Tecnicas de Recupracion de Sielos Contaminados-Chucho Espinoza Leticia.

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UNIVERSIDAD NACIONAL

“SANTIAGO ANTÚNEZ DE MAYOLO”


Facultad de Ciencias del Ambiente
Escuela de Ingeniería Ambiental

TÉCNICAS DE RECUPERACIÓN DE SUELOS


CONTAMINADOS

CURSO: ANÁLISIS Y TRATAMIENTO DE LA CONTAMINACIÓN DEL SUELO.

DOCENTE: ING. SERNA ROMAN ARNULFO.

ESTUDIANTE: CHUCHO ESPINOZA LETICIA EVELYN.

SEMESTRE ACADÉMICO: 2021 – I

Huaraz, 2021
“UNIVERSIDAD NACIONAL SANTIAGO ANTÚNEZ DE MAYOLO”
Facultad de Ciencias del Ambiente
Escuela Profesional de Ingeniería Ambiental

TÉCNICAS DE RECUPERACIÓN DE SUELOS CONTAMINADOS

1. LA CONTAMINACIPON DE SUELOS

La contaminación del suelo es la degradación química que provoca la pérdida parcial o


total de la productividad del suelo como consecuencia de la acumulación de sustancias
tóxicas en unas concentraciones que superan el poder de amortiguación natural del
suelo y que modifican negativamente sus propiedades. Esta acumulación se realiza
generalmente como consecuencia de actividades humanas exógenas o de forma natural
o endógena cuando los procesos de edafización liberan elementos químicos contenidos
en las rocas y los concentran en el suelo alcanzando niveles tóxicos.

Así, el suelo ejerce su labor protectora a través de su poder de amortiguación o


capacidad natural de depuración de la contaminación. Esta atenuación de los elementos
nocivos contaminantes se realiza, entre otras, a través de reacciones de complejación,
reacciones de adsorción y desorción, reacciones de precipitación y disolución,
reacciones de oxidorreducción, reacciones ácido-base y reacciones derivadas de
procesos metabólicos. Todas estas reacciones están estrechamente controladas por
propiedades del suelo como su textura, estructura, porosidad, capacidad de intercambio
catiónico, pH, Eh y la actividad microbiológica.

Así, el grado de vulnerabilidad de cada suelo frente a la contaminación depende de la


intensidad de la contaminación y de la velocidad con que se producen los cambios
negativos en las propiedades del suelo en respuesta a esa contaminación. Además, el
grado de contaminación de un suelo no puede ser estimado exclusivamente a partir de
los valores totales de los contaminantes frente a determinados valores guía, sino que es
necesario considerar la biodisponibilidad del contaminante o su posible asimilación por
los organismos del suelo, determinada por la competencia entre el sistema radicular de
la planta, la solución del suelo y la fase sólida del suelo; la movilidad, que regulará su
distribución y transporte en el suelo o a otros medios; y la persistencia, que controlará
la duración de su efecto pernicioso en el suelo. Todos estos conceptos permiten evaluar
los riesgos potenciales de determinadas actividades contaminantes y planificar
actuaciones de acuerdo con el tipo de suelo, aunque es necesario recalcar que la propia
heterogeneidad del suelo puede dificultar en muchos casos la caracterización de estos
parámetros.

Los agentes potencialmente contaminantes del suelo están fundamentalmente


asociados a residuos derivados de actividades industriales, mineras, agrícolas y
ganaderas. Las principales agentes de contaminación en los suelos son:
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1.1. METALES PESADOS


Tradicionalmente se llama metal pesado a aquel elemento metálico que
presenta una densidad superior a 5 g/cm3, aunque a efectos prácticos en
estudios medioambientales se amplía esta definición a todos aquellos elementos
metálicos o metaloides, de mayor o menor densidad, que aparecen comúnmente
asociados a problemas de contaminación. Algunos de ellos son esenciales para
los organismos en pequeñas cantidades, como el Fe, Mn, Zn, B, Co, As, V, Cu, Ni o
Mo, y se vuelven nocivos cuando se presentan en concentraciones elevadas,
mientras que otros no desempeñan ninguna función biológica y resultan
altamente tóxicos, como el Cd, Hg o el Pb. Estos elementos tienen su origen en el
substrato litológico, apareciendo bien como elementos nativos o incorporados
normalmente en las estructuras de sulfuros, silicatos, carbonatos, óxidos e
hidróxidos. Los aportes dominantes se producen por deposición atmosférica y
afectan de forma significativa a los primeros centímetros de suelo. Son fuentes
importantes de metales en suelos las cenizas y escorias de los procesos de
combustión de carbón fósil o derivados del petróleo, el aporte directo
procedente de actividades agrícolas (adición de fertilizantes, pesticidas, lodos de
depuradoras, compost, etc) y su acumulación a partir de residuos industriales,
urbanos y mineros (metalurgia, fabricación de pinturas, barnices, disolventes,
baterías, textiles, curtidos, etc).

1.2. LLUVIAS ÁCIDAS


Consisten en deposiciones húmedas (agua de lluvia, nieve y niebla) o secas
(gases o partículas sólidas) de la atmósfera constituidas principalmente por SO2 y
óxidos de nitrógeno, NOx , que proceden fundamentalmente de actividades
industriales, como las emisiones de centrales térmicas y las producidas por la
combustión de hidrocarburos, la desnitrificación de fertilizantes añadidos en
exceso a los suelos y otros procesos naturales similares que tienen lugar en zonas
de manglares, marjales, arrozales, volcanes, etc. Los óxidos de azufre y nitrógeno
así emitidos a la atmósfera reaccionan con el agua y el oxígeno, dando lugar a
soluciones diluidas de ácido sulfúrico y nítrico que se van depositando sobre los
suelos, plantas, árboles, ríos, lagos, etc.

