas tiene un rostro masculino. La concentración de homicidios


y lesiones en los grupos masculinos, más que en los femeninos, pese a que el
fenómeno del femicidio va en aumento. Ocho de cada diez personas que sufrieron
algún tipo de lesión eran hombres; nueve de cada diez personas asesinadas
también lo eran. La violencia se desarrolla en diversos espacios: mientras que los
hombres mueren, en su mayoría, en espacios públicos, las víctimas femeninas
son asesinadas en su mayor parte dentro del hogar. 77

El victimario juvenil también habla de otra dimensión de la seguridad: analizar la


edad de las personas detenidas por los delitos de homicidios y lesiones arroja
conclusiones que concuerdan exactamente con las anteriores. Es decir, el rango
de edad de los agresores que posteriormente son detenidos muestra que los
jóvenes entre 18 a 29 años cometieron el 50.34% de los homicidios y el 49.58%
de las lesiones. 78

Sin embargo, el fenómeno de la violencia puede observarse desde la escuela y no


es nada nuevo; golpea muy fuerte a la juventud y es reflejo de la sociedad. Desde
esta perspectiva, la escuela no puede aislarse del clima en el que está envuelto
actualmente un amplio sector de la población, asediado por la desocupación, la
inseguridad, la pobreza y la indigencia, entre otros males que lo convierten en un
fenómeno complejo y de múltiple causalidad. 79

                                                            
76
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 76-77
77
Ibid., p.77
78
Ibid., p.77
79
Ibid., p.77 

 
114 
El reciente estudio sobre «Los intereses de la juventud en Guatemala. Una
aproximación desde las escuelas abiertas» evidencia que la violencia en las
escuelas no solo se da entre pares, sino también siguiendo las jerarquías
establecidas, es decir, de profesores o autoridades hacia las y los alumnos. Dentro
de los principales hechos de violencia se encuentran los robos, las burlas y
descalificaciones entre compañeros, los problemas de disciplina y de violencia
física. Sin embargo, los porcentajes de violencia proveniente de casos de
discriminación, acoso sexual y consumo de alcohol y drogas también son
relevantes y reflejan la gran cantidad de hechos de violencia a los cuales se ven
expuestos las y los jóvenes. 80

La encuesta realizada por el Programa «Escuelas Abiertas» puede dar también


ciertos indicios del fenómeno del bullying o acoso escolar, cada día más visible en
las aulas. Si bien el término anglosajón bullying no tiene una definición exacta en
español, se le ha denominado de diversas formas, siendo actualmente la más
común ‘acoso escolar’. Para la mayoría de autores, el bullying es una cuestión de
poder. Davis y Davis (2008), citan a Ross (1996), quien expresa: «[…] la
intimidación es una forma de interacción social —no necesariamente duradera—
en la que un individuo más dominante (el agresor) exhibe un comportamiento
agresivo que pretende, y de hecho logra, causar angustia en un individuo menos
dominante (la víctima). El comportamiento agresivo puede tomar la forma de un
ataque físico y/o verbal, directo o indirecto. En la agresión pueden participar más
de un agresor y más de una víctima». 81 En la práctica, el hostigamiento, la burla,
la intimidación en el aula, la violencia escolar, la intimidación o maltrato entre
iguales, el maltrato escolar, la agresión entre pares, entre otros, son acciones
específicas del bullying. En Guatemala, este tipo de situaciones es bastante
común, ya que la violencia física entre alumnos y alumnas (39.9%), así como la

                                                            
80
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 77
81
Gobierno de Guatemala, Programa Presidencial «Escuelas Abiertas» y UNFPA (2011). 

 
115 
burla o descalificación entre compañeros y compañeras (48%), resaltan entre los
principales hechos de violencia en las escuelas. 82

Gráfica 1
Hechos de violencia, acoso y discriminación ocurridos en la escuela, en porcentajes (2010) 83

                                                            
82
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 77-78
83
Fuente: «Los intereses de la juventud en Guatemala. Una aproximación desde las escuelas abiertas».
Guatemala, 2011. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de
desarrollo humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 77 

 
116 
6.10 SITUACIONES DE RIESGO

La seguridad ciudadana en la región aborda una serie de desajustes sociales que


de manera más o menos directa inciden sobre los niveles de criminalidad. No son
condiciones necesarias ni suficientes de la criminalidad. Se trata de factores que
aumentan el riesgo o agravan la vulnerabilidad de las sociedades frente al delito.
Estos factores repercuten en la criminalidad mediante la erosión de la solidaridad
social, entendida como el debilitamiento o la pérdida de eficacia de los lazos
sociales como barreras contra la violencia interpersonal o la delincuencia
predatoria. Actúan en forma compleja. Unos contribuyen al aumento de
delincuentes, otros a que el crimen sea más fácil de perpetrar y otros más a que
haya menos rechazo a la violencia y a la apropiación de lo ajeno. Incluyen
urbanización desordenada, familias disfuncionales, desempleo o empleo precario,
pobreza y desigualdad, escasa legitimidad del Estado, ineficiencia de la policía y la
justicia penal, tolerancia de la violencia, entre otros. 84

En Guatemala, las crisis económicas, sociales y políticas que se presentan


recurrentemente degradan el escenario nacional, caracterizado por los efectos de
modelos de desarrollo histórico excluyentes, que han producido zonas de extensa
pobreza e islotes de gran bienestar, donde las desigualdades son más visibles
porque se apoyan en distinciones étnico-culturales. Así, aparece la sociedad
guatemalteca agravada no solo por los factores históricos, sino también por los
efectos de la desagregación del sistema político y las herencias del terrorismo de
Estado, el radical desorden que introdujo el tráfico de drogas ilegales, el crimen y
la inseguridad generalizada. Todo ello ha vuelto impredecible la vida ciudadana. 85

Las conductas antisociales aparecen y se multiplican en medios muy desiguales y


en épocas, sitios o culturas muy violentos, calificados como factores de
pluricausalidad criminógena. Lo son, por ejemplo, ciertos ambientes barriales

                                                            
84
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 172
85
Ibid., p. 173 

 
117 
(exceso de cantinas o venta de drogas), escolares, laborales, carcelarios,
amistades y una extensa cultura que hace el elogio de lo ilegal como la primer
respuesta para obtener dinero fácil. En todo ello, la impunidad resulta ser el marco
ideal para que se desate el uso de la fuerza como un poder ilimitado. 86

Se trata de la sociedad misma que produce elementos criminógenos insertos en


los pliegues de su economía, en el funcionamiento de la política, en la dinámica
cultural. No es la pobreza ni las desigualdades por sí mismas, pero sí cuando ellas
concurren con otros factores. 87

Esta situación de riesgo se constituye como tal cuando hay formas de


hacinamiento familiar graves, desorden habitacional en el seno de un caos
urbanístico que transforma la calle en una anómala continuidad de la casa. La
degradación de la vivienda tiene manifestaciones diversas, la peor de las cuales
es restar espacios a la intimidad personal. Se produce, así, la inadecuada
situación de la vida íntima de parejas adultas conviviendo con niños y
adolescentes. La suma del hacinamiento; la promiscuidad; la falta de servicios
públicos, parques, campos de deporte y espacios de encuentro institucionalizados;
la escasa seguridad pública, la violencia comunitaria y la presencia de grupos que
delinquen genera un entorno social propicio para conductas anómicas. 88

Todo esto define una modalidad en el uso del tiempo del que se dispone, a
contrapelo de muchas necesidades. Por una parte, hay que considerar que en
estos ámbitos comunitarios precarios las y los jóvenes que no tienen trabajo y no
estudian disponen de más tiempo, el cual podría usarse en forma positiva si
existiera la oferta para ello. Sin embargo, la ausencia de infraestructura y servicios
deportivos, recreativos y sano entretenimiento para hacer uso de este tiempo
disponible, acompañado de otros elementos, puede traducirse en la tentación

                                                            
86
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 173
87
Ibid., p. 173
88
Ibid., p. 173 

 
118 
inminente de participar en actividades delictivas. Una agrupación juvenil callejera
puede convertirse en un grupo transgresor. 89

