Lectura 1 - El Imperio Comercial Holandés en El Siglo XVII
Lectura 1 - El Imperio Comercial Holandés en El Siglo XVII
Lectura 1 - El Imperio Comercial Holandés en El Siglo XVII
en Europa, hicieron que los precios de las mercancías y los costes de los peajes se
elevaran, por lo que los beneficios disminuyeron. Ya en 1598 los Estados Generales
habían propuesto un principio de cooperación entre estas "precompañías", pero
en las negociaciones para la creación de una posible compañía nueva unida se
enfrentaron las posturas de los mercaderes y los gobernantes holandeses. Los
primeros tenían demasiado prejuicios contra cualquier tipo de monopolio ; los
segundos, en cambio, pensaban que la creación de una nueva y única compañía
bajo patrocinio estatal supondría la posibilidad de trasladar la guerra contra la
corona hispano-portuguesa a sus posesiones coloniales. Finalmente, en 160_2 los
Estados Generales, debido en gran medida a la postura favorable de] ohan van
Oldenbarnevelt, lograron que las precompañías llegaran a un acuerdo para
reunir a las diversas compañías mercantiles holandesas en una gran empresa:
"Verenidge Oostindische Compagnie" (VOC).
7
PARRY, J. H . (1968): Europa y la expansión del mundo, México, Fondo de Cultura Económica, pág. 116.
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ella (civil, naval o militar) habría de jurar lealtad a la VOC y a los Estados
Generales . Su principal objetivo era la obtención de beneficios, aunque otro no
explicitado era la apertura de un nuevo frente de guerra desde el que hostigar a
la monarquía hispano-portuguesa.
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De entre los sesenta bewindhebhers se elegían los "Heeren XVII" o "XVII
Messieurs" que eran en quienes los accionistas delegaban para tomar decisiones
importantes y rápidas. A la cámara de Ámsterdam le correspondían ocho
messieurs, cuatro a la de Middelburg, uno a cada una de las restantes, y por último
un director correspondía de forma rotativa a cada una, con excepción de
Ámsterdam. Eran cargos vitalicios y, en un primer momento, los accionistas
temieron que los utilizaran para su enriquecimiento personal por lo que a partir
de 162 3 se limitó la duración del cargo a tres años, con posibilidad de reelección,
y se les asignó un salario. Sólo a fines del siglo XVIII la Compañía confió la marcha
de los negocios a un director asalariado. Los Diecisiete no sólo tomaban de~isiones
comerciales, sino también en cuestiones referidas a la política y economía nacional
ya que, en la práctica, la VOC actuaba como un "lobby". La dirección de la
Compañía fue enormemente innovadora ya que intentaron un equilibrio entre
fines económicos y no económicos: consiguieron una compañía que no era ni una
simple asociación comercial ni una agencia estatal.
Su capital fundacional fue enorme (6.459 .840 florines) pero se aportó con
facilidad gracias a los grandes beneficios que habían obtenido las precompañías.
Ámsterdam pagó 3.679.915, Middelburg 1.300.405, Enkhuizen 540.000,
Delft 469.400, Hoorn 266.868 y Rotterdam 173.000. Cada una de ellas emitió
acciones hasta llegar al tope de su cuota. Este capital fue proporcionado por 1.143
accionistas con aportaciones medias entre diez mil y ochenta mil florines. Las
acciones fueron suscritas por un público muy amplio (mercaderes enriquecidos,
funcionarios municipales, altos oficiales, incluso por gente relativamente modesta)
aunque predominó la alta burguesía. No estaba prohibido invertir en las acciones
de una ciudad distinta a la tuya por lo que la mayoría de ellos eran los ricos
habitantes de Ámsterdam. En consecuencia, el dominio de Ámsterdam fue
extendiéndose por otras cámaras, de manera que a finales del siglo XVII la ciudad
controlaba más del 50% del capital de la VOC. Un número muy significativo de
accionistas, alrededor de trescientos, eran refugiados de los Países Bajos del sur, los
llamados "belgas". Precisamente el mayor accionista, Isaac le M aire, que poseía
acciones por valor de ochenta y tres mil florines, era un judío "belga".
Desde su creación, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales presentó
importantes diferencias organizativas en relación con las de las precompañías que
se fusionaron para su creación. Aunque se destacan sus semejazas con las
asociaciones de la época, presentó un sistema organizativo innovador, por lo que
muchos la consideran el origen de las sociedades anónimas modernas.
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Se debe destacar su enorme complicación y la fusión que realizó de fórmulas
nuevas con otras ya conocidas. Su sistema de recaudar el capital, mediante las
aportaciones conjuntas de una serie de particulares, no era ninguna novedad pues
ya había sido utilizado por la Compañía Inglesa de la Indias Orientales fundada
en 1600. Sin embargo, las compañías y consorcios anteriores lo habían utilizado
para empresas de corta duración, generalmente un viaje de ida y vuelta. U na vez
que éste finalizaba, los socios recuperaban sus aportacio11es y los posibles
beneficios. Además, en ellas la participación de terceros sólo era posible a través
de los comerciantes miembros de la empresa. La "V erenidge Oostindische
Compagnie" representará importantes innovaciones: la presencia de un capital
anónimo permanente, los comerciantes se constituyeron en un grupo gestor
vinculado a las autoridades políticas, la existencia de una serie de anónimos
propietarios de acciones negociables que carecían de poder de decisión. Un
cambio muy significativo se dio en cuanto a los objetivos a conseguir ya que
aunque el objetivo principal seguía siendo la obtención de beneficios, más
importante que el reparto de beneficios sería la preservación y el incremento del
capital por lo que a menudo, al estar inmovilizado el capital, se recurrió a
préstamos para distribuir dividendos sin tocar el capital de la Compañía.
Además, la Compañía reinvertía sus beneficios en nuevas iniciativas comerciales
o en acciones militares de apoyo pues no dudaron en utilizar la violencia para
proteger y promover las actividades económicas ya que con ella aparecía un nuevo
tipo de institución en la que, en principio, el uso de la violencia estaba
subordinado a la consecución racional del beneficio.
Sus socios se comprometieron a participar en todos los negocios de la
Compañía y a tener inmovilizados el capital durante diez años, al cabo de los
cuales se preveía que podrían retirarlos. Cuando en 1612 se dispusieron a liquidar
las acciones, los directores se dieron cuenta que deberían recurrir a activos no
líquidos (mercancías, barcos, almacenes ... ) que tenían repartidos por todo el
mundo y comprendieron que la retirada del capital era una grave dificultad para
que el negocio siguiera funcionando por lo que decidieron no liquidar las acciones.
Esto ocasionó numerosas quejas por parte de los accionistas y los directivos
pensaron, apoyados por las autoridades, que puesto que las acciones eran al
portador y negociables, los socios podían recuperar su capital vendiéndolas en la
Bolsa. Con ello los accionistas que lo desearan podían recuperar su dinero, y
obtener benéficos ya que las acciones se cotizaban al alza, sin que la compañía se
descapitalizara. Al poder conservar su capital permanentemente, la Compañía
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adquiría una gran estabilidad y eficacia. A partir de entonces la VOC se convirtió
en una sociedad anónima por acciones totalmente moderna, considerándose la
primera gran compañía accionarial europea, con una serie de características que
la hacían única en su tiempo. Su capital no tenía ya vencimiento y se convirtió en
objeto estable de transacciones en la Bolsa de Ámsterdam, donde, en la época de
esplendor de la Compañía, sus acciones se cotizaban al 200% de su valor.