1.3. SALINIZACIÓN
Es el resultado de la acumulación en el suelo de sales más solubles que el yeso
(2,6 g/L en agua pura a 25°C, Porta et al., 2003). La salinización se refleja en un
incremento en la conductividad eléctrica de la solución del suelo que tiene
efectos adversos sobre las propiedades físicas y químicas del suelo y dificulta el
crecimiento y la productividad vegetal (Tejada et al., 2006). Los suelos afectados
por este proceso se denominan suelos salinos y en ellos el Ca y el Mg son los
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cationes predominantes en el complejo de cambio. En el caso específico de que


sea el Na el catión predominante en el complejo de cambio se habla de suelos
sódicos, en los que esta acumulación de Na produce una alcalinización que da
lugar a la dispersión de las arcillas y la materia orgánica y a la destrucción de la
estructura del suelo. Los principales tipos de sales que se encuentran en suelos
salinos son cloruros, sulfatos, carbonatos y bicarbonatos, y nitratos.

1.4. FOTOSANITARIOS
El hombre, con objeto de proteger los cultivos frente al efecto pernicioso de
múltiples organismos vivos (insectos, hongos, nemátodos, malas hierbas, etc.) y
aumentar la producción viene utilizando desde hace décadas productos
fitosanitarios como plaguicidas, herbicidas, fungicidas y fertilizantes. Una vez
aplicados, son absorbidos por las plantas o sufren procesos de adsorción,
volatilización, lavado y degradación biótica y abiótica en el suelo que conducen a
la formación de nuevos productos, en ocasiones más móviles, persistentes y más
peligrosos que los compuestos de partida, que son susceptibles de contaminar
los suelos, las aguas y pasar a la cadena trófica.

Los fertilizantes son sustancias químicas de origen agrícola (fertilizantes


inorgánicos) o ganadero (purines, estiércoles, composts, etc.) que aportan
nutrientes, fundamentalmente N y P, para mejorar el desarrollo y crecimiento de
las plantas en el suelo. Sin embargo, cuando son aplicados de forma abusiva con
objeto de aumentar el rendimiento de las cosechas pierden su efecto beneficioso
y se convierten en fuentes de contaminación.

1.5. EXPLOTACIONES MINERAS


Las actividades mineras provocan generalmente grandes impactos ambientales,
con destrucción de los suelos naturales y creación de nuevos suelos (Antrosoles)
que presentan fuertes limitaciones físicas, químicas y biológicas que dificultan la
reinstalación de vegetación. Las consecuencias negativas se reflejan
fundamentalmente en una destrucción de la estructura del suelo y una
modificación de sus características texturales, frecuentemente una disminución
de la fracción arcilla a favor de fracciones más gruesas; una acidificación asociada
a los procesos de oxidación que favorece la movilización de especies químicas
tóxicas limitantes de la actividad biológica; la decapitación de los horizontes
superficiales biológicamente activos, que conlleva la ruptura de los ciclos
biogeoquímicos y la dificultad de enraizamiento; y una disminución de la
capacidad de cambio y de la retención de agua en el suelo como consecuencia de
la escasez de materia orgánica y arcilla.

1.6. CONTAMINANTES ORGÁNICOS


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La producción y el uso masivos de compuestos orgánicos los hace estar entre los
contaminantes más frecuentes en suelos y aguas. Entre ellos podemos citar los
hidrocarburos monoaromáticos, hidrocarburos policíclicos aromáticos,
hidrocarburos alifáticos, hidrocarburos policlorados, fenoles, nitroaromáticos,
alcoholes, éteres, disolventes clorados, isocianatos, cianuros orgánicos,
carbonilos de metales, etc. La distribución y el comportamiento de los
compuestos orgánicos contaminantes en suelos están gobernados por diferentes
factores que incluyen las características del suelo (pH, contenido en materia
orgánica y arcilla, potencial redox, contenido en nutrientes, actividad
microbiológica, etc.), las propiedades específicas de cada compuesto (presión de
vapor, solubilidad, estabilidad química, biodegradabilidad, características de
sorción, etc.) y factores ambientales como la temperatura y la precipitación. Así,
estos compuestos pueden sufrir procesos de lavado, biodegradación,
volatilización, fotodescomposición e hidrólisis, inmovilización por adsorción y
formación de enlaces con partículas de arcilla, óxidos, oxihidróxidos, etc., y
transferencia a organismos.

2. LA RECUPERACIÓN DE SUELOS CONTAMINADOS

2.1. TÉCNICAS DE CONTENCIÓN


Las técnicas de contención se emplean para prevenir o reducir significativamente
la migración de los contaminantes orgánicos e inorgánicos en suelos y aguas
subterráneas. No requieren la excavación del suelo y son típicamente de bajo
coste, aunque sí necesitan de inspecciones periódicas.