Probablemente las condiciones que más niegan las oportunidades básicas son la
ausencia de la escuela y/o del trabajo: la falta de estas dos alternativas, en la
época de la juventud, puede tener efectos perniciosos en la cohesión e integración
de la persona joven en la sociedad. La ausencia de oportunidades/facilidades para
estudiar o trabajar no necesariamente conduce a la actividad delincuente; hay
criminales que trabajan y delincuentes con estudio. Aquí nos referimos al ocio de
grupo, al tiempo inútil y a los efectos anímicos y sociales que produce la condición
de «disponibilidad» como factor de riesgo. Dicha condición se auto refuerza y, al
reproducirse como «libertad», establece un «estado de disponibilidad» para
ejercitar actividades violentas y delictivas que la conjunción de otros factores
estimulan. Lo peor que puede ocurrir y, de hecho, ha ocurrido, es que grupos
vulnerables de jóvenes en «estado de disponibilidad» son reclutados para la
delincuencia. Esta anómala forma de «matar-el-tiempo» no se debe a excesos en
el tiempo libre, sino a la ausencia de oportunidades para aprovecharlo
positivamente. 90

La escuela integra. Ya de por sí, no estudiar en general, pero sobre todo en este
momento etario, se puede traducir en la experiencia de una ruptura vital, un vacío
o una exclusión que se agravan con la distancia que se va produciendo entre la
demanda juvenil y la oferta estatal. ¿Qué hace el adolescente de 13 años o la
joven de 17 años de edad que no logró continuar los estudios debido a la ausencia
de establecimientos públicos de nivel medio y a la falta de un sistema de
protección social que incluya becas estudiantiles? La crisis en la educación como
servicio público es grave; el sistema educativo, además, está lejos de funcionar
satisfactoriamente como un servicio que incluye y no reproduce desigualdades. Su
efecto crítico es que excluye a las personas sumidas en la pobreza, en una etapa

                                                            
89
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 173
90
Ibid., p.174 

 
119 
en que tampoco se encuentra trabajo y, por otro lado, crece al mismo tiempo el
clima de violencia criminal provocado por la narcoactividad. 91

6.11 ENCUESTA ENTRE JÓVENES ESTUDIANTES DE INSTITUTOS PÚBLICOS

Algunas condiciones de existencia de la juventud, tal como ellas se procesan en la


vida real, se examinan, a continuación, las opiniones, percepciones y actitudes de
un grupo juvenil representativo de un sector social intermedio. Son 350
estudiantes de 12 a 18 años, de los que 283 están entre los 14 y los 16 años; de
ambos sexos, de los que un 56% está conformado por mujeres y, del total, el
77.7% es mestizo (ladino) y el 6.6% se auto identificó como maya. Son
estudiantes de primero a tercer año del ciclo básico del nivel medio de doce
institutos públicos ubicados en ocho zonas de la ciudad de Guatemala. Lo limitado
de la muestra no debilita el conocimiento que de los riesgos y oportunidades
tienen las y los jóvenes en la actualidad. 92

Parte de la existencia social (familia, amistad, vecindad, contar con pareja, uso del
tiempo libre) de estos jóvenes estudiantes transcurre en el interior de ese clima de
riesgo contagioso que ya existe en la sociedad. Los datos de la encuesta ilustran
de forma elocuente la vida, opiniones, esperanzas y miedos de este pequeño
segmento juvenil. Es probable que los entretelones de la vida de otros jóvenes
sean parecidos a los que aparecen a continuación. 93

La primera pregunta es básica; las respuestas señalan que el 68% dijo vivir con
ambos padres y el 25% solo con la madre. Interrogados acerca de la actitud con la
que enfrentan la vida, el 81% respondió que lo hace con una actitud positiva y un
12% señaló que es indiferente. ¿Y sus esperanzas en cuanto al futuro? Dos
terceras partes (70.3%) respondieron con optimismo; pero un 17.7% lo hizo con
miedo, frustración o incertidumbre. En relación con el sentido de la pregunta
                                                            
91
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 175
92
Ibid., p.183
93
Ibid., p.183 

 
120 
anterior, se interrogó sobre qué les gustaría estar haciendo dentro de cinco años:
uno de cada cinco opta por el estudio (21.4%) y la mayoría (60%) por estar
trabajando y estudiando, lo que revela la importancia que se otorga al estudio,
pero sobre todo a las oportunidades de empleo a una edad temprana. 94

En relación con el tema de su identidad juvenil, sobre cómo creen las y los jóvenes
que los adultos los describen, las respuestas indican que los adultos los ven como
inmaduros en un 56.3%; en una mirada más optimista, creen que tienen futuro
(26.6%); y casi un 10% indicó que los ven como violentos. 95

En lo relativo a la violencia intrafamiliar, por cierto no definida de manera


operacional en la encuesta, casi el total de la muestra, unos 326 jóvenes (93.1%)
contestaron que no la sufren; y los pocos que lo reconocieron fueron más mujeres
(un 7.4%) que hombres (4.8%). ¿Y la violencia en la escuela? Igualmente, un
importante 93% respondió que no la experimenta, aunque ligeramente más los
hombres que las mujeres. Luego una pregunta con un sentido indirecto de
violencia sicosocial: ¿te han ofrecido dinero alguna vez por hacer algo incorrecto?
Solo un porcentaje menor, 17.4%, dijo que sí. Lo interesante es la variedad de
exigencias planteadas: para el 6.3% el acto incorrecto sería agredir a otro, o robar
(2.3%), tener relaciones sexuales (3.4%) y vender drogas o extorsionar a alguien
(2.6%). 96

El tema de vender drogas está necesariamente vinculado con el del consumo. La


primera cuestión fue saber si «¿te han ofrecido drogas alguna vez?». Un 25% del
total ha sido ofertado; uno de cada tres hombres y una de cada cinco mujeres. A
unos desde la calle o en la escuela por parte de amigos y desconocidos. La
segunda pregunta deriva de la anterior y va directo al tema: «¿has probado alguna
droga, alcohol, tabaco?». Esta pregunta tiene una formulación que podría ser
equívoca. No forma parte de la cultura popular incluir al alcohol y al tabaco como
                                                            
94
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 183-184
95
Ibid., p.184
96
Ibid., p.184 

 
121 
drogas; casi siempre ellas están referidas a las ilegales como la marihuana o la
cocaína. El 13.7% confiesa haber ingerido licor y el 8% fumado un cigarro y un
14% ambos. El 57% confesó que ninguna de ellas: 59.1% de las mujeres y 53.8%
de los hombres. Hay que tener presente que el consumo de licor, como lo prueban
diversas investigaciones realizadas, constituye un vicio mayúsculo en
97
Guatemala.

A continuación es congruente saber «¿qué persona cercana a ti consume alcohol


o drogas?». La proximidad personal y social en el uso de la droga es importante,
ya que en esta dimensión aparece la influencia de pares o mayores hacia este tipo
de comportamiento. Los más próximos constituyen un factor de riesgo por
emulación. En este sentido, la relevancia del círculo de amistades y compañeros,
así como algunas diferencias reportadas entre hombres y mujeres. Por otra parte,
aproximadamente la tercera parte de la muestra indicó que ninguna persona
cercana consume drogas o alcohol. 98

Hay un conjunto de preguntas que se hacen en torno a las pandillas o maras. Se


pregunta, primero, «¿a partir de una lista de personas próximas a ti, quiénes
pertenecen a una mara?». Esta es una respuesta difícil que requiere un juicio
razonado, un conocimiento valorativo que puede o no expresarse públicamente
por el temor a que la información se utilice con finalidades acusatorias. Por ello, no
es casual que a la pregunta no respondiera el 39.4% de la muestra; tal vez porque
siendo cierto no lo quieren decir, o porque produce temor el reconocerlo. No
obstante, hay cuatro categorías de personas próximas a las y los jóvenes que
fueron reportadas como integrantes de pandillas: vecinos (15.1%), amistades
(10.5%), alumnos/ as (10%) y familiares (5.1%) ; vale decir, un 40%, cifra
relativamente alta dado que se trata de personas con las cuales existe algún trato
personal directo, frecuente. 99

                                                            
97
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 184
98
Ibid., p.184
99
Ibid., p.184-185 