Esta forma de actuar representaba una mentalidad financiera y empresarial
totalmente nueva puesto que a sus funciones estrictamente mercantiles unía las
de una potencia soberana. Controlaba los precios con el objetivo no de obtener
mayores beneficios, sino para evitar que la demanda fluctuara y con este sistema
conseguía unos precios que aportaban lo suficiente para que la empresa fuera
rentable, pero también lo suficientemente moderados para no atraer a la
competencia. Finalmente, organizó en Asia una importante red de información
económica, controlada desde Batavia, que, aunque con indudables fallos, era
única en su actividad y alcance.
Aunque no fue una organización perfecta y debido a su gran crecimiento y a
su larga existencia se cometieron errores, no es posible pensar, como se ha dicho,
que su estructura y organización fuera en parte la causante de su fracaso doscientos
años después, cuando las circunstancias y los tiempos eran diferentes.
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competidores portugueses, ingleses, indonesios y chinos. Este ejército les sirvió
para controlar inmensos territorios pues era dueña de gran parte de las Molucas,
de Java, Formosa (1624), Ceilán, establecer factorías en las costas Indostaní
(Coromandel, Bengala, Gujarat, Malabar, Cochín) y llegar a China (Macao,
Cantón), siendo los únicos europeos asentados en Japón. Finalmente con la
conquista de Malacca (1641) y Makassar (1667), la VOC controló el acceso y
la producción de las Islas de las Especias.
Para resumir el complicado mapa de factorías y colonias, diremos que la
Compañía controló tres grandes zonas: a) Indonesia y Malasia, sobre las que
conservó el control y el monopolio hasta el siglo XVIII b) Las costas del océano
Índico: Fundarán numerosas factorías y colonias en Ceilán y en el conti"nente
indio, pero de esta zona se vio muy pronto desplazada por los ingleses e) Asia
amarilla: Indochina, China y Japón. En todas, su evolución fue compleja.
A estas zonas se añadirían posesiones, de carácter marginal, en África. Para
contar con una escala segura que les permitiera el avituallamiento de productos
frescos, la Compañía autorizó en 1652 aJan van Riebeeck a tomar la ciudad del
Cabo. La VOC, propietaria de todas las tierras, ofreció arriendos con buenas
condiciones, lo que atrajo a un gran número de colonos holandeses. Su desarrollo
fue rápido y en pocos años producía gran cantidad de alimentos, siendo el único
territorio donde los holandeses se asentaran de una forma duradera.
El dominio territorial aseguró su monopolio del comercio de especias y produjo
el efecto de impulsar a la piratería a los propietarios de barcos indígenas. Además,
dado el carácter violento que en ocasiones tuvieron sus conquistas, durante todo
el siglo XVII los holandeses no podían arriesgarse lejos de sus ciudades y factorías
sin temer pot los ataques de bandidos y secuestradores.
A pesar de lo que pueda parecernos, el número total de colonias y factorías fue
relativamente escaso, alrededor de cuarenta. La VOC, convencida de que la
decadencia portuguesa se había debido a la pérdida de capitales y energía que
había supuesto la conquista territorial, adquirió posesiones territoriales lenta-
mente y con desagrado. No quería cometer el mismo error que los portugueses,
obligados a transportar a la zona numerosos efectivos militares y navales para
defender sus territorios, y la política oficial de sus directores era la de centrarse en la
actividad comercial y evitar por todos los medios entrometerse y enredarse en la
política de la zona. Las conquistas militares sólo serían justificables si resultaban
rentables, el establecimiento militar sólo tenía sentido si el comercio que se protegía
era tan voluminoso que sus beneficios excedían los costes de la protección militar.
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En 1619, con el apoyo de los sultanes de Djambi y de Palembang, Jan
Pieterszoon Coen funda la ciudad de Batavia (actual Yakarta), en la isla de Java,
sobre un asentamiento indígena anterior. A partir de ese momento se convertirá
en la capital de los intereses holandeses en las Indias Orientales. En ella se
centralizó la administración de toda el área, se organizó una nutrida burocracia,
se afincó un ejército de 10.000 a 12.000 hombres, tuvo una dotación de 40 a 60
barcos, en su puerto se reunía la flota de ida y vuelta y se convirtió en el centro
comercial de esta región.
En Batavia vivía el gobernador general, la máxima autoridad de la VOC en
la región. El gobernador era ayudado por un consejo (Hoge Regering) para
controlar todas las actividades y a todos los representantes de la Compañía. Desde
las colonias y factorías, los funcionarios de la VOC debían remitir hacia la capital
toda la información comercial que poseían (producción, precios, demanda,
calendario de fletes, relaciones con los indígenas ... etc.) y desde aquí se reexpedía
hacia Holanda. El gobernador general, con una magnífica visión global del
mercado debido a la información que se le remitía, les respondía dándoles
información y las instrucciones que recibía de los Heeren XVII. En definitiva,
puesto que las comunicaciones con la metrópoli tardaban entre dieciocho y
veinticuatro meses, en Batavia se implantó un sistema organizativo independien-
te y muy novedoso que se encargaba de llevar la contabilidad de la sección oriental
de la Compañía. Puesto que todo el comercio que partía hacia Europa tenía que
pasar por allí, unificaba la información, la analizaba y o bien la mandaba a
Holanda o bien se tomaban allí mismo las decisiones precisas porque se habían
previsto de antemano todas las situaciones imaginables y las decisiones que se
debían adoptar en cada caso. N o era infrecuente que los gobernadores generales
desobedecieran las indicaciones de los Diecisiete, especialmente en lo que se
refería a cuestiones de utilización de la violencia. A partir de mediados del siglo
XVII, los directores dependieron casi totalmente de sus representantes en
ultramar y Batavia actuaba según su criterio y ofrecía a la dirección una política
de hechos consumados.
Durante el siglo XVII el gobierno holandés careció de una política colonial
que, en consecuencia, recayó en la VOC que se encargaría de la organización
administrativa de sus posesiones. N o obstante, cuando, para garantizar su
actividad comercial, la Compañía fue controlando cada vez más territorios, se
mostró muy remisa a hacerse cargo de todo aquello que no fuera estrictamente de
competencia comercial, por lo que, con excepción del territorio que rodeaba
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Batavia, delegó el gobierno de sus territorios a unos representantes (gobernadores
o regentes) que tenían una gran libertad de acción. Estos regentes o gobernadores
locales eran teóricamente holandeses empleados de la Compañía, pero, según
Parry, en ocasiones eran "señores feudales" nativos utilizados por la Compañía
a cambio de su protección. Obedecían las órdenes recibidas desde Holanda,
aunque, normalmente, las únicas órdenes que la VOC les daba se referían a las
mercancías para comercializar, siendo autónomos en todo lo demás. Apenas se les
fiscalizaba y hasta el siglo XVIII no se comenzaron a revisar judicialmente sus
actuaciones, lo que dio lugar a numerosas arbitrariedades y fomentó el enrique-
cimiento personal en detrimento de los intereses de la Compañía. Sin embargo,
los beneficios eran tan importantes que estos comportamientos individtiales
corruptos apenas si le afectaban y frecuentemente actuaron como verdaderos
tiranos, siempre apoyados por la Compañía.
Los reyezuelos locales que gobernaban en los territorios más alejados, teórica-
mente conservaron su independencia hasta finales del siglo XVII, aunque en
realidad gobernaban bajo la soberanía y protección de la Compañía. En sus
cortes existían una serie de funcionarios holandeses cuyo decano (residente) ejer-
cía la jurisdicción civil y criminal, aplicando la ley holandesa no sólo sobre los
empleados de la VOC sino también sobre todos los europeos que allí residieran.