2.1.1. Barreras verticales


Se emplean in situ con objeto de reducir los movimientos laterales de los
contaminantes, ya sea a través de lixiviados o por disolución en las aguas
subterráneas. Incluyen la instalación de muros pantalla (Thomas and
Koerner, 1996), que requieren la excavación en el suelo de zanjas profundas
de hasta 100 m que son posteriormente rellenadas de material aislante
como mezclas de cemento y bentonita u hormigón; la inyección vertical a
presión, generalmente hasta 50 m de profundidad, de lechada de cemento o
cemento-bentonita a través de sondeos, formando pilotes, y culminada con
la inyección adicional de lechada en el suelo existente entre los pilotes para
conformar una barrera subterránea continua; y el tablestacado metálico, una
sucesión de perfiles de acero con sección en forma de Z o U que se hincan
verticalmente en el suelo no más allá de 30 m de profundidad sobre una
base impermeable (natural o creada artificialmente) y que a veces se
acompaña con la inyección de lechada de cemento-bentonita para sellar el
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espacio que ocupan. Una forma de mejorar las propiedades de estas barreras
verticales es utilizar geomembranas, generalmente constituidas por
polietileno de alta densidad.

Estas técnicas de contención vertical se aplican de forma óptima en suelos de


textura gruesa no muy compactados, aunque en el caso de los muros
pantalla la presencia de grandes bloques puede dificultar las labores de
excavación.

2.1.2. Barreras horizontales


Son zanjas o sondeos horizontales in situ que se rellenan con material
sellante cuya aplicación está actualmente en desarrollo, sin demostrarse aún
si son efectivas, aunque podrían ser potencialmente útiles para restringir el
movimiento vertical de contaminantes metálicos sin necesidad de recurrir a
la excavación del terreno.

2.1.3. Barreras de suelo seco


Esta técnica, ideada para contener la contaminación en ambientes
subsuperficiales en los que otras tecnologías no son económicamente
viables, se basa en la desecación del suelo para aumentar su capacidad de
retención de sustancias contaminantes líquidas, impidiendo así su migración
hacia los reservorios de agua subterránea. Implica el uso de un entramado de
pozos verticales u horizontes por los que se hace fluir aire seco hasta la zona
problema. El aire seco vaporiza el agua del suelo y conduce el vapor de agua
hacia pozos de extracción. En la superficie el agua es eliminada y el aire seco
se vuelve a inyectar para evaporar el agua residual que pueda haber entrado
en la zona desecada. Además, la circulación de aire también puede evaporar
los contaminantes volátiles y conducirlos a la superficie para ser tratados. El
estudio de las posibilidades de este tratamiento, utilizado en zonas
contaminadas con petróleo, está todavía en desarrollo.

2.1.4. Sellado superficial


Su finalidad es evitar la exposición directa del suelo a la contaminación,
limitar la infiltración de agua de lluvia en el suelo contaminado y controlar la
volatilización de ciertos contaminantes a la atmósfera. La superficie del suelo
se puede sellar in situ con materiales naturales que reducen la
permeabilidad, como la bentonita, sola o combinada con un material
geotextil; con aglomerados asfálticos u hormigones y con láminas sintéticas
fabricadas con materiales termoplásticos. Para el correcto funcionamiento
de esta técnica es necesario que el material de sellado no esté sometido a
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continuos periodos de humectación y desecación que pueden deteriorarlo y


en el caso de que exista riesgo de dispersión lateral de la contaminación a
través de la fracción gaseosa del suelo, es recomendable utilizarla en
combinación con un sistema de contención lateral y de captación de
contaminantes volátiles. Esta técnica presenta el inconveniente de que
genera residuos.

2.1.5. Sellado profundo


Consiste en alterar in situ la estructura del suelo contaminado para disminuir
su permeabilidad y controlar así el avance de la contaminación en
profundidad. Normalmente, se inyectan materiales plastificantes en forma
de lechadas (cementobentonita, silicato sódico o mezclas de bentonita con
resinas orgánicas) hasta la profundidad deseada, que en el caso de sellados
permanentes no debe sobrepasar los 20 m y en sellados temporales los 30
m. Las inyecciones se realizan a través de perforaciones verticales separadas
entre sí y es recomendable no llegar al nivel freático para impedir la
migración de los contaminantes. Está indicada en suelos de textura gruesa,
con permeabilidad alta.

2.1.6. Barreras hidráulicas


Es una técnica que se basa en extraer el agua subterránea en las
inmediaciones de la zona contaminada o aguas arriba para evitar su
contaminación y la migración de la contaminación aguas abajo. La extracción
del agua subterránea se realiza a través de pozos, drenes o zanjas de drenaje
que rebajan el nivel freático y en ocasiones es tratada para descontaminarla,
pudiendo ser inyectada de nuevo en el suelo para mitigar los efectos nocivos
que la sobreextracción de agua pueda producir en el suelo y el subsuelo
(Kaifer et al., 2004).

2.2. TÉCNICAS DE CONFINAMIENTO

Las técnicas de confinamiento, también llamadas de estabilización/solidificación,


reducen la movilidad de los contaminantes a través de procesos físicos y
químicos, ya sea convirtiéndolos en formas menos solubles y tóxicas
(estabilización) o encapsulando el material contaminado en una estructura sólida
de gran integridad estructural (solidificación) (Suthersan, 1997). La mayoría de
estas técnicas presentan limitaciones para tratar substancias orgánicas y
pesticidas, excepto la solidificación con asfaltos y la vitrificación (FRTR, 1999a).