 
122 
Las opiniones de estos jóvenes sobre las maras reflejan diferentes actitudes. A la
pregunta sobre la opinión acerca de las maras, un 36% afirma que las pandillas
son delincuentes, pero más tolerante es la mayoría (54.3%) que dice que se trata
de jóvenes que no tienen o tuvieron la orientación adecuada. Entre las mujeres
esta actitud es mayor (61.4%) que entre los hombres (45.8%). La pregunta de si
alguna vez se han sentido atraídos para pertenecer a estas organizaciones es
difícil de responder; corresponde a un acto de intimidad que explica por qué una
importante mayoría asegura que no (92%), pero hay 26 jóvenes que dijeron sí, de
los cuales 9 son mujeres. La siguiente cuestión solicita una opinión general
relativa a «¿cuál es la razón principal por la que otros jóvenes ingresan a las
maras?». El 25.2% piensa que los que se involucran es porque les gusta la
violencia o porque son obligados a hacerlo (23.9%), o bien, que lo hacen por
miedo (14%). Nótese que se trata de un 63% (66.7% de los hombres y 60% de las
mujeres) que opina dando razones propias de la cultura del crimen: la atracción o
el miedo. Esta cifra es relativamente alta. El 13.7% juzga que el reclutamiento se
debe a que no pudieron seguir estudiando y un 11.7% indica que se da por
influencia de amigos. 100

No obstante, pareciera más cercano a la verdad íntima, al fuero personal, cuando


las y los estudiantes encuestados responden sobre los factores que motivan a las
personas jóvenes a ingresar en una pandilla. ¿Reconocen algunas ventajas de
orden personal para estar en una mara? Los reconocimientos son importantes,
pues el 67% (61% de los hombres y 71% de las mujeres) cree que es la manera
de tener dinero, un 12% indica que así obtienen respeto de la sociedad, un 9.7%
refiere que de esa manera gana alguna identidad y un 6% se inclina por todas las
variables anteriores. Reiteradamente se ha dicho que la atracción por el dinero no
es la única motivación, pero es sin duda la más importante en la percepción de la
muestra. A la pregunta de si la mara es una opción, un 24% responde que sí. Del
total, un 69% afirma que no es posible salirse de la organización y quienes más
pueden ayudar a hacerlo son los padres (50%) o las iglesias (30%). Y finalmente,
                                                            
100
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 185

 
123 
la pregunta de «¿a quiénes afecta más la violencia pandillera?», el 30.3%
considera que son las mujeres las más lastimadas, el 21% señala a la comunidad,
el 16% responde que afecta a todos y el 12.3%, a los negocios en general. Entre
las estudiantes la percepción sobre la violencia dirigida a mujeres es más alta que
entre los hombres estudiantes. 101
 

6.12 SUEÑOS, URGENCIAS Y RIESGOS

Por sus esperanzas, sus urgencias y los factores de riesgo que enfrentan, las y los
jóvenes de Guatemala se parecen y, a la vez, se diferencian mucho con los del
resto del mundo: se mueven contradictoria y pendularmente entre el sueño y el
despertar, la adolescencia y la adultez, la difícil incorporación a la sociedad y las
fuerzas que tienden a excluirlos. Las perspectivas para conocer el mundo en que
se desenvuelven las juventudes guatemaltecas en este nuevo siglo presentan una
situación plural, pues son varios los escenarios y diversas las juventudes que los
habitan. Dichas juventudes se configuran desde lugares opuestos de una
estructura social muy desigual, experimentando difíciles oportunidades para
integrarse al trabajo formal o a la educación completa, viviendo en condiciones
cualitativamente desiguales e inseguras, insalubres, lejanas de los centros
urbanos y aprovechando contradictoriamente la oferta cultural de una sociedad
multiétnica y multilingüe. 102

En suma, esforzándose por constituirse como ciudadanos con claras identidades


en un escenario estrecho y competitivo donde no toda inclusión es útil o fácil,
sobre todo aquellas formas de integración que constituyen, de hecho, formas de
resignación domesticada. La mayor advertencia en sociedades que padecen
estancamientos en su batalla por la modernidad es recordar que hay integraciones

                                                            
101
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 185-186
102
Ibid., p.203 

 
124 
que esclavizan, que no se producen en el espacio de la libertad sino en el de la
necesidad. 103

En efecto, son varios los universos sociales donde las y los jóvenes tienen que
moverse porque esos espacios surgen animados por, o son el resultado de las
implacables distancias sociales que persisten en esta sociedad. Una derivación
obligada de las desigualdades es que no existe una juventud como tal, una sola,
sino categorías variadas y contradictorias cuya integración puede ser liberadora o
marginalizante. No puede repetirse vanamente la retórica de que ellos, hombres y
mujeres jóvenes, todos y todas, constituyen el presente y, a la vez, la promesa del
futuro. Las juventudes son la fuerza social del recambio que se espera, las y los
dirigentes de un mañana mejor. Las dialécticas del desarrollo desigual
seleccionan, excluyen, premian diferencialmente a las juventudes y, tal vez como
lo recuerda un pensamiento religioso, habría que señalar que muchos son los
convocados, pero pocos serán los elegidos. 104

Sin duda la sociedad guatemalteca se ha venido desarrollando en este último


cuarto de siglo en el sistema político que tiene como norte la democracia y en la
estructura económica que se guía por las leyes del mercado. En su interior los
jóvenes, hombres y mujeres, experimentan etapas temporales de vida que se
acortan o se amplían según la dinámica de los cambios en la sociedad. Sigue
siendo cierto que las personas jóvenes son el eslabón débil de la sociedad,
aspiran a la existencia plena, pero aún no están integradas en el mundo adulto;
fermentan aspiraciones, revueltas, angustias. Su etapa juvenil, corta o larga, está
condicionada por cambios o retrasos que conforman el medio social donde viven.
Tal etapa se vuelve breve allí donde la pobreza no da tregua y el trabajo infantil o
adolescente es necesario para la sobrevivencia familiar; se prolonga en los

                                                            
103
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 203
104
Ibid., p. 203-204 

 
125 
hogares con recursos materiales, donde existe la posibilidad de destinar tiempo y
recursos suficientes para estudiar más y prepararse mejor. 105

En general, en la vida actual ocurre que los mecanismos del tránsito etario no
coinciden con los de la integración social; las capacidades de las y los jóvenes no
se completan y las oportunidades se reparten desigualmente. La dialéctica de las
inclusiones y exclusiones sociales produce respuestas, percepciones y
disposiciones que condicionan la manera como las personas jóvenes van a
moverse en la sociedad. Una consecuencia decisiva de las respuestas apunta a
los comportamientos en ámbitos tan diversos como la confianza en las
instituciones, la aceptación de normas de solidaridad, la disposición a participar en
acciones colectivas y, sobre todo, el sentido de pertenencia. La visión del mundo
donde les tocará vivir que van consolidando jóvenes rurales que no estudian y
trabajan por necesidad es distinta a la de jóvenes urbanos universitarios que no
tienen tales apremios. Es este el nivel de las subjetividades variadas que se
genera como resultado de las reacciones que provocan las inclusiones o los
rechazos. 106

¿Qué es ser joven en Guatemala? No solo es un asunto de la edad biológica,


aunque ella sea importante; tampoco lo es si la respuesta se agota señalándola
como la etapa prevista para la formación y la preparación para la vida; o porque
sea el tiempo en que se elabora la autonomía personal y la identidad. Ser joven es
todo lo anterior, pero calificado por el tránsito, el paso, lo fluido más o menos
fugaz, como la característica vital y social de la juventud, y que tal como se
sugiere líneas arriba, puede ser más o menos prolongado, produciendo o no
comportamientos disruptivos esperados, como el que se da en el caso de una
joven de 16 años que no tiene acceso a los estudios del ciclo diversificado, o el de
un joven que llega a la mayoría de edad y no consigue trabajo. 107

                                                            
105
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 204
106
Ibid., p.204
107
Ibid., p.204 

 
126 
¿Qué es ser joven hoy día en este país? La pregunta no conduce a una respuesta
unívoca; la relación dialéctica entre los mecanismos existentes de inclusión y
exclusión producen mil respuestas en el mundo de lo íntimo, justamente allí donde
la o el joven elabora sus referentes frente a la sociedad. La «cámara oscura» de la
subjetividad puede producir resentimientos, orgullos, vergüenzas, odios y
agradecimientos. La sociedad centrípeta produce sentidos de pertenencia
diversos. Lo importante es la posibilidad de analizar la contradicción entre
inclusiones y exclusiones, así como los efectos subjetivos que ellas producen. Uno
de esos efectos, por ejemplo, se observa en la elaboración del sentido de
pertenencia que se le da a la vida, incluyendo una forma cierta de identidad; otro
puede ser la sensación de rechazo o vergüenza, con identidades particulares que
otros experimentan. 108

La definición de ser joven se completa con la identificación de los mundos en


donde transcurre el recorrido vital. Tal como lo han propuesto numerosos
analistas, ese transcurrir de la niñez a la adultez tiene ritmos distintos. Lo deseable
en la sociedad moderna es que el acceso al mundo adulto se demore lo necesario
para que las y los jóvenes puedan formarse bien, disfrutar de las alegrías de la
edad, alcanzar la madurez de la ciudadanía y emplearla en provecho personal y
de la comunidad. En suma, desarrollar una personalidad que les permita moverse
creativamente en el mundo adulto. 109