A estos reyezuelos menores, se les imponían contratos de monopolio o trato pre-
ferencial, que incluían cláusulas sobre edificación de fuertes y guarniciones. Como
recompensa se les proporcionaba riqueza y símbolos de estatus y VOC se conver-
tía en garante de su poder. Esta relación fue cambiando a lo largo del siglo XVII
y fue adquiriendo un carácter más paternalista hasta el punto de que llamaban
al gobernador general "protector", "padre" o "abuelo". Sólo las factorías, puer-
tos y pequeñas pero importantes zonas de Amboina y las islas Banda, que pro-
ducían especias muy apreciadas, eran administradas directamente por la VOC.
El primer gobernador general de las Indias Holandesas es nombrado en 1611.
Destacará la figura de Jan Pieterszoon Coen, gobernador general en 1619/23 y
en 1627/29. El fundador de Batavia no dudó en utilizar la fuerza para hacerse
con el control de puntos estratégicos por todas las Indias y convirtió la red de
factorías en una cadena de fuertes, poniendo las bases para un imperio colonial
sólido y estable. Es legendaria la represión brutal que llevó a cabo sobre los
habitantes del archipiélago de Banda por no respetar los tratados firmados.
La expansión de la Compañía se paralizó durante el mandato de sus dos
inmediatos sucesores, que se limitaron a consolidar lo adquirido y hacer expedi-
81
ciones de rutina. Su relanzamiento lo haría el gobernador Van Diemen (1636-
1645), que sería quien arrebatara Malaca a los portugueses en 1641 e iniciaría
la conquista de Ceilán.
Los gobernadores más sobresalientes implantaron en Asia una política de
fuerza, agresión y autoritarismo que los Diecisiete toleraron porque acabó
produciendo enormes beneficios y porque la sociedad holandesa juzgaba las
actuaciones de los gobernadores generales en función de sus resultados económi-
cos: si se conseguían rendimientos altos, las críticas desaparecían. Esta política de
agresión no sólo se practicaría con los nativos, sino que también fue un recurso
utilizado frente a los países competidores, principalmente portugueses e ingleses.
Fue una política de corte feudal pues a través de sus funcionarios n~ sólo
controlaba la producción, sino que también exigía a los indígenas prestaciones
laborales. Para imponer este sistema, los holandeses contaron con el apoyo militar
de los soberanos locales.
Teniendo en cuenta que cualquier colonialismo o imperialismo por regla
general es de naturaleza intrínsecamente discriminadora "como resultado de la
imposición por los europeos de un tipo nuevo de sociedad, que ellos consideraban
superior, sobre las estructuras sociales indígenas, a las que hacen sentir su
situación de inferioridad" 8 , en las zonas ocupadas por los holandeses, al igual que
en las ocupadas por otros europeos, se formó una sociedad dual, en la que el grupo
reducido de funcionarios (civiles y militares) y de colonos se impuso como clase
dirigente, reclutando a los indígenas como trabajadores auxiliares. Se produciría
una importante discriminación de derechos, imponiéndose los valores de la
metrópoli sobre los de las culturas indígenas sometidas.
Finalmente, los nuevos vínculos comerciales acabaron por afectar directamen-
te a la vida de un elevado porcentaje de la población asiática: miles de tejedores,
hiladores o agricultores anónimos trabajaban según la demanda de los nuevos
mercados europeos de exportación, lo que cambió su tradicional forma de trabajo
y de vida.
8
MARTÍNEZ CARRERAS,]. U.: op. cit. pág. 23.
82
4.2. 3. Actividad Comercial
A) Comercio Euroasiático
83
francesa y, sobre todo, la inglesa, por lo que apenas si lograron doblarse entre
1641 y 1760, aunque siempre mantendrían beneficios muy elevados.
A lo largo de todo el siglo XVII, la mayor parte del comercio euroasiático de
la VOC se concentraba en un número limitado de productos: pimienta, especias,
textiles de algodón y seda, té y café. Los cuatro primeros representaban algo más
del 75% de todos los productos y tan sólo la pimienta suponía el 50% de las
mercancías. Debido a ello, la producción de pimienta, y en general de todas las
especias, fue muy controlada, ajustándose todos los años a las necesidades
comerciales y no dudando en recurrir a las destrucciones masivas para impedir
que hubiera excedentes. Esta política comercial trajo como consecuencia qye se
arruinaran algunas zonas como las Molucas y ciertas regiones de las islas Célebes
y que se dejaran de producir alimentos básicos en la dieta indígena, como el arroz,
por lo que parte de la población estaba en un estado crónico de semihambre.
A partir de la segunda mitad del siglo XVII, la rivalidad con otras compañías
europeas similares con~ u jo a una saturación del mercado europeo de la pimienta,
al ·consecuente derrumbe de los precios y a una disminución apreciable de su
porcentaje. Los holandeses, aprovechándose de que en Europa comenzaban a
apreciarse otros productos asiáticos, paliaron los efectos de esta situación
mediante una diversificación del tráfico. Comenzaron a importar principalmente
el algodón de la India (pasando de 240.000 piezas en 1600 a 881.000 en 1700)
y sedas de Bengala, Persia y China. A principios del siglo XVIII inician la
distribución de café, té, lacas y porcelanas.
En un primer momento los productos se pagaban fundamentalmente con
plata pero cuando empezaron a obtener ventajas de su participación en el tráfico
intra-asiático pudieron liberarse parcialmente de la dependencia de los metales
preciosos y pagar con otros productos. Existe muy poca información sobre los
compradores de estas mercancías. Sólo sabemos que llegaban a Ámsterdam y
allí eran compradas por minoristas y mayoristas.
Sus sistemas de ventas fueron muy variados. En algunas ocasiones, sobre todo
con las especias, los directores de la Compañía fijaban los precios de venta; en
otras, se vendían mediante subastas, que fueron poco frecuentes al principio para
irse desarrollando posteriormente, y, finalmente, en otras ocasiones la venta se
realizaba mediante un contrato en el cual la Compañía imponía la prohibición
de vender las mercancías durante cierto tiempo, para que no cayeran sus precios.
La importancia relativa que tenían las diferentes mercancías se desprende del
estudio de los porcentajes en el volumen total de compra y venta de la V OC. De
84
este análisis se pueden deducir ciertas tendencias a largo plazo y una serie de
conclusiones generales. A saber: a) las compras en Asia y las ventas en Europa que
realizó la Compañía siempre fueron al alza, b) en contra de su voluminosa
importación de Asia, los holandeses exportaban a ese continente pocos productos
ya que sus mercados prácticamente se autoabastecían, e) en la segunda mitad del
siglo XVII se producirá un cambio muy importante en su estructura comercial.
Hasta aproximadamente 1650 predominaba el comercio de la pimienta, sin
embargo en 1700 el principal producto comercializado son los textiles que se
estancan o incluso retroceden a partir del siglo XVIII debido al auge del comercio
del té y el café, d) las especias proporcionaron beneficios a lo largo de ·todo el
periodo, aunque la pimienta, que algunos no consideraban especia, tuvo pérdidas
en algunas ocasiones.