2.2.1. Estabilización físico-química


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Es una técnica ex situ que se aplica para reducir la movilidad de los


contaminantes, fundamentalmente inorgánicos como los metales pesados,
mediante reacciones químicas que reducen su solubilidad en el suelo y su
lixiviado. El suelo contaminado se suele pretratar para eliminar la fracción
gruesa y luego se mezcla en tanques con agua (Smith et al., 1995) y una serie
de aditivos o agentes estabilizantes como cementos y fosfatos o álcalis, que
aumentan el pH y favorecen la precipitación e inmovilización de
determinados metales pesados. En función del éxito de cada tratamiento, el
suelo tratado puede ser devuelto a su localización para ser reutilizado o
puede acabar en un vertedero controlado. Esta técnica está indicada para
tratar compuestos inorgánicos, incluidos elementos radioactivos, pero tiene
limitada su eficacia para sustancias orgánicas y pesticidas (FRTR, 1999a).

2.2.2. Inyección de solidificantes


Es una técnica semejante a la anterior, en la que los agentes estabilizantes,
inorgánicos como el cemento u orgánicos como las sustancias bituminosas, el
polietileno o las parafinas, son inyectados in situ en el suelo contaminado a
través de pozos similares a los utilizados en el sellado profundo (Mulligan et
al., 2001a) o mezclados con el suelo (Khan et al., 2004), encapsulando
físicamente a los contaminantes en una matriz estable impermeable al agua.
Se trata de una técnica apropiada para suelos contaminados con sustancias
inorgánicas, con limitada eficacia para compuestos orgánicos semivolátiles o
pesticidas.

2.2.3. Vitrificación
Es una técnica de estabilización térmica que se basa en el calentamiento del
suelo contaminado a alta temperatura para conseguir su fusión y
transformación en un material vítreo estable. Así se reduce la movilidad de
los contaminantes inorgánicos (principalmente Hg, Pb, Cd, As, Ba, Cr y
cianuros) y la destrucción de los contaminantes orgánicos por reacciones de
oxidación y/o pirólisis (FRTR, 1999b). Para que este tratamiento sea eficaz, es
necesario que el suelo contenga una cantidad suficiente de sílice para la
formación de la masa vítrea y óxidos alcalinos (Na, Li, K) que le confieran
estabilidad. Cuando se lleva a cabo ex situ, se eliminan los elementos gruesos
del suelo a tratar y el calentamiento (1100-1400ºC) se realiza normalmente a
través de una corriente eléctrica aplicada en hornos similares a los utilizados
para la fabricación de vídreo (Wait and Thomas, 2003). Cuando este
tratamiento se realiza in situ, el calentamiento se consigue a través de
electrodos de grafito insertados en el suelo que permiten alcanzar
temperaturas más elevadas (1600-2000ºC) y que solidifican el material
contaminado al enfriarse.
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La vitrificación da lugar a gases tóxicos que deben ser recogidos y tratados


antes de ser emitidos a la atmósfera. La textura y humedad del suelo a tratar
es determinante en la aplicación de esta técnica, puesto que el elevado
contenido en limo y arcilla puede dificultar la liberación del agua del suelo en
el proceso de calentamiento, la presencia de macroporosidad puede
dificultar su tratamiento in situ y requerir una compactación previa del
terreno y el exceso de humedad puede disminuir su eficacia. Esta técnica
está especialmente indicada para tratar contaminaciones poco profundas y a
gran escala y se han conseguido resultados excelentes para confinar tanto
contaminantes orgánicos como inorgánicos, reduciendo en gran medida su
lixiviado del suelo. No obstante, tiene un coste y un consumo energético muy
elevado y al modificar completamente el suelo se limita en gran medida su
reutilización.

2.3. TÉCNICAS DE DESCONTAMINACIÓN


Los siguientes tratamientos describen distintas técnicas de descontaminación de
suelos que combinan asimismo en algunos casos la descontaminación del agua
subterránea.

2.3.1. Tratamientos físico-químicos

2.3.1.1. Extracción
Son técnicas típicamente aplicadas in situ que tienen como objetivo
separar los contaminantes del suelo para su posterior tratamiento
depurador. Son tratamientos sencillos que requieren que los suelos
sean permeables y que las sustancias contaminantes tengan
suficiente movilidad y no estén altamente adsorbidas en el suelo.
Según con qué elementos se realice la extracción, se habla de:

 Extracción de aire
Se emplea para extraer los contaminantes adsorbidos en las
partículas de suelos no saturados mediante su volatilización o
evaporación a través de pozos de extracción verticales y/u
horizontales que conducen el aire con los contaminantes a la
superficie. Allí, pueden ser tratados en plantas especializadas
(generalmente adsorbidos a carbono) o ser degradados en la
atmósfera de forma natural. La volatilización de los
contaminantes también se puede ver favorecida por prácticas
como el arado, y el riego puede contribuir a la solubilización y
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desorción de contaminantes que pueden ser arrastrados a la


superficie por evaporación. Esta técnica está indicada para suelos
contaminados con sustancias volátiles y semivolátiles como
hidrocarburos ligeros derivados del petróleo, algunos disolventes
no clorados, hidrocarburos aromáticos policíclicos ligeros y
compuestos organoclorados volátiles. Sin embargo, no se
recomienda para hidrocarburos pesados derivados del petróleo,
PCBs, dioxinas o metales.

 Extracción de agua
Es una técnica empleada principalmente para acuíferos
contaminados que consiste en extraer el agua contaminada del
suelo y del subsuelo, tanto de la zona saturada como de la zona
no saturada. Cuando se trata la zona saturada, el agua es
bombeada a la superficie para su posterior tratamiento,
conocido con el término de Pump&Treat.

Normalmente, los sistemas de Pump&Treat se utilizan para


aguas subterráneas contaminadas con compuestos orgánicos
volátiles y semivolátiles, combustibles y metales.