La demora en ser joven es una moratoria social como un privilegio de la edad cuya
elasticidad tiene efectos opuestos. Adoptar compromisos tempranamente —tal
como ocurre en el mundo de la pobreza, más en la rural que la urbana— es negar
las oportunidades propias de la juventud. Alterar la moratoria por incursionar en
los espacios del vicio, el crimen y la violencia es desperdiciar energías sociales. Y
eso es lo que lamentablemente sucede a muchos en esta sociedad. 110

                                                            
108
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 204
109
Ibid., p.204-205
110
Ibid., p.205 

 
127 
6.13 LAS INCLUSIONES EN UNA SOCIEDAD CENTRÍFUGA

La energía centrífuga del desarrollo desordenado expulsa gente hacia la periferia


que es, por excelencia, el lugar de las exclusiones, a menos que una fuerza
centrípeta la paralice. Obviamente lo anterior parece un retruécano literario, pero
no lo es: la dinámica social es fundamentalmente una tensión de fuerzas sociales
de origen estructural. Actualmente se cuenta con posibilidades fáciles o muy
difíciles para lograr la inclusión/exclusión social. Las que se producen con ocasión
de la educación o la salud son relativamente más factibles de alcanzar porque la
demanda por tales bienes públicos corresponde a políticas sociales primarias del
Estado, de instituciones que se establecen obligatoriamente. Así debe
considerarse la oferta de la educación pública y gratuita hasta el ciclo básico del
nivel medio, todavía insuficiente; o la existencia de programas, centros de salud y
hospitales para atender las necesidades de atención de la salud y promover
prácticas y estilos de vida saludables. Lo mismo sucede con el derecho a vivir sin
temor de agresiones contra la persona o sus bienes (y todo lo que vuelve insegura
la cotidianidad). 111

Hay otras formas de integración —un nivel superior de juego de las fuerzas
centrífugas— tales como las posibilidades de acceder a un empleo digno, oferta
que ya no solo requiere decisiones públicas en el sentido de impulsar el desarrollo,
sino también de políticas del sector privado en el sentido de aumentar las
inversiones productivas, es decir, donde no solo el Estado sino el mercado es
importante. Y hay políticas sociales de integración de mayor nivel, más difíciles de
satisfacer como lo es el derecho al techo, las políticas de vivienda permanente
para garantizar espacios mínimos dignos, vivir sin hacinamiento y con servicios y
condiciones razonables de salubridad. Cuando se tienen todas estas condiciones
mínimas de vida, se tiene una mayor dignidad en la vida. O dicho de otra manera:
cuando se cuenta con el conjunto de oportunidades básicas, relativas a los

                                                            
111
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 206

 
128 
derechos a la identidad, la salud, la seguridad, la educación, el trabajo, la
participación y el tiempo libre, hay más desarrollo humano. 112

Las políticas sostenidas de educación, salud, empleo y seguridad son las


dimensiones fundamentales mínimas que integran a la persona; son los niveles
primarios que aseguran el desarrollo humano básico. Esas dimensiones dependen
de los alcances del desarrollo económico y de la naturaleza democrática del
Estado; de su capacidad y voluntad por implantar políticas sociales, pero también
de la capacidad de agencia de las y los jóvenes, de su decisión de organizarse y
exigir. Si no existen tales facilidades creadas por el Estado, o las agencias son
débiles, la sociedad «expulsa», margina a su población (la dinámica prevaleciente
está condicionada por fuerzas «centrífugas»). A continuación se hace referencia
a las dimensiones mencionadas. 113

Primero: la educación es un bien público al que debiera accederse como derecho


primario, como una oferta obligatoria. Más de 800,000 jóvenes de 13 a 18 años
están fuera del sistema educativo. La tasa de analfabetismo juvenil (personas de
15 a 24 años) asciende a 8.9%. Se tiene como una meta de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) la universalización de la educación primaria; en 2009
solo el 77.6% del alumnado finalizó la primaria, evidenciándose brechas de etnia y
género. La proporción restante se traduce en niñez que llega a la adolescencia
con baja escolaridad. Más de 4 de cada 10 adolescentes de 13 a 15 años están en
la primaria. La tasa neta de escolaridad en secundaria para 2010 fue de 42.9% en
el ciclo básico; y de 22.3% para el diversificado, lo que revela la magnitud del
retraso nacional, sobre todo si se agrega que solamente 8 de cada 100 jóvenes de
18 a 30 años (tasa neta) accede a la universidad. 114

El dilema vital es grave: ¿qué hace el o la joven de 15 o 16 años que quiere


completar la educación secundaria si el sistema educativo estatal no tiene
                                                            
112
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 206
113
Ibid., p.206
114
Ibid., p.206-207 

 
129 
suficientes institutos que incluyan el ciclo diversificado? Que la educación sea
privada solo encarece los estudios y no resuelve el tema de la calidad, como lo
prueban las evaluaciones nacionales de logro en matemáticas y lectura realizadas
ya durante varios años. De 100 estudiantes graduandos de la secundaria, 92
estudiaban en el área urbana, 74 en escuelas privadas, solo 22 aprobaron la
prueba de lectura y 5 la de matemáticas (2010). Toda esta información evidencia
con creces la naturaleza de las inequidades silenciosas. A partir del
reconocimiento de este franco desbalance estructural, es necesario insistir que en
la sociedad guatemalteca el mayor desafío no es la extensión de la educación,
sino su profundidad. 115

La cobertura y la calidad deberían ser inseparables; sin embargo, la primera es un


tema aún irresuelto y la segunda constituye un reto mayor. Así, en las últimas
décadas se han hecho esfuerzos por ampliar la cantidad de estudiantes en la
educación primaria. La falacia del «número» ha servido para revelar la baja
calidad de la educación y, con ello, la longitud del problema: docentes con
formación insuficiente, inadecuada infraestructura básica, poca capacidad de
renovación y monitoreo de la calidad de la educación por parte del Ministerio de
Educación (Mineduc), recursos insuficientes. Y también limitada participación de la
familia y la comunidad en el proceso educativo. A esta situación deficitaria en la
primaria se agrega la del nivel medio, histórica y comparativamente rezagada en el
ámbito regional. Y, más allá, en el nivel universitario, la cobertura más baja de
todo el sistema y la mayor concentración geográfica del servicio. 116

Con estos escenarios adversos, los resultados de la educación como vehículo de


integración social no pueden ser más débiles. Debe concluirse, entonces, que en
estas condiciones la educación sigue reproduciendo desigualdades por condición
de género, etnicidad, área de residencia y estrato socioeconómico. Por ello, la

                                                            
115
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 207
116
Ibid., p.207 

 
130 
situación actual de la educación debe transformarse para que pueda promover
movilidad social. 117

Segundo: el siguiente vehículo de inclusión social que debe atenderse es la


salud; en el caso de jóvenes, esta alude a la posibilidad certera de contar con
educación para la salud, practicar el cuidado preventivo y ser atendido y curado
oportuna y gratuitamente en cualquier lugar del país. La salud es un requisito para
que las y los jóvenes puedan estudiar, trabajar, participar. Si se habla de
juventudes, para tener una idea del estado de la salud en Guatemala cabe
mencionar algunas situaciones ilustrativas. Tal es el grave caso que de cada mil
hijos o hijas de madre adolescente (15 a 19 años) 40 morirán antes de cumplir el
año; el mayor riesgo de muerte en la niñez (1-4 años) corresponde a hijos e hijas
de madres adolescentes, en el medio rural y sin educación. La mortalidad materna
es el dato más revelador acerca de las condiciones de inequidad que existen en el
país y la más apremiante de las desigualdades en el acceso a los servicios
públicos. La razón de mortalidad materna por 100,000 nacidos vivos es de 139.7
para el promedio nacional, 77.9 en adolescentes de 15 a 19 años y de 219.1 en
niñas y adolescentes de 10 a 14 años. 118