B) Comercio lnterasiático
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qmen diseñaría la política comercial de la Compañía. Fue el pnmero en
comprender que el comercio euroasiático era una verdadera minucia comparado
con el comercio interasiático y que para conseguir mandar a Europa pimienta y
especias con altos márgenes de beneficio no sólo era necesario controlar el comercio
euroasiático, sino que también era fundamental controlar los costes en origen y
para ello se necesitaba eliminar a todos sus rivales (portugueses, asiáticos e
ingleses). Su plan comercial para Asia consistía en obtener la mayor parte de los
metales preciosos, necesarios para pagar los productos, en el propio mercado
asiático (China y Japón, sobre todo en este último que aportaba una plata muy
barata) a través de múltiples reexportaciones. U na vez conseguidos, comprar con
ellos los productos orientales que se mandaban a Europa. Esto les permitió
equilibrar su balanza sin recurrir a pagos en metales preciosos. "Hasta 1668, la
plata japonesa permitió a los holandeses prescindir en parte de las piastras
españolas y les concedió una ventaja real sobre sus competidores ingleses" 9
Para conseguirlo] an Pieterszoon Coen utilizó frecuentemente la fuerza. Con
la ayuda de mercenarios indígenas, sus tropas pusieron las bases para que sus
sucesores terminaran definitivamente expulsando a los portugueses de Malaca
(1641) y de Ceilán (16 58) y la colonia de mercaderes ingleses de Amboina fue
acusada de conspiración y mandada ejecutar en 1623 pese a las protestas
diplomáticas del gobierno inglés. Sus conquistas solían terminar matando a los
habitantes o convirtiéndolos en esclavos, repartiendo sus tierras entre los emplea-
dos de la Compañía, o a individuos que ésta designaba y que se comprometían
a vender los productos a la Compañía al precio que ella fijara. Mandaba destruir
toda la producción que excediera las necesidades de la Compañía y obligaba a los
vencidos a abandonar la producción de cultivos de especias para que sólo pudieran
conseguirse en las islas de la Compañía.
Según sus planes, la Compañía debía organizar su red interasiática en forma
de abanico, con su vértice en Batavia, que sería el mercado central de todo el
comercio interasiático y el depósito de todas las mercancías orientales que se
destinaban a Europa. Este plan tenía inconvenientes y ventajas. El inconveniente
más importante era que, con unos intereses comerciales tan amplios como los de
la VOC, el forzar todo el comercio a través de Batavia implicaba un transporte
marítimo innecesario. Su mayor ventaja era que un monopolio era más fácil de
9
LEON, P. (1978): Historia Económico y Social del Mundo, Vol. 2: "El crecimiento indeciso. 1580-
1730". Madrid, Encuentro, pág. 233.
86
proteger. Para ejercer este monopolio, la Compañía debía cerrar los mares
orientales a los barcos europeos y esto sólo podía realizarse si se contaba con una
poderosa flota armada, una amplia red de fortines y mayores capitales.
La "Verenidge Oostindische Compagnie" clasificó su actividad comercial en
Asia en tres categorías diferentes: monopolio, derechos preferenciales y libre
comercio. El monopolio se ejercía en aquellas zonas en las que tenía control
territorial, bien por conquista o bien por tratados de cesión (en algunas de las
Molucas, en los asentamientos fortificados de Batavia, Malacca, Pulicat y
Zelandia (Formosa), en Macassar y la costa de Ceilán). De todas estas regiones,
los Diecisiete sólo consideraron imprescindible el monopolio sobre las Mol~cas,
para lo que incluso recorrieron a la fuerza. Sin embargo, Frédéric Mauro señala
que la VOC no tuvo nunca un monopolio comercial absoluto como lo indica el
hecho de que desde el siglo XVII, en el mercado de Ámsterdam, sus productos
competían con artículos llegados de Asia y América por otras vías. Opina que,
incluso en sus momentos de mayor esplendor, sólo podría hablarse de monopolio
efectivo sobre una serie de productos como el clavo, la nuez moscada de las
Molucas y la canela de Ceilán. Donde no podían ejercer el monopolio mediante
el dominio territorial, intentaba obtener de los gobernantes nativos derechos
preferenciales de comercio. Este tipo de comercio se ejerció en Ternate, Amboina
o Japón. N o obstante, y a pesar de la dura competencia, sería el libre comercio la
práctica comercial más utilizada.
Hasta su desaparición en 1795, la VOC fue la única gran compañía europea
en el comercio interasiático, así como la única que lo consideró parte fundamen-
tal de su estrategia.
C) Beneficios
Aunque los costes de la organización comercial fueron muy altos, el éxito del
enorme imperio comercial que logró levantar se demuestra por los beneficios netos
obtenidos durante la mayor parte de su existencia.
El coste de la materia prima, debido a la política de control de precios en origen
que practicó y a su estrategia de financiación "in situ" y de intercambios, fue
menos significativo que los enormes gastos que generaba el equipamiento de las
flotas que marchaban a Asia. El cargamento, formado principalmente por
metales preciosos y víveres, suponía el43% de los costes; el barco el23%; los
sueldos de la tripulación el27% y gastos diversos, el7 % . "Un barco que marchara
87
a] ava costaba más caro que su contenido. Para que la Compañía recuperase esos
gastos era preciso obtener grandes beneficios" 10
El cálculo de beneficios debía resultar! es difícil pues la Compañía llevaba una
contabilidad poco fiable y anticuada. A pesar de que Simón Stevin había
introducido en el país la contabilidad por partida doble tal como la habían
estructurado los italianos entre los siglos XIII y XVI, la Compañía no utilizó el
nuevo sistema contable por lo que los Diecisiete fueron duramente criticados ya
que pudiéndose realizar una contabilidad por partida doble, no se hacía.
Se llevaban dos contabilidades, en Ámsterdam y en Batavia, ya que realmente
eran dos negocios diferentes porque cada uno debía organizarse y proveerse por
sí mismo. Es probable que llevaran un libro diario y uno mayor, pero en ellos no
figuraban ni la cuenta de capital ni la de pérdidas y ganancias. Como consecuen-
cia, en Ámsterdam se calculaba anualmente el beneficio comparando los gastos
de los barcos enviados y el producto de la venta de los que regresaban ese mismo
año, aunque no fueran los mismos barcos. Era una forma muy primitiva de hacer
balance pues no tenía en cuenta las inmovilizaciones ni otras formas de capital fijo.
A pesar de sus deficiencias, los balances generales anuales, que no se publicaban
porque se consideraban secreto de estado, reflejan que las pérdidas y ganancias se
repartían equitativamente entre las distintas cámaras. Desde el punto de vista
contable, no se establecían los beneficios hasta que no se comprobaban todos los
libros.
Los estudios actuales permiten afirmar que los beneficios fueron muy elevados
pues al actuar como compañía cuasi-monopolista regulaba la producción para
sostener los precios. "Se ha calculado que a lo largo de sus doscientos años repartió
un beneficio medio del 18% anual, aunque en diez ocasiones repartió un
dividendo del 40%" 11 • Los beneficios netos sólo del comercio interasiático
pudieron alcanzar entre 1640 y 1688los treinta millones de florines . Aproxima-
damente durante esos mismos años, el Heereti XVII repartió unos dividendos de
67 millones de florines . Por ello, dice Pierre Leon, "los holandeses no tenían
ninguna gana de compartir su Asia".
Además de los beneficios comerciales, la VOC tenía otros ingresos o rentas.
10
MAURO, F. (1975): La Expansión Europea (1600-18 70), Barcelona, Labor, pág. 35 .
u SEGURA, S.: op. cit. ,pág. 161.
88
Entre ellos destacaban los tributos en especie ya que una de las obligaciones más
importantes de los nativos era suministrar, libre de gastos, cantidades fijas de
especias y otros productos orientales. Por otra parte, los beneficios aumentaban
si no se compraban los productos sino que se obligaba a los soberanos indígenas
a entregarlos como tributos. Teóricamente existía una diferencia entre tributos y
"entregas obligatorias" pero terminaron confundiéndose entre sí y ambos se con-
virtieron en la principal fuente de ingresos de algunos gobernadores. Sólo los
europeos pagaban tributos directos en dinero, los indígenas estaban sometidos a
trabajos forzosos, especialmente en las obras portuarias. Finalmente, el control
político de los territorios también se convirtió en una fuente de beneficios pues
evitaba a la Compañía fuertes desembolsos en concepto de pagos a los sobera-
nos indígenas.