 Extracción de fase libre


Se aplica en suelos contaminados con hidrocarburos en fase
libre, situados por encima del nivel freático. Normalmente se
extraen mediante pozos verticales a los que fluye el
contaminante, a profundidades del nivel freático superiores a 80
m, y que pueden extraer sólo la fase libre, la fase libre y agua
simultáneamente, o una mezcla de ambos. Los equipos que
extraen únicamente fase libre utilizan generalmente bombas de
skimmer, situadas a una profundidad que se corresponda con la
interfase agua-fase libre, con un filtro en su interior que facilita el
paso selectivo de sustancias orgánicas en función de su
densidad; los sistemas de bombeo dual extraen el agua y la fase
libre separadamente mediante dos bombas diferentes situadas a
distintas profundidades del pozo, de forma que la bomba que
extrae el agua debe emplazarse por debajo de la interfase agua-
fase libre y la bomba que extrae la fase libre por encima.
La fase libre extraída con esta técnica puede ser recuperada
como hidrocarburo y reutilizarse en refinerías o como
combustible siempre y cuando tenga la calidad suficiente.
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 Extracción de fases densas


Algunos contaminantes como los disolventes clorados, algunos
PCBs, fenantreno, naftaleno y los fenoles son más densos que el
agua y se acumulan por debajo del nivel freático, en la zona de
contacto con los materiales menos permeables subyacentes.
Estas sustancias, poco solubles y difíciles de degradar, pueden
generar plumas de contaminación que ocupan grandes
volúmenes. Su extracción se realiza a través de pozos, a veces
inyectando disolventes en la zona contaminada que favorezcan
la circulación de los contaminantes hacia el pozo, y dependiendo
del método de extracción pueden ser extraídas en solitario con
bombas de skimmer, mezcladas con el agua (con la consiguiente
disminución del rendimiento de la extracción), o por bombeo
dual de ambas fases por separado. Como aspecto negativo, el
bombeo de estos compuestos densos está asociado con elevados
consumos energéticos.

 Extracción con disolventes y ácidos


Este tratamiento, aplicado ex situ, se basa en la extracción de los
contaminantes mediante la mezcla en un tanque del suelo con
un disolvente orgánico como acetona, hexano, metanol, éter
dimetílico y trietilamina. El disolvente orgánico arrastra los
contaminantes y se separa del suelo por evaporación, y
mediante la adición de nuevos disolventes o destilación los
contaminantes se eliminan para que el disolvente orgánico
empleado pueda ser reutilizado. A su vez, el suelo tratado se lava
para arrastrar cualquier resto que pueda quedar del disolvente.
Con esta técnica se obtienen muy buenos resultados para
eliminar compuestos orgánicos como PCBs, COVs, disolventes
halogenados, hidrocarburos derivados del petróleo y
compuestos organometálicos.

2.3.1.2. Lavado
El lavado de suelos es un tratamiento generalmente ex situ en el que
el suelo excavado es previamente separado físicamente por
tamizado, densidad o gravedad para eliminar las partículas de grava
más gruesas, con poca capacidad de adsorción, de la fracción fina y
seguidamente lavado con extractantes químicos que permitan
desorber y solubilizar los contaminantes. Después del tratamiento
químico, el suelo se vuelve a lavar con agua para eliminar los
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contaminantes y agentes extractantes residuales y se devuelve a su


lugar de origen. La eficacia de esta técnica depende del grado de
adsorción del contaminante, controlado por una serie de
propiedades del suelo como el pH, la textura, la capacidad de
intercambio catiónico, la mineralogía o el contenido en materia
orgánica y otros factores como el tiempo que hace que el suelo está
contaminado o la presencia de otros elementos tóxicos.

El lavado de suelos se utiliza fundamentalmente para suelos


contaminados con compuestos orgánicos semivolátiles,
hidrocarburos derivados del petróleo y substancias inorgánicas como
cianuros y metales pesados, y es menos eficaz para tratar
compuestos orgánicos volátiles y pesticidas.

2.3.1.3. Flushing
El flushing es un tratamiento in situ que consiste en anegar los suelos
contaminados con una solución que transporte los contaminantes a
una zona determinada y localizada donde puedan ser eliminados. Así,
los contaminantes son extraídos del suelo haciéndole pasar agua u
otras soluciones acuosas mediante un sistema de inyección o
infiltración. El agua subterránea y los fluidos extractantes se capturan
y bombean a la superficie utilizando pozos de extracción, donde son
tratados y, en ocasiones, reciclados. El flushing se aplica a todo tipo
de contaminantes, especialmente a compuestos inorgánicos incluidos
los elementos radioactivos, y se suele combinar con otros
tratamientos como la biodegradación y el pump&treat.

2.3.1.4. . Electrocinética
Consiste en aplicar una corriente eléctrica de baja intensidad entre
electrodos introducidos in situ en el suelo contaminado que
permite la movilización de agua, iones y partículas pequeñas
cargadas. Los aniones se mueven hacia el electrodo positivo y los
cationes hacia el negativo. La oxidación de agua en el ánodo genera
protones, H+ , que se mueven hacia el cátodo creando un frente
ácido. Este favorece la desorción de los cationes del suelo y fuerza
la puesta en disolución de contaminantes precipitados como
carbonatos, hidróxidos, etc. Por otro lado, los iones OH- generados
en el cátodo por la reducción del agua provocan la precipitación de
los metales.