El virus de inmunodeficiencia humana tiene una tasa de prevalencia del 0.79%,


dato que indica que la epidemia continúa concentrada en las poblaciones en más
alto riesgo. La epidemia afecta especialmente a la población joven. Las y los
jóvenes de 15 a 24 años de edad representan el 20% de los casos y, en forma
conjunta, entre las edades de 15 a 29 años se encuentra el 40.2% del total de
casos. La cobertura de tratamiento en menores de 15 años (44%) es más baja que
en adultos (73%). Ocho de cada 10 mujeres de 15 a 24 años conocen el VIH, pero
más de 6 de cada 10 desconocen otras enfermedades de transmisión sexual —
como la sífilis, por ejemplo. 119

                                                            
117
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 207
118
Ibid., p.207
119
Ibid., p.207-208 

 
131 
Otras afecciones que alteran la salud de las personas jóvenes se presentan cada
vez con mayor frecuencia, pese a que las cifras no permiten un análisis más
amplio: los trastornos de la conducta alimentaria y la salud mental. Algunos
estudios revelan que la prevalencia de anorexia nerviosa (AN) ha aumentado,
sobre todo en mujeres de 15 a 25 años; entre 5 y 15% de la AN y entre 10 a 15%
de la bulimia ocurren entre los hombres. Además, para 2008, el MSPAS informó
que el grupo etario de 12 a 18 años enfrenta un serio problema con el abuso y
consumo de drogas, entre las que se destaca el consumo del alcohol (71.5%),
tabaco (32.3%), estimulantes (17.8%) y tranquilizantes (63.5%). 120

Tercero: el trabajo constituye la herramienta de mayor eficacia para el logro de la


integración juvenil al mundo adulto. Esa valoración se apoya en que es con
ocasión del trabajo (físico e intelectual) que las y los jóvenes desarrollan sus
capacidades adquiridas, definen mejor su identidad en la sociedad mayor,
obtienen los ingresos necesarios para vivir de forma razonable y digna y alcanzan
su independencia. El salario es, entonces, el símbolo de la autonomía juvenil y de
su inserción en la vida económica del país. Se califica como trabajo digno el que
es bien remunerado, tiene seguro social, es productivo y permanente. Solo si se
cuenta con un empleo así se inicia el proceso de integración positiva a la vida
adulta. De no ser de esta manera el trabajo degrada; atrapa pero no integra; no
libera, sino excluye. Desafortunadamente muchas veces las y los jóvenes no
tienen opciones de una inserción laboral decente. 121

Según datos de 2011, del grupo de jóvenes de 15 a 24 años en edad de trabajar,


el 53% está ocupado y, de este total, solo el 14% tiene empleo formal; es decir, la
mayoría no tiene contrato ni derechos laborales. De ese grupo (15 a 24 años), el
11.8% estudia y trabaja; los que solo estudian son el 23.0% y los que solo trabajan
son el 40.7%. Sin embargo, en la actualidad el trabajo está mal remunerado, no
está protegido por el seguro social, es de baja productividad y, sobre todo, es

                                                            
120
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 208
121
Ibid., p.208 

 
132 
profundamente inestable. Este trabajo no integra al joven, hombre o mujer; actúa
como un distractor, un elemento sucedáneo a la inclusión definitiva porque se
mueve en el mundo encubierto de la informalidad. Y la informalidad en el trabajo
reproduce la pobreza y la desigualdad, sin que hoy día las y los jóvenes puedan
reaccionar en la defensa de sus derechos laborales. 122

Recordemos que el ingreso es la variable más influyente en la movilidad social


ascendente; también explica el estancamiento social que, en sociedades en
desarrollo, constituye un grave síntoma de atraso. De forma indirecta pero
relacionada con lo anterior aparecen las migraciones, en ocasiones calificadas
como «la fuga de la juventud» porque son las personas jóvenes quienes
mayormente se van en busca de mejores oportunidades. La migración es un
fenómeno social relevante si se recuerda que cerca del 11% de la población
nacional vive en el exterior. De los 1.4 millones de migrantes guatemaltecos que
envían remesas, el 46.8% está formado por personas jóvenes de veinte a
veintinueve años. El 92% de los hombres y el 84% de las mujeres se fueron
buscando trabajo, «ganar más dinero», o mejorar sus condiciones económicas. En
2001 las remesas familiares representaban el 3.5% del PIB y en 2011 ascendieron
a 9.4%. Este incremento sustancial ha paliado las necesidades de los hogares
receptores de dichos flujos. Quienes emigran con mayor nivel de educación tienen
mejores oportunidades laborales. Por otro lado, ya se volvió una práctica perversa
la política migratoria estadounidense de deportación masiva; su número va en
aumento y con ello el porcentaje de jóvenes frustrados, que vuelven sin dinero y
sin horizontes al punto de partida del cual huyeron. 123

Cuarto: en este mosaico de voluntades, trabajos y dilemas, hay un número


estimado de 8,000 a 10,000 adolescentes y jóvenes, más hombres que mujeres
que, como consecuencia de las diversas situaciones de riesgo que experimentan y
las carencias de factores de protección, han pasado a tener una existencia

                                                            
122
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 208
123
Ibid., p.208 

 
133 
marginal, involucrándose en pandillas o grupos que existen en el mundo de las
drogas, el crimen y la violencia. Viven en condiciones de ilegalidad, cometiendo
extorsiones, robos, asaltos, secuestros, actos de sicariato y otros. Su existencia
revela que los mecanismos de integración y protección familiar, laboral y
educacional están colapsando en el país. Todo ello contribuye a la generación de
un escenario de crisis, sobre todo porque debido al auge de la narcoactividad las
pandillas juveniles han exacerbado sus rasgos violentos. Los flagelos del crimen
organizado han incidido en que en la actualidad algunas pandillas cuenten con
mejor y más sofisticado armamento, drogas y otros recursos. 124

En 2011, el 11% de las detenciones por homicidio correspondió a jóvenes


menores de 18 años y el 16.8% al grupo etario de 18 a 21 años. A su vez, el grupo
más golpeado por la violencia es el comprendido entre los 18 y los 25 años, con
un 31.8% de personas asesinadas. La prensa informa que hay 580 menores de
edad procesados por delitos como asesinato, homicidio, plagio y violación. Todos
estos datos evidencian el doble rostro de un ciclo de violencia estructural que
permite la emergencia continua y sistemática de diversos factores de riesgo que
colocan a las y los jóvenes no solo como víctimas de la violencia, sino también
como perpetradores de la misma. Frente a todo este ciclo perverso, las respuestas
del Estado aún no privilegian las acciones de prevención social de la violencia que
permitan romper el círculo de atracción hacia y desde la violencia. Las escasas
acciones de prevención carecen de articulación y aún son acciones tímidas que
merecen más generalización y análisis. 125

Por otro lado, conviene destacar que las formas de participación política se han
modificado sustancialmente en los últimos veinticinco años. Un resumen de esos
cambios aparece en las transformaciones de los escenarios políticos y se refiere a
las oportunidades del ejercicio democrático, a las distintas formas de organización
y ejercicio de la ciudadanía, así como a los esfuerzos por crear una sociedad más

                                                            
124
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 208-209
125
Ibid., p.209 

 
134 
justa y abierta. También en este terreno se camina con ciertas dificultades. Ha
aumentado el número de hombres y mujeres jóvenes inscritos en el padrón
electoral, así como la cantidad de quienes votan. No obstante, aún no se logra una
participación más orgánica desde los partidos políticos. Asimismo, en cuanto a
aspectos de participación destaca que, debido a las exclusiones múltiples en que
viven, muchos jóvenes no alcanzan una ciudadanía plena. Ello mina sus
potencialidades para convertirse en plenos protagonistas del desarrollo, del
cambio que ellos y ellas quieren ver en la sociedad a la cual pertenecen y de la
cual esperan oportunidades, acceso a una vida digna de ser vivida. 126

En relación con la visión acerca del futuro, casi todas las encuestas aplicadas en
esta década muestran una juventud que responde según las limitaciones
materiales que experimenta, o expresa sus esperanzas matizadas por las
dificultades que la agobian. La primera encuesta sobre juventud realizada en el
ámbito nacional fue la Encuesta nacional de juventud 2011 (Enju 2011), la cual
revela un mundo de sueños recortados, más en términos societales que
personales. En efecto, a la pregunta «¿Cómo cree que estará Guatemala en 5
años más?» 31 de cada 100 jóvenes dicen que mejor que ahora, pero 56 creen
que seguirá igual o estará peor. Y a la pregunta sobre su futuro personal en
relación con la vida de sus padres, el número de optimistas aumenta y 74 juzgan
que vivirán mejor que sus «viejos». Esta respuesta ya expresa el optimismo que
la juventud suele tener. 127