A pesar de que su carta fundacional preveía que a partir de un 5% inicial de
beneficios, éstos debían distribuirse, los Estados Generales permitieron no repartir
dividendos en los primeros tiempos pese a que desde 1630 las ganancias rara vez
bajaron de un 12,5%. Las reiteradas quejas de los accionistas fueron acalladas con
el reparto en 1634 de dividendos en metálico. Desde entonces los beneficios
recibidos oscilaron entre un 15% y un 50%, alcanzando el 40% durante seis
ejercicios sucesivos (1715 y 1720). Durante la mayor parte del siglo XVII sus
buenos resultados económicos estimularon su imitación por compañías inglesas
y francesas. En el siglo XVIII los repartos de dividendos prosiguieron a pesar de
sus beneficios decrecientes, por lo que se tuvo que recurrir a préstamos.
89
era sólo aparente, por lo que es posible decir que la "Verenidge Oostindische
Compagnie" y los Estados Generales terminaron compartiendo los intereses y
siendo una misma cosa. Este fenómeno se puso claramente en evidencia en julio
de 1612 cuando los Estados Generales apoyaron a los Diecisiete, en contra de la
reclamación de la mayoría de los accionistas, y decidieron que la distribución de
dividendos prevista en la carta fundacional de la Compañía no tendría lugar; o
en 1623 cuando los directores se negaron a hacer públicas las cuentas alegando
que se trataba de un asunto de estado. Recíprocamente, la VOC solía ponerse de
parte de los Estados Generales siempre que éstos lo necesitaban (atacaba los
intereses y posesiones de los enemigos de la República, le prestaba dinero y barcos
cuando las necesidades político-militares lo requerían ... etc.).
La animosidad que despertó un país tan pequeño como el holandés, con tan
sólo 2.000.000 de habitantes, se debió a su gran poderío mercantil. Se ganó
poderosos enemigos que, a la larga, le resultaron nefastos. Francia e Inglaterra que
les habían apoyado en su guerra de independencia contra España, empezaron a
enfrentársele cuando su poder comenzó a fortalecerse . Los ingleses intentarían
arruinar a la marina mercante holandesa con el "Acta de Navegación" y Colbert
con una política arancelaria que afectaba sobre todo allibrecomercio holandés.
No debemos olvidar que los holandeses no eran los únicos europeos en el
comercio con el lejano oriente. Su estrategia fue siempre presentarse ante los
indígenas como los libertadores del dominio portugués, pero, una vez que éstos
fueron eliminados del escenario asiático, los ingleses se convirtieron en el
competidor a abatir. En un primer momento, aceptaron la competencia inglesa
en oriente y comerciaron juntos en una relativa amistad, pero los holandeses, con
una flota cinco veces mayor a la inglesa y un capital muy superior, terminaron por
afirmar su dominio en los puntos clave. Después de que la tregua de Amberes
( 1609) pusiera fina la guerra con España y de que a la muerte de Isabel I la política
inglesa respecto a los españoles fuera más conciliadora, la rivalidad comercial que
había existido se convirtió en una verdadera lucha por el monopolio ya que los
holandeses comenzaron a reclamar el derecho exclusivo en la posesión de las
Malucas.
Nadie duda de que, en gran medida, la supremacía comercial holandesa
declinó como consecuencia de los efectos de las guerras navales que mantuvo con
90
Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVII por motivos claramente económi-
cos. Estos enfrentamientos paralizaron el crecimiento de las Provincias U ni das y
marcaron el definitivo ascenso inglés a potencia marítima de primer orden. La
guerra de 1672, que vino acompañada de una invasión francesa, resultó
especialmente negativa ya que a partir de ese momento la burguesía mercantil
holandesa buscó inversiones más seguras que las empresas comerciales.
Aunque en el último tramo del siglo estuvieran teóricamente unidas bajo el
gobierno de Guillermo de Orange y de María Estuardo, en la práctica no se
produjo ningún acercamiento entre los dos países que continuaron manteniendo
enfrentamientos por el control del comercio marítimo, lo que no impediría auna.r
esfuerzos para hacer frente al creciente expansionismo francés.
Atacada por ingleses y franceses, la talasocracia holandesa entraba en declive.
La hora de Inglaterra había sonado.
4.2.6. El ocaso
Hacia mediados del siglo XVII era la compañía más rica de la historia
(contaba con 150 buques comerciales, 50.000 empleados, un ejército de 10.000
hombres y 40 barcos de guerra) y se había convertido en un Estado dentro del
Estado, convirtiéndose en su época de mayor esplendor en el intermediario más
importante de la economía mundial. Sus negocios alcanzaron el punto máximo
a finales del siglo XVII y durante las dos primeras décadas del XVIII, pues a partir
de 1730, y dependiendo de las zonas, inicia un moderado declive que se irá
haciendo cada vez mayor a medida que el siglo avance.
Las causas de su decadencia fueron muchas y variadas (la gran dimensión de
la Compañía, los ataques de las potencias rivales, su propia estructura
organizativa, el cambio de la orientación comercial.. .etc.) y a ellas contribuiría
de forma importante la corrupción de sus funcionarios que comerciaban por su
cuenta, exigían a los indígenas impuestos más altos que los establecidos por ley,
practicaban la usura con el dinero de la Compañía, toleraban las prácticas de
extorsión de los chinos sobre los indígenas llegando incluso a apoderarse del
dinero y las cosechas de los nativos ... etc.
Tras décadas de decadencia comercial frente a sus competidoras de otros países
europeos, fue disuelta en 1795 y sus posesiones y deudas pasaron a ser asumidas
por el gobierno en 1798.
91
4.2.7. Conclusión
92
español comience a mostrar los primeros síntomas de crisis para que las facilidades
para establecer intercambios se incrementen. Surge entonces la W est Indische
Compagnie o WIC (Compañía Holandesa de las Indias Occidentales), réplica en
el comercio americano de la VOC.
Esta compañía se había venido gestando desde hacia tiempo pero no será
fundada hasta 1621, una vez finalizada la tregua firmada con España. Se
constituye por iniciativa de los refugiados calvinistas que había llegado . a las
Provincias Unidas procedentes de las regiones del sur, que habían quedado en
manos españolas.
La República de las Provincias U ni das le otorgó el3 de junio de ese mismo año
el estatuto de compañía y le concedió el monopolio comercial con las Indias
occidentales (es decir, el Caribe), zonas del África occidental (el área entre el
Trópico de Cáncer y el Cabo de Buena Esperanza) y la jurisdicción sobre el
comercio de esclavos que se realizara entre África, Brasil, el Caribe y Norteamérica.
Inmediatamente se convirtió en el instrumento de la colonización holandesa en
América. El objetivo fundamental de la concesión fue eliminar la competencia de
España y Portugal y la que existía entre los puestos establecidos por los
comerciantes holandeses.
Más pequeña y menos poderosa económicamente, la WIC se organizó de
manera similar a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, aunque no se
le permitía emprender acciones militares sin la aprobación del gobierno holandés.
La Compañía era un consorcio que tenía como finalidad específica el lucro para
el enriquecimiento de los accionistas. También estaba dividida en cámaras, con
sedes en Ámsterdam, Rótterdam. Middelburg, Hoorn y Groningen, de las que
Ámsterdam y Middelburg eran las que más contribuían. Su capital inicial fue de
alrededor de siete millones de florines , del que los Estados Generales aportaron
una séptima parte, Ámsterdam cuatro novenas partes, Zelanda dos novenas y las
otras cámaras el resto. La junta directiva tenía 19 miembros, conocidos como los
Heeren XIX (los Diecinueve Señores) y su organización fue más liberal que la
VOC pues los accionistas, a través de sus inspectores, controlaban la actuación de
los directores.