2.3.1.5. Adición de enmiendas


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Los suelos contaminados por sales o metales pesados pueden


también recuperarse in situ añadiéndoles substancias orgánicas e
inorgánicas y mezclándolas con los horizontes del suelo para
transformar los contaminantes. Entre las estrategias de
descontaminación de suelos salinos está la adición de compuestos
químicos (o la utilización de agua de riego) que contengan Ca para
que substituya al Na y el empleo de residuos orgánicos. Está
demostrado que la adición de materia orgánica a suelos salinos
puede acelerar el lavado de Na, disminuir el porcentaje de sodio
intercambiable y la conductividad eléctrica e incrementar la
infiltración de agua, la capacidad de retención de agua, la estabilidad
estructural.

2.3.1.6. Barreras permeables activas


Esta novedosa técnica desarrollada en la última década, se basa en la
instalación in situ de una pantalla perpendicular al flujo de la pluma
de contaminación a través de la cual pasa el agua subterránea
contaminada y cuyo material de relleno puede adsorber, precipitar o
degradar biótica o abióticamente los contaminantes. Las barreras
que con más éxito se han aplicado hasta el momento son las
rellenadas con elementos metálicos de valencia cero como el hierro
para la degradación abiótica mediante procesos de oxidación-
reducción de disolventes clorados como el tricloroetano o
tetracloroetano, metales traza y radioactivos y contaminantes
inorgánicos como nitratos y sulfatos. Otras barreras favorecen la
actividad de los microorganismos del suelo para biodegradar
compuestos orgánicos tóxicos, empleando mezclas de nutrientes y
substratos.

2.3.1.7. Inyección de aire comprimido


Tiene como objetivo separar los contaminantes disueltos en el agua
en forma de vapor. La inyección in situ de aire comprimido a través
de pozos volatiliza los contaminantes disueltos en el agua
subterránea y provoca su desplazamiento en forma de vapor hacia la
zona no saturada, promoviendo también la biodegradación al
aumentar las concentraciones subsuperficiales de oxígeno.
Posteriormente, el aire contaminado que migra a la zona no saturada
debe ser extraído y depurado en superficie, generalmente con filtros
de carbón activo.
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2.3.1.8. Pozos de recirculación


Al igual que la inyección de aire comprimido, esta técnica separa los
contaminantes orgánicos volátiles del agua subterránea en forma de
vapor, pero a diferencia de la primera, en los pozos de recirculación
todo este proceso se lleva a cabo en la zona saturada. Se basa en la
creación de células de circulación de agua subterránea en el interior y
alrededores del pozo. El aire inyectado a presión en el pozo produce
la ascensión del agua y una disminución de su densidad, favoreciendo
la volatilización de los compuestos orgánicos. Estos son captados por
un filtro en la parte superior del pozo, desde donde el agua vuelve a
circular hacia abajo por gravedad, volviendo a ser captada en la parte
inferior del pozo y repitiendo de nuevo el ciclo. El aire contaminado
se extrae del pozo con bombas de vacío y se trata en superficie,
generalmente con filtros de carbón activo. Está indicada en suelos de
textura arenosa contaminados con compuestos como el
tricloroetileno, productos derivados del petróleo (benceno, tolueno,
xileno y etilbenceno).

2.3.1.9. Oxidación ultravioleta


La oxidación ultravioleta representa una de las tecnologías
emergentes más importantes para recuperar agua subterránea
contaminada. Se trata de un proceso de destrucción a través de la
oxidación de los contaminantes mediante la adición de compuestos
de oxígeno muy oxidantes, como el peróxido de hidrógeno o el
ozono, en conjunción con luz ultravioleta. Este tratamiento se lleva a
cabo en un reactor, donde la oxidación de los contaminantes se
produce por contacto directo con los oxidantes, por fotolisis
ultravioleta (rompiendo enlaces químicos) y a través de la acción
sinérgica de la luz ultravioleta y el ozono. Si se alcanza la
mineralización completa, los productos finales de la oxidación serán
agua, dióxido de carbono y sales. La principal ventaja de este proceso
es que se trata de un tratamiento de descontaminación destructivo,
pero presenta limitaciones. Entre otros, la elevada turbidez puede
interferir en la transmisión de la luz ultravioleta, puede haber
problemas con la emisión de compuestos orgánicos volátiles cuando
se utiliza ozono, hay que manejar con precaución los compuestos
oxidantes y los costes pueden ser mayores que en otros tratamientos
por el gasto energético.

2.3.2. Tratamientos biológicos


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La biorrecuperación se define como todos aquellos tratamientos de


recuperación que degradan contaminantes orgánicos o disminuyen la
toxicidad de otros contaminantes inorgánicos como metales tóxicos a través
de la actividad biológica natural, principalmente la de los microorganismos,
mediante reacciones que forman parte de sus procesos metabólicos. Estos
tratamientos utilizan bacterias, hongos y plantas para detoxificar las
sustancias de riesgo para el hombre y el medio ambiente. Para que los
tratamientos de biorrecuperación de suelos sean efectivos no sólo hay que
tener en cuenta factores biológicos, como la existencia de poblaciones
microbianas susceptibles de transformar los contaminantes, la presencia de
nutrientes y oxígeno u otros aceptores de electrones alternativos, sino
también factores ambientales como el tipo de suelo, la temperatura y el pH.

2.3.2.1. Procesos in situ


La principal ventaja de los tratamientos biológicos in situ frente a los ex
situ es que el suelo tratado no tiene que ser excavado ni transportado,
con lo que los costes se abaratan. Sin embargo, generalmente requieren
más tiempo para su desarrollo, están sujetos a la heterogeneidad de las
características de los suelos y acuíferos y su eficacia es más difícil de
verificar.