6.14 PREVENIR LA VIOLENCIA RELACIONADA CON LA JUVENTUD POR MEDIO


DE POLÍTICAS INTEGRALES

La violencia afecta doblemente a las personas jóvenes. Por un lado, son víctimas
de violencia en los ámbitos en que deberían gozar de mayor seguridad: el hogar,
la escuela y la comunidad. Sufren desde violencia intrafamiliar, pasando por
acoso escolar y discriminación de distintos tipos —por condición étnica, de género
                                                            
126
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 209
127
Ibid., p.209 

 
135 
u orientación sexual, entre otros—, hasta lesiones, homicidio y femicidio. Por otro
lado, la delincuencia juvenil y las actividades delictivas cometidas por pandillas y
maras tienen como protagonistas a adolescentes y jóvenes, más hombres que
mujeres, que buscan en estas agrupaciones desde identidad, respeto y afecto
hasta ingresos y vinculación con el crimen. La prevención de la violencia busca
reducir las posibilidades de que una persona o grupo sea víctima de violencia o se
involucre en hechos criminales. Para ello, se requieren medidas integrales de
prevención primaria, secundaria y terciaria. 128

El consenso multisectorial en materia de prevención de la violencia relacionada


con la adolescencia y la juventud alcanzado en 2011 por 131 entidades constituye
una base para el diseño de políticas públicas de prevención. Esta propuesta
contiene doce estrategias con sus respectivas acciones. En la dimensión primaria
contempla: prevenir la violencia en el hogar, la escuela y la comunidad; prevenir el
abandono escolar y promover la incorporación al sistema educativo de las
personas jóvenes que están fuera mediante educación extra escolar o alterna;
promover el arte, la cultura, el deporte y la recreación como instrumentos de
prevención de violencia; generar oportunidades de formación para el trabajo y la
inserción laboral formal; impulsar campañas de salud; promover la participación
juvenil en espacios de organización comunitaria, municipal y nacional. Todas estas
estrategias están relacionadas con las oportunidades básicas. 129

En la dimensión secundaria, las estrategias incluyen: promover programas de re-


inserción social para integrantes o ex integrantes de pandillas; incrementar y
mejorar los servicios de atención integral para víctimas de violencia y promover la
aplicación de mecanismos de gestión y transformación de conflictos; promover un
enfoque integral de prevención para mejorar la seguridad ciudadana. Por último, la
dimensión terciaria comprende agilizar la tramitación de procesos penales;
promover programas de atención integral y socialización para adolescentes en

                                                            
128
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 215
129
Ibid., p.215 

 
136 
privación de libertad; ampliar y mejorar los programas de reinserción social a
cargo del sistema penitenciario.35 Todas estas medidas han sido técnicamente
validadas tanto en el país como en otras latitudes; han probado su eficacia en el
tratamiento constructivo y transformador del fenómeno. Sin embargo, se requiere
que su implementación se propicie mediante políticas públicas integrales,
sostenidas y de largo plazo, con mecanismos claros de seguimiento y evaluación.
De otra manera no se podrá generar condiciones para cambiar el rumbo de miles
de jóvenes que, con acceso a oportunidades básicas tendrían frente a sí la
posibilidad de llevar una vida edificante y con capacidad de aportar al desarrollo
humano. 130

En el enfoque de estas doce estrategias, las dimensiones primaria, secundaria y


terciaria son integrales. Es decir, no pueden desligarse de un sentido progresivo y
abarcador en el que resulta imperativo que en las estrategias terciarias, por
ejemplo, se dé cabida a todas aquellas acciones del nivel primario que,
fundamentalmente, implican la garantía de derechos para las y los jóvenes que se
encuentran en mayor riesgo social. 131

                                                            
130
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- (2012) Informe nacional de desarrollo
humano 2011/2012. Guatemala: ¿un país de oportunidades para la juventud?. Guatemala. p. 215-216
131
Ibid., p.216 

 
137 
CONCLUSIONES

El estudio de los orígenes de la violencia infantil y juvenil es extenso, complicado y


multifactorial. Sin embargo, se puede comprender y potencialmente, prevenir a
través de conceptos y principios teóricos.

La presente investigación demuestra que se pueden hacer contribuciones para la


prevención de la violencia juvenil y el comportamiento antisocial a través de
distintos enfoques. Los cambios del entorno y la violencia que afecta a niños y a
jóvenes también se puede prevenir con esfuerzos para mejorar la calidad de vida,
las oportunidades escolares y de empleo, y, también, mejorando las relaciones
existentes entre clases sociales.

La violencia juvenil y el comportamiento antisocial son uno de los síntomas más


serios de la incapacidad de las estructuras de socialización como la familia, la
escuela y el entorno, o las organizaciones de la sociedad civil. Es también el
producto de una exclusión social y de una crisis de valores evidenciada por varios
autores y por la misma realidad de cada día, basta con ver los noticieros para
tener una clara imagen de ello. En este sentido, cualquier modelo de intervención
se arriesga siempre con enfrentarse a un esquema de valores vigentes en
contradicción con la solidaridad que requiere una estrategia de prevención basada
en la integración total sobre el enfoque comunitario. El desplazamiento del eje
central de los valores desde la noción de progreso o desarrollo hacia el éxito
individual, ha modificado fuertemente el conjunto de referencia para los jóvenes.

Años de investigaciones, análisis, planes sociales o policiales de intervenciones en


países como Estados Unidos y recientemente en otras regiones, están plagadas
de fracasos. Sin embargo, estas lecciones han enseñado que sólo una
coproducción audaz con todos los actores sociales involucrados y bien
organizados puede dar resultados positivos. Hay experiencias en este sentido,
pero también hay intentos permanentes de repetir los errores del pasado, en

 
138 
particular a través de enfoques puramente policiales o judiciales, o limitados sólo a
algunos aspectos del problema.

Represión, toque de queda, estados de sitio, limitaciones de organización para los


jóvenes y encarcelamiento, arriesgan la reproducción de formas de violencia y
comportamientos más sofisticados y más consolidados. Coproducir la seguridad
frente este problema obliga a las comunidades a asumir su responsabilidad
reeducándose y educando a los jóvenes a asumir la suya y las consecuencias de
sus actos.

La extensión de los comportamientos violentos en la sociedad y sobre todo en los


niños y adolescentes es un riesgo general que se verifica en todas las regiones
con mayor o menor intensidad. Hay que enfrentar el problema y que todas las
instituciones públicas o privadas de prevención y/o intervención son tanto parte del
problema como de la solución. La dificultad es cómo preparar a estas instituciones
y a los actores sociales para intervenir eficientemente y en forma continua,
aspectos que requieren voluntad política y continuidad presupuestaria.

La creación de personal especializado es una condición de éxito, y analizado en


términos de costos y beneficios cualitativos, es rentable, como lo muestran
también experiencias en otras ciudades.

Pocos procesos sociales pueden beneficiarse de una experiencia tan exhaustiva


donde todo ha sido probado (y continúa en algunos casos siendo probado) en
vano y donde emerge una solución de sentido común difícil de implementar, que
consiste en movilizar a todos para lograr una solución. Las propuestas más
recientes que han surgido en América Latina enseñan también que la reinserción
de los jóvenes con problemas de violencia requieren de una fuerte presencia de la
sociedad civil y de las autoridades locales; exige actores intermediarios que se
vinculen la juventud y metodologías rigurosas; demanda también ofertas concretas
de alternativas que respondan a la necesidad de trabajo, pero que también tengan

 
139 
en cuenta la inserción en la comunidad y, sobre todo, una perspectiva de sentido
de vida. La necesaria colaboración con la policía parece ser el punto más débil de
las experiencias latinoamericanas, en la medida que una policía humana,
democrática y transparente no se ha consolidado.

La continuidad es un elemento esencial en la problemática. Éstas no se acaban


cuando los jóvenes con problemas de violencia y comportamiento están
reinsertados en la sociedad. Es un trabajo de largo, a rehacer constante y
permanentemente y que implica intervenciones en todos los aspectos sociales y
de todos los actores sociales, desde la creación de empleos hasta equipamiento
necesario para ello.

El mejoramiento de la aplicación de la ley y del sistema judicial ayudará,


seguramente, a ajustar las consecuencias de la violencia, a pesar de que eso
puede ser una prueba difícil para muchos países.

Se pueden lograr efectos positivos a través de la educación de los padres basada


en las escuelas y en la comunidad, y a través de la comunicación, para cambiar
las actitudes y desarrollar las habilidades de la gente joven y de los adultos.