A pesar de ser el principal instrumento de colonización en occidente, la
Compañía tenía otros objetivos, entre los que destacaría el ser un importante
93
instrumento en la lucha contra España y sus intereses comerciales en el Atlántico,
interviniendo en el tráfico sevillano-atlántico de la plata. En un primer momento
esa fue su principal actividad ya que entre 1621 y 1630 su éxito fue relativo a pesar
de que sería cuando se establecieron la mayoría de sus factorías y colonias
comerciales. Entonces obtenía sus ingresos sobre todo del contrabando y de la
guerra corsaria en la América española pues organizó la piratería por la costa
atlántica, realizando centenares de apresamientos. En 1628 el almirante Piet
He in, al mando de treinta buques, capturaba frente a las costas de Cuba al convoy
anual que transportaba plata de las colonias españolas hacia Europa. El botín, de
once millones de florines, superó con creces su capital fundacional. Toda la
expedición cayó en manos holandesas y la economía española recibió un golpe del
que nunca pudo recobrarse. Los corsarios holandeses realizaban sus operaciones
de piratería y contrabando con sus famosos "fluyt", conocidos por los españoles
como "filibotes", de donde se derivaría el término filibustero. Su piratería originó
fuertes pérdidas a los intereses españoles y portugueses en América.
94
enormemente productivas pues mientras que duró su dominio extrajeron valio-
sos cargamentos de pescado, azúcar, café, cacao, algodón, añil, tabaco, maderas,
drogas, pieles ... etc. No obstante, a sus accionistas la expansión territorial les
pareció demasiado costosa e incierta, reprochando a los directores de la Compa-
ñía haberse inmiscuido demasiado en cuestiones religiosas y apoyar a calvinistas
intransigentes.
Si bien a largo plazo la unión entre intereses políticos y colonizadores no fueron
compatibles, en los primeros años el apoyo político proporcionó a la WIC los
capitales necesarios para crear un considerable imperio de tal forma que hacia
mediados del siglo XVII tenía en el continente americano tres grupos de col<?nias:
en N orteamérica (colonias fundamentalmente agrícolas, aunque también comer-
ciaban con pieles); asentamientos en ambas orillas del Atlántico ( básicamente
comerciales y de contrabando) y posesiones africanas (dedicadas sobre todo al
comercio de esclavos).
El gobierno holandés les autorizó a administrar sus colonias americanas como
si fueran simples posesiones territoriales por lo que hasta 1791 estuvieron bajo el
control de la West Indische Compagnie, no del Estado. En consecuencia, cada
colonia americana pertenecía a una cámara (Cura~ao a la de Ámsterdam, San
Eustaquio a la de Middelburg . . . etc.) y tenía una administración propia. Esta
forma peculiar de administración se debió a que, en principio, los holandeses
consideraban que los únicos objetivos de las colonizaciones eran comerciales o
bélicos, sin prestar ninguna atención a la repoblación. Por este motivo, la" carta"
de otorgamiento de la Compañía, como había sucedido con la VOC, no preveía
ningún derecho constitucional para los posibles colonos. La colonización que se
produjo fue "espontánea", no programada por la WIC, y a pesar de que en
algunas el número de colonos era tan escaso que resultaba impensable implantar
en ellas instituciones de ningún tipo, a imitación del gobierno holandés,
establecieron una política liberal que permitió a sus habitantes participar en sus
gobiernos.
A continuación pasaremos a esbozar muy brevemente la situación en los
principales territorios colonizados.
A) Brasil
95
la Compañía decide enviar una flota de 56 barcos para invadir Brasil. La flota
llega a la costa de Pernambuco, quema Olinda y decide construir una nueva
capital, Recife, más hacia el sur, en un terreno pantanoso pero con un buen
puerto natural. A continuación toman las regiones de San Luis y de Paramaribo
y fundan colonias. Hacia finales de esa misma década habían conseguido
dominar la costa entre Bahía y el Amazonas y se habían apoderado de todo el
noroeste del Brasil, que estaría bajo dominio holandés hasta que en 1654 fueran
definitivamente expulsados, renunciando a sus derechos sobre todo el territorio,
excepto sobre Surinan.
La WIC designará al conde Jean Maurice de Nassau gobernador general de
la zona, con la misión de organizarla. Intentaría que portugueses y hol¡ ndeses
trabajaran unidos en el desarrollo de la nueva colonia, que se especializó en la
producción de azúcar y tabaco, sobre todo de azúcar. Sería el primero en traer
esclavos desde las factorías africanas de Elmina, Acera, Angola y Santo Tomé,
puesto que las plantaciones requerían una mano de obra abundante.
N assau desempeñó su cargo con eficiencia, promovió el desarrollo agrícola de
la región, estableció libertad religiosa y se convirtió en un gran protector de
artistas y científicos que comenzaron a estudiar la flora y fauna del Brasil. Inten-
tó controlar todo el comercio de esta zona, pero no estaba dispuesto a hacerse
cargo de los gastos de mantenimiento de las guarniciones para conservar el terri-
torio ni de la administración del mismo, por lo que en 1654 una ofensiva con-
junta de ingleses y portugueses termina con el dominio holandés. Holanda se
contentó con obtener para sus súbditos la libertad de comercio en las aguas y
puertos brasileños. Esto permitió que la Compañía, después de 1674, se especia-
lizase en el comercio de esclavos procedentes del golfo de Guinea.
B) Nueva Holanda
96
comercial pues controlaba el río Hudson, la vía principal del comercio peletero.
La colonización de Nueva Holanda, fue poco extensa debido a la fuerte
rivalidad con Inglaterra y a la dificultad para atraer colonos pues los holandeses
no deseaban abandonar su próspero país. Este es el motivo por lo que los primeros
colonos fueron mayoritariamente refugiados religiosos: hugonotes franceses que
huían de las persecuciones en su país, cuáqueros y judíos. Como consecuencia, a
mediados del siglo XVII, Nueva Holanda tenía alrededor de diez mil habitantes
y su capital, Nueva Ámsterdam, no pasaba de trescientos. Además de Nueva
Ámsterdam, el área de Nueva Holanda incluía las zonas de Connecticut,
Delaware y New Jersey. En este inmenso territorio, la Compañía levantaría tan
sólo dos fuertes comerciales: Nueva Ámsterdam y Ford Orange, a 240 kilómetros
subiendo por el río Hudson, en la actual Albany.
Aunque su desarrollo era muy rudimentario, el puerto abierto de Nueva
Ámsterdam, junto con sus colonias en el Caribe, permitieron que los comerciantes
holandeses se hicieran con una parte del comercio español, francés y, sobre todo,
del inglés pues a pesar de que las leyes inglesas prohibían que los barcos holandeses
entraran en los puertos de sus colonias, los barcos holandeses eran bien recibidos
por los colonos ingleses. Finalmente, en 1664 el coronel británico Nicholls
conquistaría la colonia para Inglaterra. El rey Carlos II regaló la colonia a su
hermano Jaime, duque de York, por lo que Nueva Ámsterdam pasó a llamarse
Nueva York.
C)Antillas
97
especialmente al cultivo del azúcar y el tabaco. Para extender la producción de
azúcar, crearán un gran número de plantaciones en Barbados, Martinica y
Guadalupe. Las plantaciones americanas se extendieron rápidamente y las
economías coloniales crecieron con espectacularidad a costa de la esclavitud.