 Biodegradación asistida
La Biodegradación es el proceso por el cual microorganismos
indígenas o inoculados (bacterias y hongos) metabolizan los
contaminantes orgánicos que se encuentran en suelos y/o el agua
subterránea, convirtiéndolos en productos finales inocuos. En este
proceso, los contaminantes orgánicos son biotransformados porque
generalmente los microorganismos pueden utilizarlos para su propio
crecimiento como fuente de carbono y energía y, en el caso de que
no sean capaces de crecer a partir de ellos, pueden seguir
transformándolos si se les aporta un sustrato de crecimiento
alternativo o cosustrato. Para el crecimiento de los microorganismos
es necesaria la presencia de donadores y aceptores de electrones,
una fuente de carbono y nutrientes (N, P, K, S, Mg, Ca, Mn, Fe, Zn, Cu
y elementos traza).

 Biotransformación de metales
Los microorganismos están íntimamente relacionados con la
biogeoquímica de los metales a través de una serie de procesos
que determinan su movilidad y biodisponibilidad. La interacción
entre microorganismos y metales se puede examinar desde dos
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puntos de vista (Alexander, 1994): a) la influencia de los metales


sobre la población microbiana y sus funciones; y b) la influencia y
el papel que juegan los microorganismos en la transformación de
los metales. Hay un elevado número de investigaciones que han
estudiado los efectos tóxicos de los metales sobre la población
microbiana y sus funciones, los factores medioambientales que
afectan a la toxicidad y los mecanismos implicados en la
resistencia a metales en distintos microorganismos.

 Fitorrecuperación
La Fitorrecuperación es una técnica emergente que utiliza la
capacidad de ciertas especies vegetales para sobrevivir en
ambientes contaminados con metales pesados y sustancias
orgánicas y a la vez extraer, acumular, inmovilizar o transformar
estos contaminantes del suelo. Las plantas utilizadas en la
fitorrecuperación presentan mecanismos constitutivos y
adaptados para tolerar o acumular un elevado contenido de
metales en su rizosfera y en sus tejidos. El éxito de este
tratamiento está controlado por la selección de las especies
vegetales adecuadas para recuperar un suelo determinado, así
como de la cuidada selección de enmiendas (materia orgánica,
agentes quelantes, cal, etc.) que permitan mejorar las
propiedades del suelo y fomenten la supervivencia y el
crecimiento de las plantas. La fitorrecuperación es un
tratamiento natural, limpio y económico, alternativo a otros
procesos físicos y químicos más invasivos. De acuerdo con
Wenzel et al. (1999), se pueden distinguir cinco procesos básicos
de contención (fitoestabilización o fitoinmovilización) o
eliminación (fitoextracción, fitodegradación, fitovolatilización y
rizofiltración) de contaminantes por los que las plantas pueden
ser empleadas en la recuperación de suelos y aguas
contaminadas:

I. La Fitoestabilización consiste en la reducción de la


biodisponibilidad de los contaminantes mediante la
revegetación con especies vegetales tolerantes a la toxicidad
que inactiven los contaminantes para reducir el riesgo para el
medio ambiente y la salud humana e implica una mejora
mecánica de las propiedades físicas del suelo y su protección
frente a la erosión y el transporte de contaminantes. Por su
parte, la Fitoinmovilización provoca la inmovilización y
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reducción de la biodisponibilidad de los contaminantes


mediante la producción de compuestos químicos en la
interfaz suelo-raíz que inactiven las substancias tóxicas, ya sea
por procesos de absorción/adsorción o precipitación.

II. La Fitoextracción, también llamada fitoacumulación, emplea


la capacidad de las plantas para extraer el contaminante,
principalmente metales, y acumularlo en sus raíces, tallos u
hojas. Una vez terminado el proceso, las plantas son retiradas
junto con el contaminante y destruidas o recicladas.

III. La Fitodegradación consiste en la degradación de los


contaminantes por la acción de las plantas y de los
microorganismos asociados a ellas. Los contaminantes son
metabolizados dentro de los tejidos vegetales y las plantas
producen enzimas, como la dehalogenasa y la oxigenasa, que
ayudan a catalizar la degradación. En el caso de la
Rizodegradación o Rizorrecuperación, la degradación tiene
lugar alrededor de las raíces de las plantas en contribución
con las poblaciones rizomicrobianas. Las raíces liberan
sustancias naturales que suministran nutrientes a los
microorganismos asociados como bacterias, levaduras y
hongos, estimulando su actividad biológica.

IV. La Fitovolatilización, en la que la planta da lugar a la


volatilización de los contaminantes del suelo.

V. La Rizofiltración, que produce la absorción de metales en


aguas contaminadas a través de las raíces de las plantas.

 Bioventing

El bioventing es una técnica in situ de recuperación biológica


que implica la inyección a través de pozos de aire (u oxígeno)
y, si es necesario, también de nutrientes para estimular la
actividad microbiana biodegradadora (Mihopoulos et al.,
2001). Este tratamiento utiliza los microorganismos indígenas
para biodegradar compuestos orgánicos adsorbidos en los
suelos de la zona no saturada, al contrario que el proceso de
biosparging que realiza lo mismo, pero en la zona saturada. El
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bioventing es parecido a la extracción de vapor del suelo,


pero, a diferencia de este último, trata de potenciar lo más
posible la biodegradación y minimizar la volatilización de los
contaminantes.