Se necesita más investigación y más acción en todas las aéreas, tanto para
estudiar los factores que se asocian con la violencia, como para evaluar los
efectos de acciones específicas en ámbitos como la reducción de la violencia, la
aplicación de la ley, las escuelas, los medios de comunicación masiva, etc. Se
pueden esperar los efectos más amplios cuando se tratan varias causas
simultáneamente.

De acuerdo con el objetivo de la investigación se identificaron los principales


factores de riesgo asociados a la violencia juvenil y comportamiento antisocial en
un grupo de estudiantes de centros de estudio públicos y privados en el Barrio
Gerona en la zona 01. Los principales factores de riesgo fueron sustentados

 
140 
teóricamente de acuerdo a las investigaciones realizadas por diversos autores, los
cuales coinciden en que esta conducta se encuentra influida por cuatro aspectos
importantes como lo son la familia, la escuela, el medio y el propio individuo.

En el aspecto familiar se encontró que las principales conductas de riesgo es la


transgresión a las reglas por parte de los padres los cuales pueden servir de
modelos para los hijos, esto de acuerdo con la teoría del Aprendizaje Social, la
cual explica que las personas no nacen con repertorios prefabricados de conducta
agresiva; deben aprenderlos de una u otra manera. Las personas pueden adquirir
estilos agresivos de conducta, ya sea por observación de modelos agresivos o por
la experiencia directa. Observando las acciones de otros, se forma en uno la idea
de la manera cómo puede ejecutarse la conducta y, en ocasiones posteriores, la
representación sirve de guía para la acción. Con esta misma propuesta de la
teoría del Aprendizaje Social se considera que el grupo de pares dentro de la
escuela funge como modelo para la violencia juvenil y el comportamiento
antisocial, lo cual es referido por los docentes de los centros de estudio quienes
relacionan este grupo con dicha conducta.

Otros de los factores relacionados son las propias características del individuo, por
ejemplo el antecedente de comportamiento antisocial, las actitudes que estos
tienen respecto a la transgresión de las reglas, es decir si consideran que son
buenas o malas, si contribuyen al orden o desorden, entre otras; así como el rasgo
de masculino y femenino socialmente aceptables los cuales indican las conductas
que se esperan tanto de hombres como mujeres con enfoque negativo o positivo.

Con base en lo anterior y de acuerdo a los resultados obtenidos en el Cuestionario


para el diagnóstico de conductas antisociales, se puede decir que la conducta de
los padres no es un factor de riesgo, ya que los participantes refieren que estos
establecen pautas de comportamiento dentro de la familia que les permite
adecuarse a las reglas socialmente establecidas, además de que cumplen con
estas reglas dentro de la misma familia como en el entorno social. Por otra parte la

 
141 
propia conducta de los participantes no se considera factor de riesgo ya que las
respuestas de estos refieren un ajuste a las normas socialmente establecidas
dentro de su familia, escuela y entorno social. En lo que respecta a la dimensión
de los amigos del centro de estudio, los participantes refieren en mayor frecuencia
que sus amigos trasgreden las reglas establecidas dentro del contexto educativo,
por lo cual esta conducta si funge como modelo, ya que puede actuar como figura
prestigiosa para los participantes y favorecer a la ejecución de futuras conductas
socialmente inadecuadas.
Con base en lo anterior, la identificación de los hombres hacia el rasgo negativo
funge como factor de riesgo, esto hace mayor la probabilidad de desarrollar un
comportamiento antisocial.

De acuerdo con el instrumento aplicado: Forma para medir Actitudes se encontró


que las actitudes de los participantes favorecen el cumplimiento de las reglas, ya
que se encuentran mayormente identificados con el cumplimiento de estas,
consideran que son buenas y que ayudan a mantener el orden; así como también
consideran que la disciplina y el respeto son conductas positivas e igualmente
ayudan a mantener el orden.

Cabe mencionar que se da respuesta a las preguntas planteadas, al inicio de la


investigación, ya que efectivamente es el grupo de pares quiénes, por referencia
de los participantes, realizan con mayor frecuencia los comportamientos
antisociales, se identificaron en mayor grado con los rasgos socialmente
característicos según su género. Los participantes evidencian y se identificaron
con actitudes positivas hacia la no transgresión de reglas, dando respuesta a la
interrogante si por default los adolecentes se inclinaban a la transgresión de las
reglas establecidas.

Las implicaciones producto de la violencia juvenil y el comportamiento antisocial


(lesiones y muertes) constituyen un problema de alta importancia para los
gobiernos, sea el país que sea. Existen variaciones significativas en la magnitud
de este problema entre los países y las regiones del mundo y en el seno de cada

 
142 
uno de los países. Existe una amplia gama amplia estrategias viables para
prevenir la violencia juvenil y el comportamiento antisocial, algunas de las cuales
se ha comprobado que son particularmente eficaces, sin embargo, es probable
que ninguna estrategia por sí sola sea suficiente para reducir la carga este
problema, se requieren de numerosos métodos concurrentes, que deberán ser
apropiados para el lugar particular donde se aplican. Los que nos lleva a concluir
que una medida que tiene éxito para prevenir la violencia juvenil y el
comportamiento antisocial en un determinado país no necesariamente resultará
eficaz en Guatemala. Deben tomarse como modelos a aplicarse a la realidad
nacional y no como una receta que funciona en todos lados por igual.

No existe actualmente un sistema de información para poder observar, medir y ver


las tendencias del comportamiento violento. Por crudo que parezca las lesiones y
las muertes debe constituir la base de las medidas de prevención. Estos datos
proporcionarán información valiosa para elaborar políticas públicas y programas
de prevención de la violencia juvenil y comportamiento antisocial, a fin de evaluar
los programas y las políticas de gobierno. Se necesitan métodos sencillos de
vigilancia de la violencia juvenil y comportamiento antisocial que puedan aplicarse
en una gama amplia de ámbitos culturales. En este sentido, se considera que
debe de asignarse prioridad a los siguientes puntos:

- Creación de un sistema de normas uniformes para definir y medir la


violencia juvenil y comportamiento antisocial e incorporarlas en los sistemas
de vigilancia de la violencia y los traumatismos en conjunto y no separados
por la institución que los trata (Policía Nacional Civil, Instituto Nacional de
Ciencias Forenses, Ministerio Público, Bomberos). Estas normas deben
incluir categorías de edad, género, zona del suceso, entre otros, que
reflejen con exactitud los diferentes riesgos para los jóvenes de ser víctimas
o autores de actos violentos.

- Paralelo a la vigilancia, se deben realizar estudios especiales para


establecer la razón entre los casos mortales y los casos no mortales de
lesiones relacionadas con la violencia, clasificadas según el método de
ataque, la edad y el sexo de la víctima. Estos datos pueden usarse luego

 
143 
para calcular la magnitud del problema de la violencia juvenil y el
comportamiento antisocial que cuando se dispone de un solo tipo de datos,
como la mortalidad o la morbilidad y que al final solo son datos estadísticos
sin fines específicos.

- Cálculos del costo total de la violencia Juvenil y el comportamiento


antisocial para la sociedad, con el fin de evaluar mejor la eficacia en función
de los costos de los programas de prevención y tratamiento.

A la fecha, los recursos asignados a las instituciones que deben de velar por la
prevención han correspondido a programas que no han sido puestos a prueba.
Muchos de estos programas se han basado en suposiciones dudosas y se han
realizado de manera poco sistemática, sin control de calidad, sumado a esto se
han vuelto programas de los gobiernos de turno y no políticas de estado que
puedan continuar con los cambios políticos del país. La capacidad de prevenir y
controlar eficazmente la violencia juvenil requiere, sobre todo, la evaluación
sistemática de las intervenciones. Se necesitan más investigaciones sobre los
aspectos relacionados con los programas de prevención de la violencia juvenil y el
comportamiento antisocial pero de la mano con la práctica de los mismos ya que
muchas de las investigaciones quedan como tales y no se ponen en práctica.

Se deben de realizar esfuerzos serios y no politizados para aplicar lo que se ha


aprendido acerca de las causas y la prevención de la violencia juvenil y el
comportamiento antisocial. Actualmente, los conocimientos sobre este tema se
difunden con gran dificultad a las instituciones responsables, sobre todo debido a
una infraestructura deficiente de comunicación. Los programas de prevención de
la violencia juvenil y comportamiento antisocial deben integrarse, siempre que sea
posible y no cause intervención, con programas para evitar el maltrato de menores
y otras formas de violencia dentro de la familia.