D)África
98
africanos donde se comerciaba con esclavos (la mayoría destinados a las
plantaciones de las Antillas y Surinam), oro y marfil.
La WIC contribuyó decisivamente a implantar en América un modelo de
economía colonial distinta de la española, que se había basado en los metales
preciosos. Iniciaron una explotación agrícola asentada en la producción de azúcar
y tabaco en grandes plantaciones. Para rentabilizar esta forma de producción
necesitaron de una mano de obra abundante y barata, que hallaron en los esclavos
negros africanos cuyo tráfico había estado hasta entonces controlado por Portugal.
Para extraer mayores beneficios a su economía colonial, también diseñaron,
como ya habían hecho en el comercio europeo y en el asiático, un circuito
comercial -triangular. Los barcos partían de Holanda y se dirigían hacia la costa
atlántica del África negra, donde obtenían esclavos a cambio de telas, armas,
pólvora y licores. Con los esclavos y manufacturas holandesas llegaban a sus
colonias americanas, donde se ubicaban las plantaciones de azúcar. Azúcar y
tabaco, junto a otras mercancías, eran luego transportadas a Holanda donde se
refinaban y se reexportaban a otros países, fundamentalmente europeos.
99
ciales fueron destruidos o capturados por potencias europeas rivales.
David Fieldhouse cree que las causas de su decadencia fueron, principalmente,
una mala gestión interna, la muerte de su principal aliado político, el estatúder
Guillermo II, y la hostilidad del gobierno republicano que le sustituyó en el poder,
la imposibilidad de los colonos de defender unas extensiones tan vastas y la abierta
rivalidad de otros países europeos, especialmente Inglaterra. Aunque "la Compa-
ñía perdió sus posesiones, sobre todo, porque la mayoría de las Provincias Unidas
preferían el contrabando con las colonias extranjeras a la posesión de dominios en
ultramar" 12 • Cuando finalmente pierde el apoyo estatal, no puede hacer frente a
la defensa de sus dominios, las deudas se fueron acumulando y finalmente, en
1674 se produce la bancarrota y su disolución. Sus colonias pasaron al Estado,
quien, en lugar de asumir directamente su administración, las adjudicó a otra
compañía concesionaria. Aparece una nueva Compañía de las Indias Occidenta-
les compuesta por cámaras con gran autonomía, con funcionarios de escasa
relevancia y dirigida por un "Consejo de Diez" que eran elegidos conjuntamente
por las cámaras y los representantes de los accionistas hasta que, a partir de 1750,
fueron elegidos por el estatúder que era, además, su director general.
La nueva compañía abandonó la piratería y se concentró principalmente en el
comercio de esclavos entre África y las posesiones conservadas en Surinam y las
Antillas. Como consecuencia, a comienzos del siglo XVIII sólo conservaban las
bases comerciales de San Eustaquio, Cura<:;ao y parte de San Martín y la Guayana
y Elmina como base de aprovisionamiento de esclavos.
Sus beneficios fueron escasos y en retroceso. Comenzaron con unos beneficios
de alrededor de 2, 5%, pasaron al 1% entre 17 00-172 2 y a partir de entonces
no se volvieron a pagar dividendos hasta que en 1791 quebró y se disolvió. Se
demostraba con ello que era muy difícil para una compañía concesionaria obtener
beneficios cuando debía encargarse de la administración y defensa de sus colonias.
Los factores negativos que incidieron en sus escasos rendimientos fueron muy
numerosos: inversiones limitadas, restricciones para la creación de nuevas plan-
taciones privadas, precios artificialmente altos para los esclavos y otras importa-
ciones, aranceles sobre el comercio ... etc. Con excepción de San Eustaquio y
Cura<:;ao, ninguna colonia prosperó hasta finales del siglo XVIII, cuando ya
habían pasado a manos inglesas.
12
FIELDHOUSE, D. K. (1987): "Los imperios coloniales desde el siglo XVIII". En Historia Univer-
sal Siglo XXI" Vol. n° 29, Madrid, Siglo XXI, pág. 38.
100
4.4. DECADENCIA DEL DOMINIO COMERCIAL HOLANDÉS
5. CONCLUSIÓN
Existe una polémica importante entre aquellos que creen que el imperialismo
comercial implica explotación y los que opinan que, al menos a largo plazo, las
101
zonas colonizadas se beneficiaron también de esta situación. Lo que resulta
evidente es que las consecuencias son difíciles de determinar ya que este fenómeno
ha demostrado su ambivalencia a lo largo de toda la historia: destruyó culturas
y formas de pensar tradicionales y las sustituyó por las costumbres y la mentalidad
europea, pero también sirvió para comenzar a integrarlas en el circuito económico
internacional. La valoración del colonialismo y del imperialismo ha ido cambian-
do a lo largo de la historia, hay quienes consideran que es beneficioso, mientras
que otros lo estiman pernicioso. Las valoraciones morales y las normas internacio-
nales actuales considerarían que estas actuaciones serían incompatibles con el
derecho a la soberanía internacional y a la autodeterminación, pero en .etapas
anteriores, incluso en el cercano siglo XIX, las naciones que ejercían el liderazgo
estaban firmemente convencidas de que tenían la responsabilidad de gobernar a
los "pueblos atrasados" y hacerles partícipes de los progresos de la civilización
occidental.
Para intentar ser lo más objetivo posible, habría que analizar el fenómeno
tanto desde la perspectiva de los colonizadores como de los colonizados. Las
metrópolis se ven enormemente beneficiadas (adquisición de territorios-hecho no
especialmente significativo en el caso holandés-, control de materias primas,
expansión comercial y, en definitiva, un incremento de los beneficios económicos),
pero a cambio facilitan ayuda económica, proporcionan infraestructuras admi-
nistrativas, se ven implicadas en conflictos internos y externos .. .etc. Los efectos
negativos para los pueblos colonizados es incuestionable (se interrumpió el estilo
de vida tradicional, se destruyeron valores culturales y pueblos enteros fueron
sometidos e inclu~ exterminados ... etc.), reconocer las ventajas obtenidas quizás
resulte más difícil.
La República de los Siete Países Bajos Unidos es quizás el ejemplo más claro
de un imperio comercial en el siglo XVII. Como nación independiente del poderío
hispano, constituyó una sociedad racional y creativa, cuya supervivencia
económica dependió de su capacidad de construir y desplegar una gran flota
mercantil. Los holandeses manejaron su imperio comercial con gran eficiencia
ya que su financiación fue más fluida que la inglesa, sus métodos financieros
más modernos y sus barcos mejores .
. Se han propuesto múltiples explicaciones para entender su extraordinario
desarrollo. Durante mucho tiempo algunos historiadores afirmaron que su
crecimiento económico era una consecuencia de la mentalidad capitalista inhe-
rente a la ética protestante. Otros opinaron que ese progreso se debió a la ausencia
102
de las trabas institucionales y jurídicas existentes en otros países 13 , que permitie-
ron una mayor libertad de desarrollo a las actividades económicas, plegándose
constantemente la política nacional a los intereses de los empresarios mercantiles.
En la actualidad, se piensa que contó con factores favorables: una ventajosa
situación estratégica (entre el mar del Norte, el Báltico y el Atlántico), importan-
tes recursos naturales (la energía eólica de sus molinos de viento o la abundancia
de turba, que produce calor a costes inferiores que la madera) y, sobre todo, los
factores tecnológicos, que fueron realmente determinantes ya que Holanda
disponía de la tecnología más avanzada del momento. La tecnología naval más
importante de la época, financiación muy fluida, los métodos financier9s más
modernos, instituciones capaces de movilizar constantemente la riqueza nacional,
la agricultura más moderna y productiva del continente, unas manufacturas,
especialmente las textiles, organizadas ya como protoindustrias ... etc. Estas son las
ventajas competitivas que le permitieron rebajar los costes de producción, el
verdadero pilar de su expansión.