2.3.2.2. Procesos ex situ

 Landfarming
Se trata de un tratamiento de recuperación biológica practicado en
todo el mundo desde hace un siglo, que reduce la concentración de
hidrocarburos del petróleo de peso mediano que no pueden ser
eliminados por evaporación pero que sí pueden ser degradados por
microorganismos. Generalmente, el suelo se excava y se extiende en
una delgada capa (no más de 1,5 m) sobre la superficie del lugar
donde se está realizando la recuperación y se estimula la actividad
microbiana aeróbica mediante aireación y/o adición de nutrientes,
minerales y agua.

 Biopilas
Este tratamiento se utiliza especialmente para biodegradar
compuestos del petróleo. Para ello, los suelos contaminados con
estos compuestos orgánicos son apilados en montones o pilas
sucesivas y se estimula la actividad microbiana aerobia mediante
aireación y adición de nutrientes, minerales y agua, obteniendo la
degradación a través de la respiración microbiana. Las biopilas son
similares al sistema de landfarming pero en este caso, la aireación del
material no se consigue arando el terreno sino forzando la circulación
de aire mediante su inyección o extracción a través de conductos
perforados emplazados dentro de la pila de material. Estas pilas se
suelen cubrir para prevenir la escorrentía, la evaporación y la
volatilización y para promover el calentamiento por el sol. El periodo
de tratamiento de esta tecnología biológica es corto, puede durar
desde unas pocas semanas a unos pocos meses y además de para
compuestos del petróleo, también se puede utilizar para compuestos
orgánicos volátiles halogenados y no halogenados, compuestos
orgánicos semivolátiles y pesticidas.

 Compostaje
El compostaje es un proceso biológico que consiste nuevamente en
estimular la actividad biodegradadora, aerobia y anaerobia, de
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microorganismos indígenas bajo condiciones termofílicas (12-18ºC)


que permita transformar compuestos orgánicos tóxicos en sustancias
inocuas (USEPA, 1996). Para ello, los suelos contaminados son
excavados y mezclados con residuos animales y vegetales como
abonos, estiércol, paja, trozos de madera, etc, que proporcionan una
porosidad óptima y un balance adecuado de carbono y nitrógeno.

 Lodos biológicos
Es otro tratamiento de biodegradación en el que el suelo
contaminado es excavado, tamizado para eliminar los elementos
gruesos y mezclado con agua y otros aditivos en un biorreactor
controlado. La mezcla del lodo resultante mantiene a los sólidos en
suspensión y a los microorganismos biodegradadores en contacto
con los contaminantes. En estos biorreactores se controlan
parámetros que pueden limitar el crecimiento microbiano en la
naturaleza como la disponibilidad de substratos, nutrientes y
oxígeno, la temperatura, el pH y la humedad.

2.3.3. Tratamientos térmicos

2.3.3.1. Incineración
Se trata de un tratamiento ex situ en el que los contaminantes son
destruidos mediante el suministro de calor. El suelo se somete a
elevadas temperaturas, alrededor de los 1000ºC, con el fin de oxidar
y volatilizar los compuestos orgánicos contaminantes. Este proceso
genera gases y cenizas residuales, orgánicos (hidrocarburos
aromáticos policíclicos y sulfurados, compuestos oxigenados,
compuestos aromáticos nitrogenados, etc.) e inorgánicos (metales
pesados volátiles, CO2 , NOx , SOx ) que deben ser depurados.

2.3.3.2. Desorción térmica


Se trata de otro tratamiento térmico ex situ en el que se somete al
suelo a unas temperaturas más bajas (90-320ºC, desorción térmica
de baja temperatura; 320-560°C, desorción térmica de alta
temperatura) para conseguir la desorción en vez de la destrucción de
los contaminantes que persigue la incineración. Las temperaturas
empleadas están elegidas para volatilizar contaminantes orgánicos
pero no para oxidarlos.

2.3.4. Tratamientos mixtos


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2.3.4.1. Extracción multifase


Consiste en extraer simultáneamente in situ, mediante zanjas o
pozos, sustancias contaminantes que estén presentes en el suelo en
fase vapor (compuestos orgánicos volátiles), fase líquida (en
disolución) y, especialmente, compuestos no acuosos en fase libre
(LNAP). De acuerdo con USACE (1999), la extracción puede ser: dual,
con diferentes bombas a través de conductos separados; de dos
fases, con una bomba en un solo conducto; o se puede emplear el
bioslurping, una innovadora técnica de recuperación que permite la
extracción de LNAP ligeros a la superficie, junto con gases y pequeñas
cantidades de agua.

2.3.4.2. Atenuación natural


La atenuación natural, también llamada recuperación pasiva o
intrínseca, se está utilizando cada vez más dado que se trata de un
método de recuperación de suelos y aguas contaminadas de bajo
coste. No obstante, a pesar de que puede ser utilizado en lugares
muy variados, raramente se suele aplicar de forma individual puesto
que es un tratamiento mucho más lento que los que utilizan
tecnologías ingenieriles.

Las reacciones y transformaciones que tienen lugar durante los


procesos abióticos dependen de las propiedades físico-químicas del
contaminante y del suelo y, tanto para sustancias inorgánicas como
orgánicas, incluyen reacciones de hidrólisis y oxidaciónreducción,
formación de dobles enlaces y dehidrohalogenación. Además de la
biodegradación de compuestos orgánicos, los microorganismos
pueden influir en la sorción de compuestos orgánicos y metales en
suelos y sus productos pueden incluso actuar como quelantes de
metales en suelos contaminados.

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