La comprensión de la relación jóvenes-violencia no puede ser simplemente


identificada como que estos son los generadores de la violencia; debe ahondarse
en las variaciones que el contexto particular puede generar y en las influencias de

 
144 
las lógicas e intereses adultos. Si bien es cierto que el enfoque clásico de
prevención de la violencia y comportamiento antisocial que es el tema en
específico se aplica a jóvenes se ha contribuido de manera significativa a la
comprensión y explicación de la situación, sin embargo esto lleva a otras
interrogantes, por ejemplo:
- ¿En qué condiciones deberían desarrollarse desde la comunicación los
procesos de atención a víctimas o personas inmersas en situaciones de
violencia?
- ¿Cómo podría abordarse la promoción de la convivencia para superar la
acción reactiva frente al problema, en este caso la violencia y
comportamiento antisocial y en su lugar establecer un camino funcional de
sociedad que permita convivir digna y humanamente?

Por utópico que suene, si se quiere eliminar la violencia de la sociedad debemos


de empezar por eliminarla en nuestros ambientes más próximos. Trabajar en las
escuelas para incrementar la convivencia contribuye a dos cosas: solucionar los
conflictos internos e indirectamente los problemas externos o aquellos que se dan
fuera del entorno de las aulas. ¿De qué manera? Con cualquier programa y
cualquier técnica, ya que al final todo viene a terminar en el diálogo, porque lo
opuesto a la violencia es el entendimiento. Seguirá siendo verdad aquello que
tantas veces se escucha: “Hablando se entiende la gente…” y habría que
agregarle: Si aprendemos a usar el diálogo.

 
145 
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Web: http://www.puertasabiertas.com.ar/descargas/tribusurbanas
Fecha: 05-09-2011

• Violencia y desviación social: bases y análisis para la intervención


Autores: Francisco Javier Rodríguez Díaz, Susana G. Paíno Quesada Psicothema, ISSN 0214-9915,
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Web: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo
Fecha: 05-09-2011

 
148 
ANEXOS

Cuestionario para el diagnóstico de conductas antisociales

A continuación se presentan una serie de preguntas que deberán ser contestadas


con la mayor sinceridad, el cuestionario es anónimo y por lo tanto los resultados
son confidenciales por lo que no hay riesgo de que alguien conozca sus
respuestas.

Esto no es un examen, no hay respuestas correctas o incorrectas, favor de leer


bien cada pregunta y sus opciones.

Puede subrayar, tachar, marcar con una X o encerrar el inciso que más se
acerque a su caso, sólo hazlo de manera clara.

Género: Hombre: _____ Mujer: _____

Grado: _____ Edad: _____

Conducta antisocial del joven

1. ¿Cumples las reglas de tu casa?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

2. ¿Quién consideras que no cumple las reglas de tu casa?

a. Mamá
b. Papá
c. Hermano
d. Hermana
e. Tú
f. Otra:

 
149 
3. En tu centro de estudios: ¿te han reportado o regañado por no cumplir
con el reglamento o normas escolares?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

4. ¿Has agredido físicamente o verbalmente a un compañero, maestro o


autoridad escolar?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

5. ¿Has dejado de asistir a la escuela sin permiso (irte de capiusa)?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

6. ¿Te han llamado la atención en el salón de clases por gritar, levantarte sin
permiso, hacer ruido, etc.?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

7. ¿Has rayado las paredes, mesas, bancas, escritorios o puertas de tu


centro educativo?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

 
150 
8. ¿Contestas en voz alta y/o con groserías a los maestros o superiores de tu
centro educativo?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

9. ¿Te has ido de la escuela o no entrado (de capiusa) a clases con tus
amigos?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

10. ¿Consideras que las reglas escolares ayudan a la disciplina escolar y el


buen comportamiento de los alumnos?

a. Si
b. No

11. ¿Preferirías que no hubiera reglas en tu centro educativo?

a. Si
b. No

12. ¿Ensucias las calles o banquetas con basura, quebrando botellas o


tirando los botes de basura?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

 
151 
13. ¿Utilizas palabras groseras cuando hablas con otras personas?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

14. ¿Molestas a otras personas, rompes objetos, gritas, rayas lugares u


objetos en lugares públicos?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

15. ¿Entras a tiendas o lugares públicos con comida o bebidas, aunque esta
prohibido?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

16. ¿Pintas o rayas paredes públicas?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

17. ¿Le das el asiento a personas mayores, embarazadas o discapacitadas?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

 
152 
18. ¿Te mantienes en silencio en lugares donde así lo indiquen?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

19. ¿Consideras que la calle y los espacios públicos son para todos y cada
quien debe hacer lo que le plazca?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

20. ¿Consideras que también el la calle o espacios públicos debe haber


reglas de cómo comportarse?
a. Si
b. No

Conducta de riesgo de los padres

21. En tu casa, ¿tus papás crean reglas que indiquen lo que se debe hacer?
(ejemplo: Tareas, hacer caso a los padres, avisar para llegar tarde, ayudar en los
oficios domésticos, llegar temprano, acostarse a cierta hora, etc.)

a. Si
b. No

22. En tu casa ¿tus papás crean reglas sobre lo que no debes hacer?
(ejemplo: No llegar tarde, no ensuciar la casa, no beber, no gritar, etc.)

a. Si
b. No

 
153 
23. En tu casa, ¿todos respetan las reglas?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

24. ¿Consideras que tus papás te han enseñado a respetar a los demás?
a. Si
b. No

25. ¿Consideras que tus papás respetan a las personas que los rodean?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

26. ¿Consideras que tus papás se apegan a las reglas impuestas por la
sociedad? (ejemplo: Respetar estacionamientos para discapacitados, respetar
lugares privados, no insultar a otros conductores, no tirar basura en las calles,
etc.)

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

27. ¿Tus papás utilizan groserías para dirigirse a las demás personas?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

 
154 
28. ¿Consideras que las reglas impuestas por tus padres ponen el orden y
ayudan a una buena convivencia familiar?

a. Si
b. No

Conducta de riesgo del grupo de amigos escolares

29. ¿Tus amigos de la escuela han sido reportados por gritar, levantarse sin
permiso, agredir a un maestro o compañeros, no poner atención en clase,
copiar en un examen, etc.?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

30. ¿Te has ido de la escuela o no entrado (de capiusa) a clases con tus
amigos?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

31. ¿Tus amigos agreden física o verbalmente a otros compañeros, maestros


u otras personas?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

32. ¿Consideras que tus amigos infringen las reglas del centro de estudios?

a. No, nunca
b. Casi nunca
c. A veces
d. Casi siempre
e. Si, siempre

 
155 
Forma para medir Actitudes

Género: Hombre: _____ Mujer: _____

Grado: _____ Edad: _____

A continuación se presentan algunas palabras (en negritas) las cuales evaluarás


basándote en las palabras de los extremos, mientras más cerca se encuentre el
recuadro que marques (X) de las palabras de los extremos más te
identificas con esa característica.

Reglas-Normas
Son buenas Son malas
Ayudan al orden Ayudan al desorden
Se deben cumplir Se deben incumplir
Se deben obedecer Se deben desobedecer
Son fáciles Son complicadas

Disciplina
Es buena Es mala
Ayuda al orden Ayuda al desorden
Se debe cumplir Se debe incumplir
Se debe obedecer Se debe desobedecer
Es fáciles Es complicadas

Respetar
Es bueno Es malo
Ayuda al orden Ayuda al desorden
Se debe cumplir Se debe incumplir
Se debe obedecer Se debe desobedecer
Es fácil Es complicado

 
156 
ENTREVISTAS

Medios de Comunicación

Prensa Libre Reportero

Siglo Veintiuno Reportero

El Periódico Reportero y Columnista

La Hora Reportero y fotógrafo

Guate visión Reportero y Camarógrafo

Noti-Siete Reportero y Camarógrafo

Tele-Diario Reportero y Camarógrafo

Nota: A solicitud de los entrevistados y para la plena colaboración de la


entrevista los mismos solicitaron la omisión de sus nombre, cargos y
fuente a cubrir, a razón de evitarse problemas administrativos con las
empresas de comunicación donde laboran.

Nota 2: Se omite el nombre de la escuela primaria, el Instituto de educación


media públicos y el colegio privado (primaria y secundaria), así como
el nombre de los directores y docentes que colaboraron con las
entrevistas, cuestionarios y formas de medición a fin de no perjudicar
a ninguan institución y/o personas por el sesgo social que conllevan
estas investigaciones.

 
157 

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