No puede darse una explicación unívoca a su desarrollo, sino que las causas
son múltiples y todas importantes: tecnología, forma de gobierno, mentalidad
religiosa ... Todas ellas unidas posibilitaron su esplendor, no sólo económico sino
también cultural, durante el siglo XVII. Su capacidad para mantener el
crecimiento durante un periodo de tiempo tan largo, pues es indudable que
hasta el inicio de la revolución industrial su papel económico fue destacado, es
sorprendente. Sus competidores, a pesar de superar en parte su atraso tecnológico
y adecuar sus instituciones jurídicas, políticas y económicas a los nuevos retos
económicos, no lograron desbancarla por completo.
De lo expuesto a lo largo de todo el trabajo se extrae la idea de que si bien el
comercio colonial fue un apartado muy importante en el conjunto de la economía
holandesa, no es el único ni el esencial. Holanda contó con una eminente industria
y sus manufacturas se vendían en un gran número de países, sus pesquerías y
salazones proveyeron de estos productos a gran parte del mercado europeo y,
finalmente, dominaban gran parte del comercio marítimo del centro y norte de
Europa, actividad de la que obtenían sus máximos rendimientos. En este contexto
económico, los holandeses cometieron la torpeza de considerar su imperio colonial
13
GUENZI, A.: "El capitalismo moderno se impuso en una nación que tenía un cuadro normativo e
institucional que remitía a un concepto de "libertad" medieval, hecho de particularismo y centrado en
el predominio de la autonorniade la ciudad respecto al poder centrar·: op. cit., pág. 108:
103
como una actividad primordialmente comercial en vez de una cuestión de política
nacional.
Confió la administración ultramarina a sus dos Compañías de Indias, que
no dejaban de ser sociedades particulares por muy vinculadas que estuvieran a
las oligarquías gobernantes . Por este motivo, grupos coloniales de presión des-
empeñaron un papel importante en el gobierno holandés que, en numerosas
ocasiones, apoyaría determinados asuntos coloniales no por interés nacional,
sino porque beneficiaban a ciertos gobernantes. No podemos olvidar que la riva-
lidad política quedó claramente plasmada en sus dos compañías pues mientras
que el partido Oldenbarneveldt (republicano) y la alta burguesía, espec!almente
de la ciudad de Ámsterdam, apostaron por la VOC; la nobleza, el pueblo y los
orangistas, lo hicieron por la WIC. Como consecuencia, los intereses y proble-
mas coloniales tuvieron un fuerte reflejo en la vida política y económico-social de
la metrópoli.
El dejar en manos de ambas Compañías la administración de los territorios
de ultramar es, para algunos expertos, una de las principales causas de su ruina
ya que la administración de los territorios fue en muchas ocasiones injusta y
corrupta. Si a ello se añade el gran perjuicio que causaron a sus negocios la
rivalidad con otras compañías extranjeras, las guerras exteriores, las luchas in-
testinas, la competencia tanto de la política mercantil de Colbert como el Acta
de navegación de Cromwell y la emancipación de América del Norte, compren-
deremos mejor por qué con el fin de la Edad Moderna declinó también el esplen-
dor holandés .
Las políticas coloniales que llevaron a cabo el Estado y las Compañías
estuvieron inspiradas en las teorías mercantilistas del periodo y fueron transfor-
mándose con el tiempo. El colonialismo holandés se distinguirá del español o el
inglés en que se interesaría sobre todo en la creación de bases comerciales,
preferentemente puertos, a través de las cuales controlaba la economía de las
regiones vecinas. Su interés en conquistas militares y en el control de territorios fue
siempre muy secundario y nunca determinado por afán de expansionismo
territorial sino como refuerzo a su actividad mercantil. Aplicaron estrategias
distintas en Asia y en América. En Asia su estrategia fue evolucionando pues, en
un primer momento, se centró en la actividad comercial, pasaron luego a la
ocupación militar y finalmente a la administración directa o indirecta de los
territorios ocupados para así poderlos explotar mejor. En América se plantearon
sobre todo hacer el mayor daño posible a españoles y portugueses desviando hacia
104
Ámsterdam los metales preciosos, los productos coloniales y de ejercer el control
sobre el abastecimiento de esclavos africanos.
En cuanto la importancia del papel desempeñado por estas Compañías, nadie
pone en duda que es fundamental dentro de la historia del comercio colonial y de
la historia económica en general. Tanto la VOC como la WIC fueron una de las
mayores empresas privadas de su época, de tal forma que algunos las han
considerado las primeras multinacionales conocida. Su carácter permanente y su
estructura empresarial y financiera abierta, en la que teóricamente todos los
holandeses podían ser accionistas, las convirtieron en un tipo de organización
mercantil totalmente nueva. Funcionaban como una asociación de capitales,.por
medio de acciones que se negociaban y se cotizaban en Bolsa. Sus accionistas no
estaban obligados a saber nada del negocio, que quedaba totalmente en manos
de los administradores que ellos llamaban "Heeren" (directivos) y hoy llamaría-
mos "ejecutivos". En ellas, como en las sociedades actuales, capital y producción
estaban totalmente separados. Son, por tanto, el origen de la futura sociedad
anónima.
La VOC desarrolló el comercio euroasiático hasta niveles muy superiores a
los que habían conseguido los portugueses en el siglo XVI y abrió camino a
nuevos hábitos de consumo y de inversión entre los europeos . Su enorme flota
mercante, protegida por un impresionante aparato militar, y su actuación cuasi-
monopolista, junto con el control que ejerció sobre los precios de muchas
mercancías orientales, le permitieron acumular y distribuir grandes beneficios y
fortalecer la posición de Holanda en el concierto internacional. Como consecuencia,
siguiendo su modelo se organizaron múltiples compañías europeas.
La WI C, aunque de menor magnitud que la compañía oriental, sería también
muy superior a cualquier unidad económica privada hasta entonces conocida. En
ella los objetivos puramente comerciales y de obtención de beneficio, sin apenas
ninguna pretensión de expansión y conquista territorial, son mucho más evidente
que en el caso de la V OC. Debe señalarse su importante papel en la organización
de la trata de negros, de la cual, sus accionistas, saldrán enormemente beneficiados.
Pese a su importancia y a la expansión económica que proporcionaron, las
colonias y el comercio de ultramar nunca tuvieron para las Provincias Unidas la
misma trascendencia que el comercio europeo. En el siglo XVII, barcos y merca-
deres holandeses monopolizaban el comercio de numerosos metales y minerales,
cereales, madera y armas y navegaban por todos los mares que rodean el conti-
nente: en las costas bálticas, el mar del Norte, los puertos franceses, el Mediterrá-
105
neo, el norte de África ...etc. De entre todos, el comercio báltico era el que apor-
taba los mejores beneficios, superando en volumen y beneficios al comercio colo-
nial. Ámsterdam sería el centro financiero del mundo. Su banca y bolsa negocia-
ban un volumen enorme de empréstitos y letras de cambio, prestaban dinero,
especulaban con los productos orientales, compraban y vendían cualquier valor
mobiliario ... etc.
Su enorme esplendor económico fascinaba a sus vecinos europeos, pero tam-
bién provocó grandes envidias y una permanente hostilidad que desembocarían
en numerosos enfrentamientos y en la pérdida de su primacía a manos de los
ingleses.
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